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beneficio. Esto requiere un diseño institucional en que los dos niveles de gobierno
estén bien coordinados con reglas claras, y que no intervenga el oportunismo de
algunas de las partes en provecho propio e incumplan sus obligaciones, y además que
no se utilice el mecanismo de la intervención federal como represalia sin que estén
dadas las circunstancias legales para la misma. La rivalidad intergubernamental en el
federalismo es inevitable y, las transgresiones son una parte normal de cualquier
práctica federal, sin embargo un buen diseño institucional que tenga en cuenta esta
tendencia, puede tratar de reducirla. Los factores que inciden en un conflicto político
entre las partes integrantes de la federación son las deficiencias en la asignación de
autoridad, en la producción y asignación de los bienes. Entre otras se puede mencionar
de parte de los gobiernos subnacionales que la distribución de la autoridad se utilice
para servir a intereses locales y no a los generales en beneficio de todas las partes que
integran, o no implementar localmente la política nacional, o no respetar la división
vertical del poder haciendo lo que le corresponde al poder central mientras que los
gobiernos nacionales pueden centralizar, invadir las jurisdicciones de los estados, o
descentralizar y que los gobiernos subnacionales tengan a su cargo funciones que este
tenía a su cargo, (Bednar), como por ejemplo el traspaso realizado durante el gobierno
de Menem de los servicios educativos y de salud.
Una forma de reducir el conflicto político es compensando institucionalmente las
asimetrías del poder regional, compensando a las regiones con pocos recursos
económicos y baja densidad demográfica dándoles mayor peso en el gobierno
nacional, por medio de la sobrerrepresentación en las cámaras de diputados, y la
representación igual en el senado, que estructura la forma en que se distribuye el
poder institucional entre los estados subnacionales y el nacional. Esta situación que se
da en Argentina, tiene como efecto que produce diferencias en la distribución del
gasto federal que beneficia a las poblaciones que viven en los territorios
sobrerrepresentados, con el rédito político para sus gobernantes en desmedro de las
regiones metropolitanas. Estos recursos federales pueden ser utilizados en la
formación de coaliciones electorales, ya que permite crear bolsones potenciales de
electores de bajo costo ya que el gobierno nacional puede crear coaliciones utilizando
transferencias discrecionales del tesoro nacional a las provincias que tienen
desequilibrio fiscal cuando quiera implementar sus preferencias debido a que la
inversión económica requerida por cada unidad de apoyo político de un territorio
sobrerrepresentado es mucho menor que la inversión requerida en un territorio
subrepresentado donde se requieren altos subsidios o compensaciones especiales.
Durante el gobierno de Menem se sanciono la Ley de Reforma del Estado que le
permitía implementar por decreto las políticas requeridas para la reforma. Estando en
contradicción con la ideología que tenía hasta entonces el partido justicialista y frente
al fuerte rechazo de los sectores peronistas metropolitanos, el gobierno nacional
incrementó los subsidios del gobierno federal a los gobiernos provinciales durante el
período de reformas a provincias que dependían de estos subsidios lo que les permitió
a los gobiernos subnacionales posponer el programa de reformas, conservando el
presidente su apoyo electoral que le permitió la reelección. (Gibson y Calvo).
Un efecto producido por esta transferencia de recursos del gobierno federal a las
provincias sobrerrepresentados contribuye a crear y sostener estructuras clientelares.
Gervasoni describe a estas provincias como regímenes subnacionales híbridos, donde
se pone en duda la calidad de la democracia que se combinan con rasgos que podrían
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ser considerados autoritarios, entre otros motivos porque los candidatos oficialistas
tienen más recursos para las campañas y esto le daría ventaja sobre los otros
candidatos, permitiendo que estén largos períodos al frente de sus gobernaciones. Los
denomina estados subnacionales rentísticos, ya que sus ingresos fiscales son escasos y
dependen de los fondos federales para afrontar sus gastos, siendo además las
provincias que tienen mayores porcentajes de empleados públicos como porcentaje de
la población local, con redes de poder clientelistas. Esta situación produce una
desigualdad entre los estados miembros de la federación porque la población en
lugar de sostener al estado con sus impuestos, además de estar sobrerrepresentadas,
dependen de las rentas de este, lo que Bednar podría llamar oportunismo, ya que
viven del producto que producen los otros miembros, y no hacen esfuerzos para
contribuir al producto del estado generando un mejor desarrollo económico.
Retomando la frase de Benton, el conflicto político en Argentina está estrechamente
relacionado con los recursos económicos y su distribución, haciendo hincapié en la
importancia de la estabilidad económica para reducir el conflicto con presidentes
poderosos e instituciones federales fuertes. Si los gobiernos provinciales cuentan con
recursos propios pueden hacer frente a las políticas nacionales con las que no están de
acuerdo, ya que en épocas de deterioro económico hay mayores probabilidades de
conflictos, por este motivo es conveniente que la política económica nacional se
oriente hacia las necesidades provinciales, especialmente las que cuentan con menos
recursos.
Esta situación está estrechamente relacionada con el diseño institucional, y la
importancia de los gobiernos provinciales sobre la política, los partidos y el gobierno
nacional, ya que las provincias tienen un amplio margen de maniobra en materia de
ingresos fiscales, políticas públicas locales y autonomía electoral, sumado a la
existencia de un sistema de partidos nacionalizados y disciplinados. Los políticos del
sistema que aspiran a cargos tanto municipales, provinciales como nacionales deben
tener el apoyo de estructuras partidarias provinciales que son los que arman las listas
de los candidatos y realizan las campañas, por lo tanto se da la situación de
presidentes fuertes cohabitando con gobernadores fuertes, de políticas centralizadas
junto con la atención de los intereses locales, y estructuras partidarias provinciales con
sus propios intereses coexistiendo con partidos nacionales disciplinados. Los políticos
locales por lo tanto, pueden protegerse de las tendencias políticas nacionales por esta
combinación del manejo de la política local, su peso en la determinación de los
resultados electorales y los recursos fiscales. Si faltan algunos de estos elementos
dependen de las políticas del gobierno nacional. El conflicto político entre las
instituciones federales por lo tanto es variable, se confrontan cuando hay un atraso en
el desarrollo económico e, inversamente en los periodos de crecimiento económico y
prosperidad, las relaciones entre esas las instituciones mejora. (Benton)
4. Un elemento que explica el margen de maniobra decisional del presidente es como
se distribuye constitucionalmente el poder entre el poder ejecutivo y el legislativo, y
las facultades asignadas al presidente para intervenir en la legislatura, por ejemplo si
solo puede rechazar cambios en las leyes o tiene iniciativa para promoverlas, o si tiene
poderes para promover decretos de naturaleza legislativa, y el alcance de los mismos.
En Argentina el presidente tiene variados recursos para imponer su agenda
presidencial, además de poder emitir decretos de necesidad y urgencia de carácter
legislativo, quedando a su criterio evaluar cuando se da esta situación, tiene además
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el poder de veto sobre las leyes, que necesita mayorías legislativas agravadas para
revertirlo. A esto se suma el poder de formar su gabinete a su criterio, por quienes
crea conveniente para llevar a cabo sus preferencias, sino también para equilibrar las
distintas facciones de su partido o pagar favores a extrapartidarios. Tiene la
administración de los recursos fiscales, las transferencias a las unidades subnacionales
de lo que les corresponde por la ley de Coparticipación Federal, y se le permite la
reasignación de partidas presupuestarias sin contar con la aprobación del Congreso,
sumado a esto, los aportes del tesoro nacional a las provincias, con un grado de
discrecionalidad que le permite maximizar el rédito político de las mismas. (Bonvecchi
Zelaznik)
Haciendo uso del cálculo racional, puede maximizar sus preferencias si actúa de
manera estratégica para imponer sus políticas, ya que la actividad política puede ser
concebida como una serie de dilemas de acción colectiva, donde el comportamiento
del presidente es conducido por un cálculo estratégico que tiene en cuenta las
expectativas sobre como otros actores, en este caso la legislatura puede llegar a
comportarse. (Hall y Taylor)
Siguiendo este análisis un presidente puede designar un gabinete de mayoría de
miembros de su partido o coalición o un gabinete de minoría incorporando
extrapartidarios. Teniendo en cuenta sus preferencias, los incentivos institucionales
con los que cuenta, y las consecuencias va a determinar su estrategia: si tiene mayoría
en la legislatura, puede imponer sus preferencias por medio de leyes, que perduran
más en el tiempo, y puede tener un gabinete compuesto sólo por ministros que sean
de su absoluta preferencia, si por el contrario, no cuenta con mayoría legislativa, y
supone que sus preferencias van a tener que ser impuestas por decreto, debería
contemplar la posibilidad de incorporar extrapartidarios a su gabinete, más aún en los
casos en que la Constitución impone mayores requisitos para que los decretos de
naturaleza legislativa queden firmes. (Amorin Neto)
La capacidad del presidente para conseguir la aprobación de un decreto depende de
dos tipos de reglas y el tipo de aprobación del decreto que va a determinar el cálculo
del presidente para imponer su preferencia: -si la legislatura puede introducir
enmiendas a la propuesta (regla abierta), o si su poder de revisión se limita a aceptar o
rechazar la propuesta como un todo (regla cerrada) o si es una regla de aprobación
explícita que significa que el decreto permanecerá como ley a futuro sólo si recibe el
voto afirmativo de la Asamblea Legislativa, o si es tácita, en este caso el decreto se da
por aprobado solo con el transcurrir del tiempo sin el rechazo de la legislatura. Estas
reglas determinan tanto la capacidad del presidente para cambiar o no el statu quo,
en este caso reduciendo su poder de maniobra. En este sentido el margen de maniobra
decisional según la Constitución es mayor para un presidente en Argentina que en
Brasil. (Negretto).
Otro tipo de estrategia para aumentar el margen de maniobra es que el presidente
tenga en cuenta a qué tipo de legislatura se enfrenta, para anticipar las reacciones que
tendrá a sus iniciativas, y poder determinar que recompensas ofrecer para imponer sus
preferencias y gobernar con la legislatura o si prefiere el costo de eludirla, ya que no
es la misma estrategia si se encuentra con una legislatura con una mayoría hostil, si es
negociadora o tiene una mayoría subordinada. Los factores que inciden en que tipo de
legislatura tiene son el porcentaje de legisladores que lo apoyan, y el porcentaje de los
mismos que tiene intereses parroquiales, es decir, que saben que su carrera política
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