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1
Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, 309.
2
Ibíd., 310.
3
El tema de la libertad se desarrolla en el otro ensayo, sobre Dios y la libertad
humana, allí se profundiza sobre dicho término.
4
RUSSELL, Bertrand. Por qué no soy cristiano, p.39.
humano sería un accidente cósmico, sin sentido y sin ningún valor más
allá que un producto la materia y el azar. De ser así, ¿cómo se
fundamentarían los valores morales?, ¿cómo se afirmaría que algo está
mal?, ¿qué regiría el bien o el mal? Pero, se comprende entonces, que
el ser humano tiene un valor por sí mismo, orientado por su voluntad
y su libertad; por ende en la ausencia de Dios, nuestro valor carecerá
de sentido, por lo que nuestros principios sociales son meras
construcciones que difieren incluso de persona a persona. Lo que es
bueno para uno, podría ser malo para otro y siendo así los conceptos
de bien y mal carecerían de objetividad, así como dijo el novelista ruso
Fyodor Dostoyevsky: “Si Dios no existe, todo es permitido”.
Es importante resaltar, que en el fondo, la mayoría o casi todos,
reconocen que a través de su experiencia moral, que el mal existe y es
todo aquello que no debe ser5, sin embargo, si hay algo que no debe
ser, entonces tendría que haber un estándar de lo que debe ser, es
decir, aunque parezca irónico, el mal solo puede existir si Dios existe,
siendo Él el ejemplo máximo del bien, el bien en sí mismo.
Finalmente, se puede decir que Dios ha hecho al hombre a su
imagen y semejanza, dotado de voluntad e inteligencia, es decir, el ser
humano ha sido creado con la capacidad del hacer el auténtico bien
moral, en semejanza a Dios, que es bueno. Sin embargo, la libertad de
hacer el bien también tiene su contraparte. Por tanto, el origen del mal
moral es el mal uso de la libertad humana. En esencia, Dios permite el
mal, aunque no lo desea, porque quiere una relación con nosotros.
Es importante recordar que Dios siempre extrae bienes de los
males y, por sobre todo, siempre hará brillar su justicia. El mismo
Catecismo de la Iglesia Católica afirma que “La fe en Dios Padre
Todopoderoso puede ser puesta a prueba por la experiencia del mal y
del sufrimiento”6. Es decir, Dios permite el mal, sí, pero su fin siempre
será un bien mayor.
5
Cfr. 1 Juan 3, 4.
6
Catecismo de la Iglesia Católica, 272.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS