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INTEGRANTES:
SOFIA MORENO
KARLA SINCHIGUANO
CARLA GALLEGOS
REBECA VERA
MATEO SUÀREZ
GABRIELA JIMENEZ
DOCENTE:
MGS. EFREN VITERI
2019-2020
Al hablar del paradigma socio construccionista es inevitable hablar de la propia
identidad, en como las personas se miran a sí mismas y como esto lleva a las distintas
formas de darle significado a las situaciones a su alrededor. La cultura y los rasgos que
esta trae varía dependiendo a la época lo cual sugiere que la manera en que las personas
miran el mundo no siempre será igual a través de la historia. Las personas se construyen
a partir de las relaciones interpersonales, no necesariamente entra la genética ni la propia
naturaleza del ser humano. La interacción social es lo primordial dejando de lado que el
sujeto y su propia mente es lo principal, es más bien como las ideas nacen y se comparten
al exterior lo que importa dentro del socio construccionismo. (Florez, 2013) Diferentes
autores han aportado a este paradigma, uno de los más importantes es Michel Foucault,
quien sin duda fue uno de los personajes influyentes en el sigo XX gracias a todos los
aportes que realizo. Además, la crítica de Judith Butler sobre del desdoblamiento y su
pensamiento al género, y como se construye en la sociedad por la aceptación propia de su
cuerpo lo que lleva a la distinción del sexo/género.
En la época de los sesenta estuvo involucrado con la política resultado de este constante
cuestionamiento. Hablaba de las injusticias que se daban por parte de los policías con el
abuso de poder, el servicio militar obligatorio, las condiciones de vida de inmigrantes y
muchas otras causas más lo movilizaban a entablar diálogos(Martin & Ovejero Bernal,
2005). También hace una reflexión sobre la represión de la sexualidad, a la que se refiere
como “la hipótesis represiva”, la cual afirma que al no poder hablar de esos secretos que
tienen las personas se forma una opresión que hace que el tema del sexo sea abordado.
Trata principalmente el tema del poder, rompiendo con las concepciones clásicas de este
término. Para él, el poder no puede ser localizado en una institución o en el Estado; por
lo tanto, la "toma de poder" planteada por el marxismo no sería posible. El sujeto está
atravesado por relaciones de poder, no puede ser considerado independientemente de
ellas. El poder, para Foucault, no sólo reprime, sino que también produce: produce efectos
de verdad, produce saber, en el sentido de conocimiento, Foucault define además el poder
como una relación social donde existe por un lado el ejercicio del poder propiamente tal
y la resistencia al poder por el otro. (Ibarra, 2009) (Narbona, 2019)
Foucault es conocido principalmente por sus estudios críticos de las instituciones sociales,
en especial la psiquiatría, la medicina, las ciencias humanas, el sistema de prisiones, así
como por su trabajo sobre la historia de la sexualidad humana. Foucault murió en París
debido a complicaciones de salud causadas por el SIDA. Fue la primera personalidad
destacada de Francia a la que se le diagnosticó esa enfermedad. En ese momento, aún se
sabía poco sobre la enfermedad y sus rivales filosóficos en ocasiones atacaron sus
actividades sexuales como una expresión de sus opiniones. (Ibarra, 2009) (Narbona,
2019)
En este caso Butler se apropia de esta crítica a modo de “acción ética” de desdoblamiento,
el sujeto que se dobla sobre sí mismo. Esta práctica de auto confección es tomada por
Butler a modo drag, que se ve en género en disputa, no como creación de un sujeto
opuesto al poder, sino como estrategia de subversión que demuestra la contingencia de la
norma. La norma agota todos los campos semánticos en los que le podríamos dar uso,
dándose a sí misma un valor de naturaleza evidente y de esta forma entra a formar parte
de lo conocido como “sentido común”. De tal forma, lo “natural” se auto justifica como
norma y viceversa, obteniendo la especialización de sus principios como una autoridad
propia. A la hora de querer eliminar una norma debemos atacar a aquello que “legitima”
su naturalización. Y para ello debemos iniciar un estudio del devenir histórico de la
norma, es decir debemos tomar una visión de construccionista. La norma rige lo
ininteligible y lo que es comprensible, como tal, el género es una de las formas en las que
la norma produce a los sujetos sujetados a ella, y los divide simbólicamente en un
esquema binario, masculino y femenino. Ambas categorías simbólicas, son la primera
coacción cultural impuesta sobre la vida. En contra partida, para Levy Strauss lo cultural
es lo invariable y universal, es decir naturaliza la definición de cultura buscando una
suerte de interculturalidad a cambio de eliminar la historicidad.
Es desde el género en disputa (Butler, 2001) y en adelante que Butler empezó a rechazar
la dialéctica, siendo el análisis que realiza Foucault lo que permite entender que la
oposición dialéctica no se resuelven en términos sintéticos, sino que tienden “a escindirse
en una multiplicidad de términos que ponen de manifiesto que la dialéctica es una
herramienta metodológica limitada para los historiadores. (Butler, Judith, 2012)Una de
las críticas al construccionismo consiste en darle cierto idealismo lingüístico, la
perspectiva de Judith Butler sobre la performatividad (al que podemos entender
inicialmente como “el poder que tiene el discurso para producir aquello que nombra” por
lo tanto “una esfera en la que el poder actúa como discurso” para entender las
construcciones sociales relativas al género y al sexo -a la materialidad del cuerpo sexuado
(Butler, 2002) permite tener otro enfoque, revolucionando temas como la identidad,
analizando cómo por medio del aprendizaje social, y por medio de un sistema de
recompensas y penalizaciones, cada uno de nosotros aprende a presentarse a sí mismo
con referencia a los modelos de género establecidos como hombre o mujer.
Por consiguiente, nace otra conceptualización del deseo, el placer y el cuerpo, estos fuera
del contexto de la dialéctica, tratando Foucault de alejarse de la dialéctica basada en
oposiciones binarias, planteando que no hay una ley jurídica que reprima el deseo,
concordando Butler con esta idea en que la “ley” produce culturalmente el deseo mediante
prácticas discursivas, así lo manifiesta: “son los discursos cargados de poder los que
producen el deseo en virtud de sus prácticas regulatorias” (Butler, 2002)
El género es un efecto, esto no significa que este sea ilusario o incluso artificial, siendo
estos términos dentro de una relación binaria que se opone a lo "real", se construye en
formas socio-historicamente heterogéneas, al cruzarse con modalidades raciales, étnicas
en distintos tiempos, entiendo así al género como una construcción social en la forma de
un discurso cultural, es la "naturaleza sexuada" del cuerpo formada también por medio
del discurso del género.
Butler encontró una oportunidad en esta coyuntura de la política cultural (época que
algunos denominarían postfeminista) para pensar, desde una perspectiva feminista, sobre
la necesidad de construir un sistema igualitario. Dentro de la práctica política feminista,
parece importante restablecer de manera radical las construcciones ontológicas de la
identidad para plantear una política que pueda renovar el feminismo sobre otras bases.
Por otra parte, tal vez sea el momento de formular una crítica tan imponente que libere a
la teoría feminista de la obligación de construir una base única o constante,
permanentemente criticada por las posturas de identidad ya preestablecidas.” ¿Acaso las
prácticas excluyentes, que fundan la teoría feminista en una noción de «mujeres» como
sujeto, debilitan paradójicamente los objetivos feministas de ampliar sus exigencias de
«representación »?”. (Butler, Judith, 2012)