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Estas disputas se expresan en las llamadas zonas "fisicas", las estructuras de las
redes y los sistemas de información protegida para evitar la filtración de flujos,
pero también en la concepción metafórica del ciberespacio como territorio donde
múltiples actores disputan poder, sobre todo los Estados. Allí se plantean
estrategias, se implementan recursos y se lanzan pretensiones estatales de
soberanía, generalmente ilegales. Adicionalmente los ejercicios criminales
desarrollan una territorialidad veloz, virtual y despersonalizada. Si en las guerras
se asesina con un joystick, en el crimen se alardea con la tecnología. Este análisis
de seguridad debe realizarse desde la geopolítica, no desde la infraestructura y el
software.
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Ignacio Ramonet dice que el nuevo sistema-mundo se caracteriza por una
multiplicidad de rupturas estratégicas, cuyo significado es difícil de elaborar.
Internet es el vector de los cambios y muchas crisis recientes se vinculan con las
nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TICs), con la
desmaterialización, la digitalización generalizada y la explosión de las redes
sociales. La brecha entre la abundancia de información y la escasez de accesos
más la conjunción de diseminación de tecnología y abundancia de reclamos,
dinamiza la formación de nuevos agrupamientos sociales instantáneos (fiestas y
protestas) y reproduce la radicalización de los procesos de criminalización.
Internet es un factor geopolítico, mucho más que una simple tecnología, como
demostró el rol de Wikileaks, Facebook, Twitter y demás redes sociales en la
aceleración de la conectividad y en la permeabilidad de la solidez soberana de los
Estados. Google, Apple, Microsoft, Amazon y Facebook se anudaron con el
aparato del Estado en Washington, puestas al servicio de la política exterior de
Estados Unidos y estableciendo jerarquías de centros y periferias geopolíticas en
el ciberespacio, cimentando la mayor capacidad de espionaje de masas jamás
vista. Esta alianza creó un "imperio de la vigilancia" que busca poner a Internet
bajo escucha y etiquetar la privacidad como problema de seguridad nacional.
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Además de ser una violación a la soberanía, fortaleciendo la incumbencia de la
geopolítica de la seguridad, el ciberespionaje viola el espacio íntimo de las
personas y criminaliza el derecho a la información. En ambos casos el espacio
virtual posee indicadores de estatalidad que pueden determinarse para el área de
la ciberdefensa. Lo mismo sucede en la cibercriminalidad. La invasión de la
privacidad, el abuso de información, el acoso a la intimidad personal o el robo
informático son generalmente estrategias organizacionales. No son asuntos de
índole informática o de resolución técnica, son problemáticas estratégicas,
territoriales, geopolíticas. Allí también hay indicadores de estatalidad que deben
determinarse y medirse.
Las fuerzas de seguridad de otros países, conducidas por otros Estados, pueden
violar la soberanía territorial del ciberespacio, al combatir la pedofilia por ejemplo.
Aunque la tecnología puede vulnerar la seguridad, tiene dificultades en construir
una territorialidad alterna, con lo cual es relativamente fácil de ser rebatida si se
tiene conciencia sobre qué tipo de problemática se trata. La habilidad de un país
para llevar adelante su defensa y su seguridad, en términos de combatir al crimen
organizado en la red, dependerá en cierta medida de su desarrollo tecnológico, su
infraestructura, su tecnología, su industria y su modelo de gestión de la tecnología.
Pero sobre todo dependerá de su capacidad de elaborar política soberana en
términos de geopolítica de seguridad que incluya al ciberespacio. Si el binomio
delito/delincuente adquiere carácter prioritario, se cede la soberanía del
ciberespacio en favor de la resolución criminalística del caso. Si en cambio se
concibe al espacio virtual como territorio y se entiende que la política soberana
incluye las 5 dimensiones territoriales, se evita el sobredimensionamiento del
espacio virtual y se ejerce soberanía territorial conjunta, dando importancia
geoestratégica unificada a todos los elementos. Es lo que llamamos en su
conjunto territorialidad.
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de seguridad nacional, de seguridad privada y de seguridad ciudadana se solapan
y conjugan.