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Veinte Años de Poesía Argentina

Por Francisco Urondo

REVISTA "POESIA BUENOS AIRES"

Raúl Gustavo Aguirre y Jorge Enrique Mobili, inician en 1950 la publicación


"Poesía Buenos Aires" que sería la revista argentina dedicada exclusivamente
a este género, de mayor permanencia: 12 años; tendrá también otros méritos.
En su artículo-manifiesto "El Poeta" ya Raúl Gustavo Aguirre muestra su
preocupación por la actividad creadora. En ese mismo número inaugural Mobili
afirma: "ya no describiremos la visión en su cocina ni en su trastienda secular
de vigilia o de impotencia, ya no pintamos la anécdota, la fraguamos; le
inventamos privilegios a la acción humana recapacitando los vínculos frente a
la angustia sideral; el hombre vive asociado y no pierde su universo, ni la salud
de su voluntad de siempre".(1) Estas ampulosas notas, dan testimonio de una
preocupación, pero también recuerdan que aquellos poetas eran muy jóvenes
entonces y que sus reflexiones adolecen de una inevitable inmadurez, y de
cierta tendencia a idealizar la actividad poética y a su protagonista. Los trabajos
de Bayley no acusan esas debilidades que las composiciones de Aguirre irían
soslayando. Los poemas de Mario Trejo también se sitúan, ya en esa etapa
inicial, en un ángulo más consistente: ahora bien junto a mí se enciende la
comodidad de tus hombros y relucen los rieles oscuros de los besos y el frío te
enaltece y el calor de convida.(2) A partir del numero 3, el nombre de Jorge
Enrique Mobili desaparece de la dirección de la revista. En los números 4, 5, 6 -
1951, 1952, Aguirre comparte la dirección con Wolf Roitman; a partir del
número 7 está a su exclusivo cargo aunque vuelve a compartirla con Nicolás
Espiro desde el número 11-12 (3). En el número 16-17 desaparece a su vez el
nombre de Espiro y comienzan a colaborar Rodolfo Alonso y Ramiro de
Casasbellas. Los números 21-22-23 son codirigidos por Edgar Bayley (quien,
desde un primer momento va dejando los rastros de su presencia en esta
revista. Es fundamental reconocer en Aguirre que su voluntad y su amor por
este oficio, le han permitido afrontar ese silencioso y poco gratificante trabajo
que es mantener una revista con las características de "Poesía Buenos Aires",
especialmente en aquellos años que corrían, impropicios para estas empresas.
En el número 6 la revista pierde esa suerte de "eruptiva" vanguardista que la
aquejaba y va adquiriendo otra consistencia: "El arte es nacional por añadidura,
porque lo es en tanto auténtico, salido de una situación vivida en determinado
lugar del tiempo y del espacio cuyo sentido se ha sabido penetrar. Sea el
creador fiel a las sugestiones de su mundo, intente, oiga el mensaje de los
vientos, cualquiera sea su procedencia. Todo lo que ocurre en una ciudad,
pertenece a esa ciudad. Quien sepa también hacer suya esa pertenencia, darle
un sentido, un orden, transformarla en una nueva verdad, habrá logrado
trascender asimilándola a una situación que es a la vez limitada e
infinita."(4) La revista publica poemas de Paul Eluard, Tristan Tzara, Dylan
Thomas. Vicente Huidobro, Pablo Neruda, César Vallejo. También, y en
números posteriores a Hans Arp, Laurie Lee, E. E. Cummings, Erancis Ponge,
Murilo Méndez, Pierre Reverdy, Hart Crane, Carlos Drumond de Andrade,
René Menard, Cesare Pavese, Fernando de Pessoa, Antonin Artaud, André
Bretón, Arthur Rimbaud, Herber Read, Wilhem Worringer, James Joyce, Henri
Michaux, Giuseppe Ungaretti, Walace Stevens, Boris Pasternak, Sidney Keyes,
Emily Dickinson, Egito Gonçalvez, Pierre Jean Jouve, Milton da Lima Sousa,
entre otros. Además los poetas argentinos de las últimas promociones, y sus
en alguna medida, predecesores: Macedonio Fernández, Ricardo Guiraldes,
Baldomero Fernández Moreno, Oliverio Girondo, Juan L Ortiz. Además se
producen algunas omisiones: Raúl González Tuñón, Nicolás Olivari. En 1952,
Poesía Buenos Aires, publica; su "Antología de una poesía nueva", la casi
totalidad de los poetas incluidos son una suerte de "pilotos de prueba" del
invencionismo: Juan Carlos Araoz de Lamadrid -luego Juan Carlos Lamadrid,
también Simón Contreras -, Edgar Bayley, Mario Trejo, Omar Rubén Aracama,
Raúl Gustavo Aguirre, Jorge Enrique Mobili, Nicolás Espiro, Walf Roitman; el
libro tiene una nota final donde se anuncia una nueva edición de esta antología
-que nunca llegaría a aparecer- en la que serían incluidos Carmelo Arden Quin,
Juan Jacobo Bajarlía, Aldo Pellegrini y Natalio Hocsman. En los números 13-14
de la revista-primavera 1953, verano 1954 , se publica una selección de la
nueva promoción poética argentina; en ella figuran poetas "del espíritu nuevo",
"madi" y "surrealistas". Aclara Aguirre en este número que "sin duda esta
muestra no es definitiva y ha de exigir una reconsideración; no obstante
creemos que ella es suficiente para demostrar la existencia de un fenómeno de
transición cultural del que son testimonio estos poetas". La antología suscita
reacciones violentas, especialmente en los surrealistas. Aldo Pellegrini acusa a
Aguirre de adoptar "una posición puramente literaria y antivital", duda-y con
razón-de que haya realmente tantos poetas-50-como reúne la selección de
este número; admite sólo la presencia de Madariaga y Alonso; descubre
influencias de Eluard y Char en casi todos (5) "Poesía Buenos Aires" en su
número 15, a su vez publica un suelto en el que acusa irónicamente a Pellegrini
de adoptar actitudes profesorales, actitud impropia en un surrealista como él.
En 1953 "Poesía Buenos Aires", lanza una serie de ediciones. En la colección
"Poetas del siglo XX", publicará poemas de Paul Eluard, también de Guillaume
Apollinaire, de Carlos Drumond de Andrade y Max Jacob. En "Poetas
argentinos contemporáneos", poemas de Edgar Bayley y en el mismo año en
que aparece esta colección, 1954, con el libro "El doble fondo" de Ramiro de
Casabellas iniciará la colección "Sentimiento del mundo" que publicará
alrededor de 20 títulos de los poetas argentinos más jóvenes, con una
excepción, el cuaderno número 3, "La mariposa y la viga" de Baldomero
Fernández Moreno. Fuera de colección se habían editado en 1951 dos libros
de poemas "Cuerpo del horizonte" de Raúl Gustavo Aguirre y Convocaciones"
de Jorge Enrique Mobili; y en 1952 un libro de ensayos de Edgar Bayley:
"Realidad interna y función de la poesía". La invasión de Castillos Armas en
1954, suscita -entre otras cosas más patéticas- el cuaderno "Guatemala" que
reúne poemas de Aguirre, Bayley, Brascó, Trejo, Casasbellas, entre otros. Si
bien en el orden formal y específicamente poético, la benedictina labor
cumplida por revistas como "Poesía Buenos Aires" queda como un hito muy
positivo, nunca como en estos años los poetas estuvieron tan lejos del público,
de un público que significaba algo en el conjunto social. Nunca tan solos y
aislados, pero también nunca fueron tan conscientes como entonces de que
esa soledad debía ser asumida o interiorizada y punto de partida de una
poética integral. No creo que nadie se haya sentido víctima a causa de su
oficio, como pudieron sentirse en similares, pero a la vez no esclarecidas
condiciones, poetas de grupos anteriores. El hecho es que esa experiencia no
fue un episodio más de la poesía oficial en su voluntad de actualizarse, sino un
serio intento de conformación de toda poesía nacional al cabo del cual todos
los residuos útiles y las formas valederas no recogidas se sintetizaron en una
expresión que, más que unívoca, debía tener un sólido sentido, una razón de
ser. Se me ocurre que el vanguardismo alentó una secreta esperanza aun en
medio de las más abstrusas y específicas especulaciones sobre el oficio:
recuperar el don comunicativo, la función de la poesía, religar al público con los
poetas, hallar las claves esenciales de una poesía que siendo profundamente
nacional fuera también un vehículo para la perplejidad cotidiana, humana y
social de los argentinos. En suma, una poesía universal".(6)

PERSPECTIVA

Nuestra clase media, a partir de 1945, va aceptando con resignación


paulatina y generalmente por miedo o por indiferencia, el fenómeno político que
se presenta ante sus ojos. Es una espectadora que ve diluir pasivamente la
eficacia de los partidos políticos tradicionales, a los que, por otra parte, no se
atreve a apoyar con su voto, aunque en alguna medida pudieran representarla.
Presencia, consecuentemente, el desgaste de los dirigentes liberales a los
cuales más o menos respetaba; de todas formas no se atreve tampoco a
reconocer esta decadencia, esta caducidad de sus ídolos y tiende a reprimir
tanto certidumbres como evidencias. Tiene miedo y vergüenza; se siente
culpable, y este sentimiento, en alguna medida, se apoya en sus titubeos e
indefiniciones; no darse por enterado, es la fantasía; ir tirando y aprovechar las
"boladas" que se vayan presentando y que obligan a vivir con desdén el
aumento del sueldo, la caja de previsión social,(7) el privilegiado bono para
adquirir el automóvil. Caído el peronismo la clase media abomina rápidamente
de él; lo comienza a llamar dictadura, surgen los seudos héroes protagonistas
de historias-posturas épicas, como descolgar un retrato, o voltear el busto que
presidió la oficina durante casi una década-de lo que por un tiempo se llamó
pomposamente "la resistencia"; también hubo víctimas ciertas, como en todos
los regímenes argentinos sin excepción Las actitudes pretenciosas, claramente
"medio pelo", se difunden en la clase y la consecuencia más evidente es el
desprecio a la "chusma" que apoyó a Perón; esa misma "chusma" -es bueno
recordarlo-, se había resentido también en virtud del desprecio, cuando en los
albores del peronismo la oscura "chusma" rural, los "cabecitas negras", los
"veinte y veinte" llegaron de "tierra adentro" tentados por la ciudad y sus
mejores condiciones de trabajo entonces fueron tratados altaneramente por
trabajo; incluso por sus hermanos de clase, los integrantes de la "chusma"
urbana porteña. Caído Perón, el resentimiento impide comprender al
peronismo, aceptar lo que se había ignorado reprimido durante tanto tiempo:
era una mancha negra y repugnante; una debilidad, un estigma que sería
necesario olvidar, o ir derivando a través de los inevitables chivos emisarios El
peronismo era el "Mal" y la revolución "libertadora" era el "Bien", al decir de
Jorge Luis Borges que de esta manera tan poco rigurosa dio su versión -por
cierto generalizada, latente- del asunto. Y recién un año después -fines del 56,
principios del 57-, los sectores más inquietos de la clase media comienzan a
replantear el problema(8) y siguen a Frondizi en su propósito -propósito
aparente, según luego pudo verse- de no prescindir de la clase obrera en la
vida política nacional. De todas formas esta clase seguirá marginada con
Frondizi y sus eventuales sucesores; la clase media, pese a sus euforias y
entusiasmo ocasionales, reiniciará una vez más su camino de decepción y sus
sectores más inquietos elaborarán penosamente su frustración izquierdizante,
la última carta ya jugada - de una alternativa reformista. Pero ni Frondizi, ni sus
antecesores o sucesores despiertan el miedo de lo que se llamó el "terror
peronista"- es bueno recordar que en cuanto a represión, la máquina policial se
ha ido perfeccionando progresivamente-; tampoco es necesario aguantar las
impertinencias de los obreros envalentonados, los peligros de un
desplazamiento de clases, o de una fusión. Con Frondizi en el poder, la elite de
intelectuales de extracción liberal se ha silenciado. Es actora además del
proceso, primero de cristalización y luego involutivo que vive la universidad
argentina; son los protagonistas de la Reforma del 18, por la que tanto se había
bregado durante "la dictadura". Irán cayendo con la caducidad de sus
postulaciones sin saber muy bien qué pasa, qué les está ocurriendo. Los
grupos que pertenecen al partido oficialista, la UCRI, justifican el viraje de sus
ideologías, que empezaron en una suerte de marxismo teórico y terminaron en
cualquier cosa, en lo que llamaron una visión "realista" de la situación; de esta
manera pasan, por ejemplo, a defender muy sueltos de cuerpo, la libre
empresa en reemplazo de sus afirmaciones pre-electorales en pos de un
estado fuerte, regulador del monopolismo; también la justa redistribución de
riquezas, el antimperialismo quedan prácticamente en la nada. La política
bizantina -y estéril-de Frondizi, que tantos conversos ideológicos suscito,
fracasa estrepitosamente, y también las tortuosas interpretaciones que tratan
de defenderla e incluso reimplantarla después, gobiernos posteriores La clase
media en descenso seguirá en tanto empobreciéndose sin destino y sin
muchas esperanzas; la burguesía tradicional, nuestra oligarquía criolla,
competirá, cada vez con menos suerte, en los salones internacionales: han
pasado los viejos y buenos tiempos que acompañaron a nuestros "apellidos"
durante y después de la guerra del 14, cuando las carnes argentinas eran
codiciadas, bien pagadas, sus dueños adulados, hasta el punto de que
debieron sentirse más de una vez definitivamente instalados en la aristocracia
europea; llegar a suponer que su sangre se había teñido ya de un reconfortante
color azul. A su vez, la nueva burguesía en ascenso, la industrial, con la caída
de Frondizi sufrirá los porrazos de una política colonialista e inventará para
defender sus intereses lo que ya había Frondizi designado como "desarrollo
económico" y, frase que todos los sucesores de este mandatario pronunciarán,
sin que atinen a poner en movimiento los "milagros" que esas dos palabras
debieron entrañar. La clase obrera seguirá marginada, a menudo traicionada,
no sólo por sus enemigos naturales, sino también por sus propios dirigentes.
En suma, la Argentina no ha abandonado su condición de país dependiente y
es, a pesar de sus pretensiones, también Latinoamérica. No había razones, por
otra parte, para que ocurriera lo contrario. Coincidiendo con la iniciación del
proceso político y social que desencadena el peronismo, -también en el año 45
-como ya señalé- comienzan a actuar los movimientos renovadores en el
terreno literario que, al parecer habían cesado en el año 1927 cuando
desaparece la revista Martín Fierro". Lo más importante que se produce en los
años posteriores a esta desaparición, es decir en los tiempos de la "década
infame", es la revista "Sur" y la generación del 40 que, como también ya
señalara en la primera parte de estos apuntes, no logran producir renovaciones
de interés; es más; la rebeldía es fagositada por el oficialismo. A partir de 1945-
el año del primer "17 de octubre"-, se rompe el statu quo, con el grupo de
pintores y poetas que agrupa primero la revista "Arturo", luego la "Asociación
de Arte Concreto Invención"; más tarde serán los grupos de poetas
"invencionistas" y "surrealistas". Los hombres que integran estos grupos y
operan en estas modificaciones, que significaron no sólo un afán de renovación
sino un larval enfrentamiento con el oficialismo, con todo lo que esto implica,
pertenecen en su mayoría a la clase media; son de una generación posterior a
la elite que controla la universidad y la literatura oficial y se diferencia de ellos
por su oscura, poco consciente tal vez, resistencia a representar el
pensamiento liberal; más bien tratan, un poco irracionalmente, de transgredirlo.
Es que no sólo entraba en quiebra esta ideología o, mejor dicho, se convertía
en algo netamente reaccionario, sino que una mentalidad reformista, en el
fondo complaciente, veía con alarma que entraba en los últimos tramos-tramos
aún no agotados, tramos que aún incluso pueden demandar años-. También el
populismo y con él, el tango cerrando un ciclo, pero con todos los honores, con
toda la dignidad y el interés que pueden suscitar los poemas de Homero Manzi,
Enrique Santos Discépolo, entre otros. Así implícita e insensiblemente, los
intelectuales van reaccionando contra su propia clase y contra su ideología y
decadencia: la cosa empezó con un enfrentamiento con el oficialismo,
suscitado a su vez, en una necesidad de expresión, casi se diría, de aire para
respirar. Pero a pesar de este progresivo proceso, a menudo estos poetas
tampoco pueden desembarazarse de sus limitaciones de clase. Así aparecen
contradicciones, idealizaciones frente a algunos cambios como la "Revolución
Libertadora", o el frondizismo, a menudo la prescindencia política, el miedo. Es
que el pasaje de una ideología a otra, de una clase a otra, de una actitud
política a otra, los irá colocando frente a la dicotomía reformismo o revolución,
que para el caso también podrá ser enunciada como frustración e injusticia -
con su consecuente mala conciencia-, o revolución. Los cambios y los riesgos,
incluso personales, que esto supone, demoran el pasaje, incluso la toma de
conciencia -aún inconclusa-que es penosa y lenta. Es indudable que la falta de
madurez política y social de estos jóvenes no ha facilitado las cosas, pero
cabria preguntarse quiénes eran los poseedores de esa madurez. Los partidos
tradicionales de izquierda, seguramente no, tampoco sus huestes populistas, Ni
los estudiantes deslumbrados junto con aquellos partidos por figuras como las
de Braden, por más aliado de los rusos y enemigo de los nazis que haya sido él
y su país en aquellos años en que terminaba la Segunda Guerra Mundial.
Tampoco hubo claridad después en los grupos de izquierda segregados u
opuestos a esos partidos tradicionales, ni en los más recientes que hasta ahora
sólo han ocasionado frustraciones y desastres. Todavía no hay acuerdos en el
pensamiento de izquierda que no atina a encontrar los caminos de la liberación.
. Mal existiría esa claridad entonces. Ni siquiera cuando el peronismo haya
cumplido prácticamente su ciclo, aparecerá con los grupos más lúcidos, como
aquel que dio forma a la revista "Contorno". Es que la lucidez en estas épocas
oscurantistas que viven nuestros países latinoamericanos, no es una prenda de
fácil obtención Se va logrando de a poco, costosamente a veces, con precios
muy altos, vidas incluso; cuesta mucho colocarla en un punto que suponga un
cambio de la realidad. Aceptando esto, son previsibles las ingenuidades en las
que incurrían los "surrealistas" hace cerca de 20 años; las contradicciones de
los "invencionistas". En sus publicaciones se ven así convivir afirmaciones
ciertamente contradictoras: "Queremos la humanidad a la altura de la
poesía" (9). "El juicio final será ante la poesía" (10), "la poesía hacia la
humanidad que la iguale" (11) o, por el contrario, "la poesía ya no es una
actividad aparte, para que ella tenga sentido, para que cumpla una función
cultural, debe estar inscripta en el metabolismo de una humanidad que busca
un desarrollo en formas superiores de convivencia" (12). Es decir, por un lado
debe integrarse en un proceso humano que, busca formas superiores de
convivencia y, por otro, esa misma humanidad debería igualarla, pese a que
humanidad y poesía parecían estar empeñadas en una misma tarea; además a
la poesía se le atribuye una categoría superior, ya que ante ella deberemos
rendir cuentas en el último juicio; también debemos aspirar a obtener su nivel,
su estatura así es frecuente la idealización del poeta: "Que el poeta debe
establecer su curva y atravesar el tiempo plasmando su transcurso; que el
poeta es una especie de ejemplar rescatado del caos y del mito para
comprender el universo en sus propias condiciones" Todo esto tiene cierto
tufillo, cierta ampulosa petulancia, típica del rastacuerismo que ejerce nuestra
clase alta y que fascina a nuestra emulante clase media. Los surrealistas
también impregnan sus ropajes con este tufillo, huelen tan mal como sus
entonces adversarios. Además incurren en ingenuidades también propias de su
clase; como pauta de esto puede tomarse el odio que le tienen-le tenían-a las
antologías, cosa que en sí, me parece saludable dado el uso y el destino que
ellas tuvieron-tienen-en nuestro país, meras armas-en la mayoría de los casos-
del oficialismo. Pero el frenesí que depositan en este odio, hace pensar que
intentan concentrar allí otros odios; o que al concentrarlos, hacen perder
amplitud y profundidad a esa capacidad de odiar; la reducen y amenazan en
convertirla en trivial; la poesía burguesa suele ser nefasta en la medida en que
esta clase puede serlo; sus antologías no son otra cosa que la manifestación
parcial de su politiquería y de sus artimañas en el terrero de la difusión cultural,
que consecuentemente responden, son secuelas de toda una política más
general de todo un modo de vida, una concepción tanto Intervencionistas",
como "surrealistas", tienden a resistirse a tomar posiciones públicas por los
años de reemplazo -1955- de un gobierno por otro. Estos poetas, pese a sus
improntus —el episodio "Guatemala" ya citado, por ejemplo—, no se han
librado de la sujeción a su clase, que nunca se cansa de llenarse la boca, de
espetar, que puede prescindir, que recomienda "no meterse", entre otras cosas
y sobre todo, en política; viven estas contradicciones, estos tirones entre los
signos de una clase que lo paraliza y una lucidez paulatina que los espolea, sin
todavía producir una síntesis, sin encontrar un resultado que les ayude a
trascender las zonas de tinieblas. Así lo que dicen, suele no ser demasiado
homogéneo con lo que escriben, y esto con lo que proclaman. Estas
contradicciones, este movimiento oscilatorio entre el desarrollo de una
conciencia y el atavismo, ocasiona que los "surrealistas" adoptan una casi total
prescindencia política; los "invencionistas", que actuaron políticamente en el 45
hasta ser desplazados del oficialismo de izquierda, se han alejado de toda
actividad; los que no actuaron evitan hacerlo. No obstante no hay un
decrecimiento de la preocupación política en ellos ya que en 1954 publican el
ya citado, y socorrido cuaderno de poemas que titularon "Guatemala" y al que
tanto recurro porque publicar eso, en ese momento y a pesar del apoyo
diplomático que brindó México y nuestro país al gobierno de Arbens, era fijar
una posición; porque en esos años había una política para la Cancillería y otra
para el ministerio del Interior que, aunque mantuvieran una coherencia de
fondo, una comunidad de objetivos que no es el caso analizar aquí, parecían
actuar independientemente. Una vez caído el peronismo, con el triunfo de la
"Revolución Libertadora", el grupo "Poesía Buenos Aires" -en alguna medida el
órgano de expresión del "invencionismo" y de sus evoluciones- vuelve a tomar
posición a través de dos artículos: "Poetas de subsuelo", de Raúl Gustavo
Aguirre y "Para una libertad en vigencia" de Edgar Bayley (13). En ellos se
atacan algunos - los más evidentes- elementos negativos del peronismo, pero
no se tiene demasiada claridad -insisto aquí, esta falta de claridad sobre ese
asunto era bastante común entonces de lo que el peronismo significó recién
hoy comienza a verificarse la verdadera amplitud, los límites reales del
movimiento. También hoy pueden reconocerse la precariedad de estas tomas
de posición de nuestros poetas. En 1957, los intelectuales y artistas de casi
todos los sectores -salvo los reaccionarios que siempre los hubo y en
abundancia-, como consecuencia de esa latente y creciente politización,
apoyan la candidatura de Arturo Frondizi; lo hacen de diversas maneras y
muchos ejercen una verdadera militancia. Era difícil que no comenzara a
abrirse una coincidencia política ante las rotundas experiencias que, en este
terreno son vividas a partir de la caída de Perón y la sucedánea aunque
rudimentaria observación de los hechos anteriores a esta caída que fueron
vividos bajo los signos de la obnubilación. En efecto, caído el peronismo, cada
integrante de la clase media -los poetas sociales no escapan a este origen en
su gran mayoría- empezó a hacerse cargo de lo blando, o evasivo, o
esquemático, o desaprensivo que fue durante más de diez años. Había que
ganar tiempo, había que actuar y Frondizi era la gran oportunidad -la gran
fantasía- que el destino brindaba para redimirse. Cuando Frondizi echa por
tierra las esperanzas -peregrinas por cierto- de desarrollar un gobierno nacional
y popular, con un programa de izquierda, los poetas e intelectuales se
repliegan o tratan de conservar pequeñas posiciones en el gobierno, o caen en
una especie de justificada desesperación; la clase media, una vez más, no
sabe qué le conviene hacer. Pero esta vez el peligro parece ser detectado
antes por los intelectuales y artistas: se habría producido un progreso. La
producción poética se enriquece en tanto al incorporar esas experiencias -
ilusiones y fracasos-que ayudan a la embrionaria y paulatina claridad que va
despuntando en sus autores sin que por esto decline la jerarquía que sin duda
había alcanzado en esos años a través de un severo uso del oficio. El rigor
critico y la vigilancia formal en este campo específico, serían de este modo
fortalecidos; por la experiencia vivida con inseguridad e insatisfacción durante
esos años. Consecuencia de esta incorporación es la característica más
abierta, menos forzada, de la producción poética posterior a esas crisis
políticas. Esa poesía posterior al frondizismo, es a lo mejor menos pretenciosa,
pero más tangible, más concreta, más convincente no en el sentido de
seducción sino de conexión; en la medida en que se renueve con mayor
seguridad, con mejor solvencia Pareciera que tiende a alcanzar un equilibrio,
una integración entre posiciones estéticas e ideológicas; se advierte que ambas
no eran, no tenían por qué serlo, no suponían, posiciones excluyentes;
tampoco castraban la libertad creadora. El poema "Después de mucho" de
Edgar Bayley, escrito hace ya alrededor de veinte años, puede ser un
antecedente, un precursor de esta etapa del proceso poético argentino; etapa
que podía ser llamada de síntesis, de confluencia de experiencias estéticas y
existenciales. En ella se procura la consolidación de rasgos poéticos que se
perfilaban como propios del proceso cultural argentino; una intención de
nombrar sería, como ya dije, la pauta, lo que pondría en evidencia los rasgos
sustantivos que parecen corresponder a nuestra poesía. (14). La austeridad, la
prescindencia de convocaciones o enunciaciones, van eliminando la posibilidad
de convertir un poema en una plegaria, con todo lo pasivo que esto puede
llegar a suponer. Como toda poesía escrita y signada por Apollinaire, es
afirmativa, una forma de ver la vida sin resignaciones, sin culpa o
autocompasión. Es orgánica en la medida en que la libertad expresiva no
desplaza la existencialidad que la sustenta, en el orden personal y colectivo.
Así en el terreno artístico, el énfasis no se coloca en la belleza, sino en la
experiencia creadora, como en el terreno de la conducta, de la voluntad o
elección de vida, más que regir 1a felicidad, gravita ahora una necesidad
existencial de expresión y comunicación. Son estos al parecer los caminos de
la libertad o al menos de un concepto de vida y de poesía vertebrados dentro
de un orden más amplio que responde a la concepción que rechaza como lo
señala la interpretación del mundo y procura su modificación; que cada vez
tolera menos el compadecimiento a distancia y se inclina por la participación en
las desgracias de este mundo que vivimos; no con intenciones expiatorias sino
con el propósito de hacerse cargo, de solucionar esas desgracias; empezar a
"correr la suerte del agredido". Todo esto que entonces era larval incitación,
comienza a conformar nuestra poesía y de allí que parezca más consistente,
más orgánica, menos declamatoria; alejada del populismo, es una poesía que,
más que idealizar, tiene mucho que ver. Y mira de una manera especial. Quiere
ver y señalar, que es una manera de procurar una conciencia, de aspirar a un
cambio: "En esa habitación en los altos con los postigos cerrados
permanentemente ella se prolonga en sus ojos y manos tendidos hacia trenes
que pasan muy cerca en el silencio batido incesante por un sueño frío por una
fría locura sin amparo" (15). Se desdeña aquí toda ornamentación; casi no se
adjetiva y cuando esto ocurre -"Por un sueño frío / por una fría locura..."- el
adjetivo instaura más que una cualidad, un objeto, una presencia. Se nombra
sin comentarios, pero haciéndose cargo de cada nombre. Pienso que aquí se
advierte esta intención de designar, sin pudores, o sin desdén, los elementos
que constituyen la realidad tangible que un poeta, después de todo, también
comparte y modifica. Designar así, es también buscar claridad, conciencia. "La
poesía es una actividad real -ha dicho Bayley-, que opera en la realidad, entre
otras fuerzas igualmente reales. La poesía, entonces está y trabaja en el
mundo y se transforma junto con el mundo. No existe por el mundo (no es su
reflejo, su consecuencia, o su comentario); no existe sin el mundo (al margen,
en otro reino); existe con el mundo en relación con él, en una interacción
creadora. El poeta debe saber que, si por una parte su misión es trascender la
experiencia, avanzar sobre ella, por la otra, él está allí para conocerla, para
penetrar la realidad. No se le pide que nos dé su última queja, sino que nos
transmita su dominio, un conocimiento (un conocimiento creador de sentido, de
significado, no un conocimiento reflejo). Y para llegar a un conocimiento es
preciso admitir previamente que la realidad existe, que las cosas, que los
hombres existen y que proyectan sobre nosotros la sombra de su diferencia, de
su condición ajena u hostil a la nuestra. Tiene que estar, entonces, en el poema
esa parte de la realidad que no es el poeta, y tiene que estar también esa parte
de la realidad que es justamente el poeta" (16). La nueva poesía que crece
entre nosotros, dentro de un proceso más general de conformación de una
conciencia transformadora, tiende a procurar un lenguaje propio que nace
justamente le un ejercicio compartido de la realidad, y tal vez de una necesidad
de objetivarla -darle una forma- designándola, incorporándola al poema y, por
tanto, signando nuestra cultura. No excluyo la posibilidad de que una falta de
perspectiva me impida ver demasiado claro. Sin embargo parece configurarse
una poesía que, aunque marcada por los movimientos europeos, no está
sometida por ellos, aunque siempre, con mayor o menor intensidad, subsistió
entre nosotros, hasta nuevo aviso, un condicionamiento de esta índole. Claro
que una cosa es sentirse complacido con la situación y otra muy distinta, no
aceptarla. En una palabra, esta poesía elige no ser epígona, reniega de una de
las tácitas premisas oficialistas. No por eso se propone enajenarse de su
contexto, sino que se preocupa por expresar aquello que nos concierne; por
obtener una forma propia de expresión, social y artísticamente legitima, Se
abastece en un espíritu de liberación que excede los contenidos estrictamente
poéticos.

____________________________
Notas
(1)- Jorge Enrique Mobili, "Nos proponemos dar a la poesía" revista Poesía
Buenos Aires, número 1, primavera 1950.

(2)- Mario Trejo, ídem anterior.

(3)- Este número estuvo dedicado íntegramente a René Clair.

(4)- Apuntes para una situación de "Poesía Buenos Aires" revista Poesía
Buenos Aires número 6, verano l952.

(5)- "El hábito no hace al monje o cuando la poesía cambia de traje pero no de
paño", revista Letra y Línea, número ¿..? diciembre de 1953.

(6)- "Poesía argentina entre dos radicalismos", Noe Jitrik. revista Zona de la
Poesía Americana número 3, mayo de 1964

(7)- Estas medidas la harán sentir menesterosa obrera.

(8)- Mucho después comienzan a preguntarse por que Perón , No hizo, frente,
por que no llevó su revolución adelante; porque no pudo, o no quiso.

(9)- "Noción de poesía", Nicolás Espiro, Poesía Buenos Aires número 5,


primavera de 1951.

(10)- Nicolás Espiro, ídem anterior.

(11)- Raúl Gustavo Aguirre, "Poesía para respirar", revista Poesía Buenos
Aires, número 3, otoño de 1951.

(12)- Raúl Gustavo Aguirre, ídem anterior.


(13)- Revista Poesía Buenos Aires, número 21, verano de 1956.

(14)- Esto no pretende ser un hallazgo crítico, ya que hasta Eduardo Gonzalez
Lanuza ha hablado de la sustantividad de la poesía argentina. Lo que interesa
es la concreción lúcida de todo esto.

(15)- Edgar Bayley, "En esa habitación", fragmento. Primera Reunion de Arte
contemporáneo. Universidad Nacional del Litoral Santa Fe 1957.

(16)- Edgard Bayley, «En torno a la poesía contemporánea: la poesía como


realidad y comunicación", ídem anterior.

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