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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO

FACULTAD DE CIENCIAS
Laboratorio de fenomenos colectivos

PROYECTO FINAL
“Estructura térmica del océano, el enemigo letal.”
Hernández Rivera Jessica
jessicarivera@ciencias.unam.mx

Profesora: Esmeralda Lizet Martínez Piñeiro.

RESUMEN

En la presente investigación se estudian los efectos del cambio climático al océano, a las corrientes oceánicas profundas,
y especialmente al cinturón transportador oceánico, empleando los informes del IPCC (panel intergubernamental del
cambio climático) y del NOAA (administración nacional oceánica y atmosférica) de los años recientes y artículos científicos
relacionados con el tema, obteniendo así que el calentamiento global influirá frenando el cinturón térmico y a su vez frenará
el flujo de carbono, oxígeno y nutrientes lo que tendrá como secuela una reducción en la captación de dióxido de carbono
acelerando así el cambio climático.

Palabras clave: Cambio climático, dióxido de carbono, clima, corrientes oceánicas, fondo oceánico, informe del IPCC,
cinturón térmico transportador, NOAA.

ABSTRACT

This research studies the effects of climate change on the ocean, deep ocean currents, and especially on the oceanic
conveyor belt, using IPCC reports (intergovernmental panel on climate change) and NOAA (National Oceanic and
Atmospheric Administration) of recent years and related scientific papers, thus obtaining that global warming will influence
by slowing down the thermal belt and in turn slow down the carbon flow, oxygen and nutrients which will have as a
consequence a reduction in carbon dioxide uptake thus accelerating climate change.

Key words: Climate change, carbon dioxide, climate, ocean currents, ocean floor, IPCC report, thermal conveyor belt,
NOAA.

Ilustración 1. Esta imagen muestra el camino del cinturón térmico transportador. Las flechas azules indican el camino de corrientes de
agua profundas, frías y densas. Las flechas rojas indican el camino de aguas superficiales más cálidas y menos densas. Se estima que
puede tomar 1.000 años para que una porción de agua complete el viaje a lo largo del cinturón. [1]

1
1. INTRODUCCIÓN

Los primeros descubrimientos…

Podemos decir que la oceanografía tal y como la conocemos hoy, comienza con el descubrimiento de América, aunque
quizá deberíamos retroceder unos 1000 años a. C. para encontrar los principios del estudio oceánico, los primeros
navegantes fenicios, polinesios y vikingos descubrieron patrones de circulación oceánica que usaban para poder
desplazarse en este medio, más tarde, en 1513 Juan Ponce de León, explorador español del recientemente descubierto
continente americano, escribiría en su diario la existencia de una corriente marina más fuerte que el viento en la que
quedaban atrapados los barcos, en ese momento no se le dio mayor importancia, pero unos doscientos años después
Benjamín Franklin describe por primera vez lo que hoy conocemos como corriente del Golfo. En ese momento, Benjamín
Franklin se preguntaba por qué algunos barcos llegaban antes que los buques oficiales británicos de correo a las colonias
americanas; la respuesta la tendría su primo, Timothy Folger, capitán de barco mercante, quien sugirió la existencia de
una corriente cálida. En el siglo XVIII, el interés por estudiar el océano era notable pues el capitán James Cook fue uno de
los pioneros en realizar una navegación con el objetivo principal de estudiar la “historia natural” del océano.
En 1847, el americano Mathew Fontaine Maury realiza la primera carta de vientos y corrientes del océano Atlántico que
incluía la corriente del Golfo. Científicos dirigidos por Wylle Thompson realizaron medidas de temperatura y salinidad del
mar, recolectaron información sobre corrientes oceánicas, sedimentos y descubrieron cadenas montañosas submarinas.
Por otro lado, sir John Ross encuentra organismos en zonas profundas del océano y concluye que estas zonas
correspondían a aguas de baja temperatura, mientras que Edward Forbes estudia la distribución vertical de organismos y
sugiere que la concentración de estos disminuye con la profundidad.
En las primeras etapas de la oceanografía los científicos fueron capaces de revolucionar el conocimiento de los océanos
con metodologías rudimentarias, diseñaron botellas con las que recoger agua de mar combinadas con termómetros, la
primera de ellas fue construida en 1667 por Hooke, aunque la primera botella inventada que aún sigue en activo es la
inventada por Nansen en 1912 que sirve para recoger muestras de profundidad. Además de tecnología, antes de que
comenzara el siglo XX, se realizaron avances teóricos, como las ecuaciones de Navier Stokes sobre la dinámica de fluidos,
que aún hoy se enseña a los valientes que se sumergen, nunca mejor dicho, en el estudio del océano. [2]
Desde la década de 1950, los científicos han estado preocupados por el aumento en la atmósfera de las concentraciones
de dióxido de carbono producidas por actividades humanas. El problema es que el carbono encerrado en los campos de
petróleo y carbón son muy probables que sean devueltos a la atmósfera en unos pocos siglos. [3]
1.1 Conociendo el océano.
Salinidad
La salinidad es el término que se utiliza para referirse a la cantidad de sales disueltas, principalmente cloruro de sodio
(NaCl) entre otras, que encontramos en una masa de agua. La salinidad es una de las características más destacadas del
agua marina y varía considerablemente dependiendo de la región en la que se encuentre. Esta variable se expresa en
partes que se encuentran en un kilogramo de agua de mar, los mares y océanos tienen una concentración media de un
35 %. La constancia de la composición del agua de mar es un concepto importante en oceanografía, las concentraciones
de los principales iones disueltos pueden variar de un lugar a otro, pero sus proporciones relativas permanecen virtualmente
constantes, en otras palabras, la salinidad total puede cambiar, pero la proporción de la concentración en un “paquete de
agua” permanece prácticamente constante. La forma en que la salinidad varía en los océanos depende casi por completo
de equilibrio entre evaporación y precipitación y el grado de mezcla entre aguas superficiales y profundas. el rango de
salinidad en las capas superficiales es mucho mayor que en el cuerpo principal de agua oceánica por debajo de 1 000 m.

Las zonas donde la salinidad disminuye con la profundidad se conocen como haloclinas. [4]

Temperatura
La temperatura es una magnitud que se refiere a la energía interna de un sistema termodinámico y se relaciona con la
energía cinética asociada a los movimientos de las partículas de este sistema. En los océanos la temperatura depende de
la latitud a la que se encuentran y varía con la profundidad. De la misma forma mientras que en las capas superficiales la
temperatura es más alta a medida que ganamos profundidad ésta disminuye produciéndose variaciones de hasta 10º C.
Entre 300 m y 1000 m de profundidad, la temperatura disminuye rápidamente en gran parte del océano. Esta región de
gradiente de temperatura empinada es conocida como la termoclina permanente, debajo de la cual, desde
aproximadamente 1 000 m al fondo del océano, prácticamente no hay variación estacional y temperatura disminuye
gradualmente, este rango estrecho se mantiene a lo largo de los océanos profundos, tanto geográfica y estacionalmente,

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porque está determinado por la temperatura de agua fría y densa que se hunde desde las regiones polares y fluye hacia
el Ecuador.

Ilustración 2.La temperatura desciende bruscamente con la profundidad en el océano. La termoclina permanente en los océanos ocurre
entre 300 y 1000 metros de profundidad y separa una capa superior de aguas muy frías y densas de la profundidad.

Densidad
La densidad es la magnitud que se utiliza para expresar la cantidad de masa que se encuentra en un determinado volumen.
En el caso del agua de mar al hablar de densidad estará inmediatamente relacionada con la salinidad, en función de la
concentración de sales que encontremos en una masa de agua. En general la densidad del agua del mar es de 1025kg/m3
en las capas superficiales, Cabe mencionar que las aguas superficiales son menos densas que las aguas que se
encuentran en la capa conocida como circulación termohalina, donde la circulación vertical en los océanos está
controlada por variaciones en ambos; temperatura y salinidad, sus componentes principales son las masas de agua fría y
densa producidas a altas latitudes, que se hunden y se extienden por los océanos debajo de la termoclina permanente. En
las aguas superficiales de los océanos, la temperatura y la salinidad solo controlan la densidad del agua de mar, pero en
los océanos profundos interviene otro factor importante: la presión. [5]

Conducción y convección.

Si la superficie del mar es más cálida que el aire directamente sobre ella, el calor puede ser transferido del mar al aire. En
promedio, la superficie del mar es más cálida que el aire encima de él, por lo que hay una pérdida neta de calor del mar
por conducción, esta pérdida es relativamente poco importante en el presupuesto total de calor de los océanos, y su efecto
sería insignificante si no fuera por convección mezclado por el viento, que elimina el aire caliente justo por encima de la
superficie del mar. La evaporación (la transferencia de agua a la atmósfera como vapor de agua) es el mecanismo principal
por el cual el mar pierde calor.

Corrientes oceánicas
Es el movimiento de las masas de agua marina originado e influenciado por varios factores como son la densidad del agua,
la temperatura o el movimiento de la Tierra. Su funcionamiento está muy relacionado con la circulación general atmosférica,
variando según la latitud y el hemisferio en el que se encuentran, las corrientes marinas transportan grandes cantidades
de agua y energía en forma de calor, por lo que influyen en la distribución de la salinidad y de la temperatura, como
resultado afecta el clima y la productividad de las aguas.

Corrientes cálidas y frías


Las corrientes marinas superficiales trasportan un gran volumen de agua y energía en forma de calor, por lo que influyen
en la distribución de la temperatura, como resultado afecta el clima del planeta. Es por eso por lo que algunos dicen que
el océano es el termostato de la Tierra. Las corrientes cálidas pueden transportar gran cantidad de energía en forma de
calor hacia los polos; por otro lado, corrientes frías que bajan por el este de los polos, ayudan a refrescar los trópicos. Las
corrientes cálidas, producen un aumento de la temperatura del aire y mayor concentración de vapor de agua en la atmósfera
y por tanto aumenta la humedad, las corrientes frías disminuyen temperatura del aire y la concentración del vapor del agua

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en la atmósfera, por lo que baja la humedad. Sus efectos en el clima son evidentes, por esta razón se dice que las
corrientes oceánicas son el termostato de la Tierra. [6]

Cinturón transportador oceánico


La cinta transportadora es una conexión compleja de todas las corrientes, superficiales y subterráneas, cálidas y frías que,
a partir de los procesos debidos al viento, la diferencia de densidad y temperatura y las características meteorológicas del
lugar por donde transcurren se unen. Esta cinta es de vital importancia en el equilibrio de la fauna y la flora marina y es el
motor principal de los climas que encontramos en la Tierra ya que transporta energía en forma de calor y humedad
alrededor de la Tierra. Al ser la unión de corrientes no tiene un inicio y un fin, de igual forma que no tiene una única causa
de ser ni una velocidad o amplitud constantes, a grandes rasgos se puede decir que funciona por convección, de manera
que las aguas más frías y densas se hunden fluyendo hacia el Ecuador, mientras que las aguas cálidas y menos densas
de latitudes ecuatoriales y tropicales fluyen hacia el Norte reemplazando las que se sumergen; en este movimiento se
genera el transporte de nutrientes a latitudes ecuatoriales.
Esta conexión es vulnerable y podría se interrumpida o cambiar de dirección, evidencia científica demuestra que ya ha
ocurrido en el pasado y una posible causa fueron los movimientos de los continentes con la fragmentación de las Placas
Tectónicas. También se ha comprobado que estos cambios han traído cambios globales en los patrones climáticos.
La estabilidad y operación de este cinturón transportador es necesario para la estabilidad del planeta y los organismos que
aquí habitamos.[7]

Entender el pasado climático del planeta y la interrelación océano-atmosfera para estudiar su influencia en el cambio
climático, así como las posibles consecuencias nos ayuda a prevenir catástrofes irreversibles, tanto para la Tierra como
para sus habitantes, por ello es de suma importancia que entendamos lo que pasa en el fondo marino pues hasta hace
algunos años se pensaba que no había dicha relación, por otro lado con el estudio de la oceanografía se ayuda a diseñar
tecnología sofisticada para su entendimiento.
El objetivo de esta investigación es determinar los efectos que tendrá el cambio climático en las corrientes oceánicas
profundas los que a su vez influirá en todo el patrón climático terrestre, bajo la hipótesis de que frenará la velocidad de los
cinturones térmicos que canalizan la temperatura y los flujos de carbono, oxígeno y nutrientes alrededor del planeta lo que
implica una reducción en la captación de calor y dióxido de carbono procedente de la actividad humana, creando así un
círculo de retroalimentación que acelerará el cambio climático.

Una vez analizadas las principales características del océano y su efecto en los climas por medio de las corrientes marinas
cálidas y frías debemos preguntarnos como afectan los estragos del cambio climático a las corrientes marinas profundas,
para ello, como ya se sabe, existe una interrelación atmosfera-océano, mejor conocida como motor del mundo pues la
circulación atmosférica y oceánica tienen reciprocas influencias pues ambas se interrelacionan y se influyen, como las
corrientes cálidas y frías que permiten el intercambio de oxígeno, nutrientes y energía de calor entre otras cosas, entre los
polos y las zonas tropicales. El océano tiene una importancia vital en el funcionamiento de la máquina atmosférica, ya que
la atmósfera se halla en contacto con el agua oceánica en un 72% de la superficie terrestre. En este sentido, la circulación
de la atmósfera es impulsada por el calor, de hecho, el océano es el almacén inicial de la radiación solar incidente, y es él
el que desprende calor, es la base para poner en marcha la máquina atmosférica. Al mismo tiempo, el océano hace de
amortiguador contra los cambios bruscos debido al alto valor de su calor acumulado.

Esto a su vez, consolida la distribución de temperaturas en la superficie del mar, produciendo una realimentación que
refuerza el sistema local de circulación atmosférica y su influencia sobre el funcionamiento global de la máquina
atmosférica. Las “anomalías” en la temperatura de la superficie del mar, causadas por el movimiento de agua caliente o
fría, constituyen una fuente adicional de calor, o bien un “sumidero” que lo consume, lo cual debe de ejercer un gran efecto
sobre la atmósfera situada por encima.
Por su parte, el océano ejerce una notable influencia sobre la atmósfera en función de la humedad, el calor y las sales que
aporta a las masas de aire, las cuales se pueden ver modificadas con respecto a sus características originarias. El océano
transfiere humedad a las masas de aire a través de la evaporación pues es el medio por el que absorbe calor.

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Evidentemente el océano es el lugar donde generalmente el aire está más cargado de humedad y hay una mayor
nubosidad. Así, una masa de aire seca por su origen puede cargarse de humedad al pasar por encima del océano y
producir precipitaciones posteriormente en las zonas costeras, teniendo una consecuencia directa en la cantidad de lluvias
que puede tener un lugar pues esta queda determinada de manera directa con la humedad de la masa del aire, es decir,
las sequias en lugares donde originalmente se tenía una precipitación anual alta, se dan por que ya no hay nubes que
transporten dicha humedad, esto nos lleva a recordar que existen empresas que destruyen las nubes de lluvia como parte
de su experimentación.[8]

Del mismo modo, hay transferencias de gases entre el mar y la atmósfera, que consisten principalmente en la absorción
por el mar del dióxido de carbono atmosférico y la absorción por la atmósfera del oxígeno oceánico. En consecuencia,
importantes características del mar se están alterando considerablemente como resultado de las mayores concentraciones
de dióxido de carbono en la atmósfera.
La gran masa y la elevada capacidad calorífica del mar le permiten almacenar una cantidad enorme de energía, más de
1.000 veces la retenida en la atmósfera cuando su temperatura se eleva en la misma medida. La Tierra está absorbiendo
más calor del que emite de vuelta al espacio y prácticamente todo ese exceso de calor entra y se acumula en el mar. El
Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático reafirmó, en su quinto informe de evaluación 2014, su
conclusión de que las temperaturas de la superficie del mar a nivel mundial están subiendo desde finales del siglo XIX. Las
tendencias de la temperatura oceánica promediada según la profundidad desde 1971 hasta 2010 son positivas (es decir,
revelan calentamiento) en la mayor parte del mundo. El calentamiento es más prominente en el hemisferio boreal,
especialmente en el Atlántico Norte, pero varía considerablemente de un punto a otro. Las tendencias de las temperaturas
de las capas oceánicas superiores promediadas por zona indican calentamiento en casi todas las latitudes y profundidades.
Durante los últimos tres decenios, aproximadamente el 70% de las zonas costeras del mundo han experimentado una
elevación apreciable de la temperatura de la superficie del mar.
No solo se están calentando las capas superiores del mar, sino que también se ha registrado calentamiento en numerosos
hábitats de aguas profundas, cambios particularmente importantes en el cinturón de transportador oceánico debido al flujo
de nutrientes y de oxígeno que transporta el mismo.
Las elevaciones del nivel del mar han aumentado en todo el mundo desde la década de 1970, el nivel del mar en todo el
mundo se ha elevado 3,2 mm por año durante los últimos dos decenios; alrededor de un tercio de este cambio se debe a
la expansión térmica del mar causado por el calentamiento de su superficie. Parte del resto del cambio es consecuencia
de la entrada de agua dulce procedente de tierra firme, que ha aumentado a raíz del deshielo de los glaciares y del manto
de hielo polar.
Respecto a la acidificación de los océanos la creciente concentración de dióxido de carbono en la atmósfera hace que el
mar absorba una cantidad cada vez mayor de este gas. Aproximadamente el 26% de las emisiones del dióxido de carbono,
que van en aumento, es absorbido por el mar, donde reacciona con el agua para formar ácido carbónico, en un proceso
conocido por el nombre de acidificación de los océanos que de llegarse a incrementar afectaría los animales y seres
vivos que habitan las capas superficiales del mar como los arrecifes de coral, que también regulan la temperatura del
planeta pues un océano más acido retiene menos dióxido de carbono. A lo largo de los últimos 25 millones de años, el pH
medio de los océanos se ha mantenido bastante constante, entre 8,0 y 8,2, con variaciones temporales, pero en los tres
últimos decenios, se han observado disminuciones en el pH del mar, y si continúan las emisiones de dióxido de carbono al
ritmo actual, las proyecciones indican que el Ph oceánico medio podría llegar a 7,8 para el año 2100.
Estudiando la salinidad se ha observado un cambio que se debe a las diferencias que existen en el equilibrio entre las
corrientes entrantes de agua dulce procedente del deshielo de glaciares y de los casquetes polares, los cambios de
salinidad dan lugar a cambios de densidad del agua, lo cual promueve la circulación oceánica, es probable que los cambios
en curso de la salinidad del mar influyan en la circulación tanto superficial como profunda, afectando así los cinturones
térmicos y la estabilidad de las aguas teniendo como resultado de los cambios en el calentamiento de distintas partes del
mar, también están cambiando las pautas de variación en la distribución del calor en los océanos. Hay datos que indican
que estos fenómenos están alterando la circulación atmosférica y que la circulación mundial en mar abierto también está
cambiando, lo que, con el paso del tiempo, podría reducir la transferencia de calor de las regiones ecuatoriales a los polos
y a las profundidades oceánicas. Por consiguiente, a la disminución de la concentración del oxígeno disuelto en las capas
profundas del Golfo y la disminución de oxígeno hace que el mar pierda su capacidad de soportar biomasa.
En las aguas costeras, las bajas concentraciones de oxígeno están más relacionadas con la descarga de nutrientes
procedentes de tierra firme, creando así zonas hipóxicas (zonas con bajas concentraciones de oxígeno disuelto) o incluso
zonas muertas (zonas con insuficiente oxígeno para el sustento de la vida, llamadas también zonas anóxicas).
[9]

5
De acuerdo con el informe de síntesis del IPCC 2014 en el capítulo “Cambios observados en el sistema climático”, se
informa que en los tres últimos decenios ha sido sucesivamente más cálido en la superficie de la Tierra que cualquier
decenio anterior desde 1850 y es probable que el período comprendido entre 1983 y 2012 haya sido el período de 30 años
más cálido de los últimos 800 años en el hemisferio norte, donde es posible realizar una evaluación de ese tipo.
Los datos de temperatura de la superficie terrestre y oceánica, combinados y promediados globalmente, calculados a partir
de una tendencia lineal, muestran un calentamiento de 0,85 a nivel global donde casi la totalidad del planeta ha
experimentado un aumento de la temperatura de superficie.
En los océanos, el calentamiento es el factor predominante en el incremento de la energía almacenada en el sistema
climático y representa más del 90% de la energía acumulada entre 1971 y 2010 con solo alrededor del 1% almacenada en
la atmósfera (Ilustración 3). A escala global, el calentamiento del océano es mayor cerca de la superficie: los 75 m
superiores se han calentado entre (0,09 a 0,13) °C por decenio, durante el período comprendido entre 1971 y 2010. Es
evidente que la capa superior del océano (0-700 m) se haya calentado entre 1971 y 2010, y es seguro que se haya
calentado entre la década de 1870 y 1971.
Es muy probable que las regiones con alta salinidad en la superficie, donde predomina la evaporación, se hayan vuelto
más salinas, y que las regiones con baja salinidad, donde predominan las precipitaciones, se hayan desalinizado desde la
década de 1950. Estas tendencias regionales en la salinidad del océano proporcionan una evidencia indirecta de que la
evaporación y la precipitación sobre los océanos han cambiado y, por tanto, de que el ciclo hidrológico mundial ha cambiado

Desde el comienzo de la era industrial, la incorporación de CO2 en los océanos ha dado lugar a su acidificación; el pH del
agua del océano superficial ha disminuido un 0,1 lo que se corresponde con un aumento del 26% de la acidez.
Existe un consenso en cuanto a que, de forma paralela al calentamiento, las concentraciones de oxígeno hayan disminuido
en aguas costeras y en la termoclina en muchas regiones oceánicas desde la década de 1960, con niveles mínimos de
oxígeno en los últimos decenios. [10]

Ilustración 3. Acumulación de energía en el sistema climático de la Tierra. Las estimaciones corresponden de 1971 a 2010, los
componentes incluidos son la capa superior del océano (por encima de 700 m), el océano profundo (por debajo de 700 m; incluidas
estimaciones por debajo de 2 000 m a partir de 1992), la fusión de los hielos, el calentamiento (terrestre) continental, y el calentamiento
atmosférico.

Se tiene conocimiento de que la Tierra pasó por diferentes fases incluyendo periodos glaciales que, podrían volver a ocurrir.
Algunas teorías apuntan a que la época de glaciación se produjo por la parada de la cinta transportadora. Ello hizo que las
temperaturas bajaran en las latitudes intermedias donde llegaban aguas cálidas, y que las zonas cálidas poco a poco de
fueran enfriando. Científicos y expertos en el tema estudian el motivo de las glaciaciones hace cientos de años. Se conoce
que ocurrieron varias veces, gracias a las huellas que dejan en la Tierra, especialmente en océanos y a través de la fauna
que encontramos en la naturaleza. Constantemente tratan de dar una explicación a un fenómeno que aparentemente sigue
un patrón que lo convierte en algo cíclico.

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Si bien es cierto que estos cambios están destinados a producirse, también lo es que no con esta rapidez, sino de una
forma más progresiva y menos dañina. Pero, respondiendo a la pregunta central de esta investigación; ¿cómo afecta esto
a las corrientes marinas? Y, por lo tanto, ¿a la Cinta Transportadora? A menudo se oye hablar de la importancia de los
gases de efecto invernadero y su influencia en el clima, reteniendo el calor que debería de escapar y provocando el
aumento de la temperatura media comportando consecuencias conocidas. Los gases de efecto invernadero siempre se
han producido, de hecho, la naturaleza misma los produce de forma natural. Este hecho se conoce desde 1824, cuando
Joseph Fourier habló de la importancia de la atmósfera y las consecuencias de su no existencia. Sin embargo, esto se ha
seguido haciendo y la consecuencia es la retención de calor en algunas zonas que implican un cambio en el clima, que se
ve afectado en diferentes lugares dado los efectos del viento y del mar, uno de los factores que afectan en este proceso
es el efecto albedo; este efecto influye en la regulación de la temperatura terrestre. La existencia de este efecto influye
también en el clima que conocemos, por lo que su existencia juega un papel importante en la temperatura oceánica y
consecuentemente en la circulación termohalina. Su disolución provoca el incremento del agua del mar, ya que pasa de
tener una gran cantidad de agua en estado sólido a formar parte del océano en estado líquido.

El agua del mar de los polos está muy presente en la circulación termohalina (cinturón transportador), sus aguas frías son
importantes y una gran fuente de nutrientes que se propaga por el agua; pero su aportación está en equilibrio, permitiendo
que se mantengan las condiciones del agua salada en proporción. La desaparición o enfriamiento de esta corriente también
repercutiría a la pesca y riqueza marina y en las rutas migratorias de algunas especies marinas. Todo esto también provoca
el calentamiento de la corriente termohalina que incluso podría provocar su desaparición ya que con el sobreflujo del agua
polar ya no encontraríamos una diferencia de densidad suficientemente grande como para iniciar la circulación termohalina,
con lo que ya no existiría el cinturón. Claro que un cambio en una parte de la cinta transportadora significa un efecto en
toda ella, un aumento de la temperatura del agua marina significa también la destrucción de barreras de coral, es el caso
de la gran barrera de coral australiana, que es importantísimas para la regulación climática de la zona. Por tanto, un
aumento constante de temperatura en las aguas coralinas significaría la desaparición de los arrecifes de corales, ligada a
las consecuencias que esto acarrea, ya que sirven de abrigo y hábitat para miles de especies marinas. [6]

Finalmente, en cuanto al cambio climático es paradójico como el calentamiento global puede repercutir en el clima
enfriándolo hasta el punto de congelarlo, al derretirse el hielo de los polos en especial del Ártico, se “sobrendulza” la aguas
que llegan de la Corriente del Golfo evitando que se sumerjan y deteniendo la circulación termohalina.

Conclusiones

La emisión continua de gases de efecto invernadero causará un mayor calentamiento y cambios duraderos en todos los
componentes del sistema climático, lo que hará que aumente la probabilidad de impactos graves, generalizados e
irreversibles para las personas y los ecosistemas. Para contener el cambio climático sería necesario reducir de forma
eficaz, rápida y sostenida las emisiones de gases de efecto invernadero, lo cual, puede limitar los riesgos del cambio
climático.
Los océanos seguirán calentándose durante el siglo XXI, los modelos indican que el calentamiento oceánico más grave se
producirá en la superficie en las regiones del hemisferio norte, el calentamiento más pronunciado a mayor profundidad se
producirá en el océano Austral afectando directamente al cinturón transportador Es probable que la circulación oceánica
del Atlántico se debilite durante el siglo XXI.
Los modelos apuntan a reducciones del hielo marino del Ártico durante todo el año es probable que antes de mediados de
siglo el océano Ártico esté casi libre de hielo.
Sobre la base de los modelos del sistema Tierra, hay una aprobación alta en cuanto a que la retroalimentación entre el
cambio climático y el ciclo del carbono incrementará el calentamiento global, el cambio climático compensará parcialmente
los aumentos en los sumideros de carbono terrestres y oceánicos provocados por el aumento del dióxido de carbono en
la atmósfera, con lo que quedará retenido en ella una mayor proporción del dióxido de carbono emitido, lo que contribuirá
al calentamiento.
Las proyecciones de los modelos del sistema Tierra hechos por NOAA apuntan a una mayor acidificación global de los
océanos para todos los escenarios de para finales del siglo XXI, con una recuperación lenta después de mediados de siglo,
es muy probable que el contenido de oxígeno disuelto en el océano disminuya algunos puntos porcentuales durante el
siglo XXI en respuesta al calentamiento superficial.
El calentamiento provocado por las emisiones de dióxido de carbono es efectivamente irreversible a lo largo de escalas
temporales de varios siglos, a menos que se adopten medidas para eliminarlo de la atmosfera.

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Aunque la capacidad para simular la dilatación térmica de los océanos, los glaciares y mantos de hielo y, por tanto, el nivel
del mar ha mejorado desde el Cuarto Informe de Evaluación del IPCC, sigue habiendo desafíos considerables para
representar la dinámica oceánica debido a la cantidad de variables en juego, esa mejora, junto con avances en la
comprensión y capacidad científicas, ha contribuido a mejorar las proyecciones del nivel del mar pero no lo suficiente para
entenderlo en su totalidad, es necesario seguir invirtiendo en investigación oceanográfica y en tecnología que nos permita
llegar a las entrañas de este mundo, tan desconocido pero necesario para salvar nuestro planeta.

Ilustración 4. Posible escenario de la temperatura superficial del planeta,


comparación del año 2005 con el año 2100. Tomada de Imágenes satelitales de la
Administración Nacional Atmosférica y oceánica.

Referencias
[1] National Oceanic and atmospheric administration. (2015). “Currents, the global conveyor belt”.
https://oceanservice.noaa.gov/education/tutorial_currents/05conveyor2.html. 6 noviembre, 2019.

[2] Yeray santana. (2017). Navegando por la historia de la oceanografía. https://principia.io/2017/08/31/navegando-por-la-historia-de-la-oceanografia.IjYzMyI/. 6


noviembre, 2019.

[3] John Marshall, Alan Plumb. “Atmosphere, ocean, and climate dynamics: An introductory text”. Capítulo 9: Circulación oceánica, Capitulo 12: Variabilidad climática.
Elsevier Academic Press Publications. San Diego, california. (2008). 163-182, 259-291.

[4] Evelyn Brown, Angela Colling, Dave Park. “Seawater: Its composition, properties and behavior”. Capítulo 2: Temperatura en los océanos, Capitulo 3: Salinidad en
los océanos, Capitulo 4: Densidad y presión en los océanos. Elsevier Academic Press Publications. Reino Unido. (1995). 14-27, 30-37, 39-50.

[5] Instituto de tecnologías educativas. (2010). “Circulación global de la corriente termohalina”.


https://fjferrer.webs.ull.es/Apuntes3/Leccion04/4_circulacin_global_de_la_corriente_termohalina.html 10 noviembre 2019.

[6] Dafne Bellester Vera, Javier Martínez de Oses. (2017). “El gran cinturón transportador”. Facultad de Náutica.
https://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2117/105209/LNTM_PFC_Dafne_Ballester.pdf?sequence=1&isAllowed=y. 15 noviembre, 2019.

[7] Jennie Ramírez. (2006). “Corrientes oceánicas”. Universidad Interamericana de Puerto Rico. Revista 360, Núm. 2.

[8] José Amestoy Alonso. (1999). “Aproximación al estudio de las corrientes oceánicas y su influencia en el clima, el fenómeno de la corriente del niño”. Revista
NIMBUS, Núm.3.

[9] Organización de las naciones unidas. “Los efectos del cambio climático y los cambios atmosféricos conexos en los océanos”. Naciones Unidas. Edición 1. Nueva
York, 2017. 3-6.

[10] Panel intergubernamental del cambio climático (IPCC), Cambio climático 2014, informe de síntesis. Cambios observados y sus causas. Rajendra Pachauri, Leo
Meyer. Geneva, Suiza. (2014). 41-57.

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