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TEMA 64: SISTEMA INMUNITARIO

1. ¿Qué es la infección?

La infección se produce cuando un microorganismo patógeno entra y prolifera dentro


de un organismo. A esta situación de anormalidad se le llama enfermedad infecciosa.

Si una enfermedad infecciosa se puede transmitir fácilmente a otro individuo, se


denomina enfermedad contagiosa, pero no todas enfermedades infecciosas son
contagiosas .

Los seres vivos tienen unos mecanismos de defensa para protegerse de la entrada de
los organismos patógenos. Se agrupan en dos tipos:

 Mecanismos inespecíficos: no dependen de la naturaleza del microorganismo


que trata de infectar.
 Mecanismos específicos: dependen del tipo de agente infectante.

2. Mecanismos inespecíficos de defensa frente a infecciones

Antes de que se active el sistema inmunitario por la invasión de agentes patógenos


extraños al organismo, los seres vivos están protegidos por las defensas
externas o barreras pasivas.

2.1. Defensas externas: las barreras primarias

Estas barreras tratan de impedir la penetración de los microbios de un modo pasivo.


Existen cuatro tipos de defensas externas (físicas, mecánicas, químicas
y microbiológicas) que pueden actuar conjuntamente.

Barreras físicas

Las barreras físicas son la piel (endurecida por queratina) y las mucosas que recubren
el cuerpo y las cavidades de los aparatos que comunican con el exterior. Los
microorganismos aprovechan la rotura de estas barreras (por heridas, ulceraciones,...)
para penetrar en el interior del organismo.

La piel es la primera defensa del cuerpo ante la entrada de cualquier microorganismo .


La piel es seca debido a la queratina, pero la piel no queratinizada como la de la boca,
los orificios nasales o el ano, cambia de aspecto y se llama mucosa. Las células de

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mucosas secretan mucus y por eso están húmedas. El mucus fija e inmoviliza a
muchos microorganismos, impidiendo que éstos penetren.

Barreras mecánicas

Las barreras mecánicas impiden de forma mecánica e inespecífica el paso de


microorganismos. Son sistemas de expulsión que permiten el arrastre de los
microorganismos y otras partículas extrañas para evitar que penetren en el organismo.
Por ejemplo, los cilios de las células epiteliales de las vías respiratorias, cuyo
movimiento elimina los microorganismos y otros elementos extraños existentes en el
mucus que los cubre. También, el flujo de orina desde la vejiga urinaria hacia el
exterior, las lágrimas, y el movimiento intestinal también favorecen el arrastre y la
expulsión de microorganismos.

Barreras químicas

Algunas secreciones actúan como barrera química contra los gérmenes. Algunos
ejemplos de este tipo de barreras son:

 La saliva, lágrimas y mucosidad nasal producen la enzima lisozima, que


destruye la pared bacteriana. De este modo, las aberturas naturales de nuestro
cuerpo (boca, ojos y orificios nasales) que carecen de queratina y están
recubiertas por mucosas, están protegidas.
 La piel, además de impedir que penetren microorganismos entre sus células,
contiene glándulas sebáceas que producen ácidos grasos y ácido láctico que
hacen descender el pH, impidiendo que se desarrollen muchos
microorganismos.
 El estómago, con el ácido clorhídrico del jugo gástrico, protege el estómago de
los microorganismos que pueden contener los alimentos .
 El epitelio vaginal también produce secreciones ácidas que impiden el
desarrollo de los microorganismos.

Barreras microbiológicas

La flora bacteriana autóctona que habita como comensal o en simbiosis en la piel y en


los aparatos digestivo y urogenital, produce sustancias que impide la proliferación
de microorganismos, además de competir con ellos por los nutrientes.

2.2. Defensas internas: las barreras secundarias.

Estas barreras secundarias constituyen el sistema inmunitario innato, presente en


todos los seres vivos, inespecífico, de respuesta rápida y no cuenta con memoria
inmunológica.

Componentes de las barreras defensivas secundarias

La segunda barrera de defensa está compuesta por dos tipos de componentes


inespecíficos: celulares y moleculares.

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Componentes celulares inespecíficos:

Las células que forman parte de esta barrera secundaria son:

 Granulocitos (o leucocitos polimorfonucleares): un tipo de leucocitos(glóbulos


blancos) caracterizados por tener numerosos gránulos en el citoplasma. Hay
tres tipos de granulocitos:
o Neutrófilos.
o Eosinófilos.
o Basófilos.
 Monocitos: son un tipo de glóbulos blancos agranulocitos que circulan por
el torrente sanguíneo y se dirigen a los tejidos lesionados, donde se convierten
en macrófagos, que fagocitan al agente patógeno y actúan como células
presentadoras de antígenos.
 Mastocitos o células cebadas: células del tejido conectivo que contienen
gránulos de histamina y heparina. Intervienen en procesos inflamatorios y
alérgicos.
 Células NK o Natural Killer. Son un tipo de linfocito que se encarga de destruir
las células infectadas por virus, las células cancerosas y las células de órganos
trasplantados. No son células fagocíticas.

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Componentes moleculares inespecíficos:

También hay otros componentes moleculares inespecíficos de esta barrera secundaria


defensiva, que están disueltos en el plasma sanguíneo:

 Interferón: es un conjunto de proteínas producidas por las células que han sido
infectadas por un virus, bacterias, parásitos y por células tumorales. Interviene
de manera inespecífica y específica.
o Activa las defensas en las células cercanas, activando las células NK y
a los macrófagos y aumentando la presentación del antígeno, ya que
aumenta la expresión de los antígenos del complejo mayor de
histocompatibilidad (MHC).
o Si la célula está infectada por un virus, se unen a receptores de la
membrana de la célula infectada impidiendo la replicación del virus.
Además, aumenta la resistencia de las células sanas a la infección por
virus.
 Sistema del complemento: Es un conjunto de proteínas plasmáticas producidas
en el hígado, cuya función directa es el reconocimiento y destrucción de los
patógenos cuando éstos invaden nuestro organismo. Si no hay antígenos,
estas proteínas están inactivas. Pero la presencia de las moléculas de la
superficie bacteriana o de antígenos unidos a anticuerpos, provoca
una activación en cascada bioquímica, en la que unas proteínas activan a
otras. La activación del complemento se realiza de dos formas:
o Vía alternativa: forma parte de la respuesta inmunitaria innata. Se trata
de un tipo de defensa inespecífica. Se produce por la presencia de
estructuras extrañas de las envolturas celulares microbianas. Es
independiente de los complejos antígeno-anticuerpo.
o Vía clásica: forma parte de la respuesta inmunitaria adaptativa, por lo
que es un tipo de defensa específica. Se activa cuando
losanticuerpos se unen a los antígenos que recubren la superficie de los
microrganismos patógenos.

La activación del complemento facilita:

- La acción de los fagocitos mediante la opsonización.

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- La lisis de células patógenas.

- La generación de la respuesta inflamatoria, estimulando losmastocitos para que


liberen histamina.

 Citoquinas o citocinas. Son proteínas que regulan la función de las células que
las producen sobre otros tipos celulares. Por ejemplo, las
interleucinas, sintetizadas por los leucocitos, que inducen su crecimiento y
diferenciación.

2.3. Mecanismos de defensa inespecíficos internos

Si los microorganismos patógenos o cualquier otra sustancia extraña superan


las barreras defensivas primarias y llegan al interior, comienzan a actuar los
componentes internos (células y moléculas) de dos maneras:

Fagocitosis

Si el patógeno supera las barreras primarias, se encuentran con los fagocitos, que
forman la segunda barrera defensiva.

Los fagocitos son células con capacidad fagocitaria no específica que,


mediante pseudópodos, engloban microorganismos y células inservibles, formando
el fagosoma, para digerirlos después en sus lisosomas.

Existen dos tipos diferentes de fagocitos:

 Los micrófagos o leucocitos neutrófilos son los fagocitos más abundantes.


Llegan al lugar donde se ha producido la infección por diapédesis, a través de
las paredes de los capilares sanguíneos hasta llegar a los tejidos y fagocitar a
los microorganismos patógenos.
 Los monocitos, un tipo de leucocitos que, tras pasar varios días en la sangre,
se desplazan a diferentes tejidos (del hígado, bazo, pulmones, médula ósea,...)
y se transforman macrófagos, células más grandes y con mayor capacidad
fagocítica. Los macrófagos pueden desplazarse o permanecer fijos (si
permanecen fijos se llaman histiocitos). Los macrófagos son los principales
constituyentes del sistema reticuloendotelial.

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Respuesta inflamatoria

Al producirse una herida (o por cualquier antígeno), la piel se rompe y los


microorganismos pueden acceder al interior del organismo. Las células segregan unas
sustancias mediadoras de la inflamación inflamación (como
la histamina y serotonina producida por basófilos y mastocitos) que provocan la
respuesta inflamatoria atrayendo a células como los fagocitos (macrófagos o
neutrófilos), que consiste en:

 Vasodilatación de los capilares: llega más sangre. Producen un aumento de la


temperatura y rubor.
 Mayor permeabilidad de los capilares sanguíneos, favoreciendo la diapédesis,
permitiendo la salida de más plasma y células sanguíneas. Produce hinchazón
y dolor.
 Migración y activación de los fagocitos: La vasodilatación y la mayor
permeabilidad de los capilares permite que accedan más fagocitos a la zona,
los que produce fagocitosis y opsonización.
 Formación del pus. Al fagocitar los gérmenes, muchos fagocitos mueren
formando el “pus” . El pus es un líquido espeso de color amarillento o
blanquecino formado por una mezcla de suero sanguíneo, bacterias muertas y
glóbulos blancos, muertos después de fagocitar grandes cantidades de
bacterias, células dañadas y sustancias extrañas .

Esta respuesta inflamatoria causa un aumento de la temperatura en esa zona,


enrojecimiento, hinchazón y dolor, por excitación de las terminaciones nerviosas. Su
finalidad es aislar e inactivar a los agentes patógenos y restaurar las zonas dañadas.

Cuando la infección es fuerte, se producen sustancias pirógenas que aumentan la


temperatura corporal causando fiebre, favoreciendo el desplazamiento de los
leucocitos y dificultando el desarrollo de las bacterias, por encontrarse a una
temperatura superior a la óptima para su desarrollo.

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3. Mecanismos específicos (defensas internas)

Si las barreras primarias (físicas, mecánicas, químicas y microbiológicas) y las


secundarias (fagocitos) son superadas, los microorganismos pueden extenderse por
todo el cuerpo generalizando la infección.

El sistema inmunitario adaptativo es la tercera barrera defensiva del organismo y es


más potente que la fagocitosis. Esta respuesta es específica, sólo actúa contra el
agente patógeno identificado (por los antígenos de superficie) y lo elimina.

La respuesta inmunitaria la realizan los linfocitos, de dos formas:

 Respuesta celular. De forma directa, realizada por los linfocitos T.


 Respuesta humoral. De forma indirecta, con anticuerpos sintetizados por
los linfocitos B.

Otra característica de esta respuesta es que tiene memoria inmunológica. El sistema


inmunitario produce linfocitos de memoria que recuerdan cadaantígeno después de su
primer contacto (respuesta primaria). Si se vuelve a producir otro contacto
posteriormente con ese antígeno, la respuesta (respuesta secundaria) es mucho más
rápida e intensa .

El sistema inmunitario presenta tolerancia inmunológica, por eso puede distinguir las
moléculas propias de las ajenas y no ataca a las células de los tejidos del organismo.
A veces se producen fallos y causan enfermedades autoinmunes.

4. Inmunidad y sistema inmunitario

Una persona es inmune a una determinada enfermedad infecciosa cuando es


invulnerable a dicha enfermedad. Antiguamente ya se sabía que personas que habían
padecido y superado alguna infección, se volvían inmunes a esa enfermedad y no
volvían a tener esa enfermedad.

El sistema inmunitario está formado por el conjunto de células y moléculas que


intervienen en la inmunización del organismo. La principal característica del sistema

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inmunitario es la capacidad de reconocer antígenos(moléculas extrañas al organismo)
y eliminarlas.

4.1. Componentes del sistema inmunitario

4.1.1. Moléculas que intervienen en el sistema inmunitario

Antígenos

Un antígeno es cualquier sustancia capaz de provocar la puesta en marcha de


la respuesta inmunitaria e inducir la formación de anticuerpos.

Un antígeno puede ser cualquier proteína o polisacárido que sea ajeno al organismo.

El epítopo o determinante antigénico es una pequeña porción del antígeno que es


reconocida por el anticuerpo, al que se une.

Anticuerpos

Los anticuerpos o inmunoglobulinas son glucoproteínas producidas por los linfocitos


B que tienen una estructura tridimensional que les permite unirse a los antígenos por
el sitio de unión, llamado parátopo.

Los anticuerpos pueden actuar como anticuerpos de superficie, si permanecen


adheridos a la membrana del linfocito B, o bien circular por la sangre u otros fluidos del
cuerpo, como la leche materna, lágrimas, etc.

Complejo mayor (o principal) de histocompatibilidad

El complejo mayor de histocompatibilidad (MHC, de Major Histocompatibility


Complex)) está formado por un conjunto de genes cuyos productos son expresados en
la superficie de las células del sistema inmune. El sistema inmune reconoce
las glucoproteínas y glucolípidos de la membrana plasmática de estas células como
propias y eso hace que no se desencadene la respuesta inmune, a excepción de
las enfermedades autoinmunes.

El MHC se descubrió por su implicación en la aceptación o rechazo de trasplantes de


órganos y tejidos, por lo que se le puso ese nombre.

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Las moléculas sintetizadas a partir del MHC intervienen en el desarrollo de las
respuesta inmune específica, tanto humoral como celular, ya que intervienen en el
reconocimiento del antígeno por parte de los linfocitos T (auxiliares, TH, y citotóxicos ,
TC).

Se distinguen dos tipos de complejo mayor de histocompatibilidad (MHC):

 MHC-I: determinan glucoproteínas de membrana que aparecen en casi todas


las células del organismo, y sirven para presentar antígenos peptídicos de
células propias alteradas (cancerosas o infectadas por virus) a los linfocitos T
citotóxicos (TC).
 MHC-II: determinan glucoproteínas de membranas de células presentadoras de
antígenos (macrófagos, células dendríticas, linfocitos B), y sirven para
presentar antígenos peptídicos exógenos (del agente infeccioso) a linfocitos T
ayudantes (TH).

Los linfocitos

Los linfocitos son un tipo de leucocitos (glóbulos blancos) que se encuentran en la


sangre y en la linfa. Su núcleo es grande y redondeado, y tiene poco citoplasma. No
pueden formar pseudópodos y, por tanto, no fagocitan. Su función principal es la de
regular la respuesta inmunitaria específica (o adaptativa), reaccionando frente a
materiales extraños (microorganismos, células tumorales o antígenos en general).

Existen los siguientes tipos de linfocitos:

 Linfocitos B. Se desarrollan y maduran en la médula ósea y luego migran a


diferentes tejidos linfáticos. Son los encargados de la respuesta inmunitaria
humoral, transformándose en células plasmáticas o plasmocitos que
producen anticuerpos (proteínas específicas) ante la presencia de antígenos.
 Linfocitos T. Se forman en la médula ósea y se desarrollan en el timo y
participan en la respuesta inmunitaria celular. No producen anticuerpos, sino
que provocan la muerte de ciertas células alteradas y, por tanto, no
deseadas. Hay tres tipos de linfocitos T:
o Linfocitos T auxiliares (TH). Reconocen las células presentadoras del
antígeno y activan los linfocitos B.

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o Linfocitos T citotóxicos (TC). Reconocen a los antígenos que están
unidos a las células del organismo, y las destruyen, actuando sobre
células infectadas por virus o células tumorales.
o Linfocitos T supresores (TS). Suprimen la respuesta autoinmune que
puede destruir las células su propio cuerpo, actúan al final de la
respuesta inmunitaria.

 Células NK (natural killer): Destruyen las células infectadas. Los linfocitos T y B


presentan receptores específicos, pero no las células NK.

4.1.2. Órganos linfoides

Las células madre de los linfocitos, al igual que las del resto de células sanguíneas, se
forman en la médula ósea roja y se transforman en linfocitos maduros en los órganos
linfoides. Hay dos tipos de órganos linfoides:

 Órganos linfoides primarios. En ellos se produce la maduración definitiva de los


linfocitos.
o Los linfocitos B maduran en la médula ósea roja.
o Los linfocitos T salen de la médula ósea y maduran en el timo, glándula
situada entre el esternón y la tráquea, y que aumenta de tamaño hasta
la pubertad, para después ir disminuyendo.
 Órganos linfoides secundarios. En estos órganos se acumulan los linfocitos y
allí sufren una última diferenciación. Llegan los linfocitos maduros y se ponen
en contacto con los antígenos para iniciar la reacción inmunitaria.

Los principales órganos linfoides secundarios son: el bazo, los ganglios


linfáticos (situados a lo largo del sistema linfático, siendo más abundantes en las
ingles, axilas,...), el apéndice, las placas de Peyer intestinales, las amígdalas y
las adenoides.

4.2. Concepto y naturaleza de los antígenos

Un antígeno es una sustancia que desencadena la formación de anticuerpos y puede


causar una respuesta inmunitaria específica. La definición moderna abarca todas las

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sustancias que pueden ser reconocidas por el sistema inmunitario adaptativo, bien
sean propias o ajenas.

Los antígenos son macromoléculas que se pueden encontrar libres o en la superficie


celular del patógeno, generalmente proteínas (independientes o unidas a glúcidos o
lípidos) y polisacáridos.

Para que el sistema inmunitario pueda desencadenar una respuesta, es necesario que
los antígenos se unan a unos receptores antigénicos situados en la membrana
plasmática de los linfocitos. Se unen por una zona del antígeno, denominada epítopo o
determinante antigénico.

El antígeno es univalente cuando tiene un solo epítopo en su molécula y, por tanto,


sólo puede unirse a él un anticuerpo, mientras que si es polivalente, presenta
varios determinantes antigénicos.

Existen algunas moléculas de bajo peso molecular, extrañas al organismo, que no


pueden provocar una respuesta inmunitaria, pero si se unen a una proteína
transportadora, como la albúmina, estimula una respuesta inmunitaria, comportándose
como antígenos. A estas moléculas se les llama haptenos.

Según el origen, los antígenos se clasifican en:

 Heteroantígenos o xenoantígenos. Son moléculas que pertenecen a


organismos de otra especie (microorganismos) distinta a la del receptor. Son
moléculas situadas en las cápsidas o en las envueltas víricas, en las paredes
bacterianas, en la superficie de las células o de moléculas segregadas por
ellas, como las toxinas.
 Isoantígenos. Son moléculas que pertenecen a otro individuo de la misma
especie, como los antígenos de superficie de los glóbulos rojos que constituyen
el sistema AB0.
 Autoantígenos. Son macromoléculas del propio organismo que, de forma
anómala, el sistema inmunitario reconoce como extrañas y considera, por
tanto, como antígenos. Así, el sistema inmunológico actúa contra su propio
organismo, en el fenómeno llamado autoinmunidad. No debería ocurrir, ya que
el sistema inmunitario tiene la capacidad de reconocer las moléculas propias y
diferenciarlas de las extrañas.

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Cuando comemos, las proteínas son digeridas en el tubo digestivo y pasan a la
sangre como aminoácidos sin producir ninguna reacción. Si entrasen por vía
intravenosa directamente, con todas sus estructuras inalteradas, serían antígenos y
provocarían la formación de anticuerpos.

4.3. La respuesta inmunitaria

El organismo produce una respuesta inmunitaria específica o adaptativa contra


los antígenos dependiendo de la naturaleza de los mismos.

 Respuesta inmunitaria humoral: cuando la infección es extracelular y el agente


infeccioso se está propagando por el plasma o el líquido intersticial.
Los linfocitos B segregan anticuerpos.
 Respuesta inmunitaria celular: cuando la infección es intracelular y el agente
infeccioso se reproduce dentro de la célula. Los linfocitos T se encargan de
destruir las células infectadas.

La respuesta inmunitaria se caracteriza por su:

 Especificidad. Un linfocito o anticuerpo determinado actúa específicamente


sobre un tipo de antígeno al que reconocen.
 Diversidad. Tiene muchos tipos de anticuerpos y linfocitos capaces de
reconocer a una gran variedad de antígenos. Cuando se activa un linfocito, se
reproduce creando clones.
 Auto tolerancia. El sistema inmunitario puede reconocer lo propio de lo extraño.
 Memoria inmunológica. Cuando el organismo entra en contacto por primera vez
con un patógeno, la respuesta adaptativa tarda unos días en ser efectiva. Pero
el sistema inmune producirá linfocitos de memoria y, la próxima vez que el
organismo entre en contacto con el patógeno, su respuesta será efectiva
mucho antes, sin que se lleguen a manifestar los síntomas de la enfermedad.

4.3.1. Respuesta inmunitaria humoral: los anticuerpos

La inmunidad humoral es el principal mecanismo de defensa contra los


microorganismos extracelulares y sus toxinas, en el cual, los componentes del sistema
inmunitario que atacan a los antígenos, no son las células directamente sino son

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macromoléculas, como anticuerpos o proteínas del sistema del complemento.
Los anticuerpos se difunden por la sangre, la linfa, los líquidos intersticiales y las
secreciones (saliva, mucus, leche), donde llevan a cabo su acción.

4.3.1.1. Células productoras de anticuerpos: linfocitos B

Los linfocitos B son los leucocitos de los cuales depende la inmunidad mediada
por anticuerpos con actividad específica de fijación de antígenos. Los linfocitos B, que
constituyen entre un 5 y un 15% del total de linfocitos, dan origen a las células
plasmáticas que producen anticuerpos.

Los linfocitos B se forman y diferencian en el bazo fetal, y en la médula ósea roja del
adulto (la "B" proviene del latín bursa fabricii, el órgano en el cual se desarrolla este
tipo de linfocitos en las aves). Allí adquieren su capacidad para
producir anticuerpos. En la médula ósea se generan millones de linfocitos B, cada uno
de los cuales fabricará un único tipo de anticuerpo específico.

Si aparece un antígeno, se une a un anticuerpo de la membrana de un linfocito B. Sólo


se pueden unir si existe un acoplamiento espacial entre antígeno y anticuerpo, se trata
de una unión específica.

Después de reconocer al antígeno, se activan los linfocitos B, dividiéndose


rápidamente para formar una serie o clon de células iguales que producen el mismo
tipo de anticuerpo. Esta es la teoría de la selección clonal, que explica por qué se
producen grandes cantidades de anticuerpos específicos al reconocer
un antígeno determinado.

Casi todos los linfocitos B activados se transforman en células plasmáticas, de gran


tamaño y con alta producción de anticuerpos. Pero algunos linfocitos quedan
como linfocitos B de memoria, formando una reserva inmunitaria ante futuras
exposiciones a ese mismo antígeno. Las interleucinas, segregadas por
ciertos linfocitos T y por los macrófagos, estimulan la activación de los linfocitos B.

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4.3.1.2 Los anticuerpos

Los anticuerpos, llamados también inmunoglobulinas, son proteínas con una pequeña
parte glucídica. La estructura del anticuerpo tiene forma de Y. Cada molécula de
anticuerpo está formado por cuatro cadenas polipeptídicas unidas entre sí por puentes
disulfuro (-S-S-) unidas a un oligosacárido. Por tanto, estas proteínas tienen estructura
cuaternaria, adquiriendo una forma de "Y".

 Dos cadenas son más largas (cadenas pesadas o H), idénticas entre sí.
 Dos cadenas más cortas (cadenas ligeras o L), y también idénticas.

Cada molécula de anticuerpo presenta dos regiones:

 Región constante: es la misma para cada clase de anticuerpo, pero diferentes


entre ellos. Se corresponde con la base de la Y y la parte inferior de los brazos.
Pertenece al extremo C-terminal de las cadenas polipeptídicas, que sirve para
que sean reconocidos por los linfocitos.
 Región variable, en la parte superior de la Y, donde se encuentran los
extremos amino terminales de las cadenas polipeptídicas. En esta zona se
distingue el parátopo (formado por unos pocos aminoácidos), que es el lugar
de unión con los determinantes antigénicos o epítopo .

Así, cada inmunoglobulina (o anticuerpo) se puede unir a dos moléculas de antígeno,


por lo que se dice que es bivalente o que tiene valencia 2. Algunos anticuerpos se
asocian para formar dímeros o pentámeros, con dos o cinco monómeros,
respectivamente, donde se pueden unir a más moléculas de antígeno.

La parte glucídica del anticuerpo está formada por cadenas de polisacáridos


unidas covalentemente a la región constante de las cadenas largas. Su función no
está clara, pero parece ser que interviene en la secreción de la inmunoglobulina o en
su protección ante el ataque enzimático.

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Tipos de anticuerpos

Existen cinco tipos diferentes de inmunoglobulinas (IgG, IgM, IgD, IgA e IgE), que se
diferencian entre sí por el tipo de región constante que tienen sus cadenas pesadas o
H.

 Las IgG o gammaglobulinas son los anticuerpos más abundantes de la


sangre (hasta el 85 % de las inmunoglobulinas). Se crean en gran cantidad al
entrar en contacto, por segunda vez, con el antígeno . Están formadas por dos
cadenas L y dos cadenas H de tipo gamma a las que se unen moléculas de
oligosacáridos.

Se unen a los antígeno de la superficie de los microorganismos favoreciendo


su fagocitosis, además de activar tanto al sistema del complemento como a
los fagocitos sanguíneos (macrófagos y micrófagos). Si los antígenos son
toxinas, se unen a ellas neutralizándolas.

Son los únicos anticuerpos que atraviesan la placenta inmunizando al feto


contra los antígenos para los que la madre es inmune, proporcionando
defensas al recién nacido durante las primeras semanas de vida. También
está en la leche materna, y puede atravesar las células intestinales del recién
nacido, por lo que son las primeras y únicas moléculas defensivas en el
embrión y en el recién nacido, proporcionándole inmunidad pasiva.

 Las IgM son los primeros anticuerpos que se crean ante la primera exposición
a un antígeno. Se localiza en el suero sanguíneo. Están compuestos por cinco
monómeros unidos por puentes disulfuro. Debido a su elevado peso molecular,
no pueden salir de los vasos sanguíneos.

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 Las IgA forman dímeros. Se encuentran en secreciones como la saliva, las
lágrimas, la leche y el mucus que recubre el interior del aparato respiratorio y el
intestino.
 Las IgE son monoméricas. Son las responsables de las reacciones alérgicas,
ya que inducen la liberación de histamina.
 Las IgD son monoméricas. Son anticuerpos de la superficie de linfocitos B
sirviendo como receptores de antígenos específicos.

Reacción antígeno-anticuerpo

Cuando los anticuerpos reconocen a los antígenos, se unen a ellos en una reacción
llamada antígeno-anticuerpo mediante enlaces de Van der Waals, fuerzas hidrofóbicas
o iónicas. Existen varios tipos de reacciones antígeno-anticuerpo:

 Precipitación. Los antígenos son macromoléculas con varios determinantes


antigénicos (antígenos polivalentes) disueltos en los líquidos corporales.
Cuando se unen a los anticuerpos, forman complejos antígeno-anticuerpo
insolubles, que precipitan, lo que favorece que los fagocitos puedan destruirlos
.

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 Aglutinación. Los antígenos (aglutinógenos) se encuentran en la superficie de
bacterias u otras células, y cuando se unen con los anticuerpos originan
puentes entre ellos, formándose agregados (aglutinación), lo que facilita su
destrucción. Ésta es la reacción que ocurre cuando se hacen transfusiones
entre grupos sanguíneos incompatibles.
 Neutralización. El anticuerpo se une al antígeno eliminando los efectos
negativos que tiene sobre el organismo invadido.
 Opsonización. Los microorganismos o las partículas antigénicas son
fagocitadas más rápidamente por los fagocitos si tienen anticuerpos en su
superficie. Los microorganismos recubiertos de anticuerpos se dice que están
opsonizados.

Las opsoninas son moléculas que recubren los microorganismos facilitando


su fagocitosis, pero no siempre son moléculas específicas como
los anticuerpos, sino que también pueden ser moléculas inespecíficas como
las proteínas del complemento.

Las proteínas del complemento se llaman así porque ayudan o complementan a


los anticuerpos. Este sistema está formado por unas 20 proteínas plasmáticas del tipo
de las globulinas, que, a diferencia de los anticuerpos, siempre están presentes en el
plasma. Estas proteínas intervienen en la opsonización de células ajenas al organismo
y en la lisis de otros patógenos. Cuando una proteína del sistema del complemento se
fija al complejo antígeno-anticuerpo, comienza la activación del resto de proteínas del
sistema del complemento, formándose un enzima que rompe la membrana de la célula
invasora provocando su lisis.

4.3.1.2. La memoria inmunológica: respuestas primaria y secundaria

La respuesta inmunitaria adaptativa es específica, pudiendo ser primaria, si se


produce en el primer contacto con el antígeno, o secundaria, si se debe a contactos
posteriores con el antígeno. Además, la respuesta inmunitaria puede
ser celular (mediada por linfocitos T) o humoral (mediada por anticuerpos).

Respuesta inmune primaria

Cuando el antígeno penetra por primera vez en el organismo, genera una respuesta
inmune primaria. Primero hay un período de latencia en el que no se

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producen anticuerpos, pero después de unos días aparecerán anticuerpos IgM en
la sangre hasta alcanzar un máximo a los 10-15 días para, más tarde, casi
desaparecer.

Respuesta inmune secundaria

Si el antígeno vuelve a penetrar una segunda vez, se producirá la respuesta inmune


secundaria, más rápida, intensa y prolongada. Casi no habrá período de latencia, se
producirán más anticuerpos (de tipo IgG) y durarán mucho más tiempo en la sangre,
incluso varios años .

Esta memoria inmunológica se basa en los linfocitos, que tras el primer contacto con el
antígeno, algunos se transforman en células de memoria (linfocitos B o T). Estas
células de memoria estarán por la sangre y los órganos linfoides, y cuando detecten
otra nueva entrada del antígeno, producirán anticuerpos IgG que impidan el desarrollo
de la infección. La duración de esta inmunidad depende del tiempo de vida de
los linfocitos de memoria, pudiendo ser desde unos meses o años, hasta toda la vida,
como en el caso de la viruela, rubéola o sarampión.

4.3.2. Linfocitos T: respuesta inmune celular

Además de la respuesta inmune humoral con la acción de los anticuerpos sobre


los antígenos, existe otro tipo de respuesta en la que no se producen anticuerpos. Se
trata de la respuesta inmune celular o repuesta inmune mediada por células, que es un
proceso muy eficaz para destruir:

 Células extrañas procedentes de otro individuo distinto, aunque sea de la


misma especie (por ejemplo, órganos trasplantados).
 Células propias tumorales.
 Células infectadas por virus.
 Células que contienen microorganismos de crecimiento intracelular (como la
bacteria de la tuberculosis).

Los linfocitos T, con la ayuda de los macrófagos, son los encargados de realizar
la respuesta inmune celular.

18
Cuando un microorganismo ha penetrado en el ser vivo y es detectado, es
fagocitado por un macrófago, que lo digiere mediante los lisosomas y coloca algunos
fragmentos del antígeno (péptidos más sencillos) sobre su membrana, junto con sus
antígenos del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC-II). A esta célula se le
denomina célula presentadora de antígenos.

Después, actuarán como células presentadoras de los antígenos a un tipo de linfocitos


T, los linfocitos T auxiliares o colaboradores (TH), que reconocerán como propios los
antígenos del MHC del macrófago (las dos células pertenecen al mismo individuo), y
reconocerán el antígeno como extraño.

Los macrófagos producen citocinas, que potencia la activación y proliferación de


los linfocitos T auxiliares, diferenciándose en dos grupos:

 Linfocitos TH, que liberan otras citocinas que autoactivan a los linfocitos
TH y macrófagos. Además, provoca la diferenciación y proliferación de varios
tipos de linfocitos T (los citotóxicos y los supresores),
 Linfocitos TH que activan la transformación de los linfocitos B en células
plasmáticas productoras de anticuerpos (respuesta inmunitaria humoral).

A continuación, se pueden producir dos tipos de respuestas:

 Respuesta inmunitaria celular: las células infectadas pueden activar a linfocitos


T citotóxicos (TC) cuando estos reconocen el antígeno unido al complejo de
histocompatibilidad MHC-I. Los linfocitos TC se unen a lacélula diana (con
antígenos extraños en células infectadas por virus o antígenos anormales, en
células cancerosas), y segrega perforinas, unas proteínas que perforan
la membrana celular, provocando la muerte de la célula diana.
 Respuesta inmunitaria humoral: Los linfocitos B se diferencian en células
plasmáticas productoras de anticuerpos, los cuales producen la
neutralización, opsonización y activación del sistema del complemento.

Después de haber superado la infección, cuando el antígeno ya se ha eliminado y es


necesario detener la respuesta inmunitaria, aparecen los linfocitos T supresores (TS),
que frenan la respuesta. A veces, si la respuesta inmune es excesiva y peligrosa para

19
el organismo, la atenúa. Además, se guardan células de memora (linfocitos
TH, TC y linfocitos B contra ese antígeno específico.

Un tipo particular de linfocitos son las células asesinas o células NK ("natural


killer"). Estas células, a diferencia de los linfocitos B y T, son más grandes,
poseen gránulos citoplasmáticos y no reconocen el antígeno, por lo que tienen
una actuación inespecífica. Se encargan de destruir células cancerosas o bien
infectadas por virus.

5. Tipos de inmunidad

Un organismo es inmune a un determinado antígeno cuando es capaz de anularlo sin


presentar reacción patológica. Por tanto, la inmunidad es la capacidad del organismo
para resistir una infección.

Hay varios tipos de inmunidad:

 Inmunidad innata o congénita. Inmunidad natural proporcionada por


mecanismos de defensa inespecíficos (no es específica para cada patógeno),
sin memoria inmunológica y presente antes de la exposición a antígenos. La
inmunidad innata se adquiere desde el nacimiento y es propia de raza, especie,
etc. No puede reconocer los agentes patógenos ni aumenta con su
exposición. La inmunidad innata es una respuesta rápida mucho
más rápida que la inmunidad adquirida. La inmunidad innata no genera
memoria inmunológica. Un ejemplo de inmunidad innata sería la imposibilidad
de que una persona quede afectado por la peste porcina o por la gripe aviar.
 Inmunidad adquirida o adaptativa. Se adquiere a lo largo de la vida a partir del
contacto con el agente patógeno. Es una respuesta lenta y genera memoria
inmunológica.
o Inmunidad natural.
 Activa.
 Pasiva.
o Inmunidad artificial.
 Activa: sueros.
 Pasiva: vacunas.

20
5.1. Inmunidad natural

La inmunidad natural es el conjunto de procesos que previenen de formanatural y


espontánea a los individuos sanos de la infección por los agentes patógenos.

Hay dos tipos de inmunidad natural:

Inmunidad natural activa

Se trata de la inmunidad que adquiere el organismo cuando sintetiza


losanticuerpos tras la introducción del antígeno. La inmunidad natural activa se
adquiere después de superar una enfermedad infecciosa, ya que el organismo queda
cargado con los anticuerpos sintetizados y, sobre todo, con linfocitos de memoria, por
lo que durante un tiempo (en ocasiones toda la vida) se evita lareinfección. Por
ejemplo, la inmunización contra la varicela.

Inmunidad natural pasiva

La inmunidad natural pasiva se adquiere al recibir anticuerpos específicos fabricados


por otro organismo. Se produce por la transferencia de anticuerpos de la madre al feto,
a través de la placenta, y al niño lactante a través de la leche materna ("calostro"). De
esta forma, el niño recibe anticuerpos hasta que sus mecanismos inmunológicos se
desarrollen completamente .

5.2. Inmunidad artificial

Este tipo de inmunidad se adquiere artificialmente mediante el uso de técnicas


médicas. Puede ser, a su vez, pasiva o activa:

Inmunidad artificial pasiva: sueros

La inmunidad artificial pasiva consiste en la introducción en el organismo


deanticuerpos sintetizados previamente por otro individuo. La sueroterapiaconsiste en
introducir el antígeno correspondiente a un animal (normalmente se ha utilizado el
caballo), que sintetiza los anticuerpos contra una enfermedad determinada. Tras la
extracción de la sangre del animal se aíslan y purifican los anticuerpos que van a ser
inyectados a la persona infectada. También se pueden extraer de la sangre de otra
persona que ha superado la infección.

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Algunas de las ventajas de la sueroterapia son:

 Proporciona una protección inmediata (a las pocas horas de su inyección),


mientras que las vacunas requieren varios días para producir resistencia.
 Es útil en personas con deficiencias en su sistema inmunitario, ya que no es
necesario que sinteticen sus propios anticuerpos.

Algunos de los inconvenientes de la sueroterapia son:

 La inmunidad sólo dura unos meses, por lo que es una duración limitada, que
termina cuando los anticuerpos administrados desaparecen.
 Cuando los anticuerpos proceden del suero de un animal se pueden producir
reacciones de rechazo contra éste, por lo que actualmente se
emplean anticuerpos monoclonales obtenidos por Biotecnología.

La sueroterapia se usa con fines curativos. Existen sueros contra enfermedades


infecciosas que se desarrollan con rapidez, como el tétanos, la rabia y la difteria.

Inmunidad artificial activa: vacunas

La inmunidad artificial activa se consigue con la vacunación, que consiste en introducir


gérmenes muertos o atenuados, incapaces de desarrollar la enfermedad, pero que son
portadores de los antígenos específicos. Entonces, el organismo responde
fabricando anticuerpos (respuesta primaria) y queda inmunizado contra la enfermedad,
ya que, cuando se produzca un nuevo contacto con el antígeno, se desencadenará
la respuesta secundaria, por lo que no se producirá la infección .

La duración de esta inmunidad puede ser para toda la vida o bien temporal.

La finalidad de la vacunación no es curar, sino la de prevenir una enfermedad, ya que


el efecto de las vacunas se produce unos días después, cuando el organismo fabrica
los anticuerpos.

Las vacunas son un buen método para luchar contra las enfermedades infecciosas,
siendo erradicadas algunas de ellas, como la viruela. Pero no siempre se pueden
obtener las vacunas adecuadas. Actualmente se está investigando para producir
vacunas contra el VIH o contra el virus de la hepatitis C, pero los genomas de

22
estos virus tienen una alta tasa de mutación y todavía no se han conseguido producir.
En los virus gripales también son muy frecuentes las mutaciones, por lo que la
variación de sus antígenos impide una protección permanente contra ellos.

Tipos de vacunas

Se distinguen varios tipos de vacunas, según el origen y la naturaleza de los antígeno:

 Vacunas atenuadas. Estas vacunas tienen microorganismos vivos, pero muy


debilitados, por lo que se reproducen en el individuo inoculado pero causando
una infección muy pequeña. El organismo no tiene problemas para desactivar
esa infección, ya que genera gran cantidad de anticuerpos y linfocitos B de
memoria, lo que le proporciona una inmunidad de larga duración. Ejemplos de
vacunas atenuadas son la de la poliomielitis, el sarampión y la rubéola.
 Vacunas inactivadas. En estas vacunas, los microorganismos inoculados están
muertos, por lo que no pueden reproducirse en el organismo. La respuesta del
sistema inmunológico es más débil que en el caso de las vacunas atenuadas,
por lo que es necesario otras dosis adicionales, de recuerdo, para estimular
los linfocitos B de memoria y mantener la inmunidad. La inactivación de los
microorganismos se produce con productos químicos, como el formol, o con la
aplicación de calor o radiación. Son ejemplos de este tipo de vacuna, la de
la rabia, la fiebre tifoidea, la tos ferina y la difteria.

 Vacunas acelulares. En lugar de contener microbios, debilitados o muertos,


tienen sólo productos o partes de los microorganismos, con los antígenos que
más estimulan el sistema inmunitario. Se distinguen:

 Toxoides. Son toxinas bacterianas alteradas (inactivadas o no tóxicas) por


efecto del calor o de agentes químicos, pero que conservan la capacidad de
estimular la producción de anticuerpos. Vacunas de este tipo son
la antitetánica y la antidiftérica.
 Antígenos aislados. En ocasiones, simplemente una proteína de la cubierta
vírica (que actúa como determinante antigénico) es capaz de provocar una
respuesta inmune.

23
6. Alteraciones del sistema inmunitario

Si el sistema inmunitario no funciona correctamente, puede provocar graves


enfermedades en el organismo. Estas alteraciones se pueden producir por una
excesiva o innecesaria respuesta o por una respuesta insuficiente.

6.1. Autoinmunidad

El término autoinmunidad hace referencia a un error del sistema inmunológico del


cuerpo para reconocer sus células y tejidos como propios, produciendo anticuerpos
como si fueran extrañas al organismo. La autoinmunidad es un proceso
autodestructivo que causa enfermedades autoinmunes, de desarrollo lento pero
progresivo.

Cuando los linfocitos están madurando, algunos no son capaces de distinguir los
antígenos que provienen del exterior (heteroantígenos) de las moléculas propias
(autoantígenos) . Normalmente, estos linfocitos anómalos o linfocitos autorreactivos se
eliminan, pero puede ocurrir que lleguen a alcanzar la circulación sanguínea y llegar
hasta algunos órganos, desarrollando procesos de autoinmunidad.

La producción de linfocitos autorreactivos se debe a algunos de los siguientes motivos:

 Se producen algunos cambios en los autoantígenos que impiden que el


sistema inmunitario los pueda reconocer como propios.
 Algunos antígenos extraños son muy parecidos a los autoantígenos
(mimetismo molecular), por lo que el organismo los confunde y reacciona
contra ellos.
 Algunas células no son reconocidas como propias porque no habían entrado
en contacto con los linfocitos.

Algunas de las enfermedades autoinmunitarias más conocidas son:

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ENFERMEDAD
ESTRUCTURAS AFECTADAS CONSECUENCIAS
AUTOINMUNE

Esclerosis múltiple Cerebro y médula espinal Múltiples y graves trastornos nerviosos

Alteraciones generalizadas (eritema o


Lupus eritematoso Prácticamente todos los tejidos
erupciones en la piel)

Miastenia grave Músculos estriados Debilidad muscular grave

Diabetes juvenil
Páncreas Diabetes inmunodependiente
(diabetes mellitus)

6.2. Hipersensibilidad

El sistema inmunológico tiene como función destruir los antígenos extraños sin
producir ningún daño a la persona, pero, en ocasiones, estas respuestas pueden ser
de una fuerza excesiva ante moléculas inocuas o poco peligrosas, pudiendo producir
efectos graves en las personas, incluso la muerte.

Se distinguen dos tipos de hipersensibilidad:

Hipersensibilidad inmediata o anafiláctica: alergia

La alergia es un mecanismo de hipersensibilidad o respuesta inmune exagerada ante


la presencia de antígenos inocuos o poco peligrosos.

La hipersensibilidad inmediata o anafiláctica se desarrolla rápidamente, unos 10 ó 20


minutos después de la exposición al antígeno, que en este caso se llama alérgeno.
Algunos de los alérgenos más comunes son el veneno de las abejas, las proteínas del
polen, pelos de animales, heces de ácaros del polvo, algunos medicamentos como la
penicilina, algunos alimentos como mariscos, cacahuetes, etc.

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Desarrollo de la reacción alérgica

Cuando se produce el primer contacto con el alérgeno no se muestra ningún síntoma


externo pero el sistema inmunitario reconoce el alérgeno ya que las células
presentadoras de antígeno (CPA) lo fagocitan y muestran sus fragmentos en el MHC-
II a los linfocitos T colaboradores (TH), que los reconocen y activan a los linfocitos B
vecinos. Los linfocitos B se transforman en células plasmáticas y liberan grandes
cantidades de inmunoglobulinas IgE que se unen a la zona constante de basófilos de
la sangre y mastocitos (o células cebadas) de los tejidos. Éste es el proceso
de sensibilización.

Cuando se produce el segundo contacto con el alérgeno se produce la reacción


alérgica. El alérgeno se une a las IgE que recubren a los mastocitos y a los basófilos,
provocando su desgranulación, expulsando sustancias del citoplasma celular. Estas
sustancias secretadas provocan la inflamación (histaminas, prostaglandinas,
serotonina, etc.) y las molestias de la alergia, como dermatitis o diarrea, si es una
alergia alimentaria, secreción de moco si es una alergia provocada por sustancias
contenidas en el aire, etc. Si los mastocitos y basófilos descargan la histamina en la
sangre, se provoca la dilatación de los vasos sanguíneos, dando lugar a una reacción
generalizada, con la contracción de los bronquiolos y vasodilatación general que
puede producir la muerte por asfixia o por un descenso importante de la presión
sanguínea (shock anafiláctico).

Hipersensibilidad retardada

También puede ocurrir que la reacción se produzca más tarde, incluso varias semanas
después del contacto con el antígeno, como ocurre en la hipersensibilidad retardada.

En la hipersensibilidad retardada no intervienen los anticuerpos, sino un tipo de


linfocitos T que, después de un segundo contacto con el mismo antígeno, liberan
sustancias que estimulan la acción de los macrófagos y desencadenan un proceso
inflamatorio.

Un ejemplo de este tipo de hipersensibilidad es el causante de las dermatitis de


contacto originadas por algunos cosméticos, prendas de vestir, bisutería o plantas en
contacto con la piel, cuyas proteínas se unen con haptenos presentes en dichos
productos y originan los antígenos desencadenantes de la reacción. Dado que los

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síntomas (picor, erupción,...) son similares a los de la hipersensibilidad anafiláctica, a
estas reacciones se les denomina, incorrectamente, alergias de contacto.

6.3. Inmunodeficiencia

La inmunodeficiencia es la incapacidad para desarrollar una respuesta inmunitaria


adecuada ante la presencia de antígenos extraños, sin que éstos sean eliminados
correctamente.

Distinguiremos entre las inmunodeficiencias congénitas y las adquiridas.

Inmunodeficiencias congénitas

Estas inmunodeficiencias son hereditarias, por lo que se nace con ellas.

Normalmente, se producen por causa de defectos de los linfocitos B, que no pueden


producir suficientes anticuerpos. También pueden deberse a fallos en la síntesis de las
proteínas que forman el complemento o a mal funcionamiento de los linfocitos T.

Si el problema es el no poder producir anticuerpos, las anomalías aparecen a partir de


los seis meses de vida, cuando ya se han perdido la mayoría de las IgG procedentes
de la madre durante en el embarazo o a través de la placenta .

Si el problema está en la inmunidad inespecífica o está relacionado con los linfocitos


T, los fenómenos de inmunodeficiencia pueden aparecer desde el mismo momento del
nacimiento.

Se les llama "niños burbuja" a los niños que presentan el síndrome de


inmunodeficiencia congénita, ya que deben vivir en una habitación estéril y evitar el
contacto con personas, animales u objetos portadores de gérmenes. Una solución es
el trasplante de médula ósea, capaz de formar células inmunocompetentes.

Inmunodeficiencias adquiridas

Las inmunodeficiencias adquiridas son más frecuentes que las inmunodeficiencias


congénitas. Aparecen como consecuencia de algunos factores como leucemia,

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exposición a radiaciones, largo tratamiento con inmunosupresores, etc. o por graves
enfermedades que debilitan el sistema inmunitario.

Una de las inmunodeficiencias más graves es el SIDA (síndrome de inmunodeficiencia


adquirida), producido por el VIH (virus de la inmunodeficiencia humana), que ataca y
destruye los linfocitos T auxiliares (TH) . El organismo queda indefenso ante
los antígenos y células tumorales, por lo que la persona afectada puede tener
importantes infecciones y desarrollar algunos tipos de cánceres.

Como vimos, el VIH es un retrovirus, por lo que tiene ARN (no ADN) como material
genético. En concreto, posee dos cadenas iguales de ARN monocatenario. Su cápsida
es icosaédrica y tiene una envoltura lipoproteica.

Desarrollo del SIDA

El SIDA se desarrolla del siguiente modo:

1. El VIH penetra en el cuerpo de una persona sana procedente de otra infectada.


El virus se localiza en la sangre y en otros fluidos orgánicos como el semen y
las secreciones vaginales. Los principales mecanismos de transmisión son:

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Cuando el virus llega al sistema circulatorio del nuevo hospedador se une a
los linfocitos T4 (TH). La unión se efectúa entre una proteína determinada de la
cubierta del virus (Gp 120) y la proteína receptora CD4 de los linfocitos T4,
gracias a un reconocimiento específico entre ambas moléculas. También
puede producirse la unión con los macrófagos.
a. Directamente a través de la sangre, por transfusiones o por medio de
jeringuillas contaminadas.
b. Mediante relaciones sexuales en las que el semen o las secreciones
vaginales entren en contacto con microheridas o erosiones por las que
el virus pueda introducirse.
c. De madre a hijo, generalmente durante la gestación o el parto.
2. Se produce la fusión de la envoltura del virus con la membrana celular del
linfocito, y el ARN y la enzima transcriptasa inversa del virus penetran en el
citoplasma del linfocito.
3. Gracias a la transcriptasa inversa (una ADN polimerasa) se forma ADN
bicatenario a partir de ARN, que se incorpora al genoma del linfocito T4 y se
constituye un provirus, de modo que el ADN de éste, integrado en el ADN
celular, se transmite a las células hijas cada vez que el linfocito se divide. Se
produce además una multiplicación lenta del virus, que se libera por gemación.
Los linfocitos no sufren daños inmediatos, pero sí a largo plazo .
4. En un determinado momento, los linfocitos T4 infectados mueren, y la
disminución de su número provoca la inmunodeficiencia. Si existen menos de
150 linfocitos T4 por mm3 de sangre (en una persona sana hay 500/mm3) la
deficiencia inmunitaria es grave y la muerte sobreviene por
infecciones oportunistas, como tuberculosis pulmonar y neumonía, entre otras.
También es frecuente la aparición de tumores raros, como el sarcoma de
Kaposi, que afecta a los capilares sanguíneos de la piel.

Desde que se produce la infección por el VIH hasta que aparece del SIDA suele haber
un tiempo que oscila entre 5 y 10 años. Primero hay una fase asintomática (dura
desde meses hasta años), pero en el plasma sanguíneo de estas personas
hay anticuerpos contra el VIH, son personas seropositivas, que pueden contagiar la
enfermedad.

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Tratamiento del SIDA

Aunque aún no se dispone de un tratamiento eficaz contra el SIDA, la combinación de


fármacos que se emplea en la actualidad retarda la progresión del síndrome, aunque
no consigue eliminar el virus ni, por tanto, se consigue la curación. Los medicamentos
utilizados interfieren con la transcriptasa inversa, con la unión del virus a los
receptores de los linfocitos T4 o con la enzima proteasa, que permite la correcta
formación de la cápsida del virus .

Actualmente, la única manera efectiva de controlar la propagación del SIDA consiste


en campañas informativas para evitar las situaciones y conductas de alto riego que
favorecen la transmisión del virus.

6.4. Trasplantes y rechazos

Un trasplante consiste en sustituir un órgano enfermo por otro que funcione


correctamente. Se extrae un órgano (o tejido y, en ocasiones, células) de un individuo
sano (donante), y se coloca en el cuerpo del mismo o de otro organismo (receptor) en
el que no funciona correctamente. En el caso de los trasplantes de órganos vitales, el
donante tiene que estar en estado de “muerte cerebral” .

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Los trasplantes y sus clases

Normalmente, el sistema inmunitario de la persona receptora reconoce las moléculas


del injerto y órgano trasplantado como extrañas al organismo y actúa contra ellas,
produciéndose un rechazo contra el órgano trasplantado.

Según la relación existente entre donante y receptor, los trasplantes pueden ser:

 Autotrasplante, si el órgano o tejido trasplantado procede del mismo individuo.


 Isotrasplante, si el donante es un individuo genéticamente idéntico al receptor.
Esto ocurre únicamente entre gemelos univitelinos.
 Alotrasplante, cuando el donante es un individuo genéticamente distinto al
donante.
 Xenotrasplante, si el donador y receptor pertenecen a especies distintas.

Naturalmente, las respuestas inmunológicas serán menores en los autotrasplantes, y


mayores en los xenotrasplantes, ya que los tejidos de donante y receptor son menos
compatibles. Por eso, los autotrasplantes e isotrasplantes son más seguros que
los alotrasplantes o xenotrasplantes, que tienen mayor riesgo de rechazo .

Las posibilidades de rechazo aumentan en la medida en que disminuye el parentesco


entre el donante y el receptor. Los xenotrasplantes en humanos, por ejemplo,
provienen del cerdo, la especie que da menos problemas, e incluso existen cerdos
transgénicos que expresan en sus células algunas proteínas humanas.

Clases de rechazo

A pesar de que las técnicas médicas para la realización de trasplantes están muy
avanzadas, los mayores problemas son la disponibilidad de órganos y la posibilidad
de rechazo inmunológico por parte del receptor.

Sin embargo, el trasplante de córnea no suele producir rechazo, ya que la córnea no


tiene circulación linfática ni sanguínea y, por tanto, los linfocitos no acceden fácilmente
a ella.

El mecanismo de rechazo se produce como respuesta del sistema inmune del receptor
ante el tejido u órgano del donante con un determinado antígeno de superficie en las
células, que sus linfocitos T no reconocen como propias. Esto hace que vayan al

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órgano trasplantado un gran número de linfocitos citotóxicos y de macrófagos,
produciendo la necrosis del tejido u órgano trasplantado.

Los linfocitos citotóxicos activan a los macrófagos y también, gracias al


interferón (interleucina) a las células NK, que segregan perforinas que atacan a las
membranas de las células del trasplante y las destruyen.

Los neutrófilos también fagocitan células con opsoninas y las plaquetas forman
trombos. La producción de anticuerpos en respuesta a los antígenos MHC activa
el sistema del complemento que causa la lisis celular.

El rechazo es mayor si los antígenos de superficie (proteínas MHC) del donante son
distintos a los del receptor. Si los autoantígenos del donante y del receptor no
coinciden, se produce el rechazo, que comienza con el ataque de los linfocitos TC, que
causan la lisis de las células de los tejidos trasplantados. Si los autoantígenos
del MHC son idénticos no se produce el rechazo, pero esto no suele ocurrir. Por esto,
antes de trasplantar un órgano, es necesario hacer pruebas de que los autoantígenos
de las células del donante y del receptor son muy semejantes.

En el rechazo, además de la acción de los linfocitos TC, también interviene la


respuesta específica humoral (anticuerpos) y la respuesta inespecífica(macrófagos,
activación del complemento).

Según el momento en el que se produce el rechazo se distinguen estos tipos:

 El rechazo agudo ocurre entre 24 y 48 horas después del trasplante, y se debe


principalmente a la acción de anticuerpos que se unen a los antígenos de las
células extrañas provocando su destrucción.
 El rechazo tardío o crónico aparece varias semanas o meses después del
trasplante. Está causado por el desarrollo de linfocitos T de memoria que, ante
la presencia de los antígenos del órgano trasplantado, activan los linfocitos TC y
los macrófagos que van a la zona afectada y actúan contra el órgano
trasplantado.

El rechazo depende de la relación genética entre el donante y el receptor, y se


produce porque las proteínas del complejo principal de histocompatibilidad (HLA en la
especie humana) que tienen en su membrana los linfocitos y la gran mayoría de

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células que tiene cada persona, son reconocidas por su sistema inmunitario. Las
proteínas MHC de las células del tejido trasplantado actúan como antígenos extraños
y provocan el rechazo.

Si el donante y receptor tienen sistemas de histocompatibilidad iguales no hay


problema de rechazo, pero sólo son genéticamente iguales los gemelos univitelinos.
En los casos de autotrasplantes, como el de piel, por ejemplo, no hay rechazo.
Tampoco hay problema de rechazo en trasplantes de tejidos que no tienen irrigación
sanguínea o ésta es muy escasa, como en el caso del trasplante de córnea, ya que no
produce ninguna reacción inmunológica.

En el resto de trasplantes, para minimizar el rechazo, se trata de que exista el máximo


grado de histocompatibilidad entre donante y receptor, buscando el más compatible
según su grupo sanguíneo y el tipo de HLA de sus células. El receptor tiene que ser
sometido a tratamientos con inmunosupresores para disminuir la actividad del sistema
inmunológico y que no reconozca el tejido trasplantado como extraño, lo que puede
hacer que tenga algún problema de infección por tener su sistema inmunológico
debilitado.

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