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Las Explosiones Sociales: una visión Global

Por José Manuel González C.

Fragmento de la Conferencia “Explosiones Sociales: una visión Global” por


Manuel Castells1 en el evento “La Crisis de la democracia liberal en el
mundo” que organizó el Centro de Estudios Políticos de Chile. Santiago de
Chile, 06 de noviembre de 2019.

El Sociólogo Manuel Castells fue invitado por una organización investigativa


que tiene mucho reconocimiento tanto entre la academia como entre los
políticos en Chile. En esta oportunidad la conferencia se desarrolló en medio
de una coyuntura de fuerte movilización social en Chile, pero de gran
represión propia de la violencia más asesina de la dictadura militar que
ocurrió entre 1973 y 1990 en Chile.

Los planteamientos iniciales se centraron en presentar una relación, y una


perspectiva general del neoliberalismo, entre lo que está pasando en Chile,
que “no es excepcional para nada, y que “es un fenómeno global, no se
asusten en el sentido de que no están solos, si se hunden se hunden con
todo el mundo, porque está todo el mundo así. O la especie humana se
mentaliza de alguna manera no solamente con respecto al clima sino con
respecto a las instituciones, con respecto a las aspiraciones de todos los
jóvenes del mundo, o nos actualizamos o desaparecemos. A corto plazo
institucionalmente y a muy medio plazo 50 a 100, como especie”.

Así presentó una categorización y diferenciación entre los movimientos


sociales actuales y los movimientos políticos: “Los movimientos sociales no
son movimientos políticos, los movimientos políticos son políticos y buscan
la transformación del Estado. Los movimientos sociales son aquellos que
buscan la emergencia, la difusión, el debate de nuevas formas culturales, al
explicar las características que tiene el fenómeno. Lo que sucede es que los
ciudadanos no tienen confianza ni en sus parlamentarios, ni en sus
gobiernos, ni en sus presidentes, ni sobre todos, en sus partidos políticos.
Hay un rechazo unánime de todos los partidos, no son considerados
legítimos ni viables.

Más concretamente piensan que la clase política se ha encerrado en sí


misma, solo hablan entre ellos y no se preocupan de los intereses de los
ciudadanos más que para vender una opción en un mercado electoral cada
cuatro años.

1
Sociólogo y Economista español, es profesor emérito de Sociología de la Universidad de California,
Berkeley y profesor de Comunicación en la Universidad del Sur de California, y es uno de los mayores
especialistas del mundo en materia de Movimientos sociales. Acaba de lanzar un nuevo libro La Nueva
América Latina (2019), escrito con Fernando Calderón.
Lo anterior, señaló, se traduce en tres etapas. La primera, la crisis de
legitimidad política que se expresa en una transformación fragmentada y
caótica de los sistemas políticos. La segunda, la emergencia de movimientos
sociales, que surgen con nuevos valores de todo tipo y son movimientos
sociales porque emergieron y proponen cambiar la sociedad desde esos
nuevos valores, donde el más importante es la dignidad y por alguna razón
se extienden de un lado a otro. Y la tercera, las explosiones sociales, no son
los movimientos articulados de antaño y que se organizan en torno a
proyectos que intentan cambiar ciertas formas de las instituciones. Sino que
son movimientos unidos por simplemente gente que no puede más y se
enfrenta, explota. Y explota en algunos lugares con violencia limitada en
otros con violencias más extrema”. Y esta violencia no es generada por
provocadores profesionales, a pesar de que los hay, y hay infiltrados y hay
vándalos, pero allí no radica lo esencial, sino que es esencial cuando una
fracción de un movimiento mucho más amplio, que puede ser democrático,
pacifico, etc., no puede más y entonces se enfrentan con la policía.

Ahora frente al accionar novedosos de estos movimientos sociales Castells


expresó que “Pero estos enfrentamientos, como está ocurriendo en Hong
Kong, Barcelona, donde en los enfrentamientos con la policía, los
movilizados se enfrentan a la policía, y el problema no es que sean
violentos o no, es que cuando la enfrentan cuando les cargan contra ellos,
no huyen, no se dispersan, esta es la cuestión relativamente nueva de las
explosiones sociales, donde los límites de la tolerancia, los límites de la
indignación contenida y desde la percepción de quienes están movilizados,
de que no ha habido respuestas que les parezcan justas, y se siguen
rebelando contra lo que se percibe como injusticia, que no pasa nada, y
además te pegan, reaccionan. Y se diferencian de lo que fueron los
movimientos sociales, tranquilos de debate, aunque también los hay en las
nuevas movilizaciones.

Si se trata la violencia como puro problema de orden público, de vándalos


que hay que reprimir, llevar a la cárcel etc., eso empeora porque hay entra
una segunda derivada de las explosiones sociales que cuanto más reprime
la policía, más rabia y si además en los márgenes de la policía que recurre
como en los márgenes del movimiento, de la violencia, hay quien se pasa,
todavía más rabia y todavía más denuncias. Vivimos en una sociedad
transparente no porque lo digan los filósofos, sino porque tenemos una
cámara de video todos en nuestro bolsillo, hay siete mil millones de móviles
(celulares) en el mundo. Todo lo que se hace se graba y todo lo que se
graba va a la red de internet y todo el mundo lo ve y lo siente. Estos videos
son la causa más directa de la rabia contenida que explota en todas estas
movilizaciones y de explosiones sociales.

Finalmente frente a las soluciones ya sean sociales o políticas, expresó que:


“No piense que esto va a pasar, no piensen que cierren los ojos y esto es un
mal sueño y desparece y ya está. No va a pasar, puesto que hay causas
muy profundas que las tienen que encontrar los movimientos sociales, y los
ciudadanos (ustedes), y encontrar la solución ustedes, ustedes la sociedad
(chilena).

Pero no pasen de puntillas sobre esto y que no piensen que con cuatro
medidas de algún tipo, esto ya está, porque lo que sí hay en todas las
movilizaciones y explosiones sociales, en todos, fíjese usted, en todas las
lenguas diferentes, y sin comunicarse hay una palabra, que s lo que piden,
una palabra: Dignidad. Las luchas del hambre, de las mujeres, de las
pensiones etc., se resumen que nos reconozcan como seres humanos, que
nos reconozcan de verdad. Dignidad, que va mucho más allá de las medidas
económicas, de nuevas elecciones, es un cambio cultural político
fundamental, que por alguna razón se extiende de un lado a otro por todo
el planeta”.

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