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DEDICATORIA .............................................................................................. 2
PRESENTACCION ……………………………………………………………………………………. 3
INTRODUCCION……………………………………………………………………………………… 4
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DEDICATORIA
A DIOS:
A el por permitir que este trabajo tan es forzoso se haya podido realizar y por brindarme la
inteligencia y sabiduría necesaria para poder realizarlo.
A MIS PADRES:
A ellos, por haberme brindado los medios necesarios para poder realizar es te trabajo y por su
cariño que es fundamental para mí.
A MI PROFESORA:
Por el aprecio que me tiene y el apoyo que me brinda cada momento que lo necesito.
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PRESENTACION
La ciudad de Hamelin en Alemania, especialmente admirada por su gran belleza. Un día, llego
una gran plaga de ratas, la cual eran tan grande que afecto a toda la ciudad. El rey muy fastidiado
con tal acontecimiento ofrece una gran recompensa a aquella persona que pudiera desaparecer,
alejar la plaga de ratas.
Es ahí cuando aparece un joven noble sencillo con ganas de ayudar y llevarse enorme
recompensa, muchos no le creían, más bien trataban de burlarse de él. Al día siguiente, empezó
a tocar una hermosa melodía con su flauta, la cual llamo mucho la atención de las ratas y
quedaron imnotizadas por lo que oían… es así que ante el asombro de todo el pueblo el flautista
consigue alejar a las ratas de la cuidad.
El flautista empieza a tocar su flauta, pero esta vez no eran las ratas quien lo seguían si no los
niños hamelienses quienes eran arrebatadas de la mano de sus padres, en la cual iban formando
una gran hilera.
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INTRODUCCION
Se describe la ciudad de Hamelin en Alemania, especialmente su gran belleza. Hasta que un día,
llego una gran plaga de ratas, la cual eran tan grande que afecto a toda la ciudad.
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El flautista de Hamelin
PRIMER ACTO
Un día en la ciudad de Homelin se llenó una plaga de ratas, lo cual genero conflicto en la
ciudad dónde los aldeanos reclamaban al Rey.
Carlos: Su Majestad, ¡estamos hartos de las ratas que pululan por las calles! Son demasiadas
como para que podamos acabar con ellas.
Alejandro: Sí, se están comiendo todo lo que tenemos y van a enfermar a nuestros hijos. ¿Qué
haremos al respecto?
Hace un ademán con la mano y entra en escena un hombre alto y vestido de manera
extravagante. Lleva una flauta en la mano.
SEGUNDO ACTO
Este se lleva la flauta a los labios y comienza a tocar una canción mientras camina de
un lado a otro del escenario. Detrás de él, se ven las sombras de varias ratas (títeres)
que lo siguen como hipnotizadas. Entonces los aldeanos aparecen frente a la pantalla y
hacen expresiones de asombro.
Alonso: Vamos a decirle al rey que la aldea está libre de ratas, ¡esto es un auténtico
milagro!
TERCER ACTO
De vuelta en el palacio del rey, el flautista se acerca al trono y hace una reverencia.
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Flautista: He cumplido con mi encomienda, Su Majestad. Estoy listo para recibir la
recompensa.
Rey: De acuerdo. Por tus servicios, te daré esta moneda de oro. (Saca la moneda de su
bolsillo y se la tiende).
Rey: Ya sé lo que dije, pero tienes que entender que un rey tiene muchos gastos. ¿No
habrás creído que hablaba en serio? Toma la moneda y vete a casa, jovencito. Con la
gratitud de mi pueblo es suficiente para ti.
Rey (enojado): ¡Insolente! ¡Fuera de mi vista ahora mismo antes de que mande llamar
a los guardias!
CUARTO ACTO
De vuelta en las calles y muy molesto, el flautista vuelve a tocar llamando todos los
niños de la aldea, que corren hacia él risueños.
Los niños se forman en fila y van detrás de él, bailando a sus espaldas. El flautista
recorre el pasillo, y dejar que los niños salgan sin dejar de tocar.
Flautista (al público): Ahora ya lo saben, amigos. Jamás falten a su palabra, pues las
personas mentirosas pierden lo más valioso tarde o temprano.
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El niño del tambor
PRIMER ACTO
Baltasar: Sí, María le ha dado a luz en un pesebre muy humilde y vamos a ir a verlo, para
llevarle regalos. ¿Tú qué le vas a llevar?
Gaspar: ¿Pero?
Pastorcito: Pero no tengo nada que me sobre como para regalárselo a él. (Baja la cabeza
con tristeza).
SEGUNDO ACTO
El pastorcito toca tristemente su tambor, pensando en todos los pastores que han ido
al pesebre.
Pastorcito: ¿Qué tendría alguien como yo que hacer ahí? Si soy tan pobre y tan poca
cosa, el niño Jesús no querrá nada de mí.
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Un ángel entra en escena, mirándolo compasivamente.
Ángel: Al hijo de Dios no le importa que los hombres le ofrezcan riquezas o poder. Él
vino aquí a entregar todo su cariño y lo único que pide a cambio, es que ellos le den su
amor.
Pastorcito: Pero todos los otros pastores le van a llevar regalos, yo no puedo aparecerme
sin nada.
El ángel sonríe.
Ángel: Entonces una canción será suficiente para demostrarle al niño Jesús cuanto lo
amas.
Ángel: Sí, recuerda que lo más valioso que puedes brindarle es tu corazón. Y el tuyo es
noble y muy puro.
TERCER ACTO
Gaspar: ¿Pero ¿qué haces aquí? ¿No dijiste que no tenías nada que regalarle al niño
Jesús?
Pastorcito: Es que ya lo pensé bien y resulta que sí tengo algo que darle, ¡le voy a dar mi
canción!
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María: Muchas gracias por ser tan bueno con nuestro hijo.
José: De ahora en adelante, siempre te recordaremos como el niño del tambor, por tu
buen corazón y tu instrumento tan noble.
FIN
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El elfo cantor
ACTO ÚNICO
En el taller de Santa todos están preparando los juguetes para Nochebuena, pero hay
un pequeño detalle que impide que los elfos puedan trabajar como de costumbre.
Bruno, el más alegre de los elfos, se ha puesto a cantar un desafinado villancico. Tres
de sus compañeros lo observan cubriéndose los oídos.
Anita: ¡Ya lleva casi una hora cantando! Así no podemos concentrarnos.
Elías: Pues alguien tiene que decirle que pare.
Horacio: ¡Yo lo haré! Será un placer decirle que se calle de una vez por todas.
Anita: ¡No, Horacio! Podrías herir sus sentimientos, ya sabes que Bruno es muy
sensible.
Elías: Sí, la última vez que alguien le dijo que tocaba mal el ukelele, se la pasó llorando
tres días.
Santa Claus: entra en escena, consternado al ver que nadie trabaja.
Santa Claus: ¿Pero qué sucede, pequeños? ¿Por qué no están terminando de
ensamblar los juguetes? Ya mañana es Nochebuena.
Anita: Ay Santa, es que no podemos concentrarnos con las canciones de Bruno. Canta
muy mal, pero nadie se atreve a decírselo porque ya sabes lo especial que es.
Santa Claus: ¡Santos osos polares! Pues la verdad es que no es muy afinado… tendré
que arreglar esto.
Elías: Cuidado, Santa. Si Bruno se pone a llorar, ahora sí nadie va a poder trabajar en la
fábrica.
Santa Claus se acerca a Bruno, con una sonrisa nerviosa.
Santa Claus: Es muy linda esa canción que cantas Bruno, pero ¿no estás un poco
cansado de cantar villancicos?
Bruno: Para nada Santa, ¡podría cantar todo el día!
Santa Claus: Ah… ¿y qué te parece si cantas algo… distinto?
Bruno: Puedo cantar una canción navideña de rock.
Saca su guitarra eléctrica y toca desafinadamente, para horror de todo el taller.
Santa Claus: ¡No, no! ¡eso no!
Bruno: ¿Un rap, tal vez?
Bruno comienza a bailar hip hop mientras canta una absurda canción navideña.
Bruno: Feliz Navidad… Feliz Navidad… época de dar… ¡época de amar!
Santa Claus: Eh… no, no amiguito…
Bruno: Entonces, ¿qué tal algo de ópera?
Haciendo como si fuera un tenor, Bruno entona otro villancico con resultados
desastrosos, mientras Santa se rasca la cabeza. Horacio pierde la paciencia.
Horacio: ¡Solo cállate! ¡Nadie quiere que cantes nada! ¡No podemos trabajar con tus
berridos!
Bruno lo mira con sorpresa, mientras Elías y Anita parecen apenados.
Bruno (desilusionado): Oh, así que era eso… perdón, no sabía que molestaba.
Santa Claus: No es que molestes, Bruno. Es que tus amigos no se pueden concentrar y
ya mañana es Nochebuena, ¿comprendes?
Anita: Anímate, Bruno. ¿Qué dices si nos ayudas para terminar temprano y organizar la
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fiesta de Navidad?
Elías: Sí, la música estará tan fuerte que podrás cantar sin molestar a nadie.
Anita le da un codazo, pero Bruno sonríe.
Bruno: ¡Una fiesta! ¡Sí! ¿Por qué no lo dijeron antes? ¡Venga, todos a trabajar, rápido!
Horacio: ¿Quién diría que la solución era tan sencilla como mencionar la palabra
«fiesta»?
Los elfos se ponen a arreglar y pintar los juguetes mientras Santa Claus sonríe
satisfecho.
FIN
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La elección correcta
PRIMER ACTO
Una enorme fábrica de juguetes, adornada con bastones de caramelo y regalos envueltos
en papel de colores. Al lado de una máquina se encuentra un duende, ensamblando lo
que parece ser una muñeca. Entran en escena otro duende del Polo Norte, acompañado
por dos niños vestidos con pijama.
Durand: Jefe, aquí le traigo a los niños elegidos para conocer a Santa Claus.
Dante: Ah, así que ustedes son Tim y Jimmy. Los estábamos esperando, Santa espera
con muchas ansias conocerlos, ¿saben? Dice que se han portado muy bien.
Dante: Déjenme advertirles una cosa, Santa está muy ocupado, tiene mucho que arreglar
para su viaje de Nochebuena. Así que solo tendrán unos segundos para saludarlo.
Tras decir esto, va detrás de su compañero en tanto los chicos comienzan a curiosear.
Jimmy se percata de una bicicleta apoyada en el rincón y corre hasta ella.
Mientras Jimmy se pone a conducir la bicicleta, Santa Claus entra en escena, callado y
sonriendo.
Tim abraza por unos segundos al regordete hombre, antes de que este se despida con la
mano, desapareciendo de escena.
Tim: ¿Viste eso? ¡Santa Claus es realmente tan grande como dicen! ¡Y qué barba más
blanca tiene!
Jimmy: ¿Qué? ¿Santa Claus estaba aquí? ¡No! ¡No lo vi! ¡Santa! ¡Santa!
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Los niños lo siguen saliendo de escena, con Jimmy cabizbajo.
SEGUNDO ACTO
Jimmy: ¡Pero qué bobo soy! Tenía la oportunidad perfecta para conocer a Santa y la
desperdicié. Seguro que ya nunca lo volveré a ver.
Jimmy: ¿Santa?
Jimmy: Corre hacia él para abrazarlo y él lo recibe con los brazos abiertos.
Jimmy: ¡Santa, perdóname por no haberte escogido a ti! Tú eres lo más importante.
Santa Claus: No Jimmy, lo más importante es pasar tiempo con las personas que
siempre están a nuestro lado, nuestra familia y amigos. Ellos son más valiosos que
cualquier regalo.
Santa Claus: Me alegra que lo comprendieras. Pero eso no significa que no vayas a tener
regalos, acabo de dejar muchos juguetes bajo el árbol para ti. Prométeme que los
compartirás con tus hermanos y amiguitos.
FIN
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El lobo que se sentía orgulloso de su
sombra
PRIMER ACTO
Lucas: Pero que bien que se está aquí, ¿no lo crees, amiguito? Qué lástima que los otros
animales no quisieron acompañarnos.
Pedro: Dicen que por esta parte del bosque merodea un lobo más feroz que ningún otro,
¡con tres metros de alto y fauces enormes!
La sombra enorme de un lobo aparece entre los árboles, y los conejos se sobresaltan.
Ambos se echan a correr hasta salir, pero el lobo aparece, a tamaño natural, riéndose
con malicia. Mira hacia su sombra y sonríe.
SEGUNDO ACTO
Lobo: Ah, qué bello es sentir tanta tranquilidad en el bosque. Todo es mejor desde que
esos animales se largaron de aquí, ¡indiscutiblemente soy el rey!
Zorra: ¿Tú el rey? No me hagas reír, sabes que si no fuera por esa sombra tuya no
podrías intimidar a nadie.
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Zorra: No, yo no soy como esos animales a los que te gusta intimidar. Y al contrario de
ellos, tampoco pienso irme.
Lobo: Pues harías bien en largarte, recuerda que después de todo, sigo siendo un lobo y
ahora mismo no me vendría mal un pequeño bocadillo.
Zorra: Me iré si quieres, pero solo recuerda que un día, un animal más grande que tú te
dará tu merecido. No es bueno que te aproveches de los más pequeños.
TERCER ACTO
Los conejitos vuelven, pero esta vez se notan temerosos. Cuando la sombra del león
vuelve a aparecer, se van saltando a toda prisa y el lobo entra, riendo por lo bajo.
Lobo: ¡Pero cuan intimidante soy! Con este tamaño, bien podría asustar hasta a un león.
En ese instante, un león de gran melena entra por el otro lado del escenario y la sonrisa
del lobo desaparece.
León: Con que esas tenemos, ¿eh? Pues ven lobito, ¡a ver si puedes asustarme!
Zorra: Te lo dije, no es bueno alardear. ¡A ver ahora como te salvas de esta, lobo
aprovechado!
Lobo: ¡Socorrooooooo!
FIN
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La liebre y su violín
PRIMER ACTO
Había una vez un hermoso bosque donde vivía una liebre y dice. Hay un violín
abandonado debajo de un árbol. Entra la liebre caminando de manera distraída y se fija
en el instrumento.
Liebre: ¡Vaya! ¿Pero quién habrá dejado esto aquí? (Toma el violín en sus manos y lo
examina con asombro). Desde luego, es un violín estupendo. Me pregunto quién sería
tan tonto como para dejarlo.
Zorra: Liebre, nuestros amigos están recolectando comida para el invierno. ¿Vas a venir
a ayudar?
Zorra: Deja eso y ven a ayudar, que cuando llegue el frío no vamos a poder salir a
buscar comida.
SEGUNDO ACTO
Están la comadreja, la zorra, el ruiseñor y el oso recogiendo frutos del bosque cuando
llega la liebre y se sienta en una roca.
Oso: ¡Pero si todos los días has estado practicando y nunca nos ayudas en nada! ¿Cómo
crees que vamos a poder recoger suficiente comida para el invierno si sigues así?
TERCER ACTO
Liebre: ¡Qué hambre tengo! No me queda nada de comer en mi casa, tal vez los demás
tengan algo.
Se acerca a sus amigos animales, que se encuentran haciendo una fogata para cocinar
sus alimentos.
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Liebre: ¿No pueden darme algo de comer?
Oso: ¿A ti? ¿Qué nunca nos ayudaste? Mientras nosotros nos esforzábamos tú solo
querías practicar con ese tonto violín.
Zorra: Amigos, no hay que ser tan malos con él. Se ha equivocado, pero démosle otra
oportunidad.
Ruiseñor: Pues creo que tengo una idea, ¿qué si nos tocas algo mientras comemos? Las
canciones alegrarán el invierno.
La liebre comienza a tocar mientras una bella melodía suena de fondo. Todos los
animales comienzan a bailar alrededor de la fogata. Luego, comparten la comida con la
liebre y se sientan a disfrutar de sus alimentos.
Liebre: Es verdad, pero reconozco que he sido muy egoísta. De ahora en adelante,
prometo hacerme un tiempo entre las prácticas de violín para ayudarlos más en el
bosque. ¿Me perdonan?
FIN
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