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El poder de la Voluntad ¿Qué aprendí?

Las personas poseen facultades intrínsecas que le permiten desarrollarse y ser


talentosas. Estas facultades les ayudan con sus quehaceres y tareas los mantienen activos,
hablamos de la memoria, el entendimiento y la voluntad. Gracias a estas cualidades las
personas pueden recordar sucesos importantes, aprender de ellos y tomar decisiones
propias en cuanto a asuntos de importancia. La mente de las personas es capaz de
guardar sucesos traumáticos y tenerlos como recuerdos, que es un tipo de mecanismo de
defensa en contra de futuros sucesos de la misma índole.

La mente nos ayuda al análisis de situaciones para tomar decisiones respecto al


hacer y el no hacer de un asunto, a lo que llamamos voluntad. Esa voluntad de cada quien
es lo que nos hace diferentes, seres individualizados capaces de tomar decisiones se
acuerdo a sus propios criterios, y como considere conveniente. La voluntad debe de estar
sujeta a los principios éticos y morales del razonamiento, es decir, cuando hablamos de
hacer algo a voluntad, hablamos de que es l que mejor nos parece según nuestro criterio
pero siempre tomando en cuenta las consecuencias que esto acarrea consigo o el daño
que podríamos hacerle a otros. El razonamiento nos ayuda además a mantenernos n un
estado de voluntad intermedio entre la abulia y la impulsividad, ya que ambos extremos
son malos e irracionales. La abulia, cuando no decidimos en nada, no somos capaces de
hacer lo que queremos y nos mantenemos en cierto estado de letargo donde no nos
interesa si alcanzamos o no algún propósito. La impulsividad nos lleva a hacer cosas que
para otros son invasivas, nos causa problemas con los demás y nos arrastra a una
terquedad extrema, nos convierte en obstinados y si es posible hasta en dictadores.

Los designios de la voluntad no solo se orientan al querer hacer hacer sino también
al no querer hacer. Hay tanta voluntad en querer hacer lo que uno quiere como en no
querer hacer lo que otros quieren. Ver la cosas de esta manera nos ayudan a
independizarnos de los demás, a dejar de descargar culpas sobre otros por lo que
hacemos y reconocer nuestro papel y participación en los hechos que cometemos, por lo
que alego y siempre retengo que cada quien es responsable de sus propios hechos.

No debemos confundir la voluntad con el egocentrismo ni el ¨YO¨, la voluntad es


justa y racional, el YO esta inclinado solo a un lado de la balanza. Los deseos del YO solo
buscan ser saciados , mientras que la voluntad está justificada por la razón; por tanto,
podemos asumir que hay voluntad que se opone al YO, y de igual manera hay un YO que
se opone a la razón.
Cada quien tienen derecho a tomar justas decisiones según sus criterios, es decir, si
alguien está en su sano juicio, sin ninguna enfermedad mental que lo desestime o que le
impida tomar decisiones, entonces debe ser capaz de hacerlo. El tomar decisiones es una
de las más importantes capacidades del ser humano, por lo tanto, si a alguien se priva del
hecho de hacer esto, de no poder satisfacer su necesidad de cumplir su voluntad se
estaría provocando un gran daño psicológico, nadie debe ser privado de tomar decisiones,
nadie tiene derecho a tomar decisiones por alguien que esta consciente y en su sano juicio
de razón.

Somos seres diferentes todos, por lo que la voluntad misma es individual y nos
obliga a tomar decisiones individuales. No es malo que seamos tan diferentes n la manera
de ser y de pensar, gracias a esas diferencias es que podemos desarrollar nuestras
facultades y esto nos ayuda a ser mejores en la sociedad. Si hay mejores economistas, y
profesionales es porque cada uno de ellos, en algún momento de su vida, tomaron una
decisión propia que estaba de acuerdo a su voluntad y hoy día vemos los resultados.
Debemos mantener un espíritu activo y esforzado con un justo sentido de la razón,
apartar toda flojera Y abulia que pretenda mantenernos en un estado inerte y capacidad
humana alguna.

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