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Migración humana

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Tasas de migración en 2008: positiva (azul), negativa (naranja), estable (verde), sin
datos (gris)

Migración humana, referida a la migración de las poblaciones de seres humanos, tiene


dos acepciones: una amplia, que incluye a todos los tipos de desplazamientos de los
seres humanos, y otra, más restringida, que sólo toma en cuenta aquellos
desplazamientos que involucran un cambio de residencia de quienes los realizan.1

Contenido
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 1 Emigración e inmigración
 2 Creencias
 3 Historia
 4 Tipos de migraciones
 5 Causas de las migraciones
o 5.1 Causas políticas
o 5.2 Causas culturales
o 5.3 Causas socioeconómicas
o 5.4 Causas familiares
o 5.5 Causas bélicas y otros conflictos internacionales
o 5.6 Catástrofes generalizadas
 6 Teorías migratorias
 7 Consecuencias de las migraciones
 8 La globalización y las migraciones actuales
o 8.1 Perspectivas
 9 Referencias
 10 Bibliografía
 11 Véase también
 12 Referencias
 13 Enlaces externos
[editar] Emigración e inmigración
Cualquier proceso migratorio implica dos conceptos:

 Emigración, que es la salida de personas de un país, lugar o región, para


establecerse en otro país, lugar o región. La emigración implica una estimación
negativa del nivel de vida de una persona y de su entorno familiar y una
percepción de que al establecerse en otra parte aumentarán sus perspectivas
económicas, sociales o de otro tipo o, por lo menos, de que sus esperanzas de
una vida mejor se harán efectivas en el futuro.
 Inmigración es la llegada a un país de personas procedentes de otro país o
lugar.

La forma de migración más importante desde el siglo XIX hasta la época actual es la
que se conoce como éxodo rural, que es el desplazamiento masivo de habitantes desde
el medio rural al urbano: millones de personas se trasladan anualmente del campo a la
ciudad en todos los países del mundo (sobre todo, en los países subdesarrollados) en
busca de mejores condiciones de vida y, sobre todo, de mayores oportunidades de
empleo.

[editar] Creencias
Muchas culturas y grupos religiosos tienen mitos y referencias a las migraciones, que se
remontan a tiempos muy antiguos:

 El éxodo del pueblo judío desde Egipto,


 Los viajes de San Pedro, San Pablo y Santiago el Mayor en los primeros tiempos
del cristianismo,
 La Hégira de Mahoma,
 Las migraciones de los sefarditas a través de cuatro continentes,
 La migración desde el lago Titicaca al Cusco en la leyenda de Manco Cápac y
Mama Ocllo en el origen del Imperio inca, etc.

[editar] Historia
La migración de los seres humanos es un fenómeno mundial y está presente en todas las
épocas de la historia y en todas partes de nuestro planeta.

Estos movimientos de la población se han venido incrementando, sobre todo por el


enorme desarrollo de los medios de comunicación a partir de la revolución industrial.

La historia y la prehistoria de la humanidad hace referencia a los grandes movimientos


culturales, económicos, geográficos y políticos que dieron origen a desplazamientos en
masa de la población, tanto espontáneos como forzados.

 Las migraciones humanas prehistóricas del paleolítico, constituyeron el primer


proceso efectivo en la expansión de la humanidad hace más de 60.000 años,
tomando en cuenta el origen africano de los humanos modernos.
 La revolución neolítica de hace unos 9.000 años, y que consistió básicamente en
el desarrollo de la agricultura intensiva bajo riego, trajo consigo un
desplazamiento enorme de la población en los continentes africano y asiático
primero y europeo y americano después, en el que millones de personas
abandonaron su modo de vida nómada para hacerse sedentarios. El proceso de
esta primera revolución ocurrida en la historia de la humanidad está bien
explicado en varias obras de V. Gordon Childe (especialmente en Los orígenes
de la civilización (2 )
 La formación de los primeros imperios en el Oriente Medio y en el Mediterráneo
oriental (Mesopotamia, Egipto, Persia, Media, Grecia, Macedonia, Fenicia) y en
el Mediterráneo occidental (Cartago y Roma) trajo consigo grandes
desplazamientos de pobladores y soldados, que se encargaron de ocupar, tanto
libremente como por la fuerza, nuevas tierras. El caso de los colonos romanos
que se establecieron en la antigua Dacia (actual Rumanía) puede servir de
ejemplo de estos desplazamientos.
 El periodo de las grandes migraciones sirvió para que muchos pueblos
indoeuropeos se establecieran a ambos lados de los antiguos limes (límites) del
Imperio romano.
 El feudalismo tuvo un efecto dual en cuanto se refiere a las migraciones de
población: por una parte fijó a los campesinos al suelo, es decir, a la tierra y
aldeas de los distintos feudos. Por la otra, aunque redujo el comercio, aumentó
enormemente las guerras de conquista entre los feudos existentes, lo cual dio
origen a verdaderas invasiones y desplazamientos masivos de la población, que
fueron creciendo con el aumento y transformación de algunos feudos en los
Estados Nacionales a fines de la Edad Media lo que, a su vez, determinó la
decadencia definitiva del sistema feudal.
 En la Baja Edad Media se desarrollaron las redes de las ciudades estado, como la
Liga Hanseática en el noroeste europeo y las ciudades surgidas a ambos lados de
los pasos a través de los Alpes y en las ciudades del Norte de Italia, con el
predominio de Venecia, que llegó a ser la mayor ciudad del mundo gracias al
desarrollo del comercio. Estas ciudades crecieron enormemente por el desarrollo
del comercio y dieron lugar a grandes desplazamientos o migraciones entre el
mundo rural y dichas ciudades, así como el surgimiento de otras aldeas
transformadas en burgos dedicados a la manufactura artesanal que alimentaba
ese comercio.
 Los comienzos de la Edad Moderna marcan el inicio de los viajes de
descubrimiento, la formación de Imperios de ultramar, la colonización de otros
continentes y países por parte, principalmente, de los países europeos. El
desarrollo de la navegación dio lugar a unos desplazamientos masivos de
millones de personas que, al mismo tiempo que dieron origen a una verdadera
despoblación en muchos países europeos, sirvieron para fundar y poblar muchos
países nuevos, sobre todo en América, a través de un proceso que puede
considerarse, al mismo tiempo, como una invasión y hasta genocidio
(especialmente en los primeros tiempos) pero también como la fundación y
desarrollo de un nuevo mundo con una mayor calidad de vida. La ocupación
progresiva de la América del Norte por parte de los españoles, franceses e
ingleses (en este orden) se hizo más intensa con el descubrimiento de oro y plata
en el Oeste del territorio en 1848, pero esta ocupación, sobre todo en el siglo
XIX, tuvo caracteres muy distintos a la expansión colonial en Hispanoamérica
durante la época colonial.
 El desarrollo de la Revolución Industrial dio origen al mayor proceso migratorio
de toda la historia que no ha terminado aún, sino que está tomando nuevas
formas: el llamado éxodo rural, que involucró a miles de millones de
campesinos en todo el mundo que fueron dando origen, a su vez, al crecimiento
descontrolado y excesivo de ciudades enormes.
 La Gran Emigración europea (1800-1950). Relacionado con el éxodo rural desde
comienzos del siglo XIX y durante casi un siglo y medio, millones de europeos
pobres emigraron principalmente hacia América y Australia.
 A partir de 1950 en adelante se ha venido desarrollando un proceso emigratorio
de dimensiones incalculables en los países del Tercer Mundo, especialmente en
los más poblados. También relacionado con el éxodo rural, que en el Tercer
Mundo comenzó después que en Europa, millones de personas de los países no
desarrollados iniciaron un proceso de migraciones hacia Estados Unidos,
Europa, Canadá, Japón y Australia, principalmente. Y la dimensión interna de
esta gran emigración siempre ha sido mucho mayor que la internacional, lo que
está avalado por el hecho notorio de que las grandes ciudades más pobladas del
mundo actual han surgido, precisamente, en países del Tercer Mundo (Shanghái,
Bombai, México).

[editar] Tipos de migraciones

La ciudad nueva New Harmony, Indiana, Estados Unidos, planificada según los
lineamientos del socialista utópico Robert Owen en 1838, que iba a ser fundada con
inmigrantes

Según el tiempo:

 Migración temporaria: cuando el migrante va a estar en el lugar de destino por


un periodo de tiempo.
 Migración temporal: cuando el migrante va a estar en el lugar de destino de
manera permanente o definitiva.

Según su carácter:

 Migración forzada: cuando el migrante parte de su lugar de residencia por


situaciones que amenazan su vida. Por ejemplo, un conflicto armado o los
desastres naturales.
 Migración voluntaria: cuando el migrante parte de su lugar de residencia por
voluntad propia en busca de una mejor calidad de vida.

Según su destino:

 Migración interna: cuando el lugar de destino del migrante es dentro del mismo
país, es decir, se traslada a otra región.
 Migración internacional: cuando el lugar de destino del migrante es otro país.

Las migraciones se pueden considerar según el lugar de procedencia y según la duración


del proceso migratorio. Si hay cruce de fronteras entre dos países, la migración se
denomina externa o internacional e interna o nacional en caso contrario. Las
migraciones pueden considerarse como emigración desde el punto de vista del lugar de
salida y como inmigración en el lugar de llegada. Se denomina balanza migratoria o
saldo migratorio a la diferencia entre emigración e inmigración. Así, el saldo migratorio
podrá ser positivo cuando la inmigración es mayor que la emigración y negativo en caso
contrario. En algunos textos se denomina emigración neta al saldo migratorio negativo e
inmigración neta al saldo migratorio positivo. El empleo de estas últimas
denominaciones se hace para evitar la confusión entre el significado cuantitativo del
término positivo (más habitantes) y el significado cualitativo de dicha palabra (mejor).
Podemos decir, en sentido inverso, la misma idea con respecto al saldo migratorio
negativo.

La imagen nos muestra el diseño de una ciudad nueva (New Harmony) planificada por
el socialista utópico de origen galés Robert Owen que se iba a construir en un terreno
deshabitado de Indiana, en Estados Unidos, con el fin de proporcionar una residencia y
distintos tipos de trabajo para inmigrantes procedentes de otros lugares. Aunque este
proyecto no llegó a realizarse, la historia está llena de proyectos más o menos similares
y mucho más afortunados que han venido a ser, al mismo tiempo, una especie de
señuelo para nuevos inmigrantes, y una solución económica para el desarrollo
económico de las nuevas tierras. Entre estos proyectos pueden citarse:

 La planificación de las ciudades iberoamericanas (principalmente,


hispanoamericanas) de acuerdo a las Ordenanzas de Felipe II, que establecían en
el siglo XVI las características que debían tener todas las ciudades españolas de
América;
 El diseño del Ensanche en Barcelona según las ideas de Ildefonso Cerdá, que
recogía algunas de las propuestas de Owen con respecto a la construcción de
viviendas alrededor con una zona central común para pequeñas industrias,
institutos educativos y comercios,
 La idea de las ciudades-satélite (soviéticas y de muchos otros países), etc.
 El poblamiento de las zonas fronterizas con Haití por parte de la República
Dominicana durante los años de postguerra (Guerra Civil española y Segunda
Guerra mundial). Se aceptaron colonos procedentes de España y de otros países,
con el fin de establecer una cierta presión en contra de la inmigración ilegal de la
población haitiana, mucho más numerosa y en peor estado de superpoblación y
de pobreza, que venía huyendo de su situación extremadamente precaria.

Y todas estas ideas tenían en común que se han venido desarrollando con el aporte
mayoritario de inmigrantes.
Madre migrante, foto de Dorothea Lange, muestra a Florence Owens Thompson, de 32
años, una cosechadora de guisantes y madre de 7 hijos, durante la época de la Gran
Depresión, en Nipomo, California (marzo de 1936).

En cuanto a la duración de las migraciones se pueden considerar las migraciones


temporales, que a veces son migraciones estacionales para trabajar en las cosechas,
regresando después a sus lugares de origen; y las migraciones definitivas, cuando los
emigrantes se establecen en el país o lugar de llegada por tiempo indefinido. Una
situación aún más dura es la que tenían que soportar los trabajadores de las tareas
agrícolas durante la época de la Gran Depresión, puesta de relieve por la imagen de la
Madre Migrante (Florence Owens Thompson) tomada por Dorothea Lange, destacada
fotógrafa y fotoperiodista famosa por su trabajo periodístico sobre la Gran Depresión.
En efecto, los agricultores desposeídos durante esta época, que coincidió con los años
30 del siglo XX, se veían obligados a desplazarse continuamente en busca de trabajo
por lo que su existencia era muy precaria. El nombre de la fotografía (Madre migrante)
aclara muy bien esta situación puesto que, en realidad, no era ni emigrante ni inmigrante
ya que tenía que desplazarse como nómada en busca de trabajo por distintos estados
norteamericanos.

Los habitantes de algunas comunidades latinoamericanas (especialmente de México)


trabajan en los Estados Unidos y regresan anualmente a sus poblaciones de origen al
vencerse su contrato. A esto se le llama migración cíclica, porque realizan el mismo
desplazamiento de manera regular y constante. Muchos de ellos migran a los Estados
Unidos por la vía ilegal, pagando los servicios de polleros o coyotes (traficantes de
personas) y viajando en condiciones en las que ponen en alto riesgo su vida. Lo mismo
sucede en otros continentes y países aunque los traficantes de personas, así como los
medios de emigración y el tratamiento de la inmigración ilegal en los distintos países
reciben otros nombres y los problemas varían a lo largo del tiempo (las políticas
migratorias pueden variar) y del espacio: las políticas migratorias pueden variar, y de
hecho varían, de país en país. La ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Refugiados), una oficina de las Naciones Unidas ubicada en Ginebra que se
encarga de la situación mundial de los refugiados y de sus problemas humanitarios cada
vez más graves, ha editado numerosos trabajos sobre este tema (3 )

[editar] Causas de las migraciones


Las migraciones constituyen un fenómeno demográfico sumamente complejo que
responde a causas diversas y muy difíciles de determinar, en especial porque debido a
las migraciones irregulares o disfrazadas de actividades turísticas o de otra índole, los
datos cuantitativos son difíciles de obtener, especialmente en el caso de los países
subdesarrollados. Responden a la inquietud generalizada de los seres humanos de
buscar siempre un mejor lugar para vivir ya que, como señala Pierre George: La fuente
de desigualdad más inevitable (ineluctable en el original) entre los hombres es su lugar
de nacimiento (4 ) y con las migraciones se intenta superar esa desigualdad. Las
principales causas de las migraciones son:

[editar] Causas políticas

Se refieren a las causas derivadas de las crisis políticas que suelen presentarse en ciertos
países. Muchas personas que temen a la persecución y venganza políticas abandonan un
país para residenciarse en otro o, al menos, intentan abandonarlo, aunque a menudo
pueden llegar inclusive a perder la vida cuando se trata de regímenes totalitarios.
Cuando las personas emigran por persecuciones políticas en su propio país se habla de
exiliados políticos, como sucedió en el caso de los españoles que huían de la
persecución del gobierno franquista después de la Guerra Civil española. Ejemplos de
este último caso lo representan Juan David García Bacca y Pablo Vila Dinarés así como
muchos otros que se dirigieron a otros países. En Venezuela se produjo en diversas
ocasiones el mismo proceso de exilio, pero en sentido inverso a la inmigración de los
exiliados españoles y de otros países: el caso de Andrés Eloy Blanco podría señalarse
como ejemplo.

[editar] Causas culturales

La base cultural de una población determinada es un factor muy importante a la hora de


decidir a qué país o lugar se va a emigrar. La cultura (religión, idioma, tradiciones,
costumbres, etc.) tiene mucho peso en la decisión. Las posibilidades educativas son muy
importantes a la hora de decidir las migraciones de un lugar a otro, hasta el punto de
que, en el éxodo rural, este factor es a menudo determinante, ya que los que emigran del
medio rural al urbano suelen ser adultos jóvenes, los cuales tienen mayores
probabilidades de tener hijos pequeños.

[editar] Causas socioeconómicas

Son las causas fundamentales en cualquier proceso migratorio. De hecho, existe una
relación directa entre desarrollo socioeconómico e inmigración y, por ende, entre
subdesarrollo y emigración. La mayor parte de los que emigran lo hacen por motivos
económicos, buscando un mejor nivel de vida. La situación de hambre y miseria en
muchos países subdesarrollados obliga a muchos emigrantes a arriesgar su vida (y hasta
perderla en multitud de ocasiones), con tal de salir de su situación.

[editar] Causas familiares

Los vínculos familiares también resultan un factor importante en la decisión de emigrar,


sobre todo, en los tiempos más recientes, en los que cualquier emigrante de algún país
subdesarrollado, necesita de mucha ayuda para establecerse en otro país de mayor
desarrollo económico. También las causas económicas como dinero,trabajo y economía
[editar] Causas bélicas y otros conflictos internacionales

Constituyen una verdadera fuente de migraciones forzadas, que han dado origen a
desplazamientos masivos de la población, huyendo del exterminio o de la persecución
del país o ejército vencedor. La Segunda Guerra Mundial en Europa (y también en
Asia), así como guerras posteriores en África (Biafra, Uganda, Somalia, Sudán, etc.) y
en otras partes del mundo, han dado origen a enormes desplazamientos de la población
o, como podemos decir también, migraciones forzadas. mas naki kentaky

[editar] Catástrofes generalizadas

Los efectos de grandes terremotos, inundaciones,sequías prolongadas, ciclones,


tsunamis, epidemias y otras catástrofes tanto naturales como sociales (o una
combinación de ambas, que es mucho más frecuente) han ocasionado grandes
desplazamientos de seres humanos (también podríamos considerarlos como migraciones
forzosas) durante todas las épocas, pero que se han venido agravando en los últimos
tiempos por el crecimiento de la población y la ocupación de áreas de mayor riesgo de
ocurrencia de esas catástrofes. Este panorama hace que sea muy difícil, si no imposible,
discriminar entre las causas de las migraciones debidas a catástrofes naturales de las de
otro tipo. Un terremoto de escasa intensidad, por ejemplo, puede ser muy destructivo en
áreas subdesarrollados con viviendas precarias y sin una organización social y
económica importante; mientras que en otros países más desarrollados y culturalmente
más avanzados, otro terremoto de la misma intensidad puede tener casi ninguna
consecuencia negativa en materia de la infraestructura del país y de la pérdida de vidas.

[editar] Teorías migratorias


 Tipos de teorías:

Las migraciones han sido analizadas desde el punto de vista de distintas disciplinas
académicas, existiendo hoy un conjunto de teorías altamente especializadas sobre las
mismas. Lamentablemente, esta especialización no siempre ha ido en provecho del
diálogo interdisciplinario y una visión más holístisca del proceso migratorio.5 En
particular, los enfoques económicos, con su aplicación de modelos fuertemente
sofisticados y formalizados matemáticamente, han tendido a crear un campo de estudios
prácticamente separado del resto de las otras disciplinas.6

A pesar de esta diversificación y especialización se pueden establecer ciertos


parámetros para agrupar los distintos enfoques en uso. Una forma simple de clasificar
estos enfoques es atendiendo al énfasis que se pone en distintos aspectos de los
fenómenos migratorios. Así, por ejemplo, hay enfoques que acentúan los así llamados
factores de expulsión (push factors en la terminología académica) que empujan a los
migrantes a dejar sus respectivas regiones o países (guerras, dificultades económicas,
persecuciones religiosas, desastres medioambientales, etc.). Por otra parte, están los
enfoques que acentúan los factores de atracción (pull factors) que llaman a los
migrantes hacia determinadas regiones o países (mejores salarios, democracia, paz,
acceso a la tierra y condiciones favorables de vida en general).
Otra forma de agrupar los diversos enfoques, que aquí se seguirá, es prestando atención
al nivel del análisis ofrecido. Así por ejemplo, tenemos análisis que enfocan
prioritariamente los aspectos agregados o estructurales (niveles comparativos de
desarrollo, estándares de vida, condiciones demográficas, grandes cambios
socioculturales, las tecnologías de la comunicación y el transporte, etc.) y que por ello
pueden ser llamadas explicaciones o enfoque “macro”. Estas fueron las primeras teorías
sobre el fenómeno migratorio y su fuerza explicativa es notable a un nivel general. Sin
embargo, la decisión de migrar ni involucra a todos los que se ven afectados por los
mismos factores macro ni se puede deducir de manera axiomática de ciertas
disparidades estructurales. Por ello que otros enfoques han tratado de entender la
decisión misma de migrar a un nivel individual o del entorno humano que directamente
la influencia. Estamos por ello frente a enfoques que pueden ser llamados “micro” u
orientados a entender el por qué de la decisión particular de migrar. Sin embargo,
durante las últimas décadas se ha venido poniendo mayor interés en el nivel intermedio,
o mediador entre las condiciones estructurales y las decisiones individuales, que por ello
podemos llamar perspectiva “meso”. Se trata de entender fundamentalmente las redes
sociales y las organizaciones e instituciones concretas que posibilitan la migración. Las
redes o cadenas migratorias han sido, en especial, un foco de gran interés dentro de esta
perspectiva meso7 y.8 También las organizaciones de carácter criminal han sido
estudiadas a este nivel9

A continuación se darán ejemplos de estos tres tipos de enfoques, macro, micro y meso,
tratando de esta manera de entender los aportes que cada uno de ellos hace, a su manera,
a la comprensión de las migraciones.

 Enfoque migratorios a nivel macro:

El enfoque demográfico es característico de este nivel de análisis, poniendo el acento


sobre las disparidades en cuanto al desarrollo poblacional entre diversas regiones y
países. Esta es, sin duda, la base de todo análisis serio de los fenómenos migratorios que
alcanza una importancia cuantitativa ya que nos da una visión general sobre la
existencia de un potencial o de una demanda migratoria. Esto se relaciona, en general,
con la fase en que diversas zonas del mundo se encuentran en la así llamada “transición
demográfica”, es decir, en los cambios en la relación entre la tasa de natalidad y de
mortalidad que explican la gran expansión demográfica de los últimos dos siglos. En
este sentido, las sociedades europeas han entrado en una fase pos transición
demográfica, en que esta tiende incluso a revertirse en el sentido de que la tasa de
mortalidad supera a la de natalidad, generando por ello un decrecimiento poblacional. El
contraste más palpable con esta situación la encontramos en el continente africano,
donde el diferencial entre natalidad y mortalidad es, a pesar de las altas tasas de
mortalidad, muy grande, dando origen a un extraordinario incremento poblacional. Así
por ejemplo, entre 2010 y 2050 la Comisión de Naciones Unidas para la Población
pronostica una caída en la población en edad activa (15 a 64 años) europea de un 20%
(de 500 a 398 millones) mientras que la africana más que se duplicaría (de 581 a 1.310
millones).10 Estas diferencias tan evidentes le dan de por sí una posición mucho más
competitiva en su mercado de trabajo a la población en edad activa que se encuentra en
Europa respecto de aquella que se encuentra en África. Esto debe, por supuesto,
combinarse con la disposición de recursos naturales y el nivel de desarrollo alcanzado
para poder calibrar con mayor exactitud el significado de las disparidades demográficas
existentes.

Un enfoque sociológico a nivel macro es aquel que acostumbra llamarse “paradigma de


la modernización”, que asocia las migraciones con procesos de cambio socioculturales
que predisponen a aumentar la movilidad humana. Se pasaría así de una situación de
mayor sedentariedad y fuerte adscripción al entorno local, propia de una “sociedad
tradicional”, a una situación de alta movilidad y adscripciones difusas a distintos
niveles, propia de una “sociedad moderna”. Estos cambios potenciarían primero las
migraciones internas y, en particular, el proceso de urbanización, para luego pasar a una
fase de migraciones de más largo alcance incluyendo las internacionales.

A nivel económico, la economía ortodoxa o “economía neoclásica” ha acentuado las


diversas dotaciones de factores productivos (recursos naturales, trabajo, capital, etc.) en
diversas áreas y países, lo que da una retribución económica diferente al uso de esos
factores.11 En el caso de las migraciones la abundancia de fuerza de trabajo en relación a
otros factores productivos potenciaría la emigración debido a los bajos salarios de un
trabajo superabundante. Por su parte, regiones con, por ejemplo, mucho capital o tierra
en relación a la población activa disponible tenderían a generar unos ingresos más altos
al trabajo y ser, por ello, atractivos como lugares de inmigración. Este sería el caso
típico de Estados Unidos en el siglo XIX, con mucha tierra accesible y poca población,
respecto de una Europa con poca tierra en relación a su población. Lo mismo ocurriría
hoy entre las regiones más desarrolladas con mucho capital y relativamente pocos
trabajadores respecto de muchas áreas menos desarrolladas que muestran la situación
inversa. En buenas cuentas, los flujos migratorios, así como otros flujos económicos,
tenderían a crear una situación de mayor equilibrio en la dotación y remuneración de los
factores productivos a nivel global. Este equilibrio implicaría un mejor uso de los
mismos, generando grandes ventajas globales y abriendo oportunidades sustanciales de
mejoramiento de las condiciones de trabajo y de vida de los migrantes en relación a su
situación en el país de origen, si bien las mismas pueden parecer desventajosas en
comparación con las condiciones imperantes entre los trabajadores y las población de
los países de acogida. Esta perspectiva macroeconómica enfatiza también las trabas a la
inmigración provenientes de las organizaciones de los trabajadores de los países más
desarrollados que verían debilitado su poder de negociación y por ende sus ascensos
salariales al aumentar la cantidad de mano de obra ofertada en su mercado de trabajo.
Este es un típico ejemplo de lo que se conoce como conflicto entre los “insiders”
(grupos que están ya adentro) y los “outsiders” (nuevos grupos que presionan por entrar
en un mercado de trabajo más favorable).

Desde un punto de vista dinámico la economía ortodoxa ha elaborado una serie de


teorías acerca de las relaciones entre migración, pobreza y desarrollo.12 Se parte de una
relación inversa entre pobreza y migraciones de mediano y, en especial, migraciones
internacionales de largo alcance. Este tipo de migraciones son, habitualmente, muy
costosas en relación a los recursos disponibles por los sectores más pobres de la
población mundial. Esto es lo que se conoce como “trampa de la pobreza” que dificulta
o impide que aquellos que más tendrían que ganar migrando no puedan afrontar la
inversión que ello supone. Los que normalmente migran no son, según esta perspectiva,
los más pobres sino sectores medios o relativamente privilegiados de sociedad en
desarrollo. Es por ello que se habla de una “autoselección” social y educacionalmente
positiva de los emigrantes respecto del total de la población del país de origen. Esto
mismo explica el hecho de que la emigración tienda a crecer, contrariamente a lo que
habitualmente se cree, cuando se inicia un proceso exitoso de desarrollo ya que el
mismo abre posibilidades para que más y más personas puedan invertir en la migración
hacia países donde su “capital humano” sería aún más rentable. Esta emigración viene a
su vez a potenciar, por medio de las remesas, el desarrollo del país de origen,
generándose así un “círculo virtuoso” entre desarrollo, emigración y más desarrollo.
Cuando el nivel de desarrollo del país de emigración lo acerca al del país de
inmigración el flujo tiende a ralentizarse para luego detenerse y, finalmente, invertirse,
formando aquello que se ha llamado la “U invertida”. Un ejemplo palpable de este
proceso es la emigración española hacia el norte de Europa, que fue fuertemente
potenciada por el desarrollo económico español de los años 1960 para luego, en los 70,
detenerse e invertirse cuando España alcanzó niveles de bienestar que si bien aún eran
inferiores a los del norte europeo no compensaban ya los costes de todo tipo que impone
la emigración.

El enfoque económico antagónico al recién expuesto lo proponen diversas escuelas de


pensamiento neomarxistas, que acentúan la polarización internacional que vendría a
empobrecer crecientemente las así llamadas “periferias” del sistema capitalista mundial,
forzando a sus poblaciones a emigrar para subsistir creando de esta manera una especie
de “Tercer” o “Cuarto Mundo” migrante que se ofrece por bajos salarios y aceptando
condiciones de “sobreexplotación” en los mercados de trabajo del mundo desarrollado.
Estas perspectivas tienen su origen en la Escuela o Teoría de la Dependencia,
popularizada por autores como André Gunder Frank ya en los años 1960,13 y en la así
llamada teoría del sistema-mundo asociada al nombre de Immanuel Wallerstein.14 De
acuerdo a este enfoque estaríamos frente a un círculo vicioso de explotación,
empobrecimiento, emigración y mayor empobrecimiento. Esta perspectiva general ha
sido complementada por las teorías del “mercado dual” o “segmentado” de trabajo,
asociadas a los nombres de Michael Piore, Stephen Castles y Godula Kosak. Para estos
autores existen dos tipos de mercados laborales y, de hecho, dos tipos de clases
trabajadoras en los países desarrollados: una compuesta fundamentalmente por los
autóctonos, que comparten condiciones regulares y aceptables de trabajo, y otra
formada por los inmigrantes, en particular aquellos en diversas situaciones de
irregularidad, que carecen de condiciones seguras y dignas de trabajo.15

 Enfoques migratorios a nivel micro:

Los enfoques micro surgen de la necesidad de explicar las decisiones reales de los
sujetos de las migraciones, es decir, de los migrantes mismos. El punto de partida de
estas reflexiones es que realmente existe una decisión migratoria y que no se trata de un
hecho meramente forzoso, como sería el tráfico de esclavos o las deportaciones masivas
de población. Estas situaciones extremas excluyen por cierto toda decisión del individuo
migrante que, de hecho, no es sujeto de la acción de migrar sino víctima u objeto de la
decisión de otros. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos existe un momento de
voluntariedad y decisión que debe ser explicado, aún bajo condiciones muy penosas. De
hecho no todos, ni siquiera la mayoría de una población sometida a persecuciones
políticas intensas o a condiciones económicas desventajosas dejan sus países de origen.
Lo hacen algunos y no otros que optan, por más dura que sea esa opción, por quedarse y
resistir a las condiciones adversas. Esto hace relevante la pregunta por la decisión de
migrar en circunstancias muy variadas.

La teoría económica ortodoxa enfoca este tema como si el emigrante fuese un inversor
cualquiera, que hace una evaluación de costos y beneficios y elige, de acuerdo a ese
cálculo y buscando maximizar sus beneficios, si emigrar o no. Se trata de un cálculo
difícil de evaluar en términos exactos ya que implica una serie de incertidumbres y de
costos que escasamente se dejan sopesar (dejar a la familia, a los conocidos y a lo
conocido, etc.). La decisión “racional” puede, además, ser perfectamente “irracional” en
el sentido de que el cálculo puede basarse en informaciones erradas. Todo esto no obsta
para considerar al migrante como un “homo oeconomicus” de texto ya que estos fallos
de información se pueden dar en el caso de cualquier consumidor o inversor. Según esta
aproximación, uno de los factores decisivos de la decisión de emigrar es la rentabilidad
potencial del capital humano del migrante en un nuevo mercado de trabajo, a lo que se
le contraponen, como costos, su ingreso actual y otras “pérdidas” de la emigración. Esto
es lo que vendría a explicar la observación incontrovertible de que, a falta de
impedimentos mayores y teniendo los recursos para migrar, los flujos migratorios
tiendan a ir de países de menores salarios a aquellos de mayores salarios.

Contrapuesto a este punto de vista explícitamente individualista ha surgido el así


llamado paradigma de la nueva economía de la migración.16 En esta perspectiva se
desplaza el foco de atención de la decisión individual a la del grupo humano que forma
el entorno original del migrante (su familia nuclear o extendida, sus vecinos, su pueblo,
etc.). Al mismo tiempo se pone el acento no sobre la maximización del beneficio sino
sobre la minimización de los riesgos, que se logra al desplazar miembros (habitualmente
jóvenes) de un grupo a diversos nichos económicos. Se trata, en resumen, de una
decisión de migrar que atañe a un individuo pero que ha sido tomada y financiada
colectivamente como parte de una estrategia de supervivencia de todo un grupo
humano, lo que implica que el migrante lleva consigo y debe responder a una serie de
compromisos y lealtades con su grupo de origen. Su conducta debe por ello ser grupal y
no individualista, especialmente en cuanto al uso de los beneficios económicos de
migración (obligación de enviar remesas) y a los compromisos de largo plazo, como por
ejemplo la elección de esposa o esposo o el compromiso de ayudar a nuevos migrantes
del mismo grupo de origen. Se forman así tanto cadenas migratorias como fuertes
solidaridades transnacionales que condicionan vitalmente la vida del inmigrante.

A pesar de sus evidentes diferencias cabe destacar una similitud básica entre el enfoque
micro de la economía ortodoxa y el de la nueva economía de la migración: ambos
parten de la existencia de un cálculo racional como fundamento del hecho migratorio.
En un caso realizado por un individuo que busca su máximo provecho y en el otro por
un grupo que también lo busca.

Frente a estos enfoques “racionalistas” existe el “misterio de los pioneros”, aquellos


individuos o pequeños grupos que abren un nuevo horizonte migratorio y a los que
luego seguirán muchos otros por motivos muy distintos y, habitualmente, más
explicables que los de los pioneros. Estos “aventureros migratorios” son difíciles de
encuadrar en una teoría más general, siendo muchas veces los diferentes e incluso los
disidentes de una comunidad o sociedad determinada, que la dejan impulsados por una
búsqueda incierta de una vida diferente o, a veces, por el simple rechazo social ante sus
conductas inconformistas o “socialmente desviadas”. De esta manera partieron, por
ejemplo, los primeros disidentes religiosos de Europa hacia Norteamérica. Otras causas
igualmente difíciles de encasillar en teorías generales son las del amor, que llevan a una
persona a seguir a otra iniciando una migración que tal vez otros sigan por razones muy
distintas explicando así, al menor en parte, la extraña geografía de muchos flujos
migratorios cuya concentración en ciertos lugares de origen o de llegada parecen ser
puramente aleatorios.

 Enfoques migratorios a nivel meso:

Las perspectivas macro y micro fueron severamente criticadas durante los últimos
decenios del siglo pasado ya que olvidaban que entre los factores generales y los más
particulares existen una serie de estructuras que hacen posible la migración, abaratando
sus costos y, de hecho, canalizándola hacia ciertas zonas, nichos laborales y localidades
concretas. Surgió así el análisis de las redes migratorias que parte de la creación de un
“capital social migratorio” que se va acrecentando en la medida en que se fortalece la
migración.17 Este capital social incluye desde recursos materiales para posibilitar la
partida y la inserción en la nueva sociedad hasta contactos e información de decisiva
importancia para el éxito del proyecto migratorio. Se trata de una perspectiva en que el
esfuerzo y los elevados costos de los pioneros van formando un capital que hace más
accesible la migración para otros, habitualmente con menos recursos o circunstancias
menos favorables o afortunadas que las de los pioneros exitosos. Al mismo tiempo, los
pioneros se tienden a convertir en líderes del nuevo grupo inmigrante, teniendo en sus
manos las claves de la inserción en la sociedad de acogida y buscando sacar ventajas de
las mismas. Se forman así cadenas de migrantes que, en sus expresiones más notables,
llevan a la formación de los así llamados “enclaves étnicos” de gran vitalidad
económica pero que muchas veces generan fuertes relaciones de explotación dentro del
grupo respectivo.18 Clásicos ejemplos de ello se dieron, y se dan todavía, en Estados
Unidos, explicando desde la vitalidad empresarial de parte significativa de la comunidad
judía establecida allí durante el siglo XIX hasta los “chinatowns” o el pujante enclave
cubano de Miami. Estos enclaves han mostrado que, a pesar de sus rasgos de abuso
intraétnico, en el largo plazo han sido trampolines del progreso de prácticamente toda la
comunidad étnica involucrada, tal como lo muestran los notables progresos económicos
de los descendientes de los inmigrantes judíos y chinos que hoy cuentan con niveles de
ingreso y educación muy superiores a la media de la población estadounidense de
origen anglosajón.

El estudio de las redes migratorias incluye también aquellas que decididamente actúan
fuera y en contra de la ley, habitualmente calificadas como mafias donde el así llamado
“traffiking” con fines de explotación sexual es una fuente de ingentes ganancias para
algunos y de gran sufrimiento para muchos.

También se debe incluir en este enfoque meso el estudio de lo que podríamos llamar la
“industria de la migración”, que va desde las empresas de viajes de “bajo costo”
especializadas en el transporte de migrantes a empresas que dan créditos para posibilitar
la migración o aquellas que posibilitan las comunicaciones o el envío de remesas. Todos
estos son elementos esenciales de proyectos migratorios que sin ellos serían
extremadamente difíciles y costosos.
[editar] Consecuencias de las migraciones
Las migraciones tienen consecuencias directas e indirectas tanto en los países o áreas de
emigración como en los de inmigración y en ambos casos, pueden tener efectos tanto
positivos como negativos:

 Para el lugar de emigración:

Constituyen consecuencias positivas:

 El alivio de algunos problemas de sobrepoblación


 El logro de una mayor homogeneidad cultural o política (los más
descontentos son los que primero emigran, quedando sólo los conformistas,
los que suelen estar de acuerdo con su situación socioeconómica o política)
 La disminución de la presión demográfica sobre los recursos
 La inversión de las remesas de dinero que envían los emigrantes
 La disminución del desempleo
 El aumento de la productividad al disminuir la población activa en el país
de emigración
 El aumento de la venta de productos en otros países, en especial, de los
países receptores de los emigrantes.

Estas situaciones provocan múltiples problemas en las familias (consecuencias


negativas), que van desde el envejecimiento de la población (por la salida de población
joven en edad de tener hijos), un decaimiento del rendimiento escolar y de la
escolaridad en general (por la disminución general de la matrícula), una disminución de
los ingresos públicos (por la emigración de gente trabajadora), etc. Con relación a la
salida de gente joven, ha sido tradicionalmente un problema muy serio, sobre todo, en
los países de régimen dictatorial: en los años anteriores a la segunda guerra mundial, el
gobierno de Moussolini en Italia prohibió la salida de gente joven con el fin de limitar el
éxodo de personas (sobre todo, de varones) en edad de ser movilizados en el ejército. En
otros países se ha tratado de absorber o compartir con los padres la tutela por parte del
gobierno, con el fin de conseguir tener una mayor influencia en la gente joven para
formarla al servicio del Estado.

 Para el lugar de inmigración:

Constituyen consecuencias positivas: el rejuvenecimiento de la población; la población


se hace más dispuesta a los cambios (sociales, culturales, técnicos); aportes de capital y
de mano de obra; aportes de nuevas técnicas (innovación tecnológica): llegan personas
ya preparadas sin que haya tenido que invertirse en su preparación; aumenta la
diversidad cultural, por lo que el país comienza a tener acceso a manifestaciones
culturales nuevas (arquitectura, arte, nuevas tecnologías, etc.); aumenta el consumo.

Y constituyen consecuencias negativas: pueden aparecer desequilibrios en cuanto a la


estructura por edad y sexo; introducen una mayor diversidad política, lingüística,
religiosa, llegando a formarse grupos completamente segregados y marginales;
perjudica a la conciencia gremial de la clase trabajadora, ya que los inmigrantes suelen
aceptar salarios inferiores a los de la población local; aumentan las necesidades de
servicios, sobre todo, asistenciales y educativos; aumentan las importaciones de
productos de los lugares de procedencia de los inmigrantes; remesas de dinero hacia los
lugares de procedencia de los inmigrantes; disminución de los salarios en algunas ramas
o sectores por la explotación laboral de los inmigrantes, al no llevar documentos de
autorización de tal migración, este país puede decidir si echar al emigrante o no, etc.

[editar] La globalización y las migraciones actuales


La globalización de la economía está íntimamente relacionada con las migraciones
modernas. El establecimiento de colonias europeas en todas partes del mundo a partir
del siglo XVI llevó a una primera gran ola de emigración de europeos hacia todas partes
del mundo, que entre otras cosas generalizó los idiomas europeos en América, África,
Oceanía y partes de Asia.

Durante la industrialización europea (1800-1930) el excedente de población fue resuelto


mediante la segunda gran ola de emigración de europeos, esta vez hacia América y
Australia.

El proceso de globalización contemporánea, iniciado luego de la Segunda Guerra


Mundial y consolidado tras el colapso de la Unión Soviética, estableció un sistema
mundial de libre circulación de capitales, bienes y personas. Naturalmente, la
globalización impulsó tres grandes procesos migratorios:

 de ejecutivos y empresarios desde y hacia todas partes del mundo,


 «fuga de cerebros», artistas y deportistas de los países más pobres hacia los más
desarrollados,
 de trabajadores no calificados de los países pobres para emplearse en los puestos
de trabajo considerados indeseables por las poblaciones nativas de los países
ricos (empleo doméstico, recolección de basura, construcción, servicios de
gastronomía, etc.).

Simultáneamente, los flujos globales del capital y su efecto inmediato de creación-


destrucción de empleo, según sea que entre o salga de ciertos países, promueve también
naturalmente un flujo del trabajo siguiendo al capital. Este flujo del trabajo, expresado
en forma de migraciones internacionales, se ve incrementado por las desigualdades
sociales extremas generadas durante el proceso de globalización.

Ello ha llevado a todos los países ricos a imponer crecientes restricciones a la


inmigración de trabajadores no calificados (aunque continúan promoviendo la libre
circulación de empresarios y científicos, así como la de capitales).

De todos modos ninguna de las sociedades ricas puede prescindir de los inmigrantes
porque amplios segmentos de los mercados de trabajo solo pueden emplear inmigrantes,
ya que ni aún los más descalificados trabajadores nativos están dispuestos a desempeñar
ciertos empleos.

En las condiciones de la globalización, estas restricciones presionan aún más sobre la


pobreza de las sociedades pobres, aumentando aún más la desigualdad en los países de
origen, y además promueven, por un lado la trata de personas y por el otro la
explotación de los trabajadores inmigrantes, reduciendo aún más los salarios de los
empleos rechazados por los trabajadores nativos.
De este modo, la globalización ha creado un círculo vicioso de circulación del capital,
pobreza y emigración forzada, que las restricciones inmigratorias de los países ricos
parecen incentivar aún más.

[editar] Perspectivas

Las situaciones sociales generadas por las migraciones son difíciles y muy complejas,
especialmente en los momentos actuales. Sin embargo, una idea fundamental debe
resaltarse: el fenómeno de la migración debe atenderse tanto en el lugar o país de
emigración (origen) como en el de inmigración (destino). Los países desarrollados
resultan favorecidos con la situación de atraso del mundo subdesarrollado: tienen
mercado para su producción, consiguen precios muy bajos para sus importaciones de los
países pobres, su moneda es más estable porque se aprovechan de la mayor inestabilidad
en los otros países, etc. Y así sucesivamente.

Por otra parte, la desigualdad social y económica ha venido creciendo de una manera
exagerada en el último medio siglo, tanto si nos referimos a la que existe entre los
países como la que existe entre las personas y grupos sociales. El aumento del bienestar
socioeconómico (es decir, del nivel de vida de la población) en los países ricos implica
una enorme carga económica en los países más pobres porque son aquellos los que se
benefician más del crecimiento del comercio mundial y del abaratamiento relativo de
los productos agrícolas, y ahora industriales, de los países más pobres. El aumento de
los precios del petróleo es una manifestación de esta situación: los países desérticos del
Medio Oriente y de África tienen miles de km. de oleoductos y gasoductos (inclusive
entre países enfrentados entre sí) y, en cambio, no tienen ni siquiera una cantidad mucho
menor de acueductos, a pesar de que el agua es mucho más cara y necesaria que los
hidrocarburos. Por otra parte, en los países del Sahel se podría impulsar el desarrollo
agrícola de muchas zonas desérticas con acueductos por tubería procedentes de las
regiones ecuatoriales, donde se encuentra el río Congo, que es el segundo en el mundo
por su caudal. Pero ello parece una utopía, no por razones técnicas, sino por motivos
políticos, culturales y comerciales.

Además, hemos de tener en cuenta que hoy en día se puede llegar en muy poco tiempo,
a la superproducción en casi cualquier ramo de la economía, tanto agrícola (café,
azúcar, bananas y otras frutas, etc.) como industrial (máquinas, automóviles, camiones,
autobuses, textiles, productos electrónicos, etc.) y, aunque esa superproducción tiene
lugar en muchos países pobres, los precios bajos de dichos productos (por dicha
superproducción) favorecen, evidentemente, a los más ricos.

Debe enfatizarse la idea de que el desarrollo agropecuario de muchos países


subsaharianos (los que hemos usado como ejemplo, y que sufren unos masivos procesos
de éxodo hacia los países europeos) ejercería rápidamente una acción estabilizadora y
positiva que se traduciría en un mayor crecimiento económico del área y una menor
necesidad de emigración. Y ello podría hacerse con las técnicas que existen actualmente
e incluso con una especie de "importación" del suministro de agua de los países con
superávit a los que tienen un déficit perenne de este recurso que, a fin de cuentas, es
mucho más necesario y valioso que el petróleo.

Por otra parte los países desarrollados siguen una política dual frente a las migraciones
provenientes de los países no desarrollados, promoviendo y fomentando la inmigración
de científicos, técnicos, personal capacitado, empresarios, artistas y deportistas (fuga de
cerebros en el país de origen), agravando así aún más el subdesarrollo, y extremando las
restricciones para la inmigración de trabajadores no calificados.

Sintetizando, en la era de la globalización, de la economía mundial y de la libre


circulación global de bienes y capitales, las migraciones globales son una consecuencia
natural. La gestión de las migraciones actuales (siglo XXI) pasa por garantizar
plenamente el derecho a la libre circulación comenzando por garantizar el derecho a no
emigrar, detener la promoción de la fuga de cerebros por parte de los países
desarrollados, reducir la desigualdad entre "países ricos" y "países pobres" e impulsar
amplias campañas antidiscriminatorias orientadas a la construcción de sociedades
culturalmente plurales.
Los flujos “migratorios” en el mundo.
Consecuencias y expectativas*
S.E. Mons. Agostino MARCHETTO
Secretario del Pontificio Consejo

Hablar de los flujos migratorios en el mundo, y presentar sus consecuencias y nuestras


expectativas, en alrededor de media hora, es una tarea muy, muy difícil. Procuraré
hacerlo lo mejor posible, terminando con algunas observaciones.

Quisiera, ante todo, señalar que debemos aceptar la información que nos ofrecen los
investigadores al respecto y las limitaciones que ellos mismos reconocen en los datos
disponibles. Eso quiere decir también que la definición de migrantes, en un país, puede
no ser exactamente la misma en otro. En realidad, cuando utilizamos el término
"migración", su significado no es claro de inmediato. Tradicionalmente, se ha asociado
a la noción de asentamiento permanente, o también a una permanencia a largo plazo. En
realidad, se trata de una subcategoría de un concepto más general de "movimiento", que
abarca una amplia variedad de tipos y formas de movilidad.

La migración voluntaria ha sido estrechamente vinculada a la emigración por motivos


de trabajo, que es con frecuencia temporal. En este tipo de migración están de hecho
incluidos los trabajadores estacionales y fronterizos, pero también el personal altamente
cualificado. También los que pasan diariamente las fronteras, los "turistas" por motivos
de trabajo y los pequeños comerciantes. Además los emigrantes forzosos, es decir los
que buscan asilo; los refugiados y los que necesitan una protección momentánea. Luego
los estudiantes y los que trabajan en actividades relacionadas al tiempo libre. Otro
grupo que pertenece al fenómeno de la movilidad es el de los turistas y los que viajan
por motivos de negocios, que tienen algunas características de los migrantes temporales
y facilitan igualmente la migración porque sostienen una red global de infraestructuras
de viaje.

Los datos relativos a las migraciones o, más propiamente, los datos sobre la movilidad,
estudiados por los expertos en los análisis de tendencias internacionales, hoy, pueden
incluir, por tanto, una o varias de las categorías antes mencionadas de la movilidad
humana. Los flujos migratorios, considerados como corrientes de movilidad dinámicas
y flexibles, comprenden pues distintos tipos de personas y de motivaciones, tienen
papeles y métodos diferentes de inserción en las sociedades que los acogen, y actúan
bajo la influencia y la dirección de distintos organismos e instituciones. En este
contexto, permítanme que les diga que mucho antes de que los académicos plantearan
este problema, el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes ya
había considerado todas estas categorías ─y otros grupos pertenecientes a la movilidad
humana─ como destinatarios de su atención pastoral. El Consejo los divide en dos
grupos: Emigrantes (migrantes, refugiados, estudiantes internacionales) e Itinerantes
(nómadas, gitanos, circenses y feriantes, marinos, viajeros por aire y trabajadores en los
aeropuertos, viajeros por carretera y trabajadores en las carreteras, gente que vive en la
calle, turistas y peregrinos).
Dicho esto, podemos ahora tratar de examinar los flujos migratorios en el mundo.

La División de Población de las Naciones Unidas informa que 175 millones de personas
viven actualmente en un lugar distinto de su país de origen. Constituyen alrededor del
3% de la

población mundial (aprox. 5,8 billones). El 60 % de estos "migrantes" (104 millones) se


hallan en las regiones desarrolladas y sólo el 40% (71 millones) en las regiones menos
desarrolladas. Europa acoge a 56 millones, Asia a 50 millones y América del Norte a 41
millones. África recibe 16 millones, América Central y del Sur 6 millones y Oceanía
otros 6 millones. Podríamos decir que aproximadamente una de cada 10 personas que
viven en las regiones desarrolladas es un migrante, mientras, en los países en vía de
desarrollo, lo es una de cada 70 personas. Unos 2,3 millones de migrantes se desplazan
cada año de las regiones menos desarrolladas a las más desarrolladas: en el período que
va de 1995 al 2000 hubo un movimiento de aproximadamente 12 millones de personas.
En todo caso, el panorama total de las migraciones muestra que los movimientos en
dirección sur-sur son mayores que los que van sur-norte.

Si tomamos los datos referentes a los refugiados, podremos ver que bajo la protección
de la OACNUR (Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados) y del OOPS (Organismo sobre Obras Públicas y Socorro de las Naciones
Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente), se cuentan 16 millones
de refugiados en el mundo, hoy.

Según datos de la OACNUR, en los últimos cinco años, han permanecido más o menos
invariados los 12 millones de refugiados y los 900 mil en busca de asilo. De éstos, un
72% son acogidos en países de ingresos reducidos. Alrededor de la mitad son mujeres.
La distribución geográfica es la siguiente: Asia, 5,8 millones de refugiados; África, 3,3
millones; Europa, 2,3 millones y América del Norte, 650.000.

En 2001, 915 mil personas pidieron asilo en 144 países. En Europa, la mayoría de las
solicitudes fueron presentadas en Gran Bretaña (92.000) y Alemania (88.300). Estados
Unidos recibió 83.200 peticiones.

Además de los refugiados, la OACNUR asiste, con arreglos especiales, a unos 5


millones de personas desplazadas en el interior de sus propios países. Éstas se ven
obligadas a dejar el lugar de residencia debido a los conflictos internos, pero no han
atravesado las fronteras; si lo hubieran hecho, hubieran podido pedir asilo. Esta cifra
indica quizás sólo una quinta parte de las personas, en el mundo, que pertenecen a esta
categoría.

Otro componente de los "migrantes", mucho menor en cantidad, pero importante por lo
que se refiere a la calidad, es el movimiento internacional de estudiantes. Se calcula que
ascienden a 1 millón 600 mil, concentrados sobre todo en Estados Unidos y Europa
Occidental.

En el mundo de la movilidad, pero en calidad de itinerantes, podríamos incluir a los


turistas internacionales y peregrinos, trabajadores marítimos y viajeros por mar, aire y
tierra.
Los acontecimientos trágicos del 11 de septiembre, 2001, y otros hechos violentos,
junto con la crisis económica en algunas partes, han tenido un impacto negativo en el
turismo. In efecto, los turistas internacionales disminuyeron, de 696 millones en el año
2000, a 692 millones en 2001, aunque aumentaron a 715 millones en 2002. De éstos, se
cuentan sólo 120 millones en las Américas. El Continente, en realidad, tuvo una fuerte
disminución del turismo (-5,7%) entre 2000 y 2001, y éste bajó algo más, aunque muy
poco (-0,6%), entre 2001 y 2002.

Examinemos otra categoría. En el 2000, había más de 2 millones de marinos y


pescadores que trabajaban en alta mar, mientras los pescadores costeros ascendían a 30
millones.

A todos los datos anteriores, hay que agregar aquellos de los itinerantes por su misma
cultura, por ejemplo, los gitanos. Aunque no existen cifras oficiales, los expertos
calculan que actualmente debería haber 34 millones de gitanos en el mundo; de éstos,
unos 17 millones en la India, donde se originó su movimiento, y otros 5 millones en
Europa Oriental. Además, están los artistas y trabajadores circenses, cuyo número se
estima que asciende a unos 50 mil.

Después de estos datos globales, examinemos más de cerca las tendencias por regiones
y veamos lo que encontramos.

La migración en África

La movilidad humana es un proceso muy complejo en África. Existen muchos tipos de


movimientos de población desde los países de África y entre unas y otras naciones en el
interior del Continente, y no es fácil distinguir uno de otro. Los trabajadores emigrantes
se ven impulsados a desplazarse por factores como la atracción que ejercen Europa
Occidental y los países productores de petróleo del Oriente Medio, o por la falta de
oportunidades de trabajo en sus propios lugares de origen. Los emigrantes pueden ser
no cualificados, semi-cualificados, profesionales, pero también no autorizados. Además,
están los movimientos de nómadas, refugiados y desplazados internos debido a factores
históricos, políticos, ecológicos y étnicos.

Los emigrantes de África del Norte (Argelia, Marruecos, Túnez) van por lo general a
trabajar o a estudiar a Europa, sobre todo a Francia, aunque los países europeos de
destino han cambiado un poco últimamente. África Occidental se distingue por una
emigración por motivos de trabajo, y una gran parte son irregulares. Los países que
atraen a los emigrantes son: Costa de Marfil (hasta hace poco), Gambia y Nigeria. En el
Sur de África, que se caracteriza por la migración de mano de obra contratada, los
países principales de inmigración son la República Sudafricana y Botswana. África
Oriental, por el contrario, presenta oleadas persistentes de refugiados, especialmente en
el Cuerno de África, debido a las difíciles condiciones políticas, económicas y
medioambientales. Sin embargo, los conflictos en Burundi, Ruanda y Congo Kinshasa
han producido también refugiados procedentes de la zona de los Grandes Lagos. Existe,
igualmente, la migración indocumentada entre Kenya, Uganda y Tanzania, que se
beneficia de los antecedentes coloniales comunes: una misma lengua y la afinidad
cultural. Sin embargo, la dirección cambia de vez en cuando, según las relaciones del
momento entre los países.
Es importante notar que África está formada por países que presentan diversos niveles
de desarrollo económico, pero muchos de ellos se ven afectados fuertemente por la
movilidad humana internacional que, en cierto modo, indica la influencia de la
inestabilidad política en dicho fenómeno. Sin embargo, existe también una notable
interacción entre las motivaciones individuales y las condiciones globales externas.

Las mujeres ejercen un papel siempre más activo como migrantes independientes, pero
también constituyen una gran parte de los flujos de refugiados, junto con los niños. El
impacto de este fenómeno en la estructura y en la situación familiar ha de ser
examinado atentamente.

La inmigración, en África, ha causado también una intensificación de los conflictos


étnicos y un aumento de la xenofobia, pues se echa la culpa a los inmigrantes del
excesivo desarrollo demográfico con las consiguientes 'aldeas de chabolas', desempleo y
altas tasas de criminalidad.

Otra característica de la migración, en África, es la "circulación de cerebros", es decir,


las personas altamente cualificadas dejan su propio país, pero permanecen en la región.
Por consiguiente, no se produce una gran pérdida de recursos de personal altamente
cualificado, desde un punto de vista regional, pero los países sufren por la "fuga de
cerebros". Está vinculada también a este problema la presencia de 30 mil estudiantes
africanos en Estados Unidos, sólo el 6% del total de los estudiantes extranjeros en ese
país, pero que representan mucho para África. Si regresan, esto significaría una riqueza
para sus países de origen; no obstante, si permanecen en Estados Unidos, son "cerebros
perdidos" para África. Sin embargo, su decisión no depende sólo de su buena voluntad...

La migración en Europa

A partir de 1945, se ha producido una continua emigración internacional en Europa,


con altibajos, pero siempre activa. Sin lugar a dudas, la década de 1990 es la que ha
tenido el mayor número de migraciones en el Continente, desde la Segunda Guerra
Mundial. Se trata de nuevos tipos de migraciones, en particular en Europa Central y
Oriental y en la CEI (Comunidad de Estados Independientes). Los movimientos
registrados en Europa parecen haber alcanzado el punto máximo en 1992-93.
Actualmente Europa sigue siendo un territorio de inmigración, pero, en general, la
afluencia está disminuyendo. Se han formado tres zonas de migración, distintas y
relacionadas entre sí: Europa Occidental, Central y Oriental, incluso los países de la CEI
y la CEI misma.

Si tomamos el número de residentes extranjeros en un país como indicador de la


inmigración, podemos comprobar que, generalmente, en Europa Occidental, el número
de los residentes extranjeros ha seguido aumentando, a pesar de que las tasas de
aumento hayan disminuido.

La presencia de población extranjera en Europa Occidental es el reflejo de las sucesivas


oleadas de emigración post-bélica, vinculadas, en primer lugar, a la falta de trabajo y,
recientemente, a la reunificación y formación de las familias, así como a la fuga de
refugiados de las zonas destrozadas por la guerra, tanto en Europa como fuera de ella.
Así, los mayores grupos nacionales residentes en los países de Europa Occidental
proceden todavía del Sur de Europa (Italia, Portugal, España y Grecia), a pesar de haber
logrado recientemente el status de países de inmigración; proceden también de Turquía,
de la ex-Yugoslavia y, desde hace poco, de los países de África del Norte. La
importancia de otros grupos nacionales varía según los destinos.

Europa Occidental recibió, en el año 2000, a 392.200 personas que pedían asilo; de
éstas, el 23,4% en el Reino Unido y el 18,9% en Alemania. Otros países elegidos por
los que buscaban asilo fueron Francia, Bélgica y los Países Bajos. En Dinamarca,
Suecia y Suiza, en cambio, disminuyeron las solicitudes.

En Europa Central y Oriental se ha presentado un movimiento creciente, a corto plazo y


de breves distancias, a través de las fronteras. Aunque no se registraron, en realidad,
emigraciones masivas de los países de Europa Central y Oriental después de que cayó el
régimen comunista, muchas personas, sin embargo, atraviesan las fronteras que
estaban tan controladas en el pasado. Gran parte de este movimiento tiene el objeto de
ganarse la vida y está vinculado a la prosperidad de las economías informales, que
comprenden el pequeño comercio, el "turismo" por motivos de trabajo y otras nuevas
formas de migración. El sector informal proporciona trabajos estacionales y
temporáneos que no ofrecen ninguna fuente estable de ingresos y que son considerados
por muchos trabajadores como un suplemento a lo que pueden ganar en su propio país.

En la ex-Yugoslavia se han presentado movimientos repentinos, masivos y forzosos, en


gran escala, como resultado de la guerra en esa zona.

Se supone que muchas personas que buscan asilo en Europa Central y Oriental son, en
realidad, emigrantes de paso que desean, con el tiempo, entrar a Europa Occidental;
aunque últimamente se notan indicios de que los que solicitan asilo tienen el proyecto
de establecerse en esa zona debido a la creciente libertad política y al desarrollo
económico.

Los datos indican un aumento general de la población extranjera oficialmente


reconocida en la región, en el período 1990-2000, aunque al terminar dicho período
había una tendencia a la disminución.

La migración en la ex-Unión Soviética (esencialmente en la CEI) se distingue, hoy, por


la circulación interna, con algunas excepciones de carácter internacional. Las causas de
este movimiento son múltiples; entre ellas, el nivel de vida que baja, la inestabilidad
sociopolítica y una serie de conflictos armados. El resultado es una tipología compleja
del movimiento. Algunos de sus elementos se pueden definir 'normales', como la
emigración de mano de obra, mientras otros son el producto de una serie de
emergencias.

Desafortunadamente, pero no inesperadamente, se produce una migración ilegal en gran


escala. En 1994, alrededor de medio millón de inmigrantes procedentes de Asia, África
y Oriente Medio entraron, violando los trámites de pasaporte y visa. Los informes de
Bielorrusia señalan que de 100 mil a 400 mil indocumentados entraron durante un
período de dos años (1994 y 1995).

Por lo general, en Europa, parte del flujo migratorio está destinado a los trabajos
altamente cualificados, dado que, según los sistemas de permiso de trabajo de muchos
países, se selecciona a los que tienen un alto nivel de experiencia. Sin embargo, se nota,
cada vez más, una polarización con un gran número de ocupaciones, especialmente las
labores pesadas como, por ejemplo, en el campo del abastecimiento de comidas y de la
limpieza, a cargo de trabajadores relativamente poco cualificados, muchos de los
cuales se encuentran en una situación irregular.

La migración de personal altamente cualificado es hija de la globalización económica y


de las actividades de las corporaciones transnacionales; sin embargo, el número es
relativamente bajo en comparación con el volumen de la emigración.

Por lo que se refiere a los estudiantes extranjeros, en Estados Unidos hay 78 mil
quinientos europeos. Por otro lado, hay 197 mil estudiantes extranjeros en Gran
Bretaña, 160 mil en Alemania y 130 mil en Francia.

En lo que concierne a la migración no autorizada, ésta, por su misma definición, es


difícil de calcular. La Oficina Internacional del Trabajo (OIT) estimó un total de 2,6
millones de extranjeros en Europa con una situación irregular, incluso los trabajadores
estacionales y solicitantes asilo cuyas peticiones no han sido aprobadas y, sin embargo,
se han quedado. En los países de Europa Central y Oriental, es probable que muchos
trabajadores extranjeros estén indocumentados. En general, la tendencia de la migración
no autorizada parece aumentar. Algunos indicios dan a entender que, tras una parte
bastante notable de la migración irregular, se ocultan traficantes y contrabandistas.

La migración en Asia

La OIT estima que de 5 a 7 millones de trabajadores migrantes y personas a su cargo


están fuera del propio país en Asia, y otros 8-9 millones de migrantes, en su mayoría
asiáticos, en el Oriente Medio. Se han reconocido, en el Continente asiático, cinco
principales "sistemas de migración" (se denomina 'sistema de migración' un grupo de
países en el cual uno o varios de ellos son núcleo o destino, mientras los demás son
periferia o países de origen). Los sistemas de migración son los siguientes:

(1) el sistema del Consejo para la Cooperación en el Golfo (CCG), con Arabia Saudita
como nación núcleo y, en menor grado, también Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos.
Aunque el 37% de los migrantes en la zona proceden de otros países árabes, Asia del
Sur, en especial India y Pakistán, contribuye en gran parte (44%) a la afluencia a la
región; Asia Suroriental participa con un porcentaje menor (el 11%), principalmente de
Filipinas y, un número creciente, de Indonesia.

(2) el sistema del Subcontinente Indio se considera, tradicionalmente, una región de


emigración hacia el Oriente Medio, adonde llega más del 90% de los trabajadores
migrantes que salen de India, Pakistán y Sri Lanka, y más del 60% de los que salen de
Bangladesh.

(3) el sistema Indochino (o de Asia Suroriental), con un núcleo constituido por Malasia
y Singapore y otro núcleo que es Tailandia. Los migrantes, en Singapore, trabajan
principalmente en la construcción y en el servicio doméstico. Malasia, actualmente,
cuenta con 770 mil trabajadores extranjeros con permiso y, quizás, unos 450 mil
migrantes indocumentados.
La inmigración llega a Tailandia sobre todo de los vecinos Birmania, Laos y Camboya,
para los trabajos de construcción y para los sectores agrícola y pesquero.

(4) el sistema de Hong Kong y Taiwan, en el cual los núcleos están constituidos por
Hong Kong y Taiwan.

(5) el sistema de Asia Nororiental, donde los núcleos son Japón y Corea. Ninguno de
los dos países dispone de una política de trabajo para los migrantes, pero ambos utilizan
mano de obra no cualificada. En Japón, la población extranjera asciende a 1 millón
setecientos mil personas, incluidos 635.269 coreanos. La carencia de trabajadores no
cualificados se suple con la mano de obra extranjera, aprendices y migrantes no
autorizados. Corea, por su parte, es un país de inmigración reciente y recibe aprendices,
para contar con una provisión de trabajadores migrantes.

Las tendencias de las migraciones de Asia hacia destinos no asiáticos no están


consideradas entre estas tipologías. Es difícil, en efecto, clasificar, por ejemplo, la
emigración endémica de filipinos, prácticamente hacia todos los continentes. Además,
los asiáticos constituyen más del 54% del total de los estudiantes internacionales en
Estados Unidos.

Algunos indicios indican la función estructural que la emigración ha adquirido en Asia.


Hay que tener en cuenta que el negocio lucrativo de las agencias de reclutamiento y
empleo tiene un papel importante en la continuación y expansión de la migración de
trabajadores en el interior y fuera de Asia. Otra característica de la migración asiática
es la gran cantidad de mujeres. Ellas "reemplazan", siempre más, en los trabajos
domésticos, a las mujeres nacionales que trabajan en los países de destino.

Las extensas fronteras entre los países de Asia facilitan la emigración no autorizada.
Aún más, las organizaciones criminales se han aprovechado de las leyes estrictas de la
emigración en los países receptores para hacer prosperar el contrabando humano y el
tráfico de personas, en especial de mujeres y niños.

Asia, en general, no se vería tan afectada como Europa para mantener los niveles de su
población en edad de trabajar. Sin embargo, el Japón tendría una enorme necesidad de
una migración de reemplazo para mantener los índices de población y de fuerza de
trabajo. Se necesitarían unos 343 mil inmigrantes al año, desde ahora hasta 2050.

La migración en el Pacífico

La esencia misma de la identidad australiana consiste en ser una nación de inmigrantes.


El país está experimentando todo tipo de movilidad. Las entradas son permanentes y
temporáneas. Los que llegan para instalarse definitivamente pasan a través del
programa de migración y el programa humanitario.

Los refugiados han ocupado una parte importante en la historia de la inmigración a


Australia, con dos oleadas principales: una procedente de Europa del Este, a finales de
la década de 1940, y otra de Indochina, en la segunda mitad de los años 1970. La
llegada de refugiados indochinos, por lo general "boat people", fue la primera, en gran
escala, de no europeos a Australia y tuvo un papel decisivo porque cambió el
componente étnico de la población.

En 1994-95, la inmigración a Australia era realmente global, pues procedía de más de


160 países. Actualmente se registra un creciente movimiento temporáneo de población.
En 1994-95, se contaron 3,5 millones de personas que llegaron por corto tiempo,
principalmente turistas, pero también visitantes por motivos de negocios. Igualmente,
aumentaron los estudiantes extranjeros. No obstante, hay una emigración permanente
desde Australia, que forma parte de las tendencias a la internacionalización económica.

En todo caso, el pluriculturalismo ha llegado a ser un elemento clave de la identidad


australiana y ha significado un corte decisivo con el pasado colonialista y racista. Esta
es una gran ventaja en los intentos por mejorar los vínculos con el resto del mundo, en
particular con la región de Asia-Pacífico. Sin embargo, las actuaciones y políticas más
recientes del gobierno, en particular aquellas referentes a los refugiados y a los que
buscan asilo, parecen señalar el fin de esa apertura.

Nueva Zelanda se conoce como 'país de inmigración', al ser uno de los cuatro países del
Pacífico que han acogido con entusiasmo a los emigrantes, en especial a aquellos
procedentes de Europa. Con la introducción del 'sistema de puntos', se produjo un
aumento masivo de la migración procedente de los países de Asia Oriental. Sin
embargo, ahora que se exige a todos los miembros de la familia migrante el certificado
de 'proficiency' en inglés, como prerrequisito para el permiso de residencia, se prevé que
los migrantes procedentes de Taiwan, China y Corea del Sur disminuirán. El gobierno
de Nueva Zelanda, para promover el turismo, ha suspendido la visa obligatoria para los
visitantes de muchas partes de la región que llegan por corto tiempo.

La migración en América

A pesar de que los norteamericanos consideren, hoy, que sus países son ejemplos de
sociedades multiétnicas y pluriculturales, hasta mediados del siglo XX los emigrantes
voluntarios a América del Norte (Canadá y Estados Unidos) eran sobre todo europeos, y
se les consideraba como el grupo que más convenía. Aunque más pronto que en Nueva
Zelanda, sólo en la década de 1960 fueron eliminadas las políticas de inmigración
fundadas en la raza o en el lugar de origen.

Por tanto, la migración desde los países asiáticos hacia el Canadá y Estados Unidos fue
importante solamente después de la década de 1960, cuando fue liberalizada la
legislación restrictiva sobre inmigración. Alrededor de 1 millón 300 mil asiáticos
entraron a Estados Unidos durante el siglo XIX y principios del siglo XX, llegando a
poco menos de 4% del total de la inmigración a América. Después de 1965, más de
cuatro millones de inmigrantes entraron al país, es decir, el 25% del total de la
inmigración legal. Aumentos semejantes se observaron en Canadá. Durante las décadas
de 1970 y 1980, las llegadas de refugiados, entre los cuales numerosos 'boat people',
aumentaron, pues huían de la guerra, de la agitación civil y de los regímenes opresores.

La migración procedente de África hacia Norteamérica, en el período que siguió a la


Segunda Guerra Mundial, fue la consecuencia, en gran parte, del desequilibrio
económico, de los movimientos de refugiados y de los vínculos internacionales. Estados
Unidos limitó las entradas de africanos a 7 mil al año en la década de 1990, a pesar de
que había un gran número de refugiados en África en 1993.

Los africanos que viven en Estados Unidos son importantes para las economías de sus
países de origen, por las remesas de dinero que envían. Incluso las pequeñas sumas
tienen gran valor para los países africanos.

La cercanía de América Central, del Sur y el Caribe ha permitido una notable migración
desde esas zonas hacia Estados Unidos y Canadá. En general, gran parte de la migración
de esa zona al Canadá procede del Caribe, mientras la que se dirige a Estados Unidos
procede de México, Chile, Puerto Rico, El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Costa
Rica, y también del Caribe.

Aunque las consecuencias demográficas de la emigración internacional, hoy, no son las


mismas que experimentaron los países europeos en el siglo XIX, podemos, en todo
caso, decir que la emigración de México a Estados Unidos es uno de los mayores
movimientos migratorios en el mundo, y el aumento extraordinario de hispánicos en ese
país se está transformando en una importante cuestión política y también religiosa. La
enorme migración no autorizada que atraviesa la frontera entre México y Estados
Unidos es bien conocida, estimulada por la presencia de "coyotes" dispuestos a indicar a
las personas dónde pueden atravesar la frontera, pero poniendo en peligro sus vidas. La
reciente carta pastoral "Juntos en el Camino de la Esperanza" da testimonio de esta
realidad.

Hasta la década de 1960, el movimiento internacional en América Latina era estacional,


y limitado de una zona rural a otra, o de zona rural a zona urbana entre países limítrofes,
y se podía considerar prácticamente una continuación de la migración interna más allá
de los límites nacionales. En otros casos, los distintos grados de densidad de la
población, así como la disponibilidad de la tierra y de la mano de obra para la
producción, desencadenaron la migración: cruzar las fronteras era relativamente fácil.

Argentina, que fue el principal país receptor de la migración europea en el siglo XIX y
gran parte del siglo XX, se transformó en país de una numerosa emigración, junto con
Chile y Uruguay, después de la crisis política y económica de la década de 1970 que
llevó a las dictaduras militares. Las metas eran Europa, Australia, Estados Unidos y
Canadá, pero también otros países latinoamericanos, principalmente México, Venezuela
y Costa Rica. Estos últimos, en efecto, son países fronterizos tradicionalmente
receptores de emigrantes (Venezuela a los colombianos, Costa Rica a los nicaragüenses
y México a los guatemaltecos).

En la década de 1970, Venezuela, país productor de petróleo, era, junto con Estados
Unidos y Canadá, una meta favorita por los sueldos que allí se ofrecían, iguales o
incluso mayores que los que se ofrecían en los países desarrollados. Por lo que se refiere
a los movimientos fronterizos entre zonas rurales, Costa Rica era el principal país
receptor, por ser el que gozaba de un relativo mayor desarrollo y de estabilidad política.

Otras tendencias migratorias importantes en la región fueron las siguientes: Brasil


comenzó como país de emigración en 1980; la población inmigrante, en Paraguay,
aumentó con 100 mil brasileños, según el censo de la población de 1990 (el movimiento
de 'braziguayos', que comenzó en la década de 1970, tuvo importantes consecuencias
geopolíticas para la región); además del movimiento fronterizo hacia Paraguay, la
emigración brasileña a Estados Unidos y otros países aumentó; Portugal y Japón fueron
testigos del retorno de sus descendientes nacidos en Brasil; siempre más numerosos, los
descendientes de antiguos inmigrantes a Argentina, Uruguay y Chile regresaban a los
países de sus ancestros (eso mismo se puede decir de los japoneses que vivían en Perú);
contemporáneamente, aumentaron los peruanos en todos los países que permanecían
aún abiertos a la inmigración (fue el grupo que creció más rápidamente en Venezuela,
Argentina, Brasil y Chile, y también en Estados Unidos).

La violencia y la inestabilidad en América Central, desde mediados de la década de


1970, no sólo desencadenaron la migración internacional, sino que produjeron más
desplazados internos y refugiados. Según la información de la OACNUR,
proporcionada por los países receptores de refugiados, la población desplazada en
América Central era de alrededor de 1.163.000 personas a principios de los años 90. Los
refugiados se encontraban, en orden descendiente, en México, Costa Rica, Guatemala y
Honduras. En 1993, sin embargo, disminuyó el número en muchos países,
especialmente en Costa Rica; pero en México y Guatemala permaneció estable.

En general, para amplios sectores de la población latinoamericana, los Estados Unidos


se han transformado en centro de gravedad y de atracción para los que buscan una
promoción personal. En efecto, acogen también a 62 mil estudiantes latinoamericanos,
de los cuales 11 mil procedentes de México.

Por lo que se refiere a América Latina, por consiguiente, hemos notado los siguientes
motivos de movilidad de la población:

 su crecimiento, junto con la urbanización y el desarrollo industrial;


 la cercanía de fronteras invitantes;
 las políticas de libre mercado, que reemplazaron las de desarrollo industrial, junto con
las políticas destinadas a reducir el papel del Estado (esto llevó a un aumento del
desempleo y a cortes en los gastos de previsión social, que causaron un
empeoramiento del nivel de vida en grandes sectores de la población. Una respuesta a
la crisis del trabajo fue la aparición de actividades de trabajo autónomo, comenzando
por las funciones altamente especializadas, hasta aquellas no cualificadas. Esto
fomentó la movilidad, ya que las personas se mueven hacia donde se les ofrecen
oportunidades);
 la inestabilidad política, las formas antidemocráticas de gobierno y la violencia;
 la globalización, que ha universalizado rápidamente las expectativas y difundido los
estilos de vida y modelos de consumo de los países desarrollados. Aunque se procura
hacer revivir las identidades culturales y étnicas, amplios sectores de la población
tienen la esperanza de llevar una vida igual a la que viven los que se hallan en el
mundo desarrollado. Si no se dispone de oportunidades para realizar este ideal en el
país de origen, la migración se convierte en una verdadera alternativa para muchos.

Conclusión (Consecuencias y Expectativas)

Como se afirma en el Informe Final del Encuentro Regional de Expertos sobre "La
Migración Internacional y África" (Gaborone, Botswana, 2-5 de junio, 1998), "La
migración internacional se considera, generalmente, desde un punto de vista negativo;
por tanto, hay una urgente necesidad de 'reconceptualizarla', porque constituye una
aportación positiva importante para la transformación y el cambio social y
económico...". Esta reflexión se refería a África, pero no vamos a dudar en extender su
aplicación al resto del planeta.

Por consiguiente, después de haber examinado rápidamente, pero no de modo


superficial, las tendencias de la migración internacional en las distintas regiones del
mundo (el lector podrá tener una visión más amplia consultando las notas de mi texto
escrito en inglés), podemos observar lo siguiente:

 La migración por motivos de trabajo se debe a la necesidad del trabajador de


encontrar un empleo que no halla en el país de origen.La situación cambia, según los
casos. En algunos países significa desempleo masivo, e incluso imposibilidad, para el
trabajador, de garantizar las necesidades básicas a sí mismo y a su familia. En otros
casos, significa la incapacidad del país de ofrecer puestos de trabajo que correspondan
a la cualificación y competencia de las personas. Entre estos dos extremos se
presentan muchos grados de necesidad. Sin embargo, la migración por motivos de
trabajo responde también a una necesidad, en el país de destino, de profesionales y de
trabajadores altamente cualificados, que no puede proporcionar la población local, de
personas que realicen trabajos penosos que la población local se rechaza a prestar, o
de trabajadores en general (por tener una población que está envejeciendo y, por
tanto, insuficiente o imposibilitada para trabajar).
 Mientras, en el siglo pasado, la migración era a menudo cuestión de hombres solteros,
actualmente es más común la migración familiar: emigra toda la familia, o se sigue el
esquema de la reunificación familiar.
 La necesidad de personas altamente cualificadas en los países tecnológicamente
avanzados ha llevado al "intercambio de cerebros" entre esos países y a la
"circulación de cerebros" en algunas regiones, así como, desafortunadamente, a
la "fuga de cerebros" de los países en desarrollo o menos desarrollados que
cuentan con buenos recursos humanos, pero, por desgracia, no pueden
proporcionar los instrumentos adecuados o pagar lo debido. Existe además, la
"cacería de cerebros" por parte de las naciones industrializadas, con el objeto de
contratar personas altamente cualificadas de los países en desarrollo, incluso de
modo definitivo.
Por lo que a esto se refiere, algunos organismos están realizando un trabajo
encomiable entre los estudiantes, por ejemplo el KAAD (Servicio católico
alemán de intercambio académico), que ofrece programas de sensibilización
para los estudiantes, respecto a la necesidad que tienen sus países de líderes que
quieran trabajar en favor del propio pueblo y por el bienestar del país,
independientemente de los beneficios económicos. Los animan, así, a regresar al
país de origen con un espíritu de verdadero y justo nacionalismo.

 Los países de origen que son pobres cuentan con las remesas de los trabajadores
emigrantes para sostener la economía local, mientras los países de destino cuentan
con la mano de obra barata para seguir produciendo y manteniendo sus propias
industrias, y para reemplazar en los trabajos domésticos a las mujeres que han
entrado a formar parte de la fuerza laboral.
 Las mujeres entran, siempre en mayor número, a formar parte de las filas de los
migrantes internacionales, en beneficio de las familias donde trabajan y en menoscabo
de las familias que dejan en la patria. Contratadas con frecuencia como trabajadoras
no cualificadas, o para el servicio doméstico, las mujeres son más vulnerables a la
violencia y a la violación de los derechos humanos y laborales, que a menudo no se les
reconocen. Ellas constituyen también una gran parte de los flujos de refugiados. Junto
con los niños, son las víctimas más frecuentes del tráfico ilícito de comercio humano.
 Por el temor a una llegada masiva de migrantes, acentuado por el 'síndrome del 11 de
septiembre', los países ricos industrializados han aumentado los controles de
seguridad en las fronteras y hacen cumplir con severidad las leyes sobre inmigración.
Esto ha producido una proliferación de agencias de empleo que logran grandes
ganancias explotando las esperanzas de los "pobres" migrantes. Y lo peor es que ha
desencadenado la migración ilegal de los que no pueden cumplir con los requisitos. El
resultado de todo esto es el aumento de las ganancias de los contrabandistas y
traficantes de personas. La Unión Europea ha intentado luchar contra esta plaga social
tratando de introducir una legislación que castigue, no sólo a los traficantes y
contrabandistas, sino también a los que 'compran' sus “productos”.
 La grave crisis económica, las calamidades naturales, la violencia, los conflictos
raciales, la inestabilidad política y las guerras han llevado a la migración forzosa
y han producido refugiados, personas desplazadas y migrantes por motivos
económicos. Todos ellos, por su parte, han contribuido a la formación de
sociedades multiculturales y multiétnicas que han enriquecido el patrimonio
cultural de los países receptores; han transformado incluso pequeñas y aisladas
comunidades en realidades pluralistas e interculturales.
No obstante, los migrantes son víctimas con frecuencia de la discriminación
racial, de la xenofobia y de otras formas de intolerancia. Esto ha agregado un
ulterior sufrimiento a sus vidas, ya de por sí desdichadas. Es necesario por lo
contrario reconocer en las personas de otras culturas la obra de Dios, tarea no
fácil, y pasar de la simple tolerancia de los demás a un verdadero respeto por sus
diferencias. Sin embargo, el respeto debe ser recíproco, y los inmigrantes están
llamados a cumplir las leyes del país que los acoge.

 La migración internacional afecta, de distintos modos, a los países de origen, tránsito y


destino, pero sus causas y efectos los unen entre sí. Es necesario luchar contra el lado
negativo de la migración y estimular sus aspectos positivos. La movilidad humana es,
en efecto, un derecho, pues da la posibilidad, a todos los hombres y mujeres, de
aventurarse en un mundo desconocido y enriquecerse con nuevos descubrimientos. Al
mismo tiempo, les permite salvarse de tristes o tremendas circunstancias, aunque el
futuro no sea siempre risueño o brillante. Dondequiera que vayan, llevan su propio
patrimonio de cultura y dones humanos, capaz de transformar y mejorar los lugares
donde eligen quedarse e instalarse.
 En muchos países se promueve la migración legal, especialmente cuando se carece de
mano de obra o experiencia, y al mismo tiempo se lucha contra la migración no
documentada. En realidad, tanto esta como la migración autorizada son dos elementos
de un mismo fenómeno, así como con frecuencia es difícil establecer una clara
distinción entre los migrantes por motivos económicos y los refugiados. Basta aquí
señalar que muchos migrantes clandestinos son parientes y amigos de los migrantes
legales que los animan a reunirse con ellos y a darles apoyo. Los hechos demuestran
que un estricto control de las fronteras, las inspecciones y una legislación severa sobre
la inmigración, no son suficientes para tener bajo control la migración en general, y la
migración no autorizada en particular.
 Si la migración es un derecho de toda persona humana, – dadas ciertas circunstancias -
, es también un derecho permanecer en el propio país y en el propio ambiente cultural.
La migración, en particular la migración forzosa, se presenta especialmente cuando es
difícil, si no imposible, para un individuo, sobrevivir según las normas locales. La
migración no estaría tan difundida, pues, si las condiciones locales garantizaran una
vida digna a la persona y a su familia. Por consiguiente, los países ricos industrializados
que temen la migración en sus territorios, deben contribuir al desarrollo (no sólo
económico) y a la seguridad de los países emisores de migración, para que puedan
garantizar a sus ciudadanos una vida mejor.
 A pesar de todo, las personas se desplazarán siempre, quizás menos
permanentemente y más temporáneamente, para migrar, porqué tratase de un
proceso humano natural, como lo afirma la historia desde los tiempos más antiguos.
Sea lo que fuere, las sociedades están vinculadas siempre más a las poblaciones
receptoras de distinta cultura y nacionalidad. La pluralidad de culturas, incluso de
credos y nacionalidades, está destinada pues a ser siempre mas la característica de
nuestras sociedades. La presencia reglamentada de "extranjeros" ha sido una riqueza
para las personas, en los distintos países, siendo la naturaleza humana una sola, y
perteneciendo todos a una misma familia. Si queremos ser dignos de nuestra
identidad, es necesario que tratemos a los demás como hermanos y hermanas, sin
distinción de nacionalidad, raza, credo o posición social. En efecto, una norma
necesaria para organizar todos nuestros programas y actividades consiste en respetar
el bien común, también universal.
 Por consiguiente, tenemos que considerar a la humanidad como una familia de
pueblos que no se parapetan en la fortaleza de sus fronteras, sino que son los
bienvenidos en una libre y razonable circulación en el interior y a través de los
territorios nacionales. Así haríamos, haciendo de la tierra un verdadero hogar global
para todos. He aquí un ejemplo, quiero decir un estudio de las Naciones Unidas en el
cual se prevé la entrada de alrededor de 160 millones de inmigrantes en los países de
la Unión Europea en los próximos 50 años, si Europa quiere mantener su actual
dinamismo económico. Para que esto suceda pacífica y justamente, la actitud de
muchos tendrá que cambiar y el papel de la Iglesia en este proceso es y
será indispensable.

Si puedo manifestar una expectativa, sin pretender ser futurólogo, diría que un día el
ideal de hermandad universal se realizará también gracias a la contribución del
fenómeno migratorio. Los cristianos debemos recordar que ya actualmente, como
afirma el Santo Padre en su Carta apostólica Novo Millennio Ineunte (n. 49-50), "nadie
puede ser excluido de nuestro amor, desde el momento que 'con la encarnación el Hijo
de Dios se ha unido en cierto modo a cada hombre'. Ateniéndonos a las indiscutibles
palabras del Evangelio, en la persona de los pobres hay una presencia especial suya, que
impone a la Iglesia una opción preferencial por ellos (...). Son muchas, en nuestro
tiempo, las necesidades que interpelan la sensibilidad cristiana. Nuestro mundo empieza
el nuevo milenio cargado de las contradicciones de un crecimiento económico, cultural,
tecnológico, que ofrece a pocos afortunados grandes posibilidades, dejando no sólo a
millones y millones de personas al margen del progreso, sino a vivir en condiciones de
vida muy por debajo del mínimo requerido por la dignidad humana (...). El panorama de
la pobreza puede extenderse indefinidamente (...). Es la hora de una 'nueva
imaginación' de la caridad, que promueva no tanto y no sólo la eficacia de las ayudas
prestadas, sino la capacidad de hacerse cercanos y solidarios con quien sufre, para que
el gesto de ayuda sea sentido no como una limosna humillante, sino como un compartir
fraterno".

En este panorama de pobreza, la Iglesia está presente y acoge con los brazos abiertos
de Cristo la soledad de todos los corazones, cerciorándose de que su amor llegue a cada
uno, pero especialmente a los pobres, y a los muchos emigrantes e itinerantes entre
ellos. Nuestra Señora de Guadalupe, Nuestra Señora del Magníficat, la Madre de Dios y
de toda la humanidad, sea nuestro modelo y guía en nuestra actitud de compasión, de
ayuda a la promoción humana, y en la evangelización.
II. SITUACIÓN ACTUAL: GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA Y
DIVERSIFICACIÓN DE LOS FLUJOS MIGRATORIOS
La década de los años setenta del siglo XX representó el fin del modelo de desarrollo
capitalista que se había puesto en marcha después de la II Guerra Mundial. Los
incrementos de productividad llevaban una tendencia decreciente y las demandas sociales
presionaban al Estado para derivar recursos desde el ámbito de la producción hacia el
consumo; como consecuencia disminuyó la rentabilidad de los capitales y estalló una "crisis
fiscal del Estado" debido a la imposibilidad de enjugar el déficit estructural. Ante la falta de
rentabilidad se produjo una sobreacumulación de capitales, en los países centrales y en los
productores de petróleo. En un primer momento se buscaron salidas externas por dos vías:
una, los créditos masivos y poco controlados a países dependientes (lo que originó más
tarde la enorme deuda externa del Tercer Mundo); otra, el desplazamiento de inversiones
productivas hacia los "nuevos países industriales" del sudeste asiático. Más tarde la crisis se
afrontó en los países centrales mediante políticas de estabilización (es decir, de deterioro de
las rentas del trabajo) y reestructuración productiva, potenciando la concentración de
capitales y el redimensionamiento o cierre de sectores industriales.
Tras el proceso de ajuste el sistema internacional está claramente hegemonizado por el
capital financiero: las mayores transacciones de capital se realizan actualmente en las
Bolsas, constituyendo una verdadera "economía de casino" donde la rentabilidad está cada
vez menos ligada a la suerte de los procesos productivos14. Los flujos financieros son de tal
magnitud que escapan a la capacidad de control de los estados nacionales y logran imponer
por doquier procesos de desregulación. Las consecuencias sociales son una disminución del
empleo en la industria, debido a los cambios originados por la revolución electrónica; el
deterioro de las condiciones laborales en empleos manuales tradicionales en los países
desarrollados; la expansión del empleo en el sector servicios; el crecimiento de amplios
sectores "informales" o de economía sumergida; y, en general, la precariedad del empleo
asalariado (crecimiento de contratos temporales, pérdidas en el salario indirecto). Todo
esto origina una creciente fragmentación de la fuerza de trabajo en función de criterios
diversos como el género, la edad o la pertenencia étnica. En los países del Sur la dislocación
social es más importante, especialmente en los que no han conseguido aprovechar una
dinámica de desarrollo dependiente aprovechando la nueva división internacional del
trabajo. Tienden a crecer las grandes urbes, la infravivienda y los empleos irregulares; los
planes de ajuste sugeridos o impuestos por los organismos financieros internacionales
(FMI, Banco Mundial) privilegian al pago de la deuda externa a costa del recorte de gastos
sociales; el deterioro de las condiciones de vida genera importantes procesos migratorios
desde el campo a las ciudades y hacia otros países.d
El concepto que sintetiza la clave de las transformaciones del período actual es el de
globalización. Según Castells "vivimos en una economía global. Esto no es lo mismo que en
una economía mundial, una realidad que ha existido desde el siglo XVI. Una economía
global es una economía en donde todos los procesos trabajan como una unidad en tiempo
real a lo largo y ancho del planeta. Esto es, una economía en la que el flujo de capital, el
mercado de trabajo, el mercado, el proceso de producción, la organización, la
información y la tecnología operan simultáneamente a escala mundial. Esto no quiere
decir que los Estados y las naciones-Estado desaparezcan. De hecho se convierten en
agentes esenciales de la economía global (...) Pero la unidad económica de operación (y de
análisis) es el sistema global de interacciones: ya no hay más economías nacionales ni
políticas económicas nacionales. Son estrategias basadas nacionalmente que operan en un
sistema global diferenciado y articulado a través y por encima de los límites nacionales"15.
Actualmente todo el planeta está conectado en una serie de redes aunque de forma selectiva
y jerárquica. Al perder importancia los recursos naturales y el trabajo manual, en favor del
conocimiento y el trabajo cualificado, muchos países pasan de la explotación dependiente a
la irrelevancia estructural en la nueva economía (poblaciones sobrantes). Esta situación
genera una tendencia a la polarización del orden internacional (la brecha Norte-Sur) y una
serie de intentos de reconstruir la unidad del mundo en nuevas condiciones. Estos intentos
son muy diversos, desde los movimientos antiglobalización que tuvieron su última
expresión en Praga, bloqueando la Cumbre del Banco Mundial y del Fondo Monetario
Internacional, hasta los movimientos islámicos radicales de rechazo a "occidente" que,
desde nuestro eurocentrismo, calificamos rápidamente de fundamentalistas. Aparecen,
también, ciertos intentos de sumarse a la economía global mediante negocios ilegales (la
llamada "conexión perversa", que incluye el tráfico de armas, drogas, blanqueo de divisas y
tráfico de personas) o los flujos migratorios en masa desde el Sur. La globalización
económica implica la movilidad y flexibilidad de todos los factores productivos, incluida la
mano de obra, lo que origina una generalización de las migraciones internacionales: el
trabajo también se mundializa.
Las principales corrientes humanas han estado vinculadas, aunque no de forma mecánica, a
las dinámicas de internacionalización de la producción, dependientes a su vez de las
inversiones de capital. Según Sassen-Koob en las últimas décadas se han desplegado las
siguientes tendencias, que inciden en los flujos migratorios16:
 El redespliegue del capital, con inversiones en países del Sur, crea vínculos materiales e
ideológicos con el país inversor, estableciendo nuevos canales de comunicación por los
que pueden desplazarse flujos humanos.
 Algunas grandes ciudades se han convertido en nudos coordinadores del capital
transnacional mediante el desarrollo de servicios, especialmente financieros. Esta
situación genera un descenso del trabajo asalariado tradicional y un crecimiento en el
sector servicios altamente polarizado: en la gama de ocupaciones más baja se genera una
demanda de mano de obra inmigrante.
 Los Estados Unidos de América se han convertido en el principal destino de las
inversiones extranjeras, circunstancia que explica el crecimiento del empleo y la
persistencia de una demanda de mano de obra dirigida a la inmigración extranjera, a
pesar de las políticas gubernamentales restrictivas.

A estas tendencias del capital transnacional, se han unido el fin de la Guerra fría y la crisis
del ex bloque del Este que aumenta los alcances de la reestructuración mundial y de los
flujos migratorios. Al iniciarse el siglo XXI prácticamente no quedan países aislados de los
flujos humanos transnacionales, tal como resumimos a continuación.
a) Disminución de las migraciones laborales a Europa occidental, incremento de la
reunificación familiar y formación de minorías étnicas.
La crisis de 1973 marca el fin de un ciclo e inaugura un período de restricciones a la
inmigración: se pone fin a la política de reclutamiento por parte de los países desarrollados
y se fomenta el retorno de los "trabajadores invitados" a sus países de origen. Estas
medidas, no obstante, no han significado un freno a la entrada de inmigrantes sino más
bien un cambio en la composición de los nuevos flujos, en los que predominan los
familiares (cónyuges e hijos) de los ya instalados. La adopción de estas restricciones tuvo
repercusión directa sobre los países del sur de Europa, en los que se produjo un
"embalsamiento" de inmigrantes no europeos que vieron frustrada su pretensión de llegar a
las naciones más ricas.
En este período se hizo evidente que la inmigración no era un proceso coyuntural: los
trabajadores no regresaron a los países de origen sino que se establecieron con sus familias,
constituyéndose en minorías étnicas, que se hicieron visibles como grupo social en el país
de residencia. A pesar del supuesto "cierre de fronteras", en la República Federal Alemana
el número de extranjeros pasó de 4 millones en 1970 a 5 millones en 1990 y a 7 millones en
1977, después de la caída del muro de Berlín. Además, algunos europeos del sur retornaron
a su origen, con lo cual cambió la composición étnica de los inmigrantes: la tendencia
muestra un incremento continuo de la proporción de los no comunitarios (sólo continúa
algún flujo significativo intra-UE de profesionales y directivos). En el mercado laboral se
consolidó una tendencia a la precariedad, con incrementos del desempleo y los trabajos de
baja cualificación. El peso de la población inmigrante es especialmente significativo en
Luxemburgo (35% de la población total), en Suiza (19%), en Bélgica, Austria y Alemania
(entre el 8-9%), en Francia, Suecia, Dinamarca y los Países Bajos (entre el 4-6%). A pesar
de que las nuevas entradas se han reducido ligeramente en la Unión Europea durante los
años ‘90 (debido a las políticas restrictivas de inmigración), el saldo migratorio en 1997 era
más elevado que el saldo vegetativo; de no ser por la población de origen extranjero
Alemania, Suecia, Italia y España habrían visto disminuida su población en los últimos
años17.
b) Conversión de los países del sur de Europa en receptores de inmigración
El papel de cuatro países (Italia, España, Portugal y, en menor medida, Grecia) se ha
modificado durante este período: prácticamente han cesado las salidas de inmigrantes y,
desde los años 80, se hizo notoria la llegada de inmigración extranjera. En primer lugar
debido a las restricciones existentes en los países del norte y posteriormente debido al
desarrollo de nichos laborales en los que se generó una demanda específica. Los principales
flujos proceden de excolonias, países vecinos y europeos de la UE. Actualmente, los
extranjeros representan entre el 1,5% y el 2,5% de la población total en Italia, Portugal y
España.
c) Continuación de los flujos hacia Norteamérica y Australia, pero con cambios de áreas
de origen y formas de migración
En Estados Unidos se ha registrado un crecimiento continuo de entradas y ha continuado la
tendencia al cambio de composición de los flujos: se reduce el peso de los europeos y crece
el de latinoamericanos y asiáticos. Entre 1983-1993 han entrado al país 9,8 millones de
residentes permanentes de los cuales sólo un millón procede de países europeos (desde
1990 entre estos predominan ex soviéticos y polacos). Continuó de forma destacada la
entrada de temporeros mejicanos, y siguió creciendo la aportación asiática. Los flujos de
trabajadores irregulares a través de la frontera mejicana han cobrado gran importancia: en
1986 se realizó una regularización limitada a la que se acogieron 3 millones de inmigrantes.
Según el Censo de 1990 los inmigrantes procedían principalmente de países
latinoamericanos (43%, la mitad mejicanos), de Asia (25%) y Europa (22%). En aquel año
representaban el 7,9% de la población total y en 1997 el 9,3% (24,6 millones de personas).
En Canadá también se produjo durante este período un incremento de entradas,
especialmente provenientes de Asia, África y Latinoamérica, paralelo a un descenso relativo
de los europeos. En la década 1983-93 ingresaron 1,8 millones de inmigrantes, entre el
primer y el último año el porcentaje de asiáticos pasó de 38% a 51%, mientras que el de
europeos descendió desde 27% hasta 18%. Los planes gubernamentales a inicios de los 90
propician más entradas, especialmente de personal cualificado. El censo de 1991 indica que
el 16,1% de la población es inmigrante, en su mayoría procedente de Europa (54%) y Asia
(25%) y en menor medida de América (16%) y África (4%). En 1997 los inmigrantes
representan el 17,4% de la población total (5 millones de personas).
En Australia durante los años 1976-85 se reinician las entradas importantes, debido al
levantamiento de las restricciones existentes para la entrada de no-blancos. De esta forma
llegan refugiados vietnamitas y libaneses, trabajadores del sudeste asiático y del
subcontinente indio.
Entre 1984 y 1994 entraron 1,1 millones de inmigrantes permanentes, el 38% (unas
420.000 personas) procedían de ocho países del sudeste asiático y de la India. Según el
censo de 1991 el 22,3% de la población es extranjera, su composición muestra aún el
predominio de los europeos (61%) sobre asiáticos (22%), neozelandeses (7%), americanos
(4%) y africanos (3,5%). En1997 los inmigrantes representan el 21,1% de la población (4
millones de personas).
d) Nuevos movimientos (internos y transnacionales) en el sudeste asiático
Esta región fue la que experimentó el mayor crecimiento económico entre 1980 y 1995;
junto a los flujos de capitales y comerciales han aumentado las migraciones. Entre 1991 y
1995 los flujos migratorios anuales superaron el millón de personas (sobre todo, de
Filipinas, China, Tailandia, Indonesia, Sri Lanka y Hong Kong). La crisis financiera iniciada
en 1997 supuso un freno a los flujos, e incluso una disminución del número de residentes en
algunos países.
Japón ha constituido una excepción hasta la fecha entre los países más desarrollados; a
partir de la posguerra animó la emigración pero impidió la inmigración bajo los
argumentos de la sobrepoblación del país y la importancia de conservar la homogeneidad
étnica. A mediados de los 80 se produjo una escasez de mano de obra que el gobierno
intentó solventar exportando puestos de trabajo con inversiones en el extranjero; sin
embargo, partes importantes de los servicios y la producción deben permanecer en el país,
lo que ha conducido a una progresiva introducción de trabajadores inmigrantes. Los
primeros flujos fueron mujeres clasificadas como "entretenedoras" (cantantes, bailarinas
pero también prostitutas) de Pakistán, Filipinas, Corea y Bangladesh; más tarde las
siguieron hombres que trabajan irregularmente en la construcción y el sector industrial. El
gobierno intenta regular estos flujos castigando el empleo de irregulares y fomentando la
importación de extranjeros de origen japonés (el caso más notorio es el reasentamiento de
150.000 brasileños). La patronal fomenta la llegada de inmigrantes, en tanto el gobierno y
los sindicatos se oponen a la misma. En este contexto existen diversas "trampas" para
salvar las prohibiciones, como emplear a supuestos estudiantes de japonés, o a "aprendices"
de países menos desarrollados, etc. El total de extranjeros en situación regular a comienzos
de 1998 era de 1,2 millones, apenas el 1,1% de la población total; un millón de personas
procede de otros países asiáticos, el colectivo más numeroso es el coreano (690.000)
seguido por el chino (195.000); en los últimos años tiende a crecer la inmigración filipina
(62.000) y han aumentado los contingentes -de origen japonés- provenientes de Brasil y
Perú. Se estima que los irregulares son unas 280.000 personas.
En Singapur el 11% de la mano de obra es extranjera, principalmente de Malasia pero
también de Tailandia y Filipinas. La política gubernamental es impedir el asentamiento
definitivo de los trabajadores no cualificados (se prohíben las bodas con nativos, se
promueve la rotación de trabajadores cada pocos años, y se impide la reunificación
familiar), mientras se promete residencia a trabajadores cualificados provenientes de Hong
Kong. La situación en Malasia se caracteriza principalmente por la emigración
(especialmente a Singapur, algo a Japón, la minoría china a Australia) pero en los últimos
años ha recibido importantes contingentes extranjeros (eran 500.000en 1993 y alrededor
de 1.100.000 en 1998); los principales flujos proceden de Tailandia (agricultura), Indonesia
(agricultura y construcción), Filipinas (lo mismo más servicio doméstico) y últimamente de
Bangladesh18. Corea del Sur está dejando de ser país de emigración (fundamentalmente
hacia países del Golfo Pérsico) y está recibiendo trabajadores de otros países asiáticos,
especialmente de China y Filipinas, y en menor medida de Bangladesh, Indonesia y
Vietnam. La inmigración regular se cifra en 250.000 personas y la irregular en 120.000 a
comienzos de 1998. La política migratoria es restrictiva, entre 1990-93 se expidieron
55.000 permisos de trabajo, 40.000 de ellos de tipo temporal, con una duración máxima de
tres meses; tras la crisis financiera de 1997 se realizó un proceso de repatriación de
irregulares, eximiéndolos de toda sanción, que permitió la salida del país de 47.000
personas en sólo tres meses.
Por su parte, Tailandia tiene unos 120.000 emigrados a Singapur, Malasia, Brunei, Taiwán
y Hong Kong, pero recibe también a un número significativo de trabajadores de Birmania y
Camboya en las plantaciones de arroz, azúcar y caucho. A partir de la crisis de 1997 el
gobierno ha iniciado un programa masivo de deportación de extranjeros. Taiwán es un país
densamente poblado, pero el rápido crecimiento ha originado escasez de mano de obra. A
comienzos de 1995 había unos 316.000 trabajadores extranjeros en situación regular, la
mayoría tailandeses y filipinos, además de un pequeño contingente de indonesios. Existe un
número significativo de inmigrantes irregulares, algunas estimaciones los cifran en
900.000. Sólo al comienzo de los años 90 el gobierno comenzó a extender visados de
trabajo por un año. Hong Kong ha desarrollado una pujante economía capitalista bajo
dominio británico que necesita tanto inmigrantes cualificados (llegados de Australia,
Norteamérica y Japón) como no cualificados (provenientes de otros países asiáticos). La
mayoría de los 368.000 extranjeros registrados en 1994 eran filipinos (115.000), unos
110.000 proceden de países desarrollados y el resto de Tailandia, Indonesia, Malasia e
India; la mayoría de estos se emplea en el servicio doméstico. A finales de 1997, tras la
asunción de soberanía por parte de China y bajo los efectos de la crisis financiera asiática, el
número total de extranjeros se estimaba en menos de 200.000. En Brunei durante los años
90 el 40% de la fuerza de trabajo ha sido extranjera, principalmente de Malasia, Filipinas,
Tailandia y Bangladesh; sin embargo, desde 1998 se viene produciendo una fuerte
reducción del número de inmigrantes debido a la imposición de restricciones gubernativas.
e) Reclutamiento de trabajadores de países no desarrollados en los exportadores de
petróleo
La evolución de los precios del petróleo en los años 70 produjo un gran crecimiento de las
economías de los países productores. Muchos de ellos se convirtieron en economías
rentistas, en las que el grueso de la población depende, directa o indirectamente, de los
ingresos producidos por la exportación de crudo y buena parte de los empleos son
derivados hacia mano de obra extranjera. En Libia la política inmigratoria está vinculada
estrechamente con la política exterior, las admisiones y expulsiones son cambiantes, en
función de las alianzas y rupturas que establece el gobierno; los principales contingentes
extranjeros proceden de Egipto, Túnez y Palestina. Iraq, en concordancia con la ideología
pan árabe de su gobierno, ha tenido interés en recibir inmigrantes árabes, a los que se les
ofrece un trato jurídico no discriminatorio. A pesar de estas preferencias también llegaron
contingentes asiáticos e iraníes. La guerra del golfo produjo una quiebra en este proceso, al
provocar la huida de buena parte de los inmigrantes, el embargo internacional posterior ha
impedido el relanzamiento económico y la demanda de mano de obra.
En los países del Golfo hasta la segunda mitad de los 70 la producción petrolífera y buena
parte de los servicios estuvieron en manos de inmigrantes árabes (egipcios, yemeníes,
palestinos, jordanos, libaneses y sudaneses). El temor de los gobiernos a la crisis política
debido al potencial desestabilizador que suponían estas poblaciones, que se sentían con
legitimidad para reivindicar derechos, los llevó a potenciar el reclutamiento de asiáticos, en
especial mujeres de Filipinas y de Sri Lanka para el servicio doméstico. A mitad de los 80,
con el descenso del precio del petróleo, termina la época de inmigración masiva, se produce
una tendencia al desempleo y al retorno de inmigrantes. Sin embargo, la mano de obra
extranjera sigue siendo un componente estructural irreemplazable para la economía de la
región, con más de 5 millones de inmigrantes.
Después de la guerra del golfo muchas monarquías de la zona no quieren inmigrantes
árabes, ante los que han perdido legitimidad. En 1990 el 63% de la mano de obra de los
siete estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo era de origen extranjero
(oscilaba entre el 91% en los Emiratos Árabes Unidos y el 53% en Bahrain)19.
f) Desarrollo y diversificación de otros flujos laborales Sur-Sur
Además de los dos polos de atracción ya citados (los nuevos países industriales del sudeste
asiático y los productores de petróleo), se han establecido nuevos países receptores en el
África subsahariana y en América Latina. En el África subsahariana destacan Costa de
Marfil (1,5 millones de inmigrantes que suponen el 21% de la población total) y Suráfrica,
donde la inmigración procedente de Mozambique, Zimbabwe y Lesotho se ha disparado en
la era posapatheid (las estimaciones, incluyendo los indocumentados, oscilan entre 3 y 8
millones, que suponen entre el 12 y el 25% de la población). Otros países de inmigración
importantes son Ghana (140.000, el 6%), Togo (140.000, el 7%) y Senegal (120.000, un
2%)20.
En América Latina hasta los años 30 (finales de los 50 en Venezuela) la inmigración llegó
masivamente desde Europa (21 millones en el conjunto del subcontinente, la mayoría
procedente de Italia, España y Portugal); a partir de entonces los flujos se hicieron
intrarregionales. Los principales países receptores en la actualidad son Argentina (755.000
extranjeros, procedentes de Chile, Uruguay, Bolivia y Paraguay), Venezuela (870.000
colombianos), República Dominicana (Haitianos) y Méjico (Guatemaltecos).
g) Movimientos masivos de refugiados y solicitantes de asilo en dirección Sur-Norte pero
también Este-Oeste
A partir de la guerra de Vietnam se produce una explosión del problema, al menos desde la
óptica de los países centrales, que comienzan a recibir refugiados de aquella procedencia.
La evolución del fenómeno ha sido vertiginosa: en 1970 había 2,5 millones, pasaron a 8,2
millones en 1980, a 15 millones en 1990, en torno a 20 millones en 1992 y a más de 22
millones en 199721.
La procedencia de los refugiados es muy diversa, ha sido generada por conflictos como los
del Sudeste asiático, Líbano, dictaduras en el Cono Sur latinoamericano, Irán, guerra en
Afganistán, crisis en Uganda, Zaire, Suráfrica, Namibia, más tarde conflictos en la ex-
Yugoeslavia, Ruanda, o Burundi. También las zonas de destino son diversas pero la
mayoría permanece en países del Sur. Unos 25 millones de personas han salido de sus
hogares pero permanecen en sus países, otros 20 millones cruzaron las fronteras: 9 en Asia
y Oriente Medio, de 4 a 6 en África, y en torno a un millón en América Latina. En los países
de la OCDE los solicitantes pasaron de 116.000 en 1981 a 541.000 en 1991. En USA uno de
cada seis inmigrados durante los años 80 fue un refugiado (alrededor de 100.000 por año).
A comienzos de los 90 los solicitantes de asilo son la principal categoría de nuevas entradas
en países como Alemania, Francia y Suecia. En el caso de España, los solicitantes de refugio
han disminuido como consecuencia de la reforma legislativa de 1994, que endureció las
condiciones de aceptación a trámite; de una media de 12.000 solicitantes en los primeros
años de la década, se pasó a una media de 6.000 a partir de 1995.
h) Incorporación de los países de Europa del Este a los flujos migratorios internacionales,
tras la desestructuración del "bloque soviético" y la asunción del modelo capitalista por
dichos países
Contrariamente a ciertas previsiones alarmantes no se ha producido una "invasión" desde
los países del Este de Europa hacia los de la Unión Europea y Norteamérica, debido en
parte a la falta de redes migratorias que faciliten el tránsito y a la existencia de estructuras
demográficas "homogéneas" en la mayoría de los países. Sin embargo, la existencia de
minorías étnicas sigue siendo un factor de potencial emigración22. La principal corriente se
ha dirigido hacia Alemania, a partir de 1989, dando lugar a un flujo de unos 4 millones de
personas, pero tanto los flujos laborales como los de refugiados disminuyeron a partir de
1993. En cuanto a Rusia, más de 9 millones de antiguos ciudadanos soviéticos se
desplazaron a raíz del hundimiento del régimen comunista; entre ellos había muchos de
etnia rusa que se sintieron mal aceptados en las recién creadas repúblicas (unos 2,7
millones se trasladaron a Rusia entre 1993 y 1996).
Las principales corrientes son producidas por el desplazamiento de minorías étnicas, por
los conflictos bélicos (ex-Yugoslavia, Armenia-Georgia) y por la movilidad de mano de obra
que busca empleo en economías más desarrolladas. Existe una inmigración de tránsito que
pretende llegar a los países de Europa occidental, pero se ve retenida por las medidas
restrictivas adoptadas por los países receptores. En estas circunstancias se incrementa la
inmigración irregular desde los países fronterizos de Alemania (Polonia, República Checa y
Eslovaquia), de Austria y Grecia (Hungría y Bulgaria) y de Suecia (países bálticos). Los
inmigrantes provienen de otros países del Este pero también de Bangladesh, la India o Irán.
Los países firmantes del acuerdo de Schengen han establecido convenios con algunas de las
naciones vecinas (Hungría, Polonia, Chequia y Rumania): eximen de visado a los
ciudadanos de éstas por un período de tres meses a cambio de que acepten recibir a los
inmigrantes expulsados que hayan salido de ese país (sean o no nacionales). Algunos de
estos países han abolido las visas de entrada para ciudadanos del Oeste y las han
implantado para la mayoría de los países periféricos. De esta manera se amplía el espacio
migratorio europeo, y los países limítrofes a la Europa occidental se constituyen en colchón
receptor de las migraciones internacionales.
i) Incremento de los flujos de personal altamente cualificado, temporales y permanentes
Dentro de este sector es posible distinguir tres grupos diferenciados. El primero lo
conforman los "profesionales transeúntes"23, ejecutivos y profesionales de las empresas
transnacionales cuyo número crece con la internacionalización de la producción, el
comercio, las finanzas y las comunicaciones. Este flujo es producto de inversiones de
empresas del Norte: aunque la estancia sea corta el impacto económico y cultural es
importante, tanto en el país receptor (influencia de los ejecutivos transnacionales en las
élites locales) como en el de origen (por ejemplo, los cambios culturales en Japón
originados por ejecutivos retornados). La mayor parte de estos migrantes proceden de
Estados Unidos, Japón y países de la Unión Europea; sus destinos principales están en
algunas ciudades centrales de estos mismos países y, en menor medida, en países del Sur
donde se radican filiales de empresas transnacionales24. El segundo esta constituido por la
"fuga de cerebros" del Sur, profesionales formados en los países periféricos que ocupan
plazas en países centrales que, sin costos de formación, cubren las carencias de mano de
obra cualificada autóctona (médicos de la Commonwealth en hospitales públicos británicos,
ATS latinoamericanos en España, diversos profesionales del sudeste asiático en Australia,
etc.).
Durante los años 90 varios países han desarrollado políticas para captar inmigrantes
altamente cualificados, tanto en el Norte (Australia, Canadá, Reino Unido, USA) como en el
Sur (Singapur, Taiwán, Corea del Sur). El tercero reúne a los expertos de organismo
internacionales y de diversas ONGs que desarrollan tareas de cooperación y ayuda al
desarrollo. Aunque diversos en sus objetivos, estrategias y modos de vinculación con las
poblaciones autóctonas, estos migrantes tienen en común que sus desplazamientos a otro
país están avalados por una organización no empresarial y se producen en función de la
cualificación especial que poseen.
III. BALANCE Y VALORACIÓN CRÍTICA
La suma total de migrantes internacionales no se conoce exactamente debido a la carencia
de datos en algunas zonas y a la no congruencia de las fuentes disponibles. No obstante
existen algunas estimaciones que permiten acercarnos a la magnitud del fenómeno. En el
año 2000 el Informe de la OIT estimaba que existen en torno a 120 millones de personas en
el mundo que viven fuera del país donde han nacido25. En 1990 este número se calculaba
en 100 millones y en 1965 en 75 millones. En el conjunto de la población mundial (seis mil
millones) la estimación actual de migrantes representa el 2%, una cifra ligeramente por
encima de la tasa anual de crecimiento de la población del planeta. Por tanto, en el cómputo
global se trata de un fenómeno de alcances bastante limitados y se puede afirmar que desde
el punto de vista cuantitativo la migración internacional es la excepción, no la regla, entre
los grupos humanos. Sin embargo, su significación es mucho mayor que lo que indican las
cifras: estamos ante una revolución transnacional que está reestructurando la sociedad a
escala planetaria y las migraciones internacionales son parte de este proceso. Las
principales tendencias que caracterizan a las migraciones en este período de globalización
del sistema mundial son, siguiendo a Castles y Miller26:
* Globalización: según el estudio citado de la OIT, entre 1970 y 1990 el número de países
clasificados como importantes receptores de migrantes, utilizando los mismos criterios de
medición, pasó de 36 a 67 (+86%); en el mismo período, el número de países importantes
emisores pasó de 29 a 55 (+90%). Cada vez menos zonas del mundo quedan al margen de
las corrientes migratorias transnacionales.
* Diversificación: los flujos actuales se alejan crecientemente de un modelo único, hay
refugiados de guerra, refugiados económicos, mano de obra barata, trabajadores altamente
cualificados, estudiantes, directivos y empresarios; coexisten flujos de asentamiento con
movimientos temporales y migraciones circulares (con idas y vueltas sucesivas); grupos con
estabilidad jurídica, con contratos y permisos de corto plazo e irregulares; colectivos que
emigran libremente junto a otros que están sujetos a redes de tráfico de personas, etc.
* Feminización: se trata de un elemento clave de la nueva situación mundial27. Aunque a
lo largo de la historia las mujeres han estado presentes en los movimientos migratorios, en
la actualidad se las encuentra en todas las regiones y en todos los tipos de flujos.
Además, junto a las que se desplazan acompañando o para reunirse con su pareja
masculina, cada vez son más las que emigran solas, sea de forma independiente o poniendo
en marcha la cadena migratoria a la que posteriormente se incorporan los hombres. Este
proceso está unido a la tendencia a la "feminización" creciente de ramas laborales enteras,
que es un producto tanto de los esfuerzos de las mujeres por ganar autonomía como del
capital para aumentar su rentabilidad ofreciendo peores condiciones de trabajo.
En este marco mundial el contexto inmediato de referencia para España es el de los países
europeos, especialmente los de la Unión Europea, donde residen aproximadamente veinte
millones de inmigrantes con la documentación en regla. Los contingentes más numerosos
se ubican en Alemania (7,3 millones), Francia (3,6 millones), el Reino Unido (2 millones) e
Italia (1,2 millones). Más significativo que su volumen es la importancia relativa de estos
contingentes de inmigrantes. Comparándolos con el total de la población de cada país se
observa la enorme incidencia de los extranjeros en Luxemburgo (35%) y, a continuación, en
Alemania y Bélgica (9%). La media de todos los países del llamado Espacio Económico
Europea (la Unión Europea más la EFTA) se sitúa en el 5%. Por encima de ese promedio se
encuentran Bélgica, Alemania, Austria, Francia, Suecia y Holanda. En el otro extremo, con
menos de dos extranjeros por cada cien habitantes, aparecen los cuatro países del sur de la
Unión Europea (Portugal, Grecia, Italia y España) y dos de la periferia norte (Islandia y
Finlandia).
En la tabla y gráfico que recogemos en anexo se puede comparar el volumen de la población
extranjera en 20 países de la OCDE en 1987 y 1997. España se sitúa en el último lugar de la
Unión Europea y en el penúltimo de la OCDE, sólo por delante de Japón. Del conjunto de
120 millones de migrantes internacionales a nivel mundial, sólo el 16% reside en países
europeos y de éstos únicamente 3 de cada 100 están afincado de forma legal en España28.
Conviene recordar estos datos cuando nos enfrentamos a discursos que enfatizan la
supuesta "avalancha" de inmigrantes e insisten en que la xenofobia está ligada a un
supuesto umbral de tolerancia respecto al número de extranjeros: si esto fuera así, las
manifestaciones de intolerancia serían muy superiores en Luxemburgo y Suiza que, por
ejemplo, en Francia o el Reino Unido. Y la evidencia no confirma tales supuestos.
Valoración Crítica sobre los flujos procedentes del Sur
Para terminar, vamos a hacer una breve valoración de uno de los flujos migratorios más
frecuentes29 y que es el que más afecta a los países desarrollados. Nos referimos a las
migraciones económicas Sur-Norte, que proceden de los países pobres (demográficamente
ricos) y se dirigen hacia los países más desarrollados (demográficamente pobres). Estos
flujos de población, en realidad, son un síntoma de otro problema de mayor alcance, cual
es la existencia de profundas desigualdades económicas y políticas a escala mundial. La
brecha de las desigualdades es especialmente profunda entre el Norte y el Sur, pero se
produce también al interior de cada Estado, entre clases sociales con intereses enfrentados.
En los países del Sur la desigualdad es patente y, junto a una minoría dominante -con
frecuencia asociada o colaboradora con los intereses del Norte y de las empresas
transnacionales- y una estrecha capa de clases medias, existe una amplia base social que se
debate entre la explotación y la supervivencia. En los países del Norte, a su vez, el
resquebrajamiento del Estado de bienestar está produciendo una fragmentación y
polarización social cada vez más acusadas.
En este contexto, una de las estrategias de la población oprimida del Sur es emigrar para
trabajar en un país desarrollado y mejorar así el nivel de vida de sus familias. Sin embargo,
sólo una minoría lo consigue. ¿Por qué?. Responder a esta cuestión nos lleva a considerar
el papel jugado por tres instituciones básicas de la sociedad actual: los medios de
comunicación, los Estados y la economía de mercado capitalista.
En primer lugar, los medios de comunicación y de transporte facilitan las migraciones en
muchos sentidos: las noticias e imágenes se difunden con gran rapidez en todo el mundo a
través de los medios audiovisuales, las telecomunicaciones telefónicas y vía internet son
cada vez más baratas, y lo mismo pasa con los medios de transporte. La caída de los precios
del transporte aéreo y la mayor velocidad de las comunicaciones han modificado el carácter
de la migración internacional, haciendo de ella una acción menos permanente y, sobre todo,
menos temible y traumática30. En el contexto de la división Norte/Sur, una parte de las
familias empobrecidas de los países pobres se siente atraída por el nuevo "El Dorado" de los
países ricos y pone en marcha la cadena migratoria que, una vez afianzada, se convierte ella
misma en reclamo de nuevos migrantes.
En segundo lugar, los Estados del Norte se han "fronterizado" y adoptan generalizadamente
políticas restrictivas y selectivas de inmigración en función de sus intereses económicos y
demográficos. De este modo, los Estados siguen siendo los gestores y legitimadores de los
derechos de sus nacionales, excluyendo de los mismos a los no nacionales, sin considerar el
reconocimiento de los derechos humanos en general. La presencia de inmigrantes, sobre
todo de los residentes permanentes, evidencia este repliegue del Estadonación: "Los
inmigrantes constatan, cuando deciden quedarse, que políticamente existe una serie de
restricciones que los ciudadanos (nacionales) no tienen. Como actores económicos
prácticamente no tienen obstáculos, pero como agentes políticos todo son fronteras y
límites"31.
El control de la inmigración tiene efectos perversos como convertir en "ilegales" a los que
ponen en práctica su "derecho a emigrar" y, en general, criminalizar a cuantos agentes
mediadores tratan de facilitar los flujos migratorios, desde las organizaciones humanitarias
que los acogen a las agencias de viajes y financiadores que facilitan los desplazamientos.
Según el Informe del SOPEMI en 1999 "el problema de dirigir las migraciones no puede
hacerse de manera bilateral (...) es un anacronismo encarar el control de la inmigración en
términos de soberanía". En suma, la inmigración clandestina concluye el Sopemi es a la vez
una infracción al derecho de los Estados pero también una manifestación de la libertad de
los individuos; entre el controlador que cumple con su deber y el migrante que se juega su
destino, los cruces de intereses no son de la misma naturaleza. Y ese es el fondo del
problema32 En tercer lugar, la economía capitalista, en su actual fase de globalización,
tiende a facilitar los desplazamientos de mano de obra, de acuerdo con la lógica del libre
mercado, pero sólo hasta cierto punto, pues las diferencias de salario y demás condiciones
laborales son un factor decisivo para asegurar la fragmentación de la clase trabajadora e
impidir su convergencia a escala internacional. La relación laboral de tipo fordista, que
prevaleció en el contexto de la segunda postguerra mundial33, está dando paso a una
relación laboral de tipo neoliberal, que se caracteriza por dar prioridad a la lógica del
mercado competitivo entre empleadores y trabajadores individuales; éstos últimos
compiten también entre sí para ascender peldaños en la escala laboral y llegar a obtener
una mejor posición en un mercado de trabajo polarizado. Este se divide internamente en
diversos sectores, niveles de cualificación, etc. siendo la pertenencia nacional-étnica otro
criterio de segmentación (etnoestratificación de la fuerza de trabajo), tal como es apreciable
en España en determinados empleos marginales o desregulados (como los jornaleros
agrarios, las empleadas de hogar internas y los trabajadores de la industria del sexo).
Ante la insuficiencia de las medidas de control de fronteras algunos gobiernos y organismos
internacionales han comenzado a referirse a acciones sobre las "causas estructurales" de las
migraciones. Hasta la fecha, sin embargo, no existen iniciativas notables en dicho sentido ni
está claro que exista un diagnóstico acertado acerca de cómo intervenir sobre las
estructuras que generan las migraciones: ¿liberalizar el comercio internacional?, ¿aumentar
las inversiones en el sur?, ¿incrementar la cooperación para el desarrollo?34. Las
estrategias de las actuales potencias dominantes son diversas: Estados Unidos dice preferir
el comercio internacional, la Unión Europea las ayudas de cooperación y Japón las
inversiones directas. Sin embargo, hasta la fecha, estas políticas están lejos de conseguir, en
su configuración actual, una reducción de las desigualdades internacionales y de la llamada
"presión migratoria".
En nuestra opinión, una intervención en las causas estructurales de las migraciones Sur-
Norte debería cuestionar tanto el recorte de los derechos humanos por parte de los Estados,
como la lógica neoliberal-individualista del capitalismo global. En esta dirección, habría
que potenciar un nuevo concepto de ciudadanía universal ligado a la defensa de los
derechos sociales y políticos de todos y todas, más allá del corsé impuesto por los
nacionalismos35 y apoyar los movimientos sociales que responden a estos planteamientos y
tratan de promover nuevas formas de cohesión, participación y equilibrio político y
económico a nivel mundial.

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