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EXPRESIÓN GRÁFICA II
GRUPO 3CV17
ANTECENDENTES DE PUERTOS
Por puerto se puede entender «un lugar de la costa, natural o artificial, protegido de los
temporales, en el cual los barcos pueden permanecer al abrigo de éstos y realizar tanto las
operaciones de carga o descarga como las de reparación o de mantenimiento que
requieran». Estos puertos se iniciaron cuando el hombre trató de proteger a sus barcos de
la fuerza de los elementos del mar. Los puertos fueron complejizándose, primero con la
instalación de muelles para facilitar las maniobras de carga y descarga, posteriormente se
construyeron instalaciones para tratar de que los mismos pudieran operar, manteniendo
siempre la misma profundidad, a pesar de la bajamar. Otro problema que debió superarse,
fue la defensa de los ataques enemigos de las instalaciones portuarias.
Todo esto llevo a la construcción de los puertos artificiales, por medio de diques, muelles,
dársenas y otras instalaciones. Los mismos fueron proliferando en todas las costas del
mundo, siendo los primeros, los construidos en Alejandría. Actualmente, el llamado «puerto
artificial», implica la existencia de complejas instalaciones especializadas, cuyo diseño y
estructura ha ido cambiando de acuerdo con el desarrollo de la humanidad. Esta
transformación de los puertos, ha sido paralela a la evolución de los medios de transporte
terrestre y marítimo que confluyen en el puerto, que fueron buscando mayor rapidez y
eficacia en cuanto a los servicios y rentabilidad en las inversiones.
Pero el caso más llamativo es el de los sistemas de amarre, donde las primeras técnicas
consistían en clavar piedras o palos directamente en tierra, incluso almacenar los barcos en
suelo firme dado el escaso peso de las embarcaciones de madera de la época. Hoy, los
bolardos están generalizados y comienzan a sustituirse por los más avanzados sistemas de
amarre, los ganchos de escape rápido, que han aumentado la eficiencia en tiempo y costes
de los puertos.
Cabe decir, que, durante la época de la navegación a vela, el puerto consistía básicamente
en obras de abrigo con amplios canales de entrada que permitiesen la entrada y salida a vela.
Estos amplios canales dificultaban las condiciones de abrigo del puerto, con lo que se prefería
que los barcos permaneciesen fondeados a atracarlos en muelles (donde por culpa del oleaje
podían sufrir daños al golpear con el cantil). Así las operaciones de carga y descarga se
realizaban básicamente mediante barcazas.
La aparición del contenedor ha causado una auténtica revolución en el diseño de los puertos
cambiando enormemente su aspecto físico.
Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que el caudal de los ríos variaba continuamente,
dando lugar a largas épocas de sequía o, de lo contrario, a fuertes inundaciones que
provocaban devastadoras consecuencias en la población.
Por este motivo, y para satisfacer la creciente demanda de agua, se empezaron a buscar
soluciones que permitieran controlar su afluencia, aprovechando un recurso natural
indispensable para el desarrollo de las comunidades. De esta manera comenzaron a
almacenarse los caudales abundantes de las épocas húmedas, para distribuirlos después
durante los periodos de sequías.
Los primeros esfuerzos por conseguir este objetivo se remontan a la época de los faraones
egipcios (4.000 A.C.) Así, existen evidencias de que el Nilo se desvió mediante una presa de
sillería, que durante 45 siglos bañó de agua ciudades históricas como Menfis.
En la antigua Mesopotamia también hay documentadas algunas obras hidráulicas como la
Presa de Marduk, en el río Tigris, y diversas presas en China o en Méjico, como la Presa de
Purrón.
Durante la época romana, en la Península Ibérica se construyeron la Presa de Proserpina y
Cornalvo, en Mérida, y la Presa de Alcantarilla, en Toledo. Más tarde, durante la ocupación
árabe, se ejecutaron otras como la Presa de Almonacid, en Zaragoza, o la Presa Almansa, en
Albacete.
Como sucede con la mayoría de las cosas, la técnica se perfecciona con la experiencia
colectiva y el empleo de nuevos materiales. Así, estas primeras obras hidráulicas han ido
evolucionando hasta dar lugar a las impresionantes estructuras que hoy en día se
construyen.
A pesar de la evolución tecnológica, las razones por las que las comunidades siguen
apostando por estas gigantes obras de ingeniería civil son las mismas que hace miles de años.
Las presan siguen siendo un bien necesario de utilidad pública, que en algunas regiones
adquiere gran importancia, tanto económica como social.
“Las presas han ayudado a paliar graves situaciones, y han aportado importantes beneficios a
muchas comunidades de todo el mundo”
Un claro ejemplo fue la construcción de la Presa Hoover, situada a poco más de 50 km de Las
Vegas. Esta gigantesca obra de hormigón fue levantada durante la Gran Depresión para
solucionar diferentes problemas que sufría la región, como la cada vez mayor necesidad de
agua potable y suministro eléctrico por parte de California o los catastróficos
desbordamientos del río Colorado.
Llegados a este punto, es necesario que la construcción de presas siga evolucionando hacia
el progreso. Para que esto ocurra, las empresas que se dedican a ello, deben invertir en
innovación, posibilitando el desarrollo de nuevas herramientas o técnicas de trabajo que se
traduzcan en una construcción más rápida y eficiente.
La sostenibilidad es otro de los valores que deben tenerse muy presentes en el ámbito de la
construcción, especialmente si es de presas.