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En un arrecife viven Marlin y Coral que son una pareja de peces payaso que esperan el
nacimiento de sus más de 400 huevos. Cierto día, la pareja discute los nombres para sus hijos,
y Marlin sugiere nombrar cada mitad con los suyos para evitarse muchas complicaciones,
pero Coral sugiere uno que es de su agrado: Nemo. Sin embargo, ese mismo día aparece una
barracuda que amenaza con devorarlos, y aunque Marlin trata de convencer a su esposa de
que el sitio donde se encuentran los huevos es seguro, Coral intenta proteger los huevos pero
es atacada por la barracuda, Marlin trata de pelear con ella pero queda inconsciente durante
el transcurso. Al despertar, se da cuenta de que tanto Coral como todos los huevos fueron
devorados en el ataque, lo cual lo deja destrozado, hasta que se da cuenta de que sólo uno
sobrevivió, y tomándolo, decide llamarlo con el nombre que su madre había sugerido: Nemo.
Debido a que el cascarón del huevo sufrió un raspón, Nemo se ve afectado con una limitación
en su capacidad de nadar, que consiste en que su aleta derecha sea más pequeña y tiembla
mucho, pero esto más que molestarlo le gusta, llamándola "aleta feliz".
Con el tiempo Nemo se vuelve un pececito extrovertido, lleno de curiosidad y muchos deseos
de aprender, mientras que Marlin se vuelve un padre sobreprotector a causa de los
acontecimientos con la barracuda. Marlin avergüenza a Nemo durante una excursión escolar,
por lo que él aprovecha esta ocasión y se escapa del arrecife. Posteriormente es capturado
por buceadores. Cuando Marlin se da cuenta que su hijo fue capturado, emprende una
búsqueda en la que se encuentra con Dory, una pez cirujano azul de buen corazón y optimista,
que sufre de pérdida de memoria a corto plazo. En el trayecto, Marlin y Dory se encuentran
con tres tiburones: Bruce, un Tiburon blanco, Anchor un Tiburón martillo y Chum un
Tiburon mako, quienes tienen en un antiguo campo de minas una guarida en la que asisten a
una clase de terapia que consiste en dejar de comer peces y volverse amigos de ellos, en
donde Marlin descubre el visor de uno de los buzos que capturó a Nemo, la cual se le había
caído y se da cuenta de una dirección escrita en ella, pero Marlin en el afán de encontrar a su
hijo, discute con Dory y accidentalmente la golpea con el visor, saliendole a ella un poco de
sangre. El olor de la sangre hace que Bruce entre en frenesí de alimentación por su instinto
de tiburón, por lo que empieza a perseguir a Marlin y a Dory a pesar de que Anchor y Chum
tratan de evitarlo; afortunadamente, logran salir ilesos.
Esa noche, Nemo es sometido a un ritual de iniciación por Globo. Una vez cumplido, Gill le
da el apodo de «Tiburoncín» («Cebo» en España) y le explica su plan para escapar del acuario
antes de que Darla, la sobrina del dentista se lo lleve. Nemo, esperanzado, acepta.
Después de recibir instrucciones para llegar a Sídney por medio de una manada de atúnes,
Marlin y Dory terminan por encontrarse con una floración de las medusas en la que inician
una carrera para salir de ellas, sin embargo eso casi los mata, debido a esto Marlin pierde el
conocimiento. En la pecera Gill pone en acción su plan de escape, el cual implica la
interferencia en el filtro del tanque, lo que obligaría al dentista a meter los peces en bolsas
con el fin de limpiar el acuario. Nemo por poco lo logra pero casi es cortado en pedazos, por
lo que Gill se arrepiente de haberlo puesto en peligro y acaba resignandose a no volver a salir
de la pecera.
Más tarde, Marlin y Dory despiertan en una colonia de tortugas, entre ellas Crush y su hijo
Chiqui, ahí Marlin comienza a entender que aunque vale la pena ser precavido también hace
falta tomar riesgos de vez en cuando. Él le cuenta su historia a todos y en menos de pocas
horas se va difundiendo por los mares hasta que la historia llega a Nigel, un pelícano amigo
de los peces del consultorio.
Mientras tanto, tras la falla del plan, Nemo está triste y resignado a morir en manos de Darla
y Gill le pide perdón por poner su vida en peligro, pues tenía tantas ganas de volver al óceano
que no consideró que arriesgaba la vida de un niño para lograr su objetivo; es ahí cuando
Nigel llega y les cuenta toda la historia de Marlin desde que vio como se llevaban a su hijo.
Sin poder creer todo lo que su padre ha hecho por volver a su lado, Nemo intenta hacer el
plan de Gil de nuevo y esta vez con éxito. En la corriente, Marlin y Dory salen con ayuda de
las tortugas, pero se quedan nadando en la nada durante horas, hasta que se encuentran a lo
lejos una figura; Dory intenta comunicarse a gritos pero resulta que dicha figura es una
ballena jorobada. Afirmando hablar su idioma, le pide que los lleve a Sídney con rapidez; la
ballena desaparece para acabar reapareciendo detrás de ellos y los engulle. En la pecera han
crecido algas verdes, lo que indica que el plan ya casi funciona.
Dentro de la boca de la ballena, Marlin, que estaba dudativo en el tema, se da cuenta de que
efectivamente, su compañera se logra comunicar con la ballena, lo que los lleva a Port
Jackson y ahí la ballena los expulsa a través de su espiráculo; se encuentran con Nigel, quien
reconoce a Marlin por las historias que había escuchado en el puerto, Nigel quiso llevar a
Marlin y a Dory, pero son perseguidos por una bandada de gaviotas, al fin logran alejarse de
ellas y los lleva a la oficina del dentista. En la pecera, el filtro fue reemplazado por uno de
alta tecnología y a todos les entran el pánico: la sobrina de Sherman Darla, llegó a la oficina
y Nemo, dentro de la bolsa de agua, intenta hacerse el muerto para que Sherman lo tire por
el inodoro y eso lo lleve al drenaje, que lleva directo al óceano. Cuando Nigel llega, Marlin
ve a su hijo Nemo y cree que está muerto, por lo que Gill ayuda a Nemo a escaparse hacia
un desagüe. Marlin decide separarse de Dory, está destrozado al creer a su hijo muerto y no
tiene ganas de seguir viviendo; en medio de la histeria, Dory pierde la memoria y se confunde,
pero se encuentra con Nemo, quien finalmente alcanzó el océano. La memoria de Dory se
restaura después de que ella lee la palabra «Sydney» en una tubería cercana. Luego ella guía
a Nemo para ayudarse a encontrar con Marlin en una zona pesquera. En ese momento Dory
queda atrapada en una red de pesca, junto a un cardumen de reinetas, esto hace que Nemo
entre en la red y dirija el cardumen que también está dentro de la red, a nadar hacia abajo
para romperla, lo que les permitiría escapar. Marlin le pide a su hijo perdón por haberlo
alejado tanto de los peligros y finalmente se reconcilian. Después de regresar a casa, Nemo
va hacia la escuela y Marlin, ya no es un padre sobreprotector, y tranquilamente observa a
Nemo nadar a lo lejos con Dory a su lado.