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Saquemos provecho del casi perdido arte

de memorizar
En una época, la memorización era considerada la única manera aceptable de
aprender. Ya fuera en la iglesia o en las clases de música, la memorización era
la entrada el éxito. En la actualidad, sin embargo, la memorización es menos
usada para guardar información en, precisamente, la memoria.

El argumento contra la memorización cuestiona que cuando los niños memorizan algo, ellos
realmente logran grabarlo en la mente. Respecto de los hechos, cifras, la prosa y la música, una
vez que son memorizados, ¿entiende el niño el significado detrás de todo eso? ¿Qué hace que la
ecuación química realmente funcione? ¿Qué es lo que está diciendo realmente el poema, y cuál
es la estructura que encierra detrás? Así es que más y más educadores se han vuelto hacia otros
métodos de impartir información a los niños con la esperanza de que aprender los “por qué y los
cómo” detrás de los hechos ayuden a una retención más prolongada. Y en su mayor parte, ese
enfoque ha probado ser exitoso. Después de todo, guardar un verso o pasaje extenso en la
memoria para que entonces se nos pida que lo repitamos tal cual puede ser una empresa muy
abrumadora, tanto para los niños como para los adultos.

A pesar de lo dicho, la memorización aún tiene un lugar dentro del ámbito del conocimiento. En
ocasiones, es realmente útil recordar una receta, un texto o una fórmula matemática de la misma
manera en que lo haría Google.

De manera que, ¿cómo podemos utilizar este método con los niños? Si queremos que ellos
aprendan las Escrituras o la música o hechos históricos con el objetivo de que estén almacenados
en sus cerebros para ser usados en forma instantánea, ¿qué podemos hacer?

Memorizar las Escrituras

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y
hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te
Levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las
escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. Deut 6:6-9

Los versículos de memoria aún son importantes en los salones de clase y en las clases de Escuela
Sabática. Pero las maneras en las que los niños aprenden a memorizar textos y su motivación
para hacerlo son tan variadas como los mismos niños. De manera que aquí presentamos algunas
maneras que puede apelar a los niños que tienen diferentes estilos de aprendizaje.

Use música. Este es un truco muy común que un niño puede utilizar para memorizar
prácticamente todo. Póngale música. Tome un versículo de la Biblia y aplique las palabras a una
melodía familiar ya existente, o cree algo original y comience a cantarlo. No es diferente que
escuchar que su hijo muestra aprecio por la música y tiene la capacidad de recordar pequeñas
canciones con relativa facilidad. Dominar las Escrituras por medio de canciones puede ser un
método sumamente útil. Piense en esas melodías simples y pegadizas de los avisos de la radio o
la televisión, y verá que no se los puede sacar de la cabeza.

El pizarrón es su amigo. Este método tiene mucho sentido, y puede resultar útil para los niños
que aprenden en forma visual. Funciona mejor, por supuesto, con niños que ya saben leer.
Comiencen a escribir un versículo en el pizarrón y léaselo varias veces en voz alta al niño. Borre
entonces una palabra a la vez, vuelva a leer el versículo incluyendo de memoria la palabra
borrada. Siga haciendo esto hasta que pueda borrar todo el versículo y el niño pueda repetirlo
por completo. Esta es una buena herramienta que puede usar para memorizar poemas o breves
discursos.

Grábelo. Haga que sus hijos escuchen grabaciones de la Biblia. Los padres pueden grabarse a sí
mismos leyendo un pasaje seleccionado o adquirir versiones grabadas de la Biblia en archivos
de CD, DVD o MP3. Es importante permitir que el niño escuche estas grabaciones una y otra vez
para aprenderlas de manera efectiva. Esto es también un buen recurso para memorizar un texto
para prácticamente cualquier materia.

La siempre fiable tarjeta mnemotécnica. Este método de memorización es uno de los más
antiguos, pero de los buenos. Y la mayoría de los padres puede dar fe de cuán efectiva resulta al
recordar sus años en la escuela. Este método funciona bien para aprender datos matemáticos,
las capitales de los estados y países, y los datos históricos.

Escriba preguntas en un lado de la pila de tarjetas en blanco. Del otro lado, escriba la respuesta
correcta. Los niños pueden dedicar tiempo a repasar las preguntas y respuestas y entonces dar
las tarjetas a un padre (o hermano ayudador) para que los evalúe. A medida que el niño va
respondiendo correctamente, las puede ir descartando. Entonces se quedará con las tarjetas o
preguntas que han resultado ser las más difíciles, y usted entonces puede dedicar más tiempo a
repasarlas hasta que lleguen a dominar los hechos de cada tarjeta.

Adopte un juego informático. Hay muchos juegos informáticos en el mercado que ayudan a que
los niños dominen diversos temas. Vale la pena investigar qué hay para elegir la aplicación más
apropiada e interesante para las necesidades específicas de su hijo. La mayoría de estos juegos
puede ser hallada con facilidad en Internet.

Los niños reciben tanta información todos los días que puede resultar abrumador incorporar en
sus mentes el concepto de memorización de aún más hechos y cifras. Pero con las herramientas
correctas, tanto los padres como los niños pueden trabajar juntos para practicar la tarea de la
memorización de una manera eficiente y entretenida. Y es de esperar que ese tiempo dedicado a
la memorización rinda resultados que duren para toda la vida

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