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Osorio, Jaime. (2014). El Estado en el centro de la mundialización. La sociedad

civil y el asunto del poder (2 ed.). Primera parte (30 páginas aproximadamente.).

Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.

Recientemente se ha cobrado un especial interés por el papel que juega en Estado

en el marco de la mundialización de las relaciones económicas. Generalmente se le otorga

al mismo, un papel secundario y de debilitamiento de su soberanía frente a la emergencia

de nuevos actores hegemónicos (Multinacionales, capitales financieros, sociedad civil,

etc.) abarcando un papel secundario en la organización institucional y política.

A contracorriente de esta tendencia, el autor fundamenta la tesis de que el

capitalismo es dependiente de un sistema interestatal para reproducirse, y en la etapa de

mundialización el capitalismo reclama al Estado Nación, convirtiéndolo en un actor

fundamental de los cambios que se experimentan en materia económica y política.

Estado, Poder Político y Clases Sociales.

Por definición es una entidad compleja que se utiliza para la preservación y

dominación de las contradicciones de clase. El Estado, es mucho más que el dominio de

clases, pero esencialmente es dominio de clases. Son 3 los elementos que sintetizan su

importancia en la sociedad capitalista:

a) Única institución que logra presentar los intereses sociales restringidos como de

toda la sociedad.
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b) La articulación de todas las redes de poder del conjunto societal encuentra su nudo

en el Estado.

c) El Estado es la entidad que desempeña el papel de reproducción del campo

material, social, político e ideológico del conjunto societal.

El estado despliega estas funciones a partir de la presencia de instituciones, personal,

leyes y normas que organizan el conjunto de la vida humana, pero con la distinción de

estar atravesado por la función de dominio de clases (sin lo cual no sería estado).

La sociedad capitalista constituye un campo de fuerza donde el Estado controla el

conjunto de agrupamientos humanos con el fin de generar la contradicción necesaria para

la reproducción de las relaciones capitalistas: la presencia de Fuerza de trabajo dispuesta

a ser consumida por un Capital.

¿Pero cómo logra el Estado, ser una fuerza que potencia el dominio de una clase sobre

otra y presentarse como el representante de la comunidad?

Para comprender esta paradoja, es preciso comprender como el Estado a lo largo

de la historia ha servido como una herramienta política que a través de la violencia ha

despojado a la clase trabajadora de sus medios de subsistencia, pero inmediatamente se

seculariza del campo económico, delegando la gestión del mercado de trabajo (o más bien

de los desposeídos que no tienen otro medio de subsistencia más que su fuerza de trabajo)

a los poseedores de medios de producción, asumiendo solamente la gestión del campo


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político. Esta secularización permite que el campo económico se rija por leyes propias,

con autonomía respecto a los procesos políticos.

De esta secularización surgen 2 corrientes que surgen a partir de la posición entre

la política y la economía: la Reduccionista que sitúa al Estado dentro de la gravitación

del campo económico y la politicista que plantea una autonomía del Estado respecto a la

reproducción del capital y la explotación.

Independientemente de la posición que lo político tenga respecto al campo

económico, el PODER POLITICO entendido como la relación de poder que se establece

entre clases dominantes y dominadas y su capacidad de llevar adelante sus proyectos en

intereses de clase, siempre se condensa en las instituciones del Estado. Los agrupamientos

humanos que detentan el poder político, harán uso de la fuerza (dominio) siempre y

cuando el consenso de clase se debilite y viceversa. De ahí la diferencia entre poder

político y dominación.

El Estado del Capitalismo, a diferencia de formas gubernamentales previas a él,

es el grado de centralidad que abarca del conjunto de relaciones sociales tanto en su

dimensión territorial como política. Uno de los reclamos de esta centralidad, es el

monopolio exclusivo de la violencia.

En este sentido, el Estado Nación surge cuando el poder político centralizado se

ejerce sobre una población en una territorialidad definida. Esta centralidad se puede dar

a través de una identidad lingüística, étnica o religiosa o a partir de la hegemonía de una

nacionalidad sobre otras. Esta conformación de Estados nación fue determinante para el
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desarrollo capitalista no solo por el disciplinamiento de las diferencias ideológicas y

políticas en favor del surgimiento de clases, sino en lo económico favoreció el

intercambio de mercancías con el surgimiento de monedas únicas así como el

disciplinamiento de la fuerza de trabajo homogenizando los criterios de jornada laboral a

nivel nacional.

En lo que respecta a las formas de ejercicio y trasmisión del poder, evocamos la

teoría de micropoder que Michel Foucault plantear respecto a la internalización del orden

disciplinario en la sociedad moderna. En este sentido, el hombre moderno es objeto de

una vigilancia permanente que comienza desde la conciencia. Así pues, se contrapone la

perspectiva del poder desde lo alto, al ser el origen del mismo la conciencia de la relación

binaria de dominadores y dominados es decir, desde abajo. Es ahí donde encontramos una

resistencia a la posición de Foucault ya que ante a la afirmación de que “todo poder genera

su propia resistencia y esta nunca esta en posición de exterioridad respecto al poder”. Bajo

una suerte, de relaciones infinitesimales de sin un mecanismo de conjunto que regule sus

menores acciones, no puede aspirarse a un proceso de organización de masas para la

lucha, sino solo estrategias de pequeñas resistencias que no articulan el núcleo común de

la lucha de clases.

La expresión material de este poder político encarna en el aparato del Estado que

por definición, son el conjunto de instituciones visibles que permiten la ordenación de

relaciones de dominación: el cobro de impuestos para su redistribución, la dación de

servicios y obras públicas, la emisión de leyes y el aparato burocrático encargado de que

estas se cumplan, los medios de comunicación y sus regulaciones, el aparato de seguridad

que garantiza el monopolio de la violencia legítima, etc.


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Desde la división de poderes, las instituciones se componen del poder Ejecutivo,

y sus instituciones tales como la presidencia, pasando por las secretarias de estado y las

garantes de la violencia monopólica: las fuerza armadas; el poder legislativo y su

institución parlamentaria; y el poder judicial con sus tribunales, ministerios y cárceles.

Dentro de estas instituciones existe una jerarquización cuya principal función es dividir

entre quienes detentan el poder y los que lo administran. Esta jerarquización puede verse

modificado según el correlato de fuerzas que se condensan en el poder político. Así por

ejemplo, durante el periodo de dictaduras militares en el cono sur, las autoridades

militares pasaron a tomar el control del poder político debido a la incapacidad de los

poderes ejecutivo y legislativo de asegurar el dominio estatal.

En lo que respecta a la Clase Reinante, esta se entiende como el personal del

Estado que ocupa las posiciones cúspide dentro del aparato Estatal: Los secretarios de

Estado, autoridades parlamentarias, ministros de corte y altos mandos militares, etc. A

pesar de que no toda la clase reinante procede de la clase dominante, por lo general tiende

a definirse por los intereses de esta. Por el hecho de ocupar un lugar en una estructura

altamente jerarquizada, la clase reinante puede otorgarle un sello personal a su gestión,

pero estará limitada a sobrepasar las fronteras delineadas por estos intereses. El caso de

Salvador Allende es el más claro ejemplo de la reacción que puede ocasionar la clase

dominante si se salen de estos lineamientos. Es por estas limitaciones relacionales, que

generalmente la Clase Reinante termina adscribiéndose a los intereses de la clase

dominante que detenta el poder político.


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Finalmente, debe entenderse por clase mantenedora del Estado, a aquella donde

el estado hace el reclutamiento de su personal. La pequeña Burguesía no propietaria es

quizás la principal clase mantenedora del Estado.

El texto de Osorio se centra en el análisis del Estado dentro del contexto

posmoderno de mundialización del mercado, descanso el papel de la sociedad civil, el

poder y la economía neoliberal dentro de la configuración de la nueva configuración

estatal nacional.

La primera parte del texto se concentra en la discusión analística y conceptual

del Estado y su configuración actual dentro de una economía capitalista. En este sentido

el autor realiza conceptualmente las definiciones del Estado, destacando la

configuración de este como una conceptualización contextual, es decir que esta se va

configurando según el contexto histórico en la cual se piensa y se analice.

Siguiendo esta idea el Estado debe pensarse dentro de las configuraciones

clásicas que lo reconocen como una configuración coercitiva, de dominio de clases y

condensadora de relaciones de poder; sin embargo estas categorías deben de adscribirse

al contexto contemporáneo de una economía capitalista, la cual presenta estos elementos

distantes de la construcción estatal, siendo la configuración economía/política una de las

principales antípodas falsas de la nueva configuración que el capitalismo cristaliza en el

Estado moderno.
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Dentro de los elementos que señala Osorio del Estado podemos destacar, su

carácter “visible” del estado presentado de las instituciones estatales, que se presentan

socialmente como aparatos de los cuales el Estado se hace visible y material para la

sociedad, siendo las fuerzas armadas la institución más presente en a configuración

material del poder del Estado. Es en el contexto capitalista posmoderno donde todos los

elementos contradictorios del Estado toman relevancia, siendo la problemática del poder

y de la relaciones desiguales clasista su parte contradictorio y fundadora, en este sentido

el estado es la concentración de una clase dominante sobre una clase dominada “El

estado capitalista no sólo expresa una correlación de fuerzas en donde predominan los

intereses de las clases dominantes. Es por sobre todo una relación social que crea

fuerzas y modifica esas correlaciones a favor de los que dominan” (Osorio, 2004, pág.

47).

En ese sentido el Estado se convierte en un instrumento fundamental, es más el

instrumento por excelencia, para mantener y reproducir este dominio. Siguiendo la idea

de “hegemonía” gramsciana Osorio observa la reproducción estructural que el Estado

instaura dentro de la sociedad para configurar los intereses de clase en los intereses

“nacionales”, siendo las acciones del Estado, es decir el gobierno o la forma de

gobernar, acciones de la clase dominante. Siguiendo esta idea las formas de gobierno

que el estado respalda contra la ideología de las clases dominantes cristalizadas en las

formas de gobernar, en el contexto actual Osorio resalta la “democracia procedimental”

como la forma frecuente de los estados-nacionales latinoamericanos que permite ubicar

la “escena política” como un espacio distinto a la economía y lejano al entendimiento de

la sociedad civil, permitiendo la reproducción continua del capital extranjero ampliando

así la desigualdad económica interna. Esta reproducción del sistema económica, del cual
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el Estado es el instrumento esencial, se concentra no solo en la aplicación de políticas

económicas, la flexibilidad de la jurisprudencia laboral y la apertura del mercado

internación, sino en la implantación ideológica de un proyecto “nacional” que concentre

los intereses de la clase dominante.

Como señala Osorio “estas funciones, en (una sociedad de clase como) el

capitalismo, han sido expropiadas al grueso de la población, como ejercicio del poder de

los sectores dominantes” (Óp. Cit. Pág.84), por lo cual las acciones y las instituciones

del Estado se observan cada vez más lejana al interés colectivo de la sociedad.

Siguiendo esta idea el autor resalta que es por esta razón centralista del poder político en

las funciones del Estado, que se puede entender esta como una política “estadocentrica”

que sedimenta el ejercicio del poder en la figura del Estado.

La segunda parte del texto se concentra en la configuración contemporánea del

sistema económico como un sistema globalizado, o más bien un sistema mundializado

del proceso capitalista de explotación. Osorio señala que “la mundialización (…) es una

etapa particular del proceso de constitución del sistema mundial y la necesidad del

capital de apropiarse extensiva e intensivamente del espacio de las diferentes fases del

ciclo del capital” (Óp. Cit. Pág.126), siguiendo esta idea el autor rescata que la

mundialización es una extensión de las técnicas de explotación del imperialismo, que

después de la crisis del siglo XX encontró solución a la expansión territorial y a la

apertura global del mercado internacional. Dentro de las características generales de esta

etapa económica se resalta la “desterritorialización” del capital, pero sobre todo la

intensa precariedad de la fuerza de trabajo de los espacios marginales.


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Una crítica interesante que realiza Osorio se centra en el análisis que diferentes

corrientes del estudio contemporáneo realiza entorno al estado, concentrando este como

un “obstáculo” del sistema globalizador y de la economía neoliberal, sin embargo el

autor resalta que justo son las acciones del estado y sus instituciones las que permiten la

reproducción e implantación de este sistema, siendo el Estado un elemento sustancial en

la fundación de la economía neoliberal. Osorio señala que si bien si ha existido una

reconfiguración en la estructura del Estado “obeso”, por uno más “atlético”, la

desaparición de este es imposible para la funcionalidad de cualquier sistema económico

contemporáneo.

En la última parte el autor concentra su análisis en los Estados-nación

latinoamericanos destacando su evolución histórica, pasando de unos estados

“desarrollistas” concentrados en la expropiación extranjera de las materias primas y la

impulsión de la inversión transnacional, resaltando la configuración de” Estados

neologarquizados” con limitadasoberanía que se subordinan a intereses internacionales.

Siendo esta subordinación la variante fundamental de la desigualdad regional que

concentra una gran cantidad de pobreza con una privilegiada población millonaria

dentro de la misma región.

En conclusión, Osorio ofrece un análisis profuso del Estado y su injerencia en la

sociedad civil y principalmente el mercado dentro del contexto actual de

mundialización, siendo este, a diferencia de otras visiones académicas, un elemento

sustancial en la reproducción y establecimiento del sistema económico neoliberal, que


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dentro de la región Latinoamérica representa su máxima expresión y contradicción de la

antagónica de clase, así como de la explotación deshumana que este sistema representa.

(https://es.scribd.com/document/254636002/El-Estado-en-El-Centro-e-La-

Mundializacion)

(https://es.scribd.com/document/310758180/Ensayo-el-Estado-en-El-Centro-de-

La-Mundializacion-jaime-Osorio)

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