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l luhu u11 nernuo en que los occiden
t.11('':,, incluso los más sabres. creian
"" la exrstentra de hombres cmoceta­
los. en potagones de cuatro metros
de alto. en Amazonas o en rnu¡eres
ENTRE EL ANGEL Y LA BESTIA
peces Algunos aseguraban haber visto
todo esto. y descnbian y dibujaban A
Iincs del siglo diecinueve hab1a expío­
radares que buscaban, en el centro
del Atnca. a los ñamñam. antropóta
gas con cola. Cuando ya la superficie
de la Tierra entrego todos sus miste·
nos. crentihcos y novelistas poblaron (-
las entrañas del globo. y también los
planetas y los astros. con cnaturas
...
que nos devuelven una imagen extraña
y perturbadora de nosotros mismos
Desde el v1e10 Homero hasta los af1· :,
cionaoos a los extraterrestres. desde
el Cíclope hasta el Marciano, la inven­
\
ción de trnos humanos imaginarios. y
no obstante sentidos como reales.
nunca ha deraoo de operar.
Lucían Boia, en Entre el angel y la
ucsr.a vincula esta sorprendente gale·
ria de retratos con los conocurucntos
y sobre todo con los fantasmas de
cada epoca: del buen salvaje al pehp,ro
amanuo. de la sirena al mutante. del
hombre elefante al yet1. se trata de
diversas ,magenes del otro. imagenes
que son. po1 cierto. una manera de
preguntarse por la hurnamdac o de
ponerla en duda.
Lucían Boia catedrático de historia
en la umversmac de flucarest. se ha
esoeciauzauo en el estudio de las
rnnolomas Ha publicado numerosos
libros en francés. entre ellos.
I a explo1 ac.on 1mag,nana del espacio
(198/1 y El l1J1 del mundo""ª l11slona
"" 1111 11 9891
LUCIANBO

ENTRE EL ANGEL
YIABESTIA
El mito del hombre diferente
desde la Antigüedad hasta nuestros días

Traducción de Andrea Morales Vida]

EDITORIAL ANDRES BELLO


B. rcelona • Buenos Aires • México D.F. • Santiago de Chile
INDICE

!tt1rod1w:i611 ,• g

L l'RESENTACION DEL HO~IBRE OltpKt:J\"IE •.•.......•... , 1J

Il. MONSTRUOS Y SALVAJES , , , •• , ••• , • • • • 39

'I'iwlu de Ju c:Lliciúu otiginaJ: llL ¿DECENERACION O PERFECCIONAMIENTO? .....•..• , .•. 101


ént~ l'inigK r.t te /,;.t,.
ü.lióón mih<inal: lv. UN SICLO DE ENFRENTAllflEl\'TOS • , , ••. , .•• , .•.•••• , .•• 161
Pion, París, 1~~,5
V. EL TRIUNFO Of.L L\tACINAIUO ........... ............... ~19
Tnulu<:ci,í11:
Andrea ~Cor.llcs
Conelusiones ... , .•• , .•• , •.. , .•. , .•.• , •••...••••• , . , •• , • , , , , , 249
Dik"Üo de potca<I:\: F.nriqur: lborra
Biblíofl"lfia . . . . . , . 251
Rt:1en-:utos todos Jos derechos. Qucd1, ,igul'OS:tOl('ntc prnhlhida.
sin •~ :uuori?aciOu escrita tic lo.s li1ul:1n:i1 dt~l (:.>f,J'rigld,bajo W sanclenes
cst:ililt:ddas cu tu LL')'e.S, la ttprod1u;.:i.'.1n parci3l o tol.i.l de rst., obr.1
por cualquier n1cdlo o flTr>ectlimicntu, iuclult.los l:L1'Cprogr;1fT;,
y el tr.11:1111lt!1Hn tnl0rm31i<o, 3si como la dii;tribudú1\ do cjc1npl:1rc::.
medtamc illquilcr n prt:11,;111,., 1>llhllc:n$,

e 1995 by rloo

e EditnrUl Andrés üeüe, rnarao 1997


Av. Riordo Lyun, 9 16, Sanlia1;0 de Chile
EdilorL·tl ,\ndré-s- Bell u &pal,ol ,,
Ro$c-lló.n, t84.4Y 1.'-08008 Barcelona
http~//W\\'\\'..r\J.'\IU~UELLO.COJf

lSUN: 8-~9001°08-8
L>cpósito legal: ~l ·1·126-1997

lmprcso por Ron1anti Valls. S..1'- - I'L Venl;•J:,'llel', l - OFl78fi t:3pcUades

P'rinlt:din Spairi
/

INTRODUCCION

Vivimos rodeados por una multitud de humanidades dife­


rentes. Los Otros están por todas partes: en el transcurso de
los tiempos y en todas las reglones del universo. Habitan las
galaxias más lejanas; habitan también nuestras ciudades. ¿Son
seres de carne y hueso? ¿O sólo quimeras? Reales o imagina·
ríos, o reales e imaginarios a la vez, lo que cuenta es su
presencia, y esta presencia es real. Se mezclan con nuestra
vida y participan dé nuestra historia. Inventados en todos
sus detalles o u·aosfigurndos a partir de uo prototipo real,
extraen su fuerza de la substancia etérea e invasora de la
ima~nación.
(!.a imaginación es más poderosa y persistente que el II)Ull­
do concreto. Sus estructuras sutiles atraviesan los siglos. Los
mitos son a veces indestructibles;resisten los asaltos del tiempo
mucho mejor que cualquier creación material.JE! imaginario
abarca el amor y el odio, todo el esp~cr.roele las creencias, la
búsqueda de la verdad, la invención del futuro...
El Hombre Diferente constituye una de las creaciones
del espíritu más extendidas y más tenaces. Es una creación
multiforme, capaz de cambiar de rostro sin cesar. Esos rostros
y su sorprendente diversidad despiertan la atención: cada uno
en particular, más que la propia especie. Amazonas o extrate-
rrestres, cinocéfalos o mutantes, salvajes o superhombres,cada
variedad es objeto de una búsqueda particular. El catálogo de
los Otros es inmenso: hacía falta reunir las variedades de la
especie y proponer una reflexión sobre el hombre diferente
en singular. Nos hemos concentrado principalmente en el
imaginario occidental, pero el mismo juego de alteridades se

9
IN'l'RODUCCIQl"o\
I
encuentra en todo el mundo. De este modo, se vuelve legiti- \
mo y posible establecer modelos y una tipología.
Recurrir al modelo nos permitirá resolver buen número PRESENTACION DEL HOMBRE
de enigmas. ¿Qué quieren de nosotros los extraterrestres? ¿Qué
buscan los hombres salvajes en el corazón de nuestro mundo DIFERENTE
tecnológico? ¿Cómo un ser real puede elevarse a la condición
de superhombre, o verse rebajado a la de subhumano? Estas
figuras no han surgido de la nada; sólo continúan una histo-
ria antigua y _se someten, dócilmente, a un arquetipo tan viejo
como la civilización.
Estamos invitados a un largo viaje iniciático. L'\ exploración
del mundo debe mucho al hombre diferente. ¿Quién se Un concepto clave: la alteridad radical
hubiese lanzado al asalto de un espacio desierto' ¿Quién hubiese
ido en busca de un Otro idéntico a nosotros? ¿Qué sería
de los bosques sin sus leyendas, de Marte sin los marcianos, y El hombre no recorre los caminos de la Historia a solas. Lo
qué de nosotros sin la esperanza de convertimos un día en acompaña una multitud carnavalesca en la que se destacan
algo diferente? En busca del Otro, el hombre ha cruzado tuiíscaras de sorprendente diversidad. Hombres salvajes maci-
. océanos, ha explorado ríos e islas lejanas, ha bajado al centro zos y velludos se dan la mano con frúgilcs marcianos de rostro
de la Tierra y ha volado hacia planetas y galaxias, sondeando espiritual. Seres humanos con cabeza de perro se dirigen la­
el curso entero del río majestuoso de los tiempos. rlrando a personajes desprovistos de cabeza que llevan el ros-
Viajes reales, viajes imaginarios. Respondiendo a llama- tro dibujado en el. pecho. Es una diversidad que no excluye
das venidas desde lejos, el hombre ha acabado por apropiarse cierto aire de familia. Má.5 allá ele las máscaras se adivina la
de la Tierra y ba dado sus primeros pasos en el espacio cósmi- misma esencia humana: se trata del ser humano diferente en
co que lo rodea, pero, simuh_,í,tcamcmc, ha visitado una infi- sus innumerables encarnaciones.
nidad de mundos paralelos.1 Gracias al hombre diferente, el Ül[o hay nada más permanente y obsesionante que la ima-
universo se ha multiplicado, 'se ha vuelto incomparablemente gen del Otro. Todos somos diferentes, cada cual en relación a
más rico y cargado de senado que el mundo material y tangible sus semejantes. El Otro, su imagen, sus imágenes, son omni-
en que vivimos la vida "real". presentes y están inscritas en una malla que reúne y al mismo'
Esta. larga búsqueda, finalmente, es sólo un viaje al hue- tiempo singulariza a todos los actores de la aventura lmman.á.l
rior de nosotros mismos. El hombre diferente es una proycc· - El ho'/1bre diferente participa en este juego tan viejo
ción. En sus innumerables materializaciones, encarna la gama como la humanidad, Su posición es sin embargo particular,
completa de nuestros fantasmas, de nuestros prejuicios, idea- pues se trata de distinguir entre dos figuras fundamentales
les e ilusiones, de nuestras virtudes y nuestros vicios. Nos invi- del Otro -el próximo y familiar, y aquel lejano y extraño-:
ta a un auténdco descubrimiento: el del espíritu humano. clcgiA-, en fin, es decidir entre dos formas de alteridad: la
ordinaria y la radical,
.La primera es comente y trivial, Pone de relieve, por un
procedimiento de simplificación y amplificación, una serie de
msgos biológicos y culturales que se inscriben indíscutiblcmentc

10 11
f_,trur.F.LANGEL \'La\BESTCA PRESENTACIO~ DEL H0).1BRE OCMtRt·~,T.

en el seno de la especie humana. La ,muer respecto del hom- pretación más o menos deformantc de una cierta realidad
bre. el chino respecto del europeo, el nómade respecto del biológica, histórica y cultural. La alteridad ~c;!i!;'.al..Ya mucho
sedentario, el campesino ame el habitante urbano, la persona más lejos: cons'-!:Uye__ sin .ningúll-apoyo~mau,rial-o1-en-rigor,
sana frente a la enferma, el proletario frente al burgués, el utiliza la materia existente como simple ¡n:etexJo,Lo que equi-
ingeniero frente al poeta: el juego semejanza-desemejanza, vale a decir que el hombre diferente pertenece por entero al
con sus lnflnlias variaciones, está bien anclado en el espíritu campo de lo imaginario. Es la criatura de!l1Q.mbce, la sccre-
humano y en el alma de las sociedades. alón permanente ~-~•-píriru,_em.aña4ade la inlqf.!Uinable
-1. Pero de la mujer al salvaje, o del chino al marciano, la confrontación" con loJ;_dioses...yJa..11.\.t.ui:alcza.-de_@];l_lucha
distancia es considerable y esencial. El espacio que separa a encarnizada 1fü'r _<:q-mp!J:Jru:.la..i;reación.O, sencillamente, para
un ser de carne y hueso de un fantasma, o por lo menos de un rehacérlá. En el hombre diferente se expresa el lado prome-
personaje de existencia incierta, conforma la transición de la releo del ser humano.
alteridad ordinaria a la radical: esta última caracteriza al hom- Si se compara el mundo real con el mundo imaginario,
bre diferente. debemos aceptar que el hombre está en su derecho de sentirse
- Para asir al personaje de mil rostros, a veces incluso sin orgulloso. Su galería de seres diferentes se destaca por una
rostro, estamos obligados a desplazarnos hacia los confines riqueza y una fantasía susceptibles de h~Eer palidecer a los
del perímetro humano y más allá, y penetrar en una zona de productos en serie del universo "verdadero'[..A travésde los Otros,
contornos imprecisos en que se trasgreden constan tcmerue el hombre se ha tomado revancha, se ha reinventado, atribu-
las normas generalmente admitidas de la condición humana. yéndose una multitud de caras y de almas, de vidas y expe-
~Por lo tamo, la alceridad radical supone la. existencia de 1'icmcias nuevas. ']
especies humanas distintas de la especie humana. normal. Los ¿Fantasmas? Sin duda, pero fantasmas que .no son menos
dos componentes del sintagma. "hombre diferente" o "ser hu- poderosos y apremiantes que las manifestacionesdel mundo
ma.no diferente" tienen igual fuerza: ser huma.no, pero dife- "concreto", El hombre depende en igual medida del peso de
rente; diferente, pero ser humano. la materia y de los productos etéreos de su propio espíritu.
AunqueJas_dajormasde alteridad se sitúan a distancias La fábrica de hombres distintos ha funcionado sin cesar
apreciables; en regionesdísñiitiis-del,uruv.e,:soy_.,:!ei .espíritu, no desde hace milenios. Puede presentar un catálogo bien pro-
las sep_ara_gin_giina frQ!l.l<!GLprecis-1ni definitiva. Se díbnja una vlsto y recetas de fabricación largamente probadas, en las que
iona de contacto y la frontera pasa por donde se quiere que ~e distinguen cuatro grandes metodologías, cada una diversifi-
pase. Se desplaza sin cesar; es extremadamente sensible a la evo- carla en una multitud de variantes y estrechamenre vinculada
lución de las mentalidades, las ideologías, los proyectos, los sue- con las otras. Su objeto es el cuerpo, el espíritu, el comporta-
ños expresados por cada época y cada clvilizacién. ¿Quién_se miento y, finalmente, el engranaje social de las humanidades
atreveríaen la acrua.lidad a revestir a la "raza negra" de los atri- diferentes,
buios de. una-altendaa..raoical?'Pero no est,flejano el tiempo
-Ios,iglosdieciocho y dlecínueve­ en que el negro era considerado
de buena fe como un ser situado a medio camilla entre el hom-
bre y el animal. Biológicamente, no ha habido variación de un
siglo al oiro; pero 1ª.fromera·de la.alteridad.se.ha des~ado.
C~1a.odo-se-mdel-O.u:a.1'iempreestá presente el imagi-
~~'."En la alteridad ordinaria, la imagen supone w'iainter-

12 18
E.VfRF. P.1. ANGEL Vl.J\ BESTL\ PRESE~"'TACI<.>~ DF.l. l tO~t81tE OfFEltESTJ:.

(66 centímetros).Será Ia talla promedio de los enanos, aunque


El laboratorio de los monstruos lmya bastantes excepciones, con estaturas mayores o menores.
El segundo procedimiento juega con las diversas panes
La a~ción sobre el cuerpo, sobre la anatomía y­1a fisiología, rlel cuerpo. De esta cadena surge una larga serie de caricaru-
nos introduce en un auténtico 'jardín de las delicias" que ras humanas, desde las más discretas hasta las más extremas.
reúne los productos de la manipulación biológica plurisecu- Las orejas resultan maravillosamente extensibles: cuando
lar. Se trata de un juego seductor que se ha practicado de se Jm logrado la dimensión adecuada, el beneficiario puede
modo constante en todas las épocas-y culturas. utilizarlas para reposar o dormir, y una le sirve de sábana y la
Un primer procedimiemo alude simplemente a las di- 111 ra de cobertor.
mensiones, y vemos que el hombre normal se ha visto fla.1- La hipertrofia se asocia a veces a la falta o exceso de
queado por una progresión de gigantes y por una fila órganos. Los sclápodos tienen una sola pierna, pero, ¡qué
descendente de enanos. pierna! Terminada en un pie enorme. les permite batir todas
Un curioso grabado del lHundus Subterraneus, libro publi- l:.tM marcas de velocidad, clisponiendo en todo momento de
cado en 1665 por el sabio Athanasius Kircher (1601-1680). nos m>b!jo seguro. Acostados y con la pierna en posición perpen-
ahorra algunos comentarios sobre las persona~ que sufren ele dlcular, transforman su pie en sombrilla o paraguas.
gigantismo. Se representan cinco rípos humanos, individualiza- Por lo general, el hombre tiene dos ojos. Pe1·0, si es un
dos únicamente por la talla. El más grande fue reconstituido a ser diferente, es posible que tenga uno solo, como el Cíclope,
partir de un descubrimiento que produce estupor: en 1401 se que además es gigante, con lo cual presenta dos rasgos de
enconuar~n ~n una caverna de Sicilia unas osamentas que ulteridad radical. En oposición, existen criaturas con ojos su-
fueron atribuidas a un hombre de doscientos codos, esto es, plementarios, cuatro e incluso más.
una centena de metros. El segundo personaje es de talla más A veces hay dos cabezas sobre un solo tronco, pero tam-
modesra: 60 codos (unos treinta metros). El tercero tiene 46 hién una cabeza única, dibujada ele modo un tanto sumario:
co<!os, en tanto que el cuarto, que no es otro que el fumoso Mln ojos, sin nariz, sin boca, sin labios ... Es célebre entre todos
Collar, con sus seis codos y medio -poco más de tres metros-, ol caso de los blemis, los hombres sin cabeza que tienen los
parece un pigmeo entre sus congéneres. La quinta figura es c!jos en la espalda y la boca recercada en el pecho.
tan insignificante que apenas se ve: es un hombre, sin más. En la mayor parte de los casos, las especies diferentes tie-
El enanismo es aún más frecuente y diversificado c1ue el 111111 uno u otro sexo, pero también ocurre que el Otro sea
gigantismo. Pigmeos de países exóticos, enanos europeos ocul- hurmaírodha, De este modo toma cuerpo trn viejo mito: el sue-
~os en Jai: montañas, Iiliputensos ima~ados por Swíft, peque- 1iu de un estado primigenio donde los contrarios todavía no
nos marcianos verdes, duendes ecologistas contemporáneos:la 11~u¡1~esen disociados )' reinara la "totalidad primordial". En su
lista· sería ~i interminable. Cronológicarnen te, los primeros 1•nsayo Mefistóftles y el Andrógino (1962), Mircea Eliade puso en
fueron los pigmeos, que hicieron una notable aparición en la evldencía la seducción que ejerce esta fórmulade plenitud en las
literatura recibiendo sus cartas de nobleza del propio Homero. <Ípúeas y culturas más diversas. Estado .antehistórico, siempre se
El gran poeta griego fijó una imagen que se hará bastante halla presenteen algunas comunidades de hombres diferentes,
r_ecurrentc: el combate de estos personajes pequeños pero va- "Y en otra isla hay gentes que son a la vez hombre y
li~ntes contra las grullas (que "llevan el terror y la muerte a los mujer, tienen un seno a un costado y no lo tienen en el otro,
pigmeos, sobre los que se dejan caer del medio de los aires": y tienen los órganos de generación de hombre y mujer y se
Iliada; canto III). En cuanto a su talla, rondaban los tres palmos slrven ele ellos como les parece, tanto ele uno como del otro;

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ENT'Rí." F.1. ANCEL V LA DES'l'lA PRF.SE:'¡\,'TACIO!I; UJ-:L HO~JBRE OtFEKJC\IE

cuando actúan como machos engendran hijos, y cuando son una incontestable atracción recíproca. En este contexto, nada
mujeres, los conciben y los llevan en su ln tenor." parece mas natural que imaginar una "transferencia" de una
Así se expresa en su Voyage aitlour de la Terre, escrito en especie a otra. Pero el club no tiene nada de exclusivo. Hasta
1356, Jean de Mandeville, personaje de bíograña incierta. Su las especies menos cercanas al hombre, como los peces, puc·
obra -que fue en su época un auténtico supcrvcntas­ resumía den participar delJuego.
y a veces ampliaba la visión u-adicional, cristalizada durante la Abramos el Libro de las maravillar de fa India, antología
Antigüedad y la Edad Media, de una Tierra que da cabida a lirabe del siglo X, que recoge relatos de viajes y de marinos
mil especies humanas diferentes. Es un texto clave sobre el considerados auténticos. Después de una pesca abundante,
cual volveremos. he aquí la descripción de una comida inolvidable: "un plato
Hasta ahora tenemos sólo distorsiones del envoltorio fa­ contenía trozos diversos de carne cocida, con cabezas, manos,
miliar. Pero en ocasiones las fronteras se borran, caen las pies, enteramente semejantesa las cabezas, manos y pies de
prohibiciones y la naturaleza humana se mezcla con formas los jóvenes". ¿Pescados, seres humanos? En cualquier caso, se
de vida enteramente diferentes. Puede haber un ascenso ha· I rata del resuhado de un cruce: "Entre nosotros", explica un
cia los dioses o una regresión hacia el mundo animal, o veg~ habltante de las islas en cuestión, "hubo un tiempo en que los
tal, incluso la asociación de ambas tendencias. Mezcla de hombres se cruzaron con las hembras de los anímales mari-
hombre y macho cabrio, el sátiro es asimismo un semidiós. La nos, y las mujeres se en negaron a los machos. De esas muo-
sirena es una mujer-ave o una muier-pez, pero su misterio va nes nacieron seres cuya naturaleza compartía la de su padre y
más allá de la simple combinación biológica. El hombre lobo du madre ... Hemos llegado a ser capaces de habitar largamen-
es más que nada la expresión aterrorizante de un más allá te tanto en la cierra como en el mar, pues tenemos tanto de
cercano, de la noche y la muerte, hombre como de pez". También se cuenta la historia -melo-
A niveles más bajos, encontramos combinaciones "trivia- rlr,lmática- de una mujer-pez convertida en esclava y esposa
les", de factura más biológica que metafísica. Casi codas las ch: un comerciante árabe. De esa unión nacieron seis niños.
especies son invitadas a extraños matrimonios. Aparenremen- mi hombre la mantenía atada, pues de otro modo no hubiese
te, en cada uno de nosotros dormita una bestia. resistido el llamado del mar. Cuando el marido murió, sus
Entre las represeruacíones tradicionales de este género, hijos, respetuosos, la desataron. Ella se echó entonces al mar,
el hombre con cabeza y en algunos casos cola de perro, el desapareciendo para siempre.
cinocéfalo, ocupa uno de los primeros lugares. Encontramos El mundo vegetal aporta una conuibuciéu suplementa·
una breve caracterizaciónen el texto de Mandeville: rht a esta confusión biológica. La expresión más completa de
"Todos los hombres y mujeres de esa isla tienen cabeza c~IC tipo de cruce es el famoso árbol wac-wac, también origi-
de perro y se llaman cinocéfalos. Son gentes dotadas de razón nurio del ámbito musulmán. Sus frutos, según las diversas
e inteligencia normal [ ...] Andan desnudos, cubiertos sola- variantes, son cabezas siempre dispuescas a mantener una con·
mente con un trozo de tela que les capa las rodillas y el miem- versación, o bien niños, p(9aros o corderos. A veces se trata de
bro secreto. Son grandes, fuertes y buenos combatientes. Van oncantadorns doncellas cuyas piernas maduran en mano, las
con un gran escudo que les protege todo el cuerpo y en la rubezas en mayo y caen de la rama en junio.
mano llevan su lanza. Si en el curso de una batalla atrapan a En una época más reden te, a partir del siglo dieciocho
un hombre, se lo comen." par.1 mayor exactitud, los cruces y las especies intermedias
De hecho, el hombre y el perro participan desde hace uncontraron su razón de ser en el esquema transformista y
mucho tiempo de una historia común y están vinc~Jados por evolutivo. El imaginario biológico lile canalizado por la ciencia,

16 17
E.."i'TRE:E.LA.'IC.ELYL.\ BEST(A JlRESENTACIOX nn, HO:\IRRF. 00'1:Jtl:!..\'TE

que también lo garantizó y amplificó. Lo imposible deja de y los extraterrcsucs son en la actualidad las dos figuras antité-
exísur en un universo infinito y en la escala de un tiempo ticas pero indisociablcs de esta micología evolucionista que se
igualmente infinito. El hombre diferente ha poblado el espa- expresa por medio del hombre diferente.
cio y se ha apropiado del fururo; puede ser; sin más, nuestro También se puede jugar con la composición de los cuer-
descendiente. pos. La mayoría de los seres diferentesson de carne y hueso;
Sus metamorfosis han debido adecuarse a las evolucio- per.o existen, si no hombres, en cualquier caso seres pensan-
nes de las ciencias y las ideologías ·Y a los nuevos sueños de la tes construidos sobre una base vegetal, como los simpáticos
era tecnológica. De este modo, desde hace un tiempo se pre- wac-wac ya mencionados, seguidos por un buen número de
fieren las grandes cabezas a las grandes orejas u otros tipos de criaturas m{IS recientes, que juegan con las posibilidades que
caricatura, pues es evidenre que un hombre más evoluciona- proporciona el evolucionismo. Má5 lejos, siempre más lejos,
do, en otro planeta hoy mismo, o en la propia Tierra mañana, hasta el mundo mineral puede ofrecemos sorpresas.J. E. Rosny
estará dotado de una masa cerebral considerable. El hombre el mayor (1856-1940) propuso una doble solución; los xipéhuz,
volador se ha transformado en una figura simbólica, sobre que precedieron al hombre, y los ferromagnecos, que lo re-
1­ todo para el siglo diecinueve, una época tentada por la con- emplazan. Siguiendo este esquema, nosotros sedamos sólo un
quista del aire, y después, del espacio; se parece en algo al "paréntesis" de carne y hueso en un mundo dominado por lo
murciélago que le prestó el modelo de sus alas. Los cinocéfa- mineral. Por último, la idea más avanzada es aquella de los
los han desaparecido; hoy parece más interesante manipular seres inmateriales, como el muy inquietante Horla imaginado
a los perros de raza ~ a otros animales- para elevarlos al por Maupassant.
nivel humano e incluso más allá, como en la novela de Clifford Un úlúmo rasgo significativo de la alteridad biológica se
J. Simak, City (1952). La concepción evolucionista y, ·más re= refiere a las funciones vitales. La fisiología del hombre dile-
cientemerue, la atracción ejercida por los mutantes, animales rente varía de una especie a otra. Puede alimentarse de otro
u hombres, ofrecen infinitas posibilidades biológicas, sobre­ modo y a veces no necesita alimentarse en absoluto. Muy a
pasando con mucho las variedades limitadas del imaginado menudo es más sano que nosotros, no conoce la enfermedad.
biológico tradicional. Su longevidad presenta diferencias notables. Los individuos
Debemos añadir la fabricación de hombres. La criatura de algunas especies viven pocos años; es e.l caso de los pig-
de Frankenstein (1818) imaginada por Mary Shellcy (1797- meos, 11 los que se les asigna una vida muy breve por analogía
1851) sigue siendo reconocible pese a su monstruosidad bes- con su pequeñez. "Se casan a los seis meses, engendran h~os
tial, pero, ¿qué se puede decir del hombre construido cien a los dos o tres años y sólo viven seis o siete" (Mandeville). En
años después por QlafStapledon (1886-1950)? No es más que rambio, hay otras especies pasadas, presentes o futuras que se
un enorme cerebro, instalado en una "espaciosa torreta de destacan por una longevidad impresionante: centenas o miles
hormigón armado de unos doce metros de diámerro ... Innu- c:lc años. -
merables tubos de metal, vidrio y una especie de ebonita rrans- El taoísmo, la religión china fundada por Lao-Tsé, se
portan sangre y sustancias químicas a todo el sistema" (Las~ caracteriza por una verdadera obsesión de longevidad. Lao-Tsé
and First Men, 1930). apostaba por mil años de vida. Entre los métodos que la favo-
- -son proyectosdiversos pero reunidos alrededor de un recían, se preconizaba en primer lugar el control de la respi-
solo eje fundament.al, que conecta el pasado remoto con el rndón. En India, el yoga se propone un objetivo similar.Según
futuro lejano, nuestros ancestros apenas salidos de la animali- M;trco Polo, los practicantes de esta disciplina viven hasta los
dad con los hombres-diosesque habitarán las galaxias. El yeti ciento cincuenta o doscientos años, e incluso trescientos

18 19
f."lltE f.l~ ,,KGEI, \' LA 81:'.S'l'IA

cincuenta, según una fuente árabe. La ciencia moderna ha Serfa muy instructivo, en este sentido, seguir el juicio
hecho suyo el arquetipo llegando a amplificar sus potenciali- sobre.las especies animales, comprendida su presencia en cíer-
dades gracias al evolucionismo biológico. Según Stapledon, la urs síntesis biológicas. Estamos habituados a considerar los
última especie humana, que vivirá dentro de casi dos mil mi· rasgos que aproximan al hombre diferente a la bestia como
!Iones de años, se caracterizará por una esperanza de vida de ~lgnos de una condición subhumana. Es· el caso del yeti y los
doscientos cincuenra mil años, demás salvajes identificables por su mpido pelaje. La anti gua
1..a longevidad -a menudo asociada con la espiritualización rllscusión sobre la inferioridad de los negros se fundaba preci-
del ser, con la santidad- puede representar una etapa, una sumente en su aspecto supuestamente simiesco.
especie de aprendizaje en el camino de la inmortalidad: es el En todos estos casos, se trata de la arrogancia de una
caso, precisamente, del taoísmo y el yoga. Pero las islas u ,,ivilización construida sobre la antítesis culturaynaturaleza.
otros espacios conservados donde viven los inmortales se em- 11,11 opinión de las sociedades arcaicas sobre los animales era
parentan más con el Más Allá. La inmortalidad pasa por la muy distinta, pues les atribuían cualidades que el hombre no
muerte. posee o ha dejado de poseer: intuición, clarividencia, conoci-
miento de los recursos ocultos del mundo. En muchos sentidos
h1 bestia estaba más cerca de los dioses que de los hombres;
intentaban comprenderla, descifrarla y seguir sus señales. El
humbrc-anlmal, o el animal humanizado, lejos de ser un bru-
De los subhumanos a los superhombres tn, se sitúa en una zona del espíritu que supera el carácter
limitado de la inteligencia humana. Seria ridículo considerar
1¡11c las sirenas son mujeres-pez y nada más. Ellas ofrecían a
Cuerpo diferente, esprruu diferente. Las cualidades físícas, trllscs lo que ningún ser humano: la armonía y el conocí-
Intelectuales y morales de los Otros forman una escala muy 1111,mto. La única condición era la muerte, pues ese grado de
larga. El espacio está minuciosamente jalonado; de la bestia a pm-fección no estaba destinado a los seres vivos.
los dioses no hay solución de continuidad. Del subhumano al La separación progresiva entre civilización y medio am-
superhombre, cada grado de conciencia, inteligencia, fuerza hlonte, y las perspectivas religiosa (el animal no tiene alma) y
espiritual y comprensión del mundo se materializa en una umlonalista (también está desprovisto de razón), han contri-
gama infinita de seres. huido al descrédito de esta fórmula alternativa. Es preciso
Una opinión profundamente enraizada en las concien- lltt¡.:;1r a una época reciente para observar algún cambio de
cias hace corresponder las cualidades o los defectos físicos uvHtud. El descubrimiento de la inteligencia de los delfines se
con los del espíritu. La fealdad o la enfermedad se ven a h1"crlbe en este viraje: ¿es posible que pertenezcan a la cate·
menudo como signos de un espíritu inferior o retorcido. Esta !(liria de los Otros?
relación privilegia la humanidad normal, que es evidentemente. El hombre moderno ha cambiado de medios pero no de
la nuestra. Pero los contrarios también están presemes, y exis- ,ihiulii'os. Ha abandonado a los animales y prefiere la razón a
ten caricaturas humanas más logradas en el capítulo de la In lntulcién, la gestión científica al conocimiemo directo. Pero
inteligencia y la moralidad que en cuanto al prototipo de ~lkm: intentando escapar de la prisión estrecha que limita sus
belleza. Ello demuestra que el ser humano está siempre divi- t apncidades espirituales e intelectuales. Comprende muchas
dido entre un sentimiento de superioridad y un complejo de 111sns y comprenderá cada vez más, pero sabe que nunca po-
inferioridad. dr.i aprehender nada de lo esencial. El hombre diferente viene

20 21
PRESEt-.TAC(OI'\ DEL HOMlUUt Dlf'IDtF.."\TE

a acudir en su ayuda, a derribar las murallas y establecer un menudo antropofagia e incesto van de la mano, ilustrando el
puente entre la razón humana y la razón universal. elesorden perfecto, el grado supremo de alteridad moral
El hombre no quiere limitarse a comprender; también Tenemos, por ejemplo, a los irlandeses, "aún más salvajes
quiere actuar, Desgraciadamente, está prisionero: de su me- que los británicos. Son antropófagosy al mismo tiempo berbí-
diocridad intelectual, de la materia, del tiempo, de la historia. veros, y se considera una virtud que los hijos devoren a sus
Habría de liberar el espíritu para obtener el control de su pudres después de su muerte. Los hombres por lo visto copu-
propio cuerpo, de las realidades materiales, del espacio y el 11111 con cualquiermujer, aunque sea su madre o su hermana".
tiempo. Telepatía, clarividencia, conocimiento del porvenir, No se trata, claro, de los irlandeses contemporáneos, sino
capacidad para escapar de la envoltura carnal, viaje en el du sus remotos ancestros, -y la responsabilidad por esta infor-
tiempo, por el espacio, por el Más Allá ... codos estos proyectos mnción corresponde a Estrabón, el gran geógrafo griego del
figuran entre los más experimentados por intermediación de slglo primero a.C.
los Otros. La desnudez plantea un problema más complejo. Es cvi-
Tantas cualidades y proezas reunidas harían del hombre di:1Uc que pam un hombre civilizado -por lo tanto, vestido-
un ser omn isciente y todopoderoso. ul desnudo ilustra el "estado natural" como antítesisdel "estado
eulturul", y lo percibe como un signo de alteridad. Pero, ¿hasta
1111é punto? Aparentemente, la Antigüedad clásica fue bastan-
lu moderada respecto de esta característica. Para la Biblia, en
rumbió, la distinción es fundamental. Antes del pecado, Adán
Costumbres extrañas: nudismo, canibalismo y y Eva son representados desnudos, pero después aparecen
mujeres que explotan a sus esposos vestidos. Una comunidad que practicara el nudismo se situa-
Ila por lo tamo fuera de la humanidad normal, fuera de la
I IIRtoritL La educación religiosa )' un rigor moral reforzado
El tercer criterio son las costumbres y los comportamientos. ronsiguieron, hacia finales de la Edad Media, investir la des-
La condición humana está limitada por los tabúes. Su trasgre- nudez con los atributos de una alteridad profunda. El cuerpo
sión acerca al hombre a la bestia, o a los dioses. De este desnudo se convirtió en una auténtica obsesión, asociada con
modo, en todas las culturas la comida y el sexo son objeto de 111 promiscuidad sexual y el canibalismo:
reglamentacionesmuy estrictas. Como regla general, está pro- "En esta tierra", cuenta Mandeville, "el calor es muy fuer-
hibido el incesto. Se condena la promiscuidad, el desorden 11' y la costumbre es que hombres y mujeres vayan desnudos, y
sexual: aunque las normas varían, siempre están presentes. 3U burlan cuando ven algún extranjero vestido [ ...] Ninguna
Comer carne cruda no es considerado enteramente humano. nnticr está casada, y todas las mujeres del país son para Lodos
Pero igualmence malo es rechazar la carne para alimentarse y no se niegan a nadie." Comunidad de mujeres, comunidad
únicamente de vegetales. Sin duda, lo peor es comerse a un !lu tierras: "También la tlerra es comunitaria: uno la posee un
semejante. Desde hace mucho la antropofagiase ha Impuesto 111101 después viene otro y otro, y cada cual toma la pane que
como uno de los signos más flagrantes de al tcridad, alirncn- quiere [ ... ] de este modo nadie es más rico que el ouo". "Pero
tando un mito persistente y aparentemente muy seductor, Pese tienen una mala costumbre, pues la carne humana les gusta
a que el canibalismo puro -como forma habitual de alimen- nnis que cualquier otra carne [ ... ] Los mercaderes van a ven-
tarse- jamás ha existido, algunas comunidades han sido carac- rler niños a la gente del país, y ellos los compran. Si están
terizadas como caníbales por definición, por esencia. Muy a l(tirdos se los comen de inmediato, pero si están flacos, los

22 23
11RF.Sf.NTACION DEL H0~1BRE OlFER.E..~TE

hacen engordar y dicen que es la mejor carne del mundo, la conservaban a las niñas y se deshacían de los varones con el
más tierna." fin de preservar el carácter exclusivamente femenino de la
Este breve párrafo roza la perfección. Nudismo, comu- eomuuídad.
nismo, canibalismo, [evidentemente, es el mundo al revés! Según otra versión del mito, los hombres eran aceptados,
Esta relación desnudez/licencia sexual/ canibalismo se pero, ¡ bajo qué condiciones! Dio doro de Sicilia (siglo prime-
mantuvo hasta comienzos ele la época moderna, aunque el to a.C.) nos dice en su Biblioteca histórica que "los mantenían
primer elemento de la ufada haya conocido una cierta valori- esclavízados y humillados". He aquí algunos detalles sobre las
zación durante el Renacimiento. La influencia del arte anti- Amazonas de Africa que prueban que los papeles estaban
guo, el regreso a una concepción clásica de la belleza del totalmente invertidos:
cuerpo, la revalorización del mito de la edad de oro, todo ello "Es costumbre que las mujeres bagan un servicio guerre-
convergió para rehabilitar en algo el desnudo. Podía ser lnter:. ro durante un período determinado, conservando la virgini-
pretado tanto como signo de inferioridad, es decir de bestiali- dad. Cuando el plazo del servicio militar ha concluido. buscan
dad o, pm· el con erario, como manifestación de la condición In compañía de los hombres para tener hijos; os ten tan las
natural del hombre enfrentada a la accíón corruptora de la magistraturas y todas las funciones públicas. Los hombres pa,.
civilización. 11m toda la vida en casa, como entre nosotros las mujeres, y su
Los hombres del Renacimiento eran amplios de mente. única ocupación son las tareas domésticas; se les mantiene
Pero la moral burguesa que se apoderó de los espíritus duran- nlaj¡¡dos del ejército, de la magistratura y de cualquier fun-
te los siglos siguientes no mejoró nada en ese senüdo. Si la ción pública que pudiese inspirarles la idea de desprenderse
vestimenta hace al hombre, su ausencia manifiesta por obliga- dél yugo de las ,mujeres. Después del parto, las amazonas po-
ción un hombre diferente. En una época en que ver una nen a los recién nacidos en manos de los hombres, quienes
pantorrilla era un acontecimiento, el nudismo integral en cuan- ll's dan leche y los alimentos adecuados para su edad ... "
to fenómeno social estaba muy mal visto. El hombre desnudo Esta inversión de la condición normal de los sexos alean-
fue relegado largo tiempo a la periferia de la humanidad, a 1nba niveles de alteridad apenas imaginables. Ello explica la
una zona en que se permitían y practicaban todos los vicios. dl5tancia de las Amazonas no solamente en el espacio, sino
Un auténtico hombre debía vestirse adecuadamente. Habría uuubién en el tiempo: se situaban cu una Antigüedad lejana,
que esperar hasta el siglo veinte parn que el cuerpo volviese a 1111 todo caso anterior a la guerra de Troya, al tiempo antehis-
ser valorizado y, finalmente, trivializado. 1f,rico de los héroes. De hecho, las Amazonas africanas fueron
Si bien la promiscuidad se percibe como un signo grave slestruidas por Hércules al mismo tiempo que las Gorgonas,
de alteridad, no se concluye que la scgregacíón de los sexos -11~ adversarias. Su comportamiento sugería la existencia del
esté más cercana a la normalidad. Las sociedades unisexuales mutriarcado que fue descubierto y situado por algunos sabios
se inscribían naturalmente en la categoría de los pueblos fa­ ., ldeólogos "feministas" de la segunda mitad del siglo dicci-
bulosos. Había por ejemplo parajes -sobre todo islas- habita- 1111cvc -Engels en tre ellos- justamente en tiempos prehistóri-
dos exclusivamente por hombres o mujeres, situados en lo 111$, 1 Las Amazonas fueron rehabilitadas y vengadas!
posible a poca distancia para facilitar los encuentros necesa- Las relaciones eróticas entre el ser humano real y el ser
rios para la perpetuación de la especie. Célebre es el caso de humano diferente produjeron asimismo numerosos fantasmas.
las Amazonas. mujeres guerreras situadas por los antiguos en I lr~de las mujeres poseídas por hombres salvajes basta los
el Ponto (Asia Menor), en una época anterior a la guerra ele hombres secuestrados por las hadas, existe toda una gama de
Troya. Copulaban con los habitantes de los países vecinos, y 111l11ciones sexuales que 110 cesan de estimular la Imaginación.

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E!\TRF. t:1. Af',;(.f.l. v I.A ntSTl,I\ PRF.SENT,.\CIO~ Utl H01USJU! UJ(,tERE,JTF.

Ya hemos comprobado que la alteridad se nutre de las rledades se han construido en tomo de dos modelos contras-
antítesis situadas a ambos extremos de la normalidad. Oc este hulos. El primero es una fórmula muy permisiva, digamos
modo, se pasa del canibalismo al vegetarianismo y, como nada amír~nica, en que no hay limitaciones que frenen la alegría
expresa mejor el alma humana que la cocina, de la bestiali- d,· vivir. Es la edad de oro invocada por Hesíodo y retomada
dad a la santidad. He aquí un bonito efecto de contraste, 1'11 numerosas variantes. Según este poeta griego, los huma-
cuando Heródoto nos presen ra, no lejos ele las tribus escitas, llUM vivían "como dioses, con el alma libre de inquietudes,
salvajesy sedientas de sangre, es decir caníbales, a un pueblo 11r11rtaclos y protegidos de las penas y las miserias; para ellos
maudirarnente angelical. Son los agripeanos (o arirnfeanos). nu pesaba la senectud miserable y con los brazos y las piernas
"Viven del fruto de una especie de árbol llamado póntico 1lmnpre jóvenes, se entregaban al esparcimiento. alejados de
[ ... ] Cuando ei fruto está maduro lo exprimen en un trozo de tuclo mal".
tela y extraen u11 licor negro y espeso. Succionan ese licor Este arquetipo ha sido retomado por las ideologías y los
mezclado con leche [ ...] Viven todo el año bajo un árbol [... ] tnuvimientos rnilenaristas -religiosos o secularizados-, que no
Nadie los insulta: de hecho se les considera sagrados.. No po- r r1im de anunciar una era de igualdad social, armonía y feli-
seen ningún arma ofensiva.Sus vednos los solicitan como árbi- I klnrl, con la diferencia de que 110 la sitúan al comienzo,
tros en sus dífercncías; quienquiera que se refugie en su país, 1111110 la edad de oro, sino al final de la historia. El buen
encontrará un asilo inviolable que nadie se atreverá a atacar." ..dl'l\je, personaje tan estimado po,· los filósofos de la Ilustra-
Mandeville supo de una isla donde vivían "personas bue- 1M111, contaba también una historia similar, trasladando a un
nas y leales, que Ilevaban una vida correcta [ ... ] No son ni r-r·unn,;o exótico la inocencia y la felicidad de los tíempos
orgullosos, ni envidiosos, ni perezosos, ni lujuriosos, ni coléricos, tn lmi ti vos.
ni glotones, ni odiosos, )' no hacen al otro Jo que no quisieran La segunda fórmula es la utopía, Esta sencillamente im-
para si mismos [ ...] En esa isla no hay ladrones ni. asesinos, ,li~u I~ abolición ele 1~ libertad: El fin proclamado -siempre
mujeres casquivanas, pobres ni mendigos, y en esa tierra nunca 1 II fellcldad-, se subordina al prmapto de la encada. Lo que
se dio muerte a nadie. Son tan cascos y llevan una vicia tan I ucnta es la comunidad, no el individuo. Se trata de regla-
santa como si fuesen religiosos, y ayunan todos los días". Tantas nwntar·meticnlosamente el mecanismo social, fijando el Jugar
virtudes parecen describir a un hombre casi inhumano. y 1•) papel que le corresponde a cada cual.
Caníbales o vegetarianos, brutos o santos. esos hombres ¿Descstructurar la sociedad, o reforzarla basta alcanzar una
diferentes no tienen nada en común, más allá ele su extraña. prirfocción hipotética? Era un debate delicado al que a menu-
naturaleza, que los distingue del hombre ordinario y de su d11 se convocaba al hombre dílereutc para que arbitrase.
mediocre condición. 'lodos los rasgos mencionados se combinan en múltiples
111111iguraciones, en las cuales los datos biológicos, intelectua-
lrN )' rodales presentan todo tipo de desviaciones respectode
h,~ realidades conocidas.
Uno de los primeros ejemplos de una construcción gío-
Edad de oro y utopía h,11 diferente es mencionado por Diodoro de Sicilia en su
lll/1/iotac, histórica, y se refiere a la famosa isla descubierta por
1111111,ulus en el Océano meridional. Isla diferente, en primer
El hombre diferente participa de una vida social diferente. lugnr, por sus condiciones de vida paradisíacas: "Los habitan-
Nos introduce en el corazón de sociedades ficticias. Estas so- trJI no experimentan ni mucho calor ní mucho frío. Reina alli

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E.N"J'KK.ELA.XCa. VI.A BESJ1.A
~'TACH;NDEJ~ HO;\lBR.EDIFERf.l\'TE

un otoño perpetuo ... Los días son constantemente iguales a mente a la esencia del hombre diferente: humano y no huma-
las noches... Habitan praderas donde encuentran todo lo ne­ no u 11! vez, es al mismo tiempo de aquí y de allá.
cesario para la vida, pues las bondades de la tierra y el buen Esta posición marginal justifica su incesante migración.
clima dan más frutos de los necesarios". t..l, lindes del mundo se desplazan sin cesar, y con ellas lo
En un contexto de esta naturaleza, los hombres se desta- hnre el hombre diferente.
can por su hermosa fisonomía, el cuerpo ágil y una talla de Para Homero, los confines del Meduerráneo se identifica·
casi dos metros. Tienen la lengua partida, lo que les otorga la IMlll con los del mundo. Después vino el espacio escita, las islas
facultad de producir todos los sonidos imaginables, hablar el brltímiaas, Africa del Norte, India Todavía más lejos, cl Extremo
idioma de los pájaros y conversar con dos personas a la vez. l>l'ic:nte fabuloso nutrió los sueños de una Edad Media que con-
Viven mucho, hasta los 150 años, sin sufrir enfermedades, y ilula, Después, en la época de los grandes descubrimientos. la
transcurrido ese tiempo se despojan de la vida por propia mhud sur del globo, eJ famoso continente austral y las islas del
voJun tad. Pero "una ley severa condena a muerte a todos los Pitcffico, se abrirían de par en par a las humanidades distintas.
contrahechos o defectuosos". Más lejos, siempre más lejos. Cada posición ganada por
El matrimonio es desconocido, se practica la comunidad lm exploradores era un refugio perdido por el hombre dife-
de mujeres y los hijos se crían en común. Los celos no existen; ttsnle, pero éste jamás cedió al pánico. La retirada se hizo en
tampoco la ambición. Viven simple y sanamente. Todo está orrhm, paso a paso.
rigurosamente reglamentado, las funciones públicas )' también Después del con tinence austral, sólo quedaría migrar al
la vida cotidiana, incluida la alimentación. El sistema social, rwndo cósmico. En principio, la Luna ofreció asilo. Después,
simple y preciso, en cierto sentido recuerda al comunismo. Mnrte, Venus y los demás planetas, posiciones que a su vez
Aquí, la despreocupación de la edad de oro se combina 1 ,mrfan negado el momento. Ultima solución: las estrellas, las
,1 con los rigores de la utopía, Esta síntesis recuerda algunos de Mnhtxias. Por lo menos éstas nunca caerán.
los grandes temas más recurrentes: integración en la naturale- Existe una variante panicular de esta migración espacial.
za, perfeccionamiento biológico, dones maravillosos del ser M1lk que saltar de un planeta a otro, algunos hombres diferen-
diferente, anulación de las contradicciones sociales y de los tr• se han orientado hacia el mundo inferior, introduciéndo-
tabúes sexuales. 11' un las entrañas de la Tierra. Es un espado más exiguo que
i,I universo galáctico, pern que en su justo valor se ha revela-
rlo suficiente para abrigar una gran variedad de formas biolé-
j¡lcas y sociales.
La frontera móvil

¿Dónde se encuentran las humanidades düerentes? Un poco Las islas, planetas del océano
por todas partes, muy lejos o muy cerca de nosotros.
Su primera vocación, que es siempre la más fuerce, es
instalarse en los confines del mundo, distribuyéndose a lo Otro concepto esencial es el de la insularidad.,:Atantas islas,
largo de la frontera que separa el espacio conocido del desco- mros tantos mundos, mundos en miniatura, mundos correen­
nocido. Una dlsposicíóu espacial que corresponde perfecta- undos. Lugares en que puede ocurrir cualquier cosa.

28 20
EISTRE EL ANCll \'L'\. UESJ1A 11RESE~fACIO~ D.IL 1-lO).UlR.E 01111!.Jllt,"l't

Como sólo nos queda la dificultad de elegir, he aquí una Además, frente a la escasez de planetas, las islas son
historia entre otras mil, contada por viajeros árabes obligados ,nrtioulannente numerosas, más numerosas aún en el plano
a buscar refugio en una isla perdida en los mares de la India.
Tuvieron la mala suerte de caer en una de esas comunidades
l mnginario que en el real. Hacia finales del siglo trece, Marco
1'1110· había contado nada menos que doce mll setecientas,
de mujeres de las cuales hemos hablado. 11ínlcame1ue en aguas de las Indias orientales! Una infini-
"De pronto, del interior de la jsla aparece una cohorte de 1h1d de mundos, cada cual con su especificidad. Mandeville,
mujeres cuyo número sólo Dios podría contar. Caen sobre los por su parte, estaba muy consciente del papel "multiplicador"
hombres, mil mujeres o más por cada hombre. Los arrastran rh·~empeñado por las islas.
hacia las montañas y los obligan a ser el Insrrumento de su "En estas islas hay muchas gentes diferentes. En una
placer. Entre ellas se produce una lucha que se repite una y viven personas de gran estatura, como gigantes, y son feos
otra vez y el hombre es poseído por la más fuerte. Los hom- tlt• ver; sólo tienen un ojo en medio de la frente y no comen
bres murieron de agotamiento uno tras otro... (extracto del miís que carne y pescado crudo. En otra, hacia el mediodía,
Libro de las maravillas de la lntlia}." viven gentes feas de forma y naturaleza maligna, sin cabeza y
Nada más que una isla. Partir es morir un poco, pero nin los ojos en la espalda y, en medio del pecho, una boca
partir por mar es morir un poco másrArllítcsis de la tierra turcída como una herradura. Y en otra hay gen les sin cabeza
firme, elemento indefinido, extraño, inestable, peligroso, el rem los ojos y la boca debajo de la espalda. En otra isla hay
océano planetario nunca ha dejado de atemorizar y seducir, quienes tienen la cara plana, sin nariz ni ojos )' que en lugar
invitando a viajes iniciáticos. Un periplo por mar se asemeja lle ejos tíenen dos pequeños orificios redondos y una boca
de algún modo a un viaje al Más Allá. El viajero abandonaba plana, como una hendidura, sin labios. Hay una isla con
el mundo para volver a la vida baio otros cielos, en mundos Ml!llles mal encaradas con el labio inferior tan grande que
diversos. runndo quieren dormir al sol se cubren toda la cara con él
En numerosas tradiciones el océano figura como e.!..9os fü1 otra isla más hay gentes tan pequeñas como enanos, aun-
.o!:igil!.:¡j de donde surge la creación, cuya manifestación es la que son más grandes que los pigmeos ..: Y en otra isla... )' en
tierra firme, la isla. Cada ísla aparece como el resultado de uun isla... "
una creación particular. (!:!_uestro mundo habi cado, ecuménico La isla, entonces, es un lugar privilegiado del hombre
(el conjunto Europa-Asia-Africa) según los antiguos, era sólo dlíereme en- todas sus encamaciones. Al mismo tiempo, es un
una grao isla rodeada de océano. J luboratorío de experiencias sociales inusitadas. Tradlcíoual-
Diseminadas en la inmensidad de un elemento distinto, urente las utopías se han instalado en islas.
durante largo tiempo las islas fueron consideradas un mundo Una categoría particular es la de las islas trascendentes,
cerrado, en una relación con el mundo conocido =nuesua 1¡uc ofrecen puntos de convergencia con otras dimensiones,
isla- similar a la que se establecería más adelante entre la 1111ís que nada en su variante paradisíaca, Situadas fuera de la
Tierra y los planetas. Hasta la distancia era comparable en 11 istoria, se revelan insensibles a la corrupción del tiempo y
términos de duración del viaje. La Luna está hoy más cerca proponen un perpetuo estado de armonía. Es el caso de algu-
que los planetas del océano que esperaban en la Edad Media tms islas indias, chinas o celtas (la famosa Avalon), e incluso el
a los primeros visitantes del planeta Europa. Una expedición pnrníso terrenal de los cristianos, buscado más allá de las aguas
Tierra-Marte daría una idea aproximada de la duración, las tlul océano por san Brandan en el siglo sexto, y por Colón mil
dificultadesy el desarraigo propios de una expedición en alta 1111os más Larde. La condición paradisíaca en su versión mo-
mar antes del comienzo de la época moderna. dernu puede ser más o menos edulcorada e incluso secularizada,

30 31
l'H1~::;1~,r..A<.:JONDEL uo,-10RE O.tfEREhTE

como el paraíso polinesio descubierto por los exploradores y con los Otros. Poco después, como consecuencia de las ülti-
los filósofos de la Ilustración. mas grandes exploraciones, que pusieron fin a la mayor parte
-"'Incluso sin identificarse con el Absoluto. a menudo la de los fantasmas insulares, al menos de los más extremos, vino
isla se presenta corno un lugar misterioso y fantástico en que In decadencia. Una decadencia sin duda relativa, que nunca
el viajero se ve cautivado por una red de sucesos y significados 1111uló del todo la seducción ejercida por la isla en cant~ l_ugar
que escapan a la razón ordinaria. rle misterio y d~o. La isla misteriosa de Julio Vemcdata de
-· Se iraia, evídememente, de un arquetipo cuyas formas se 1874. El ñiíto del "paralso polínésico", cristalizado en el siglo
adaptan a la evolución histórica, manifestándose con más o tllcciocho, se prolonga hasta nuestros días.
menos intensidad de una época a otra. En Homero, las islas De hecho, la insularidad nunca se limltó a las islas en el
o las riberas lejanas ocupan un lugar esencial en el Juego de las semído exacto del término. Formas de alteridad de tipo insular
alteridades: isla de Calipso, isla de Circe, isla de las Sirenas ... tnmblén se escondían en uerra firme. Son los rincones protegi-
También la Antigüedad clásica ha explotado el modelo insu- dos y conservados, perdidos en el interior de regiones de diücil
lar: Islas Británicas salvajes, islas de la Fortuna paradisíacas, acceso: bosques, montañas, grutas, desiertos, pantanos, sin ha-
isla de lambulus utópica¡ pero es evidente que el proyecto blar de aquellos espacios más vastos situados al interior de la
global de la alteridad ya no reposa básicamente en esa estruc- IJºlcrra o en las profundidades del océano. Igual número de
tura. El Mediterráneo se había vuelto demasiado familiar,mien- frorueras interiores tejen una red sobre el mundo y multipli-
tras que el Océano seguía lejano, ocupando un lugar bastante 1•1111, a veces a dos pasos de nosotros, las entidades dífcrcmes,
marginal en el imaginario geográfico de griegos y romanos. • ;:;La supervivencia de la isla en tamo mundo diferente en
Los pueblos fabulosos estaban situados preferentemente en In época con temporánea exhibe dos aspectos, Por una parte, la
los confines del mundo, en zonas más continentales que ma- proyección en el espacio, siguiendo la progresión de la. fron-
rítimas: Africa, Escitia, lndia. tern. móvil. Islas del espacio, surgidas del caos cósmico, los
Por su pai·te, la cultura medieval europea se encuadró en planetas se inscriben en la tipología fundamental de la isla
dos polos de lo extraño con preponderancia oceánica, por rumo creación independiente,domicilio del Otro, puerta abier-
tanto insular. Por una parte el Atlántico, depósito del imagi- 111 hacia el Absoluto.
nario celta y escandinavo, y por la otra, el océano Indico, Por otra parte, y pese a una exploración terrestre que
donde los mitos antiguos se ampliaron con el aporte árabe y "p,trentemen te se ha agotado, bastiones de Jo extraño resis-
se popularizaron gracias a los viajeros de fines de la Edad tleron o fueron implantados un poco por doquier, cubrien-
Media. Marco Polo y Mandeville se encuentran en la cresta de 11l1 la faz de la Tierra de acuerdo a las necesidades de la
la ola, testimoniando una auténtica obsesión por los mundos rnusa, Sin ser enteramente ignoradas, las islas del océano
insulares. ofrecen soluciones de aislamiento cada vez menos eficaces;
Esca obsesión contribuyó de manera decisiva al desenca- ~l espacio acuático -con excepción de las profundidadesabi-
denamiento de una de las aventurasmás importantes conoci- sules- se ha transformado más en vínculo que co obstáculo.
das por Ia humanidad: la saga de los g,.mdes descubrimientos. I JI alteridad radical se mantiene mucho mejor en ciertos
La búsqueda de islas )' orillas -reales o ímaginadas- llevó a los rincones. protegidos por barreras inexpugnables en lo más
exploradores de un extremo a otro del mundo. Durante el profundo de los continentes. La prodigiosa comarca tú las caaemas,
siglo dieciocho, en la época de la Ilustración, la isla conserva- Imaginada en 1896 por J. E. Rosny el mayor, el Mundoperdido
ba su status como espado privilegiado de la utopía ~- como ilc Arthur Conan Doyle, publicado en 1912 y que sigue sien-
lugar posible. de eocuentre-con-la-e..xtr_afi~ más que nada do el gran clásico del género, los territorios de los hombres
~-
32 33
'E:'ITREELA.~CtL \'l..1\ BESTIA

salvajes contemporáneos o de los últimos dinosaurios, pero Muy complicada en apariencia, en realidad la teoría del
también la civilización evolucionada que buscaba el coronel hnmbre dífererne es bastante simple. El Otro puede surgir de
Fawcetr en Ia Amazonía, sin olvidar las bases sobre todo sub- euulquier parte a condición de que se solicite su presencia. Si
terráneas de los extraterrestres, representan algunos puntos ll' desea, si lo llamamos, ni el espacio ni las vías de acceso
de un a,·chipiélago de lo extraño que se ha imbricado en ..,, .in un problema. Todo se someterá, dócilmente, a las re-
nuestro mundo. 1111• del ímagtuario.
La fascinación de la isla y el significado de la insularidad
en tanto manifestación de la alteridad radical siguen en activi-
dad. Se trata ele una inclinación del espíritu que pertenece al
patrimonio esencialde lo imaginario.
El principio de elusividad

l>1·~graciadamente, no es fácil entrar en contacto con él. De-


¡Están por todas partes! J11111lu de lado a los seres comunes y corrientes a quienes a
fllC"C'K otorgamos los rasgos del hombre diferente, éste resulta
..,,, tremendamente discreto. Un estado de gracia o un golpe
Estamos lejos de haber agotado todas las posibilidades. La d1• ~11e1ie parecen condiciones indispensables para disfrutar de
más inquietante es que ellos están entre nosotros, en la ciu- 111 compañía, y es una aventura reservada a los iniciados o
dad. No los distingue ningún signo exterior; o casi ninguno; 1111,ulos por el azar. Se podría aventurar, parafraseando a La
se parecen mucho a nosotros, lo que los hace tanto más pcli- Rt1,•hefoucauld, que el hombre diferente es como los aparecí-
grosos. La comunidad está minada desde su interior. d1111 iodos hablan de ellos, pero pocos los han visto,
Se trata de algún Otro que se ha apoderado de nuestro .Jurnás hemos visto y probablementenunca veremos a los
rostro (un extranjero, un extraterrestre), o bien de un miem- hlrmik, los yetls o los extraterrestres paseando por nuestras
bro de la comunidad al cual le atribuimos un alma distinta, e ..,11t,s. Parecen poco inclinados a enviar delegados a reunió-
incluso un aspecto físico en vías de volverse diferente. En este ttr• planetarias o interplanetarias, o a dejarse entrevistar en
último caso, la alteridad normal se desplaza hacia formas radl- dh Nilo. En cuanto nos acercamos, huyen. La mayoría de los
cales que la comunidad ya no puede tolerar, Fne, en p~rticu- murtales sólo puede tomar nota de su existencia fiándose de
lar, el caso de los judíos en la Alemania nazi o del enemigo de 1r•1l111onfos.
clase en el mundo comunista. Elusividad es la palabra propuesta para definir este in·
Y después, si se quieren encontrar seres diferentes a cual- ll'llnlnable juego de las escondidas. Bernad Méheust la utili-
quier precio, nada impide dejar de lado las coordenad_a~espa- 11\ en 1978 para caracterizar el fenómeno de los platillos
ciales. Por lo demás, es casi inevitable en el caso de los visitantes w1h1tlures. ] ean Bruno Rcnard la retorna en una acepción
obligados a recorrer millones de años luz. Se puede también 11111• extendida; según él, esa "propiedad de ostentación y
suponer la existencia de mundos paralelos, imbricados con el 111111!:1" corresponde "a todos los fenómenos misteriosos, des-
nuestro o situados en otra dimensión, lo que desemboca en la dl• lns criaturas terrestres desconocidas hasta los extraterres-
abolición del espacio clásico: una solución radical que resuel- 11 r~, pasando por los fantasmas y las manifestaciones
ve todas las dificultades. 1111r:1 psicológic.1s".

34
l1IIBS8\l;\CION l>f.L l·IO~ll\Rt: OJFERDll'E.

Estamos en el dominio de las creencias. Nadie podrá mal, un mundo que no conoce los tabúes sociales sino única-
demostrar jamás que el hombre diferente es un ser real. Tam- mente las leyes de la naturaleza. El sexo y la sangre no pade-
poco nadie podrá demostrar su inexistencia. een ninguna limitación. El incesto y la antropofagia no
11pareceo como crímenes, puesto que el crimen no existe. Su
lrecuencia devela pulsiones ocultas, mconfesablesy reprimidas,
recubiertas por el barniz de las civilizaciones, que se transñe­
ren a sociedades diferentes donde nada les impide florecer.
¿Por qué? (~e este modo, se puede ser incestuoso y caníbal por uuerpó-
alta persona.
Pero, por otra parte, frente al imperio de los sentidos se
La búsqueda del hombre diferente es una de las aventuras más encuentra el imperio del espírnu. La naturaleza es objeto de
fascinan tes del espíritu humano. Inaprehensible y obsesionan· repudio, todos los puentes hacia ella se rompen. El hombre
te, no nos ha abandonarlo ni un solo momento desde el co- 1¡1.tlere liberarse de la materia, aspira a sobrepasar su condi-
mienzo de la Historia. Pertenece al núcleo duro del imaginario; l'lón por la fuerza de su inteligencia y su alma. Es la vía de los
\1\rj_mos en simbiosis con él. Pero, ¿por qué? La pregunta se renquistadores, los sabios y los santos. La dominación del
descompone en múltiples elementos. mundo, el conocimiento del Absoluto o la elevación espiri-
¿Juego o participación "real" en lo que llamamos "expe- lunl hasta la identificación con Dios son los grandes objetivos
ciencia mítica"? ¿Sueño o hipótesis científica? ¿Artificio literario 1¡11c se buscan con ayuda de modelos que sólo el Otro puede
o perspectiva filosófica y religiosa! ¿Psicosis o comprobación ¡irocurar.
de sensatez? La famosa réplica hamletiana deja abiertas todas A veces ocurre que estas tendencias contradictorias se
las posibilidades: "Hay cosas en el cielo y en la tierra, Horado, nncucnrran. El dios y' la bestia se asemejan en su rechazo a la
que tu filosofía no alcanza a soñar". mediocridad humana y en su sentido profundo de una líber·
En cualquier caso, nada es gratuito ni inocente, ni siquie- tnd Ilimitada.
ra el Juego o el sueño. Nos corresponde por lo lamo buscar Aunque de algún modo el hombre diferente no es más
un principio uníficador. 1¡11c el hombre real de modo vicario, la criatura, una vez de-
De lo que se trata es de la condición humana "normal", (lh5itada en el mundo, comienza a vivir su propia vida, recdi-
condición confinada a un espacio biológico, intelectual, mo- laudo la famosa historia de Frankenstein, Reflejo de nuestra
ral y social particularmente exiguo. Estamos programados desde rnuciencia, se convierte asimismo en entidad Independiente.
el nacimiento. Los caminos se conocen por anticipado y no es C :omicnza a poblar el mundo mientras lo buscamos desespc-
posible escapar a las reglas, como no sea por Intermedio del I udamente para en con trar elementos de comparación. A menos
hombre diferente. Este e,--presa a la vez un sueño de regrC: 1¡11c lo consigamos, corremos el riesgo de quedarnos solos
sión y una sed de perfeccionamiento. Situado a medio carni- pnru siempre, sin comprender nada esencial sobre nosotros
no entre la naturaleza salvajey el delo de los dioses, el hombre mismos, sobre nuestro destino, nuestro lugar en el universo.
es tentado en igual medida por los dos extremos de la exis- K• ubsolutamcmc necesario romper los estrechos muros de la
tencia. prisión en que está encerrada la humanidad; sin embargo, en
El universo primitivo lo seduce: rico y exuberante, des- prrscncia de un mundo inaprehensíble e incontrolable el hom-
provisto de restricciones, sus contornos son cambiantes y a i,re experimenta sentimientos encontrados, curiosidad y te-
menudo monstruosos. Es el mundo de antes del bícn y del mor, deseo e inquietud. La isla de los caníbales y el platillo

36 37
II
8'1RE EL A.~CEI.V LA BESTIA

volador ele los extraierrcsircs nos atraen a una aventura cuyo


desenlace desconocemos.
El hombre diferente encarna los misterios de un univer- MONSTRUOS Y SALVAJES
so inagotable. sus promesas y sus peligros. Siempre, obsesivo,
el canto de sirena y su equívoco mensaje: conocimiento, ar-
monía, amor, vida eterna o muerte, desaparición en la nada ...
La aspiración religiosa se detecta sin dificultad. El Otro
puede convertirse en guía espiritual o salvador. Es el caso de
las islas paradisiacas habitadas por los justos o, más reciente·
mente, de los extraterrestres que anuncian el fin del mundo y
una especie de juicio final. Una gran isla llamada "Ecúmene"
Además de sus cualidades arquetípicas, el hombre dife-
rente se destaca por una serie de rasgos secundarios y cam-
hiantes. Adaptable por excelencia, es un ser camaleónico que
siempre sabe adoptar un aire de circunstancias. Basta con l)ur,mte las primeras fases de su evolución, el hombre dife-
mirarle a la cara -sicrnprc otra- para comprender lo que i1os rente se adaptó a un esquema geográfico originario del Cer-
ocurre. Cada cultura, cada época, cada generación, cada ideo- cano Oriente y retomado y perfeccionado por los griegos. El
logía se expresa por su propia producción de hombres dife- mundo habitado, o ecúmene -oiku,nén~ renía en sus orígenes
rentes. Para el historiador, se trata de un indicador esencial. In forma de un circulo o un rectángulo. Una gran isla 'rodea-
La historia del Otro, decodificada, deviene nuestra propia dll por el río Océano, cuya ribera exterior daba al espacio
historia. lndefinldo, en cualquier caso desconocido. Las tierras de los
El hombre diferente refleja a la vez la permanencia del eonfines del mundo -situadas a lo largo de la ribera interior o
espíritu humano y sus avatares a través de la Historia. Hábla- 1111 islas- ofrecían el espectáculo de las maravillas o anomalías
me de tu hombre diferente y te diré quién eres. mñs diversas, evocadas por Homero, Hesíodo y otros poetas
de la época arcaica.
En el frondoso decorado de estas tierras, uno de los ele-
mentos esenciales era una pradera suave y florida, símbolo de la
vida, del nacimiento y también de la muerte. Morada de dio-
lWS y diosas, como la famosa isla de Calipso; residencia de
seres monsauosos: gorgonas, glifos, cíclopes, sirenas; residen-
ein también de pueblos felices para los cuales Ja historia se
había detenido en fa edad de oro y que, en consecuencia,
nada sabían de nuestras inquietudes y miserías. Los etíopes
pertenecían a ese espacio ahistórico; según Homero, vivían
nlegremenre y compartían sus festines con los dioses.
Como vemos, en esta amalgama originaria los tres com-
ponentes del universo-naturaleza, hombre y dios- todavía no
Me han separado.

38 39
'.t.101\~UOSYSAL\'AJE.."i

Después, a partir del siglo sexto a.C., los sabios asumie- correspondía a grandes rasgos al territorio grecorromano. Un
ron la responsabilidad del mundo. Modificaron algunos deta- poco más lejos hacia el norte, un poco más allá en el sur. se
lles, pero el ccllficio se mantuvo sobre los víejos cimientos. El Miraba en un completo desastre climático. Ya hacia las fron-
río Océano se convirtió en un océano auténtico con sus ma- teras del imperio romano las cosas comenzaban a deteriorar-
res adyacentes. Al interior de la gran isla, se individualizaron Me. Exiliado en Tornis, en las playas del mar Negro, en los
tres continentes; Europa, Asia y Africa. No cambió nada esen- ronfines septentrionales del imperio, Ovidio parece trocar su
cial. Las relaciones entre el centro (Grecia) y la periferia (los ccndiclón de poeta por la de explorador del Artico. En invier-
bordes del Océano) siguieron sometidas a los mismos críte- 110 toma trozos de vino solidificado, y comprueba que ele nn
rlos y valores. ;t1io a otro la nieve no alcanza a derretirse.
Inventado por los gríegos, el método cienófico no se Más lejos, en el país de los escitas, al norte del mar Negro,
opone a la mítologia o a su parodia, que es la ideología. Lejos hi.o1 condiciones climáticas eran todavía.peores, lo que explicaba
de anular los mitos, la ciencia los analiza, los transfigura y .,¡ salvajismo de los habitantes. Después venía el frío absoluto,
acaba por asimilarlos en su nueva forma. en una región donde, según Diodoro de Sicllia, "a los hom-
bres se les dañan las extremidades de los miembros por el
roce de sus ropas [ ... ] hasta el fuego pierde su fuerza, y las
ratntuas de bronce se parten". Estas cosas terribles pasaban a
111111 latitud menor que la de Moscú o San Petersburgo.
Lo muy frío y lo muy caliente En sentido contrario se hallaba la misma degradación.
~l!n los confines ele Egipto y del país de los trogloditas
-slempre según Diodoro-, el calor es tan excesivo que al me-
Los griegos amaban la simetría: creían en las virtudes de la dlodía los habitantes no pueden distinguirse entre ellos, tan
geometría y la lógica. El hombre normal debía habitar el thmso es el aire." Cerca del ecuador la vida se hacía entera-
centro del mundo (Grecia, el Mediterráneo). A mayor aleja· mente imposible.
miento de esa ,·cg.íón, la alteridad $C hacía cada vez más mani- La geometría daba la mano a la ideología.Juntas concu-
fiesta. La naturaleza, el clima, los seres y las sociedades ftl'l:111 para hacer del mundo grecorromano el territorio exclu-
participaban en este juego determinado por una geografía 11\IO de la normalidad geográfica y humana. Grados de alteridad
fuertemente ideologizada. 1mlM y más acentuados separaban ese territorio de las regiones
Una teoría de los climas particularmente rigurosa exa- heladas y quemadas del polo y el ecuador.
cerbaba las diferencias y enmarcaba la noanalidad en un te·
rritorio limitado. La teoría llamada de las "cinco zonas",
atribuida al filósofo Parménides (siglo quimo aC.), sostenía
que en la esfera terrestre se sucedían de un polo a ou·o una
zona fria, una zona templada, una zona tórrida a ambos lados Viaje alrededor de la Tierra I: el Gran Norte
del ecuador y nuevamente una zona templada y una fría.
Hasta aquí no hay nada peculiar; la dísposición se aseme-
ja a los datos climáticos reales. Salvo que, en la interpretación No~ proponemos recorrer rápidamente la periferia del muo·
de los antiguos, cuando un territorio era frío o cálido, Jo era rl11 1111 tiguo. Nos acompañan guías competentes: Heródoto y
siempre. La zona templada, prácticamente la única habitable, I lincloro de Sicilia, amores de grandes hístorías universales,

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El\TRE EL AKGEL \' I.A Ht'SJ'JA MONSTilUOS YSALVA]l'S

El Sur ofrece en primer lugar una rica colección de mons-


truos; esos confines meridionales expuestos al sol, príncipe Vl,aje alrededor de la Tierra ill: periplo indio
supremo de la vida, se destacaban en el dominio de las inven-
ciones biológicas. N"ada igualaba a la india en términos de alteridad. Desde un
En África interior, "los habitantes llenen un aspecto mons- punto de vista geográfico, se situaba en el vértice de dos ex-
truoso; unos carecen de nariz y su rostro plano posee las tremos que se reforzaban recíprocamente: la zona tropical y
facciones más deformes: otros tienen la boca tan estrecha que los confines ele Oriente. Era el fin del mundo por excelencia.
sólo pueden alimentarse por un pequeño agujero mediante Una civilización irrefutable y refinada se mezclaba con mani-
una pajilla de avena; algunos no tienen lengua, y se hacen festaciones de una vida primitiva. Además, India no sígníñca
entender por gestos y signos" (Solio). rolo la India propiamente dicha, sino toda el Asia de los mon-
La galería de monstruos africanos continúa con los hom- zones, región inmensa que tanto al sur como al este se abría a
bres salvajes peludos, los sátiros, los ctuocéfalcs, los blemis y lo desconocido.
los himantépodos, que se deslizan y arrastran en vez de andar, Circulaban los rumores más diversos sobre las condicio-
pues sus piernas son flexibles. nes climáticas y-naturales del espado indio. Curdo Rufo creía
Aunque se pone el acento en la monstruosidad física, que las estaciones estaban invertidas: cuando hacía calor en el
ésta va acompañada por anomalías sociales y morales; en un Mediterráneo, nevaba en la India. Según Ctesias, allí no llovía
campo en que el Norte ofrece elección entre el bícn y el mal, nunca; sin embargo, los vientos eran extremadamente fuer-
los países demasiado cálidos presentan la imagen de una vida tes, .. La naturaleza se caracterizaba por su abundancia y su
social profundamente alterada. gigantismo. La altura de los árboles cm mi que no había fle-
Así pues, los trogloditas viven en cavernas y sólo comen cha que llegara a su copa (Virgilio). "En la India nacían los
carne de serpiente; "no conocen ningún idioma y, más que animales más grandes"' (Plinio). Los perros, de talla impresio-
hablar, silban" (Solin). Los ictiófagos "viven completamente nante, se enfrentaban a los leones; las ovejas y las cabras eran
desnudos, tienen los rebaños y las mujeres en común, y tam- más grandes que los asnos (Ctesías), y las hormigas eran "tan
bién los hijos; no conocen más sensaciones que el placer y el ¡¡1ru1des como el perro más grande" (Pomponio Mela). No
dolor; no tienen ninguna idea de la honestidad y la belleza; lnltaban los animales monstruosos. en primer lugar la mantí-
hacen sus casas cerca del mar, en rocas con muchas cavernas, cora, "con cara de hombre, talla de león y la piel roja como
precipicios y desfiladeros, y se comunican entre ellas por cinabrio" (Ctesias).
pasajes tortuosos". Carecen de armas. Se alimentan únicamente Era el país de los contrastes. Algunos indios se distin-
de pescado (Diodoro ele Sícilia). guían por una talla de cinco codos y dos palmos (casi tres
Otros seres humanos, todavía más raros, no se interesan metros), lo que les permitía montar en elefante con tanta
por nada y hablan solamente por s.ígnos. Los gamfasantes 111.áilidad como un hombre normal monta a caballo. Y en el
rehuyen la eompañía de otros hombres. Entre los atlantes, centro del país había pigmeos, hombres negros de talla muy
"nadie tiene un nombre propio"; son gentes qne detestan el pequeña: "los más grandes sólo alcanzan los dos codos; la
sol {Solin). Tienen toda la razón, pues el calor excesivo debi- mayoría no pasa de uno y medio" (Ctesias).
lita la personalidad y las relaciones humanas. Algunos superaban el centenar de años y vivían hasta los
Una última característica africana es la longevidad. Se- doscientos años en perfecta salud. "No sufren ni dolores de
gún Herodoto, los etíopes vivían 120 años. Los rnacrobios eubeza, ni enfermedadesde los ojos, ni les duelen las muelas.
batían tocias las marcas: mil años, según ciertos autores. .Jumá.\ tienen úlceras en la boca, ni ningún otro mal" (Ctesias).

44 45
f.lintE EL ANGEL Y L\ BESTIA ~IOSS'l'KUOS VSAl.\'A,fES

Pero la esperanza de vida de otros se reducía al mínimo; había een con dientes y pelo blanco, gentes que tienen "las orejas
mujeres que concebían a los cinco años y no pasaban de los bllt largas que se tocan una con otra, y que les envuelven la
ocho. ,_palda y los brazos hasta el codo", hombres "que no comen
Los elementos de la civilización presentaban contrastes y viven únicamente del perfume de las flores", sciápodos,
similares. La profusión de ciudades y su riqueza, el lujo ex- blemls ...
traordinario de los reyes, coexistían con una humanidad pri- Pero, más allá de codo esto y no obstante la riqueza y el
mitiva que a veces lindaba con la animalidad. hilo feecucntemerueinvocados, la India era reputada por la
Los pigmeos figuraban enu·e los representantes de esta •hnplicidad, sabiduría y espírhu de justicia de sus habitantes.
última clase. Su pelo, muy largo, les Uegaba a las rodillas y "lhs1nclios son muyjustos" (Crestas): "Muy justos" también se
hasta más abajo. "No usaban ropa, pues para ello ten ían el runsideraba a los pueblos marginales como los pigmeos o los
pelo y la barba [ ... ] Como tienen todo el cuerpo cubierto rtnocéfalos. Eran admirados sobre todo los sabios que impre-
de pelo, se lo ciñen con un cinturón y en consecuencia no lllunnban por su desapego de los bienes del mundo y por su
necesitan ropa.• "Tienen el miembro viril largo y grueso; les f\11:1,za espiritual y moral "Se ejercitan en la práctica de la
llega a los tobillos," "Son hábilescon el arco [ ... ] cazan liebres resisrencla [ ... ] Algunos pasan todo el tiempo enteramente
y zorros. En vez de perros, para cazar usan cuervos, milanos, rt1,111udos y endurecen su cuerpo tanto con el agna helada del
cornejas y águilas" (Ctesias). Suele invocarse su tradicional C 4\ucaso como exponiéndolo a las llamas sin exhalar quejas.
conflicto con las grullas. Según Aristóteles, los pigmeos vivían F..ie desprecio del dolor les procura una gran gloria y les vale
en cuevas; Plinio afirma que "construían cabañas con barro, rl título de sabios" (Valerio Máximo). La concepción pitagóri-
plumas y cáscaras de huevo". r:1 de la inmortalidad del alma encontraba asimismo un terre-
Más cercanos todavía a la naturaleza salvaje estaban los no fecundo en el ámbito indio.
cínocéfalos que vivían en las montañas. "Son hombres con cabe- El mensaje esencial que trasmitían los indios parece ser
za de perro que se cubren con pieles de animales salvajes. No l111rascendencia ele la condición humana mediante la concen-
tienen idioma; ladran como los perros [... ] Comprenden la len- lrn11lón de las fuerzas del espíritu, hasta el punto en que la
gua india, pero sólo pueden responder con ladridos y signos... muteria. y las funciones biológicas se vuelven dependientes de
Se alimentan de carne cruda [ ... ] Es una nación que puede 111 voluntad. La vía india conducía a un estatuto de hombre
llegar a los ciento veinte mil individuos [... ] Viven de la caza y ,UFcreme: fuertemente espiritualízado, hasta cieno punto des-
no ejercen ningún oficio [... ] Mantienen rebaños de ovejas, nuncrlallzado.
cabras y burras, cuya leche beben." Los cmocéfalos vendían a El cristianismo debía de reconocer en este modelo algu-
los indios ámbar y púrpura extraídos de las planeas a cambio de 1111~ de sus verdades fundamentales: preeminencia del alma y
harina, telas y armas, "Muy hábiles con el arco y la jabalina", Nll Inmortalidad, desprecio de la muerte, reconocimiento de
vivían en cuevas y se vestían con pieles curtidas. Su anatomía 1111 dios supremo. Las referenciasele san jerónimo y san Agustín
• presentaba también "una cola bajo las nalgas, como la de los 11 lu secta de los gimnopedistas son significativas.Estos sabios
perros; pero más larga y peluda". Se apareaban como los perros Ne abstenían de procrear y vivían "a orillas del Ganges, del
y cualquier otra postura les parecía bestial. Además, era notable fruto de los árboles o de alimentos sencillos como arroz y
su longevidad, que alcanzaba los doscientos años; "De todos los harina", El rey "los veneraba y creía que la paz de su provincia
hombres, eran los que más tiempo vivían" (Ctesias). Ne debía a sus oraciones". Adoración de Dios y abstinencia: el
Se añade toda la colección habitual de desviaciones bio- •1lcmplo indio reforzaba los principios cristianos, ilustrando
lógicas: hombres sin boca, hombres sin ano, bebés que na· Nll alcance universal.

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MOXSTRUOS YS,'\l.V:\fES

-pot' sus ritos de inmortalidad, que incluían una forma espec-


Una humanidad fragmentada tacular de enviar mensajes a su dios Zalmoxis: "Cieno núme-
ro de gctos, cada uno con tres pillas en la mano, forma filas.
· mientras los demás sostienen por los pies y las manos al que
En la civilización grecorromana, el hombre diferente en el será enviado a Zaímoxís, Lo hacen oscilar y lo lanzan al aire
sentido más preciso del término sólo representaba un caso pnra que caiga sobre las jabalinas". Más allá del exceso, se
limite dentro de un sistema de desigualdad innata, una dispo- trata de la proyección en el espacio geto, como entre los
sición muy jerarquizada de los seres, las comunidades y las indios, de los principios pitagóricos de la inmortalidad. Las
categorías sociales. Se hallaba en el extremo de la escala, en márgenes del mundo servían para disponer una red de labo-
el puato justo en que el humano se acercaba a otra condi- ratorios donde podían experimentarse y tomar cuerpo las ideas
ción: divina o bestial. Pero la transición era gradual, y se ins- abstractas y las construcciones utópicas de los griegos.
cribía en el espacio y en el imaginario social. El mismo sistema de. segmentos estructuraba el país de
Desde el centro del mundo a la periferia, se atravesaban los escitas. Según Herodoto, los más cercanos al Danubio y el
círculos sucesivos de alteridad. Tracia, situada entre Grecia y mar Negro practicaban la agricultura y vivían de sus ~roduc·.
el Danubio, representaba por ejemplo una zona intermedia, tos; más lejos estaban los peones, "que sembraban el mgo, no
reuniendo y separando la ciudad griega rigurosamcmc es- para preparar su alimento, sino para venderlo". Más lejos aún
tructurada y la inmensidad informe del espacio escita. Este ;e hallaban los nómades, y en la última .línea los neuros (bru-
país aseguraba la transición entre los dos polos opuestos de la jos) o los andrófagos (caníbales).
cultura y la naturaleza. Era una región de con trastes y de Esta geometría espacial era transportablea la escala del
excesos, menos acusados )' menos graves que los que se com- tiempo. Los bárbaros más cercanos geográficamente -los tra-
probarán más al norte, pero que igualmente chocaban con el cios, por ejemplo- poseían rasgos similares a los griegos del
justo medio, del cual sólo los griegos poseían el secreto. período arcaico. Los pueblos de _Los confines ~el mun?~ se
Los tracios no eran caníbales ni lncestuosos; se contentaban Inscribían en un ucmpo mucho mas remoto, el tiempo ongma-
con ser polígamos. El poeta Menandro, citado por Estrabón, río de antes de la Historia ( el reino de Cronos, la edad de oro).
ilustra con precisión su amor inmoderado por las mujeres: El espacio normal por excelencia era la ciudad, crea-
"Entre nosotros uno nunca se casa coa menos de diez, once o aíón propiamente humana. loan politi/:on; el sintagma _for·
doce mujeres, si no con más. Y si por azar a alguien lo sor- mulado por Aristóteles e invocado a menudo para definir al
prende la muerte sin haberse casado con cuatro o cinco, ¿sa- hombre, comprende, además del concepto derivado de "ani-
béis qué dice la gente del país? ;Pobre! Ni ha estado casado, mal político", el sentido original de "animal urbano" (de
ni ha conocido el amor!". Se caracterizaban asimismo po,· su ¡111/is ciudad, urbe). El ülósofo explicaba su pensamiento: "El
temperamento inestable, rebelde a cualquier disciplina y es- que por naturaleza y no por azar no tiene ciudad, es menos
fuerzo sostenido, y por su falta de mesura, ca la bebida tamo 11 es más que un hombre". El dominio extraurbano pertcne-
como en el matrimonio. Ernn unos bebedores inveterados. oía a la naturaleza,a la bestia o a la divinidad.
Como la alteridad es una fünción de la distancia, las Pero la ciudad también se estructuraba en segmentos,
tribus tracias más alejadas presentaban particularidades toda- que seguían unaJerarquía biológica y social que correspondía
vía más definidas. Instalados en fas orillas del Danubio, los cm cierto sentido a los principios espaciales de la disposición
getos le parecieron a Herodoto los más justos entre los tra- de los pueblos. La mujer, ser humano incompleto, formaba
cios, y de una valentía ilimitada. Se distinguían sobre todo "la mitad salvaje de la dudad" (P. Vidal-Naquct): el niño, el

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ENmE n, ANGEL '11 LA Hl-:sTIA t,lONSTRUOSY SALVAJtS

esclavo, el artesano ocupaban a su vez posiciones subalternas, ll)()lfile.s insólitas, sólo era la proyección de un gran abanico
En realidad. la normalidad que se invocaba como punto de de fantasmas que oscilaba entre una definición muy restrictiva
referencia sólo se encamaba en un núcleo muy concentrado. de la condición humana y la abrogación de todas las normas.
Las enfermedades constituían un caso aparte. Una estre- La promiscuidad y la sabiduría, la ferocidad y la sanudad, la
cha ligazón unía en el pensamiento griego la belleza física Hl1ldez del un íverso moral ilustrado también por monstruosi-
(por lo menos la normalidad fisica) y la belleza ( o la normali- dudes físicas, no pertenecían a algún país Iejano, sino al espí-
dad) espiritual. Ese prejuicio atravesaría los siglos. En el interior l'lu1 de los habitantes de la ciudad. El hombre diferente era la
de las ciudades, los enfermos, con sus deformidades, corres- expresión -muy dramatizada- de una cierta concepción del
pondían a los pueblos monstruosos de los confines. Rozaban IC!V humano (una humanidad fragmentada) y de un deseo de
el límite inferior de la condición humana, y a veces también, plenitud (la desaparición de las díferencias y las prohibí-
por el contrario, el registro superior (como algunos héroes eloues).
"marcados" fisicamente). La ciudad, en todo caso, no podía
tolerar a estos "extranjeros",
Platón agradecía cada día a los dioses por haberlo hecho
"hombre, libre y ateniense", es decir, un ser humano normal y
completo. Así pues, la condición humana estaba drástlcamen- bes hunos, ¿seres humanos o animales feroces?
te limitada y la humanidad profundamente dividida en fun­
ción de las relaciones con una imagen ideal. Pero también se
manifestaban otras tendencias que tendían a borrar las fron- IJ1 Antigüedad se sume en una pesadilla: la periferia se desliza
leras y las prohibiciones. huela el centro. La invasión de los bárbaros fue experimentada
El culto de Dionlso, que culminaba en orgía o "éxtasis I orno la irrupción ele lo extraño en el seno de la normalidad.
dionisiaco", intentaba reunir aquello qne la ciudad separaba: 1•111• lo menos, los pueblos germñnícos y los eslavos venían de
hombres y mujeres, amos y esclavos. La trasgresión se mani- 1111 espacio relativamente cercano. Pero la aparición de habi·
festaba sobre todo por el consumo de carne cruda, gran salto 1111\lCS de las márgenes del mundo -extraterrestres propiamen-
atrás hacia el estado natural, h: dichos- sólo podía provocar el más puro terror. La alteridad
El cinismo, la expresión filosófica del culto dionisiaco, mdical de la que se investían no cedió iras el contacto; por el
preconizaba la anulación de todos los tabúes. El incesto, la nmtrario, el temor sólo exacerbó los datos iniciales. Este fue
antropofagia, la comicia cruda debían entrar en el orden nor- 1111 rparticular cl caso ele los hunos, cuyos rasgos reales se presta-
mal de una condición humana radicalmente redefinida. h,111 mucho a la transfiguración: venían ele muy lejos (de Asia
Por el contrario, el movimiento órfico, una tendencia l:Unu·al), pertenecían a otra raza y eran nómades, lo que los
desarroUaday sistematizada por el pitagorismo, proveía la afir- •ltrnll>a en las antípodas de la civilización grecorromana.
mación de valores espirituales, intentando acercar al hombre Ammien Marcellin, historiador del siglo cuarto, esboza
a los dioses. Sus partidarios eran vegetarianos, en oposición a ~ti retrato en un pasajejustamente célebre de su Histoire romaine.
los comedores de carne eruela, es decir; a los antropófagos en 'l'ms haberlos caracterizado como una "raza salvaje" y de "una
potencia. lerocldad que sobrepasa la imaginación", dedica más tiempo
Curiosamente, estos filósofos inconformistas se parecen 11 algunos detalles muy sugerentes:
a ciertos hombres diferentes que hemos encontrado. En efec- "Desde el nacimiento de los niños varones, los hunos les
to, el mundo exterior, con sus con.figuraciones biológicas y marcan las mejillas con profundas cicatrices, para destruir

50
)':..'Jl'REEL J~~CEL V L\ BESTIA iMONSl'KUOS''SALVAJES

todo germen de bozo. Estos seres crecen y envejecen imber-


bes, con el aspecto odioso y degradado de los eunucos. Pero
son codos robustos, con miembros fuertes y cabeza voluminosa; La Iglesia acoge al hombre diferente
y un excesivo desarrollo de las espaldas presta a su contextura
algo de sobrenatural. Se diría que, más que seres humanos, Para encontrar hoy en elfo al hombre diferente, basta con ir a
son animales bípedos, o como esas raras figuras que el capricho 'Vézelay. Allí pueden admirarse hombres diferentes de piedra;
del arte sitúa en relieve en las cornisas de un puente. Costum- ésta, a falta de vida, les da un aire de perennidad, En el
bres cercanas al animal responden a su exterior repugnante. tímpano de la basílica se hallan reunidos en tomo de un solo
Los hunos no cuecen ni sazonan lo que comen, y como ali- Dios pueblos reales y pueblos fabulosos, hombres salvajes o
mento les bastan las raíces salvajes o la carne del primer ani- con grandes orejas, cinocéfalos y pigmeos. ¿Cómo se explica
mal que pasa ante sus ojos, que dejan ablandar unos días la presencia en un lugar sagrado de figuras nacidas de la
entre los muslos de sus caballos. No los abriga ningún techo imaginación pagana'
[ ... ] Se diría que están pegados a sus caballos, cuya conforma- Todo debería separar la .imerprctación cristiana del
ción es fea pero vigorosa. Sobre sus lomos los hunos hacen fenómeno humano de las estructuras imaginadas por la Anti-
todo lo que les es necesario, sentados a veces como las rnuje- güedad clásica. Esta exhibía un amplio abanico de humani-
res. A caballo día y noche, allí compran y allí venden. No dades diferentes, reunidas en u11 sistema jerarquizado; el
saltan a tierra para beber ni para comer ni para dormir, lo cristianismo proclamaba un principio uniñcador, No había
que hacen apoyándose en el delgado cuello de sus monturas, más que una humanidad, que descendía de Adán y Eva, y a
donde se entregan al sueño muy a gusto, También a caballo toda ella se había prometido la Redención. Además, en cuan-
deliberan sobre los intereses de la comunidad. Desconocen la to a las equivocas relaciones que atravesabanIas barreras en-
autoridad de un rey... " tre los tres niveles, humano, animal y divino (hombres-bestia,
¡Vayacolección de rasgos no humanos o subhumanosl hombres-dioses, dioses-bestias), la ideología cristiana divergía
_ Dos siglos más tarde, Jordanes, en su Histoire des Goths, claramente.
añade otros argumentos, píutando un cuadro más extraño y Por lo tanto, hubiese sido lógico que la nueva doctrina
tenebroso aún. Los hunos serían el fruto de la unión contra borrara las otras humanidades .imaginadas por los antiguos,
natura entre unas brujasexpulsadas de Escítia por los godos y sustituyéndolas por una concepción de la alteridad más confor-
"espíritus inmundos" que, "habiéndolas visto errar en sole- me coa 1,1.,s preceptos, evidentemente mucho menos radicales.
dad, se mezclaron con ellas y su abrazo dio nacimiento a esta Pero, como siempre, la imaginación se reveló más fuerte
raza feroz". En cuanto a su aspecto, tienen una cara "horrible- que la lógica. Los arquetipos resistieron. El cristianismo here-
mente negra"; "no era una figura humana sino, si me permi- dó y aceptó por fin la imagen del mundo que cristalizó en el
ten decirlo, una masa informe, con dos puntos luminosos en seno de la civilización grecorromana, y en la que el hombre·
vez de ojos". diferente es un elemento más. La cultura medieval es el resul-
Este desplazamiento del ser humano desde su condición tado de una fusión, de una síntesis: el saber antiguo adaptado
normal a una casi animal, y luego a una zona cercana a lo a las exigencias de la teología cristiana. El esfuerzo intelectual
sobrenatural, ofrece una de las ilustraciones más notables del se canalizó ea un intento de recodificar en términos cristia-
mecanismo de la alteridad.. nos el bagaje cultural grecorromano.
Así se salvó el hombre diferente, aunque no correspon-
día ni al sentido profundo de la ideología cristiana ni a las

52 53
i\10:,.i~íRVOS YSALVAJf..S

realidades de ese mundo. Pero correspondía al arquetipo, y Según Agustín, el hombre se presenta como un ser dotado
fue suficiente. Para enmarcarlo en la teología bastaba con de razón, definición notable por su modernidad. Si existe un
encono-arle una nueva razón de ser; ser razonable, es hombre, sin que obsten las demás caracterís-
Sobre este tema, como sobre tantos otros, san Agustín ticas y diferencias. Pertenece a la familia humana, que es única.
(351-<130) es la referencia obligatoria. La dudad de Dios, obra De este modo, lo semejante y lo diferente encontraron razón
fundamental de la.ideología cristiana occidental, contiene una de ser en el seno del universalismo cristiano. Las diferencias
ordenada demostración al respecto. fueron aceptadas y desdramauzadas, Los hombres.difere_nt~s
Primer punto: no es seguro que realmente existan las hu- -¡siempre que existiesenJ- fueron elevados a la misma digni­
manidades fabulosas. "Uno puede preguntarsesi se ha de creer dad que cualquiera de nosotros. . .
que los hombres monstruosos mencionados por la historia de Sao Agustín dirimió el tema, aunque persisten en su dis-
los pueblos descienden de los hijos de Noé, o más bien de ese curso algunas dudas sobre la propia presencia del hombre
hombre único del cual nosotros mismos venimos [ ...] Pero no diferente. Pero las reticencias no tardaron en ser olvidadas y
es necesario creer en toda clase de hombres cuya existencia se más que nada se retiene la aprobación del principio.
afirma." Isidoro de Sevilla (hacia 560-636) dio un paso decisivo,
Segundo punto: de todos modos es bastante posible que que concilió definitivamente al hombre diferente con la Igle-
una parte de los hombres sea diferente a nuestro tipo huma- tira • En sn vasta obra titulada Etimologíasu Orígenes-una sínte-
no. "No nos parece absurdo pensar que en algunas regiones sis de 1o esencial del saber anriguo-, el erudito español compiló
existan, de alguna manera, pueblos monstruosos." Noción adc- una lista muy completa de los pueblos monstruosos, inserí-
más muy relativa, pues "lo que dicen los hombres de los mons- biéndolos así en el registro ci\111de la Edad Media.
truos en nuestra porción del mundo podrían decirlo los Ello no impediría que hubiese quienes siguieran hacién-
monstruos sobre algunos pueblos. Dios es el creador de todo. dose preguntas. En el siglo diez, Ratramno, monje de Corbie,
El sabe lo que hayo habría que crear y dónde y cuándo, pues El debió escribir una larga carca en respuesta a las interrogantes
posee la ciencia de coda la belleza, la, que se manifiesta sea de un misionero a punto de parcir hacia los países del norte,
por lo semejante,sea por lo diferente". donde esperaba encontrarse con seres mitad hombres, mitad
Tercer punto: si estos seres existen, su esencia humana y bestias, en especial los famosos cioocéfalos. ¿Cómo tratarlos?
su descendencia de Adán debe juzgarse, no a partir de su ¿Podían considerarse humanos? ¿Participaban de la Reden-
envoltorio carnal, sino en función de su naturaleza espiritual: ción? Ratramno retomó los argumentos de san Agustín: pues-
"Lo cierto es que, allí donde nace el hombre, es decir un ser to que los cinocéfalos estaban dotados de razón, pertenecían
animado dolado de razón, mortal, por más insólita que sea a la familia humana pese a su insólito aspecto físico. Todo
para nuestros sentidos la forma del cuerpo o el color, o e1 concurría a establecer su condición de seres razonables: prac-
movimiento, o la voz, o las funciones, partes o cualidades de ticaban la agricultura y la ganadería, construían casas, confec-
su naturaleza, ningún fiel dudaría de que su origen está en el donaban su ropa y observaban ciertas leyes. Además, un punto
primer hombre". muy importante, tenían cuidado de cubrirseel sexo.
Conclusión de san Agustín: "Por esta razón, y para Algunos siglos más tarde Mandeville insisc~ acerca ~e la
concluir con prudencia este cerna, yo diría: o lo que se ha razón y la inteligencia de los clnocéfalos, mencionando siem-
escrito sobre estos pueblos es totalmente falso o, de ser p~e su relativa pudibundez, ~sí. como su organiz~ción J?ºl.íti~
cierto, no son hombres o bien si son hombres descienden de en torno ele un rey muy ecuarume a la hora de impamr JUStl·
Adán". da de acuerdo a sus leyes.

54 55
ENTRE. El, Al"iCl!I. VLA bES'l1A :.tOKSTRUOS YSi\l.VAJES

Los hombres con cabeza de perro ocupaban sin duda un La teología toleraba las formas humanas monstruosas.
lugar privilegiadoentre los candidatos a una condición huma- Pero también exigía cabida para una categcría muy particular
na completa. ¡Dieron un santo a la Iglesia! Según la tradición, de Otros: los santos, los hombres que se volvían diferentes
san Cristóbal, mártir del siglo tercero, muy popular en la Edad tras recorrer un camino iniciático imitando a Cristo, al final
Media, habría siclo un cinocéfalo. Pero, por otra parte, Atila, deJ cual conseguían acercarse a la luz divina. De hecho, ésta
el rey de los hunos, también era representado como cinocéfa- fue la contríbucíón más original de la Edad Media cristiana a
lo; es el puma extremo de la transformación biológica de la tipología del hombre diferente. Se trataba de una vía pro-
estos invasores, alcanzada hacia finales del siglo trece. pia para transfigurar la humanidad, creando un tipo humano
Los que se interesaban en el porqué de las cosas inter- distinto que no estaba dominado por la carne, sino por el
pretaban la degradación üslca de algunos hijos de Adán como espíritu. Los conventos -las comunidades de monjes- repre-
una consecuencia de la caída, del pecado original. Esta expli- ~eotaban los "laboratorios"de esta humanidad nueva.
cación tenía la ventaja de integrar perfectamente a los hom- De esta manera, el hombre diferente consiguió multipli-
bres diferentes en el discurso teológico: se trataba de seres car su faz y consolidar sus posiciones. Lo maravilloso imP.reg-
caídos en desgracia, pero que igualmente atendían a la pala- naba-1:w:oucep_ciQ!Ulle.dieval.de!munda, un mundo de signos
bra del Evangelio. Es el sentido profundo de la "comunión y símbolos que reflejaba la omnipotencia divina. Para el hom-
universal" imaginada en Vézelay. bre medieval lo inverosímil no existía, ¿Y por qué habría de
Después de Isidoro de Sevilla se multiplicaron los espe- existir? En un planeta inmenso, en gran pane desconocido,
cialistas en el hombre dífcreruc. Raban Maur (hacia 780- todo podía ocurrir. ¿Acaso el hombre de hoy, can orgulloso de
856) abordó este tema en su tratado sobre el universo (De ru conocímlemo de las leyes de la naturaleza, ha abandonado su
univer:ro). Pero el tópico se afinó sobre todo en los últimos Inclinación a aceptar mensajes insólitos provenientes del es-
siglos de la Edad Media, en una época que ya se veía tentada pacio remoto?
por los horizontes lejanos y en que las huellas del imagina- Se produjo entonces una aculturación, que se concretiza
rio de factura laica eran cada vez más patentes. En el siglo en la circulación de humanidades diferentes a través de vastos
doce está Lambcrto de Saint-Omer y su Liber Jloi'i1lus, y espacios. El patrimonio grecorromano fue vigorizado con apor-
Vicente de Beauvais, reputado por sus trabajos enciclopédi- tes celtas y germánicos, y esa símesis recibió la rica infusión
cos, el Speculum historialey el Speculum naturale: Después, du- de la cultura musulmana y posterlormcme de elementos orí-
rante el siglo trece, Gossouin de Metz, autor de una Image d" gínarios del Asia profunda y el Extremo Oriente.
monde, y Thornas de Cantimpré, quien consagró toda una La reacción natural de una civilización convencida -como
sección de su tratado 1Je 11at1J;ra rent111 a los monstruos huma- toda civilízación- de su normalidad en relación con los oo·os
nos. Eo el siglo catorce, nuestro conocido Jean de Mandeville (no obstante el universalismo teórico de los teólogos), el pro-
es con mucho la fuente más completa. La cartografía contri- yecto de santidad propio del cristianismo, la añrmacíón para-
buyó a su ver, por la fuerza de la imagen en los mapas lela del imaginario precristiano y laico, la multiplicación de
ilustrados, a la inserción del hombre diferente en la geogra- lns fuentes y la. seducción de lo extraño y Jo maravilloso se
fía. Las dos obras maestras del género, q ne son -alrededor suman para dar al discurso sobre la alteridad una frecuencia y
de 1300- los mapamundi de Ebstorf '(en Alemania) y de una diversidad dignas de consideración.
Hereford (en Inglaterra, dibujado por Richard de Halding-
ham hacia 1290), le otorgan un espacio considerable, ilumi-
nado con numerosas ilustraciones.

56 57
F.~-rRE EL A,'iCEL \' LA BESftA MONSTRUOSVSALVAJts

Una obsesión: el seico. Ya hemos visitado la isla de las


mujeres insaciables. Ea otra, el rey vive rodeado por sus
Las islas misteriosas de los árabes cuatro mil esposas; un árbol de propiedades afrodisíacas
l!~la al alcance de la mano, sin que haya la menor duda
Vjsw por el islam, el mundo presentaba contrastes entre nor- sobre su utllidad. También existe una sociedad .enteramen-
malidad y alteridad más acusados aún que los imaginados en u: femenina, donde las mujeres son fecundadas por el vien-
Occidente. Grandes viajeros y geógrafos, pioneros de la antro- to y sólo dan a luz niñas. Otro caso: dos islas cercanas, cada
pología, los árabes, mucho antes que la Europa cristiana, crea- cual habitada exclusivamente por hombres o mujeres; los
ron una metodología de investigación para las "ciencias ,los sexos se reúnen uoa vez al año durante cuatro días. Se
humanas" que impresiona por su modernidad. Ya existía en evidencia la preocupación por las comunidades estricramen-
los siglos nueve y diez. Pero la curiosidad de sus sabios raras le femeninas: mundos al revés, donde la mujer es libre, a
veces traspasaba las fronteras del islam, que eran asimismo las veces dominante, y donde el erotismo y las prácticas sexua-
de la normalidad. Quienquiera que estuviese simado más allá les están lejos ele nuestras costumbres; pero cerca de nues-
pertenecía a un mundo extraño, regido por otras reglas, don· tros fantasmas.
de Lodo podía ocurrir. La promiscuidad también está presente: "Los hombres y
El océano Indico se hallaba cerca, y fue el elemento geo- hl!I mujeres andan desnudos, sin cubrirse de n.ingún modo,
gráfico real de un vasto conjunto mitológico en que la isla se 111 tampoco se ocultan en el momento d.e la copulación; no
destaca como figura esencial. El procedimiento de la multipli- encuentran inconveniente en que dicho acto se efectúe en
cación de los mundos mediante las islas -cada entidad insular )1iblico. A veces un hombre lo hace con su hija o con su
formaba un mundo independiente- encontró en la imaginación
árabe su expresión más acabada, y los especialistas realizaron
liermana, sin que a nadie le parezca criticable ni vergonzo-
so ". Y la homosexualidad masculina: en una isla del mar de
allí un catálogo sistemático de las islas misteriosas. Ohina, "el rey está rodeado y es servido, tanto paca comer
La cercanía de la isla se u-aducía casi siempre en términos como para beber, únicamente por jóvenes prostituidos [ ... ]
de peligro. Uno de sus símbolos era la montaña imantada que li.n ese país se desposa a hombres en vez de a mujeres".
atraía y destrozaba a las embarcaciones. De hecho, uno se acer- Otra región privilegiada de la imaginación islámica era
caba a otro mundo, diferente y por lo tanto potencialmeme Asia Central, protegida por espacios desérticos y montañosos.
hosúl, y no se poma invocar ninguna certeza acerca del regreso. lira el país de Gog y Magog, auténtica isla en tierra firme. El
Demos una ojeada a El libro de las maravillas de la India y a mho, originario de la Biblla, fue enriquecido por la leyenda
una obra ulterior; terminada en 1154, la Geografía de Edrisí (o de Alejandro Magno, quien habría aislado la región mediante
al-Idrísi). un dique inmenso destinado a salvar al mundo de las invasio-
Algunas de las figuras que habitaban el inmenso archi- ues, A partir de estos elementos los árabes hilaron relatos y
piélago de lo extraño: pájaros inmensos, como el muy célebre rlescrípclones detalladas, Un viajero cuenta:
roe; seres mitad humanos, mitad animales, entre ellos los pe· "Llegados al cabo de veintisiete días a la frontera de los
ces de rostro humano que ya hemos mencionado, sin olvidar buchkir, hubimos de cruzar durante diez días una comarca
las variantes vegetales como el árbol wac-wac; hombres salva- vasta, negra y que exhalaba un olor fétido [ ... ] viajamos
jes, negros, desnudos 1' caníbales; monos inteligentes, pero enseguida, durante un mes, por un país desierto, cubierto
malos y crueles, instalados en la "isla de los monos", asesinos y de ruinas )' vestigios de viejas moradas [ ... ] ciudades antigua-
torturadoresde náufragos. mente conquistadas y devastadas por los pueblos de Gog y

58. !íl)
.ü~'fRE. .Et.A.~CEL \' L~ &ES'l'IA )IONSTRUOS V S.\LVAJES

Magog. Tras otros seis días de marcha llegamos a las fortale- -en la que la historia, transfigurada, rozaba lo fantástico- con-
zas construidas Cérea de las montañas, en cuyo extremo estaba tribuyó también a fijar la imagen ele un Oriente fabuloso. El
el dique." c;untar de Alejandro, uno de los textos más difundidos en
Se describía a las gentes deJ país como salvajes pertene- b1 Europa medieval, confirió a los pueblos monstruosos de la
cientes al nivel inferior de la humanidad, apenas más evolu- India y sus alrededoresel prestigio suplementario de una his-
cionados que los animales; a veces su talla era gígantesca, lnrin cierta y de la personalidad mítica del emperador del
pero más frecuentemente se trataba de enanos odiosos, de no mundo.
mas de setenta centímetros. "Su cara es complctamcme re- Pero todo se organizaba en torno de los fantasmas pro·
donda; están enteramente cubiertos de una especie de plu- plus de la civilización medieval. Para el Imaginario occidental,
món, y tienen las orejas grandes, redondas y colgantes de tal qún. la acertada fórmula dejacques Le Goff, el océano Indico
modo que les llegan a las espaldas. Su lenguaje parece un 111' transformó en un horiumte onírico. Un espacio más conside-
silbido. Estos pueblos son esencialmente malvados. de mala fe l'llble que la India de los antiguos, y también más vasto que la
y librados a una vergonzosa depravación." India real, que incluía desde el Africa profunda {Etiopía) a
La desvalorización de los otros, confundidos en la nam- 101 archipiélagos del Extremo Oriente.
raleza salvaje, se impone. Edrisi afirma que Escocia está de- Yrt en varias ocasiones hemos encontrado a los habitan·
sierta y no tiene casas, pueblos ni ciudades; en Inglaterra 11'~ de esta parte del mundo. Saltémosnos, pues, las presenta-
"reina un invierno perpetuo"; Noruega es una "isla" casi des- I luncs. En Jo esencial, los rostros, cada vez más numerosos,
habitada y sólo abriga una raza de hombres salvajes que viven hnn cambiado poco. Más que nada han evoluclonado los
en lo más profundo de los bosques; en el mar Báltico, en tl11nificados, aunque permanecen insertos en determinados
Estonia, los habitantes se refugian durante el invierno en ca· a1 quctipos.
vernas. Para los árabes, como antaño para los griegos y roma- 'El espacio "indio" se presenta como un mundo al revés.
nos, esos paísespertenecen a los confines del mundo. !JI contraste entre el Occidente real y el Oriente imaginario
"t11 manifiesto sobre todo en dos puntos. Por una parte, una
wlrh, social fuertemente estructurada y jerarquizada; por otra,
mm libertad ilimitada que lindaba con la anarquía; o la penu-
1lu endémica y en el otro extremo la abundancia. Dos milos
El océano Indico: entre e] paraíso y la edad fimdamemales, la edad de oro y el milenarismo, situados en el
de oro I mnicnzo y en el fin de la historia, se proyectaban en estas
1­IM y riberas lejanas.
Por todos lados se respiraba la riqueza de una naturalc-
Volvamos a Occidente. En la concepción medieval europea, la 1,1 Inagotable: vegetación exuberante, cosechas maravillosas,
parte del mundo que concentraba la dosis más fuerte de alte- i1nlmalcs lamástlcos, seres humanos de diversidad asombro-
ridad era el espacio indio: ese antiguo motivo grecorromano •n; oro, placa y piedras preciosas en profusión, aunque la-
se había enriquecido y valorizado con elementos nuevos. L"\ mentablemente custodiados a veces por monstruos dispuestos
magnificadón musulmana amplificó la extranjeridad· del lu- II uhstaculizar la codicia de los hombres.
gar y, gracias al sistema insular, prolongó hacia el horizonte Asimismo se respiraba una verdadera libertad, aquella
indefinido del océano un mundo que para los antiguos era 1¡11e no conoce tabúes, m hombre se perdía en la naturaleza,
más que nada continental. La aventura de Alejandro Magno ,111! donde el bien y el mal no existen, donde se puede cornee

60 fl I
"fONsntUOS Y SAL\'lij'ES

cualquier cosa (comer ·era la obsesión del hombre medie- fonnó de este modo en un laboratorio del cual surgirían los
val), hasta un semejante; donde la desnudez no estaba pro- paraísos secularizados de la época moderna.
hibida ni nada impedía experimentar todas las formas La formidable expansión de la India, sobre lodo de su
imaginables de erotismo: amor plural, poligamia, incesto... periferia insular, da la medida ele la intensidad del sueno y de
Bajo el barn íz de la moral cristiana se manifestaba una capa su poderío. Multiplicación de islas -a fines del siglo trece
más profunda, oculta pero exacerbada por las prohibicio- Marco Polo menciona doce mil setecientas-, multiplicación
nes. Todo salia a plena luz gracias a la coartada que ofrecía de mundos. En una representaciónreal del globo, hacia fines de
el hombre diferente. la Edad Media esta dilatación progresiva ya cubría el océano
Este mundo seducía y atemorizaba a la vez, por su fuerte Pacíficoy el continente americano.
concentración de. alteridad. Nos encontramos en el punto
más incandescente de Jo hnagínario.
Resistiendo el asalto de estos fantasmas, la Iglesia propo-
nía su propia versión, Ja de una "India" que ilustrara el ideal
cristiano. Etíopes e indios virtuosos, sociedades donde irnpe- Mitos chinos, mito de China
raban la justicia y la armonía, proporcionaban la réplica al
proyecto cristiano de santidad y prefiguraban el paraíso terre-
nal, situado justamente en las lindes orientales del espacio Antes de alcanzar el Paraíso, los europeos negaron a China,
indio, o del Asia en general. gracias a los viajes reales efectuados en el siglo trece por mi-
En los mapa~ medievales en forma de 'T", un trayecto sioneros y comerciantes, que sig1úeron las rutas más seguras
iniciático ligaba a jerusalén, la Ciudad Santa, con el Paraíso de un Asia unificada por los mongoles. Fruto de estos viajes,
terrenal, situado en el punto más avanzado del Oriente. La una nueva colección de maravillas se añadió al imaginario
'T" inscrita en la mitad inferior de un circulo ilustraba el occidental. También se tuvo La satisfacción de encontrar cier-
mundo habitado: la mitad superior representaba Asia; el cuar- Las figuras clásicas del hombre diferente evocadas por esos
to inferior Izquierdo, Europa; el cuarto inferior derecho, Afrl- pueblos lejanos.
ca, y la barra vertical de la "T", el Mediterráneo. Estos La conmutabilidad de las especies, y más precisamente la
mapamundi sometidos a las exigencias teológicas disponían fusión entre el hombre y el animal, eran parte de las creen-
Jerusalén al centro y el Paraíso terrenal en posición dominan- cias de los habitantes de las estepas del Asia Central. Nuestros
te. En el siglo doce, el país mítico del ArcipresteJuan -síntesls viejos conocidos, los cinocéfulos, salieron fortalecidos de este
del poder religioso y secular, ciudadela cristiana en medio del contacto entre las civilizaciones. Jean de Plan Carpin, monje
mundo musulmán- se instaló en una zona poco precisa que franciscano que viajó por Asia entre 1245 y 1247, escribió una
oscilaba entre Asia Central y Etiopía, especie de relevo entre Histoire des /Vfongols en que describe por lo menos dos especies
jerusalén y el Paraíso. de hombres con cabeza de perro. Un primer pueblo era de
Pero la fórmula paradisíaca cristiana enfrentaba la fuerte mujeres que parecían ... mujeres, mientras que los hombres
competencia de las soluciones laicas próximas a la edad de tenían aspecto y comportamiento de perros. Otra especie se
oro pagana. Los principios religiosos encarnados en -el Paraí- caracterizaba por su forma relativamente humana, aunque
so o en las comunidades de 'justos" se borraban ante el culto "sus piernas terminan en patas de buey; su cráneo tiene la
ele la naturaleza, y la moral cristiana cedía ante la alegría de misma conformación que el nuestro, pero el aspecto de la cara
vivir. Vía hacia el Paraíso terrenal, el océano Indico se rrans- es canino",

62 63
(

~-rRf..f.t..ANCEL VCA 8E.511A MON5J'RU0S VSAL\'AJES

Otro pueblo extraño registrado por el monje son los pa· abundantes, mezclan pueblos reales y pueblos fabulosos, estos
rositas. que, a causa de "lo pequeño de su estómago y boca últimos distribuídos en no menos de 177 tipos diferentes, y
l ... ] no comen la carne, sino que la hacen hervir y después se ofrecen la imagen global de una humanidad parucularmente
inclinan sobre la marmita para aspirar los vapores del caldo". Iragmentada.
Se parecían a los gangines (estos últimos están representados Pero volvamos a nuestros viajeros europeos y al público
en el mapamundi de Hereford}, que se alimentaban única- ÍLvidode informaciones relativas a las maravillas de Asia. Junto
mente del perfume de las manzanas, al hombre diferente y la búsqueda mística del Paraíso terre-
En contraste con estos personajes delicados, Plan Carpin nal) se impuso asimismo el mito chino, sobre todo tras la
encontró en el norte de China "seres exuañamente defor- enorme difusión del libro de Marco Polo (J4,3 manuscritos,
mes" y antropófagos: "Cuando mucre el cabeza de familia, la un supervenras de la época}. Una China poderosa y de una
parentela se reúne para comerse el cadáver". Desde los paro- riqueza fantástica hizo irrupción en el imaginario europeo,
siras a los caníbales, la gama alimentaría queda así completa. del que hasta entonces había estado ausente, E imnnpía con
Los chinos aparecen como grandes especialistas en el la misma prodigalidad de riquezas, maravillas y espado geo-
hombre diferente. En este dominio dieron prueba de una gráfico que las descritas para el archipiélago indio, aparte de
inventiva que dejaba muy atrás la imaginación de los euro- Marco Polo, por el best-.wller de Mandeville {250 manuscritos}.
peos, e incluso la de los árabes. El libro de las montañas y los La:s costas .orientalcs de Asia avanzaban irresistiblemente ha-
mares (dieciocho volúmenesredactados a partir del siglo sexto cía.las costas occidentales de Europa. Simple efecto del deseo.
a.C.} parece inspirado por el principio de que todo el espacio 1rransfigumdosen el imaginario europeo, los indios y los chinos
que rodeabaChina estaba habitadopor seres insólitos. El hom- ac preparaban para recibir a Colón.
bre diferente pone en evidencia la mentalidad aislacionista
de los chinos, incapaces de imaginar un Ou'o que se les pare-
ciese. Entre las figuras más típicas están los gigantes y los
enanos, los personajes de piernas o brazos muy largos, la gen-
te sin uucstinos, los hombres con la cabeza, las manos y los Las brumas del Atlántico
pies negros, o aquellos con un gran ag~jero redondo en me·
dio del pecho. Las combinaciones hombre-animal son fre-
cuentes. Cabe señalar sobre iodo algunas especies de hombres Fnsanada por Orlcntc, Europa conservaba también su propia
pájaro, ovíparos por añadidura, y los inevitables cínocéfalos, colección de seres diferentes. En el mapamundi de Hercford
que se aparcaban con mujeres notablemente bellas, como hay una sirena reprc.~enrada en Lodo su esplendor en medio
observase Plan Carpin. También existe una variante china del del Mediterráneo. De un siglo a otro las márgenes de los
árbol wac-wac, con cabezas humanas. La búsqueda de la lon- rontínemcs no habían dejado de alejarse, pero sus confines,
gevidad que caracteriza al taoísmo está abundantemente ilus- slmplemente desplazados más allá, seguían respondiendo a
trada por especies humanas que viven centenas o miles de las reglas inmutables de la imaginación. Inglaterra estaba ha-
años, incluso por algunas que son inmortales. bitada sin duda por los ingleses, pero además, según algunos
Resulta sorprendente que estas figuras. forjadas durante rumores propagados por Francia, por una curiosa especie de
la Antigüedad, hayan atravesado los milenios sin modificacio- hombres con cola. Adán de Brema (siglo once}, historiador y
nes esenciales. Volvemos a encontrarlos cm una enciclopedia geógrafo de Europa del norte, tuvo la idea de hacer migrar a
china de 1607, reeditada en 1713 en japón. Las ilustraciones, esas regiones especies identificadas comúnmente en otros

64 ss
FJ..'TR.E.EL A},,°GEL V L._ HIDITIA ~tO~Sl'KUOS Y 5(\LVAJES

lugares. Instaló caníbales de piel verdosa en las islas del Báltico, da y perspecuvaseróticas que se anunciaban interesantes, sino
y al norte de Suecia, lodos mezclados, a amazonas, cinocéfa- la promesa de la vida eterna.
los, cíclopes, monopiés y antropófagos. El europeo interesado He aquí un universo de islas de otra factura que el archi-
en el hombre diferente podía ahorrarse un largo viaje al piélago indio. Lo monstruoso queda eclipsado por lo sobre-
océano Indico. Desgraciadamente, la iniciativa de Adán de natural. Gigantes, enanos, mujeres-pez hacen acto de presencia
Brema no bastó para desplazar al norte el polo oriental de lo de cuando en cuando, pero la alteridad se alimenta sobre
extraño. todo por una fuerte inyección de misterio. Lo que impresiona
Existía sin embargo un polo real que podía equipararse es lo extraño de los fenómenos y de los comportamientos.
con et "océano Indico" y que, más allá de los préstamosinevi- Isla de lamentos, isla de risas, Isla de monjes, isla de mujeres. Isla
tables, destacaba por su patrimonio mitológico original. Sus rodeada por un torbellino de fuego. Isla con un. río como un
artífices fueron los celtas y en primer lugar los irlandeses. Se arco iris. Isla situada en el fondo del Océano. Islas donde
trataba de un mundo orientado hacia el noroeste, bañado abundan los castillos maravillosos, habitados por fantasmas o
por las aguas del Atlántico. por seres de carne y hueso, donde se ofrece a los viajeros
San Brandan, monje irlandés del siglo sexto, decidió a alimentos inesperadose incluso la inmortalidad.
una edad muy avanzada partir en busca del Paraíso terre- La navcgacíón de una isla a ot111 se combina a menudo
nal, situado en esta variante en algún lugar remoto de Occí- con el tema del pasaje a oua dimensión. Un mundo paralelo
deme. en el otro extremo del océano. Embarcado con interfiere en mí! puntos con el nuestro; es uo dominio pobla-
diecisiete compañeros, navegó de una isla a otra, islas muy do por las hadas y por los muertos, o por lo menos por quie-
diferentes de aquellas que hemos visitado en los mares del nes creíamos muertos pero que continúan sus vidas en otro
Sur. En una de ellas sólo había un castillo deshabitado, universo. Las puertas de ese mundo se encuen eran disemina·
"construido sobre una roca que golpeaban las olas por los das aquí y allá, muy lejos o muy cerca de nosotros: al otro
cuatro costados"; allí esperaba a los viajeros una cena que lado del océano, en islas, en oteros, en la espesura del bos-
les fue servida por manos invisibles en una vajilla de oro y que, en las profundidades de 110 lago. Cruzar un río a veces
plata. Otra isla albergaba un convento; sólo había monjes. supone ahorrarse años de navegación, el Más Allá se extiende
Una pequeña isla se reveló falsa, pues era en realidad el en la otra orilla: a veces se alcanza en el fondo de una caver-
lomo dejasconius, la ballena gigante. Después, una imagen na. Entre los dos mundos existe un trasiego permanente: via-
terrible provocó una fuerte impresión en los peregrinos: jes, combates, amores ... El paraíso y la edad de oro se reúnen:
llamas, rocas ardientes lanzadas por demonios, lamentos de "Alli los siglos son minutos, los habitantes no envejecen, las
los condenados: la isla del Infierno. Finalmente, llegaron al praderas están cubiertas de flores eternas, por el lecho de los
Paraíso; rodeaba aquella isla una gran muralla tisa y res- ríos corre hidromiel. Festines y batallas son los pasatiempos
plandeciente, y la guardaban dragones flamígeros. Los mon- favoritos; los guerreros comen y beben alimentos y brebajes
jes tuvieron por lo menos el privilegio de admirar la periferia feéricos, los acompañan mujeres increíblemente bellas".
de ese lugar supremo; escucharon el coro de los ángeles y Algunos fantasmas son comunes para los dos polos de lo
se maravillaron ame la belleza y la armonía del paisaje (la extraño: la edad de oro y el paraíso perdido, la búsqueda del
pradera florida tradicional). amor, el sueño de la abundancia.
En otra historia de ví~jes, el héroe y sus compañeros Pero los medios)'el clima difieren.Por·un lado, el imperio
recalan en una isla en cuyo castillo, esta vez habitado, la reina ardlente del sol, el exceso de vida multiforme, el paroxismo
y sus diecisiete hijas les ofrecen, no sólo una excelente comí- de la materia y los sentidos. Por otro, el mundo brumoso,

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ENTRE.ELA.~Cl:.1.Yli\ OFSflA

espúreo, hieráúco, casi inmaterial. En esta última atmósfera, civilización clásica, hizo irrupción en la vida cotidiana. Perso-
el hombre cambia menos que las reglas que rigen el universo najes deformes, hombres salvajes,sátiros o ninfas vagabundea-
y su existencia. ron poi· los caminos de Grecia y el imperio romano; sin
embargo, su presencia parece discreta en comparación con la
formidable densidad del mundo diferente, profundamente
imbricado con el nuestro, de la Edad Media.
El bosque se convirtió en encrucijada de fantasmas, LC·
Hadas y enanos: encuentros de la tercera fase mores, deseos, pulsiones eróticas que las remotas riberas del
en el bosque medieval océano Indico no podían saciar. En esta foresta cercana y
misteriosa, dos pueblos claramente Individualizados se desta-
can sobre todos los demás: las hadas y los enanos. Ambos
El imaginario medieval se nutre de dos elementos esenciales: ponían en evidencia una concepción muy particular ele alteri-
el mar, que ya hemos recorrido, y el bosque. Este reemplaza a ciad.
la ciudad antigua como laboratorio favorito pant los famas- Las hadas habitan aquí y allá en el bosque y sus aledaños:
mas. grutas, lagos, riachuelos. Mujeres dotadas de poderes sobre-
Los griegos, que inventaron o perfeccionaron las figuras naturales o seres venidos ele otra parle )' cuyo cuerpo ligero )'
esenciales del imaginario clásico, tuvieron como puma princi- Huido tiene apariencia humana, son mensajeras ele un mun-
pal de referencia la normalidad urbana. Todo gravitaba en do situado en otra dimensión. Su función es asegurar el con-
torno de Atenas y, después, Roma. Entre naturaleza y cultura racto y el pasaje entre un mundo y otro. Como mujeres que
se dibujó una frontera precisa; la ciudad se aseguró un espa- son, actúan mediante la seducción, atraen a los mortales a su
cio de protección y relegó a los confines las formas insólitas propio mundo o se instalan en el nuestro.
de vida y sociedad. Pueden identificarse dos tipologías de contacto, simboli-
La historia de la Edad Media europea evoluciona en un zadas por las liadas Melusina y Morgana. En el primer caso, se
escenario diferente. En un primer momento se da un reflujo muade "un ser sobrenatural que se apodera de un ser huma·
de las estructuras urbanas. El eje de la Historia se desplaza 110, lo sigue al mundo de los mortales y lo desposa imponién-
hacia el norte. Celtas, germanos y eslavos procedían de un dole respeto por una prohibición. Vuelve al otro mundo a-as
horizonte mental que no había conocido cl esfuerzoraciona- la uasgrcslón del pacto, dejando descendencia"; también se
lizador propio de la ciudad griega. En este "nuevo mundo" de menciona a los "hados", que dejan encinta a Las mujeres.
fuerte composición rural, se desdibujó el mundo urbano. Un En el segundo caso, "Un ser sobrenatural se prenda de
inmenso bosque cubría el couuaenre de un extremo a airo; un ser humano y lo arrastra aJ ou·o mundo. El regreso del
en los claros había pueblos, castillos y monasterios, El hom- mortal a los suyos está ligado al respeto por una prohibición
bre vivíainmerso en esta naturaleza no domeñada. 1111e, si es trasgredida, provoca la muerte del héroe o su des-
Los confines del mundo y sus pueblos fabulosos, muy aparición definitiva en el otro mundo. Esta unión es estéril".*
presentes en el discurso medieval, sólo perpetuaban la heren- En la mitología de las hadas, los fantasmas eróticos y el
cia libresca. Pero el espacio cercano, ocupado por una naru- sentimiento de muerte se encuentran y se unen. Se lleva todo
raleza salvaje y mágica, participó en la creación de un mundo
paralelo original y más apropiado para Las realidadesy el espí-
ritu de la época. El ser diferente, alejado o marginado por la • l..anrcncc Harf-Lanener, Les Firs"u J,1nypi .;U,

68 liO
!i.(ONS'rRUOS YSAlN,\fts

al paroxismo, a un punto insuperable de relaciones con el to espíritus malignos, agentes de Satán. Pero lo adquirido no
oteo: un erotismo que implica a seres de diversa esencia, co- se perderá. El hombre moderno conservará métodos de con-
municación perturbada por los códigos diferentes de compor· tacto )' de pasaje al otro mundo que no tienen nada que ver
tamiento, pasaje al Más Allá ... con el razonamiento cien tífico. Contacto con mundos lejanos
Mientras las hadas dominan el folclore celta, el espacio y próximos ¡Ú mismo tiempo, con seres constiruidos por una
imaginario germánico está ocupado más que nada por elfos y substancia distinta.
enanos. Sobre los primeros nuestro conocimiento es muy limi- El rapto de mortales por las hadas, la transformación de
tado. Pueden caracterizarsecomo seres agradables y benévolos, éstas en personas comunes, las grandes aptitudes tecnológicas
pero bastante evanescentes. Los enanos, en cambio, están de los enanos, el carácter evanescente de esos seres ya anun-
mejor individualizadosy han nutrido roda una literatura. Estos cian In aparición de los extraterrestres. En plena Edad Media,
pequeños personajes se presentan bajo tres aspectos: el de viejo el bosque prepara los encuen u·os de la tercera fase.
barbudo -más bien escaso en la Edad Media, pero muy presen-
te más tarde-, de niño y, sobre todo, de caballero.
Los enanos vivían en el corazón de bosques impenetra-
bles, a veces en castillos, pero mas que nada en grutas )' en
el interior de montañas excavadas, en auténticos palacios El salvaje
subterráneos. Formaban una sociedad bien estructurada y
jerarquizada, "calcada del modelo feudal de la época. Eran
excelentes artesanos, especializados en la forja y el trabajo En las mpidas arboledas también vivía un personaje muy dís-
de los metales, timo de las hadas y los enanos. Desprovisto de su sutileza y de
Como en el caso de las hadas, la apariencia humana, más sus dones sobrenaturales, estaba muy cerca de la naturaleza
acentuada aún en los enanos, oculta poderes sobrenaturales. bruta. De aspecto casi humano, pero enteramente cubierto
Los enanos fabricaban objetos mágicos y tenían conocimien- de pelo, aparecía como una especie de la humanidadinferior.
tos más amplios que los de los humanos, entre ellos el don de Hablamos del hombre salvaje.
predecir el futuro, que no es poco. - Los faunos y los sátiros de la Antigüedad, aunque en
Con los enanos y las hadas, los bosques se volvieron el cierto sentido se asemejaban al salvaje medieval, poseían ras-
crisol de una síntcsls nueva y rica en consecuencias. Abrieron gos humanos y divinos a la vez. No es el caso del salvaje.
camino al contacto con seres de conformación casi humana, Simplemente uno se preguntaba si estaba más cerca del hom-
aunque situados en un plano disónto de la existencia, pues bre o del animal. Algunos se inclinaban por esta última solu-
eran poseedores de poderes excepcionales. ción: a veces era representado en cuatro patas; le faltaban la
Lo maravilloso se imponía a lo biológico. Se nutría de razón y la palabra, y más que nada las creencias, la religión; su
una cultura paralela, muy antigua y siempre floreciente, aun- única ventaja era la fuerza física. aumentada por la gran porra
que marginada por el "racionalismo" antiguo y luego por la que solía aferrar. Otros veían en él en primer lugar a un
ideología religiosa. En rigor, la teología podía aceptar a los hombre, un hombre asalvajado, caído {según la interpreta·
cinocéfalos y los p.igrncos. diferentes en detalles biológicos, clón teológica), que podía ser recuperado por la sociedad y
pero no a los enanos y las hadas, diferentes en su esencia y salvado por la religión. De este modo se le daba cabida en la.
situados en un lugar intermedio entre los seres humanos y las gran familia humana, en lgualdad de condiciones con los
divinidades precrisliauas. La Iglesia sólo los reconocía en cuan- pueblos monstruosos de los confines del mundo.

70 71
~~·rn.EEL ANCEC. YL~&ESTto\ ti,IONSTRUOS YSALVAJES

Como toda creación del espíritu, el salvaje no era ino- ne de niño. Si bien el salvaje Iue rehabilitado poco a poco, los
cente. Desempeñaba un papel. A su manera, la Edad Media gigantes permanecieron alineados en las filas de los malvados.
trazaba con él la frontera que separaba la naturaleza de la
cultura, el salvajismo de la civillzación. El salvaje personifica·
ba la antítesis del caballero. El conflicto entre ambos quedaba
ablcrto en codos los planos, sobre todo en el de la galan terfa.
El caballero se erigía en defensor de las damas amenazadas El doble de Ecúmene: las Antípodas
por la impetuosidad del hombre de los bosques. El amor cor·
tés se oponía a la violencia sexual.
Pero podía ocurrir que la dama considerase al seductor y También existían las Antípodas. Su historia, que se extiende
violador en potencia con cierta ternura y, acaso, cieno deseo. por dos milenios, comienza en Grecia.
Aparentemente, el amor cortés no agotaba toda la gama del Tras haber establecido la esfericidad de la Tierra, los sa-
erotismo. A los caballeros, por su parte, les gustaba a veces bios griegos se dedicaron a estructurar el Océano y los conti-
disfrazarse de hombres salvajes, como ocurriese con ocasión nentes. De este esfuerzo de organización racional surgieron
del célebre "baile de los ardientes" (1393), cuándo, en pre- cuatro representaciones del espacio habitado:
sencia del rey Carlos VI de Francia, varios falsos salvajes aca- l. Un solo mundo, el nuestro, situado en el medio del
baron abrasados por culpa de sus pieles. Océano planetario (esquema atribuido a Aristóteles).
Con la evolución de las costumbres, el comportamiento 2. Cuatro conjuntos continentales, w10 en cada cuarto
tosco y la agresividad sexual del salvaje conocieron una valorl- de la esfera terrestre, separados por el océano. Una de estas
zación gradual que alcanzó su pwlto culminante en el Rena- islas era el Ecúmene y reunía a Europa. Asia y Africa (teoría
cimiento. Como el respeto por los clichés antiguos era ley, los de erales de Malos, hacia 160 a.C.).
artistas ío disfrazaron de sáóro. Se lo puede admirar en muchos 3. Dos masas continentales, una en el hemisferio norte )'
cuadros, rodeado por hombres y más que nada por mujeres la otra -completamente simétrica- en el hemisferio sur; ésta
que lo miran con lascivia. era llamada Antichione (la "tierra opuesta") o Antípodas.
Una breve mención a dos especies emparentadas. Se se- 4. En contraste con las estructuras precedentes, que sos-
ñalaba la existencia de un salvaje acuático. que vivía en el tenían la primada del Océano planetario, existía asimismo la
mar. En 1430, en los Países Bajos, fue pescada una doncella hipótesis de una masa continental continua que encerraba el
marina. Era del todo semejante a un ser humano normal y Océano en su interior (teoría de Ptolomeo, siglo segundo).
consiguió aprender un oficio, pero nunca llegó a hablar. Los teólogos de la Edad Media prefirieron la primera
En montañas y bosques campaban los gigantes. Al igual variante: correspondía mejor a la idea de un solo mundo y de
qué el salvaje, representaban la fuerza ciega de la naturaleza, una sola creación. La segunda, más cercana a la configura·
a lo que se sumaba una dosis de condiciones sobrenaturales. ción geogr.í.flca real, pues sugería la existencia de continentes
Una buena colección de defectos (desmesura, orgullo, felo- desconocidos-Arnérica y .Ausualia-, cayó en desuso. La cuar-
nía, brutalldad) los categorizaba como antítesis perfecta del ta encontró partidarios en el comienzo de la era de los gran·
universo cortés. Ciganres raptores acosaban a doncellas y da- des descubrimientos. pero fue abandonada cuando la existencia
mas, dando ocasión a los caballeros para hacerse notar, como del Océano planetario se impuso como realidad indudable.
ya hemos visto, en su papel de defensores. Otra subespecie, En el momento en que Europa partía al asalto del planeta,
los ogros, exhibía una inclinación algo desmedida por la cm, sería la tercera representación la que desempeñaría el papel

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.E.f'll"TRE. EL A..\'CELVU Bf.STJA

protagónico. Suponía un mundo por hemisferio, es decir, el


KILUación geográfica. sin ningún comentario sobre los ha?i·
nuestro y su "doble" del otro lado del ecuador.
tantes, Pero también existen mapamundi en que se rnencro­
Observemos los mapas inspirados en la cosmografia de nan y a veces hasta se imaginan los habitantes del hemisferio
Macrobio, compilador del siglo quinto que combinó la teoría 111r. Así, en algunos mapas que acompañan el Comentario del
de las Antípodas con la ~le las zonas climática~: un m_undo.en l!f1or.alif,si.r de Beato, monje español del siglo ocho, texto
el hemisferio norte, habitado en la zorra mediana e inhabíta-
muy difundido en el Occidente medieval, puede observarse
ble hacia el polo y el ecuador; y otro mundo en el hemisferio
sur, que presentabauna dísposición similar de las condiciones
In doble representación, antitética, de Adán y Eva en el Pa-
raíso terrenal (arriba) y del Antípoda (abajo). Este último es
naturales. Los dos están separados por el Océano. deforme y está solo, sin compañera. Boca abajo, con un pie
Por pura lógica, entonces, la región templada ~e las enorme que lo proteje como una sombrilla, parece perten~-
Anúpodas debía estar habitarla; en todo caso, era habitable. cer a la 'raza de los sciápodos. ¿Cuál sería entonces su on-
Pero, ¿quiénes eran esos habitantes? gen? ¿Cómo se perpetuaría su especie, si faltaba la mujer?
Para los teólogos, el lema constituyó un auténtico que- ~isterio.
bradero de cabeza. Lactancio (c. 260-325), padre de la Iglesia, Algunos siglos más tarde, el mapamundi de Hcreford
encontró una solución cómoda para ridiculizar la fantasía ele propuso una innovación interesante. Las Antípod~s ya no
los antiguos: la gente no podía vivir cabeza abajo, por lo que estaban separadas por un océano infranqueable, smo por
se hacía evidente que el hemisferio sur era inhabitable. un brazo de mar (o do) que dejaba en sus extremos dos
Pero el verdadero problema se refería a la compaubili-
pasos terrestres entre los confines meridionales de nuestro
clad de las Antípodas con la Biblia, un tópico más vasco que mundo y el hemisferio sur. Los hombres monstruosos re·
cubría también la pluralidad de mundos en el espacio cós- presentados -blemis y otros- se parecían a los de la galería
mico, a veces invocado por los antiguos. Separados por un
tradlcional del hemisferio norte. Los dos mundos se acer-
océano en ebullición, por lo canto infranqueable según la cnban, en una invitación al conoclmíento, a la exploración.
teoría de las zonas climáticas, los habitantes del hemisferio Sabios como Alberto el Grande (1200-1280) y Roger Bacon
sur eran en cierto sentido "exrraterrcstres", y el tema de su (c. 1220-1292) ya afirmaban la existencia posible, probable,
existencia se planteaba en los mismos términos que el de los
ele los pueblos de las Antípodas, en la época en que Marco
habitan tes hipotéticos de los mundos del espacio. Vincular-
l'olo y Mandeville inauguraban la fase decisiva de los gran·
los a Adán parecía dificil, más bien imposible. ¿Cómo hacer des descubrimientos.
participar a estas bwnanidades diferentes en la pala~ra del Teónícamente, el Océano seguía estando en ebullí-
Evangelio y la Redención? ¿Podrían imaginarse especies hu-
clón en la zona tórrida, pero, como los navegantes ya ba-
manas que no tuviesen ninguna relación con Adán, el peca: jnban a los trópicos, se dudaba un poco de la reali~ad _de
do, la Redención, la vida eterna? Cuestión espinosa, que ya ase fenómeno. Europa había soñado durante dos milemos
rozaba la herejía.
con los hombres diferentes; por fin se preparaba para ir a
La mejor solución era que las Antípodas no existiesen visitarlos.
(esquema número uno) o que, si existían, no escu~ie1:3n habita·
das, Jo que implicabaotra dificultad, pues la existencia de espa-
cios vacíos,creados para nada, parecía muy poco razonable.
Los mapas testimonian esca dificultad. Algunos no di-
cen nada sobre las Antípodas. Otros se limitan a marcar su

i4 7¡;
ENTRE ELA."GEl. VI._.\ RY$11A ?110NSTRUOS \'S..\L\'AJES

acoplaban para asegurar su descendencia. Además, el con tac·


El Renacimiento y el hombre diferente: el to sexual entre los humanos l' sus primos "sin alma" parecía
método de Paracelso posible, incluso fecundo.
Se trata de una interpretación muy adecuada para el es-
píritu de los tiempos. Todos podían estar satisfechos:se respe-
La manera en que Paracelso (1493-1541} trata a las hadas y taba la tradlclón folclórica y también la teología, puesto qtJe
los enanos puede servir de introducción a la historia del hom- se despojaba a esas criaturas del derecho a la vida eterna, en
bre diferente durante el Renacimiento-Para esclarecer el pro- tanto que Ja ciencia se enriquecía con nuevas especies bien
blema, el famoso médico y alqulmlsta suizo disponía de dos integradas desde entonces en el sistema narural.
corpus de saber contradictorios. Por una parte, la creencia Este ejemplo es sintomático. El Renacimiento se distin-
popular, que valorizaba a los seres fantásticos, y poi' la otra, la guió por una gran sed de conocimiento y comprensión. El
versión demonológica de la Iglesia. Una demostración racio- principio de autoridad, insuperable en la Edad Media, dio
nalista hubiese zanjadoel tema definitivamente,reduciendoa paso a juicios más libres y críticos. Pero no se trataba de
estos personajes folclóricos a la nada. Pero el siglo dieciséis poner en duda todo el corpus de conocimientos reunido du-
no fue el siglo dieciocho; tal actitud no correspondía al meca- rante la Anugüedad y la Edad Media. No se trataba de cam-
nismo mental e ideológico del Renacimiento. biar los fundamentos del mundo, sino únicamente de ofrecer
Paracelso no pretendió hacer tabla rasa de una creencia; más coherencia a los tenómenos.
se contentó con retomar el tema, completarlo y afinar la argu- No debe sorprendemos, pues, que en cuanto al hombre
mentación para hacer que el fenómeno pareciese coherente y diferente el Renacimiento sólo recurriera, en lo esencial, a las
plausible. Su tratado D11 nymphis, sj•lvanis, pyg111aeis, saloman- fuentes del patrimonio clásico y medieval.
dris, el giganlíbus quiere ser un registro exhaustivo de los seres
"etéreos" que tenían su origen en los cuatro elementos: el
agua, el aire, la tierra y el fuego. La interpretación que propo-
nía hacía abstracción ele la teoría demoniaca para retener
una fórmula casi humana, que no alteraba la creencia po¡m· Cómo los exploradores redescubrieron los
lar ni el dogma cristiano, sino que más bien los acercaba. pueblos fabulosos de la Antigüedad
De este modo, los seres mencionados -en particular los
enanos y las hadas- no eran considerados humanos, sino úni-
camente entidades emparentadas con el género humano. Su Los exploradores descubrirían lo que ya se sabía gracias a
cuerpo poseía una estructura material, pero mucho más ligc- los sabios griegos ¡• a los teólogos de la Edad Media. Colón
ra que la de los humanos, pues incluso podían atravesar obs- idenúlicó el Paraíso terrenal cerca de la desembocadura del
táculos. Tenían grandes conocimientos y poderes temibles, río Orinoco, es decir, según su imagen del mundo, en el
pero les faltaba un atrlbuto esencial: el alma, La salvación y la Extremo Oriente, no lejos de las costas de China y Japón.
vida eterna les estaban negadas, Para ellos, la muerte repre- Después, el Edén se secularizó y el oro se reveló un símbolo
sentaba un episodio definitivo: no quedaba nada, ni siquiera más seductor q uc el coro de ángeles, y acabó por fusionarse
el cuerpo, lo qtJe explicaba por qué nunca se había encontra- (¡Renacimiento obliga]) con la antigua tradición de la edad
do un cadáver. ¡Hábil justificación del fenómeno de la elusivi- ele oro. De estos fantasmas surgió un país de sueños: El Do-
dadl Por lo demás, vivían como hombres, comían, bebían y se rado, la más rica y floreciente de las monarquías, que los

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Er,.TRE F.LAl\"OEI. V J..A BEST.L\. l\íOf\"STR.UOS VS..\l.VAJES

exploradores buscaron en vano aJ sur de la Guyana, en el publicado en 1630 por Johann Ludwig Gottfricd- La anato-
corazón de la selva ecuatorial. mía de la joven es perfecta, salvo que su cola de pez la dife-
Los hombres diferentes ele entonces no eran unos desco- rencia de una mujer, La tendencia, típica del Renacimiento,
nocidos. Blernís, cinocéfalos, sciápodos y pigmeos aparecen re- de integrar a los seres maravillosos en el orden natural del
presentados de manera muy realista en la C;mnogmjia Universal mundo también afectó a las sirenas, asociadas y finalmente
ele Sebastian Münster ( l 489-1552), impresa en latín en 1552 y confundidas con las mujeres marinas. Escas últimas tenían la
en francés en 1556. repertorio geográfico bien informado y ventaja de ser más semejantes a la naturaleza humana y más
muy estimado. Las mismas caras nos observan desde las pági- accesibles; a veces tenían relaciones sexuales con los marinos.
nas ricamente ilustradas del Prodigiorum ac ostentomm. dmmicon Un ~jemplo notable de un mito clásico actualizado lo
(1557), gran antología de maravillas debida a Conracl Lycosthenes ofrecen las •Amazonas, Después de haber recorrido Asia Me-
(1518-1561). La época estaba fascinada por las anomalías y en nor, Escitia y África, estas clamas guerreras aprovecharon el
particular por los fenómenos monstruosos que expresaban en descubrimiento de América parn instalarse allí. Bellas, desnu-
igual medida la energía vital de la naturalezay la omnipotencia das y crueles: asl las describe André Thevet, precisando que
divina. "La Naturaleza es variable", afirmaba el gran médico "no existe pueblo ele un polo a otro que sea más arisco que esa
Ambrolse Paré (1509-1590), e ilustró su proposición con una secta femenina". Hclas aquí, sin ningún velo, armadas coa
vasta colección de curiosidades biológicas recogidas ea sus obras arcos y lanzando "más de diez mil flechas" sobre los desdicha-
(1575). El sabio se preocupó también de las cansas de las mons- dos (hombres, evidentemente) que colgaban de un pie de la
truosidades, en una disposición científica que no llegó muy rama más alta ele un árbol. En estas representaciones se insi-
lejos, pues los principales responsables invocados siguieron sien- núa una dosis de erotismo sádico.
do :Oios y los demonios. En el Nuevo Mundo se identificaron ocho áreas habita-
El tema tradicional de la bestialidad ( el hombre-animal o das por las Amazonas entre Brasil y México y las Antillas. Sus
el animal humanizado) era bastante frecuente. En el libro de plazas fuertes se encontraban generalmente en islas, donde
Paré había animales con cabeza humana u hombres con cabe- .sólo se permitía temporalmente el acceso del hombre 1' para
za de animal. Algunos ejemplares fascinantes pertenecían al los menesteres exclusivos de la procreación. En nuestros días,
geógrafo André Thevet (1504 o 1517-1592) autor de Singulari- únicamente el gran río Amazonas, cerca del cual el español
lés de la Frante antarctique ( 1557) y de la Cosmographie umiuerselle Orellana halló una tribu guerrera en 1542, conserva su re-
(1575). Aquí podemos conocer la bestia llamada Thanacht, cuerdo.
especie de tigre sin cola y con cabeza de hombre (su pelo es Los modelos antiguos desempeñaron un papel determi-
motudo, como el de los negros), y el monstruo americano nante en la época ele los grandes descubrimientos, )' constitu-
llamado Haiit, enorme, cubierto de pelo y también coa rostro yen una prueba brillante ele la fuerza del imaginario: del siglo
humano, personaje particularmentesimpático y aparencememe quince al dieciocho, sabios griegos que habían muerto hacía
muy apegado al hombre. dos mil años dirigieron las exploraciones.
Imperturbables,las sirenas y los seres humanos marinos La representación simple y simétrica de dos conjuntos
ea general seguían su carrera. El capitán Smith, pionero de continentales, 1010 ca el hemisferio norte y el otro en las
Nueva Inglaterra, encontró en 1660 un "hada marina" en la Antípodas, retomó su papel central. Fue la imagen que guió a
orilla de la bahía de St, John. Era muy hermosa, y su rostro Colón en su viaje al Extremo Oriente, que creía relativamente
recordaba al de una doncella. El momento fue inmortalizado cercano. El ilustre navegante jamás aceptó la existencia de
en un grabado que se reprodujo en el Libro de las Antípodas, América, por la sencilla razón de que no figurabaea el modelo

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'
)10NSTM,UOS YSAl,VAJES

imaginario. Desembarcado en Cuba, partió en busca de la ro, no acostumbra mostrarse más que a quienes lo merecen o
ciudad imperial del gran Kan, el amo de China, dinastía que son iniciados. Los escépticos siempre pueden encontrar argu-
por lo demás ya no existía. Se llevó la sorpresa de dar con un mentos para poner en duda su existencia.
pueblo de a,pecco poco imperial: nmguna de las chozas que En ello reside la importancia del dcscubrlmiento del Nue-
lo componían parecía ser un palacio chino. J~'\ realidad geo- vo Mundo en roda su amplitud...§sta vez el hombre diferente
gráfica estaba separada de la ficción por una distancia de entraba en el escenario de la Historia. Se hacía tangible e
quince mí! kilómetros. incontestable, basta mostrarse en la propia Europa; en Ruán
El caso de Colón, aunque espectacular, es muy típico. fue instalada una aldea brasileña que Enrique JI visitó en
Los hombres del Renacimiento necesitaron algún tiempo para 1550, y Carlos IX. en 1563;_,.ElOtro ya no era un ser hipotéti-
comprender que estaban inventando un mundo diferente al co relegado a la periferia, sino el habitante de un mundo,
que habían soñado los antiguos. mensajero de una panc considerable de la humanidad.
De ser real y en resumidas cuentas "normal", se transfor-
mó en hombre diferente como consecuencia de una transfi-
guración. Fue empujado a la alteridad radical, instalado en
la antípoda del hombre civilizado europeo, e imegrado en la
Un hombre del todo diferente: el salvaje mitología de la alteridad como un salvaje diferente al salvaje
peludo de los bosques ew·opeos, pero compartiendo con aquél
la pertenencia al donúnio exclusivo de la naturaleza.
Los indios de América +bautizados como consecuencia del Primer rasgo distin tivo ele! salvaje: la desnl!dez. Era la
error geográfico ele Colón- se beneficiaron generosamente vestimenta del hombre antes del pecado. Pero no después.
de los estereotipos antiguos y medievales del hombre diferen- Uno podría preguntarse con justicia si los salvajes penene-
te. Las descripciones y las imágenes de seres humanos dcsnu- cían al linaje bíblico, si eran pecadores susceptibles de ser
dos, sin pudor y evidentemente caníbales parecían un remake evangelizados y salvados; acaso se Inscribían en una especie
de Mandeville; éste ya había observado estas costumbres ex· de edad de oro paralela a la historia de nuestra humanidad.
trañas en la mirlada de islas del Océano Indico y del Extremo Paracelso pensaba (lo expresa en 1520) que los habitantes
Orieme[Américalo heredaba tocio, el nombre y las pcculíari- del Nuevo Mundo no descendían de Adán, sino de una especie
dades de los indios y también la fértil colección de r.isgos, nacida probablemente después del Diluvio. No tenían alma,
cualidades y defectos atribuidos por los griegos y los romanos como las hadas y los gnomos; por Jo tamo, no tenían ninguna
a los bárbaros, a los pueblos diferentes que habitaban los posibilidadde alcanzar la vicia eterna. De este modo, los salva-
confines del mundo. jes corrían el riesgo de descender de un nivel próximo a la
El miembro más reciente ele la familia humana también bestialidad. El problema quedó sin resolver hasta que, en 1537,
cenia algo que decir. Aunque su carácter fuese un mosaico de nna bula pontificia decretó que los indios eran hombres verda-
colores ya vistos, su peso y su papel superaban con mucho la deros y que podían ser acogidos en el seno de la Iglesia. Los
posición de los hombres diferentes tradicionales. En primer protestantes se mostraron más reticentes. Su reserva en cuanto
lugar, se trataba de una presencia verdadera a la conversión de los indios expresaba más que nada una
Hemos podido comprobar que el hombre diferente es segunda intención política, pues los españoles, sus rivales cató-
un personaje difícilmente abordable. Atrincherado en sus Is- licos, eran los que salvaban las almas de los indios, asegurando
las remotas, en el follaje de los bosques y en el espacio infini- de golpe la expansión mundial del catolicismo. Poco a poco se

80 81
ENTRE EL A.'\;CE.L \' LABE~rllA

llegó al consenso de considerar que los salvajes penenecían canas, visiblemente desnudas y claramente receptivas? Las es-
por lo menos a la filiación humana normal. ¡Mucho antes, y en cenas de libertinajeson muy frecuentes en los relatos destina-
iguales condiciones, habían sido aéeptados los cinocéfalos y los dos a instruir a los lectores europeos sobre los encantos de la
pueblos fabulosos! vida nmericana.ÍAmérica se percibía como un espacio de li­
La vacilación teológica fue reemplazada por los balbu- bertad. Para lo mejor, para Jo peor.
ceos de una antropología física naciente. La biología de los En nombre de la libertad nació un vasto movimiento de
americanos revestíaalgunas característicasparticulares,suíicicn- recuperación de lo salvaje. Eso si, el canibalismo planteaba
tes para singularizarlos. El narurallsta alemán Johann Friedrich un problema. El equilibrio oscilaba entre el mal y el buen
Blumenbach (1752-1840) pudo comprobar que "unos han re- salvaje, pero el bueno ganaba puntos. Canibalismo sin duda,
husado la barba a los hombres y las evacuaciones sexuales a pero sin maldad.
las mujeres. Otros han pretendido que el color de todos los Ya en 1580, Montaigne asumió la defensa de los que
americanos es perfectamente uniforme; por fin, se quiere que tenían la costumbre de comerse a sus semejantes. "Encuen-
todos tengan el mismo rostro". tro", afirmó en su ensayo De los cantboles :'..que no hay nada de
Un contemporáneo de Blumenbach, Comelius de Pauw bárbaro ni salvaje en este pueblo, sino que cada cual llama
(1739-1799), siguió creyendo en la _b_iología diferente de los barbarie a aquello a lo que no está acostumbrado_.:'.' Según el
habitantes del.Nuevo-Mundo. En sus l11vesligado11es.filosóficas escritor -<¡ue formulaba este ponto de vista en la época de las
sobre los americanos (1768-1769)', registraba 13$ peculiaridades guerras de religión y pocos años después de la noche de san
de su sangre y circulación sanguínea, la ausencia de pilosidad, Bartolorné-, era mucho más grave masacrar cruelmente a los
la falta de vitalidad, comprendido el plano sexual ("la langui- congéneres como lo hacían los europeos que dar un golpe
dez de los orgános destinados a la generación"),i'En resumi- limpio de porra para después comerse a los prisioneros, por
das cuentas, se trataba de "una especie degenerada del género lo demás muy bien tratados hasta el momento fatal, como
humano, perezosa, impotente, sin fuerza física, sin vigor, sin hacían los americanos. "Es mucho más bárbaro comerse un
elevación de espíritu". Su hábito de desfigurarseacentuaba el hombre vivo que comerlo muerto". En cuanto a la libertad
grado de alteridad física: "Se han visto salvajes con la cabeza sexual, y sobre todo al hecho de disponer de muchas mujeres,
piramidal o cónica, con la coronilla en punta" o "de cabeza cúbica que además, y sorprendentemerue, no eran en absoluto celo-
o cuadrada". Pese a estas opiniones, fue la alteridad moral la sas de sus rivales, Montaígne encontraba la situación bastante
que se impuso sobre la biológica, que progresivamente dejó satisfactoria.
de invocarse. André Thevet cuenta una historia conmovedora, con pro-
/Desnudez/libertad sexual/ canibalismo: esta famosa tría. fusión de ilustraciones. Un extranjero, europeo sin duda -.se
da se instaló de forma duradera en el Nuevo Mundo. Las islas le reconoce porque está vestido- entra en un poblado indio.
del Extremo Orien te habían adquirido peso: un continente Las mujeresy las muchachas, desnudas obviamente, corren a
entero, la mitad del mundo, una buena parte del género hu- rodeado, lo tumban y lloran y ríen en "señal de alegría", para
mano estaban invitados al juego. darle la bienvenida. En la aldea hay fiesta y todo el mundo
~Estos seres y estas sociedades extrañas que ignoraban los parece encantado con su presencia. Algunas páginas después,
tabúes debieron ejercer una inconfesable fascinación en una las mismas muchachas adorables ayudan a otros miembros de
Europa en que las normas de comportamiento eran cada vez la tribu a despedazar cuerpos humanos; los trozos son coloca-
más limitantes. Como siempre, la atracción y la repugnancia dos en una parrilla. Se estaría ten rado de creer que había sido
iban de la mano. Pero, ¿cómo resistirse a esas mujeresameri- la llegada de un suministro de carne fresca lo que había

82 88
F.~CRE EL.ANGEL. Y l-.\ IJ.ESTIA fltONSTRl!OS \'Sr\1,VAJES

provocado la alegría de la escena anterior. Pero no, son dis- Esta descripción se debe a jcan-Francoís Lafitau {1681-
tintos niveles. La triste suerte de los prisioneros de guerra no 1742), autor ele un libro clásico, Costumbres de los salu,ijesameti-
tiene nada que ver con la hospitalidad espontánea y sincera ,anos wmparaclas con las costmn/Jresde los tiempos primitivos ( 1724) .
de estos hijos de la naturaleza. · EL título es significativo. La alteridad salía del campo biológico
La iconografía ofrece una pista interesante para aqueJ para inscribirse únicamente en la cultura,
que desee seguir la "normalización" del salvaje. El primer La idea evolucionista se abría camino. En esta perspectiva,
grupo completo (cincuenta grabados) acompaña un texto los indígenas y.¡ no representaban otro tipo de hombre, sino
de Hans Staden, viajero alemán que durante un tiempo fue otro estadio histórico, anterior a la civilización. De algún modo
prisionero de los indígenas. Su libro (con el largo título de recordaban a los griegos y los romanos en los primeros días
Y11rdadera historia y descrij,ción de u11 país ha/Jitado por ho111bmr de su historia.
saluajes, desnudos, farous y a11tmpófagos,situado en el Nueuo Mu.rulo El problema estaba en el enlace: ¿de dónde venían? ¿de
llamado América, desconocido en el país de Hesse, antes y después cuál de los eres hijos de Noé? La hipótesis del poblamiento
del tiacitniento de [esucristo, hnsta el atfo pasa(lo} fue publicado de América por los hijos de Cam (el hijo maldito) se mantu-
en alemán en 1557 )' reimpreso en numerosas ediciones; lo vo en el primer momento pues, después que se admitió su
dice todo sobre esos seres "desnudos, feroces y antropófa- origen adáníco, justificaba el salvajismo y la vocación servil
gos", y presenta con todo detalle los sacrificios humanos y de los indios. Luego se adoptó una ascendencia más conve-
los festines posteriores. Las llustraciones son crudas, "realis- niente, en la persona de los otros dos hijos de Noé: Sera,
tas" y reflejan una vida primitiva y brutal. Mal formados y cuya descendencia pobló el Cercano Oriente, o Jafet, ancestro
toscos, los indios aparecen como seres diferentes, muy difc- de los europeos y los pueblos de Asia oriental. Algunas
rentes. interpretaciones los acercaban entonces a los europeos, hasta
Algunos decenios más tarde, en 1592, este corpus fue identificados con la raza blanca. Eljesuitajosé Acosta plan-
retomado por el dibujame Théodore de Bry. La transfigura- teó una hipótesis en la Historia 1wtuml y 'mural. de las Indias
ción es impresionante. .El festín caníbal no ha desaparecido, (1590): América había sido poblada por tribus originarias
pero los comensales han cambiado de. aspecto. No más alteri- de Asia. Así, la existencia de un punto de convergencia
dad física: sus rasgos se emparentan con el Ideal de belleza emre los dos continentes fue decidida por puro raciocinio,
clásico, las estatuas antiguas y los desnudos del Renacimiento. más de un siglo antes de que se descubriera el estrecho de
De haber alguna diferencia, era para favorecerlos ... Bcring. ¡A veces el camino de la realidad pasa por lo imagi-
De esta manera comprobamos la ambivalencia del des- nario!
nudo: signo de una condición poco evolucionada, puede trans- La promoción del indígena -a.hora instala.do en un lugar
formarse también en un alegato de la belleza del cuerpo y la honorable en los caminos biológicos e históricos de la espe-
libertad del hombre. cie­ se explica por motivos de orden ideológico. Se necesita·
"Nacen blancos como nosotros. Su desnudez, los aceites ba que fuera un hombre normal y no un ser inferior para un
con que se engrasan, el sol y el aire libre les tiñen la piel más proyecto de alteridad radical que tendía, ni más ni menos, a
adelante; pero por lo demás son grandes, de talla superior a experimentar una historia i/iferrmtt.El Indígena debía probar
la nuestra, bien hechos, bien proporcionados, de buen carác- que la humanidad hubiese podido elegir otra evolución; una
ter, ágiles, fuertes y diestros; en una palabra, respecto de sus solución más cercana a la vocación original del hombre, más
cuerpos no desmerecen en nada ante nosotros. e incluso tie- cercana a la naturaleza, una cultura y un comportamiento
nen algunas ven tajas." menos aruñcialcs, La altcrldad biológica se reducía al mínimo

84 85
E~'TR.E EL ANC[L. Vl.A RESTlA
,MO~SlltLJOSY Si\l.VAJFS.

para que la alteridad cultural se pusiera más en evidencia, ses no alteran; entre ellos tienen una especie de civismo a su
proyectándose hasta un punto insuperable. manera [ ] respeto por sus mayores, deferencia hacia sus
La sociedad europea se hallaba en plena transición entre iguales [ } no son muy cariñosos ni hacen grandes dcmostra-
la Edad Media y la modernidad, en plena crisis de crecimien- clones; pero son buenos, afables, )' hacia los extranjeros y los
to, y buscaba su camino con una necesidad imperiosa de mo- desgraciados ejercen una hospitalidad caritativa, que debería
delos. Quizá no era demasiado tarde para aprender algo de la causar el bochorno de las naciones de.Europa".
sabiduría de los otros. El indígena se transformó en aliado de Pero también había Jo opuesto, )' cortado a medida:
aquellos que criticaban los males de la civilización, sobre lodo "Son ligeros y volubles, perezosos más allá de lo descrip-
la desigualdad, la injusticia y la hipocresía de las costumbres. tíble, ingratos en exceso, desconfiados, traidores, vengativos, y
Proponía otra escala de valores. tanto más peligrosos pues saben disimular, incuban más tiem-
A decir verdad, los habitantes de América reunían cuali- po sus resentimientos; son crueles con sus enemigos, brutales
dades y defectos que no eran inéditos. Su carácter, como sus en sus placeres, viciosos por ignorancia )' malicia; pero su
ra~gos fisicos, debía bastante a los estereotipos antiguos. Reen- rusticidad )' la escasez casi de todo les dan esa ventaja sobre
contramos en él al bárbaro imaginado por los griegos y los nosotros que ignora los refinamientos viciosos que han intro-
romanos. Crueldad, canibalismo, licencia sexual, pero tam- ducido el lujo y la abundancia."
bién valentía, sabiduría, armonía social, son rasgos que el hom- Nos encontramos ante ,111 texto ejemplar, prueba de que
bre diferente cultivaba desde hacía mucho. Pero las otras se puede refundar un ser humano sin tocar su envoltura car-
sociedades de los antiguos eran más bien fragmentarias; cada nal, únicamente por pura cirugía intelectual.
cual ilustraba uno u otro de los numerosos rosrros de la dife- En los juegos de alteridad cristalizados en el alba de las
rencia. . Luces, eres casos ocupan la posición más relevante. China
Volvamos a Lafüau, quien redactó un repertorio caracte- proporciona la imagen de una civilización diferente, menos
rológico exhaustivo: innovadora pero más eficaz en el Iuncionamicnto de las rela-
"El primer vistazo no les es favorable [ ... } Desprovistos de ciones sociales)' de gobierno. Los salvajes americanos ilustran
lodo, sin letras, sin ciencia, sin leyes aparentes, en la mayor las virtudes y los vicios de un estado natural prolongado, ne-
parte sin templos, sin culto organizado, y carentes de las cosas gación de la idea misma de civilización. El tercer modelo lo
más necesarias para la vida [ ...l Uno oo creería equivocarse al ofrecieron los negros, que se encontraban en el límite infe-
pintados como gente grosera, estúpida, ignorante, feroz, sin rior de la humanidad, marcando la transición entre el hom-
sentimientos de religión ni humanidad [ ... ] No obstante, este bre l' la bestia.
relato no sería fiel Son buenos de espíritu, tienen la imagina- Fue una razón suplementaria para Ja "promoción" de
ción viva, la concepción fácil, la memoria admirable ( ... } Picn- los indios. Con ellos se podían dedicar a un proyecto estríe-
san sobre sus asuntos con corrección y mejor que nuestra tamente cultural, puesto que para el proyecto biológico se
gente; van a sus fines por vías certeras; actúan con sangre fría, disponía de los africanos. Ello explica la actitud aparente-
y con una flema que agotaría nuestra paciencia; por motivos mente paradójica de Bartolomé de Las Casas (1474-1566),
de honor y grandeza de alma no se enfadan nunca, siempre misionero español que llegó a ser obispo de México, defen-
parecen mantener el controJ de sí mismos, y jamás se encole- sor encarnizado de los salvajes y crítico acerbo de los méto-
rizan; úencn el corazón fuerte y altivo, coraje a toda prueba, dos brutales de la colonización. Para proteger a sus indios
valor intrépido, una constancia en los tormentos que resulta blenamados, preconizó la importación de negros de Africa
heroica, una ecuanimidad que los contratiempos y los fraca- como mano de obra servil. El negro estaba en vías de convertirse

86 87
Ji:'lll"RtEL ANCEL VLJ. BES1'1A '-fO~STRUOS YSALVAJES

en subhumano. Sin duda el color desempeñaba un papel en mente, sólo consiguieron retener a un indígena a bordo; por
1 el menosprecio (el negro opuesto al blanco), y también toda desgracia, murió durante el viaje, no sin haber sido bautizado
una tradición antigua y medieval, europea y árabe, que hacía con el nombre de Pablo. El principio de elusividad no permi-
I' de Africa un lugar privilegiado de la vida salvaje y de las mons-
truosidades biológicas.
tió que los patagones -a diferencia de los salvajes comunes--
se dejasen admirar y tocar, Sólo cabía creer a quienes los
De este modo, dos razas humanas fueron desplazadas a habían visto.
diversas zonas de la alteridad: una, más bien cultural y espiri- Según Pigafetta, los patagones andaban desnudos, aun-
tual, reservada a los indios; la otra, de factura principalmente que ciado el rigor del clima a veces se cubrían con pieles de
biológica, correspondía al negro. Ambas se situaban en las unimales. Nómades, sin habitaciones estables, se cobijaban en
antípodas de la humanidad normal, encamada evidemcmen- tiendas y además tenían la costumbre ele comer carne cruda
tc por el europeo. -sígno supremo de alteridad-, sin siquiera despreciar a las
ratas, que tragaban sin despellejar.
Después de Pigaferta, se añadieron al cuadro algunos
detalles suplementarios. André Thevet procedió a realizar
una completa investigación, integrada en su Cosmograpbi«
Entre los patagones uniuerselle. Algunos compañeros de Magallanes y también par-
ticipantes en expediciones ulteriores le proporcionaron in-
teresantes precisiones. Dando fe a esos testímonios, el francés
I~ El descubrimiento de los salvajes americanos fue en sí mismo
una sorpresa. Pero una curiosidad todavía más notable cspe-
calculé la talla de los patagones en doce o quince pies (cua-
uio o cinco metros). Incluso supo por un piloto de Magalla-
raba a los navegantes que llegaban al extremo meridional de] nes (anécdota c¡ue Plgafcua no menciona) que un paragón
Nuevo Mundo. había intentado subir a bordo acompañado por "más de trein-
Estas costas fueron visitadas por Magallanes en 1520, en ta de sus hijitos, de ocho pies de alto" (poco menos de tres
el curso de su viaje alrededor del mundo. En esa ocasión se metros).
estableció un primer contacto con los habitantes, salvajes tam- El juicio de Thcvet fue severo. Los patagones no cono-
bién, pero no como los otros. Dos siglos ames del viaje de nían ninguna organización social y encamaban únicamente la
Gulliver a Brobdingnag, Antonlo Pigafclln (1491-<iespués ele fuerza bruta: "No existen hombres tan bestiales, agresivos y
1534), compañero del navegante portugués e historiógrafo de crueles como éstos", [Eran gigantes auténticos, que ilustraban
la expedición, registra un encuentro en el paralelo 49° y me- a la perfección la tradición mitológica!
dio, en la región que más tarde sería llamada Patagonia, que El cosmógrafo creía saber que dicha especie no sólo ha-
los deja esuipefacios, Un buen día, en pleno invierno austral, bitaba las costas donde los había identificado la expedición
los marineros vieron aturdidos cómo danzaba y can taba a la de Magallanes, sino también cierto número de islas vecinas.
orilla del mar un hombre de talla impresionante que, pese aJ Llamó Tierra ele los Oigames a toda la parle meridional de
1
1 frío, se hallaba completamente desnudo. Al acercarse, los ibé- América del Sur. Luego se aventuró a formular una ley bioló-
1 ricos comprobaron que una persona normal apenas le llegaba gica según la cual las regiones frías producían hombres de
a la cintura, Durante los días siguientes avistaron a otros miem- gr:m talla, además de, evldcntemerue, "groseros y brutales".
bros de la tribu, también gigantescos. Se inició una cacería A-s.i los gigantes pudieron instalarse confortablemente en los
para capturar algunos ejemplares )' llevarlos a Europa. Final- extremos árticos y antárticos de los continentes.

88
ªº
~fONSTRUOS YSAL.\.'r\JES

La carrera de los pmagones recién comenzaba. Durante descendientes de éstos", el religioso se vio obligado a recono-
tres siglos fueron figuras estelares, que se apa¡,raron lentarnen- ce! s~ origen •:ausu-al~· casi se diría "extraterrestre" según los
te ... para finalizar su historia en calidad de seres humanos casi cote_nos de la epoca, mvocando sin embargo algunas circuns-
normales. ~etas particulares. La historia databa de 1504, cuando el capí-
La Patagonia concluía en el estrecho de Magallanes. Al ~1 normando Paulmier de Gonneville se lanzó al océano con

otro lado se extendía un mundo diferente: el continente aus- el propósito de donar a Francia una parte del Nuevo Mundo.
tral. La misma imagen de la Tierra dividida en dos mundos, No consiguió nada para el país, pero trajo consigo un esposo
cada w10 inscrito en un hemisferio, que motivó en un primer para su hija. Este marido era el "salvaje Esoméric", habltante
momento el rechazo de América, estuvo en el origen de una del mundo austral, arrapado allí. por el capitán, que era patrio-
larga serie de expediciones destinadas a descubrir las famosas ta pero no racista. Los descendientesde ta pareja portaban en
Antípodas y sus habitantes. sí la promesa de un gran unión futura entre Francia y el rnun-
~o austral. El abad Paulmier de Gonneville protestó con jusu-
era contra el apelativo de extranjero, y mostró que se había
tratado de un caso ele fuerza mayor,pues al pobre Esoméric no
le quedó otra opción que convertirse en francés.
La búsqueda de las Antípodas El público se sintió seducido por esta aventura ya antigua
de Councvílle, que probaba la existencia de un mundo "tan·
gibl;" en los mares del Sur. La ''Tierra de Couneville" perte-
La Terra australis incognita figura en majestad en los mapa- n~crn por dere:110.a Francia, puesto que el primero en poner
mundi de Oronce Finé (1531), Mercator (1569) y Ortelio pie en ella había sido ¡un francés! 1':I cuadro sólo exhibía una
(1570). Ocupa una mitad, incluso más, del hemisferio sur, sombra: el navegante había olvidado fijar las coordenadas.
expandiéndose por el Pacífico basta el ecuador, para retirarse Un imperio austral para Francia no dejaba de ser una
en otras regiones ame Africa y América; en los océanos Indl- idea susceptible de tentar la imaginación. Ya se había bosque-
co y Atlántico sus costas seguían un trayecto situado entre los jado hacia fines del siglo dieciséis como solución milagrosa
paralelos 40 y 50. para la carrera por las colonias, en la que Francia iba muv a la
Los dos mundos, el de la humanidad conocida y la otra, zagn de los españoles y los portugueses. ·
estaban separados por el abismo de las aguas, pero había un . ~enri Lancelot Voisin de La Popeliníérc (1541-1608),
punto preciso del globo que los comunicaba, Este lugar de historiador, pero también marino y colonizador en pot.encia
encuentro fue descubierto por Magallanes, que pasó en 1520 Juzgó que su país debía recuperar el retraso y prcciS;\tnCnl¡
del Atlántico al Pacífico por el estrecho que lleva su nom- en el inexplorado territorio austral. "He allí -cxclamaba- un
bre. Este estrecho separaba América de una porción del con- mundo que debe de estar henchido de todo tipo de bienes y
tinente austral que se denominaba 'Tierra del Fuego". Por cosai: exce!cntcs. Sólo hace f~ta descubrirlo. ¡Sólo hay que
fin se disponía de-un argumento concreto, de un hito incon- seguir el ejemplo de otras naciones que han forjado tan exce-
testable. leme camino!"
Francia podía enorgullecerse de disponer de una prue- El rey no parecía muy interesado,y el propio la Popeliniére
ba suplementaria, una prueba "viva". En efecto, en 1659 el organizó In expedición. Un folleto publicado en 1599 entrega
abad Paulmíer de Connevillc hizo revelaciones inesperadas. detalles. En mayo de 1589, tres naves algo abatidas salieron de
Amenazado por un impuesto inicuo "sobre los extranjeros y La Rochelle al mando del capitán Trépagné. La Popeliniére

90 9'1
ENT.ru:. Y.1. Ar-:CFJ. Vl..A 6E~ ,.101':STlll:OS YSAJ.VAJES

lo había previsto todo, menos el mareo, que no pudo sopor- un libro muy completo sobre el mundo auscral. Geografía,
tar. Lamentándolo mucho, hubo de abandonar la expedición, habitantes, leyes, religión: no faltaba nada. Además ofrecía
haciéndose repatriar desde el cabo Blanco (Mauritania). El mapas detallados (ríos, montañas, bosques, ciudades), invi-
capitán Trépagné continuó viaje. ¿Fne el segundo después de llmdo a los europeos, no sólo al descubrimiento qne ya pare-
Connevllle en abordar el continente misterioso? ¿Quíé11 po- cía.haberse efectuado, sioo al contacto directo con los terrestres
dría saberlo? Falta documentación y nunca se conocerá el que vivían al otro lado del planeta.
desarrollo de la expedición de La Popelíniére, En 1616 se rectificaron las fronteras: el gran continente
Francia perdió la primera vuelca. Le correspondíajugar hubo de entregar Tierra del Fuego a América. En efecto, dos
a España. Disponía de un as de triunfo: un auténtico hombre nnvegantcs holandeses, Le Maíre y Schouten, consiguieron
de mar tan obsesionado como La Popeliniére, pero que .no se pasar al Pacifico por el cabo de Romos. De puesto avanzado
mareaba. Se llamaba Pedro Fernández de Quirós (hacia 1565- del mundo austral, Tierra del Fuego pasó a ser sólo una isla
1615), portugués de origen. Su sueño era transformarse en el separada ele América por el estrecho de Magallanes, que al
Colón del mundo austral, pero entre los dos hombres y su otro lado miraba hacia el océano libre. Los holandeses se
aventura existe un contraste sorprendente. Mientras el geno- ouldaron de suavizar los daños. La Tierra de los Estados, pe-
vés descubrió un mundo sin saberlo, y no cesó de renegal' de queña isla al sur de Tierra del Fuego, fue proclamada la nue-
él, [el portugués clamó empedernidamente el descubrimiento va .avanzadllla de las tierras australes. Estas continuaron su
de un continente que en realidad no existía! deriva: unos pocos grados más hacia el polo.
Como el continente rebelde rodeaba todo el hemisferio De este modo se precisó una metodología a la usanza de
sur, podía ser abordado desde cualquiera de los tres océanos. los exploradores de los mares del Sur. Cada nueva isla se
Quirós eligió el Pacífico, y fue aparentemente recompensado. presentaba como un nuevo segmento del continente que bus-
Durante su expedición de 1606 consiguió identificar varios pun- caban. La predilección inicial por el Pacífico se explica fácil-
tos del litoral austral, en especial las Nuevas Hébrídas, bautizadas mente: la profusión de islas pollnésicas permitía mil puntos
Australia del Santo Espíritu. Tuvo la impresión de encontrarse de contacto con el Nuevo Mundo.
ea una especie de paraíso, de clima excelente -"no se ve ni El siglo dieciocho optó resueltamente en favor ele las
nieve en las montañas, ni marismas, ni cocodrilos. ni insectos, tierras australes. El asunto Oonneville no hizo más que re-
ni reptiles, ni hormigas, oí mosquitos ... "- y riquezas en abun- forzar argumentos que parecían decisivos. El optimismo se
dancia: "Puedo decir. con certeza", escribía Quirós al rey de fonalecfa a medida que se acumulaban los fracasos. Estos
España, "que es imposible encontrar un país más delicioso, Me debían únicamente a que los exploradores no habían bus-
saludable y fértil, un lugar más provisto de canceras, maderas, cado bien.
tierra para hacer ladrillos y rejas, muy apropiada para fundar En ~pera de auténucos exploradores, el espacio austral
una gran ciudad rnarítirna con un puerto". Sin hablar de la fuejalonado por los escritores y los utopistas. Los tres mode-
belleza de los hombres y, sobre todo, de las mujeres. los ames mencionados (chinos, salvajes y negros) ponían en
Tanto peol' para los franceses. Pero Quirós murió justo juego soluciones alternativas en que los Otros eran inferiores
cuando preparaba una expedición decisiva que hubiese abier- (1 en el mejor de los casos iguales -trnrándose de los chinos- a
to el camino a la colonización española. El partido siguió los europeos. En vías de convertirse en amos del planeta, sin
momentáneamente empatado. duda éstos apostaban por su superioridad. Pero un juego de
En .1607, un tal William Knight (pseudónimode joseph Hall, uhcndad completa jamás puede ignorar los modelos que su-
obispo de Excter) publicó bajo el titulo de Mundus alteret itlcm peran la condición humana "normal ", A falta de identificación

92 O!I
E.\i1tE EL ANC.EL Y L\...ll.ESTIA MONSTRUOS V SAJ.VAJES

en el mundo conocido, se intentaba su implantación en el los idiomas, las costumbres y construcciones". Y ciertamen re
terreno austral. de la estructura social, que es también Igualitaria, y comu-
En este campo han de mencionarse dos libros notables: nista.
Le Nouueou. Voyagii de la Terre australe dejacquesSr,zdeur, publicado Dos viajes y dos grados sucesivos de alteridad. El primero
por Gabriel de Foigny en 1676, y la Histoire des Séuarambes, propone un perfcccionamíen to, en tanto el segundo ataca los
firmada por Denis Vayras (o Vairasse d'Alais) y aparecida en- propios fundamentos del ser humano, la civilización y su en-
tre 1677 y 1679. torno, Coincidían en la necesidad de un sistema fundado en
El segundo ofrece una imagen más aproximada a nuestra >In igualdad y una fuerte disciplina social. Adelantándose a
humanidad y nuestra civilización. Los sevarambes, habitan- Europa, las Anúpodas anunciaban las experiencias totalita-
tes de las Antípodas, son hombres normales, pero mucho rías; y ello prueba que fueron meditadas y preparadas mucho
más inteligentes y en consecuencia más aptos para organizar notes de ser llevadasa la práctica. Poco más tarde los explora-
el mejor gobierno posible. El soberano, aunque todopode- dores comprobarían en terreno cuál de los dos modelos era
roso, ejerce una simple magistratura y es elegido por los más parecido a la sociedad real ele los australianos,
ciudadanos. Impera la igualdad. Los almacenes están llenos
y a disposición de todo el mundo. El mecanismo social fun-
ciona sin desperfectos. Se incluye un capítulo sobre el sexo y
la familia:
"No se permite a los jóvenes esposos que duerman juntos El hombre diferente comienza a poblar los
más que una de tres noches durantre Los tres primeros años planetas
de su unión, y luego una de cada dos noches hasta los veintio-
cho años; después de ello quedan liberados y pueden dormir
jumos cuando Les place. El más grande honor para las muje- En 1609, Galileo (1564-1642) inventó el leme de aumento.
res es amar a sus esposos y criar personalmente muchos hijos Lo orientó hacia la Luna, y vio lo que ningún mortal había
para su país." visto antes de él. En lugar del disco de plata destinado a
No es este el caso de los "australianos" descubiertos por ulumbrar las noches, ante sus <!ÍOS se extendía un mundo.
Jacques Sadeur, que son hermafroditas. Si nace un niño con Vio montañas, llanos y. mares. Decididamente, la Luna era
un solo sexo es asfixiado como si se tratase de un monstruo. 1ma tierra, un nuevo mundo con iguales derechos que Amé­
Sin tener nada que ocultar, la geme no se cubre el cuerpo. La rica o el continente austral. La historia moderna de la plu-
ausencia de separación de los sexos explica asimismo su áni- vnU dad de los mundos habitados comienza en esos
mo frío y razonable; las pasiones les son totalmente descono- momentos.
cidas, y con razón. La religión, acorde con esa carencia de Sin embargo, la tradición era antigua. La Luna y Ja posi-
sensibilidad, parece una especie de deísmo vago y abstracto. bilidad de que estuviese habitada había interesado a algunos
Más que nada impresiona su uniformidad. Hasta la geografia uutores clásicos, de quienes se mofa Luciano de Samosata
debe aceptar dicho principio. En el horizonte no hay montañas, (hacia 125-192) en su Verdadera historia, parodia de una huma-
"pues los australianos las han nivelado". El país no solamente nidad lunar. El tema del "mundo en la Luna" es relativamente
es plano. sino en cierta medida "abstracto", sin bosques, pan· Irecuente en las más diversas culturas. Pero todo se reducía al
tanos, desiertos, y en todas panes existe la misma densidad de campo de una ensoñación que nadie tomaba muy en serio.
población. A lo cual se añade "la uniformidad admirable de Llasta.que Galileo lo vio.

94 95
E..VTRE ELÁNCEL \' L\ IH~i1.A ~l<>NSTRUQS Y!ólAll'r\JES

Más lejos, la pluralidad de los mundos cubría el espacio manifestaba en tocias partes, en los planetas, en el Sol, en las
infinito. Sobre ello los filósofos de la escuela atomista, como estrellas, en el universo entero que estaba animado y en el
Leucipo (sigto quinto a.C.), Demócriro (hacia 460-370 a.Ci), que cada cuerpo celeste era una entidad viva. Por el rnomen­
Epicuro (341-270 a.C) y Lucrecio (hacia 98-55 a.C), sostuvie- to estas disputas se desarrollaron en un terreno abstracto. El
ron una teoría muy particular. Para ellos el mundo -"nuestro hombre diferente, el habitante potencial de los planetas y
mundo"- estaba constituido por la Tierra, situada en el cen- las estrellas, no desempeñabaningún papel. Esperaba la con·
tro, y los cuerpos celestes que la rodeaban: la Luna, el Sol, alusión del debate en torno de los grandes principios teoló-
planetas y estrellas. En este conjunto la vida estaba confinada gicos y filosóficos. Los protagonistas parecían más interesados
a la Tierra. eventualmente con alguna excepción referida a la en el tema de su derecho a la existencia que por su propia
Luna. Pero; más allá ele la esfera de las estrellas, se suponía la existencia. El contacto entre nosotros y clJos todavía no se
existencia ele otros mundos que pertenecían a ou·os cielos y vislumbraba.
gravitaban alrededor de otras Tierras tal vez habitables. Sim- Tocio cambió de golpe con el telescopio y la Luna, La
ples puntos luminosos, los planetas no se consideraban como nueva Luna. Las conclusiones de Galileo, expresadas cu su
asientos posibles ele vida. Tampoco las estrellas. Las demás Sit(ereus nuncius (1610), fueron defendidas y afinadas por el
existencias estaban relegadas a un espacio abstracto y extre- gran astrónomo johannes Keplcr ( 1571-1630), quien ese mis-
mudamente lejano que sólo podía alcanzarse a través ele la mo año 1610 redactó un comentario sobre el texto de Galileo
razón. Esta teoría, además, estaba lejos de ser unánime. Entre (Bisscrtatio cuni mmcio sülereo) y retomó el tema en su célebre
sus adversarios figu,.aba el propio Aristóteles, la mayor autori- 801n11itt111 (publicado en 1634). Creía poder demostrar la cxis-
dad ele la Antigüedad y la Edad Media, quien afirmaba la iencia de mares y una atmósfera en la Luna, además de inten-
existencia de ttn solo cielo, una sola Tierra y una sola vida. IRr una definición minuciosa de las condiciones de vida y
En la Edad Media el problema se planteaba en términos 4obre lodo las consecuencias de las grandes diferencias térmi-
análogos al de las Antípodas. Muchos mundos significaban cas entre el día y la. noche de medio mes ele duración. Una
muchas creaciones; ello hubiese probado sin duda la omnlpo- gran cavidad circular observada en el satélite se interpretó
tcncia divina, pero de un modo que no estaba recogido en la como una excavación artificial, prueba irrefutable de la exis-
Biblia. Allí se hablaba de una sola creación y de un solo mun- tencia de los selenitas, constructores de viviendas subterrá-
do. Como lo hacia Aristóteles. Algunos teólogos se atrevieron neas destinadas a prmcgc,.sc de las duras condiciones
a sostener la posibilidad teológica de varias creaciones, pero climáticas.
no se avanzó más allá en un problema considerado con justi- La Luna füe sólo tlll primer paso. La seguirían los plane-
cia como insoluble. tns. 'Iambién éstos conocieron una metamorfosis a través del
El Rcnacimicmo derribó las prohibiciones. Copérníco telescopio de Galileo; adq uirieron un espesor inesperado.
-en su tratado De revolutioni/Jus orbium. cmlesliullL (publicado Júpiter, sobre todo, ofreció una Imagen impresionante. Galileo
en 1543)- sitúa a la Tierra en el mismo plano que los demás doló al unís grande ele los planetas con cuao·o satélites, cuatro
planetas, probando que sólo se trataba de un satélite del Sol. tunas. Pero, ¿para qué servían cuatro lunas,se preguntó Keplcr,
Ciordano Bruno (1548-1600) amplía la mecánica coperníca- Mi no era para iluminar las noches jupítertanas? ¿Y alumbrar·
na: cada estrella era, como el Sol, el centro de un sistema las en beneficio de quién, si no era de sus habitantes? Demos-
semejante al nuestro. Lo quemaron en la hoguera y poste- tración ele una elegante simplicidad: "Por lo tanto, podernos
riormente se le ha considerado mártir de la ciencia. De he- deducir con muchas probabilidades que Júpiter está habita-
cho, su concepción cm más mágica que científica: la vida se do", concluía el sabio.

96 97
MO~'.S'l'lu;os \'Sr\l\·i\JES

En 1638, el inglés John Wilkins (1614-1672) publicó un que se cree. Lo desasosegaban Interrogantes e incertidumbres.
completo tratado sobre el mundo lunar y sus habitantes: üa Luna, como las tierras australes, ponía en evidencia, me-
Di.scovery of a World in 1/111 Moone. Aquel mundo parecía muy diante formas ele civilización más articuladas que la nuestra,
semejantea la Tierra, Ya podía vislumbrarse una acción coloní- lns imperfección es de la sociedad europea. Al mismo tiempo,
zadora que simplemente prolongara los grandes descubrimien- constituía una manera ele ilustrar la relatividad de los princi-
tos y la colonización del Nuevo Mundo. Sólo quedaba un detalle píos morales y políticos, de la cual Europa comenzaba a to-
por solucionar: la metodologíadel vuelo interplanetario. mar conciencia, una vez confrontada con los otros y también
La solución, o por lo menos una de las soluciones posi- con sus propias tensiones. El hombre diferente salía ele los
bles, la halló Francis Godwin (1562-1633). En su viaje imagi- clichés inamovibles y entraba en un juego mucho más fino y
nario, Tne Man. in ttie Nioone, recurre a un tiro ele grandes comple]o, encaminado hacia la experimentación de solucio-
pájaros como medio de transporte. Su Luna presenta condi- nes múltiples )' variables: servía para el cuestionamiento per-
ciones naturales paradisíacas y una especie de hombres su- manente ele las ideas recibidas. La pluralidad de los mundos
periores a la nuestra: gigantes, pero no gigantes groseros, ~iabitados se refería a una pluralidad de interrogantes y alter-
como los de la Tierra, sino extremadamente civilizados, que nativas destinadas ,, precisar las coordenadas de uu viaje que
vivían largamente y en perfecta armonía. Trabajo fácil, El se desarrollaba menos en el espacio que en el tiempo: el viaje
crimen y el adulterio eran desconocidos. Desgraciadamente, de la sociedad tradicional hacia la modernidad, hacia el por-
una raza inferior empaña la imagen: enanos en compara- venir.
ción con los primeros, de hecho son hombres como noso-
tros, rebajados a la esclavitud por los gigantes. He aquí una
advertencia a los colonizadores en ciernes: en lugar de im-
ponerse como señores, corrían el riesgo de convenirse en
esclavos, como los negros africanos.
En 1657 se publicaron Los Estados y los imperios de la L11.na,
escritos hacia un decenio por Cyrano de Bergerac (1619-1655);
en 1662 aparecieron Los Estados y los imperios del So! Se trata
de una obra muy compleja, mezcla ele ideas científicas y filo-
sóficas, de utopía y sátira; destaca la identificación del "paraí-
so terrenal" en la Luna y la confrontación con hombres con
valores antitéticos a los nuestros: andan en cuatro patas, res-
petan a los jóvenes y no a los viejos y, en lugar de la espada,
instrumento de la muerte, enarbolan orgullosamente el sím-
bolo fálico, instrumento de la vida.
La Luna, por cierto, sólo prolongaba la exploración
terrestre y el tipo de utopía que la acompañaba. Después del
continente austral, representaba la escala más próxima. Sin
duda es una señal del expansionismo de una sociedad cada
vez más segura de su fuerza. Pero la buena conciencia de
Europa tenía sus Iímites. El conquistador es más frágil de lo

98 99
Un blemmy

Sclpo,lt1,
Jlo1tolf!rri,

1:1 sciapodo
{Courad Lycosthenr«, J',urll¡:,i,1111111 ac ostentorum J,nn,i,1111, 651c. l55i.}
Combare de pigmeos conuu lus grullws
(Scbastian Münstcr, Cosn1opaphi(l. Hlfhl(.)'1'1/is, Bfllc, 1552.)

Ycti
(Scimre r.t We. abril de 1958.)
Tritón y Sirena (vistos en el Nilo)
( Or.uvrts de Amroisc Paré, París, varias ediciones desde 15?5.)
'

Los vísítnntes del cielo: extrmerrcsues de hov


( Le Dossier ,Ja jtJU CfJU/JI.\·1JQ/1r11(rs. ,
Darg,,ud, París, 1979. Copyrighc textos.], Lob: dibujos, R. Ci¡¡i.)

uemes; tos documentos de ilustraciones fuera de. texto provienen de IR btbliotccu tlr [,
rnrlernin (~e Bucurestydc la colección personal del autor, con ext~cpci011 tic \li.vilnulf..,·1/td ,UI • En el abisme: homhre subtu;,rinu in,.igln;ldo por H. G. '\\tells.
:1yo copynght.pertenece n los autores o a los derechohabierues. (Dlbttio de Henri L,nr:»,Jc.it1i, t•11t, l!i de septiembre de 1905.)
El pdi1,...-o amarillo.
japonés que se apropia
del globo.
(}esais tout, 15 de marzo
de 1905.)

Piquccarnropos asesinos,
(Ilustracién parael
.. ~1undo perdido ..:
j,: snis 101,tt.
15 de mayo de 1914.)

El enemigo de clase (el capitalina).


(Dibujo de Borís Eñmov.)
,

El hombre del año 1.000.000. (P1111d1. 2!, de uoviembre de \893.) El negro. entre et hombre y el oranginán.
(,\tauvcauDidionnaire d'/1~'loirnn<1trm.lk, 101no 15, París,jSt7.)
..

L:1 Cf:orgi:tli:t )' el Bachkir.


(Crupard l .avarcr, L /\ n ,lt: ,.v.n,-nnifw l,.'!ilto11111u•,i par ta phy1io110,nit, vol. N, París, 1806.)

Un selenita. (Goorges Le Faure )' Mcnry de Graffigny. El parníso poll11t·id,1: el uuC'npco entre la enamorada )' el ladrón.
11wulun-J txfY(lnn/h,aHt·s d'un .1,1v1111tn1J:rr.. vnl, Y, Pnrfs, 1889.) ( Vt~)'IJ>:"t',I,· J ·" J',~uuu,· nuítmr ,Ju uuuulr., París, 1980.
Dfüotiadn I""' llowh<i <le \l:mcy, grabado por Godefroy.)
Los hombres elefantes.
(Nicolás Restlf de la Breronne,
La Decouve,te austmi« J1a,· un Monfrrorum Hiíboria. \ 19
h•mm,,volarrt, Leipzig, Ji81.) r
A gcntni bomintuo íyloeelriurri nú f¡z,u tgrc-~tndJ CiruJ.l 1n ij popul fJqut oro.:nu
p-roli1:t b:ub.r-,&: piionun rorius corpori, .ñ, confpc-ñaiu \•cn1gar .:u:l:nic'.1.odL H, i
ñnitlmis l\;ub.1rís hom.inc$ (ylueílrC".sproprio voc:abufo Jndigit1ntu,. ~.:in,tu·
.,uidtm :i.d vitr Ntttl:cm., ousn:coíum t'.lt&IHD grtgtm ouu·iant:, quoni11m :ab~ftj,io
:idhyaoa:)c folCl;tlmn,lnnuincri bolles indic, torw:rt p1uri.lm~lliduéingn:dJ"o,ur. r1¡iJi e;._.
lfu.10¡ tci~ •dbucinccru cfi,niaan bdlllÍlft<1di bouc.1 a.li:l.s íeris: \lt~ntrs, \'CÍ iru .. 11,,,.¡ J.·,~
puJíuhomioa,n ,at,vd imtr,ilpib11U&d CG~mioos confv~Wlr. !ttq.lti ropu.li. {•11.
tnmiotti, vfrtbus:, qu ittiCl-lrul aUum bon n (utJ'crtndo non. a:in, para f1,1tur•,
lnuttitudfnt'GltlttOm a!eotC"S feu1r.nrur t quibus bOUl't (ti:unpc:rmuho1 vcn2ndo
c:apiuqt,qoorum•liocrccentn qi,fdnn ediaot, &.:ilicn rtia:mf:il'-·<ond1to5 :ad fll1urú C••r.11/1•
vfitco rr<ondiant .Deipdc: infioita :i.hcriu, ~~nrd1, .a1umand,canfbu~coniprtflcnfa,r/"• "s.,.
c:dunr. H:rraa, gc-atiam imna ntmltt1m,•un mtrU,91.1.imftmlnrta.bJbaiu11.

Mas Cinnaminiegentu.

Un hombre árbol
en el centro de la tierra,
(Ludvig Holberg, l1.!la1/t1i
Kfi,nUiter Jubtr.,1·aneu,11,
Copcnhague y Lcipzíg, 1 i-11.)

El hombre salv•tic en el Renacimiento.


(Uly$SC.: Aldrovaudl. i\1111,slro11un histuria, Bolonia, 1642.)
.......
..,.

Gnantu Sed.ton
---~Mp,y,J~
~·~;An­'oiw

Anhnnle..~de rostro humano: el Tanachr y el Hnílt.


{,\nclré Thevet. /..u Co.t,iWf$Yipl;itJuui:1.;erstlle, París, 1575.)
E~nl:, <le gigantes.
(J\1h;1nusi11~ Kirchcr, ,\lruul11,· :f1tlilt'1r,nu•u.t, A111su·nl11111. IUUi,,)
De A. Theuec. Liure XXI 929 III
JUimiio ~:USJni=-cra1 lcuttttn\u11tÍ'cnfuulrqníls lcrcic~t&m~lmiiaé-c,quc
~u c-ontr~ ontc:fi.cgr.acc,de luy prcftutC'r,·iu.m:,logh:, &. íouuenrvnc fillc pout
ÍOJ.lfuuice: .Et qui p[uscn, leJ fcmnlC'S!( (lites vie11dro11t3Ut0Ut de l'~r ,
Í";ÚÍr.;msconm ttrn-,pourplorer &' eríer, cnJi~ncdc ioyt',pourvofircbitn TcolS('.
¿DEGENERACION O
PERFECCIONAMIENTO?

El hombre diferente en peligro: lo salva


la Razón

En 1751, dom Agustín Calmet (1672-1757), sabio benedictino


de la abadía de Sénones, publicó un Tratado sobre las apando-
11es de i,spíritus y sobre los vampiros o los aparecidos. Comentaba la
proliferación de un fenómeno extraño: "Desde hace unos se-
serna años, en Hungría. Moravia, Silesia, Polonia, a nuestros
ojos se ofrece un nuevo fenómeno: se dice que se han visto
Q.e.é11,o,,1., ~.úiií;í;úp;:opg',elld-vausdliontcn l<llTbngu<,nouúns g12nde
cffufion de lanncs, m_r.iro({CS:_Tufcülc mfbicn Ycnu, m ts.dci,Q'lbons111tt-ys, hombres que llevan muertos varios meses y que vuelven, ha-
ea~ quc1u.a, prislig:r~~ cdenousvenirvoirdc filoir.,g: ~ vous fontvn:jr,. blan, caminan e infestan los pueblos, maltratan a los hombres
~ni,étlcw.aícs, mliq_otrínd~tiOñ1wurdlclcsy fcmood&'i.ndulr. Vous vcr- y los animales, chupan la sangre de sus próximos, los enfer-
rcuu6i lcp.,.deba¡íll• • .i..\;ru Con ua r•ncfú & branll.tnt, kqucl pleorede
iayc, toot ~in&.¡uclcs fcmmcs;t,; t:úchm cfc (,ú-e <¡uclquc chofe ou vou, puillin man y ñnalmcnrc les provocan la muerte". Desde su base en
pr¡,drcpµi(ir •.Orqu"'f<IUC ee peuple"}'c logu & lorclin, p>niculicn,G di« qU-il Europa central u oriental, el ejército de muertos vivientes
.~tfic;~.k,qycccé¡uef.vn~ilJctommooiqucQ111:aucrn<¡oic.11ontaff.tirc,6' parecía a punto de Invadir Occidente.
cfga!l-.,itit~cr..Aurdl,,1lcí¡li.cuticW<dccbo(csnuuudlcs,a:ln•dmi- El benedictino se rebeló contra esa leyenda ("es sólo una
tct1or,,¡ucpouulrudnclhigmcqol'c<J:uilcmag=,asgcns,.[111""1ibicnll,..
ut!C.1~°'1", <¡Ornl~lai{!mtnclc,powtia fOllScfcoDauitc • dccc t¡U'iJs\'OUI líusíón "). clcrtarncn te como hombre de Iglesia, pero también
cl,m.ndtpr. C<1 S.Utt,¡:a, CJlland,oasffli=.wleunlogcs& abane1, aprulr:s como filósofo de la Ilustración (había recibido a Volcaire en
~pir,liiloln,ih Í'>ppmd,mrd• voü,.1U<Cullé iúfcuance ec priuaucE, commdi !U casa). L,,. Edad de la Razón no estaba dispuesta a seguir
J:Qútc leutvk i\$2;uofent- ~cíen ~dct.:votts-~& tclltmU11-q11-11sptttLdró1
voftrcbon.
na, O"-ch.ip.f',\\l,& (el, mcmoÍltforJaccll: p!ufit,ml°vn •pm faurre, Ie"1l1f• aceptando la existencia de esos hombres demasiado difcren-
.t.9,,6:.•yan,apinion ..fdlicplusbcau,,:wecccUc!""=• La ••tm•ou•pmi- les. los vampiros .
Jront vo!!n:cfpcc,$td"l{u•a• coub,G vous coautt,&Í'<l1cfcrim5si lcarmc,. Oc hecho, la galena completa de "otros" pasó por la
.d;.mCíl.asrnc& de¡woUc,& au,:'i vnc: 6t:R"CÓtduncc,lcun~ 11nc.mis.l'Jrú,i.ltvou1
.m:m:hcn~ca~K'ttmcnr, &nC'lcurúulcri.cnrcfufer,tivou1dl voulln. dttrícmlR"# criba rigurosa de la crítica cartesiana. No era razonable imagi-
plmicou :uiiicié. Vbycll c¡ulb 1ous 1cncltbttoutes 'tOZlwdcs, ti(.dann.czlcur ce: nar unos hombres que seguían viviendo -y de una manera
EEEE.E üj crueramcntc escandalosa- después de fa muerte. Los vampiros
debían desaparecer. Tampocoera razonable aceptar cualquier
Indios (demudas) reciben \'isiL'lnLc!i (,·c~s1hlo!t).
[André Thcvci, •/>. ril.)
!01
f.NTRf, 1':l, ,\NCl:.1. \'L\ SESIIA
iOEOF.:-mRAOJO!I[O PER.f'f.CCIONAtt,UE.
':'rO?

fantasía biológica: los hombres sin cabeza o los hombres con Los hombres sin cabeza, decididamente no. Los gigantes,
cabeza de perro ... Había llegado la hora de que los blemis y tal vez... En fin, ¿por qué no?
los cinocéfalos hicieran mutis por el foro.
En esta época, la Razón se distanció de las creencias po-
pulares que antaño todos habían compartido. Un sabio o un
filósofo del siglo dieciséis podía inclinarse, si así le parecía,
por las costumbres de las hadas o las brujas. Tal actitud hubie- De tres a doce pies
se puesto en ridículo a un filósofo del siglo dieciocho. Esos
seres fantásticos no desaparecieron, pero su uso quedó rele-
gado a la gente desprovista de instrucción. La cultura de elite En 1764, el comodoro John Byron ( 1723-1786) exploró las
tendía a destruir los puentes que en un tiempo la unieran a la costas de los patagones. Por fin éstos tendrían la oportunidad
cultura de las "masas". de encontrarse con un exploradordel siglo de las Luces. Byron
El hombre diferente se vio amenazado por un gran peli- vio los mismos patagones que ya habían observado Magallanes
gro. Debía pasar un riguroso examen de ciencia y filosofía y Pigafecm. Transcurridos dos siglos. los gigantes habían con-
cartesianas. Mll años antes de esta prueba había superado su servado su ralla.
examen de teología. ¿Estaña en condiciones de flanquear este Cuando bajó a tierra, cuenta el navegante. "avancé solo
nuevo obstáculo? hacia los indios ( ... ) un patagón que nos pareció uno de los
Tuvo la suerte -en apariencia escasa, pero de hecho con· jefes se separó del grupo para venir a recibirme. Su talla era
siderable-- de encontrar un aliado poderoso en su propio ad- gigantesca; tuve la impresión de que los cuentos de mons-
versario. La ciencia debía demoler al hombre diferente, pero truos con forma humana se hacían realidad. Se cubría la es-
en cambio lo salvó. palda con la piel de un animal salvaje, similar a los abrigos
En esta ocasión la Razón develó su mecanismo secreto. que usan los montañeses de Escocia. Tenía la piel pintada del
Para mejor asimilarlos, devoró los mitos. No se perdió ningún modo más horrible, uno de sus ojos estaba rodeado con un
arquetipo del imaginario; en todos los casos hubo recupera- círculo negro, y el otro con un circulo blanco; el resto de la
ción, adaptación, transfiguración. La razón y la ciencia no cara se hallaba extrañamente surcado por líneas de diversos
hicieron más que transportar al nuevo discurso las obsesiones colores. No lo medí, pero pude juzgar su almra comparando
y los fantasmas ancestrales de la humanidad. su talla con la mía; no estaba por debajo de los siete pies. En
Para el hombre diferente el paso siguiente no fue la el momento en que el aternorizantc coloso llegó a mi, pro·
exterminación, sino un zafarrancho del cual surgiría un nunciamos el uno y el otro algunas palabras de saludo, y
nuevo orden. Todo lo que tenía de milagro en el sentido fuimos a reunirnos con sus compañeros, a los cuales, cuando
religioso o metafísico del término -Ias hadas o los vampi- los tuve ante mí, indiqué que se sentaran y todos accedieron
ros, sin hablar de las apariciones de santos- fue puesto en de buen grado. Había entre ellos varias mujeres de estatura
el índex. En cuanto a los milagros cienúficos o biológicos, proporcional a la de los hombres, siendo casi todos de estaru-
era necesario separar el grano bueno de la cizaña. No iba a ra semejantea la del jefe que había venido a mi encuentro".
admitirse cualquier fantasía, pero tampoco podría negarse Un oficial inglés con la talla poco común de seis pies "se
a la naturaleza su capacidad de invención y cambio, lo que veía, por así decirlo, transformado en pigmeo al lado de esos
habría sido una cornradicción para la mentalidad científica gigantes" que, además, tenían las espaldas de una anchura
del momento. formidable. "Por lo tumo. no cuesta imaginar la impresión

102 103
E.",1t1~ •'.l.ANCEL YL\SESTL.\

que debió de hacemos ver quinientos hombres de los cuales Según Linneo, en las altas montañas viviría una raza de
los más pequeños medían por In menos seis pies y seis pulga· hombres "pequeños, ágiles y tímidos", Buffon da detalles so-
das, y cuya complexión y robustez de los miembros corres- bre dos comunidades montañesas perieneclenres a esta cate-
pondía perfectamente a su altura gigantesca." goría. "Se dice", escribía, "quc existe en las montañas de
Algunas decenas de años antes de Byron, el viajero fran- Tucumán {noroeste de Argentina) una raza de pigmeos
cés Amadeo Frézier (1682-1773), explorador de las coscas de de treinta y una pulgadas de altura (unos ochenta centírne-
Chile entre 1712 y 1714, fue más generoso aún. En la Relatitm tres), arriba del país habitado por los patagones. Se llega a
du voyage que publicó en 1732, los patagones llegaban a medir asegurar que los españoles llevaron a Europa, bada finales
nueve o diez pies, es decir, unos tres metros. Es cierro que del año 1755, cuatro de estos hombrecillos." De los patagones
Frézier nunca los vio, pero su juicio se fundaba en una multi- de los llanos a los enanos de las montañas, Argentina presen-
tud de testimonios convergentes, más que nada de navegantes taba una curiosa diversidad de niveles: a medida que se subía,
holandeses que les asignaron sin excepción entre nueve y ¡disminuía la calla ele los gigantes!
once píes. El segundo caso, y el más célebre, fue el de los quimos,
Después de los exploradores, los sabios. En primera lila, pueblo que habitaba las montañas de Madagascar."Se encon-
Maupertuis (169S-J 759), matemático y filósofo francés a quien traba en el centro de la isla, donde las tierras son más altas, un
Federico el Grande nombró presidente de la Academia de cr:,ueblo de enanos blancos." Su talla se calculaba en tres pies y
Berlín, que se obsesionó con los hombres diferentes, incluí- medio (algo más de un meo-o). Se sabía casi todo sobre su
dos los patagones. Creía cíegamcntc en su gigantismo, prcfi- aspecto y comportamiento. "El carácter natural y distintivo de
riendo las aproximaciones más audaces: de diez a doce ples. estos hombrecillos -prccísaba Buffon-- es que son blancos o
La decisión quedó en manos de los dos grandes maesa-os por lo menos de color más pálido que los negros conocidos;
de la bíología de fa Ilustración: el sueco Car! von Llnneo tienen los brazos muy largos, y las manos les llegan más abajo
(1707-1778) y el francés Gcorges-Louis Leclerc, conde de de las rodillas sin doblar el cuerpo; las mujcr·esllegan a tener el
Buffon {1707-1788). Veredicto favorable. En su Sistoma de la sexo cubierto por las mamas." Inteligentes, activos y gue.r:reros,
naturaleza (Systemanatura<2, 1735, trece ediciones hasta 1793), habían conseguido, gracias a la naturaleza abrupta del terreno,
Linneo agrupó en la variedad de Homo monsttosus varias es- conservar su libertad.
pecies de seres humanos diferentes: entre ellos se encontra- Retomando estos rumores trasmitidosde boca en boca, a
ban "los paragones, graneles y perezosos". En cuanto a Buffon, Buffon le parecía estar procediendo como un sabio responsa·
ofrece un estudio muy detallado sobre cl tema en la sección ble, no solamente dedicado a recoger hechos, sino también y
"Del hombre" de su inmensa Historia natural. Como científl- más que nada a analizarlos. La razón le sugería que la talla de
co riguroso que era, el naturalista francés revisó todas las esos personajes podía haber estado un tanto sub o sobreestí-
fuentes, comparó las cifras, que iban de ocho a trece pies, mada. Zanjó la cuestión haciendo crecer ,1 los quimos hasta
para llegar a la conclusión de que "existe en efecto una raza los cuatro pies y reduciendo a los patagones a siete u ocho
ele hombres más altos y poderosos que ninguna oa·a del pies. El hombre diferente se había salvado, y también el pres-
uni verso", tigio de la Razón.
Cuando los gigantes fueron aceptados, llegó el tumo de
los enanos, que se impusieron acaso por puro amor a la sime-
tría. De este modo quedaron netamente definidos los límites
extremos de la humanidad.

10,1 [05
E­;\TRf,. El, AKOEL Yl.AB"ES'IIA

escalada del salvaje. Entre los hombres diferentes del siglo


Los filósofos cortejan a los hombres dieciocho, le correspondió el papel protagónico. .
El salvaje procedía directamente de los bosques me~1eva-
de los bosques les. Como las demás especies conservadas por la Razón, se
benefició de algunos cuidados, susceptibles de transformar
una ñgura folclórica pintoresca en un personaje dorado de
En los Viajes de Gulliver-publicado en 1726 por Jonathan Swift
dignidad cíenuflca y filosófica. Pero la demanda fue tan fuerte
(1667-1745)-, aparte de los enanos, los gigantes y los caball<;>s
que un solo salvaje no bastaba para el proy~c~o de la Ilustra-
inteligentes, está la descripción memorable de una especie
ción y se acabó por recurrir a dos especies distintas.
muy curiosa de animales salvajes:
'La primera fue "el hombre asalv;\jado"? el Ho1~0 [erus
"Tenían la cabeza y el pecho cubiertos de un vellón espe-
según la clasíñcaclón de Linnco, que Jo consideraba mudo,
so, algunos rizado y otros liso. Tenían barba de chivo y ~a
peludo e hirsuto, que anda en cuatro patas". ~na ~ecena de
larga línea de pelo en el espinazo, tal como en la parte anterior
ejemplos fueron suficientes para decidir la exrstencia de una
de los cuatro miembros y los pies; todo el resto del cuerpo
estaba desnudo, y pude verles la piel, que era color cuero de especie humana panicular. .
Un cuadrúpedo capturado en 1531 en tierras del arzo-
.
gamuza. No tenían cola ni pelo en. las nalgas, excepto alrede-
dor del ano· la naturaleza les había puesto eso, pienso, para. bispado de Salzburgo fue el primer inscrito en. la li~ta. Do-
mesticada, la criatura consiguió anclar en dos pies e incluso
protegerlos cuando se sentaban en el suelo. En efecto, los vi
hablar. Antes de ser la ciudad ele Mozart, Salzburgo tuvo el
tomar esa posición, pero también permanecían echados, y a
honor ele ser la patria del salvaje; todavía se puede admirar
menudo se levantaban sobre las patas posteriores. Subían a la
su estatua erigida en nna de las plazas de la ciudad.
copa de los árboles más altos, tao ágiles como ar<!illas, pues sus
En el siglo diecisiete, la misma especie tuvo un represen-
patas delanteras, como las de atrás, estaban provistas de garras
tante en Juan de Lieja, un niño que fue encontrado desnudo
largas y fuertes ele puntas agudas y curvas: ~e echab~1 .ª correr y casi enteramente cubierto de pelo; luego fue un adolescente
a menudo,,v sallaban y brincaban con agilidad prodigiosa. Las
,, . l Irlandés que vivía entre ovejas medio salvajes y que balaba
hembras eran más pequeñas que los machos. reman en a
cabeza pelo largo y liso, pero la cara lampiña y el cuerpo :u-
bierto por un vello ligero, excepto en el ano y las partes genita-
corno ellas, y finalmente un joven lituano que había pasado
su infanda enu·e los osos.
Los encuentros se multiplicaron en el siglo dieciocho, en
les. Las ubres les colgaban entre las palaS delanteras y casi
la medida en que crecía la presión de las solicitudes científi-
tocaban el suelo a cada paso. Su piel era de color variable:
cas y filosóficas. Peter andaba en cuatro paras por las selvas d~
castaño, alazán, negro, tanto en uno como otro sexo. En resu-
Hannover, y no conocía ninguna palabra. Tuvo la oportum-
men, jamás en el curso de mis \1,1ies babía visto animales más
repugnantes, ni que me inspirasen tanta antipatía instintiva." dad de ser presentado al rey Jorge I de Inglaterra, y en su
edad madura consiguió pronunciar dos nombres: el suyo y
Esta criatura, que era llamada yaboo, reservaba a Gullivcr
el del rey... Francia enriqueció la colección gracias a María
una sorpresa particularmente desagradable: "Mi horror y mi
Angélica, niña descubierta en J 731: pero más que na?a por
estupefacción llegaron a un punto. inexpresable cuando com-
Víctor, niño que conocería la celebridad durante los pnmeros
probé que ese innoble animal tenía un aspecto enteramente
humano", años del siglo diecinueve. Capturado en 1800 en el_depar:3-
mento de Aveyron, fue tratado de acuerdo a las mejores fór-
El yahoo de Swift no constituye un caso aislado en el
mulas pedagógicas de la Hustración. Su educación (que inspiró
mundo de los filósofos. Ilustraba un hecho más general: la

107
106
la película de Francois Truffaut El niña salvaje, 1969) acabó en Pero en ambos casos los problemas esenciales eran simi-
un éxito relativo. lares: la evolución o por el contrario la degeneración, la recu-
Blurnenbach afirmaba que se trataba de degenerados e peración del ser degenerado que ponía en juego los
idiotas. Pero los filósofos y los sabios tenían necesidad, no de 'mecanismos biológicos por intermedio de la sociabilidad y la
cretinos, sino de hombres diferentes. En su intento de cons- educación. El hombre puede degradarse o progresar, y no
truir teorías globales y coherentes, no perdían ocasión de únicamente el individuo, sino la especie en general.
arrimar agua a su molino. De este modo, los pobres cretinos Robinson Crusoe probó la capacidad cid hombre de per-
se transformaron en hombres salvajeso asalvajados, y ocupa· manecer a solas y lejos de sus semejantes. Pero Cornelius de
ron una posición bien definida en el juego de la condición 'Pauw, en sus Rccherches f,Jiilosopltiques sur les Américains, sostuvo
humana. la tesis contraria: "el metafísico más grande, el mayor filósofo,
El pensamiento evolucionísta comenzaba a dar frutos. abandonado durante diez años en la isla de Fernánclez, volve-
Lejosaún de Lamarck y Darwin, ya se preparaba el terreno en rí~ embrutecido, mudo, imbécil. ..". Y lo contrario, ¿podía ser
que habrían de germinar sus teorías. Sin ser evolucionista, el cie,·to? Sí un filósofo podía sumirse en el salvajismo, ¿sería
sistema de Linneo, con su encadenamiento gradual de los posible elevar a un salvaje a la filosofía? Sin ir tan lejos, la
seres, invitaba a la evolución. Por el momento la frontera. experiencia del médico Jean ltard con el niño Víctor parece
entre las especies parecía relativamente estable -aunque de probar las virtudes de la educación. El resultado, aunque mo­
cuando en cuando fuese divertido rraspasarlas-, pero gana- desto, ponía en evidencia un progreso innegable respecto del
ban terreno los argumentos a favor de una variabilidad entre punto ele partida; inicialmente, si creemos al doctor, el peque·
los limites de cada especie, incluso la humana. Variabilidad ñQ salvaje "no sólo se en con u-aba en el último escalón de su
determinada por las condiciones del medio y también, en el especie, sino también en el último entre los animales [ ...] en
caso del hombre, por el entorno social, la educación y la cierto sentido no era distinto de una planta" y sólo lo difercn-
aculturación. ciaba de ella "su facultad de moverse o gritar".
Parte esencial del programa de la Ilustración giró en tOJ' Transformar una clase de animal o planea en ser humano
oo del salvaje. En primer Jugar, ¿quién era? ¿Protoúpo de era un gran logro: la garantía de que tanto la sociedad como
hombre u hombre degradado? Había quienes pensaban que In pedagogía poseen la capacidad de cambiar al hombre. El
la humanidad se había desarrollado a partir de una condición salvaje era la prueba.
cuasi animal, que incluía los cuadrúpedos. Por el contrario, En 1758, Linneo incluyó en su clasificación un segundo
hubo otros que no aceptaban el paralelismo entre lo "asalvaja- hombre salvaje bajo el norn bre de Homo 11oct11mus u Homo
do" y lo primitivo. Para jcan-jacques Rousseau, en su Discurso syluestris. La historia había comenzado algo antes, C(Jn las in·
sobre el origen de las desiguakiades entre los hombres ( 1755), el vestigaciones del médico y anatomista Edward Tyson (1651-
primitivo "siempre estuvo conformado como lo veo hoy, curni- 1708). Este pudo practicar la disección de un chimpancé,
nando en dos pies, usando las manos como nosotros usamos nnimal poco conocido en Europa por entonces. Pensó que se
las nuestras, considerando con la mirada toda la naturaleza y trataba ele un orangután y, para complicar más las cosas, lo
midiendo con los ojos la vasta extensión del cielo". En suma, denominó "pigmeo", situándolo en una posición intermedia
un ser bien adaptado e incluso mejor adaptado que el hum· entre el hombre y el mono ( en su obra Orong-outang; sio«
bre actual, pue.5 no conocía los males supremos que son la Homo Syluestris, ar the llnalomy of a Pigmie; 1699). "Nuestro pig·
enfermedad, en el orden biológico, y la desigualdad, en el meo", afirmaba Tyson, "no es un hombre, pero tampoco es el
orden social. mono común, sino un tipo de animal intermedio." He aquí

108 109
E~TRE ti. A~(;t-:1. Y 1 •.\ n~lCt.\

por lo tanto un subhumano o un superroono, que hada de .incultura, sino en primer lugar por su conformación anatómi-
eslabón que unía y sobre todo separaba al ser humano de la ca. Helo aquí empujado a la categoría de mono común y
familia de los monos. Chimpancé, orangután, hombre silves- excluido del proyecto pedagógico reservado a su primo más
tre, pigmeo: ¡qué cóctel, qué magnifico enredo! Esta especie, evolucionado. De este modo, las dos especies de. hombres
con algo de ayuda de la imaginación, tenía muchas posibilida- salvajes, unidas, proporcionaban solidez a los fundamentos de
des de proliferar por las regiones salvajes de todo el mundo. un evolucionismo más global, a la vez biológico y cultural,
Y así lo hizo. La Encidopedi«, en su décimo volumen, pu- Salvajes o ... menos salvajes, los hombres con cola estaban
blicado en 1751, proporcionaba una descripción completa ·particularmente bien representados. Veamos dos ejemplos
del salvaje de Borneo. "Es, como se dice, de la ralla del hom- extraídos de la Historia natural de Buffon. "En la isla de
bre más alto, tiene la cabeza redonda como la nuestra, ojos, Mindoro, vecina de Manila, existe una raza de hombres llama-
boca, mentón un poco diferente del nuestro, casi nada de dos manghicns,y tocios ellos tienen una cola de cuatro o cinco
nariz y el cuerpo cubierto de pelos largos. Estos animales pulgadas de longnud", Un dato más notable aún es que cada
corren más rápido que los ciervos, en los bosques arrancan uno de esos hombres coludos abrazó la fe católica. Segundo
ramas de los árboles que usan para atacar a los que se acer- caso: en Formosa se vio "un hombre que tenía una cola larga,
can; enseguida beben su sangre." No obstante, se cuidaban de de más de un pie, toda cubierta de pelo rojizo y muy parecida
añadir que "estas bestias, que a primera vista se parecen mu- a la de un buey. Este hombre con cola aseguraba que el defec-
cho al ser humano, examinadas en detalle difieren en casi to, si lo era, se debía al clima, y que todos los de la parte
todas sus características, y bien pudiera tratarsede un mono". meridional ele la isla tenían colas como él"; cabe destacar que
Esta variedad de hombres salvajes se encontraba, por su- Buffon no se fiaba de este rumor.
puesto, más cerca ele los monos que la primera, la de los Es posible que los hombres provistos de cola fuesen muy
hombres "asalvajados", Se distinguían por su pelaje y even- numerosos, pero ocultaban dicho ornamento con cuidado. "En
tualmente por un apéndice caudal. Podrían considerarse horn- Etiopía hay muchos; también los hay en Egipto, en Inglaterra,
bres o monos, pues su misión era precisamente asegurar la sobre todo en Escocia; incluso se encuentran en Francia."
transición en tre ambas especies. El doble proyecto de la Ilus- Formaban una especie diferente, como los monos sin cola
u·acióo se aclara por completo. El hombre asalvajado Ilustra- respecto de los monos con cola; por lo demás, podían apa-
ba las virtudes de la educación asociada a un principio rearse con el ser humano normal e incluso tener hijos sin
evolucionista. El hombre "silvestre" justificaba esencialmente cola. Estas consideraciones pertenecen a Benito de Maillet
la progresión biológica que ligaba el animal al hombre. El ( L656-l 738), autor del Systcmede Te/Jiamtd (publicado en 1748),
programa pedagógico en este sentido era secundario. aunque quien, aparte de la identificación de tales individuos, tuvo el
algunos optimistas no lo excluían a prio1i. Incluso después de mérito de fundar científicamentela existencia ele los hombres
1800, éstos seguían manteniendo un comb.ate de retaguardia salvajes marinos. Su argumentación era seductora: todo viene
en su favor. Entre ellos, Bory de Saint-Vicent (1780-1846) pre- del agua, elemento que inicialmente cubría la Tierra. También
sumía que un orangután convenientemente educado tenía los hombres tienen un origen acuático. Algunas variedades
posibilidades de elevarse sobre el hotentote. ¿Un piropo para humanas seguían poblando el espacio marino corno antes.
el orangután o una opinión poco caritativa hacia el hoteruo- Este era el motivo de los encuentros -en absoluto imagina·
ce? El médico y naturalista holandés Petrus Camper (1722- ríos­ con tritones, sirenas y demás seres humanos salidos de
1789) moderó su entusiasmo con un argumento de peso: el las profundidades. Tienen nuestra conformación, y ni siquie-
orangután era incapaz de hablar, no solamente a causa de su ra tienen cola. Cada raza humana terrestre parece tener su

LJO 111
ENTRE ELA.'ICELYL.\.DESTli\ (OF;r.F,.:t.;F.RACIOS O l'f.Rf'ECC[01'A~lli:~-ro;

semejante -sus ancestros- en el medio acuáuco. La explora- 'humana... Nos parece que tiene deseos de ir a las tierras aus-
ción de los mares desconocidos reservará sin duda sorpresas. trales, aunque al leer su libro uno estaría tentado de creer
En su Philosophie de la natu-re (cuarto volumen, 1777), que viene de .-eg,·cso... ",
Delisle de Sales (174~1816) consagró tarnbíén un capítulo al Espíritu frío )' crítico, Volraire se pronunció con ñrrneza
hombre marino defendiendo su plausibilidad, El horn bre pa- contra el delirio biológico. Sólo aceptó la posibilidad de los...
recía poder adaptarse al medio marino, volviéndose anfibio. ¡sátiros!, nacidos de "amores abominables". Estos seres híbri-
¿Qué mejor prueba que el joven español ahogado en 1674-y dos tuvieron el honor de figurar en las primeras páginas de su
pescado bien vivo cinco años más tarde? Nunca reconoció a ,Ensayo so/Jrq las costumbres )' r.l espfritu de las naciones.
su familia y desapareció definiuvarncrue en las aguas.
La avenrura de los hombres marinos es muy significativa
del método de la Ilustración. Los escritores que intentaron
justificar dicha variedad biológica no hicieron más que recu-
perar y rccstrucurrar ICJs relatos que circulaban antes de 111 Amores perversos y consecuencias biológicas
edad de la Razón. Demuestran que siempre se puede cons-
truir una teoría "científica" coherente en tomo de cualquier
dato real o imaginario. El desacuerdo desembocó al final en la factura ele los seres
Incluso sin sumergirse en las aguas, los filósofos espera- diferentes, no en su misma exístcncia, Una vez que los mila-
ban mucho de las exploraciones en curso. El Pacífico en par- gros religiosos hubieron síclo rechazados, fue de buen tono
ticular, con su multitud de islas, otros tantos mundos en creer en los milagros biológicos. Las maravillas de la ciencia
potencia, parecía repleto de promesas. "En las islas de este podían florecer sobre un terreno que había quedado libre.
mar ­escribla Maupertuis­ los viajeros nos aseguran que han Entre los juegos cienúficos de la época, el cruce de espe-
visto hombres salvajes, hombres peludos, con cola, una espe· cies tuvo un lugar privilegiado. La prehistoria del evolucionis-
cíe intermedia entre el mono y nosotros.• El filósofo tuvo mo pa.~a también por estas fantasías, ~é~U-º!.!ll"_se...prop.onía
entonces una ocurrencia memorable: "Me gusiaría más pasar c~~·· ll?f• ~!l.i_nacon un ~Q!lt;jQ, en tanto Locke juraba ha-
una hora ele charla con ellos que con las inteligencias más bcr Vl~:'?.!.ln híbrido engendrado por un gato y una rata.
notables ele Europa". Nada impedía al hombre participar también en este gé-
Reacción indignada de "la inteligencia más notable de nero de copulaciones perversas. Y, en este caso, ¿por qué de-
Europa", es decir, Voltafre: "Maupertuis se ha vuelto loco del cir no a los sátiros? Una edición comentada de Plinio (Historia
todo. No ignoráis que en Montpellíer estuvo encadenado du- natural; volumen ID, 1771), en que se refutaban punto por
mole uno de sus accesos, hace una veintena de años. Su mal punto los monstruos tradicionales de la Antigüedad, se expre-
vuelve a atacarlo con violencia". saba de un modo más prudente y bastante equivoco sobre el
Para combatir al hombre diferente ele Maupertuís y otras Lema ele los seres mitad humanos, mitad animales:
teorías desarrolladas por ese loco furioso, Voltaire publicó en "La mayoría de los antiguos consideraban que los sátiros
1753 la Diatriba del doctor Akallia. Haciendo alusión asimismo a eran una especie de monstruos -nacido~ del comercio del hom-
la historia de los patagones, ridiculizaba al académico berll- bre con la cabra, o del macho cabrío con una mujer. Pero
nés, que habría propuesto "hacer la disección ele los cerebros aunque se podría admitir la existencia momentánea de dicho
de los gigantes que median doce pies, y de los hombres pelu- tipo de monstruos, la propagación de la misma especie seria
dos con cola, para sondear en la naturaleza de la inteligencia Inadmisible, porque los híbridos (de cualquier especie de

112 11 !l
t1DECD-'ERACJON O PE.RftCClONAA.llE.\..1'0.?

animales) no pueden engendrar. La existencia de los sátiros con cola de Borneo, pai-a no hablar de los ingleses y franceses
es, con buenos motivos, dudosa .. " que ocultan hípócrítamente esa prolongación de su persona,
Boruca muestra de espíritu crítico. Sin aceptar la especie, dan testimonio de la presencia de una naturaleza intermedia
el autor se mostraba más acomodaticio en cuanto al naci- entre el hombre y el animal. ¿Y qué decir de "la construcción
miento de los sátiros "individuales" (sin descendencia). Un interior del cerdo, que es precisamente igual a la del .horn-
hombre y una cabra podrían eventualmente procrear, ¡pero bre"? Pensándolo bien, el auténtico milagro no seria la exis-
la alegria de tener nietos se les negabal tencia sino la inexistencia de las especies intermedias. Antes
Distinto es el caso del hombre y el mono, dos especies de producir al hombre, la naturaleza hizo sus ensayos en rnúl-
mucho más próximas que el género humano y el caprino; tiples variantes. felizmente preservadas en el lejano archipié-
Locke y Voltaire no veían ningún inconveniente, sobre todo si lago de las Antípodas:
se trataba de un idilio entre monos y negras. Johann Fabrlcíus,
discípulo de Linneo, llegó a afirmar que la raza negra se
había originado del cruce entre blancos y monos; la posición
del negro, a medio camino entre el hombre y el mono, halla-
ba de este modo plena justificación. Fragmentación de la especie
A parcir de estas hipotésis, Rcstif de la Bretonne ( 1731·
1806) publicó en 1781 una impresionante saga biológica (cua-
tro volúmenes) bajo el título de La Découuerte australe par u,1 Es evidente que las humanidades diferentes funcionaron bien
1101111111! ootant: El hombre volante es sencillamente 1111 europeo en la época de las Luces, pues aunque hubiesen perdido algu-
que usa alas artificiales, pero los seres que encuentra en las islas nas posiciones, conservaron e incluso reforzaron y extendíe-
australes son auténticas otredades. Según el método tradicio- ron otras. El hecho verdaderamente nuevo y con mayO!'es
nal, cada isla represenca un mundo. Allí se encucmran salvajes consecuenciasfue la fragmentación de la especie humana "nor-
y gigantes, pero más que nada híbridos entre humanos y ani- mal". Gracias a los salvajes americanos y más que nada a los
males, ele los que se entrega una larga lista: hombres-mono, negros africanos, esta revolución ya estaba en curso; pero ha­
hombres-oso, hombres-cerdo, hombres-coro, hombres-oveja, cía falta el espíritu de sistema del siglo dieciocho para la ins-
hombres-castor, hombres-carnero, hombres-caballo, hombres- tauración de una jerarquía rigurosa de seres que hiciese posible
asno, hombres-rana, hombres-serpiente, hombres-elefante, la división radical de la especie humana en numerosas ramas.
hom brcs-pájaro ... Cada animal hace su propio aporte, no sola- Demos la palabra a Linneo, autor de una breve pero
mente fisico, sino también de orden moral: los hombres-mono completa caracterización de las razas humanas:
son malos, los hombres-ovejaviven en absoluta fraternidad... El europeo; "Es blanco, sanguíneo, musculoso. Cabello ru-
El apar:ataje cíentíñco de la obra no es menos significan- bio, largo y espeso; ojos azules. Es Inconstante, ingenioso,
vo. El cuarto volumen propone una "Disertación sobre los Inventivo. Lleva ropa ajustada.Se gobierna por leyes."
hombres-brutos", articulada sobre la idea de que las combina- El asiático: "Es amarillento, melancólico, de fibra rígida.
ciones biológicas están imbricadas en el orden de la naturale- Pelo negro, ojos castaños. Es severo, fastuoso, avaro. Se cubre
za Entra en juego el sistema ele Telliamed. Dado que "todos con largas vestimentas. Es gobernado por la opinión."
los animales han debido comenzar por ser anfibios ames de El americano: "Es cetrino, colérico, de actitud erguida.
vivir en la tierra seca", los hombres salen a su vez del agua, y Pelo negro, liso, grueso, nariz grande; mentón casi sin barba.
la existencia de los hombres-rana parece plausible. El hombre Es obstinado, contento con su suerte, ama la libertad. Se pinta

lH 115
ENTRE EL A.'ICEL Y L.\ ~íL\ :DEOEr>;f.RAOO~ O PERFECCLONAMIENI'O?

con líneas rojas, con diversos entrelazados. Se gobierna po,· blcrna. Se explicaba por la degeneración del tipo normal,
sus costumbres. n ilustrado por supuesto por el hombre blanco. En su obra.De la
El africano: "Es negro, flemático, de fibra laxa. Cabello unidad: del género humano y de sus variedades (1775 y 1794) ,J. Fr.
muy negro y rizado; piel aterciopelada, nariz roma, labios Blumenbach analizaba las causas de este proceso, que según
gruesos. Las mujeres que amamantan tienen grandes pechos. él eran el clima, la comida y el tipo de vida, Buffon expresaba
Es asuno, perezoso, negligente. Se frota el cuerpo con aceite la misma opinión: "el blanco parece ser el color primitivo de la
o grasa. Es gobernado por la voluntad arbitraria de sus amos." naturaleza, que el. dima, la comida y las costumbres alteran y
Nos encontramos ante una de las obras maestras de la transforman". El clima en primer lugar. Era evidente que los
Ilustración. ¡He aquí el mundo estructurado, mejor aún, negros eran negros por el excesivo asoleamiento del conti-
reinventado por la Razón! La coherencia es total: todo se neme africano. Hasta se podía arriesgar la hipótesis de que,
somete a un principio unificador. Cuatro continentes conoci- transportados a Europa, al cabo de las generaciones irían blan-
dos -Linneo dejó a Restif de la Brctonne la tarea de ocuparse queándose poco a poco. Pero por el momento se imponía la
del continente austral-, cuatro colores de piel, cuatro tempe- comprobación: los Otros eran los blancos degenerados, y los
ramentos, cuatro maneras de vivir, cuatro modos de vestirse o negros eran los más degenerados de todos.
no vestirse. Tamo peor si hay matices. Como buen sueco, El poligenismo proponía otra solución. Sus adherentes
Linneo decidió que los europeos debían tener los ojos azules. afirmaban la separación absoluta y primigenia de las razas
Tamo si habita China, India o Turquía. un asiático es amarillo humanas. Las razas se transformaban en especies diferentes.
y punto. La ropa se acomoda también a la disposición biológi- Se volvía a la. humanidad disgregada de los antiguos, y en
ca: ¿quién podría imaginar un negro vestido o un europeo particular a los viejos milos de las criaturas mitad humanas,
desnudo? mitad animales. Los monogenistas y los poligenistas, por fin,
Pero lo que impresiona en primer lugar es la jerarquía. no hacían más que adaptar a las exigencias científicas las
El hábito se impone como signo de superioridad. Un buen interpretaciones tradicionales de la condición humana.
gobierno también, pues el hombre es un animal político. En Aunque mínorüarlo, el poligenismo se aseguró un mili-
este punto decisivo, el europeo, "gobernado por leyes", sitúa tante de excepción. El mejor intelecto del siglo se puso a su
en una subclase al asiático "gobernado por la oplníón", que servicio, con perseverancia y vehemencia. Como la Biblia des-
hace lo mismo con el americano, "gobernado por sus cosrum- cansaba precisamente sobre el. concepto de una única filia-
bres", en tanto que el africano "gobernado por la voluotad ción humana, Voltairc creyó actuar en el sentido de la razón y
arbitraria de sus amos" parece nacido para vivir en esclavitud. del espíritu cíentíñco al sostener exactamente lo contrario.
No hay aquí separacíón alguna entre los rasgos biológicos y Hay, según él, "en cada especie de hombres, como en las
las condiciones sociales y culturales; parecen pertenecer en plantas, un principio que las diferencia". "Diferencias prodi-
igual medida a las características intrínsecas de la ra:z.a. gíosas", innatas, que no dependen del clima ni de otras in-
Y, sin embargo, esta separación radical de las razas era fluencias. "Los blancos y los negros, y los rojos y los lapones, y
obra de un partidario del monogenismo, teoría que hacía los samoyedos y los albinos, ciertamente no provienen del
derivar a todos los hombres de un tipo originario único. La mismo suelo. La diferencia entre todas estas especies es can
mayoría de los biólogos de la época, los más célebres =como marcada como la que existe corre los caballos y los camellos."
Llaneo, Bu1Ion y Blumenbach-, aceptaban este axioma, que Cada raza resultaba de una creación absolutameme indepen-
correspondía asimismo a la interpretación teológica tradicio- diente. En su Diccionano filnsófic!J (artículo "Hombre"), Voltaíre
oal. La diferenciación de las razas no planteaba ningún pro- llegaba al exrremo de imaginar un paralelo vegetal.

116 117
ENTllE u, A.'1:Gl:1 V L\. llli&.""rtA

"No podemos dudar de que la estructura interior de un ción... ; a menudo ofrecen sus mujeres, sus hijas o sus herma·
negro es diferente de la de un blanco [... ] Todos son igual· nas a los extranjeros y consideran un honor que no se las
mente hombres, pero como un pino. una encina, un peral rechace."
son igualmente árboles: el peral 1)0 viene del pino, ni el pino Lo mismo puede decirse de Madagascar,donde "los hom-
viene de la encina [ ... ] Las inclinaciones de los caracteres de bres y las mujeres son muy Iibertinos, y aquellas que se aban·
los hombres difieren tanto como StL< climas y sus gobiernos." donan públicamente no pierden la honra". Además, estas
De hecho, con un origen común o no, las diferencias damas negras comienzansu vida sexual extremadamente pron-
cruce las razas crecen sin cesar, ilustrando la seducción de la to: "Nada es más raro en este pueblo que encontrar alguna
alteridad radical en una Europa cada vez más dominadora. joven que pueda recordar el tiempo en que era virgen".
Admirados por algunos filósofos por su sabio sistema de go- Una nación sin doncellas: ¡qué seña de inferioridad!Pero
bierno, los chinos conseguían aún estar a la altura, Los ne- sobre todo se buscaba el argumento científico de esta medio-
gros, por el contrario, descendían en caída libre. Su cuasi cridad biológica. La Razón acabó por encontrarlo. Se consti-
animalidad no dejaba dudas. tuyó una nueva ciencia: la craneología. Como la inteligencia
está situada en el cerebro, y el cerebro está en la cavidad
craneana, el estudio de los cráneos y su clasificación parecía
el método ideal. Petrus Camper inventó el concepto de! ángu-
lo facial. Este ángulo, capaz de medir con extremada preci-
El negro, entre el hombre y el mono sión el grado de inteligencia de cada sujeto, resultaba de la
intersección de dos lineas craneanas, una que unía la base de
la nariz a la abertura de la oreja, y la otra tangente, ele la
¡Curiosa especie, en verdad, aquellos negros! Más evoluciona· parte más prominente de la frente a la mandíbula.
dos aparemcmcnteque el orangután, pero muy lejos del tipo El europeo podía enorgullecerse de su cráneo, cuyo án-
humano normal. Después de algunos siglos sus imperfeccio- gulo. oscilaba alrededor del 80%, e incluso llegaba al 90%. Le
nes no dejaban de acumularse. Si en el caso del salvaje ameri- seguían el tártaro con 75%, el americano con 73,5%, el kal-
cano los defectosy las cualidades se inscribían en dos columnas muko y después el negro con 70%. El ángulo facial del oran·
sensiblemente igualadas, para el negro sólo había una columna. gután cm del 58%, y el de los monos con cola, del 42%. El
Iba desnudo, era brutal, cruel y perezoso: carecía de sentí- desfile continuaba con el pen-o, el cocodrilo y ¡la becadal. ..
miento religioso y era muy aficionado a !a bebida y el sexo. La conclusión saltaba a la vista. Las diferencias entre las razas
Sobre todo las negras se destacaban por su incontinencia, humanas no eran menos pronunciadasque entre las especies
fuente de fantasmas eróticos y también motivo de menosprecio. animales. Del negro al orangután había la misma distancia
Buffon S(: extiende sobre el tema, en especial en el capítulo que separaba al blanco del negro, e incluso menos si conside-
de las costumbres de las senegalesas. ramos a 106 blancos muy evolucionados, con su 90%. El europeo,
"Por lo común son muy bien hechas, alegres, vivaces e un ser logrado, no tenia competencia en el peldaño más alto
inclinadas al amor; les gustan todos los hombres,y particular- de la escala, en tanto que el negro, su esclavo, se hallaba en la
mente los blancos, que buscan con diligencia tanto para ciarse base, a medio camino entre la humanidad y la animalidad, y
gusto como para obtener algún regalo. Sus maridos no se acaso más cerca de esta últíma. Y.l se sabía desde hacía algún
oponen a su inclinación por los extranjeros, y no se sienten tíempo, pero esta vez se trataba de una demostración geomé-
celosos cuando tienen comercio con los hombres de su na· trica y matemática inatacable. El ew·opeo encontró una

ns 119
F.NTRt n, M"CEL YlJ\..aESTIA tOEOENERAOON O rERftCCTONA).Of,.'"'T01

justificación científica para su misión de conquísrador y amo duciría de la noche a la mañana. Los europeos no osaban
del planeta. alejarsede las coscas. El mico ele un continente peligroso habi-
Hacia finales del siglo dieciocho, Edward Long extrajo tado por una raza salvaje, más bestial que humana, y el simbo-
una conclusión lógica de sus investigaciones; propuso una lo mismo del negro en oposición al blanco, retardaron
clasificación en qne coexistían eres especies dístíntas: curo· considerablemente la exploración. El auténtico asalto ocurrió
peos y "emparentados", negros y orangutanes, Situados en el más tarde, durante la segunda mitad del siglo diecinueve.
cenero, los negros podían procrear con los otros dos, pero los El más cercano ele los continentes fue el último en ser explo-
híbridos serían estériles. Se rechazó a los mulatos como cace- rado. En este caso el imaginario no estimuló el descubrimien-
goría biológica viable bajo el mismo úwlo que los hombres- to, como lo hizo durante la aventura austral o la exploración
mono, lo que marcaba una separación neta, sin duela en del Pacfflco; por el contrario, lo frenó durante varios siglos.
beneficio de los blancos.
Incluso el monogenista Llnneo comenzó a dudar hacia
el fin de su carrera de la unidad de la especie. Su vacilación
et'!'- alimentada evidentemente por los negros, y sobre todo
por los hoteruotes, la más humilde de las variedades negras. La georgiana y el bachkir
Comparando estos últimos con los europeos, el sabio sueco
reconocía que "resulta dilial persuadirse de que surgen del
mismo origen". Además de edad de la razón, el siglo dieciocho fue el siglo de
Son tan raros estos negros, tan poco humanos, que existe la belleza. La Razón y la Belleza, inseparables, constituyeron
la tentación de ver en ellos nna especie no solamente difercn- los pilares de un sistema del mundo coherente y armonioso.
te, sino también marginal, poco numerosa y muy circunscrita Nuevamente se cae en un arquetipo. Ya hemos visto el lugar
geogr.í!icameme. Fue la opinión de James Bruce (1730-1794), de privilegio que los antiguos griegos otorgaban a la armonía
viajero por Etiopía y autoridad en asuntos africanos; a,egura- fisica y a la correspondencia entre el cuerpo y el espíritu.
ba que los hombres de África, incluso bajo el ecuador, perle· Como con tantas otras ideas recibidas, el siglo diecisiete sólo
necíao a otra raza que los negros. Punto de vista retomado trasladó los viejos preceptos a fórmulas cartesianas. Se edificó
por Buffon: "Todo el centro de Africa es un país templado y una nueva ciencia sobre unos cimientos muy antiguos: la fiso-
bastante lluvioso, una tierra muy alta y casi en todas partes nomía. Su creador fue Johann Kaspar Lavater (1741-1801),
poblada por hombres blancos o solamente morenos, )' no por teólogo y escritor suizo, amor ele El arte de conocer a los hombres
negros [ ... ] La especie de los negros es mucho menos nume- por su fisonomia (publicada de 1775 a 1778). Algunos axiomas
rosa: no llego a ercer que sea una centésima parte del género -reglas que se aplican a los individuos, pero igualmente a las
humano, porque nos han informado que, en el interior, Afrlca razas y las naciones-- revelan el tono de la obra:
está poblada por blancos". "La belleza y la fealdad del rostro tienen una relación
Podía esperarse que civilizaciones "blancas" evoluciona- estrecha con la constitución moral del hombre: así, mientras
das y sin ninguna relación con los negros primitivos de las mejor moralmente, más bello será; mientras más malo moral-
coscas estuviesen esperando a los europeos. Una actitud bas- mente, más leo... Existe una armonía completa entre la esta-
tante lógica, por lo demás: e.11 las reglones más altas, y en tura de un hombre y su carácter, Mientras más perfectas sean
consecuencia menos tórridas, el hombre no habría tenido la estatura y la forma, fa sabiduría y la virtud ejercerán su
ningún motivo para ennegrecer. Pero el encuentro no se pro- imperio superior, dominante y positivo; por el contrario,

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E.NTRE EL AXGEL Yl..1\ BESTIA

mientras más se aleje el cuerpo de la perfección, las faculta- un punto del debate científico y filosófico de la llustración;
des intelectuales y morales serán inferiores, subordinadas y ofreció, por ejemplo, argumentos a la teoría de los dimas de
negativas." Montesquieu. Los que por entonces hablaron de la belleza
Durante la edad de las Luces los monstruos no gustaban. resplandeciente de la nación georgiana sin duda se contenta·
Aun cuando se los fabricaba, la preocupación por hacerlos ron con leer a Chardin en vez de viajar al lugar. Los franceses
agradables de ver, por afectar lo menos posible el sentido no escatimaron elogios: "La sangre de Georgia es la más bella
estético, era constante. Observen los hombres-animales de Restif de Oriente, y podría decir que del mundo. En ese país no he
de la Brctonnc, representados de una manera que conseguía visto un rostro feo en un sexo u otro, encontrándome sólo
suavizar los rasgos, intentando acercar el animal al hombre, con caras angelicales".
más que el hombre al animal. La fealdad inspiraba repugnan- Tal grado de belleza debía ilustrar una gran superioridad
cia y temor. El hombre bello debía pertenecer a otra especie moral e Intelectual; desgraciadamente, este hermoso pueblo
que el feo... El erudito alemán Christoph Meiners lo dijo sin carecía de educación. "Los georgianos poseen naturalmente
ambages; no distinguía más que dos variedades humanas, dos una gran inteligencia. Podrían transformarse en gente .sabia y
"razas", ¡ la bella y la fea! en grandes maestros si fuesen educados en las ciencias y las
¿Quién es hermoso y, naturalmente, bueno e inteligente? arres; pero la educación que se les da es muy mala y. sin tener
El hombre blanco, sin duda, y a veces aquellos que sin serlo más que malos ejemplos, son mu)' ignorantes y viciosos."
del lodo no se alejan demasiado de este tono. Los salvajes El contraste llegaba a un punto extremo en Mingrelia
americanos y sobre todo los polinesios satisfacían los cánones (región de Georgia). Allí, "los hombres son bien hechos y las
estéticos. En rigor. nada se oponía a que fuesen blanqueado.s. mujeres muy bellas", pero también son "las mujeres más ma-
El paraíso polinésico -terna sobre el cual volveremos- debía las de la tierra, orgullosas, soberbias. pérfidas, bribonas, im-
estar poblado por una raza "paradisíaca". ¡ Y hela aquí! ''.) amás púdicas. No hay infamia que no realicen para ganar un amante,
he encontrado hombres mejor hechos ni mejor proporciona- conservarlo o deshacerse de él". En cuanto a los hombres, "el
dos. En ninguna parte se encontraban mejores modelos para asesinato, el homicidio, la menura son para ellos buenas ac-
pintar a Hércules o Marte" (Bougainville). "Los salvajes de ciones. El concublnato, el adulterio, la bigamia, el incesto y
esta isla (Tahití) son todos blancos . Entre ellos .no parece vicios parecidos son virtudes en Mingrelia. Allí se roban las
haber ningún negro, a los cuales parecen aborrecer [ ... ] Las mujeres unos a otros. Sin escrúpulos tornan en matrimonio a
mujeres y las jóvenes pueden compararse con las más hermo- la ría, lt sobrina, la hermana de su mujer.El que quiere tener
sas morenas europeas." dos mt~cres a la vez, se casa con ellas; muchos se casan con
El modelo seguía siendo el europeo. Acaso se podía ga- tres. Cada cual tiene tantas concubinas como Je place; en eso
narles en belleza, pero dentro del mismo registro. De hecho, las mujeres y los maridos son recíprocamente muy tolerantes.
¿de qué europeo se trataba? Linnco apreciaba el upo escandi- Entre ellos hay muy pocos celos. Cuando un hombre sorpren-
navo, rubio de ojos azules. Otros preferían a los morenos y en de a su mujer con un amante, tiene derecho a hacerla pagar
especial a las morenas. Antes del descubrimiento de las poli- con un cerdo, y por lo común no loma más venganza. Y entre
nesias, conocieron la revelación en sus hermanas de Georgia. los tres se comen el gorrino" (jean Chardín).
El mito de la belleza georgiana, muy vivo durante el siglo La falta de concordancia entre el aspecto físico armonio-
dieciocho, debió mucho al viajero.francésJean Chardin ( 1643- so y el comportamiento censurable, lejos de ilustrar una fatali-
1713) autor de Voyager r.11 Pers« et a'Ulres lieux de l'Oriaü ( 1686 y dad biológica, era coherente con las circunstancias históricas
ediciones ulteriores}. Su libro fue muy leído y 111:1.rcó más de y culturales. La educacicin.estaba en el meollo del programa de
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E1'"'TR.E EL A.XC[I. v 1..A 8l:Sl'1A ¡Dl':(ll~NUKACIONO rERFECCTO)JM.U!STO?

las Luces. La falta de una buena pedagogía había de marcar bién es real: "En todas las naciones vecinas, como en China,
negativamente incluso a los mejor dotados. Por otra parte, la en Persia, donde las mujeres son bonitas, los hombres· son
licencia sexual de los georgianos no era de una naturaleza extremadamente celosos".
que escandalizase el lado libertino de la Ilustración. Con sus
bellezas morenas y sus amores fáciles, Georgia preparaba los
ánimos para la siguiente escala: Tahití,
\
En suma, y sin que obstaran los defectos, la superioridad
biológica no dejaba lugar a dudas. En su clasificación, El continente austral: último asalto
Blumcnbach denomina a la raza blanca "caucásica". "He dado
a esta variedad el nombre del monte Cáucaso ", explicaba el
sabio, "porque en su vecindad se encuentra la raza más her- El vivero de los hombres diferentes se hallaba siempre en el
mosa de seres humanos, los georgianos ... " ¿Lo había compro- inabordable contineme austral. ¿Qué sorpresas podía reser-
bado en el terreno? Pues no: al lector se le ofrece una nora, var? ¿La multitud de hombres-animal imaginada por Restíf de
allí encuentra una cita, [evidentemente sacada de Chardinl la Bretonnc> ¿O, por el contrario, una civilización estricta-
De esta manera, los caucásicos llegaron a representar el mente humana, pero más sabia, más armoniosa, más evolucio-
prototipo de la humanidad, dando fe a Chardin y Blumenbach, nada que las civilizaciones conocidas?
La teoría científica se acomodaba bien a la Biblia: el arca de El Viaje de Robertson. ,i las tierras australes, publicado en Ams-
Noé se había posado en el monte Ararat, en el límíte mcridío- tcrdam en 1766, optaba por esta última solución. Describía "la
nal de la región caucásica, No dejemos de admirar la recupe- nación más feliz y respetable de todas las monarquías del uni­
ración de arquetipos por parte ele la ciencia ilustrada. verso". El mejor clima, los hombres más apuestos, "vestidos con
Si el polo de la belleza parecía estar en el Cáucaso, el de poca cosa, casi como los polacos", no se sabe bien por qué; una
la fealdadvariaba según los gustos. Africa ofrecía. por supues- lengua melodiosa, regreso a la naturaleza, comunidad de bie-
to, múltiples posibilidades. Pero hay que observar también a nes, igualdad social, respeto mutuo; he aquí algunos rasgos de
los bachkires, pueblo que habitaba al sur del UraL ¡Qué feos un cuadro particularmente idílico. Una lección para los europeos,
son! Para Lavarer, se trataba auténticamente de una andtcsis tanto más útil porque también los australianos habían conoci-
perfecta: la bella georgiana y el horrible bachkir. Una ilustra· do un sistema injusto antes de deshacerse de él en una revolu-
ción ele su tratado presentaba a los lectores estos dos extre- ción de factura roussoniana, procediendo enseguida a la
mos de la humanidad: una clama encantadora jumo a un restauración de los valores y los equilibrios iniciales quebrantados
monstruo aproximatlvamente humano. ¡La bella y la bestlal por la evolución histórica. Añadamos que el comportamiento
Buffon estaba especialmente escandalizado por el aspec- de las australianas era bien diferente al de las georgianas. Muy
to de los lapones, quienes exhibían su fealdad con un sebera- fieles, sólo les preocupaba la felicidad de sus esposos; incluso el
no desprecio por las conveniencias ... "Se bañan desnudos codos concepto de amante no parecía existir. Interesa destacar la os-
juncos, niñas y niños, madre e hijo, hermanos y hermanas, y cilación de los ilustrados entre depravación y virtud; de hecho,
no temen ser vistos en ese estado." Además, "ofrecen su mujer la licencia sexual absoluta y la l.ldcliclad absoluta constituyen
y sus hijas a los extranjeros y tienen en gran honor que uno una doble figura, antitética aunque complementaria, del nnagí-
quiera acostarse con ellas". Su comportamiento parece bien nario de tocios los tiempos.
comprensible, como eran tan feas, ¡sus maridos las cedían sin Mientras los escritores fabulaban, los marinos escudriña-
el menor empacho! Según Buffon, la situación Inversa íam­ ban, y también de cuando en cuando fabulaban, incluso con

125
ENTRE EL A!I.C.EI, Y l.,\ BESTIA :.OECENEstAL10N O ronccrO:-lAl
iU:N1"0f

bastante frecuencia. La costa pacífica del continente iba reve- hielo itinerante que el maríno "sobrevaloró". ¡El continente
lándose sistemáticamente. Explorando el océano frente a las austral quedaba reducido a un iceberg!
costas de Chile, Amadeo Frézler llegó a la conclusión de que De estas exploraciones¡' "descubrimientos", la ciencia y
las tierras australes eran "sólo quimeras"." la filosofía de las Luces extrajeron una conclusión sorpren-
Era necesario cambiar de táctica. El honor correspondió dente: la existencia lrrednrgüible de un gran continente en el
a una nueva ruta, poco utilizada hasta entonces: el océano hemisferio sur, tal vez a una latitud algo más baja que la
Indico, donde debía encontrarse la Tierra de Conneville, 'la prevista.
futura "Francia antártica", En I 733, Bouvet de Lozier (1705- Entre los campeones de los descubrimientos australes,
1786) dirigió una memoria a la Compañía francesa de las Maupertuis ocupa un lugar muy honorable. Las Antípodas,
Indias Orientales, localizando dicha tierra con notable preci- escribía (en su famosa "Carta sobre el progreso de las cien-
sión al sur del océano Indico y el Atlántico, a algunas semanas cias", publicada en sus Oeuores, en 1752), "forman un nuevo
de navegación de Madagascar. Clima templado, productos in- mundo aparte, en el cual no se puede prever lo que va a
teresantes, salidas comerciales, no faltaba nada. Además, "esta encontrarse. El descubrimiento de esas tierras podría entonces
tierra proporcionaba la vía para ir a China sin pasar por los ofrecer gran utilidad para el comercio y el mejor espectáculo
estrechos de Sonda, Malasia y otros pasos poco seguros en para la física". Desgraciadamente, Federico el Grande, rey de
tiempo de guerra". El argumento final era de peso: "AJ pare- Prusia, se mostró poco interesado por las proposiciones del
cer, estas tierras son las únicas que quedan para ser descubier- académico, prefiriendo la expansión de su reíno en Europa
tas por Francia". antes que disputar con Francia la isla Bouvet, A veces los
En 1738, dos naves comandadas por Bouvet pusieron proa monarcas carecen de imaginación.
hacia el sur con el fin de identificar el nuevo continente. Según el relato de Bouvet, el geógrafo Philippe Buache
Antes de salir de las aguas del Atlántico, a 54 grados de lati- (1700-1773) elaboró en 1739 no mapa de las tierras australes;
tud, avistaron tierra, y la bautizaron como Tierra de la Circun- otro más completo le siguíó en 1744. En este último se pue-
cisión. Sín duda se trataba de una porción del continente que den observar dos masas coruinentales, al sur del Atlántico y
buscaban, aunque desgraciadamente no era el rincón más her- del Pacífico, englobando un mar glacial Antártico.
moso que se pudiese imaginar. El paisaje se componía más Buffon se mostró tranquilizador sobre las condiciones
que nada de glaciares, pingüínos y lobos marinos. ¿Paso hacía geográficas y climáticas del mundo austral. ¡Siempre que no
la China? Tal vez. ¿Salida comercial? ¿A qnién pedírsela? se les tema a los hielos! Este con tlncnte sería, según él, "tan
Pues Bouvet no había escapado a la regla. También él grande como Europa, Asia y A.frica en conjunto". Los icebergs
fue a dar a una isla, aunque incluso eso podría discutirse. La hallados en los mares del Sur no prueban en absoluto que el
isla Bouvet existe (irónicamente, es noruega y no francesa), continente esté helado. Provienen del interior, de regiones
pero esa superficie de sesenta kilómetros cuadrados se en· simadas cerca del polo, de donde son arrastrados por los gran·
cuentra en una longitud muy distinta a la indicada por Bouvet, des ríos "australianos".
Dos hipótesis: o un grave error de cálculo, o bien una isla de El sistema hidrográfico descrito recuerda el de Síberia,
aunque los dos con-en en sentido contrario, desde el polo
hacia la zona templada. Fue el primer estudio de la hidrogra-
fía del continente austral, un estudio sobre los ríos desconoci-
•_ &ldlión du V")'"W.,Je ú: "'erdll Sud IHiX r.rite., dn Chil4f;,t Plnut•. fttit J1r>r1dmJI dos de un continente desconocido... Un manual, además,
/,s annra 1712, 17/J y 1714. !'orí•, 17112. en que Buflon aconsejaba a los navegantes que evitaran las

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lL"'l'R~ EL A..~CD. YL~ BFSl'IA

desembocaduras e, Implícitamente, los hielos. Para desem- Francia perdió Canadá y sus posesiones en India. De la deses·
barcar debían buscar una porción separada de la costa; allí peración nació una esperanza: la de un nuevo comienzo. Era
encorurarían habitantes y sociedades civilizadas. el momento crucial para aprovechar ciertas ventajas francesas
Como el volumen de información se volvía considerable, en la exploración de las tierras australes. Inglaterra, transfor-
se impuso un trabajo de síntesis, Charles de Brosses (1709· macla en la mayor potencia marítima y colonial, no quiso
1777), presidente del parlamento de Borgoña y erudito dis- quedar fuera de la carrera. Una cosa era segura: cuando el
tinguido, se hizo cargo. En ~1.1 Histoire des nouigtuions aux continente austral fuera puesto en la balanza, el equilibrio
ierres australes (dos volúmenes, París, 1756), apoyándose en mundial se modificaría en beneficio del país que colonizase
Maupertuis, se entusiasma ante el "maravilloso espectáculo esas tierras.
físico y moral" de un continente que habrían de buscar "más Francia envió a Bougainvílle alrededor del mundo. Su
al este de Africa -océano Indico que es el este de América.- viaje (de 1767 a 1769) fue muy interesante, la primera circun-
Atlántica". Su existencia, segura, era necesaria para "mame­ navegación realizada por los franceses, pero con resultado
ner el equilibrio del globo en su rotación y servir de contrapeso nulo en cuanto a las tierras del sur, En el Pacifico, Bougainvflle
a la masa de Asia seprenrrional", Además, el autor aseguraba no encontró más que islas; si exisúa un continente debía estar
que los hielos existían exclusivamente en ciertos puntos, pues situado en latitudes más bajas.
el resto gozaba de un clima templado. La gloria correspondió a otro viajero francés, Yves:Joseph
De Brosses no pretendía componer una obra estricta- de Kerguelen de Trémarec (1734-1797), quien por fin encon-
mente teórica. Ofrecía a los navegantes y futuros colonizado· tró algo. "Desde hacía mucho tiempo tenía el proyecto de
res un nutrido arsenal metodológico: elección de la tripulación, descubrir las tierras australes", decía el marino en un memo·
modo de establecer contacto con la población local, incluso ria! Justificativo (&lation de deux voyagesdans les mers australes
una lista de nombres para bautizar los lugares. <ks Indes, París, 1782). Consiguió convencer al ministro de
Su objetivo era más que nada sensibilizar al poder esti- Marina y también gozó del apoyo del rey. Luis XV Je dio las
mulando el orgullo de los soberanos, pues sabía bien que una siguientes instrucciones:
tal empresa requería de grandes recursos. "Acaso la empresa "El señor de Kerguclen tiene conocimiento de que con
más grande, más noble, más útil que pudiese abordar un so- absoluta certeza existe un gran continente al sur de las tierras
berano, la más adecuada para dar lustre a su nombre para de Saint-Paul y Amsterdam, en el océano Indico y que debe de
siempre, es el descubrimiento de las Tierras australes." Invo- ocupar una porción del globo, más allá de los 45 grados
caba "el bien general de la humanidad, la gloria personal. de de latitud sur, hasta las cercanías del polo, en un espacio
mi soberano y la utilidad particular de mi país". inmenso donde hasta ahora no hemos penetrado. Parece bas-
La influencia de este libro fue profunda en Francia, y tante constante, pues el señor de Conneville lo abordó hacia
más aún en Inglaterra. En 1756 los soberanos estaban dema- 1504, y permaneció cerca de seis meses, durante los cuales
siado ocupados con la Guerra de los Siete Años, que acababa fue muy bien tratado por las gentes del país."
de comenzar; como para parcir a la conquista del polo sur. Kcrguelcn "tratará de unir el comercio a la amistad con
Pero la guerra concluyó en 1763, y las nuevas condiciones se los habitantes. Examinará la producción del país, su cultura,
hicieron muy propicias para poner en ejecución el proyecto sus manufacturas,de haberlas, y qué ·parte podría utilizarse
del borgoñés. en el comercio del reino". La expedición debía mantenerse en
Por el u-atado de París (10 de febrero de 1763), el ímpe- secreto. El 1 de mayo de 1771, Kerguelen salió ele Lorlent,
ria colonial francés se desintegró en beneficio ele Inglaterra. Realizó una primera escala en territorio propio (isla Mauricio,

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ENTRF. El. ANCtL Y LA 8fS1'1A

por entonces francesa). Desde allí partió la expedición con Y adiós, de hecho, a todas las tierras australes, adiós al
dos naves hacia el sur del océano Indico. El 13 de febrero de gran continente austral. Durante los mismos años de esta
1772, a 50 grados de latitud, [apareció la tierra prometida! experiencia fallida, los viajes del capitán Cook (l 768-J7il,
Hacía frío, había mal tiempo, pero el momento pareció deci- 1772-1775, 1776-1780) literalmente pulverizaron el continen-
sivo. Algunos franceses bajaron a tierra y tomaron posesión, te. En el curso de su segundo viaje, Cook realizó el periplo
"en nombre del rey y con todas las formalidades de rigor" . completo de la masa de hielo, acabando con cualquier posibi-
El entusiasmo de Kerguelen. no conoció límites. Proclamó lidad de prolongar la Antártica hacia el norte.
el descubrimiento de la masa central del continente austral. ¿La tierra descubierta por Kerguelen> Una vez más, una
No tardó en olvidar el frío, eliminado en favor de un "clima isla, o más bien un archipiélago {trescientas islas o islotes, siete
suave". Fenómeno contagioso: el gobernador de lle de Franco, mil kilómetros cuadradosde los cuales seis mil correspondían a
dirigiéndose al ministro de Marina, se lanzó en una descrip- la isla principal, clima subpolar). Llamada al comienzo de ma-
ción detallada de un país que jamás había visto: "la tempera- nera muy sugerente "islas de la Desolación", más tarde toma-
tura más suave y más propicia [ ... ] la mayor fertilidad [ ... ] con ron el nombre del infortunado marino. En justicia, pues
bosques y pastizales". Xerguelen hizo todo lo que pudo; de hecho, "su isla" es la
Se inició un proyecto de colonización. Recibido por el única tierra de cierta importancia que, al sur del océano Indi-
rey, Kerguelen obtuvo el mando de una nueva expedición, co, ocupa el lugar reservadoa un continente ficticio.
con dos naves, y las siguientes Instrucciones: "... examinar el ¿Y fa Tierra de Gonnevillc? El viaje del capitán parece
lugar más adecuado para establecerse, y crear una base si lo bastante real, y se concede a este pionero del mundo austral
juzga conveniente", y luego "partir al este siguiendo los para- el privilegio de haber desembarcado -probablemcnte- en las
lelos 40 a 60, rodeando las tierras australes". costas de Brasil. En ese caso, Esomérlc y sus descendientes
La Francia austral tomaba cuerpo. La primera avanzada de habían sido brasileños sin saberlo.
la colonización ya estaba en camino. En 1774, Kerguclen tocó Se dírá que no todo estaba perdido. Del gran continente
por segunda vez y en el mismo lugar el continente austral. El soñado quedaban por lo menos dos masas considerables, An­
clima era todavía peor que en el contacto anterior. Aparente- tártica y Australia, sin hablar de una miríada de islas de diver-
mente, todo había empeorado: de repente, [Arcadia se meta- sa importancia. No obstaruc, existía un abismo entre el proyecto
morfoseaba en territorio polar! El juego había acabado. No imaginario y la realidad. Una diferencia comparable a la que
habría colonización de una tierra estéril y helada.. La conclu- opone el Marte del siglo diecinueve, planeta de grandes cana·
sión decepcionada de Kerguelen: "Las tierras australes que les, poblado de marcianos exu·e~~amente evolucionados,
hemos recorrido no parecen ofrecer ningún recurso. Están con el Marte de hoy, planeta muerto, abandonado a los cien-
casi enteramente cubiertas de nieve. En tierra no se han visto tíficos para que hagan sus disecciones.
más que lobos marinos, pingüinos y otros pájaros de mar. No Nadie buscó en los mares del sur los hielos de la Antártica
hay indicios de que el país esté habitado". o los desiertos de las tribus errantes de Australia. Lo que se
Se tiene la impresión de no entender bien. ¿Cuándo ha· buscaba sin saberlo eran "marcianos", un mundo tan comple-
bía visto la realidad, la primera o la segunda vez? Las autori- jo y variado como el nuestro, el único mundo completo "te·
dades no apreciaron el humor de la situación. De regreso a rrestre" y "otro" que tenía posibilidades reales de existir en
Francia, Kerguelen fue directamente a la cárcel. La frustra­ este planeta, Una posibilidad -perdida- de confrontamos,para
ción fue de la misma envergadura que las esperanzas suscita· lo mejor y lo peor, bajo un cielo parecido, con seres como
das. ¡Adiós a la Francia austral! nosotros y al mismo tiempo de otra esencia.

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ENTRE EL ANCEL V U Hf5TIA

Aquella esperanza un poco loca explica la aparición y la nario soñado por las utopías paradisíacas: paraísos seculariza-
larga supervivencia del mundo austral, su resistencia a tantos dos evidentemente,según los criterios de la Razón. Mientras
golpes y fracasos sucesivos. Bruscamente, el sueño se disipó y que los australianos visitados por Robcnson mostraban la po-
la humanidad despertó empobrecida. sibilidad de un regreso "post-histórico" hacia la naturaleza,
La aventura austral se mantiene como uno de los capítu- los polinesios ilustraban el estado puro de naturaleza, no
los más instructivos de la historia del imaginarlo. Ilumina su corrompido por una evolución histórica divergente. Los pri-
capacidad soberbia para ignorar la realidad tangible y la ex- meros aplicaron el Contrato social; los segundos salían directa·
periencia adquirida. Nada justificaba la afirmación perentoria mente del Discurso sobrela desigualdad. En ambos casos Rousseau
de otro mundo simétrico al nuestro, y desde el momento en estaba presente. La filosofía se adelantaba a la biología. El
que las exploraciones tocaron el hemisferio sur, todo pareció buen salvaje borraba al hombre peludo de Maupertuis y al
probar exactamente lo contrario. Pero, paradójicamente, a hombre-animalde Restifde la Bretonne.
medida que se acumulaban pruebas adversas, el continente Este buen salvaje fue un compañero fiel de los filósofos
austral se consolidaba, florecía y se fijaba en las conciencias. del siglo dieciocho. El burón de Voltaire, presentado en su
Bajo la varita mágica de la imaginación, islas, glaciares y bru- novela filosófica Et ingenuo (1767), enseñaba sentido común a
mas asumían los contornos de un mundo acabado: tierras una elite occidental que en gran parte Jo había perdido. La
cultivadas, ríos majestuosos, ciudades y puertos prósperos, ci- sociedad prehistórica construida por Rousscau, donde reina-
vilización refinada, naciones e Imperios, El capitán Cook des- ban la igualdad y la salud Iísica y moral, proponía una réplica
trozó el sueño, pero no le dio muerte. Países más acogedores racionalista y seductora al Paraíso perdido; los filósofos }' los
dieron asilo a los fantasmas escapados del polo sur. Nada viajeros parecían tan tentados como sus predecesores, teólo-
puede dar muerte a un fantasma. Las leyes ordinarias del gos y peregrinos de la Edad Media, por una búsqueda que la
tiempo y el espacio son impotentes de cara a su materia sutil Ilustración había adaptado al gusto del momento.
e indestructible. Las islas del Pacífico se apropiaron de la imagen ya cristali­
zada del buen salvaje americano e iocluso consiguieron mejo-
rarla. En realidad se trataba de archipiélagos agrupados en el
interior del triánguío polinésico delimitado por las islas Hawai
en el norte, Nueva Zelanda en el sudoeste e Isla de Pascua en el
Un paraíso exótico y erótico este. Al centro, la más célebre, la isla de Tahití. El mito polinési-
co fue en primer lugar un mito tahitiano. El decorado exótico
de innegablebelleza conmbuyóen gran medida a la creación de
El continente austral había dejado de existir; pero su disgre- la utopía. La inexistenciaen Tahití de la antropofagia,que sí se
gación proyectó una constelación de islas en el espacio azula- comprobó en Nueva Zelanda y Hawai, aportó otro elemento
do del Pacífico. La masiva utopía continental había muerto, decisivo.El canibalismo siempre había planteado problemas a
pero la utopía insular salía fortalecida. Había que redefinir el los defensoresdel buen salvaje americano. Esta vez, su ausencia
proyecto,lo cual no planteaba ningún problema, pues la ideolo- ello al cuadro un aire de perfección. El buen salvaje que no se
gía de la época buscaba a la vez especies diferentes, modelos comía a su semejante se volvía auténticamente bueno.
culturales evolucionados y modelos culturalesantehistóricos. La otra razón esencial de· esta elección geográfica fue,
Poco apropiadas para abrigar otras especies o sociedades com- como hemos dicho, la belleza de los habitantes, que no eran
plejas de historla ejemplar, las islas exóticas ofrecieron el esce- negros como los mclancslos, los papües y los australianos.

132
EN'rW[ t·:t.A:,.!GEL YL\ DEmA ¿l>tcENEJtACIOS O PERFECCCO~A~IJL,70?

Y ya tenemos argumentos suficientes para que el paraíso tos elementales de las artes, que bastan para el hombre cerca-
secularizado de la Ilustración se instalase en Polinesia, y en no al estado natural, trabajan poco y disfrutan de todos los
Tahití en particular.E.J paraíso suponía una sociedad igualita· placeres de la sociedad, la danza, la música, la conversaci~n,
ria y feliz, aunque no necesariamente virtuosa, Los conceptos el amor, el único dios al cual, creo, ese pueblo hace sacrifi-
de pecado y virtud surgidosde la hipocresía de las sociedades cios". Ser libre y feliz sin trabajar duro, he aquí una fórmula
civilizadas no eran particularmente aceptables para los filóso- auténticamente seductora que devuelve al hombre a su condi-
fos ni para la gente de mundo. El paraíso secularizado debía ción anterior al pecado.
por lo menos diferir del paraíso bíblico. Lo que caracteriza la U naturalista alemán Johann Reinhold Forster, miembro
variante pollnésica ya no es el coro de ángeles, sino más bien de la segunda expedición ele Cook, hizo una síntesis de la
los goces del sexo. forma de emplear el tiempo de los tahitianos:
El navegante inglés Samucl ºWallis descubrió Tahití en "En la vida de los insulares la felicidad es uniforme: se
L767, pero no midió el alcance filosófico de su descubrimien- levantan con el sol y van a lavarse al río o a la fuente, pasan
to. Felizmente, el año siguiente la fragata La Boudeuse y la la mañana trabajando o paseando, hasta que aumenta el
urca L'Etoile; bajo el mando de Bougainville, llegaron al mis­ calor; entonces se retiran a sus viviendas, donde reposan a
mo lugar. Curioso personaje éste, que emprendió el primer la sombra de un árbol: allí se divierten peinando sus cabe-
viaje francés alrededor del mundo. Muy culto para ser mari- llos, o perfumándoseloscon aceite aromático, o tocan la
no, amaba de igual modo el mar, los salones y la filosofía. De flauta y cantan, o escuchan cantar a los pájaros. Comen al
los tres ingredientesnacjó la utopía tahitiana, utopía insular, mediodía y después reinician sus entretenimientos domés-
libertina y filosófica. A diferencia de los ingleses, Wallis y so- ticos ... "
bre todo Cook, a diferencia también de su compatriota La Y así sucesivamente. Desde la perspectiva tahitiana, la
Pérouse, Bougainyille no hizo ningún descubrimiento. El re- vida de un europeo parecía una Larga cadena de futilidades,
sultado geográfi.c;;·de su expedición fue nulo. Pero el resulta- una carrera incesante y penosadesde el nachnicnro a la muerte.
do utópico, en cambio, es impresionante. En cambio, las preocupaciones esenciales de los polinesios
Acompañaba a Bougafuville un segundo espíritu de la parecían ser el amor y... el robo.
ilustración: Plúlibert de Cornmerson (] 727-1773), el nauira- Sobre el primer punto, comprueba Bougainville que "no
lista de la expedición. Este sabia desde el principio lo que es cuestión de misterio ni de ceremonias ocultas; se hace en
buscaba: "un nuevo orden de cosas, hombres, digamos de público y no se puede describir la alegría de ese pueblo cada
ocho o nueve pies de alto, buenos, humanos y en absoluto vez que asiste al éxtasis de una pareja abrazada, cuyos suspiros
pervertidos por la sociedad... '', Que el buen salvaje se mezcla· son la única ofrenda
se en el proyecto de Commerson con el patagón gigante sólo .,. agradable a su ellos. Cada gozo es una
firesta para 1 a nac10~ 1 ., . . _
otorgaba más fuerza a la presunta alteridad de los mares del El amor-espectáculo también unprestono a Cook, que ano-
Sur. Esta vez habría que encontrar algo distinto,muy distinto. lÓ algunos detalles. "Un joven de cerca de seis pies y una niña
La sociedad real de los polinesios estaba fuertemente de once o doce años ofrecen sacriñciosa Venus ame muchas de
jerarquizada; los sacerdotes constituían una clase importance, nuestras gentes-y gran número de naturales del país, aparen·
y solían practicar sacrificios humanos. Estas características no temente sin relacionar ninguna idea de indecencia con su
se encuentran en el mito polinésico, centrado en el estado acción ... Entre los espectadores había varias mujeres de alto
natural y todos los placeres que devienen de ello. "Los tahitia- rnngo, y en particular Obcrea (la reina) quien, hablando en
nos", anota Bougainvillc en su Diario, "teniendo conocimien- propiedad, presidía la ceremonia, pues daba instrucciones a

l !lú
la niña sobre la manera como debía. ejecutar su papel; pero "Nunca dejaría a los queridos tahilianos sin haberlos lim-
aunque ésta era muy joven, no parecía necesitarlas." piado de la injuria que les hemos hecho al tratarlos de ladro-
Los esposos, sobre todo, eran muy toleran tes. "Al parecer nes. Es cierto que nos han robado muchas cosas, y lo han
ningún indígena tenía autoridad de marido sobre ninguna hecho con una destreza que honraría al mejor ratero de París,
mujer; y aw1quc fuesen el bien particular de cada cual, son ¿pero es suficiente para llamarlos ladrones? Veamos qué es el
muy pródigos con él" (La Pérouse). robo. Es llevarse nna cosa que es propiedad de otro, y por lo
La licencia sexual, de la cual los visitan tes se beneficia- tamo aquél tiene que quejarse con justicia de que se le ha
ron con largueza, combinada con el carácter público de los robado, que Je han quitado un efecto sobre el cual su dere-
juegos amorosos, sólo podía inflamar las imaginaciones. En- cho de propiedad estaba preestablecido. ¿Existe ese derecho
tre los negros la promiscuidad era considerada bestial, pero de propiedad en la naturaleza? No, es una simple conven·
entre los polinesios se volvía sublime. Este aspecto libertino clón: pero ninguna convención obliga a que sea reconocida y
de la utopía era cohercn te con las esperanzas de los descu- aceptada. El tahitiano que no tiene nada propio, que regala y
brí dores y de aquellos que escuchaban o leían sus hazañas, otorga generosamente todo lo que ve desear, jamás ha conoci-
Una sociedad "libertina" ofrecía gozos a los libertinos de do ese derecho exclusivo. Por lo tanto, el robo de un objeto
Occidente. que ha excitado su curiosidad, según él, no es más que un
Además, ¡el amor es su único dios! La vertiente anucris- acto de equidad natural..."
tiana del libertinaje hallaba entre los r.ahitianos un argumcn- Proudhonianos por adelantado, los polinesios parecían
to privilegiado: la religión reemplazada por el culto del amor. inspirados por el famoso lema de que "la propiedad es el
Observaciones ulteriores reflejaron una vaga religiosidad, lo robo". Robar. no era otra cosa, en fin, que reparar una.injusri-
cual también estaba bien, pues se conformaba con el deísmo cia y volver a la igualdad inicial de oportunidades.
de los filósofos del siglo de las Luces. El mito polinésico representa uno de los casos más nota·
De un modo u otro, todo correspondía a las esperanzas bles de transfíguración de una comunidad.real en comunidad
de los europeos, filósofos, libertinos, o filósofos-libertinos. Sólo utópica según las reglas de la alteridad radical. El polinésico
el robo alteraba en algo la armonía del conjunto. Era practi- se parece físicamente al europeo, acaso es más hermoso, pero
cado intensamente y; es obvio, en detrimento de los recién su forma de civilización es inversa a la civilización europea; a
llegados. La división del trabajo funcionaba de maravilla: en menos que la sociedadeuropea sea lo contrario de una sociedad
tanto que las damas se ocupaban de los marinos, sus esposos normal y, en ese caso, ¡el hombre diferente sería el europeo!
recolectaban lodo Jo que fuese transportable. La Pérouse vi- La ausencia de propiedad privada y las relaciones humanas
vió la experiencia en Isla de Pascua: "La fisonomía de muchas naturales, comprendidas las relaciones entre los sexos, son
de esas mujeres era agradable; ofrecían sus favores a cualquie- características'de una etapa que precede la evolución históri-
ra que estuviese dispuesto a hacerles un regalo. Los indígenas ca propiamente dicha. El polinésíco es el hombre "esencial",
nos comprometían a aceptarlas; algunos daban ejemplo de en tanto que los otros aparecen más o menos deformados por
los placeres que ellas podían procurar; no estaban separadas las adquisiciones ulteriores ...
de los espectadores más que por una simple tela del país, y Además, el retomo de los civilizados al punto de partida
durante los arrumacos de esas mujeres nos quir.aban el som- es imposible. Por el contrario, la sociedad polinésica, acogien-
brero de la cabeza y el pañuelo del bolsillo ... • do a los europeos, inevitablemente entraría en el juego de las
Irritante sin duda para un marino, pero muy comprensible clvilizaclones, abandonando su pureza original En su Suple-
para un Illósofo. Escuchemos en este sentido ;1 Commcrson: meneo al via]« tltJ Brmgc,foville (l 772), Díderot presentaba a un

136 137
E..,-iicE Et. A.'-OEC. V 1_.\ I\FSnA

noble anciano, todavía vigoroso pese a haber superado los las alteridades imaginadas por Mauperruisy por el autor de la
n?':'e?ta años, símbolo de la vitalidad de un puehlo joven, que Découuerte austrnle. El espacio terrestre se reducía y se trivializa-
dirigía a los franceses esta parrafada filosófica: ba. Sólo quedaba mirar al cielo con más atención. Había llegado
"Ncsotros seguimos el instinto puro de la naturaleza, y tú el tiempo de la migración hacia los planetas. La Razón se
has fo tentado borrar su carácter de nuestras almas. Aquí todo esmeró para organizar el éxodo de manera conveniente. No
es nuestro, y tú. nos has predicado no sé qué distinción entre era contraria al principio de continuar la caza de seres huma-
lo tuyo y lo 111ío. Nuestras hijas y mujeres nos son comunes; has nos diferentes en nuesu·o propio planeta, pero sencillamente
compartido ese privilegio con nosotros y has venido a encen- parecía más razonable y ventajoso instalar el gnn coto de
der en ellas furores desconocidos ... Han comenzado a odiar· caza un poco más lejos. El siglo de las Luces abrió la vía,
se, vosotros os habéis degollado por ellas. han vuelto a nosotros dejando para sus sucesores la tarea de profundizar en el tema.
teñidas con vuestra sangre. Nosotros somos libres; y he aquí Sobre la materia existen dos guías excelentes: las Entretiens
que has escondido en nuestra tierra el título de nuestra escla- sur la f>luralité des mondes publicada en 1686 por el escritor
vitud futura." francés Bernard Le Bovier de Foncenelle (1657-1757), y
Incapaz de ofrecer un modelo aplicable. la Polinesia utó- Cosmometheoros, obra póstuma del gran físico y astrónomo ha·
f'.ka º<:°Pª sin embargo un Jugar privilegiado en el imagina· landes Christiaan Huygens (1629-1695), aparecida en 1698.
no occidental. Ilustra el hecho de que las teorías relativas a la Ambas obras gozaron de grao difusión en él siglo de las Luces.
etapa "salvaje" de la historia teman buenos fundamentos. Po- El libro ele Fontenelle fue un supervenías, una de las obras de
niendo de relieve las cualidades físicas y morales de los salva- difusión más influyentes durante todo el sizlo dieciocho e
jes, procedía implícitamente a la crítica de los falsos valores incluso la primera mitad del siglo diecinueve (con innumera-
europeos y del sistema occiden cal en general. E incluso sin bles ediciones francesas, varias en inglés y alemán, traduccio-
proponer una metodología del retorno, sugería algunas solu- nes al sueco, danés, italiano, polaco y griego). Eclipsado en
ciones dignas de ser ensayadas; por ejemplo, la abolición de cierta medida por Fontenelle, Huygens también obtuvo un
la p1:opied~d privada o de la moral familiar tradicional. Aque- éxito notable (versiones latina, inglesa, francesa y alemana).
llas islas lejanas prestaban cuerpo a los fantasmas filosóficos, La carrera de ambos libros demuestra la medida del nuevo
exóticos y eróticos de los hombres de la Ilustración. imerés por los planetas y por un hombre diferente que tendía
progresivamente a volverse "extraterrestre".
El discurso de Fontenelle parecía muy equilibrado, El
autor explica,a su interlocutora, "la marquesa", los argumen-
tos a favor o én contra de la habitabilidad de los planetas. De
Poblamiento del sistema solar hecho, esta tesis lo tienta: "Si la Luna 110 es más que un
amasijo de meas, yo me inclinaría más por hacerla roída por
sus habitames que por no incluirlos". Un hombre diferente
Poco después de 1770, la inexistencia del gran continente que roe piedras: el viaje se anunciaba interesan te. Desgracia-
'.'"uslral era una evidencia; ya hacía algún tiempo que venía damente, la Luna comenzaba a sufrir un clima extremada-
inspirando dudas. Con su "descubrimiento austral" de 1781, mente riguroso, lo que llevó al francés a desarrollar un

.
Restif de la Bretonne ya combaúa en la retaguardia. Las islas complejo sistema de habitaciones subterráneas (ya imagina·
del Pacífico ofrecían a los viajeros paisajesde ensueño y a los . por Kepler): "¿Cómo sabemos si los habitantes de la Luna
das
filósofos una nueva utopía, aunque bastante más modesta que incomodados por el ardor perpetuo del Sol, no se refugian

138 139
t..,'TRE n. ANGEL \'1..A MS'Jl.A ¿DECENE.R..\CJOS O l'ERFE.CCIO~MttENTO
~

en graneles cuevas? Es posible que no vivan en otra pane y los habitantes de la Tierra". Tienen manos, piernas, se visten
que sea allí donde construyen sus ciudades [ ...) Todo un pue- -probablemcnte según la moda holandesa de 1700-, constru-
blo en cuevas, con caminos subterráneos para la comunica- yen casas y viven en sociedad, practican el comercio, hacen la
ción de los pueblos". guerra y los consiguientestratados de paz. Maupertuis esperaba
Después de haber instalado a los selenitas, Fontenelle y sentirse más extranjero entre los hombres peludos del Pacifico
la marquesa visitan uno tras otro los planetas conocidos del que Huygens entre los saturnianos, que más bien parecen
sistema solar. Todos deben de estar habitados, incluso las lu- "falsos holandeses". Por lo tanto, había elección; o una infini-
nas de Júpiter y Saturno. ¿Y se parecen a nosotros sus habitan- dad de familias más o menos humanas (Fontcnclle) o bien
tes? Más o menos, según la distancia. Fomenelle se arriesga a una sola g,-a:n familia (Huygcns).
formular una ley muy atractiva, que prolonga en el espado El siglo dieciocho continuó la "invesugación" sobre estas
cósmico los niveles de alteridad imaginados por los antiguos bases. Es muy significativo el texto de la Enciclopedia para ex-
en la escala terrestre: "Aparcntemeruc, las diferencias aumen- plicar la palabra problema: "Una proposición que parece no
tan a medida que crece la distancia, y quien viese a un habi- ser absolutamente cierta, ni absolutamenty falsa [ ... ] por esto
tante de la Luna y a un habitante de la Tierra notaría que se es un 'problema' saber si la Luna y los planetas están habita-
trata de dos mundos más cercanos que en el caso de un habi- dos por seres de algún modo parecidos a nosotros". Que de
tante de la Tierra y otro de Sarurno". En su Systemede la nature todos los problemas imaginables la Enciclopediahaya retenido
(1770), d'Holbach retoma esta tesis y une el espacio terrestre precisamente "la pluralidad de los mundos"demuestra el con-
y el espacio planetario en un solo gran juego de alteridades: siderable interés suscitado por esta hipótesis.
"Si el lapón difiere de una manera tan marcada de un hoten- La Luna perdía claramente posiciones. Sus mares se ha-
tote, ¿qué diferencia debemos suponer entre un habitante de bían evaporado y su atmósfera se volvió inexistente. La Razón
nuestro planeta y otro de Saturno o de Venus?". A mayor debía plantearse la pregunta inevitable; ¿es razonable o no
distancia, mayor diferencia. Africa, la Luna, Marte, las estre- creer en los selenitas? Personas razonables habían contestado
llas, otras tantas etapas. que no; entre ellas Huygens, que era una autoridad. Otras
A diferencia de Fontcnelle, brillante conversador, pero personas razonables respondieron que sí. Entre estas últimas
no un sabio auténtico, Huygens se expresa con toda la autori- se hallaba Wtlliam Herschel (1738-1822), el más grande astró-
dad que le confiere la Ciencia. No acepta la habitabilidad de nomo de su tiempo. Hacia 1 780 planteó sus conclusiones con
la Luna; las condiciones comprobadas de nuestro satélite sólo claridad, aunque se abstuvo de pubncartas: la Luna tenía to·
permitirían, en cualquier caso, la existencia de creaturas cons- das las posibilidades de con car no sólo con una atmósfera,
tituidas por otra substancia. ¿Cómo vivir sin atmósfera y sin con bosques y animales, quizás mucho más grandes que los
agua? Este debut parece poco prometedor para los extrate- de aquí, sino también con canales y ciudades; los "circos"
rrestrcs; ¿J"csistirian los planetas el escepticismo científico del lunares eran, en efecto, ciudades, lo que implicaba habitan·
gran astrónomo? Curiosamente, una vez lanzado en el espa- tes. Otro astrónomo bien conocido, Hieronymus Schróter
cio, Huygens abandona el método cienáfico aparentemente (1745-1816), sostuvo asimismo la existencia de la atmósfera
agotado en la Luna, Sí, los planetas deben estar habitados; si lunar y las ciudades selenitas.
no, ¿para qué podrfan servir? Y no únicamente habitados, Pero, si la luna planteaba problemas, existía un acuerdo
sino que habitados por hombres como nosotros o no dema- casi unánime sobre el tema de los planetas; éstos se beneficia-
siado diferentes: "Los hombres que habitan los planetas tie- bao de descripciones que los acercaban cada vez más a la
nen la razón, el espíritu, el cuerpo, de la mismo cspeoie que Tierra. El astrónomo iraliano Fra.ncescoBianchini (1622-1729)

1,JO 1'11
E..\ITREELA.XCE.L YL\.BESDA ¿DEGE?,:[RACIOS O l!ERF.EOClO~ilt.NT01

descubrió hacia I726-172i los "mares" venusianos, Algunas del día debía ser semejante a los demás planetas y, por ende,
decenas ele años más tarde, Schróter midió las montañas de probablemente estaba habitado. Herschel retomaba las ideas
Venus; obtuvo altitudes de ,13 mil metros. Los casquetes pola- de Johann Elcrt Bode (1717-1826) quien, en 1776, una dece-
res de Marte fueron observados por Jean-Dominique Cassini na de años antes de llegar a ser director del Observatorio de
(1625-1712) y estudiados en detalle por Herschel, quien corn- Berlín, había propuesto un modelo solar perfectamente te-
probó su similitud con los casquetes polares terrestres. Herschel rrestre: tierra firme, montañas, agua, atmósfera y habitantes
llegó asimísmo a identificar una atmósfera marciana suficien- que dísfrmarían de un clima y de una luz constantes,
temente densa, y concluyó que "la analogía entre Marte y la En la misma época, un tal doctor Elliot fue juzgado por
Tierra es con certeza la más evidente entre todos los planetas haber atentado contra la vida de una dama. El defensor alegó
del sistema solar". la presunta locura del acusado. En efecto, el original persona-
Los demás sistemas planetarios que gravitan alrededor je habría preparado una comunicación para la Royal Society
de las estrellas también fueron analizados, por lo menos en la en que sostenía precisamente la habitabilidad del Sol Al pa-
teoría. En su tratado sobre historia natural y la teoría del cielo recer, la justicia y la astronomía iban por distintos carriles. Lo
publicado en 1755 (Allgemeinen Naturgeschicllle und Theorie des que era evidencia, o por lo menos hipótesis científica para
Himmels), Kant (1724-1804) consideraba que la vida debía es· unos, para otros constituía sencillamenteuna locura.
ta.r diseminada hasta el infmito y cada vez más perfeccionada La verdad es que las conclusiones proclamadas en nom-
y espiritualizada en función de su alejamiento del centro del bre de la ciencia y la razón no hacían más que retomar argu·
universo. Bastaría con establecer el punto ccnual del todo men tos tradicionales, respondiendo al mismo tiempo a las
para calcular matemáticamente el lugar de cada cual en la ideologías y utopías de la época. Las observaciones astronóml-
escala universal de los seres ... cas invocadas -como las que permitían medir la altitud de las
Una contribución interesante fue la del sabio alemán montañas de Venus o la densidad de la atmósfera marciana-
Johann Heinrich Lamben (1728-1777), autor de las Kosmolo- eran falsos pretextos. Las vagas imágenes que se percibían se
gischm: Briefe, de 1761. En estas "cartas cosmológicas" poblaba prestaban para todas las interpretaciones imaginables, y justa-
generosamente todo el universo, incluidos los cometas, que mente lo que predominaba era la imaginación, lo imaginario.
eran su obsesión. Maupertuls, siempre dispuesto a seguir al Consideraciones religiosas o antirrelígíosas, o bien ideológi-
hombre diferente sin importar dónde ni cómo, ya había sugt:· cas. dominaban notoriamentela observación cienófica. Incluso
rido la posibilidad en su Leur« sur la comñe, escrita en 1742, sin saberlo los astrónomos se sacrificaban a la ideología, es
que trataba de un encuentro, más bien de un choque, de un decir, a la teología. El principio de la plenitud funcionaba
cometa con la Tierra. "¿Quiénes estarían más sorprendidos, con coda su fuerza: cada cuerpo celeste, cada espacio, debía
nosotros o los habitantes que el cometa posaría sobre nuestra servir para algo. La inutilidad y el desperdicio no parecían
Tierra? ¡Con qué cara nos encontraríamos los unos con los conformarse al buen sentido del Creador o de la naturaleza.
otros!" El horror del vacío o de la materia informe part:ce caracteri-
Era demasiado. Como escrupuloso hombre de ciencia, zar la mentalidad de los tiempos, muy preocupada por orga-
Herschel rechazó categóricamente la habitabilidad de Jos co- nizar el espacio y marcarlo con la impronta humana. Es la
metas. Se contentaba con la del Sol . .En un texto publicado en época de los jardines franceses, logro supremo de una natura-
1795, demostraba que el Sol debía estar compuesto por un leza sometida a las exígenclas del espíritu.
núcleo sólido, separado y protegido de la superficie incandcs- Los habitantes de los planetas testimoniaban, según se
cente por una capa de nubes. Pese a las apariencias, el astro quisiera, la omnipotencia divina o la inexistencia de Dios. por

142 143
lo menos el dios cristiano. En su Edad de la rauín, escrita en espacio extraterrestre: el decimotercero, consagrado al viaje
1793, Thomas Paine (1737-1809) ofrecía una elección entre lunar de Luciano de Samosala y a los escritos de Cyrano; el
la religión cristiana y la pluralidad de los mundos. Optó por la decimosexto (Relación de! mundo de Mercurio) y los decimosép-
segunda. Este angloamericano deísta, ganado por las ideas de timo y decimoctavo, con la novela cósmica de Marie-Anne de
la Revolución Francesa, creía encontrar en tos otros mundos Roumier. Los grabados que acompañan los textos no repre-
un argumento decisivo contra la Biblia. Sólo estaba proyec- sentan nada insólito. Por lo menos en los planetas se podría
tando al espacio las controversias religiosas del período revo- imaginar cualquier cosa. En cambio, vemos caras familiares
lucionario. Su compatriota Edward Nares, cu cambio, afirmaba que no hubiesen contrariado a Lavatcr, La belleza, de tipo
precisamente lo contrario: en una obra publicada en 1801 europeo, es decir georgiano o polinésico, era ley en todo el
expresaba la convicción de que Cristo había rescatado a todas sistema solar. Los textos son apenas más atrevidos que los
las criaturas inteligentes deJ universo. No había que elegir dibujos; los escritores parecen menos audaces que los sabios.
entre el cristianismo y la pluralidad de los mundos, pues am- Sí, se parecían a nosotros. Los principios formulados por
bos participaban de la misma y única verdad universal. Huygens tuvieron prioridad en los planetas. La repulsión de
A las disputas filosóficas se añadía la seducción de la la época hacia los monstruos puede ofrecer una explicación.
Utopía, una de las tendencias más marcadas del siglo diecio- Pero ésta reside principalmente en la función utópica, filosó-
cho. Esa época fue la edad de oro del género utópico. Instala- fica o teológica de las humanidades planetarias. El diálogo
da en rincones lejanos y muy a menudo en islas, la utopía ya Tierra-espaciosuponía interlocutores susceptibles de compren-
comenzaba a sondear el terreno de los planetas, terreno ade- dernos y hacerse comprender.El proyecto biológico quedaba
más muy .. terrestre". Ellos probablememenLe son superiores confinado a la Tierra; los planetas estaban invitados a partici-
a nosotros, pensaba el célebre místico sueco Emmanuel par en el proyecto moral. Para quienes buscaban al salvajeno
Swcdcnborg (1688-1772), que reprodujo en su Arcana azlestia valía la pena recorrer el espacio cósmico; Afi:ica estiba más
(1749-1756) una serie de conversaciones ocultas con los espí- cerca, y eraaparentemente más hostil que los planetas.
ritus de los habitantes de allá afuera. Quizás ellos han encon- Veamos el ejemplo de Mercurio, el miembro más pe-
trado una fórmula perfecta de sociedad y organización política, queño del sistema y el más cercano al Sol. Fiel a su ley de la
soñaba el político inglés Bolingbroke (1678-1751) en sus distancia y a su propio proyecto esencialmente biológico,
Philosophical Works. una sola comunidad a escala planetaria, Fontencllc imaginaba pequeños mercuríanos quemados por
un solo idioma, un solo gobierno. el fuego solar y desprovistos de inteligencia. No opinaba lo
mismo el autor anónimo de la Relación del mundo de Mercu-io
publicada en 1750, en la que la proximidad del astro del día
y de la vida parecía tener efectos estimulan tes. El paisaje era
enteramente terrestre, aunque miníaturizado a la escala del
Viajes por los planetas planeta. "Las mon Lañas, los mares, los árboles, las plan tas,
los animales y los hombres son más pequeños que entre
nosotros." Nuestros primos mercuríanos eran más peque-
No es fácil hacer la descripción de los habitantes de allá afue- ños, pero de una vitalidad a toda prueba. Un trasiego perpe-
ra. Las ilustraciones al respecto son muy raras. Y muy conven- ruo reina en el planeta; incluso en el aire, porque ese pequeño
cionales. En la gran colección de los Viajts f111agí11ariD.V (39 mundo posee la ciencia del vuelo, con ayuda de alas artlñ­
volúmenes, Amstcrdarn, '1787-1789), cuatro Lomos cubren el ciales. Por supuesto, nunca se duerme, "Por eso uno de los

1,1_1 145
tJ>1:C1t·:.~ERACION O l'f.lULCCCONAlUENTO?

peores suplicios a los cuales se condena a los criminales es dio para empezar amplio material para ejercer su curiosidad.
dormir unos días." Todo es sano y armonioso. Una vida hu- De ese mundo nos describe su carácter frívolo, el amor a la
mana se prolonga varios siglos. Armoniosa es también la novedad y la inconsecuencia de la conducta de los habitantes
organización política, que no conoce las divisiones y los con- del planeta, que, como sabemos, está sujeto a mil variaciones.
Illctos terrestres, sino que forma un solo Estado gobernado De allí pasa a Mercurio, que a sus ojos sólo ofrece un mundo
por un solo soberano. lleno de ciudadanos que lo sacrifican todo en interés de la
A diferencia de los pequeños mercurianos, los exrrate- forruna. Venus, planeta pequeño, brillante y lleno de fuego,
rresu·es de Voltaíre, descritos en su Micromegas (1752), perte- sólo tiene habitantes voluptuosos y sensibles al placer; el amor
necen a la categoría de los gigantes. Gigantes en escala cósmica: impera por todas partes. El Sol, residencia de Apolo y de las
el héroe, que viene del mundo de Sirius, tiene la respetable Musas, nos presenta un mundo de sabios. Marte anuncia la
talla de ocho leguas (casi cuarenta kilómetros). Ridículo a su gloria, allí sólo se encuentran héroes: en ese planeta nuestro
lado, su compañero saturniano parece un enano con sus mll viajero se perfecciona en el arte mllitar. La nobleza brilla en
toesas (casi diez kilómetros). La parábola es transparente; tras Júpiter; todos se ocupan de sus rítulos, so grandeza y los ho-
los pasos de Swift, Voltaire juega con la relatividad de las cosas nores que les son debidos. Saturno representa la edad de oro,
y los valores, y el espacio 'infinito le permite amplificar ese los viejos buenos tiempos de los patriarcas; en este mundo
principio filosófico. Y sobre Lodo ridiculizar las pretensiones de vemos· reinar una noble simplicidad, el candor, el amor a
los pequeños sabios terrestres; [siempre pensaba en Maupertuis! la verdad. la obediencia a las leyes y el respeto legitimo a
Llegados a la Tierra, el "sirio" y el saturniano tienen dificulta- los soberanos. Este mundo debería servir de modelo a todos los
des paca descubrir una fonna de vida inteligente. Finalmente demás; desgraciadamente, ninguno se le parece."
consiguen idenúficar un grupo microscópico de filósofos. Im- El método de madarne de Roumier pertenece al arsenal
perturbable ame el fenómeno, uno de estos personajes"miró tradicional del hombre diferente. Todo es como entre noso-
de arriba abajo a los dos habitantes celestes; sostuvo que sus tros, salvo por una característica -cualidad o defecto-, que es
personas, sus mundos, sus soles, sus estrellas, todo había sido · aislada y amplificada. Es la manera de experimentar solucio-
hecho únicamente para el hombre", para el hombre terrestre, nes morales y sociales cuya función es caricaturizar las inclina-
claro. ciones del alma humana y de la sociedad de la época.
Tras las investigaciones preliminares y los sondeos efectua- Más complejo,aunque limitado a un solo planeta, resulta
dos desde Cyrano hasta Voltaire, llegó el tiempo de proceder a el proyecto del escritor alemán Car! ígnaz Geiger (1756-1791),
una revisión completa Hacía falta valor. Maríe-Annc de Roumier autor de un viaje a Marte (Reise eine.r Erdbert1Qlm.r13in den Mars,
(? -1771) fue indiscutiblemente una mujer valiente. Le debemos J 790). Elevándose en globo como los hermanos Montgolfier
la primera saga astronómica, los siete volúmenes publicados en algunos rufos ames, pero mucho más lejos que los franceses,
1765 de V,ryag,¡s de milord. Célbn dans les sept ptan;t.es. Un períplo el héroe descubre un planeta habitado por hombres de tipo
completo que comprendía estadías en la Luna, los cinco plane- enteramente terrestre. Se interesa por las innovaciones técni-
tas conocidos y el Sol. El lector necesita una dosis similar de cas y la organización social y política de los diversos Estados
coraje para sobrevivir a la voluminosa historia. Consciente sin marcianos, un pretexto para condenar el despotismo y propa-
duda de las dificultades del viaje, el editor se cuidó de redactar gar los méritos de un sistema democráóco ''a la americana",
un resumen de una página en el que contaba lo esencial. .sin olvidar la sexualidad libre y natural "a la tahlüana",
"Milord Céton, educado bajo el cuidado de un genio de Cabe preguntarse si valía la pena viajar tan lejos para
primer orden, comienza su viaje por la Luna. Este globo le sentirse como en casa. Sin embargo, estos pioneros preparaban

146
~NTRF. F.l.ANC:P.1. VIJ\ IU~STIA

la inagotable feria biológica y social con decorado planetario una relación mecánica. Es la síntesis ideal entre religión, fol-
llamado a propagarse durante el síglo siguicme. clore y ciencia. Athanasius Kírcher pcrsíguló ese objeuvo en
su Mm1d1ts subterraneus ( 1665). El modelo imaginado por el
jesuita recuerda en igual medida un organismo y un mecanis-
mo. Una compleja red de canales, venas}' arterias, ríos y ria-
chuelos de fuego y agua surcan el espacio subterráneo,
¿Por qué no bajo nuestros pies? abriéndose en algunos puntos a la supcrfícíc. Bolsas ele fuego
alimentan las erupciones volcánicas. El agua circula entre el
interior y el exterior; es aspirada desde el océano Ártico al
Tal como se miraba al ciclo para encontrar hombres más o polo norte y expulsada en el polo sur. Los Alpes cubren un
menos diferentes, parece lógico, o por lo menos simétrico, mar subterráneo: tocios los ríos de Europa tienen su origen
tomar en consideración el mundo "de abajo". ¿Se puede po- en esa cuenca, El fuego y el agua aseguran el funcionamiento
blar con hombres diferentes el lnterlor de la Tierra? Claro, si de la maquinariaterrestre. El interior de la Tierra es el motor de
así se-desea: es la regla básica de lo imaginario. En cualquier nuestro planeta. Esta espléndida demostración prefigura mag-
casó, el principio de la plenitud ~1 rechazo a aceptar los níficamente el espíritu de las Luces, sus principios unificado-
espacios "inútlles"- actúa también en favor de uu espacio sub- res y sus sueños mecanicistas: la máquina terrestre de Kircher
terráneo donde debia ocurrir algo. anticipa del modo más espectacular la máquina a vapor de
Las creencias tradicionales se movían en algunos grandes Watt.
registros: la Tierra, madre de la vida, principio supremo de Las teorías de Kircher ilustran una fase de transición
fecuudidad; la Tierra, dominio de la muerte, con un Más entre la imagen mágica del mundo y el pensamiento científi-
Allá situado al luterior, con vías de acceso que aseguraban co moderno. Edmund Halley (1656-1742). discípulo del gran
los vínculos entre el mundo de los vivos y el de los muertos; Newton, ¡oa representaba la ciencia moderna en su manifesta-
finalmente, espacio reservado en la doctrina cristiana al In- ción más acabada: la mecánica newtoniana. Su mayor logro
fierno y sus penas, simbolizado por el fuego eterno. La Tierra, fue el cálculo de la órbita del cometa que lleva su nombre;
residencia de seres fantásticos, hadas, elfos, enanos, gigantes, predijo su regreso para 1758. El cometa volvió, en efecto,
dragones que pueblan las cavernas y las galerías subterráneas. probando de ese modo el buen funcionamiento del universo
Por fin, el interior de la Tierra, Jugar de configuraciones y según las leyes matemáticas formuladas por Newton. El segun-
paisajes familiares: mares y lagos subterráneos, mundo central do problema resuelto por Halley -síguiendo una demostra-
iluminado por un sol en miniatura; esta última creencia se ción en apariencia no menos rigurosa que la precedente- fue
registra tanto en eJ folclore francés como entre los indios de la estructura interna de la Tierra, Estudiando el desplazamiento
Norteamérica. de los polos magnéticos terrestres, el sabio llegó a la conclu-
La razón; siguiendo una metodología probada, retiene sión de que ese fenómeno sólo se podía explicar por la pre-
ciertas imágenes tradicionales y las adapta a las exigencias sencia de una segunda esfera imbricada en la primera. Este
cientificas. El fuego central, por ejemplo, que pertenece al descubrimiento sensacional fue comunicado en 1692 en la
bagaje religioso cristiano, fue certificado asimismo por la cien- famosa publicación PlúlosopMcal Transactions of th» Royal Societ)•,
cia. Descartes (1591>-1650) y Leibniz (1646-1716) ga,·anú:1.aron Dos argumentos suplementarios reforzaron la hipótesisde una
su existencia. Además, podía combinarse con los mares folcló- Tierra "hueca": el funcionamiento del binomio Tierra-Luna
ricos y establecerse entre los dos elementos -Iucgo y agua- suponía un plauetu rclatlvamente liviano, por lo tanto vacío o

148 14!1
~TREELAN'CEL YL\DESTtA

parcialmente vacío, pues de otro modo se hubiese adelantado los nuevos sentimientos de curiosidad, de deseo. Más extra-
y habría perdido su satélite: por otra parte, las auroras borea- ños sin duda y siempre inquietantes, como lo prueba el te·
les )' los fenómenos luminosos de la atmósfera en general mor a los cometas en el siglo dieciocho, el espacio cósmico y
parecían brotar del interior de la Tierra. el espacio subterráneo se beneficiaron a su vez de dicha
De hecho, Halley dudaba entre una sola esfera Interior o tendencia a la "normalización": las terribles llamas del In-
la sucesión de varias. Propuso -como simple hipótesis- la exis- fierno y los seres fantásticos se difuminaron ante un mundo
tencia de tres círculos concéntricos bajo la superficie terres- más o menos "normal", que presentaba un entorno acaso
tre, los que corresponderían respectivamente a las dimensiones distinto, pero no obligatoriamente hostil. Como el Océano,
de los planetas Venus, Marte y Mercurio. El universo interior las tierras lejanas o los planetas, el centro de la Tierra espe-
se transformaba en una especie de síntesis del universo plane- raba a sus exploradores.
tario, siguiendo el modelo tan conocido de las muñecas rusas.
La pared de la esfera exterior, la nuestra, tendría un espesor
de unos novecientos kilómetros: bastante sólido en aparien-
cia. Seguía un espacio vacío, siempre de alrededor de nove-
cientos kilómetros, hasta la superficie de Venussubterránea, y Viajes al centro de la Tierra
así sucesivamente. ¿Qué ocurría en el interior? Bastaba con
explicar el principio, ya en boga, de la pluralidad de los mun-
dos habitados. Halley creía en la existencia de uno o varios Los exploradores científicos habían propuesto algunos mode-
mundos vivientes. ¿Por qué habría de ncgárselc a Mercurio, los: una Tierra-esponja, sistema complejode cavernas y galerías;
Marte y Venussubterráneos lo que con tanta generosidadse varias Tierras imbricadas; una vasta. cavidad central alumbra-
había concedido a sus protoúpos celestes? da por un sol o dos. Sería tarea de escritores y utopistas elegir
Un gran matemático de la ilustración, Lconhard Eulcr y detallar el cuadro.
(1707-1783), se sumó a la teoría de la Tierra hueca. Una En las Auenturas de Simplicissimus, el escritor alemán
Tierra todavía más hueca que la de Halley, pues sólo exhibía Chrístoph von Grimmelshausen (1621-1676) proponía una va-
una enorme cavidad; el centro, sin embargo, estaba ocupado riarue acuática, muy parecida al sistema de Kircher, Los mares
por un núcleo incandescente, sol en miniatura que alumbraba y los lagos se prolongaban en el interior hasta el centro de la
el espacio interior en beneficio de sus presuntos habitantes. Tierra. Los habitantes del mundo subterráneo son la réplica
John Leslie (176~1832), físico y matemático escocés, perfec- de las razas y pueblos terrestres, y la única diferencia es que
cionó el sistema imaginando no uno, sino dos pequeños soles viven, evidentemente. en el agua.
interiores; como un astrónomo que quiere señalar su descu- El sistema de Kircher fue utilizado también por un nave-
brimiento, se esmeró en darles nombres, extraídos para el gante anónimo que en 1723 publicó una Relation d'un voyage
efecto de la mitología subterránea clásica: Plutón y Proser- du ¡1iik arctique au pme antaraiqu« j,ar le amtrn du monde: Su
pina. barco, sumergido en un torbellino en el polo norte, es lleva-
En Le tertitoire du vide. L'Ocadetu et le désir du riuagc (1988), do por la corriente a lo largo del eje terrestre y acaba por ser
Alain Corbin observa un cambio radical de actitud a partir "evacuado" en el polo sur. La rápida travesía permite al viaje-
de la segunda mitad del siglo diecisiete respecto del mar, de ro entrever un entorno bastante familiar: islas y riberas, cade-
la inmensidad del espado oceánico. El miedo, a veces inclu- nas monrañosas, bosques y desiertos, regiones frías y tórridas,
so el terror que inspiraba el universo acuáuco cedieron ante animales más o menes diferentes; ningún ser humano a la

150 1 !i1
Ef\."TRE El~ ANGEL YU BESTIA -tOf.CF..'ll:R,\CCOi\' O PtREECCIO~MULS'fO?

vista, aunque la presencia de la especie había dejado huellas partes, en tanto que las mujeres, superadas por tanta filosofía,
en algunas construccíones y minas. intentan consolarse con los vísuames extranjeros. En el país
Había también otros métodos para bajar al interior. Esca- de los sabios no existe la estupidez; teóricamente, las cosas
lando una montaña cerca de Bergeu, Niels Klim, un joven tendrían que ir muy bien, pero van mal, justamente porque
nomego, cayó en un precipicio. Al final de una caída intermi- hacen falta los tomos. Los sistemas basados en el exceso, in·
nable, en lugar de estrellarse contra las rocas, se despertó en cluso en el exceso de ciertas cualidades, no son funcionales.
otro mundo, el mundo subterráneo. Su aventura, que comen- La eficacia y la armonía no pueden resultar de la igualación o
zaba en 1665, la relató en 1741 el escritor danés de origen de la uniformidad, sino de la diversidad y de las contradiccio-
noruego Ludvig Holberg (1684-1754). ta edición latina origi- nes. Una sociedad en que la gente disputa funciona mejor
nal, Nikolai Klimii iter subterraneus tuvo numerosas traduccio- que otra en que están todos de acuerdo. En un siglo en que la
nes. utopía es la relna y prepara el terreno para las experiencias
El modelo adoptado por Holberg es un espacio Interior totalitarias, el antlutopismo de Holberg merece ser resaltado.
que contiene un sistema solar en miniatura. Niels Klirn co- La serie de humanidades diferentes continúa. Están los
mienza su periplo en el planeta Nazar, con un episodio que híbridos, en los que el hom brc se combina con diversos ins-
causa csuipoe Trepa a un árbol sin darse cuenta de que se trumentos musicales, como los "hombres-violín"; luego, sínte-
trata de la esposa de un personajemuy importante. En efecto, sis extrañas con plantas o animales. El salvaje también está
los habitantes del país son árboles o mejor dicho hombres- presente; en plena época de las Luces no podía faltar a la cita.
árbol que poseen, además ele los atributos vegetales, cabeza Inspirado por los sueños de los filósofos, Nicls logra conducir
humana y dos cortas piernas; las ramas les sirven de manos. a este ser primitivo a fa civilización. A la cabeza de su nuevo
Son hombres muy diferentes por su aspecto, sin duda, pero pueblo, consigue conquistar el planeta. Pero el poder lo cm·
también por el espíritu. Piensan con extrema lentitud -los briaga, lo vuelve cruel e Imolerarue. Felizmcmc para él, Niels
más intelígcrttes lo hacen con menor rapidez a(m- y son re- se encuentra de vuelta en la Tierra.
fractarios a cualquier innovación. Sabios, sin duda, pero un Inspirado por el modelo de Swifr, Holberg bate todos los
tanto aburridos, por lo menos desde nuestro frívolo juicío récords de Imaginación biológica, social y moral. Ningún uni-
terrestre. En ese país el cocotero gozaba de un respeto espe- verso ficticio de la época puede igualar su universo subterrá-
cial: se sabía apreciar su circunspección y su paciencia. neo en la diversidad de significaciones. Pero las sociedades
Los habítantes de otro planeta, monos ioteligemes, en- que presenta, incluso las más extrañas, se limitan a poner en
carnan un temperamento absolutamente opuesto. Son dema- evidencia, separándolas, característicasque pertenecen al mun-
siado inteligentes. Piensan a una velocidad vertiginosa. do real. El mensaje es transparente: no existe ningún modelo
Considerado estúpido por los hombres-árbol porque piensa absoluto, ninguna vía obligada. Cuando reina el relativismo,
demasiado rápido, el pobre Nils es visto como igualmente la más esencial de las virtudes humanas debe ser la tolerancia,
estúpido por estos monos que encuen tran su juicio demasía­ La última persona a quien uno hubiese esperado encon-
do lento. Aquí Impera la superficialidad. Cambian de peluca trar en el cenero de la Tierra es al famoso Casanova, de nom-
sin cesar; lo mismo hacen con las leyes. bre completo Ciovanni Giacomo Casanova de Seingalt
Entre ambos extremos se sucede una multitud de países. (1725-1798), Italiano especializado en aventuras eróticas, las
Hay uno en que los hombres ­sícmpre hombres-árbol-. se que relata en sus célebres Mt111.01'ia.r. El rnismo autor, sin cm·
ocupan de la cocina y las mujeres de la política. En otro, bargo, publicó en Praga CJl 1787 una obra escrita en francés
lodos son filósofos, por lo que la miseria se immh1 en todas con el misterioso 1ímlo de Icosumerén; cuyo subtítulo era más

152 153
E.l'oJTJlE1::1. ,U'l;GELY L\ 68i1A

explicho: Historia de Edouard.y de Elisnbeth, que vivieron ochenta. y hueca: la Tierra agujereada como tina esponja, El barco de
un años entre las megamiaos, habitantes aborígenes de Protocosmos,
Peter Wilkins se hunde cerca del polo sur y es arrastrado por
en el interior de nuestro gwbo. Se trata de una obra sobrecargada un largo pasaje subterráneo hasta una inmensa caverna, alum-
y francamente fastidiosa, que tal vez los pacientes hombres· brada no por un sol interior sino por una especie de fosfores-
árbol de Holberg hubiesen apreciado mejor que un lector cencia atmosférica. Un buen día nuestro héroe recibe la visita
terrestre. de una doncella muy bonita, que se convierte en su esposa.
Casanova imagina un mundo instalado en la pared inte- La mujer era como todas las mujeres, pero disponía además
rior de la esfera terrestre e íluminado por un sol central, de un par de alas. Así pues, el pueblo subterráneo que el
solución original que se encontrará muchas veces después en inglés conoce por intermedio de su compañera es alado. Las
este tipo de viajes. Este mundo es de hecho el paraíso terre- alas no sólo servían para volar, sino también para nadar. Res-
nal, residencia de la armonía y la felicidad, que el hombre petando escrupulosamente las leyes de la genética, algunos
hubo de abandonar para migrar a la superficie. Sus habitan· hijos de Wilkins nacieron con alasy otros sil: ellas. .
tes, los megamícros, se nos parecen, pero son más pequeños y Es interesante comprobar que los escntores fueron mas
de diferente coloración. Como los mercurianos, no conocen audaces con el espacio subterráneo que con los planetas. Por
la vejez ni la enfermedad y no les hace falta el reposo. Su pura racionalidad, por lo demás. Los planetas ya eran consi-
sociedad se constituye en torno a tres principios: la religión, la derados unas Tierras. en tamo que el mundo ínteríor conser-
raum y el amor. El amor sobre todo; las informaciones más vó un grado suplementario de alteridad.
interesantes comunicadas por Casanova se refieren al sexo,
como era de esperat Cada megamicro era al mismo tiempo
macho y hembra. Aunque hermafroditas, vivían en pareja, lo
cual ofrece perspectivas eróticas interesantes. Se comienzan a
entender los motivosque hicieron descender al gran libertino El hombre del mañana
a las profundidades de la Tierra. Aburrido de tantas experien-
cias terrestres, había parúdo en busca de una fórmula de
sexualidad novedosa. Volvamos a la Tierra, pero no a la Tierra de hoy: vayamosa la
Edouard y Elisabeth consiguen adaptarse a las nuevas del mañana. El siglo de las Luces inventó el Progreso y el
condiciones, que suponían además una fecundidad extraordi- Futuro, es decir; la idea de una evolución que debía prolon-
naria. Año erasaño, entre los 12 y los 52 años, Elizabcth trae garse indefinidamente en el tiempo. Tradicionalmente el fu.
al mundo una larga serie de mellizos. Estos, cada vez una niña turo significaba un tiempo igual al presente, o bien una fase
y un niño, vivirían en pareja, fórmula incestuosa según las de decadencia, o sencillamente el final, y, en la ideología
normas terrestres, pero perfectamente coherente con la ética milenarista, un doble final, concretado por la instauración
subterránea. AJ cabo de una estadía de 81 años, los vástagos del Reino mesiánico seguido del Juicio Final. La valorización
eran muy abundantes: no menos de cinco millones de hijos, racionalista del porvenir invertía los términos de acuerdo con
nietos y bisnietos, ¡y todos sanos y disfrutando de una juven- la aceleración real del proceso histórico que ya se observaba
tud inalterable! en esa época: el futuro no será idéntico al presente, sino
Con el cscrltor inglés Robert Paltock (1697-1767) y su esencialmente distinto; estará marcado por el progreso y no
novela The Lije and Aduennuesof Peter Wilkins ( 1751), encon- por la decadencia; se extenderá en un cuasiíofinito temporal,
tramos otra solución que compite con la idea ele la Tierra pues el fin <le la hlsuwia aún no estaba en la agenda. Como la

154 1 !í!í
E"TRE ELA,'-CEL YL'\ BESTlA

variabilidad de la especie -para su perfeccionamiento o dege- Condorcet, sabio, filósofo y mártir de la Revolución ( 1743-1794),
neración- ya se aceptaba, la conclusión era que el Futuro, completaba su análisis del pasado con un amplio discurso so-
siempre distinto del Presente, y puesto en movimiento por el bre el futuro. Augura el regreso del hombre natural de Rous-
Progreso, haría del hombre uu ser humano distinto. A la Ilus- seau -que es en realidad el hombre real deformado por los
tración nunca le gustó la historia pasada, y prefería la que avatares de la historia-, pero no mediante un retomo imposi-
hubiese podido tener o, mejor aún, la historia que iba a ser. ble al punto de partida, sino como consecuencia de los perfec-
El hombre primitivo, no corrompido por la historia y la cionamientos apenados a la civilizacióny el alma humanas.
civilización, poseía ciertas cualidades que desaparecieron en El hombre del mañana será un hombre diferente; tam-
sus sucesores. Era más vigor-oso y absolutamente sano, rasgos bién la sociedad lo será. La desigualdad, el peor mal de la
que ya se habían encontrado entre los salvajes,y a veces en los historia previa, será, si no completamente abolida, práctica-
planetas o en el interior de la Tierra. Las enfermedades, con- mente eliminada por una distribución más equitativa de los
sideraba Rousseau, son un efecto de la civilización: "Cuando ingresos, acompañada por una educación para todos. La mi-
pensamos en la buena constitución de los salvajes,por lo me- seria desaparecerá. Las ideas, los gustos, los conocimientos
nos de aquellos que no hemos perdido con nuestros licores acercarán a los hombres. Cada uno sabrá reconocer los méri-
fuertes; cuando sabemos que casi no conocen otras enferme- tos del otro. Las sociedades no serán uniformes de la noche a
dades que las heridas y la vejez, uno se siente inclinado a la mañana, pero se esfumarán los contrastes y las diferencias.
creer que sería fácil hacer la historia de las enfermedades Este principio, válido al interior de cada nación, también se
humanas siguiendo la historia de las sociedades civiles". Sano afirmará con fuerza en la escala planetaria. Al igual que los
de cuerpo, el hombre natural es asimismo sano de espíritu, y individuos, las naciones se acercarán y comenzarán a parecer·
manlflesta una bondad instintiva y un equilibrio moral de los se. Las guem1s pasarán a ser un mal recuerdo; un idioma
que carecen los civilizados. La evolución histórica ha mejora· universal facilitará los contactos.
do "la razón humana en detrimento de la especie" y, "al ha- Y los salvajes, ¿evolucionarían a su vez? Cuesdón espino-
cerla sociable, ha producido un ser malvado". Hay un proceso sa. Sí, en principio, pero su progreso se anuncia más lento
divergentey simultáneo de perfeccionamiento y degradación. que el de las naciones civilizadas. También se visualizaba otra
El paso fatal fue la instauración de la desigualdad a causa de solución más radical: "también es posible que, reducidos en
la propiedad privada; de alli surge una larga serie de críme- número a medida que se vean rechazados por las naciones
nes e injusticias. civilizadas, acaben por integrarse o por desaparecer inscnsi-
El problema reservado para el futuro -un futuro no sola- blemente". Europeos ingratos: tras haber aprendido tantas
mente mejor, sino diferente- seria el retomo a las cualidades lecciones de los pueblos salvajes, en los que se inspiraron para
primitivas, grabadas no obstante en las adquisiciones de la construir su propio futuro, los amos del mundo ya estaban
civilización, el progreso de la razón, las ciencias, el bienestar. intentando deshacerse de esos incómodos compañeros de ruta.
Se trataba ae·rejuvenecer el mundo y recomenzar la historia. Como el salvaje, el hombre del mañana será sano. El
Este fue el papel histórico de la Revolución Francesa, rejuvenecimiento del mundo proveerá el rejuvenecimientodel
que marcó la nueva era con la invención de un calendario. El ser humano. La igualdad social, el progreso de la ciencia y
21 de septiembre de 1792 se convirtió en el primer día de una U11a nueva manera ele vivir se asocian para mejorar la biología
historia que cambiaba de camino. humana. Anuncia Condorcet.
En su Esquema de 11n cuadro histórico de los />mgri:io.t1/J:/ espíritu "La perfecúbilidad o la degeneración orgánica de las razas
J111ma110 {escrito en 1793, publicado en 1795), el marqués de entre los vegetales, o erurc los animales, puede considerarse

15() 157
El\TRE n, 1.\KCEL \'LA OES1'1A

como una ley general de la naturaleza. Esta ley se extiende a semejantes una existencia que podría prolongarse basca los
la especie humana, y nadie dudará de que los progresos en la umbrales de la inmortalidad.
medicina conservadora, el uso de alimentos y viviendas más Este proyecto de futuro ilumina hasta sus últimas conse-
sanos, una manera de vivir que desarrollará las fuerzas me- cuencias la experimentación emprendida por la Uusu-ación
dian te el ejercicio sin destruirlas por el exceso y, en fin, la sobre el hombre diíerente. Del salvaje al hombre del futuro,
destrucción de las dos causas más activas de la degradación en Africa, Tahití, en los planetas o el centro de la Tierra,
-la miseria y la riqueza excesiva- prolongarán la vida en tér- surgía la misma cuestión, la misma búsqueda. La pretensión
minos generales, asegurando una salud más constante, una de los científicos era aprehender la variabilidad de la especie
constitución más robusta." humana y los mecanismos que determinarán la degeneración
Es importante la relación establecida por Condorcet, si- o el perfeccionamiento. El Otro, en sus múltiples materializa-
guiendo a Rousseau, entre salud y condición social. La rique- ciones, ofrecía la síntesis exhausuva de las potencialidades del
za no es buena para la salud, y tampoco la miseria. "La ser. El hombre diferente en si mismo interesaba poco a la
desigualdad extrema en la manera de vivir, el exceso de ocio Ilustración. Real o inventado, su auténtico papel era ayudar a
para unos y el exceso de u-abajo para otros [ ... ) los alimentos la sociedad occidental a tomar conciencia de su funciona-
demasiado elaborados de los ricos [ ... ] la mala alimentación de miento defectuoso y preparar las soluciones del futuro. De
los pobres... • (Disaas»somi el origen de la desigualdad). Estos con- este modo, el hombre diferente se convirtió en un aliado de
trastes deben desaparecer para que el hombre vuelva a ser sano. los filósofos y los revolucionarios que aspiraban a rehacer el
Un hombre sano vivirá más tiempo. "¿Sería absurdo su- mundo.
poner", propone Coudorcct, "que ese perfeccionamiento de
la especie humana ha de ser considerado como susceptible de un
progreso Indefinido, que llegará el momento en que la muer-
te sólo será el efecto de accidentes extraordinarios o del ago-
tamiento cada vez más paulatino de las fuerzas vitales, y que
finalmente el tntcrvalo entre el nacimiento y esa destrucción
no tendrá ningún plazo previsible? Sin eluda el hombre no se
hará inmortal, pero la distancia entre el momento en que
comienza a vivir y la época común en que naturalmente y sin
enfermedad, sin accidente, experimente la dificultad de ser,
¿no podría aumentar cada vez más?" De este modo, la razón
se apropiaba del anciano mito de la longevidad, situado tradi-
cionalmente en el comienzo de la experiencia humana (la
edad de oro, los salvajes ... ), pero proyectado por los ideólo-
gos del progreso al mundo rejuvenecido del futuro.
Según Condorcet, no es menos posible que el progreso
biológico se extienda igualmente a las facultades intelectuales
y morales. He aquí el hombre del mañana: un ser saludable
de cuerpo y alma, poseedor de inteligencia y saber mucho
más extensos que el nuestro, viviendo en nrmonla con sus

168 l.fü)
IV

UN SIGLO DE ENFRENTAMIENTOS

La cola de los ñam-ñam

1Jlegados a 1800, hemos dejado muy atrás a algunos de nues-


a-os compañeros de viaje, Los gigantes, los enanos y los hom-
bres peludos no se adaptaron bien a la atmósfera cien tífica
del siglo diecinueve. La exploración del globo liquidó la ma-
yoría de las ficciones bíológícas, Los patagones conservaron el
prestigio de la estatura considerable, pero rernodelada a esca-
la humana; se estabilizaron algo por debajo de los dosmetros.
Los enanos crecieron. Se tuvo finalmente la satisfacción de
descubrir ., los pigmeos, los auténticos pigmeos de Afcica,
observados en el Congo a partir de 1870. Una raza interesan-
1.C, sin duda; desgraciadamente un poco grande ~on su talla
de alrededor del metro u-einra- en relación con las especies
de enanos in1agir1arios.
Aparentemente, se tendía a la normalizacíón, Pero el espí-
ritu clcl siglo diecinueve se oponía. A diferencia ele la Ilustra-
ción, esta época demostró una verdadera debilidad por los
monstruos. Las anomalías resultaban atractivas. Además, halla-
ron su. lugar en un. esquema evolucionista generalizado. ¿Pero
dónde encontrar las anomalías?
Tal vez en los recodos salvajes e Inexplorados de Africa.
Así aparecieron los ñam-ñam, pueblo negro de Sudán orien-
tal, territorio simado entre las cuencas del Nilo, cJ Congo y el
lago Chad. Hacia 1850 se propagó el rumor de que los indiví-
duos de esa especie eran hombres con cola o, para citar a

161
Alejandro Dumas padre, que se in leresó por el tema, "mons- sos salvajes parecía un canco diferente a lo Imaginado al c1r
truos intermedios en ere el mono y el hombre, que tienen un mienzo: "Las tribus que componen esta nación parecen po-
idioma como los hombres y una cola como los monos". Las seer una organización social superior a la de los poblados
informaciones fueron recogidas en parte en terreno, pero negros que la rodean, y se encuentran agrupados en gran
sobre todo en Brasil y Constantinopla, lo que dice mucho número de Estados que gobiernanjefes absolutos".
sobre la metodología. Un oficial francés fue el campeón de los Era ir demasiado lejos. Había que buscar un punto me-
hombres con cola. El coronel Louis Du Couret, viajero que dio. Se renunciaba a la cola pero se conservaban algunas ca-
recorrió África, dijo haber visto un solo ejemplar, pero que racterfstlcas de la animalidad de los ñam­ñam, en primer lugar
lo vio con sus ojos. En 1854 publicó el opúsculo Voyage m¡ la antropofagia. Varias decenas de años más tarde, René Ve1~
pay.r dt!S Niams-Niams ou Hommes d queue, aúec le portraic 1l '1m meau, antropólogo de renombre, se expresó categóricamente
Niam-Niam et une notice biographique sur l'outeut; con prefacio en su libro L'Homme. Roces e/. cout11111es: "El alimento más apre·
de Dumas, ciado por los ñam­ñam es la carne humana. Los ñam­ñam se
Estos "testimonios" no reparaban sólo en la cola; tam- comen a sus prisioneros de gnerra, sin distinción de edad ni
bién se decía que eran caníbales que vivían en completa prn- de sexo, e incluso a los muertos sin familia de sus propias
miscuidacl "Viven enteramente desnudos v sólo desean aldeas".
'
satisfacer sus apetitos sexuales. Los hijos se acuestan con las Los especialistas de 1850 o 1900 se hubiesen contrariado
madres y los hermanos con las hermanas." Obsesión sexual mucho por los estudios más recientessobre los ñam­ñam (tam-
evidente. acaso menor en los ñam-ñam que en el médico bién llamados ta11dó'¡. Surge la complejidad de un determina-
europeo que trasmitió esta interesante información. do refinamientode su civilización: una castamilitar, estructuras
Guillaume Lejcan, un francés que descendió por el Nilo políticas bastante evolucionadas, aptitudes artísticas que se
en 1860, asestó un fu ene golpe a la cola de los ñarn­ñam ( en manifiestan en las arces plásticas, la música y la poesía. Sor-
un artículo publicado en Tour du lv!on(le en 1861). Tuvo oca- prendente evolución a la vuelta de un siglo. Los antiguos
sión de ver en jartum a una bonita mujer ñam-ñarn que había caníbales con o sin. cola .son irreconocibles. ¿Quiénes han
sido atrapada por los negreros. La señora en cuestión le pare- cambiado, los ñam­ñam o los europeos?
ció bastante inteligente, muy lejos de parecer pariente de los
monos por su aspecto y por ,1.1 inteligencia. En cualquier caso,
una cosa era segura: no tenia cola. La cola existía, pero "sepa·
rada": [era sólo un adorno de cuero que los ñam­ñam usaban
en sus festividades! La era del menosprecio: multiplicación y
Pero incluso despojados de sus colas seguían siendo fero- desvalorización de los hombres diferentes
ces. El explorador alemán Georg Schweinfurth, que los visitó
en ~869-1870, notó su interés por la carne humana y también
"su cosrumbrc de afilarse los caninos para transformarlos en La historia de los ñam­ñam probaba que el negro seguía situa-
un arma ofensiva ", do en el punto más bajo de la escala humana y que entre él y
Mencionando este detalle, el Gmn diccionario universal. ,M el mono se establecían relaciones muy fácilmence. Pero sólo
siglo diecmueoe (Larousse) precisaba en la entrada Ña111-1ia111 representaba el caso extremo de la desvalorización del Otro
que el tema del canibalismo no estaba del todo resuelto. Por que durante el siglo diecinueve afectó a razas, naciones y
el contrario, el estado general de civilización de esos peligre- comunidades que hasta entonces se habían salvado. Fue la

162 163
E~rnm ELA.~CEL 1/L-\b.ESTIA UN SJGl.O OF. F.!\1iRF,NTA.\11Y-'t'r'OS

época de la burguesía triunfante y el Occidente dominador. continuación una desagradable tendencia a identificarse con
Se terminaron los modelos salvajes o chinos. China, que Ia Europa germánica.
durante el siglo de las Luces suscitaba la admiración de tos Durante el siglo diecinueve. Europa conoció un proce-
filósofos por su sabio sistema de organización social y gobierno, so de "fragmentación". Fisuras entre naciones, fisuras entre
comenzaba a ser considerada con indisimulado desprecio. razas, definidas éstas por criterios lingilísticos y culturales
Alexis de Tocqueville {1805-1859) se asombraba del juiclo (raza latina, germánica y eslava) o por criterios biológicos.
favorable de la Ilustración hacia un gobierno que le parecía Abrasados por una liebre macabra, los antropólogos no pa-
"imbécil y bárbaro"." raban de medir esqueletos, )' cráneos en particular,para con·
Tampoco el espacio blanco presentaba un aspecto horno- firmar las diferencias cada vez más acusadas entre los
géneo, Las naciones que habían emprendido la revolución individuos, los pueblos y las razas. Las razas tradicionales se
industrial imponiendo su dominio por Lodo el mundo perte- disgregaron. La raza blanca resistió mejor, pero finalmente
necían a Europa sepLen trional. EL Sur se había desvalorizado tuvo que ceder anee los maníacos de las medidas. Hacia 1900,
respecto del Norte. El espíritu creativo y el dinamismo se con- el antropólogo francés Josepb Denlker Jdentiftcaba en su
centraban en esta región. Recordemos los Viajesearaordmario: libro Les Roces et Peuples de la Terre no menos de seis razas
de Julio Vernc (1828-1905), reflejo fiel de fo mentalidad europeas, complementadas por otras cuatro razas secunda-
burguesa de la segunda mitad del siglo diecinueve. El sabio, rias. Diez divisiones biológicas para añadir a las divisiones
el ingeniero, el inventor -Iíguras clave de sus relatos- son nacionales, económicas, religiosas, sociales, ideológicas... Eu-
casi sin excepción nórdicos (el indio Nemo ocupa un lugar ropa bacía lo que podía para justificar sus divisiones y con-
aparte). Son ingleses, norteamericanos, franceses, a veces ale- frontaciones.
manes, pero [jamás italianos ni españolcsl En este punto, "Toda civilización proviene de la raza blanca, y ninguna
como en tantos otros, las ciencias del hombre iban más lejos puede existir sin el concurso de esta raza", decretaba el conde
que fa ficción. Frledrich Rarzcl ( 1814-1904), naturalista y José Arturo de Cobineau (181 ~ 1882} en su famoso E11sayo sobre
antropólogo de renombre, afirmaba sin ambages en su la desigrwldad de las mws humanas (cuatro volúmenes, 185!:'r
AIIJ.kropogeograpliíe (1882-1891} la superioridad de alemanes, 1855}. Desigualdad obliga: ni siquiera los blancos poseen todos
franceses y norteamericanos sobre los habitantes del sur. Cual· la misma calidad. "No ha existido ninguna civilización verdade-
quiera fuese el marco, los rubios se imponían a los morenos, y ra de las naciones europeas cuando las ramificaciones arias no
qué decir de los negros ... lian dominado." En el otro extremo se encuemran, evidente-
El complejo de superioridad de los europeos del no- mente, los negros: la "variedad rnelanésica" presenta un "carác-
roeste alimentó asimismo el mito ario. Los arios o indocuro- ter de animalidad". 'Jamás saldrá del circulo intelectual más
peos, pueblo misterioso salido de las profundidades de Asia limitado." Los sentidos más desarrolladosentre los negros son
y establecido en Europa en una época prehistórica indeter- el gusto y el olfato, Jo que hace pensar en los anímales. Su
minada, fueron adoptados por sabios, escritores y profetas suprema ambición es comer. "Todos los animales les parecen
que creyeron descubrir en ellos a los maestros de la Historia, buenos, ninguno les repugna, ninguno les disgusta. Su deseo
las criaturas de la civilización. Esta raza "nórdica" tuvo a es comer. comeren exceso, con furor.'f
El fundador del racismo moderno tampoco es benévolo
con los amarillos. Más dorados sin duda que la raza negra, se
encuentran en inferioridad manifiesta de cara a los europeos.
~ lílncitH lügiuit•.d la lti:uolrlfiou.1856. Nada notable entre ellos: "en todas las cosas se observa una

164 165
F.m'R•: EL A•...;cE.L VI.A BESTIA UN Slú.LO DE ESFRE..'íl,\1'UENTOS

tendencia a la mediocridad, Son gentes prácticas en el semi- La expresión más lograda del poligenismo se encuentra
do limitado de la palabra". en el Diáimmafre dnssique d 'ñiuoire 11attmlle,dirigido por de Saint-
Por la época en que Gobineau redactaba su obra, el poli- Vincent, a quien corresponde también el artículo "Hombre"
genismo parecía a punto de ganar la partida. Por lo menos en 'publicado en el octavo volumen (1825). Recogía por lo menos
Francia, porque los ingleses, más sensibles a los argumentos quince especies repartidas por la Tierra. La primera, la especie
religiosos, seguían sosteniendo el origen común de todos los estándar, dcnominada japética, era la más bonita e inteligente.
hombres. Tampoco los franceses ignoraban la Biblia. No se Su ángulo facial se aproximabaa los 90 grados. Era asimismo la
esperaba descartar su palabra o ridiculizarla como lo hicieron más púdica: "Los dos sexos se avergonzaron inmediatamente
algunos lilósofos de las Luces. Se encontró una mejor solu- de su desnudez y se cubrieron con diversas vestimentas". Segu-
ción. Una exégesis diferente. ramente los ancestros habían presentido la pudibundez. bur-
La Biblia, escribió Bory de Saint-Vincent en 1825, "no guesa. Esta especie habitaba en Europa y el Cáucaso (las siempre
entiende que el primer hombre haya sido el padre del género hermosas mujeres de esta región eran también muy maleduca-
humano, sino únicamente de una especie privilegiada" ("h1 das, pero eso ocurre hasta en las mejores familias).
nuestra", por supuesto). Además, los Otros eran enteramente Después, se sucedían las especies en línea descendente,
desconocidos para los judíos y hubiese sido imposible que la cada una con su número de clasíñcacíón: 2) arábiga, 3) hin-
Biblia hablara de ellos. No hay ninguna impiedad, por lo dú, 4) escítica, 5) sínica (notemos la regresión de los chinos a
tanto, "en reconocer varias especies entre nosotros, cada cual la quinta posición). 6) hlperboreana (lapones, samoyedos),
con su Adán y su origen particular", 7) neptuniana (polinesios, malayos), 8) australasiana, 9) co-
La misma canción de Gobineau: "Que Adán sea el amor lombina, lO) americana, 11) paragona (los gigantes, ya redu-
de nuestra especie blanca, lo admito con certeza"; no obstan- cidos a seis pies, unos dos metros), 12) euopc, 13) cafre,
te, nada prueba que "las criaturas que no pertenecen a la raza 14) melanésica, y 15) hotentote.
blanca hayan pasado por ser parte de la especie". · Las últimas cuatro especies correspondían a los negros, )'
El gran Coerhe también se sacrificó al poligenismo. A se emparentaban con la muy primitiva especie australasiana,
diferencia de Bory de Saint-Vincent y Gobíncau, no se consi- los aborígenes ele Australia, Curiosamente, éstos se situaban
deraba descendiente de Adán, a quien ele buena gana cede a más arriba en la escala, aunque eran caracterizados sin mira-
Los judíos, "pero nosotros, como los negros y los lapones, mientos: desprovistos de religión, de leyes y sobre todo de "la
tenemos por cierto otros ancestros"." menor idea de su desnudez" (más explícitamente: "no se les
Para Gobineau lo esencial estaba siempre en otra parte. ocurría ocultar los órganos que los reproducían").
Los orígenes le interesaban menos que la evolución ulterior. Los seres humanos más diferentes ocupaban el número
Origen común o no, comprobó diferencias funelamen tales 15. El mito del hotentote ya estaba bien individualizado en la
entre las razas o las "especies" humanas. Una diversidad nota- mitología de la raza negra. El era el "eslabón entre el género
ble, no menos pronunciada que la característica de las razas hombre y el de orangután o mono". Su figura es "odiosa de
caninas. Es un paralelo impactance: jlos negros o los amarillos animalidad", y "las mujeres [son] más abominables aún que
eran tan diferentes a los blancos como un pequinés o un sus maridos". "Su lenguaje se reduce a una especie de caca-
tcckel en comparación con un sao Bernardo) reo". Sin leyes, sin religión, habitan en cavernas y se distin-
guen por una "suciedad asquerosa". En suma, son "tan brutos,
perezosos y estúpidos que se ha renunciado a reducirlos a la
* Dcclarncíéu ,·er.:01,ritln por Eckermann en CPn1,macio1u·.r am G«thr, 182lt esclavitud". La inferioridad de la raza había justificado la

166 167
Eh"TRE. n A.'\;CELv LA tn:snA
UN SJOLO DE EXFRENTA}.UL'"TOS

esclavitud de los negros; ¡pero hasta en la inferioridad hay do", "civilización constantemente imperfecta", "menos valor au-
que mantener cierta mesura y decencia! téntico, actividad y habilidad que la otra especie". Es más "incli-
Las mujeres hotentotes habían suscitado desde el siglo nada a los placeres de los sentidos que a las aficiones morales"
dieciocho la curiosidad del público y el interés de los sabios y, en suma, "se acerca más al animal". Los más evolucionados
por su famoso "delantal", excrecencia que parecía bajar del entre los miembros de esta especie parecían adecuados para la
vientre basta la mitad de los muslos. El siglo diecinueve acabó esclavitud, y los menos evolucionados, corno los hotentotes y
por renunciara dicho atributo... para dedicarse a las "nalgas" los papúes, eran poco recomendables pam ese comercio pues
de las mismas señoras. El trasero de éstas se prolongaba estúpidamente preferían la muerte a "cualquier trabajo largo y
-según opiniones expertas- en una especie de rumor mous- penoso". Sí, los papúes tenían bien merecido su lugar junto a
uuoso que de algún modo sugería las ancas de los monos. La los hotentotes. "incapaces de reflexión", "no quieren hacer nada"
celebridad de la Venus hotentote fue bien merecida. La disec- y "pasan los días acuclillados como los monos".
cionó el gran Cuvíer, interesado tanto por sus nalgas como Ya fuesen dos especies o quince, nada cambiaba para los
por su cabeza: el sabio le encontré afinidades simiescas. negros de Africa u otras partes. Siempre ocupaban el último
Los negros y en general los "primitivos" acumulaban una lugar, cerca de los monos. En el grabado que acompaña el
cantidad impresionante de insuficiencias y defectos. El cani- artículo de Virey, u·es cabezas representan las tres especies
balismo y la desvergüenza sexual, dos figuras clásicas de la diferentes: blanca, "negra" y "orangután". El negro se encuen-
alteridad, se llevaban la palma. El sexo hacía temblar a una tra en posición intermedia, pero está más cerca del orangután
Europa cada vez más rigorista, por lo menos teóricamente. que del blanco.
Observemos a los etíopes, pertenecientes sin embargo al gru- El reforzamiento del poligenismo se asociaba a una mo-
po negro más evolucionado: ellas "parecían muy lascivas, y dificación de las perspectivas en el campo de los monogenis-
sobre todo aparentaban Ignorar que se pueden rechazar las tas. Las razas invocadas por estos últimos se transformaban en
solicitaciones de un hombre, en. especial si es blanco; siempre casi tan diferentes como "las especies" ele los primeros. El
están dispuestas a entregarse... " (Bory de Saínt-Vinccnt), siglo dieciocho estuvo tentado de creer que el medio, que
Los negros forman una categoría aparte incluso en clasi- babia creado las razas,actuaba con gran economía de tiempo.
ficaciones más generosas que la de de Saint-Vincent. En la Al cabo de algunas generaciones un cambio de las condicio-
concepción del doctor julíen-joseph Virey (1776-18•17), en nes de vida y una mejor educación podían dar frutos. ¿Quién
lugar de quince especies sólo había dos, cada una compartí- sabe? El negro tal vez se volvería blanco, el salvaje se volvería
mentada en. varias "ramas"y "razas" (en la entrada "Hombre" civilizado, e incluso el orangután aprendería a sostener una
del Nouveau Diaionneired'histoire naturelle, 1817). La primera conversación. Pero el siglo diecinueve ya no comparüa este
presenta un color blanco u oliváceo y un ángulo facial entre evolucionismo fácil y optimista. La acción del clima y otros
los 85 y 90 grados: "tienen leyes escrhas", una "inteligencia factores se consideraron particularmente lentos. Incluso Ior-
más amplia", un "estado de civilización más o menos perfec- madas por una evolución natural y transformables en la pers-
cionado", al cual se añade (el coraje y el amor por la gloria pectiva de un futuro lejano, las razas conservarían durante
auténtica"! Se bifurcaba en dos ramas principales: por una mucho tiempo su confíguraclón presente. Habiendo partido
parte la variedad blanca; por ou'a, la cetrina (chinos, mongo· desde horizontes diferentes, monogenistas y poligenistas se
les, lapones) y la cobriza (amerindios). encontraron en el mismo punto.
l..a segunda especie humana se destaca "por un tinte de Hacia 1860 todavía no se podía decir con exactltud si las
color marrón o enteramente negro", "eutcndlmlento limita- razas o las "especies" humanas podían cruzarse o no. Se sabía,

168 169
UN SIOLO DE. E:SFREJ\'T.UITEI\.TOS
ENTru:t:l1ANCELVLA BESTIA

por supuesto, que un blanco amo ele una plantación podía Sí bien los negrosse acercan a ciertas especies animales por sus
formas anatómicasy sus insüntos groseros, difieren de ellas y
em_b~ ~ L_"la esclava negra, pero algunos dudaban <le la
se acercan al blanco en otros sentidos, lo cual debemos tener
cahda? .b•ologica de tal progenie, que corría el riesgo de volver·
se es~~!. El gran antropólogo francés Paul Broca (1824-1880) muy en cuenta, Están dotados de palabra, y mediante la pala·
publico en 1860 sus notables Inve.rtigacio11es sobre la hibritlác:íó1; bra podemos anudar con ellos relaciones in telecruales y mo-
animal en general y soln» la l!íbrül(,ción Jmmana en pm·tículnr. Allí rales, podemos intentar elevarlos hasta uosouos, seguros de
tener éxito hasta cierto punto. Por lo demás, un dato fisiológi-
comparab~_la hibridación h~1~ana con 1'1 animal, para llegar a
la conclusto~ de que esta ultnna ofrecía especímenes mejor co que nunca debemos olvidar es que su raza es susceptible
adaptados.. ~ gato y el lobo: por ejemplo, dos especies evidcn- de mezclarse con la nuestra, signo sensible e impactante de
temente dísuntas, se cruzarían mejor que las "especies" huma- nuestra naturaleza común. Su inferioridad intclccural, lejos
nas: La~ conclusiones de Broca arrimaron agua al molino del de conferirnos el derecho de abusar de su debilidad, nos
polígenlsmo, acrecentando más aún el intervalo entre los diver- impone el deber de ayudados y protegerlos."
sos grupos humanos. Allí donde Coblneau se comentaba con Esta vez el cuadro es más bien. idílico, pei·o la actitud
"humanista" no redujo las distancias. Encontramos el mismo
un para!;!~ con l?s razas caninas, ¡la distancia del perro al lobo
ya parecta insuficiente! Broca no quiso ofender a los Otros: "La tono en La isla misteriosa (1874), de Julio Verne, que es la
doctrina poligenista", afirmó, "asigna a las razas Inferiores de la historia de una pequeña comunidad en la que la armonía no
humanidad un lugar más honorable que la doctrina opuesta". excluye la jerarquía; casi la misma distancia separa a los perso-
El negro y el amarillo dejan de ser "desviaciones" respecto de najes blancos (anglosajones) del negro, a éste del orangután
un determinado prototipo biológico para transformarse en se- y, por fin, a este último del perro ...
res independientes, que pueden enorgullecerse de su propio El caso africano, sobre el que hemos insistido, es sólo la
lug.1r en la Tierra. "El etíope es el rey de Sudán, con el mismo ·nu.~Lración muy amplificada de una desvalorización global de
de~cho con que el caucasiano es rey de Europa." Re)', si se la 'civilización de los Otros. Con ocasión de la Exposición
quiere, pero de todos modos inferior... Universal de París de 1878, se representaron los conuncnics
La doctrina del poligenismo tuvo el honor de ser 'inclui- en esculturas femeninas de bronce; expuestas por entonces
d~ en una de. las obras ~ás .influyentes ele la época: el Gran en el Trocadero, en la actualidad pueden admirarse a la en-
dlccionario uniuersal del siglo XIX, editado por Pierre Larousse trada del museo de Orsay. Físicamente, todas las figuras perte-
de 1866 a 1876. En la entrada "Negro" (volumen undécimo), necen a una sola especie humana: ¡la bella! Pero la atenuación
pu:de leerse que "la mayor parte de los naturalistas y filósofos de la alteridad biológica pone tanto más en evidencia una fuerte
cstan de acu~rdo en aceptar que desde el principio ha habido alteridad cultural. La dama que representa a Europa es la
tantas especies como las que existen en la actualidad". Tam- única conveniente y completamente vestida, y se halla casi
bién se indica que los negros tienen el cerebro menos desa- aplastada b,tio una impresionante colección de objetos divcr-
rrollado, en tanto que sus sentidos son más agudos. Y vuelven sos. Se encuentran armas, libros, un martillo, una paleta...
a decimos que "entre el mono y el hotentote las relaciones Ladas las artes y los oficios reunidos. Europa parece detentar
son numerosas y notables". Enseguida nos ofrecen una buena In exclusividad del espíritu humano; ella decide la guerra y la
parrafada racista y paternalista: paz. asume el gobierno del mundo y se responsabiliza por el
"Pero esa superioridad intelectual, que según nosotros progreso y el futuro, Con los senos sernidesnudos, Asia da la
no puede ponerse en duda, ¿da a los blancos el derecho ;¡ impresión de haber contribuido muy modestamente a la mar-
reducir a las razas inferiores a la esclavluul? No, mil veces no. cha de In cívlllzacíón; como objeto simbólico, sólo pol'La una

170 171
ENTRI-: EL ANCEL Y L\ BESTIA UN SICl.O DE EKFRE!\'TAti.OE:-.'TOS

estatuilla de Iluda. Las demás damas-continente aparecen aún "éstos no se hubiesen atrevido a desobedecer". Por supuesto,
más desnudas y desprovistas. África exhibe una cesta de fruta, existía asimismo el canibalismo ele guerra, los festines en que
única ofrenda que se siente capaz de aportar. Mientras Europa se sacrificaban prisioucros.
simboliza sin competencia la civilización y sus virtudes, las Pero había algunos que devoraban carne humana senci-
Otrasestán empujadashacía el estado de naturaleza. llamente por glotonería, porque "era buena". Y. a veces, el
refinamiento iba muy lejos, "En las islas Marquesas prefieren
las mujeres a los niños. Al parecer son más sabrosas. Despre-
cian a las del litoral pues les encuentran gusto a pescado
podrido. También los eurnpeos parecen demasiado salados."
¡No digas que no está bueno! Otros motivos de antropofagla: vanidad, lucha por la su·
pervivencia )' canibalismojudicial. En este último caso, eran
los condenados los que pasaban por la cocina.
El siglo diecinueve fue también el siglo de los caníbales, de Nueve razones para hacerse caníbal, cada cual más atrac-
un canibalismo casi generalizado en todas las regiones "salva- tiva que la otra ... ¿Cómo pedir a un pobre salvaje que no
jes" del globo. "¡Di siempre que es infame; pero no digas que cediese a la tentación? ¡Por lo menos una vez en la vida, si
no está bueno!" Estas palabra, memorables, dirigidas por un DO en cada cena!
jefe batta de la isla de Sumatra a un misionero, aparecían
como una justificación gastronómica del canibalismo. Al pa-
recer, en este planeta vivían únicamente dos categorías de
hombres; los que se comían y los que no se comían a sus
semejantes... Los salvajes en la ciudad
El mapa del canibalismo tendía a confundirse con el de
los pueblos situados fuera de la civilización. Comprendía esen-
cialmente a los amerindios, a los negros africanos y a los babi· Al final del artículo de Bory de Saiur­Vincent sobre las quince
cantes de las islas del Pacífico. especies humanas aparece una afirmación terrible. Aprende·
¿Por qué se comía carne humana? Por motivos muy divcr- mos que "nueve décimos de los individuos" que componen la
sos, sistemauzados por Cesare Lombrosoen su Ho-mlm! aiminal; rnza 'japética" superior "no son, sin embargo, muy superiores
En primer lugar por necesidad, porque se sentía hambre: a .los hotentotes en cuamo al desarrollo de la razón". No se
pero esa necesidad no cardaba en convenirse en "segunda trata de una íaralidad: unos y otros. los hotentotes de Africa y
naturaleza". "Los cafres, en Afríca sólo comen carne humana nuestros propios "hotentotes", podrían evolucionar en el fu­
en tiempos de hambruna; pero entonces adquieren él hábi· turo. Pero hasta nueva orden las cosas son así: ¡la elite blanca
to." Hasta los tahitianos figuraban en la lista, prueba de que vive rodeada de imbéciles blancos, que además son netamen-
las ilusiones filosóficas del siglo dieciocho ya no funcionaban: te mayoritarios!
"En Tahití, a una época de penuria la llamaban 'tiempo ele Disgregada horizontalmente, la especie se disgrega tam-
comer gente'", También se practicaba por religión o prejuicio¡ bién de modo vertical. En los primeros tiempos de la Revolu-
por ejemplo, para adquirir el valor de un enemigo, comién- ción industrial la separación entre las "elites" y las "masas"
dolc el corazón. ¡Y por piedad filial! Sucedía que los viejos, adquiere la apariencia de un auténtico abismo. La tendencia
cansados de la vida, rogaban a sus hijos que se los comieran y real a la polarización social es todavía mayor en el imaginario.

172 173
E'-'TRE E.LANCEL \' Lo\ !ll'.S1'1A

El espíritu del siglo diecinueve fue de confrontación. Es el ban el mismo espíritu, como El hombre de genio (1888) y La
siglo de Gobineau (conflicto de razas}, de Marx (lucha de cla- mujer triminal y la prostiuuda (1895). Para Lombroso, los crimi-
ses), de Darwin (lucha por la supervivencia); un siglo de con- nales natos, los locos, las prosriruras -que ilustraban, por su
flictos entre las naciones. En el momento en que las razas multiplicación, fenómenos de atavismo pero también la dege-
humanas se volvían entidades biológicas muy individualiza- neración de una parte de la especie- presentaban desviacio-
das, en que la propia Europa se dividía en zonas raciales, las nes reconocibles en su constitución ñsica. La anomalía moral
categorías sociales de Occidente comenzaron a su vez a inves- se reüejaba en anomalías físicas. Fue un Lavatcr perfecciona·
tirse de atributos biológicos susceptibles de diferenciarlascon do y acondicionado al gusto del momento, El criminal -con
claridad. su capacidad craneana menor que la de las gentes de bien, su
Los burgueses y los proletarios, los ricos y los pobres, se mandíbula prominente, su pelo negro y motudo. los caninos
miraban con ojos cada vez menos indulgentes. La imagen del parücularmcntc desarrollados y la expresión sínícsun- era ve·
Otro asumía rasgos caricaturescos, a veces hasta monstruosos. cino del hombre primitivo, del salvaje, del negro e incluso del
Si el siglo dieciocho fue el siglo de la belleza, el diecinueve europeo perteneciente a las categorías sociales modestas: "La
sería el de la caricatura. Observemos a Daumier: sus persona- diferencia entre el criminal, el hombre del pueblo sin educa·
jes parecen pertenecer a otra especie, a varias especies diíc- ción y el salvaje es bien pequeña, a veces inexistente".
rentes. Es el caso más célebre de un gran musco imaginario Es necesario precisar que los métodos de identificación
que presenta al Otro con sus rasgos menos halagüeños; éstos, que Lombroso proponía superaban ampliamente la categoría
deformados y magnificados, lo convierten en un ser humano más o menos numerosa, pero con todo limitada, de personas
muy alejadode la norma. que hubiesen cometido un crimen o un delito, o practicado
La elite se atrincheraba en sus fortalezas, amenazadas a fa prostitución. La definición se refería también, y sobre Lodo,
la vez desde el exterior y el Interior, Observaba con horror la al ejército innumerable ele los criminales en potencia. Crimi-
multiplicación de cretinos: estaba produciéndose una bifurca· .nal no es únicamente el que maca; criminal es el que sería
ción de la humanidad, un proceso que fue explicado y justlü- capaz de matar, o robar, o prostituirse, Felizmente, la especie
cado por teorías antropológicas y médicas. El doctor Bénedici se puede desenmascarar con Iacilidad ~iguiendo las normas
More! publicó en 1857 un Traité des tlégénérescences phJsiqw,s, de la metodología lombrosiana.
intelleaueies et moro/es de li:s/Jecc humaine. Comprobaba en él Sorprende hallar genios en esta amable sociedad. Pero,
una progresión inquietante de "imbéciles", "histéricos", "tara- para la Bel/eEf,oque, la respetabilidad era más importante que
dos" y "crcuuos", seres humanos cada vez más separados del la superioridad intelectual. El mito del sabio loco tuvo enron-
tipo normal por sus deformaciones Hsicas y psíquicas. Huelga ces su mejor momento. Para Lombroso, el hombre de genio,
decir que éstos pertenecían esencialmente al registro "inferior" como el criminal o el loco, era un producto de la degenera-
de la sociedad, el más golpeado por los males que provocaba ción; ..El genio es una psicosis degenerativa del grupo cpilép-
la degeneración: enfermedades (tuberculosis. sífilis}, alcoho- tico". De este modo se explicaba "la frecuencia de hombres
lismo, pauperismo... de genio ena·e los locos y de locos entre los genios". Los datos
La disgregación "biosoclal"fue en cierto sentido "oficiali- al respecto eran estremecedores: aparte de la locura, se les
zada" en la ciencia y la ideología de la época por los trabajos reconocía por su escasa estatura, la delgadez, la frecuencia
de Cesare Lombroso (1835-1909), uno de los pensadores más del raquitismo entre ellos, la tartamudez, la esterilidad, la
influyentes de finales del siglo diecinueve. Su Hombrecriminal amnesia, el vagabundeo... Sócrates, Darwin y Dostoievski te-
apareció en 1876 y fue seguido por oleas obras que respira- nlan una "fisonomía cretina". La asimetría craneana ele Kant

175
E.N1'tlE ELA."l:C:1:1Y.LA bl::.',TJA

era similar a la de la mayoría de los criminales.De Maquiavelo a la felicidad de la familia, el hombre se hada cargo de ella.
al orangután In distancia no era mucha, dado el prognaúsmo Se trataba del mismo tipo de paternalismo que el que se apli-
del florentino. Los tartamudos eran legión. desde Esopo y caba a las razas o a las capas sociales inferiores. ¡Pobre mujer!
Demóstenes a Erasmo y Darwín. Y cosas por el estilo. Como Pero sobre todo, ¡pobre hombre]: la carga sobre sus espaldas
los extremos se tocan, el desarrollo excepcional del intelecto crecía sln cesar...
parecía próximo a su atrofia, lo cual dejaba el espacio libre La disgregación en todos los niveles de la especie en el
para la mediocridad burguesa triunfante, muy preocupada de siglo dieciocho y sobre todo en el diecinueve reactnalizé de
las normas. algún modo la fórmula disgregada y jerarquizada de los anti-
La sociedad occidental parecía a punto de dividirse en guos, más o menos atenuada por la ideología cristiana. La
dos, de polarizarse alrededor de una elite y unos bajos fondos ciencia moderna volvió al arquetipo, reconfírmando las fisu-
reales o imaginarios. Las fisuras se multiplicaban. De esta ma- 'ras tradicionales. Todos los hombres eran seres .humanos, sin
nera, la aldea perdió mucho valor ante la ciudad, que se apro- duda, pero había.algunos "más hu manos" que otros.
pió todos los símbolos del progreso: tecnología, industria, El retrato robot del hombre logrado se hace más preciso.
educación, bienestar burgués. La montaña se desvalorizó ante Es blanco, hombre, de origen europeo, occideotal, más nór-
el llano. El "malvado montañés", personaje basto y grosero, dico que meridional, urbano, burgués, bien educado y conve-
aplastaba gradualmente Ia imagen previa del "buen montañés", níemememevestido. Cumplidas esas condiciones, sólo quedaba
lújo de la naturaleza, espíritu Ubre )' orgulloso, representante proceder a algunas mediciones antropológicas para identifi-
europeo del buen salvaje. El salvajismo pasó de moda. El pro- car a los locos y los criminales.
greso se hallaba en la ciudad, entre la gente instruida, bien
criada y bien vestida, y no en los senderos perdidos de los
bosques y las montañas.
Evldcutemente, en este sistema bipolar generalizado la
mujer se situaba en el registro inferior. Como todo debía La prehistoria: salvajes, criminales
someterse a una argumentación científica, hubo acuerdo para y hombres mono
atribuir al "otro sexo" una naturaleza mucho más frágil que la
de los hombres. 'Toda la constitución moral del sexo femeni-
no deriva de la debilidad innata de sus órganos", afirmaba el El siglo dieciocho había posado las primeras cotas de una
doctor Virey, el especialista en las especies humanas que ya .historia natural y humana que se inscribía en un largo trans-
hemos citado. En ocasiones se comparó a la mujer con un curso y estaba marcada por la evolución y el progreso. El
niño o uu enfermo. Los desvanecimientos o la pérdida de la siglo diecinueve avanzó en esta vía, llegando mucho más
razón se inscriben entre las escenas clásicas de la literatura lejos. Respetadas aún por la Ilusa-ación, las fronteras entre
del siglo diecinueve. Enferma crónica, la mujer debía desm"~Wº las especies se borraron. Con la Fllosofta zoológicade Lamarck
se con la mayor frecuencia posible .. El doctor Virey creía saber (1744-1829} y El origr,n de las esfJécicsde CharlesDarwin (1809-
también que en los manicomios existía "un número mayor de 1882), la teoría de la evolución acabó por englobar la histo-
locas que de locos". Pese a estos casos extremos, la domestica- ria eruera de la vida, comprendido el origen y el porvenir
ción de la mujer parecía un éxito completo. Inspiraba mucho del ser humano. Desde los organismos unicelulares hasta el
menos miedo que en el tiempo de las cacerías de brujas. superhombre de mañana, se perfilaba mm sola y grandiosa
Frágil y decorativa, sumida en la quietud del hogar y dedicada epope¡,a biológica. Los límites del tiempo se disgregaban. La

176 177
E~TRE ELANCEL YL.\8ESTIA CN SlCLOllE ENAU~TAiHEN'rOS

vida venía de lejos. El hombre también. Auncjue en la Ilus- ció a Rousseau el modelo del buen ancestro. El salvajemenos-
tración -y pese a los sarcasmos de algunos filósofos como preciado del siglo diecinueve inevitablemente arrastraba al
Voltaire- el esquema bíblico de una historia limi rada a unos hombre prehistórico en su caída.
pocos miles de años seguía en vigor, el siglo diecinueve, De hecho, éste se situaba en tres niveles diferentes. El
llegado a su edad madura. optó rcsucluunente por un perío- hombre prehistórico de tipo actual recordaba evidentemente
do mucho más largo. Una historia que ya se medía en millones al salv.úe. El hombre de Neandertal se beneficiaba de las in­
o decenas de mllloncs de años en lo que concierne a la vestigaciones Iombrosianas; se parecía mucho al criminal. El
evolución de la vida terrestre, y en decenas o centenas de pitecántropo era el hombre-animal, el hombre-mono que ade-
miles de años ruando se refería al origen y la evolución del más, también él, exhibía rasgos "criminales".
hombre. Hacia los años 1830-1810, Boucher de Perthes (1788- En cuanto al primero, la comparación con el salvaje se
1868) descubrió en el valle del Somme las primeras huellas imponía por si sola. .Interpretando los objetos de adorno,
del hombre prehistórico. Inventó la prehistoria, el segmento Edouard Dupont hallaba "un gusto muy pronunciado" por lo
más prolongado de la historia, situado mucho antes del Di­ "superfluo". Ello correspondía a "la imprevisión habitual de
luvio bíblico. Un nuevo miembro se añadía a la familia ya los salvajes", que no tienen "ninguna idea del bienestar". De-
numerosa del hombre diferente. nunciaba también su glotonería y "algunas prácticas suma-
Boucher de Perthes no era evolucionista, Creía que el mente pueriles", ¡No conocían el sentido del ahorro! Quéjuicio,
ancestro no difería esencialmente de nosotros. "Por lo tanto a partir de unos adornos inofensivos... (L'lt01mnependan: les áges
el hombre no ha nacido estúpido, y el día que salió de las de la pierr« aux emnnms de Dinant-,1tr-M1:use, 1872).
manos del Creador no era menos razonable ni menos niiio Gabriel de Monillct (1821-1898), uno de Jos maestros de.
que nuestros niños. Desde el momento en que abrió los ojos y la. prehistoria francesa, estimaba por su parte que "los hom-
pudo mover su mano, ha hecho lo que nosotros hacemos", bres de esa época eran volubles y carecían de reflexión y
"no tan bien, sin duda", pues "no tenía buenos utensilios ni previsión. Lo cual se observa aún en diversas poblaciones de
buenos modelos" (De l'htnnme antidiluvlen et de ses oeu11res,1860). salvajes" (Le Préhistorioue, 1883; tercera edición, 1900). En re-
No obstante la opinión del padre de la prehistoria, el sumen, [carectan de las virtudes burguesas más apreciadas!
hombre primitivo se vio rápidamente integrado en el esque- ¿Eran además antropófagos> En este punto las opiniones
ma evolucionista, El hombre de Neandertal (identificado en divergían; algunos asumían la defensa de nuestros ancestros,
1857) y el pítccñruropo (en 1891) probaban la existencia de en tanto que otros les achacaban rambién ese vicio. Por cier-
tipos humanos menos perfeccionados que el hombre actual, to, sólo les faltaba el canibalismo para transformarlosen salvajes
algunos de ellos más o menos cercanos a los monos antropoi- perfectos.
des. ;Cómo u-atar a esos ancestros molestos? Merecían cierta A veces el patriotismo se mezclaba con los asuntos prehis-
consideración por parte de sus nietos. Pero, ¿qué esperar de tóricos, lo cual suavizaba los juicios. En su Franee fnihistorique,
los que vivían en un Occidente separado del resto del mundo Emite Cartailhac evocaba ni 111,"ís ni menos que a ''los france-
y separado asimismo de sus propios orígenes> Entre la cultura )' ses de la edad de piedra". Los defendía, por supuesto, de
la naturaleza el foso se había ampliado demasiado. ¿Por qué cualquier sospecha de antropofagia, subrayando por el con-
tratar mejor al hombre prehistórico que al salvaje? Como na· trario sus cualidades notables y en primer lugar su pasión por
die tuvo nunca la oportunidad de encontrarse con un prehis- el arte, Aparentemente todos eran artistas; es más, unos per-
tórico de carne y hueso, su imagen siempre estuvo asedada a fecclonlstas que intentaban mejorar su técnica mediante
la del "primitivo" actual. El buen salvaje de la Ilustración ofre- repetidos estudios.

178 179
ux SICLO DE t."intE.NTMUENTOS

Más abajo en la escala de la humanidad, el hombre de


Neandenal debía ser, según Mortillet, "violento, colérico y Una religión científica: la pluralidad
peleador"; su cráneo presentaba similitudes con los cráneos de los mundos habitados
de los criminales. La prehistoria se adaptaba a las ideas de
Lombroso.
Desde luego el pitecántropo sólo podía ser bestial, y por Hacia mediados del siglo diecinueve, la pluralidad de los mun-
tanto muy poco recomendable. Arthur Conan Doyle ( 1859· dos habitados se beneficiaba de una cómoda mayoría en las
1930) ofrece a los lectores un encuentro inolvidable en El urnas, por lo menos entre los autores considerados compe-
inundo perdido (1912). Una vez más aparecen "las cabezas de tentes en la materia. Un "sondeo de opinión" en trc una ccn-
criminal" y un comportamiento en consecuencia. Son sádicos tena de sujetos, efectuado por Michael J. Crowe entre 1854 y
refinados que matan no tanto por necesidad como por placer, 1859, durante mm apasionada coutroversla suscitada en Ingla-
Lombroso se hubiese frotado las manos: su hombre criminal terra en tomo del problema, arroja un 83% de respuestas
no perdía ocasión de expandir su rcrrlrorío. afirmativas entre los clenuñcos, y una mayoría más débil (56%),
Si somos el frutode monos y criminales prehistóricos, si pero mayoría al fin, entre los autores reltgíosos. En Inglaterra
Incluso los ancestros más evolucionados eran sólo unos salva- los argumentos religiosos seguían siendo frecuentes en los
jes, se puede deducir que una evolución can considerable no debates científicos; en todo caso eran más utilizados que del
se detendrá en el momento presente: el futuro se escalonará otro lado de La Mancha. Algunos seguían teniendo proble-
simétricamente con el pasado, en centenas de miles, millo- mas para adaptar la Biblia a la pluralidad de los mundos. Pero
aes, decenas de millones de años. Nuestros herederos no se- ya habían quedado en minoría ante los creyentes que no veían
rán menos díferentes de nosotros que nosotros de los monos contradicciones entre ambos cuerpos de conocimiento.
o los hombres de Neandcrtal. La efervescencia de aquellos años fue provocada por
Sin duda resultaba seductor imaginar la larga marcha del Wílliam Vl1hewell (1794-1866), sabio y teólogo, que publicó en
hombre en sus menores detalles. Pero nada hubiese valido 1853 su libro On. th6Pluralíty ~fVVorlds. Combinando argumcn·
tanto como un encuentro directo, real, con nuestros ances- ros científicos y religiosos, dio una despedida ele peso al hom-
tros y nuestros herederos. El viaje en el tiempo quedaría ine- bre diferente cósmico. La Tierra quedó como el único planeta
vitablemente prisionero del imaginario. En cambio, el vi~je habitado en todo el sistema solar y probablemente en el uni-
en el espacio correspondía mejor a las posibilidades concretas verso. En los demás cuerpos celestes podían surgir "mons-
de la humanidad; lo imagínarío hoy podría materializarse ma- truos cartilaginosos"; la Biblia no les ofrecía obstáculos.
ñana. Hacía falta, por lo tanto, transformar una dimensión en Monstruos cartilaginosos: era un poco mezquino. Whcwell
otra, dotar al espacio de significaciones temporales. La solu- recibió la réplica del escocés David Brewster (1781-1868), quien
ción estaba al alcance de la mano: todas las fases imaginables tituló su libro tvfore Worlds titan One (1854). No, la Biblia no se
del pasado y el futuro se estaban desarrollando, en esos mis- opone a que los planetas puedan estar habitados, en tamo
mos momentos, en los planetas, que la ciencia y la filosofía lo exigen. Desde el pumo de vista
de Brewster, se u-ataba de un axioma, y los axiomas no se
discuten, "Afirmamos que cada planeta y satélite en nuestro
sistema.solar posee una atmósfera." La atmósfera exigía habi-
tarues, por lo menos para inhalar el aire. Muy democrática·
mente, Brewster situó a los satélites en el mismo nivel que los

180 181
.t\lRE. u, ANGEL Y lA BESTIA UN SJCI.O DE El'\fltENTA.\U.E..'\'TOS

planetas madres; tenían la misión de darles luz, pero sin y rusos, brasileños y abisinios, reyes e ingenieros, oficiales y
sacrificar su propio destino. "Los satélites de los planetas artesanos, curas, escritores y empleados de correos. También
deben de haber sido creados con el doble fin de dar clari- sabios y astrónomos, pero estos últimos se perdieron en la
dad al planeta principal y al mismo tiempo como un hogar masa de sus seis mil quinientos adherentes.
para la vida animal e intelectual." Los intelectualesnos espe- El encuentro, aunque fuese imaginario, con nuestros her-
raban, en la Luna acaso, pero con más certeza en Júpiter y manos y primos planetarios justificaba en parte la reunión de
en el Sol, residencia de los grandes espíritus, donde hasta el una clientela tan ecléctica. Pero la fllosoiia Ilammarioniana
grao Newton pasaría por deficiente psíquico. El alegato en- poseía también un aspecto religioso que seducía los espíritus.
tusiasta de Brewsrer, publicado en varias ediciones, tuvo un Su "pluralidad de los mundos habitados" aspiraba nada me-
éxito más considerable que la obra escépuca de Whewell. nos que a ocupar la totalidad del conocimiento y las creen-
Signo de los tiempos. cias. Sobre el tronco cícntíñco del sistema, Flammarlon injertó
Algunos año, más tarde estalló en Francia el fenómeno una teoría esencialmente religiosa o, si se prefiere, en el tron-
Flammarion. Camillc Flarnmarion (1842-1925) fue una fuerza co religioso injertó una teoría científica Las religiones cientí-
de la naturaleza. Más aún: un demiurgo. Este astrónomo se ficas no escaseaban en una época que creía en una ciencia
apartó muy pronto de la mera mecánica celeste; su aucéntico providencial, susceptible de ofrecer soluciones para todos los
interés era la difusión cósmica de la vida y el destino del misterios)' lodos los proyectos. Si los sabios ingleses se habían
hombre. "¿Cómo he entendido la astronomía? La considero y distinguido por su cuidado de no tocar la Biblia, la versión
la venero como la ciencia del Universo vivo. No son bloques "francesa" fue mucho más ambiciosa: aspiraba a reemplazar el
planetarios inertes que giran lnütilmeruc en el espacio lo que cristianismo por una nueva.filosofla religiosa en que la plura-
el dedo de Urano nos muestra en el seno de los planos eté- lidad de los mundos estuviese asociada a una doctrina espiri-
reos; no son puntos estelares brillantes cuyas coordenadas tualista. Los espíritus aseguraban el contacto entre los lugares
geométricas representan todo el valor; son mundos; residen- de residencia cósmicos; se encarnaban sucesivamente en los
cias de vida, presente, pasada y futura (pero en la eternidad el planetas y las estrellas.
tiempo no existe)." Pluralidad de mundos, metempsicosis, espiritismo, todos
Esta profesión de fe, expresada hacia el final de su carre- se fundaban en una síntesis única. Charles Fourier (1772-
ra (en 1912), corresponde a una concepción perfectamente 1837) había ciado un ejemple notable. Este teórico comunista
cristalizadadesde su primera obra, publicada a los veinte años, no se limitó a asegurar la armonía terrestre con su famoso
en 1862, bajo un titulo cercano a la antigua obra de Fontenelle: sistema de los falansterios, sino que cuestionó el universo tra-
La pluralidad de los mundos habitados. Una serie de volúmenes dicional, reemplazándolo por un mecanismo más funcional,
vino a conúnuación (Los mundos imaginatios y los 111·undos reales, en que las almas de los habiiamcs de los planetas se encamaban
1865; Las mamnillas celestes, 1865; L11111m, 1873; Las Tierras del sucesivamente en su propio mundo y en los demás cuerpos
cielo, 1877; Astronomía pnfmla~ 1880... ). Todos consagrados a celestes. Allan Kardec (1804-1869), fundador de la teoría es-
estadías cósmicas de la vida en otras Tierras, con humanida- piritista en su Libro tú tos espiruus (1857), propuso las reencar-
des diferentes. Su influencia fue enorme, y tanto más puesto naciones sucesivas de las almas en los planetas, a niveles cada
que unía una gran capacidad organizativa a la de propagador vez más elevados y más cercanos a la perfección. Cada uno de
de ideas. La Sociedad Astronómica de Francia, fundada por él nosotros podrá ser venusiano o jupiteriano en una vida futu-
en 1887, consiguió interesar en la astrouomía, cierta astrono- ra. Se aprovechará el tránsito para cambiar de sexo, idea que
mía, a personas provenientes de Lodos los horizontes: franceses no carece ele gracia. En todo caso, no habría ningún riesgo de

182 183
L,,1tF. F.I, ANGEL YLA BESTIA

retroceso. El hombre no se transformará en mono ni asno, o biiidades más serias correspondían a Marte y Venus, más
no volverá a serlo. Para los espiritistas la separación entre el cercanos que los demás a la hora terrestre. En todo caso la
hombre y el animal era nítida. vida estaba presente, en ese mismo momento y sin ninguna
A1lan Kardec rue uno de los maestros de Flammarion.• contestación posible, en los millones de planetas que graví-
quien meditó largamente sobre la migración de las almas y taban alrededor de las estrellas en el espacio infinito ( Our
sus reencarnaciones cósmicas. Pese a sus dudas respecto de Place among Infinities, 1875). El astrónomo inglés invitaba a
los fundamemos de algunas conclusiones espiritistas, nunca superar el provincianismo "solar". El universo es más grande
renunció a la existencia de una vida inmaterial e invisible, que el sistema planetario donde giramos en círculos. El tiem-
más esencial que el universo tangible. po cósmico es más amplío que el que mide la fugaz vida del
El otro maestro de Flammaricn y de su generación fue planeta Tierra. Todos los cuerpos celestes han conocido o
Charles Darwin. Darwin y Kardcc: [qué mezcolanza! Aunque conocerán la vida, pero cada cual debe respetar escrupulosa-
muy típica de la "religiosidad científica" de la época. La teoría mente el orden que le corresponde.
evolucionista no solamente marcó la historia de la vida terres- Percival Lowell (1855-1916), el "patrón" de Mane, reunió
tre, sino también la habitabilidad ele los planetas. El factor estos axiomas en una teoría rigurosa. Proclamó el nacimiento
tiempo fue muy valorizado. Ya no se trataba de utilizar el mis- de una nueva ciencia: la planetología. cuyos principios están
mo cronómetro en todas las regiones del universo. Cada pla- en su libro The Eoolution of Worlds ( 1909). Según Lowell, los
neta disponía de su propia escala de tiempo; con relación a planetas presentaban un aspecto distinto por la única razón
nosotros se encontraba, en ese mismo momento, ayer o ma- de ,1.1s diversas edades. Todos debían pasar por las mismas
ñana, antes de ayei· o pasado mañana. La evolución de la vida fases: una primera fase solar; la segunda, líquida; la tercera,
debía corresponder rigurosamente a la hora planetaria. de solidificación; la cuarta, tierra acuática; la quinta, terrestre;
Flammarion consiguió asimilar esca lección, pero estaba la sexta y última, la muerte. La Tierra, felizmente para noso-
hasta tal punto dedicado al hombre diferente cósmico que a tros, está en la cuarta posición, Marte en la quinta, la Luna en
veces olvidó los ocasionales desacuerdos entre la hora de su la sexta. Marte ya fue una Tierra, la Tierra será mañana una
observatorio de Juvisy y la hora selenita o jupiteríana, Quería réplica de Marte, y ambos acabarán completamente desiertos
poblar el sistema solar tan densamente como fuese posible. como la Luna.
Fue un astrónomo inglés, Richard A. Proctor (1837- El modelo terresuc -pasado, presente y futuro- se impu-
1888), quien llevó más lejos las exigencias evolucionistas. Su so a todos los cuerpos celestes y sus habitantes. Los vcnusia-
libro Other Worlds than Ours ( 1870) produjo un auténtico nos y los marcianos, aparentemente tan diferentes a nosotros,
genocidio. De golpe, tanto la Luna como los planetas muy habían de ser semejantes a los hombres de ayer o mañana. Si
alejados del Sol quedaron despoblados de habitantes. Nues- se quiere leer el porvenir, hay que observar Marte. Si se inten-
tro satélite, explicó el autor, había tenido vida en otro mo- ta descifrar los comienzos, lo oportuno es hacer una visita a
mento, pero en la actualidad y desde hacía mucho tiempo Júpiter.
estaba totalmente muerto. Júpiter y Saturno estarán habita- El egocentrismo de la civilización occidental había alcan-
dos algún día, pero ese día no está cerca. Por el momento zado su punto más alto. No so lamen te la Tierra, que ya le
los dos gigantes del sistema son demasiado jóvenes y ardien- pertenecía, sino todas las "Tierras del ciclo" se alineaban dó-
tes, pequeños soles que no han acabado de apagarse, pro· cilmcme con el fin de ilustrar en la gran pantalla del universo
porcionando calor y finalmente luz a sus numerosos satélites. la teoría evolucionista condimentada con otras obsesiones de la
La vida en esas "lunas" sería teóricamente posible. Las posi- época. Un esquema evolucionista puro y duro, en que las

18'1 185
UX S'lCLO DE O.'Fl\ENT;\Mll;;.NTOS

mismas causas debían producir siempre los mismos efectos. merece figurar en la historia de las ciencias." Y así es: la recor-
L.1. ciencia y la tecnología, como siempre y con docilidad, damos.
irían tras los pasos de la ideología. Los medios más avanzados En la Luna los optimistas estaban trenzados en un com-
-telescopios potentes, foiograña astronómica, análisis espec- bate de retaguardia. En 1821, el descubrimiento por el astró-
eral puesto a punto hacia 1860- ofrecían conclusiones conver- nomo alemán Franz von Gruithuisen de las "fortificaciones"
gentes: similitud de condiciones físicas, existencia de un medio lunares reavivó las esperanzas. El periodista norteamericano
ambiente cuasiterrestre, por lo menos en los planetas cerca- Richard A. Locke pudo anunciar en 1835 la primera observas
nos. Nadie negaba las diferencias. La densidad del aire, el ción directa de nuestros vecinos los selenitas. Corrcsponclló la
calor, la luz, el relieve, variaban de manera considerable, pero proeza ajohn Herschel, hijo del gran Herschel, con ayuda de
dentro de limites esencialmente "terrestres", como los que un telescopio gigante instalado en el cabo de Buena Esperanza.
caracterizaban por ejemplo las altas montañas, los desiertos Se acercó a la Luna hasta tal punto que los habitantes apare-
de arena o el hielo. La exploración de los planetas no supo- cieron en primer plano: hombres como nosotros, pero alados
nía, en el imaginario ele la época, ningún equipo de protec- y voladores, El trapacero encentró, como siempre, un público
ción. Uno podía pasearse por ellos como si se visitase una que se dejó timar y que, como siempre, incluía a algunos
reserva africana. Las damas, invitadas de cuando en cuando a sabios. La superchería fue denunciada por Arago ante la Aca-
participar en estos paseos cósmicos, no tenían necesidad de demia de la Ciencia. Al defensor de los solarianos no le gusta-
salirse de la moda. Con faldas largas y tacones, más que cos- ban los selenitas.
monautas parecían embajadoras de la alta costura. Peter Andreas Hanscn, astrónomo danés, lanzó en 1854
una teoría seductora. La Luna visible está probablemente de-
sierta, pero la Luna invisible, la cara oculta de la Luna, podría
presentar otro panorama. Allí podrían distribuirse a gusto y
sin ningún riesgo de desmenúdo mares, bosques y habitantes
Inventario de planetas (a Flammarion le gustaban en especial los valles profundos);
allí donde se habían concenrrado los últimos restos de aire y
agua, la vida seguía siendo posible. Finalmente, hasta los más
Los hombres diferentes del Sol y la Luna fueron las primeras entusiastas renunciaron a los hombres para aferrarse a algu-
víctimas de las exigencias cieruíñcas del siglo diecinueve. Una nos vestigios de vegetación ...
de las úlúmas apariciones de los solarianos data de 1857-1858, Los sabios rigurosos dejaron de hablar de selenitas o sola-
gracias. a la edición póstuma de la Astronomie populaire, de rianos. Intentaban definir las posibilidades reales de los plane-
Francois Arago (J 786-1853). Según el sabio francés, "la cxis- tas, de algunosde ellos. Estas posibilidadesdependían, en primer
tencia en el Sol de un núcleo central envuelto en una aunós- lugar, de su distancia del Sol. lo cual correspondía asimismo a
fera opaca, lejos de la cual se encuentra solamente la atmósfera su edad. Según la teoría cosmogónica de Kant-Laplacc, siem-
luminosa" hacía posible la presencia de "seres organizados de pre en vigor, los cuerpos planetarios se separaron sucesívamen-
manera análoga a los que pueblan nuestro globo". No olvida- te de la nebulosa solar; por lo tamo, los más lejanos eran los
ba invocar al famoso doctor Elllot. la aparente locura de más viejos. La dimensión de cada planeta también desempeña-
aquél ocultaba en realidad una profunda sabiduría •.. "Las con- ba un papel. Los gigantes -Saturno y júpiicr-, aunque muy
cepciones de un loco -concluía Arago- en la actualidad se viejos, eran sin embargo jóvenes aún: en su caso el proceso
han adoptado por todas partes. Me parece: que la anécdota de enfriamiento debería durar todavía mucho tiempo. Por

186 187
~lRE EL .'u~CEL YI..A HES11A U!II SICLO DE D:FRJ:NTA~HENTOS

el contrario, un planeta más pequeño viviría a un ritmo más Neptuno, pues los planetas precedentes habían agotado el
rápido y envejecería más de prisa. juego de posibilidades. En cuanto a Plutón, sólo fue descu-
A partir de estos argumentos se apreciaron los limites de bierto en 1930.
cada miembro ele la familia para albergar vida. Mercurio, el Entre Flammarion, que no quería sacrificar ninguna po-
más próximo al Sol, presentaba la doble desventajade ser sición, ni siquiera la Luna, y los sabios más escépticos como
demasiado joven y de estar prácticamente abrasado por los Proctor, dispuestos a consolarse con formas de vida lejanas e
rayos solares. Algunos, no obstante, le concedían una atmós- intangibles, síruadas en el porvenir, en el pasado, o alrededor
fera y formas de vida poco evolucionadas; los "hombres", de de las estrellas, se abría un vasto abanico de posibilidades.
existir; "deben ser inferiores a nosotros en sensibilidad e inte- Pero también la negación pura y simple de la pluralidad de
ligencia" (Flammarion). Venus, muy semejante a la Tierra en los mundos tuvo sus campeones.Entre ellos, el célebre naturalis-
su supuesta estrucrura y dimensiones, parecía sencillamente ta Alfred Russel Wallace (1823-1913), cofundador con Darwin
una Tierra más joven. ¿De qué edad? Las interpretaciones de la teoría evolucionista y no menos famoso por sus investi-
divergían. Se podía elegir entre una larga serie de épocas gaciones espiritistas. En su libro El lugar del hombre en el 11:niverJo
geológicas o históricas, que además podían mezclarse. La an- (1903) sostenía que "la Tierra es el único planeta habitable
tigua imagen, la de un mundo encantador, reino de la armo- en todo el sistema solar", y que "las posibilidades de que nin-
nía y el amor simbolizado por su nombre, a veces se asociaba gún otro sol LCnga planetas habitados son muy grandes". En·
a la imagen científica J evolucionisra. Se trataba entonces ele tonces, ¡nos encontraríamos solos! El evolucionismo y el
un mundo muy evolucionado y más que nada simpático. En espiritismo formaban los dos pilares de la pluralidad de los
el otro lado de la Tierra, Marte ya estaba viejo. Sus habitantes, mundos. Cabe destacar que también podían conducir -en el
más avanzados que nosou·os, se encontraban probablemente caso de Waílace- precisamente a la tesis contraria. [Buen mo-
en dificultades, luchando con un medio cada vez más hostil; tivo para reflexionar sobre el método científico!
sin embargo, hacían frente a su entorno, precisamente por- De hecho, los negadores nos interesan poco. Hemos par-
que eran más evolucionados y en consecuencia más dotados tido en busca del hombre diferente y nos quedaremos en
de tecnología. Júpiter y Saturno, esos "viejosjóvenes", podían compañía de sus partidarios. El edificio que éstos sostienen a
considerarse como soles casi apagados o como planetas al partir de los siglos diecisiete y dieciocho se perfeccionó en el
comienzo de su ciclo vital, poblados por monstruos acuáticos, siglo diecinueve, posándose sobre algunos principios sólidos:
terrestres o aéreos, o bien -¿quién lo sabe?- por seres esen- un principio de finalidad (el espacio dc/Jía estar habitado}, un
cíalmente diferentes "que viviesen en estado aéreo, en las principio de orden, concretizado por la disposición geométri-
alias regiones de la atmósfera" (Flammarion). Esta vida de ca, rigurosa, newtoniana, de las estructuras de la vida, partien-
evolución particularmente lenta tenía posibilidades de alcan- do en el Sol y basta la periferia del sistema; un principio
zar un alto grado de perfección en un fmuro lejano. ''Más determinista, que adaptaba la evolución biológica a las condi-
tarde, en los siglos futuros, Júpiter estará habitado por una ciones del medio; pero asimismo un principio volunrarista,
raza intelecrual... Su situación será entonces incomparable- que afirmaba la capacidad del ser, una vez alcanzado un nivel
mente superior a la de la Tierra: un imperio inmenso, una intelectual alto, de dominar el medio y el espacio. Sobre este
primavera perpetua, años largos y una temperatura templada último punto los marcianos tenían algo que aportar. Y llegó el
siempre constante formarían un entorno de paz y bienestar," momento de que entraran en escena.
La edad de oro, el paraíso terrenal y el sueño milenarista se
daban cha en Júpiter. Había poco que decir sobre Urano y

188 189
ENTRE ELA.'JCEL YLA DES't'lA

dedicó infatigablemente a la observación del planeta rojo


desde su observatorio de Flagstaff, en las montañas de Arizona.
Los canales de Marte Sus ínvesugacloues se sintetizaron en tres libros que contri-
buyeron poderosamente al nacimiento y la difusión del mico
Se sabía desde mucho tiempo atrás que Marte se parecía a la marciano: Marte (1895), Mart« )' su; canales (1906) y Marte
Tierra. El primer mapa del planeta -publicado en 18'10 por como morada de la: vida (1908). En realidad, Lowell podría
los astrónomos alemanes Wílhelm Beer y Johann Heinrich haberse ahorrado el observatorio. Conocía las conclusiones
Mádler= mostraba un conjunto muy "terrestre" de mares y desde el primer momento, incluso sin tener que observar el
continemes. La misma disposición aparecía en un mapa dibu- planeta de sus sueños a través del telescopio. Sin embargo,
jada por Proccor en 1865, con continemes, islas y mares bauti- su investigación astronómica Je permitió aumentar el núme-
zados generalmente con nombres británicos, tal vez con la ro de canales: Schiaparclli había descubierto 79, y Lowell
esperan7.a de una toma de posesión en el ñuuro cercano. y sus colaboradoresllegaron a identificar más de 700. Además,
Luego las cosas cambiaron de curso. Los mares comenza- comprobaron que el frío, el frío marciano evidentemente,
ron a secarse. Marte se transformó en un planeta panicular· los hacía desaparecer; Este último fenómeno proporcionó la
mente árido. ¿El fin de los marcianos? En absoluto. Por el clave del enigma.
contrario, fue el comienzo de una historia gloriosa, la historia En. Mane no existe mar ni río alguno. Los casquetes
más extraordinaria que haya conocido el espado cósmico. polaces son los únicos depósitos de agua. En primavera,cuan-
En 1877, Giovanni Virginia Schiaparelll (1835-1910), di· do se funden los hielos, el agna fluye hacia todas las regiones
rector del observatorio de Milán, realizó el gran descubrirnicn- del planeta gracias al sistema de canales. En realidad lo que
to: una red de canales rcconia la superficie del planeta en vemos no son los canales, demasiado estrechos para sel' visi-
codas direcciones. Es más, el sistema parecía seguir un patrón bles desde la Tierra, sino las orillas con vegetación alimenta·
geométrico. En un nuevo mapa dibujado por Schiaparelll en das po,· el agua de origen polar. Ello explica, según Lowell, la
1881, todo se presentaba como un complicado juego ele líneas "desaparición"delos canales en invierno. Yeso es todo: extre-
rectas. En 1892, el astrónomo norteamericano Williarn H. madamente sencillo y lógico.
Pickering (] 858-1938) rlio el golpe de graciu a lo que quedaba 1Qué empresa gigamesca! Pensar en las dimensiones de los
de los mares marcianos. Observó que las líneas no solamente canales, con longitudes frecuentes de 3 mil y a veces hasta 5 mil
cruzabanlos continentes, sino también los mares, lo que signi· kilómetros ... Panamá y Suez eran una alpargata en comparación.
ficaba que los mares 110 existían. Tuvieron el mismo destino ''Las mayores empn:s.,s terrestres", afirmaba Lowcll, "parecían
lamentable que los mares de la Luna. pequeñas a su lado, simples asuntos locales." Deducía "la natura-
La estructura geométrica de la red probaba su origen artifi- leza necesarlamerue inteligente y pacífica de la raza de seres que
cial. Los canales habían sido construidos, Era la prueba Irrefuta- comparten el globo tan igualitariameme [ ... ] En un mundo en-
ble de la existenciade los marcianos. La prueba, asimismo, de su vejecidoen que las condiciones de la vida se hacen más cliñcilcs,
superioridad intelectual o tecnológica. Crear una 'red tan Iorml- para sobrevivirlos seres tienen que ser cada vez más ·imeligemes
dable no estaba al alcance de gente cualquiera. Nada podía ser [ ...] El estado del planeta nos lleva a aceptar que en Marte la
más lógico: Marce era más viejo que la Tierra y, naturahnentc, vida se caracteriza poi' una.inteligencia muy alta".
sus habitantes estaban más adelantados que los terrícolas. Era demasiado hermoso. Demasiado para ser verdad. Se
Sobre escas bases se construyó una teoría subyugante y ganaron adeptos pero, fuera de algunos colegas, la mayor parte
rigurosa en apariencia. A parcir de 189'1, Pcrcíval Lowell se de los astrónomos vapulearon a Lowell y su teoría. Pero, ¿cómo

190 191
Ef\lºRF, EL ANGlll .. VI.A. BtsTL\ U:-.1 SIGLO Ot ENFl!F.Yú\MlENTOS

negar la existencia de los canales observados por astrónomoscuya visible. Presentaba sin embargo la ventaja teórica de un acce-
competencia y probidad nadie ponía en duela? Si se aceptaban los so más fácil... siempre que se hallara el camino.
canales, ¿cómo explicarlos si no era a través de la existencia de Lo encontró el capilánjohn Cleves Symmes (1780-1829)
los marcianos?La "teoría óptica" propuso una solución del enigma que el 10 de abril de 1818 lanzó su famosa "proclama". El
Los canales existían, pero no estaban en Marte, sino en Ja retina explorador en potencia anunció que la Tierra estaba vacía y
de los observadores. Se u-ataba de líneas ideales que unían man· que era habitable en el interior; donde se sucedían varias
chas inconexas. En 1903. E. W. Maunder (1851-1928) realizó un esferas imbricadas. Por lo menos cinco, en Lugar de las tres
experimentosimple: se dispusieron planchas que representaban imaginadas por Halley. Además, hecho esencial para el con·
puntos y manchas a cierta distancia de W1aS personasque debían tacto entre los mundos, en la región polar había grandes
reproducirlas; en las copias querealizaron, los detalles irregulares accesos, de un diámetro de seis mil cuatrocientos kilómcu'os
se transformaban en ¡línea~ rectas! A partir de 1905, Lowcll pro- en el polo norte y de casi diez mil en e 1 polo sur, que conec-
dujo fotografías de Marte y :,'\IS canales, prueba que se queria taban la superficie del globo a los niveles inferiores. Bastaría
dotar de carácter científico, objetivo y definitivo. En verdad, ob- con tomar el camino de Siberia, que debía hundirse gra-
servar el planeta por telescopio o ver su imagen fotográficasignifi· dualmente a partir de los 82 grados de latitud; en lugar del
caba -finalmente la misma cosa. Los partidarios de los canales los frío polar los exploradores encontrarían un país cálido y
veían, tanto en una como en la otra imagen; los oposuorcs identi- fértil. Sigue esperándolos, pues Symmes no consiguió orga-
ficaban únicamentepuntos y manchas irregulares, nizar la expedición. Los diarios se burlaron de él; los hom-
Hoy sabemos que la inmensa red de regadío imaginada bres de ciencia se hicieron los sordos.
por Lowell nunca existió. La ilusión se explica en parte por lo De hecho, los cientíñcos, más inclinados a las "tierras del
insuficiente de los medios de observación: los telescopios te- cielo", no parecían querer aceptar la existencia de otras "tie-
man la potencia necesaria para ver algo, pero no eran sufi- nas" al interior de la nuestra: Marginada por la ciencia, la
cientemente potentes como para disociar los detalles exploración subterránea quedó para los teóricos excéntricos,
sintetizados en forma. de canales. El motivo principal de la los utopistas y los escritores. Con todo, la ciencia fue consultada
aventura marciana sigue siendo, no obstante, de naturaleza sobre un tema preciso y esencial: la temperatura del globo.
mental. Los canales fueron descubiertos porque existía la vo- El modelo tradicional del globo con un núcleo íncandes-
luntad de que existiesen, y se quería que existiesen porque se cerne. el "fuego central", parecía confirmado por la experi-
quería poblar Mane de marcianos, y no de cualquier clase de mentación y las demostraciones científicas. Hacia 1830-1840, los
marcianos, sino de hombres diferentes más evolucionados que investigadores fueron presa de una auténtica manía horadan-
los hombres de la Tierra. te. Desde la América tropical hasta la gélida Siberia los resul-
tados fueron similares: la temperatura subía a razón de un
grado cada treinta metros, aproximadamente. Los seres dife-
rentes, en caso de que existiesen,estañan cerca de la superfi-
cie, si no hervirían o se fundirían.
Cómo tomar la temperatura del globo El método de las perforaciones no carecía de inconve-
nientes. Sólo se había penetrado una centena de metros en la
corteza. "Nada prueba que el aumento de la temperatura siga
El espacio subterráneo representaba una especie de anexo así hasta el centro de la Tierra", afirmaba prudentemente el
del espacio cósmico. Más cercano, pero dcsgraciadarnen Le in· Diccionario Larousse e-n 1870.

rn2 193
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E.'ITRf ELA.'\;Cll. \'L-\ lWSTIA US SICLO DE ENFRt1'7A.\llE~1'0S

La Tierra fria también tenía sus partidarios, y entre ellos de los canales. Se sabía que eran muy intcligemcs ymuy avan-
habla algunos nombres destacados. Sir Humphry Davy (l 77S- zados tecnológicamente. Pero, ¿cuál era su aspecto> ¿Cómo
1829), el gran químico inglés, llevó a cabo una experiencia comportarse en nn encuentro con un marciano?
concluyente: confeccionó una bola con muchos de los ele· Tratar este problema fue tarea de los escritores y los ilus-
mentos presentes en la corteza terrestre, emre ellos sodio )' u-adores. La moda de la pluralidad de los mundos ruvo un
potasio. y le arrojó agua. La bola comenzó a arder. Era la impacto considerable en la literatura. La novela astronómica,
explicación posible del fenómeno calórico terrestre. Lejos de frecuentemente ilustrada, llegó a ser un género de gran proli-
tener un origen "central", el aumento de la temperatura y el feración durante la segunda mitad del siglo diecinueve. El mo-
volcanismo serian un proceso superficial debido a la oxida· delo, muy antiguo sin duda, fue perfeccionado por Julio Verne
ción causadapor la acción del agua sobre ciertos elementos. y puesto al día con la introducción de elementos cienúficos. De
Algunos sabios aceptaron la hipótesis de Davy, Francois la Tierra a la Luna-y Alrededor de la l,1L11a aparecieron en 1865 y
Arago afinó sus argumentos. Seg1ín él, la temperatura subía 1869; algunos años más tarde les siguió el periplo Interplaneta-
hasta que la superficie oxidada entraba en contacto con el rio de Héaor Seruadac (1877). Considerado por la posteridad
"núcleo" terrestre. Este debía de ser frío y sólido; de Jo con- como el más audaz de los visionariosde la época,Julio Verne se
trario, la masa incanclcscente de metal fundido se comporta· mantuvo voluntariamente apartado del ambiente en que sus
ria como el océano y estaría sometida a la atracción de la contemporáneos se dejaban embriagar por el imaginario cien-
Luna y el Sol: la corteza estaría sacudida por mareas formida- tífico o tecnológico. Qué mejor ilustración de su prudencia
bles. La ausencia de ese fenómeno, que haría la vida imposi- que $US expediciones cósmicas, en las que no hay el menor
ble no solamente en el interior sino también en la superficie rastro de un extraterrestre.Pm11 evitar todo contacto, los víaie-
del globo, demostraría la inexistencia de un fuego central. ros vemianosjamás bajaban a la Luna o los planetas. Este mé-
El mundo subterráneo se había salvado. Arago ya había todo escandalizabaa Flamrnarion, que juzgó la aventura selenita
poblado el Sol y no recayó en el tema, comentándose esta vez del escritor con severidad: "Es lamentable -escribió- empren-
con una conclusión puramente física, Pero la teoría de una Tie- der un viaje de tal envergadura, afrontando peligros terribles.y
rra fria permite que las personas dotadas de imaginación organi- no traer nada de nuevo: es no creer en el progreso".
cen un espacio subterráneo de manera parecida a "nuestro Felizmente, los demás autores -aunque algunos no hicie-
mundo", haciéndolohabitable por seres parccídos o diferentes. sen más que imitar a Julio Verne- se alinearon con la causa
de la vida en los planetas y a veces realizaron investigaciones
muy profundas. Gracias a ellos conocemos la historia de nues-
uos vecinos cósmicos casi tan bien como nuestra propia histo-
ria del siglo diecinueve. Decepcionado por Julio Vcrne,
Los escritores aprenden astronomía Flammarion tuvo ocasión de resarcirse leyendo las Extrnordi-
11arias aventuras de 1m sabio ruso, epopeya astronómica publica-
da por Georges Le Faurc (1858-1953) y Henry de Graíñgny
Presentar las caras y las costumbres de los seres humanos (1863-1834) en cuatro volúmenes aparecidos de 1889 a 1896.
cósmicos o subterráneos era una aventura que superaba los Era Julio Verne aderezado con extraterrestres: selenitas, mar-
medios limitados de los cíen tíficos. A lo más podían arriesgar- cianos, venusianos, mcrcurlanos...
se a decir una que otra cosa sobre los mardanos. A falta de Otras obras son más especializadas y cada una está consa-
haberlos visto, se les conocía de manera indirecta a través grada ,·, un planeta específico. Evidentemente, la estrella es

194 l!)!i
U~ S1Ct.O DE EN.-REJ\'1~\hlJE:o,·ToS

Marte. Los dos planetas (1897), del escritor alemán Kurd Lasswitz, Durante el siglo diecinueve los viajes a las estrellas son
La Guerm de los Mundos (1897) de Herbcrt Gcorge Wells (1866- más raros. ¿Paca qué vi~jar tan lejos cuando el sistema solar
1944) y Bajo las lunas de Marte (1912), primera novela de -la ofrece todas las posibilidades imaginables? Mencionaremos
la,'gil serie de Edgar Rice Burrougns (1875-1950), están entre las Star ou Psi de Cn.ssiopée,publicada en 1854 por un tal Defontenay,
obras marcianas más conocidas. Venus llega en segunda posi- que presenta un sistema muy diferente al nuestro, formado
ción, con su humanidad instalada de preferencia en un entamo por cuatro soles, un solo planeta y cuatro lunas, en que el
exuberance. Y después la Luna, eterno cofre de sorpresas. En sus planeta v sus satélites están habitados por seres humanos. Tam-
Náufragos del espacio (1888), André Laurie, sinónimo ele Paschal bién podemos acompañar a Flammarion a un planeta situado
Grousset (1845-1909), presenta una luna desierta donde los vía­ a 72 años luz, que da ocasión para cnconu·ar formas de vida
jeros descubren ruinas y signos de una civilización desaparecida. muy diversas e insólitas: por ejemplo, especies vegetales íntell-
"Este mundo, hoy muerto, tuvo sus habitantes; y aquellos habi- gentes (L11111en).
cantes fueron arquitectos, lngenieros, artistas incomparables." En Las 'Tierras subterráneas" se presenran de manera sirni-
1896, Pierre de Sélenes (seudónimo muy apropiado) publicó Un lar, y su tipología es muy próxima a la de los planetas. Symumia.
mundo desconocido. Dos años en la Lttna, novela que sitúa a la A Voyage of Discouery apareció en 1820 b,yo la firma de Adam
humanidad lunar en el interior del satélite, en una inmensa Seabom, seudónimo que algunos atribuyeron, sin mucho fon-
caverna. Es una solución cercana a la adoptada por H. G. Wells damento, al propio capitán Symmes; es la historia de una
en su famosoEl primer hombre en la Luna ( 1901). ,\J a,10 siguiente, expedición que desciende por el polo sur y descubre un con-
la Luna y su humanidad hicieron su muy memorable debut en tinente habitado, llamado Syrnzonia en honor del héroe de la
el cinc graciasal \liaje a !(, Luna de GeorgesMélies (1861-1938). Tierra hueca, En 1823, el escritor francés Collin de Plancy
Ignorados por los científicos, los selenitas gozaban siempre del (1793-1881) publicó bajo el seudónimo de jacques Saint-Albín
favor del público, que les tenía reservado un lugar en el imagina- un V0j•ageau centre d.q la Terre;y esta vez la puerta de acceso
rio. ¡Qué podía ser más natural que interesarsepor los vecinos! está en el polo norte y la humanidad subterránea vive en un
De cuando en cuando los escritoresse interesaron también por planeta situado en el centro mismo del globo. Las avcntums ,le
el pequeño Mercurio y los enormesjúpiter>º Saturno. Manifesm- Arthur Gordon Pym ( 1838), célebre novela de Edgar Allan Poc
ron mucha inclinación a la vida cósmica, pues si no, ¿quiénes (1809-1849}, también deja sospechar la existencia de un mun-
habitarían las páginas de sus relatos?•, do interior. El Viaje al centro de la Tierra (1864) de.Julio Vcrne
corresponde a la prehistoria; el lector es invitado a recorrer
un conjunto prehistórico completo, comprendidosJos humanos,
situado e"una inmensa cavidad donde se extiende un autén-
• Además de Ios textos cundes, he aquf algunas novelas cúsmlcas que nos tico Mediterráneo. Algunos años más tarde, los seres prehistó-
h3D ayudado a definir las car.tctcri.ci,ic.L,.d.: los cxrraterresues }' sus <ivilizacione~. ricos desaparecen p.tr.tser reemplazados por una humanidad
Sobre ~Jane; Henri de Pnrville, Un hu.bi11111t 1/t /(J J1lttt1itt•1\Jrm (1R65):
Percy Greg, ,\etosr th~ 7.odiac (1880); Camille F(ammarion. Umnie (1889) y Strlla
(1897); George Ou ~t~1uic.r. 11r~ 11-larlinn (1807); Garret ScJ·\·i~", Ed;Jon S C{}ttqur.tt
o/ Atan ( 1898); Arnould Catopin •. Lt1 Doaeur 0,11fga, Aru:nf11rtsfa1t1astüJUJ:.,/,:-s tmil Sobre la.Lunar 11,t•J-Jütoryof d 1'f1·ubit:tr, llu:,\frKJ,, ( l 86·1), adaptada al Iraneés
r·ranrai.fda,u k planitt ~1arr ( 1906): l·í. Ga)'al'_.Sur Ja pla,ri/t.,\llt1rsy '4t.s Robin.ftJIJ.f por Alexandre Cmhelmeau, VüJ11gr. ti la Luue d'ttpri-s ttrt llUln111oil átllltt:riliqut pmje.té
,J, lo planitt. Afun (1908): Gust:.t,·c Lé ROtJJ;C.. ú Priso1J1ut:r (Je Ja J1/r111ite Altn.,· "·un volea,, l11ntu'n.i(1865).
(1908) y La Gom-reclesvampirer (1909). Sobre Mcrcurio:Jrnn de L., Hirc, La /(ottefidgumnr, ( 1908).
Sobre \'cnus:Achillc Ejmud, f.hyt1gtñ \ft'u.u.,(1865); Charles Guron, l},-(1g,: Snbre Jtipiter y Saturno: \\fla<lh,la." Ltt:h.Scy1·1ua, A.lt:riel, ur a 1·bJutlt' to 011,rt
dmu Jn plnniu v,.:uuJ {1838); Garreu Servías, ,t CtJ/1tnt/,u,fo/ .S'lu~c,: ( JUO!J). 111,r/rls ( 1833) :Jol1n J:icoh A<1or. A ]mmu,rin th, 01hr.r lln,1,1.i ( 1894).

196 197
E!\ITRE !'.l. A.."'ICfil. Y I.A BESTIA

"hipercivilizada" ea Tite Coming Race (1871), novela escrita valores. Unicameute en los planetas podían albergarse los hom-
por Edward Bulwcr-Lyrton (1803-1873). bres diferentes superiores y las civilizaciones superiores. El
En casi todos los relatos cósmicos o subterráneos, el viaje caso de Marte es evidente. Pero incluso un planeta más joven
y el contaao son los elementos esenciales. Es raro que una como Venus-respecto del cual en teoría la Tierra estaba ade-
"humanidad" diferente sea descrita de modo aislado. Tam- lantada- brillaba a menudo por realizaciones que superaban
bién es .raro que sean ellos los que llegan; se prefiere ir hacia las de los terrícolas. o se inscribían en una síntesis más armo-
los otros antes que recibirlos en casa. Ello revela la mentali- niosa de civilización.
dad de Occidente, que mezcla espíritu de descubrimiento y Así pues, la función esencial de estas "Tierras" dife'.·cntes
cxpanslonísmo colonial con cierto temor del Otro, o en Lodo era identificar las potencialidades del hombre y anunciar las
caso poco entusiasmo para aceptarlo en la propia morada. etapas ulteriores de su evolución.
Los métodos del viaje presentan una notable diversi-
dad. Se puede escoger en tre la propulsión de un obús, pl'O·
ccdimiento inaugurado por Julio Vernc, o la ayuda de una
materia aotigravitaciooal (la "cavorna" de Welts); cometas y
meteoritos sirven a veces como vehículos interplanetarios. Los mil rostros del extraterrestre
Tampoco falla el proyecto, concebido por Albert Robida y
André Lauáe, de acercar, simplemente, la Luna a la Tierra.
Los tradicionalistas siguen usando el globo, en tanto que los Algunos son como nosotros; como "nosotros los blancos", por
más impacientes ya piensan en desintegrar el cuerpo para supuesto. Prueba adicional de que la raza blanca representa
proyectarlo y volverlo a componer en cualquier lugar del el estereotipo de la humanidad, incluso en la escala cósmica.
universo. Fiel compañero de ruta en la pluralidad de mun- Algunos son aun más blancos, como los habitantes de Symzo~,
dos, el espiritismo propone una gama propia de medios: o más bellos que Jos europeos, lo que demuestra la pcrfcctibi-
transportar espíritus y encarnaciones a los diversos planetas. lidad de la raza, pero a partir de UJ1 único modelo. Como en
Al final del viaje nos esperan los extraterrestres, En relación tiempos del "duelo" entre suecos y georgianos, cabía elegir
con la humanidad de la Tierra, presentan todas las figuras entre el Norte y el Mediodía. Observemos a los .mcrldlonates
imaginables: parecidos o más o menos diferentes, inferiores o de tez cetrina; no viven a orillas del Mediterráneo, sino algo
superiores. Cada fase de la historia del hombre, desde sus más lejos, en Venus, donde los han encontrado las expedido·
primeros pasos hasta su extinción, y también una serie de aes evocadas por Eyraud y Guyon. Algunas decenas de años
evoluciones paralelas, encneruran su materialización en los más carde los mismos venusianos se bao transformado en ru-
otros planetas, Se privilegian principalmente dos grupos, que bios nórdicos, según la descripción de Serviss, Le Faure y
definen las grandes preocupaciones de la época; la prehisto- Graffigny los describen como barbados y calvos. También los
ria y el futuro. El predilecto es este último, es decir, las formas marcianos de Lasswitz presentan un aspecto muy europeo.
de vida más evolucionadas que la nuestra, que ilustran la his- Un caso más curioso es el que ofrecen los selenitas de Pierre
toria futura ele la civilización terrícola, No faltan los brutos en de Sélénes: no corneo ni beben, están desprovistosde algunos
los planetas, pero, desde las razas inferioresal criminal lorn- órganos como el estómago y los riñones, pero ello no les
brosíano, la Tierra ofrece sus propias contribuciones. Por el .impide corresponder perfectamenteal tipo europeo ...
contrario, ninguna forma terrestre podía servir de modelo Luego entran en juego los métodos clásicos de deforma-
para una civilización occidental tan poderosa y segura de sus ción. Primero se perpetúa una larga tradición: discutir la talla

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Et,,;TRE El.:\XGP.I, VI,\ BESTIA IDl SICLO DEE~TA)Jlf,:",;TO~

del hombre diferente. La Luna está habitada, según Cathellneau, hombres-murciélago, vampiros que viven en los árboles y que
por "hombres sumamente parecidos a nosotros en cuan to a los Calopin encontró en Marte- como, por el contrario, el per-
miembros, la cara y las facciones, pero de menor estatura". Los feccionamiento de las capacidades humanas, Antigua figura
marcianos rubios de Percy Greg serían casi escandinavos, aun- del imaginario, el hombre alado está muy presente en una
q ue se diferencian de éstos por sus piernas más cortas y el torso época en que se iniciaba la conquista del aire. En espera del
más desarrollado, que les es necesario -la evolución obliga- avión, siempre se podía comenzar por el hombre. He aquí los
para respirar adecuadamente el aire rarificado del planeta. Siem- marcianos de Le Faure y Graffigny. notables por el conjunto
pre en Mane, Galopín descubre enanos no demasiado apues- de sus rasgos. pero más que nada por su adaptación al vuelo:
tos: talla de cincuenta centímetros, piernas filiformes, cabeza 'Tenían algo más de dos metros de altura; la cabeza re-
grande y redonda. El mismo planeta puede producir gigantes, donda se apoyaba en un cuello poderoso; los ojos, notable-
como los descritos por Serviss, Sus rostros, en la mejor tradi- mente grandes, poseían un br!llo can vivo que a la larga
ción de Lavater y Lombroso, expresan y amplifican los rasgos y resultaba cansador; las mandíbulas, desprovistas de dientes,
el carácter, lo que produce caricaturas monstruosas; ¡por lo sobresalían en forma de pico; las orejas, cortas y profundas,
menos nadie puede ocultar sus defectos! tenían vello, así como las mejillas y el cráneo. Los miembros
Las "caricaturas", que siguen una metodología ya verifi- eran largos y parecían robustos, aunque delgados, y los unía
cada, son frecuentes: h ípertrofia o atrofia, exceso o carencia una membrana parecida a la de los murciúlagos L,.] esta mem-
de órganos. El selenita descrito por Le Faure y Graffigny puede brana les servía tanto de alas como de paracaídas. En reposo,
servir de ejemplo: cuatro metros de altura, una cabeza enor- la membrana reemplazaba la ropa, y parecía una especie de
me en el extremo de un cuello largo y fino, delgados brazos toga en la cual se envolvían, no sin nobleza".
acabados en manos grandes, busto plano y piernas en forma La mezcla hombre-animal funcionaba a todo vapor. To-
de buso, boca sin labios, orejas Inmensas. Todos los rasgos mar prestadas las alas de los murcíélagcs constituía sólo un
nos son familiares, pero se juega con los elementos de. la detalle. Vean sí no las soluciones propuestas por el naturalista
anatomía humana. Pierre Boltard en sus Etudes astronomiques publicados entre
La momia marciana exhibida poi' Fienri Parville en 1865 1838 y 1840 (en ~fusé•desJamilles), en que se tiene ocasión de
también posee facciones deformadas, y además un atributo tomar contacto con rnercurianos simiescos, con los hombres-
menos humano: una pequeña trompa: conejo que habitaban Saturno o con las ocas blancas con
"Los pies, muy cortos, sólo pudieron retlrarse muy daña- cabeza humana que poblaban Urano.
dos; la cabeza salió casi intacta; sin cabello, con la piel arruga- El método fue ganando en complejidad y reñnamíento, y
da, en estado de cuero; forma del cerebro, triangular; un conoció su apogeo en la obra de E. R. Burroughs, Sus marcia-
rostro singular, como la hoja de un cuchillo; una especie de nos verdes exhibían tres pares de miembros, ojos salidos )'
trompa que sale casi de la frente y hace las veces de nariz; móviles, amenas a guisa de orejas y caninos como defensas;
boca muy pequeña [._] brazos muy largos, que bajan hasta los además, eran ovíparos.
muslos, cinco dedos, de los cuales el cuarto es mucho más Un ejemplo Impactarnc de "suhhumano" cercano a la
corto que los otros f ... } la piel, casi enteramente calcinada, bestia es el monopodo mercuriano que describe La Hire: "de
debe de haber sido amarillo-rojiza." la talla de un niño de unos doce años, de color negro y
¡Por fin uno que no era blanco! reluciente; un torso redondo sin cuello sostiene una especie
Algunas especies son aladas, lo que puede implicar de cabeza de mm con trompa. y todo ello se apoya en una
tanto una condición monstruosa o cuasianimal -como los sola pierna r... ]
De la mitad del torso sale un brazo único, que

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ENTRE ELA.~CEJ .. V 1.A HE~TtA UN SJOLO DE ENFREl'JTA?iUE1'-fOS

termina ca tres garras enormes y brillantes [ ... ] Bajo la trom- Wells consiste esencialmente ea una cabe-Lainmensa, prolon-
pa, que se mueve furiosamente en todos los sentidos, se abre gada en unos tentáculos. Algunos años más carde, Wells reto-
un ojo de un rojo centelleante". Para que no falte nada, este mó el tema hablando de la Luna: la elite intelectual del satélite
atractivo personaje es además caníbal. se caracteriza por unas cabezas impresionantes.
Otros antropoides, más clásicos, nos introducen en la De entrada, podríamos caer en la tentación de ver en
historia del hombre. Julio Vcrne marcó el tono. Su Viaje al estas criaturas monstruosas entidades totalmente distintas del
centro de la Tierra hace surgir, aunque sea de modo fugaz y tipo humano. En realidad sólo se trata de una aplicación de la
equívoco, característico de la "prudencia" verniana, dos tesis evolucionista. Tras una larga evolución, el cerebro seguí-
variantes de hombre prehistórico; son hombres en toda la ría progresando; crecería en volumen, lo que provocaría la
línea, pues, como Boucher de Perthes, el escritor no era evo- expansión de la caja craneana. El desarrollo de la imeligencia
lucionista. Luego, una vez que se aceptaron las conexiones supliría al esfuerzo físico, reduciendo el papel de los demás
animales del ser humano, el ancestro lejano fue cubierto por órganos. Finalmente elbombre llegaría a ser una grnn cabeza
una piel. Ya hemos visto al pitecántropo manifestarse llarnati- provista de tentáculos, más cercano por su aspecto a un pulpo
vamente en El 111u1uw perdido de Arthur Conan Doyle, Tam- que al hombre actual. pero inflnitamenre superior a éste en
bién se pueden admirar en los planetas algunos ejemplares inteligencia. He aquí el hombre del mañana... que. de hecho,
de este yeti anticipado: en Marte, en Gayary en Venus, donde es el marciano de hoy.
Serviss !os opone a los venusianos rubios de típo europeo. Mencionemos también algunas soluciones biológicas ex-
Lejos de haber puesto atajo al imaginario biológico, la tremas: evoluciones paralelas que a veces superan el nivel hu-
ciencia del siglo diecinueve no hizo más que confortarlo. La mano (focas, pájaros u hormigas inteligentes... ), una vicia mineral
teoría evolucionista podía servir de coartada a cualquier síntc- (Rosny el mayor) o, a la inversa, una vida muy espiritualizada,
sís. Lo que ya no parecía aceptable en el medio terrestre se desmaterializadae invisible. En esta última fórmula convergie-
transformaba, no so lamen te en posibilidad, sino casi ea obli- ron la moda del espiritismo y algunos descubrimientos científi-
gación en los planetas; y en general en los otros medios, don- cos como los rayos X, que demostraron la existencia de una
de la condición de los más diversos debía conducir a una amplia realidad imperceptible. Del Horla de Maupassant a las "hadas
gama de soluciones. A veces idénticas o parecidas a las de la de Coaingley" ~e alimentaron las crónicas inglesas recién
Tierra, a veces dltercmes e incluso divergentes. La galería acabada la Primera Guerra Mundtal-, los seres fantasmagóricos
tmdicional de los hombres diferentes se sustituyó, siempre estuvieron bien presentes en el imaginario de la ~/1" E/J11q11e.
gracias a la ciencia, por una galería rica de otro modo, más
diversificada y creíble que incluso cambiando las caras conser-
vaba los arquetipos: las humanidades paralelas, el hombre-
animal, el hombre-dios (o el superhombre)... Todo se explicaba
fácilmente por la influencia del medio y la evolución. Los Los superdotados del espacio
planetas se transformaron en laboratorios donde los imagina·
tivos encontraron las mejores condiciones para experimentar
las recetas de la biología moderna. El proyecto biológico se completó con una gran gama de
Y nada más característico de esta mitología científica que experiencias psicológicas, sociales, políticas, morales y tecno-
los avatares del cerebro. Hacia finales del siglo diecinueve lógicas. Estas son, de manera sucinta, las conclusiones princi-
comenzaron a multiplicarse los "cabezones". El marciano de pales.

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E!'ilTREEl.ANGEi, VI.A UESTI;\ U~ SIGLODF.'f'.NFRE~TAMIE.NTOS

En la mayor parte de los casos los extraterrestres parecen fíercn el modo violcnro al consenso social preconizado por los
intelectualmente mejor dotados que los "terrícolas". La inteli- marcianos de Bogdanov Ello impone una reescritura de la
gencia puede ser de tipo humano, aunq uc perfeccionada, o historia marciana. El modelo futurono venía de Marte, sino de
alcanzar el nivel "sobrehumano", el del pensamiento puro y Rusia. En Aélita (1922), Alexei Tolstoi {1883-1945) sencíllamen-
frío, a resguardo de los sentimientos y las pasiones. te rehace en Mane la revolución ele Octubre. Gracia a los co-
A menudo se complementa con facultades paranorma- munistas, la Tierra se instaló a la cabeza de la división solar.
les. La parapsícología comenzaba su carrera y, naturalmen te, Lejos de u-atarse de una simple fantasía literaria, el comu-
halló en los extraterrestres un material de estudio muy rico. nismo marciano parecía científicamente defendible. Los ca-
En Marte, según Flammarion, la materia cuenta poco y "todo nales llevaban la marca de la solidaridad, de un esfuerzocomún
lo decide la finura de las sensaciones". L, actividad parapslco- extraordinario. Hasta el padre de los canales, Schiaparelli,se
lógica más corriente en los planetas es la telepatía. Casi todo sacrificó al mito en un folleto titulado La vita nü pianaa Marte
extraterrestre que se precie es telépata, (1895): "La institución de un socíallsmo colectivo -afirmaba-
Los extraterrestres encontraron también sistemas socia- p,1recc resultar ele una comunidad de intereses parecida y de
les y políticos dignos de interés. En la mayor parte de los una solidaridad universal entre los ciudadanos, auténtico fa­
casos prefieren el sistema capitalista, pero se trata de un capl- lansterio que podría considerarse como el paraíso de los so-
talismo mucho más logrado que el del Occidente terrestre: el cialistas".
Venus de Eyraud, el Marte de Creg y sobre todo de Lasswitz Desde entonces, Marte ha perdido sus canales y, en con-
ofrecen algunos ejemplos. La propiedad está garantizada, pero secuencia, sus comunistas. Pero resulta notable que el mito
sin excluir la equidad social, y se res-petala libertad individual sin haya sido de algún modo recuperado por los comunistas de
alterar el buen funcionamiemo de las instituciones: este siste- nuestro planeta, donde los canales y en general las inmensas
ma prueba las virtudes del orden burgués, asociadas al pro· obras hidráulicas serían uno de los estandartes del sistema.
grcso moral y al bienestar que ofrece una sociedad de la Por lo menos en este aspecto, la Rusia de Stalin se parecía en
abundancia. La condición humana es mejor sin que se pro· algo al Marte del.owell...
duzcan cambios radicales del cuadro social, gracias al alto A fin de cuentas, los planetas ofrecían argumentos a los
nivel científico, tecnológico y _ético. defensores de todas las ideologías. Demostraban la posibili-
También existen soluciones totalitarias en las que el indi- dad de una democracia perfecta o de un sistema totalitario
viduo es aplastado por la comunidad o el mecanismo polídco. perfecto, de una economía capitalista que funcionase de ma-
Los marcianos de Serviss son gobernados de manera dícuuo- ravilla o de una colectivización no menos eficaz. El mismo
rial poi- una casia militar. Los selenitas de Wells viven en una planeta multiplicaba sus rostros en función de cada proyecto.
sociedad en l.i que cada miembro ocupa un lugar determina· El futuro de la humanidad terrestre parecía inscrito en los
do e inmutable, definido por una especialización biológica y astros, pero. ¿en cuáles?
profesional muy precisa. Otra de las preocupaciones de la época eran las relacio-
Por fin, también está presente el comunismo esplendoro- nes entre naciones y Estados, relaciones particularmente com-
so. Sobre todo en Marte, el "planeta rolo". cuyo apelativo pare- plejas y tensas en la Tierra. ¿Yen los planetas? ¿Serían asolados
ce predestinación. El escritor ruso Alcxandre Bogdanov por las guerras nuestros vecinos? ¿O habrían encontrado la
(1873-1928) describe en Estrella 'l'oja (1908) la .instauración del clave de la solidaridad planetaria?
sistema comunista entre nuestros vecinos celestes. Es un mode- · Se tendía a optar por esta última solución. Aunque sin
lo interesante para los bolcheviques, que a pesar de tocio pre- ser desconocida, la guerra debía ser allí una excepción. Marte,

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DTRE EL ASCEl, V l.A UES'l"L\

tradicionalmente el planeta de la guerra, se permitía de cuan- raza humana no tiene afinidades con la raza de los replican-
do en cuando empresas de este tipo: Le Faure y Graffigny tes. Es a aquélla lo mismo que el caballo al asno, y su posible
describen una guerra aceptada y programada para combatir apareamiento sólo produce mestizos incapaces de engendrar."
la presión demográfica. Pero fue precisamente el planeta de Poligenismo, racismo, desprecio del Otro, realmente en Star
la guerra el que por entonces se convirtió en símbolo de 011 Psi ele Cassiopé uno no se sien te extranjero. .
solidaridad y paz. Los canales permitían imaginar un mundo Y, en definitiva, ¿cómo tratar a los seres inferiores? Des-
solidario e incluso políticamente unificado. Lasswitz describió graciadamente para los blancos, la distancia que los separa de
en detalle el funcionamiento de la federación marciana: for- los negros e incluso de los primitivos peludos es poca cosa
mada por 154 Estados, respetaba la personalidad de cada w10 comparada con el abismo que existe entre ellos y los hombres
y proponía un modelo que también podría aplicarse en la perfeccionados del futuro o... de Mane. En La gttmi-a dr. los
Tierra. Otras soluciones iban todavía más lejos: un solo Esta- mundos de H. G. Wells, la raza marciana superior (cabeza
do, una sola nación, un solo idioma en Marte, Venus o la enorme y tentáculos) explota una especie de ganado que no
Luna. De hecho, aun con proyectos sociales contradictorios, es otra cosa que una raza estrictamente. humana. El racismo
existe casi unanimidad respecto de una futura federación o se volvía contra sus promotores. Amo en Ja Tierra, el hombre
Estado mundial. El mundo del mañana será capitalista o co- blanco corría el riesgo de encontrarse en una posición men-
munista, pero sobre todo estará unificado. Las divislones na- guada tras el contacto con otros planetas.
cionales y las guerras pertenecen a la prehistoria de la Nos hubiese gustado mucho saber algo más sobre la vida
humanidad. F,·enLC al clima de enfrentamientocaracterístico sexual de los habítanres de los planetas. Por desgracia, los
de la Tierra. los planetas sugieren la posibilidad de una vía autores respetan las conveniencias burguesasy no dicen gnm
diferente. cosa, )' con mayor motivo pues a menudo sus historias cósmi-
Por desgracia, la integración y la solidaridad no funcio- cas están dirigidas a adolescentes. Parecería que en ocasiones
nan tan bien cuando se trata de relaciones entre las diversas las prácticas sexuales de los terrícolas son válidas para los
razas humanas. Las federaciones planetarias parecen habita- extraterrestres, por lo menos par.a los más humanos entre
das por una sola raza-un modo de eludir las díficultades- o ellos. E.11 cuanto a los más evolucionados. el problema ni se
sugieren una necesaria unificación biológica previa. Cuando plantea. Los marcianos de Wclls son asexuados, y los niños
varias razas comparten un territorio, la vocación racista de los nacen como una excrecencia del cuerpo de los adultos, Se
planetas se refuerza con no menor firmeza que en el Occi- pueden mencionar algunas historias de amor entre "terríco-
dente terrestre. Paz e igualdad, de acuerdo, ¡pero entre scmc- las" y extraterrestres, pero éstas suelen referirse a jóvenes del
jan tes! espacio de tipo perfectamente humano, con lo cual nacla cam-
En uno de los mundos imaginados por Defontenay bia respecto del sexo. Es interesante asimismo la iniciativa
coexisten dos razas muy distintas. La raza dominante, "bella, espiritista, adoptada por Flammarion, de cambiar el sexo en
noble y fuerte ea ambos sexos", es muy parecida a los blancos cada nueva encamación. De esta manera, aquel que fue hom-
europeos. La dominada es pequeña y velluda. "Sólo la prime- bre en la Tierra será mujer en Marte. No sólo resulta estimu-
ra -precisa el escrnor- pertenece a la especie humana, fuerte lan te, sino también sumamente práctico, pues según
e inteligente ... La segunda parte de la población no es más Flammaríon en ese planeta domina el sexo femenino...
que una especie inferior o, mejor dicho, una nación de ani- Son raras las referencias a problemas religiosos. Algunos
males perfectibles... Son los rt/1licm1f~;sometidos al hom bn- autores aprovechan los viajes cósmicos para proyectar la pala-
que reina y manda, y reducidos por éste a la domesticidad. La bra de la Biblia a los planetas. Pero son poco numerosos. A

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f.1''TRE EL ANCE1. \' .LA BESTIA UN SICLO DE EKFRID.'TA.\iCENTOS

decir-verdad, el cristianismo no necesitaba extraterrestres. Es· nar [ciudades volantes! En Lasswítz encontramos que los mar-
tos resultaban más interesantes parn los defensores de una cianos viajan por t1d,r.-r.~1m,ss, un medio muy frecuente en el
síntesis religiosa que asociase la inmortalidad de las almas a imaginario de la época, o a doscientos kilómetros por hora
su migración y su reencarnación en los planetas. La mayor en carreteras móviles. Lo mismo llegaría a ocurrir en la Tie-
parte de los narradoressencillamente prefiere evitar el tema. rra. Por el momento había que conformarse con La vuelta al
Leyéndolos, se tiene la impresión de que los hombres del 11mtrdo en ochenta tlirLt ( 1873), una marca modesta imaginada
espado viven desprovistos de creencias religiosas, Pese a las por Julio Verne pero que ilustraba muy bien, y con ayuda de
interpretaciones divergentes, en su conjunto el miro de los medios "realistas", la auténtica obsesión por "devorar"e] es·
extraterrestres participa del fenómeno de la descristianización, pacio.
ofreciendo una perspectiva de universo que ya no, la de la Los extraterrestres más avanzados-como los marcianos
Biblia; la multiplicidad de mundos y existencias supera con de Lasswitz y WeJls- practican los viajes cósmicos. Pero, por
largueza el mensaje religioso tradicional, 1-a7.011es que no son tecnológicas, los habitantes de los plane-
La auténtica religión que se afirma en los planetas apues- tas son más bien hogareños. Puesto que no carecen de nada,
ta por las capacidades Ilimitadas del espíritu humano, que se ¿para qué averiguar sobre los Otros? Esperan que los terríco-
concretan en primer lug ar en las proezas de la ciencia y la las vayan a visitarlos.
tecnología. El espacio interplanetario parece una enorme sala Algunos logros que pueden enumerarse: televisión aquí y
de exposición en que se reúnen todas las Invenciones ima¡:,,j. allá, incluso una televisión retrospediua en los marcianos de
nables, todas las producciones del espíritu que hoy hacen la Laswitz, capaz de recuperar imágenes del pasado... Telesco-
fuerza de ciertos extraterrestres y que harán del hombre, un pios extremadamcn le poderosos, gracias a los cuales los mar·
día, el amo del mundo. Se trata, evidentemente, de una mag- danos pueden observar nuestros conglomerados urbanos y
nificación de los proyectos tecnológicos propios de la socie- los selenitas consiguen ver hasta la plaza de L'Etoile. En este
ciad occidental ele la época. La estrella es la electricidad. Según pw.uo los seguíamos ele cerca, o casi: un proyecto con el her-
Eyraud, en Venus todo funciona gracias a la electricidad; has- moso aculo de La luna a un metro, que consistía en construir
ta se pueden admirar cinco lunas artificiales que alumbran las para la Exposición de París de 1900 una lente de tal potencia
noches venusianasincomparablemente mejor que nuestra Luna que permitiera prácticamen (e "tocar" el satélite, fue lanzado
natural. Los marcianos de Lasswitzhan encontrado la forma en 1892. También se habla de alimentación sintética, manipu-
de disponer de un suministro de energía inagotable: producen lación genética. armas extremadamente potentes, como los
electricidad por conversión de la radiación solar. En Bulwcr- ramosos "rayos marcianos", etc.
Lytton los habitantes del mundo subterráneo poseen el tml, Una cosa era segura. Gracias a estas invenciones y a otras
fuente íoagotabk de energía ... mil, el ser humano se convertía en dueño de sí mismo, amo
Una vasta gama de invenciones se refiere a los transportes. de la materia )' señor de la naturaleza, Bastaba con ver a los
El Occidente de finales del siglo diecinueve intentaba obsti- marcianos: en un planeta desprovisto de recursos, sobrevivían
nadamente vencer las distancias. Bastaría con inspirarse en por la fuerza de su inteligt.ncia l' su tecnología. Acaso el día
los extraterrestres. Antes que nada, respecto del vuelo. En de mañana comrolarian el sistema solar... a menos que dicho
los planetas se vuela casi siempre, a veces con alas individua- papel le esté reservado a los terrícolas en un futuro más o
les, naturales o artificiales, pero más a menudo utilizando menos lejano.
ingenios voladores vagamente similares a nuestros aviones y Los habitantes de los planetas testimoniaban el poderío
helicópteros. En Marte, Le Faure )' Gmffigny llegan a ímagi- del espíritu humano. Representaban un símbolo esencial en

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1
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t..,'TREEL ANCEt v t..A H•~'illA UN SIGl.0 O~ tNFREJ'l,TA~JENl'OS

una época que creía en los milagros científicos y tenía los ojos francesa. Fue el gran especialista en las guerras entre razas,
puestos en el futuro. que presenta en forma de novela pero complementa con un
análisis prctcndidamente realista y premonitorio.
1891-: la invasión negra (L Tnuasionn,iir~. segunda edición.
1913). Un sultán <JUC había perdido su trono en Estambul se
pone a la cabeza de una gran coalición que reunía al África
Negros, amarillos y marcianos negra )' las naciones islámicas. El conflicto es global: conflicto
al asalto de Europa de razas, de civilizaciones, de religiones. Los objetivos de los
agresores son "el aniquilamiento de Europa; la dominación
del islam; la venganza del Africa oprimida".
La época no ignoraba las virtudes de la cooperación, ni las de Trece millones de combatientes se disponen a invadir
la aculturación. La elite occidental consideraba que su misión Europa. El capitán Danrit pasa revista a las tropas, buena
era civilizar el globo. Los más entusiastas ya pensaban en una ocasión para ofrecer una imagen global ­y no particularmen-
especie de colaboración interplanetaria en la que incluso te halagüeña- del continente net,>To. De inmediato aparecen
Occidente tendría cosas que aprender. Pero el espíritu de los Ínfaltables ñam-ñam. "Durante largo tiempo se creyó en
enfrentamiento se reveló más fuerte. El mundo debía prepa- Europa que los negros conocidos con este nombre poseían
rarse para el gran día del conflicto. Marx ya había advertido a una cola como los monos, y varios discípulos de Darwin no
los burgueses: la revolución proletaria estaba cerca. Sería, al trepidaron en considerarlos seres transitorios ena·e el hom-
decir de La Itunmadtmal; "la lucha final" tras la cual "cambia- bre y el gorila." Pura leyenda: están conformados normalmcn-
remos las bases del mundo". Para eJ conde de Gobineau, el ce, aunque por desgracia son caníbales y se dlstinguen por "la
peligro mortal no venía de los proletarios, sino de las razas tierna costumbre de comerse a los prisioneros de guerra".
inferiores. El mestizaje provocaba la degradación de la raza Otro buen número de tribus son caníbales, El islam sólo ha
blanca; el proceso se agravaría sin cesar, conduciendo a la conseguido la desaparición parcial de la antropofagia. Aque-
caída de la civilización blanca, la única civilización, de hecho. llos que no comen personas comen cualquier cosa. Como los
Guerra de clases, guerra de razas, guerra entre naciones; tedas, "los soldados más fáciles de alimentar de todo el ejérci-
la historia, desde la perspectiva del siglo diecinueve, sólo era to negro, pues comen de todo. El explorador Nacbtigal cucn-
un perpetuo couflictu entre los componentes de una humauí­ ta que aprovecharon su sueño para comerle los zapatos". ¿Y
dad disgregada y antagónica. Desde los orígenes había ocurri- qué decir de los monbutus, que llevan "collares de dientes
do lo mismo. La guerra del Juego (1908), de Rosny el mayor; humanos" con "restos de encías adheridos'? Más simpáticos
enfrentaba a las razas prehistóricas; El 11wndo perdido de Arthur eran los miembros ele otra tribu, que "se rascaban la cara para
Conan Doyle, ofrecía a los lectores escenas de masacres de darse la bienvenida".
una crueldad insoportable, resultado del combate entre horn- He aquí el Africa actual y, en caso de victoria, la Europa
bres y pitecántropos, de mañana, sín opción entre el salvajismo de los negros y eJ
De un amplio abanico de luchas más o menos "finales", fanatismo de los árabes. La guerra comienza. El comandante
in teresa recordar tres invasiones: la negra, la amarilla y la del ejército francés proclama que "la lucha de las razas a Ia
marciana, que el mundo asiste acabará en la aniquilación de una de
Las dos primeras las relata el capitán Danrir, seudónimo ellas". La mayor parte de Europa es ocupada. Sólo quedan
literario de Emile Driant (1855-1916), oficial de la armada dos potencias indemnes: Rusia, que )'" lucha en Oriente contra

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ENTRP.ELANCELYU\ 8EStlA

"la invasión amarilla", y Francia. El honor de salvar Europa y ocurriría el día en que esa auténtica reserva de seres huma-
la civilización blanca corresponderá a esta última. El invasor nos que era China marchasejumo a Japón conera Occidente?
es de ten ido a dos pasos de París gradas a una invención de Tal vez lo que se lee en un artículo publicado el 15 de febrero
última hora: un gas venenoso parucularmcutc eficaz. Pese a de 1905 po,· la muy popular publicación francesa Je sais toiu,
las precauciones adoptadas, casi 150 mil parisinos pagarán precisamente bajo el título de "El peligro amarillo". El lector
con sus vicias la utilización de esta nueva arma. Pero, por otra asiste, con apoyo de ilustraciones, a la entrada triunfal en
parle, se trata del aniquilamiento puro y simple: tres millones París de los emperadores de China y Japón llevando encade-
de cadáveres y ningún superviviente. Sólo queda rociarlos con nados y a sus pies a los emperadores de Alemania )' Rusia.. _
gasolina )' hacerlos arder; un mar de llamas cubre más de mil El libro del capitán Danrít presenta en detalle la historia
kilómetros cuadrados. de dicha conquista. La coalición sino-japonesa encuentra ame
Los blancos han ganado la guerra Airica vuelve a manos sí a los Estados europeos mal preparadosy poco solidarios. El
de los europeos. También los negros tienen algo que ganar, único europeo consciente del peligro amarillo es el empera-
pues ¡los franceses prometen administrar mejor sus colonias! dar Guillermo II de Alemania, promotor en 1900 de la coali-
Se trata de una obra impresionante: veinte años antes de ción contra los boxers y autor, como pintor que es, de un
la Primera Guerra Mundial, ya se piensa en una guerrn total. gran lienzo alegórico que representa el conflicto entre la civi-
La utilización del gas de combate prefigura una historia que lización europea y el Buda asiático. Se pierde la batalla y el
será desgraciadamente clcrta, aunque su escala haya sido in- emperador cae en el campo de honor. Europa es ioralmeme
comparablemente más modesta. Pero lo más impactante es el ocupada, incluida Francia, Incapaz de reeditar contra los ama-
menosprecio del Otro, el poco valor que se olOrga a su cxls- rlllos la victoria obtenida diez años antes contra los invasores
tencia. El genocidio se acepta como una Iatalidad o, llegado negros y musulmanes.
el caso, como un mal menor. Estamos en el umbral del siglo ¿Qué ocurrirá a continuación? Charles Richet (1850-1935)
veinte. futuro Nobel de Medicina, nos Jo dice en un texto fechado en
1905-1906: la invasión amarilla (L'lnv11sion jaune; nueva 1904: "Las pagodas, las caricaturas y las lenguas monosilábicas
edición, 1909) . Esta vez se mua de algo más dramático toda- reemplazarán nuestra espléndida civilización aria, marcando
vía, y en cualquier caso más plausible. En verdad, una inva- el comienzo del retorno a la animalidad". .
sión negra era inverosímil,y el libro precedente sólo marcaba 1897: ¡llegan los marcianos! Los maestros en la materia
con una ficción el abismo entre la civilización y el salvajismo, sou Kurd Lasswitz y K G. '\,\'ells. En Los dos planetas, el prime-
justificando implícitamente la dominación europea. Pero la ro presenta un encuentro que inicialmente promete ser pací·
invasión amarilla era más que una hipótesis. El miedo era fico e incluso fructuoso. Sus marcianos son hombres como
auténtico. Parecía que la invasión ya había comenzado. nosotros, de tipo occidental, y por tanto se nos parecen más
Hacia 1900 el "peligro amarillo" era un tema obsesivo. que los chinos o los negros. Hasta son mejores que nosotros:
China, humillada aunque no auténticamente sometida, iba a más bellos, más inteligentes, más razonables, más dotados tec-
demostrar con la revuelta y la guerra de los boxers que era nológícamerue. Los animan las mejores intenciones. No obs-
capaz de la represalia y la venganza. Japón ya era una poten- tante, algo no funciona No hay buen encendimiento entre
cia regional y se acercaba al status de potencia mundial. En civilizaciones del mismo tipo pero con distinto nivel de evolu-
190~1905 se produjo lo increíble. El ejército y la flota rusos ción. Los marcianos, muy seguros de tener razón, intentan
fueron aniquilados por los nipones. Por primera vez una po- convencer a los terrícolas y al no conseguirlo acaban por ins-
tencia asiática dictaba su ley a una gran nación ew·opea. ¿Qué taurar un protectorado. Los terrícolas se rebelan y estalla la

212 213
E:'\TRE ELA.~Ct.L \'l.:\ BESTL<\
UX SlGt..O DE E~'FRD'liJA~ITf.NTOS

guerra. Sabios y desprovistos de agresividad, los marcianos


comprenden la situación y vuelven a casa. Por una vez todo fururo. El occidental y el ser humano sin más debían conti-
nuar una marcha ascendente. separándose cada vez más y del
acaba bien, aunque subsiste un problema grave: el de la in- modo más tajante del mono original.
compatibilidad entre las civilizacione~. . .. . En sus Dialogues phi/osophiqttesredactados en 1871, Ernest
Pero el mismo año la Tierra es invadida por otro eJcrc1·
Renan soñaba con el hombre del futuro en estos términos: "la
to, peligroso por otras razones. Son l?s marcianos ~e Wells,
monstruos racionales. Y además ,,.ampJros, pues se alimentan vasta aplicación de las revelaciones de la fisiología y del prin-
cipio de selección podría llevar a la creació~ de una raza
de la sangre de sus bestias, que son seres humanos como
superior, que tuviese derecho a gobernar no umcamente la
nosotros. Abandonan su planeta desheredado para instalarse
ciencia, sino la propia superioridad de su sangre, su cerebro y
en un planeta vivo donde no carecerán de "~ado". La hu:
sus nervios [ ... ] Hasta ahora la naturaleza ha hecho lo que ha
manidad, comprendidos los blancos de Ocodenc~, se vera
podido [ ... ] Corresponde a la ciencia retomar la obra en el
reducida a una esclavitud todavía peor que la pracucada con-
tra los negros. Occidente está en peligro de ser aniquilado
punto donde la dejó la naturaleza [... ] Al igual que la huma·
nielad ha salido de la animalidad, también la divinidad saldrá
por la misma lógica de menosprecio y dominación con que ~e de la humanidad".
ha impuesto como amo del planeta. Finalmente, los marcia-
Palabras notables, plenas de promesas, pero también lle-
nos perecerán a causa de las bacterias terrestres para las cua-
les su organismo no posee defensas. Occidente se ha salvado, nas de peligros, de los cuales no es consciente una época
embriagada por la ciencia. El cambio de método merece una
pero, ¿por cuánto tiempo? Mañana se reiniciará el asalto... Ta!
reflexión, Y.'l no será la evolución natural la que hará al hom-
vez el agresor exhiba un rostro diferente, pero la apuesta sera
bre del mañana, sino el propio hombre, que orientará su
la misma.
perfeccionamicn to biológico e intelectual con el poder de
Negros, amarillos y marcianos son perfectamente ínter-
cambiables. Todos simbolizan el peligro. Occidente desarrolla su ciencia, para asegurar el nacimiento de su heredero: el
superhombre. .
un complejo de ciudad sitiada. La Belleh'poque finaliza sumida
Algunos años después, Francis Galton (1822-191 J) publi-
en la inquietud: se acumulan las cri.sis interiores ! las ~e.na-
có Natural Inheritana: (J 889), donde sentaba las bases del cu·
zas del exterior. Minado por mil peligros reales o nnagmanos,
el mundo occidental se siente menos seguro de sí mismo y genismo. Las intuiciones de Renan parecían tomar cuerpo. El
cngenlsmo se presentaba como la ciencia del perfecciona-
comienza a tener miedo.
miento de la especie humana, con elementos tendentes sobre
todo al control de la reproducción: un medio susceptible de
eliminar a los biológicamente imperfectos y de producir, si no
al superhombre, por lo menos a un hombre mejor adaptado y
¿Superhombres o morlocks? de mayor rendimiento.
Si bien la fabricación de una humanidad blológícameme
nueva requeriría un tiempo, las mentalidades y los comporta-
Pese a los acordes pesimistas que resuenan por doq uier ~lacia mien Los podrían cambiar más de prisa. Este es el origen del
"hombre nuevo", un mito que marcaría profundamente al
el final de la época. el siglo diecinueve fue en su conJu~.to
una era más bien optimista. Sus conceptos clave, la Evolución siglo veinte. Los revolucionarios rusos, imbuidos de mesianis-
y el Progreso, incitaban a una percepción que valorizaba el mo y del deseo insaciable de perfección, dieron la nota. N. G.
Chcrntcbcvski (182~1889) esbozó el retrato del hombre nuevo,
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EJ'oílU: EL AKGEI. \'I.A PESTI,\ UN SICLO DE ~r'fm\'TA.\llENTUS

artesano de una historia nueva, en una novela de lectura más un jardín científicamente dirigido. En fin, el matrimonio le-
bien imposible pero muy influyente en lo ideológico, ¿Qué gal será abolido y los Juegos del amor conocerán reñnamlcn-
hacer?, publicada en 1863. Su héroe sólo jura por la historia; ros inimaginables entre nosotros.
ha dejado atrás las debilidadesdel "hombre viejo". Fue el libro Tanto si gusta como si no, se trata de una historia optimis-
de cabecera de Lenín. ta. El otro gran especialisra en el futuro lejano, H. G. Wells,
Si la evolución ya está en marcha, ¿a qué se parecerá el veía las cosas de otro modo. Su generación ya respiraba un aire
hombre del futuro lejano? Sobre este lema Flammarion reali- de fin ele siglo. El escritor no hizo más que proyectar al futuro
zó una investigación profunda en un libro publicado co 189<1 los motivos que desazonaban a Occidente. Propuso a sus lecto-
bajó el título de La fin ,lu monde. Un fin de mundo que ocurri- res dos modelos de evolución, de los cuales ninguno brillaba
ría en unos diez millones de años, dejando tiempo suficiente particularmente po,· su optimismo.
a la humanidad para florecer. Dentro de cinco siglos impera- El primero ya lo conocemos. Lo hemos encontrado des-
rán en la Tierra la mentalidad rncional y una civílización tec- de la invasión marciana y ya hemos precisado la 'relación en·
nológica y pacífica. Dentro de cuatro mil arios la biología y el tre el marciano de hoy y el hombre de mañana. Algunos años
aspecto del hombre conocerían las primeras modificaciones antes de La guen·n de los mundos, en 1893, ·we11s publicó un
esenciales: su sistema nervioso será más complejo, tendrá la ensayo titulado El Iunnlm: y ul año un millón. Allí comprobaba
cabeza más grande, con un pequeño inconveniente para las una tendencia a la disminución de la parte propiamente ani­
mujeres pues "el cerebro femenino siempre ha sido un poco mal cid hombre: pérdida de dientes y pelo, estrechamiento
más estrecho que el masculino y ha pensado de otro modo". de las rnanos.. los pies y los maxilares... Esta evolución contí-
AJ mismo tiempo, "el cuerpo se habrá reducido; no encentra- nuará hasta el día en que del hombre sólo quede una gran
remos gigantes". En unos diez millones de años las razas ac- cabeza provista de manos finas en forma de tentáculos. El
tuales habrán dejado de existir, todos los hombres formarán hombre del año 1000000 tendrá una inteligencia poderosa,
una sola raza, blanca y bastante pequeña, con una combinación pero estará desprovisto de cualquier signo de emoción huma-
de rasgos anglosajones y chinos. Yfinalmente, tras unos veinte na. Nos convertiremos en superhombres, sacrificando com-
mil años, "la especie humana habrá dejado de parecerse a los pletamente nuestra humanidad.
monos". Desaparecerá "el antiguo maxilar bestíal", Los hom- Sin embargo, otra evolución había comenzado a su vez. Y
bres serán de una inteligencia superior, y las mujeres, de una era todavía más inquletantc: la división de la humanidad, de
belleza superior. Se desarrollarán dos sentidos suplementa- la propia sociedad occidental, entre la elite y el proletariado.
rios: el sentido eléctrico y el sentido psíquico. Por supuesto, Y.­i las diferencias de orden intelectual e incluso psíquicas eran
todo el mundo será telépata, La comunicación con los Otros, bastante significativas -y, siguiendo las leyes de la evolución,
con las humanidades planetarias o "seres invisibles que exis- sólo podrían ampliarse. Medios sociales diversos acabarían por
ten alrededor de nosotros desprovistos de cuerpo material", producir seres humanos distintos, De este modo aparecen los
no planteará ningún problema. Las enfermedades serán total· elois y los morlocks, habitantes de la Tierra en el año 802701
mente vencidas. La esperanza de vida alcanzará los 150 años, (La máquina del tiempo, 1895). Los prhneros, descendientes de
y los superará. Sólo existirá una humanidad, un solo idioma, la elite burguesa, son débiles e Imbéciles, incapaces de pensar
un solo gobierno, una sola religión, "Ja.filosofia astronómica", y defenderse; los segundos, herederos de los proletarios, son
sin duda la propiciada por Flammarion en los tiempos "pre· gnomos monstruosos, astutos y crueles, que viven en habirá-
históricos". La naturaleza será controlada y disciplinada; deja- culos subterráneos donde antaño sus ancestros fueron obliga-
rán de existir las especies salvajesy el planeta se convertirá en dos a instalarse: [se alimenmn de carne de elois!

216 217
V
Una posibilidad mejor que esas dos variantes sería acaso
la desaparición pura )' simple de la humanidad. Una vez más
fue WeUs quien planteó el lema, en su ensayo La extinao» 1/el EL TRIUNFO DEL IMAGINARIO
hombre (1894). Según él, a menudo el florecimiento de una
especie era seguido por su abrupta caída. Por lo tanto, resul-
taría instructivo mirar en rededor para identificar a nuestro
sucesor. Por ejemplo, las hormigas, sociables, disciplinadas,
perseverantes, parecen tener bastantes posibilidades. En El
imperio de. las hormigas (1905), \VeUs las presenta pardeado al
asalto del globo.
Se vuelve al enfrentamiento, a la lucha de las especies. Ya
en 1870, en Sil libro La Création, Edgar Quinet extraía estas
La reconstrucción del hombre:
conclusiones del evolucionismo danviniano: "Hay que acos- del proyecto a la tragedia
tumbrarse a esta novedad, a que el hombre pasará, como
pasaron las amonitas y las cañas primarias, y que otras vidas
más completas y sin duda mejores que la suya florecerán en De una guerra mundial a otra, el odio invadió Europa. Las
su lugar [, ..] ¿Es posible que un ser superior al hombre surja lisuras-nacionales y sociales- se habían acentuado y mulupli-
algún día para dominarlo, tal como el hombre domina aliara cado a lo largo del siglo diecinueve. La Primera Guerra Mun-
a los animales? Y ese ser superior, ¿arrebatará su lugar a los dial y las perturbaciones ideológicas, sociales y políticas que
bosques, a las islas, a la especie humana, tal como hicimos siguieron exacerbaron el imaginario de las diferencias. Hasta
nosotros con el bisonte y la cabra montés> enlences, los subhumauos evolucionaban preferentemente en
Sí, sería posible. Tal como es posible que el hombre lle- un decorado exótico, sobre todo africano, en tanto que los
gue a perfeccionarse hasta límites apena\ imaginables. El evo- superhombres poblaban los planetas o el Juturo lejano de la
lucionismo multiplicaba las hipótesis, dejando abiertas todas Tierra, Después de haberlo Intentado durante mucho tiempo
las vías. · en los Otros, había negado el momento de aplicar la receta.en
casa. Las figuras de la alteridad radical invadirían el Viejo
Contínentc, El Otro se transformó en el enemigo que había
que abatir. Su pertenencia a la misma casa 110 le fue de ningu-
na ayuda. E1.i. tanto más peligroso, pues se trataba del inte-
rior. Su máscara ocultaba un alma diferente. Pese a las
aparlencias, estaba tan lejos del "hombre normal" como los
salvajes o los extraterrestres. Ningún escrúpulo de orden mo-
ral debía oponerse a su eliminación.
Una higiene biológica, social y moral parecía absoluta-
mente necesaria paca una sociedad comprometida con la vía
del futuro. Significaba la neutralización del Otro, asociada al
perfeccionamiento del "sano". El eugenismo conoció enton-
ces su apogeo. La selección humana es el titulo de un libro

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F.f'..-ntF. F.1, AS(;tL \' L.\ bl,'...\Tfr\ u, 'l'lUU:r,.:ro DEI, lt•lACIKARJO

publicado por Charles Richct en 1919. El sabio francés preco- venda de los fuertes. Entonces nació una raza maravillosa: la
nizaba nada menos que la "regeneración de las naciones y los raza nórdica ( o arios, también indoeuropeos, o índogerma-
hombres". Se podría crear "después de quinientos años, una nos, "desplazados" por necesidades de la causa desde Asia
raza humana admirable. Todavía serían hombres, pero hom- Central al norte de Europa). finalmente se idcnuñcaba a los
bres hermosos y vigorosos, de una inteligencia extraordina- amos de la Historia, los que han marchado a la cabeza ele la
ria". Entre los métodos recomendados, uno era "evitar humanidad. El prognuna nazi sencillamente consideraba "lim­
cualquier mezcla de las razas humanas superiores con las ra- piar" a sus descendientes de los elementos impuros que resul-
zas humanas inferiores", más precisamente de blancos con taban de las mezclas étnicas.
negros o amaríllos, procediendo al mismo tiempo a la elimi- Por el contrario, el hombre nuevo visualizado por la ex-
nación de los "anormales", a los cuales en cualquier caso ha- periencia comunista ignoraba completamente la herencia en
bría que prohibirles el matrimonio. beneficio de una filosofia transformista. Seria frmo del traba-
Esta argumentación fue retomada por Alexis Carrel (l8i3· jo, de una nueva pedagogía y, en perspectiva, de un volunra­
1944), Premio Nobel de Medicina, quien en su muy vendido rismo biológico para el cual la palabra "imposible" había deja~~
El hombre, ese desconocido (1936) dedicó un lugar signiñcativo a de existir; de este .modo el profesor Bogomoletz promeno
la reconstrucción del hombre. Al igual que en el esquema clr prolongar la vida hasta los 150 años gracias a su famoso suero.
Richet, los débiles deberían desaparecer y los fuertes hacerse Ambas versiones privilegiaban una fuerte inserción so-
más fuertes: "Existe un solo medio de impedir el predominio cial del individuo. Lejos de comportarse como un super-
desastroso ele los débiles. Es desarrollar a los íucnes, La inuti- hombre, el hombre nuevo era sólo un pequeño engranaje
lidad de nuestros esfuerzos por mejorar a los individuos de en un gran mecanismo, un miembro insignificante de la
mala calidad ya es evidente. Vale más la pena potencial' a los colonia humana.
de buena calidad. Hay que abandonar la idea peligrosa de Pero no bastaba con hace!' que el hombre nuevo fuese la
frenar a los fuertes y promocionar a los débiles, con el único estrella. Era necesario, simultáneamente, desvalorizar a su su·
resultado de que pululen los mediocres. Hemos de buscar puesto adversario e incluso deshurnanizarlo. Para los nazis
entre los niños a aquellos que poseen altas potencialidades y todo aquello que se alejase de la norma nórdica era diferente,
desarrollarlos tan completamente como sea posible L ... ] Para pero el ser diferente por excelencia, opuesto en todo sentido
la perpetuación de una elite es indispensable el cugenismo al modelo ario, fue por aclamación el judío. Por su parte, los
l ... ] La sociedad moderna debe mejorar a In raza humana por comunistas adoptaron al enemigo de clase. Los Otros frieron
todos los medios posibles". Con el fin de eliminar a los Inrle- cargados con todos los vicios e incluso -para hacerlos del
seables, el doctor Carrel no dudaba en recomendar la cámara todo diferentes- se les atribuyeron rasgos físicos desmerece-
de gas. A cualquier precio, había que "ordenar la sociedad dores (en la caricatura soviética, el capitalista y el kulak to-
moderna en tomo del individuo sano". man la apariencia de hombres-cerdo u hombres-pulpo).
La apuesta era por una humanidad sana)' fuerte, libera- La capacidad perversa del imaginario -de un imaginario
da para siempre de los despojos humanos. Los totalitarismos muy ideologizado- de transformar a un semejante en un ser
adoptarían esta vía. esencialmente diferente, destinado a la marginación o el ex·
De hecho, el hombre nuevo de los nazis actualizaba un terminio, se verificó pues ele modo u·ágico. El proyecto de
antiguo "hombre germánico" de fuerte contenido mitológico. renovación del hombre se ahogó en un mar de sangre.
La época glacial, cuando Europa septentrional estaba somcti-
da a un clima particularmente duro, sólo permitía la supervi-

220 221
EL TRJU~FO DEL IM.AGJ~ARIO
t:¡,,.TRE EJ. ASCIL Yl.A BESTL\

universo cálido y húmedo imaginado algunos decenios antes, se


transformó en un desierto árido sin una gota de agua. En cuanto
[Marte ha muerto, vivan los marcianos! a Mane, correspondía hacerle una pequeña concesión; se podía
aceptar; siguiendo las huellas del abate Morcux, que hubiese
¿Seguían siendo necesarios los marcianos cuando la Tierra "musgos secos" y "líquenes". Mucho más generoso fue el divulga-
producía hombres diferentes a un ritmo impresionante? En dor científico francés Pierre Rousseau, quien, en Ma,·IJ!, tierra mis-
cualquier caso los planetas iban perdtendo su momento de teriosa ()941) aceptó además de la vegetación ¡algunos insectos,
gloria, por lo menos los planetas de los astrónomos, pues los ranas y caracoles!Adiós para siempre a los marcianos, lo que es
planetas ele los escritores y los utopistas iban un poco a la decir adiós también al hombre diferemeen todo el sistema solar:
zaga de la hora científica. A menos que apareciese una solución. Siempre ha)' algu-
Hacia 1900, sabios y escritores hablaban el mismo idio- na. Se podría apostar por una vida organizada de otro modo,
ma. La habitabilidad de los planetas parecía una posibilidad construida sobre otros elementos y principios. También se
científica. Ahora ya no lo era. Pero los partidarios de la vida puede ignora,· la opinión de los científicos y atrincherarse
en los planetas desarrollaban un combate de retaguardia.Des- tras los muros de la imaginación. Es la época en que
pués de haber buscado los canales de Marte, W. H. Pickcring E. R. Burrougbs multiplica los relatos de la sede marciana,
quiso hallar vestigios de la vegetación lunar. Pero In única poblada por una vasta galería de seres humanos diferentes
esperanza verdadera seguía siendo Marte, un Marte revisado (rojos, amarillos, negros, salvajes, caníbales, hombres-animal,
a la baja en todo caso. Los defensores de los canales habían hombres-planta ... ). Pero es también la época en que cienos
perdido la partida. Aparte de algunos epígonos entusiastas de escritores intentan escurrir el bulto a las dificultades de orden
Lowell, ningún astrónomo digno de su nombre se atrevía a científico imaginando vidas estructuralmen te di ferentcs: seres
comprometerse en tal empresa. Pero la creencia de que exis- inmateriales o minerales vivientes en Rosny el ma)'or (Las na-
áa vida en Marte estaba tan fuertemente arraigada que, aun- vegm,tes del infinito, 1925), organismos colectivos bajo la forma
que herida de muerte, sobrevivió algunas decenas de años. El de "nubes" en Olaf Stapledon, etc. Pese a todos los argumcn-
astrónomo francés E.-M. Antouiadi (1870-1944), gran especia- tos en contra, la habitabilidad de los planetas próximos no
lista en el tema y autor de una amplia monografía, Le Planéte desapareció del imaginario de entre guerras.
Mar.r ( 1930), aun comprobando la desaparición de los canales A diferencia de los extraterrestres, los "inrraterrestres"
se pronunció por la existencla de ciertas manifestaciones bio- jamás disfrutaron de los favores de la ciencia. El centro de In
lógicas, anímales y seres humanos incluidos. Su compatriota Tierra era el dominio de la ficción pura, ilustrada por enton-
el abale Théophile Moreux (1867-1954), uno de lo, grandes ces por el propio Burroughs en su ciclo Petlucidar: allí, hom-
nombres de la divulgación astronómica, no compartía esta bres prehistóricos y reptiles aterradores evolucionaban
opinión. En La Vie sur Mars, publicada en 1924, esbozaba un alumbrados por un sol central. Con todo, algunos excéntricos
retrato del astro rojo más próximo al aspecto de la Luna que siguieron abordando el Lema seriamente. Con su libro A four-
al de la Tierra; la manifestación más alta de vida que admitfa 1iey to the Earth. s Interior; aparecido en 1913 y cu edición au-
no superaba el nivelde las plantas inferiores. mentada en 1920, Marshall B. Cardner se convirtió en el Lowell
La gran limpieza culminó en 1940 con el libro del astróno- del cen rro de In Tierra. Consiguió probar que el lugar estaba
mo briuínlco Harold SpencerJones Lije on Other World-,. Esta ve,. habitado por una raza bastante parecida a nuestros "amari-
la sentencia fue despiadada: las condiciones físicas de los plano- llos". ¡Los esquimales y los chinos habían emergido del centro
ras se juzgaron "netamente desfavorables a la vida". Venus, el de la Tierra!

222 223
ENTRE EL A.'-:CI'L Y L1 ISESlL-\ EL TRIUXFO OFJ~H,L\t.L~,\RIO

Fantasías, sin duda, pero fantasías que en ocasiones po- que exacerbarla. Pero, tras la derrota del Tercer Reích y todos
dían adquirir cierta consistencia. Más de un millón de personas los crímenes cometidos, se hacía dificil, si no absolutamente
tomó al pie de la letra la famosa emisión radial de La guerm de indecente, la fabricación de un hombre diferente a partir de
los mundos, una simple adaptación de la novela marciana de H. una raza considerada superior o inferior. Sin quererlo, los
G. Wells por un joven Orson Welles (30 de octubre de 1938). nazis fueron los principales enterradores del racismo. A veces
Algunos creyeron que la invasión marciana ya había comenza- la historia se tiñe ele Ironía. El colonialismo y el segregacionls-
do. Esu; incidente pon<: en evidencia dos reglas esenciales del mo trabajaron en el mismo sentido. Del exceso nacería una
imaginario de las alteridades y del imaginario en general: el reacción. Los imperios blancos arrastraron en su caída todo
deslizamiento de los ternas de un registro a otro, de la fantasía un armazón de prejuicios. Occidente había inventado y multi-
Iireraría a la "experiencia mítlca", y la amalgama entre las diver- plicado las razas e incluso las especies humanas; fue asimismo
sas materializaciones del mismo modelo mental. En el ejemplo Occidente quien decidió poner 6n al juego. En esta ocasión
mencionado acmó el sentimiento de inseguridad. En 1938 ya se aprende algo nuevo: los hombres son lisa y llanamente
se vislumbraba la amenaza de la guerra. Alemanes, japoneses, hombres.
marcianos: el color; el Idioma, el emplazamiento geográfico o Las razas parecen en vías ele desaparición, por lo menos
cósmico contaban poco en relación con el hecho fundamental en el sentido fuerte del concepto. Se las invoca de modo
que representaba la propia amenaza. atenuado, desdramacizado. A veces simplemente se las nie-
La psicosis desencadenada por Orson Wclles probó que ga. "El progreso de la genética conduce hoy a rechazar cual-
los extraterrestres eran esperados. Salían de las páginas de los quier tentativa de clasificación racial" ( edición de 1995 del
libros y se preparaban parn visitarnos, PequeiioLnr&usse). Toda una evolución respecto de las prime-
ras ediciones del mismo diccionario. "Para la ctnologta mo-
derna, no es utilizable el concepto biológico de raza", afirma
la lin.cyclopred-in Uniuersalis. Se trata de una idea falsa que
emana exclusivamente del "desarrollo histórico propio ele
Un giro ideológico: el fin de las razas. Y un Occidente en su intento de dominar a todos los pueblos de la
desencanto científico: el fin de Jos planetas Tierra". La genética esclarece completamente el tema: ¿cómo
dividir la humanidad fundándose en "la variabilidad ele algu-
nos genes entre las decenas de miles que tienen los cromo-
Una vez mediado el siglo, el clima mental sufrió una transfor- somas humanos"?
mación. Las justificaciones tradicionales del hombre diferen­ Nada ilustra mejoresta auténtica revolución mental que
le -las concepciones racistas, una Tierra insuficientemente la reinvención de la antropología. Ayer, el antropólogo me-
explorada y un sistema planetario abierto a la "ida- saltaron día cráneos; hoy interroga a las culturas. La antropología
en mil pedazos. El racismo fue puesto en la picara, el medio cuhural terminó por marginar a la antropología fisica. Claude
terrestre se reveló poco susceptible de reservar nuevas sorpre- Lévi-Strauss se ha impuesto a Lombroso. Se puede redactar
sas y la vida en los planetas fue descartada sin apelación. Pero un tratado completo de antropología sin tener que utilizarJa-
el hombre diferente iba a dar una respuesta a la medida del más la palabra "raza", Tiende a imponerse el sentido estricta-
terrible desafio. mente cultural de ho alteridad, y aJ mismo tiempo se borran y
El juego de las razas continuó imperturbable durante la desaparecen las jerarquías,Para el antropólogo de hoy se trata
primera mitad del siglo. La mitología racial nazi no hizo más de entender y no de repartir premios. Antaño se "coloreó" a

224 225
EL TkJU:\'t'O OJ¿J, íP.l.-\Cl1",\R10

los Otros; rojos, amarillos ... La exacerbación del color repre- que las "Tierras del cielo" tan caras a Flammarion no eran en
sentaba en sí misma todo un programa.. La "decoloración" de absoluto tierras del cielo. En Fisicadel planet« Marte, publicado
la humanidad corresponde evídememenrc a un nuevo con· en 1951, el astrónomo francés Géra.rd de Vaucoulcurs intentó
texto ideológico y a evoluciones políticas del mundo contem- sugerir un paisaje marciano: 'Tomen un desierto de la Tierra,
poráneo, un mundo cada vez más pequeño y solidario, aunque llévenlo a las regiones polares y Juego elévenlo hasta el nivel
más por necesidad que por vocación. de la estratosfera: estarán cerca del planeta Marte". ¡Qué optí-
No sólo las razas se han cuestionado. Por todas partes mismol La realidad era mucho peor, era diferente, otra, sin
tiende a imponerse la homogeneización. La mujer se ha inte- ninE,'lmarelación con la Tierra.
grado en la ciudad; su lado "salvaje" parece olvidado. Las Así desaparecieron los extraterrestres del sistema solar.
minorías sexuales comienzan a ser toleradas, incluso acepta· Claro, nada impedía a los escritores rechazar la evidencia;
das. Los enfermos y discapacitados han dejado de ser margí- pero el corazón ya no estaba aJIL Hoy, hasta los niños saben
nadas. Este proceso es exactamente el inverso al del juego que los marcianos no existen.
tradicional de las alteridades. Antes, cualquier diferencia, in- ¿Volver a la Tierra? ¿Pt:ro dónde encontrar diferencias?
cluso mínima, corría el riesgo de ser exacerbada. Hoy, aun- ¿En qué rincón perdido? ¿Es que todavía existen los rincones
que sean reales, las alteridades pasan por un proceso de perdidos? Los espacios vacíos han desaparecido de los mapas.
atenuación. Gracias también al espionaje, cada mcuo cuadrado de la Tie-
¿Quién osaría en nuestro tiempo fabricar humanidades rra nos es conocido hasta en sus menores detalles. A menos
diferentes a partir de los seres humanos del planeta Tierra? que se nos esté ocultandoalgo...
Pero, por razones particulares, tampoco los demás planetas
parecen disponibles. Hacia 1950 los marcianos de los científicos
ya habían muerto, pero los de los escritores y cineastas seguían
pasablementebien. Las Crónicas marcianas de Ray Bradbury apa- Por primera vez en la historia, todo parecía extremada-
recieron entre 1946 y 1950; describen una sociedad marciana mente claro. El hombre es el hombre, ni más ni menos, no
bella y armoniosa, en contraste con la brutalidad de la "civiliza- existen otras especies humanas sobre la faz de la Tierra y
ción" terrícola. En cambio, 1953 fue un año de invasiones mar- menos aún en los planetas.
cianas, por lo menos en el cine: la Guerra de los 1W11tulo.t,inspirada En este momento, el imaginario mostré todas sus cartas.
en Wells, y la lnvasión de 1\1.arte. Hacia 1960 los marcianos se Hasta entonces había dado muestras de moderación, sin for-
integraron al hippismo, o los blpptcs Integraron a los marcia· zar nada, sin doblar la apuesta. Pero si el adversario jugaba
nos; la novela de Robert Heinlein Un earaño en tierra extraña tan fuerte, tamo peor para él. Esta vez se iría hasta el fin.
proponía un Marte libre de cualquier freno moral, excelente Dicen que los planetas están desiertos: pues bien, poblaremos
ejemplo para la juventud de la Tierra. el espacio infinito COTl una miríada de pueblos diferentes. Y
Luego vinieron las sondas espaciales Viking l y Viking 2, también la Tierra, Si no están en ninguna parle, estarán en
que descendieron en 1976 al planeta rojo y trasmitieron a la todas panes.
Tierra imágenes e información científica. El encuentro tan De esta manera la Imaginación se liberó de codos los
soñado con Marte y los marcianos fue más bien decepcionan- frenos y afirmó su auténtica vocación: la de organizar el rnun-
te. Ningún marciano se presentó a saludar,Ningún monstrui- do a su modo.
llo cartilaginoso: Ni siquiera un microorganismo. Con Mane
se confirmó -pero también con Venus y los demás planetas-

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EL 1'1UUr-!f:O Ofi 1MACL~A1UO

papel es aislar y proteger una naturaleza intocada por la civili-


El yeti, Pies Grandes y los cinco señores X zación. El hombre diferente que abrigan es el primitivo, el
salvaje. Pero no se trata solamente de seres humanos; están
también los animales desconocidos, aparentemente muy fami-
Así pues, nuevas islas lomaron forma; los archipiéh1gos de lo liares para los iniciados: los monstruos de los lagos (como el
extraño se multiplicaron por todas partes. famoso Nessie, el inquilino del lago Ness) adquieren fuerza:
Hacia 1900. esta operación de salvamento se apoyaba una rica colección de reptiles y mamíferos extraños prolife-
esencialmente en la fantasía literaria. El mundo perdido de ran a lo largo y ancho del mundo. Después de 65 millones de
Arthur Conan Doyle sigue siendo una de las islas en tierra años, vuelven los dinosaurios. No solamente en ParqueJurási-
firme más famosas producidas por el imaginario. Rosny el co ( 1993), el filme de Steven Spielberg, sino en "carne y hue-
mayor, el gran multiplicador de mundos, encontró soluciones so", como el Mokele-Mbembe pesquisado en el Congo (en
aparentemente inagotables: los hombres ele las aguas habitan 1980) por una auténtica expedición. Las especies diferentes
una tierra de pan canos en Asia Central (Nymphée, 1893); una parecen tan numerosas que para categorizarlas e investigarlas
Prodigiosa coman:a tle las cavernas (1896) abriga formas de vicia fue necesaria la invención de una nueva zoología. Así nació la
inéditas; el hombre y el mamut coexisten en un islote de criptozoologia:la ciencia "de los animales aún desconocidos", se-
vegetación aislado de los hielos árticos (él tesoro en la, nieve, gún la definición de uno de sus maesa-os, Bemard Heuvelmans.
1929); hombres escamosos pueblan una sabana donde todo Las fuentes que invoca son significativas:14!inlt' mil millas de
es diferente, plantas y animales (El asombroso viaje tle Hareton: viaje mbmaiino, de Julio Veme, Dioses rojos, de Jean d'Esm~,
Ironcastle; 1922); los hombres-jabalí (Ho111111es-sa1Zg/iers, 1929)
"que evoca la existencia actual de hombres-mono en Indochi-
raptan y poseen a las jovencitas... Anotemos también las solu- na", y el inevitable Mundo jlerdido de Conan Doyle. Una vez
ciones insulares "submarinas", de las cuales las más célebres más comprobamos la proyección de la ficción literaria sobre
pertenecen a li.G. Wells (En el abismo, 1896) ¡• a Arthur Conan el mundo real.
Doyle (La sima Mam~ot, 1927). Ya hemos encontrado al salvaje. La Edad Media, la Ilus-
De la literatura a la exploración real a veces no había crnción y el siglo tliecinueve lo adaptaron a sus gustos y sus
más que un paso. El coronel Percy Fawcett (1867-1925) desa- proyectos. No existe razón pai-aque la época contemporánea
pareció durante una última expetlición destinada a hallar una no lo evoque a su vez. Según sondeos recientes, cerca del
"civilización perdida", situada geográficamente en el mismo 11 % ele los occidentales está convencido de su existencia.
lugar que el mundo perdido de Conan Doyle. Pero lo más impresionante es su multiplicación y la multipli-
A medida que progresaba la exploración, parecía lógico cación de los encuentros, o por lo menos de sus "rastros",
que las islas disminuyesen. Pero ocurrió lo opuesto: se multí- desde comienzos de los años cincuenta.
plicaron, Y, sobre todo, salieron ele las páginas de las novelas Al César lo que es del César. Sin duda el rey de los hombres
para fijarse en las conciencias. Los epígonos de Doyle y Rosny peludos es el famoso yetí, .habitanre de las alias moniañas y las
son partidarios incondicionales de los mundos perdidos l' los mesetas de Asia Central (Himalaya, Tíbct, Pamir). Desde 1951
seres diferentes que recorren la Tierra. Como la fe mueve no ha clcspercliciacloocasión para manifestarse, por lo menos
mon rañas, a veces tienen el privilegio de ver materializarse en una vez al año. Los sovié ricos lo encontraron en Pamir en
el terreno las figuras que obsesionan su imaginación. 1957. Fue un acontecimiento decisivo: por primera vez el
En un mundo con vocación tecnológica, las "islas" han misterioso personaje se encontraba ante un hombre de cien·
tomado partido con firmeza, Marchan en sentido opuesto. Su cía, el profesor Pronio. La prensa soviética tomó parte en el

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11 ELTkll.!SFO tJIU. l~lAGINAkJO
1

debate. Los occidentales mordieron el anzuelo con no menos do. El cazador de Pies Grandes -iaparcmemente, ya se trata
apetito que los rusos. Se organizaron expediciones para resol- de una profesión 1­ Roger Pcrterson lo vio y consiguió filmar-
ver el enigma "Hacia la certeza. Alerta al yeti", titulaba la lo durante unos segundos. La criatura peluda tenia dos me-
revista St:ience et vie en abril de 1958, bajo la firma de Claude tros diez de altura; estaba a unos vein ticinco metros, del otro
Passarelle. El retrato del personaje investigado figuraba en lado de un río. Como podríamos sospechar, era pues imposi-
todo su esplendor; lo describían como una "criatura gigantes- ble acercarse más. En cuanto se sintió observado, Pies Gran-
ca (su talla alcanza los eres metros), mitad hombre, mitad des puso en práctica el principio de efusividad; huyó al bosque,
animal, de envergadura formidable [ ...J Su cuerpo está recu- no sin antes volver la cabeza antes de desaparecer, para que lo
bierto por un espeso pelaje rojizo. La cara desnuda, mÍIS clara reconocieran bien. La Illmación existe. Esta vez t.odo el mun-
que el resto del cuerpo, y de aspecto humano, está enmarca- do puede verificar el testimonio.
da por una larga cabellera". La perspectiva de un contacto Al parecer recorre la geografía de Estados Unidos toda
parecía bastante cercana: "bien podria ser que en 1958 el yeti clase de humanoides que perturban el tráfico en las carre-
obtuviera un lugar entre los animales reales". teras y merodean por los alrededores de las grandes ci uda-
De hecho, se logró algo más. En 1958 el yeti ocupó su des. Generalmente se trata de Pies Grandes y sus semejantes,
lugar en un mundo casi más real que la.realidad: la serie de pero e I aban leo biológico es más amplio, lo cual complica
aventuras de Tintín. En Tintin en el Tiba, publicado por Hergé las cosas. Algunos testimonios hablan de hombres alados e
ese mismo año, codo fue minuciosamente reconstituido de incluso de seres más misteriosos y de apariencia fantasma-
acuerdo a los testimonios. En cuanto a la realidad misma, górica.
como. siempre, se quedó algo atrás respecto de la realidad Asistimos a una auténtica progresión geométrica. Las es-
imaginaria. En los momentos en que escribimos escas lineas pecies y subespecies ya ni se enumeran . El yeti se divide en
todavía se va eras las huellas del yetl. Da señales de vida, pero unas cuantas variedades. Según Rémy Chauvin, habría en los
no parece partícu Iarmcntc tentado por esa "hora de conversa- Hlmalaya tres tipos diferentes de "hombres peludos". "Su talla
ción" que antaño soñara Maupertuis. Hay huellas que dan difiere enormemente: de 90 centímetros a 2 metros 40". Iván
prueba de su presencia; sus pies enormes en la nieve. A veces Sanderson, uno de los clásicos de la criptozoología norteame-
se ha observado una silueta huidiza. Por cierto, todos los tcstí- ricana, llevó a cabo una investigación muy profunda sobre las
mouíos son dignos de confianza. Desgraciadamente, el yet.i dos ramas prlncípalcs de hombres salvajes: los hombres de
nunca permanece en un lugar; es obvio que evita a los hom- las nieves )' los hombres de los bosques. Su libro sobre "el
bres. Se podría creer que ha leído las consideraciones de abominable hombre de las nieves" apareció en 1961 (Abominable
Bertrand Méheust sobre la elusividad. Snow111m. Legeud come to Lift, 1963). Confirma la existencia de
Sus primos peludos proceden del mismo modo. Están en cuatro tipos ele humanoides velludos en los cinco continen-
todas partes y en t.odos los continentes. Gracias a Dios, no hay tes, y que él llama "subhumunos" (neandertalianos), "proto-
que trepar a las cimas del Himalaya para probar suerte. Se pigmeos", "neogigantes" y "subhomínidos".
puede intentar no lejos de casa y con similares resultados. El incidente del hombre de Neandercal estudiado por
Casi al mismo tiempo que el yeti comenzó la carrera de Pies Heuvelrnans y el historiador soviético Boris Porchnev (L'J1omme
Grandes ( Bigfoot), en las cercanías de las grandes aglomera· de Neandertal est toujours viuant; Pion, 1971) es uno de los más
ciones urbanas de California. Hace años que forma parte de curiosos. En los años 1968-1969, un feriante norteamericano
la sociedad estadounidense, con los mismos derechos que los e>..'])USOuna especie de hombre-mono conservado en un blo-
norteamericanos reales. En 1967 esruvo a punto de ser toca· que de hielo. ¿De dónde venía? No importa, puesto que los

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El',"TJlE.EL Atl:OfL v t.,\ BESTIA El.'íRn,JN~·o l>KLl1a1ACl!1,1ARJO

hombres salvajes están en todas partes. Tal vez de Asia del Cinco "humanidades" diferentes en un solo país -afríca-
Norte, recogido en el mar de Bering; o ele Vietnam, donde no, es cierto- no era un mal resultado. Todos fueron presen-
habría sido capturado y muerto y después se le había trans- tados en el curso de una conferencia de prensa organizada
portado a América; o incluso de Estados Unidos, que dispo- por la señora Roumcguerc-Ebcrhardr el 2 de noviembre de
nía de grandes existencias de hombres primitivos. Lo peor 1978; retomó el tema en su libro Dossier X. Les hominidés non
era que no se veía casi nada, debido al hielo. Pero, ¿por qué identifié.s de.sforñlf d'Afrique (1990).
dudar de la honestidad del feriante? Se expresaron dos opi- Esta multiplicación de primitivos responde claramente a
niones divergentes. Para algunos, se trataba de un maniquí un deseo insaciado de descubrimiento, a uu desafio lanzado
fabricado en Hollywood Para Heuvelmans, el "objeto" era un al mundo "acabado" de hoy: Pero se trata también y sobre
hombre de Neandertal absolutamente auténtico, prueba viva, o todo de una reacción provocada por la angustia tecnológica.
casi, de la supervivencia de esta especie en plena época con- El mundo perdido -el mundo que nosotros hemos perdido-
temporánea. El tema quedó en suspenso, Y así quedara para vuelve con sus dinosaurios y sus hombres peludos. Envenena-
siempre, pues el feriante y su criatura se volaulizaron en 1969. do con tanta tecnología, el occidental sueña con respirar el
En este impresionante panorama, los primitivos africa- aire puro de los orígenes. Tras unas decenas de años, las
nos ocupan un lugar aparte. Desde sícmpre Africa fue el relaciones de la civilización con la vida salvaje se ban modifi-
continente de los milagros biológicos. Ya Herodoto hablaba cado en forma radical. La inquietud, el menosprecio o la fría
de los hombres peludos. Nuestra época sólo retomó la tradi- mirada distante han dejado Jugar a una especie de seducción.
ción. Ya no se trata, como en los buenos tiempos del racis- Ya no hay que buscar los monstruos que nos asustan en las
mo, de transfigurar a los negros en hombres-mono. Esta vez selvas africanas; los monstruossin alma creados en las fábricas
se buscan los auténticos primitivos bebiendo del folclore afri- y los laboratorios de Occidente parecen más peligrosos. El
cano, rico, como todo folclore, en hombres diferentes. So· hombre primitivo ya no es el criminal sádico imaginado por
bre este tema Bernard Heuvelmans escribió un .llbro erudito la generación lornbrosiana.Se ha vuelto tímido, lo que expli-
donde se refiere a las tradiciones y las virtualidades del ca asimismo la dificultad para el contacto. Parece querer.pre-
continente africano: Les BíJtes hutnafots d'Afrique (1980). Y servar su paraíso ocultándolo a cualquier avanzada de la
· jacqueline Roumeguére-Eberhardt, investigadoradel CNRS, sociedad tecnológica. Pero, una vez que se establece el con-
realizó investigaciones sistemáticas en los bosques de Kenia, tacto, sea en la "realidad" o en la imaginación, la hostilidad se
precisamente en la región donde fueron descubiertos los revela mucho menos frecuente que la benevolencia. "Simboli-
vestigios humanos más antiguos. Si en esos parajes el hom- zando una fuerza colosal y protectora [ ...] el salvaje es un
bre había dado sus primeros pasos, ¿por qué excluir la su- buen salvaje". "En Tinun en el Tibe: y en La. Grande Peur, clara-
pervivencia de "fósiles vivientes"? Un impresionante conjunto mente inspirado en el primero, aparece el mismo episodio: el
de testimonios -novecientos encuentros en veintidós bosques salvaje salva a un humano en medio de una tormenta de
diferentes- estimuló a la señora Roumeguére-Eberhardt a nieve, lo protege en una gruta y le lleva comida" (jean-Brunc
confiar en el señor X; educadamcnte bautizó con este nom- Renard). Estamos muy lejos de los pitecántropos sanguinarios
bre al que parecía ser el famoso "eslabón perdido", acaso de del Mmido perdido. Entre 1912 y 1958 en Occidente ha pasado
una vejez de dos millones de años pero gozando de buena algo.
salud. Como la perseverancia siempre recibe su recompensa, Los estudios prehistóricos confirman la tendencia a la
aparecieron no uno sino cinco señores X, .individualizados "normalización". Se relanza el mito del buen salloaje. Para
por la talla, la pilosidad y el color. · algunos, la Edad· de Piedra se transforma en una edad de la
!f.--

232 233
E:-JTRE EL ANGEL Y LA BE.S'l'IA- EL TRJUNTO Pf.l. JM,\GINAIUO

abundancia, nueva transformación de la edad de oro. ¿La ¡Qué hermosa fue la vida salvaje! Por desgracia, avanza-
Edad de Piedra dorada? Los paleontólogos ya no quieren bes- mos a velocidad de crucero en dirección opuesta. Ello explica
tializar a las especies humanas prehistóricas. Para colmo, ba la nostalgia por una especie de dolce vita perdida para siem-
cambiado el decorado ele La guerra del fuego. Más que C12ar pre. A menos que la historia vuelva sobre sus pasos. Algunos
mamuts, nuestros ancestros parecen haber preferido la reco- relatos catastrofistas, frecuentes en los años cincuenta y seten-
lección y la pesca, ocupaciones apacibles y relajantes. "Sólo ta, manifestaron esa posibilidad, es decir su probabilidad. La
teman que estirar la mano para comer manzanas, y la caza civilización parecía a punto de hundirse como consecuencia
abundaba hasta el punto de que la practicaban de modo se- de la guerra nuclear o de una fuerte degradación ecológica.
lectivo: sólo mataban a los más jóvenes y apetitosos, y sólo Para reencontrar el mondo perdido, los supervivientes de la
comían los mejorestrozos." Era una sociedad de abundancia catástrofe sólo tendrían que reemprenderel camino.
como la nuestra, pero felizmente no contaminada por nues-
tra miserable tecnología.
Hasta el clima se hizo más benigno: ya no se habla de
glaciares, entonces, ¿por qué refugiarse en cavernas? "Sin duda
preferían un hábitat al aire libre, tiendas de piel sobre bases Nuestros dioses, los extraterrestres
de madera..."
Tampoco el canibalismo es ahora un problema; se redu-
ce, como ciertas costumbres contemporáneas, a un simple Los primeros platillos voladores u ovnis fueron observados
rito religioso más bien respetable. Es el fin de los caníbales, en junio de 1947, justo al comienzo de la Guerra Fría, sobre
de los auténticos caníbales, el fin de un mito muy vivo en la el territorio de Estados Unidos. Hubo quienes, en buena
historia y muy especialmente durante el siglo diecinueve. "El lógica, pensaron en armas secretas, norteamericanas o rusas.
canibalismo de los sinántropos podía explicarse por motivos Los extraterrestres no tardaron en unirse a las dos superpo-
de orden religioso, y la antropofagia de los ncandertalianos se tencias. Marcianos, norteamericanos o soviétlcos, la amalgama
comprende puesto que consistía en incorporar las fuerzas del "rerrestrc-cxrrarerrestre• siempre íunclonaba bien cuando se
enemigo o el espíritu del padre, de los cuales era particular- olfateaba el peligro. Llevados a la pantalla en 1953, los mar-
mente apreciado el cerebro." cianos negaron, por supuesto, en platillos. Los mismos platí-
Antiguo símbolo de Inferiorldady brutalidad,el hombre llos que fueron considerados responsables de una eventual
de Neandertal ya comienza a gozar de ciertas simpatías, Su Tercera Guerra Mundial y un posible fin de la humanidad.
capacidad craneana se juzga muy conveniente; su posición, Fue sólo el comienzo, pues muy promo rusos y norte-
que uno creía inclinada a la manera de los monos, se ha americanos debieron retirarse en favor de los extraterrestres,
vuelto erguida. "Además, coleccionan curiosidades naturales y e incluso los "vecinos" mardanos cedieron su lugar a visitan·
se adornan con colorantes y, como prueba de sus buenos tes venidos de regiones más remotas del universo. Durante el
sentimientos, entierran a rus muertos, por lo menos a aque- siglo diecinueve los habitantes de otros mundos figuraban en
llos que no se han comido."* las hipótesis científicas y florecían en las flccíones literarias.
Hoy, han dado el paso decisivo. Salidos de las págin~ ?e las
novelas, se han instalado entre nosotros. La demarcación en-
• Del articulo de Chñs1i:1n Cnlombani, "Cocagne e, Cro-Magnon", en Le tre el mundo real y el muodo imaginario parece haberse bo-
J\lmuhdcl 27 dc-marao de 1993.
rrado.

234 235
1:'.N"íRE ELA.'ICEL V 1A UE.'ITtA EL TIUVNfO DEl... l~tA(.l~AJUO

En 1966, el 3'1% de los norteamericanos creía en la "ufólogos"," o únicamente veinticinco mil años según otra
existencia de los extraterrestres. El fiasco de la idea de ha· opinión. Su inteligencia notable es aún más potente gracias a
llar vida en los planetas no hizo más que reafirmar la creen· sus poderes pacapsicológicos. Lo saben todo: el universo no
cía, como una especie de compensación. Los partidarios de tiene secretos para ellos, y nuestra Tierra, todavía menos. Los
una vida cósmica parecida a la nuestra ya representaban el platillos aiestíguan el desarrollode su tecnología.
16% de la población en 1973, y el 51 % en 1978. En Francia, Miles de testimonios confirman la realidad del fenóme-
~] porcentaje era sim!lar (parece reducirse desde hace algún no. U11 número importance de personas ha observado plati-
nernpo: un 39%, segun el sondeo publicado por Le lvlorule el llos voladores en todas las larlurdcs y longitudes del globo.
12 de mayo de 1994). Esta creencia por sí sola sería un Sus "pasajeros", en cambio, se han mostrado poco; prefieren
hecho trivial -¿qué hay más posible que la existencia de permanecer ocultos y son muy avaros en sus apariciones. Los
otros mundos en el un~verso i_nfinito?-, pero se acompaña y santos y las hadas han procedido de lamísma.manera. Existen
refuerza con la proximidad e incluso con la intervención de casos'de contactos que se transforman en raptos, que una vez
los extraterrestres en los asuntos humanos. En 1985, UD 26% más nos recuerdan los cuentos de hadas; en fin, aparece una
de los franceses pensaba que los extraterrestres nos visitaban práctica más reciente y bastante odiosa -el robo de órganos-
re~armente, y el 13% manif~staba su convicción de que que parece corresponder más específicamente a las obsesio-
vrvian entre nosotros seres venidos de allá afuera "disfraza· nes de nuestro tiempo.
dos de humanos". Tres casos "reales" bastarían para dar una idea de las
C?mo se integran y parttcipan de nuestras vidas, deben relaciones entre los extraterrestresy los privilegiados que han
~er T?ªs ~ menos ~emejan1es a nosotros. La investigación merecido su mención. El norteamericano George Adamski
tmagmarra de los sistemas de vida estructurados de modo (1891-1965) estuvo entre los primeros contactados, El 20 de
diferente parece haber perdido el ímpetu. La mayor parte noviembre de 1952 conoció a un venusíano del tiempo en
de los extraterrestresactuales no tiene nada que ver con los de que los planetas cercanos todavía estaban habitados, que traía
Wells o Rosny. Son humanoides, a menos que ocasionalmen- un mensaje de paz en momentos en que la Guerra Fría e
ce adopten una silueta humana para adaptarse al medio te· incluso la guerra efectiva en Corea estaban en su apogeo. El
rr~stre. Se los representa como seres humanos pequeños y venusiano en cuestión era grande y delgado, rubio, de cabe-
enjutos, de alrededor de un metro veinte, con UD traje ceñi- llos largos y rostro angelical. Durante los años siguientes
do y una cabeza relativamente grande. También están los Adamskí tuvo encuentros regulares con habitantes de Venus,
rubios altos y delgados, gigantes de dos metros cincuenta, o de Mane y Saturno. Consiguió fotografiar el famoso "platillo
los }tomúnculos de piernas corcas, un tajo a guisa de boca y venusiauo" y publicó libros sobre sus experiencias. Muchos
orejas puncudas. La gama de especímenes es más bien limi- grupos de fanáticos de los ovnis lo consideraron el profeta de
tada, más Iímitada que la alteridad terrestre de tipo cradicional. un tiempo nuevo.
El espacio cósmico parece más pequeño y más homogéneo En 1957 fue raptado un agricultor brasileño de veintitrés
de lo que fuese antaño la Tierra. Un occidental de la Edad años, Antonio Villas Boas. Llevaron al joven a bordo de un
Media podía haberse sentido más extranjero en las islas del platillo y allí lo desnudaron y le pusieron delante una mujer
océano Indico que nuestros contemporáneos entre los habi- bastante hermosa aunque algo rara: rubia, de ojos azules y
tantes de las galaxias.
Evidentemente, son mucho más avanzados que nosotros.
Muchos millones de años, según los cálculos de 'una secta de • Por Unidc»lifim Flying Obj<tl (UFO), objeto ,-ol.1dor no ideotiJlcado.

236 237
Y.J, íRIUhf'O O[L U,L\CJNARIO

muy alargados, cara triangular, pómulos altos, boca muy fina, Como siempre, coexiste lo mejor con lo peor. Pero glo-
apenas visible. Pasó lo que tenía que pasar. Durante el acto, la balmente ya se ha optado, y desde el comienzo, por el buen
dama parecía gruñir como_ un cerdo. Es muy posible que extraterrestre o, por 1o menos, por un extraterrestre ..neu tro "
Antonio Villas Boas sea el feliz padre de un niño extraterrestre que viene a estudiamos y vigilarnos.
nacido en alguna galaxia lejana. El mensaje de paz lanzado a comienzos de los años cin­
La noche del 19 al 20 de septiembre de 1961, Betty y cuenta se ha repetido y expresa claramente su buena volun-
Barney Hill fueron raptados durante un viaje en automóvil tad. En la película de Roben Wise El din que la Tierra se detuvo
por el estado de Maine, en Estados Unidos. Sus raptores no (1951), la invasión de los extraterrestres cambió completa·
eran particularmente agraciados: calvos, desprovistos de na- mente de sentido en relación con la invasión marciana tradi-
ríz, con una boca extremadamente fina. Llevada al ovni, la cional: amenazan con invadir la Tierra sí los hombres no ponen
pareja fue separada y sometida a un doloroso examen médi- fin a las experiencias nucleares. fütio la apariencia de una
co. Tomaron muestras de esperma de Barney, fragmentos de invasión, se o-ata de dar una lección a los terrícolas similar a
piel, limaduras de uña y cabellos de Betty, iª la cual introduje- la que trasmiten por mediación de algunos contactados.
ron una aguja muy larga por el ombligo( El asunto Ummo se.inscribe en la misma corriente pacíñsca,
Se multiplicaron los raptos; los casos se cuentan por dece- y representa una nueva etapa de las relaciones de los extraterres-
nas y decenas. A un cierto reflujo hacia finales de los años 70 le tres con el medio humano. Esta vez los habitantes de un mundo
siguió un notorio repunte después ele 1980. A partir de 1987 el situado a 14,6 años luz de la Tierra (el planeta Ummo) sencilla-
fenómeno se volvió inquietante: miles de raptos en Estados mente se han instalado entre nosotros. Aunque superiores, se
Unidos, aunque muchos menos en Europa. Los exámenes mé- nos parecen mucho; identificarlos resulta imposible. Durante
dicos y la extracción de órganos parecían práctica corriente. los años sesenta, España se convirtió en su segunda patria: jean-
Los "grisecitos", malvados humanoides identificados en Améri- Pierre Pedt, director de investigación en el CNRS, publicó varias
ca del Norte, ostentan el récord en la materia. Por lo demás, obras sobre el tema, entre ellas Enquete S/1.t 11:r extmternstres qui son
esta práctica no es exclusivamente extraterrestre. Responde a déjii panni 11ous. Les 11,y.<terts des Ummitcs, 1991. La sociedad del
una auténtica psicosis desarrollada durante los últimos años. planeta Ummo es comunista. Para la Tierra, preconizan una
Por todas partes se habla de raptos de adultos y niños, de robo síntesis entre el marxismo y el cristianismo. Pero sobre todo
de riñones o de bebés "por piezas", El tráfico de órganos forma multiplican las advertencias: si existe la voluntad de salvar la
parce del folclore contemporáneo. Tierra, los hombres deben renunciar a la carrera armamentista.
En realidad, ¿son buenos o malos? ¿Qué buscan aquí, Tan presentes en la actualidad, los extraterrestres no
con qué finalidad se han desplazado desde sus mundos remo- son unos recién llegados. ¡Sería ridículo creer que su historia
tos? Bue.nos y malos se reparten las tareas. Los con tactados de comienza en 19471 Las observaciones recientes se prolongan
los años cincuenta fueron testigos de la bondad y la sabiduría hacia el pasado. Una nueva lectura de algunos documentos
de los extraterrestres: por esos días la ciencia ficción parecía permite comprobar la presencia de platillos voladores en
seguir atraída por el tema de la invasión. Luego, el buen todas las épocas. Incluso la Biblia los registra. Parecen haber
extraterrestre consiguió convencer a los escritores de ciencia tenido especial inclinación por la prehistoria: toda una era
ficción y a los cineastas. La sorpresa fue que los contactados debe "reelaborarsc" teniendo en cuenta las contribuciones
comenzaron a quejarse; ¡no tenían motivos para estar felices de los Antiguos Astronautas, que hace miles de millones de
después de haber sido raptados y convertidos en inválidos por años guiaron los ,primeros pasos del hombre. Tocios los mis­
1

l
esos médicos locos! terios se resuelven gradas a ellos: el origen de las civilizaciones,

238 239
1:.t-.'TllE n Al\"GF.L YLA BESTIA EL TRSUl'\FO DEL I.MACíNAJUO

es decir de la humanidad, las religiones y los dioses. ¡Los


dioses eran ellos! Ellos consu·uyeron los moals de Isla de De la mitología a la ideología
Pascua y las pirámides egipcias. Ellos provocaron el Diluvio.
El arca de Noé fue una nave extraterrestre. La destrucción
de Sodoma y Gomorra se explica mediante una guerra nu- jean-Bruno Renard, a quien debemos buen número de consi-
clear, La paleoastronáurica aspira a convertirse en ciencia deraciones sobre el hombre salvaje y los extraterrestres, tuvo
auténtica, marginando a la prehistoria conformista y añeja. la Idea de reunir en un cuadro muy sugerente los rasgos con·
Disfruta de una audiencia notable; en 1985, un 21 % de los tradictorios de estas dos grandes figuras míticas de nuestra
franceses interrogados pensaba que los extraterrestres nos época. He aquí el resultado;
han visitado en el pasado (con mucha lógica, además, pues-
to que también hoy nos visitan). Extraterrestre
Caratltr'istl r,a.t Saluaj•
El punto insuperable del asunto de los extraterrestres es
la cristalización de una nueva creencia religiosa. Se puede, Esramru Alto lk\jo
claro está, creer a la ve, en dos verdades reveladas: la religión Contexrura Gruesa Detgada
(cristiana u otra) y la presencia de los extraterrestres.Pero las Vestlrnentu Demudo Malla ajustada
investigaciones sociológicas demuestran que la relación entre
Pilosidad Velludo Lampiño
las dos es inversa. Mientras menos se cree en Dios, más se
cree en los extraterrestres.Su surgimiento corresponde al re- Cráneo Microcéfalo Macrocéfalo
flujo de las creencias religiosas u·adicionales. Ofrecen un sus- Ojos Crandes y redondos Pequeños o rasgados
tituto a la religión. Son dioses, o casi, por su omnisciencia, Pequeña o inexistente
Nariz Aplastada
por sus poderes sobrenaturales. Sus "descensos" evocan las
Grande Pequeña o inexistente
apariciones de los san tos, con una puesta en escena muy pare· Boca
cicla: luces destellan tes, sonidos graves, fuerte emoción entre Voi Tono ronco Tono agudo
los testigos, como cnl!.ncuenlros cemmas del tercer tipo, la película Perfecta (telepatía)
Comunicación Inexistente
de Steveu Spielberg (1977). El mito se inscribe asimismo en
Armas De contacto (puños, A distancia (pistola
una fórmula milenarista. Un número impresionante de parti- paralizante)
porras)
darios de la ufología esperan el fin del mundo, esto es, su
purificación, su ingreso en otra fase. Los creyentes se salvarán Velocidad de Marcha torpe Marcha rápida
e irán al cielo en ovnis. O se quedarán en la Tierra, pero para desplazamiento
participar en una nueva era de armonía y paz, como la anun- Sentido de Horizontal Horizonral )' vertical
ciada por el movimiento New Age, nacido en California en los desplazamiento
años sesenta, Los adeptos del New Age creen que la humani- Hábitat Chthoniano Uraniano (otro planeta)
dad está a punto de superar la era de Piscis, dominada por (bosque, cueva)
Cristo, para entrar en la era de Acuario, en la que el ser (Fut:utc:Jero1·Bruno Rcnard. "L'Hornme ~un-age douu l'lmsgcrte contemporaine",
humano renovado disfrutará de considerables poderes psíqui- :\nalt•.fd4!In Univt'f'!ifrladde Jlur.11mt, 1992, p. 96.)
cos y de una nueva conciencia planetaria y cósmica. Pero
nada se hará sin los extraterrestres. Ya se ha preparado una
zona de aterrizaje para recibirlos adecuadamente.


l
241
E:i.'TRI: El ANGEJ. Y t..'\ Bf.511!\ EL TRIUNFO DEL 0.1,~CINAR.IO

'Todas estas oposiciones -explica el autor- expresan una las bases de los ovnis estarían en el interior de la Tierra.
oposición fundamcn tal entre la naturaleza bruta y la cultura Ocre irnperlo subterráneo invocado con frecuencia parece
refinada, la fuerza fisica y la fuerza psíquica, la suhhumanidad encontrarse bajo Asia Central {Schambala, Agarcha); lo ha·
y la superhumanidad, lo primitivo y lo civilizado. El salvaje y bitan los Amos del Mundo, que acaso sean extraterrestres o
el extraterrestre aparecen como los dos límites, pasado y fu. "intraterrestres" o ambos a la vez. Los dos temas práctica-
ruro, de la visión evolucionista de la especie humana en mente se han fusionado.
que el hombre mismo se sitúa a medio camino. En esta t;i· También está el aspecto político de estos affaires. Ya ha
bla, el hombre ocuparía una columna central y cada una de demostrado Jean-Bruno Renard" que el mito de los extrate-
sus características sería un término medio en relación con los rrestres tiende mucho hacia la izquierda. 'Jóvenes, más bien
dos extremos." no religiosos, con un nivel de instrucción elevado, los cre-
Nos encono-amosen el punto más avanzado de una men- yentes en los extraterrestres se encuentran de modo natural
talidad evolucionista. El juego tan libre de las alteridades ira­ en el espectro político más bien a la izquierda." En cuanto a
dicionales, con sus figuras de una diversificación sorprendente, los ufólogos, parecen más inclinados por el movimiento eco-
acaba de ser drásticamente simplificado, pero al mismo uern­ logista. La sensibilidad ecologista es evidente también en la
po se le ha investido de una significación partlcularmcnte reinvención del salvaje y de la prehistoria. Ambas aspiracío-
fuerte. Todo se sitúa en u-es segmentos sucesivos de un solo nes -perfeccionamiento o regresión- implican en igual me·
eje de evolución. dida una crítica severa a la sociedad contemporánea. Entre
Figuras opuesras, el salvaje y el extraterrestre partícipan el paraíso perdido y el otro aún no alcanzado, el hombre
no obstante de la misma mitología. A menudo se les encuen- cruza un terreno baldío que reúne todos los motivos para
tra juntos. El hecho más inquietante en este sentido se refiere que se sienta incómodo. Se acumulan las injuslicías y los
al origen mismo de la humanidad. F.J hombre podría resultar peligros: mal uso de la ciencia y la tecnología, divisiones
de la hibridación entre visitantes extraterrestres y los salvajes políticas, amenaza nuclear, polución. Los gobiernos son in·
que antaño habitaban la Tierra, Ello explicaría mejor nuestro capaces y además nos ocultan la verdad. Pero este mundo
lugar intermedio entre los dos ancestros, tan diferentes aun- que denunciamos, y del cual se profetiza el final, en buena
que pertenezcan al mismo linaje, Esta nueva versión del metodología milenarista tiene un nombre. No se trata de
Génesis enfatiza con fuerza la dimensión religiosa del fenó- China ni de A.frica. Se trata sencillamente de Occidente. Los
meno extraterrestre. mensajes de paz lanzados en los años cincuenta por los pasa·
Sólo faltaba el centro de la Tierra para que la síntesis jeros de los platülos voladores o la ideología "progresista y
fuera completa. l Rsmemher Lemw'ia, texto escrito en 1945 paclfísta" de los urnmitas hacen pensar inevítablememe en
por Richard Shavcr y destacado por Ray Palmer, redactor ciertos temas privilegiados de la propaganda soviética de la
de la revista il.mazin.g Stmie.s, revelaba la existencia de una época.
raza subterránea, enana y malvada, que descenderla, como
la humanidad terrestre, de una especie creada por los ex-
traterrestres; ocultos, habitaban las ciudades y utilizaban
las máquinas abandonadas por éstos. Después de 1947, Ray
Palrner se reveló como uno de los primeros exegetas de los
platillos voladores, atrlbuldos por supuesto a los extrate-
rrestres. En 1959 halló una solución todavía más ingeniosa: * f..n &lmlt'YfestreJ. Unr,,,nuvd/~ao,011ce ,r{;gi1:1ul!!. 1988.

242 24.'l
1
E."\fl'RElll.Al'.CEl~ Yl.h Bf'SJ1A EL TitJUl\lTO DEL l,.tAúJNARIO

sus hazañas en la ingeniería genética. Su invención es el "cuarto


La hija de carne yhueso hombre", que sólo será un cerebro gigantesco, el cual a su vez
y la hija de circuitos integrados creará al "quinto hombre", mejor elaborado que los prece-
denles: UD coloso bien construido )' delicado a la vez, con un
cerebro dos veces más voluminoso que el de la segunda espe-
El hombre no podía contentarse con una vida diferente que cie... Y así, basta la vigésima y última creación,
surgiese del espado o de las profundidades de los bosques. Dos años más tarde, en 1932, apareció Un. 1111111,doJeliz de
En plena era tecnológica, se siente capaz de contribuir con Aldous Huxley, que representa una metodología susceptible
sus propias fuerzas a la ampliación de las fronteras de la vida. de dirigír la formación de un ser humano desde el instanle de
Imitando a los nuevos dioses, los extratcrresrres, aspira a lan- la fecundación para producir ejemplares en serie, especializa·
zarse en una carrera de demiurgo. dos a voluntad.
La aparición en 1818 de Frankenstein; la novela de Mary Como en los otros dominios ya explorados, la ficción
Shclley, marca UD hito en la histot:ia de los proyectos renden- no tardó en mezclarse con la vida. Las perspectivas revolu-
tes a la reconstrucción del ser humano. El hombre creado clonarías de la biología engendraron innumerables proyec·
por el hombre -aunque en este caso el intento no resultó tos, ilusiones y terrores. La atmósfera científica de la posguem,
particularmente logrado-se convierte en realidad, por Jo me- con tribuyó a borrar las fronteras entre biología real y biolo-
aos en el plano de la Acción liceraria. Hacia 1900, los sabios gía imaginaria. Se apoderó de los espíritus una especie. d~
locos de la época, del doctor Jekyll (Robert Louis Stcvenson) euforia futurista, conjugada además con su opuesto: el pam·
al doctor Moreau (H. G. WeTis) o al doctor Coruélíus (Gustave co derivado de una evolución acelerada que parecía derri-
le Rouge), se interesan'por la recreación Iísica )' biológica del bar todos los puentes con el pasado, llevando en línea recta
hombre, utilizando métodos Irecuenternerue emparentados a la deshumanización del hombre. La normalidad ya no mar-
con la carnicería y cuyos resultados pueden ser monstruosos; caba h, pauta; la humanidad sólo disp~nía_ de dos cn~en:
pese a todos los fracasos, lo esencial es que se ha planteado el dros: lo mejor y lo peor. El hombre sera diferente o dejará
problema. de ser.
El eugenísmo y más que nada la genética afinaron la Los mutantes invadieron la ciencia ficción. Se originan
metodología. Trasladaron la empresa desde los dominios del en una modificación dramática del medio tras una guerra
artesanado, confiriéndole un alto grado de "viabilidad". Un nuclear, por ejemplo, o tras una experiencia de laboratori?.
pequeño juego en el mecanismo de los genes, desencadena- En nuestros días, el sabio loco se ha transformado en geneus-
do por factores exteriores o por imcrvención del hombre... y ta. Pueden visualizarse tocios los casos, incluso la transforma-
de golpe el ser en cuestión se convertía en otro. ción de animales susceptibles de saltarse etapas evolutivas
El primer gran texto Inspirado por estas nuevas posibili- gracias a una nueva distribución de genes. Desde pe?"os Simak
dades es el libro de Olaf Stapledon Los 1íllimos y los primeros a tortugas Ninja, la galería es muy completa. También el hom-
hombtes (1930). Es la historia de veinte especies humanas en· bre puede transformarse en cualquier cosa. en mosuuo repe-
cadenadas a lo largo de dos mil millones de años. Aparece el lente o en superhombre, o incluso en vampiro, como en la
hombre que nos sucederá después de un cataclismo; ya es novela de Richard Matheson Sóy 111u1 l41tnda, 1954. No obstan-
más perfecto que nosotros. más alto y tiene el cráneo más te, por regla general el mutante se revela superior al h?m~re;
grande. Su heredero, el "tercer hombre", se le parece apenas; dispone de una inteligencia perfeccionada, poderes ps1q~cos
frágil y con una cabeza casi felina, se distinguesobre lodo por como la telepatía y a veces se revela capaz de predecir el

244 215
E..\'1'1lE IJ,AKCEL \'U tiE.')TJ,\ f:L TRTITh"FODEL l~l'\CllNARlO

futuro. Los slans imaginados por A. E. van Vogt (Slan, 1940) humano de biología modificada, aderezada con órganos y
son mutanres que han resultado de una manipulación huma- estimuladores artificiales. Una especie de superhombre ele si-
na y que nos superan en cualidades biológicas e Intelectuales. milar rendimiento que el robot- De hecho, los injertos y los
Son rechazados por los hombres "normales", que los acosan órganos artificiales ya son una práctica corriente. Sólo hay
infatigablemente pa,-a eliminarlos. Esre texto representa una que ir algo más lejos ... ¡y nace el cyborg!
contribución significativa a la "rcdefinición" del Otro en el Es verdad, la frontera entre ciencia y ciencia ficción. en-
mundo de hoy. Desde que las razas y otras categorías huma- tre realidad e imaginario, se borra. El .r/1ock del futuro, el supe,~
nas aspiran cada vez más a un status igual y uniforme, nos ventas de Alvin Toffier (1970), ofrece una de las ilustraciones
vemos obligados a recurrir a los m utantes para satisfacer las más atrayentes del entusiasmo científico y tecnológico que
necesidadesde alteridad. desprecia cualquier límite. Siguiendo al futurólogo norteame-
También se puede echar mano de los robots. El término ricano, estaba cercano el momento -en realidad )'11 había co-
fue invernado por el escritor checo Karcl Capek (189().1938). menzado- en que la biología humana pudiese determinarse a
El nombre y algunas funciones son nuevas, pero el hombre voluntad. Se podrían fabricar, incluso sin recurrir a la gesta-
artificial posee una larga historia: estarnas animadas en la Anti- ción femenina, todos los modelos humanos ímagíuables, su-
güedad, el Golcm ele Praga en el siglo dieciséis y toda una serie perhombres y subhumanos,o bien hombres muy especializados
de autómatas imaginados a partir de finales de la Edad Media. (atletas, sabios), Podrían fabricarse hombres idénticos por el
Una vez más, nos encontramos ame un arquetipo adaptado a método de "clonación", u hombres extremadamente diversifi-
las exigencias tecnológicas y sociales de nuestra época. En la cados. Nada impediría a los nuevos brujos la fabricación de
obra RUR (1920), de Karel Capek, seres artificiales fabricados cerebros sin cuerpo o sostenidos en cuerpos parcialmente
por el hombre para que trabajen pa,·a él acaban por rebelarse y artificiales o, asimismo, ordenadores que incorporaran corn-
ocupar el lugar de la humanidad. Para evitar un desastre pare- ponentes biológicos. La fusión entre el hombre y la máquina,
cido, Isaac Asimov (1920-1992) imagina las leyes de la robótica, fusión real y no únicamente simbólica, y¡, había comenzado.
es decir, las reglas y los límucs precisos asignados al robot en La "trivialización" de las alteridadesreales quedaba compensada
sus relaciones con el hombre. El hombre artificial será progra- en el imaginario por la invención de alteridades más profun-
mado de un modo que le impedirá dañar a su creador (Yo, un das aún que las separaciones raciales u-adicionales.
robo~ 1941, seguido por toda una colección de obras sobre el No hay razón, entonces, para no renunciar a los robots
mismo tema). ¿Qué nos asegura que esos seres de metal o informes de hoy ­quc no son más que maquioarlas perfeccio-
plástico no acabarán un día reemplazándonos> nadas- y crear auténticos robots, humanoides cuyo comporta-
De hecho, la inteligencia artificial hace progresos estimu- miento sería cuaslhumano, La joven encantadora que nos
lantes e inquietantes desde hace una decena de años. El orde- sonríe desde la taquilla del cine, ¿ser.'i de carne y hueso o de
nador no sólo ha invadido la vida real, sino también la circuitos integrados?
dimensión imaginaria de la existencia. Mañana se conseguirá El sh(),:/i del fumro expresaba los fantasmas de un periodo
construir un cerebro artificial can perfecto como el cerebro en expansión. U11 cuarto de siglo más tarde podemos com-
del hombre. ¿Y qué ocurrirá el día que sea más inteligente y probar que el mundo.se ha modificado mucho menos de lo
poderoso ·que nosotros? ¿Nos convertiremos t­'11 esclavos de que imaginaron los ñuurólogos -opnmístas o pesimistas- de
U11a máquina? la época. No hemos desembarcado en Marte y los robots no
Una criatura más compleja y curiosa aún es el cyb<ng. han llegado a humanizarse, La inteligencia artificial progresa,
especie de combinación de hombre, mutante y robot, ser pero no de modo tan espectacular como para acomplejarnos.

247
U..'TRE El..A."G.F.L Yt.A BF.."iTI,\
CONCLUSIONES
Sus inJcrtos y estimuladores cardíacos no han transformado a
quienes los llevan en hombres diferentes. La manipulación
biológica se enfrenta a obstáculos científicos y escrúpulos mo-
rales. Lo peor no ha ocurrido. Ningún fin de mundo, nuclear
o ecológíco, está en perspectiva. No existe ninguna coyuntura
para recomenzar la historia y transformarnos en salvajes,
La marcha hacia el futuro simplemente ha perdido velo-
cidad. Dependía de un crecimiento acelerado que ya pertene-
ce al pasado. Hay que tomar en cuenta nuevas prioridades: la
lucha contra el sida parece más urgente que la colonización
de Marte. Mientras tanto, las economías occidentales experi- Mezcla variable de rasgos humanos y no humanos: así es el
mentan convulsiones y el Este ex 'Comunista busca la salida hombre diferente. Para definirlo hemos propuesto el concep-
del túnel. El hambre y la guerra devastan muchas regiones del to de "alteridad radical". El hombre diferente representa una
globo. La humanidad vuelve a sus preocupaciones habituales. pura ficción o todo lo más una hipótesis.
Estamos lejos, muy lejos, de las estrellas. Estamos lejos, muy Este modelo imaginario se ha desempeñado en una do-
lejos, del futuro. En este fin de siglo)' de milenio, el hombre ble vertiente. En primer lugar, se ha impuesto en las concien-
sigue confinado a su anugua condición humana. Felizmente cias como realidad indudable. En segundo lugar, ha acabado
le queda el privilegio de soñar, única manera ele compensar por contaminar algunas comunidadeshumanas reales, empu-
las desilusiones del presente. Ni las tecnologías más avanzadas jadas así, de manera más o menos decisiva, hacia los márge-
ni los sistemas totalitarios más ambiciosos han conseguido nes e incluso más allá de los límites de la humanidad. Nuestra
recrear al hombre. El fracaso de los métodos "materiales" investigación ha cubierto principalmente al ser diferentefan­
refuerza los proyectos tendentes a la transfiguración espiri- tasmagórico, pero, paralelamente,éste nos ha ayudado a ldcn-
tual del ser humano. Inscrita en el alma humana, la búsqueda uficar el mecanismo mental susceptible de transformarun ser
de una condición distinta, "otra", nunca se detendrá. El car- real en ficticio.
naval imaginario continúa, con sus mil máscaras de hombres La historia del hombre diferente supone un diálogo sin
diferentes. fin entre lo imaginario y lo real, entre las estructuras perma-
nentes del imaginario y la serie interminable de "materializa-
ciones", siempre distintas, siempre reflejo de las ideologías y
la, circunstancias.
En un tiempo los pobres mortales estuvieron en peligro
de ser raptados por las hadas. A veces también por las sirenas.
Ahora ha llegado el turno de los extraterrestres. En el siglo
sexto, san Brandan buscó lo Absoluto recorriendo el Océano
de una isla a on·a. Mañana, el mismo camino iniciáúco pasará
por las isla, del universo a través de las constelaciones y las
galaxias. Transformado él mismo en extraterrestre, el hombre
descubrirá en las regiones más lejanas el espacio de las huma-
nidades que se parecerán a los habitantes extraños de las islas

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F.NTRE ELA..'!CEI. YI.A OESTIA BIBLIOGRAFIA
terrestres. En ire ellos sin duda estarán los hombres salvajes,
esos seres !?eludos de los bosques y las nieves que se han
desplazado imperturbables a través de los siglos. De una épo-
ca a otra, han atacado a las mujeres, pero también han charla-
do con los filósofos y ayudado a los cienáflcos a reconstruir el
"eslabón perdido" de la evolución. Hace dos mil años, la isla
de lam?ulus ofreció. la imagen de una humanidad nueva y
una sociedad armoniosa. Redefinir al hombre fue también la
gran apuesta del cristianismo, que se concretó en los monas·
cerios y las islas de los bienaventurados. Durante el siglo dieci-
nueve, los planetas propusieron innumerables rostros de Se dispone de una inmensa bibliografía sobre las diversas va·
hombres nuevos y gran variedad de humanidades más perfec- riedadcs de hombres diferentes, pero no existe ninguna obra
tas que las de la Tierra. Otras tantas fórmulas de perfectibili- semejante a nuestra tcntauva de síntesis. Esta se basa en gran
dad ip_te los milenaris~ secularizados y las utopías políticas parte en fuentes que hemos citado en el texto. En cuan.to a
de _la epoca contemporanca han retomado, perfeccionado y las obras relativas al tema, sólo proponemos una estricta selec-
aplicado ... ción y únicamente mencionamos las contribuciones que he-
Resultaría superfluo multiplicar los ejemplos. Es fácil com- mos uulízado. ·
probar que el juego se estructura en tomo de arquetipos que Sobre el hombre diferente en general, ver la recopila-
corresponden a las obsesiones eternas de la humanidad: el ción Hommes et Bhes (Conversacionessobre el racismo, bajo la
conocimiento, el poder, el sexo, la cohesión social, la inmortali- dirección de Léon Poliakov), París-LaHaya, 1975, y el núrne-
dad, .. Deseos y famasi:nas combinados de mil formas, que sin ro de 1992 de los Anales de la Unioersidad. dt Bucares/ (bajo la
embargo apenas cam.b1an en cuanto a sus determinaciones pro- dirección de Ludan Boia}, dedicados a El ser <lifttente )' sus
~undas. Todo es _v.mable, pero al mismo úempo permanece imágenes(actas de las Jornadas Internacionales de Blois, 27-28
inmutable. El. mismo personaje puede desempeñar distintos de septiembre de 1991, en adelante citado como AUB). Algunos
papel':5 a traves ~e las edades; el mismo papel puede ser des- aspectos particulares forman parte del dossier "Rencontres et
empeñado por mascaras que no se parecen en nada. apparitíons fantastiques" publicado en los Cañiors <le t'imagi11aire,
El hombre diferente es un testigo de la historia. Regís· 1 O, 1994 (bajo la dirección de jean-Bruno Rcnard),
tra fielmente sus convulsiones y la disposición cambiante del Sobre la distribución geográfica de las alteridades en el
espírltu humano. Pero, al mismo tiempo, es testigo de las imaginario griego, la obra fundamental es la de Francois Harcog,
permanencias. Pone en evidencia la unidad y continuidad Le Miroir d 'Hérodote.Essai sur la 11présenltlli<>n de l'autre, París, 1980.
fundamentales del espíritu que une a los hombres a través Un enfoque interesante del tema puede hallarse en Menique
de los siglos y las culturas. Paradójicamente, en sus Innume- Mund-Dopchíc, "Auiour des sciapodes et des c:ynocéphales: la
rabies encarnaciones el hombre diferente prueba que el horn- périphérie daos l'imaginaire antlque", en AUB, pp. 31-39. Para
~re real, su creador -aunque él también es siempre diferente, el caso de la India se puede consultar la excelente amología de
siempre otro- permanece esencialmente el mismo. J. André y J. Filliozat, L' Inde tme de Rome. Testes Iatins de l'Antiquite
1'1!/álift ti l'Inde; París, 1986. Sobre el mismo rema, y en especial
sobre la presencia del Otro en la urbe, ver Pierre Vidal-Naquer,
"Béres, hommes el dicux chez les Crees", en Hemmes ;.t Bile.r, y

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UIUI.COOR.uL\ IIISLIOCJl..\FlA

Zoé Petre, "Irnages et imaginaire de l'infirmité dans la cité hu maine du monde m1mdmcmjusqu'au milieu du XI siicle, vol ll
grecque", en AUB, pp. 23-29. ("Géograpbie arabe et représentation du monde"), París-La
Para los fantasmas biológicos y sociales de la Edad Media Haya, 1975.
occidental, un texto clave es el de Jacques Je Goff, "L'Occident El hombre salvaje de la Edad Media es el tema del libro de
médiéval el r océan Indien: un horizon omrique ", en Pour tm Richard Bernhelrner; lVikl Men in the Mieldle Ages, Cambridge,
,nttre l\tfoyen Age, París, 1977, pp. 28().298; ver también del mis- Mass., 1952.
mo autor "Le Merveilleux dans l'Occident médiéval", en W.G.L. Ranclles ha seguido en una obra excelente la evo-
L'Imaginalre mlrliéval, París, 1985, pp. ] 7-40. La herencia anti- lución de la imagen de la Tierra. De la Terre plate au glbbe
gua y las influencias orientales han sido identificadas por terrestre,París, 1980.
JurgisBaltrusaitis en u: ,\!luyen A!Jt! [antastique; París, 1955. Acerca Sobre el mito del continente austral, de la Antigüedad a
del emplazamiento geográfico del hombre diferente, ver la época moderna, se dispone de dos obras esenciales: Ar­
Christiane Dcluz, "Le Mérne et l 'Autre dans la cartographie mand Rainaud, Le Continen! austral, Hypo1J1eses el découoertes;
médiévale", AlIB, pp. 41--'19. Christiane Deluz ha publicado París, 1893, y Manhc Ernmanuel, La. Frante et l'ex/1loration po-
también una monografía notable sobre El libro ele [ean de lairc, París, 1959.
Mandeoille, Une "géographie" au XN siecle, Lovaína, 1988; tam- Acerca de Paracelso, hemos utilizado el artículo de Charles
bién le debemos una edición traducida al francés moderno y We.bster, "Paracelsus and Demoos: Science as a Syothesis of
comentada del mismo texto: Jean de Mandeville, Vuyag,: m,101,r Popular Belief", en Sdenu, credenz« occulte (Istituro Nazlonalc
d~ la Tem,, París, 1993. di Siudi sul Rinascimcnto), Florencia, 1982.
Sobre lo maravilloso celta, se: puede consultar a H. Los avatares del hombre diferentedurante el Renacimien-
d'Arbois <lejuvainville, Le Cycle mytologi.que irkmdais el la niytolo- to han sido estudiados por Frank Lestringant: Le Huguenot et le
gi• altlque, París, 1884; Fruncís Bar, Les Routes de L'autre monde. Sauvage, Parfs, 1990, y sobre todo L'lilelier du eosmographe ali
Destentes aux enfers el voyages dans l 'au-delá, París, 1946; y ea un l'i111age du monde a. la Renaissance, París, 1991, seguido por Le
plano más general, J\fyllwlngie ,le.t montagnes, des /oréis et des tles, Cannibal«: Grandeur et décadence, París, 1994.
París, 1963. Para la imagen del indio salvaje y las demás figuras de la
Sobre las hadas, ver Laurence Harf-Lancner, Les Fées att aherldad americana, ver asimismo el notable álbum de Hugh
,Woym Age {i\llorgane et 1Wélusir1e. La nuissance eles [ées), París, Honour, The Neu Golden Land. European. lmages of America from
1984, Para este tema, como para las demás tmdiciones folcló- the Discooenes to the Present, Nueva York, 1975; la recopilación La
ricas, se dispone de la impresionante investigación de Paul Renamire des imagfnaires entre Europe el Amésique: (bajo la direc-
Séblllot, Le Folk-lore ele lo Fronce; 4 vol, París, l 90+1907. ción dcJcan:JacquesWuncnbu,·gcr), París, 1993; y América.Má,,
En cuanto al espacio germánico, las obras esenciales son gica, deJorge Magasicb-Airola y jean-Marc deBeer, París, 1994.
las de Claude Lecouteux, en especial su tesis Les Monstres dans William B. Cohen ha seguido la "deformación" del negro
la tiuérature nllenumde dti, iHoyen ,lgi', 3 vol., Góppingen, 1982, y en Fran;ais et Africains. Les Noirs dans le regard des Blancs ( 1530-
Les Nains el les r.lfes ali Moyim Age, París, 1988. 1880), París, 1980, pp. 102-104. Sobre el mismo tema ver el
Sobre todos estos temas ver también le Merveilleux. articulo de Pierre Darmon, "Le Noir entre l'homrne et le
l'imaginaire el les croyance.i en Occident (bajo la dirección de sínge", en L'Histoir-e, n• 23, mayo 1980, pp. 102-104. El racismo
Michel Meslin), París, 1984. en la época moderna ha sido u-atado por Léon Poliakov en Le
Respecto del imaginario geográfico y biológico de los iWyllu: oryun. Essai sur ir:,; sources rlu mcisme et des nationalismes,
árabes, la referencia principal es André Miquel, L,, Géograph.ie París, 1971 (nueva edición, 1987). Sobre la imagen del Otro

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BlllUOCRAF!A 1u1n.roc:RAA1\

en general, ver asimismo Tzvetan Todorov, Nous et les autres. "El hombre nuevo" de las ideologías totalitarias lo pre-
La réjlexion francais«sur la tlivcrsiti ltumaine, París, 1989. senta André Rcszlcr en M)'tlies ¡,oliliques modemes, París, 1981.
Los monstruos son interpretados poc Claude Kappler en La antropología de los nazis ha sido tratada en detalle en el
Mons11·es, démons et merueille: a lajin d11 Mayen Age, París, 1980, y volumen La Sci,mce soiu lJ! Troisiéme Reich, bajo la dirección ele
por Gil ben Lascault, Le Mo11stre dans l'art occidental, París, 1973. Josiane Olff-Nathan, París, 1993: ver las contribuciones de
Sobre el imaginario geográfico del siglo dieciocho, ver BenoiL Massin, "Anthropologie raciale et national-socialisme:
Numa Broc, La. Giograp!,iedes filtilcsophes. Géographes et voyageurs heurs y malheurs du paradigme de la "racc", pp. 197-262, y
francais au XVIDsiéck, tesis, Lillc, 1972; París, 1975. Shcila Fnith Weiss, "Biologic scolai re et enseignernem de
Los rostros y el significado del salvaje en la Ilustración han 1 'eugénisme sous le Troisicrne Reich ", pp. 263-285. Para la
siclo Identificados por Frank Tlnland: L'Homme sauvage. Homo creación del hombre nuevo comunista, ver Lucían Boia, La
ferus el /101110sylvest1is. De {'animal a ihomme; París, 1968. Un infor- 1'll)~hologiescimti.fique d1t communisme, Caen, 1993.
me completo del milo tahitiano se encuentra en Eric Vlbart, Un rico panorama de la antropología (en el sentido cul-
Tahiü, Naissanced'un paradis au siéde des Lumii'm!s, Bruselas, 1987. tural del término) ofrece Mondher Kilani en Iutroduction a
Acerca de la "pluralidad de los mundos habitados", dos l'ant/1ropol.ogie,Lausanu, 1992, seguido por L'hroention. de l'mure.
amplias síntesis cubren desde la Antigüedad hasta comienzos Essais sur le discours muropologique; Lausana, 1994.
del siglo veinte; Stevcn J. Dick, Plurality of Worlds. The Origi11s Para una interpretación sociológica del salvaje acrual, ver
of !lle Extr(1lerresirial Lije. Debate froi11 Demoaitus to Kant, Cam- los artículos de Jean-Bruno Renard "L'Homme sauvage et
bridge, l982, y Michaelj. Crowe, TtuExtraterresnialLife Debate. l'Extraterrestre: deux figures de l'imaginaire évoluiionniste",
1750-1900. The Idea of a Plumliey of Worlds from. Kant to Lomell; en Diogime n" 127, 1984, pp. 70.88, y "L'Homrne sauvage dans
Cambridge, 1986. Una descripción de los extraterrestres ima- I'ímagerie contemporaine", en AUB, pp, 89-99.
ginados en el siglo diecinueve se halla en Ludan Boia, La biblíografía de los ovnis y los extraterrestres es enor-
L Explomtion.·imaginairede l'espace, París, 1987. me. Señalemos únicamente el Que saiJ:ie? de Michcl Dorier y
Las hipótesis referentesa la existencia de un mundo sub- jean-Píerre Troadec sobre Les OVNI, París, 1985; "Enquétes
terráneo han sido recopiladas por Walter Kafron-Minkcl: Sub- sur les soucoupes volantes", de Pierre Lagrange, en L'Incroyabt«
terra11ea,1 Worlds, Port. Townsend, 1989. et ses preuoes (Terraín, 14), París, 1990, pp. 93-112; las obras
La disgregación de la sociedad occidental durante el de Bertrand Méhcust, Science fiction. et soucoupes volantes, Pa-
siglo diecinueve y su impacto sobre el imaginario social son rís, J 978, y En soucoupes volantes. Ver., U11(t ethnologie des récits
analizados en el libro clásico de Louis Chevallcr, Classes d'en.live111ents, París, 1992; la recopilación publicada bajo la
laborieuses r.t tlasses ,langereusesa París ¡xmda11t la premie11! moitié dirección de Thierry Pínvídic, OVNI, oers un~ a11tlm,¡111logic
du XIX sieclt, Paris; 1958; y en Pierre Darmon, Nlédecín:s et assassins dun mytlie contmn/1orain, 1993. El periodista John Keel ha
ti la Belle Epoqut, París, 1989. En cuanto al caso partícular de la reunido una colección de hechos curiosos sobre los hom-
mujer, ver siempre Pierre Darmon, Myt!,ologiede la [emme dans bres salvajes y los extraterrestres: Strang« Creatures jrom. Time
l'ancienne France (XVI-XD(.siecle), París, 1983. a11d Space, Londres, 1975, Para la interpretación religiosa del
El mico del "peligro amarillo" ha sido tratado por Jacques fenómeno, la contribución esencial corresponde a jean-Brunc
Decornoy en Péril jaune, ¡,,mr blondu; París, 1970. Sobre el Renard: Les Extra-terrestres.Une nouoeü« croyance religieu.se!, Pa-
mismo problema, asociado a otros temores de la Belle Ej1oque aís, 1988.
(como el peligro marciano), ver también Lucían Boia, La fin Las Légemks ur/Jaille.s. Rm11e11rs d 'aujourd 1111.i, de Véronique
du monde. Une histoire sans fin, París, 1989. Campion-Vinceru yjean-Bruno Renard, París, 1992;nos han

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IUlllJ()GKAFf,\

ayudado a tratar el canibalismo y el enigma del "robo de


órganos".
Acerca de la historia de los robots, desde la Antigüedad
hasta el presente, lo esencial está en John Cohen, H11111an
Robots in lvlyill atul Sde11ce, 1966. Respecto de los mutantes, el
tema ha sido tratado con moderación por Robert Clarke,
L 'Hommi! 11111/ttni, París, 1989.

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