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Francisco González López Artículo 3

SOBRE LA II REPÚBLICA: SIGNIFICADO HISTÓRICO

El 14 de abril de 1931,
Niceto Alcalá Zamora
sale al balcón que da a
la Puerta del Sol de
Madrid y ante miles de
personas proclama la II
República. Aquello
significó uno de los
hitos más importantes
de nuestra historia
reciente. También
supuso el advenimiento
de nuevos y
renovadores tiempos,
dando un salto de
gigantes hacia la
evolución del país y dejando atrás el fosilífero sistema monárquico de la Restauración.
Poco después, el rey Borbón Alfonso XIII se exilia al extranjero. Ante el recelo de una
España de caciques y terratenientes, de militares que soñaban con viejas glorias
coloniales, de sórdidos curas guardianes del equilibrio moral, de monárquicos
momificados y de un “feudalismo” pasado de moda, se abría el camino hacia una
España Moderna, acorde con el flujo histórico europeo e incluso aventajado en
intelectualidad.

La República la inauguraron intelectuales regeneracionistas, burgueses de clase media,


sumado a la voluntad de un pueblo sometido por el yugo clasista de los más poderosos.
No es de extrañar que durante la II República se activaran los engranajes para intentar
enterrar los viejos resortes de un país harto atrasado. Por eso, el país se encaminaba
hacia una modernización que se podría resumir a partir de varios puntos esenciales:

Secularización del Estado,

Plaza de la Puerta del Sol. Madrid. La multitud atiende.


Francisco González López Artículo 3

Enseñanza Laica, Reforma Militar, Reforma Laboral, Reforma Agraria y Constitución


de los Estatutos de Autonomías. El bloque conservador pese a que en un principio
aceptó el nuevo régimen, al ver sus intereses peligrar, comenzó a rechazarlo. Y es que
con la secularización del Estado el debate concernía a la separación entre Estado e
Iglesia, influyente éste último en los destinos del país desde hacía siglos. Con respecto a
la Enseñanza laica, la asignatura de “religión” no sería obligatoria sino opcional,
aspirando así a que los niños tuvieran una conciencia menos subyugada a la moral
católica y defendiendo la libertad de culto. Al mismo tiempo, se construyeron miles de
escuelas nuevas en toda España.

Con la Reforma Militar querían acabar con el excesivo numero de oficiales, reducir el
servicio militar obligatorio a un año, conceder pensiones integras a oficiales retirados
entre otras.

Con la Reforma Laboral se pretendía alcanzar la jornada de ocho horas, subir el jornal a
5 pesetas el día, combatir el paro obrero, aprobar leyes sobre accidentes laborales,
seguros obligatorios de maternidad.

Con la Reforma Agraria se deseaba cultivar las tierras baldías de los terratenientes para
acabar con el paro entre los jornaleros, así como impulsar a los campesinos de pequeña
propiedad concediéndole tierras. Se aprueban leyes para solventar el problema caciquil
de los embargos hipotecarios de los pequeños propietarios rurales; práctica muy
extendida por los Larios en la Axarquía. Y con la cuestión de las Autonomías se llegó a
crear estatutos similares a los actuales. En tan sólo medio año se promulgan reformas de
vital importancia para la modernización de España. Sin embargo, las ilusiones se van
truncando y los ánimos crispando.

El anticlericalismo y la cuestión religiosa, la crisis económica europea, las


revolucionarias reivindicaciones de los obreros, la desconfianza de los militares, los
discursos republicanos cargados de radicalización, la no-cooperación del bloque
conservador, el bajo presupuesto estatal… Todo esto inunda el panorama político
español.

Con todo, la importación de ideologías extranjeras conllevó la aparición en nuestro país


de otro nido de confrontación: el surgimiento de los fascismos y la expansión del
frentepopulismo.

Sin duda, si la Guerra Civil no hubiera estallado y el curso de la República no hubiese


tenido impedimento alguno, nos hubiéramos convertido en la Democracia más moderna
de Europa. Fuimos los primeros en dar el derecho de voto a la mujer, en legalizar el
aborto, en expulsar a un rey sin guerras, en expandir nuestra cultura intelectual. Era una
España de poetas, escritores, eruditos, políticos demócratas, sabios y jóvenes
progresistas, a la sombra de instituciones demasiadas arraigadas en el pasado que nunca
querría apostar por un cambio.

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