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CENTRO CATEQUÍSTICO “DIVINO PASTOR”

INVESTIGACIÓN
La Jerarquía de la Iglesia Católica, La Comunión de
los Santos, El perdón de los pecados, La autoridad del
Papa propiedades y definir cada una de ellas, Las
propiedades de la Iglesia y definir cada una de ellas,
La Obra de Redención del Hijo.

María del Carmen Cantarero Guzmán


ANIMADORES LITÚRGICOS

ECLECIOLOGÍA
Prof. Denis Marcia
Jerarquía de la Iglesia Católica
Papa o sumo pontífice

El papa es el obispo de Roma, además es quien siguiendo la sucesión del apóstol Pedro, tiene la misión
de pastorear a la Iglesia universal. Es un cardenal que por medio del cónclave, que es la reunión secreta
de todos los cardenales del mundo, es elegido por medio de la oración y asistencia del Espíritu Santo para
ser quien guíe a toda la Iglesia.

Cardenales

Los cardenales son obispos que han sido creados cardenales por medio de un Papa. Ellos son
enviados a diferentes países para guiar y cuidar de la Iglesia presente en determinado lugar. Los
cardenales forman lo que se conoce como «el colegio cardenalicio», que se reúne con el Papa para
tomar decisiones pastorales y doctrinales, o para elegir un sucesor de Pedro cuando hay sede vacante,
es decir, cuando por alguna razón no tenemos un Papa en función.

Obispos

Son sacerdotes elegidos por el Papa para ser consagrados como sucesores de los apóstoles. Ellos son
enviados a las diferentes ciudades del mundo, se les encomienda el cuidado de una Iglesia particular
que es una porción de la Iglesia Universal y bajo la dirección y comunión con el Papa, cuidan la
pastoral, doctrina y moral de la diócesis o arquidiócesis que les ha sido encargada.

Sacerdotes

La jerarquía de la Iglesia continúa con los sacerdotes. Son hombres que luego de haberse formado por
nueve o más años en un seminario o comunidad religiosa, son ordenados por un obispo. Ellos en
comunión con el obispo y por ende con el Papa y la iglesia universal, pastorean una comunidad
parroquial o cumplen con diversas funciones pastorales que les son asignadas. Algunos sacerdotes
son:

Párrocos: a ellos se les asignará una comunidad parroquial para que la guíen y acompañen pastoralmente.

Vicarios parroquiales: se encargan de ayudar en la acción evangelizadora de una comunidad parroquial,


bajo la guía de un párroco.

Adscritos: son sacerdotes que tienen designada una labor particular dentro de la diócesis, como
educadores, delegados arzobispales, entre otras tareas y viven en una parroquia.

Diáconos

Hay dos tipos de diáconos. Los transitorios, hombres que están en proceso para ser sacerdotes y sirven
como diáconos por un tiempo determinado antes su ordenación sacerdotal. Por otro lado, los diáconos
permanentes, aquellos son hombres casados que se forman para ser diáconos, pero no son ordenados como
sacerdotes.

Los diáconos son Cristo servidor, a ellos se les encomienda la labor pastoral y caritativa de la Iglesia,
como la acción evangelizadora.
Todos, desde el Papa hasta los laicos, formamos la Iglesia Católica y estamos unidos por la
comunión, además tenemos la tarea fundamental de orar unos por otros en todo momento.
La Comunión de los Santos y el Perdón de los Pecados
Fin del camino

Por: Pbro. Juan María Gallardo | Fuente: encuentra.com

Si alguien nos llamara santos, lo más probable es que nos diera un respingo. Somos demasiado conscientes de nuestras
imperfecciones para aceptar ese título. Y, no obstante, todos los fieles del Cuerpo místico de Cristo en la Iglesia primitiva
se llamaban santos. Es el término favorito de San Pablo para dirigirse a los componentes de las comunidades cristianas.
Escribe a "los santos que están en Efeso" (Eph 1,1) y a "los santos que se encuentran en toda la Acaya" (2 Cor 1,1). Los
Hechos de los Apóstoles, que contienen la historia de la Iglesia naciente, llaman también santos a los seguidores de
Cristo.

La palabra "santo", derivada del latín, describe a toda alma cristiana que, incorporada a Cristo por el Bautismo, es morada
del Espíritu Santo mientras permanezca en estado de gracia santificante.

Tal alma es un santo en el sentido original de la palabra. Hoy en día se ha limitado su significación a aquellos que están
en el cielo. Pero la utilizamos en su acepción primera cuando, al recitar el Credo de los Apóstoles, decimos: «creo... en
la comunión de los santos». La palabra «comunión» significa, claro está, «unión con», y con ella queremos indicar que
existe una unión, una comunicación, entre las almas en que el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo, tiene su morada.

Esta comunicación incluye, en primer lugar, a nosotros mismos, miembros de la Iglesia en la tierra. Nuestra "rama" de la
comunión de los santos se llama Iglesia militante, es decir, la Iglesia aún en lucha contra el pecado y el error. Si cayéramos
en pecado mortal no dejaríamos de pertenecer a la comunión de los santos, pero sí cortaríamos la comunicación con los
otros miembros en tanto siguiéramos excluyendo al Espíritu Santo de nuestra alma.

Las almas del purgatorio son también miembros de la comunión de los santos. Están confirmadas en gracia para siempre,
aunque todavía tengan que purgar sus pecados veniales y sus deudas de penitencia. No pueden ver a Dios aún, pero el
Espíritu Santo está con ellas y en ellas, y no lo podrán perder jamás. Frecuentemente denominamos a esta rama de la
Iglesia como la Iglesia purgante.

Finalmente está la Iglesia triunfante, que está compuesta por las almas de los bienaventurados que se hallan en el cielo.
Esta es la Iglesia eterna, la que absorberá tanto a la Iglesia militante como a la purgante después del Juicio Final.

Y en la práctica, ¿qué significa para mí la comunión de los santos? Quiere decir que todos los que estamos unidos en
Cristo -los santos del cielo, las almas del purgatorio y los que aún vivimos en la tierra- debemos tener conciencia de las
necesidades de los demás.

Los santos del cielo no están tan arrobados en su propia felicidad que olviden las almas que han dejado atrás. Aunque
quisieran, no podrían hacerlo. Su perfecto amor a Dios debe incluir un amor a todas las almas que Dios ha creado y
adornado con sus gracias, todas esas almas en que El mora y por las que Jesús murió. En resumen, los santos deben amar
las almas que Jesús ama, y el amor que los santos del cielo tienen por las almas del purgatorio y las de la tierra, no es un
amor pasivo.

Los santos anhelan ayudar a esas almas en su caminar hacia la gloria, cuyo valor infinito son capaces de apreciar ahora
como no podían antes. Y si la oración de un hombre bueno de la tierra puede mover a Dios, ¡cómo será la fuerza de las
oraciones que los santos ofrecen por nosotros!

Son los héroes de Dios, sus amigos íntimos, sus familiares.

Los santos del cielo oran por las ánimas del purgatorio y por nosotros. Nosotros, por nuestra parte, debemos venerar y
honrar a los santos. No sólo porque pueden y quieren interceder por nosotros, sino porque nuestro amor a Dios así lo
exige.
Un artista es honrado cuando se alaba su obra. Los santos son las obras maestras de la gracia de Dios; cuando los
honramos, honramos a Quien los hizo, a su Redentor y Santificador. El honor que se da a los santos no se detrae de Dios.
Al contrario, es un honor que se le tributa de una manera que El mismo ha pedido y desea. Vale la pena recordar que, al
honrar a los santos, honramos también a muchos seres queridos que se hallan ya con Dios en la gloria. Cada alma que
está en el cielo es un santo, no sólo los canonizados.

Por esta razón, además de las fiestas especiales dedicadas a algunos de los santos canonizados, la Iglesia dedica un día al
año para honrar a toda la Iglesia triunfante, es la Fiesta de Todos los Santos, el primero de noviembre.

Como miembros de la comunión de los santos, los que aún estamos en la tierra debemos orar además por las benditas
ánimas del purgatorio. Ahora, ellas no pueden ayudarse: su tiempo de merecer ha pasado. Pero nosotros sí podemos
hacerlo, pidiendo para ellas el favor de Dios. Podemos aliviar sus sufrimientos y acortar su tiempo de espera del cielo
con nuestras oraciones, con las Misas que ofrezcamos o hagamos ofrecer por ellas, con las indulgencias que para ellas
ganemos (casi todas las indulgencias concedidas por la Iglesia pueden ser aplicadas a las ánimas del purgatorio, si las
ofrecemos por esa intención). No sabemos si las almas del purgatorio pueden interceder por nosotros o no, pero sí
sabemos que, una vez se cuenten entre los santos del cielo, se acordarán ciertamente de aquellos que se acordaron de
ellas en sus necesidades, y serán sus especiales intercesoras ante Dios.

Es evidente que los que estamos todavía en la tierra debemos rezar también los unos por los otros, si queremos ser fieles
a nuestra obligación de miembros de la comunión de los santos. Debemos tenernos un sincero amor sobrenatural,
practicar la virtud de la caridad fraterna de pensamiento, palabra y obra, especialmente con el ejercicio de las obras de
misericordia corporales y espirituales. Si queremos asegurar la permanente participación en la comunión de los santos,
no podemos tomar a la ligera nuestra responsabilidad hacia ella.
Las propiedades de la Iglesia y defina cada una de ellas
Las propiedades son manifiestos que se derivan de su esencia. No son su esencia pero están ligados a ella. Estas
están unidas entre sí por el hecho que inhabitan unas en otra.
Las propiedades sólo pueden comprenderse desde el interior de la iglesia, sintiéndonos iglesia.
1. La Iglesia es una:
a. Por su origen: en la Santísima Trinidad
b. Por su fe: la iglesia es un conjunto de personas con un principio de vida común, que es la fe,
alianza con Dios.
c. Por su fuente de santidad: los sacramentos centro de culto cristiano, crean la unidad de los
creyentes, una misma fe, mismos sacramentos.
d. Por el amor: por un lado nos une y por otro nos abre al mundo
e. Por su jerarquía el Papa y sus obispos: el ministerio jerárquico intenta garantizar la comunión a
través de todos los tiempos y lugares de la historia.
f. La iglesia es comunión: Unidad frente a la uniformidad

2. La Iglesia es Santa:
a. Por su fundador : Cristo
b. Por el alma que la vivifica: El Espíritu Santo
c. Por poseer los medios de Santificación: la Palabra y los Sacramentos
d. Expresiones de Santidad: La Santidad de sus miembros

3. La Iglesia es Católica
a. Católica verdadera y universal
b. La Trinidad es fuente de la catolicidad
c. Lo humano es fuente de la catolicidad
d. El dinamismo de la catolicidad: la misión

4. La Iglesia es Apostólica
a. Apostolicidad de Origen
b. Apostolicidad de doctrina: La apostolicidad del pueblo de Dios.
c. La apostolicidad del ministerio:
d. Visión mundial de la apostolicidad

La autoridad del Papa propiedades definir c/u de ellas


El Papa, con mucha frecuencia, trata cuestiones sociales, económicas y políticas específicas para
derramar sobre las mismas la luz del Evangelio
Por: Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María | Fuente: Corazones.org

Los Documentos Pontificios son todos importantes ya que todos tienen como autor al Papa. La importancia del
documento no se deduce tanto de su clasificación (Encíclica, Constitución Apostólica, etc.) como de su contenido.
Los Documentos Pontificios se clasifican en:

1. Cartas Encíclicas
2. Epístola Encíclica
3. Constitución Apostólica
4. Exhortación Apostólica
5. Cartas Apostólicas
6. Bulas
7. Motu Proprio

Cómo verificar si un documento es oficial


Si es oficial aparece en el Acta Apostolicae Sedis. Actas de la Sede Apostólica, (AAS) es el Boletín oficial de la Sede
Apostólica en el que se publican los decretos legales y las enseñanzas autorizadas. Establecido el 29 de septiembre de
1908, contiene los decretos principales, cartas encíclicas, decisiones de las congregaciones romanas y anuncios de
nombramientos eclesiásticos. El contenido se considera promulgado cuando se publica y efectivo tres meses de la fecha
de edición.

Si no se tiene acceso a esta acta, se puede verificar con el periódico del Vaticano L´Osservatore Romano que se
publica en español y otros idiomas.
El lenguaje oficial y la versión típica para todos los documentos eclesiales es el latín.

1. CARTAS ENCÍCLICAS

Del Latín Literae encyclicae, que literalmente significa "cartas circulares". Las encíclicas son cartas públicas y formales
del Sumo Pontífice que expresan su enseñanza en materia de gran importancia. Pablo VI definió la encíclica como "un
documento, en la forma de carta, enviado por el Papa a los obispos del mundo entero".

Las encíclicas se proponen:


 Enseñar sobre algún tema doctrinal o moral
 Avivar la devoción
 Condenar errores
 Informar a los fieles sobre peligros para la fe procedentes de corrientes culturales, amenazas del gobierno, etc.

Por definición, las cartas encíclicas formalmente tienen el valor de enseñanza dirigida a la Iglesia Universal. Sin embargo,
cuando tratan con cuestiones sociales, económicas o políticas, son dirigidas comúnmente no sólo a los católicos, sino a
todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Esta práctica la inició el Papa Juan XXIII con su encíclica Pacem in
terris (1963). En algunos casos, como el de la encíclica Veritatis splendor (1993) de Juan Pablo II, el Papa solo incluye
en su saludo de apertura, a los Obispos, aunque él pretenda la doctrina de la encíclica para la instrucción de todos los
fieles. Esto tiene su razón de ser en el hecho de que los Obispos son los Pastores que deben enseñar a los fieles la doctrina.

Debido al peso y la verdad que contienen, todo fiel debe concederle a las encíclicas asentimiento, obediencia y respeto.
El Papa Pío XII observó que las encíclicas, aunque no son la forma usual de promulgar pronunciamientos infalibles, si
reflejan el Magisterio Ordinario de la Iglesia y merece ese respeto de parte de los fieles (Humani generis, 1950).

El título que se le da a la encíclica se deriva de sus primeras palabras en latín. Por ejemplo la encíclica del Papa Pablo VI
sobre la inmoralidad de la contracepción, se tituló Humanae vitae, (Vida Humana).

a. Breve Historia

La encíclica es una forma muy antigua de correspondencia eclesiástica, que denota de forma particular la comunión de
fe y caridad que existe entre las varias "iglesias", esto es, entre las varias comunidades que forman la Iglesia.
A principios de la Iglesia, los obispos frecuentemente enviaban cartas a otros obispos para asegurar la unidad en la
doctrina y vida eclesial.
 Benedicto XIV (1740-1758), revivió la costumbre, enviando "cartas circulares" a otros obispos. Estas cartas
papales tocaban temas de doctrina, moral o disciplina, afectando a toda la Iglesia.
 Con Gregorio XVI (1831-1846), el término "encíclica" se hizo de uso general.
 León XIII (1878-1903), excedió por más del doble el número de encíclicas escritas de su predecesor Pío IX
(1846-1878), con 75 encíclicas en total. León XIII también cambió el énfasis del tono de las encíclicas, el cual
había sido preeminentemente condenatorio. El comenzó a esbozar una idea rápida, de forma positiva, de cómo
la Iglesia debía responder a los problemas concretos, especialmente en el orden ético-social. El acercamiento
innovador de León XIII, popularizó las encíclicas como puntos de referencia, no solo para la doctrina Católica
pero también, para muchos programas de acción.
 El Papa Juan Pablo II escribió 14 Encíclicas, 13 de ellas son Cartas Encíclicas y una -la "Slavorum apostoli"- es
una Epístola Encíclica, todas ellas unas joyas que iluminan las doctrinas y valores morales más importantes.
 El Papa Benedicto XVI, escribió 3 cartas encíclicas, que se enfocan en el tema social, la caridad y la esperanza.
 El Papa Francisco ha escrito una enciclica sobre la fe, "Lumen fidei", y la Exhortación Apostólica "Evangelii
Gaudium" sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual (24 de noviembre de 2013). Está en preparación
de una nueva encíclica sobre la ecología que se prevé aparecerá publicada a mediados de 2015.
En los Pontificados del siglo XX-XXI, el número de encíclicas publicadas ha variado ampliamente:

- León XIII (1878 y 1903). 75 Encíclicas


- San Pío X (1903-1914). 16 Encíclicas
- Benedicto XV (1914-1922). 30 Encíclicas
- Pío XI (1922-1939). 41 Encíclicas
- Pío XII (1939-1958). 8 Encíclicas
- Juan XXIII (1958-1963). 7 Encíclicas
- Pablo VI (1963-1978). 9 Encíclicas
- Juan Pablo II (1978-1998). 13 Encíclicas y 1 Epístola Encíclica
- Benedicto XVI (2005-2013): 3 Encíclicas
- Francisco (2013- ): 1 Encíclica y 1 Exhortación Apostólica

b. Tipos de Encíclicas

 Encíclicas Doctrinales
Desarrollan extensamente la doctrina que el Papa propone en la misma. Muchas de estas han marcado
significativamente la vida de la Iglesia.

Algunas buscan clarificar opiniones teológicas erróneas explicando el error y enseñando la doctrina ortodoxa.

Otros documentos del magisterio ordinario que han tenido un gran impacto en la vida de la Iglesia son las llamadas
"encíclicas sociales". Desde el final del siglo XIX, los Papas han formulado una doctrina social que ha enriquecido
la tradición de la Iglesia. Mientras que son articuladas en diferentes maneras y aplicadas a varios problemas, el
corazón de las enseñanzas de los Papas ha sido la defensa de la persona humana creada a imagen y semejanza de
Dios.

 Encíclicas Exhortatorias
Algunas encíclicas tratan específicamente sobre temas más espirituales. Su propósito principal es ayudar a los
católicos en su vida sacramental y devocional. Al no estar enmarcadas en vista a una controversia doctrinal o
teológica, estas encíclicas expanden la dimensión del misterio Cristiano, como una ayuda para la Piedad.

De vez en cuando, hay encíclicas que tratan cuestiones particulares disciplinarias o prácticas.

2. EPÍSTOLAS ENCÍCLICAS
Difiere muy poco de las cartas encíclicas. Las epístolas son poco frecuentes y se dirigen primariamente a dar instrucciones
en referencia a alguna devoción o necesidad especial de la Santa Sede. Por ejemplo: algún evento especial, como el Año
Santo.

3. CONSTITUCIÓN APOSTÓLICA

Estos documentos son la forma más común en la que el Papa ejerce su autoridad "Petrina". A través de estas, el Papa
promulga leyes concernientes a los fieles. Tratan de la mayoría de los asuntos doctrinales, disciplinares y administrativos.
La erección de una nueva diócesis, por ejemplo, se hace por medio de una Constitución Apostólica.

Mientras que al principio, dichas constituciones enunciaban normas legales y continúan siendo principalmente
documentos legislativos, tienen ahora frecuentemente un fuerte componente doctrinal. Pertenecen al magisterio ordinario
del Papa.

4. EXHORTACIÓN APOSTÓLICA

Estos documentos generalmente se promulgan después de la reunión de un Sínodo de Obispos o por otras razones. Son
parte del magisterio de la Iglesia.

5. CARTA APOSTÓLICA

Estos documentos son cartas dirigidas a grupos específicos de personas. Estas también pertenecen al Magisterio
Ordinario.

6. BULA

Desde el siglo sexto en adelante, la cancillería papal usó un sello de plomo o de cera para autentificar sus documentos.
La bula era inicialmente un tipo de plato redondo con forma de disco que se aplicaba a los sellos metálicos que
acompañaban ciertos documentos papales o reales.

Alrededor del siglo XIII, empezó a significar no solo el sello en sí mismo, sino el documento per-se. Desde ahí hasta el
siglo XV, la bula era un término amplio que designaba la mayoría de los documentos papales.

Durante el pontificado del Papa Eugenio IV (1431) comenzó un cambio. Ya existía una delineación de documentos
papales, por ejemplo, en el 1265 el Papa Clemente IV escribió a un sobrino y usó, no una bula sino un sello de cera que
tenía la impresión del anillo del pescador.

El Papa Eugenio IV, efectuó cambios administrativos para remover el lento sistema de las bulas, reemplazándolo con
una variedad de documentos, siendo el más notable el "breve apostólico".

Las bulas continuaron siendo utilizadas, sin embargo, en ciertos momentos en conjunción con los breves. Un ejemplo de
este caso fue bajo el pontificado del Papa Julio II (1503-1513), quien primero otorgó un breve concediendo la
dispensación al Rey Enrique VIII de Inglaterra para casarse con Catalina de Aragón y luego otorgó una bula.

Por costumbre la bula tiene una inscripción en la cual el Papa utiliza el título Episcopus Servus Servorum Dei (El Siervo
de los Siervos de Dios). Este título fue adoptado muy probablemente por el Papa San Gregorio I (Magno; 590-604), ya
que el había escogido este título como protesta contra el patriarca de Constantinopla, Juan el Rápido, quien se hacía
llamar el "Patriarca Ecuménico". Se popularizó su uso en el 1800.

Una colección de bulas es llamada "bullarium".

Algunos documentos papales reciben el nombre de bula de forma equivocada. Un ejemplo es la Constitución Apostólica
Munificentissimus Deus (1950), promulgada por el Papa Pío XII cuando definió el Dogma de la Asunción de la Santísima
Virgen a los Cielos. Este documento es llamado frecuentemente con el nombre de "bula".

MOTU PROPRIO

Son documentos papales que contienen las palabras "Motu proprio et certa scientia". Significa que dichos documentos
son escritos por la iniciativa personal del Santo Padre y con su propia autoridad.

Es conveniente notar que solamente la enseñanza dirigida a toda la Iglesia Universal expresa el Magisterio Ordinario en
su sentido pleno. Los discursos Ad limina, dados a los obispos de una región particular y los discursos dados durante las
visitas a los diferentes países, no pertenecen, en el mismo grado, al Magisterio Ordinario como aquellos discursos
dirigidos a la Iglesia Universal. Sin embargo hay que notar que cuando el Papa enseña, aunque sea a una región particular,
frecuentemente se refiere a verdades que ya eran del magisterio.

El Papa, con mucha frecuencia, trata cuestiones sociales, económicas y políticas específicas con el propósito de derramar
sobre las mismas la luz del Evangelio. Aparte de enseñar ciertos principios morales, también usualmente recomiendan
formas de acción práctica. Estas últimas proposiciones merecen respetuosa consideración, pero no llaman al ejercicio del
asentimiento religioso de la misma manera que lo exige la enseñanza en fe y moral. Los católicos son libres para presentar
soluciones prácticas alternativas, siempre y cuando acepten los principios morales expuestos por el Papa. En todo caso
la autoridad del Papa merece profundo respeto.

Lamentablemente, muchos católicos abusan la libertad para rechazar el magisterio. Hay corazones que sólo buscan
reducir al mínimo lo que tienen obligación de asentir y no se abren a toda la sabiduría que Dios otorga a través del Papa.
Al final de ese camino, aun lo esencial se va secando y abandonando.

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