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INSTITUTO TECNOLÓGICO DE CIUDAD GUZMÁN

INGENIERIA EN ELECTRONICA

TEORIA ELECTROMAGNETICA

Trabajo de Investigación:
Efectos de las ondas electromagnéticas
(Armas que utilizan
Ondas Electromagnéticas)

PROFESOR:
M.C. José Mario Ferreira Ayala

ALUMNOS:
Alma Judith Magaña solano
Carlos Enrique Jiménez Salas

Ciudad Guzmán, Jalisco


10 de Diciembre de 2007
ONDAS ELECTROMAGNÉTICAS

El descubrimiento de las ondas electromagnéticas fue uno de los avances más


importantes del siglo XIX. Cuando Maxwell postuló la existencia de estas
ondas consiguió aclarar el problema de la naturaleza de la luz, y además unir la
electricidad, el magnetismo y la óptica en una misma rama. Sin embargo no
pudo demostrar su existencia, fue Hertz 20 años después, en 1887, el primero
en producir ondas electromagnéticas y con ello confirmar las leyes de Maxwell.

Las ondas electromagnéticas están constituidas por dos campos, uno eléctrico
y otro magnético, mutuamente sostenidos que se propagan en el espacio en
forma ondulatoria. Estas ondas, portadoras de energía, se caracterizan por los
parámetros: amplitud y frecuencia, que las determinan totalmente. Pero,
además de sus propiedades ondulatorias, también presentan aspectos
corpusculares (fotones) comportándose entonces, como paquetes de energía,
la cual depende exclusivamente de la frecuencia. Esta visión de la onda como
partícula es de gran utilidad para las consideraciones bioquímicas. Las ondas,
además de energía, pueden portar información si se modula su amplitud,
frecuencia o ambas; y por ello se utilizan en los sistemas de telecomunicación.

Las ondas con energía suficiente para romper las uniones químicas son
llamadas radiaciones ionizantes. Éstas incluyen Rayos X y otras ondas de
frecuencia más altas. El resto de las ondas son las no-ionizantes.

Las cargas eléctricas al ser aceleradas originan ondas electromagnéticas. Un


campo eléctrico variable engendra un campo magnético variable y este a su
vez uno eléctrico, de esta forma las o .e. m. se propagan en el vacio sin
soporte material.

Dentro de este tipo de ondas dependiendo de su longitud de onda y frecuencia,


se clasifican en distintos tipos (ver “Espectro Electromagnético”), hoy en día las
ondas de radio y televisión, las microondas, los Rayos X..., son algo cotidiano.

Los efectos de las radiaciones gamma, rayos x, rayos UVA, son conocidos,
pero los de las ondas de radio y televisión no. Algunos estudios indican que
estas ondas pueden ser una seria amenaza para la salud, pudiendo provocar
efectos adversos sobre el hombre tal y como el desarrollo de tumores,
debilitación del sistema inmunológico, hiperactividad, etc. Sin embargo no hay
un consenso científico ni explicación clara sobre los efectos de estas ondas
sobre las personas.

El Espectro Electromagnético

Las ondas electromagnéticas se agrupan bajo distintas denominaciones según


su frecuencia, aunque no existe un límite muy preciso para cada grupo.
Además, una misma fuente de ondas electromagnéticas puede generar al
mismo tiempo ondas de varios tipos.
• Ondas de radio: son las utilizadas en telecomunicaciones e incluyen las
ondas de radio y televisión. Su frecuencia oscila desde unos pocos
hercios hasta mil millones de hercios. Se originan en la oscilación de la
carga eléctrica en las antenas emisoras (dipolo- radiantes).

• Microondas: Se utilizan en las comunicaciones del radar o la banda


UHF (Ultra-High-Frecuency) y en los hornos de las cocinas. Su
frecuencia va desde los mil-millones de hercios hasta casi el billón. Se
producen en oscilaciones dentro de un aparato llamado magnetrón. El
magnetrón es una cavidad resonante formada por dos imanes de disco
en los extremos, donde los electrones emitidos por un cátodo son
acelerados originado los campos electromagnéticos oscilantes de la
frecuencia de microondas.

• Infrarrojos: Son emitidos por los cuerpos calientes. Los niveles


energéticos implicados en rotaciones y vibraciones de las moléculas
caen dentro de este rango de frecuencias. Los visores nocturnos
detectan la radiación emitida por los cuerpos a una temperatura de 37
º .Sus frecuencias van desde 10 11Hz a 4·1014Hz. Nuestra piel también
detecta el calor y por lo tanto las radiaciones infrarrojas.

• Luz visible: Incluye una franja estrecha de frecuencias, los humanos


tenemos unos sensores para detectarla (los ojos, retina, conos y
bastones). Se originan en la aceleración de los electrones en los
tránsitos energéticos entre órbitas permitidas. Entre 4·1014Hz y
8·1014Hz.

• Ultravioleta: Comprende de 8·1014Hz a 1·1017Hz. Son producidas por


saltos de electrones en átomos y moléculas excitados. Tiene el rango de
energía que interviene en las reacciones químicas. El sol es una fuente
poderosa de UVA (rayos ultravioleta) los cuales al interaccionar con la
atmósfera exterior la ionizan creando la ionosfera. Los ultravioleta
pueden destruir la vida y se emplean para esterilizar. Nuestra piel
detecta la radiación ultravioleta y nuestro organismo se pone a fabricar
melanina para protegernos de la radiación. La capa de ozono nos
protege de los UVA.
• Rayos X: Son producidos por electrones que saltan de órbitas internas
en átomos pesados. Sus frecuencias van de 1'1·1017Hz a 1,1·1019Hz.
Son peligrosos para la vida: una exposición prolongada produce cáncer.

• Rayos gamma: comprenden frecuencias mayores de 1·1019Hz. Se


origina en los procesos de estabilización en el núcleo del átomo después
de emisiones radiactivas. Su radiación es muy peligrosa para los seres
vivos.

CARACTERÍSTICAS de LA RADIACIÓN De O. E. M

• Los campos producidos por las cargas en movimiento pueden


abandonar las fuentes y viajar a través del espacio creándose y
recreándose mutuamente. Lo explica la tercera y cuarta ley de Maxwell.

• Las radiaciones electromagnéticas se propagan en el vació a la


velocidad de la luz "c". Y justo el valor de la velocidad de la luz se
deduce de las ecuaciones de Maxwell, se halla a partir de dos
constantes del medio en que se propaga para las ondas eléctricas y
magnéticas.

• Los campos eléctricos y magnéticos son perpendiculares entre si ( y


perpendiculares a la dirección de propagación) y están en fase: alcanzan
sus valores máximos y mínimos al mismo tiempo y su relación en todo
momento está dada por: E=c· B

• El campo eléctrico procedente de un dipolo está contenido en el plano


formado por el eje del dipolo y la dirección de propagación. El enunciado
anterior también se cumple si sustituimos el eje del dipolo por la
dirección de movimiento de una carga acelerada.

• Las ondas electromagnéticas son todas semejantes y sólo se diferencian


en su longitud de onda y frecuencia.

• Las ondas electromagnéticas transmiten energía incluso en el vacío. Lo


que vibra a su paso son los campos eléctricos y magnéticos que crean a
propagarse. La vibración puede ser captada y esa energía absorberse.

• La intensidad de la onda electromagnética al expandirse en el espacio


disminuye con el cuadrado de la distancia.

ASPECTOS SOBRE FUENTES Y PROPAGACIÓN DE ONDAS


Es básico conocer que a medida que las ondas se propagan por el espacio, su
densidad de potencia disminuye con la distancia a la fuente dependiendo de la
apertura y geometría que presente el frente de ondas. Este hecho es
fundamental para la protección, pues conociendo la potencia de emisión y la
apertura sabremos las densidades de potencia a las diferentes distancias.

Por ejemplo, una antena que emitiese una onda perfectamente esférica con
una potencia (energía por segundo) dada, su densidad de potencia a una
distancia determinada sería su potencia de emisión dividida por la superficie de
la esfera de ese radio. Como se ve la densidad de potencia de la onda se
atenúa de forma proporcional al cuadrado de la distancia. Con otras geometrías
del frente de ondas la atenuación podría ser menor, pero en todo caso siempre
sería inversamente proporcional a la distancia.

Las antenas de telefonía móvil (estaciones base) están instaladas sobre torres
de 10-30 metros de altura, o bien sobre torres mas pequeñas cuando estas van
colocadas sobre los edificios. Normalmente cada torre soporta tres antenas,
cada una de ellas con una cobertura sobre un sector de 120º. La mayor parte
de la potencia radiada se concentra en un rayo de apertura aproximada de 6º, y
el resto en una serie de rayos más débiles a los lados del rayo principal.

El rayo principal no llega a alcanzar el suelo hasta una distancia desde la torre
de 50 m. aproximadamente, como se aprecia en la figura siguiente.

La potencia máxima de emisión en el estándar GSM (banda de los 900 MHz.)


es de 320 wattios y en sistema DCS (banda de los 1.800 MHz.) de 20 wattios,
aunque la potencia máxima transmitida por las estaciones base de los
operadores españoles se sitúa en el margen de 20 - 35 wattios en la inmensa
mayoría de los casos.

Teniendo en cuenta todo lo dicho anteriormente, es fácil comprobar que una


antena de telefonía móvil que emitiera al máximo permitido por el estándar
GSM (320 W) produciría una densidad de potencia de alrededor de 1W/m2 , en
el caso mas desfavorable de una pequeña apertura en el rayo principal, a la
distancia de 50 metros y que esta distancia tendría que ser menor de 6 metros
para que se superasen los 9 W/m2 que se fijan en los estándares de
protección, siempre suponiendo que hablamos de puntos dentro del cono de
emisión; es decir, dentro de la apertura del rayo principal. Nuevamente hay que
recordar que en la realidad las estaciones base emiten con una potencia
mucho mas baja del máximo permitido en la mayoría de los casos.
La potencia de emisión de los teléfonos móviles varia desde 0,6 a 2 wattios,
pudiéndose considerar su fuente de ondas como esférico. Es claro que con
esta emisión la densidad de potencia, y por tanto la tasa de absorción
específica local en los tejidos cercanos al oído, ha de ser mayor que la
producida por las estaciones base de telefonía móvil ya que la relación
potencia / distancia es favorable a éstos. Por supuesto hay que tener en cuenta
que la exposición es temporal y local en los teléfonos, mientras que es
permanente y general en el caso de las antenas.

PARÁMETROS DE INTERÉS

Un campo electromagnético puede caracterizarse por medio de su valor pico o


valor medio (valor cuadrático medio). Los campos eléctricos (E) se miden en
voltios por metro (V/m) y los magnéticos (B) en amperios por metro (A/m) o
teslas (T). Estos valores se utilizan a veces como limitadores para referentes
de protección.

La intensidad (I), o densidad de potencia, de una onda electromagnética es la


energía que traspasa una superficie de 1 m2 en un segundo, por tanto, se trata
de una propiedad del campo que varía según el punto donde se determine. La
potencia normalmente se mide en wattios (W), y la intensidad en wattios por
metro cuadrado (W/m2). Este parámetro, junto con el siguiente, es de
importancia para la protección.

Otro parámetro a definir, básico en materia de seguridad y protección


electromagnética, es la Tasa de Absorción Específica (SAR), que se define
como la potencia absorbida por unidad de masa del objeto irradiado. Se
expresa en wattios/Kg. Este parámetro se usa para limitar la exposición de los
ciudadanos a determinados niveles de campos electromagnéticos. Puede
referirse a todo el cuerpo o a partes diferenciadas del mismo (cabeza y tronco,
miembros). Este último parámetro es difícil de medir por lo que se utilizan en la
práctica otros indicadores, como pueden ser la intensidad de campo eléctrico,
la inducción magnética o bien la propia densidad de potencia.

Factores modificadores

Varios factores influencian el efecto de los campos electromagnéticos (EMFs)


incluyendo los campos de radio frecuencias (RF):

La fuerza del campo: En general, a campo más fuerte, más fuerte es el efecto
anticipado. Hay evidencia, sin embargo, de que, en algunos casos, puede
existir un efecto ventana. En estos casos, los efectos se han visto a niveles
bajos y altos, pero no a niveles intermedios.

La frecuencia o longitud de onda: La frecuencia y longitud de onda están


directamente relacionadas - a mayor frecuencia, menor longitud de onda. La
mayoría de las personas están familiarizadas con las diferencias de los efectos
entre los Rayos X, radiación ultravioleta, luz visible, y la radiación infrarroja, por
ejemplo. Se piensa que las ondas con frecuencias más altas y menores
longitudes de onda presentan los mayores riesgos. Los Rayos X y la luz
ultravioleta tienen una frecuencia más alta que la luz visible, y se conoce que
pueden causar cáncer. A frecuencias por debajo de la luz visible, los impactos
adversos están normalmente asociados con los efectos caloríficos de las ondas
en los sistemas biológicos. Hay evidencia de que algunos efectos son
específicos de una frecuencia o de un rango pequeño de frecuencias.

Las modulaciones en el campo: Las modulaciones son cambios en los


campos tales como variación en la frecuencia o fuerza. Efectos diferentes han
sido observados con ondas continuas o pulsátiles, y estas diferencias también
pueden depender de la frecuencia de la modulación.

La resonancia: La cantidad de energía absorbida depende del tamaño del


objeto. Cuando el tamaño del cuerpo interceptando se aproxima al de la
longitud de onda es absorbida la energía máxima. A mayor cuerpo menor
frecuencia resonante. Para un adulto en pie, es aproximadamente de 77 MHz,
para un ratón aproximadamente 2450 MHz. (Hitchcock & Patterson, 1995). El
impacto de RF se relaciona, por consiguiente, también con el tamaño del
cuerpo que es afectado.

Distancia de la fuente: Las características de las ondas cambian con la


distancia de la fuente. Cerca de la fuente, el campo cercano, los campos son
más complejos. A distancias que son múltiplos de la longitud de onda (el
campo lejano), los campos son más predecibles. Salvo situaciones de trabajo
especiales, las exposiciones a los campos de estación base de los
transmisores ocurrirían normalmente en lo que es conocido como la zona del
campo lejano.
VALORES A LOS QUE ESTAMOS SOMETIDOS

(Ondas de radio frecuencia)

.Fuentes Naturales : Las densidades de potencia a las que el ser humano se


ve expuesto debido a estas fuentes son muy bajas, teniendo únicamente algo
de relevancia el sol, cuya densidad de potencia (de RF) en la superficie es
inferior a 0.01 mw/m².

• Fuentes Artificiales: Van a ser las causantes de la inmensa mayoría de


campos de RF a los que se ve sometido el hombre. Distinguiremos las
siguientes situaciones :
o Comunidad: La mayoría de los campos de RF encontrados en
este entorno están debidos a transmisiones de TV y de radio
comerciales y a otros equipos de telecomunicación, como pueden
ser los propios de la telefonía móvil. Un estudio llevado a cabo en
EEUU encontró que en las grandes ciudades, el nivel medio de
radiación de RF está en torno a los 50 uw/m², y que el 1% de la
población de dichas ciudades se encuentra expuesta a
radiaciones de RF superiores a 10 mw/m².

o Casa: Las fuentes de RF que se encuentran en el domicilio


incluyen hornos de microondas, teléfonos móviles, alarmas,
pantallas y equipos de recepción de TV. Los microondas, que
pudieran ser fuente de altos niveles de RF están sometidos a
standards que limitan las pérdidas de los mismos. Así, el nivel
medio encontrado en este entorno no supera las decenas de
uw/m².

o Lugar de trabajo: Hay un gran número de procesos industriales


que emplean campos de RF tales como calentadores dieléctricos
empleados en la laminación de madera y el sellado de plásticos,
calentadores industriales de inducción y hornos de microondas,
equipos de diatermia en medicina, para tratar el dolor y la
inflamación en tejidos corporales, o equipos electro-quirúrgicos
para cortar o soldar tejidos. Dichos campos pueden sobrepasar
las decenas de w/m², con lo que dichos niveles de exposición han
de ser regulados tanto a nivel nacional como internacional.

Ente los standareds y regulaciones de seguridad de exposición a radiaciones,


los más difundidos son los del Institute of Electrical and Electronics Engineers
and American National Standards Institute (IEEE/ANSI) y los de la International
Commission on Non-Ionizing Radiation Protection (ICNIRP).

Los límites pueden venir expresados en dos tipos de unidades. Cuando


interesa describir la potencia de la radiación en el aire, sin atender a su
interacción con un cuerpo expuesto a la señal, se emplea la densidad de
potencia (S), que se define como potencia por unidad de superficie
perpendicular a la dirección de propagación de la onda electromagnética.
Si, por el contrario, el interés de la medida radica en valorar la forma en que la
energía de una radiación es absorbida por un cuerpo dado, se calcula la tasa
de absorción específica (SAR). La SAR es la derivada en el tiempo del
incremento de energía (dW) absorbida por una masa diferencial (dm) contenida
en un volumen diferencial (dV) y que tiene una determinada densidad. El valor
de la SAR es, por tanto, dependiente, entre otros parámetros, del valor de la
densidad de corriente inducida por la radiación en el tejido (A/m²), de la
densidad del tejido (kg/m³) y de la conductividad del tejido (S/m).

A continuación se recoge un resumen de niveles de referencia (NR) y


restricciones básicas (RB) para exposiciones a RF (ICNIRP Guidelines, 1998).

Densidad de potencia (w/m²)

Frecuencia (MHz) Público Ocupacional


400-2000 f/200 (NR) f/40 (NR)
2000-300000 10 (NR) 50 (NR)
10000-300000 10 (RB) 50 (RB)

SAR w/kg(Entre 0.1 y 10000 MHz)

Localización Público Ocupacional


Cuerpo completo 0.08 (RB) 0.4 (RB)
Cabeza y tronco 2 (RB) 10 (RB)
Miembros 4 (RB) 20 (RB)

Notas a las restricciones básicas(RB) : Las RB son restricciones en los


niveles de exposición basadas en efectos sobre la salud bien establecidos.
Para asegurar una protección contra tales efectos, los valores correspondientes
no deben ser rebasados.

 Todos los valores SAR han de ser promediados sobre cualquier periodo de
6 minutos.

 Valores SAR para cabeza + tronco y para miembros, absorbidos por 10


gramos de tejido contiguo.

 Las densidades de potencia han de ser promediadas sobre cualquier área


de 20 cm² de superficie expuesta y para periodos de minutos (siendo f la
frecuencia en GHz), para compensar la reducción en la penetración al
incrementar la frecuencia.

 Las densidades de potencia máximas, promediadas sobre 1 cm², no deben


exceder en más de 20 veces los valores de la tabla.

EFECTOS SOBRE LA SALUD


Los efectos sobre la salud de las ondas electromagnéticas son muy variados
en función de su frecuencia; es decir, de la energía que portan sus fotones.
Abarcan desde los efectos nulos, para muy bajas frecuencias, hasta efectos
gravísimos en el caso de los rayos gamma o de los rayos cósmicos.

Las ondas de telefonía móvil quedan dentro del rango de la radiación


electromagnética no-ionizante; es decir, no portan suficiente energía para
poder romper los enlaces químicos. Este hecho es de una trascendencia
fundamental, pues determina que las ondas, por sí solas, no puedan deteriorar
materiales sensibles como el ADN o complejos enzimáticos, o bien, inducir la
formación de sustancias extrañas. Dado que en el deterioro del ADN se
encuentra la base de los procesos mutágenos y cancerígenos, el carácter no-
ionizante de estas ondas adquiere una importancia capital.

No obstante se ha argumentado sobre la posibilidad de efectos bioquímicos por


cooperación, de forma que la radiación potencie sustancias o fenómenos que
conjuntamente pudieran producir alteraciones, no producidas individualmente.
Así mismo se han señalado, como hipotéticas causas de modificaciones
bioquímicas, fenómenos de resonancia.

Aparte de los efectos bioquímicos, las ondas electromagnéticas, presentan


claros aspectos biofísicos. En el rango de frecuencias que nos importa el efecto
térmico es manifiesto y su influencia en la salud innegable. Además, otros
fenómenos biofísicos tales como la creación de dipolos, alteración en las
corrientes de fluidos orgánicos, alteraciones en los electrolitos, etc., se han
señalado como causas hipotéticas, aunque al día de la fecha no manifiestas,
de alteraciones en la salud.

Dejando aparte el efecto térmico, que pasaremos a tratar seguidamente, el


resto de las hipotéticas causas, bioquímicas o biofísicas, de alteraciones
conducentes a efectos negativos sobre la salud no se muestran, en el presente,
evidentes en modo alguno. No obstante, la postura lógica y científica es la de
continuar su estudio en el futuro, sin bajar en ningún momento la guardia.

El efecto térmico es debido a que todo campo electromagnético variable, y una


onda es eso, induce corrientes eléctricas, y éstas a su vez disipan energía, en
mayor o menor cuantía dependiendo de los coeficientes de conductividad e
inducción. La disipación de energía contribuye evidentemente a la elevación de
la temperatura, que será de forma local o general dependiendo que la
irradiación sea local o general.

Así las cosas, una irradiación general, si es lo suficientemente intensa para que
los mecanismos de reestablecimiento del equilibrio térmico se vean superados,
producirá un estado de salud alterado correspondiente con una hipertermia y
presentará los signos y síntomas de tal estado febril, así como las
consecuencias que tal estado conlleva si se prolonga excesivamente en el
tiempo.

Análogamente una irradiación parcial produce una elevación de la temperatura


localmente en la zona irradiada, que pondrá en marcha los mecanismos de
reestablecimiento del equilibrio térmico. Vistas así las cosas, pudiera parecer
que la irradiación local tiene consecuencias menos graves que la general, pero
esto es engañoso en algunos casos, ya que la lesión local puede ser grave si
hay dificultades para equilibrar la temperatura, por ejemplo por ser un tejido
poco o nada vascularizado (tal es el caso de las cataratas), aunque para que
se produzca esta lesión se necesitan intensidades muy altas (densidades de
potencia mayores de 100 W/m2 ) así como un tiempo prolongado de
exposición. Por otra parte irradiaciones muy localizadas pueden ser a la vez
muy intensas, o sobre tejidos muy sensibles a la temperatura.

La irradiación natural procedente del sol, que se centra en las frecuencias del
espectro visible, tiene poca penetración en el organismo, cediendo la mayor
parte de su energía en los tejidos superficiales; mecanismos de equilibrio,
refinados evolutivamente, se opondrán a esta hipertermia superficial. Por el
contrario, las radiofrecuencias, con longitudes de onda mucho mayores,
penetran profundamente en el organismo cediendo energía en todo la masa
corporal. Aunque sin darle importancia alguna en las exposiciones normales,
este hecho se ha de mencionar en relación con los embarazos.

Se ve, pues, que los efectos térmicos de las radiofrecuencias pueden producir
alteraciones en la salud si aquellas son lo suficientemente intensas para que la
energía cedida al organismo llegue a elevar la temperatura de forma general o
local. Así que se hace necesario fijar límites a la irradiación para que no se
traspase el umbral, con un generoso margen de precaución, por encima del
cual se manifiestan los efectos térmicos.

Llegado este punto, conviene dividir los efectos sobre la salud imputados a las
ondas electromagnéticas de radiofrecuencia en dos grupos:

1.- Uno haría referencia a los efectos térmicos, que brevemente se han
esbozado en párrafos anteriores, y que son conocidos, estudiados y aceptados
de forma unánime.

2.-Y el otro grupo incluiría el resto de los efectos sobre la salud, a saber, la
mutagenicidad, la carcinogenicidad y los efectos nerviosos, principalmente;
sobre los que también hay una opinión mayoritaria, con alguna discrepancia en
sectores muy minoritarios, del ámbito de la investigación.

En el presente, la Comunidad Científica es de la opinión de que no hay


evidencias que avalen que las radiofrecuencias usadas en telefonía móvil
producen efectos sobre la salud, aparte de los térmicos. Se han dedicado a
este aspecto innumerables experimentos, tanto "in Vitro" como "in vivo",
negativos en su inmensa mayoría, a pesar de que la exposición a la que se
somete el objeto de experimentación suele estar muy por encima de las
densidades de energía que se recomiendan en los estándares de protección.

EL ORGANISMO TIENE SU PROPIO CAMPO ELECTROMAGNÉTICO


Cada una de las células de un ser vivo posee un campo electromagnético
perfectamente definido en el que -valga el símil- la membrana actúa como
condensador y las mitocondrias como fuente de alimentación y donde además
existen sistemas que desempeñan una labor de conmutación y transmisión
como el cito esqueleto. Eso es lo que ocurre a nivel celular. Y lo mismo sucede
en cada uno de los tejidos, órganos y sistemas del cuerpo donde existen
proteínas que transportan la información a la velocidad de la luz. Es más, el
propio ser humano en su conjunto es un campo electromagnético, el más
poderoso instrumento de organización y comunicación biológica que existe en
la naturaleza.

Bueno, pues cada uno de esos niveles posee su propio espectro característico
de ondas electromagnéticas por lo que es necesaria la existencia de
interacciones de resonancia entre ellos a fin de mantener un equilibrio
dinámico. Un acoplamiento que, si se rompe y no es reequilibrado por el propio
organismo, hace sobrevenir la enfermedad.

De ahí precisamente que el ser humano sea tan sensible a cualquier campo
electromagnético externo. Hasta el punto de que un simple cambio de
parámetros meteorológicos (temperatura, humedad, presión, etc.) es suficiente
para desajustarle y poner a prueba sus mecanismos de regulación, defensa y
adaptación.

En suma, sabiendo que los seres vivos son sensibles a los estímulos externos
es evidente que la cada vez más intensa polución electromagnética -además
de otros efectos patológicos valorados y descritos por numerosos
investigadores- puede trastornar su medio interno electromagnético natural. Y
hoy día de forma excesivamente rápida, tanta como para no permitir que el ser
humano pueda adaptarse. Algo que puede inducir en el organismo humano
cambios y patogénesis más allá de los efectos negativos que se han podido
valorar hasta el momento.

Obviamente, los posibles efectos en el organismo de las ondas artificiales


-como la radiación de microondas y las frecuencias extremadamente bajas de
la telefonía móvil- dependen de la coherencia, potencia, modulaciones,
cercanía a la fuente de emisión, duración de la exposición, tipos de ondas y
posibles resonancias así como de las interferencias que se puedan establecer
entre esas señales y los procesos y estructuras fisiológicas del organismo.

Aunque el principal peligro de esta invisible -pero real- amenaza es que las
distintas frecuencias del espectro electromagnético de los dispositivos que
emiten radiación (teléfonos móviles, pantallas de ordenador, líneas de alta
tensión, electrodomésticos, etc.) pueden interferir en las frecuencias del
organismo de la persona -y de todo ser vivo- tanto a nivel orgánico como
celular en virtud del conocido fenómeno de resonancia. Y eso es así porque
esos aparatos -entre ellos, los teléfonos móviles- emiten en la misma o muy
parecida frecuencia que, por ejemplo, un cerebro o un corazón humanos. Con
la diferencia de que lo hacen en frecuencias armónicas, lo que las lleva a
interferir las frecuencias naturales.

LA DECLARACIÓN DE FRIBURGO

También son cada vez más los médicos que han empezado a manifestar
públicamente su preocupación. Muestra de ello es el documento que el 9 de
octubre de 2002 firmaba una veintena de médicos de la región alemana de
Friburgo y cuyo llamamiento ya ha sido suscrito por más de mil médicos y
centenares de terapeutas de todo el mundo. En el texto se puede leer: "En los
últimos años observamos entre nuestros pacientes un dramático aumento de
enfermedades graves y crónicas" (aquí se incluye un listado de distintas
enfermedades entre las que se citan, por ejemplo, infartos, cáncer,
enfermedades cerebrales degenerativas, inmunodeficiencias, insomnio o
cansancio crónico). Y vemos con frecuencia creciente una clara relación
temporal y espacial entre la aparición de estas dolencias y el comienzo de una
irradiación de microondas que se presenta de diversas formas: instalación de
antenas de telefonía móvil en la proximidad de los pacientes o uso intensivo de
teléfonos móviles, adquisición de un teléfono inalámbrico para usarlo en casa o
en la vecindad".

A los médicos no les cabe duda: "Ya no podemos creer en una coincidencia
puramente casual pues con demasiada frecuencia observamos una llamativa
concentración de determinadas enfermedades en zonas o edificios irradiados
con microondas; con demasiada frecuencia mejora la enfermedad o
desaparecen dolencias que se prolongaban meses y hasta años poco tiempo
después de reducir o eliminar la irradiación con microondas; con demasiada
frecuencia se confirman nuestras observaciones con las mediciones de campos
electromagnéticos realizadas in situ". Todo lo observado les lleva a concluir lo
siguiente: "Consideramos que la tecnología de la telefonía móvil introducida en
1992 así como los teléfonos inalámbricos (Norma DECT) que se pueden
comprar desde 1995 son uno de los desencadenantes esenciales de este fatal
desarrollo". Y advierten: "Especialmente amenazados se encuentran las
embarazadas, los niños, los adolescentes y las personas mayores y enfermas".

Confiesan los firmantes de este llamamiento que sus esfuerzos terapéuticos


son cada vez más infructuosos por la libre y continua penetración de las
radiaciones tanto en los lugares de trabajo como en los de residencia y apuntan
en una dirección concreta: "Consideramos el número creciente de enfermos
crónicos también una consecuencia de la política irresponsable de fijación de
límites que, en vez de proteger a la población de los efectos a corto y largo
plazo, se somete a los dictados de una tecnología de cuya peligrosidad se tiene
ya suficiente constancia. Ya no esperamos nada de nuevos e irreales
resultados de la investigación que, según nos muestra la experiencia, están
influenciados reiteradamente por la industria mientras se ignoran estudios con
fuerza probatoria. Consideramos apremiante y necesario obrar ya".

LA CRUZ ROJA CONOCE DESDE 1990 LAS ARMAS QUE USAN ONDAS
ELECTROMAGNÉTICA DE BAJA FRECUENCIA

Armas de energía dirigida

Además de las armas láser antipersonal que, en cierta medida, puede


considerarse que son también armas de energía dirigida, hay armas muy
especiales tales como las que emplean ondas electromagnéticas de diferente
longitud y generadores de haces de partículas que, a juicio de algunos
expertos, son armas antimateria sumamente eficaces y potentes. Hay pocas
posibilidades de que armas de esta índole que requieren gran cantidad de
energía, lleguen a ser, en un futuro próximo, operacionales en el campo de
batalla. En cambio, no puede decirse lo mismo de los sistemas de armas que
utilizan haces de ondas electromagnéticas o impulsos.

Sin embargo, no se conocen con exactitud las consecuencias que a largo plazo
tienen en el cuerpo humano las ondas electromagnéticas, las cuales han sido
objeto de continuos trabajos de investigación. Según la frecuencia utilizada el
modo de emisión, la energía irradiada, así como la forma y la duración de los
impulsos emitidos, las radiaciones electromagnéticas pueden inducir calor en el
cuerpo humano y causar graves quemaduras, o incluso modificaciones de la
estructura molecular de los tejidos afectados.

Se han llevado a cabo trabajos de investigación al respecto en casi todos los


países industrializados, sobre todo en las superpotencias, con objeto de utilizar
estos fenómenos como armas antimateria o antipersonal. Las pruebas
realizadas en este ámbito demuestran que los impulsos de microondas pueden
utilizarse como arma para poner fuera de combate o incluso matar a la persona
humana. Actualmente, es posible emitir un impulso de microonda de
muchísima energía (es decir, entre 150 y 3.000 megahertzios), con un nivel de
energía de varias centenas de megavatios. Con sistemas de antenas
especialmente adaptados, estos generadores pueden, en principio, transmitir, a
cientos de metros, suficiente energía para cocinar.

Cabe puntualizar, sin embargo, que los efectos letales o de incapacitación que
pueden comportar los sistemas de armas que utilizan esta tecnología son
posibles con niveles de energía mucho más bajos. Utilizando el principio de
concentración del campo magnético, que permite el control de la geometría
sobre el objetivo, gracias a los sistemas de antenas especialmente concebidos
con tal finalidad, la energía irradiada puede concentrarse en pequeñas
superficies del cuerpo humano, por ejemplo, en la base del cerebro, donde una
energía relativamente pequeña puede producir efectos mortíferos.

Al parecer, la evolución de la tecnología moderna incita a tomar muy en serio la


producción de tales sistemas de armas, que pueden tener un campo de acción
de unos 15 kilómetros y arrasar toda una zona mediante una serie de rápidos
impulsos, poniendo fuera de combate o matando en pocos segundos a los
soldados que en esa zona no estén protegidos. Dado que las armas de esta
índole pueden instalarse fácilmente en un camión, su transporte no plantea
dificultades.

A pesar de las escasas publicaciones sobre este tema y considerando su


estricta clasificación, por motivos de índole confidencial y de protección, las
investigaciones realizadas en este ámbito parecen demostrar que basta aplicar
muy pequeñas cantidades de radiaciones electromagnéticas para alterar
sustancialmente las funciones de las células vivas. Asimismo, revelan que las
radiaciones electromagnéticas incluso con una corriente muy baja, sobre todo
las que utilizan una forma de impulso que contiene un elevado número de
diferentes frecuencias, pueden ocasionar efectos patológicos muy similares a
los causados por una materia tóxica violenta.

Como más arriba se destaca, la energía necesaria para alcanzar estos


resultados es, a menudo, bastante inferior a la energía requerida para inducir
efectos térmicos considerables en los tejidos del cuerpo humano.

Algunas investigaciones efectuadas en este ámbito parecen confirmar que los


campos electromagnéticos de poca intensidad, cuya modulación se hace
coincidir con las ondas normales del cerebro, pueden afectar gravemente a la
función de éste. Tras experimentos realizados en animales con campos
magnéticos pulsados, se obtuvieron resultados específicos, tales como producir
el sueño del animal, o provocar en él, según la modulación de frecuencia
utilizada, un estado de ansiedad o de agresividad. Por otra parte, es bien
sabido que la aplicación de niveles de energía más elevados que los utilizados
para los experimentos sobre la modificación del comportamiento puede causar
también efectos letales. Un arma antipersonal concebida según esos principios
biofísicos podría originar efectos análogos a los causados por gases
neurotóxicos, aunque sin provocar efectos secundarios ni dejar marcas
permanentes.

ADS
El Active Denial System es un sistema de armas basado en microondas. Es lo
que se llama un “arma no letal”, en el sentido de que no mata a sus objetivos.
En el caso del ADS, se trata de un rayo de microondas cuyo efecto es provocar
una tremenda elevación de la temperatura de la piel, lo que provoca un intenso
dolor. Al menos en teoría, el dolor es lo suficientemente intenso como para
poner en fuga a la víctima. Según Wired, esta arma ha logrado la certificación
de uso, y empezará a ser utilizado en Irak en breve.

El ADS consiste básicamente en una antena de radio que emite una señal de
microondas de 94Ghz, lo que corresponde a una longitud de onda de 3
milímetros. Al tener una longitud de onda tan corta, la señal de radio es
absorbida directamente por la piel, con lo que su temperatura aumenta muy
rápidamente, situándose por encima de los 100 cien grados en apenas unos
segundos; esto provoca un dolor tan intenso, que la persona alcanzada por el
rayo se ve empujada a huir de la zona. En los ensayos realizados, se
comprobó que el dolor se hacía insoportable a los tres segundos, y que
ninguno de los sujetos que participaban era capaz de resistir más de cinco
segundos antes de huir de la zona irradiada.

Este arma se desarrolló en secreto durante diez años, hasta que su existencia
se hizo pública en el 2001. Durante los años 2003 y 2004 el sistema fue
probado sobre voluntarios (militares que aceptaron participar en los
experimentos). Algunos de los soldados que participaron en los experimentos
fueron irradiados en más de diez mil ocasiones, sin detectarse efectos
permanentes, aunque algunos sufrieron quemaduras de segundo grado.

En el año 2005, las baterías de pruebas se dieron por concluidas, y se certificó


que el ADS era válido para ser utilizado como arma de guerra o antidisturbios.
El siguiente paso es el despliegue del arma; inicialmente, está previsto
desplegarla en vehículos terrestres que llevarán montada una antena emisora
con un alcance de 700 yardas (unos 640 metros), aunque se está trabajando
en un modelo aerotransportado con un alcance mucho mayor.

Desde hace tiempo, diversas fuentes pronosticaban su despliegue en Irak para


finales de este año, aunque a día de hoy aún no se ha confirmado oficialmente
este extremo.

¿Hasta que punto es “no letal” este arma? Es cierto que ha sido sometida a
una batería de pruebas muy amplia, pero también es verdad que se tomaron
toda clase de precauciones; por poner un ejemplo, antes de cada prueba se
comprobaba que los participantes no llevaran lentillas ni gafas (para evitar
daños en los ojos) ni objetos de metal (como llaves). Evidentemente, con los
irakies contra los que se disparen estas armas no se tomarán estas
precauciones.

Railgun

Diagrama esquemático de un arma de raíles

El Arma de Raíles (Railgun o Rail Gun en inglés) es un arma


electromagnética que dispara pequeños proyectiles metálicos a alta
velocidad.A veces también se le llama Gauss Gun. No hay que confundirlo con
los Cañones Tau (Tau Cannon en inglés), otra arma electromagnética basada
en principios totalmente diferentes del railgun. El funcionamiento del railgun se
basa en el principio de repulsión-atracción que se observa al acercar un objeto
ferromagnético a un campo magnético de alta potencia (Ecuación de la Fuerza
de Lorentz). Se usan varios condensadores que almacenan una carga de unos
5000 microfaradios cada uno, acumulando una energía total de unos 25
Kilojulios.Cuando están completamente cargados, son "vaciados" en un circuito
eléctrico compuesto por un cable enroscado a lo largo de dos raíles metálicos
(de ahí el nombre del dispositivo) perfectamente paralelos, de forma que creen
el mismo efecto (a nivel magnético) que una bobina. Debido a este
enroscamiento, el campo magnético de cada uno de los raíles provoca una
potente fuerza de repulsión que choca con el campo del otro raíl.

Al ser idénticos en todos los aspectos (no hay uno más potente que otro), la
fuerza que genera el primero en dirección al segundo queda anulada por la
propia fuerza del segundo hacia el primero, y toda la fuerza que puede generar
el campo se desvía hacia los bordes de ambos raíles. Cuando los
condensadores se descargan repentinamente, se genera un campo
electromagnético extremadamente potente cuya fuerza va desde uno de los
extremos de los raíles hacia el otro. Si se coloca un pequeño proyectil metálico
entre los 2 rieles, la fuerza magnética del campo lo propulsa a velocidades muy
elevadas. Al generar el campo magnético de forma casi instantánea el proyectil
sufre una aceleración muy alta en un espacio de tiempo muy breve, dotándolo
de un poder de penetración extremadamente alto. Aunque la idea original de
este dispositivo fue militar (usarlo para disparar proyectiles a alta velocidad), ha
quedado demostrado que, a fecha de 2006, no es posible usarlo como arma,
debido a la enorme cantidad de energía requerida para funcionar con un
mínimo de eficiencia y debido a que el espacio que ocupan las fuentes de
alimentación y condensadores que utilizan para generar el campo magnético
hace que sea muy difícil transportarlo como arma para infantería. Además, las
pruebas hechas sobre los railguns demuestran que las armas de fuego cuyos
proyectiles son impulsados por pólvora son mucho mejores en prácticamente
todos los aspectos.

Ataque de pulso electromagnético

Ataque militar realizado con armas generadoras de importantes cantidades de


energía electromagnética ambiental que destruyen total o parcialmente el
equipamiento eléctrico y electrónico dentro de su radio de acción. El pulso
electromagnético o EMP en sus siglas en inglés es un efecto secundario
descubierto con las pruebas atómicas. Se vio que tras una explosión nuclear se
dañaban e inutilizaban todos los aparatos electrónicos en un cierto radio de
acción. La mayor parte de la energía de una explosión nuclear se libera en
forma de rayos gamma y X. La radiación gamma, sobre todo, es altamente
penetrante e interactúa con la materia irradiando e ionizándolo todo, incluido el
propio aire circundante. La radiación gamma se consume enseguida y crea un
campo electromagnético zonal de kilómetros de diámetro.

Las posibilidades de este fenómeno son inmensas. Los ingenieros militares se


dieron prisa en desarrollar artefactos que maximizaran dicho efecto. Una
bomba EMP detonada cerca de fuerzas enemigas dejaría todas sus defensas y
contramedidas en tierra, inmovilizadas y más teniendo en cuenta que hoy día la
ventaja que confiere la electrónica a los ejércitos modernos es vital. Esta
ventaja con el EMP se torna en su contra o simplemente se anula. Pero esta no
es la única estrategia posible. Existe lo que se llama ataque de pulso
electromagnético de gran altitud o HEMP, capaz de paralizar un continente
entero con un solo disparo.

• Lógicamente, muchos sistemas de arma e instalaciones militares


modernos incorporan protecciones contra el EMP. No obstante, tales
protecciones son complejas, se deterioran rápidamente con el tiempo y
no se ha establecido su eficiencia ante el fallo generalizado de todas las
infraestructuras civiles y militares circundantes. Se han descrito
numerosos escenarios en que estos sistemas o instalaciones protegidos
se transforman en los llamados islotes tecnológicos, que pierden su
eficiencia o van dejando de operar conforme agotan sus medios para el
funcionamiento autónomo (combustible, baterías, repuestos, sistemas
anejos, tripulaciones de refresco, etc.).

Ataque de pulso electromagnético de gran altitud

El ataque de pulso electromagnético de gran altitud, ataque HEMP o


Bomba del Arco Iris es un tipo de ataque de pulso electromagnético masivo
ejecutado mediante la detonación de un arma nuclear a gran altitud, lejos de la
atmósfera terrestre. Sería capaz de cubrir un continente entero, causando un
completo caos civil y militar en el área alcanzada por privación de los servicios
esenciales (electricidad, agua potable, distribución alimentaría,
comunicaciones, etc.) durante un periodo de tiempo indefinido. Se considera
que un ataque de estas características constituiría el compás de apertura de la
guerra nuclear, pues sus efectos instantáneos dificultarían o paralizarían
cualquier tipo de defensa contra el inminente ataque. Aunque no fuera así, una
sola "bomba del Arco Iris" desarticularía completamente las infraestructuras
vitales de cualquier nación moderna, provocando el despoblamiento de las
grandes ciudades y un número enorme de víctimas por hambre, epidemias,
aniquilación económica y desestructuración social. Es dudoso que ningún país
lograra sobrevivir a semejante situación como entidad social organizada.

No se conoce ninguna defensa eficaz contra este tipo de ataque, para cuya
ejecución sólo se requiere una bomba termonuclear de potencia intermedia (en
el rango del megatón) y un cohete capaz de elevarla a unos 300-500 km sobre
el área objetivo mediante un tiro balístico de alto ángulo parcialmente orbital o
suborbital. Es posible proteger instalaciones o vehículos individuales contra el
mismo mediante el uso de técnicas específicas muy delicadas, pero no una
nación completa.

Los seres vivos y los objetos no eléctricos son inmunes al ataque HEMP de
manera directa, pero indirectamente les resulta fatal. El daño causado es
resultante de la sinergia negativa acumulada por el fallo simultáneo de millones
de equipos sin posibilidad de repararlos o sustituirlos en un plazo de tiempo
breve, puesto que los repuestos, vehículos, instrumentos, etc, necesarios para
la reparación se hallarían igualmente averiados. Los sistemas digitales
modernos son especialmente sensibles a este tipo de ataque. Según un
estudio de la IEEE, la mayoría de componentes electrónicos actuales fallan en
presencia de pulsos electromagnéticos de 1.000 voltios/metro, y resultan
destruidos en torno a los 4.000 voltios/metro. Un ataque de pulso
electromagnético de gran altitud induce en torno a 50.000 voltios/metro, por
encima de doce veces más.

Las protecciones pararrayos no son eficaces tampoco contra este tipo de


ataque, pues la forma de onda del pulso inducido por un rayo y el causado por
una bomba HEMP son muy diferentes. El pulso inducido por el rayo tiene
mucha mayor longitud de onda, por lo que el pulso HEMP las atraviesa antes
de que éstas reaccionen.

Este efecto se observó por primera vez, de manera accidental, durante las
pruebas norteamericanas Starfish Prime de 1962. Desde entonces, todas las
potencias nucleares de primer orden han incorporado a su arsenal armas
capaces de producirlo. Rusia, en particular, dispone de al menos un regimiento
misilístico completo para la ejecución de esta clase de ataques, además de un
cierto número adicional de armas de este tipo desplegadas en sus submarinos
de tipo SLBM.

Es por su capacidad para generar pequeñas auroras, debida a la enorme


ionización inducida en las capas altas de la atmósfera, que este tipo de arma
recibe el poético nombre de bomba del Arco Iris.

Crédito a Misión Industrial de Puerto Rico


El Radar Relocalizable Sobre el
Horizonte (ROTHR, por sus
siglas en inglés) es un proyecto
que quiere imponer la Marina de
los Estados Unidos de
Norteamérica con el expresado
propósito de combatir el
narcotráfico. Este radar fue
originalmente construido durante Receptor ROTHR (Foto NOAA)
la guerra fría para detectar un
posible ataque nuclear con misiles balísticos intercontinentales.

Consiste de tres subsistemas principales: transmisor, receptor y centro de


control de operaciones.

El transmisor consiste de un arreglo de 35 antenas que emiten ondas de 10


metros de largo en frecuencias de 5 a 28 Mhz con una potencia de 200
kilovatios.

Este habría de ser instalado en Playa Grande de Vieques ocupando


aproximadamente 50 cuerdas que actualmente están ocupadas por un
bosque de caobas. El receptor consiste en 372 pares de antenas de aluminio
de 19 pies de alto y 6 pulgadas de diámetro cada uno.

Los pares de postes de antenas estarían localizados a 23 pies el uno del otro
y a 17 pies uno de otro hacia el frente y hacia atrás. La medida lineal de las
dos filas de postes es de milla y media. Ocuparía 100 cuerdas de terreno más
850 cuerdas adicionales para evitar obstrucciones en la recepción. Este
estaría localizado en el fértil Valle de Lajas inutilizando valioso terreno
agrícola y el canal de riego que comunica agua desde Yauco hasta Cabo
Rojo.

El centro de control de operaciones se encuentra en Chesapeake, Virginia


en facilidades ya establecidas.

Funcionamiento del radar

Debido a la curvatura de la superficie del planeta los radares convencionales


no pueden detectar objetos que se esconden tras el horizonte. Los ROTHR
para poder hacer éste tipo de detección utilizan la ionosfera como espejo para
reflejar impulsos electromagnéticos que de otra manera no pudieran llegar
más allá del horizonte.

La ionosfera es la capa más alta de la atmósfera terrestre.


Esta consiste en una serie de capas de electrones que se encuentran a 50
millas de altura y nos protege de los varios tipos de radiaciones nocivas
provenientes del espacio, incluyendo los diferentes rayos solares.

El aspecto relocalizable del sistema consiste en poder determinar cual será el


espacio que va a observar. Las ondas parten del transmisor hacia la
ionosfera. Rebota en ésta y en objetos que estén en el área de observación.
Estas rebotarían en el objeto y llegarían al receptor. Objetos de tamaño mayor
de 10 metros serán los percibidos por el sistema.

La recepción sería interpretada


por el centro de control de
operaciones.

Deficiencias del radar e


inconsistencias de la Marina

El ROTHR fue diseñado para


detectar misiles
intercontinentales y aviones de
gran tamaño. Generalmente las
avionetas miden menos de 10 El no muy mencionado transmisor
metros. Por lo tanto las ROTHR
avionetas no serían detectadas. (Foto NOAA)
Para poder detectar objetos
menores de 10 metros necesitarían aumentar la frecuencia aumentando
considerablemente el daño a la salud y el ambiente.

El radar necesita de la ionosfera para funcionar sobre el horizonte. La


ionosfera es un sistema inestable que se afecta con la radiación solar.
Pueden pasar días con condiciones desfavorables para la detección.

La cobertura del radar depende de la hora del día, de la época del año y de
las manchas solares. Carece de la precisión que tienen los radares de
microondas. La localización de un objeto puede variar de 5 a 20 millas y no
provee identificación rápida.

Los sistemas de recepción ROTHR que existen en Virginia y Texas ocupan


4500 cuerdas. La Marina afirma que solo necesita 850 para un
funcionamiento apropiado en Lajas.
Los radares de Virginia y Texas cubren el área de Puerto Rico y el Caribe. A
pesar de esto no se ha visto una reducción en la entrada de droga a la Isla.
En los medios de comunicación no se menciona nunca la contribución de
estos radares a la incautación de droga. Son el patrullaje preventivo y otros
radares los que más contribuyen a incautar droga.

A partir de estos y otros datos miles de puertorriqueños se oponen a la


instalación de un instrumento ineficiente que le costaría al pueblo el sacrificio
de ricas y muy limitadas tierras cultivables y de daños a la salud y al ambiente
por exposición a radiación y campos electromagnéticos.

PROGRAMA HAARP

Este proyecto estadounidense oficialmente


investiga la ionosfera, pero sus
responsables directos son la US Navy y las
US Air Force, lo cual hace suponer que los
objetivos son militares. Sus posibles
utilizaciones van desde alterar el clima a
interrumpir todas las comunicaciones.
El clima como arma de guerra
Las investigaciones relacionadas con este proyecto existen desde los años 60,
pero es ahora cuando se han retomado, reunido y dotado de fondos. "el
Programa HAARP, junto con otros programas de armamento, constituyen un
proyecto coordinado que aparece con la Administración Bush. Están
encaminados a mejorar y modernizar la industria de armamento
estadounidense e introducen elementos desconocidos hasta el momento, como
el disparo de radiación electromagnética". Desde EEUU, la Dra. Rosalie Bertell
va más allá al declarar que "la capacidad de la combinación
HAARP/Spacelab/cohete espacial de producir cantidades muy grandes de
energía -comparable a una bomba atómica-, en cualquier parte de la tierra por
medio de haces de láser y partículas, es aterradora. El proyecto será
probablemente 'vendido' al público como un escudo espacial contra la entrada
de armas al territorio nacional o, para los más ingenuos, como un sistema para
reparar la capa de ozono". Lo que se refleja claramente en los artículos
publicados sobre el tema es que todos los proyectos del Ministerio de Defensa
estadounidense están agrupándose en uno.

En Alaska, rodeada de bosques y


altivas montañas nevadas, se ubica
la base de trabajo del Programa de
Investigación Aurora Activa de Alta
Frecuencia, o Programa HAARP
según sus siglas en inglés. Un
conjunto de antenas emisoras de
ondas y un transmisor de potencia
se encargan de enviar ondas de
alta y baja frecuencia a la
ionosfera.

Esta capa de la atmósfera actúa


como un espejo, devolviéndolas a la superficie terrestre convertidas en las
ondas más bajas del espectro electromagnético. Con este sistema se pueden
emitir comunicaciones más allá del horizonte sin necesidad de recurrir a los
satélites, mejorar las comunicaciones con los submarinos -ya que las ondas de
baja frecuencia se transmiten fácilmente en el agua-, hacer prospecciones
petrolíferas o de yacimientos minerales, o detectar aviones o misiles que
vuelen bajo.

Todo es cierto y corresponde a la versión oficial estadounidense, que afirma


que no hay nada más detrás, pero las mentes científicas y políticas apuntan
otros posibles usos tras este programa. Sin ir más lejos, todas estas
capacidades utilizadas como arma
defensiva podrían aniquilar todas las
comunicaciones, enemigas y propias.
Ofensivamente inclinarían la balanza a la
hora de invadir un país, tras conocer que
tiene pozos petrolíferos o minerales aún
sin explotar. Pero, sin duda, la conclusión
más alarmante de los científicos es que este sistema puede alterar el clima, y si
ello consigue hacerse controladamente, utilizarlo como un arma. De esta
manera, pueden producirse tormentas, sequías o huracanes para arruinar un
país. El funcionamiento de los calentadores ionosféricos que utiliza el
Programa HAARP comparándolos con un gran horno microondas: "al disparar
a zonas bajas producirías un calentamiento de la baja atmósfera, sería un
calentamiento local y haría que el agua contenida en todos los seres vivos que
estuviesen expuestos, se calentara y les produjera la muerte. Un calentamiento
en la alta atmósfera es impredecible, porque estaría provocando desde una
alteración local del clima hasta alterar las propiedades de 'filtro' que tiene la
atmósfera. Con ello, los rayos cósmicos que vienen del espacio dejarían de
filtrarse en la ionosfera, y harían llegar su radiación a la superficie de la tierra".
Para muchos científicos, las pruebas del HAARP serían responsables del
cambio climático de El Niño, los aerolitos o incluso la ola de calor que hizo subir
en Melilla la temperatura de 20 a 40 grados en cinco minutos. Aunque no hay
pruebas, sí es evidente que alterar el equilibrio de la atmósfera, actuando
directamente sobre ella, traerá consecuencias impredecibles.

Alteraciones mentales
el efecto que una emisión de ondas de baja frecuencia
tiene en el cerebro de todas las especies del planeta. Un
documento de la Cruz Roja Internacional advierte de los
efectos negativos de la energía radiada e indica las bandas
de frecuencia que los produciría. Éstas se corresponden
con las que puede transmitir el HAARP. Casualmente
EEUU afirma que uno de los usos del Programa es localizar
yacimientos minerales bajo tierra y para eso la frecuencia necesaria es la
misma que produce trastornos en la mente humana, que van desde la
desorientación, al despertar de capacidades paranormales. Para hacernos una
idea de la influencia de las ondas en la mente humana debemos remontarnos a
los estudios que el profesor Schumann hizo en los años 50, que constataban
que hay un efecto de resonancia entre la tierra, el aire y la ionosfera, cuyas
ondas vibran en la misma frecuencia que las ondas cerebrales humanas y de
todos los mamíferos. Estas llamadas Ondas Schumann son fundamentales
para la vida y cuando faltan producen graves problemas
de salud, como les sucedía a los astronautas antes de
que instalaran generadores artificiales de estas ondas
en las naves. Sin estas ondas se producen dolores de
cabeza, migrañas, desvaríos, se desajustan los ritmos
cardiacos... La alteración de las mismas producen
efectos más graves. En los animales uno de los efectos
inmediatos sería que alteraría las rutas de migración de
aves y peces, al influir sobre los campos de energía sobre los que se guían.
La preocupación que está generando este programa militar está calando más
allá de los ámbitos científico y medioambiental.

Programa de investigación de aurora activa de alta frecuencia (HAARP)


El Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (HAARP),
con sede en Gokoma, Alaska, dirigido en conjunto por la Fuerza Aérea y la
Marina de Guerra estadounidenses, es parte de una nueva generación de
armas ultramodernas concebidas en el marco de la Iniciativa de Defensa
Estratégica (SDI) de los Estados Unidos. Este programa, ejecutado por la Air
Force Research Laboratory’s Space Vehicles Directorate (dirección de
vehículos espaciales del laboratorio de investigación de la fuerza aérea),
constituye un sistema de antenas de gran potencia capaces de crear
"modificaciones locales controladas en la ionosfera." El científico Dr. Nicholas
Begich, quien participa activamente en la campaña pública contra el HAARP,
describe el HAARP de la siguiente manera:
"Es una tecnología altamente poderosa de emisión de haces de ondas radiales
que eleva zonas de la ionosfera (la capa superior de la atmósfera)
concentrando un haz y calentando esas zonas. Entonces las ondas
electromagnéticas rebotan hacia la tierra y arrasan con todo, vivo o muerto."

La doctora Rosalie Bertell describe el HAARP como "un calentador gigante que
puede causar importantes alteraciones a la ionosfera, al crear no solamente
agujeros, sino también grandes incisiones en la capa protectora que impide que
las radiaciones mortales bombardeen el planeta."

Completamente en funcionamiento
Aunque no existen pruebas concretas de que HAARP esté siendo usado, los
descubrimientos científicos indican que en el presente se encuentra
completamente en funcionamiento, lo cual significa que HAARP podría ser en
potencia utilizado por el Ejército de los Estados Unidos para modificar
selectivamente el clima de de una "nación hostil" o "estado renegado", con
vistas a desestabilizar su economía nacional.
Los sistemas agrícolas de los países tanto desarrollados como en desarrollo ya
atraviesan por una crisis como resultado de las políticas del Nuevo Orden
Mundial, incluidos la liberalización del mercado, el vertimiento de productos en
el mercado, y otros. Suficientemente documentado, la "medicina económica"
del FMI y el Banco Mundial impuesta al Tercer Mundo y a los países del
antiguo bloque soviético ha contribuido en gran medida a la desestabilización
de la agricultura nacional. A su vez, las disposiciones de la Organización
Mundial del Comercio (OMC) han apoyado los intereses de un puñado de
conglomerados occidentales en la esfera de la agricultura y la biotecnología en
pos de imponer semillas genéticamente modificadas a los agricultores de todo
el mundo.
Es importante comprender la conexión entre los procesos económicos,
estratégicos y militares del Nuevo Orden Mundial. En éste contexto, las
manipulaciones climáticas que tienen lugar bajo el programa HAARP (ya sea
de forma accidental o deliberada) exacerbarían inevitablemente estos cambios
debilitando las economías nacionales, destruyendo las infraestructuras y
provocando potencialmente la quiebra de los agricultores en vastas zonas.
Desde luego, los gobiernos nacionales y las Naciones Unidas deben abordar
las posibles consecuencias de HAARP y de otras "armas no letales" para los
cambios del clima.
Referencias Bibliograficas:

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pp. 606-620 por Louise Doswald-Beck y Gérald C. Cauderay: "El desarrollo de
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