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Introducción
En la actualidad es muy común halagar a una persona diciendo “tiene mucha
personalidad”, como si fuera una virtud que algunos tienen y otros no, ¿es que algunas
personas nacen ya con “mucha personalidad”? ¿O acaso es una habilidad aprendida que se
puede ir perfeccionando? Pero, antes que eso, debemos preguntarnos: ¿Qué es en sí la
personalidad? ¿Se puede tener mucha o poca personalidad?
Desarrollo
La palabra persona deriva del griego prosopon, que era la máscara que utilizaban los
actores en las representaciones teatrales. Esto nos da una idea sobre lo que era la personalidad
para los antiguos griegos, ellos la veían como la “máscara” que usan las personas para actuar
frente a otras personas, más no como su verdadera forma de ser.
Conductismo: J. Watson decía que sobre la personalidad: “Son los estímulos del
ambiente y no el libre albedrío lo que forja la personalidad. Creemos que alguien
merece elogios cuando decide libremente obrar bien y merece culpa cuando
libremente obra mal.”
Conclusiones
Como podemos ver, todos los seres humanos poseemos personalidad, la cual nos
diferencia a unos en la manera de actuar frente a determinada situación. Se concluye
entonces, que la personalidad es parte esencial de la identidad humana de todos y cada uno
de los individuos, siendo inalienable a su naturaleza.
Así mismo, nos encontramos con que, si bien todas las personas nacen con personalidad,
esta se va a ir construyendo y definiendo conforme crece la persona, debido a la influencia
de su ambiente, familia, relaciones interpersonales, así como al autodescubrimiento personal.
Por lo tanto, podría aseverarse que la personalidad que tendrá una persona a lo largo de toda
su vida, dependerá decisivamente de sus primeros años de vida, primordialmente durante la
etapa de formación y maduración.