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Clase 1
Enseñar para la Diversidad
Introducción
En las últimas décadas el tema de las diferencias ha sido objeto de múltiples discusiones
desde distintas disciplinas. Atender lo diverso nos coloca en el lugar de renunciar a
reduccionismos para poder problematizar desde la idea de lo plural; contemplar y atender las
diferencias va más allá de soportar, aguantar, tolerar, aceptar... implica, más bien, poder
“encontrarnos con un otro”.
En el campo educativo, la mirada en torno a la diversidad nos coloca en el lugar de pensar
en aulas heterogéneas, signadas por el reconocimiento ante la variedad de intereses, la
diversidad de estilos de aprendizaje, la pluralidad de universos culturales que portan los
sujetos y, también, por la multiplicidad de prácticas de enseñanza que tienen lugar en la
cotidianeidad de las aulas. La diversidad se constituye entonces en un gran desafío para
gestionar instituciones que atiendan la amplia variedad de situaciones que atraviesan hoy
nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
En esta primera clase nos proponemos presentarles el enfoque de la diversidad en
educación, el cual da cuenta de una mirada diferente en relación a las escuelas, a quienes
forman parte de ellas y, también, a los procesos de enseñanza y de aprendizaje que allí
acontecen.
Duschatsky (2003:1) plantea que “la pregunta por la ´diversidad´ es la pregunta por la
singularidad. La singularidad no es lo particular, no remite a la parte de un todo. La
singularidad es lo propio de una situación. (...) Seamos capaces de capturar lo que irrumpe y
demos lugar a experiencias de subjetivación. (...) La mirada singular no busca la
individualidad, las propiedades o los atributos, sino los problemas específicos de una
situación; aquello que hace obstáculo en el devenir, aquello que requiere de una intervención
subjetivante”.
Claro está que todo lo que se hace en las instituciones educativas, desde el contenido que
se enseña, la forma en que se lo enseña, la mirada en relación a los Sujetos que concurren a
la institución y todo aquello que rodea a la situación de enseñanza, dejan al descubierto la
dimensión política del acto educativo. Al respecto, dice Freire “…hay otra instancia constitutiva
de la situación educativa, algo que va más allá de la situación educativa, y que sin embargo
forma parte de ella. No hay situación educativa que no apunte a objetivos que están más allá
del aula, que no tenga que ver con concepciones, maneras de ver el mundo, anhelos, utopías.
Desde el punto de vista técnico, esta instancia, en filosofía de la educación, recibe el nombre
de direccionalidad de la educación. (…) es justamente la direccionalidad la que explica esa
cualidad esencial de la práctica educativa que yo llamo la politicidad de la educación”
(2003:42).
Este enfoque de educación para la diversidad, al igual que otros enfoques, requiere para
su concreción del apoyo y compromiso de la comunidad educativa en su conjunto. Un equipo
de gestión comprometido con el aprendizaje de todos y cada uno de los estudiantes resulta
clave para pensar la cuestión de la diversidad, convocando y acompañando a los docentes,
fortaleciéndolos en su formación y desarrollo profesional y promoviendo la puesta en marcha
de estrategias que favorezcan los aprendizajes de todos. Todo ello implica un trabajo sostenido
que permita, progresivamente, ampliar el campo de la posibilidad con miras a la realidad.
La Educación Inclusiva tiene sus fundamentos en normativas internacionales tales como la
Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), la Convención sobre los Derechos de
la Infancia (1989), el Informe de la UNESCO sobre Educación, entre otras. Desde aquí,
entendemos que la cuestión de la singularidad surge en realidad del problema de la igualdad,
ya que si bien la acción educativa se dirige a todos por igual, lo cierto es que en cada uno
impacta de modos diferentes.
“Todo centro tiene miedo de lo que parece ser su periferia. En los bordes laterales de los
ojos habitan todas las cosas que decidimos no mirar y que nos hablan a raudales. Por eso
pestañear es clausurar los costados por donde intentan ascender los amores inconclusos, las
miserias disimuladas, la infancia remota y perdida. La mirada no es un punto fijo sobre el
que decidimos nada, sino una circunferencia mayúscula repleta de palabras pisoteadas. Abrir
los ojos es, en cierto modo, pedirle perdón a todo aquello que alguna vez hemos ignorado”
(Skliar, 2012:153).
Martínez Domínguez (2002) sostiene que la diversidad hace referencia a una de las
características fundamentales, no de los sujetos individuales, sino más bien de los grupos
humanos; en los que la individualidad encuentra los límites que imponen la convivencia con los
demás y la búsqueda del bien común. La diversidad entonces es un rasgo de todo grupo
humano. Específicamente al hablar de grupos en el campo educativo, entender la diversidad
nos conduce a aceptar y valorar las diferencias individuales como factor de enriquecimiento
para todos. Esta mirada de la educación a luz de la diversidad no se da en el vacío, sino que
va de la mano de una serie de cambios a nivel de sociedad que han posibilitado descentrar la
“Todo lo que pueda hacerse por romper la uniformidad de las fuentes de información,
por introducir ritmos de aprendizaje diferenciados, atención y recursos distribuidos entre
alumnos según sus desiguales necesidades, por variar el monolítico esquema del horario
escolar que esclerotiza los procesos de enseñanza-aprendizaje, por desbordar los espacios
de aprendizaje, por disponer de tareas distintas en las que se pueda trabajar al mismo
tiempo con alumnos, por admitir estilos de aprendizaje diferenciados, serán recursos para
que, sin renunciar a un proyecto de cultura común compartida desde la radical singularidad
de cada uno, pueda hablarse de una escuela estimuladora de la autonomía y de la libertad,
que es en la que puede acrisolarse la idiosincrasia personal creadora” (Gimeno Sacristán en
Anijovich y Cancio, 2015:1).
https://youtu.be/5rPEZhEObzI
https://youtu.be/Yi3jvnHR4dY
https://youtu.be/IbcN43uZ5XM
https://youtu.be/GxtF7LY6n7Y
B Bibliografía consultada
ANIJOVICH, R.; MALBERGIER, M.; SIGAL, C. (2004) Una introducción
a la enseñanza para la diversidad. El trabajo en aulas
heterogéneas. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.
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