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MAESTRIA EN FILOSOFIA
III SEMESTRE
INTRODUCCION
El presente ensayo, tiene como objetivo exponer las razones por la cual la religión, no
se muestra clara respecto a su total influencia en la sociedad, puesto que el lenguaje
utilizado no es secular, en relación a la vida pública, tanto así que se escucha un tanto
desfasado en cuanto a su expresión bastante omnicomprensiva e imprecisa, cuando
quiere dar cuenta de la compleja interacción que existe entre la religión, el derecho, la
política en el contexto actual. Para ello se abordan las concepciones que sobre los
tópicos modernos en autores como Jurgen Habermas, Rawls, Gamper, Zagrebelsky,
Taylor entre otros, sintetizan la temática de la religión en el ámbito público, mas
enfáticamente respecto del lenguaje poco secular y racional empleado frente a las
instituciones públicas. Un lenguaje que si no se hace secular explica Walzer, de que
las personas cuyas opiniones han tenido una formación religiosa “aprendan a
politizarlas”.cfr. Roy, la santa ignorancia. El tiempo de la religión sin cultura,
p.160.
Estaremos hablando en esta medida de que la religión adopte un lenguaje secular algo
asi como volverse a un trato mas tolerante, menos determinista, radical y excluyente en
cuanto a expresiones un tanto del “secularismo arrogante” en términos de Nussbaum
utilizado hasta entonces, sin cambiar sus razones de fondo pero si hacerlo mas
agradable e interesante para los cuales el laicismo seria entonces el único lenguaje
admisible en este ámbito público, para ello de hablar en cualquier diferencia
estrictamente religiosa, dado que las discusiones en torno a las decisiones de las
ramas del poder público, están elaboradas en un lenguaje accesible y justificadas sobre
la base de razones aceptables por todos universalmente mientras que su cosmovisión
es plural.1
Nos encontramos entonces frente a un Estado Laico que se esfuerza por mantener las
mediaciones entre una sociedad pluralista, que entre otras cosas se nota una lucha
constante frente a las críticas surgidas por el resultado del “fetichismo de los medios”.
1
Cfr. MENDIETA, ¿Una sociedad mundial postsecular?. Entrevista con JURGEN HABERMAS. P., 140.
Este “fetichismo de los medios” de la laicidad que según MACLURE Y TAYLOR
consiste en la creencia según la cual la laicidad constituye básicamente un conjunto de
instrumentos jurídicos, esto es la separación entre la Iglesia y el Estado, y la
neutralidad del Estado ante las religiones. Este fetichismo entre otras cosas hace que
se desconozca lo complejo del discurso acerca de los alcances y los límites de la
laicidad que en su contexto lo que busca es una igualdad de trato hacia los ciudadanos
y la libertad de conciencia y que no requiere levantar un “muro de separación” entre el
Estado y la Iglesia.
2
Cfr. TAYLOR, por que necesitamos una redefinición radical del secularismo, en Habermas _ Taylor – BUTLER _ “El
poder de la religión en la esfera pública”, p. 42.
3
PEÑA VIAL, Tolerancia y verdad,” Estudios públicos”, nº 106, 2007., p., 290.
4
Cfr. Nussbaum, libertad de concienciaa. Contra los fanatismos. P., 336. El destacado me pertenece.
En teoría política contemporánea el mundo actual pluralista, alude a una actitud
positiva en donde todos los sectores públicos asuman la diversidad y entonces aparce
el pluralismo como superación de la tolerancia. Este pluralismo no es otra cosa sino
que vivir en empatía, ponerse en los zapatos del otro, valorar los esfuerzos, tomar
como suyo las vivencias del otro, las condiciones en las que vive, hacer de lo que
profesa una vivencia y no tan solo un escrito ausente de sensibilidad en la mayoría de
los casos.
Lo que analizo entonces en este mundo plural, es que lo que se necesitan son
declaraciones que accionen cambios favorables, que en aras de defender sus posturas
morales, éticas, políticas no traten de defender sus posturas, demonizando o
santificando alternativas, imponer una suerte, sino que se convierta en una guía para
la acción política, a lo que CONNOLLY denomina “democracia agonista”.
Lo que se quiere es encontrar salidas políticas que reflejen los valores y fines de la
diversidad laica portadores de concepciones valiosas y dignas de ser tenidas en
cuenta.5
En este ámbito entonces, insisto en hacer una transformación del lenguaje, donde se
traduzcan los argumentos y creencias de forma tal que sea comprensible por los
agnósticos. Sin embargo cabe resaltar que lo que concierne a lo filosófico y religioso,
tiene mas oportunidad de ser expuesto en lo público y en la sociedad civil, mas que en
los ámbitos institucionales. En el ámbito público el creyente puede comunicarse pero
de manera coherente y lógica con sus procesos de tall manera que logren influenciar
de manera determinante y esto solo se logra con un discurso secularizado.
5
GIRALDO, Politica como tragedia, en GIRALDO RAMIREZ (ed), Isaiah Berlin: utopia, tragedia y pluralismo”, p. 197.
El dest5acadp me pertenece.
A la omnipresencia de los nuevos sistemas de comunicación de masas y al enorme
pero ambivalente potencial de los flujos de comunicación interactiva que tales cambios
han activado, el guion mediático ha terminado por ocupar el espacio público, impone
sus prioridades, reglas, formato y estilo, y ejerce su hegemonía monopolizando el
ejercicio de muchas funciones de aquel.6
Aquí juega un papel muy importante los medios de comunicación, porque mediatizan, y
prioridades públicas, influyen en los valores, normas, y allí el creyente encuentra un
espacio óptimo para exponer sus argumentos en forma discursiva, razonable y en
forma de contribución a la convivencia pacífica ciudadana, de ahí entonces la
necesidad de manejar un lenguaje convincente que capte la atención en la exposición
de sus argumentos filosóficos y creencias religiosas referidas a las distintas materias
controversiales.
Lo que a su vez esta pidiendo a gritos este mundo pluralista, es una vida de resultados,
creible, una vida lograda y coherente que produzca inspiración para orientar sus vidas.
No solo en la familia, en la escuela, en el trabajo, sino en la vida pública, y por eso
prohibir que determinadas ofertas puedan hacerse en ese espacio, significa
arrebatárselas a las gentes que bien podrían conocerlas y tomarlas libremente como un
camino valioso para la vida feliz.7
Esta integración entre lo expresado y lo testimonial pone de presente las tres formas de
persuasión retorica mediante el discurso aristotélicas: a) por el talante del que habla;
b)por predisponer al oyente de alguna manera, c) por el discurso mismo, merced a lo
que este demuestra.8