Sunteți pe pagina 1din 11

EL PAPEL DEL LENGUAJE EN LA RELIGION, ANTE UN MUNDO PLURALISTA.

POR: HEIDY CAROLINA SALAZAR MUÑOZ

SEMINARIO DE PROFUNDIZACION 1: TEORIA DE LA JUSTICIA DE JHON RAWLS

MAESTRIA EN FILOSOFIA

III SEMESTRE

UNIVERSIDAD DEL ATLANTICO

INTRODUCCION

El presente ensayo, tiene como objetivo exponer las razones por la cual la religión, no
se muestra clara respecto a su total influencia en la sociedad, puesto que el lenguaje
utilizado no es secular, en relación a la vida pública, tanto así que se escucha un tanto
desfasado en cuanto a su expresión bastante omnicomprensiva e imprecisa, cuando
quiere dar cuenta de la compleja interacción que existe entre la religión, el derecho, la
política en el contexto actual. Para ello se abordan las concepciones que sobre los
tópicos modernos en autores como Jurgen Habermas, Rawls, Gamper, Zagrebelsky,
Taylor entre otros, sintetizan la temática de la religión en el ámbito público, mas
enfáticamente respecto del lenguaje poco secular y racional empleado frente a las
instituciones públicas. Un lenguaje que si no se hace secular explica Walzer, de que
las personas cuyas opiniones han tenido una formación religiosa “aprendan a
politizarlas”.cfr. Roy, la santa ignorancia. El tiempo de la religión sin cultura,
p.160.

Haremos un recorrido de contexto lingüístico, en el ámbito pluralista de la sociedad


pública, con unos matices de laicidad donde se hace notorio la relación entre el Estado
y la religión, que requiere entonces de una motivación insistente y creíble, cuyo telos es
el equilibrio entre la igualdad de trato y la libertad de conciencia. Concluiremos
destacando el reto que tienen los creyentes en lograr transmitir unos testimonios
creibles, coherentes con lo que se profese, de tal manera que sirva de inspiración al
resto de la “esfera pública polifónica”, en la que exista una “oferta abierta” de razones y
modos de vida que al ciudadano pueden interesarle cualquier día. (CORTINA et
al.,2011)

Existen en los tópicos modernos de la justificación de las razones públicas del


creyente, un debate ético, moral y político, en aras de justificar de manera significativa
la presencia necesaria de la religión en la realización del bien común de la sociedad,
pero que a mi modo de ver este debate mas que de razones éticas, requiere de un
componente lingüístico que replantee la forma desfasada en que ha pretendido
comunicar en la esfera pública, donde solo ha logrado el rechazo por lo arrogante del
discurso, dejando de lado el lenguaje secular que permite la interaccion entre los
sectores del derecho, la religión y la política, olvidando que la sociedad moderna esta
divorciada después de desencantarse de los mitos y experiencias subjetivas de la
religión.

Podemos ver un término de postsecularidad donde Habermas en el mismo sentido


advierte que que el termino “postsecular” no es un predicado genealógico sino
sociológico, entonces estaríamos hablando en lo postsecular no de la sociedad, sino el
cambio en autoconciencia.(MENDIETA. Entrevista con Jurgen Habermas-Taylor,
Butler-West, El poder de la religión en la esfera publica., p., 131).

Estaremos hablando en esta medida de que la religión adopte un lenguaje secular algo
asi como volverse a un trato mas tolerante, menos determinista, radical y excluyente en
cuanto a expresiones un tanto del “secularismo arrogante” en términos de Nussbaum
utilizado hasta entonces, sin cambiar sus razones de fondo pero si hacerlo mas
agradable e interesante para los cuales el laicismo seria entonces el único lenguaje
admisible en este ámbito público, para ello de hablar en cualquier diferencia
estrictamente religiosa, dado que las discusiones en torno a las decisiones de las
ramas del poder público, están elaboradas en un lenguaje accesible y justificadas sobre
la base de razones aceptables por todos universalmente mientras que su cosmovisión
es plural.1

Nos encontramos entonces frente a un Estado Laico que se esfuerza por mantener las
mediaciones entre una sociedad pluralista, que entre otras cosas se nota una lucha
constante frente a las críticas surgidas por el resultado del “fetichismo de los medios”.

1
Cfr. MENDIETA, ¿Una sociedad mundial postsecular?. Entrevista con JURGEN HABERMAS. P., 140.
Este “fetichismo de los medios” de la laicidad que según MACLURE Y TAYLOR
consiste en la creencia según la cual la laicidad constituye básicamente un conjunto de
instrumentos jurídicos, esto es la separación entre la Iglesia y el Estado, y la
neutralidad del Estado ante las religiones. Este fetichismo entre otras cosas hace que
se desconozca lo complejo del discurso acerca de los alcances y los límites de la
laicidad que en su contexto lo que busca es una igualdad de trato hacia los ciudadanos
y la libertad de conciencia y que no requiere levantar un “muro de separación” entre el
Estado y la Iglesia.

Lo que se pretende no es desconocer el papel fundamental que juega la iglesia frente


a la Familia, el matrimonio, la educación, el inicio y el término de la vida humana, las
formas de solidaridad y cooperación social, entre otros, pero si dejar claro que la
religión no puede optar un lenguaje que no deja opciones, que no respeta expresiones
sino mas bien a mi modo de ver sea mas accesible en cuanto a su contenido autoritario
que es sin lugar a dudas lo que trae el roce frente a una sociedad que es libre para
elegir la mejor opción y que entre otras cosas pide resultados mas que palabras. Y con
esto el Estado estaría defendiendo una ética pero debe abstencerse de favorecer
cualquiera de las razones de fondo2. Con ello se superaría el principio de neutralidad y
se ampliaría el consenso entrecruzado rawlsiano.

En las sociedades contemporáneas, se vive en un constante conflicto entre la ética y la


moral, sumándose la falta de tolerancia democrática, que pone en juego la libertad
humana, todo por una lucha de poder adquisitivo en donde gana la batalla la utilización
del lenguaje retorico ese que hace mas alarde de la pomposidad de sus intereses
personales mas que del bien común. Es entonces donde se requiere de una tolerancia
al pluralismo en favor de los que difieren de los demás en materias de religión, y que se
hace necesaria en virtud de la dignidad de l persona, pero también por causa de la
falibilidad de esta.3 O mas claramente nos diría Nussbaum prefiriendo el termino
“Tolerancia Civica”, que consiste en la actitud de respeto por la conciencia y por las
personas, que pueden estar equivocadas, pero que tienen derecho a ser consideradas
miembros libres e iguales de la comunidad política.4

2
Cfr. TAYLOR, por que necesitamos una redefinición radical del secularismo, en Habermas _ Taylor – BUTLER _ “El
poder de la religión en la esfera pública”, p. 42.
3
PEÑA VIAL, Tolerancia y verdad,” Estudios públicos”, nº 106, 2007., p., 290.
4
Cfr. Nussbaum, libertad de concienciaa. Contra los fanatismos. P., 336. El destacado me pertenece.
En teoría política contemporánea el mundo actual pluralista, alude a una actitud
positiva en donde todos los sectores públicos asuman la diversidad y entonces aparce
el pluralismo como superación de la tolerancia. Este pluralismo no es otra cosa sino
que vivir en empatía, ponerse en los zapatos del otro, valorar los esfuerzos, tomar
como suyo las vivencias del otro, las condiciones en las que vive, hacer de lo que
profesa una vivencia y no tan solo un escrito ausente de sensibilidad en la mayoría de
los casos.

Lo que analizo entonces en este mundo plural, es que lo que se necesitan son
declaraciones que accionen cambios favorables, que en aras de defender sus posturas
morales, éticas, políticas no traten de defender sus posturas, demonizando o
santificando alternativas, imponer una suerte, sino que se convierta en una guía para
la acción política, a lo que CONNOLLY denomina “democracia agonista”.

Lo que se quiere es encontrar salidas políticas que reflejen los valores y fines de la
diversidad laica portadores de concepciones valiosas y dignas de ser tenidas en
cuenta.5

No se pretende hacer exclusiones epistemológicas, ni axiológicas, por el contrario es


un llamado a mejorar sus argumentos, la forma dialéctica, la manera expresar sus
razones en aras de alcanzar reconocimiento social, cultural, y afirmarse en la vida
pública., la idea no es resolver todos los desacuerdos pero si suavizar el debate
manteniendo un equilibrio, que este abierto a los cambios en pro de la pacificidad
adquiriendo un compromiso provisional donde siempre pueda revisar para mejorar.

En este ámbito entonces, insisto en hacer una transformación del lenguaje, donde se
traduzcan los argumentos y creencias de forma tal que sea comprensible por los
agnósticos. Sin embargo cabe resaltar que lo que concierne a lo filosófico y religioso,
tiene mas oportunidad de ser expuesto en lo público y en la sociedad civil, mas que en
los ámbitos institucionales. En el ámbito público el creyente puede comunicarse pero
de manera coherente y lógica con sus procesos de tall manera que logren influenciar
de manera determinante y esto solo se logra con un discurso secularizado.

Ello se dificulta mas en una época en la que, como advierte VARGAS-MACHUCA, el


guion mediatico lo invade todo, y debido al papel de las tecnologías de la información,

5
GIRALDO, Politica como tragedia, en GIRALDO RAMIREZ (ed), Isaiah Berlin: utopia, tragedia y pluralismo”, p. 197.
El dest5acadp me pertenece.
A la omnipresencia de los nuevos sistemas de comunicación de masas y al enorme
pero ambivalente potencial de los flujos de comunicación interactiva que tales cambios
han activado, el guion mediático ha terminado por ocupar el espacio público, impone
sus prioridades, reglas, formato y estilo, y ejerce su hegemonía monopolizando el
ejercicio de muchas funciones de aquel.6

Aquí juega un papel muy importante los medios de comunicación, porque mediatizan, y
prioridades públicas, influyen en los valores, normas, y allí el creyente encuentra un
espacio óptimo para exponer sus argumentos en forma discursiva, razonable y en
forma de contribución a la convivencia pacífica ciudadana, de ahí entonces la
necesidad de manejar un lenguaje convincente que capte la atención en la exposición
de sus argumentos filosóficos y creencias religiosas referidas a las distintas materias
controversiales.

Lo que a su vez esta pidiendo a gritos este mundo pluralista, es una vida de resultados,
creible, una vida lograda y coherente que produzca inspiración para orientar sus vidas.
No solo en la familia, en la escuela, en el trabajo, sino en la vida pública, y por eso
prohibir que determinadas ofertas puedan hacerse en ese espacio, significa
arrebatárselas a las gentes que bien podrían conocerlas y tomarlas libremente como un
camino valioso para la vida feliz.7

Esta integración entre lo expresado y lo testimonial pone de presente las tres formas de
persuasión retorica mediante el discurso aristotélicas: a) por el talante del que habla;
b)por predisponer al oyente de alguna manera, c) por el discurso mismo, merced a lo
que este demuestra.8

Lo anterior enlaza la diferencia entre creyentes ilustrados y creyentes comunes, en


donde se requiere una elevación del nivel del discurso en cada caso contribuyendo así
a una mayor ilustración de los distintos asuntos para que los ciudadanos se formen un
buen juicio ético y político, y a todas esas se enarbola el discurso de los valoresia
política y jurídica n que no es básicamente ético y, además, en la filosofo ha traída
vuelta la pregunta sobre el bien y lo correcto persiguiendo ante todo el bien común.
6
GARZON IVAN, LA RELIGION EN LA RAZON PUBLICA, BOGOTA , ASTREA SAS-UNIVERSIDAD DE LA SABANA, 2014,
P. 229.
7
CORTINA, Ciudadania democrática: ética, política y religión. XIX Conferencias Aranguren, “Isegoria” nº 44. 2011,
p.49.
8
Cfr. ARISTOTELES, Retorica, nº 1356ª.
Un bien común a los derechos de todos, una verdad necesaria y evidente en cualquier
discurso. Si bien es cierto, tampoco cabe en este discurso imponer las propias
convicciones a los demás, recurriendo a menos argumentos de autoridad, en una
sociedad pluralista; pero no cabe tampoco montar un juicio de intenciones basado en el
establecimiento inquihistorial de “denominaciones de origen” rechazables, mediante la
apelación a argumentaciones de origen rechazables, mediante la apelación a
argumentaciones del tipo: no acepto tu propuesta, es decir lo que se pide en este
mundo plural, es una tolerancia mínima iniciando en un discurso sin arrogancias,
puesto que de esa manera se refleja una concepción de la religión como una nociva
forma de contaminación de la conciencia humana autónoma y libre.

Lo cierto es que nos encontramos frente a un reto, de una sociedad postmetafisica y


postcristiana con un lenguaje que en ciertos círculos, tan solo se pueden insinuar o
evidenciar con cautela, pero en el que no se puede menos marginalizar en el discurso,
potencializar las convergencias, y tener en cuenta que el lenguaje religioso hace
posible expresar con suficiente elocuencia metáforas que pueden tener un mayor
efecto persuasivo o permitir una descripción mas fidedigna de lo que se quiere
transmitir.que tiene en cuenta la deliberación democrática y que emplea un
complemento discursivo con la ilsuion de pretender instaurar un espacio publico influido
exclusivamente por fuentes normativas juri
En la actualidad, en aras de mantener la unidad en medio de la diversidad, el Estado
invita a compartir de manera necesaria criterios éticos políticos que garanticen el
respeto por la dignidad del ciudadano en primera instancia, sin detenerse en cada un
de las razones de fondo, con ello “superaría el principio de neutralidad y se ampliaría el
consenso entrecruzado rawlsiano”

S-ar putea să vă placă și