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BRAILLARD, Philippe y DE SENARCLENS, Pierre,

“El imperialismo”, F.C.E., México, 1981; caps. 1 y 2.


PRIMERA PARTE
LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS:
LA EXPANSIÓN COLONIAL DE LOS
SIGLOS XIX Y XX
En la última parte del siglo xix se asiste, en África
y en Asia, a un prodigioso movimiento de expansión
colonial europea. En algunos decenios, las tres quin-
tas partes de las tierras emergidas del globo pasan
a ser controladas directamente por Europa, Otros
países, en vías de industrialización, como Estados
Unidos y Japón, participan también en este gran
movimiento expansionista,
" Es evidente que la construcción de grandes im-
perios no data de finales del siglo pasado. Desde
la más remota antigüedad, y todo a lo largo de la
historia, innumerables imperios vieron la luz del
día. La construcción de esos imperios implicó, con
frecuencia, la colonización de territorios próximos o
lejanos.
En la era moderna, a principios del siglo xvi,
el imperio colonial europeo nace con la conquista
de América y el establecimiento de las primeras su-
cursales en Asia y en África. Ese movimiento, que
se prosigue de manera discontinua, con jases de
expansión y de retraimiento, hasta el siglo xviii,
lleva a la creación de imperios europeos de cierta
importancia. Así, por ejemplo, a comienzos del si-
glo xix, la dominación británica se extiende a una
buena parte de la India, África del Sur y Canadá.
Además también dispone de posesiones coloniales en
Australia, Nueva Zelandia, en el Caribe y en Amé-
rica Latina (Guyana). Asimismo, Holanda cuenta
con importantes colonias en Indonesia. Por otra par-
te, Francia, España y Portugal conservan aún, de
Í9
LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS 21

sus antiguos imperios, algunos territorios dispersos


por el mundo.
Desde los comienzos del siglo xix se asiste a una
"i
^
CD
•N
nueva fase de expansión colonial. Gran Bretaña
H prosigue una política de penetración en Asia, sobre
todo en la India, mientras que Francia se estable-
ce en África del Norte y emprende en el Sudeste de
3
<to
Asia expediciones que crearán las bases de su nue-
vo imperio.
No obstante, es a partir de 1870, y sobre todo a
comienzos de los años 1880, cuando se origina un
u gran movimiento de expansión europea que dará
3
como resultado el reparto de África y la construc-
ción definitiva de los imperios coloniales de la época
contemporánea. El término imperialismo estuvo es-
trechamente vinculado a este movimiento expan-
^
•2 sionista.
5
Si nos limitamos a las principales etapas de esta
colonización de finales del siglo xix, recordaremos
O que Gran Bretaña ocupa Egipto desde 1882 refor-
8
zando así su imperio en una región que podía ase-
I
gurarle el control de la ruta de las Indias. Por su
parte, Francia trata de consolidar sus posesiones
en África del Norte estableciendo un protectorado en
Túnez (1881). Hacia la misma época, Gran Bretaña
Ai organiza una serie de bastiones protectores en torno
a la India. Ésa es la razón por la cual establece un
protectorado en Baluchistán (1879) y consolida tam-
bién su dominación sobre Birmania (1885). Además,
Francia continúa su expansión en Indochina con
protectorados en Anaam y Tonkin (1883).
LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS 23

No obstante, es en África donde el movimiento


de expansión colonial se desarrolla en todo su es-
IX
plendor. Dicha colonización tiene generalmente
03
como punto de partida misiones exploratorias, em-
presas misioneras y la actividad directa de las com-
o pañías privadas. Sin embargo, sobre todo a partir
u
de 1880, los gobiernos europeos se ven progresiva-
mente implicados en actividades coloniales. La Con-
ferencia de Berlín constituye un giro importante en
este sentido. Convocada por iniciativa de Bismarck,
reunió desde noviembre de 1884 a febrero de 1885 a
K
3
los representantes de las potencias europeas que te-
S nían intereses en África. Intentó solucionar los pro-
blemas provocados por las iniciativas privadas del rey
Leopoldo II en el Congo, y canalizar las ambiciones
económicas y políticas suscitadas por la actividad del
rey de los belgas. También trató de definir las condi-
ciones en que se ocuparía África. Retrospectivamen-
te, se verá esta conferencia como el punto de partida
de un vasto movimiento para repartirse el África ne-
gra. Desde este momento, se acelera "el reparto de
.g África. Se modifica el carácter de la expansión colo-
nial. El imperialismo geográfico o económico queda
$
relegado ante el imperialismo "militar". Las adqui-
siciones se multiplican febrilmente y todos los países
participan en la competición, animados por un na-
-
cionalismo nuevo".1 -
A comienzos del siglo xix, Europa domina toda

1 Jean-Louis Miége, Expansión européenne et décoloni-


sation de 1870 a nos jours, París, Presscs Univcrsitaircs de
France, 1973, p. 181, colección "Nouvclle Clio", núrn. 28.
LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS 25

África con excepción de Etiopía y Liberta. Francia


controla una parte importante del Magreb y del
África occidental. También se establece en Mada-
gascar y en el África ecuatorial. Gran Bretaña posee
asimismo un vasto imperio africano, que se articula
esencialmente en torno al eje que va del Cairo a
Ciudad de El Cabo; controla Egipto, Sudán, Ugan-
•«A,
O
da, Kenia, Somalia, Rodesia y todo el África del
Sur. En África occidental, domina Nigeria, Costa
X de Oro, Sierra Leona y Cambia. Aparte de estos dos
tu
grandes imperios, francés e inglés, Alemania posee
s Togo, Camerún y las colonias del sudoeste africano
3
y del África oriental. Bélgica ocupa también un
S
vasto territorio en el centro de África con su colonia
del Congo. Portugal extiende su control sobre el
conjunto de Angola y Mozambique; dispone tam-
bién de una colonia en Guinea. En cuanto a Italia,
e
• o
posee Libia, Eritrea y una parte de Somalia.
Este movimiento de expansión colonial es indi-
sociable de las grandes rivalidades entre potencias,
las cuales adquieren cada vez mayor amplitud entre
•o, 1870 y 1914. Los apetitos coloniales y la búsqueda
S
de esferas de influencia avivan las rivalidades tra-
o
1-1 dicionales en Europa y en el mundo; provocan crisis
co a veces agudas entre las grandes potencias imperia-
< listas. La crisis de Fachada, en 1898, entre Francia
e Inglaterra, y sobre todo las que estallan en 1905
I y en 1911 entre Alemania y Francia a propósito de
Marruecos, son sólo algunos de los episodios impor-
tantes de estos enfrenamientos y amenazas de gue-
rra, que tienen lugar entre las potencias europeas,

JMJEHMUUU
26 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS 27

y cuyo origen son las rivalidades coloniales. Por al acrecentamiento de la velocidad horaria. Estos
añadidura, la carrera armamentista, y en particular cambios favorecen una ampliación de los mercados
el desarrollo de una competencia cada vez mayor en- gracias a una disminución de las tarifas de trans-
tre las marinas inglesa y alemana, son en parte la porte. Por otra parte, constituyen para las grandes
consecuencia de ese movimiento. naciones industriales nuevos instrumentos de con-
En 1898, se desarrolla el imperialismo norteame- quista y de poder. Además, el progreso de la medi-
ricano en las Antillas y en las Filipinas, gracias a cina, que permite luchar contra las enfermedades
una guerra contra España, Este último, también ha- tropicales, hace posible la penetración en vastos te-
cia finales del siglo xix, ataca directamente los in- rritorios de ultramar, particularmente en África.
tereses de Alemania y de Inglaterra en América Las importantes ganancias debidas al auge indus-
Latina. En Asia, donde Japón se afirma como un trial, así como las transformaciones del sistema de
rival de peso de las naciones imperialistas occiden- crédito —con el desarrollo de las sociedades por ac-
tales, las ambiciones coloniales de las grandes po- ciones y los grandes bancos de negocios y depósito—
tencias y su búsqueda de esferas de influencia son producen una enorme concentración de capitales. Se
la causa de rivalidades y conflictos de importan- tiende cada vez más a invertir estos últimos fuera
cia. China se convierte en el objetivo privilegiado de Europa.
de esos enfrenamientos. La guerra ruso-japonesa de Este período se caracteriza también por un fuerte
1904-1905 es la manifestación más grave de las ten- crecimiento demográfico ya que, de 1850 a 1900, la
siones engendradas por estos imperialismos rivales. tasa de crecimiento de la población europea es de
La expansión colonial y los enfrentamientos de . alrededor del 50%.
potencias tienen por tela de fondo el desarrollo pro- De manera general, estos factores económicos, tec-
digioso de la civilización industrial occidental, y en nológicos y demográficos, que aparecen al mismo
particular la de Europa. Los progresos técnicos son tiempo que la afirmación de las grandes ideologías
importantes y provocan transformaciones profundas conquistadoras, son otras tantas manifestaciones del
en los campos industrial y militar. La utilización de expansionismo occidental que caracteriza este pe-
nuevas fuentes de energía y el perfeccionamiento riodo de la historia contemporánea, definido gene-
de nuevas técnicas de fabricación aseguran a la pro- ralmente como la "era de los imperialismos".
ducción industrial un desarrollo importante. Los
medios de transporte evolucionan muy rápidamente.
Se asiste, en particular, al desarrollo de los ferroca-
rriles y de los barcos de vapor y, de manera general,
I. LOS ANÁLISIS MARXISTAS DEL
IMPERIALISMO

Los AUTORES marxistas no conciben el imperialismo


como un simple fenómeno de expansión y conquista,
sino como la consecuencia directa del funcionamien-
to y de la evolución del capitalismo. Así, en esta
perspectiva, el imperialismo no se reduce al movi-
miento de expansión colonial de finales del siglo xix,
sino que es considerado como uno de los fenómenos
de la evolución del capitalismo. De ahí, que los
análisis marxistas del imperialismo tengan como pun-
to central el estudio del desarrollo del sistema capi-
talista y de sus contradicciones.
Hay en esos análisis de las causas del imperialis-
mo dos grandes marcos explicativos: el primero, ba-
sado en la tendencia a la concentración y a la crea-
ción de monopolios, y el segundo centrado en las
condiciones de realización de la plusvalía.

I. LAS CAUSAS DEL IMPERIALISMO

1. El capital financiero. En el pensamiento marxis-


ta, el primer marco explicativo del fenómeno impe-
rialista se basa en el concepto de capital financiero.
Este concepto, puesto al descubierto por Rudolf
Hilferding, está en el centro de las explicaciones del
imperialismo adelantadas por Nicolás Bujarin y
30 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS MARXISTAS 31

Lenin. Para estos autores, el capital financiero de- de concentración bancaria y el desarrollo de las
fine una etapa en la evolución del capitalismo, ca- nuevas formas de financiación (acciones, obligacio-
racterizada por el paso de la competencia al mono- nes, etc.), confiere a los bancos un papel nuevo
polio, y sobre todo por la fusión del capital bancario en la organización de la producción capitalista. Es-
y del capital industrial, procesos que implican un tos últimos ya no son simples intermediarios en los
control creciente de la industria por parte de la pagos, sino que detentan una parte cada vez más
alta finanza. importante de los capitales necesarios a las in-
dustrias.
Marx ya había querido mostrar que la tendencia
a la concentración era inherente a la dinámica Según Hilferding, "una parte cada vez mayor
de la competencia capitalista. En efecto, para él, del capital industrial no pertenece a los indus-
la ley de la competencia implica que el capital triales que lo ponen en circulación. Estos no
se acumula de manera desigual en las diferentes disponen de ese capital más que por intermedio
empresas, lo cual lleva a una eliminación progre- del banco que representa ante ellos a los propie-
siva de las más débiles engendrando necesaria- F taños de ese capital. Por otra parte, la banca
mente una concentración del capital y una k misma está obligada a utilizar en la industria
desaparición de la verdadera competencia. Asi una parte cada vez mayor de sus capitales. De
pues, este proceso lleva consigo una tendencia a ahí que la banca cada vez más se convierte en
la monopolización. un capitalista industrial. Llamo capital finan-
En su obra El capital financiero,1 Hilferding tra- ciero a este capital bancario, es decir, ese capital
dinero, que es así transformado efectivamente
ta de mostrar que esta tendencia a la concen- en capital industrial" 2 ( . . . ) "El capital finan-
tración está tan avanzada, desde finales del si- ciero significa de hecho la unificación del capital.
glo xix, que nos encontramos ya en una nueva Los sectores, antes diferentes, del capital indus-
etapa del capitalismo: el estadio monopolista. Para trial, comercial y bancario, quedan en adelante
este autor, el papel creciente que los bancos se han bajo el control de la alta finanza, en la que los
magnates de la industria y de los bancos están
visto obligados a desempeñar en la economía ca- ^ estrechamente asociados. Esa asociación se basa
pitalista refuerza ese proceso de concentración. En en la supresión de la libre competencia entre
efecto, las industrias, en su movimiento de concen- los capitalistas al formarse las grandes uniones
tración, son cada vez más dependientes de los de carácter monopolice, lo cual tiene naturalmente
bancos para su financiamiento, ya que el proceso como consecuencia el cambio en las relaciones
t de la clase capitalista con el poder del Estado".3
1 Le capital financier. Elude sur le développement récent
du capitalisme, traducido del alemán por Marcel Ollivier, slbid, pp. 317-318.
París, Edhions du Minuit, 1970. 3lbid, p. 407.
32 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS MARXISTAS 33

Para Hilferding, y después para Bujarin y Lenin, ra bien, esa ganancia suplementaria ofrece la posibi-
la organización del capital bajo la égida del capital lidad de vender las mercancías en el mercado exte-
financiero, que corresponde a una expansión extra- rior a precios inferiores al precio de costo, 'a vil
ordinariamente rápida de los monopolios capitalis- precio'. Así se organiza la política de exportación es-
tas (creación de cárteles, de consorcios de bancos, pecífica de los cárteles (dumping). Así se explica ese
de sindicatos industriales, etc.), lleva a un proceso de hecho, en principio extraño, de que los derechos de
"aglomeración nacional", de nacionalización, y a una aduanas modernos 'protegen' la industria de expor-
lucha cada vez más dura en el mercado mundial. tación".4
En ese proceso de nacionalización, el capital fi- Este proteccionismo al servicio de los monopo-
nanciero penetra todos los resortes del Estado, que lios engendra necesariamente una tendencia expan-
así se hace cargo de los intereses de los grandes mo- sionista que se expresa en una política de conquistas
nopolios. El paso de una política de libre cambio a y de anexiones imperialistas. En efecto, las ganan-
una de alto proteccionismo es la expresión más con- cias que los monopolios obtienen de ese proteccio-
creta de este proceso. En la fase competitiva del nismo, y que les permiten financiar su política de
capitalismo, el libre cambio era una regla y las dumping en su lucha por las salidas en el mercado
barreras aduaneras tenían una función esencialmen- mundial, están necesariamente limitadas por la ca-
te defensiva, ya que favorecían el desarrollo de las pacidad de absorción del mercado interior. Cierta-
nuevas industrias incapaces de soportar la compe- mente, se podría imaginar un alza de los ingresos de
tencia internacional. En la fase monopolista del ca- las masas trabajadoras que permitiría una subida
pital, el proteccionismo tiende a generalizarse, y de la demanda interior. Sin embargo, para Bujarin
está al servicio de las industrias más aptas para y Lenin, una hipótesis semejante es absurda ya que
soportar la competencia internacional. contradice los principios mismos de funcionamiento
"El 'proteccionismo superior5 de nuestros días no del sistema capitalista. Así, los monopolios no pueden
es más que la fórmula estatal de la política econó- hacer otra cosa sino extender las fronteras nacionales
mica de los cárteles. Los modernos derechos de para acrecentar de esa forma su mercado protegido
aduana son los derechos de los cárteles, un medio por las barreras aduaneras, y así sus "sobreganancias".
para éstos de adquirir una ganancia suplementaria. Esta expansión nacional permite mejorar la venta
Puesto que está claro que si, en el mercado interior, de la sobreproducción en los mercados exteriores,
la competencia se suprime o se reduce al mínimo, 4 Nicolás Bujarin, L'économie mondiale et l'impérialii-
los 'productores' pueden aumentar los precios hasta me, Esquisse économique. París, Éditions Sociales Interna-
el límite otorgado por los derechos de aduana. Aho- tionales, 1928, pp. 68-69.
34 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS MARXISTAS 35

dando a los monopolios los medios financieros para ción tendencia! de las tasas de beneficio originada
proseguir en el extranjero su política de dumping. por la elevación de la composición orgánica del
Este análisis de la política proteccionista del ca- capital, es decir, por el aumento de la parte del ca-
pital financiero, que ocupa un lugar importante en pital estable (instrumentos de producción, tales
la obra de Bujarin, tiende a mostrar que, en la pers- como los edificios, equipos, instrumental y materias
pectiva marxista, la causa de la expansión imperia- primas necesarias para la producción). Ahora bien,
lista es sobre todo la necesidad de asegurar las ventas para los marxistas, los beneficios (la plusvalía) se
exteriores, a fin de colocar la sobreproducción y ele- obtienen únicamente mediante la explotación de los
var así la tasa de beneficio. trabajadores. De ahí que cuanto más avanzado está
Sin embargo, la salida de la producción no es, un país en su desarrollo, más bajas son las tasas de
en esta perspectiva, la única determinante del im- beneficio. Así, el imperialismo es también la conse-
perialismo en la etapa del capitalismo monopolista. cuencia de la lucha contra la disminución tendencia!
Ni siquiera es el elemento esencial. Para autores de las tasas de beneficio, puesto que la política de
marxistas como Hilferding, Bujarin y Lenin, la expansión es la condición vital no "del mantenimiento,
exportación de capitales adquiere una importancia sino del aumento, de las tasas de beneficio".5
muy especial como causa del imperialismo. Según • En la época de la exportación masiva de capi-
Bujarin, el desarrollo del capitalismo a finales del tales, el control político de vastos territorios exte-
siglo xix engendró una acumulación considerable riores se convierte en una necesidad para el capital
de capitales. En efecto, todos los progresos técnicos financiero, ya que se trata de proteger las inversio-
y el aumento de la escala de producción en la era nes exteriores, con el fin de poder proseguir con
r absoluta seguridad la acumulación.
de los monopolios contribuyeron a la creación de
grandes masas de capitales, cuya salida en los mer- V La búsqueda incesante de materias primas es, en
cados interiores es cada vez más difícil. El impe- la perspectiva marxista, otra causa del imperialismo.
rialismo centra entonces su interés en desarrollar Hacia finales del siglo xre, la agricultura es un im-
portante suministrador de materias primas para la
las posibilidades de inversión de capitales en las
industria, ya que produce la madera necesaria para
esferas exteriores.
la fabricación de papel y para numerosos tipos de
Por otra parte, la búsqueda de mayores ganan-
construcción —entre ellos, los ferrocarriles—, las
cias refuerza esta tendencia a la exportación de ca-
r materias animales y vegetales para la industria ali-
pitales. En efecto, según el análisis marxista, con
*É*.
el desarrollo del capitalismo y con el progreso de la e 5 Rudolf Hilferding, Le capital financier, op. cu.,
ciencia y de la tecnología, se asiste a una disminu- p. 490.
36 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS
LOS ANÁLISIS MARXISTAS 37

mentida, y las materias brutas indispensables para


'ciero. En efecto, para el análisis marxista, ese pro-
la industria textil (tales como la seda, el lino, el
ceso de desarrollo es la causa de una lucha cada
cáñamo, el algodón, etc.)- El desarrollo industrial,
vez más dura en el escenario mundial por la salida
en la era de los monopolios, es de una amplitud
de los surplus, por el control de nuevas esferas de
tal que la esfera de la producción agrícola no al-
inversión y por el aprovisionamiento de materias
canza a seguirlo. De ello resulta una desproporción
primas, y lleva inexorablemente a la expansión del
entre el desarrollo de la industria y el de la agri-
capitalismo nacional.7
cultura, desproporción que provoca un alza suma-
mente importante de los precios de las materias pri- Por eso Nicolái I. Bujarin caracteriza la dinámica
mas agrícolas. imperialista en estos términos: "El desarrollo de
Este aumento repercute negativamente en las tasas las fuerzas productivas del capitalismo mundial
de beneficio de las industrias que emplean estas ha dado, en los últimos decenios, un salto gigan-
materias primas en su producción. Para luchar con- tesco. En todas partes, la gran producción salió
victoriosa de la lucha por la competencia al
tra este descenso de las tasas de beneficio, los gran-
agrupar a los 'magnates del capital' en una or-
des monopolios intentan ensanchar sus esferas de ganización de hierro, que domina toda la vida
aprovisionamiento de materias primas. De ahí surge económica. Una oligarquía financiera se ha ins-
un reforzamiento de la dinámica imperialista y un talado en el poder y dirige la producción que
enfrentamiento de las grandes potencias, que ad- los bancos unen en una sola red. Este proceso
de organización de la producción partió desde
quiere la misma violencia que en la competencia
abajo para consolidarse en los dirigentes de los
por la salida de la sobreproducción. Según Lenin, estados modernos que se han convertido en los in-
este reforzamiento es mucho más marcado por cuan- térpretes fieles de los intereses del capital finan-
to el capital financiero no se asegura tan sólo un ciero. Cada una de las 'economías nacionales'
dominio sobre las fuentes ya conocidas de materias desarrolladas, en el sentido capitalista de la pa-
primas, sino también sobre aquellas que podrían ser labra, se transformó en una especie de trust
nacional del Estado. Por otro lado, el proceso
útiles en las fases posteriores del desarrollo in- de organización de las partes económicamente
dustrial.8 avanzadas de la economía mundial se acompaña
Así pues, el imperialismo es considerado como de una agravación extrema de su competencia
una consecuencia del desarrollo de los monopolios mutua.8
y, en particular, de la evolución del capital finan- 7 Ver Otto Bauer, Die Nationalitdtenfrage tind die So-
zialdemokratie, Viena, Verlag dar Wiener Volksbuchhand-
8 L'impérialisme, stade suprime du capitalisme, París,
lung, 1924, p. 471 (primera edición de 1907).
Editions Sociales, 1971, p. 117.
8 L'économie mondiale et l'impérialisme, op. cit., p. 106.
38 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS MARXISTAS 39

"La expansión del territorio económico libra 'tante otra clase de explicación económica del fe-
a los cárteles nacionales regiones agrarias y, nómeno imperialista. Según su punto de vista, el
en consecuencia, mercados de materias primas; imperialismo proviene de una contradicción esen-
aumenta las salidas y la esfera de inversión de cial del capitalismo: la contradicción entre las fuer-
capital; la política aduanera permite aplastar la
competencia extranjera, obtener plusvalía y poner zas productivas y los límites del mercado.
en movimiento el ariete del dumping. La tota-
lidad del sistema contribuye a aumentar la tasa Según Rosa Luxemburgo, Marx cometió el error
de beneficio de los monopolios. Es, precisamen- de concebir un esquema teórico de la acumula-
te, esta política del capital financiero, el imperia- ción del capital sin tener en cuenta más que a
lismo".» los capitalistas y a los proletarios, olvidando por
Lenin resumió ese proceso en una definición tanto a sectores no capitalistas de la economía,
famosa, que engloba los cinco puntos siguientes: es decir, considerando el sistema capitalista como
"1) Concentración de la producción y del ca- cerrado y no articulado con otras formaciones
pital hasta un grado de desarrollo tal que ha sociales. Ahora bien, para Rosa Luxemburgo, ese
creado los monopolios, cuyo papel es decisivo en esquema no puede explicar el proceso de acu-
la vida económica; 2) fusión del capital banca- mulación del capital ni la reproducción de dicho
rio y del capital industrial, y creación, sobre la proceso. En efecto, en el marco de la reproduc-
base de ese 'capital financiero', de una oligar- ción ampliada, común en el capitalismo, y que
quía financiera; 3) la exportación de los capitales, permite por tanto la acumulación del capital,
a diferencia de la de mercancías, adquiere una es decir, en el proceso que consiste en la rein-
importancia muy especial; 4) formación de unio- versión de una parte de la plusvalía a fin de au-
nes internacionales monopólicas de capitalistas mentar el capital productivo, se da un aumento
que se reparten el mundo; 5) fin del reparto te- de la producción. Esta última termina necesa-
riamente por superar las capacidades de absor-
rritorial del globo entre las mayores potencias ción del mercado capitalista. En otros términos, la
capitalistas." 10
producción capitalista no encuentra una deman-
da solvente suficiente.
2. Realización de la plusvalía. Igual que los teó-
ricos marxistas presentados en la sección anterior, Para Rosa Luxemburgo, en el conjunto de la pro-
Rosa Luxemburgo considera al imperialismo como ducción capitalista tres partes pueden distinguirse: la
la consecuencia de la evolución del sistema capita- primera, que sirve para renovar los medios de pro-
lista en su último estadio. Esta autora da no obs- ducción, y por tanto para sustituir el capital fijo;
la segunda, que sirve para mantener a los obreros y
»lbid., pp. 104-105.
10L'impéñalisme, stade suprime du capitalisme, op. cit., capitalistas; la tercera, que en la perspectiva mar-
p. 124. xista, corresponde a la parte de la plusvalía usurpa-
40 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS MARXISTAS 41

da a los obreros, y que da lugar a la reproducción de obra, de toda una serie de relaciones con el
del capital, es decir, la acumulación. medio no capitalista que lo rodea. Desde su géne-
Según Luxemburgo, la salida de esta tercera parte sis, el área de dominación del capital se ha ido
es problemática. "¿De qué mercancías se trata y extendiendo constantemente; esta expansión, en la
quién, en la sociedad, tiene necesidad de ellas o, que el militarismo siempre jugó un papel determi-
dicho de otra manera, quién las compra a los capi- nante, adquirió hacia finales del siglo xrx la forma
talistas para permitirles realizar por último en del imperialismo, debido a la competición, cada vez
especies sonantes la parte más importante de sus más violenta, entre los capitalismos nacionales por el
ganancias?"" Para esta autora, esa es la pregunta dominio de las últimas regiones que escapaban aún
fundamental que plantea el problema de la acumu- a las garras del capitalismo. En otras palabras, hacia
lación. "Para que pueda darse la acumulación, los finales del siglo xix el capital y su acumulación pa-
capitalistas deben encontrar en otros lugares los com- san a depender de la expansión imperialista. Este
pradores para la parte de mercancías que contiene movimiento de expansión es incluso la expresión
el beneficio destinado a la acumulación; y esos política de los procesos de acumulación. No obstan-
compradores deben conseguir medios de pago pro- te, para Rosa Luxemburgo, esta expansión no puede
cedentes de una fuente autónoma y no facilitada sino dar una prórroga al capitalismo, ya que la base
por los capitalistas, como en el caso de los obreros de acumulación de este último disminuye a medi-
o colaboradores del capital: órganos del Estado, da que el imperialismo se adueña, para finalmente
ejército, clero, profesiones liberales. Tienen que ser destruirlas, de las economías "naturales" de las
compradores que se procuren los medios de pago últimas regiones del globo sustraídas hasta entonces
gracias a un sistema de intercambio de mercan- a su influencia.
cías, y por tanto basándose en una producción de
éstas, y esta producción tiene necesariamente que si-
tuarse fuera del sistema capitalista de producción." 12 II. LAS CONSECUENCIAS DEL IMPERIALISMO
Así pues, en esta perspectiva, el capitalismo tuvo
siempre necesidad, para su desarrollo, es decir, para Es imposible disociar los análisis marxistas del im-
la realización de la plusvalía, y también como fuen- perialismo del gran debate que se instaura desde
te de medios de producción y como reserva de mano principios del siglo xx, en el seno de la II Interna-
11 L'accumulation du capital, traducción de Irene Petit,
cional, acerca de la evolución del sistema capita-
París, Maspero, 1967, t. II, p. 147. lista. Dicho debate se abre sobre todo a partir de
™Ibid, pp. 149-150. las dudas planteadas por la corriente revisionista,
42 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS MARXISTAS 43

aparecida con Bernstein, sobre el carácter inelucta- supervivencia. "Pero en ese movimiento, también
ble de las previsiones de Marx relativas a la agonía precipita su destino inexorable [...] Cuanto
y la desaparición final del capitalismo. Además, las más aumentan la violencia y la energía con las
amenazas de guerra, que se ciernen sobre Europa cuales el capital procede a la destrucción de
'' las civilizaciones no capitalistas, más se estrecha
y el mundo desde los comienzos del siglo xx, son su base de acumulación. El imperialismo es a
una preocupación importante de la socialdemocra- ¿ l a vez un método histórico para prolongar los
cia europea, y naturalmente avivan los debates acer- días del capital y el medio más seguro y más
ca de la cuestión colonial y de los antagonismos en- rápido de ponerle objetivamente un término." 1S
tre las grandes potencias industriales. -.
No hay en los escritos de Hilferding, Bujarin o
Ésta es la razón por la cual los análisis marxistas
Lenin una demostración explícita del lazo existente
del imperialismo se centran sobre todo en las con-
entre el imperialismo y la supervivencia del capi-
secuencias de este fenómeno, entre las que se puede
talismo. No obstante, es cierto que la cuestión de
contar la supervivencia provisional del capitalismo,
la supervivencia del capitalismo era una de las pre-
las luchas imperialistas y la demolición de las es-
ocupaciones centrales de estos autores. En efecto,
tructuras de los países colonizados. •
tal cuestión se inscribe en la propia lógica de los
mecanismos descubiertos en sus análisis: baja ten-
1. La supervivencia provisional del capitalismo. La
dencial de las tasas de beneficio, surplus de capi-
prolongación de la existencia del capitalismo a con-
tales y de mercancías, carencia de materias primas.
secuencia del imperialismo ocupa \ lugar impor-
Lenin habla explícitamente de la necesidad de la
tante en el análisis de Rosa Luxemburgo. Como se
exportación de capitales: "La necesidad de expor-
señaló más arriba, la tesis principal de esta autora
tar capitales se debe a la 'excesiva madurez' del
quiere mostrar que la articulación con otras forma-
capitalismo de algunos países donde (al estar atra-
ciones sociales es indispensable al capitalismo para
sada la agricultura y ser miserables las masas) no
que pueda existir acumulación. En la época de los
existen para el capital las inversiones ventajosas."14
monopolios, ese proceso de articulación adopta la
Así, y en esta perspectiva, el capitalismo, a me-
forma del imperialismo, ya que el nivel de evolu-
nos de renunciar a lo que constituye su motor, es
ción al que han llegado las economías capitalistas
decir, al beneficio, y por lo tanto desaparecer en
las obliga a asegurarse el control de formaciones
tanto que capitalismo, tiene necesidad de manera
sociales no capitalistas situadas en la periferia.
13 L'accumulation du capital, op. cit., t. II, p. 115.
En esta perspectiva, el imperialismo es una ne- !*•• i* L'impérialisme, stade suprime du capitalisme, op, cit.,
cesidad vital para el capitalismo: prolonga asi su p. 87.
44 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS MARXISTAS 45

imperiosa de la expansión imperialista.15 Lo que imperialismo. Algunas capas del proletariado se be-
hace decir a Hilferding que la rápida expansión del nefician directamente de la explotación imperialista
capitalismo, que permiten las exportaciones de ca- y terminan por adoptar una política oportunista y
pitales, "es la condición vital del mantenimiento patriotera.18
de la sociedad capitalista".16 Así, el imperialismo es
para el capitalismo, en la era de los monopolios, una 2. Las luchas interimperialistas. Muchos autores
necesidad económica absoluta. Constituye el "esta- marxistas consideran que en la era de los mono-
dio supremo" de la evolución del sistema capitalista. polios la guerra entre las grandes potencias capita-
Al prolongar la supervivencia del sistema, amplifica listas entra en la propia lógica del imperialismo. En
las contradicciones y engendra sobre todo una ten- efecto, para ellos el reparto del mundo entre esas
dencia a la putrefacción y al parasitismo,17 anun- potencias conduce inexorablemente al enfrentamien-
ciando así el tránsito al socialismo. to entre los imperialismos nacionales. Ese enfren-
También Lenin trató de poner al descubierto al- tamiento es considerado como la consecuencia nece-
gunas consecuencias políticas del imperialismo que saria, por una parte, de los procesos de nacionaliza-
contribuyen a la supervivencia del capitalismo. En ción del capital examinados más arriba, los cuales
efecto, para él, la adhesión de un gran número de conducen a la extensión del territorio nacional, y
dirigentes de la II Internacional a las políticas mi- por otra al estrechamiento progresivo de las esferas
litaristas de sus respectivos países, en agosto de 1914 de expansión territorial.
sobre todo, es consecuencia lógica del aburguesamien-
to de una parte del proletariado, engendrado por el La superproducción de mercancías, inherente
al desarrollo de las grandes empresas, la polí-
15 Sin embargo, este punto de vista no es compartido tica de exportación de los cárteles y la disminu-
por Kautsky, para quien el imperialismo no es más que ción de los mercados, debida a la política colo-
-.->->-?• una de las políticas posibles del capitalismo ya que no nial y aduanera de las potencias capitalistas; la
.•'r.p.Víí.',->: ' constituye una necesidad económica para la sobrevivencia creciente desproporción entre la industria terri-
del sistema. De este autor ver: Der Imperialismus, Die blemente desarrollada y la agricultura atrasada;
Neue Zeit, 11 de septiembre de 1914, vol. II, núm. 21. y por fin la inmensa exportación de capital y
18 Le capital financier, op. cit., p. 429. la sujeción económica de países enteros a los
17 "En la medida en que se establecen, aunque sea consorcios bancarios nacionales llevan hasta el
momentáneamente, los precios del monopolio, se hace paroxismo el antagonismo entre los intereses de
desaparecer hasta un cierto punto los estímulos del pro-
greso técnico y, por consiguiente, de cualquier otro progre- 18 "L'impérialisme et la scission du socialisme", en
so." Lenin, L'Impérialisme, stade suprime du capitalisme, Oeuvres, París, Editions Sociales, 1959, vol. 23, pp. 116
op, cit., p. 139. y siguientes.
LOS ANÁLISIS MARXISTAS 47
46 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS

los grupos nacionales del capital. Estos grupos son siempre frágiles y por tanto constituyen meras
buscan su último argumento en la fuerza y en treguas entre las guerras.
el poder de la organización del Estado y, en pri-
mer lugar, en su flota y en sus ejércitos. Un Esta tesis del carácter inevitable de los conflic-
poderoso Estado militar es la última baza que tos interimperialistas no fue unánimemente acep-
utilizan las potencias en su lucha. Asi, la capa- tada. En su obra El capital financiero, Hilfer-
cidad combativa en el mercado mundial depende ding se pregunta acerca de ese problema de la
de la fuerza y de la cohesión de la nación, de guerra, poniendo en evidencia dos tendencias
sus recursos financieros y militares. El ideal so- opuestas. La primera apunta en el sentido de un
ñado por el capital financiero es el de una uni- agravamiento de los antagonismos entre poten-
dad económica y nacional autosuficiente, que cias capitalistas. Y la segunda conduce a una
pueda ampliar sin fin su inmensa fuerza hasta cierta solidaridad de los intereses internacionales
llegar a gobernar el mundo mediante un imperio de capital, y, por tanto, al establecimiento de
universal.19 acuerdos entre capitalismos nacionales. Hilferding,
cuyo estudio es anterior en varios años a la pri-
Para Lenin, "está [...] fuera de duda que el mera Guerra Mundial, no aporta sin embargo
paso del capitalismo, en su estadio monopolista, una respuesta definitiva a la cuestión de cuál
al de capital financiero, se halla ligado a la agra- de esas dos tendencias triunfará sobre la otra.21
Kautsky, que no considera el imperialismo
vación de la lucha por el reparto del mundo".20 La como una necesidad económica para el capita-
distribución de las zonas de influencia, de los inte- lismo, se pregunta si la evolución del sistema no
reses y de las colonias entre Estados imperialistas puede conducir a una fase de ultraimperialismo,
se hace, según él, necesariamente por la fuerza, y como una "santa alianza" entre las potencias
por tanto también en función de las relaciones de imperialistas para la común explotación del uni-
verso.22 Esta posición será violentamente criti-
fuerza. Tal proceso contiene e.n si necesariamente la cada por Lenin, para quien, como acabamos de
guerra. Ciertamente, pueden existir alianzas transi- verlo, tales alianzas interimperialistas son absolu-
torias entre los grandes monopolios en vistas al re- tamente inconcebibles en el régimen capitalista
parto del mercado mundial. No obstante, y teniendo sino como treguas temporales —debido al desa-
en cuenta el desarrollo desigual de las economías rrollo desigual de los capitalismos nacionales.
Esta controversia teórica estuvo en la base de
capitalistas —desarrollo desigual que, para Lenin, es numerosas polémicas en el seno de la II Inter-
una ley fundamental del capitalismo—, los acuerdos nacional durante los años que precedieron a la
19 Nicolás Bujarin, L'économie mondiale et l'impérialis-
primera Guerra Mundial.
me, op. cit., pp. 106-107. 21 Le capital Jinancier, op. cit., pp. 447-449.
20 L'Impérialisme, stade suprime du capitalisme, op, cit.,
22 Der Imperialismos, op. cit.
pp. 107-108.
LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS MARXISTAS 49
48

3. El colonialismo. Para los autores marxistas, el por diversos medios, todas las formas de la "eco-
colonialismo también es la consecuencia del impe- nomía natural". Sus medios de penetración más
habituales fueron la violencia abierta, o presio-
rialismo. Ciertamente, reconocen que el colonialismo nes indirectas, como la fiscalización o la venta
es anterior al fenómeno imperialista e incluso al a vil precio de sus mercancías. En las colonias,
sistema capitalista. No obstante, según estos autores, esta forma de explotación significó la destruc-
el imperialismo refuerza considerablemente ese tipo ción sistemática de las estructuras sociales indí-
de expansión. Como ya señalamos, los análisis mar- genas. Según la autora, la India constituye un
buen ejemplo de ese proceso. Ese país había
xistas insisten en el hecho de que las exportaciones conocido numerosas invasiones extranjeras, pero
masivas de capitales entrañan necesariamente una ninguno de sus conquistadores había atacado la
dominación política directa de las esferas de in- vida y las estructuras sociales tradicionales de
versión, debido a la importancia de las sumas inver- la masa campesina. La colonización inglesa, al
tidas a las cuales se trata de asegurar. En efecto, en contrario, al arrancar la tierra a los campesinos,
al imponerles una presión fiscal intolerable llegó
la época de los monopolios, no se trata ya sólo de a destruir la "comunidad aldeana comunista",
proteger a capitales en movimiento, es decir a estructura económica ancestral de los hindúes.2*
mercancías, sino también a intereses económicos mu- Destaquemos también que una parte de los
cho más importantes, tales como las vías de los fe- debates de la II Internacional acerca de la cues-
rrocarriles, las instalaciones portuarias, las minas y tión colonial tuvo por tema las consecuencias
económicas y sociales del imperialismo en los
las grandes plantaciones. países extraeuropeos, consecuencias que algunos
Este vasto movimiento de expansión colonial tie- militantes denunciaron como trágicas y humana-
ne, naturalmente, profundas repercusiones en las mente intolerables.
sociedades que están bajo el yugo capitalista. "Las
antiguas relaciones sociales son completamente trans-
formadas, se rompe el aislamiento milenario de las
'naciones sin historia' y dichas naciones son arras-
tradas por el torbellino capitalista." 23

Rosa Luxemburgo ha dedicado importantes pá-


-•*£v- ginas al análisis de las consecuencias y los meca-
nismos de esa expansión colonial. Para ella, el
capitalismo siempre se esforzó en quebrantar,
Rudolf
23 Hilferding, Le capital financier, op. cit., 24 L'accumulation du capital,, op. cit., t. II, pp. 46 y
siguientes.
p. 435.
LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 51

esos trabajos se inscriben en el gran debate histórico


abierto por la difusión de la tesis leninista.
II. LOS ANÁLISIS NO MARXISTA& DEL
IMPERIALISMO
I. LAS TEORÍAS SOCIOECONÓMICAS
Los ANÁLISIS no marxistas del imperialismo son
numerosos y variados. Pueden caracterizarse ante 1. Repartición desigual de los réditos. Hobson es
todo por el hecho de que no establecen una rela- el primer autor que establece una relación muy di-
ción de causalidad entre el desarrollo del sistema recta entre el funcionamiento del sistema económi-
capitalista y el imperialismo. En efecto, para tales co y el imperialismo. En su perspectiva, sin embargo,
enfoques el motor del imperialismo no se encuentra el movimiento de expansión colonial no responde a
en el capitalismo como tal, sino que tiene su ori- una necesidad económica global. En efecto, para él,
gen en algunos factores de carácter socioeconómico o la existencia de un amplio exceso de capitales en los
político, que no son producidos necesariamente por grandes países industriales es el factor determinante
el sistema capitalista. Esta es la razón por la cual, del imperialismo. Al no encontrar en el interior mer-
a diferencia de los enfoques marxistas, la noción cados suficientes, los industriales y los banqueros bus-
de imperialismo abarca esencialmente, en estos tra- can en el exterior esferas de inversión ventajosas. El
bajos, la idea de expansión colonial. imperialismo responde entonces a intereses sectoria-
Por lo demás, frecuentemente, estos análisis no les de la economía.
marxistas del imperialismo, utilizan marcos expli- < Tomando el ejemplo de Gran Bretaña, Hobson
cativos que hacen intervenir una pluralidad de se esfuerza por demostrar la escasa importancia
factores. Es por ello que resulta difícil establecer de las colonias para el desarrollo del comercio. Se-
una tipología muy estricta de estas diversas teorías gún él, los réditos de las inversiones en las colonias
que, a menudo, tienen numerosos elementos en son muy superiores a los beneficios obtenidos con el
común. comercio exterior.
Conviene destacar además que la mayor parte
de esos enfoques intentan más o menos explícita- La importancia de las inversiones es con mucho
mente refutar las teorías marxistas. En efecto, con el factor económico más decisivo del imperia-
lismo. El carácter cada vez más cosmopolita del
excepción del análisis de Hobson —que es anterior capital ha sido el cambio económico más notable
a las interpretaciones marxistas del imperialismo y del reciente pasado. Todas las naciones indus-
que incluso inspiró parcialmente a estas últimas—, triales avanzadas tienden a invertir una porción
52 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS

más amplia de su capital en el exterior, en países


extranjeros o en las colonias, y extraen benefi-
cios crecientes de esas inversiones.1 ( • _ • • ) No^es
exagerado afirmar que la actual política exterior
de Gran Bretaña constituye esencialmente una
lucha por el control de las esferas ventajosas de
I LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 53

Enfrentados a esos límites del mercado interior,


los industriales y los financieros persiguen la con-
quista de nuevas esferas de inversión. Para alcanzar
tal objetivo, buscan penetrar en los medios polí-
ticos y en el conjunto de las estructuras guberna-
inversión.2 mentales. Apelan a los instintos más conservadores
Después de haber demostrado Hobson que el mo- de la clase dirigente que se beneficia directamen-
tor de la política de expansión imperial es la bús- te de una política expansionista, sobre todo porque
queda y el control de esferas de inversión en el ésta distrae la atención de las masas trabajadoras
exterior, y que este movimiento es consecuencia de de sus dificultades interiores. Además, se esfuerzan
un surplus de capitales en los grandes países indus- en hacer participar directamente a los responsables
trializados, se esfuerza por poner en evidencia las políticos en los beneficios de sus operaciones indus-
causas de ese exceso de capital. Según él, el origen triales y financieras.
de ese fenómeno es una mala repartición de los Más aún, las masas populares son manipuladas
réditos en el plano nacional, y en especial la estruc- k mediante la movilización de los instintos patrioteros,
tura plutocrática de la sociedad que priva a las nacionalistas y racistas. También se apela a la exal-
masas trabajadoras de su parte del producto social. tación del militarismo y de los grandes ideales de
En efecto, esa mala distribución de los réditos tiene misión civilizadora. El control de una gran parte
como consecuencia el subconsumo de las masas, de la prensa favorece tal manipulación. La escuela,
que tienen un poder de compra demasiado débil, la universidad y hasta las Iglesias son también ins-
produciéndose así una acumulación excesiva de trumentos de esa manipulación de las masas. Se
capitales en manos de los miembros de las capas exaltan falsos ideales y falsos valores patrióticos.
sociales más favorecidas. Así, los capitales en exceso Se inculca una visión geocéntrica del universo, que
no pueden encontrar mercados en el interior debido favorece también el desarrollo de una mentalidad
a los límites impuestos a las inversiones y al desa- imperialista.
rrollo de la producción por el bajo nivel de con- i»

sumo de las masas populares. Es así como las fuerzas industriales y financieras
del imperialismo, a través de los partidos, de la
1 John A. Hobson, Impeñalism. A Study, Londres,
prensa, de la Iglesia y de la escuela, moldean
George Alien and Unwin, tercera edición, 1938, p. 51.
la opinión pública y la política mediante falsas
(primera edición en 1902.)
idealizaciones de los instintos primitivos de ex-
2Ibid, p. 53.
pansión, de dominación y de apropiación, ins-
54 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS XOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 55

tintos que han sobrevivido a lo largo de los años al mismo tiempo los enormes beneficios de las cla-
hasta la era industrial, que es de carácter pací- ses sociales más favorecidas. Esta redistribución de los
fico. La exacerbación de esos instintos es in- réditos pondríá\fin al imperialismo, al reducir el ex-
dispensable al proceso de agresión y de expan- ceso de capitales-y elevar el consumo interior, lo que
sionismo imperialistas como al de explotación de
también permitiría crear nuevas posibilidades de in-
las razas inferiores.3
Así, las masas populares apoyan una política versión en las esferas productivas.
de expansión costosa, contraria a los intereses del '-<
conjunto de la nación, sin darse cuenta de que 2. Estructuras sociales atrasadas. Otra explicación
hacen el juego de un pequeño número de in- del imperialismo vincula este fenómeno al mante-
dustriales, financieros y aprovechadores de gue-
rras. En efecto, la política de expansión colonial nimiento, en las sociedades industriales de finales
y de agresión implica gastos importantes de in- del siglo xix, de estructuras sociales y mentales atra-
fraestructura, de administración y de armamento, sadas. Este tipo de análisis, sin negar el papel
que son cargados al conjunto de la comunidad, desempeñado por algunos factores económicos —so-
mientras que los beneficios de este imperialismo bre todo los que Hobson puso en evidencia— se
son acumulados por una pequeña minoría.
basa, esencialmente, en. una interpretación socioló-
Según Hobson, el imperialismo no es, sin embargo, gica, incluso psicológica de la expansión colonial.
un fenómeno irremediable. Puede hacerse desapa- Lo esencial de este marco explicativo se debe a
recer atacando a la raíz del mal, es decir, a la es- Joseph Schumpeter. Apenas terminado el conflicto
tructura social responsable de la mala distribución mundial, este economista austríaco intenta compren-
de los réditos y por tanto del poder de compra. der el motor de los enfrentamientos interimperialistas
"La búsqueda incesante de nuevos mercados y la y, subsidiariamente, responder a las tesis marxistas,
diferencia entre el poder de producción de los in- poniendo al descubierto los caracteres fundamental-
dustriales y el poder de compra de los consumidores mente heterogéneos del capitalismo y del imperia-
constituyen la prueba irrefutable de una mala dis- lismo. Sin embargo, no limita su análisis únicamente
tribución de los réditos. El imperialismo es el pro- al imperialismo expansionista colonial europeo, sino
ducto de ese sistema; sólo una reforma social le . que estudia también los diferentes imperialismos apa-
pondría fin." * recidos a lo largo de la historia.
Para Hobson, esa reforma debería elevar el po- Para Schumpeter, el imperialismo no está esen-
der de compra de las masas trabajadoras y reducir cialmente dirigido hacia un objetivo concreto, hacia
t, un interés económico preciso. Lo define como "la dis-
*Ibid, p. 221.
*lbid, p. 88. posición, desprovista de objetivos, que manifiesta
56 LA ERA DE LOS IMPERIALISMO^ LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 57

un Estado hacia la expansión por la fuerza, más allá Así, según Schumpeter, el nacionalismo, las ten-
de todo límite definible".5 Los fundamentos dé esta dencias autoritarias y el imperialismo son algunas
expansión se sitúan ante todo en la persistencia de de las supervivencias del feudalismo. La burguesía
ciertas estructuras sociales heredadas del pasado, es- que, al desarrollarse, debió adaptarse al Estado
tructuras que se mantienen largo tiempo después monárquico, acabó por retomar esos hábitos de otra
de haber perdido su razón de ser y su función. época.
También se trata de la supervivencia de mentalida-
des y de comportamientos políticos y económicos El imperialismo moderno, como también el mi-
adquiridos en la época del absolutismo real. litarismo y el nacionalismo, son una herencia de
la época dominada por el Estado monárquico:
El comercio y la industria de los comienzos de en él sobreviven, no sin trasposiciones, elementos
la época capitalista se hallaban ( . . . ) absoluta- estructurales, formas de organización, una con-
mente impregnados de los métodos precapita- figuración de intereses y de actitudes que sólo
listas; sometidos al monarca de grado o de son comprensibles en referencia al Estado monár-
fuerza, estaban marcados por los intereses del po- quico.7
der real. Así, con hábitos, sentimientos, pensa-
miento y acción moldeados por su situación en En esta perspectiva, el imperialismo no es pues
la época monárquica, es que la burguesía abor- una consecuencia del capitalismo. Es un "atavis-
dó la etapa de la revolución industrial. En otras mo" social y político. El sistema económico capi-
palabras, los hábitos y los intereses propios de un talista es, por esencia, indisociable de la democracia
medio no capitalista, o al menos precapitalista,
moldearon el comportamiento de los burgueses. liberal, del racionalismo, de la competencia y del
Ese comportamiento, tal como se manifiesta en libre cambio; según Schumpeter es por naturale-
la historia, no expresa en absoluto el carácter za antimperialista. De acuerdo con Winslow, cuyo
profundo de la economía capitalista sino la co- análisis del imperialismo es muy cercano al de
existencia del capitalismo naciente con un modo Schumpeter, "ese atavismo al que llamamos impe-
de vida distinto y con otra organización eco-
nómica; incluso, podría decirse, al menos en los rialismo se opone irreductiblemente tanto al sistema
comienzos de la época capitalista, expresa la político de la democracia como al sistema eco-
preeminencia de la organización no capitalista nómico de la libre empresa".8 Para Schumpeter, no
frente a la organización capitalista.8 existe, en un sistema de competencia, es decir en
5 Jmpérialisme el classes sociales, traducido por Su- Ubid, p. 151.
zanne de Segonzac y Pierre Bresson, París, Editions du 8 E. M. Winslow, The Paitern of Imperialism, A Study
Minuit, 1972, p. 44. in ¡he Theories of Power, Nueva York, Columbia Uni-
a Ibid, p. 144. versity Press, 1948, p. 237.
58 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 59

un sistema que absorbe todas las energías en la partir de 1873, la economía mundial entra en una
competencia económica, una dinámica orientada fase de crisis. Las clases dominantes de los diversos
hacia las conquistas y las guerras. Toda aventura países industrializados toman entonces conciencia
exterior es incluso considerada como un elemento de los peligros que las dificultades coyunturales, y
perturbador. Ciertamente, Schumpeter admite la apa- sobre todo las flexiones e incluso los paros del cre-
rición en el sistema capitalista de tendencias protec- cimiento económico, presentan para la estabilidad
cionistas y monopolistas. Además, reconoce que estas del orden político y social. Se desarrolla entonces
tendencias favorecen al imperialismo y señala que entre las élites un amplio consenso ideológico sobre
responden a los intereses propios de un pequeño la necesidad de una expansión económica continua,
número de empresarios y de financieros. Sin em- basada si es preciso en el imperialismo. La expan-
bargo, niega que sean inherentes a la dinámica ca- sión colonial, se cree que debería permitir relanzar
pitalista. el crecimiento económico y por tanto atenuar las pro-
pias causas de la tensión social. Más aún, sería una
3. Crisis económicas y orden social amenazado. Al- forma de distraer la atención de las masas trabaja-
gunos historiadores, como William Langer y Geof- doras de las dificultades interiores, gracias a los éxi-
frey Barraclough,9 han señalado el papel desem- tos militares y al crecimiento del prestigio nacional.
peñado por el proceso de industrialización en el
desarrollo del imperialismo. Este proceso, por las El imperialismo social vio en el proceso de trans-
mutaciones sociales que entrañó, amenazó el orden formación socioeconómica, proceso estimulado y
existente y, en particular, el poder de las clases do- acentuado dolorosamente por la industrialización
minantes. Estas últimas habrían entonces utilizado durante los períodos de dificultades coyunturales,
un peligro mortal para el orden social existente,
el imperialismo para canalizar las amenazadoras que amenazaba con estallar por el choque de
presiones sociales. los cambios económicos y sociales. Ese imperia-
Partiendo de este tipo de explicación, Hans- lismo pensaba encontrar un remedio en la ex-
Ulrich Wehler10 ha tratado de poner en evidencia pansión territorial, remedio que debía permitir
el papel particular desempeñado por las dificulta- ensanchar el mercado, restablecer la economía,
des coyunturales en esa dinámica imperialista. A asegurar a esta última un nuevo crecimiento, y
así evitar el estallido de las estructuras sociales
«Ver, por ejemplo, Geoffrey Barraclough, Une intro- y estabilizar de nuevo las relaciones de fuerza
duction & l'histoire contemporaine, París, Stock, 1964, internas.
pp. 49-69. Su objetivo era la paz social, más aún que la
und der Imperialismus, Colonia, Kiepen- ventaja económica y la búsqueda del máximo
hauer und Witsch, 1969. beneficio, pero era plenamente consciente de que
LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 61
60 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS
imperialismo, el enfrentamiento entre las grandes
tal objetivo dependía de la prosperidad eco- potencias europeas, animado por el desarrollo de los
nómica y del mantenimiento del orden social.11
nacionalismos, es considerado a menudo como la
causa fundamental de Ja expansión colonial de fina-
II. LAS TEORÍAS POLÍTICAS les del siglo XDÍ.
Así, dentro de una explicación muy general de
Podemos señalar que, de manera general, las ex- las guerras, el economista inglés Lionel Robbins
plicaciones políticas del imperialismo aparecen esen- 'vincula el fenómeno imperialista a la índole anár-
cialmente en los trabajos de historiadores. También quica de la sociedad internacional. En una obra
se podría añadir que, en la mayor parte de esos escrita en 1939 este autor afirma que el elemento
trabajos, no se dan teorías globales del imperialis- central de las relaciones internacionales es la bús-
mo, ya que lo más frecuentemente dichos trabajos queda incesante de poder que anima la política de
se limitan a estudiar empresas coloniales específicas, cualquier Estado. "En ausencia de normas jurídicas
tales como la expansión colonial francesa, británica coaccionantes en las relaciones internacionales, la
o alemana, o fenómenos imperialistas particulares, conservación o el aumento del poder militar se con-
como el reparto de África.12 vierte en un objetivo casi ineluctable del compor-
Conviene por fin destacar que si bien los factores tamiento de las naciones-Estados."13 Sin negar la
políticos ocupan en esos análisis del imperialismo existencia de motivos económicos en la expansión
un lugar preponderante, están a menudo yuxtapues- imperialista, sobre todo en la era del proteccionismo,
tos a otros elementos explicativos de naturaleza eco- Robbins considera que la causa fundamental de ese
fenómeno debe ser buscada en esa dinámica política
nómica y sociológica.
particular creada por la ausencia de normas inter-
1. Rivalidades entre potencias y nacionalismos. En nacionales que pudieran frenar ese conflicto ince-
la perspectiva de estas explicaciones políticas del sante entre las potencias.
11 Hans-Ulrich Wehler, "Sozialimperialismus", en Hans-
Este tipo de explicación constituye más o menos
TJlrich Wehler, editor, Der Imperialismus, Colonia, 1972, el fondo de las distintas interpretaciones políticas
p. 85. del imperialismo. Más concretamente, la mayor
12 Algunos trabajos históricos sobre el imperialismo tie- parte de los análisis políticos consideran que el im-
nen un tema tan limitado que no se les puede incluir perialismo es la resultante de la rivalidad entre las
en un análisis de las tentativas hechas para explicar el
fenómeno imperialista. Es el caso de numerosas investi- 13 The Economía Causes o} War, Londres, Jonathan
gaciones que se centran en aspectos muy determinados Cape, 1939, p. 64.
de la expansión colonial.

..„•#*• •
LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 63
62 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS
; ' En el caso de Francia, Jean Ganiage considera
grandes potencias en Europa,14 Los historiadores que la política de expansión colonial permitió
ingleses John Gallagher, Ronald Robinson y D. K, a ese país renunciar momentáneamente a una
Fieldhouse, intentaron también mostrar que las modi- política exterior basada en el desquite frente al
ficaciones profundas del equilibrio europeo en los $' poderío alemán.16 En efecto, era ilusorio pensar
últimos decenios del siglo xix originaron en parte el |: seriamente en la reconquista de Alsacia y Lo-
rena. La política colonial fue, pues, una especie
movimiento de expansión de ultramar. En efecto, de compensación y Francia pudo volver a en-
para estos autores, desde 1870, el rápido aumento del contrar su papel de gran potencia.
poder alemán, bajo la égida de Prusia, constituyó
una amenaza en general para el sistema europeo Una vez lanzado, el movimiento de conquista co-
y en particular para Inglaterra. Esta última ya no lonial mantiene entre las potencias europeas una
era capaz de desempeñar su tradicional papel de dinámica de competición por la conquista y el con-
contrapeso en el continente. El sistema de equilibrio trol de nuevos territorios y de esferas de influencia;
europeo tendía a perder su fluidez; incluso estaba dicha dinámica es intensificada todavía más por el
bloqueado hasta el punto de ya no permitir un imperialismo. Así, en esta perspectiva, la aceleración
verdadero reajuste. Desde entonces, muchos Estados del movimiento colonial habría respondido a conside-
europeos buscaron en ultramar éxitos diplomáticos raciones esencialmente estratégicas. Para Gallagher
y militares, al igual que posibilidades de conquista. y Robinson, el reparto del África, después de la ocu-
La expansión se convirtió entonces en la expresión pación de Egipto en 1882, no se debe a un deseo
principal de la competencia por el poder. Así, para de expansión colonial sino a exigencias generales de
Fieldhouse, "el imperialismo puede considerarse seguridad. En efecto, frente a la rivalidad creciente
como la extensión en la periferia de los enfrentamien- de las potencias europeas, Gran Bretaña tenía que
tos políticos en Europa. En el centro, el equilibrio k -. asegurar el control y la seguridad de las rutas ma-
era tan rígido que impedía toda empresa, todo cam- rinas hacia las Indias: "Los responsables políticos,
bio importante en el status territorial existente. Las si damos fe a los documentos que dejaron, se com-
colonias se convirtieron en un medio de superar ese prometieron en África no para crear un nuevo
callejón sin salida.15 [.' imperio sino para proteger al antiguo, el de las In-
14 Uno de los primeros análisis sobre el imperialismo f dias. Una concepción tradicional de la estrategia
que adoptó este punto de vista fue ciertamente el de
[t nomic History Review, segunda serie, 1961, vol. 14,
Heinrich Friedjung, Das Zeitalter des Imperialismus 1884-
1914, Berlín, Verlag Neufeld und Henius, 1919-1922, to- p. 205.
i .¡i- 18 U expansión coloniale de la Frunce, sous la III* Ré-
mos I al III. £ publique (1871-1914), París, Payot, 1968, p. 21.
15 "Imperialism: An Historiographical Revisión", Eco-
LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 65
64 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS
¿ Esta forma de nacionalismos europeos ha sido
mundial determinó el lugar y el momento de la r a veces incluso considerada como el elemento
nueva expansión colonial." 17 esencial de la expansión colonial. Para William
En el campo de las explicaciones políticas, mu- * W. Rostow, la expansión imperialista fue engen-
chos autores insistieron en la importancia del nacio- _„•:* drada "porque los apetitos rivales de los nacio-
nalismos eran lo normal en el escenario mundial,
nalismo como elemento explicativo del imperialismo. y porque en él las colonias eran el símbolo de la
El desarrollo de los nacionalismos habría estimulado grandeza y del poder".19
el enfrentamiento de las grandes potencias en el
mundo extraeuropeo y por tanto contribuido a la ace- De manera general se reconoce que los temas
leración del movimiento de expansión colonial. ideológicos ligados de cerca o de lejos al naciona-
lismo, tales como la misión civilizadora del hombre
Así, para el historiador WiHiam Langer, el im- blanco, desempeñaron un papel importante en esta
perialismo es sobre todo la prolongación de la fiebre expansionista que sacudió a ciertos países oc-
efervescencia de los nacionalismos europeos. De cidentales hacia finales del siglo xix. Algunos gru-
ahí que lo defina, en buena parte, como "pro-
yección del nacionalismo más allá de las fronte- pos de presión como las sociedades de geografía, las
ras europeas, una proyección a la escala mundial sociedades misioneras y las asociaciones coloniales
de la incesante lucha de poder y de la búsqueda contribuyeron al desarrollo de esas ideologías, y por
constante de equilibrio, que caracterizó durante otra parte vehicularon toda una serie de mitos mo-
siglos el comportamiento político de las nacio- vilizadores para las conquistas coloniales.20 Esa es la
nes del continente".18 Para este autor, el caso
de Italia y el de Alemania son casos particular- razón por la cual se desarrolla, hacia comienzos del
mente representativos de cómo energías políticas siglo xx, una corriente de opinión popular que re-
que hasta entonces habían sido empleadas al fuerza aún más ese movimiento en favor del impe-
servicio de una causa esencialmente nacional des- rialismo.21
bordaron hacia el exterior. La expansión colonial
francesa, fue en parte, según Jean Ganiage, reac- "" 19 Les étapes de la croissance économique, traducido

ción a un nacionalismo herido por el fracaso de del inglés por M. J. Durouret, París, Seuil, 1962, p. 37.
1870. Jules Ferry, en particular, se esforzó por Ver también Jean Stenger, "L'impérialisme de la fin du
poner fin a un período de retraimiento nacional, xixe siécle. Mythe ou realité?", Journal of Afriean His-
convencido de que Francia debía desempeñar tory, 1962, vol. III, pp. 469-491.
otra vez un gran papel en la escena mundial. i. zo Ver Jean-Louis Miége, Expansión européenne et dé-
colonisation de 1870 á nos jours, op. eit., pp. 157 a la
17 África and the Victoñans. The Official Mind of 166. Ver también Henri Brunschwig, Le partage de l'Ajri-
Impéñalism, Londres, Macmillan, 1961, p. 4£1. que noire, París, Flammarion, 1971, pp. 163 a la 168.
18 A critique of Imperialism, Foreing Affair, 1935, vol. -,-». 21Ver Gcorges Lichteim, De l'impérialisme, traducido
14, p. 112.
LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 67
66

La noción de imperialismo, ya lo vimos, está cesaría (así fue, por ejemplo, en Nueva Zelanda,
esencialmente asociada a la gran empresa de ex- Hong Kong, Sierra Leona y Transvaal). La política
pansión colonial que aparece a finales del siglo xix. británica de librecambio seguía pues el principio
Ahora bien, algunos historiadores negaron que ese de "comerciar por medio de un control informal
fenómeno fuera de carácter fundamentalmente nue- si es posible y de un control político directo si es
vo, rechazaron hablar en ese sentido de "nuevo necesario".22-
imperialismo" y se opusieron claramente a la tesis En los años 80, señalan Gallagher y Robinson,
que asimila el imperialismo al ascenso- del protec- continuar la expansión por los métodos de control
cionismo y al retroceso de las tesis liberales de la indirecto se reveló imposible y los dirigentes britá-
escuela de Manchester, a menudo consideradac como nicos debieron, en lo sucesivo, aceptar las necesi-
antimperialistas. Para esos autores —sobre todo para dades de una expansión que implicaba un control
John Gallagher y Ronald Robinson que fueron los directo.
primeros en desarrollar este punto de vista—, no Como se ve, esta teoría sobre la expansión im-
hay, al menos en Inglaterra, ruptura en el movi- perialista británica a lo largo de todo el siglo xrx
miento imperialista sino continuidad entre la expan- vincula ese movimiento, en buena parte, a la bús-
sión económica que se desarrolla bajo la égida del queda de intereses económicos. Por el contrario,
librecambio y el movimiento de colonización de los considera que el paso de los métodos esencialmente
últimos decenios del siglo xix. El librecambio de informales a los de control formal es la consecuen-
la primera parte del siglo se imponía ante todo cia de fenómenos políticos. Para Gallagher y Robin-
por métodos de penetración indirecta y de control son, en efecto, el movimiento de expansión colonial
informal —sobre todo mediante acuerdos comercia- de los años 80 tiene su origen, por una parte,
les y tratados de amistad—, que eran propios tanto
del imperialismo como de la expansión colonial de 22 John Gallagher, Ronald Robinson, "The Imperia-
lism of Free Trade", Economía History Review, segunda
los años 80. serie, 1953, vol. 6, p. 13. Esta teoría sobre el imperia-
Además, si en toda la gran fase de expansión lismo de libre cambio provocó numerosos cuestionamientos
económica del siglo XK, Gran Bretaña utilizaba de entre los historiadores. Ver, por ejemplo, D. C. M. Platt,
preferencia medios de control indirecto, tampoco "The Imperialism of Free Trade: Some Reservations",
dudaba en recurrir a la colonización, es decir, al Economic History Review, segunda serie, 1968, vol. 21,
control formal y directo cuando tal cosa parecía ne- pp. 562-579, así como, del mismo autor, "Further objec-
tions to an 'Imperialism of Free Trade'" (1830-1860),
del inglés por Eddy Trever, París, Calmann-Lévy, 1972, Economic History Review, 1973, vol. 26, pp. 77 a
la 91.
p. 125.
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como acabamos de ver, en las rivalidades estraté- moderna." 2S En efecto, para estos autores, los acon-
gicas entre las potencias europeas y, por otra, en tecimientos de África del Sur, y en particular los
una inestabilidad política que se desarrolla en el disturbios que estallaron en Transvaal en 1877, así
mundo extraeuropeo y que será el tema de la sec- como la crisis egipcia de 1879-1882, es decir, en
ción siguiente. ambos casos, la emergencia de fuerzas nacionalistas
que se oponían al control británico desataron un
2. Determinantes extraeuropeos. Los historiadores vasto proceso de intervención inglesa y luego eu-
Gallagher, Robinson y Fieldhouse han dedicado una ropea.
parte importante de sus trabajos más recientes a Gallagher y Robinson se esfuerzan por mostrar
poner al descubierto los determinantes extraeuropeos también que la empresa imperial jamás habría sido
de la expansión colonial de finales del siglo xix, posible sin la colaboración de las élites de las so-
poniendo de esa forma en duda una concepción ciedades periféricas. En efecto, para ellos, sin esa
exclusivamente eurocéntrica del imperialismo. En colaboración, el peso económico y político del Im-
su perspectiva, el movimiento de colonización no es perio habría sido insoportable. En la fase del impe-
algo organizado ni planificado, sino que aparece rialismo de librecambio, es decir, hasta los años
como una reacción de estabilización y de mante- 1870, las potencias europeas se esforzaron por ob-
nimiento frente a las dificultades que amenazan al tener la colaboración de algunos Estados asiáticos
control informal del imperialismo del librecomercio o africanos, induciendo desde el exterior una re-
en algunas regiones de ultramar. El desarrollo en forma en sus instituciones y en sus prácticas comer-
amplia escala, en los años 80, de métodos de con- ciales. En la mayor parte de los casos, sin embargo,
trol directo en el mundo extraeuropeo, y en par- las élites dirigentes sobre las que se apoyaron los
ticular el gran movimiento de reparto y coloniza- europeos no lograron propiciar cambios económicos
ción de África, se explicarían entonces esencialmente y sociales lo bastante profundos para asegurar la
por los conflictos políticos ocurridos en esa perife- continuidad de una relación de intercambio impe-
ria. "Al buscar en Europa las causas del imperialis- rialista.24 Esta realidad habría sido pues el origen
mo, los teóricos de éste centraron sus investigaciones •«• 23 John Gallagher, Ronald Robinson, "The Partition
en una dirección falsa. Los cambios fundamentales oí África", en The New Cambridge Modern History, vo-
que entrañaron todo el proceso tuvieron lugar en lumen XI: Material Progress and World-Wide Problems,
África misma. La caída de una antigua potencia 1870-1898, editado por F. H. Hinsley, Cambridge, Cam-
bridge University Press, 1962, p. 594.
en el norte y la subida de una nueva en el sur t . 24 Ronald Robinson, "The Non-European Foundations
hacen que África entre en la corriente de la historia oí European Imperialism: Sketch for a Theory oí Colla-
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de la colonización de finales del siglo xtx, cuyo ob- radores aborígenes y a través de procesos po-
jetivo habría sido establecer una colaboración más líticos. Su propio poder era limitado. Permitía
funcional. Robinson señala, no obstante, que los nue- manejar a las élites aborígenes, pero no olvidarlas.
Los fundamentos de su poder se basaban en las
vos mecanismos de colaboración no son fundamen- fuerzas aborígenes. Así, la colonización representó
talmente diferentes de los que prevalecían en el ante todo un reestructurar la colaboración.25
imperialismo de librecambio. La única diferencia
importante es que son impuestos por el control Esta tesis acerca de los factores extraeuropeos
directo de las potencias coloniales. determinantes del imperialismo se inscribe en una
nueva corriente historiográfica que aparece en los
Se podría creer, a primera vista, que la potencia años sesenta de este siglo, y que tiende a cuestionar
colonial utilizó todas sus fuerzas en manipular
desde el interior a los sistemas políticos indíge- una visión demasiado etnocéntrica de la historia,
nas. Sin embargo, esa no fue la perspectiva de visión que se manifiesta tanto en la corriente de
los procónsules de la época. Incluso en las co- pensamiento marxista como en los trabajos históri-
lonias establecidas, los gobiernos europeos insis- cos de inspiración liberal.
tieron en la necesidad de compromisos limitados
desde .el punto de vista militar y financiero. Las
fuerzas de que disponían en cada lugar los di-
rigentes coloniales parecían demasiado débiles
con respecto a las posibilidades de disidencias y
revueltas. Los refuerzos fueron generalmente en-
viados con reticencias y su necesidad era conside-
rada como la manifestación de la incompetencia
administrativa. La coerción era costosa; iba en
contra de sus fines, salvo en las situaciones de
crisis. Todos sabían que ninguna fuerza podría
matar indefinidamente las aspiraciones políticas
locales.
Así, tanto si los agentes oficiales del impe-
rialismo operaban desde el interior como desde
el exterior de las sociedades afroasiáticas, siem-
pre debían hacerlo por intermedio de sus colabo-

*5lbid, pp. 132 y 133.

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