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1) Brindar a los hijos calma. Según Johnson, cuando el cerebro de un niño está calmado, éste tiene acceso a los
conocimientos mucho más rápido. “Eso depende mucho de los padres. Se ha descubierto que solamente la
conducta y la presencia de una persona puede causar estrés o dar calma a un niño”, explicó.
2) Dar amor incondicional. El amor hacia los hijos debe ser incondicional, no debe depender de que el niño traiga
buenas notas. “Cuando el hijo traiga malas notas no se debe de castigarlo. Por el contrario, tenemos que
preguntarle, escuchar qué ha pasado”.
3) Tener una buena relación de pareja. Según Johnson, la relación entre los padres es lo que más altera el
cerebro de los vástagos. “Si los padres se expresan amor e intercambian cariño, los cerebros de los niños emiten
menos corticoides, y están más preparados para aprender mejor”.
4) Enseñar valores. “Los niños van a mejorar cuando sus cerebros capten conceptos como el amor, la esperanza,
entre otros”.
5) Usar castigos alternativos. El profesional de la salud mental explica que los castigos solo sirven para frenar
una conducta, mas no para cambiarla. Lo efectivo es conversar con ellos. “Se ha demostrado que el tratar de
hablar con un niño, preguntarle su opinión y su explicación a por qué ha hecho algo, ayuda más a que este infante
introduzca un pensamiento y pare la conducta perjudicial”.
investigadora.
Los padres debe acompañar y alentar la educación de sus hijos, no interferir en ella.
Muchos de esta generación ya están entrando a formar parte de la fuerza laboral, y no lo están haciendo
con el éxito esperado. Ellos fueron criados por padres permisivos que no querían que sus hijos sufrieran ni
siquiera un momento. Igualmente, fueron altamente gratificados de manera casi inmediata, usando
frecuentemente todos los aparatos de tecnologías disponibles en el mercado.
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La importancia de ense ñar la bo nda d a los hijos
Crecían con la idea de ser merecedores de todo lo que quisieran. Desafortunadamente, estas falencias en su
crianza los condicionaron a pensar que iban a lograr grandes cosas de manera rápida.
Al empezar a trabajar se estrellaron con otra realidad muy diferente, con la cual no han podido convivir
adecuadamente. No encontraron gratificación inmediata ni reconocimiento de sus jefes, lo cual era lo que
esperaban. Por lo tanto, muchos de esta generación han tenido problemas laborales y cambios de trabajo
constantes, ya que ven que no logran escalar rápidamente ni son “importantes” ni “protagonistas”, como ellos
pensaban.
Se sienten poco valorados por las empresas, y su creencia de ser “alguien” rápidamente en su trabajo no sucede
de manera tan fácil como ellos creían. Algunos están adaptándose poco a poco, trabajando duro y con paciencia
para lograr sus objetivos.
Sin embargo, hay algunos de los miembros de esta generación que sí están trabajando bien, dando
resultados positivos; ellos fueron criados de manera diferente, y un estudio demostró cuáles eran las variables
que les habían permitido estos triunfos a unos cuantos, solamente.
Estas son las 9 pautas de crianza, según el estudio, que les han permitido ser exitosos a algunos ‘millennials’.
1. Los padres no les decían que podían ser lo que quisieran. No los elogiaban si no lo merecían. Sus padres
estimularon sus talentos y trabajaron para que mejoraran sus necesidades.
2. Todos los jóvenes del estudio tenían en casa la buena costumbre de comer en familia por lo menos una
vez al día, esto les dio sentido de pertenencia, estructura, organización y el poder compartir con sus padres. Se
sabe que una familia que come unida de manera regular les da fuerza a sus hijos.
3. El tiempo frente a la pantalla fue controlado por los padres desde la infancia. No fueron expuestos de
manera regular a la pantalla sino hasta los 18 meses; a partir de esta edad, a los ‘millennials’ se les permite ver
televisión por tiempo limitado.
4. Todos tenían madres trabajadoras que no les hacían todo en la casa, estos hijos crecieron viendo el
ejemplo de una madre productiva y cumplidora de un deber. La madre no estaba presente todo el tiempo
sobreprotegiéndolos, sino que, por el contrario, era una madre que les daba ‘tiempo de calidad’, y su ausencia
obligó a la familia a ser más disciplinada y volvió a los hijos menos dependientes y, por lo tanto, más
autónomos.
5. Todos estos jóvenes tuvieron, desde niños, alguna responsabilidad en su hogar, así esta fuera pequeña.
Como puede ser organizar su cuarto, manejar una mesada etc.
6. Todos tuvieron que esperar en algún momento para obtener gratificación. Definitivamente no era
inmediata, y tenían que ganarse los privilegios poco a poco; a raíz de esto desarrollaron resistencia y resiliencia.
7. Sus padres les enseñaron de manera explícita el sentido de la lealtad, ya fuese a la familia o a los amigos.
Esto después se ve en la lealtad que desarrollan hacia la empresa. La lealtad trae consigo el trabajo en equipo y
la colaboración con otros.
8. Estos niños tuvieron oportunidad de viajar y desarrollaron una mayor flexibilidad y tolerancia hacia los
demás y sus costumbres. Esto les permitió, en la adultez, adaptarse fácilmente a cualquier ambiente.
9. Se les permitió cometer errores y aprender de estos. No se los protegió; por el contrario, se les permitió
que aprendieran de sus errores y se fortalecieran. Estas claves son muy importantes para los padres de hoy, de la
generación Z; tomen nota y ¡manos a la obra!
Hoy en día los matrimonios van en descadencia y los divorcios en aumento. Tu, padre de
familia, necesitas parar esta epidemia poniendo a tu pareja como prioridad número uno,
antes que a tus hijos.
¿Sabías que muchos padres están más interesados en que los hijos sean profesionales
que se olvidan de enseñar y modelar un matrimonio sano del cual ellos tomaran como
ejemplo para su futuro matrimonio y relaciones personales?
«¿Cómo puedes trabajar con tu pareja?»
Teniendo citas a solas entre ambos. Se recomienda una vez por semana salir solo el
esposo y esposa. La plática debe estar reservada en cómo se siente uno del otro.
Compartir miedos, triunfos, metas, sentimientos. Esto ayudará a mantener la chispa del
AMOR encendida.
«¿Y las mamás o los papás solteros?»
No importa, lo importante es que tu vida no gire solamente alrededor de tus hijos. Debes
cuidar también tu vida personal a través de socializar, hacer ejercicio, divertirte. Siempre
y cuando lo hagas sanamente y modelando buena conducta para tus hijos. Esto te
ayudará a ser más paciente y tolerante con ellos.
Clave #2 para tener hijos triunfadores: Vida espiritual.
Un joven no espiritual, tiende a dejarse llevar por sus instintos físicos como: la sexualidad
desenfrenada, drogadicción, ocio, violencia, vanidad.
Sin embargo, un joven con disciplina espiritual, tiende a guiarse por los deseos de su
espíritu como: Amor, compasión, felicidad, generosidad.
Tú y tu pareja deben elegir un espacio en tu hogar para orar y meditar. Tus hijos te están
observando y en su vida futura como adultos lo llevaran a cabo.
Clave #3 para tener hijos triunfadores: Tener planes y metas
como familia
Muchos padres ponen a sus hijos como su meta primordial.
No tienen metas personales, tienden a meterse en la vida personal de sus hijos adultos o
bloquean sus sueños por miedo a quedarse solos.
Ellos pronto volarán, ya sea a la universidad, matrimonio, trabajo.
Recuerden que son 18 años que tienes o tuviste para impactar la vida de tu joven
adolescente.
Tú necesitas tener metas a corto, mediano, y largo plazo. Esto no significa abandonarlos
y olvidarte de ellos, si no más bien ser un modelo de superación y sabiduría.
Ten salidas espontáneas, sal a jugar al parque o simplemente ve a comer una nieve. Tal
vez planea unas vacaciones.
¿Cómo pueden los padres convertir este singular y escurridizo anhelo en una hermosa y satisfactoria
realidad?
Esta responsabilidad no se realiza automáticamente con el transcurso del tiempo. Los hijos y las hijas dejados a su
propio arbitrio no se convierten repentinamente en personas que reciben una corona de laurel o una medalla de oro
cuando sean mayores de edad.
Debemos preparar a nuestros hijos para el mundo del futuro. En ese mundo, lo determinante para triunfar será el
carácter y no el conocimiento como pudiéramos creer. Tener temple, salir de los fracasos adecuadamente, hacer
de los fracasos un desafío y no una tragedia, eso será lo que buscarán los seleccionadores de personal.
Un hijo forjará su carácter si percibe claramente la autoridad –no autoritarismo– de sus padres.
¿Queremos que nuestros hijos no sufran?
Entonces hay que prepararlos para sufrir. No podemos estarles evitando todo el tiempo cualquier posible
sufrimiento, sino, ¿cuándo aprenderá? Debe comprender la muerte, los problemas de la vida, los problemas en el
trato con sus congéneres.
No debemos resolverles todos los problemas, hay que ayudarlos a que poco a poco los resuelvan ellos mismos.
Nadie logra metas exitosas, sin un poco de sufrimiento.
El desafío de padres y educadores de este nuevo siglo, es lograr criar niños saludables, felices, responsables,
sensibles y morales, a pesar de las dificultades. Y queremos hacerlo.
Hoy más que nunca debemos apelar a la fortaleza interior de los seres humanos, a su salud emocional para
prepararlos para desarrollarse en el mundo real en que les tocó vivir, con sus riesgos y con sus ventajas.
Es la experiencia en la vida y con las personas significativas la que logra el milagro de transformar a un bebé en un
ser humano con la suficiente fuerza interior como para enfrentar dificultades y salir airoso.
Por cierto que la fortaleza emocional ni nace con nosotros, ni depende de la instrucción ni del dinero, ni de la raza,
clase social o religión. La fortaleza emocional se adquiere, se va aprendiendo desde etapas muy precoces de lo
que el niño recibe de su entorno.
Por eso es tan importante que seamos conscientes de nuestra capacidad de impacto en el futuro de nuestros niños
y que nos sintamos responsables de su bienestar y fortaleza.
¿Tenemos que ser padres perfectos?
Por cierto que no. De hecho, no existe la manera de serlo. Pero tenemos que buscar nuestra propia manera de ser
tan buenos padres y madres como podamos.
Introducción
Cuando crecemos y nos convertimos en padres tratamos de desempeñar "nuestro papel" de la mejor manera tomando
ejemplos de nuestros padres, abuelo y otras fuentes pero no siempre resulta útil, lo más importante es saber que
TODOS educamos con el ejemplo por eso te Exhortamos a ver el siguiente vídeo.
El estilo de paternidad surge gracias a las experiencias personales que vivimos como hijos, las
ideas que tenemos de un buen padre y las diferentes experiencias adquiridas al convertirnos en
mamá o papá. Conforme crecen los hijos los padres se convierten en críticos contemplando los
"problemas" de los pequeñoscomo falta de aptitud y reglas y no como un proceso de crecimiento
. Hijos triunfadores
Actividad 7, Día 7
Lee lo siguiente y llévalo a la práctica con tus hij@s así como en
la tarea publicada
Debemos preparar a nuestros hijos para el mundo del futuro, no el mundo de nuestros padres ni el
nuestro. En este mundo actual lo determinante para triunfar será el carácter, no exactamente el
conocimiento, como muchos pudiéramos creer.
Tener temple, salir de fracasos adecuadamente, hacer de los fracasos un desafío y no una tragedia..., eso
será lo que buscarán los seleccionadores de personal. Para los trabajadores independientes será un auto-
requisito.
Un hijo forjará carácter si percibe claramente la autoridad de los padres. Con presencia de autoridad los
niños y jóvenes a su vez actuarán con autoridad para resolver sus problemas; actuarán por
determinaciones. Sin presencia de autoridad nuestros hijos serán débiles de carácter y actuarán por
impulsos con los consecuentes problemas de adaptación.
¿Exceso de autoridad?
Cualquier padre de familia sueña con ver triunfar a sus hijos. La parte difícil es lograrlo con el
balance perfecto que, según los expertos, radica en establecer expectativas altas e
involucrarse en su desarrollo, pero sin irrespetar su autonomía. Tristemente, en el mundo
actual la mayoría de los padres ha optado por un extremo tóxico: ser sobreprotectores. Son
los que hacen por ellos casi todo, los cuidan de no equivocarse ni tomar riesgos, y les exigen
metas que poco reflejan las necesidades de los pequeños. El resultado son jóvenes tristes,
estresados, ansiosos, frustrados y poco motivados.
1. Coma en familia:
Lo anterior estaría afectando el núcleo familiar, pero, sobre todo, el rendimiento académico
de los hijos pues cada vez es más sólida la evidencia científica que relaciona comer en
familia con el colegio. Se estima que el 40 por ciento de los niños y adolescentes que lo
hacen obtienen calificaciones excelentes y dedican más horas a leer y hacer tareas, mientras
que quienes comen menos de tres veces a la semana con su familia tienen el doble de riesgo
de tener bajas calificaciones escolares.
El libro The Collapse of Parenting, escrito por Leonard Sax, generó toda una polémica en
Estados Unidos. El sicólogo señala que los padres han perdido autoridad y hoy parecen más
grandes amigos que padres. Por eso, se les llama papás BFF, sigla de ‘Best friends forever’,
que traduce mejores amigos para siempre.
Para él, los papás colapsan en el oficio de criar cuando, para no polemizar con ellos, les dan
rienda suelta a los hijos y les permiten de todo: comer pizza al almuerzo, irse a dormir a las
once de la noche, ver televisión sin horario, no comer en familia. Todo esto sucede porque
los padres están confundidos con su papel. “Hoy todo es una pregunta que lleva a que ellos
tengan el poder de decisión: ¿crees que debes comer brócoli? o ¿piensas que es hora de ir a
dormir?”.
Otra de las fallas de los padres de hoy, en opinión de Sax, es que les ruegan demasiado
para que sus hijos hagan algo, como cuando les piden el favor de que se vayan a dormir,
dejen de hacer ruido o los acompañen a una diligencia. Para Sax, pedir el favor es regalarles
autoridad, algo que no se debe conceder. En un estilo de crianza sano una orden de los
padres debería ser definitiva.
La psicóloga clínica Madeline Levine publicó el libro Teach your children well, en el que
critica duramente a los padres que tienen una visión del éxito basada solo en puntajes,
trofeos y resultados, y dejan a un lado el bienestar y la autonomía de sus hijos. Cuenta que
una señal inconfundible de los padres obsesivos aparece cuando hablan en plural sobre los
proyectos de sus hijos, como por ejemplo, "estamos aplicando a la Universidad de
Columbia".
Según el psiquiatra infantil Germán Casas, esta tendencia existe en todo el mundo y es
producto de las exigencias de la sociedad de consumo. "Es un fenómeno sociológico y se
caracteriza por padres que creen que sus hijos deben tener competencias excepcionales,
porque de lo contrario van a fracasar en la vida", dice a SEMANA.
En su libro, Levine cita el trabajo científico de Carol Dweck, que demostró que los padres
sobreprotectores no crían niños más motivados y exitosos. Quienes logran esos resultados
son los padres que establecen expectativas altas pero respetan la autonomía del niño.
Y es que cada vez es más delgada la línea que separa la adolescencia de la adultez, pues
muchos jóvenes entre los 18 y 22 años todavía no están preparados para moverse solos por
el mundo. “El término que uso para referirme a ellos en el libro es ‘existencialmente
impotentes’, que significa que los niños con papás sobreprotectores no tienen lo que
necesitan para ser independientes”, dice Lythcott-Haims.
5. Asígneles tareas
Diversos estudios han demostrado que tienen más posibilidades de ser exitosos los niños a
quienes se les exige más. "Si los niños no lavan los platos en donde comen, eso significa
que alguien está haciéndolos por ellos", asegura Julie Lythcott-Haims, ex decana de la
Universidad de Stanford en un famoso TED Talk. Para ella, esa lección de que sus deberes
pueden ser resueltos por un tercero es en extremo nociva para el aprendizaje.
Para ella los valores esenciales para tener éxito en la vida laboral se desarrollan en la
primera infancia. Así, los niños con las tareas del hogar aprenden a ser responsables y a
sentir que pertenecen a un equipo.
6. No los maltrate
Muchos padres aún utilizan las palmadas y castigos físicos como método de educación. Pero
un nuevo estudio reitera que dicho hábito, en lugar de formar, resulta contraproducente para
el desarrollo de los pequeños.
El exceso de juguetes y cosas materiales hace que los niños no desarrollen tan bien su
imaginación como podrían. La mayoría de personas adultas recuerdan con nostalgia su niñez
pues estaba llena de actividades en grupo y camaradería, pero esto se ha perdido en sus
hijos.
Los investigadores alemanes Rainer Strick y Ele Schubert realizaron un experimento que
consistió en retirar todos los juguetes de un salón de clases y dejar solo mesas y sillas.
Después del aburrimiento inicial, los niños incorporaron estos elementos a sus juegos y
terminaron inventando actividades con esos objetos.
Además de estimular su imaginación, en esta práctica los niños también aprenden a ser
recursivos, pues tienen que resolver el problema de jugar con pocos materiales y objetos a la
mano. Por eso también terminan aprendiendo el valor de la perseverancia y el reto que
implica descifrar juguetes sobre los cuales no conocen su funcionamiento. Si el menor tiene
múltiples opciones no se tomará el trabajo ni tendrá la paciencia de descubrir qué hay detrás
de ese objeto desconocido.
Cuando un niño tiene un sin fin de alternativas para divertirse sus periodos de atención son
muy cortos. Como siempre hay un juguete nuevo en línea de espera, los jóvenes no valoran
el momento del juego y en cuestión de minutos pasarán a otro objeto. Por eso es muy común
que, luego de la emoción inicial, los niños descarten y olviden los juguetes que pidieron
insistentemente. Siempre será mejor compartir con ellos que llenarlos de cosas.
HIJOS TRIUNFADORES
Luís Baba Nakao (Marzo de 2007)
¿Qué paradoja verdad? El mundo que nos ha tocado vivir es uno en que todo cambia a
una velocidad que difícilmente podemos alcanzar. Las formas de comprar, producir,
organizarnos para lograr el éxito, distribuir, promocionar y vender están cambiando
permanentemente
y cada vez a una velocidad mayor. Probablemente la respuesta principal a tanto cambio
sea el impresionante avance de la tecnología, especialmente en dos actividades: la
informática y las telecomunicaciones. Pero ¿cómo preparar a nuestros hijos para que
puedan ser mejores ciudadanos del mundo?
A continuación les resumo un mensaje que recibí hace unas semanas de un buen amigo.
Debemos preparar a nuestros hijos para el mundo del futuro, no el mundo de nuestros
padres ni el nuestro. En este mundo actual lo determinante para triunfar será el carácter,
no exactamente el conocimiento, como muchos pudiéramos creer. Tener temple, salir de
fracasos adecuadamente, hacer de los fracasos un desafío y no una tragedia..., eso será
lo que buscarán los seleccionadores de personal.
Un hijo forjará carácter si percibe claramente la autoridad de los padres. Con presencia
de autoridad los niños y jóvenes a su vez actuarán con autoridad para resolver sus
problemas; actuarán por determinaciones. Sin la presencia de autoridad nuestros hijos
serán débiles de carácter y actuarán por impulsos, con los consecuentes problemas de
adaptación.
¿Exceso de autoridad? Siempre será exceso la falta de autoridad. El límite de autoridad lo
pone la siguiente regla: 'La autoridad no debe humillar'. Básicamente lo que es el niño o
el joven hoy será el adulto del mañana. De vez en cuando hay que mirar al hijo como un
adulto potencial.
¿Queremos que nuestros hijos no sufran? Entonces hay que prepararlos para sufrir. No
podemos estarle evitando todo el tiempo todo posible sufrimiento ¿si no cuándo
aprenderá? Debe comprender la muerte, los probles de la vida, los problemas en el trato
con sus congéneres. No debemos resolverles todos los problemas, hay que ayudarlos a
que poco a poco los resuelvan ellos mismos. Nadie logra metas exitosas y duraderas sin
un poco de sufrimiento. ¿Alguien imagina a un campeón de atletismo que no sufra para
lograr sus marcas? Eso se aplica a todo tipo de campeón y a todo tipo de actividad.
Siempre hay que pensar que, en parte, no queremos que ellos sufran para no sufrir
nosotros, pero les hacemos un daño con miras al futuro.
Hay que enseñarles a hacer ESFUERZOS SUPLEMENTARIOS. Que sepan que siempre se
puede un poquito mas. Recuerda que nadie recoge su cosecha sin sembrar muchas
semillas y abonar mucha tierra.
Es muy importante enseñarles a carecer, es decir a 'sentir la falta de' y arreglárselas por
sí mismos. Hay chicos que no juegan su deporte si no tienen zapatillas de 'marca'. Si no
aprendes a carecer no aprendes a arreglártelas. Aunque tengamos para darles el 100%,
los chicos deben saber el valor de las cosas. Si no lo hacen de chicos, les será muy difícil
de adultos y allí sí que van a sufrir y nosotros también con ellos. ¿Cómo les enseñamos a
carecer? ¡ Dándoles un poquito menos de lo que necesitan ! ¡No hay otra manera! Si no
¿cómo sienten la falta de? Así aprenden a apreciar lo que tienen. Aprenden a no ser
ingratos. Aprenden a gozar de la vida porque muchas veces se goza en las cosas sencillas.
Aprenden a no ser quejosos.
Una excelente escuela para aprender a carecer (sin morir en el intento) es la mesa del
hogar, la comida. ¿Qué debemos darles de comer? ¡Lo que nosotros decidamos que es
bueno para ellos! Es no sólo por su bien estomacal, sino que es una excelente forma de
que aprendan a carecer, que no sean ingratos, que no sean quejosos. 'Mami... no me
gustan las lentejas'. Si quieren hacerles un bien para la vida, denles las lentejas. Habrá
berrinches, no se exalten (autoridad no es gritar), que no coma si no quiere, pero cuando
le vuelva el hambre: ¡SORPRESA! ... ¡Las lentejas del refrigerador calentadas!
Parece increíble, pero si no hacemos este tipo de cosas no se podrá adaptar. La comida
es una buena escuela del carecer, pues así no serán quisquillosos en sus relaciones
sociales, en el trabajo y en el mundo real.
También hay que educarlos en el servicio. Una familia normal es un equipo de trabajo con
pocas tareas: tender la cama, limpiar los cuartos, lavar los platos, pintar la casa, etc. Hay
que educarlos para que realicen labores de hogar, aunque lo hagan mal al principio. Si no
hacen este tipo de servicios luego tendrán problemas. Las escuelas más importantes de
liderazgo del mundo enseñan a los jóvenes a carecer, para que sepan y entiendan el
mundo y lo puedan liderar.
¿Mesadas? Que sean una cantidad fija, más bien, semanales y algo menos de lo que creen
que necesitan. Así aprenden a administrar el dinero. Claro que se deben aceptar
excepciones, pero conversadas serenamente.
Los hijos con carácter templado, conocimiento del carecer, educados en el servicio y
plenos de amor e ilusiones serán hijos triunfadores .
Con principios sencillos y prácticos, es necesario que nos fijemos desde hoy la meta de
construir familias sólidas y en ese proceso, criar hijos para salir airosos, por encima de
la adversidad, con una mentalidad de vencedores porque esa fue la naturaleza con la
que nos concibió nuestro amado Dios.
Los padres emocionalmente sanos aprenden cómo manejar los problemas y le dan un
adecuado manejo a los conflictos al interior de la familia, con ayuda de Dios. Esa
disposición de sus progenitores para encarar las situaciones adversas en las relaciones
interpersonales, son las mismas que replicarán nuestros hijos en su relación con otras
personas.
“…los padres emocionalmente sanos pueden hacer mucho para ayudar a sus hijos con cada una
de las cuestiones básicas de la inteligencia emocional, es decir en lo concerniente al manejo de
sus emociones; aprender a reconocer, elaborar y aprovechar sus sentimientos, a desarrollar
empatía y a enfrentarse con los sentimientos que surgen en las relaciones.” (Daniel Goleman.
“La inteligencia emocional”. Editorial Zeta. 2012. México. Pg. 226)
¿Por qué fallamos los padres en el proceso de formar hijos emocionalmente sanos? Hay por lo
menos tres razones que comparto a continuación para que las considere con detenimiento, e
incluso, para que las analicen en pareja:
a.- Ignorar los sentimientos de los hijos.- Ocurre cuando miramos sus problemas como
algo trivial o absurdo y, esta actitud errónea la acompañamos con otra aún más grave:
No nos acercamos a nuestros hijos. No les brindamos nuestra amistad.
b.- Estar demasiado confiados en que nuestros hijos resolverán sus problemas. No
prestamos adecuada atención a la parte emocional de nuestros hijos. La relegamos a un
segundo plano.
c.- Ser demasiado duros con la situación emocional de nuestros hijos. Decirles cosas
como “La tristeza y el llanto son para las mujeres”. O quizá ser muy críticos,
castigadores, regañones, no dejarlos hablar o tal vez llevarlos a cohibir sus emociones.
Estas tres actitudes sintetizan errores comunes que cometemos y que llevan a que
nuestros hijos no asuman un estado emocional sano.
¿Por qué debemos cuidar la vida de nuestros hijos, en áreas tan particulares como sus
emociones? Porque desde hoy los estamos preparando para la victoria o la derrota. Los
hijos son nuestra mayor responsabilidad no solo hoy sino cuando vamos a la eternidad,
ante nuestro Dios.
El rey David al referirse a los hijos escribió: “Los hijos son un regalo del Señor; son
una recompensa de su parte. Los hijos que le nacen a un hombre joven son
como flechas en manos de un guerrero. ¡Qué feliz es el hombre que tiene su
aljaba llena de ellos! No pasará vergüenza cuando enfrente a sus acusadores
en las puertas de la ciudad.” (Salmos 127:3-5. NTV)
Dios nos pedirá cuenta de nuestros hijos. Y una de las formas de brindarles oportuno
cuidado es en su área emocional.
Con ayuda de dios y nuestra debida orientación los hijos aprenden a manejar sus
emociones, a controlarse, a serenarse, a manejar las preocupaciones y a preocuparse
con menos frecuencia. Los hijos que reciben apoyo permanente de sus padres tienden a
estresarse menos, a manejar los problemas con aplomo e incluso, a nivel de secundaria
y universidad, manifiestan mayor disposición de aprender.
Y hablando de Dios, ¿ya recibió a Jesús como Señor y Salvador?. Hoy es el día para que
lo haga. Recuerde que tomados de Su mano emprendemos el proceso de crecimiento
personal, espiritual y familiar que tanto anhelamos. No se arrepentirá de tener a Cristo
en su corazón.
“Amado Dios y Padre de los cielos: Cada nuevo día aprendemos nuevos fundamentos en
torno a la manera como podemos edificar hijos triunfadores. Te damos gracias porque
en la tarea no estamos solos. Tú nos acompañas. Te pedimos que nos concedas la
sabiduría necesaria para saber actuar en cada momento y en cada circunstancia, bien
sea de conflictos con nuestros hijos o cuando les debemos brindar apoyo para que
manejen las situaciones difíciles. Danos sabiduría como familia para saber manejar todas
las situaciones que se nos presentan a diario. Sometemos este día en tus manos. Amén”
En adelante y con ayuda de Dios haré mi mejor esfuerzo para que tanto mi cónyuge
como mis hijos tengan una vida emocional sana
Hoy en día los matrimonios van en descadencia y los divorcios en aumento. Tu, padre de
familia, necesitas parar esta epidemia poniendo a tu pareja como prioridad número uno,
antes que a tus hijos.
¿Sabías que muchos padres están más interesados en que los hijos sean profesionales
que se olvidan de enseñar y modelar un matrimonio sano del cual ellos tomaran como
ejemplo para su futuro matrimonio y relaciones personales?
«¿Cómo puedes trabajar con tu pareja?»
Teniendo citas a solas entre ambos. Se recomienda una vez por semana salir solo el
esposo y esposa. La plática debe estar reservada en cómo se siente uno del otro.
Compartir miedos, triunfos, metas, sentimientos. Esto ayudará a mantener la chispa del
AMOR encendida.
«¿Y las mamás o los papás solteros?»
No importa, lo importante es que tu vida no gire solamente alrededor de tus hijos. Debes
cuidar también tu vida personal a través de socializar, hacer ejercicio, divertirte. Siempre
y cuando lo hagas sanamente y modelando buena conducta para tus hijos. Esto te
ayudará a ser más paciente y tolerante con ellos.
Clave #2 para tener hijos triunfadores: Vida espiritual.
Un joven no espiritual, tiende a dejarse llevar por sus instintos físicos como: la sexualidad
desenfrenada, drogadicción, ocio, violencia, vanidad.
Sin embargo, un joven con disciplina espiritual, tiende a guiarse por los deseos de su
espíritu como: Amor, compasión, felicidad, generosidad.
Tú y tu pareja deben elegir un espacio en tu hogar para orar y meditar. Tus hijos te están
observando y en su vida futura como adultos lo llevaran a cabo.
Clave #3 para tener hijos triunfadores: Tener planes y metas
como familia
Muchos padres ponen a sus hijos como su meta primordial.
No tienen metas personales, tienden a meterse en la vida personal de sus hijos adultos o
bloquean sus sueños por miedo a quedarse solos.
Ellos pronto volarán, ya sea a la universidad, matrimonio, trabajo.
Recuerden que son 18 años que tienes o tuviste para impactar la vida de tu joven
adolescente.
Tú necesitas tener metas a corto, mediano, y largo plazo. Esto no significa abandonarlos
y olvidarte de ellos, si no más bien ser un modelo de superación y sabiduría.
Ten salidas espontáneas, sal a jugar al parque o simplemente ve a comer una nieve. Tal
vez planea unas vacaciones.