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• Es preciso determinar qué población sana tiene más riesgo de desarrollar dicho cáncer.
• Es preciso que exista tratamiento eficaz para las fases tempranas de la enfermedad.
PREVENCION SECUNDARIA EN EL CANCER DE MAMA.
1. Introducción:
El cáncer de mama es el más frecuente en las mujeres de todo el mundo, tanto en países
desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo, siendo el 22% de los 4´7 millones de casos de
cáncer anual entre las mujeres de todo el mundo. Las mejoras en el tratamiento y la posibilidad de
prevención mediante mamografía han reducido la mortalidad por cáncer de mama en países
desarrollados, aunque el riesgo continúa aumentando en Europa del Este y América Latina.
El cáncer de mama puede parecer una entidad heterogénea, sin embargo, existen tres
categorías en las que puede clasificarse: lesiones benignas, carcinoma in- situ y cáncer invasor. Una
buena clasificación de los estadíos aporta información clínica importante, que contribuye a la
evolución y mejora de los programas de prevención.
El screening en este tipo de cáncer va dirigido a todas las mujeres con edades comprendidas
entre 50 y 69 años, teniendo en mayor consideración a aquellas con riesgo elevado de padecer el
tumor (ver Cuadro 2).
• Antecedentes de menos de tres familiares afectados de cáncer de mama y/o ovario, que
además cumplan alguno de los siguientes factores de alto riesgo:
• Cáncer de mama diagnosticado antes de los 30 años.
• Cáncer de mama bilateral diagnosticado antes de los 40 años.
• Cáncer de mama y ovario en la misma paciente (sincrónico o metacrónico).
• Cáncer de mama en el varón.
• Dos casos de cáncer de mama diagnosticados antes de los 50 años.
• Dos o más familiares afectos de cáncer de ovario, independientemente de la edad.
• Un cáncer de mama y un cáncer de ovario.
• Un miembro de la familia tiene una mutación genética (BRCA1, BRCA2).
3. Técnicas de screening:
3.1. Mamografía:
Considerada como la prueba de cribado por excelencia, sobre ella asienta la prevención
secundaria de este tipo de cáncer. Su sensibilidad y especificidad dependen de múltiples factores,
tales como la densidad del parénquima mamario, relacionado con la edad, paridad, menopausia,
uso de tratamiento hormonal sustitutivo y variabilidad técnica (número de proyecciones realizadas y
ser una prueba técnico- dependiente, cuyo resultado varía según el personal que la realice).
Se han sugerido otras técnicas como screening del cáncer de mama. Aunque muchas de ellas
parecían prometedoras, un análisis sistemático ha mostrado que pocas de ellas se han utilizado con
carácter poblacional. Además, los estudios realizados han sido generalmente pequeños y de poca
calidad, así que la fiabilidad de las siguientes afirmaciones es débil:
• Por otro lado, sólo existe un pequeño estudio sobre el uso de la tomografía por
emisión de positrones (PET) en el screening de este tumor, y no existen
publicaciones sobre otras pruebas aplicadas a su estudio.
Frecuentemente, son las propias mujeres las que detectan el cáncer gracias a esta técnica. En
nuestro medio, se ha diseñado un gran número de programas para promover su uso, ya que
desgraciadamente, sólo una minoría la practica, y un número aún menor la realiza correctamente.
4.1. Mamografía:
La eficacia del screening mediante examen mamario sobre la reducción de la mortalidad por
cáncer de mama no ha sido demostrada en estudios randomizados controlados. Un estudio caso-
control y otro estudio ecológico en Japón mostraron muy poca evidencia de la reducción de la
mortalidad en mujeres a las que se examinó frente a aquellas no sometidas a screening. Otro estudio
demostró rangos similares de mortalidad en mujeres sometidas a examen clínico frente a aquellas
que recibieron una combinación de examen mamario y mamografía.
4.3. Autoexploración mamaria:
Recientes estudios demuestran que los tumores detectados en aquellas mujeres que practican
la autoexploración, tienden a ser más pequeños y estar asociados con una mayor supervivencia que
aquellas mujeres que no se exploran a sí mismas. Estudios de cohortes y caso- control muestran
cierta reducción de riesgo de muerte en el cáncer de mama entre aquellas mujeres que realizan
autoexploraciones frecuentemente y de forma competente. Otros estudios mostraron que las mujeres
a las que se le enseñó a autoexplorarse correctamente, detectaban más lesiones benignas que los
grupos control, pero no más hábiles para detectar cáncer de bajo grado.
Entre el 50% y el 90% de las mujeres remitidas para evaluación después de obtener una
mamografía positiva, demostraron no tener cáncer de mama. Estos falsos positivos generan
ansiedad, visitas adicionales al médico y la realización de mayor número de biopsias en una misma
paciente. Además, un falso positivo no reconocido como tal durante la evaluación, puede conducir a
la realización de un tratamiento innecesario.
Por otro lado, se estima que una alta proporción de pacientes cuyo carcinoma ductal in situ
es diagnosticado gracias al screening, éste no evolucionaría a formas invasivas en la vida de la
mujer; sin embargo, serán tratadas, obteniendo poco beneficio a largo plazo.
Cuando se ofrece un programa de detección precoz y existe una alta tasa de participación, es
razonable esperar una caída de la mortalidad del cáncer de mama en la población objetivo. Esta
reducción podría ser aún mayor si existen campañas de detección precoz antes de introducir un
programa organizado.
Por otro lado, como en todos los programas de screening, existen consecuencias adversas.
Respecto al screening del cáncer de mama, éstas incluyen los costes, la calidad, y la cantidad de
mujeres diagnosticadas como falsos positivos. Además, unos pocos casos de cáncer de mama
podrían ser consecuencia de la radiación producida en la mamografía, pero este efecto adverso
queda totalmente compensado por la reducción de la mortalidad obtenida gracias al screening.
En los casos en los que el screening mediante mamografía no puede ofrecerse, ya sea por
motivos económicos, o que las mujeres no estén dispuestas a aceptarlo, no existe otro método
conocido que reduzca el riesgo de muerte por cáncer de mama. Concretamente, es poco probable
que un programa para fomentar el autoexamen de mamas pudiera reducir la mortalidad. Sin
embargo, debería animarse a las mujeres a visitar a su medico inmediatamente si se detectaran
cualquier cambio en la mama que sugiriera un cáncer.
7. Aspectos deficitarios de la prevención secundaria del cáncer de mama:
Falta de información, tanto entre los profesionales sanitarios como entre la población en
general, sobre los factores de riesgo que realmente inciden significativamente en la aparición de la
enfermedad en nuestro contexto, así como la eficacia y efectividad del cribado en mujeres jóvenes.
No todos los programas de cribado están alcanzando los estándares exigidos para obtener la
potencial disminución de mortalidad (participación, tasa de detección, etc.).
8. Conclusiones:
La prevención secundaria del cáncer de mama se basa en el estudio del grupo de riesgo
(mujeres entre los 50 y los 69 años), mediante mamografía, prestando especial atención a aquellas
con riesgo elevado.
• Hay evidencia suficiente de la eficacia del screening en mujeres entre los 50- 60 años
mediante mamografía como única prueba para reducir la mortalidad del cáncer de
mama.
• Hay limitada evidencia de la eficacia del screening en mujeres entre los 40- 49 años
mediante mamografía como la única prueba para reducir la mortalidad del cáncer de
mama