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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL RÓMULO GALLEGOS
DECANATO DE POST-GRADO
PROGRAMA SJ552 ESPECIALIZACIÓN EN CIENCIAS PENALES Y
CRIMINOLÓGICAS
AULA TERRITORIAL VALLE DE LA PASCUA. ESTADO GUÁRICO.

DERECHO PENAL

Trabajo del Tema Nº VI y VII

CAUSAS DE EXCLUSIÓN DEL DELITO COMO HECHO DAÑOSO.

EL ITERCRIMINIS.

Facilitador: Integrantes del Equipo Nº 02:


Abg. Msc. Carlos Orocua Moner Zerpa.
Yelitza Correa.
Nelly Álvarez.
Luis Farias.

Enero 2019
Desarrollo del Tema Nº VI.

Causas de Exclusión del Delito como hecho dañoso: Generalidades. Causas


de Justificación del Delito. Legítima Defensa. El cumplimiento del deber o el
ejercicio legítimo del derecho. La Obediencia legítima y debida. Aclaratoria.
La Omisión por causa legítima. El delito Circunstanciado.

Causas de Exclusión del Delito como hecho dañoso: Generalidades.

Determinadas circunstancias o situaciones hacen que un hecho que encuadra en


una descripción legal no sea punible y no surja, por lo tanto, la responsabilidad
penal, por resultar tal hecho justificado, por ser ese hecho, a pesar de su
apariencia delictiva, conforme y no contrario objetivamente a las exigencias de
tutela del ordenamiento jurídico. El ordenamiento jurídico-penal, tutela
determinados valores o intereses con la amenaza de una pena; pero a veces, la
propia ley, el propio ordenamiento jurídico, en casos de conflicto, autoriza o
permite que tales intereses tutelados sean sacrificados para salvaguardar un
interés más importante o de mayor valor (como el interés del agredido frente al
interés del agresor en la legítima defensa). Según Bettiol (1973): Aquí es donde
pueden encontrarse las llamadas causas de justificación, que hacen que el hecho
se considere secundum ius, y que derivan de todo el ordenamiento jurídico y no
sólo de la ley penal, entendiéndose que cuando concurren, el hecho es lícito para
todo el ordenamiento, no pudiendo considerarse un hecho a la vez lícito e
incriminado
La doctrina hace referencia, además de este fundamento de las causas de
justificación en el interés preponderante, hace referencia también a la
fundamentación de dichas causas en la ausencia de interés, esto es, al hecho o
comprobación de que el interés no exista, lo que se daría básicamente en la
causal consagrada expresamente en muchos ordenamientos del consentimiento
del ofendido. Hay que señalar, en primer lugar, que el ordenamiento jurídico
venezolano no contempla esta causal expresamente. Pero además, debe
precisarse que en todos los casos en que la legislación venezolana hace
referencia explícita o implícitamente al consentimiento del ofendido, tal
circunstancia funciona como un elemento del tipo que, en caso de darse, excluiría
el delito como hecho material típico.
De esta manera, el consentimiento de la parte lesionada no puede constituir
una causa de justificación, tomándose en cuenta que en un sistema jurídico en
que la ley penal es de orden público y la pena se impone por la sociedad, no es
posible derogar la ley por convenciones de los particulares, lo que no implica
desconocer que existen delitos que no se darían si hay consentimiento del
ofendido, impidiéndose que el delito mismo se configure o nazca como tal o, en
otras palabras, que impiden que surja el tipo delictivo, como sería el caso obvio de
quien permite a otro que tome una cosa que pertenece al primero, en relación al
hurto, o las relaciones carnales consentidas entre mayores, en relación a la
violación. Evidentemente, en estos casos no hay delito.

Ahora bien, algunos autores consideran que las causas de justificación, a pesar de
ser objetivas, exigen esta referencia a la motivación o al ánimo. Otros, niegan tal
exigencia, argumentando que el ordenamiento jurídico para hacer posible la vida
comunitaria no puede hacer depender su intervención de las más íntimas
motivaciones de los individuos transformándose en una religión. En relación a la
ley positiva venezolana, sólo se puede mencionar que no hay referencia expresa a
tal requisito, y que la expresión en defensa, sólo constituye una referencia objetiva
a la exigencia de que se trate de una verdadera defensa y no de una defensa
putativa.

Causas de Justificación del Delito.


Algunas de las principales causas de exclusión del delito son:
El hecho ilícito se realice involuntariamente.
Cuando se responda a una agresión real, actual o inminente, y sin derecho, en
protección de bienes jurídicos propios o ajenos, siempre que exista necesidad de
la defensa y racionalidad de los medios empleados y no medie provocación dolosa
suficiente e inmediata por parte del agredido o de la persona a quien se defiende.
En el caso de defensa legítima cuando una persona cause daño a otra que por
cualquier medio trate de penetrar, sin derecho, al hogar del agente, al de su
familia, a sus dependencias, o a los de cualquier persona que tenga la obligación
de defender, al sitio donde se encuentren bienes propios o ajenos respecto de los
que exista la misma obligación; o bien, lo encuentre en alguno de aquellos lugares
en circunstancias tales que revelen la probabilidad de una agresión.
Se actúe por la necesidad de salvaguardar un bien jurídico propio o ajeno, de un
peligro real, actual o inminente, no ocasionado dolosamente por el agente,
lesionando otro bien de menor o igual valor que el salvaguardado, siempre que el
peligro no sea evitable por otros medios y el agente no tuviere el deber jurídico de
afrontarlo.
Al momento de realizarse el delito, el agente no tenga la capacidad de comprender
el carácter ilícito de aquél o de conducirse de acuerdo con esa comprensión, en
virtud de padecer trastorno mental o desarrollo intelectual retardado, a no ser que
el agente hubiere provocado su trastorno mental dolosa o culposamente, en cuyo
caso responderá por el resultado típico siempre y cuando lo haya previsto o le
fuere previsible.
El hecho delictivo se produzca por caso fortuito.

Legítima Defensa.

Se ha afirmado que la legítima defensa no es más que una causa que justifica la
realización de una conducta sancionada penalmente, eximiendo de
responsabilidad a su autor, y que en caso de cumplirse todos sus requisitos,
permite reducir la pena aplicable a este último. En otras palabras, es una situación
que permite eximir, o eventualmente reducir, la sanción ante la realización de una
conducta generalmente prohibida.

En nuestro país (Venezuela) el artículo 65 del Código penal es claro al establecer


que no es punible el que obra en defensa de propia persona o derecho, siempre
que exista una agresión ilegítima por parte del que resulta ofendido por el hecho;
exista una necesidad del medio empleado para impedirla o repelerla y una falta
de provocación suficiente de parte del que pretende haber obrado en defensa
propia.

Es por ello que el autor Jiménez de Asúa concluye que:


La legítima defensa es la repulsa de la agresión ilegítima, actual o
inminente, por el atacado o tercera persona, contra el agresor, sin
traspasar la necesidad de la defensa y dentro de la racional proporción
de los medios empleados para impedirla o repelerla.

El autor Alberto Arteaga Sánchez sostiene:


La legítima defensa es la defensa necesaria ante una agresión
ilegítima actual o inminente que no haya sido suficientemente
provocada.
Establece el Código Penal Venezolano Vigente “El que obra en defensa de
su propia persona o derecho” esto quiere decir que la persona que debe
actuar se sienta agredida y actúe en contra del agresor, que se trate de su
propia persona o de un derecho.
Dentro de las condiciones exigidas se encuentra; La Agresión Ilegitima; Esta
constituye el ataque o una ofensa a la persona o derecho. La agresión
también, es una conducta humana dolosa que ponga en peligro bienes
jurídicos personales y propios. Ese bien jurídico deberá pertenecer a un
particular para poder actuar en defensa de ellos. La agresión debe tener un
carácter de acción activa u omisiva, es necesario que esta agresión se
convierta en acción. La agresión debe tener un carácter doloso de la acción,
tendrá que existir un conocimiento y la voluntad de lesionar bienes jurídicos.
Debe haber un peligro real o una agresión para producir un daño, la acción
tiene que suponer un peligro verdadero para el bien jurídico. La acción debe
ser típica, debe estar tipificada en la legislación venezolana. La acción debe
ser antijurídica, se trata de que esa conducta transgreda las normas jurídicas
penales. La acción debe ser actual, es cuando la actuación defensiva resulta
inaplazable para salvar el bien jurídico.
La Ilegitimidad a que se refiere este Código es requerida se dé, ya que esa
agresión debe ser contraria a derecho.
La Necesidad del medio empleado para impedirla o repelerla; Este
requisito implica dos condiciones; 1,-) La existencia de una proporcionalidad
(de forma racional y humana) entre la agresión ilegítima y la reacción
defensiva. Debe existir la necesidad de defenderse, la necesidad de
reaccionar en forma defensiva y que sea una necesidad objetiva para repeler
el ataque.
Algunos fallos han buscado la proporcionalidad entre la agresión ilegítima y
la reacción defensiva en la identidad de las armas, es decir, que sean iguales
tanto el arma que se emplea en la agresión ilegítima como el arma que se
emplea en la reacción defensiva, pero el medio empleado debe ser
razonable y necesario. 2.-) La inevitabilidad del peligro; Aquí se alude a la
fuga, si la persona que actúa en forma defensiva se queda o no en el sitio de
los hechos. Que la fuga no represente un peligro mayor para la persona que
se queda en el sitio de los hechos y responder violentamente a la agresión
ilegítima y que la fuga no sea deshonrosa por ejemplo eludir con la fuga el
ataque de un loco.
Debe haber la necesidad de defenderse, es decir, la necesidad de reaccionar
en forma defensiva, pero esta necesidad debe ser objetiva para repeler el
ataque.
La defensa deberá dañar bienes jurídicos del actor de la agresión ilegítima y
los daños deberán recaer únicamente sobre los bienes del agresor.
La defensa deberá ser ejercida por un particular, este no se aplica para el
que obre en ejercicio de un cargo, en cumplimiento de un deber o en
Obediencia debida.
Se practica el principio de la No Subsidiariedad, es decir, que el sujeto tenga
otras alternativas para defender el bien jurídico aparte de la autodefensa.
El medio empleado no ha de ser matemáticamente igual si no necesario y
razonable.
Falta de provocación suficiente por parte del que pretenda haber
obrado en defensa propia: Es necesario que la persona que invoque esta
causa de justificación no haya provocado suficientemente la agresión.
Corresponde al Juez determinar si la provocación es suficiente o insuficiente,
si la provocación es suficiente no se puede alegar la legítima defensa y si la
provocación es insuficiente si se puede alegar la legítima defensa. La
provocación es suficiente cuando se explique el ataque que debe ser
adecuada, bastante y proporcional a la agresión nacida de ella. Por ejemplo:
Una mujer que le coquetee a un hombre, y éste intenta violarla y la mujer
como único medio de evitar la consumación del delito de violación lo mata,
ella está amparada por la legítima defensa, porque un simple coqueteo no es
una provocación suficiente para que ese hombre quiera violarla.

Jurisprudencia
En ese orden debe recordarse la sentencia de fecha 11 de mayo del año 2010,
Exp.-09-0318 emanada de la Sala de Casación Penal del TSJ, máximo y último
órgano jurisdiccional de la justicia penal en nuestro país que determino que:

Para que se configure la legítima defensa, deben comprobarse


concurrentemente los extremos establecidos en el ordinal 3º del artículo 65
del Código Penal. Tales extremos son:
1.- Agresión Ilegítima por parte del que resulta ofendido por el hecho.

2.- Necesidad del medio empleado para repelerla; y

3.- Falta de provocación suficiente de parte de quien pretenda haber obrado en


defensa propia.

La Sala ha dicho, en ese mismo orden de ideas:


…que para que el sentenciador pueda declarar que el procesado actuó
en legítima defensa, es imprescindible que previamente establezca, que
están comprobados los tres requisitos exigidos por el ordinal 3° del
artículo 65 del Código Penal, para que proceda tal causa de
justificación, señalando los elementos probatorios de los cuales se vale
para fundamentar su afirmación, analizándolos, comparándolos y
valorándolos…

Asimismo, en el marco del cumplimiento de funciones de seguridad y orden


público considera la sala que:
Si en el ejercicio de sus funciones los policías fueron agredidos, y se ven
obligados a actuar para salvar sus vidas, estamos ante una legítima defensa y
deben señalarse las pruebas con las que se demuestra tal causa de justificación,
comprobando cada uno de los extremos antes indicados….
Doctrina
De allí que la doctrina afirme que esta institución jurídica se describa como:

…la reacción necesaria para evitar la agresión ilegítima y no


provocada de un bien jurídico actual o inminentemente amenazado por
la acción de un ser humano…

Así lo estableció el penalista Fontan Balestra.

En ese orden se lleva a cabo indudablemente a través de un medio racionalmente


necesario para impedir o repeler una agresión ilegítima y sin que medie
provocación suficiente, ocasionando un perjuicio a la persona o derechos del
agresor.

Consideraciones sobre el Exceso en la Defensa: El acápite único del ordinal 3° del


Código Penal Venezolano contempla la equiparación a la legítima defensa cuando
el agente, excediéndose en ésta lo hace por encontrarse en estado de
incertidumbre, temor o terror. La ley establece tres (3) situaciones de orden
psicológico que, por su naturaleza, son suficientes para eliminar en el agente la
conciencia o la libertad de sus actos, sin que esto implique justificación en los
casos de indecisión. En el caso de la incertidumbre, la persona realiza el acto sin
darse cuenta de que su determinación es precisamente la que conviene para la
defensa ante el peligro que la amenaza; en el temor, el agente obra impulsado por
una serie de circunstancias que lo llevan al acto defensivo que él realiza con la
convicción de que es el único medio de librarse del peligro inminente que lo
acecha, esto es, realizar el acto bajo la presión de una fuerza superior a su
voluntad que le impulsa sin poder dominarla porque el temor representa la
inquietud razonada respecto de un peligro, pero sin precisar hasta dónde han de
llegar los límites de la acción para librarse de él. En el terror, a diferencia de las
dos situaciones antes definidas, el individuo fuera de él es un autómata que
ejecuta actos inconscientes, reflejos o representa una impresión del ánimo que
actúa violentamente sobre los órganos corpóreos, dando impulso a movimientos
inconsiderados, y, a veces locos; que turba todas las facultades internas del
hombre que es presa de él, altera sus percepciones y trastorna su juicio; y que
vuelve maquinal y a menudo insensata su determinación.
El segundo supuesto de exceso en la defensa es el que se encuentra
consagrado en el artículo 66 del Código Penal Venezolano: El que traspasare los
límites impuestos por la ley en el caso del número 1 del artículo anterior, y por la
autoridad que dio la orden en el caso del número 2 del mismo, y el que se
excediere en la defensa, o en los medios empleados para salvarse del peligro
grave e inminente, haciendo más de lo necesario, será castigado con la pena
correspondiente, disminuida desde uno a dos tercios. La pena pecuniaria se
aplicará con disminución de la mitad.
En este artículo 66 del Código Penal Venezolano, el fundamento está en la
conducta culposa del agente, porque éste emplea, aunque sin dolo, medios
excesivos, más de los necesarios para actuar en legítima defensa. El exceso en la
defensa no implica la ausencia de la segunda circunstancia del ordinal 3° del
Código Penal: por el contrario, el exceso se valoriza siempre bajo la condición de
que exista la necesidad del medio empleado, pues si falta esta circunstancia no
hay defensa legítima y tampoco puede haber exceso en ella al tenor del artículo
66 ejusdem. La excusa que determina el artículo 66 del Código Penal Venezolano
como atenuante de pena es aquella que surge cuando en la defensa la propia
persona, inicialmente legítima, se usan medios no necesarios para impedir o
repeler la agresión injusta, medios evidentemente desproporcionados a este fin.
Es imprescindible, pues, que haya habido una agresión ilegítima de parte del
que resultó ofendido, y esta agresión ilegítima, por necesidad absorbe las injurias
graves inferidas al que se defiende antes de iniciar la defensa o simultáneamente
con ésta. Esas injurias no pueden, por lo tanto, ser consideradas como una causa
atenuante de la pena a tenor de lo dispuesto en el artículo 74 del Código Penal,
puesto que actúa entonces como atenuante especial de mayor efecto como es el
exceso en la inicial defensa legítima.
El cumplimiento del deber o el ejercicio legítimo del derecho.
(Estos son actos legítimos y causas
Supralegales de justificación).

El cumplimiento de un deber, conjuntamente con el ejercicio legítimo de un


derecho, autoridad, oficio o cargo, han venido siendo considerados por nuestra
doctrina como causas de justificación, es decir, hacen lícita una conducta lesiva
para un bien jurídico tutelado penalmente. Estos son actos legítimos y causas
Supralegales de justificación.
En el ordinal 1° del artículo 65 del Código Penal Venezolano consagra la ley
penal venezolana otra causa de justificación, conocida como el cumplimiento de
un deber o el ejercicio legítimo de un derecho, autoridad, oficio o cargo,
señalándose textualmente que no es punible el que obre en cumplimiento de un
deber o en el ejercicio legítimo de un derecho, autoridad, oficio o cargo, sin
traspasar los límites legales, por supuesto.
Todas las causas de justificación prácticamente pueden reducirse a esta causal
amplia que consagra el código, según la cual se justifica el hecho típico cuando es
realizado en cumplimiento o en ejecución de la ley, con lo cual se establece, como
principio que responde a una exigencia lógica del sistema, que cuando el derecho
autoriza o faculta, impone o exige un determinado comportamiento, éste no puede
considerarse penalmente ilícito, de esta manera, si en virtud de cualquier norma
jurídica, sea de derecho público o privado, una conducta es lícita, no puede a la
vez ser considerada como ilícita en el ámbito penal.

 El cumplimiento del deber: Supone la necesidad de que se produzca al


encontrarse dentro del marco de una obligación impuesta por una ley y que el
sujeto no traspase los límites legales, es decir, que la referencia se concreta en el
deber que se le imponga directamente al autor pero que se relacione con las
funciones que deba cumplir.
Para que exista el cumplimiento de un deber como causa de justificación
eximente de responsabilidad penal es necesario que existan las condiciones
siguientes:
1.- Que se trate de un deber jurídico y no de un deber moral, social o religioso.
2.- Que se trate de un deber impuesto a los particulares y no por ninguna autoridad.
Sería ilógico de que el ordenamiento jurídico imponga a un sujeto la voluntad de
actuar y luego lo llame a responder por la acción realizada.

 El ejercicio legítimo de un derecho, autoridad, oficio o cargo: EL


EJERCICIO LEGÍTIMO DE UN DERECHO surge como una norma que tipifica el
hecho como delictivo y la otra que faculta la realización de tal hecho, el cual debe
prevalecer el ejercicio legítimo y que implique el sacrificio de un bien jurídico,
entendiéndose como derecho la facultad legítima y la posibilidad de actuar en
forma reconocida por el ordenamiento jurídico.
El ejercicio legítimo de un derecho; tiene los mismos fundamentos al
cumplimiento de un deber la diferencia que existe es que en el cumplimiento de
un deber, es la obligatoriedad por el ejercicio de las funciones y el ejercicio del
derecho es una facultad o una potestad.
Ejemplo; El IUS CORRIGENDI que se da en las informaciones de prensa
o crónicas periodísticas y en las actividades deportivas violentas. También el
castigo que los padres deben darle a los hijos sometidos a su potestad de forma
moderada para corregirlos por exigencia de la educación pero sin caer en delitos
de Abusos de menores.
Cuando en este punto se habla de EL EJERCICIO DE LA AUTORIDAD,
se está refiriendo a que se aplica en el orden público que debe tener toda
comunidad y para mantenerlo es necesario que existan personas revestidas de
autoridad, el ejercicio de la autoridad supone el ataque a las personas y bienes,
clausuras de establecimientos comerciales, visitas domiciliarias, detención de
personas, siempre que no traspasen los limites de sus funciones.
EL EJERCICIO LEGITIMO DE UN OFICIO O CARGO: Esto se refiere al
ejercicio legítimo de una profesión, el desempeño de ciertas profesiones
autorizadas por el estado constituye una causa de justificación cuando en la
actuación profesional se ejecutan hechos que presentan carácter delictivo por
ejemplo en los médicos donde existen casos de operaciones quirúrgicas de
amputar a un brazo para salvarle la vida a un ciudadano en caso de tener
gangrena. Así mismo ocurre en cuanto a una persona que ejerza UN OFICIO por
ejemplo en los casos de el deporte ya que el Estado fomenta el deporte; Un
boxeador que en el transcurso de la pelea ocasione lesiones de rostro, o mate a
su contrincante de un golpe no puede ser responsable por lesiones ni por
homicidio, siempre y cuando estén cumpliendo las normas establecidas en el
juego. En el base-boll el picher es muerto por una linea disparada por el bateador
de turno, no hay responsabilidad pero si el bateador toma el bate y le da unos
batazos porque le agarró out y le ocasiona la muerte pues si es responsable.

La Obediencia legítima y debida.

El problema de la obediencia jerárquica o de la obediencia legítima y debida como


la tipifica el Código Penal Venezolano, es tratado en el campo de las causas de
justificación sin formular distinción alguna. Al respecto se impone una aclaratoria
para rectificar errores, imponiéndose la distinción, confusamente apuntada en la
legislación, entre la obediencia legítima, causa de justificación, y la obediencia
debida, causa de inculpabilidad; entre la obediencia a una orden lícita del superior
jerárquico que justifica, y la obediencia a una orden lícita que sólo podría constituir
una causa de inculpabilidad sin justificar el hecho, cuando se trata de una
obediencia debida.

Cuando en cumplimiento de una orden lícita, siendo lo ordenado intrínsecamente


justo, un funcionario realiza una conducta típica, simplemente se encuentra
amparado por una causa de justificación que se reduce al cumplimiento del deber
o específicamente, al ejercicio de la autoridad o del cargo; pero cuando se trata de
una orden ilícita, subsiste la antijuricidad del hecho y en todo caso sólo podría
ampararse la conducta de quien obedece, si se dan los extremos de la obediencia
debida, en un error que puede excluir la culpabilidad o en un caso de no
exigibilidad de otra conducta, si se dan los extremos del estado de necesidad, lo
que excluiría, asimismo, la culpabilidad.
La jurisprudencia de la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia,
citada por Chacón (2000), ha mencionado reiteradamente que: "no puede
considerarse como obediencia legítima y debida el acto de disparar un agente de
policía su arma contra un ciudadano que pretende sólo escaparse a su acción, y
no hacer armas contra ella". Por lo tanto, debe distinguirse entre la obediencia a
una orden legítima, siendo así justo lo que se manda, constitutiva de una causa de
justificación, y el problema de la obediencia debida, regulado en el artículo 65,
ordinal 2° del Código Penal Venezolano.

La Omisión por causa legítima. Aclaratoria.

La Omisión Justificada: También debe hacerse referencia a la omisión justificada,


de la que trata el artículo 73 del Código Penal Venezolano, al señalar que "no es
punible el que incurra en alguna omisión hallándose impedido por causa legítima e
insuperable". Se trata, en el caso de la causa legítima, de la conducta ya no activa
sino omisiva típica que se justifica cuando existe una causa legítima,
excluyéndose la antijuricidad. Esta causa legítima que impide obrar puede derivar
de una prohibición legal o puede provenir de un deber que priva sobre la
obligación de realizar la conducta debida, como sería el caso, al cual ya hicimos
referencia, del ciudadano que es citado por la autoridad judicial como testigo o
médico experto y rehúsa sus disposiciones o el cumplimiento del oficio en virtud
del deber del secreto profesional, o el caso del juez que deja de asistir a las
prácticas de ciertas diligencias sumariales por estar ocupado en otras de igual o
mayor importancia. Afirma Grisanti (1998).

El delito Circunstanciado.
Los delitos circunstanciados son aquellos en los cuales la perpetración del
hecho delictivo está acompañada de ciertas circunstancias, además de tener los
elementos esenciales del mismo que son la Acción, la Tipicidad, la Antijuridicidad,
la Imputabilidad y la Culpabilidad; acompañadas de aquellas circunstancias que
son las que determinan la mayor o menor pena, según indiquen mayor o menor
grado de perversidad. Tal seria, por ejemplo, el delito de parricidio, que es el
homicidio perpetrado por el agente en la persona de su padre o de algún otro
ascendiente, previsto en el inciso A del ordinal 3ro. del Art. 408 del Código Penal.
(No consiste en dar muerte a una persona cualquiera, sino al padre del sujeto
activo, y ésta es una circunstancia que agrava o aumenta la pena.)
Igualmente, el código Penal hace referencia a la autonomía de la acción civil, que
no se extingue cuando se agota la responsabilidad penal o la pena, no
produciendo la exención de responsabilidad penal la exclusión en forma
automática de la responsabilidad civil, de conformidad con las reglas que fija el
propio Código Penal.

Desarrollo del Tema Nº VII.

El Itercriminis:

Iter criminis es una locución latina, que significa «camino del delito», utilizada en
Derecho Penal para referirse al proceso de desarrollo del delito, es decir, las
etapas que posee, desde el momento en que se idea la comisión de un delito
hasta que se consuma.
Por lo tanto, el ter criminis es un desarrollo dogmático, creado por la doctrina
doctrina jurídica, con idea de diferenciar cada fase del proceso, asignando a cada
fase un grado de consumación que permita luego aplicar las diferentes penas.
El iter criminis o camino del delito son las diferentes fases que atraviesa una
persona desde que en su mente se produce la idea de cometer un delito hasta que
efectivamente lo lleva a cabo. Lo importante de estas fases es diferenciar cuál de
ellas es relevante para el Derecho Penal. Diferenciamos por tanto dos fases: fase
interna y fase externa del camino del delito.
El iter criminis, más conocido como el camino del delito en la cual se representa el
camino que un sujeto activo (o delincuente) atraviesa desde el momento en que
idea llevar a cabo un delito, pasando por la preparación y ejecución de los pasos
intermedios del mismo hasta acabar en la consumación del acto criminal.
El delito, es un fenómeno psíquico-físico, pues este nace en la mente del autor y
se consuma materialmente a través de la ejecución de una acción que produce un
resultado, el delito también es una infracción del deber ético-social. A esta
estructura que sigue el delito se le denomina, iter criminis, y se inicia desde la
idea delictiva hasta la consumación del delito, en este trayecto pueden distinguirse
varios momentos.
Palabras claves: delito, tentativa, consumación y punibilidad.
El delito no aparece de improviso, obedece a un proceso, lo que los clásicos
denominaban, el "camino del delito" o iter criminis.
Para llegar a la consumación del delito, es necesario seguir un camino, que va,
desde la idea de cometerlo que surge en la mente del sujeto, hasta la
consumación, ese conjunto de actos para llegar al delito, se denomina iter criminis
o camino del delito.
¿Qué debe entenderse por Iter criminis o camino delictivo?: La serie de etapas, de
fases, por las cuales atraviesa la vida del delito, desde el momento en que el
sujeto activo concibe la idea de perpetrarlo hasta la consumación del delito.
Teniendo en cuenta lo mencionado, se podría afirmar que el iter criminis es un
proceso que se inicia con la toma de decisión por parte del individuo de cometer
un hecho delictivo y culminaría con la ejecución del acto en sí.
Pero, además, engloba una suerte de fases, en las que la persona avanza hacia la
culminación del delito, alcanzando en cada una de ellas un grado de consumación
por las que se podrá aplicar la pena correspondiente, siendo alguna de estas
irrelevantes penalmente hablando y otros actos serán punibles.
Al respecto de esto, también se señala es el conjunto de actos sucesivos que
sigue el delito en su realización. En muchos casos el delito no aparece de pronto,
sino que sigue un proceso que los clásicos denominaban “iter criminis” o “camino
del delito”. Antes de producirse el resultado, partimos de la simple idea de cometer
un delito, idea que surge en la mente del delincuente o agresor, y que termina con
la consumación de ese ilícito penal. Todos los actos que van desde la ideación del
delito, hasta su consumación es el “iter criminis”. Por lo tanto, desde el surgimiento
de la idea acerca del hecho criminal en la mente del sujeto, hasta el agotamiento
del delito, existen diversos momentos o etapas que se dan en la realización del
mismo. La importancia de las distintas fases reside en que algunos de los actos
son punibles, pero otros no los son. Con relación al denominado “iter criminis” el
derecho penal interviene en el momento en que comienza a exteriorizarse la
voluntad del autor.
Fases del Delito:
 Fase interna
La fase interna del delito es la que sucede en la mente del autor y no
puede, en ningún caso, ser objeto del Derecho penal, porque es necesaria la
exteriorización mediante acciones u omisiones de ese hecho delictivo. Todo ello
se basa en el principio cogitationis poenam nemo patitur, aforismo latino que
significa que con el mero pensamiento no es punible (sancionable). Se produce la
ideación, la deliberación y la resolución del delito.
La fase interna se halla constituida por todos los momentos del ánimo a
través de los cuales se formaliza la voluntad criminal y que preceden a su
manifestación. Se distinguen: la ideación del delito, la deliberación y la resolución
criminal. La fase interna es por sí sola irrelevante, el derecho penal interviene a
partir de la manifestación de la voluntad. Como sabemos el derecho penal
sanciona conductas y no pensamientos.

Fase externa
En cuanto a la fase externa es la materialización de la idea, y en esta fase
sí que ya puede intervenir el Derecho Penal. El problema en este caso es
determinar a partir de qué momento nos encontramos ante una acción u omisión
punible, y para ello la doctrina ha diferenciado dos grandes grupos, los actos
preparatorios y los actos ejecutivos.

Actos preparatorios:
En esta fase el autor del delito se provee de los materiales o conocimientos
necesarios para llevar a cabo su delito. Éstos son actos equívocos y multívocos:
es decir, tienen varios significados y varios sentidos posibles, siendo actos
susceptibles de varias interpretaciones. Los actos intermedios se consideran un
momento intermedio entre la fase interna y la ejecución del delito, y pueden ser
considerados punibles. Tienen tal consideración los siguientes:
1. Conspiración: se trata del concierto entre dos o más sujetos para ejecutar
un delito y resolución ejecutable. Para que se produzca es necesario :
1. El concurso de dos o más personas que reúnan las condiciones
necesarias para poder ser autores del delito
2. El concierto de voluntades entre ellas o pactum scaleris
3. La resolución ejecutiva de todas y cada una de ellas, o decisión
sobre la efectividad de lo proyectado
4. Que dicha resolución tenga por objeto la ejecución de un delito
concreto, y que este sea de los que el legislador ha considerado
especialmente merecedor de punibilidad
5. Que exista un lapso relevante entre el proyecto y la acción que
permita apreciar una mínima firmeza de la resolución, ya que no
puede ser repentina y espontáneamente
6. Que no se haya dado comienzo a la ejecución delictiva, pero sí se
haya tomado la decisión de iniciar una actividad concreta que
manifieste la voluntad de delinquir

2. Proposición: se trata de un acto preparatorio en su modalidad de


resolución manifestada, que implica una ausencia de actos ejecutivos. Se
le denomina a este acto preparatorio de inducción frustrada o tentativa de
inducción. Los requisitos para que se produzca son los siguientes:
1. Resolución firme del proponente para la ejecución del hecho.
2. El propósito de intervenir directa o personalmente en la ejecución del
hecho delictivo.
3. La búsqueda de otra persona para participar en el hecho,
independientemente que sea o no aceptada por la persona a que se
proponga.
4. Ausencia de inicio de ejecución, ya que en el CP no se exige que el
proponente tenga real intención de participar realmente en la
ejecución del hecho.

3. Provocación para delinquir: se trata de procurar la perpetración de un


delito. En este caso, el provocador no necesariamente ha de tomar parte
directa y materialmente en el acto, solo se exige que intente determinar en
otros la ejecución de un hecho delictivo. Se requiere:
1. Iniciativa para la ejecución de hechos delictivos
2. Que el destinatario lo perciba, ya sean uno o varios destinatarios
3. Que tenga la finalidad de convencer a los receptores del mensaje
4. Ausencia de inicio de la ejecución

Actos ejecutivos:
En cuanto a los actos ejecutivos: el principio es contrario, es decir, que todos
los actos son punibles. Se han utilizado varias teorías para diferenciar los actos
preparatorios y los actos ejecutivos:
1. Teorías subjetivas: serían aquellas para las cuales lo determinante es la
opinión del autor sobre su plan criminal.
2. Teoría objetivo-material: según esta teoría, los que se encuentran unidos
a los actos ejecutivos de manera que son parte de aquellos.
Los actos ejecutivos, en definitiva, son aquellos en que el sujeto comienza la
ejecución del delito, independientemente de que este se termine produciendo o
no: es decir, que sea consumado (parcial o totalmente) o que se quede en
tentativa de delito.

Delito consumado y frustrado


En el Derecho penal español, el delito se entiende consumado desde que hay
inicio de ejecución, sin atender si se producen o no los resultados esperados. No
obstante, la doctrina y algunas legislaciones extranjeras distinguen entre el delito
efectivamente consumado y el que no alcanza a serlo:
 Delito consumado: Cuando el delito se desarrolla y produce sus efectos en
forma integral.
 Delito frustrado: Tiene lugar cuando alguien ha realizado, con el objeto de
cometer un delito, todo lo necesario para consumarlo y, sin embargo, no lo ha
logrado por circunstancias ajenas a su voluntad. Se diferencia de la tentativa
de delito en que, en este caso, el fracaso en la obtención del resultado delictivo
se debe a la voluntad de un tercero, pero si que se hayan ejecutados todos los
actos necesarios para la consumación.

Tentativa de delito
Con respecto a la tentativa, puede ser de dos tipos, acabada (donde el
sujeto realiza todos los actos para la comisión del delito), como inacabada (en la
que el sujeto realiza solo una parte de los actos). La diferencia entre estas dos
clases de tentativa deviene con respecto a la determinación de la pena, es decir,
en el plano práctico, ya que según el art. 62 del CP, «a los autores de tentativa se
les impondrá una pena inferior en uno o dos grados a la señalada por la Ley para
el delito consumado, en la extensión que se estime adecuada».
La tentativa consta de una estructura diferenciada por dos tipos, tipo
objetivo que es el comienzo de ejecución propiamente dicho; y el tipo subjetivo o
dolo, es decir, la voluntad del sujeto de querer realizar el tipo objetivo. Podemos
por ello confirmar que posee la misma estructura que el delito consumado.
En este punto, hemos de hacer referencia al desistimiento del delito en
grado de tentativa, que se produce cuando un sujeto renuncia a la consumación
del delito iniciada ya la fase ejecutiva, y al que se considera una causa personal o
excusa absolutoria. Para que se produzca ese desistimiento, se exigen dos
requisitos:
1. Ha de ser una decisión voluntaria del sujeto: se trata de una actitud
psíquica del que desiste. Hay que distinguir entre: si el intento aún no ha
fracasado y depende de la voluntad del que desiste conseguir la voluntad;
o si por el contrario, si el sujeto, tras un primer intento fracasado, puede
aún conseguir su objetivo. Lo importante por tanto es que además de
posible sea también definitivo, es decir, basta con que desista de su
propósito originario, siendo independiente que en el futuro vuelva a
intentarlo de nuevo. Si embargo, hay que diferenciar si el desistimiento es
voluntario (se desiste por motivos éticos), que sea involuntario (se desiste
por motivos interesados), en cuyo caso no exime de responsabilidad penal.
2. Ha de evitar la consumación del delito: se puede desistir en dos
situaciones, cuando ya estamos ante tentativa acabada o en supuestos de
tentativa inacabada. Si a pesar de desistir, el resultado consumativo se
produce, se ha de tratar como concurso real entre tentativa del delito
doloso con la atenuente de arrepentimiento u otra análoga y el resultado
consumado por imprudencia, si se dan los requisitos.
En estos casos de desistimiento, los sujetos quedarán exentos de responsabilidad
penal, salvo que hayan ejecutados actos constitutivos de otros delitos o faltas. En
caso de desistimiento, la eficacia excluyente de responsabilidad penal alcanza
únicamente al que desiste, ya que es una excusa absolutoria personal.

El concurso de personas en el delito.


Los delitos en los que participa una persona son los llamados delitos
circunstanciales. Donde aparecen varias personas son necesarias, de acuerdo
con la coautoría que pueda tener cada una de ellas.

El autor: Es la persona física imputable que participa directamente en el hecho


punible.

El coautor: Es cuando ya no es uno, sino que son varias personas las que van a
participar en dentro del delito. El autor es uno solo, pero cuando hay varios dentro
del delito debe llamárseles coautores. El coautor, es cuando varias personas en
condiciones físicas y mentales son imputadas por participar como autor
conjuntamente con otras personas en la perpetración del hecho punible.

Coautoría: Cuando varias personas participan como coautoras en la perpetración


de un hecho punible.

Lo que quiere decir, que cada uno de los coautores tiene la misma pena, y no se
hace rebaja de pena de ningún tipo. Al ser coautores a todos se les pone la misma
pena por el hecho cometido, no se establecen diferencias en cuanto a la
aplicación de la pena.

La coautoría que aparece reflejada en el C.P. en el Art. 83 “Cuando varias


personas concurran a la ejecución de un hecho punible, cada uno de los
perpetradores (autores) y de los cooperadores inmediatos queda sujeto a la pena
correspondiente al hecho perpetrado. En la misma pena incurre el que ha
determinado a otro a cometer el hecho”. (éste es el autor intelectual, a quien
también se le llama instigador)”.

El Código Penal no habla del autor, pero sabemos que es cuando es uno solo el
que comete el hecho punible. El Art. 83 habla de coautoría (Varias personas). Los
autores materiales son los que van directamente a la perpetración del hecho
punible. El autor intelectual es el que va a participar pero de otra forma, no va
directamente a la perpetración del hecho punible.

Dentro de los coautores, hay unos que son coautores necesarios y otros que son
coautores circunstanciales.

Los coautores son necesarios cuando dos o más personas participan en un hecho
punible y el delito establece que para poderlo cometer se necesitan dos o más
personas para poderlo cometer, y no puede ser una sola persona. Como serían
todos los casos de agavillamiento, previsto en el Art. 286 C.P. “Cuando dos o más
personas se asocien con el fin de cometer delitos, cada una de ellas será penada,
por el solo hecho de la asociación, con prisión de dos a cinco años”.

Una sola persona no puede hacer agavillamiento; sino que dos o tres se reúnan y
planifiquen un atraco, por lo que allí se estará dando una coautoría; lo cual sería
un robo agravado, y al momento de sancionar el Juez se sanciona por el delito
principal que es el de robo agravado, por ese delito establece la pena y luego es
cuando establece la pena por agavillamiento.

Si tres personas se ponen de acuerdo para matar a otra, y los tres van al acto y lo
matan. Estaríamos hablando de una coautoría circunstancial como el Art. 405 C.P.
¿Por qué? Porque matar a una persona es un delito individual y no se necesitan
de dos o más para matar a uno; pero en un robo, si pueden estar dos o más
personas; Por ejemplo, si van a atracar a un camión blindado, por lo general no va
una sola persona a perpetrar el hecho punible, sino que se ponen de acuerdo
varias “asociados”, como sería el caso de una banda de delincuentes: están
asociados para cometer delitos; por ello cuando los cuerpos policiales hablan de
que fulano pertenece a la banda de “Pedro de los palotes” estamos hablando de
que están asociados para cometer delitos, lo que quiere decir que cuando la
agarren se les debe aplicar el Art. 286 C.P. del agavillamiento. No lo es lo mismo
que dos personas circunstancialmente se encuentren y decidan cometer un hurto,
es algo circunstancial, no están asociados por lo que no se aplica el
agavillamiento. Cuando ustedes vean en la prensa por ejemplo, que a se coloca el
delito y además le dan la sanción del agavillamiento, eso implica que es una
banda, están asociados, sirva de ejemplo el caso de la banda de Avendaño. Ya
que es un hecho notorio que están asociados para cometer delitos por lo que se
les aplica la coautoría, que no es algo circunstancial; como en el caso del
homicidio. Para el agavillamiento hay que demostrar lo que dice la norma
“asocien” asociación que no puede ser circunstancial sino que se conozca que
esas personas están y andan juntas, por eso hay tanto el autor material como el
autor intelectual.

El autor material es el que va con el arma y mata; pero el intelectual, tiene dos
formas de actuar: En una forma intelectual “moral” y en una forma material. En la
forma intelectual, es cuando llega y le dice a la persona. Mira, hay que matar a
fulanito y le va metiendo la idea en la cabeza, y lo le da y prepara intelectualmente
para que vaya a matar y luego le da los medios, los recursos para que ejecute el
hecho. Actualmente sirva de ejemplo el caso Anderson, en el cual hay autores
materiales e intelectuales, es decir, hay coautorías, se señalan dos posibles
autores materiales, pero también se están buscando a los autores intelectuales. El
autor intelectual es más difícil de encontrar que al autor material, por que este
último ejecuta el acto, no así el intelectual. En un juicio se debe demostrar dónde
hubo esa parte intelectual, donde éste le dijo al autor material, hay que matarlo,
hay que hacerlo, etc. Que es lo que en el caso Anderson se pretende hacer a
través del testigo. El testigo no dice que lo mataron, lo que dice es que estuvo en
una reunión donde se planificó el hecho y da los nombres de los presentes; por
que en el delito intelectual hay que demostrar que antes de que se consumara el
hecho manifestó su voluntad de que ese hecho se sucediera, ocurriera. Hay que
demostrar de que en verdad ocurrió la reunión, que es la parte intelectual y
después demostrar la parte material que sería “aquí está el dinero para lo
ejecuten”, ¡aquí está el arma, los explosivos, el C4, etc! No es fácil demostrar la
parte intelectual, hay que hacerlo con muchas evidencias. Por eso la coautoría
tiene dos vertientes: Una parte material y una parte intelectual. Ver la norma del
Art. 83 C.P. Son cooperadores todos los que van a estar allí. De acuerdo al Art. 83
C.P. Tanto el autor material como el intelectual tendrían la misma pena; sólo que
se tendrá que señalar por ejemplo en el caso del Art. 405 C.P. a uno como
culpable del delito de homicidio intencional simple y al otro como homicidio
intencional simple en grado de instigador o en grado de ser el autor intelectual del
hecho.

Cuando el programa se refiere a las exigencias legales en materia de participación


se refiere al Art. 83 que hemos analizado.

Clases de partícipes:

El instigador: Ya lo señalamos; el Cooperador es el que va con el autor; los


Cómplices son los que actúan como lo señala el Art. 84 C.P. es decir, que haya
tres maneras de participar como cómplice:

1. Excitando o reforzando la resolución de perpetrarlo o prometiendo


asistencia y ayuda para después de cometido. En este caso no es el autor
intelectual, sino que se diferencia de aquel en que el intelectual da la parte
moral y material, pero éste excita por que aquellos tienen ya la decisión
tomada de cometer el hecho punible como pudiera ser el robo. Mientras que
en el intelectual, aún la persona no tiene la intención de cometer el hecho
punible ni el robo. El intelectual trabaja para que aquellos lo hagan.

2. Dando instrucciones o suministrando medios para realizarlo. En este


problema es donde caen algunos funcionarios policiales, cuando dan las
instrucciones de cómo se debe hacer, donde está el sitio y les dicen tome el
arma. Aquí da instrucciones y está suministrando los medios para realizarlos.
No va al sitio pero da el medio para que fueran y lo hicieran.

3. Facilitando la perpetración del hecho o prestando asistencia o auxilio para


que se realice, antes de su ejecución o durante ella (…). En esta última,
podemos hablar del “campanita” el que facilita la perpetración que llama a los
que van a cometer el hecho punible y les dice “vénganse que esto está solo”
“no pierdas tiempo si no que vete directo a aquella bóveda” este es el
Facilítador, el puede abrir la puerta, el que les dice aquella es la gerente, etc.
Facilita la perpetración y presta asistencia para que la persona haga todo.

Estos tres tipos no tienen nada que ver con el autor intelectual, ni con la coautoría.
Porque ya hay una decisión tomada el lo que está es facilitando los medios para
que se haga. Estos son los cómplices necesarios, por que sin su ayuda el delito no
se podría cometer.

A los cómplices se les aplica la mitad de la pena Art. 84 C.P.

En el Art. 85 C.P. quiere decir que las circunstancias agravantes o atenuantes son
personalísimas, es decir que pertenecen únicamente a la persona que va a la
perpetración del hecho punible. Es decir sólo van a favorecer o perjudicar a
aquellos que tengan esa agravante o atenuante. Por ejemplo, el Art. 481 C.P. A, B
y C. A es hijo de D, A hijo de D, se pone de acuerdo con B y con C para estafar a
D; La estafa (Art. 462 C.P.); tiene una pena de 1 a 5 años, la media aplicar es de 3
años; que circunstancias se van a ver. A por este hecho, queda sin
responsabilidad de acuerdo al Art. 481, 2º C.P. Pero la situación que favorece a A
no favorece a B ni a C, que deben correr con la sanción del hecho punible
cometido. S. A tiene una excusa absolutoria, no tiene la pena por que se la quita el
parentesco con D.

El Art. 85 dice “Los que consintieren en la ejecución material del hecho o en los
medios empleados para realizarlos, servirán para agravar la responsabilidad
únicamente de los que tuvieron conocimiento de ellas en el momento de la acción
o en el de su cooperación para perpetrar el delito”

Lo que quiere decir la perpetración material, real del hecho, que no es la parte
personal (como en el caso de A), es decir que son coautores y todos responden
por ese hecho material, porque todos tienen responsabilidad por el hecho material,
en este caso la sanción sería igual para A, B y C.

Las circunstancias personales son las que se ven como en el caso de la edad que
puede favorecer a alguno, pero no a todos. Los hechos punibles son
personalísimos.
La Complicidad correspectiva:

Art. 424 C.P. “Cuando la perpetración de la muerte o las lesiones han tomado
parte varías personas y no pudiere descubrirse quien las causó, se castigará a
todos con las penas respectivamente correspondientes al delito cometido,
disminuidas de una tercera parte a la mitad.

No se aplicará esta rebaja de pena al cooperador inmediato del hecho”

Sólo se da en los casos de muertes o lesiones. Participan varias personas, como


por ejemplo A, B y C y matan a D, pero estos tres señores A, B y C; los tres
estaban cuando murió D, pero al hacer las pruebas científicas estas no
demuestran cual de los tres disparó por que los tres dispararon y una bala lo mató
pero no se sabe cuál de los tres lo mato, por lo que hay complicidad correspectiva.
Si hay un homicidio se toma de 12 a 18 años, la media sería de 15 años, se ven
las agravantes y atenuantes del hecho, si hay atenuantes se les aplica 12. Pero no
se sabe quien fue: porque si se supiera que el autor material es A, B y C estarían
en grado de complicidad, por lo que para A serían 12 años y para B y C 6 años.
Pero como no se sabe cual fue de los tres se les aplica la pena correspondiente al
hecho punible pero rebajada de una tercera parte a la mitad Art. 424 C.P. Una
tercera parte sería 4 años, si en el anterior se tomó la mínima, debemos también
rebajar la mínima que serían 4 años; por lo que la pena sería de 8 años. En base a
lo que se toma primero se toma para el segundo en la misma proporción que para
el delito principal.

Cuando hay la admisión de los hechos, si es homicidio no tiene rebaja, y como no


tiene rebaja hasta la mitad se va sólo a rebajar el tercio. Lo importante es saber
que el Art. 424 es el único que regula la complicidad correspectiva. Las penas son
individuales. Si es una dama, hay tomar en cuenta; si es un señor de 70 años hay
que tomarlo en cuenta, como lo señala el Art. 85 C.P.

La Extinción de la Responsabilidad Penal.


Nuestro Código Orgánico Procesal Penal establece con claridad meridiana las
causas de extinción de la acción penal, y específicamente en su artículo 44 señala
entre ellas: 1.- Muerte del imputado, 2.- Prescripción (en este caso de la
prescripción, se entiende que la acción penal prescribe al vencimiento de un plazo
igual al máximo de la pena, en las infracciones sancionadas con pena privativa de
libertad, sin que en ningún caso este plazo pueda exceder de diez años ni ser
inferior a tres. También al vencimiento del plazo de un año cuando se trate de
infracciones sancionadas con penas no privativas de libertad o penas de arresto).
3.- Amnistía, 4.- Abandono de la acusación, en las infracciones de acción privada,
5.- Revocación o desistimiento de la instancia privada cuando la acción pública
depende de aquella, 6.- Aplicación del criterio de oportunidad, 7.- Vencimiento del
plazo de suspensión condicional del procedimiento penal, sin que haya mediado
revocación, 8.- Muerte de la víctima en los casos de acción privada, salvo que la
acción ya iniciada por ésta sea continuada por sus herederos. 9.- Resarcimiento
integral del daño particular o social provocado, realizada antes del juicio, en
infracciones contra la propiedad sin grave violencia sobre la personas, en
infracciones culposas y en las contravenciones, siempre que la víctima o el
Ministerio Público lo admitan, según sea el caso. 10.- Conciliación, 11.-
vencimiento del plazo máximo de duración del proceso, 12.- vencimiento del plazo
máximo respecto al procedimiento preparatorio sin que se haya formulado
acusación u otro requerimiento conclusivo, 13.- Pago del máximo previsto para la
pena de multa, en los casos de infracciones sancionadas sólo con esa clase de
penas. Pues bien, esencialmente estas son las causas que consagra el Código
Procesal Penal, sin embargo, un dato importante que no quiero pasar por alto, es
el tema de la prescripción y el computo de la misma, y es que, según el artículo 46
del referido Código, los plazos de prescripción se rigen por la pena principal
prevista en la ley y comienzan a correr, para las infracciones consumadas, desde
el día de la consumación, para las tentativas, desee el día en que se efectuó el
último acto de ejecución y, para las infracciones continuas o de efectos
permanentes, desde el día en que cesó su continuación o permanencia.

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