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La repetición consiste en la doble enunciación de una idea musical.

La música del
clasicismo incide en dicho procedimiento. También el impresionismo empleó
frecuentemente dicho recurso. La repetición puede producirse también de forma alterna.
Ocurre en multitud de formas musicales, desde formas de danza como el rondó (A B A
C A D A etc.) hasta la forma lied (A B A).

La variación no es más que el enunciado de una idea modificando algunos de los


parámetros musicales, de tal modo que el oyente pueda comprender que se trata de un
mismo material musical modificado, y no otro. En la variación durante el barroco, que a
veces se aplicaba a algunas formas (como el passacaglia, canzona o incluso sarabanda y
otras danzas) , se recurre a la modificación de la superficie melódica, manteniendo la
estructura formal, las progresiones armónicas y a menudo el bajo. Similares
procedimientos encontramos en la variación clásica o en las versiones de los estándares
de jazz.

El contraste se produce mediante la oposición de elementos. Los contrastes más


comunes recurren a la dinámica, las alturas, el timbre, la textura, las articulaciones, etc.
A menudo son más de un elemento los que actúan de forma simultánea. Las formas
clásico-románticas utilizan con frecuencia este recurso.

La diversidad alude al hecho de que ciertos materiales musicales pueden poseer


similitud en su proceso de construcción, pero carecen del parecido suficiente como para
poder sostener que unos provienen de otros (variación). Es el caso de la construcción
melódica en ciertas obras de la polifonía francoflamenca, o el resultado de la
centonización que ofrece gran parte del repertorio gregoriano.

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