Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Texto Base:
Introducción
Un ejemplo de esto lo podemos observar en Job cuando declara en Job 1:20-22 de la siguiente manera:
“Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo:
Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el
nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno”. Aún
perdiendo posesiones materiales, su salud física y más aún, teniendo que afrontar la muerte de sus seres
más amados, mantuvo su mirada y esperanza puesta en Dios. Adoro, tributo loor a Dios, confeso la
soberanía y magnificencia de Dios.
También lo podemos observar en Abraham caminando por el Monte de Moriah. No entendía muy bien
qué era lo que estaba pasando, por qué razones Dios le pedía que sacrificara algo a lo que amaba y por
lo que había esperando tanto tiempo. Sin embargo, lo vemos caminar hacia adelante, obedeciendo un
mandato que Dios le había ordenado. Abraham ofrecería el holocausto aunque le costara. (Ver Génesis
22).
Pero qué fue lo que hizo que estos hombres a pesar de las circunstancias adversas no dejaran de darle la
gloria y honra al Señor es decir adoración a Dios.
Dios podía contar con Felipe, pues seguía sus instrucciones y era sensible a la voz del Espíritu Santo,
“entonces él se levantó y fue” era un siervo obediente. Aunque se encontraba dirigiendo una campaña
con grandes resultados, Dios lo requería en otro lugar (no tan bonito, ni
con tantas personas, pues era en el desierto) Hechos 8:5-8, pero lo más importante siempre es hacer la
voluntad de Dios.
Felipe estaba en Samaria (ciudad al norte de Israel, y debe descender al “camino de Jerusalén a Gaza”
(camino al sur de Israel), hablamos de unos 100 kilómetros de viaje, además Dios advierte a Felipe
pues le dice: “el camino es desierto”. El Señor tiene cuidado de nosotros, aún en el desierto.
El eunuco etíope (un eunuco era un varón castrado. Hecho prohibido en Israel. El término llegó a
designar un oficial, ya sea físicamente eunuco o no). Era un alto funcionario que servía como tesorero
de la reina (Candace: nombre o título de la reina) de Etiopía (país al sur de Egipto, que llegó a tener un
ejército poderoso).
Vino desde Etiopía a Jerusalén para adorar, su viaje fue de aproximadamente 2.100 kilómetros
(equivale a varios días de viaje en aquella época). Ocupaba un lugar de privilegio en el reino de
Etiopía, y dejó sus comodidades en el reino para venir a adorar… por su condición de eunuco no podía
ingresar al santuario, así que en la mente hebrea él estaba sin acceso a la presencia de Dios. Vemos pues
que él superó sus respectivos obstáculos para adorar a Dios.
Una triste estadística reveló que el ochenta por ciento de los líderes de las iglesias no leen la palabra de
Dios. Por eso, debemos procurar que el liderazgo de la iglesia tenga su devocional diario (hablamos de
los equipos de intercesión, ministerio infantil, jóvenes, alabanza, etc).
Un adorador es un apasionado por el estudio y lectura de la Biblia. Recordemos que en ése tiempo los
libros no eran como los actuales, eran rollos, y no eran impresos, por eso el oficio de los escribas (sus
trabajos eran manuscritos, por tanto costosos, generalmente todos los miembros de una sinagoga se
ponían de acuerdo para comprar una colección).
Una persona que posee las características de un auténtico adorador, se desprende de sus bienes más
preciados y los ofrece a los pies de Jesús con humildad y reverencia. Un ejemplo de ello, lo vemos en
Mateo 26, donde una mujer unge la cabeza y los pies del Maestro. “Y estando Jesús en Betania, en
casa de Simón el leproso, vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y
lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa”.
Tal intención de adorar era la que había en su corazón que el mismo Jesús dijo que se contaría en todo
el mundo este gesto de esta mujer para memoria de ella.
El testimonio de esta mujer me dice que ella era agradecida. Por tanto el corazón de un adorador
verdadero es agradecido. Lucas 7:37-38 relatando el mismo episodio nos da unos detalles más
relevantes de lo que allí ocurrió: “Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que
Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando
detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus
cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume”. Podemos resaltar y admirar la ofrenda de
adoración que presentó esta mujer hacia Jesús. Creo que más importante que el perfume que derramo,
fueron sus lágrimas. Lágrimas que expresaban arrepentimiento y agradecimiento.
La pregunta ¿entiendes lo que lees? Es muy interesante y actual. Felipe se convierte en el maestro del
eunuco, las expresiones “rogó a Felipe…” y luego “te ruego que me digas…” nos muestra su gran
anhelo de saber, aunque había venido a adorar a Jerusalén, no conocía a Jesucristo el Señor.
La palabra “impedimento” aquí significa obstáculos, razones para no hacerlo. Pero su anhelo de
obedecer a Dios, ante la revelación de Jesucristo, lo llevó a la acción de inmediato, la adoración va más
allá de las palabras o de los buenos motivos, un adorador obedece a su Dios.
Felipe nunca antes había tenido esa experiencia, aunque era usado en milagros, éste era nuevo, fue
traspuesto (“arrebatado” es el mismo término griego que se usa para el arrebatamiento de la iglesia),
apareció en Azoto, población a unos 30 kilómetros de donde estaba. El eunuco experimentó un gozo
que nunca antes había tenido.
Según la tradición a través del eunuco muchos en su país se convirtieron por su predicación, y se tienen
datos de una iglesia en Etiopía que él impulsó. El Padre celestial también se goza cuando sus hijos le
obedecen.
Conclusión
Dios está buscando adoradores, corazones dispuestos a hacer su voluntad, él espera más que palabras.
Dile Señor aquí estoy, quiero hacer tu voluntad.