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PODER CARISMÁTICO Y ÉTICA DE LA CONVICCIÓN EN

GABRIEL GARCÍA MORENO


THE CHARISMATIC POWER AND ETHICAL OF
CONVICTION IN GABRIEL GARCÍA MORENO

Resumen: Gabriel García Moreno (1821- Abstract: Gabriel Garcia Moreno (1821-
1875), Presidente de la República del 1875), President of the Republic of Ecuador
Ecuador en dos ocasiones, fue el principal on two occasions, was the main
representante de lo que Max Weber representative of what Max Weber would call
denominaría poder carismático y ética de la charismatic and ethical power of conviction.
convicción. Fundador de la nación, se sirvió Founder of the nation, he used religion and
de la religión y de la convicción en su propia conviction in his own messianic sense of
tarea mesiánica de unificación de la patria uniting the country for its consolidation in
para su consolidación en el poder. El power. The authoritarianism that was
autoritarismo que fue característica de su characteristic of his government. The
gobierno experimentó la oposición del opposition of the nascent liberal movement
naciente movimiento liberal y de la and international freemasonry, through
masonería internacional, la cual, a través de Faustino Lemus Rayo, was the author of his
Faustino Lemus Rayo, fue autora de su murder in the government palace on August
asesinato en las escaleras del palacio de 16, 1875 with the words "Die Jesuit!". Among
gobierno el día 16 de agosto de 1875 al grito all the characters in Ecuadorian politics,
de “¡Muere jesuita!”. Entre todos los García Moreno is who best exemplifies the
personajes de la política ecuatoriana, es concepts of charismatic and ethical power of
García Moreno quien mejor ejemplifica los conviction.
conceptos de poder carismático y ética de la
convicción.
Key words: charismatic power, ethics of
Palabras clave: poder carismático, ética de la conviction, authoritarianism, conservatism,
convicción, autoritarismo, conservadurismo, jesuitism
jesuitismo

Para citar este artículo: APELLIDOS, Nombre, “Poder carismático y ética de la convicción en
Gabriel García Moreno”, Ab Initio, Núm. xx (año), pp. xx-xx, disponible en www.ab-initio.es

Recibido: 18/03/2018
Aceptado:
Introducción

El gobierno de García Moreno es considerado uno de los más autoritarios que haya tenido
el Ecuador en su vida republicana. La represión violenta de toda oposición, la imposibilidad
de ser ciudadano fuera de la religión católica, los fusilamientos (de los que Barreto lleva la
cuenta de setenta y dos, y Loor de cuarenta y nueve), la intervención en todos los ámbitos
de la vida pública (desde la educación hasta el proselitismo religioso), dieron lugar al
empleo de términos como “tirano” y “fanático” para referirse al “ultra-católico Presidente
conservador”1 En efecto, en un contexto de profundos conflictos y luchas políticas en
medio de las cuales se hacia cada vez más frecuente la influencia del liberalismo masónico,
las fuerzas conservadoras, católicas y tradicionalistas que enfrentaban a los liberales
hallaron en García Moreno al vocero, al líder, al salvador que los liberaría de las fuerzas
“nefastas” de los enemigos de la Patria.

En medio de este contexto turbulento se forjó la personalidad de un hombre que supo


acrecentar su poder apelando a su relación con el cristianismo, el jesuitismo y los elementos
más característicos de la vida devota y de la santidad. De aquí que las imágenes de la época
(la famosa estampería quiteña, por ejemplo) muestren a García Moreno con la cruz a
cuestas2, o lo representen como un moderno Don Quijote (como en la famosa miniatura de
Joaquín Pinto3) con la misión de resolver los asuntos concernientes a la fe y la política.
Dominado por firmes convicciones, García Moreno supo imponer sus principios políticos
legitimados por el halo místico de su función salvadora en un país amenazado por los
enemigos de la fe (liberales, masones, protestantes). Por estos motivos, hablar de García
Moreno significa abordar una figura política sumamente polémica (por todos los
comentarios despiadados y feroces que despierta) y, especialmente, oscura. Esta oscuridad
no solo radica en la relación del mandatario con la religión y su simbolismo místico y
espiritual, sino en las múltiples versiones, contradictorias en muchos casos, que se han
escrito sobre su vida política, su obra pública y hasta su vida privada.

Cuando se analiza la figura de García Moreno, la mayoría de autores se limita a defenderlo


apasionadamente4 o a destrozarlo sin escrúpulos5. Debido a la imposibilidad que tiene el
investigador para estudiar de manera objetiva la figura del mandatario a partir de la
literatura disponible, es necesario hallar un grupo de categorías que permitan al estudioso
conseguir una especie de equilibrio y tener un acercamiento más fiel a la verdad.

Ya que el análisis de la “trayectoria política” 6 de García Moreno es determinante para


entender su potente efecto sobre el pueblo ecuatoriano, es pertinente acudir al autor más
reconocido en el análisis del político y la relación con sus subordinados, así como de las
formas en que el dominador adquiere legitimidad. Este autor es el sociólogo alemán Max
Weber.

1
WILLIAMSON, Edwin, The Penguin History of Latin America, Penguin, London, 1992, p. 282.
2
Wilfrido Loor asegura que no fue una cruz la que cargó García Moreno el 12 de abril de 1874, sino una de
las andas que sostenían la cruz. “El anda la transformaron en cruz –explica Loor-; hicieron desaparecer a los
Ministros que habían ayudado a cargarla sobre sus hombros y se pintó a García Moreno con la cruz a cuestas,
recorriendo las calles de Quito, a imitación de Jesucristo subiendo la cuesta del Calvario. Loor, Wilfrido,
García Moreno y sus asesinos, La Prensa Católica, Quito, 1955, p. 38.
3
que se halla en el Museo Jacinto Jijón y Caamaño de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
4
BERTHE, Agustín, García Moreno, presidente de la República del Ecuador, vengador y mártir del derecho
cristiano, París, 1895; LOOR, Wilfrido, Opus cit.; GÓMEZJURADO, Severo, Vida de García Moreno. Tomo
I., Ed. El Tiempo, Quito, 1954.
5
CARRIÓN, Benjamín, García Moreno, El Santo del patíbulo, FCE, México, 1959; ANDRADE, Roberto,
Montalvo y García Moreno, Editorial Cajica, México, 1970; BARRETO, Augusto, 1982).
6
(Alcántara, 2010: 121)
Para Weber la sociología está subordinada a la historia. La sociología formula principios
generales y conceptos-tipo genéricos en relación con la acción social humana, mientras que
la historia se esfuerza por encontrar el análisis e imputación causales de las personalidades,
estructuras y acciones. Weber considera que la sociología es una ciencia que pretende
entender, interpretándola, la acción social para de esa manera explicarla casualmente en sus
desarrollos y efectos. Para analizar la acción social, Weber acude a leyes sociológicas, es
decir, a regularidades estadísticas que responden al sentido “comprensible” de una acción.
A partir de estas leyes, Weber puede hablar de tipos sociológicos, esto es, de aquellas
construcciones de una conducta con sentido comprensible que suceden en la realidad. Los
tipos sociológicos se pueden extraer de aquello que Weber denomina relación social. Esta
existe donde hay reciprocidad por parte de dos o más individuos, cada uno de los cuales
refiere su acción a actos (o actos previstos) de otro.

Weber presta atención a ciertas figuras determinantes en el curso de la historia, personas


dotadas de características especiales que las diferenciaban del resto. Para analizar a estas
figuras, Weber se sirve de dos categorías:

1. La dominación carismática, y
2. La ética de la convicción

Es importante acudir a estos elementos de análisis como directrices, ya que pueden


proporcionar un grado mayor de objetividad al estudio de la personalidad política de García
Moreno, lejano a los apasionamientos de sus biógrafos y críticos. En efecto, en el marco de
una serie de disputas apasionadas, se ha dejado de lado el estudio de las formas en que
García Moreno logró legitimar su poder en la sociedad ecuatoriana y la manera en que las
convicciones éticas dirigieron su proceder en los años de su gobierno.

Pero, se podría preguntar, ¿se trata simplemente de estudiar –tarea que muchos autores han
hecho- la personalidad7 de García Moreno?, ¿tiene algún sentido revisar nuevamente la vida
y obra de este presidente ecuatoriano más allá de los estudios hasta ahora realizados,
estudios que, por la trascendencia que tienen hasta el día de hoy, pueden ser considerado
como clásicos, e incluso, como oficiales?

En respuesta a las anteriores preguntas, se puede afirmar que el análisis de la personalidad


es solamente una herramienta que permite al investigador entender una relación mucho más
profunda y compleja: la forma en que esa personalidad forma parte de los móviles que
hacen que el político cuente con la aceptación, con el consentimiento, de sus subordinados.
En este sentido, no se puede tener una visión clara del papel del presidente ecuatoriano,
cuando esta se limita a simples datos sueltos, muchas veces incoherentes y contradictorios.
No se tiene una visión clara, ni siquiera coherente sobre el papel que el mandatario
desempeñó en relación con sus subordinados; por lo tanto, si se puede afirmar algo es que
“el personaje ecuatoriano acerca del que más se ha escrito [García Moreno] es todavía el

7
Autores como Alcántara (2012) señalan la importancia del estudio de la personalidad. Así –a despecho de las
teorías funcionalistas y estructuralistas- se puede adquirir una comprensión más clara del papel protagónico
del político en la historia.
menos conocido”8. Asimismo, como consta en la introducción a la obra poética de García
Moreno, recogida en la Biblioteca Mínima Ecuatoriana, publicada en México,

La recta comprensión de García Moreno no requiere ya ni una nueva diatriba ni una nueva
apología; lo que hace falta es situarle en el plano de ideas y corrientes mentales y emocionales
de su tiempo. El cuadro exterior histórico en que actuó ha sido estudiado ya bastante;
demasiado bien conocemos sus hechos, sus errores y desaciertos; sus proezas y grandes
realizaciones y hasta puerilidades e insignificancias de su vida que a cualquier hijo de mujer
hay que pasarle en silencio piadosamente, por excelsa que haya sido la altura a la que haya
llegado9.

Por lo tanto, es imprescindible un estudio de aquellos aspectos desconocidos de su vida


política. Pues lo que no se sabe, “ni nadie ha tratado de averiguar, son las características de
su extraordinaria personalidad, la singularidad de su psicología; los móviles que le
impulsaban a la acción tan decididamente; las condiciones idiosincrásicas que
determinaban su reconocida eficiencia personal”10. En este sentido, el aporte de Weber será
fundamental para entender la práctica política del héroe11 ecuatoriano.

La hipótesis que se sostendrá será la siguiente: Si bien se pueden hallar rastros de las tres
formas de legitimidad propuestas por Weber en los periodos en los cuales García Moreno
ejerció el poder, hay una en particular que corresponde a la personalidad del presidente
conservador: la legitimidad carismática. Esta se expresó en diferentes manifestaciones de su
vida pública: participar activamente en las procesiones religiosas (según Benjamín Carrión,
incluso se vestía de Cristo y cargaba la cruz, hecho que desmiente Loor en su obra12),
adjudicarse el rol de defensor de la fe católica y, asimismo, de las órdenes religiosas, asumir
la muerte como un destino ineludible y el martirio como punto máximo de su consagración.

Para complementar este análisis se asume, a manera de hipótesis, que uno de los elementos
que acompañaron este dominio carismático fue una ética de la convicción impregnada por
principios católicos inspirados en los documentos del Concilio Vaticano I, convocado por el
Papa Pío IX.

8
(Mínima, 1960: 94).
9
(Mínima, 1960: 94).
10
(Mínima, 1960: 94).
11
Alusión a la categoría de Weber utilizada para analizar al dominador carismático.
12
Ver Nota número 1
I

Para Max Weber, el poder es la probabilidad con que un agente podrá realizar sus propios
objetivos aun frente a la oposición de otros con los cuales se encuentra en relación social, o
sea, es la posibilidad de imponer la voluntad propia a otro u otros. Cuando Weber analiza el
tema del poder, advierte la existencia de dos fuentes, generalmente antagónicas:

a) el poder que deriva de una constitución de intereses surgida en un mercado


libre.
b) el poder que deriva de autoridad constituida, encargada de asignar el derecho
al mando y el deber de la obediencia13.

Para excluir las situaciones en que el poder ha derivado de una situación de intereses (como
en el caso a), Weber acude al concepto de dominación, al que identifica con el “poder
autoritario de mando”14. Entre los tipos de acción descritos por Weber 15, los más estables
son aquellos que están orientados por la creencia en un “mito”, en un orden legítimo que da
lugar a que una forma de dominación sea asumida16. Para Max Weber, la dominación
(Herrschaft), se refiere a aquellos casos de ejercicio del poder en que un agente obedece un
mandato específico emanado de otro17. Pero ningún sistema estable de dominación se basa
puramente en el hábito automático o en el atractivo del interés personal: su principal apoyo
es la creencia por parte de los subordinados en la legitimidad de su subordinación. Es este
orden legítimo el que crea cohesión entre los miembros de una sociedad. Sin embargo,
ningún sistema estable de dominación se basa puramente en el hábito automático, pues su
principal apoyo es la creencia por parte de los subordinados en la legitimidad de su
subordinación18. El dominio requiere el consentimiento de aquellos que son dominados. Es
este orden legítimo el que crea cohesión entre los miembros de una sociedad y el que
permite la constitución del tipo más importante de organización política, o sea, el Estado.
Junto al concepto de dominación, Weber desarrolla el concepto de Estado. Una

13
(Bendix: 278).
14
(Beetham, 1990: 109).
15
Para Weber, la relación social permite entrever ciertas maneras de acción que pueden ser clasificadas de la
siguiente manera:
Acción racional con arreglo a fines: el individuo valora racionalmente las probables consecuencias de un acto
en los términos de cálculo de medios para un fin.
Acción racional con arreglo a valores: Implica la fijación de objetivos coherentes hacia los cuales el individuo
encauza su actividad.
Acción afectiva: Se lleva a cabo bajo el imperio de cierto tipo de estado emotivo y está en los límites entre el
proceder significativo y el no significativo.
Acción tradicional: Se lleva a cabo bajo el influjo de la costumbre. Se aplica a la masa de acciones cotidianas
a las cuales la gente ha llegado a acostumbrarse habitualmente (Giddens, 1994: 254).
16
(Giddens, 1994: 254).
17
(Bendix, 1970: 281).
18
(Bendix, 1970: 283).
organización política se convierte en “Estado” cuando llega a ejercer efectivamente un
monopolio legítimo sobre el uso organizado de fuerza dentro de un territorio determinado.

En Max Weber existe, además, una comprensión del orden legítimo. Con este término se
refiere a las formas más estables de relación social, aquellas en las cuales las actitudes
subjetivas de los individuos que participan en ellas están orientadas por la creencia en un
orden.

En Economía y Sociedad, Weber distingue tres tipos de dominación:

a) tradicional,
b) legal y
c) carismática.

En el siguiente cuadro se pueden distinguir estas formas, así como las características de
cada una, los actores que ejercen cada una de las formas de dominación, los sometidos a
esas mismas formas, y el aparato que es utilizado por ellas:

Tipo características ejercido por sometidos aparato


Dominación Se funda en la Señores que gozan Mesnaderos o Asistentes personales
tradicional creencia en el de la autoridad súbditos
carácter legítimo personal por virtud
de una autoridad del status heredado
que ha “existido
siempre

Dominación La autoridad Profeta, héroe o Discípulos o Los funcionarios se


carismática personal también demagogo prosélitos seleccionan por el
puede emanar del carisma
polo opuesto a la
tradición.
Dominación Existe cuando un Superiores típicos Todos los Sus funcionarios están
legal sistema de reglas designados sometidos son sujetos a
es válido para los mediante iguales ante la ley, reglamentaciones que
miembros procedimientos y en el fondo fijan los límites de su
legales obedecen a la ley autoridad, establecen
controles para
supervisar el ejercicio
de la misma

A diferencia de los tipos primero y tercero (de la dominación tradicional, fundada en la


creencia en el carácter legítimo de una autoridad que ha “existido siempre”, y de la
dominación legal, que existe cuando un sistema de reglas es válido para todos los
miembros de una sociedad, quienes son iguales ante la ley, y en el fondo obedecen a la ley
más que a los encargados de instrumentarla), la dominación carismática se caracteriza por
la posesión del “carisma”, es decir, por una cualidad que pasa por extraordinaria, de una
personalidad, “por cuya virtud se la considera en posesión de fuerzas sobrenaturales o
sobrehumanas”19. Esto quiere decir que quienes poseen el carisma no son personas
comunes, “sino portadores de dones específicos del cuerpo y del espíritu estimados como
sobrenaturales (en el sentido de no ser accesibles a todos)”20.

La dominación carismática tiene sus primeras manifestaciones en los cultos religiosos de la


antigüedad. En este contexto, el carisma fue comprendido como la posesión de un don entre
los iniciados. Así, pues, “en virtud de este don, y –cuando empezó ya a ser claramente
concebida la idea de Dios- en virtud de la misión divina que en él radica, ejercieron todos
ellos su arte y su dominación”21. Quien posee el carisma, adquiere, en virtud de este, la
confianza y el reconocimiento de sus prosélitos. El dominador carismático tiene, asimismo,
la autoridad necesaria para demandar el cumplimiento de obligaciones entre sus seguidores.
En efecto, “el carisma conoce solamente determinaciones internas y límites propios. El
portador del carisma abraza el cometido que le ha sido asignado y exige obediencia y
adhesión en virtud de su misión”22.

II

La vida de García Moreno estuvo íntimamente ligada a la del pueblo ecuatoriano. Fue él
quien recibió de de la Iglesia, y por lo tanto de Dios, de quien la Iglesia es la voz
autorizada, la orden de liberar a su pueblo 23del dominio de los poderes seculares
representados por los masones; de salvarlo del efecto herético de las doctrinas protestantes,
y de acabar con el dominio opresivo de los liberales. Por este motivo, algunos autores
ecuatorianos consideraron que, después de García Moreno no hubo en Ecuador “ningún
hombre más grande”24. Incluso después de su muerte siguió considerándose a García
Moreno como el único presidente que tomó como propia la defensa de los valores más
importantes: la soberanía (a pesar de que sus detractores consideran a García Moreno un
vende-patria, y ello principalmente por la intención –no suficientemente documentada– de
convertir al Ecuador en un Protectorado francés), y la religión, de la cual fue el más
importante defensor. “Dios y Patria” sería uno de sus lemas más conocidos.

En García Moreno se pueden verificar las características de la dominación esbozadas por


Weber, quien afirmó que, para que haya dominación, deben concurrir:

1. Un individuo que domine (García Moreno)


2. Un individuo o grupo dominado (el pueblo ecuatoriano)
3. La voluntad de los dominadores cuya expresión es el mandato.
19
(Weber, 1977: 193).
20
(Weber, 1944: 848)
21
(Weber, 1944: 848).
22
(Weber, 1944: 848).
23
(Loor, 1955: VII)
24
(Gomezjurado, 1954: 56). La cita de Gomezjurado dice así: “A juicio de un buen número de católicos y
liberales americanos, el Libertador ha sido el mayor hombre de su Continente. Mas no está de acuerdo este
parecer con el de muchos católicos de América y sobre todo de Europa. Según estos, aquella primacía
pertenece al héroe de aqueste libro: a García Moreno”.
4. Evidencia de la influencia de los dominadores.
5. El testimonio directo o indirecto de esa influencia.

¿Debe, entonces, reconocerse en la figura de García Moreno al dominador carismático, o al


legislador, encargado de imponer los nuevos principios que regirían la organización política
del Ecuador?

Weber reconoce este tipo de dominación (la dominación carismática) en el poseso (cuyo
frenesí bélico podía ser utilizado como instrumento de guerra), en el chamán (en cuyo
éxtasis se daba la posibilidad de ataques epilépticos), en el fundador de una secta religiosa
(Joseph Smith, fundador de los mormones, por ejemplo), e incluso en un literato entregado
a sus éxtasis demagógicos25. Hay, no obstante, un tipo al que el sociólogo alemán le presta
particular atención, a saber: el héroe. Para Max Weber, el héroe carismático “No deriva su
autoridad, como ocurre en las “competencias” oficiales, de normas y de reglas o, como en
el poder patrimonial, de la tradición, o de la promesa de fidelidad feudal. Solo la alcanza y
la mantiene por la prueba de sus propias energías en la vida”26.

El héroe en Max Weber comprende dos tipos: el profeta y el caudillo. “¿Qué es,
sociológicamente hablando, un profeta?”27, se pregunta Weber. El profeta es el portador
personal de un carisma, quien anuncia una doctrina o un mandato divino. El profeta posee
una “vocación personal” y eso lo hace diferente al sacerdote, quien reclama autoridad por
estar al servicio de una tradición santa, y del mago, quien actúa simplemente gracias a su
don personal, a su propia magia. El profeta encarna la novedad del carisma, la verdad
revelada que será transmitida solamente a un grupo de iniciados.

¿Quienes, en la historia de la humanidad, han cumplido el papel de profetas? Weber


nombra a personajes diversos, generalmente polémicos, pero que tienen en común la
posesión de un carisma que implica la ruptura con la tradición, e incluso con el orden
legal28. Zarathustra, Jesús y Mahoma son tres de estos personajes. Los tres se caracterizan
por haber provocado importantes rupturas no solo en el pensamiento y en la organización
religiosa, sino también en la práctica política. Zarathustra fue portavoz de una serie de
doctrinas que resultaron heréticas para los habitantes de la antigua Persia 29. Jesús, el “Hijo
de Dios”, se enfrentó a las doctrinas de saduceos y fariseos pregonando un nuevo
mandamiento: el del amor. Mahoma, después de la revelación divina que recibió en el
monte Hira30, se convirtió en el más acérrimo enemigo del politeísmo que invadía las
costumbres de los antiguos pueblos del Oriente Medio.

Ahora bien, si estas son las características del profeta, ¿cuáles son las características del
caudillo? El caudillo es el auténtico líder, el líder por excelencia, reconocido porque es
capaz de hacer “acciones heroicas”31. Es el individuo más audaz, más arriesgado, aquel que

25
(Weber, 1977: 194).
26
(Weber, 1944: 850)
27
(Weber, 1977: 356),
28
(Weber, 1977: 356-357).
29
(Huart, 1957: 63).
30
(Irving, 1986: 9),
31
(Weber, 1944: 850).
tiene valentía para ofrecer su vida en martirio por una causa superior. El caudillo tiene voz
de mando y, además, capacidad de organización. Quienes ofrecen su vida lo hacen por una
causa superior, el caudillo es quien inspira la consecución de este ideal.

¿En qué categoría debería incluirse, por lo tanto, a García Moreno? ¿Es García Moreno un
héroe y dentro de este primer concepto debe ser concebido como un profeta o un caudillo?
¿Debe reconocerse en García Moreno al profeta, poseedor de la verdad divina revelada por
Dios, o al caudillo, al defensor de la patria, al inspirador de la lucha por el más grande
ideal?

Sería forzoso encerrar a este personaje en uno de esos dos conceptos, especialmente cuando
se pueden hallar rasgos de ambos –del profeta y del caudillo– en su personalidad y
actividad pública. Por lo tanto, ambas categorías son adecuadas para el análisis de este
héroe de la historia.

Pero, ¿era, en efecto, un profeta? Las razones para sostener (a partir de Weber) la
posibilidad de que García Moreno haya sido un profeta son las siguientes:

a) García Moreno propagó la “idea” por la idea misma y no por obtener gratificación 32.
Loor afirma que el mandatario se encontraba con frecuencia en situaciones
económicas precarias –incluso siendo Presidente- todo esto debido a su interés
primordial en la defensa de los valores cristianos, antes que en el propio provecho.
Si esto es verdad (ya que ese afán desinteresado es puesto en duda por sus
detractores), coincidiría con la formulación weberiana. Según Weber, “en su forma
“pura”, el carisma no es nunca para sus portadores una fuente de lucro privado en el
sentido del aprovechamiento económico en forma de un intercambio de servicios,
pero no lo es tampoco en el sentido de una retribución”33.

b) García Moreno fue objeto de reconocimiento, de confianza por parte de su pueblo,


originariamente “por medio del prodigio”34. Y ese “prodigio” consistió, más que en
la realización de milagros, en la estabilidad política que solo fue posible a través de
la represión y la fuerza. Para Max Weber, el reconocimiento, puramente fáctico, más
activo o más pasivo, de su misión personal por los dominados, en los cuales se
apoya el carácter del jefe carismático, tiene su origen en la fiel consagración a lo
extraordinario e inaudito, ajeno a toda norma y tradición y, con ello, a lo estimado
como divino. Por eso la dominación auténticamente carismática no reconoce
principios y reglamentos abstractos, no admite ninguna jurisdicción “formal”. Su
derecho objetivo es el resultado directo de la vivencia personal de la gracia celestial
y de la heroica fuerza divina35.

c) García Moreno recibió un mensaje, una revelación, e hizo de ella la única guía de
sus acciones. Como católico practicante, sintió el llamado de Dios a través de su
Iglesia en la tierra para hacer del Ecuador no solo una nación devota, sino una
32
(Weber, 1977: 357; Loor, 1955: VI).
33
(Weber, 1944: 849).
34
(Weber, 1977: 174).
35
(Weber, 1944: 851).
nación santa. De aquí proceden dos de sus principales iniciativas: 1. Emitir una
nueva Constitución, que debido al poder que otorgaba a los miembros del clero se
denominó “Carta Negra” (En el Art. 9 se establece que: “La Religión de la
República es la católica, apostólica y romana con exclusión de cualquier otra, y se
conservará siempre con los derechos y prerrogativas de que debe gozar según la ley
de Dios y las disposiciones canónicas”36), y, 2. Consagrar al Ecuador al Sagrado
Corazón de Jesús, advocación que tuvo su origen en Francia, particularmente a
través del culto que promovió la santa Margarita de Alacoque, pocos años después
de constatar los excesos de la Revolución de 1789.

Así, pues, la nueva constitución promulgada por García Moreno empieza “En nombre de
Dios, uno y trino, autor, legislador y conservador del universo”. Wilfrido Loor, uno de los
más importantes apologistas del mandatario confirma que,

así expresados con claridad los atributos divinos, no hay la menor duda de que se trata del
Dios verdadero, del que adoran los cristianos que militan bajo las banderas de la unidad y
catolicidad de Pedro, que recibió de Cristo el poder de apacentar ovejas y corderos; del Dios
que se ve con la luz de la fe, y no de ese dios falso de los racionalistas, concebido por el
liberalismo y encerrado dentro de los límites de la pobre razón humana: un dios finito que no
es Dios, y que no tiene más atributos que los que el hombre quiere darle. 37

Se podría, a partir de estas razones, sostener que García Moreno era un profeta y que
ejerció un tipo de dominación: la dominación carismática. Sin embargo, hay una serie de
razones para denominarlo caudillo guerrero. Algunas de estas razones son:

a) Antes de llegar a la presidencia, García Moreno entabló una lucha feroz contra los
gobiernos que oprimían la sociedad civil ecuatoriana, entre ellos, los gobiernos de
Juan José Flores y José María Urvina.

b) García Moreno fue promotor de la lucha contra los poderes externos, contra las
ideologías revolucionarias que, paradójicamente, provenían de Francia, la potencia
extranjera más admirada por el Presidente conservador (quien, además, realizó
estudios de Derecho en Francia), y contra los adalides del liberalismo y la
masonería, con quienes actuó de forma implacable.

c) García Moreno fue el principal caudillo en la lucha a favor de los principios


católicos y el primer defensor de la autoridad papal, representada por Pio IX. La
defensa que hizo García Moreno del Papa fue asumida luego que el gobierno de
Italia desconociera el papel político del Vaticano y promoviera la secularización de
la sociedad italiana.

En consecuencia, García Moreno posee características de profeta y de caudillo. No solo


hizo el “milagro” de salvar al país de largos años de inestabilidad política, sino que realizó
numerosos actos heroicos, convirtiéndose, además, en un héroe de la Iglesia. Más allá de
esta distinción entre profeta y caudillo, hay una característica primordial del héroe
36
Loor, 1955: VI
37
. (Loor, 1955: VI
carismático: mejorar la vida de sus seguidores. Así, pues, Weber diría sobre el héroe
carismático que,

si quiere ser un profeta, debe hacer milagros; si quiere ser un caudillo guerrero, debe realizar
acciones heroicas. Pero ante todo debe “probar” su misión divina por el hecho de que a las
personas que a él se consagran y en él creen les va bien. Cuando no ocurre tal cosa, no es ya
manifiestamente el señor que ha sido enviado por los dioses. 38

Si se trata de mejorar la vida de sus seguidores, en hacerla “algo mejor”, los efectos de la
obra de García Moreno no pueden sino considerarse beneficiosos para los pobladores del
Ecuador de aquel entonces. Y en este sentido, hasta los detractores están de acuerdo con los
logros del garcianismo en materia de obras públicas, especialmente en sanidad y educación.
La inmensa obra pública desarrollada por García Moreno, que incluye la creación de
carreteras, de hospitales, la mejora de la educación, la creación de universidades, el inicio
de la construcción del ferrocarril, etc., es prueba contundente de la forma en que mejoró la
vida de la población. La educación fue el más importante de los ejes de la obra de García
Moderno. Se puede hablar de una reestructuración completa del sistema educativo que
incluye la creación de colegios secundarios, tanto para hombres como para mujeres, la
educación bilingüe (español-kichwa), la creación de la Politécnica Nacional, la
reestructuración de la Universidad Central, la creación del Observatorio Astronómico de
Quito, etc.

Para mejorar el nivel educativo, García Moreno trajo profesores jesuitas del extranjero,
especialmente de Alemania, entre los cuales se pueden nombrar al destacado geólogo
Theodor Wolf, y al profesor Johann Menten, para impartir clases en las universidades
ecuatorianas, elevando notablemente el nivel de la educación superior y convirtiendo a las
universidades ecuatorianas en las mejores de América del Sur39.

Una característica primordial del dominador carismático es que tenga un grupo de


seguidores que estén dispuestos a “dar la vida” por el mensaje que este proclama. Entre los
seguidores de las propuestas garcianas se pueden hallar los católicos practicantes, los
terratenientes, y los miembros de las comunidades religiosas, especialmente los jesuitas
(aunque sus detractores establecen una relación contraria y afirman que los jesuitas no
fueron sus seguidores, más bien el Presidente fue un títere de los jesuitas 40. En la Compañía
de Jesús, García Moreno halló el personal idóneo para cambiar las estructuras caducas de
una sociedad envuelta en una serie de conflictos políticos que no habían cesado desde los
primeros años de la vida republicana del Ecuador. Weber afirmaría sobre la disposición de
los jesuitas a la renuncia al interés personal lo siguiente:

Con el fin de poder cumplir su misión, los portadores del carisma –tanto el señor como sus
discípulos y los secuaces- deben actuar desvinculados de este mundo, de todos los cometidos
ordinarios y de todo deber familiar. La exclusión de la aceptación de cargos eclesiásticos por
el estatuto de los jesuitas, la prohibición de poseer bienes para los miembros de la Orden o
inclusive –como ocurría según la regla primitiva de San Francisco- para la Orden misma, el
38
(Weber, 1944: 850)
39
Un análisis exhaustivo de los logros en materia educativa fue realizado por Julio Tobar Donoso en su obra
García Moreno y la Instrucción Pública (1940).
40
Barreto, 1982).
celibato del sacerdote y de los caballeros de una orden, el celibato de hecho de numerosos
portadores de un carisma profético o estético constituyen expresiones del “apartamiento
mundano” por parte de aquellos que tienen una participación (kleros) en el carisma” 41.

Además de las razones antes mencionadas que hacen de García Moreno un héroe, y,
específicamente, un caudillo guerrero, debe citarse una de particular importancia: la de su
predisposición al martirio. Severo Gomezjurado, su más famoso biógrafo jesuita, menciona
el conocimiento que tenía el Presidente de su próximo asesinato. La famosa frase “Dios no
muere” es el ejemplo más claro de su resolución a aceptar el martirio como la experiencia
que coronaría su obra en el Ecuador. Con esas palabras “adquirió un puesto que no le será
arrebatado en la historia del Pueblo Ecuatoriano (sic), para vivir en el templo de la
inmortalidad”42.

III

El martirio consiste en renunciar a la vida por una causa considerada justa. Dos días antes
de su asesinato, García Moreno tuvo noticia del complot que se operaba en su contra. Es
difícil saber de dónde obtuvo tal información, pues no hay testimonio de un informante que
haya anunciado los esfuerzos de los conspiradores para quitar la vida al gobernante. Manuel
Gálvez, biógrafo del Presidente ecuatoriano, recogió la siguiente confesión de García
Moreno a su amigo Juan Aguirre: “Voy a ser asesinado. Soy dichoso de morir por la Santa
Fe. Nos veremos en el cielo”43. ¿Milagro?, ¿acto profético lógica y racionalmente
inexplicable? El caso es que García Moreno conocía su destino y que su muerte daría inicio
a una de las persecuciones más encarnizadas contra la fe y la religión.

El anuncio del Vicepresidente de la República, Francisco Javier León, de la muerte del


Presidente ecuatoriano, rezaba así44:

COMPATRIOTAS:
El más atroz de los crímenes se acaba de perpetrar por viles asesinos.
En conformidad con lo que dispone nuestra carta fundamental me he
encargado del poder Ejecutivo: contando con el patriotismo de los
ecuatorianos para salvar nuestra religión e instituciones. Propietarios,
artesanos, hombres honrados confío en que vosotros me ayudaréis.
DIOS NO SE MUERE eran las palabras que tenía en sus labios la
ilustre víctima.
Quito, agosto 6 de 1875.
Francisco Javier León

Son varios los autores que recogen los hechos relacionados con el asesinato de García
Moreno. Loor atribuye el crimen a una conjuración de varias fuerzas políticas que incluye a
liberales y masones. Es el asesinato el punto de partida de una serie de explicaciones, de
interpretaciones y de conjeturas sobre la vida y obra de García Moreno que rayan muchas
41
(Weber, 1944: 850)
42
(Gomezjurado, 1981: 87
43
(Gálvez, 1942: 364).
44
El Original de este documento se halla en el archivo de los padres jesuitas de Cotocollao (Biblioteca Aurelio
Espinosa Pólit).
veces en lo absurdo, lo fantástico y lo legendario. Según los documentos correspondientes a
los interrogatorios y posterior juicio de los acusados del magnicidio, uno de los primeros
móviles del asesinato era evitar el tercer periodo presidencial de un hombre “tirano y
fanático”. Otro de los móviles, recogido por Benjamín Carrión en su obra El santo del
patíbulo fue el crimen pasional.

La versión más conocida del asesinato del mandatario es aquella donde se afirma que el
colombiano Faustino Lemos Rayo, en el afán de reivindicar su honor, mató al amante de su
esposa, una mujer con quien García Moreno mantuvo relaciones durante el tiempo que
Rayo estuvo en el Oriente, por orden del mismo Presidente 45. Los detractores del Presidente
defendieron durante años esta versión, a diferencia de los apologistas, quienes consideraron
que el crimen fue el producto de una conspiración de carácter internacional, una
conspiración liberal-masónica que, incluso, había puesto precio a la cabeza del mandatario.

Los documentos relativos al juicio, la mayoría de los cuales se halla en la biblioteca de los
padres jesuitas de Cotocollao, permiten seguir paso a paso los hechos relacionados con el
complot. Los responsables del crimen fueron miembros de familias distinguidas, de
aristócratas de Colombia y Ecuador. Muchos de ellos fueron gente seducida por ideas
liberales. No fue simplemente Rayo el asesino, fueron seis los principales responsables, y
son muchos más todos los que de alguna manera, directa o indirectamente estuvieron
relacionados con el crimen.

Roberto Andrade, uno de los asesinos, recoge con detalle los recuerdos del día del asesinato
y escribe dos obras importantes: Montalvo y García Moreno, y El seis de agosto. Ambas
obras fueron escritas en el exilio de Andrade en México 46. Andrade menciona el nombre de
veintidós hombres involucrados en el crimen del seis de agosto. Por lo tanto, el asesinato no
fue -como generalmente se comenta- ideado y ejecutado por una sola persona, sino por todo
un grupo. Sin embargo, no faltó algún autor que, como Juan Montalvo, se atribuyera el
papel intelectual y la inspiración del crimen. El autor ambateño sostiene, por ejemplo, en su
libro Las Catilinarias que,

La pluma convence, conmueve, exalta: yo convencí, conmoví, exalté a los jóvenes, y el 6 de


agosto fue “La Dictadura Perpetua”, la sentencia de García Moreno. Andrade, Moncayo,
Cornejo, encerrados con luz artificial a mediodía, leían y renovaban mil veces su juramento
de matar al tirano y libertar a su patria: leían, y urdían la conjuración, y hacían prosélitos y el
puñal de la salud andaba en treinta brazos, y esta fue vasta y grande, y cayó el tirano, cayó. 47

Sin embargo, años después de la composición de Las Catilinarias, el mismo Montalvo se


lamentó de la muerte del “tirano” y del papel que pudo haber tenido en su asesinato. Pío
45
(Carrión, 1959: 706).
46
En la primera recoge los nombres de todos los involucrados y los señala de esta manera: “Los conjurados,
entre los cuales me hallaba yo, fueron los siguientes: Manuel Cornejo Astorga, Rafael Portilla, Simón
Cárdenas, Dr. Manuel Polanco, Gral. Francisco Hipólito Moncayo, Abelardo Moncayo, Dr. Teodoro
Moncayo, Gral. Rafael Barriga, Adriano Montalvo, Dr. Roberto Arias, Dr. Agustín L. Yerovi, Juan Elías
Borja, Cnel. José Antonio Polanco, Rafael Gonzalo, Dr. Manuel Martínez Aparicio, Miguel Gortaire,
Florentino Uribe, Cnel. N. Cox, Capitán Luis Jarre, José Bermeo, Francisco Bermeo, Comandante Pío
Molineros. Muchos de estos tenían amigos, a quienes no pude yo conocer” (Andrade, 1970: 326).
47
(Montalvo, 1925: 79).
Jaramillo Alvarado da prueba de ello cuando recuerda en un homenaje póstumo a
Montalvo:

Contrariamente, cuando recuerda a su poderoso adversario, es para reconocer sus méritos y aún
para dolerse de su eliminación. Y es que Montalvo no pudo haber desconocido que en la
tramoya de aquel drama sangriento, los jóvenes liberales que fueron llevados al escenario,
resultaron en el proceso simples marionetas puestos allí para cargar con una complicidad, pues
los hilos de la conspiración estaban en las manos de uno de los Ministros de García Moreno que
aspiraba al poder, y la inquina de Rayo y el candor tiranicida de los ilusos jóvenes liberales solo
se utilizó hábil y siniestramente, no para escarmentar una tiranía, como dice en su literatura
Montalvo, sino para escalar el poder, con un crimen inútil. 48

IV

Según los defensores del Presidente, la fama de tirano y fanático de García Moreno tenía su
origen en los escritos de los conspiradores, algunos de ellos, masones (Montalvo, entre
ellos). La lucha contra la masonería fue uno de los puntos centrales de su política interior.
Las células masónicas fueron duramente perseguidas y destruidas durante su mandato. De
aquí que la conspiración masónico-liberal haya sido impulsada, no desde Ecuador, sino
desde Colombia, tierra natal de Rayo y de Andrade. Testimonio de la lucha de las fuerzas
garcianas contra la masonería lo dan los mismos masones, quienes afirman que

El dominio absoluto de la teocracia en toda la política y en la vida pública y privada del país
ha sido la causa de que hasta 1866 no hubiese podido existir cuerpo alguno masónico en la
república. Los masones eran allí encarnizada y brutalmente perseguidos por el clero católico
que se había constituido en señor indiscutible del gobierno y de los ciudadanos. 49

A las voces detractoras del “tirano” se suma la de Benjamín Carrión, quien dedicó veinte
años de su vida50 a escribir la biografía del “déspota” ecuatoriano. La relación afectuosa de
Carrión con la Unión Soviética fue, según Gomezjurado, la causa de las críticas ardientes al
presidente conservador. En El Santo del Patíbulo, Carrión comenta cómo, junto a un grupo
de intelectuales hispanoamericanos, se propuso desenmascarar a los tiranos de los países de
América, abrir un nuevo frente de lucha “por medio de libros que contengan la biografía del
tirano que, en el pasado de cada una de nuestras tierras, haya significado y siga significando
la expresión esencial del despotismo y la lucha”51.

Si García Moreno fue temible y castigó con mano dura la rebelión –dicen los apologistas-
fue porque las circunstancias del Ecuador de aquella época así los requerían. De aquí que el
jesuita español Constantino Bayle en La cruz y el dólar. Propaganda protestante en la
América española, haga, años después del asesinato y viendo las consecuencias de la falta
de estabilidad política en el Ecuador, la siguiente pregunta:

¿Dónde se ha ido la obra de García Moreno? Y el fruto de echarla abajo en nombre de la


libertad, que asesinó al “tirano”, son las incontables revoluciones que tronchan, en aras de la

48
(Jaramillo, 1932: 300).
49
(Frau, 1976: 372).
50
(Carrión, 1959: 7)
51
(Carrión, 1959: 7).
ambición personal y de los rencores político-religiosos, los genuinos anhelos de aquel pueblo
genuino y cristiano.52

Ahora bien, ¿podrían justificarse, desde la perspectiva weberiana, las acciones de García
Moreno, especialmente las que conllevaron el uso de la fuerza?

A partir de la obra de Max Weber se podrían fácilmente justificar las acciones “tiránicas”
del mandatario ecuatoriano, sobre todo aquellas que tienen relación con la aplicación de la
fuerza con el objetivo de mantener el control del Estado. Hay dos conceptos weberianos
que justificarían tal acción. El primero es el concepto de sociedad política. Para Max
Weber, la sociedad política es aquella “cuya existencia y cuyo orden están protegidos
continuamente, dentro de un área territorial determinada, por la amenaza y la aplicación de
fuerza física por parte del personal gubernativo” 53. Pero hay un concepto aún más
importante y que apela a un uso de la fuerza con carácter legítimo, este es el concepto de
Estado. Para Weber, una organización política se convierte en “Estado” cuando llega a
ejercer efectivamente un monopolio legítimo sobre el uso organizado de fuerza dentro de
un territorio determinado.

Según Max Weber, las interrelaciones entre lo “jurídico”, lo “religioso” y lo “político”


tienen una importancia decisiva para las estructuras económicas y para el desarrollo
económico. En Weber, existe “ley” o “derecho” donde un convencionalismo está
respaldado, no simplemente por unas sanciones difusas e informales, sino por individuo, o
más generalmente por un grupo, que tiene el deber y la capacidad legítima de aplicar
sanciones contra transgresores. Las formas de dominación, especialmente la legal, se
pueden reconocer en el Estado moderno, Estado que comprende los siguientes elementos:

Orden legal Orden administrativo y jurídico sujeto a cambios mediante una legislación

Burocracia Un aparato administrativo que maneja los asuntos oficiales según una
regulación legislativa

Jurisdicción Una autoridad legal sobre todas las personas


sobre un
territorio

52
(Bayle, 1930: 170).
53
(Weber, 1977: 123).
Monopolización Legitimación para el uso de la fuerza dentro de su área
del uso legítimo
de la fuerza

Hay una serie de razones para considerar a García Moreno un legislador, un dominador
legal. Su intención de crear una nueva Constitución, la misma que sería aprobada
multitudinariamente, confirma el carácter de legislador de García Moreno. La Constitución
de 1869, que según Wilfrido Loor54 fue un caso único en la República, no solo fue aprobada
por la Asamblea, “sino también por el pueblo sometido al sufragio popular”. García
Moreno se refiere a su nueva Constitución en estos términos:

Entre el pueblo arrodillado al pie del altar del Dios verdadero y los enemigos de la Religión
que profesamos, es necesario levantar un muro de defensa; y esto es lo que me he propuesto y
lo que creo esencial en las reformas que contiene el proyecto de Constitución. Por lo que toca
al ensanche de las instituciones del Poder Ejecutivo, la razón y la experiencia han puesto
fuera de duda que un gobierno débil es insuficiente en nuestras agitadas Repúblicas, para
preservar el orden contra los que medran en los trastornos políticos. 55

El presidente García Moreno había creado las condiciones necesarias para que su poder no
solo carismático, sino legal, se consolidara y se legitimara en la aceptación de sus electores.
Electores entre los que se encontraban propietarios de la tierra, hombres piadosos, mujeres
de fe (beatas), etc. Esto se verificó en la aprobación de la Constitución de 1869. Como
afirma Loor,
Esta Constitución aprobada por la Asamblea fue también aprobada, (caso único en la
República) por el pueblo en plebiscito sometido al sufragio popular, por 13.640 votos
afirmativos contra 514 negativos, según escrutinio practicado por la Corte Suprema en 27 de
junio (1869).56

Entonces, ¿es García Moreno un héroe carismático o un legislador?

Para Weber es necesario distinguir la categoría de dominador carismático, y en particular,


de profeta, de la de legislador. Weber entiende a este último como “una personalidad
encargada de ordenar sistemáticamente un derecho o establecerlo de nuevo”. Weber toma el
término aisymneta del griego antiguo. El aisymneta “debe llevar a cabo la nivelación de
clases y crear un nuevo derecho “sagrado” válido para siempre, y atestiguarlo como
divino”57. La organización de una República ecuatoriana con un Dios nacional único, y la
elaboración de un código (la Carta Negra) que sea reconocido como derecho sagrado, son
obras de García Moreno. Por lo tanto, desde esta perspectiva, el papel de García Moreno
como legislador prevalecería sobre su papel de profeta.

54
(Loor, 1955: VII)
55
(Loor, 1955: VI).
56
(Loor, 1955: VII).
57
(Weber, 1977: 358).
Conclusión

La figura de García Moreno ha sido objeto de numerosas interpretaciones, tanto de


apologistas (Gómezjurado, Loor, Berthe) como de los detractores (Andrade, Barreto,
Montalvo, Carrión), debido a la imparcialidad de las mismas ha sido necesario acudir a un
modelo teórico que permita tener una imagen más clara e imparcial del mandatario. Este
modelo se halla en la obra de Max Weber (Weber, 1977). Desde está última disciplina se
puede concebir a García Moreno como un actor político reconocido por el pueblo
ecuatoriano. Cuando se analiza la figura de García Moreno a partir de los tipos de
dominación es difícil diferenciar al actor carismático del legislador. Sin embargo -y como
Weber reconoce- el García Moreno histórico reúne las características propias de un
aisymneta, es decir, de un legislador, antes que la de un profeta.

Con la muerte de García Moreno, no hubo una voz firme y una mano dura como la del
mártir para frenar el auge del liberalismo masónico. Sin embargo, su papel en la historia
ecuatoriana es tan profundo que sigue identificándose al Ecuador con un país de corte
conservador
Constantino Bayle afirma el autor que

El grave, el gravísimo peligro para la patria de García Moreno está en la escuela oficial laica,
que a la larga sembrará el ateísmo; está en la masonería encaramada en el poder, dueña de la
prensa y del comercio; Guayaquil es ciudad medio masónica; descorazonan los datos acerca
de este punto. “Aquí, en Quito, va a inaugurarse la gran logia, cerca del teatro, un magnífico
templo…” son palabras de carta particular. 58

Sin embargo, a pesar del temor que encierra la descripción de Bayle en 1930, sería
incorrecto afirmar que las fuerzas liberales masónicas llegaron algún día a afincarse. El
carácter conservador del ecuatoriano, carácter que se evidencia claramente en la figura de
García Moreno, ha sido el principal impedimento en la consolidación de los fines
revolucionarios a tal punto que los esfuerzos de la revolución socialista no fueron más que
la prolongación de las luchas liberales cuyos anhelos nunca se consolidaron (Polo, 2010:
50).
Y es en el escenario de este país conservador, empapado de religión y de fe, en Ecuador,
donde fue posible iniciar el proceso de beatificación del Presidente. El acta de beatificación
de García Moreno fue promovida por el padre Julio María Matovelle (Loor), y el culto a la
personalidad del líder carismático sigue despertando apasionados debates.
Bibliografía:

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58
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Otros:
Museo “Jacinto Jijón y Caamaño” de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador
Archivo de la biblioteca “Aurelio Espinosa Pólit” de Cotocollao.

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