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EL CASCABEL DEL GATO

Una familia de ratones vivía en la cocina de una enorme casa. Ellos eran muy felices, hasta
que un día la dueña del hogar adoptó un lindo gatito. El gatito creció y se convirtió en un
gran cazador que estaba siempre al acecho.
Cansados de vivir en peligro, los ratones se reunieron para ponerle fin a tan difícil
situación.
En la reunión se discutieron muchos planes, pero ninguno parecía ser bueno. Por fin un
joven ratoncito se levantó y dijo:
—Tengo un plan muy sencillo, pero puede ser exitoso. Atemos un cascabel al cuello del
gato y por su sonido sabremos siempre el lugar donde se encuentra.
La ingeniosa propuesta fue acogida por todos los ratones. De repente, un viejo y sabio ratón
se levantó y les preguntó:
– Muy bien, pero ¿quién de ustedes le pone el cascabel al gato?
Todos los ratones se quedaron calladitos.
Moraleja: Es más fácil decir las cosas que hacerlas.
EL DOCTOR Y EL ENFERMO
Habia en el hospital donde un doctor le preguntaba a un enfermo, cuales eran los síntomas
de su mal que el padecia, a lo que el enfermo le contestó:

- Doctor, he sudado más que otras veces", donde de inmediato el médico le respondió
diciéndole:

- Eso está bien.

El doctor regresó al dia siguiente y le volvió a hacer la misma pregunta al enfermo por su
salud, donde nuevamente el paciente le contestó:

- Doctor, tiemblo y siento constantes escalofríos -

Donde nuevamente el médico le dijo:

- Eso está bien y se retiró del lugar.

Al otro día, el médico volvió para ver al enfermo, y por tercera vez le interrogó por su mal.
El enfermo esta vez respondió:

- Doctor, he tenido esta vez diarrea -

- Eso está bien -dijo el médico, y nuevamente se marchó.

Luego más tarde, vino un pariente a ver al paciente y le preguntó por su salud, a lo que el
enfermo respondió:

-"Me muero, a fuerza de estar bien".

Moralejas de la Fábula el enfermo y el doctor:

Esta fábula nos enseña que cuando uno tiene una profesión hay que tomarlo en serio y
no de una manera tan irresponsable que pueda llevar en muchos casos a afectar a las
demás personas, como en el caso de la fábula poner en riesgo la vida del paciente. En
otros casos las personas que nos rodean nos juzgan por las apariencias no sabiendo en
realidad lo que sentimos dentro de nosotros.
EL CIERVO, EL MANANTIAL Y EL LEÓN
Agobiado por la sed, llegó un ciervo a un manantial. Después de beber, vio su reflejo en el
agua. Al contemplar su hermosa cornamenta, se sintió orgulloso, pero quedó descontento
por sus piernas débiles y finas. Sumido aún en estos pensamientos, apareció un león que
comenzó a perseguirlo. Echó a correr y le ganó una gran distancia, pues la fuerza de los
ciervos está en sus piernas y la del león en su corazón.

Mientras el campo fue llano, el ciervo guardó la distancia que lo salvaba; pero al entrar en
el bosque sus cuernos se engancharon a las ramas y, no pudiendo escapar, fue atrapado por
el león. A punto de morir, exclamó para sí mismo:

-¡Desdichado! Mis pies, que pensaba me traicionaban, eran los que me salvaban, y mis
cuernos, en los que ponía toda mi confianza, son los que me pierden.

Moraleja: Nos ayuda quien no sospechamos, mientras los que adulamos no se asoman.

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