Sunteți pe pagina 1din 13

Tema 20: El conocimiento histórico. Tiempo histórico y categorías temporales. El historiador y las fuentes. Explicación y comprensión de la historia.

TEMA 20: EL CONOCIMIENTO HISTÓRICO. TIEMPO HISTÓRICO


Y CATEGORÍAS TEMPORALES. EL HISTORIADOR Y LAS
FUENTES. EXPLICACIÓN Y COMPRENSIÓN EN HISTORIA.

1- LA HISTORIA Y EL CONOCIMIENTO HISTÓRICO.


2- EL ESPACIO Y EL TIEMPO: COORDENADAS DE LA HISTORIA.
3- LA INVESTIGACIÓN HISTÓRICA.
4- NATURALEZA, TIPOLOGÍA E IMPORTANCIA DE LAS DISTINTAS
FUENTES HISTÓRICAS.
5- EL HISTORIADOR Y LAS FUENTES.
6- LA EXPLICACIÓN EN LA HISTORIA.
7- FUNCIONALIDAD DE LA HISTORIA.
8- LA ENSEÑANZA Y COMPRENSIÓN EN LA HISTORIA.
9- CONCLUSIONES.
10- BIBLIOGRAFÍA

©OPOSICIONGH, 2001-2005.TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.


Tema 20: El conocimiento histórico. Tiempo histórico y categorías temporales. El historiador y las fuentes. Explicación y comprensión de la historia.
2

1- La Historia y el conocimiento histórico.


La Historia nos proporciona conocimientos significativos sobre el pasado de las sociedades
humanas, con una perspectiva básicamente dinámica y poniendo especial atención en los cambios
que se han ido originando en ellas a lo largo del tiempo.
Ello nos permite concebir la Historia como un progreso, en el que no se avanza siempre de
manera continuada, simultánea e igual para toda la Humanidad, y en el que, a menudo, se producen
retrocesos. Este progreso se concreta en el conjunto de conocimientos que el legado histórico
conforma la sociedad actual y en el hecho de que ese legado puede ser proyectado hacia el futuro.
En este sentido, el presente que vivimos se concibe como algo inacabado, configurado a
partir de esa herencia histórica, sobre el que los hombres y mujeres pueden y deben actuar para
proyectar y modelar el futuro. Tras la noción del “fin de la historia” que surgió con posterioridad a
la caída del comunismo, acontecimientos tan relevantes como las guerras de Afganistán e Irak, o el
nuevo orden mundial surgido tras el 11-S, el cuestionado papel de la ONU, etc., son aspectos que
vienen a demostrar que la historia no se ha disuelto en un espacio homogéneo, donde ya no pase
nada relevante que conduzca a profundos cambios estructurales.
Lo que es el mundo en la actualidad, los grandes proyectos nacionales y supranacionales que
definen el presente de los distintos grupos sociales, así como los problemas más acuciantes que les
afectan, tienen sus raíces en el pasado y son, en parte, el resultado de una determinada trayectoria
histórica. Por ejemplo, el problema actual de los Balcanes tiene una dimensión histórica que, como
mínimo, nos haría remontarnos a la expansión de los turcos selyúcidas por el área Balcánica en
detrimento del Imperio Bizantino (a su vez resultado de la división del Imperio romano por parte de
Diocleciano), con la islamización parcial de un ámbito antes de religión ortodoxa y católica bajo el
Imperio Otomano, que a su vez es el "gran pastel" por el que pugnan diversos estados ante lo
evidente de su crisis ya a finales del siglo XIX, condición capaz de desencadenar en última instancia
la primera guerra mundial, y de ser un ámbito inestable que tras la Segunda Guerra Mundial pasa a
ser unificado en su mayor parte bajo un artificial país, "Yugoslavia" (tras la masacre racial y de
trasfondo pronazi de los croatas a los serbios) en el que el peso de los aspectos raciales, religiosos y
culturales gestados como vemos a lo largo de un complejísimo proceso histórico es determinante
sobre su presente.
Conocer el pasado es posible, pero, para ello, es necesario recorrer el camino adecuado
(correcta utilización e interpretación de fuentes) usar unos procedimientos (técnicas específicas) que
nos ayuden a establecer niveles de lectura coherentes (sin pretensión excluyente) del pasado.
La Historia puede ser definida como una ciencia social que estudia los acontecimientos del
pasado, pero no todos, sino los más significativos, trascendentes e importantes, en un tiempo y
espacio concretos. La noción, debida a la Escuela de los Annales, de "Historia total", no debe
confundirse con el estudio indiscriminado de cualquier aspecto no importante o definitorio del
pasado, error en el que la actual historiografía de sesgo comercialista incurre con frecuencia.
La Historia no trata de la vida de personas concretas aisladamente, ni tampoco de aspectos
parciales de su comportamiento: no tiene ningún sentido estudiar la historia del vestido si no es para
inscribir este item parcial en un decurso histórico más amplio, capaz de definir lo esencial del
período historiado: todo conocimiento histórico del pasado es recursivo y válido pero en la medida
en que se integra en un corpus más significativo de conocimientos sobre dicha sociedad histórica. La
Historia, por tanto, se ocupa de las personas en sociedad. Éstos son los sujetos de la Historia, los
que producen los hechos, que clasificamos generalmente en políticos, sociales, económicos y
culturales.
Por eso, la misión del historiador es trabajar sobre los hechos históricos más importantes
que han realizado los hombres y las mujeres en el pasado, especialmente aquellos con mayor
trascendencia sobre el presente y el futuro.
La Historia es una ciencia social y disciplinar:
- El historiador utiliza el método científico, aplicado al campo de las Ciencias Humanas.
- Sus conclusiones deben ser suficientemente argumentadas y probadas.
- Se basa en fuentes de las que emana la información necesaria para que, con las estrategias, técnicas
y medios adecuados, el historiador analice los hechos históricos, los estructure y saque

©OPOSICIONGH, 2001-2005.TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.


Tema 20: El conocimiento histórico. Tiempo histórico y categorías temporales. El historiador y las fuentes. Explicación y comprensión de la historia.
3

conclusiones.
En la Historia confluyen otras ciencias y, a su vez, la Historia se apoya en el estudio de estos
saberes.
Los hechos históricos son el resultado de la vida en sociedad de los diversos grupos
humanos. Los hechos aparecen interconexionados en un momento temporal de la realidad histórica
-sincronía- y en interdependencia con lo ocurrido antes y después de ese momento histórico
-diacronía-.
La historia, pues, es una ciencia del cambio (movimiento y devenir) de las sociedades
humanas, en continua construcción.

2- El espacio y el tiempo: coordenadas de la Historia.


Toda formación social necesita un espacio geográfico para desenvolverse, una dimensión
espacial con unas determinadas características que influyen en las condiciones de vida de los seres
que allí viven.
Las teorías deterministas afirman que el medio hace y condiciona de forma absoluta a
quienes habitan dentro de él. Frente a estos postulados, la teoría posibilista defiende que los
condicionamientos nunca son absolutos, porque el ser humano siempre puede elegir entre varias
respuestas: puede rechazar, aceptar, seleccionar o modificar su hábitat.
El tiempo es la otra dimensión donde se extiende la Historia. Los acontecimientos se
suceden unos tras otros; pueden ser simultáneos o no. El tiempo es la vez continuo y sujeto a
perpetuo cambio. Cada hecho histórico tiene su propio tiempo, es decir, su propia duración y ritmo.
Por ejemplo, el ritmo histórico de los acontecimientos antes del siglo XIX, la evolución de las
mentalidades y cambios sociales y económicos es menor que a partir de este momento. El ritmo del
desarrollo económico operado en España a partir de los años 60 es diferente del ritmo de la
democratización política, que se produce mediados los años 70.
La cronología sitúa los hechos históricos en el marco temporal concreto y preciso. Relojes,
calendarios y períodos cronológicos son instrumentos para medir el tiempo según vaya su duración
de menos a más. La dificultad reside en la existencia de hechos que resultan difíciles de datar, al no
saber con precisión su comienzo y terminación: ¿podemos establecer con precisión cuándo comenzó
la incorporación de las españolas al sector secundario y terciario en España? Los límites temporales
dependerán, en este caso, de los criterios cuantitativos establecidos.
Por otro lado, podría distinguirse entre distintos tempos de desarrollo histórico, siguiendo el
esquema ya clásico esbozado por F. Braudel y otros historiadores de los Annales:
- Tiempo corto o coyuntural: se referiría a las variaciones inmediatamente establecidas por una
circunstancia concreta, de tipo coyuntural. Por ejemplo, la nueva situación política de una región
cuando es conquistada por otra nación; o la novedad que introduce la aprobación de un nuevo
sistema electoral (como la introducción en 1931 del voto femenino en España, que contribuyó a
variar potencialmente la relación de fuerzas políticas ante las urnas).
- Tiempo medio: apelaría a las variaciones que no son debidas tanto a un hecho aislado como a una
variación algo más profunda del sustrato sobre el que historiamos. Por ejemplo, la irrupción del oro
de España proveniente de Hispanoamérica introdujo a medio plazo toda una serie de cambios
económicos internacionales, como puede ser la producción de ciclos inflacionarios internacionales.
- Tiempo largo: se refiere a las variaciones estructurales o modificaciones profundas acaecidas en un
contexto histórico determinado: por ejemplo, el paso de la sociedad de antiguo régimen a la
sociedad contemporánea, no tan delimitable como los tiempos anteriores, más abierto. Por poner un
ejemplo significativo, el propio Fernand Braudel escribió en 1967 una obra, Las civilizaciones
actuales, en la que intenta explicar el presente de las grandes áreas espaciales-culturales
("civilizaciones": el Islam, el continente negro, Extremo Oriente, el nuevo Mundo, la Europa del
Este) precisamente desde el punto de vista de los elementos de continuidad que, a través de varios
siglos, se han ido manteniendo como constantes. El estudio del espacio, de los grandes ritmos, del
tiempo largo, de lo estructural, han permitido a Braudel la comprensión de los distintos universos
humanos (comenzando por lo que fue su primer campo de aplicación de este concepto de tiempo

©OPOSICIONGH, 2001-2005.TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.


Tema 20: El conocimiento histórico. Tiempo histórico y categorías temporales. El historiador y las fuentes. Explicación y comprensión de la historia.
4

largo: el Mediterráneo -en El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe I, de


1949) en su conjunto geográfico y en su realidad humana percibida como totalidad.
En Historia se utiliza la periodización para señalar el paso del tiempo. La adopción de un
período cronológico determinado depende de convenciones elegidas de antemano. Así, por ejemplo,
hablamos de Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea, como "partes"
didácticas, útiles en la explicación del conocimiento histórico, pero muy difíciles de fecha con
exactitud.

3- La investigación histórica.
La investigación histórica constituye el procedimiento básico para construir la Historia. Se
efectúa por medio de unos métodos y técnicas que operan sobre una fuentes. Con todo ello, el
historiador construye un modelo o construcción simplificada, destinada a explicar cómo evolucionó
una determinada realidad histórica.
El camino intelectual primario e ineludible que sigue el historiador es el método científico.
Constituye un procedimiento regular, explícito y objetivo, un conjunto de operaciones intelectuales
de ordenación y evaluación de la materia prima de la Historia (las fuentes), en las que se aplican
unas técnicas para permitir el conocimiento propuesto mediante la formulación de unas hipótesis.
Las hipótesis son una suposición sobre algo que tenga posibilidad de resolverse: una anticipación a
la experiencia, una idea preconcebida, un aserto teórico mediante el cual se interpretan y explican
los sucesos pasados. Cuando mayor claridad y calidad presenten las hipótesis, más acertadas y
significativas serán las respuestas halladas.
El método científico constaría de las siguientes fases:
1- Disponer de datos
2- Formular el problema: suprimir aspectos no esenciales; convertirlo en significativo y solucionable.
3- Efectuar las hipótesis: examinar y clasificar los datos disponibles; efectuar relaciones.
4- Verificar las hipótesis: recopilar, ordenar, analizar las fuerzas.
5- Establecer una conclusión: encontrar esquemas significativos o relaciones.
6- Extender la conclusión: probarla frente a nuevas pruebas; generalizar resultados y establecer
teorías.
7- Presentar y difundir las conclusiones.
El método científico aplicado por el historiador es a la vez hipotético y deductivo. A partir
de unos hechos significativos, particulares, se sientan unas hipótesis que los expliquen
satisfactoriamente (inducción) Las hipótesis se pone a prueba mediante la observación de nuevos
datos, para adoptarlos como verdaderos (deducción). Si la experiencia no confirma la hipótesis,
deberá modificarse hasta que así ocurra, para, finalmente, adoptar las conclusiones oportunas.
Las conclusiones, además de ser probadas, debe ser aceptadas como válidas por los
historiadores -independientemente de que sean provisionales-, pues están sometidas a cualquier
nuevo aporte de datos empíricos y teorías que las invalidan.
Con el método científico, describimos, comprendemos y explicamos los hechos. La
descripción define y enumera los caracteres de los acontecimientos. La compresión interpreta el
significado de esos caracteres dentro de su respectivo contexto.
Para ello, tiene también que explicarlos, contestar a la pregunta: ¿por qué se produjeron? La
explicación puede ser de diferente tipo: casual (por causas o antecedentes), teleológica (por fines u
objetivos consecuentes), genética (cadena de hechos imbricados unos en otros), etc.
Las ciencias colaboran una con otra para la consecución de sus fines particulares. La
Historia, dado su objeto, ostenta un marcado carácter interdisciplinar y, por tanto, maneja conceptos
teóricos, nociones, métodos y resultados de otras disciplinas, denominadas ciencias auxiliares.
Por ejemplo, pueden interpretar una realidad histórica siguiendo un método o modelo
estructural -sistema cuyos elementos son solidarios: si uno cambia, repercute en los demás-,
funcional -sistema autorregulador en sí mismo, las contradicciones ayudan a mantener el sistema-,
dialéctico -sistema que evoluciona mediante las contradicciones o luchas entre contrarios, surgidos
dentro de él.

©OPOSICIONGH, 2001-2005.TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.


Tema 20: El conocimiento histórico. Tiempo histórico y categorías temporales. El historiador y las fuentes. Explicación y comprensión de la historia.
5

Asimismo, el historiador puede seguir un método narrativo, en el cual la sucesión de un


acontecimiento forma un relato con un hilo o trama conductora -historia narrativa-. También puede
sintetizar ambas formas recurriendo a técnicas literarias diversas, como la alternancia de escenas y
relato, montajes paralelos, perspectivas desde distintos ángulos...
Entre las ciencias auxiliares, la Geografía y la Cronología facilitan a la Historia el dónde y el
cuándo se producen los hechos. Desde el Renacimiento, ciencias como la arqueología, numismática
y diplomática -que examinan respectivamente los objetos muebles e inmuebles, las monedas y los
documentos escritos- proporcionan ayuda a la Historia para la identificación de las fuentes. En el
siglo XX, ciencias como la estadística, demografía, sociología, economía, ciencias políticas,
antropología, psicología y lingüística, entre otras, efectúan aportes a la labor del historiador. Al
mismo tiempo, estas disciplinas han ido incorporando la dimensión temporal a sus estudios.

4- Naturaleza, tipología e importancia de las distintas fuentes históricas.


La Historia se elabora con materiales muy diversos que constituyen las fuentes históricas,
que son todo documento, testimonio o cualquier objeto que nos trasmite una información referente
a los hechos del pasado.
Constituyen la materia prima de la Historia. El historiador es quien los analiza y contrasta
cuidadosamente para que le faciliten la mayor información posible. Las interroga utilizando ciertas
técnicas y con al ayuda de los contenidos y métodos de otras ciencias auxiliares, como la
demografía, economía, sociología, geografía, lingüística o arqueología.
En todo estudio de cualquier hecho o proceso histórico es necesario comparar diversas
fuentes; debemos ser muy críticos con ellas porque no siempre son fiables.
Las fuentes históricas pueden ser de muchos tipos, como diverso es el material que
representa la información de cada época o momento histórico concreto. Sin embargo, conviene
precisar que lad fuentes escritas son la base más frecuente de la Historia. De ahí que pueda decirse
que no es difícil que haya un auténtico conocimiento histórico sin su presencia.
Los documentos escritos son muy variados: tratados, leyes, estadísticas, diarios, memorias,
crónicas, prensa, correspondencia, inscripciones, textos literarios, estadística oficial, etc.
Hay otras fuentes no escritas (a las que a veces se ha denominado "testimonios mudos del
pasado"), indispensables, por ejemplo, para el estudio de la Prehistoria y de las civilizaciones más
antiguas, especialmente hasta el año 4000 a.C., pues aproximadamente a partir de esta fecha
empieza a aparecer los testimonios escritos (escritura cuneiforme). Éstas pueden ser: objetos
artísticos y restos arquitectónicos, pinturas, esculturas, arquitecturas, armas, cerámicas, utensilios
diversos de la vida humana cotidiana; material gráfico (fotografía -dentro de un desarrollo actual de
la iconografía bastante prometedor-, cine, planos, mapas), orales (leyendas, tradiciones,
testimonios), etc.
Los estudios elaborados a partir de las fuentes indicadas constituyen los textos
historiográficos; es decir, los libros generales o específicos de Historia, la bibliografía.
Las fuentes se clasifican también en dos grandes grupos:
- primarias: las que llegan a nosotros sin ser trasformadas por ninguna persona; es decir, se nos
presentan tal y como fueron elaboradas en su momento histórico.
- secundarias o historiográficas: son aquellas que se elaboran a partir de las fuentes primarias: libros
de historia, artículos de investigación, etc. En este caso, es preciso considerar aspectos críticos
como los siguientes:
. Distinguir entre transcripción de fuentes primarias (por ejemplo, la cita de unas
cifras estadísticas, de un discurso...), exposición de hechos e intérpretes o juicio del autor.
. Observar si sus datos están fundamentados en la fuentes de referencia oportunas.
Lo mismo se trate de un libro de divulgación, una historia general o una monografía sobre un tema
muy concreto, la especificación de las fuentes es una garantía para evaluar su autenticidad.
. Comparar el libro con otros que se hayan escrito sobre el mismo tema.
. Conocer ciertas características sobre el autor: quién es; sus circunstancias
personales en la medida que puedan condicionar su punto de vista; su adscripción de alguna
corriente historiográfica.

©OPOSICIONGH, 2001-2005.TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.


Tema 20: El conocimiento histórico. Tiempo histórico y categorías temporales. El historiador y las fuentes. Explicación y comprensión de la historia.
6

Un archivo es el conjunto de fondos documentales producido por entidades públicas o


privadas reunido en un determinado lugar con fines de ordenación y conservación científica así
como de consulta. España cuenta con tradición documentalista que se manifiesta en la existencia de
grandes fondos de archivos públicos y privados, de distintos tipos:
1- Administrativos: permanecen junto a la entidad que los ha producido y sirven como base para su
gestión: por ejemplo, los de un Ministerio.
2- Históricos: la documentación ha dejado de tener vigencia administrativa, o son de consulta
infrecuente, dedicándose a la investigación. Se trata de fondos abiertos a la consulta pública (todo
documento público con más de 25 años, excepto los clasificados como secretos desde el punto de
vista administrativo son por obligación públicos).
En España existen 20 Archivos dependientes de los Ministerios, y 15 de las anteriores
audiencias territoriales, además de 50 de las Delegaciones de Hacienda de carácter provincial. El
único archivo intermedio (administrativo e histórico) es el de la Administración, en Alcalá de
Henares.
Entre los archivos históricos se distinguen los generales, que contienen documentación
relativa al conjunto de la nación, bien por su origen o su alcance, los regionales y los provinciales,
creados a partir de 1931. El de mas antigüedad de entre los históricos es de la Corona de Aragón,
con documentación del siglo XI, seguido del de Simancas, creado por Felipe I, y en el siglo XVI se
creó el Archivo General de Indias para los documentos ultramarinos. El Archivo Nacional data de
1866, y recoge una serie de entidades suprimidas durante la desamortización.
Entre los regionales destacan los de los antiguos reinos de Galicia, Valencia y Mallorca, y los
de las antiguas Chancillerías de Valladolid y Granada.
Por un decreto de 12 de noviembre de 1931 se crean los Archivos históricos provinciales,
generalmente en las capitales de provincia donde se reunirían los protocolos centenarios, de
contaduría de hipotecas, la documentación de Hacienda y otras delegaciones provinciales. Existen
41 provinciales y 5 no provinciales, con documentación tan importante como el Archivo de
protocolos de Madrid.
A ellos se unen los de las corporaciones provinciales, como los de los gobiernos civiles,
diputaciones, ayuntamientos, etc, que no dependen de la Dirección General de Archivos y
Bibliotecas.
Entre los archivos privados pueden citarse los de las familias nobles como el de los Alba y
los Frías; los eclesiásticos (monásticos, catedralicios, parroquiales -centralizados desde los años 50
en los obispados respectivos- y diocesanos -pertenecientes al ámbito de administración del obispo
respectivo-)

5- El historiador y las fuentes.


Las críticas de las fuentes constituye una técnica que sirve para determinar los elementos de
veracidad y exactitud que contiene.
Cada tipo de fuente precisa una crítica adecuada a sus características particulares. La crítica
externa examina la autenticidad de las características formales que presenta. La crítica interna
determina la veracidad y subjetividad que encierra su contenido.
En el caso de las fuentes escritas resulta preciso examinar el soporte material, la escritura, la
tinta, el estilo, la datación, el autor, la forma en que ha llegado hasta nosotros, para conocer si son
auténticas. Luego interpretaremos el contenidos del texto atendiendo a la mentalidad, objetivos y
circunstancias personales del autor y el contexto general de la sociedad en que vive. Interesa
examinar lo que dice y lo que no dice, manifiesta entre líneas, y por qué lo dice,
independientemente, incluso, de que sea o no cierto.
Ninguna fuente primaria es absolutamente objetiva. Todas necesitan un examen crítico. Por
ejemplo, un testimonio oral está condicionado por la influencia del entrevistador y las circunstancias
de la entrevista. Los datos estadísticos pueden aparecer falseados, inventado o variar según los
criterios de clasificación. Una fotografía es una representación de una parte de la realidad

©OPOSICIONGH, 2001-2005.TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.


Tema 20: El conocimiento histórico. Tiempo histórico y categorías temporales. El historiador y las fuentes. Explicación y comprensión de la historia.
7

previamente seleccionada por el fotógrafo. Una información de prensa está determinada por
intereses particulares (el criterio de autoría sería extensivo al colectivo que sustenta, desde
posiciones ideológicas determinas, dicho periódico) del diario en cuestión. El autor de unas
memorias tiende a presentar los sucesos de forma que le resulten más favorables (frecuentemente
tiende a otorgarse un protagonismo que no suele corresponder con la realidad), cargándolos de
subjetividad. Los textos literarios pueden reflejar las costumbres y la vida cotidiana, pero la
imaginación del autor a veces juega un papel predominante.
La confrontación y comparación de todo tipo de fuentes primarias sobre los hechos que se
traten de dilucidar es la forma de contrarrestar las respectivas subjetividades y alcanzar así cierta
objetividad.
La utilización, estudio y consideración de las fuentes históricas primarias y secundarias de la
Historia nos lleva a hablar del método del historiador, que consiste esencialmente en formularse
preguntas sobre el paso a partir de problemas que su presente le plantea:
- Selección del tema objeto de la investigación: información general sobre el tema de investigación.
- Delimitación del campo de campo de investigación: lo que debe ser conocido.
- Formulación de hipótesis: punto de referencia que se puede ir modificando.
- Tratamiento de las fuentes primarias y secundarias. Comparación de hipótesis.
- Conclusiones: presentación de resultados y reconstrucción histórica.
Los procedimientos propios del trabajo del historiador serían:
1- Identificación, uso y proceso de fuentes históricas primarias y secundarias a fin de obtiene
información relevante de naturaleza histórica.
2- Aplicación de categorías temporales y de tiempo histórico (sucesión, simultaneidad, duración y
ritmo) en el marco de las convenciones establecidas en la teoría previa.
3- Uso y aplicación de vocabulario específico de la Historia.
4- Identificación, proceso y explicación de causas y consecuencias.
5- Uso de la empatía para explicar fenómenos propios del pasado.
6- Identificación de similitudes y diferencias en el marco de una explicación (explicación de
estructuras)
7- Identificación de similitudes y diferencias en el marco de una explicación (explicación de
estructuras).
8- Comunicación de resultados del conocimiento histórico.
Para procesar hechos y conceptos, que obtiene del tratamiento y estudio de las fuentes, el
historiador sitúa y ordena los hechos históricos en el tiempo y espacio histórico concreto. A partir
de la selección y fiabilidad de los testimonios, y mientras procesa, reconstruye, aplica y clasifica los
hechos de acuerdo con su naturaleza, con un vocabulario conceptual propio de la Historia, evalúa e
interpreta los hechos históricos estudiados en el marco de una explicación.

6- La explicación en la Historia.
La forma en que se muestran los hechos del paso es, por regla general, la narración o
descripción. Pero esta narración puede limitarse a "contar" lo que sucedió sin emitir juicios o valores
personales (al modo con que se concibe la historiografía neopositivista) o puede intentar una
respuesta a las causas, los motivos, las circunstancias que rodearon esos hechos. En este último
caso, esa narración se ha vuelto explicativa. Los cronistas antiguos y modernos solían quedarse en el
plano de la descripción. El historiador va más allá y trata de explicar las causas, las circunstancias, la
influencia de la personalidad de los protagonistas en los fenómenos históricos, sean seres
individuales o colectivos.
Cuando tratamos de explicar los hechos y las conductas del pasado solemos hacerlos desde
dos perspectivas,l que derivan den dos tipos de explicaciones fundamentales: la explicación causal y
la explicación intencional:
- La explicación causal es la más usual en Historia y, posiblemente, la más propiamente histórica.
Siempre que queremos saber algo de un determinado acontecimiento o proceso histórico, nos
planteamos la pregunta de por qué sucedió tal hecho. Toda explicación casual establece dos tipos de

©OPOSICIONGH, 2001-2005.TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.


Tema 20: El conocimiento histórico. Tiempo histórico y categorías temporales. El historiador y las fuentes. Explicación y comprensión de la historia.
8

condiciones:
. Las condiciones necesarias, que son aquellas sin las cuales los hechos no hubieran
acontecido de la manera que lo hicieron. Por ejemplo, la llegada de Napoleón al consulado en 1799,
después del golpe del 18 Brumario, sólo se explicas en el contexto de la revolución iniciada en
Francia en 1789; se puede decir que Napoleón es "hijo" de la Revolución francesa y, por tanto, su
consecuencia.
. Las condiciones suficientes son aquellas que favorecen que un hecho histórico se
produzca de una manera que lo hizo, pero no siempre que existe esa condición, los hechos se
producirán de la misma manera. Es decir, no podemos establecer una "ley explicativa", que se
aplicaría mecánicamente en todos los casos en los que se diera esa condición. Por ejemplo, el
desarrollo industrial de Alemania en el siglo XIX se produjo por una serie de factores, entre los que
se encontraba el crecimiento demográfico (condición suficiente pero no necesaria), junto a otros
como el desarrollo agrario, de la banca, de la técnica, de los mercados, etc. Hubo otros países con
un gran incremento demográfico en el siglo XIX, como los de la Europa oriental (Rusia, por
ejemplo), o mediterránea, donde no se dieron o lo hicieron de una forma muy incompleta e
imperfecta los elementos de una "revolución" industrial.
Estamos, pues ante una explicación multicausal, en la que se combinan condiciones
suficientes y necesarias que favorecen que los hechos o procesos históricos tengan unas
determinadas características y no otras. En realidad, dada la complejidad de las relaciones sociales,
todos los hechos históricos obedecen a causas múltiples, cuya combinación puede variar en función
de las circunstancia de cada momento o de la actitud de los protagonistas.
La explicación intencional o motivacional es aquella que no remite al pasado, sino al futuro
de la acción analizada Con ella se trata de establecer las razones que tuvieron los protagonistas para
actuar de esa manera y no de otra, así como cuáles han sido las consecuencias de sus acciones. Los
hechos históricos se intentan explicar no por las causas que los desencadenaron sino por los
motivos, o sea, las intenciones con respecto al futuro, de quienes los realizaron. Tiene, pues, una
naturaleza psicológica.
Por ello, su análisis puede hacerse a través de la empatía, que es la actitud o estado mental
que podemos adoptar al identificarnos o ponernos en el lugar de los protagonistas de la Historia. Un
problema que presenta la comprensión histórica estriba en la proyección, frecuentemente operada,
de categorías ideológicas, estéticas, paradigmas sociales vigentes del presente sobre el pasado, lo
que resulta incompatible.
En realidad es perfectamente posible combinar ambas explicaciones (causal e intencional) y
llegar a una explicación "integrada". En ese modelo, deberíamos discernir aquella causas que
determinan un hecho o proceso histórico y, al mismo tiempo, el papel jugado por los protagonistas y
sus intereses que les hicieron actuar de un determinado modo. La realidad histórica s la propia
existencia humana careada por acciones en seres humanos en determinadas condiciones físicas; es
decir, la acciones humanas son el resultado de la combinación o intersección del mundo material y el
mundo de la consciencia. Todas las acciones humanas van dirigidas a un fin material o "espiritual",
pero no siempre los efectos conseguidos se corresponden con las metas previamente señaladas. Hay
efectos indeseados en esas acciones, que escapan al control del ser humano. Puede servir de ejemplo
la investigación científica relacionada con la energía atómica: algunos de los investigadores de los
años treinta de nuestro siglo como Openheimer o Einstein no pensaban que sus hallazgos científicos
iban a acabar en armas de gran poder destructor.

7- Funcionalidad de la historia.
¿Para qué sirve la historia? La historia, como disciplina, como ideología, como fuente de
conocimientos estructurados del mundo, tiene una repercusión evidente, una proyección sobre la
sociedad crucial a partir del siglo XIX especialmente: corrientes como el materialismo histórico o el
presentismo americano inciden profundamente en la concepción social vigente.
Desde un principio, con la mitificación histórica de los griegos, la historia se ha convertido
en un tipo de conocimiento con capacidad de arrastre. Para la historiografía conservadora, la

©OPOSICIONGH, 2001-2005.TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.


Tema 20: El conocimiento histórico. Tiempo histórico y categorías temporales. El historiador y las fuentes. Explicación y comprensión de la historia.
9

historia es la maestra del pasado, que sirve para no romper con la tradición: tiene una función
legitimadora. Su proyección abarca también al presente, en la escuela presentista norteamericana
(Turner...). Para el historicismo reaccionario, el hombre es un prisionero de la historia, mientras que
Vito Culan, desde un punto de vista marxista sostiene que la historia da legitimidad a algunos
hechos, convirtiéndose en un medio de apropiación del futuro ce ciertos grupos, siendo un elemento
de perpetuación de la sociedad, una ciencia conservadora, reaccionaria ente cualquier cambio.
Por su parte, desde la Escuela de los Annales se defiende el papel de motor social de futuro
de la historia: Febvre escribió Combates por la Historia, en la que refiere tres funciones
fundamentales de la historia: descripción, explicación y valoración.
Desde un punto de vista marxista, Fontana da a la historia una gran importancia, como
elemento que ayuda a desenmascarar la lucha de clases en el pasado, denunciar el esquema social y
la historia sobre la que asienta el presente, para crear un nuevo orden social. También la Escuela de
los Annales y el presentismo americano aspiran a que el proyecto social se base en el conocimiento
del pasado.
La historia es frecuentemente manipuladora de las formas de concebir el presente: basta
comprobar cómo los libros de historia académicos de cada momento constituyen una reivindicación
de las clases dominantes del momento, proyectando sus valores sobre el pasado, atribuyendo a
dichas clases sociales protagonismo positivo en el pasado. Para Nieztche y Adomar, la historia no es
auténtica, sino la gran manipuladora. Este planteamiento, a partir de la Segunda Guerra Mundial se
plasmará en un debate entre la subjetividad-objetividad de la historia.
La Escuela presentista norteamericana admite la subjetividad de la historia, admite que se
trata de un relato con una función social e ideológica determinada (reivindicar en el presente un
modelo de vida y valores, mediante el análisis del pasado), no renunciando a apropiarse de la
disciplina como forma de defender la democracia y estilo de vida americanos: "Todo se explica
desde el presente", el pasado debe apoyar al presente, reivindicarlo (y de ahí que historiadores como
Turner dediquen sus estudios a analizar cómo el sentido de la Historia de EE.U. es el de la
conquista progresiva de la democracia, en medio de la lucha por la supervivencia en la frontera,
momento en el que se definen las características liberales peculiares del país), y desde esta
reivindicación defender un futuro análogo. Beard, Becker y otros presentistas de los años 30 a los
50 defienden que la historia se escribe desde posiciones de clase y espíritu de partido, que la historia
es un acto de fe y como tal depende de su creador. Randall defiende, desde este punto de vista, un
estatus de "relativismo objetivo" para la historia: el historiador debe llevar a cabo una elección entre
las numerosas referencias del pasado, elección que desde luego es parcial e interesada: buscar los
modelos que justifican el pasado. Dice: "nuestro pasado no se encuentra en el pasado, sino en el
presente". La única condición que pone a esa manipulación intencionada del pasado es que se base
en hechos ciertos. Becker habla de dos realidades: la del devenir histórico, y la de los
acontecimientos. La historia sería, para él, un patrimonio individual modelado según la experiencia
ideológica afecta del historiador, que debe reinterpretar el pasado : "el pasado es una pantalla sobre
la cual cada generación proyecta su visión del porvenir y mientras la esperanza vida en el corazón de
los hombres, las "Historias nuevas" se sucederán en ella.
Otro presentista, Read, defiende el carácter del necesario "relativismo histórico": la historia
es abierta, pero relativa, y no duda en afirmar el fin de la historia (en ese momento álgido de la
guerra fría): sostener, justificar la historia burguesa frente a la marxista, la "libertad frente a la
tiranía".
Para el marxismo la historia es objetiva, pero no en el sentido de la objetividad aséptica de
los positivistas, y por supuesto contraria a la manipulación ideológica que con franqueza admite el
presentismo. En 1847 escribió Marx La miseria de la Filosofía, en la que parte del hecho de que la
historia es una ciencia, de la que se puede extraer una lección: pero a condición de que se
abandonen puntos de vista burgueses y se establezca una lectura con un punto de vista
predeterminado: poner de manifiesto las contradicciones sociales, el esquema de lucha de clases,
como una forma de prever el futuro (y, desde la óptica marxista, anticiparlo, apropiarse de él). Para
Scahff, no hay oposición entre verdad y espíritu de clase, pues el marxismo parte de la consideración
de que cada historiador aplica un espíritu de clase e ideología implícita necesariamente. En el fondo,

©OPOSICIONGH, 2001-2005.TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.


Tema 20: El conocimiento histórico. Tiempo histórico y categorías temporales. El historiador y las fuentes. Explicación y comprensión de la historia.
10

se niega el carácter objetivo de la historia, pero al tiempo se valida su apropiación como una
operación legítima. Lenin parte de que el objetivismo positivista es imposible, es pura descripción
sin sentido; y de que la historia es una "literatura de combate": es pues, una ciencia objetiva pero al
tiempo relativa. En el marxismo, huelga decirlo, una teoría de fondo preexiste a la construcción de
la historia: ésta está predeterminada por la finalidad que se impone.

8- La enseñanza y comprensión en la historia.


Como señala Joaquim Prats, la selección de los contenidos históricos para la educación no
se ha hecho, por parte de las administraciones educativas, teniendo como principal referente los
avances de la ciencia histórica. En el siglo XIX la enseñanza de la historia es incorporada en casi
todos los países europeos como materia en la primera y segunda enseñanza, al tiempo que se
crearon los estudios universitarios de esta especialidad. A partir de ese momento, comienzan a darse
los primeros debates sobre el carácter que debía tener esta disciplina a la hora de llevarla a las aulas
escolares. En la mayoría de los casos, la enseñanza de la historia pasó a ser una forma de
ideologización para trasmitir ideas políticas y sentimientos patrióticos. La consolidación de los
estados liberales y el surgimiento de los nacionalismos llevó aparejado un interés por parte de los
gobiernos de fomentar el conocimiento de la historia nacional como medio de afianzar
ideológicamente la legitimidad del poder y cimentar y estimular el patriotismo de los ciudadanos.
En las últimas décadas, la enseñanza de la historia ha sufrido una importante evolución en su
configuración como disciplina científico-académica, alcanzando una cierta tensión por parte de los
sectores educativos y sociales. En relación con estos cambios, tanto en españa como en otros países
europeos, las administraciones educativas están replanteando los criterios de selección de
contenidos históricos. Esta cuestión se ha venido enfocando en la mayoría de los casos, desde tres
perspectivas diferentes que han tenido mayor o menor peso en función de los diversos países, la
orientación política de los gobiernos y la capacidad de organización en influencia de los colectivos
de profesorado:
- Programas desde la dominante historia nacional.
Este criterio es el más tradicional y proviene de la visión decimonónica y de principios del
actual siglo. La burguesía triunfante vio en la historia un excelente medio para crear conciencia y
asentar la estabilidad social de los estados. En todos los planes de estudios se generaron visiones de
la historia que transcendieron a los libros de texto, donde el objetivo fundamental es la trasmisión de
una idea de historia colectiva como nación: la historia al servicio de los Estados. en realidad, los
nacionalismo han hecho uso y, en ocasiones, abuso de la historia, ya que, como señala Topolsky, "la
historia y su conocimiento son uno de los principales elementos de la conciencia nacional y una de
las condiciones básicas para la existencia de cualquier nación."
Esta visión sigue estando presente en la actualidad. Recuérdese, por ejemplo, la discusión
que se produjo en Francia en los años 80 cuando Michel Debré señaló los peligros que para la
educación de los futuros ciudadanos franceses podía provocar la aprobación de los programas de
historia que no reforzaran el sentimiento patriótico.
La perspectiva nacionalista en la selección de los contenidos históricos para la enseñanza se
ha extremado hasta límites peligrosos en los períodos de preguerra y, sobre todo, ha sido muy
utilizada en los regímenes totalitarios, como durante la dictadura de Franco: la historia marginaba de
sus textos el siglo XIX para mostrar su oposición a las "funestas" ideas liberales o socialistas que
siempre venían del exterior, exaltándose en cambio la grandeza de la España Imperial o las guerras
contra los extranjeros, como la Guerra de la Independencia.
Actualmente estas distorsiones tan exageradas han dado paso a un debilitamiento de esta
orientación quizá como fruto de una reacción pendular y un cierto desprestigio de la historia
"patriótica". Como contrapartida, se puede caer en una excesiva exaltación de la historia regional o
localista, con el consiguiente peligro de promover un nuevo "chauvisnismo".
- Historia como instrumento para la transformación del presente.
Esta visión, que tiene su origen en la Ilustración y fue incorporada a la teoría marxista,
defiende considerar la historia como un proceso de progreso continuado, lo que supone que, al

©OPOSICIONGH, 2001-2005.TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.


Tema 20: El conocimiento histórico. Tiempo histórico y categorías temporales. El historiador y las fuentes. Explicación y comprensión de la historia.
11

conocer la claves de este progreso, se está en mejor posición para acelerarlos o estimularlo. Esta
tendencia, considerada la más progresista, ha tenido mucho éxito en España. La tantas veces citada
frase de Josep Fontana, "La historia es un arma para los combate de hoy una herramienta para la
construcción del futuro", resume el papel que, desde este punto de vista, debe tener la enseñanza de
la historia. Según esta visión, el tipo de enseñanza de la historia y la propia historia que hay que
llevara alas aulas debería potenciar los aspectos relacionados con una concepción de la materia
como disciplina científica, rigurosa en el análisis social, y con un fuerte potencial transformador de
la sociedad.
Desde esta perspectiva, la selección de los contenidos históricos deberá tener como principal
objetivo, no el estudio de una determinada historia universal, nacional o regional, sino los elementos
que configuran un determinado modelo de progreso, la caracterización de las sociedades y el papel
que dentro de ella han realizado los diversos grupos y clases sociales. La historia nacional podrá ser
un buen banco de pruebas, pero el objetivo no será tanto el cultivo de un determinado sentimiento
de adhesión a una colectividad, sino el aprendizaje del funcionamiento de las sociedades y las
fuerzas que las transforman con el fin de situarse desde una determinada perspectiva ante los
problemas sociales, culturales y políticos de la actualidad.
Pese a que esta orientación no ha sido propuesta de manera explicíta por las
administraciones educativas de los países occidentales, sí que tuvo una gran presencia efectiva. En
los últimos tiempos, como consecuencia de la crisis de la historia en tanto disciplina científica, este
enfoque está en franco retroceso.
- La historia como instrumento para el desarrollo personal y para la difusión de ideas y actitudes
sociales.
La historia es, sin duda, una de las disciplinas más proclives a la manipulación desde las
diversas posiciones ideológicas. La calidad del conocimiento histórico, si este es considerado como
un tipo de saber científico, es ajeno a juicios de valor moral o ideológico, pero lo cierto es que
constituye un buen campo que propone sugerentes situaciones para trata sobre las ideas, actitudes y
valores. Ello ha provocado que su enseñanza se haya utilizado, en ocasiones, como demostración de
posiciones ideológicas y morales contrapuestas: belicismo-pacifismo; autoritarismo-liberalismo;
bondad-maldad, etc. Hay incluso teorías recientes, como la de Roehte, que propugna que se deben
seleccionar los contenidos históricos en recuerdo de la opresión vivida por el hombre, las injusticias
y los sufrimientos, así como el esfuerzo para superarlos. Desde esta postura la historia es un
excelente medio para captar al alumnado para posiciones muy definidas, que no incorporan el grado
de consenso general que es propios de las democracia, sino visiones determinadas que entran en
contraposiciones con otras.
El criterio de selección de contenidos que más se ha planteado últimamente, sobre todo por
las prescripciones de la administración educativa española, es la de considerar la enseñanza de la
historia como un instrumento para el desarrollo de las capacidades de carácter intelectual, de
maduración personal y orienta la actitud social del alumnado. sin negar que los objetivos que
propongan esta perspectiva son inherentes a cualquier actividad educadora, por lo que son dignos
de señalarse, es evidente que son opciones que no pueden presidir los principales criterios de
selección de los contenidos educativos en la enseñanza de la historia, a no se que se pierda de visa la
referencia epistemológica de este tipo de conocimiento, sin el cual es imposible decir qué se enseña
y qué se aprende en historia.
Frente a estas formas de enseñanza de la historia, podrían señalarse, precisamente al hilo de
sus carencias, otros criterios en la selección de los contenidos concretos:
1- Temas que incorporen elementos para el estudio de la cronología y el tiempo histórico. Se trata
de trabajar sobre uno de los elementos definidores y específicos de la historia: el tiempo y los
"tempus" o ritmos de cambio. Los estudiantes deben darse cuenta del carácter convenci0onal de las
unidades de medida del tiempo, y acercarse a la compresión de problema tan complejos como los
referidos a la noción de tiempo/causalidad en la historia, la adquisición del sentido de continuidad
temporal, y la comprensión de los distintos ritmos de crecimiento histórico y desarrollo histórico
que, como es sabido, son conceptos distintos.
2- Estudios de acontecimientos, personajes y hechos significativos de la historia: centrar el trabajo

©OPOSICIONGH, 2001-2005.TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.


Tema 20: El conocimiento histórico. Tiempo histórico y categorías temporales. El historiador y las fuentes. Explicación y comprensión de la historia.
12

en la caracterización histórica de los acontecimientos sucedidos. Es cierto que ha existido un cierto


rechazo, en los últimos años, al confundir este concepto con la historia de "reyes y batallas", que
debían aprenderse de forma memorística o que se quedaban en la pura anécdota. Pero es necesario
recobrar este tipo de contenidos concretos para resituarlos en el contexto de una explicación más
general. Desde esta perspectiva, es útil el trabajo sobre elementos de la historia local, sobre los
grandes hitos, sobre la guerra, sobre la biografía de un personaje, pero siempre contextualizados,
analizados como plasmación concreta de explicaciones más amplias, o como elementos que ayudan
a entender un período o un momento.
3- Temas que planteen las ideas de cambio y de continuidad en el devenir histórico: frente a
tendencias del pasado, es conveniente trabajar el concepto de continuidad y cambio en la historia
incidiendo en varios aspectos:
. Los cambios se producen en el tiempo y, unas veces, son muy rápidos (el ritmo de cambio actual
por ejemplo) y, otras, lentos (las transformaciones de la vida campesina a lo largo de los siglos IX y
X)
. El ritmo de cambio varía entre sociedades que conviven en el mismo tiempo histórico. Por ello hay
que aprender a disociar el tiempo histórico de los procesos y hechos que en él se suceden.
. Los cambios no han ocurrido de forma continua y no siempre han sido positivos ni progresivos.
. Las escalas de valores varían a lo largo del tiempo: y no es bueno (didácticamente) ni aceptable
tratar de entender el pasado desde formas de pensamiento actuales (por ejemplo, para un noble
español del siglo XVI tan importante es el cómo vive que el de cuánto dinero vive, factor que va en
contra del incremento de productividad si implica deshacerse de unas forma de vida inveteradas y
sacramentadas).
. Los estudios históricos priman los análisis de los cambios y suelen descuidar los estudios que
tratan los factores de continuidad. Por ellos sorprende ver el rebrote de ideologías sociales,
costumbres o litigios, por ejemplo, étnicos, que parecían olvidados. Incluso acontecimientos tan
paradigmáticos como la Revolución Francesa tienen elementos que son un claro fruto de un rebrote
de elementos tradicionales que, sin embargo, impulsan la propia Revolución.
4- Estudios que versen sobre la explicación multicausal de los hechos del pasado: es conveniente
elegir contenidos históricos que permitan comprobar la dificultad y la complejidad a la hora de
determinar las causas de los acontecimientos. Por ejemplo, un primer paso será la distinción entre la
intencionalidad de los agentes y causalidad en la explicación de un hechos, elementos que son
independientes y casi nunca coincidentes.
5- Trabajos que dejan patente la complejidad que tiene cualquier fenómeno o acontecimiento social:
este aspecto posee un gran valor educativo en la medida que contribuye a despejar y combatir el
mecanicismo, el dogmatismo o la emisión de juicios precipitados. El estudio de la historia permite,
mejor que cualquier otra disciplina académica, comprobar la complejidad de los hechos humanos.
6- Estudios de lugares paralelos: se trata de establecer comparaciones entre realidades históricas que
son simultáneas en el tiempo pero que ofrecen características diferentes. Se trata de trabajar un
esquema de diferencias. Es más problemático realizar esta comparaciones entre períodos distantes
en el tiempo, pese a que, por ejemplo, para el conocimiento de los procesos, puede ser útiles
siempre que se realice con la debida preparación y cuando ya se han adquirido conocimientos
suficientes para contextualizar los distintos períodos o momentos históricos. Comprender la
diferencia conduce a relativizar la situaciones e identificaciones demasiado esquemáticas, de ahí su
interés en un planteamiento educativo de la selección de contenidos.

9- Conclusiones.
De lo dicho, podemos deducir algunas premisas:
1- El historiador, su huella personal, su ideología, es un todo inseparable con la construcción de la
historia que él crea: es preciso conocer la autoría de un texto histórico, desde un punto de vista
ideológico. Por ejemplo, la historia escrita en los momentos más duros y tensos de la guerra fría
tiene un carácter incomparablemente más extremista que las visiones (incluso neomarxistas) de
nuestro presente espúreo ideológicamente, relativista y distendido socialmente.

©OPOSICIONGH, 2001-2005.TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.


Tema 20: El conocimiento histórico. Tiempo histórico y categorías temporales. El historiador y las fuentes. Explicación y comprensión de la historia.
13

2- La peculiaridad de la historia es que versa sobre seres subjetivos. No están sometidos a una leyes
fijas de características naturales. Con el devenir histórico se producen cambios, no se pueden
establecer leyes deterministas. Podemos hablar de "leyes de la historia" en el sentido que hay una
relación causa-efecto, pero no en sentido determinista.
3- Es posible un conocimiento objetivo, pese a que existan interpretaciones equivocadas. El
conocimiento será parcial y acumulativa, cualitativo, penetrando cada vez más en la esencia de la
realidad. Se avanza parcialmente, perfeccionando la verdad de las anteriores afirmaciones. Lo
contrario, tomar como excusa para invalidar la historia el carácter de verdad dinámica, equivale a
tanto como querer negar la posibilidad de un conocimiento posibilita en el campo de lo humano: en
el fondo, es una posición sumamente conservadora, que aspira a no ver en la historia un instrumento
de progreso individual y colectivo.
4- El error del historiador es pensar que el objetivo de su trabajo es la reconstrucción del hecho
aislado, como centro de la investigación: se trata de una visión próxima a la historia erudita,
supuestamente objetiva. La historia no debe reconstruir sin más hechos, ni tampoco inventarlos, sino
su talante fundamental es la interpretación, el estudio de contextos históricos, de los que los hechos
son partes esenciales en un primer momento, pero cuya validez es la de ser parte de un contexto que
el historiador debe aprehender, tomar.
5- Pretender que se haga una historia total es en sí una idea positiva, pero siempre que no se pierda
de vista el talante de selección de aquello fundamental que pasa o afecta a una gran parte de la
sociedad que debe presidir la historia.
6- Una ciencia debe partir de la razón y solo de la razón, por lo que hay que descartar los elementos
intencionales en la medida en que seamos capaces. El estudio de la historia no puede basarse en
apriorismos, en intenciones reivindicativas previas.

10- BIBLIOGRAFÍA
VV.AA.: Nuevas fronteras de la historia. Barcelona, Íber, nº 12, Abril 1997.
J. VALDEÓN: En defensa de la Historia. Valladolid, Ámbito, 1988.
J. AROSTEGUI: ¿Qué historia enseñar? Apuntes de Educación, 17, 1985.
M. ASENSIO y J.I. POZO: El aprendizaje del tiempo histórico Madrid, MEC, 1987.
E. MORADIELLOS: El oficio de historiador. Madrid, Siglo XXI, 1994.
J. RODRÍGUEZ FRUTOS: Enseñar Historia. Barcelona, Nuevas Propuestas, 1989.
D.F.S. CARDOSO: Introducción al trabajo de investigación histórica. Conocimiento, método e
historia. Barcelona, Crítica, 1981.

©OPOSICIONGH, 2001-2005.TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.

S-ar putea să vă placă și