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INTRODUCCION AL ANALISIS
Y DISEÑO CON MATERIALES
COMPUESTOS
F. París
J. Cañas
J.C. Marín
UNIVERSIDAD DE SEVILLA
ESCUELA SUPERIOR DE INGENIEROS INDUSTRIALES
Grupo de Elasticidad y Resistencia de Materiales
___________________________________________________________________________
Sevilla, 2006
TITULO: INTRODUCCION AL ANALISIS Y DISEÑO CON
MATERIALES COMPUESTOS
AUTORES: Federico París Carballo, José Cañas Delgado, Juan Carlos
Marín
FECHA: 2006
Prohibida su reproducción total y parcial por cualquier medio sin autorización expresa del autor
Inscrito en el Registro General de la Propiedad Intelectual con el número :
I.S.B.N :
INDICE
ÍNDICE:
2.1.- INTRODUCCIÓN 18
2.2.- LEY DE COMPORTAMIENTO PARA MATERIALES
ELÁSTICOS EN 3-D 21
2.3.- VALOR DE LAS CONSTANTES 31
2.3.1.- Materiales isótropos 31
2.3.2.- Materiales ortótropos 34
2.4.- RELACIÓN TENSIÓN-DEFORMACIÓN EN TENSIÓN PLANA
EN MATERIALES ORTÓTROPOS 37
2.4.1.- Direcciones principales del material 37
2.4.2.- Direcciones cualesquiera 39
3.1.- INTRODUCCIÓN 46
3.2.- DETERMINACIÓN EXPERIMENTAL DE LA RIGIDEZ
DE UNA LÁMINA 47
3.2.1.- Determinación de E11, E22 , ν12 50
3.2.2.- Determinación de G12 54
3.2.2.1.- Ensayos sobre láminas con fibras orientadas
(Off-Axis Tension Test) 54
3.2.2.2.- Ensayos sobre laminados equiangulares ±45º 59
3.2.2.3.- Ensayo de cortadura con railes (Rail Shear Test) 60
3.2.2.4.- Ensayo de cortadura sobre probetas con doble muesca. 62
3.2.2.5.- Ensayo de torsión sobre tubos. 67
3.3.- DETERMINACIÓN EXPERIMENTAL DE LA RESISTENCIA
DE UNA LÁMINA 68
3.3.1.- Resistencias a la tracción en las dos direcciones de ortotropía
de la lámina. 68
3.3.2.- Resistencias a compresión en las dos direcciones de ortotropía
de la lámina. 70
3.3.3.- Resistencia a cortadura de la lámina 72
BIBLIOGRAFÍA 195
CAPÍTULO I
El material compuesto, tiene como objetivo tanto el obtener propiedades que no pueden ser
alcanzadas por ninguno de los constituyentes actuando aisladamente, como aunar las
propiedades individuales de dichos constituyentes en un solo material.
Aunque en el contexto que aquí se utiliza el material compuesto guarda como característica
adicional el ser un producto fabricado, existen también en la naturaleza ejemplos de
asociaciones de diferentes elementos que funcionan como un conjunto. Así, los músculos y
ciertos tejidos humanos se componen de una fibra muy resistente embebida en una matriz de
menor rigidez pero que aporta consistencia al conjunto. El bambú y la madera, en otro
apartado de la Naturaleza, son también ejemplos de materiales compuestos que no han sido
concebidos y fabricados por el hombre.
Existe tal variedad de materiales compuestos que resulta difícil realizar una clasificación
de aceptación general sobre todo teniendo en cuenta que cualquier clasificación si bien ayuda
a resaltar aspectos comunes no es menos cierto que oculta otros.
En los compuestos de partícula, Fig. I.2.a , el refuerzo puede tener objetivos diferentes. En
general, y a diferencia de lo que sucede en los compuestos de fibras, las partículas no tienden
a absorber una parte importante de la carga que soporta el material compuesto por lo que
apenas si se mejora la resistencia del material base que forma la matriz.
MATERIALES
COMPUESTOS
ORIENTACION
UNA SOLA CAPA ALEATORIA
MULTICAPA
( o varias igualmente
orientadas y con las ORIENTACION
mismas propiedades) PREFERENTE
LAMINADOS HIBRIDOS
ORIENTACION PREFERENTE
ORIENTACION ALEATORIA
REFUERZO UNIDIRECCIONAL
REFUERZO BIDIRECCIONAL
(fibra entrecruzada)
El refuerzo con partículas es, sin embargo, ampliamente usado para mejorar ciertas
propiedades de los materiales bases que forman las matrices tales como conductividades
térmicas y eléctricas, comportamiento a alta temperatura, reducir fricción, aumentar
resistencia a la abrasión, maquinabilidad, dureza, etc., y en ciertos casos simplemente para
reducir el costo de fabricación. Como ejemplo de estos fines puede citarse la inclusión del
plomo en el acero y de aleaciones de cobre para mejorar su maquinabilidad. El plomo es
también un lubricante natural en cojinetes hechos de aleaciones de cobre. Partículas de
metales frágiles como el tungsteno, el cromo y el molibdeno son incorporados en metales
dúctiles para mejorar sus propiedades a alta temperatura sin alterar sensiblemente su
tenacidad a temperatura ambiente. Partículas inorgánicas son muy usadas para mejorar ciertas
propiedades de los plásticos como la dureza superficial.
El uso de partículas en forma de láminas delgadas resulta atractivo por impartir de manera
natural propiedades idénticas en todas las direcciones de un plano, lo que no resulta inmediato
con el uso de fibras. Adicionalmente, cuando las láminas se sitúan paralelas pueden alcanzar
una participación en el volumen total del compuesto muy superior al caso de fibras y
partículas con otra forma. Como ejemplo de aplicaciones de un compuesto de láminas
delgadas puede citarse el uso de láminas de mica en aplicaciones de aislamiento térmico o
eléctrico. Las láminas de aluminio son comúnmente empleadas en pinturas y capas de
recubrimientos, orientándose paralelas a la capa.
Los materiales compuestos reforzados con fibra, la otra gran rama de la clasificación
establecida en la Fig. I.1., van a constituir en lo que sigue el objetivo de mayor interés, por
sus aplicaciones en base a sus excelentes propiedades mecánicas. Experimentalmente se
comprueba que la resistencia real de la mayoría de los materiales es sensiblemente inferior a
la que teóricamente debería poseer por el tipo de estructura que el material tiene. La razón de
esta discrepancia está en la existencia de imperfecciones en el material, de manera que
cualquier acción encaminada a la reducción de éstas tiene un efecto beneficioso sobre la
Sin embargo, las fibras, debido principalmente a las pequeñas dimensiones de la sección
transversal, no son directamente usables en las aplicaciones ingenieriles. Son por ello
embebidas en matrices para formar los materiales compuestos reforzados con fibras. La
matriz une las fibras transfiriendo la carga (sobre todo en el caso de fibras discontinuas o
cortas) y las protege contra agentes exteriores así como frente al daño derivado de su uso y
manipulación.
Siguiendo la clasificación esbozada en la Fig. I.1. los compuestos de fibras pueden de forma
amplia clasificarse en compuestos de una sola capa o multicapa. En realidad los compuestos
de una sola capa están generalmente formados también por múltiples capas, llamadas láminas,
pero teniendo todas las mismas propiedades y orientación por lo que el laminado (resultante
de la unión de varias láminas) se suele llamar de una capa, dado que sus propiedades y su
modelo de análisis no se diferencia en nada del caso de una sola lámina. En general, los
materiales compuestos que se usan en la mayoría de las aplicaciones estructurales están
formados por diferentes láminas, dado que el espesor de cada una de ellas (del orden de 0,1
mm) hace inviable su uso aislado. Cuando todas las láminas son del mismo material (misma
fibra y matriz y volumen relativo de ambos), si bien con orientaciones diferentes debido a las
necesidades de diseño, el material compuesto recibe el nombre de laminado, Fig. I.2.e, siendo
la situación más común en Ingeniería. Dada la definición de laminado, la clasificación que
afecta a las láminas (o laminados de una sola capa) afecta también a los laminados, tal y como
se representa en la Fig. I.1.
El nombre de laminado híbrido se reserva para el caso de que las láminas sean de diferentes
materiales constituyentes. Por ejemplo que unas láminas sean de fibra de vidrio y resina
epoxy y otras de fibra de carbono y resina epoxy. Es posible, aunque no usual, que en una
misma lámina se mezclen dos tipos diferentes de fibra. Laminados híbridos se han usado con
éxito para la mejora de ciertas propiedades. Así, los laminados de fibra de carbono y matriz
epoxy mejoran significativamente su resistencia al impacto cuando se introduce una pequeña
cantidad de fibras de vidrio, con la ventaja adicional del bajo coste de éstas en comparación
con las fibras de carbono.
Otro de los conceptos que se vierten en la Fig. I.1. es el de fibra continua o discontinua. No es
posible dar una definición cuantitativa de cuando, en función de la longitud de la fibra, se está
en una u otra situación. Cualitativamente, por contra, la distinción es clara. Un material
compuesto se dice de fibra discontinua o corta, cuando la longitud de la fibra afecta a las
propiedades del material. En el material de fibra continua la carga es soportada funda-
mentalmente por las fibras, siendo la principal función de la matriz el mantener unidas a las
fibras y protegerlas. El modo de fallo en estos compuestos viene gobernado por las fibras,
salvo para fracciones volumétricas de fibra muy bajas.
Dentro de las láminas de fibra continua cabe que el refuerzo se produzca en una dirección,
Fig. I.2.c, o en dos direcciones, Fig. I.2.d. Las de una dirección suelen aparecer
comercialmente en cintas enrolladas de fibras pre-impregnadas de matriz (reciben el nombre
de pre-preg). La cinta está adherida a un material de desecho, que se elimina en el instante de
utilizarla para formar un laminado (o para su uso), que da una cierta rigidez a la cinta y al
mismo tiempo impide el pegado de la cinta consigo misma al enrollarla. Los compuestos
unidireccionales son muy rígidos y resistentes en la dirección de la fibra pero muy débiles en
la dirección perpendicular, por lo que su uso se reduce a aplicaciones en que trabajan
estructuralmente como un tirante. Generalmente las láminas reforzadas en una dirección se
usan para unirlas entre sí con orientaciones diferentes y obtener un laminado de propiedades
deseadas. En cualquier caso también se puede proceder a reforzar con fibras en dos
direcciones cuál es el caso de usar tejidos de fibra de vidrio entrelazados en direcciones
perpendiculares, lo que proporciona similares características a la lámina en las dos
direcciones.
Cuando se usa fibra discontinua, Fig. I.2.b, resulta más difícil controlar la orientación de las
fibras, por lo que en la mayoría de los casos se supone que la fibra está orientada de forma
aleatoria, teniendo el material compuesto propiedades cuasi-isótropas.
1.3.1. Fibras.
Las más usadas son las de carbono, vidrio, boro (en menor medida) y las orgánicas
(registradas como Kevlar).
Las fibras de carbono tienen un diámetro de 7 a 8 µm y sus propiedades dependen del grado
de perfección de la orientación de los planos de las capas de grafito que deben estar
orientadas paralelamente al eje de la fibra. Existen varios procedimientos de grafitización
(conseguir el efecto anterior) que se realizan a una cierta temperatura que influye en las
características de resistencia y rigidez de las fibras (más detalles de los procesos de
fabricación pueden encontrarse en Hull).
Vidrio E Vidrio C Vidrio S
SiO2 52,4 64,4 64,4
Al2,O3, Fe2O3 14,4 4,1 25,0
Ca O 17,2 13,4 ____
Mg O 4,6 3,3 10,3
Na2O, K2 0,8 9,6 0,3
Ba2 O3 10,6 4,7 ____
Ba O ____ 0,9 ____
______________________________________________________________________________
Las fibras de carbono son frágiles y muestran una recuperación elástica del 100% cuando se
someten a esfuerzos inferiores a los de rotura. Lógicamente las propiedades transversales de
las fibras son muy inferiores a las longitudinales. Uno de los mayores problemas de las fibras
de carbono es la variabilidad de sus propiedades, condicionadas en gran medida por su
longitud ya que al aumentar ésta aumenta también la posibilidad de existencia de un defecto.
En lo que se refiere a las fibras de vidrio, se han usado muchas combinaciones de vidrios
minerales . Todas tienen como base sílice (Si O2) con adiciones de óxidos de calcio, boro,
sodio, hierro y aluminio. La Tabla I.1. da las composiciones de tres fibras de vidrio muy
usadas.
El vidrio E es el más usado por sus buenas propiedades de resistencia, rigidez, eléctricas y de
desgaste. El C tiene una mayor resistencia a la corrosión química, pero es más caro y de
menor resistencia. El S es también más caro que el E pero es más rígido y más resistente a la
temperatura.
El diámetro de las fibras de vidrio oscila entre 8 y 15 µm. A diferencia de las fibras de
carbono, las fibras de vidrio son isótropas, consecuencia directa de la estructura
tridimensional de la red del vidrio. La resistencia a la rotura del vidrio viene en gran medida
condicionada por el daño superficial que pueden sufrir al rozar entre sí durante su
manipulación. Por ello se les suele aplicar una capa protectora que adicionalmente puede
generar una unión química entre la superficie del vidrio y la matriz, creando una interfase de
alta resistencia.
Tensión GPa
3 Kevlar 49
Carbono (Tipo 2)
Carbono (Tipo 1)
2 vidrio E
deformación (%)
1 2 3
Figura I.3. Diagramas tensión-deformación de las fibras de carbono, vidrio y Kevlar 49.
Las fibras orgánicas se fundamentan en la alta resistencia y rigidez teórica que se puede
obtener de polímeros completamente alineados. Los valores reales se ven reducidos por los
alineamientos imperfectos, los pliegues de las cadenas y por el valor finito de la longitud de la
cadena. Al igual que sucede en las fibras de carbono, las fibras orgánicas tienen propiedades
transversales muy inferiores a las longitudinales.
De las fibras orgánicas, la más conocida y usada es la Kevlar de la que existen dos modelos,
Kevlar 29 y 49, siendo éste último el de mejores prestaciones, aunque ninguno de los dos
tiene resistencia apreciable a compresión axial.
La Tabla II.2 (tomada de Hull) establece una serie de valores comparativos entre diferentes
propiedades de dos fibras de carbono, la fibra de vidrio E y la fibra de Kevlar 49. Los
diagramas tensión deformación de estas cuatro fibras se representan en la Fig. I.3 . Sólo la
fibra de Kevlar presenta una cierta ductilidad en la rotura con estrechamiento local en la zona
de fractura.
Desde el punto de vista de las propiedades absolutas puede decirse que la fibra de Kevlar es la
más resistente y la de carbono la más rígida, siendo la de vidrio la menos resistente y la
menos rígida, aunque la más barata.
Dado que una de las razones del uso de los materiales compuestos es su bajo peso, es
también interesante comparar entre sí los valores de resistencia y rigidez de las fibras en
relación a la densidad (valores específicos).
La Tabla I.3. (Tomada de Agarwal y Broutman) incluye estos valores así como el de otros
materiales convencionales: acero, aluminio, etc.
Puede observarse que mientras en términos absolutos los valores son del mismo orden, en
términos específicos los valores de las fibras son muy superiores a los de los materiales
convencionales. De cualquier forma, dado que la fibra no se utiliza aisladamente es más
realista, como se hará más adelante, comparar valores de laminados dado que la matriz, como
se verá a continuación, tiene unas propiedades muy inferiores a las de las fibras lo que
redunda en una disminución general de las características mecánicas del material compuesto.
Fibras
Materiales convencionales
Adicionalmente, las fibras de Kevlar experimentan una cierta degradación ante la exposición
a la luz por lo que es preciso recubrir el material compuesto de una capa que absorba la luz.
1.3.2. Matrices.
Las materias primas más usadas como matrices en los materiales compuestos son las
resinas epoxi y poliéster con gran variedad en sus propiedades mecánicas y químicas. Su
propiedad más interesante, que les da nombre (termoestables), es su respuesta al calor ya que
no se funden al calentarlas (a diferencia de los plásticos) si bien pierden propiedades de
rigidez a partir de una cierta temperatura por lo que este valor ( hasta 300º C para las epoxi y
110 para las de poliester) representa una limitación real para su uso. La tabla I.4 (tomada de
Hull) recoge las principales propiedades de las resinas epoxi y poliéster, observándose que
aquellas son en general superiores a éstas, aunque más caras, por lo que se usan en
aplicaciones tecnológicamente más avanzadas mientras que las de poliéster se usan
(generalmente con fibra de vidrio) en aplicaciones de menor nivel de exigencia en cuanto a
resistencia estructural.
_______________________________________________________________________
Propiedad Unidades Resinas Epoxy Resinas Poliéster
_______________________________________________________________________
Densidad Mg m-3 1.1-1.4 1.2-1.5
Módulo de Young GPa 3-6 2-4,5
Coef. Poisson 0.38-0.4 0.37-0.39
Resist. Tracción Mpa 35-100 40-90
Resist. Compresión Mpa 100-200 90-250
Alarg. Rotura (Tracción) % 1-6 2
Conduct. Térmica W m-1 C-1 0.1 0.2
Coef. dilatación -6
10 ºC -1 60 100-200
Temp. distorsión ºC 50-300 50-110
Contracción Curado % 1-2 4-8
Absor. de Agua % 0.1-0.4 0.1-0.3
(24 h a 20 ºC)
_______________________________________________________________________
Tabla I.4. Propiedades típicas de las resinas epoxi y poliéster usadas en los materiales compuestos.
140
120
Compresión
100
Tensión (Mpa)
80
60
Tracción
40
20
Deformación (%)
2 4 6 8 10 12
Las resinas termoestables son materiales dúctiles como puede apreciarse en las curvas tensión
deformación que se incluyen en la Fig. I.4. La línea de trazos que aparece en el ensayo de
tracción representa la evolución que seguiría en caso de no producirse las roturas prematuras
debido a la concentración e intensificación de tensiones provocadas por los defectos
superficiales y/o microfisuras, que no afectan al comportamiento a compresión, donde se
aprecia una gran deformación plástica antes de que aparezca la rotura. Esta característica de
ductilidad de las resinas junto a un comportamiento isótropo justifican comportamientos no-
lineales de los materiales compuestos, ante solicitaciones en que la matriz juegue un papel
importante en el mecanismo de resistencia del material compuesto.
Una interfase resistente es también esencial para que el material compuesto experimente una
buena resistencia ante acciones transversales así como para una buena defensa ante acciones
de agresión ambiental.
Por contra, la tenacidad a fractura de materiales compuestos puede verse disminuida por una
unión fibra-matriz muy alta. La razón está en que esta propiedad limita la aparición de nuevas
superficies, que es uno de los mecanismos de absorción de energía en un proceso de fractura,
debido a que como se ha comentado anteriormente las fisuras no se propagarán a lo largo de
la interfase.
La primera fase admite múltiples variantes, de las cuales se van a describir muy brevemente
las más difundidas. Una descripción más detallada de los procedimientos de fabricación
puede encontrarse en Schwartz y en Chretien.
En el método de bolsa de vacío, presión o autoclave se suele utilizar como material base los
pre-preg, aunque también se puede partir de las capas de fibras, ahora unidireccionales
generalmente, impregnarlas y curarlas parcialmente. Las láminas se colocan en la superficie
del molde en el orden de apilamiento y con las direcciones adecuadas para formar un
laminado. Se cubren con un saco de presión para introducirlos en el autoclave a temperatura
y presión adecuadas para provocar el curado final del conjunto. Esta es la técnica mas
difundida en materiales compuestos de fibra de carbono y resina epoxi que se utilizan para
paneles y elementos de aviones.
Todos los procedimientos indicados se realizan en molde abierto. Existen también muchos
procedimientos basados en la utilización de un molde cerrado, inyectando la resina en el
molde, donde previamente se ha dispuesto la fibra en las direcciones adecuadas, o mezclando
previamente fibra y resina (para el caso de fibra corta) e inyectando el conjunto a alta presión
en el molde.
Dentro del proceso de fabricación hay que indicar las operaciones finales de ensamblado que
pueden incluir pegado después del curado, procesos con máquinas herramientas para
configurar zonas difíciles de realizar con el molde o simplemente ejecución de orificios para
proceder a realización de uniones atornilladas y finalmente el pintado.
Las piezas fabricadas deben pasar un cierto control (inspección visual, rayos X, ultrasonidos y
ensayos de resistencia) que permiten detectar los principales defectos que pueden presentarse:
A) MICROMECANICA
LAMINA REFORZADA EN UNA DIRECCION
FIBRA Ef νf Gf
MATRIZ Em νm Gm
EQUIVALENCIA
E11 E22 2
ν12 G12 1
B) MACROMECANICA
LAMINADO
2
1
2
2 1
1
2
1
Como puede observarse, los materiales compuestos reforzados con fibra son muy superiores a
los convencionales en rigidez y resistencia específica (salvo los de fibra de vidrio y resina
poliéster). Por consiguiente la comparación entre los materiales convencionales y los
compuestos a efectos de propiedades mecánicas está condicionada por el papel que el peso
juegue en el diseño total de la estructura.
El otro aspecto de interés es relativo al fácil control que se puede alcanzar sobre la anisotropía
de las propiedades finales. De esta forma pueden disponerse "a medida" los refuerzos de fibra
para soportar de la forma más óptima posible el estado tensional que se va a producir. Así, en
un depósito cilíndrico cerrado sometido a presión interna, la tensión longitudinal es la mitad
de la tensión radial, lo que permite una distribución racional de la fibra en las dos direcciones
en que se va a reforzar la matriz.
Fracción de Resistencia
volumen de Módulo de Densidad
a la tracción
fibra Elasticidad Módulo Resistencia
σu ρ
(V ) (E) específico específica
f
Material % (GPa ) (GPa) (g/cm3) (E/ρ ) ( σu ρ )
Dado que éste es un aspecto cuyo refinamiento tecnológico está muy condicionado por el
tiempo, es lógico que los procedimientos de fabricación de los materiales compuestos (de las
fibras aisladamente y del conjunto, adicionalmente) hayan condicionado, por el elevado
precio que confieren al producto, el uso extensivo de este tipo de materiales.
Solamente en situaciones en que el factor peso juega un papel muy importante (ingeniería del
espacio) o el precio no es un obstáculo (aplicaciones deportivas), o el procedimiento de
fabricación está bastante afinado (elementos de revolución), es cuando los materiales
compuestos han irrumpido en el mercado con carácter extensivo.
En la actualidad, los materiales compuestos de alta tecnología (resina epoxy con fibras de
carbono, boro o Kevlar) se han utilizado en la industria aeronáutica, fundamentalmente en las
alas, fuselajes y tren de aterrizaje, de forma claramente incremental. Así mientras en el Airbus
300 (Año 1974) el porcentaje del peso de la estructura de materiales compuestos al peso de la
estructura total era del 6%, en el Airbus, 310-200 (Año 1982) era del 8% y en el Airbus 320
(Año 1988) se acerca al 20%.
En la ingeniería naval se han empleado sobre todo en cascos cubiertas y mástiles, sobre todo
en embarcaciones deportivas donde se requieren grandes prestaciones de los materiales a
emplear y poco peso.
Una utilización menos conocida pero muy extensa la han alcanzado los materiales
compuestos, debido a sus buenas propiedades aislantes, en la ingeniería eléctrica,
fabricándose con ellos paneles, cajas de interruptores, soportes, etc.
CAPÍTULO II
2.1.- INTRODUCCIÓN
2.1.- INTRODUCCION.
Los materiales compuestos, como todos los sólidos deformables, se caracterizan porque
al actuar sobre ellos un sistema de cargas exteriores en equilibrio, cambian las posiciones
relativas de los diferentes puntos del material dando lugar a una nueva configuración
geométrica que se denomina configuración deformada. El sistema de fuerzas exteriores en
equilibrio puede ser aplicado directamente, Fig. II.1.a, o indirectamente, Fig. II.1.b, aplicando
un sistema de fuerzas cualesquiera en una zona del contorno pero limitando desplazamientos
en otra zona de tal forma que en ella se generarán las fuerzas que necesariamente tienen que
equilibrar el sistema exterior aplicado.
Cargas exteriores
en equilibrio configuración indeformada
configuración
deformada
configuración indeformada Desplazamientos
a) impedidos b)
Las magnitudes físicas que intervienen en el proceso de deformación de un sólido son las
cargas exteriores (aplicadas en el dominio, Fi, y/o en el contorno, ti) y los desplazamientos ui
del sólido. Es habitual en la Mecánica de Medios Continuos definir variables internas
(tensiones y deformaciones), de carácter tensorial, que están relacionadas con las magnitudes
de equilibrio.
σ33 σ32
σ
31
σ23
σ13 σ 22 2
σ21
σ 11 σ 12
Estableciendo las condiciones de equilibrio en un punto material sobre el que pueden actuar
unas cargas exteriores Xi (i = 1,3) por unidad de volumen se obtienen las siguientes
ecuaciones.
σji,j + Xi = 0 (II.1)
o lo que es lo mismo:
σ ij,j + Xi = 0 (II.3)
que constituyen las ecuaciones de equilibrio interno del sólido. Después de II.2. son 6 las
variables que definen el estado tensional en un punto de tal forma que a partir de dicho estado
puede calcularse, el vector tensión en un plano orientado de forma cualquiera en relación a
los ejes de referencia tomados, lema de Cauchy, Fig. II.3:
3
Tn
n
Hay que insistir en que las ecuaciones anteriores son válidas para cualquier tipo de sólidos
independientemente de la forma de comportarse del mismo. La única hipótesis que se realiza
es la de plantear el equilibrio en la situación indeformada por lo que únicamente dejan de ser
válidas cuando la magnitud del campo de desplazamientos, en relación a las dimensiones del
problema hace errónea esta hipótesis.
En lo que respecta a las deformaciones εij (con i y j variando de 1 a 3) son magnitudes, que
para el caso en que los desplazamientos sean pequeños frente a las dimensiones del sólido,
están asociadas a los cambios de forma y de volumen que experimentan los puntos del sólido.
Su relación con los desplazamientos, para este caso y despreciando términos de orden
superior (hipótesis de pequeñas deformaciones), es:
∂u1 1 ∂u1 ∂u 2
ε11 = ε12 = +
∂x1 2 ∂x 2 ∂x1
∂u1
· dx ∂u1
∂x1 1
x2 x2 · dx
∂x 2 2
dx2
dx2 ∂u
ε11 = 1
∂x1 ∂u 2
· dx
∂x1 1
dx1 x1 dx1 x1
a) b)
Al igual que sucedía con las ecuaciones de equilibrio interno las ecuaciones II.5a y b son
independientes del material, lo que quiere decir que en ellas no aparecen valores de
constantes asociadas al mismo. Se trata de relaciones geométricas que, eso sí, pueden
alterarse tomando otras expresiones, también geométricas, cuando según el tipo de material
que se esté estudiando, los desplazamientos alcanzan unos ciertos valores frente a las
dimensiones del dominio en estudio.
Fi ; t ui
i
Relaciones ε− u
Ecuaciones de
equilibrio (Ecuaciones de compatibilidad)
σ ij ε ij
Ley de comportamiento
(Ecuaciones constitutivas)
Dado que las tensiones están únicamente relacionadas con las cargas exteriores, al igual que
las deformaciones con los desplazamientos y dada la relación entre éstos y las cargas, debe
existir una relación característica de cada material entre las tensiones y las deformaciones.
Esta relación se conoce como ley de comportamiento o ecuaciones constitutivas del material.
Por consiguiente, las peculiaridades de los materiales compuestos sólo afectan a la ley de
comportamiento, que va a ser estudiada con carácter general en este capítulo. Una mayor
profundización en las relaciones F, t - σ y u-ε o/y las propiedades de estos tensores puede
obtenerse en cualquier Tratado de Elasticidad o de Mecánica de Medios Continuos.
con i,j,k y l variando de 1,3 y siendo Cijkl un tensor de cuarto orden que incluiría 81
constantes de rigidez. Aprovechando la simetría de los tensores de tensión y deformación,
puede simplificarse la expresión anterior. Agrupando los seis valores independientes de los
tensores tensión y deformación en los vectores σi y εi (i = 1,6), con la siguiente equivalencia:
σi = Cij εj (II.7)
∂U(ε ij )
= σ ij (II.8)
∂ε ij
∂U
= σi = Cij εj
∂εi
Y por tanto:
∂2U
= C ij (II.9)
∂ε i ∂ε j
Alternativamente:
∂U
= σ j = C ji ε i
∂ε i
Y por tanto:
∂2U
= C ji (II.10)
∂ε j∂ε i
Por lo que el tensor de rigidez de 2º orden que define la ley de comportamiento elástica lineal
es simétrico y un material de esta clase se define por 21 constantes asociadas a un sistema de
referencia determinado.
Hay que insistir en que las 21 constantes que definen un medio anisótropo van asociadas a un
determinado sistema de referencia. Así, al igual que los tensores σij y εij (pseudovectores σi y
εj en II.7) dependen de la orientación de los ejes, el tensor de las constantes de rigidez
también.
La reducción del número de constantes necesarias para definir un material sólo se produce
cuando éste tiene alguna simetría en su constitución. En efecto, muchos medios elásticos
tienen simetría geométrica de la estructura interna (forma cristalográfica, disposición de
fibras o partículas, etc). Esto puede hacer que sus propiedades elásticas sean idénticas en
varias direcciones.
Supongamos en primer lugar que un sólido tiene una estructura interna con simetría respecto
al plano 12. Para ver si este hecho condiciona el valor de alguna de las constantes del material
razonaremos sobre un punto sometido a cualquier estado tensional referido a los ejes 1-2-3.
Dado que el plano que contiene a los ejes 1-2 es de simetría, cualquier solicitación que
respete una simetría debe estar asociada a una deformada también simétrica.
Consideremos una solicitación σ11 que mantiene la simetría respecto al plano 1-2. La relación
general de σ11 con las deformaciones es:
σ11 = C11 ε11 + C12 ε22 + C13 ε33 + C14 γ23 + C15 γ13 + C16 γ12
Dado que las deformaciones ε11, ε22, ε33 y γ12 no rompen la simetría existente, las
correspondientes constantes C11, C12, C13 y C16 pueden tomar valores cualesquiera. Ahora
bien las deformaciones γ23 y γ13, como se aprecia en la Fig. II.7, no guardan simetría respecto
al plano 1-2, por lo que los coeficientes asociados a estas deformaciones, C14 y C15, deben
ser nulos para garantizar que en ningún caso existe acoplamiento entre σ11 y γ23 o γ13.
γ 3 3
23
γ
P.S P.S 13
1 2 2
1
C24 = C25 = 0
C34 = C35 = 0
C64 = C65 = 0
Dado que ni σ13 ni σ23 son simétricas respecto al plano 12 nada puede decirse de los
coeficientes que relacionan estas componentes del tensor de tensiones con las deformaciones.
Unas conclusiones análogas, y que permiten una sistemática más fácil de aplicar para
sucesivas posibilidades de simetría, se obtienen razonando de la siguiente forma. Si un plano
es de simetría elástica, las constantes de rigidez no deben cambiar cuando se toma como
tercer eje del sistema uno de los dos normales a dicho plano, Fig. II.8.
2 ≡ 2´
P.S
3´
1 ≡ 1´
σi = Cij εj (II.13)
Ahora bien entre las componentes del tensor de tensiones en los sistemas 1-2-3 y 1´-2´-3´
existe la relación:
σ11 = C11 ε11 + C12 ε22 + C13 ε33 + C14 γ23 + C15 γ13 + C16 γ12 (II.19)
σ´11 = C´11 ε´11 + C´12 ε´22 + C´13 ε´33 + C´14 γ´23 + C´15 γ´13 + C´16 γ´12 (II.20)
σ11 = C11 ε11 + C12 ε22 + C13 ε33 - C14 γ23 - C15 γ13 + C16 γ12 (II.21)
Si lo mismo que se ha hecho para σ11, se hace para los demás ( σ22, σ33, σ12, σ13, σ23) se
obtienen las siguientes relaciones:
C24 = C25 = 0
C34 = C35 = 0
C46 = 0
C56 = 0 (II.22.b)
Si el material tiene tres planos de simetría elástica se pueden hacer dos operaciones
equivalentes a la anterior (2 ≡ -2´ y 1 ≡ -1´). De esta forma:
Obsérvese:
Hay 9 constantes que definen el material ortótropo.
No hay acoplamiento entre tensiones normales y deformaciones tangenciales, en los
planos principales del material.
No hay acoplamiento entre tensiones tangenciales y deformaciones normales en los
planos principales del material, es consecuencia de lo anterior por la simetría.
No hay acoplamiento entre tensiones tangenciales de un plano y deformaciones
tangenciales de otro plano.
Esto ya implica que en los ejes principales del material se producen las deformaciones
básicas de la Fig. II.9
Si existe un plano en el cual todas las direcciones son de comportamiento idéntico, el material
se llama de comportamiento isótropo transversal.
En principio caben hacer infinitas combinaciones de ejes 1-2-3 y 1´-2´-3´ aunque muchas de
ellas serán combinaciones lineales unas de otras. De hecho sólo dos darán alguna relación
diferente de identidades. Supongamos que el plano es el 1-2.
1.- Giro de 90º alrededor de 3, Fig. II.10
3 ≡ 3'
2'
2 ≡ 1'
σ´11 = σ22 ; σ´22 = σ11 ; σ´33 = σ33 ; σ´12 = σ12 ; σ´13 = σ23; σ´23 = σ13
ε´11 = ε22 ; ε´22 = ε11 ; ε´33 = ε33 ; γ´12 = γ12 ; γ´13 = γ23; γ´23 = γ13
tomamos σ´11
transformando
y transformando
luego
3 ≡ 3´
2´
1 1´
Figura II.11.- Sistemas de referencia equivalentes.
Teniendo en cuenta, aplicando la transformaciones. II.16 con los valores de la Fig. II.11, que:
(C12 ε11+ C11 ε22 + C13 ε33) - (C11 ε11+ C12 ε22 + C13 ε33)= 2 C66 (ε22 - ε11)
de donde:
Con lo que la relación σ-ε para un material transversalmente isótropo será, aplicando (II.25) y
(II.26):
Si todas las direcciones son iguales, material isótropo, bastaría repetir las dos operaciones
anteriores para los planos 1-3 y 2-3 hasta que se obtiene la siguiente relación con dos
constantes, donde ya no cabe ninguna simplificación:
Se pueden definir unas relaciones ε-σ para los diferentes materiales considerados, inversas a
las anteriores, donde las constantes que aparecerán ahora son coeficientes de flexibilidad. Las
más importantes son:
Material ortótropo:
Material isótropo:
Las relaciones entre los coeficientes de las matrices C y S son, para materiales ortótropos, las
siguientes:
Es usual en Ingeniería adoptar unas constantes diferentes (aunque iguales en número), a las
que aparecen en las relaciones anteriores.
G = E / 2(1 + ν) (II.33)
Con las definiciones II.32, las ecuaciones II.30, conocidas como ley de Hooke generalizada
quedan:
o en notación matricial:
con lo que las ecuaciones II.28, conocidas como ecuaciones de Lamé, quedan:
σ11 = 2 G ε11 + λ θ
σ22 = 2 G ε22 + λ θ
σ33 = 2 G ε33 + λ θ
σ23 = 2 G ε23
σ13 = 2 G ε13
σ12 = 2 G ε12 (II.35)
con:
En notación matricial:
λ, conocida como constante de Lamé, se puede relacionar con cualquier pareja de valores de
E, ν o G.
E ν G E - 2G
λ = =2Gν =
1+ν 1 - 2ν 1 - 2ν 3G - E
E y ν se pueden medir de forma directa mediante un ensayo, por lo que son los dos valores
habitualmente empleados para definir un material, calculándose los demás a partir de ellos.
E≥0 y ν ≥ 0 (II.36.a)
U = 1 / 2 σij εij
introduciendo II.35:
G ≥ 0 , λ ≥ 0 (II.36.b)
E / 1-2 ν ≥ 0
luego necesariamente:
ν≤1/2 (II.36.c)
Las ecuaciones II.36 representan las cotas que pueden establecerse sobre el valor de las
constantes asociadas a materiales isótropos.
Las constantes ingenieriles de los materiales ortótropos son una extensión de las definidas
anteriormente en los isótropos.
1 - ν 21 - ν 31
E11 E22 E33
ε11
- ν 12
E11
1
E22
- ν32
E33
0 σ11
ε22 - ν 13 - ν23 σ22
1
ε33 = E11 E22 E33 σ33 (ΙΙ.37)
γ23 σ23
1
γ13 G23 σ13
γ12 σ12
0 1
G31
1
G12
habiendo tomado:
γij = 2 εij (II.38)
En la matriz de constantes:
siendo εijj la deformación en la dirección j provocada por una tensión en la dirección i, por lo
que νij se define como el acortamiento unitario en la dirección j en relación al alargamiento
unitario en la dirección i provocado por una tensión en dicha dirección i.
En la matriz S hay implicadas 12 constantes E11, E22, E33, G12, G13, G23, ν12, ν13, ν23, ν21,
ν31, ν32. Ahora bien, sólo 9 son independientes ya que debido a la simetría de S:
Sij = Sji
es decir:
Usualmente y a efectos de determinación de las constantes, E11, E22, E33; G12, G13, G23 son
junto a 3 νij considerados como los valores independientes.
En orden a profundizar un poco en la idea de la relación entre ciertas constantes puede ser
instructivo el siguiente análisis. Sea una laja ortótropa que sometemos a tensión en la
dirección 1 y en la 2 independientemente, Fig. II.12.
σ
∆ 22
σ σ
2
2
L
1
∆ 21 1
1
L ∆1 σ 2
∆1
L
ν ν
ε111 = σ ; ε122 = - 12 σ ; ε222 = σ ; ε211 = - 21 σ
E11 E11 E22 E22
1
∆1 = σ L ; ∆ 1 = - ν12 σL ; ∆ 2 = σ L ; ∆ 2 = - ν21 σL
2 2 1
E11 E11 E22 E22
Obviamente si E22 ≠ E11, ∆11 ≠ ∆22 (ε111 ≠ ε222); pero sin embargo ∆12 = ∆12 (ε211 =
ε122) independientemente de los valores de las constantes, debido a la simetría de S. Esta
conclusión sería una clara extensión del Teorema de Betti o de reciprocidad aplicado a
materiales compuestos.
La matriz de rigidez se obtiene invirtiendo la matriz S con lo que las ecuaciones II.37
invertidas son:
G12
donde:
Obsérvese que estas relaciones están definidas en los ejes principales. Un material fabricado
ortótropo no presenta ninguna dificultad para determinar dichas direcciones. En caso de que
sea un material no determinado pero supuesto ortótropo, sólo los desacoplamientos entre
tensiones y deformaciones que se derivan de la configuración de S pueden inducir la correcta
orientación de los ejes 1, 2 y 3, principales del material.
Algunas cotas pueden ser establecidas para las constantes de los materiales ortótropos,
siguiendo razonamientos intuitivos.
Sii > 0
Es decir:
1 T 1 T
U == ε σ = ε C ε >0
2 2
esto implica que la matriz C debe ser definida positiva. (La expresión anterior es justamente,
salvo el 1/2, la definición de matriz definida positiva). Las condiciones para que sea definida
positiva es que el determinante sea positivo y también los menores obtenidos a partir del
primer elemento de la diagonal principal, orlando con filas y columnas.
Dado que:
C = ∆ / G12G23G31
y teniendo en cuenta las restricciones anteriores sobre E11, E22, E33, G12, G13, G23:
1 - ν12 ν21 − ν23 ν32 − ν31 ν13 − 2 ν21ν32 ν13 > 0 (II.42.c)
En cualquier caso, estas cotas tienen como gran utilidad el poder servir de filtro a constantes
medidas de ensayos experimentales, cuya fiabilidad no siempre es la deseable.
Obsérvese que algunas restricciones típicas de los materiales isótropos desaparecen. Así por
ejemplo el valor de νij no queda acotado a 1/2, sino que depende de la relación entre E11 y
E22. Por ejemplo, si E11 = 9E22 (valor que puede representar el comportamiento de un
compuesto epoxy-fibra de boro), se tendrá que:
1 - ν12 ν21 >0 y ν12 / E11 = ν21 / E22 ⇒ ν21 = E22 /E11 ν12
El estado de tensión plana en una lámina viene caracterizado por (suponiendo la lámina
en el plano 1-2):
Para el caso de material ortótropo, en las direcciones principales del material, esto implica
que (II.29):
Por consiguiente la relación ε-σ en ejes principales queda (poniendo γ12 = (2 ε12), en lugar de
ε12):
con:
-ν - ν21
S11 = 1 ; S22 = 1 ; S66 = 1 ; S12 = 12 =
E11 E22 G12 E11 E22
Obsérvese que si bien en la ley ε−σ sólo influyen cuatro variables independientes (E11, E22,
G12, ν12 (o ν21), si se quisiera conocer ε33 sería preciso determinar también ν13 y ν23. La
relación σ−ε puede obtenerse invirtiendo las anteriores:
donde:
S22
Q11 =
S11 S22 - S212
S11
Q22 =
S11 S22 - S212
- S 12 (II.47)
Q12 =
S11 S22 - S212
Q66 = 1
S66
o poniendo S en función de E, G y ν:
Estas relaciones también se podrían haber obtenido particularizando los Cij para ciertos
valores de νij que simulen la tensión plana (ν13, ν31, ν23 , ν32 = 0).
Los estados de tensiones σ referidos a los ejes geométricos (x,y) y principales (1, 2) se
pueden relacionar a través de una matriz de giro, función del ángulo que forman ambos
sistemas de ejes (según se indica en la Fig. II.13).
2
1
θ
x
Puede observarse el carácter de pseudovector del estado tensional plano ya que aunque se
estructura es la de un vector, su transformación en otros ejes es diferente, como corresponde
al verdadero carácter tensorial de sus componentes.
Una relación idéntica pudiera establecerse para las deformaciones, aunque con εxy y ε12 en
lugar de γxy y γ12. Para incluir los componentes γ, basta hacer:
Luego:
o bien:
εxy = R T-1 R -1. ε12 (II.51)
llamando:
Obsérvese que aunque Qxy es una matriz llena con 6 componentes (debido a la simetría) de
valores diferentes, estos valores se obtienen a partir de los 4 linealmente independientes que
definen Q12. Por supuesto, si θ = 0 , Qxy = Q12.
Qxy no presenta ninguna diferencia con respecto a una matriz Q que relacionara σ y ε en un
material anisótropo, solamente que Qxy está asociada a un material que puede caracterizarse
más fácilmente mediante ensayos de laboratorio, siempre que las direcciones principales del
material puedan identificarse para proceder a los ensayos.
Análogamente se puede plantear la relación inversa ε-σ, en ejes no principales, sin más que
invertir la relación anterior:
donde:
4 2 2 4
S 11 = S 11 cos θ + (2 S 12 + S 66 ) sen θ cos θ + S 22 sen θ
2 2 4 4
S 12 = (S 11 + S 22 - S 66 ) sen θ cos θ + S 12 (sen θ + cos θ)
4 2 2 4
S 22 = S 11 sen θ + (2 S 12 + S 66 ) sen θ cos θ + S 22 cos θ
(II.57)
3 3
S 16 = (2 S 11 - 2 S 12 - S 66 ) senθ cos θ + (2 S 12 - 2 S 22 + S 66)sen θ cosθ
3 3
S 26 = (2 S 11 - 2 S 12 - S 66 ) sen θ cosθ + (2 S 12 - 2 S 22 + S 66)senθ cos θ
2 2 4 4
S 66 = 2 (2 S 11 + 2 S 22 - 4 S 12 - S 66 ) sen θ cos θ + S 66 (sen θ + cos θ)
Al igual que sucedía con la relación de Lamé, no hay diferencia entre la matriz Sxy para un
material ortótropo y la matriz S para un material anisótropo. Las nuevas componentes no
nulas de Sxy en relación a S12 pueden tener también una interpretación ingenieril, a partir de
la interpretación que estas constantes tienen en materiales anisótropos.
σy
σxy
σx
σx
σxy
σy
o bien:
εx = σx /Ex - νyx εy (σy) + ηx,xy γxy (σxy) (II.58)
donde:
o bien:
donde:
1 νxy ηx,xy
-
Ex Ex Gxy
εx σx
νxy 1 ηy,xy
εy = - σy (ΙΙ.63)
γxy Ex Ey Gxy σxy
ηxy,x ηxy,y 1
Ex Ey Gxy
Estas constantes ingenieriles de la lámina ortótropa en ejes no principales, lo que hace que se
comporte como aparentemente anisótropa, se pueden calcular a partir de las constantes
ingenieriles en ejes principales relacionando las matrices S en ambos ejes, lo que conduce a:
Dado que las constantes que definen un material ortótropo como aparentemente anisótropo
pueden representarse a partir de las constantes ortótropas y el ángulo que relaciona la
posición de los ejes principales con los ejes de aparente anisótropía, resulta instructivo el
representar dicha variación (Fig. II.15 y Fig. II.16 tomadas del libro de Jones).
La conclusión más importante (ver por ejemplo Ex /E22 para boro/epoxy) es que los valores
extremos de las constantes (máximos o mínimos) no necesariamente se producen para los ejes
principales del material.
CAPÍTULO III
3.1.- INTRODUCCIÓN
3.5.- MICROMECÁNICA
3.1.- INTRODUCCIÓN.
En lo que respecta a los ensayos para establecer características de rigidez y resistencia, son
en general una continuación de los que se realizan para isótropos, si bien es preciso tomar
algunas precauciones que derivan de la existencia de acoplamiento entre tensiones y
deformaciones normales y tangenciales.
En general, lo que se hace es comparar un estado real con un estado admisible del material.
Ambos están referidos a los ejes de ortotropía de la lámina. El real, en el caso de que la
lámina tenga unas cargas que permitan la determinación fácil de las tensiones en otras
direcciones, se obtiene por simple rotación del tensor, y el admisible está en función de las
propiedades resistentes de la lámina en las propias direcciones de ortotropía.
τ τ
τ τ
τ
τ
τ
τ
(a) (b)
τ τ
τ τ
τ τ
τ τ
Aunque aparentemente los criterios de plastificación para materiales isótropos y los de rotura
para ortótropos (que veremos en este capítulo), representan cosas diferentes, pueden verse
con un significado común: el fin del comportamiento elástico lineal. Por ello, no debe
extrañar que se hayan utilizado en algunos criterios de rotura de materiales ortótropos ideas
equivalentes a las usadas para la transición a comportamiento plástico de materiales
isótropos dúctiles. No obstante, en la actualidad, y a pesar de que la mayor parte de los
criterios se siguen formulando sobre variables macromecánicas, es admitido que éstos han de
basarse en los mecanismos de funcionamiento interno del material, por lo que cobra cada vez
más importancia el estudio de la micromecánica.
entidad física inmediata (tensiones y deformaciones), lo que conlleva que los ensayos a
realizar correspondan a problemas cuya resolución analítica sea posible, con objeto de que
las tensiones y deformaciones puedan ser obtenidas a partir de los datos experimentales
(normalmente fuerzas y alargamientos).
Tanto para materiales isótropos como ortótropos, el ensayo más extendido para conocer el
valor de las constantes es el ensayo de tracción. La razón de ello es doble, por una parte si a
una pieza prismática recta de sección transversal arbitraria se la somete a un estado de
tracción pura, la solución analítica a dicho problema es conocida, por otro lado la realización
experimental de tal ensayo resulta fácil. No obstante, para materiales ortótropos, no basta en
general el ensayo de tracción para obtener de forma fiable todas las constantes del material
debiéndose acudir a otro de tipo de ensayos que serán objeto de un estudio detallado en el
presente capítulo.
A modo de ilustración, veamos cómo es posible obtener a partir del ensayo de tracción las
constantes E y ν para un material isótropo.
Sección F
transversal
Ω Estado tensional :
F
σ 33 = ; resto σ ij = 0
Ω
3 Campo de deformaciones :
L νF νF F
2 ε11 = − ; ε 22 = − ; ε 33 = ; ∀i ≠ j ε ij = 0
EΩ EΩ EΩ
1 Campo de desplazamientos :
νF νF F
u1 = − x1 ; u 2 = − x 2 ; u3 = x3
EΩ EΩ EΩ
F
(a) Esquema del ensayo de
(b) Solución elástica
tracción
Supongamos una probeta recta de longitud L y sección transversal circular (ya dijimos antes
que la sección puede ser arbitraria, la elección de la sección circular se ha adoptado por
comodidad a la hora de realizar el ensayo) de área transversal Ω. Si mediante algún
dispositivo (una máquina universal de ensayos mecánicos por ejemplo) sometemos la
probeta en sus extremos a una tracción de resultante F, la solución tensional en una zona
suficientemente alejada de la zona de aplicación de la carga (Principio de Saint-Venant) se
ha uniformizado y resulta valer: σ33 = F/Ω, y el resto de las componentes de σij iguales a
cero. El tensor de deformaciones puede obtenerse a partir de las ecuaciones constitutivas y
por integración de éste obtener el correspondiente campo de desplazamientos (vease Fig.
III.3).
de distancia (∆L y ∆d) que sufren estos puntos para un incremento de carga dado (∆F) son
facilmente medibles en el laboratorio. A partir de dichas medidas, se obtienen las constantes
buscadas (E y ν), (Fig. III.4).
D
* A B* C* ** 2
F F
1
Lo
do
F/ Ω ∆F L
∆L =
* (F2 ; ∆L2) EΩ
o
∆ L/L o
Conviene hacer notar que el desarrollo realizado hasta ahora está basado en un
comportamiento elástico lineal. Por ello, sería también conveniente comprobar que tal
comportamiento se produce. Para ello es aconsejable comprobar:
b) Al desaparecer la carga, el incremento de longitud sufrido por la probeta deberá ser cero.
El problema resulta algo más complejo para materiales ortótropos. Así, para láminas
reforzadas en una dirección y con el mismo comportamiento en tracción que en compresión
las características que es preciso determinar mediante ensayos son:
F F
Sección A = b x t
F y F
Probeta con Probeta con
orientación 0º orientación 90º
A la probeta cuyas fibras están orientadas 90° respecto al eje x se le coloca una banda según
la dirección de x. A partir de la lectura de ésta, de la carga aplicada y de las dimensiones de
la probeta, se obtiene la otra constante E22.
probeta, y el resto de las componentes cero. Usando las ecuaciones constitutivas y las
relaciones entre constantes en ejes arbitrarios y en ejes de ortotropía particularizadas para
θ=0° llegamos a:
εx = σx / E11 ; εy = -( ν12/E11) σx ; γxy = 0
de donde se deduce:
E11 = σx /εx y ν12 = - εy / εx
E22 = σx /εx
E11 = ∆F / (A ∆εx)
ν12 = - ∆εy / ∆εx
Fibra de carbono
Fibra de vidrio
a) Probetas.
a.1.) Geometría.
La geometría de las probetas será como la indicada en la Fig. III.7. Los extremos de las
mismas se encontrarán reforzados con objeto de que el fallo de la probeta ocurra en una zona
alejada de la de aplicación de la carga. El número de probetas a ensayar para obtener una
propiedad será no menor a 5.
≥ 38 mm
L + 2b
Espesor de probeta d
Espesor de refuerzo e
≥ 5°
b) Condiciones de ensayo.
Se procurará que la carga actuante sobre la probeta no origine flexión en la misma. Con tal
objeto se deberá verificar que tal estado no ocurre, o que no altera sensiblemente los
resultados. Para ello, sobre la probeta se colocarán 3 galgas (la galga numerada como 3 es la
utilizada como galga de medida) situadas como se muestra en la Fig. III.8.
1 , 2
3
2 3
9.525 mm
Las constantes se obtendrán de aplicar las ecuaciones III.1 tomando el incremento de carga y
de deformación en la zona en la que el comportamiento es lineal. Para cada serie (de 5
probetas cada serie) se determinarán las magnitudes siguientes:
n
∑ Xi
Valor medio X = i =1
n
n 2
∑ X i2 − n X
Desviación típica s = i =1 (III.3)
n −1
100s
Coeficiente de variación η =
X
Podemos decir, que existen dos grandes bloques de métodos para obtenerla. El primero está
basado en la obtención indirecta de G12 a partir de un ensayo de tracción sobre una lámina o
laminado con sus fibras orientadas un determinado ángulo con la dirección de la carga. El
segundo bloque está basado en la obtención directa de G12 a partir de conseguir sobre la
probeta un estado de deformación tangencial pura y uniforme.
Los ensayos más representativos de ambos bloques son los que se muestran en la tabla
adjunta.
3.2.2.1- Ensayos sobre láminas con fibras orientadas (Off-Axis Tension Test).
Una forma relativamente simple de evaluar G12 es la de someter una lámina, cuya fibras
están orientadas un ángulo θ respecto al eje x, a una carga de tracción (Fig. III.9).
F
x
1
y
L
Espesor = t
F
2h
Una galga situada según la dirección del eje x permite obtener el valor de εx y a partir de
éste, y del valor de la carga aplicada, es posible obtener Ex (tal razonamiento fue ya
empleado en el apartado anterior).
σx = F = Ex εx ⇒ Ex = F (III.4)
Α A εx
También se puede colocar una roseta en el centro de la probeta, determinar γ12 a partir de las
medidas obtenidas y calcular el valor de G12 como:
σ12 F
G12 = ; σ12 = − senθcosθ (III.6)
γ12 A
Este último procedimiento resulta más conveniente puesto que aportaría un valor de G12
independiente del resto de propiedades.
El diseño de mordazas que permitan tal deformación tangencial no es fácil, y las máquinas de
ensayos standard imponen restricciones a que tal deformación se produzca.
Para solventar estos problemas, se han planteado dos líneas de actuación, una consistente en
tratar de modificar la configuración del ensayo para obtener una respuesta aproximada a la
de la configuración ideal (Fig. III.10.a), y otra consistente en mantener la configuración
simple del ensayo (probeta rectangular de tamaño moderado (relación L/2h < 10), y
mordazas convencionales) y corregir los resultados directos del mismo.
En la primera línea se han planteado gran cantidad de propuestas, desde la más simple
consistente en utilizar probetas muy esbeltas (relación L/2h > 14, Chamis y Sinclair) donde
los efectos de la acción de las mordazas en los extremos se ven atenuados en el centro del
especimen (zona de medida), hasta configuraciones especiales de mordazas que tratan de
permitir el giro de los extremos (Pindera y Herakovich), o el empleo de refuerzos ("tabs")
especiales para la sujeción de las probetas (C.T. Sun).
La segunda de las líneas, corrección de los resultados del ensayo, parte del trabajo de Pagano
y Halpin (68), los cuales obtuvieron la solución analítica a un problema con condiciones de
contorno simplificadas para la línea central de la probeta (Fig. III.10.c). En este caso, la
solución de tensiones viene dada por:
σ x = C2
σ xy = −C o h 2 (III.7)
σy = 0
donde:
6S16 εo C
Co = 2 2 2 2
; C 2 = o (6S66 h2 + S11 L2 ) (III.8)
6h (S11 S66 − S16 ) + S11 L 6S16
6S16 h2
σ xy = βσ x ; β= (III.9)
6h2 S66 + S11 L2
2 S16 2
F = t ∫− h σ x (L2 ,y)dy = 2th C2 −
h
h Co (III.10)
3S11
y la relación es:
2
σx 6S16 h2
σx = ; η= 2 (III.11)
2 2
6h S66 S11 + S11 L2
1− η
3
σx
σ12 = −
2 (senθcosθ − β(cos2 θ − sen 2 θ)) (III.12)
1− η
3
(a) σ22
σ12
σ xy
σx
σ*22
(b) σ12
*
σx
Figura III.11.- Efectos de las restricciones de desplazamientos sobre el campo de tensiones. a) Con inclusión
de restricciones en desplazamientos; b) Idem sin inclusión.
La relación entre la tensión dada por la solución análitica del problema aproximado y la
*
aparente (σ12 ) viene dada, del uso de las ecuaciones anteriores, por:
σ* cos2 θ − sen 2 θ
σ12 = − 12 1− β (III.14)
2 senθcosθ
1− η
3
Pindera y Herakovich utilizaron la anterior relación para obtener una expresión de corrección
del valor aparente G12*. Relacionando el módulo de cortadura (G12) con la tensión tangencial
(G12 = σ12 / γ12 ), la relación entre los módulos de cortadura del problema aproximado (G12)
y aparente (G12* = σ12* / γ12) vendrá dado por:
Es preciso remarcar que el valor corregido que se obtiene de esta expresión será un valor
aproximado de G12, ya que proviene de la solución analítica de un problema aproximado.
Esta solución resulta una buena aproximación del problema empotrado para relaciones de
aspecto L/2h > 6, como se puede observar en la Fig. III.12, donde se representa la evolución
de la relación σ12/σ12* frente al ratio L/2h para los problemas ideal, aproximado (Pagano y
Halpin), y empotrado (solución numérica). Asi mismo, conviene hacer notar que los
parámetros η y β que aparecen en el factor de corrección dependen de las propiedades del
material, incluida G12, por lo que es preciso un análisis iterativo para su correcto uso.
1.2
1.0
0.8
0.6
*
σ12 /σ12 *
σ
/σ
12
12
0.4
Pagano y Halpin
Empotrado
0.2
Ideal
0.0
0 2 4 6 8 10
Ratio (L/2h)
Figura III.12.- Comparación de los estados tensionales de los distintos problemas en función del ratio del
especimen.
las constantes E11, E22 y ν12 viéndose solamente afectada por la relación L/2h, la orientación
de las fibras y el valor de G12. No obstante, la corrección es válida si en la realización del
ensayo se dan las condiciones de empotramiento consideradas.
La forma de usar la curva se describe a continuación. Del ensayo se determina a partir de las
lecturas de las galgas γ12 y εo, y a partir de la carga, σ x . Conocidos estos valores se calcula
G12* y el cociente γ12/εo . Con dicho cociente se entra en el gráfico apropiado (orientación θ
y ratio L/2h) y se determina el valor de G12/G12*, lo que permite una vez conocido G12*
determinar G12.
1.5
ENSA YO OFF-AXIS TENSION
1.25
1 θ = 45°
θ = 30°
θ = 15°
0.75 θ = 10°
G12/ G12*
0.5
θ = 5°
.
0.25
0
0 0.9 1.8 2.7 3.6 4.5
γ12 / ε o
Figura III.13.- Gráfica para determinar G12 en una probeta de relación L/2h=10.
F
F F
F
F
F
En este caso, G12 puede ser evaluado directamente a partir de la medida tomada de dos
galgas situadas ortogonalmente entre sí, y orientadas de forma que una siga la dirección de la
carga (eje x). A partir de estas dos medidas, la deformación angular γ12 puede ser obtenida
mediante las ecuaciones de trasformación del sistema x-y al sistema 1-2:
γ12 = εx - εy (III.16)
Por otro lado, la carga aplicada provocará una tensión normal de valor σx = F/A donde A es
el área transversal del laminado, siendo cero el resto de las componentes del tensor. El paso
de este tensor al sistema de ortotropía permite obtener el valor de σ12 ( σ12 = F/2A).
Conocido σ12 y γ12, la ley constitutiva en el sistema ortótropo nos da directamente el valor
de G12:
σ12
G12 = (ΙΙΙ.17)
γ12
Aunque los ejes 1 y 2 son diferentes en cada lámina las fórmulas anteriores son válidas para
ambas. En cualquier caso se trata de un laminado cuyo estado tensional se analizará en el
Capítulo correspondiente a la Teoría general de laminados.
El ensayo en cuestión viene recogido en la norma ASTM D-3518. Las condiciones generales
de dicho ensayo son las mismas que las descritas en la norma ASTM-D-3039 y que fueron ya
comentadas en el apartado 3.2.1.
Es quizás este ensayo el más extendido para evaluar el módulo de cortadura G12. A
grandes rasgos, el método consiste en someter una lámina o un laminado unidirecional
(normalmente θ=90°) a un estado de deformación tangencial pura en la línea central de la
probeta. Ello se intenta conseguir mediante el desplazamiento relativo de dos raíles que se
encuentran solidarios con la probeta. En el centro de la probeta se sitúan dos galgas que
forman ±45° con las fibras. A partir de las medidas de las galgas, cuando el conjunto se
Conviene hacer notar no obstante, que tal estado de deformación tangencial pura no se
produce, como puede deducirse facilmente del equilibrio de la probeta. Resultados
experimentales obtenidos por Whitney han puesto de manifiesto que a pesar de la falta de
uniformidad del estado tensional, los resultados son satisfactorios para relaciones L/b
superiores a 10, donde b es la distancia entre los raíles.
La medida de las galgas situadas a ±45° respecto al eje x se puede expresar en función de las
componentes del tensor de tensiones :
γxy 1
1 εx 2 ε + ε ± γxy
ε±45º
g = ±1 2 = x y (III.18)
2 2 γxy ± 1 2
εy 2
2
Galgas
L
Así, γxy en función de las lecturas de las galgas vendrá dada por:
G12 = F (III.2 0 )
Ld γ x y
El ensayo en cuestión, está regulado por la norma ASTM D-4255. En ella se detallan las
dimensiones de los raíles así como de la probeta objeto del ensayo. También establece (de
manera análoga a la norma ASTM-D-3039) las condiciones bajo las que se realiza el ensayo
y los resultados a obtener del mismo.
El objetivo de este ensayo es idéntico al del ensayo anterior, es decir, conseguir en una
sección de una probeta un estado de tensión tangencial pura y uniforme. A partir de este
estado, las medidas de dos galgas orientadas a ±45° y situadas en el punto central de la
sección, nos darán la deformación tangencial. Relacionando ésta con la tensión tangencial
media, se obtendrá el módulo de cortadura.
La probeta más extendida para la realización de este ensayo es la probeta Iosipescu (Fig.
III.16.a). La sección central de la probeta es la que se desea que esté a tensión tangencial
pura y uniforme. Para ello la probeta se somete a ensayo mediante el dispositivo
esquematizado en la Fig. III.16.b, dicho ensayo se encuentra regulado por la norma ASTM
D-5379. El objeto de la doble muesca que se mecaniza en la probeta es el de concretar la
zona de interés favoreciendo distribución uniforme de tensiones tangenciales y que la rotura
se produzca en esa zona.
Orientación R= 0.05"
A
0°
ε1
ε2 x
(a) 0.45" 0.75"
ε3
90 °
B Orientación
90 °
3"
(b)
1.2
1.1
1
0.9
TAU xy / TAU med
0.8
0.7 Orientación 0°
0.6
0.5 Orientación 90° .
Secuencia (0/90)s
0.4
0.3
0.2
PROBETA IOSIPESCU
0.1
0
-1 -0.8 -0.6 -0.4 -0.2 0 0.2 0.4 0.6 0.8 1
y/ymax
Figura III.17.- Tensión tangencial normalizada a lo largo de la zona central de la probeta para diferentes
orientaciones.
En concreto, Pintado y otros han utilizado la técnica de Elementos Finitos con objeto de
evaluar la distribución de tensiones en la zona central de la probeta poniéndose de manifiesto
que para determinadas orientaciones es necesario emplear un factor de corrección para
calcular G12, dado que en el punto central la tensión tangencial difiere notoriamente del
valor medio empleado para evaluar el módulo de cortadura. En la Fig. III.17 se muestra la
distribución de tensión tangencial a lo largo de la línea central obtenida para diferentes
orientaciones de fibras. Además, para determinadas orientaciones, aparecen otras
componentes del tensor de tensiones (σx y σy) que alteran la forma de cálculo del G12. La
zona transversal de uniformidad resulta también de interés dado el carácter finito de la galga
extensométrica. Dicha zona también está fuertemente afectada por la orientación de las fibras
tal como se muestra en la Fig. III.18. Otro inconveniente del ensayo en cuestión es la
repetibilidad del mismo.
Recientemente, Ifju y Post han propuesto otro tipo de probeta que denominan Compact-
Double-Notched (CDN) para la determinación del Módulo de Cortadura. En la Fig. III.19 se
muestran las dimensiones de la probeta, el dispositivo de carga y las acciones que el
dispositivo hace sobre la probeta.
0.25"
ANGULO DE FIBRAS 90º R=0.125"
x 0.75"
1.5"
ANGULO DE FIBRAS 0º
0.25"
0.75"
F
0 .6 2 5 "
grapa de sujeción
tornillo de
fijación F
1/4 F
1/4 F
tornillo de
fijación
1 .2 5 "
1/4 F
1/4 F F
grapa de sujeción
CARGAS SOBRE LA PROBETA
F
ESQUEMA DEL SISTEMA DE CARGA EMPLEADO
Cañas y otros han realizado un estudio númerico de la probeta CDN y han puesto de
manifiesto que la uniformidad de tensiones está también fuertemente influenciada por la
orientación de las fibras. En la Fig. III.21 se muestra la tensión tangencial, normalizada con
la tensión media, a lo largo de la línea central para diferentes orientaciones, y en la Fig.
III.22 se muestra el mapa de tensión tangencial σ12 observándose la zona de tensión
uniforme. Los resultados obtenidos ponen de nuevo de manifiesto la mejora sensible que se
consigue usando la probeta CDN frente a la losipescu.
1.4
1
τxy / τ
0.8
Orientación 0º
Secuencia (0/90)s
0.6
0.4
0
-1 -0.8 -0.6 -0.4 -0.2 0 0.2 0.4 0.6 0.8 1
y / y max
Figura III.21.- Tensión tangencial normalizada a lo largo de la zona central para diferentes orientaciones.
Sin embargo, mientras que en la probeta losipescu es la zona central la más solicitada y en
consecuencia es por ella donde se produce el fallo de la probeta para valores elevados de la
carga, en la probeta CDN la zona más solicitada esta fuera de esta línea central. En
consecuencia, la probeta CDN no resulta adecuada para estimar la resistencia a cortadura ni
en consecuencia para determinar el valor de G12 para valores elevados de deformación.
Es este ensayo, sin duda, el que a priori podríamos considerar el mejor para evaluar G12.
La razón de ello, es que cuando un tubo se somete a torsión, aparece un estado de tensión
tangencial pura. Relacionando éste con la deformación tangencial que se origina podemos
obtener directamente, si las fibras se orientan en la dirección del eje del tubo, el módulo de
cortadura G12.
El hecho de que tal ensayo no esté muy difundido se debe fundamentalmente a dos razones.
La primera es de tipo económico dado que la fabricación del tubo en material compuesto es
cara. La otra razón fundamental va asociada a la dificultad de realizar el ensayo. Así es
preciso garantizar que sólo se aplica un torsor por lo que el tubo debe ser montado centrado
respecto a su eje y libre para moverse axialmente, de tal forma que no se generan axiles ni
flectores. Adicionalmente es necesario prevenir roturas por la zona de sujeción y por pandeo
(asociado a la compresión a 45o que genera la tensión tangencial pura). Esto último puede
conseguirse aumentando el espesor del tubo pero esta medida está limitada por la
consecución de un estado tensional uniforme en el espesor.
σxy = Torsor / ( 2 π r 2 t)
x σx = σy = 0
Si las fibras se orientan según x
σ12 = σxy ; G12 = σ12 / γ12
En este caso la relación σ−ε en la dirección de la fibra es prácticamente lineal, dado que
es la fibra la que aporta la mayor resistencia. El ensayo a realizar para determinar el valor de
Xt es un simple ensayo de tracción (Fig. III.24) similar al usado para determinar las
características de rigidez E11 y ν12.
σ 11
P
x σ11 =X
ult
E P
11
ε11
Figura III.24.- Ensayo de tracción según la dirección de la fibra.
(a) (b)
Figura III.25.- Vista de las roturas producidas en los ensayos: (a) Probeta de fibra de vidrio-poliéster, (b)
Probeta de fibra de carbono-epoxy.
La rotura puede ir precedida de diferentes fallos internos en el material como son la rotura de
fibras, la microfisuración de la matriz y la separación de las fibras de la matriz. En el caso de
que la probeta esté formada por diferentes láminas (con las fibras igualmente orientadas) se
puede producir también delaminación entre las láminas.
Cuando la carga es del orden del 50% de la final de rotura ya comienzan a romperse fibras.
Estas roturas provocan concentraciones de tensión que pueden conducir a despegues de fibra
y matriz en la sección de rotura. También puede suceder que pequeñas grietas producidas en
diferentes secciones transversales coalezcan produciéndose para ello despegue generalizado
de fibras y/o fallo por cortadura de la matriz. Por consiguiente los tipos de rotura de un
laminado unidireccional a tracción pueden agruparse en tres:
rotura frágil en una sección, siendo el mecanismo fundamental la rotura de las fibras
en esa sección. Aparece una superficie de rotura limpia no apreciándose claramente la
existencia de los dos componentes.
rotura frágil en una sección pero acompañada de arranque y/o despegue de fibras. En
este caso la superficie de rotura no es limpia y aparecen extremos de fibra emergiendo
de dicha superficie de rotura.
rotura frágil en diferentes secciones transversales con despegue de fibras y/o fallo por
cortadura de la matriz.
El mecanismo de fallo en este ensayo se produce por rotura por tracción de la matriz y/o por
despegue de los constituyentes si la interfase entre fibra y matriz no es muy fuerte.
σ 22
P
x σ22 =Y
ult
E P
22
ε22
En los ensayos de compresión, tanto los dispositivos de ensayo (figura III.27.a), como la
geometría de las probetas (figura III.27.b), están diseñados para evitar los fenómenos de
pandeo global del espécimen, que constituye el problema fundamental a la hora de llevar a
cabo estos ensayos. Como se observa en la figura III.27.a, la probeta se dispone entre unas
guías que evitan la flexión del espécimen fuera de su plano. Así mismo, las pequeñas
dimensiones de las probetas, junto con los refuerzos laterales que se adhieren a éstas (figura
III.27.b) contribuyen a la reducción de la esbeltez de la zona efectiva de ensayo del
espécimen.
12.5±0.2 mm
80 ±0.1 mm
(a) (b)
Figura III.27.- Configuración de los ensayos de compresión: (a) dispositivo de ensayo, (b) configuración de las
probetas.
La suposición del comportamiento lineal que resulta una buena aproximación para
cargas normales, no resulta adecuada para solicitaciones tangenciales. La razón de ello es
que la propagación de las grietas que conducen a la rotura se puede producir a través
exclusivamente de la matriz sin afectar o romper a las fibras que presentan una mayor
resistencia a que las fisuras se propaguen a través de ellas. Por consiguiente la curva
τ − γ estará basada fundamentalmente en las propiedades de la resina que es un material con
comportamiento (no lineal). En cualquier caso, la resistencia a cortadura depende de la
concentración de tensiones que sobre la matriz introduce la existencia de fibras y huecos.
Esta concentración de tensiones aumenta con el volumen de fibras subiendo lentamente entre
0 y 60 % y muy rápidamente para volúmenes de fibras superiores. Puede por tanto darse el
caso de que un material compuesto con fibras en una dirección tenga una resistencia a
cortadura inferior a la resistencia de la propia matriz.
El mecanismo de fallo en este caso se produce por rotura o cortadura de la matriz y/o
despegue de los elementos constituyentes.
Los ensayos para determinar la resistencia a cortadura son similares a los usados para evaluar
G12, presentando las mismas ventajas e inconvenientes. Hoy por hoy el que está gozando de
mayor aceptación es el ensayo sobre probeta Iosipescu que ya fue comentado en el apartado
anterior.
Este estado admisible representa a la vez el fin del comportamiento elástico lineal y la rotura.
En el primer aspecto no se diferencia de los criterios de plastificación de materiales
isótropos, por lo que algunas de las ideas usadas para ellos también se han extrapolado para
materiales ortótropos. En el segundo de los aspectos mencionados (la rotura) si existe una
notable diferencia, ya que los mecanismos de fallo en materiales compuestos son más
complejos y diversos que en los materiales convencionales, debido a la complejidad de la
estructura interna del material (no homogeneidad). En esta línea también se han propuesto
criterios, los cuales se basan en los mecanismos de fallo característicos de los materiales
compuestos.
Entre los que podemos situar dentro de la primera línea apuntada, y que podemos calificar
como clásicos, vamos a considerar los siguientes:
En cuanto a la segunda línea mencionada, podemos destacar los criterios de Hashin, los
cuales se pueden considerar como precursores de esta tendencia seguida por diversos autores
actualmente (Puck, Knops, Kroll).
Xt Xc
σx < 2 ó σx < 2
cos θ cos θ
Yt Yc
σx < 2 ó σx < 2
sen θ sen θ
S
σx < (III.24)
senθcosθ
σx X / cos2θ σx
θ
150
θ
100
1 70
40 S / sen θ cos θ
20 Yc / sen2 θ
σx
ksi COMPRESSION
COMPRESIÓN
10
2 7 TRACCIÓN
TENSION
4 Yt / sen2 θ
σx 0 15 30 45 60 75 90
θ
Figura III.28.- Comparación de resultados experimentales con los resultados predichos por el Criterio de la
Máxima Tensión (R.M. Jones).
El criterio se reduce a cuatro curvas, siendo la que gobierna el criterio aquella que para cada
valor de θ conduce al menor valor de σx. Estas cuatro curvas producen unas cúspides en sus
intersecciones, a las cuales no se adaptan bien los resultados predichos con los
experimentales.
Cοmo se puede observar en III.25 γ12 aparece en valor absoluto, ya que al igual que σ12 no
se ve afectada por el signo.
Para la misma situación del criterio anterior, lámina traccionada con las fibras en una
dirección arbitraria, el criterio se podría expresar en función de las tensiones usando la
relación σ-ε (Ecs. III.27):
Con respecto al criterio anterior, la única diferencia es la inclusión del coeficiente de Poisson
en las expresiones.
En la Fig. III.29 se presentan los resultados obtenidos para el mismo material (fibra de
vidrio-epoxy) apareciendo las mismas discrepancias, pero más pronunciadas.
σx
θ
150
100
70
40
20
σx
ksi COMPRESIÓN
COMPRESSION
10
7
TRACCIÓN
TENSION
4
0 15 30 45 60 75 90
θ
Figura III.29.- Comparación de resultados experimentales con los resultados predichos por el Criterio de la
Máxima Deformación (R.M. Jones).
Este criterio está basado en el criterio de plastificación de Hill para materiales anisótropos
que a su vez es una extensión del criterio de Von-Mises para isótropos. Sin embargo, dado
que no es posible en materiales ortótropos (y por supuesto en anisótropos), separar la
dilatación de la distorsión, este criterio de Tsai-Hill no puede llamarse de la energía de
distorsión.
donde las constantes están asociadas al final del comportamiento elástico lineal y comienzo
del comportamiento plástico. Para una lámina (σ33 = σ13 = σ23 = 0) el criterio quedaría:
donde las constantes estarían asociadas al final del comportamiento elástico lineal y
consecuentemente a la fractura.
G+H = 1/ X2 (III.34)
- Tensión normal en la dirección 2 (σ12 = σ11 = 0 ; σ22 ≠ 0)
F+H = 1/ Y2 (III.35)
Dado que se necesita otra ecuación para determinar F, G y H, es razonable suponer que el
comportamiento en la dirección 3 es equivalente al de la dirección 2, ello conduce a:
F+G = 1/ Y2 (III.36)
De las tres últimas ecuaciones se obtiene:
H = G = 1 / (2 X2) ; F = 1 / Y2 - 1 / (2X2) (III.37)
con lo que el criterio queda:
σ211 σ2 σ2
- σ11σ22 + 22 + 12 = 1 (III.38)
X2 X2 Y2 S2
Observando el término dominante se puede predecir el tipo de rotura y en consecuencia se
puede inferir si dicha lámina seguirá con capacidad resistente en determinadas direcciones.
Para el caso anteriormente considerado, este criterio quedaría de la forma:
150
100
70
40
COMPRESIÓN
COMPRESSION
σx 20
ksi
10
TRACCIÓN
TENSION
7
4
0 15 30 45 60 75 90
θ
Figura III.30.- Comparación resultados experimentales con los resultados predichos por el Criterio de Tsai-Hill
(R.M. Jones).
X X X
σx < σx < σx < (ΙΙΙ.40)
cos 2 θ sen 2 θ 3 (senθ cos θ)
σx < X (III.41)
donde Fi y Fij estarán relacionadas con las resistencias del material asociadas a direcciones
específicas y σi es la componente i del pseudovector de tensiones
(σ11, σ22, σ33, σ13, σ23, σ12).
F1 σ11 + F2 σ22 + F6 σ12 + F11σ112 + F22 σ222 + F66 σ122 + 2 F12 σ11σ22 = 1 (III.43)
La determinación de los coeficientes de la ecuación anterior se hace, al igual que en los casos
ya estudiados, particularizando para situaciones simples. Así, para un ensayo de tracción en
la dirección de las fibras (σ1 = Xt, σ2 = σ12 = 0):
de donde:
F1 = (1 / Xt ) + (1 / Xc)
F11 = - 1 / ( Xt Xc ) (III.46)
F2 = (1 / Yt ) + (1 / Yc)
F22 = - 1 / ( Yt Yc ) (III.47)
Para la determinación de F12 es preciso realizar ensayos fuera de los ejes principales del
material, o bien realizar un ensayo biaxial. Así, sí σ11 = σ22 = σ y σ12 = 0, el criterio
quedaría:
Por lo que F12 , introduciendo los valores de Fi y Fij ya calculados, vendrá dado por:
1 1 1 1 1 1 1 2
F1 2 = 1 - + + + Z + + Z (III.5 0 )
2 Xt Xc Yt Yc XtXc YtYc
2Z
Bajo esta idea, dos son las propuestas de este autor. Una primera más simple (Hashin-Rotem,
1973) para un estado biaxial de tensiones, y una segunda más elaborada (Hashin, 1980) para
un estado tridimensional de tensiones, que al particularizarlo a 2D conduce a una propuesta
diferente a la anterior del año 73. Las hipótesis en las que se basan las propuestas originales
son las siguientes:
Las expresiones de los criterios para el caso bidimensional de tensiones (σi3 = 0) se recogen
en la tabla III.1.
El valor ST, que aparece en el modo FMC del criterio del 80, representa la resistencia a
cizalladura interlaminar, es decir el valor admisible de la tensión tangencial σ23. En la figura
III.31 se representan para un elemento de una lámina unidireccional las tensiones σ12 y σ23, y
sus correspondientes valores admisibles S y ST.
σ23 ( ST )
3
2
σ12 ( S )
Figura III.31.- Representación de las tensiones tangenciales σ12 y σ23, y de sus valores admisibles S y ST, para
un elemento de lámina unidireccional.
La evolución de los dos criterios mostrados, aunque no haya muchos cambios entre ellos,
requiere de algunos comentarios. Conceptualmente ambas propuestas estiman dos
mecanismos de fallo de una lámina de material compuesto: fallo de la fibra y fallo de la
matriz. Esta propuesta está basada en la observación de la forma de rotura de una lámina
unidireccional con un cierto ángulo de orientación de la fibra.
La figura III.32.a representa la forma de rotura (que requiere el fallo de la fibra) que aparece
en una probeta en que la fibra forma un ángulo de 0º con respecto a la orientación de la
carga. La figura III.32.b representa la forma de rotura (que no involucra la rotura de las
fibras) que aparece en una probeta en que la fibra forma 30º con respecto a la orientación de
la carga.
(a) (b)
Figura III.32.- Roturas de probetas unidireccionales: (a) con la fibra formando 0º con la carga, (b) con la fibra
formando 30º con la carga.
Con referencia al fallo de la fibra, la única diferencia reside en la inclusión en el criterio del
80 de la contribución de σ12 al fallo en tracción. Esta modificación intentaría ser consecuente
con la segunda de las hipótesis apuntadas, que suponía que todas las componentes del vector
tensión en el plano de fallo tenían contribución al mismo. No obstante, hay que remarcar que
esta modificación no cuenta con claros fundamentos físicos, y en todo caso esta segunda
hipótesis no se mantiene para el fallo de la matriz.
Con objeto de comparar con los criterios anteriores se ha considerado el mismo caso
analizado anteriormente, una lámina sometida a tracción con las fibras formando un cierto
ángulo respecto a la dirección de la carga. Las expresiones de los criterios para el estado
tensional considerado se recogen en la tabla III.2.
Xc Xc
FFC σx = 2 σx = 2
cos θ cos θ
1 1
FMT σ x = sen 4 θ sen 2 θ cos2 θ σx =
+ S2 sen 4 θ
+ sen θS2cos θ
2 2
Y2 t Yt2
−b − b2 + 4a
1 σx =
σx = 2a
FMC sen θ
+ sen θS2cos θ
4 2 2
Yc2 sen2 θ
Y2 sen θ sen 2 θcos 2 θ
4
c
a= + b = −1
4S2T S2 4S2T Yc
Tabla III.2.- Criterios de Hashin para una lámina a tracción con orientación de las fibras arbitraria.
En las figuras III.33.a y b se representan respectivamente los resultados predichos por ambos
criterios (73 y 80) para el mismo material considerado previamente, junto con los valores
experimentales tomados de R.M. Jones. Hay que mencionar que en el criterio de Hashin (80)
se ha usado como valor de ST el que da la aproximación propuesta por A. Puck, es decir ST =
0.4·Yc.
FFT FFT
FFC FFC
FMT FMT
FMC FMC
100 T 100 T
C C
10 10
1 1
0 15 30 45 60 75 90 0 15 30 45 60 75 90
θ θ
(a) (b)
Figura III.33.- Comparación de los resultados experimentales con los resultados predichos por los criterios: (a)
Hashin-Rotem (73), (b) Hashin (80).
Fallo de la fibra
En el modo de fallo de la fibra se considera que se producirá el fallo cuando se alcance en las
fibras una tensión normal longitudinal igual a la que provoca el fallo bajo un estado de
tensión uniaxial σ1. Matemáticamente, esta condición se traduciría en:
donde σf1 es la tensión normal en las fibras en dirección paralela a las mismas, XfT es la
resistencia a la tracción de las fibras, y XfC es la resistencia a la compresión de las fibras,
entendidas estas dos últimas como la tensión existente en las fibras, en el seno de la lámina,
cuando se produce el fallo de las fibras bajo un estado uniaxial σ1 aplicado sobre la lámina.
XT XC
X fT = E f 1 = ε1T E f 1 ; X fC = E f 1 = ε1C E f 1 (III.52)
E1 E1
Cuando la lámina está sometida a un estado tensional completo (para el caso plano σ1, σ2,
σ12) la deformación normal longitudinal en la fibra εf1 se puede expresar a través de la ley de
comportamiento en la forma:
σ f 1 ν f 12
εf1 = − m σf σ 2 (III.53)
Ef1 Ef1
donde la tensión σf2 se ha supuesto igual a la tensión σ2 del conjunto multiplicada por un
factor de magnificación mσf (los valores de este factor que se proponen son de 1.1 para los
compuestos de grafito, y de 1.3 para los compuestos de vidrio). Asumiendo que existe un
perfecto pegado entre las fibras y la matriz, es lógico suponer que la deformación
longitudinal de las fibras εf1 es igual a la del conjunto ε1, y por tanto σf1 se puede expresar a
partir (III.53) de la forma:
σ f 1 = ε1E f 1 + ν f 12 m σf σ 2 (III.54)
1 ν
ε1 + f 12 m σf σ 2 = 1 para σ f 1 ≥ 0
ε1T E f1
(III.55)
1 ν
ε1 + f 12 m σf σ 2 = −1 para σ f 1 < 0
ε1C Ef1
que juega un papel induciendo este tipo de mecanismo. En consecuencia, propone una
corrección de tipo empírico de la segunda de las expresiones de (III.55), quedando
finalmente las expresiones del criterio para el modo de fallo de la fibra:
1 ν
ε1 + f 12 m σf σ 2 = 1 para σ f 1 ≥ 0
ε1T E f1
(III.56)
1 ν
ε1 + f 12 m σf σ 2 + (10γ12 ) 2 = 1 para σ f 1 < 0
ε1C Ef1
Fallo de la matriz
3
σ3
σ23
σ13 σn
τnt
σ23
σ13 σ2
τn1 2
σ12 σ12
σ1
1
Figura III.34.- Esquema del estado tensional y componentes de tensión en el plano de fallo.
En el caso en que la tensión normal al plano de fallo sea positiva (σn ≥ 0), las tres
componentes de tensión contribuirían al fallo, por lo que el criterio debería expresar una
interacción de dichas componentes. Puesto que el signo de las componentes tangenciales no
tiene influencia sobre el fallo, una interacción de tipo cuadrática sería la forma más simple
que resultaría adecuada para la expresión del criterio. De esta forma la expresión quedaría:
2 2 2
σ
n + τ nt + τ n1
R (+)A RA R A = 1 para σ n ≥ 0 (III.57)
⊥ ⊥⊥ ⊥
donde los términos que aparecen en los denominadores (R) representan las resistencias
asociadas a cada una de las componentes de tensión en el plano de fallo. Así, R (⊥+ ) A se
corresponde con la resistencia a la tracción en dirección perpendicular a las fibras YT, y
RA⊥
se corresponde con la resistencia a cizalladura intralaminar S12. La determinación de
RA
⊥⊥ resulta más complicada, puesto que no se conocen ensayos que permitan una medida
directa de esta característica, ya que un estado de cortadura pura τnt produce un fallo por
tracción en un plano a 45º. Una medida indirecta de R A ⊥⊥ puede obtenerse en función de la
resistencia a compresión perpendicular a las fibras YC, ya que el mecanismo de fallo en el
ensayo de compresión pura involucra a la componente τnt. Esta evaluación indirecta requiere
asumir una expresión del criterio para el modo de fallo de la matriz en compresión, el cuál se
tratará más adelante.
2 2 2
σ σ τ
c2 n +c n + nt + τ n1
R )A
( + 1 ( + ) A A R A = 1 para σ n ≥ 0 (III.58)
⊥ R⊥ R ⊥⊥ ⊥
Para el caso de tensión plana (σ1, σ2, σ12), las componentes en el plano de fallo se pueden
evaluar como:
donde θ sería el ángulo que formaría la normal al plano de fallo con la dirección del eje 2.
Para el caso que nos ocupa σn ≥ 0 (lo que corresponde a σ2 ≥ 0), la evidencia experimental
indica que el ángulo del plano de fallo es θ = 0. Por lo tanto, sustituyendo dicho ángulo en
(III.59) queda:
σn = σ2 τ nt = 0 τ n1 = σ12 (III.60)
2 2
σ
c2 2 + c σ 2 + σ12
R (+)A 1 (+)A A
R⊥ = 1 para σ 2 ≥ 0 (III.61)
⊥ R⊥
Operando con dicha expresión, y estimando los coeficientes de ajuste experimental se puede
llegar a la siguiente expresión:
2 2
p (⊥+ ) p (+)
2
σ σ
12 (+)A 2 + ⊥ σ = 1 para σ ≥ 0
R A + 1 − R ⊥ 2 2 (III.62)
R⊥ A
R (+)A RA
⊥ ⊥ ⊥
La (III.62) constituye la expresión del criterio para el modo de fallo de la matriz en tracción
(cuando σ2 ≥ 0), lo que se denomina como modo A.
En el caso en que la tensión normal al plano de fallo sea negativa (σn ≤ 0), se considera que
dicha componente σn contribuye impidiendo el fallo a cortadura que propician las
componentes tangenciales en el plano de fallo (τnt, τn1). La justificación física que se le da a
este hecho es que la componente σn de compresión genera una fricción interna en el material
que se opone a la acción de las componentes tangenciales. La forma de trasladar esta idea a
la expresión del criterio consiste en reducir el valor de las resistencias tangenciales en el
plano de fallo ( R A A
⊥⊥ , R ⊥ ) proporcionalmente al valor de la tensión normal σn. La
expresión del criterio para σn < 0 quedaría de la forma:
2 2
τ nt + τ n1
= 1 para σ n < 0 (III.63)
R A − p ( −) σ R A − p ( − ) σ
⊥⊥ ⊥⊥ n ⊥ ⊥ n
τ 2nt τ 2n1
+ = 1 para σ n < 0 (III.64)
(R A⊥⊥ )2 − 2p (⊥⊥−) R A⊥⊥ σ n (R A⊥ )2 − 2p (⊥−) R ⊥A σn
Para simplificar el cálculo, Puck indica que, en base a la experiencia, resulta razonable
asumir una relación entre las pendientes y las resistencias en el plano de fallo del tipo:
−)
p (⊥⊥ p (⊥−) p
= = = cte. (III.65)
RA
⊥⊥ RA
⊥
R
2 2
τ nt
+ τ n1 p
RA R A + 2 R σ n = 1 para σ n < 0 (III.66)
⊥⊥ ⊥
Para el caso de tensión plana (σ1, σ2, σ12), las componentes en el plano de fallo se pueden
evaluar mediante la expresión (III.59), siendo θ el ángulo correspondiente al plano de fallo.
Existe una primera zona del dominio de compresión (casos en que σ2 es pequeña
relativamente frente a σ12) donde se puede observar experimentalmente que el ángulo del
plano de fallo es θ = 0. Esta zona del dominio de compresión se denomina modo B. Por lo
tanto, sustituyendo dicho ángulo en (III.59) se obtienen los mismos valores de (III.60), y
sustituyendo estas componentes de tensión en la expresión del criterio (III.66), ésta queda
reducida a:
2
σ
12
+ 2 p σ = 1 para σ < 0 (III.67)
R A 2 2
R
⊥
2
σ 2
12 + p σ 2 + p σ = 1 para σ < 0 (III.68)
R A 2 2
R 2 R
⊥
que constituye la expresión del criterio para el denominado modo B de fallo de la matriz en
compresión (σ2 < 0), donde R A ⊥
se corresponde con la resistencia a cizalladura
intralaminar S12, y la constante p/R se evalúa a partir de (III.65) como:
p p (⊥−)
= (III.69)
R S12
Los valores recomendados por el autor para la característica p (⊥−) son de 0.25 para los
compuestos de vidrio y 0.3 para los compuestos de grafito.
La otra zona que completa el dominio de compresión (casos en que σ2 es dominante frente a
σ12) es aquella en que el ángulo del plano de fallo es θ ≠ 0. Esta zona del dominio de
compresión se denomina modo C. La determinación de las componentes de tensión en el
plano de fallo precisa en este modo el conocimiento del ángulo θ. Para un caso
tridimensional en general habría que barrer todo el rango de variación del ángulo para
detectar el que maximiza la expresión del criterio (III.66), sin embargo, para el caso de
tensión plana es posible determinar analíticamente dicho ángulo. La expresión del ángulo
que maximiza la expresión del criterio viene dada por:
RA
⊥⊥
θ = arccos (III.70)
− σ2
σ n = σ 2 cos 2 θ = − R A
⊥⊥ (III.71)
Este valor va a fijar el límite que separa los modos B y C, ya que para los valores de σ2
comprendidos en el rango - R A A
⊥⊥ ≤ σ2 ≤ 0 se producirá el modo B (θ = 0), y para σ2 < - R ⊥⊥
se producirá el modo C.
Sustituyendo el valor del ángulo del plano de fallo, dado por (III.70), en la expresión del
criterio (III.66) y operando se llega a la siguiente expresión:
2
σ
2
σ RA
1 2 12 ⊥⊥
p R A + R A − σ = 1 para σ 2 < 0 (III.72)
2 1 + R ⊥⊥
A
⊥⊥ ⊥ 2
R
que constituye la expresión del criterio para el denominado modo C de fallo de la matriz en
compresión (σ2 < - R A A
⊥⊥ ), donde R ⊥ se corresponde con la resistencia a cizalladura
intralaminar S12, y la constante p/R se evalúa según (III.69).
Como ya se mencionó previamente, para evaluar R A ⊥⊥ hay que acudir a una medida
indirecta de esta característica. Para ello, se considera un estado de compresión pura (σ2 ≠ 0,
σ12 = 0), bajo dicho estado el fallo se produce para un valor de σ2 = -YC. Sustituyendo estos
valores en la expresión del modo C (III.72) se obtiene la relación:
YC
RA
⊥⊥ =
( )
(III.73)
−)
2 1 + p (⊥⊥
−)
donde los valores recomendados por el autor para la característica p (⊥⊥ son de 0.25 para los
compuestos de vidrio y 0.3 para los compuestos de grafito.
La curva del criterio para el fallo de la matriz, incluyendo los modos A, B y C, se muestra en
la figura siguiente.
El criterio de Puck ha sido uno de los que han obtenido mejores resultados en el reciente
ejercicio mundial “World Wide Failure Exercise” (WWFE), cuyos resultados globales se
representan en la figura III.36. En dicha figura se representan los porcentajes de cada
categoría (grados A, B, C y NA) alcanzados por cada criterio. Los grados mencionados
representan: A las predicciones difieren de las medidas experimentales en menos del 10%, B
las predicciones difieren de las medidas experimentales entre el 10% y el 50%, C las
predicciones difieren de las medidas experimentales en más del 50%, y NA no existe
predicción.
Figura III.36.- Representación de los resultados obtenidos por los diversos criterios de fallo en el “WWFE”.
fibra
deformada matriz
2
∆w/2
1
w σ11
σ11
∆w/2
∆L/2 ∆L/2
L
por lo que según la ley de comportamiento adoptada para cada elemento, las tensiones en la
fibra y en la matriz serán:
σf = Ef εf = Ef ε11
σm = Em εm = Em ε11 (III. 76)
σ11 A = σf Af + σm Am (III.77)
A = Af + Am (III.78)
E11 A = Ef Af + Em Am (III.80)
E11 = Ef Vf + Em Vm (III.82)
expresión que se conoce como regla de las mezclas y permite evaluar el módulo de Young
aparente de la lámina en la dirección del refuerzo. La regla de las mezclas representa una
interpolación lineal entre los módulos de elasticidad de la matriz (para Vf = 0) y de la fibra
(para Vf = 1).
Obsérvese que en el proceso anterior se han aplicado las tres ecuaciones básicas del sólido
deformable: equilibrio (III.77), compatibilidad (III.74 y III.75) y ley de comportamiento
(III.76 y III.79).
w 1
σ
22
σ σ σ σ
εf = 2f = 22 ; εm = 2m = 22
Ef Ef Em Em
(III.84)
y en la lámina equivalente:
ε22 w = εf Vf w + εm Vm w (III.86)
1 = Vf + Vm
E22 Ef Em
(III.87)
o bien:
Ef Em
E22 =
Em Vf + Ef Vm
(III.88)
E22 = 1
Em E
Vm + Vf m
Ef
(III.89)
Se puede hacer una representación de la variación de E22 (relativo a Em), para diferentes
relaciones de rigideces fibra-matriz, con respecto a la fracción de volumen de fibras, Fig.
III.39.
10
9
Ef/Em =100 8
7
E2 Ef/Em =10 6
Em 5
4
3 3
2 Ef/Em = 1 2
1 1
0 .2 .4 .6 .8 1.0
Vf
Figura III.39.- Variación de E22 con la fracción de volumen de fibra para diferentes rigideces relativas fibra-
matriz.
Obsérvese que es preciso alcanzar un volumen de fibra elevado (del orden del 50% sea cual
sea la rigidez relativa fibra-matriz), para que el módulo del material compuesto sea del orden
del doble del de la matriz. Esto pone de manifiesto que las fibras colaboran en pequeña
medida a la rigidez transversal que está más condicionada por la rigidez de la matriz.
El valor del coeficiente de Poisson, ν12 se define a través de una situación como la que
aparece en la Fig. III.37 según:
ε2 2
ν12 = -
ε1 1
(III.90)
o bien:
ν12 = Vm νm + Vf νf (III.93)
2
σ 12 ∆
σ 12
w ∆m
1
2
∆f
(a) ∆m
(b)
2
Figura III.40.- Elemento sometido a tensión tangencial.
Siendo G12 el módulo de cizalladura aparente del conjunto. De la Fig. III.40.b se establece
que:
∆ = γ12 w = ∆f + ∆m (III.96)
siendo
∆f = w Vf γf ; ∆m = w Vm γm (III.96.a)
1 Vf Vm
= +
G1 2 Gf Gm
(III.98)
o lo que es lo mismo:
Gf G
G1 2 = m
V f Gm + Gf V m
(III.99)
Existen, al igual que para la rigidez, diferentes enfoques para la evaluación de las
características de resistencia de un material compuesto en función de las características de
los materiales que lo componen. En lo que concierne a la resistencia ante cargas de tracción,
un material compuesto reforzado con fibra en una dirección puede presentar en el proceso de
rotura cuatro fases.
Alguna de estas fases puede no producirse en función de las ductilidades de la fibra y matriz.
Si como es usual la fibra es frágil la tercera fase no se produce. Asímismo la cuarta fase, tal
como se ha indicado, requeriría una alta ductilidad en la matriz en relación a la fibra.
También, como se verá a continuación, puede jugar un papel importante en esta última fase
el porcentaje de fibra y matriz.
σ
Fibra
σ f máx
σ m máx
Matriz
σm
ε ε
f máx
ε f máx ε m máx
Admitiendo la adherencia entre fibra y matriz y los valores relativos que esquemáticamente
se representan en la Fig. III.41, es razonable admitir inicialmente que la rotura del conjunto
se producirá cuando se alcance la deformación máxima admisible de la fibra. Así pues, la
resistencia máxima del material compuesto, σc max, sería:
donde Vf sería la fracción volumétrica de fibra en el material compuesto y σm)εf máx sería,
tal como se indica en la Fig. III.41, la tensión que habría en la matriz al alcanzar el conjunto
la deformación de rotura de la fibra.
Por lo que sustituyendo (III.100) en (III.101) (con el signo igual) se obtiene un valor de Vf,
que se denomina crítico, que condiciona la función de refuerzo de la fibra.
) ε f máx
σ m m áx - σ m
V f cr ít ico =
σf máx - σ m
)ε f má x (III.102)
Para porcentajes de fibra por encima de este valor, la rotura del material compuesto estaría
gobernada por la ecuación (III.100) pero para valores inferiores puede suceder que la rotura
de las fibras no controle la rotura del material compuesto dado que al soportar tan poca carga
el conjunto de las fibras, al romperse éstas, esta carga podría ser tomada por la matriz, que
aún podría incluso tomar más carga hasta la rotura. Esta situación se produciría cuando:
de donde se obtiene el valor mínimo de Vf para que al romperse las fibras no se rompa la
matriz.
σ m máx - σm) ε
Vf ) f máx
min =
σf máx + σm máx - σ m) ε
f máx
(III.105)
Valores por encima del obtenido anteriormente implican que la carga total que está
soportando el material compuesto no puede ser absorbida por la matriz al romperse las fibras
por lo que es la rotura de éstas quien controla la rotura del conjunto. Valores por debajo
implican que hay tan poco volumen de fibra que al romperse éstas la carga que soportaban es
tomada por la matriz por lo que es la rotura de ésta quien finalmente controla la rotura del
conjunto. Es obvio que:
La rotura del material compuesto se ilustra muy bien representando gráficamente las dos
ecuaciones que pueden conducir al valor de la tensión de rotura del material, ecuaciones
III.100 y III.103 (con signo igual),tal como aparece en la Fig. III.42.
Para valores de Vf entre Vmin y Vcrít. son ya las fibras quienes controlan la rotura,
por lo que ésta será frágil, pero aún el volumen de fibras no es el suficiente para reforzar la
matriz, situación que se produce para valores de Vf superiores a Vcrítico.
σ
f máx Rotura
controlada Rotura controlada por las fibras
por la matriz (rotura frágil)
(rotura dúctil)
σ
c máx
σ σ
c máx =
m máx (1-Vf )
σ
m ) εf máx
0 Vmínimo Vcrítico 1
Vf
Figura III.42.- Resistencia del material compuesto en función del volumen de fibras.
podemos conocer el valor de la deformación según una dirección arbitraria que forma un
ángulo ϕ con el eje x de referencia
y
dirección arbitraria
ϕ
x
εn = (εij nj) ni
donde ni viene definido por su componentes cos ϕ y sen ϕ. Por otro lado, si conocemos el
valor de la deformación en un punto (εn) según tres direcciones no coincidentes, la
aplicación de la ecuación anterior para cada una de las direcciones conduce a un sistema de
ecuaciones a partir del cual se puede calcular las componentes del tensor de deformaciones.
θ
g
ε
2 x
g
ε3
Los datos disponibles del ensayo serán las lecturas de cada una de las bandas
Banda n° 1 (ϕ1 = ϕ ) : ε1g
Banda n° 2 (ϕ2 = 0 ) : ε2g
Banda n° 3 (ϕ3 = - ϕ ) : ε3g
girando el tensor al sistema de ortotropía, podemos obtener las componentes de dicho tensor
en el sistema del material (1-2).
CASOS PARTICULARES:
g
εx = ε2
g g g
εy = ε1 + ε3 - ε2
g g
γ xy = ε 1 - ε 3
g
εx = ε2
g g g
ε1 + ε3 - ε2
εy =
3
g
2 ( εg - ε )
1 3
γ xy = -
3
CAPÍTULO IV
4.5.- EJEMPLOS
Q11 Q12 0
σ11 ε11
σ22 = Q12 Q22 0 ε22
σ12 0 0 Q66 γ12
En general para la lámina que ocupa la posición k en el laminado la ecuación anterior será:
k k
σ = Q εk
Suponiendo que la adhesión entre las láminas es perfecta (desplazamientos continuos entre
láminas), las hipótesis de Kirchhoff establecen que una línea perpendicular a la superficie
media, permanece perpendicular a la superficie media deformada, sin acortarse ni alargarse,
lo que de acuerdo con los ejes de la Fig. IV.1, implica:
x,u
z,w
y,v
uo
A
B x
z
A' wo
C B'
z
β
C'
β
βz
u = uo - z β (IV.2)
∂wo
β= (IV.3)
∂x
∂wo
u = uo - z (IV.4.a)
∂x
∂wo
v = vo - z (IV.4.b)
∂y
2
∂u ∂uo ∂ wo
εx = = -z
∂x ∂x ∂x2
2
∂v ∂vo ∂ wo
εy = = -z (IV.5)
∂y ∂y ∂y2
2
∂u ∂v ∂uo ∂vo ∂ wo
γxy = + = + - 2z
∂y ∂x ∂y ∂x ∂x ∂y
que implica la definición inmediata de εxo, εyo, γxyo, kxo, kyo, kxyo; los tres primeros repre-
sentan las deformaciones de laja (alargamientos y distorsiones) y los tres segundos las de
placa (curvaturas de flexión y torsión).
Dado que Qij puede ser diferente para cada lámina sólo queda garantizada la continuidad en
deformaciones pero no en tensiones, como se ilustra en el siguiente esquema (Fig. IV.3):
ε Q σ
4
3
My Mxy
Nxy Ny
Mxy Nxy x
Nx
Mx
Nxy
Nx
Mx Mxy
Mxy t
My N xy
y Ny
z
k
Nx σx N z
σx
t
k
N y = ∫− t σ y dz = ∑ ∫z k −1 σ y dz
2 (IV.7.a)
N xy 2 σ
xy
k =1 σ xy
k
Mx σx N z
σx
t
M y = ∫− t σ y z dz = ∑ ∫z k −1 σ y z dz
2 k
(IV.7.b)
M xy 2 σ
xy
k =1 σ xy
1
zo
2 z
t/2 1
z2
z k-1
zk
t/2 k
k
N x N Q11 Q12 Q16 εo k ox
zk x z k o
N y = ∑ Q12 Q 22 Q 26 ∫ ε
y
o
z k −1 o
dz + ∫z k −1 y
k z dz (IV.8.a)
N xy k =1Q16 Q 66 k o
Q 26 γ xy xy
k
M x N Q11 Q12 Q16 εo k ox
zk x z
M y = ∑ Q12
k
Q 22 Q 26 ∫ ε
y
o z dz +
∫z k −1 y
k o z 2 dz (IV.8.b)
M xy k =1Q16 z k −1 o k o
Q 26 Q 66 γ
xy xy
Donde se ha supuesto que Qij es independiente de z, lo que es cierto a menos que la lámina
tenga propiedades dependientes de la temperatura y haya un gradiente de temperatura en la
lámina.
Dado que εox, εoy, γ oxy, kox, koy, koxy son independientes de z (son valores asociados al
plano medio):
Nx εox kox
A11 A12 A16 B11 B12 B16
Ny = A12 A22 A26 εoy + B12 B22 B26 koy (IV.9.a)
Nxy A16 A26 A66 B16 B26 B66
γoxy koxy
εox kox
Mx B11 B12 B16 D11 D12 D16
My = B12 B22 B26 εoy + D12 D22 D26 koy (IV.9.b)
Mxy B16 B26 B66 D16 D26 D66
γoxy koxy
donde:
N k
A ij = ∑ Q ij (z k − z k −1 ) (IV.10.a)
k =1
1 N k 2
Bij = ∑ Q (z − z 2k −1 )
2 k =1 ij k
(IV.10.b)
1 N k 3
D ij = ∑
3 k =1
Q ij (z k − z 3k −1 ) (IV.10.c)
La presencia de Bij implica acoplamiento entre efectos de laja y de placa, lo que puede en
algunos casos producir configuraciones deformadas, aparentemente no previstas (solicitar
con Nx y aparecer deformaciones de placas).
En este caso se cumple:Qij = Qij , pudiéndose expresar Aij y Dij como funciones de E, ν
y el espesor t.
Bij = 0
3 3 3 E t3 3 3
D11 = 1 Q11 t - -t = 1 E t = =D D12 = Q12 1 t + t =νD
3 2 2 3 1-ν2 4 12 1 - ν2 3 2 2
D22 = D D16 = 0 D26 = 0 D66 = 1 - ν D
2
A νA 0 εox D νD 0 kox
Nx Mx
Ny = νA A 0 εoy ; My = νD D 0 koy (IV.11)
Nxy Mxy
1-ν A γoxy 1-ν D koxy
0 0 0 0
2 2
Ecuaciones que se corresponden con las habituales de la teoría de placas delgadas isótropas.
A11 = Q11 t ; A12 = Q12 t ; A22 = Q22 t ; A16 = 0; A26 = 0; A66 = Q66t
Bij = 0 ∀ ij
D11= Q11t /12 ; D12= Q12t /12 ; D22= Q22t3/12 ; D16=0; D26=0 ; D66=Q66t3/12
3 3
Nx εox Mx kox
A11 A12 0 D11 D12 0
Ny = A12 A22 0 εoy ; My = D12 D22 0 koy (IV.12)
Nxy 0 0 A66 Mxy 0 0 D66
γoxy koxy
Qij t3
Aij = Qij t ; Bij = 0 ; Dij =
12
Nx εox Mx kox
A11 A12 A16 D11 D12 D16
Ny = A12 A22 A26 εoy ; My = D12 D22 D26 koy (IV.13)
Nxy A16 A26 A66 Mxy D16 D26 D66
γoxy koxy
Las capas son simétricas tanto en geometría como en propiedades. De esto se deduce que
los términos Bij se anulan lo que presenta varias ventajas. Desde un punto de vista de
análisis, estos laminados son más sencillos dado que la ley de comportamiento tiene sólo la
mitad de términos. Además no presentan tendencia a alabearse debido a las contracciones
que aparecen durante el proceso de curado.
La anulación de Bij puede comprobarse con una configuración geométrica idéntica respecto a
z=0 (Fig. IV.6).
LAMINA -A (+ α)
-z A -z A -t
zA z A+t
LAMINA +A (+α)
A -A
Bij = 1 Qij zA + t 2 - zA 2 + 1 Qij -zA 2 - -zA - t 2
2 2
εox
Nx A11 A12 A16 0 0 0 εoy
Ny A12 A22 A26 0 0 0
Nxy A16 A26 A66 0 0 0 γoxy
= (IV.14)
Mx 0 0 0 D11 D12 D16 kox
My 0 0 0 D12 D22 D26
Mxy 0 0 0 D16 D26 D66 koy
koxy
A continuación se detallan los valores de Aij y Dij para los casos más normales:
E ν t
1 1
y
E2 ν 2 t
x
E 1 ν1t
Nx εox Mx kox
A11 A12 0 D11 D12 0
Ny = A12 A11 0 εoy ; My = D12 D11 0 koy (IV.15)
Nxy 0 0 A66 Mxy 0 0 D66
γoxy koxy
"regular symmetric cross-ply laminates". Los coeficientes Qij toman los siguientes valores
(para la capa k):
k = 0 ; Q k = 0 ; Q k = Gk
Q16 26 66 12
En este tipo de disposición, además de ser cero Bij, según se ha visto anteriormente, por lo
que no hay acoplamiento entre efectos placa y laja, también los términos 1,6 y 2,6 de A y D
desaparecen con lo que no hay acoplamiento entre efectos normales y tangenciales.
En efecto, Aij es suma de los productos Qij de cada lámina por su espesor, pero para θ = 90°
y θ = 0°, Q16 y Q26 son nulos por lo que A16, A26, D16 y D26 son nulos. Por contra los otros
valores siempre son positivos dado que:
y los términos trigonométricos que afectan a Q11, Q12, Q22 y Q66, están elevados a potencias
pares.
Se trata de laminados que están compuestos de láminas orientadas entre sí con ángulos
diferentes de 0º ó 90º, por lo que el laminado se comporta aparentemente como anisótropo,
ya que los términos A16, A26, D16 y D26 no desaparecen. Así, para éste caso hay interacción
entre variables tangenciales y normales.
El caso más común es cuando el laminado se obtiene apilando láminas idénticas orientadas
alternativamente a ángulos +α, -α. Para cumplir la premisa general de este apartado, el
número total de láminas debe ser impar. Reciben el nombre de "regular symmetric angle-ply
laminates".
+α
y
-α
+α
+α -α +α -α
Q16 = -Q16 ; Q26 = -Q26
al apilar muchas capas, se pueden ir compensando los términos de capas sucesivas, de tal
manera que cada vez son más pequeños los valores de A16 y A26 (y de D16 y D26) en
relación al resto de los elementos de la matriz (en el caso de que todas las capas sean del
mismo espesor, se compensarían las aportaciones de todas las capas, salvo la de el centro).
Por tanto, si bien no es aconsejable en el diseño eliminar los términos A16, A26, D16, D26, sí
se tiene la seguridad de que el acoplamiento entre efectos normales y tangenciales va a ser
muy reducido.
Todos los términos están presentes en la relación, excepto los Bij debido a la situación
general de simetría. No cabe hacer ningún tipo de simplificaciones o reducciones.
El caso general de esta configuración requiere un número par de láminas teniendo las que
están en posición simétrica el mismo espesor y la orientación de las fibras cambiadas. En
todas estas configuraciones hay acoplamiento entre efectos laja y lámina, aunque algunas
simplificaciones pueden también alcanzarse.
+α -α +α -α
En efecto, A16, A26, D16 y D26 se anulan dado que: Q16 = -Q16 ; Q26 = -Q26
Nx εox kox
A11 A12 0 B11 B12 B16
Ny = A12 A22 0 εoy + B12 B22 B26 koy (IV.16.a)
Nxy 0 0 A66 B16 B26 B66
γoxy koxy
Mx εox kox
B11 B12 B16 D11 D12 0
My = B12 B22 B26 εoy + D12 D22 0 koy (IV.16.b)
Mxy B16 B26 B66 0 0 D66
γoxy koxy
α = 90
α=0
o 90
B12 = 1 Q12 -t2 + Q12 t2
2
o 90
pero como Q12 = Q12 y Q12 = Q12 ⇒ B 12 = 0
εox kox
Nx A11 A12 0 B11 0 0
Ny = A12 A22 0 εoy + 0 - B11 0 koy (IV.17.a)
Nxy 0 0 A66 0 0 0
γoxy koxy
εox kox
Mx B11 0 0 D11 D12 0
My = 0 - B11 0 εoy + D12 D22 0 koy (IV.17.b)
Mxy 0 0 0 0 0 D66
γoxy koxy
Puede verse también que a medida que el número de láminas aumenta, B11 disminuye.
y
-α
x
+α
En este caso, también se obtiene una simplificación en las expresiones generales (IV.9),
quedando:
εox kox
Nx A11 A12 0 0 0 B16
Ny = A12 A22 0 εoy + 0 0 B26 koy (IV.18.a)
Nxy 0 0 A66 B16 B26 0
γoxy koxy
εox kox
Mx 0 0 B16 D11 D12 0
My = 0 0 B26 εoy + D12 D22 0 koy (IV.18.b)
Mxy B16 B26 0 0 0 D66
γoxy koxy
También en este caso, cuando el número de láminas aumenta, B16 y B26 tienden a cero.
N
N ∆
N4
4
N3 3
N2 2
Ni = carga a la que se produce un
N1 1 fallo en la lámina i
En ambos casos la resistencia del laminado se establece a partir de las resistencias de las
láminas que lo componen. El laminado no tiene características de resistencia en el mismo
sentido que la lámina, sino que su resistencia, que dependerá de cada estado de carga, se va
determinando viendo el comportamiento de cada lámina hasta que no quede ninguna
resistiendo. De esta forma, el fallo de una lámina no tiene porqué implicar el fallo del
laminado, ni tan siquiera el fallo global de la propia lámina. Normalmente la lámina puede
seguir aportando algo de resistencia en algún sentido y de cualquier forma, el resto de las
láminas pueden seguir resistiendo. La Figura IV.11 representa esquemáticamente esta forma
de trabajo.
Puesto que la resistencia de los laminados está basada en la resistencia de las láminas, cabe
volver a decir ahora lo que se dijo para aquellas. Se trata de un análisis fenomenológico, es
decir un análisis macroscópico de la resistencia, tratando de saber cuándo se rompe, pero no
necesariamente las razones. Los ensayos resultan obviamente más complicados que para las
láminas, afectando esta dificultad principalmente a las técnicas de detección y medición del
fallo y a la aplicación de las cargas.
Sí
Quedan láminas
resistiendo ?
No
Una dificultad adicional está en el hecho de que los criterios de resistencia para láminas
están en ejes principales y es imposible que las tensiones resultantes del análisis directo del
laminado para todas ellas estén en esos ejes.
El esquema de actuación para determinar la carga última que puede soportar un laminado se
explicita en la figura IV.12. A veces ∆Pk es cero, es decir cuando una lámina falla (o parte de
ella al menos) la redistribución de tensiones que ello conlleva, puede producir el agotamiento
simultáneo de otras láminas (o parte de ellas).
De nuevo surge la necesidad de elegir un criterio de rotura para las láminas. A continuación
se establecen comparaciones entre los de máxima tensión, máxima deformación y Tsai-Hill
para el caso de un láminado angle-ply simétrico.
Las láminas son de fibra de vidrio-epoxy y el estado de tensión es biaxial para las láminas,
aunque monoaxial para el laminado.
Nx εox
A11 A12 A16
Ny = A12 A22 A26 εoy (IV.19)
Nxy A16 A26 A66
γoxy
o bien:
εox
A11 A12 A16 -1 Nx
εoy = A12 A22 A26 Ny (IV.20)
A16 A26 A66 Nxy
γoxy
relación que en adelante se representará en forma A-1 = A', quedando para este caso:
es decir:
Las siguientes Figuras. (tomadas del libro de Jones) representan los resultados teóricos y
experimentales para los tres criterios enunciados. De nuevo puede verse que los resultados
experimentales (obtenidos de la expresión anterior para los valores de N1 en el instante de la
rotura) no se ciñen a las cúspides que aparecen tanto en el criterio de máxima tensión como
en el de máxima deformación, siendo mejores los resultados obtenidos con Tsai-Hill. En los
tres criterios se representa el valor de N1 que puede soportarse sin fallo de ninguna capa.
Más adelante se verá que en un laminado simétrico angle-ply todas las capas fallan a la vez,
por lo que N1 representa en realidad el fallo del laminado.
Figura IV.13.- a) Criterio de la máxima tensión, b) Criterio de la máxima deformación, c) Criterio de Tsai-Hill.
Es preciso indicar que el hecho de que el criterio de Tsai-Hill se ciña mejor, para predecir el
fallo, a los resultados experimentales que los criterios de máxima tensión y máxima
deformación, en los ángulos donde los diferentes mecanismos de fallo de acuerdo a estos
criterios intersectan, no imprime carácter generalizado de validez al criterio. Como se verá en
el apartado 4.6, el comportamiento real de los materiales compuestos es mucho más
complejo en cuanto a la evolución del daño de lo que se ha podido entrever hasta ahora, y un
criterio no sólo debe predecir la aparición del fallo (fallo que por otro lado no tiene en los
materiales compuestos la nitidez que tiene en los metálicos) sino que además debe dar
indicaciones respecto a la evolución de las propiedades con la aparición del daño.
Esta relación se puede particularizar para el caso de tensión plana al que suponemos están
sometidas las láminas:
σz = 0 ; σxz = 0 ; σyz = 0
∂w ( x, y, z)
ε z ( x, y, z) = (IV.27)
∂z
k
Q11 Q12 Q16 k εx - αx ∆Τ
σx k
σy = Q12 Q22 Q16 εy - αy ∆Τ (IV.29)
σxy
Q16 Q26 Q66 γxy - αxy ∆Τ
εT
x
cos2 θ sen2 θ -2 sen θ cos θ -α1 ∆T
εT
y = sen2 θ cos2 θ 2 sen θ cos θ -α2 ∆T (IV.30)
γT
xy
sen θ cos θ -sen θ cos θ cos2 θ- sen2 θ 0
2
de donde:
αx = α1 cos2θ + α2 sen2θ
αy = α1 sen2θ + α2 cos2θ (IV.32)
αxy = 2 (α2 sen θ cos θ - α1 sen θ cos θ)
NT
εox kox x
Nx A11 A12 A16 B11 B12 B16
Ny = A12 A22 A26 εoy + B12 B22 B26 koy - NT
y (IV.33)
Nxy A16 A26 A66 B16 B26 B66
γoxy koxy
NT
xy
donde Aij y Bij tendrían el mismo significado que anteriormente (IV.10.a y b), y:
NT
x k
Q11 Q12 Q16
αx k
NT
y = Q12 Q22 Q26 αy ∆ T dz (IV.34)
αxy
Q16 Q26 Q66
NT
xy
Mx εox kox MT
x
B11 B12 B16 D11 D12 D16
My = B12 B22 B26 εoy + D12 D22 D26 koy - MT
y (IV.35)
Mxy B16 B26 B66 D16 D26 D66
γoxy koxy MT
xy
MT
x Q11 Q12 Q16 αx k
MT
y = Q12 Q22 Q26 αy ∆ T z dz (IV.36)
αxy
MT
xy Q16 Q26 Q66
Naturalmente, los esfuerzos térmicos pueden ser incluidos como esfuerzos asimilables a los
debidos a las cargas actuantes apareciendo unos esfuerzos equivalentes. Así:
N* = N + NT = A εo + B ko
(IV.37)
M* = M + MT = B εo + D ko
N* A B εo εo A´ B´ N*
= = (IV.38)
M* B D ko ko B´ D´ M*
Una vez determinado M* y N* de las cargas exteriores y del estado térmico de trabajo, se
calcula εo y ko de la ecuación (IV.38), y posteriormente σ para cada lámina k (aplicando la
4.5.- EJEMPLOS.
4.5.1.- Ejemplo 1.
Se considera un laminado formado por tres capas con las fibras orientadas
perpendicularmente (cross-ply) y con la disposición indicada en la Fig. IV.14. Determinar la
carga máxima que soporta el laminado.
capa 1 Nx ≡ P
capa2
1t
e=
12
capa 3
10 t
e=
12
1t
e= Nx ≡ P
12
E11 = 7.8 106 psi ; E22 = 2.6 106 psi; ν12 = 0.25 ; G12 = 1.25 106 psi
SOLUCION:
(1) (2) E 11 6
Q11 = Q22 = = 7.966 ⋅ 10 psi
1 − ν12 ν 21
(1) (2) E 22 6
Q 22 = Q11 = = 2.655 ⋅ 10 psi
1 − ν12 ν 21
(1) (2) ν12E 22 ν E
Q12 = Q12 = = 21 11 = 0.6638 ⋅ 106 psi
1 − ν12 ν 21 1 − ν12ν 21
1 2
Q66 = Q66 = G12 =1.25 106 psi
1 2 1 2
Q16 = Q16 =Q26 = Q26 =0
1 2
α x = α y = α 1 cos2 θ + α 2 sen2θ θ =0 = α 1 = 3.5 10-6 °F -1
α y1 = α x2 = α 1 sen2 θ + α 2 cos2θ θ =90 = α 2 = 11.4 10-6 °F-1
1 2
α xy = α xy = α 1 sen θ cos θ - α 2 sen θ cos θ θ=0 = 0
θ=90
Las características de rigidez del laminado (nótese que sólo es preciso calcular Aij, pues sólo
hay solicitación exterior axil P) son:
1 2 1
A11 = Q11 - 5 + 6 t + Q11 10 t + Q11 6 - 5 t =
12 12 12 12 12
1 2
= 2 Q11 t + 5 Q11 t = 7.966 t + 2.655 10 t 106 = 3.5401 106 t psi
12 12 6 12
y análogamente:
A12 = 0.6638 106 t psi ; A22 = 7.0809 106 t psi ; A66 = 1.2500 106 t psi
Las características de flexibilidad del laminado A' , se calculan invirtiendo A (usando que
N = A ε y ε = A' N).
NT
x Q11 Q12 Q16 k αx k
NT
y = Q12 Q22 Q26 αy ∆ T dz =
NT
xy Q16 Q26 Q66 αxy
Los momentos térmicos, dada la configuración simétrica del laminado son cero.
Para obtener las expresiones de las tensiones en las láminas hay que utilizar sucesivamente
las siguientes ecuaciones:
'
ε ox A11 A12' A16' N + N T
x x
o '
ε y = A12 A '22 '
A 26 N y T
γ o A16' A '26 A '66 N Txy
xy
εx k εox kox
εy = εoy + zk koy
γxy
γoxy koxy
k k
σx k Q11 Q12 Q16 εx − α x ∆ T
σy = Q12 Q22 Q26 εy − α y ∆ T
σxy
Q16 Q26 Q66 γxy − α xy ∆ T
Las tensiones son funciones lineales de las cargas exteriores Nx y del incremento térmico.
Posición de ambas
láminas antes de Plano de simetría
aplicar la carga del laminado
Figura IV.15 Esquema de las deformaciones transversales de las láminas y del laminado actuando Nx.
La aparición de σy en las láminas, dado que Ny = 0, sólo puede ser debida a la diferente
tendencia a la contracción lateral de las láminas a 00 y 900 debido a la acción de Nx. En la
Fig. IV.15 se representan las posiciones de las dos láminas como si estuvieran ambas
aisladas. La compatibilidad de deformaciones del modelo desarrollado exige que la posición
final sea común a ambas, encontrándose entre las dos anteriores, lo que conlleva que quede
traccionada en la dirección y la lámina a 00 y comprimida la lámina a 900. La posición final
dibujada en la Fig. IV.15, más cercana a la supuesta para la lámina a 900, es coherente con el
hecho de que existen 10 láminas en dirección 900 y 2 en dirección 00. Los módulos de los
coeficientes de σ (1) (2)
y y σ y guardan aproximadamente esta proporción.
La influencia de ∆T en σ (k)
αβ puede ser asimilada con un razonamiento equivalente. La Fig.
IV.16 recoge las posiciones deformadas de las láminas a 0 y 900 con un incremento térmico
así como la posición final común. Dado que el incremento térmico en la operación de curado
es negativo la figura es coherente con esta situación, no así las expresiones de σ (k)
αβ donde ∆T
es genérico.
Las deformaciones supuestas aisladas de las láminas a 0 y 900 (con un ∆T negativo) recogen
los diferentes valores de α en la dirección de las fibras y perpendicular a ellas. Llevar las
láminas a una situación compatible exige en la dirección x comprimir la lámina a 00 y
traccionar la de 900 y exige en la dirección y traccionar la de 00 y comprimir la de 900. Los
módulos de los coeficientes recogen las diferentes capas orientadas en las direcciones x (2
capas) e y (10 capas), siendo la proporción entre los módulos de σ (1) (2)
x y σ x en lo que
concierne a ∆T del orden de 5 (Idem respecto a σ (1) (2)
y y σ y ).
Deformada de la lámina a
0º, supuesta aislada, por
descenso de la temperatura
Deformada de la lámina a
90º, supuesta aislada, por
descenso de la temperatura
Fig. IV.16. Esquema de las deformaciones térmicas de las láminas y del laminado.
Ahora hay que aplicar un criterio de rotura a cada lámina para saber los máximos valores de
Nx e ∆T que puede soportar el laminado. Aplicando el criterio de Tsai-Hill:
σx 2 - σx σy + σy 2 + σxy 2 = 1
X X2 Y S
Nx
= 6300 psi
t
y si ∆T = 0:
Nx
= 30400 psi
t
Luego para ambas situaciones consideradas falla antes la capa interna. En la figura IV.17 se
realiza una representación gráfica del comportamiento del laminado para el caso en el que se
considera el efecto de curado (∆T = -200ºF).
Nx
N
x
(∆T = -200 ° F)
N1
ε xo = A´11 Nx = 0.098 %
El alcanzar el valor de Nx = 3400 psi (bajo la hipótesis de ∆T=-200°F) no quiere decir que el
laminado haya fallado. Dada la naturaleza de la carga exterior, lo que se habrá producido en
las láminas a 90º es una serie de fisuras paralelas a la dirección de las fibras, mermando así la
rigidez de la lámina central en la dirección x y tangencialmente, lo que alterará a partir de ese
instante las constantes del material de la lámina 2. Así:
(2) (2) 6 (2) (2)
Q11 =0 Q22 = 7.97 10 psi Q12 =0 Q66 =0
A efectos numéricos, los ceros deben sustituirse por valores muy pequeños. Los coeficientes
no nulos de la matriz A' son:
A'11= 0.75 10
-6
/ (t psi) A'12= 0.01 10
-6
/ (t psi) A'22= 0.14 10
-6
/ (t psi)
Si calculamos ahora el estado tensional provocado por el esfuerzo anterior Nx /t = 3400 psi
obtendremos:
(1) (1)
σx = 20400 psi σy = 5458 psi
Con lo que al fallar la lámina intermedia, fallan también las exteriores transversalmente a la
dirección de la carga, produciéndose también en ellas fisuras paralelas a las fibras. Por
consiguiente, el laminado puede seguir trabajando pero totalmente desacoplado. Las láminas
exteriores e interiores aguantan sólo en la dirección de las fibras. Las únicas rigideces no
nulas son:
(1) (2)
Q11 = Q22 = 7.97 106 psi
(1) Nx
σx = 6.00
t
(1) (1)
σ x < Xt ; 150000 = 6 Nx /t
Nx
t D C
25000
A
B
3400
O
0.098 0.16 εx (%)
0.26
1.925
4.5.2.- Ejemplo 2.
capa 1 Nx = P
capa 2
1t
e=
12
capa 3
10 t
e=
12
1t
e= Nx = P
12
E11 = 151 GPa ; E22 = 8.4 GPa; ν12 = 0.3 ; G12 = 5.25 GPa
-6 -1 -6 -1
α1 = 1.94·10 ºC ; α2 = 6.33·10 °C
SOLUCIÓN:
E11 E 22
Q11 = = 151.8 GPa Q 22 = = 8.44 GPa
1 − ν12ν 21 1 − ν12 ν 21
ν E
Q12 = 21 11 = 2.53 GPa Q66 = G12 = 5.25 GPa
1 − ν12ν 21
151.8 2.53 0
Q ij = 2.53 8.44 0
0 0 5.25
A partir de la anterior se determinan las matrices de rigidez de cada lámina en ejes del
laminado, que expresadas en GPa quedan:
Una vez evaluadas las matrices de cada lámina podemos determinar la matriz de rigidez del
láminado completo, es decir Aij y Dij, puesto que Bij = 0 por la simetría del laminado.
3
t
Aij = ∑ Qkij (z k − z k−1 ) = (Q1ij + 5Q2ij )
k=1 6
1 3 k 3 3 t3
Dij = ∑Q ij (z k − z k−1 ) = (91Q ij + 125Q ij)
1 2
3 k=1 2592
Los coeficientes de dilatación térmica en ejes del laminado se evalúan usando la expresión:
α x = α 1 cos2 θ + α 2 sen 2 θ
α y = α 1 sen2 θ + α 2 cos 2 θ
α xy = 2senθcosθ(α 2 − α1 )
100.36
= 268.48(KPa
º C ) t ∆T
0
Los momentos térmicos, dada la configuración simétrica del laminado son cero.
Para obtener las deformaciones y curvaturas del plano medio del laminado tendremos que
resolver el siguiente sistema de ecuaciones, donde las tres primeras están desacopladas de las
tres últimas por la simetría del laminado, como ya se mencionó antes.
Como se puede observar, es inmediato deducir de las tres últimas ecuaciones que las
curvaturas son todas nulas. Para obtener las deformaciones invertiremos las tres primeras
ecuaciones.
ε ox 30.979 2944.541
o −12 N x
ε y = −0.61310 + 2040.73510−9 ∆T
o t
γxy 0 0
En este caso, por ser cero las curvaturas, las deformaciones serán uniformes en todo el
espesor del laminado, e iguales a las deformaciones del plano medio.
ε x ε ox 0
o
ε y = ε y + z0
o
γxy γxy 0
Conocidas las deformaciones, las tensiones en cada lámina se evalúan mediante el uso de la
expresión IV.29,
que para las láminas 1 y 3, y expresando las tensiones en Pa, queda en la forma:
Las tensiones son funciones lineales de las cargas exteriores Nx y del incremento térmico
∆T.
E22 controla el alargamiento de las láminas a 900. La relación entre los coeficientes de Nx
para las capas a 0 y 90 es aproximadamente la relación entre los valores de E que controlan el
alargamiento en la dirección de la carga, es decir:
Para hacer un razonamiento similar sobre σ (k) y podemos ayudarnos del mismo diagrama
usado en el problema anterior, que aparecía en la Figura IV.15.
La aparición de σy en las láminas, dado que Ny = 0, sólo puede ser debida a la diferente
tendencia a la contracción lateral de las láminas a 00 y 900 debido a la acción de Nx. En la
Fig. IV.15 se representan las posiciones de las dos láminas como si estuvieran ambas
aisladas. La compatibilidad de deformaciones del modelo desarrollado exige que la posición
final sea común a ambas, encontrándose entre las dos anteriores, lo que conlleva que quede
traccionada en la dirección y la lámina a 00 y comprimida la lámina a 900. La posición final
dibujada en la Fig. IV.15, más cercana a la supuesta para la lámina a 900, es coherente con el
hecho de que existen 10 láminas en dirección 900 y 2 en dirección 00. Los valores absolutos
de los coeficientes de σ (1) (2 )
y y σ y guardan aproximadamente esta proporción:
La influencia de ∆T en σ (k)
αβ puede ser asimilada con un razonamiento equivalente. En la
Figura IV.16 se mostraban las posiciones deformadas de las láminas a 0 y 900 con un
incremento térmico así como la posición final común. Dado que el incremento térmico en la
operación de curado es negativo la figura es coherente con esta situación, no así las
expresiones de σ (k)
αβ donde ∆T es genérico.
Las deformaciones supuestas aisladas de las láminas a 0 y 900 (con un ∆T negativo) recogen
los diferentes valores de α en la dirección de las fibras y perpendicular a ellas. Llevar las
láminas a una situación compatible exige en la dirección x comprimir la lámina a 00 y
traccionar la de 900 y exige en la dirección y traccionar la de 00 y comprimir la de 900. Los
módulos de los coeficientes recogen las diferentes capas orientadas en las direcciones x (2
capas) e y (10 capas), siendo la proporción entre los módulos de σ (1) (2 )
x y σ x en lo que
concierne a ∆T del orden de 5 (Idem respecto a σ (1) (2 )
y y σ y ).
Para obtener la carga de fallo de las láminas tendremos que aplicar un criterio de fallo a todas
ellas, con objeto de evaluar cuál de ellas falla a una carga inferior, lo que marcará el máximo
de Nx aplicable hasta que se produce el fallo de la primera lámina. Aqui, y a efectos de
comparación, se van a utilizar dos criterios diferentes: el criterio de Tsai-Hill y el criterio de
máxima tensión.
Aplicación del criterio de Tsai-Hill para la determinación del fallo a primera lámina.
σ x 2 σ y 2 σ x σ y σ xy 2
+ − 2 + =1
XT YT XT S
N 2 N 2 2 2
a x + b ∆T x + (c ∆T − X T YT ) = 0
t t
donde a, b y c son funciones de XT e YT, que vienen dadas por las siguientes expresiones.
Nx
= 399.360 MPa
t
Nx
= 414.272 MPa
t
σ y 2 σ x 2 σ x σ y σ xy 2
+ − 2 + =1
XC YT XC S
N 2 N 2 2 2
a x − b ∆ T x + (c ∆T − XCYT ) = 0
t t
Nx
= 217.713 MPa
t
y en el caso de que no se consideren los esfuerzos térmicos de curado (∆T = 0 ºC) se obtiene:
Nx
= 234.601 MPa
t
Luego para ambos casos (considerando o no los esfuerzos térmicos de curado) se produce en
primer lugar el fallo de la lámina con las fibras formando 90º respecto de la dirección de
aplicación de la carga, es decir la lámina 2.
Si analizamos la expresión del criterio, para el valor de las tensiones en la lámina 2 asociadas
a la carga que produce el fallo, tenemos la siguiente expresión.
Aplicación del criterio de Máxima Tensión para la determinación del fallo a primera
lámina.
σx = X T ; σ y = YT
Nx N x XT − 141556 ⋅ ∆ T
4.701⋅ + 141556 ⋅ ∆T = XT ⇒ =
t t 4.701
N N x YT + 33659 ⋅ ∆ T
0.073 ⋅ x − 33659 ⋅ ∆T = YT ⇒ =
t t 0.073
Nx Nx
= 477.971 MPa ; = 764.149 MPa
t t
En caso de no considerar los esfuerzos térmicos de curado (∆T = 0 ºC) los valores son:
Nx Nx
= 473.303 MPa ; = 835.616 MPa
t t
σ y = XC ; σ x = YT
Nx N x XC + 6765 ⋅ ∆ T
− 0.014 ⋅ + 6765 ⋅ ∆T = X C ⇒ =
t t 0.014
N N x YT + 28322 ⋅ ∆T
0.260 ⋅ x − 28322 ⋅ ∆T = YT ⇒ =
t t 0.260
Nx Nx
= 92782.245 MPa ; = 217.731 MPa
t t
y en el caso de que no se consideren los esfuerzos térmicos de curado (∆T = 0 ºC) resulta:
Nx Nx
= 92857.143 MPa ; = 234.615 MPa
t t
Por lo tanto, en ambos casos (∆T = -155 ºC y ∆T = 0 ºC), la lámina de 90º sufriría el fallo a
una carga menor (Nx/t = 217.731 MPa y Nx/t = 234.615 MPa) , y dicho fallo se produce por
la restricción en la tensión perpendicular a las fibras. Como se ha visto, el valor de la carga
de fallo predicho por ambos criterios es muy similar, y en ambos casos está asociado al fallo
de la lámina 2 causado por la tensión perpendicular a las fibras. En la figura IV.20 se
representa el comportamiento del laminado hasta el fallo a primera lámina predicho, y se
compara con los valores experimentales obtenidos de los ensayos.
500
450
400
350
300
Nx/t (MPa)
250 C.Tsai-Hill(∆T=-155ºC)
C.Máx.Tensión(∆T=-155ºC)
200
C.Tsai-Hill(∆T=0ºC)
150 C.Máx.Tensión(∆T=0ºC)
100 Ensayo1
Ensayo2
50
Ensayo3
0
0 0,5 1 1,5 2
Def ormación εx (% )
La existencia de las mencionadas fisuras supone una merma en la rigidez de la lámina central
en la dirección x y tangencialmente, lo que alterará a partir de ese instante las constantes del
25.3 0.422 0
Aij = 0.422 127.91 0 t
0 0 0.875
Para evaluar las nuevas deformaciones habremos de evaluar previamente los esfuerzos de
curado, que se habrán alterado debido al cambio de las características de rigidez.
NTx 51.75
T
Ny = 255.13(KPa
º C )t ∆ T
T
N xy 0
σ 1 σ 3 6 −0.056
x x Nx 3
σ y = σ y = 0.099 ⋅ + −36.464 ⋅ 10 ∆T
t
σ xy σ xy 0 0
σ 2 0 0
x Nx 3
σ y = − 0.02 ⋅ + 7.286 ⋅ 10 ∆T
t
σ xy 0 0
Una vez obtenidas las tensiones tras la redefinición, lo que procede es aplicar de nuevo un
criterio de fallo para determinar a que carga se produce el siguiente fallo del material y la
naturaleza del mismo. Para dicho propósito usaremos nuevamente los criterios de Tsai-Hill y
máxima tensión.
El primer paso a realizar sería comprobar que, para la carga del fallo a primera lámina, no se
produce un nuevo fallo inmediato. Para ello, evaluaremos las tensiones correspondientes a un
Nx/t = 217.713 MPa, y las sustituiremos en las expresiones del criterio, tal como se muestra a
continuación.
Para la lámina 2:
− 5.483 2 0 2 − 5.483 ⋅ 0 0 2
+ − + = 0.000018 <<< 1
1300 61 1300
2
108.85
Como se puede observar, los valores inferiores a la unidad indican que no se produce un
nuevo fallo para la misma carga tras la redefinición, por tanto es preciso incrementar dicha
carga para alcanzar un nuevo fallo del material. Para evaluar la nueva carga de fallo se habrá
de resolver la ecuación que resulta de sustituir las tensiones en la expresión del criterio
igualada a la unidad para cada una de las láminas.
σ x 2 σ y 2 σ x σ y
+ − 2 =1
XT YT XT
Nx
= 303.631 MPa
t
σ1 = σ y < 0 ; σ 2 = σ x = 0 ; σ12 = σ xy = 0
σ y 2
=1
XC
Nx
= 64934.533 MPa
t
Luego se producirá el fallo de las láminas con las fibras a 0º respecto de la dirección de
aplicación de la carga, es decir las láminas 1 y 3.
Si analizamos la expresión del criterio, para el valor de las tensiones en las láminas 1 y 3
asociadas a la carga que produce el fallo, tenemos la siguiente expresión.
De la misma forma que se ha hecho en el apartado anterior, el primer paso será comprobar la
posibilidad de un fallo inmediato para la misma carga de fallo a primera lámina. En este caso
para las láminas 1 y 3 se obtiene:
Para ambas láminas se obtiene que no se produce un fallo inmediato, por lo que habrá que
buscar la carga superior que produce el nuevo fallo. Para ello sustituiremos los valores de las
tensiones en las expresiones del criterio para cada una de las láminas.
σx = X T ; σ y = YT
De las dos expresiones anteriores resultan respectivamente las siguientes cargas de fallo:
Nx Nx
= 370.832 MPa ; = 559.071 MPa
t t
σ1 = σ y < 0 ; σ 2 = σ x = 0 ; σ12 = σ xy = 0
σ y = XC
Nx
= 64943.533 MPa
t
Por lo tanto, se produce el fallo de las láminas a 0º para un valor de Nx/t = 370.832 MPa, y
dicho fallo está asociado a las tensiones en la dirección de las fibras.
Dado que, empleando ambos criterios, la nueva carga de fallo obtenida estaría asociada con
un mecanismo de rotura de las fibras en las láminas exteriores (1 y 3), dicho fallo implicaría
el fallo del laminado completo, ya que tras dicho fallo el laminado perdería toda su
capacidad portante en la dirección x (en la que se aplica la carga).
500
450
400
350
300
Nx/t (MPa)
250
200 C.Tsai-Hill
C.Máx.Tensión
150
Ensay o1
100 Ensay o2
50 Ensay o3
0
0 0,5 1 1,5 2
De formación εx (%)
4.5.3.- Ejemplo 3.
Consideraremos un laminado de tres láminas como en el ejemplo anterior pero con una
secuencia +15/ -15/ +15.
Las matrices de rigidez de las láminas en los ejes del laminado, tienen una estructura más
complicada que en el ejemplo anterior, dado que Q16 y Q26 no se anulan existiendo
acoplamiento entre tensiones normales y deformaciones tangenciales. Las componentes de
las matrices para las láminas extremas, Q(1), y central, Q(2), son:
(1) (2)
Q11 = Q11 = 7.324 ⋅106 psi
(1) (2)
Q12 = Q12 = 0.932 ⋅106 psi
(1) (2) 6
Q 22 = Q 22 = 2.763⋅10 psi
(1) (2)
Q16 = −Q16 = 1.120⋅10 6 psi
(1) (2)
Q 26 = − Q26 = −0.199 ⋅106 psi
(1) (2)
Q 66 = Q 66 = 1.519 ⋅106 psi
1 2
α x = α x = 4.029 10-6/°F
1 2
αy = αy = 10.870 10-6/°F
1 2
α xy = -α = 1.975 10-6/°F
xy
La distribución simétrica de las capas hace de nuevo que Bij sea nula. Dado que M es nula, el
cálculo de las tensiones requiere de nuevo solamente el valor de Aij invertida, que en este
caso vale.
Para una temperatura uniforme del laminado los momentos de curado son nulos y los
esfuerzos de curado valen:
NT
x = 37.5 t∆T psi/°F
NT
y = 33.2 t∆T psi/°F
NT
xy = -1.24 t∆T psi/°F
Si el laminado se somete a esfuerzo axil Nx, el valor de las tensiones en una capa k se puede
obtener de la siguiente expresión, escrita en forma simbólica:
σk = Qk εkt
donde εt representa la deformación total. En este caso, dado que ko es nula, la expresión
anterior adopta la forma:
k
σk = Qk εo + εT
con:
εo = A' . N* y (εT)k = αk . ∆T
siendo:
N* = N + NT
y en la lámina central:
σ211 σ2 σ2
- σ11 σ22 + 22 + 12 = 1
X2 X2 Y2 S2
El tensor en ejes 1, 2 principales de la lámina puede ponerse en función del tensor en ejes x,
y cualesquiera y del ángulo que los relaciona. Observando la estructura de las tensiones en
las dos láminas (exterior o interior) puede verse que σy es despreciable frente a las otras
tensiones, por lo que el criterio puede escribirse en función de σx y τxy, quedando:
y para la θ = +15°:
Nx
= 11,14 ∆T psi/° F + 37.400 psi
t
Nx
= 35.200 psi
t
Nx
= 52.600 psi
t
Por lo que la capa exterior fallaría en primer lugar. Ahora bien, en este caso la capa interna
no puede soportar el exceso de carga que le transmitirían las externas al fallar, por lo que el
fallo de éstas produce el fallo del laminado. En la configuración estudiada este fallo se
produce para el valor de 35.200 psi.
En el planteamiento descrito hasta ahora para el análisis del fallo del laminado existe un
punto crucial que es la redefinición del laminado cuando se produce el fallo de una o varias
láminas. La hipótesis más simple que podemos adoptar consistiría en la eliminación de la
contribución de las láminas que han fallado en el conjunto del laminado, sin embargo este
tipo de redefinición conduce en general a predicciones muy conservativas si se comparan con
los resultados experimentales. Ello es debido a que asumimos que las láminas que fallan
pierden toda su capacidad portante.
Un planteamiento más cercano a la realidad sería admitir una cierta degradación de la lámina
donde se produce el fallo, lo que afectaría a las propiedades de rigidez y resistencia de la
lámina.
Para considerar cuál es el efecto, sobre las propiedades de la lámina, causado por un fallo hay
que descender al nivel micromecánico y observar el comportamiento ante los mecanismos de
fallo de la lámina como material no homogéneo compuesto de fibra y matriz. Entre los
mecanismos podemos distinguir dos fundamentalmente: el fallo de la fibra y el fallo de la
matriz, en los cuales se pueden englobar la mayor parte de los mecanismos de fallo existentes
en la lámina. El fallo de las fibras supone habitualmente una merma casi total de la capacidad
portante de la lámina en la dirección del refuerzo, la cuál cuando se trata de un estado
tensional uniforme está asociada al fallo total de la lámina en dicha dirección. El fallo de la
matriz se materializa en la aparición de grietas paralelas a la dirección de las fibras y que
atraviesan la matriz, según se describe en la figura IV.23. Estas grietas pueden comenzar a
formarse por despegues entre la fibra y la matriz, y luego coalecer para formar una
macrogrieta. Cuando la interfase entre fibra y matriz es muy resistente estas fisuras pueden
generarse previamente en la matriz. Dependiendo del tipo de fibra (isótropa (vidrio) u
ortótropa (carbono)), las grietas podrían también atravesar las fibras, caso de las fibras de
carbono, débiles en sentido transversal.
La existencia de dichas grietas entre las fibras supone una pérdida de las características de
rigidez de la lámina en cuanto a la dirección transversal y en cuanto al comportamiento a
cizalladura. Esta pérdida de rigidez resulta progresiva con el aumento del número de grietas
en la matriz.
Para el análisis del comportamiento mecánico de un laminado después del fallo a primera
lámina se han propuesto distintos modelos que tratan de recoger en mayor o menor medida
los hechos físicos descritos en relación al fallo de las láminas.
En los modelos macromecánicos las láminas que presentan fallos se modelan mediante
láminas homogéneas equivalentes con propiedades mecánicas alteradas respecto a las
originales con objeto de representar la degradación sufrida por la lámina. En estos modelos
podemos distinguir entre los que buscan la determinación directa de la carga de fallo última,
haciendo una suposición sobre el tipo de degradación que van a sufrir las láminas hasta llegar
a la misma, los cuales denominaremos como modelos de degradación total, y los que tratan
de modelar el proceso de fallo del laminado de manera secuencial a través de la degradación
parcial de las láminas, haciendo un seguimiento del proceso hasta llegar a la carga última. A
estos últimos los denominaremos modelos de daño progresivo.
El modelo más simple de este tipo es el propuesto por Tsai (ref. 10), el cuál sólo es
aplicable sobre estados tensionales uniformes. Ello es así porque el modelo no contempla la
degradación de las propiedades en la dirección de la fibra. Dicho modelo asume que cuando
se alcanza el fallo del laminado todas las laminas se encuentran repletas de grietas paralelas a
las fibras, en un estado que denomina como de saturación. Por tanto, para la determinación de
la carga última de fallo este modelo propone analizar un laminado ficticio constituido por el
conjunto de láminas totalmente degradadas (es decir en estado de saturación), lo que
matemáticamente se traduce en el empleo de unas nuevas propiedades de las láminas E22, G12
y ν12, que vienen dadas por:
E 22 = D ⋅ E o22
o
G12 = D ⋅ G12 (IV.39)
ν12 = Dν ⋅ ν o
12
donde E22o, G12o y ν12o son las propiedades originales, siendo D y Dν los factores de
degradación ajustables experimentalmente y que dependen del material en general. Tsai (ref.
10) propone como valores para el grafito-epoxy D = 0.3 y Dν = 0.2. En la figura IV.24 se
describe comparativamente el comportamiento que correspondería a los modelos original y
degradado hasta alcanzar sus respectivos fallos (FPL: fallo a primera lámina, FUL: fallo de
última lámina).
σ FUL
FPL
ε
Figura IV.24.- Esquema del comportamiento de los modelos original y de degradación total.
Xc = D10.2 ⋅ X oc
(IV.40)
F12 = D1 ⋅ F12o
E 11 = D1 ⋅ E 11o
o
E 22 = D2 ⋅ E 22 (IV.41)
G12 = D6 ⋅ G o
12
Resulta obvio que si el estado tensional es variable se requiere modelar el fallo de la fibra en
distintas áreas del laminado, dado que en este caso el fallo local de la fibra no tiene porqué
conllevar el fallo total del laminado.
σ FUL
FPL
ε
Figura IV.25.- Esquema del comportamiento del modelo de daño progresivo.
El proceso parte del análisis del laminado original para determinar el fallo de la primera
lámina, en este punto se procede a la degradación parcial de las propiedades de la lámina que
ha fallado, mediante las expresiones:
E 22 = Df ⋅ E o22
f o
G12 = D ⋅ G12 (IV.42)
ν 21 = Df ⋅ ν o21
E 11 = Df ⋅ E 11o (IV.43)
N
x
u(0) = 0 Nx (L) = N
w (0) = 0 w(L) = 0
∂w ∂w
(0) = 0 (L) = 0
∂x ∂x
1
0
N 0
M = B A N
11 11
0
0
con lo que, tanto deformaciones como tensiones resultan, aplicando la Teoría General del
Laminado, funciones de la coordenada z multiplicadas por la carga N, es decir: σij = gij(z)·N.
Esta estructura de las tensiones permite escribir el criterio de fallo de una lámina, f(σ1, σ2,
σ12) = 1, en la forma:
de manera que la búsqueda de la carga mínima que produce el fallo de alguna lámina se
reducirá a buscar la lámina donde la función f(g1, g2, g12) alcance el máximo, siendo la carga
de fallo correspondiente:
1
N=
máx f(g1,g2 ,g12 )
E11 = 135 GPa ; E22 = 8.75 GPa ; ν12 = 0.29 ; G12 = 4.75 GPa
Xt = 1880 MPa ; Yt = 58 MPa ; S = 90 MPa
12.5 mm
Probeta [0/90/45/-45]2 1.208 mm
10000
9000
8000
7000
Carga (N)
Má x-Tensión
6000
Tsai-Hill
5000 Tsai-Wu
4000 Hashin-Rotem
3000
2000
1000
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18
Etapa
Figura IV.27.- Evolución de la carga de fallo de las láminas para el modelo de daño progresivo.
A continuación se recoge, para cada uno de los criterios empleados, una tabla resumen
describiendo la evolución del fallo predicha por el modelo de daño progresivo, junto con el
diagrama tensión-deformación obtenido de la representación de dicha evolución.
Etapa lámina que rompe Tensión de fallo (MPa) Valores del Criterio
2 90 inferior 337,705 Abs(σ2/Yt)=1
3 90 superior 379,193 Abs(σ2/Yt)=1
4 -45 inferior 527,461 Abs(σ12/S)=1 , Abs(σ2/Yt)=0.75
5 45 inferior 539,955 Abs(σ12/S)=1 , Abs(σ2/Yt)=0.65
6 45 superior 591,861 Abs(σ2/Yt)=1 , Abs(σ12/S)=0.75
7 0 inferior 612,668 Abs(σ1/Xt)=1
8,9 y 10 0 inferior 612,378 Abs(σ1/Xt)=1
Tabla IV.1 - Evolución del fallo en el modelo de daño progresivo aplicando el criterio de la máxima tensión.
Máxima Tensión
700
600
500
Tensión (MPa)
400
300
200
100
0
0 0,25 0,5 0,75 1 1,25 1,5
Deformación (%)
Figura IV.28.- Diagrama tensión-deformación predicho por el modelo de daño progresivo usando el criterio de
la máxima tensión.
Criterio de Tsai-Hill
Etapa lámina que rompe Tensión de fallo (MPa) Valores del Criterio
2 90 inferior 330,318 σ2/Yt=0.956
3 90 superior 376,714 σ2/Yt=0.987
4 -45 inferior 416,125 σ12/S=0.622 , σ2/Yt=0.357
5 45 inferior 438,459 σ12/S=0.659 , σ2/Yt=0.282
6 45 superior 461,667 σ2/Yt=0.608 , σ12/S=0.351
7 -45 superior 476,061 σ12/S=0.486 , σ2/Yt=0.429
8 90 inferior 561,734 σ2/Yt=0.831
9 0 inferior 594,255 σ1/Xt=0.976
10 a 18 0 inferior 598,982 a 600.846 fallan por σ1/Xt
Tabla IV.2 - Evolución del fallo en el modelo de daño progresivo aplicando el criterio de Tsai-Hill.
Tsai-Hill
700
600
500
Tensión (MP a)
400
300
200
100
0
0 0,2 0,4 0,6 0,8 1 1,2 1,4
Defor mación ( %)
Figura IV.29.- Diagrama tensión-deformación predicho por el modelo de daño progresivo usando el criterio de
Tsai-Hill.
Criterio de Tsai-Wu
Fallo lámina que rompe Tensión de fallo (MPa) Valores del Criterio
2 90 inferior 303,686 σ2/Yt=0.809
3 90 superior 364,802 σ2/Yt=0.925
4 -45 inferior 435,812 σ12/S=0.683 , σ2/Yt=0.392
5 45 inferior 469,826 σ12/S=0.757 , σ2/Yt=0.324
6 90 inferior 496,460 σ2/Yt=0.619 , σ1/Xt=0.114
7 45 superior 501,400 σ2/Yt=0.726 , σ12/S=0.418
8 -45 superior 526,369 σ12/S=0.599 , σ2/Yt=0.533
9 0 inferior 558,347 σ1/Xt=0.862
10 a 18 0 inferior 579,604 a 600.765 fallan por σ1/Xt
Tabla IV.3 - Evolución del fallo en el modelo de daño progresivo aplicando el criterio de Tsai-Wu.
Tsai-Wu
600
500
400
Tensión (MP a)
300
200
100
0
0 0,2 0,4 0,6 0,8 1 1,2 1,4
Defor mación ( %)
Figura IV.30.- Diagrama tensión-deformación predicho por el modelo de daño progresivo usando el criterio de
Tsai-Wu.
Criterio de Hashin-Rotem
Fallo lámina que rompe Tensión de fallo (MPa) Valores del Criterio
2 90 inferior 337,680 (σ2/Yt)2+(σ12/S)2=1
3 90 superior 378,014 (σ2/Yt)2+(σ12/S)2=1
4 -45 inferior 420,443 (σ2/Yt)2+(σ12/S)2=1
5 45 inferior 451,957 (σ2/Yt)2+(σ12/S)2=1
6 45 superior 471,284 (σ2/Yt)2+(σ12/S)2=1
7 -45 superior 497,455 (σ2/Yt)2+(σ12/S)2=1
8 0 inferior 604,618 Abs(σ1/Xt)=1
9 a 10 0 inferior 604.302 a 604,142 Abs(σ1/Xt)=1
Tabla IV.4 - Evolución del fallo en el modelo de daño progresivo aplicando el criterio de Hashin-Rotem.
Hashin-Rotem
700
600
500
Tensión (MP a)
400
300
200
100
0
0 0,25 0,5 0,75 1 1,25 1,5
Defor mación ( %)
Figura IV.31.- Diagrama tensión-deformación predicho por el modelo de daño progresivo usando el criterio de
Hashin-Rotem.
Como muestran los resultados presentados, la evolución del fallo del laminado para los
distintos criterios empleados resulta muy similar en líneas generales. El proceso se inicia con
el fallo de las láminas a 90º, para continuar con un bloque en el que fallan las láminas a +45º
y -45º, finalizando en todos los casos con el fallo repetido de las láminas a 0º que conducen
al valor de la tensión última de fallo del laminado considerado.
Con objeto de verificar la bondad de los resultados predichos por los modelos de
degradación utilizados, se realizaron ensayos de tracción sobre tres probetas del laminado
considerado, obteniéndose los resultados que se muestran en la figura IV.32.
En la tabla IV.5 se recogen los valores de la tensión última de fallo que predicen los modelos
de degradación utilizados para cada criterio de fallo y el valor experimental obtenido de los
ensayos.
De los resultados recogidos en la tabla se puede observar en primer lugar, que dada la poca
dispersión de los resultados experimentales el valor medio de los mismos se puede
considerar como una buena medida de la tensión real de fallo del laminado. En cuanto a las
predicciones de los modelos, se puede decir en general que estos aportan un valor bastante
ajustado de la tensión de fallo para todos los criterios empleados. En particular, se observa
que los valores obtenidos mediante el modelo de daño progresivo sobreestiman ligeramente
la tensión de fallo, mientras que en el caso del modelo de degradación total ésta es
ligeramente subestimada. Como ya se ha indicado en otras ocasiones este comentario se ciñe
al caso estudiado.
0 k
σ11 k Q11 Q12 εo11
σ22 = Q12 Q22 0 εo22 (IV.44)
σ12 0 0 Q66 γo12
interfase
z
+θ -θ Nx
z,w
y 2b
+θ -θ 4ho σ
z
σyz
borde libre
y,v
θ σxz
σ
y
x,u σx
σxy
Nx
N k
A ij = ∑ Q ij (z k − z k −1 )
k =1
La relación N - ε es:
de donde:
k
2 A12
cos θ − sen 2 θ
ε11
k
A 22
A A12 N x
ε 2
= sen θ − 12 cos θ
2 (IV.48)
22 A 22 A A − A2
11 22
γ12 A
12
− 2senθ cos θ1 + 12
A 22
y volviendo a ejes x, y:
σxy = sen θ cos θ σ11 - sen θ cos θ σ22 + (sen2 θ − cos2 θ) σ12 ≠ 0 (IV.50)
Una solución plausible para resolver este problema es que se generen unas σxz que
contrarresten el efecto de la no existencia de σxy (Véase Fig. IV.34)
σxy
y
σxz σxz
Borde
libre Borde
(σxy = 0)
σ xy libre
(σxy = 0)
x
Pipes y Pagano realizaron una formulación tridimensional del problema que a continuación
se esquematiza:
Relación (σ − ε)xy :
Relación (ε - u)xy:
εx = u,x ; εy = v,y ; εz = w,z
2εyz = v,z + w,y ; 2εzx = w,x + u,z ; 2εxy = u,y + v,x
u = K x + U (y,z)
v = V (y,z)
w = W (y,z) (IV.52)
σij = σij (U, V, W)
Usando equilibrio:
σxy,y + σxz,z = 0
σy,y + σyz,z = 0 (IV.53)
σyz,y + σz,z = 0
(a) (b)
Figura IV.36.- Variación de σxz con el ángulo de orientación de las fibras (Valor no singular).
El efecto que se acaba de explicar sobre la configuración [+θ, -θ]s no solamente conlleva la
aparición de σxz sino que también conlleva la aparición de tensiones σz. El estudio de Pipes
Pagano estuvo en este sentido motivado por la diferente resistencia a fatiga encontrada
experimentalmente por Foye y Baker para laminados [+45/-45/+15/-15]s y [+15/-15/+45/-
45]s, fenómeno para el cual la teoría del laminado no tiene ninguna explicación. La
explicación, en base a la aceptación de tensiones interlaminares, puede verse sobre la Figura
IV.38
(a) (b)
En la Fig.IV.38.a, σz tiene que existir con los signos indicados, para balancear el momento
asociado a σy, luego hay tracción (a). En la Fig. IV.38.b se representa una evolución de σz.
CAPÍTULO V
En este apartado, se detallan las ecuaciones básicas que permiten el cálculo de esfuerzos
internos, desplazamientos y tensiones en vigas rectangulares (b x h) formadas por láminas
ortótropas.
Dichas ecuaciones se obtienen a partir de las ecuaciones básicas del laminado (véase
Capítulo IV) junto con una serie de hipótesis simplificativas que por otro lado son las usuales
en la Resistencia de Materiales.
x
L
y
Establecidas ya las hipótesis, definamos el estado de carga representado en la Fig. V.2 donde
también se detallan los esfuerzos internos considerados.
CARGAS ACTUANTES
mx (x)
q (x)
p (x)
ESFUERZOS INTERNOS
Mi
Ni x Nj
L
Vi Vj Mj
Ecuaciones de equilibrio:
z,w q(x)
Qx + dQx
Mx LAMINA N
Nx
x, u
Nx + dNx
Qx LAMINA 1
M x + dMx
mx (x)
p(x)
dx
dNx (x)
+ p (x) = 0
dx
dQx (x)
+ q (x) = 0 (V.1)
dx
dMx (x)
- Qx(x) + mx (x) = 0
dx
Conviene notar que estas ecuaciones al igual que ocurre con la relación ε-u son
independientes del material y por tanto son idénticas a las ecuaciones que pueden encontrarse
en cualquier texto clásico de Resistencia de Materiales.
Relaciones ε-u:
duo (x)
εox(x) =
dx
(V.2)
d2wo (x)
kox(x) = -
dx2
Ecuaciones de comportamiento:
Particularizando las ecuaciones de comportamiento del laminado al caso que nos ocupa
(basta eliminar los términos que no afectan es decir koy, koxy, εoy, γ oxy, Mxy, Ny, Nxy, My)
e introduciendo la hipótesis g, dichas ecuaciones quedan como:
εox
Nx A11 B11 0
Mx = B11 D11 0 kxo (V.3)
Qx 0 0 A55
γoxz
A11 = b ∑Q k
11 (z k − z k−1 )
k=1
N
B11 =
b
2 ∑Q k=1
k
11
2 2
(z k − z k−1 )
D11 =
b
3
∑Q k
11
3 3
(z k − z k−1 )
k=1
A55 =
5b
4
∑Q k
55 (z k − z k−1 −
4 3 3
3t
2 (z k − z k−1 ))
k=1
k k k k
Qk11 = Q11 cos4θ + 2 (Q12 + 2Q66) sen2θ cos2θ + Q22 sen4θ
k k
Qk55 = Q55 cos4θ + Q44 sen4θ
E 11 E 22
Q11 = ; Q22 =
1 - ν 12 ν 21 1 - ν 12 ν 21
ν 12 E 22
Q12 = ; Q66 = G1
1 - ν 12 ν 21
donde θ, Fig. V.4, es el ángulo de orientación de la fibra en cada lámina con respecto al eje x
de la viga.
y
t LAMINA k
k
zk
θ z k-1
x
y
Invirtiendo la submatriz de las Ecs., V.3 que afecta a la deformación normal y a la curvatura
se tiene:
εox
= 1 D11 - B11 NX siendo ∆ = A11 D11 - B211 (V.5)
kox D - B11 A11 MX
k
Q
k
σ = 11 [(D11 − zB11 )Nx + (z A11 − B11 )Mx ]
x (V.6)
∆
La tensión tangencial interlaminar (σxzk) se obtiene por equilibrio con las tensiones normales
(Véase Fig. V.5).
dx
z Lámina N
F
F + (∂F/Žx) dx
zk
Lámina k z σ xz
k
k-1
x
Figura V.5.- Equilibrio de un trozo de la viga.
∑b ∫
zn
n
F= σ x dz
zn −1
n= k
∑∫ σ nx
zn
k
σ =
xz dz (V.7)
z n −1 x
n= k
Nx (x) = Ni - p x
Qx (x) = Vi - q x (V.9)
2
Mx (x) = Mi + Vi x - q x - mx x
2
Usando ahora las relaciones ε-u junto con la ley de comportamiento puede obtenerse
mediante integración la ecuación de la elástica.
1 px2 V x 2 qx3 m x x 2
u o (x) = D11 N i x − − B11M i x − i − − +γ
∆ 2 2 6 2
(V.10)
1 N x2 px 3 M x 2 V x3 qx 4 m x x 3
w o (x) = B11 i − − A11 i + i − − + α x +β
∆ 2 6 2 6 24 6
donde α, β y γ son constantes de sólido rígido que se determinan conociendo las condiciones
de apoyo de las vigas. Las más frecuentes son:
- Apoyo Fijo w = u = 0
- Apoyo móvil w = 0
- Empotramiento u = w = dw/dx = 0
- Deslizadera u = dw/dx = 0
Apoyo Fijo
Apoyo móvil
Deslizadera Empotramiento
A la vista de las ecuaciones anteriores, puede observarse que a diferencia de los materiales
isótropos, en los laminados no simétricos (B11 ≠ 0 ) el esfuerzo axil provoca desplazamientos
transversales y el momento flector origina acortamientos o alargamientos de la línea media.
5.1.1.1.- Ejemplos.
5.1.1.1.1.- Ejemplo 1.
La viga simplemente apoyada de longitud L=25 cm representada en la Fig. V.7 está sometida
a una carga uniforme de valor q=2 Kg/cm, está fabricada de grafito-epoxy con las siguientes
propiedades mecánicas a temperatura ambiente:
q = 2 Kg/cm
L = 25 cm.
La viga está constituida por 30 láminas de 0.01524 cm de espesor cada una y orientadas
todas ellas 0°. La altura total es h=0.4572 cm. y el ancho b=1 cm. Se desea conocer la flecha
máxima que dicha viga presenta.
SOLUCION:
b) Condiciones de contorno:
Las ecuaciones de equilibrio integradas y particularizadas para el caso que nos ocupa son:
Nx x = Ni
Qx x = Vi - q x
2
Mx x = Vi x - q x
2
Vi = q L /2 ; Vj = - q L / 2
c) Cálculo de desplazamientos:
qLx3 qx4
wo (x) = - 1 - + αx+ β
D11 12 24
uo (x) = 1 Ni x + γ
A11
q Lx3 4 3
wo (x) = - - x -L x
D11 12 24 24
uo (x)= 0
5.1.1.1.2.- Ejemplo 2.
La viga de longitud L=25 cm representada en la Fig. V.8 está sometida a una carga axil en su
extremo de valor P y está fabricada de grafito epoxy con las siguientes propiedades
mecánicas a temperatura ambiente:
Laminado 0/90/0/90
Lámina 1 z
P
h t
x y
Lámina 4
L = 25
b
La viga está constituida por 4 láminas de 0.15 cm de espesor cada una y con la siguiente
secuencia de apilado /0/90/0/90. La altura total es h=0.6 cm. y el ancho b= 1 cm. Se desea
conocer la distribución de tensiones en cada lámina.
SOLUCION:
Lámina zk zk-1
======= === ======
1 2t t
2 t 0
3 0 -t
4 -t -2t
4
A11 = b ∑Q k
11 (z k − z k −1 ) = 2tb(Q11 + Q22 )
k =1
4
B11 =
b
2 ∑Q
k =1
k
11
2 2 2
(z k − z k −1 ) = bt (Q11 − Q22 )
D11 =
b
3
∑k 3 3 8 3
Q11(z k − z k −1 ) = bt (Q11 + Q 22 )
3
k =1
sustituyendo las constantes ingenieriles se llega a:
E11 + E22
A11 = 2 t b = 4.83 105 Kg.
1- ν12 ν21
E11 - E22
B11 = b t2 = 3.062 104 Kg. cm.
1- ν12 ν21
E + E22
D11 = 8 b t3 11 = 1.45 104 Kg. cm2
3 1- ν12 ν21
b) Condiciones de contorno:
c) Equilibrio:
Las ecuaciones de equilibrio integradas y particularizadas para el caso que nos ocupa son:
Nx(x) = Ni
Qx(x)= Vi
Mx(x) = Mi+ Vi x
N (L) = Nj = Ni = P
M (L) = Mj = 0 = Mi + Vi L
Para determinar los valores que definen completamente los diagramas de esfuerzos internos,
es necesario (dada la hiperestaticidad del problema) aplicar las condiciones de contorno en
desplazamientos. Para ello, habrá que determinar el campo de desplazamientos en una
sección genérica.
d) Cálculo de desplazamientos:
1 Px2 M ix 2 Vi x3
w o (x) = B − A + + αx + β
∆ 11 2 11
2 6
1 V x2
u o (x) = D11Px − B11 M ix + i + γ
∆ 3
dw o (x) 1 V x2
= B11Px − A11 M ix + i + α
dx ∆ 2
wo (0) = 0 ==> β = 0
uo (0) = 0 ==> γ = 0
e) Leyes de esfuerzos:
N (x) = P
Q(x) = (- 3 /2) B11 P / (A11 L )
P AXIL
CORTANTE
(3/2) B11 P/A11 L
Obsérvese que en la viga frente a una solicitación a axil aparecen flectores y cortante en
contra de lo que a primera vista pudiera parecer, ya que si la viga fuese de material isótropo o
compuesta de láminas dispuestas simétricamente (Bij = 0 ) tales esfuerzos no aparecerían.
Por tanto resulta de interés, el resaltar que la aparición de determinados esfuerzos en vigas
hiperestáticas de materiales compuestos está condicionado por la secuencia de apilado.
f) Tensiones normales:
PQ 11 3B112 3
σ = (1)
D11 − + B11 − B11 z t ≤ z ≤ 2t
x
∆ 2A11 2
PQ 22 3B112 3
σ (2)
= D11 − + B11 − B11 z 0≤z ≤t
x
∆ 2A11 2
PQ11 2
3B11 + 3
(3)
σx = D − B11 − B11 z −t≤z≤0
∆ 11
2A11 2
PQ 22 3B2 3
σ (4x ) = D11 − 11 + B11 − B11 z − 2t ≤ z ≤ −t
∆ 2A11 2
Sustituyendo valores:
3.95 P
1.8 P
LAMINA 4 (90º)
1.42 P
θ
CURVATURA DEBIDA
AL AXIL
CURVATURA DEBIDA
AL FLECTOR
Comentarios de interés:
0/90/90/0 M(x) = 0
P
Q(x) = 0
w(x) = 0
0 /90/0/ 90 M(x) = 0
Q(x) = 0
P 0/90/90/0 M(x) = 0
Q(x) = 0
w(x) = 0
0 /90/0/ 90
M(x) = 0
Q(x) = 0
tk LAMINA k
mx
zk
z k-1
q
y
p
b
CARGAS ACTUANTES
M
N i
i x L Nj
Vi V Mj
ESFUERZOS INTERNOS j
LEYES DE ESFUERZOS:
Nx (x) = Ni - p x
Qx (x) = Vi - q x
2
Mx (x) = Mi + Vi x - q x - mx x
2
ECUACION DE LA ELASTICA:
2 p x3 2 3 q x4 mx x3
wo (x) = 1 ( B11 ( Ni x - ) - A11 ( Mi x + Vi x - - ))+ αx+ β
∆ 2 6 2 6 24 6
p x2 2 q x3 mx x2
uo (x) = 1 ( D11 ( Ni x - ) - B11 ( Mi x + Vi x - - ) ) +γ
∆ 2 2 6 2
TENSIONES:
Qk11
σkx = ( D11 - z B11 ) Nx + (z A11 - B11 ) Mx
D N
∑∫
zn σ n
k
σ xz = x
dz
z n −1 x
n= k
θ = Angulo que forman las fibras con el eje x estando estas en el plano x-y
N
A11 = b ∑Q k
11 (z k − z k −1 )
k =1
N
B11 =
b
2 ∑Q
k =1
k
11
2 2
(z k − z k −1 )
D11 =
b
3
∑Q k
11
3 3
(z k − z k −1 )
k =1
k k k k
Qk11 = Q11 cos4θ + 2 (Q12 + 2Q66) sen2θ cos2θ + Q22 sen4θ
E11 E22
Q11 = ; Q22 =
1 - ν12 ν12 1 - ν12 ν12
ν12E22
Q12 = ; Q66 = G12
1 - ν12 ν12
En este apartado se van a considerar vigas con sección de pared delgada de forma
arbitraria, configuración que suele ser muy habitual en elementos construidos con laminados
de material compuesto, debido a la moldeabilidad de este tipo de materiales que les permite
adoptar prácticamente cualquier forma.
El caso más simple que se puede presentar corresponde al caso ortótropo, el cuál se
presentaría por ejemplo si tenemos todas las fibras orientadas según la dirección de la barra.
En este caso son aplicables directamente las expresiones de la Resistencia de Materiales para
vigas de material isótropo relativas al cálculo de la tensión σx normal longitudinal y de la
deflexión de la viga, empleándose como Módulo Elástico del material E11.
Aunque esta configuración simple descrita es utilizada en algunas aplicaciones, sin embargo
lo más habitual es que la pared del laminado esté constituida por apilamiento de diferentes
láminas, con diferentes orientaciones, e incluso que el laminado cambie de unas zonas a otras
de la sección (como se describe en la figura V.12(a)), ya que todas estas características son
las que confieren una mayor versatilidad a este tipo de materiales, permitiendo un mejor
aprovechamiento de los mismos.
z CDG
(a) (b)
Figura V.12.- Esquema de una sección de pared delgada formada por laminados.
Admitiendo la hipótesis de que las secciones se mantienen planas tras la deformación, lo cuál
se traduce en una expresión lineal de las deformaciones normales longitudinales εx en la
sección:
ε x = a + by + cz (V.11)
σ xi = E iεx (V.12)
1
Ei = −1 (V.13)
a e
11 i
N= ∫ A
σ x dA ; M z = ∫ A
σ x ydA ; M y = ∫ A
σ x zdA
(V.14)
N= ∫ σ dA = ∑ ∫ σ dA
A
x
Ai
xi i
i= 1
nº elem
Mz = ∫ σ ydA = ∑ ∫ σ ydA
A
x
i= 1
Ai
xi i (V.15)
nº elem
My = ∫ σ zdA = ∑ ∫ σ zdA
A
x
Ai
xi i
i= 1
N= ∑ ∫ E (a + by + cz)dA = ∑E (aA + bm
Ai
i i i i zi + cmyi )
i= 1 i= 1
nº elem nº elem
nº elem nº elem
donde nuestra incógnita serían a, b y c que determinan la expresión de las deformaciones εx.
Como se puede observar, el sistema está acoplado, es decir, no se pueden resolver por
separado la ecuación del axil (1ª ecuación de V.17) y las de los flectores (2ª y 3ª ecuaciones
nº elem nº elem
Para solventar la mencionada dificultad hay que hacer uso del concepto de centro elástico
(C.E.), el cuál se define como el punto de la sección respecto al cuál se anulan los términos
de los momentos estáticos cuando se toma éste como referencia para medir las coordenadas
y, z. Las ecuaciones, tal como las hemos expresado hasta el momento, están referidas al
centro de gravedad de la sección (C.G.), siendo la expresión para el término de los momentos
estáticos mzi la siguiente.
nº elem n º elem
∑E m = ∑ E ∫ ydA
i zi i
Ai
i (V.18)
i=1 i=1
y - dy
y
CE
dy y
z CDG
Figura V.13.- Posición del Centro Elástico.
la expresión del término de los momentos estáticos mzi referida al C.E. (V.19) se obtiene de
la V.18 sin más que hacer el cambio de coordenadas correspondiente, siendo dicha expresión
nula por la propia definición realizada del C.E.
nº elem n º elem
∑E m = ∑ E ∫
i zi i
Ai
(y − dy )dAi = 0 (V.19)
i=1 i=1
∑ ∫ Ei
Ai
ydA i −
Ai
∫
dy dAi =
∑ E (m i zi − d y Ai ) = 0 (V.20)
i=1 i= 1
∑E m i zi
dy = i=1
n º elem (V.21)
∑E A
i=1
i i
∑E m i yi
dz = i=1
n º elem (V.22)
∑E A
i=1
i i
Referidas las coordenadas al C.E. la expresión V.17 quedará por tanto en la siguiente forma
nº elem
∑ E i Ai 0 0
N i=1 a
n º elem n º elem
M z = 0
∑E I i zzi ∑ E iI yzi b (V.23)
M y c
i=1 i=1
n º elem nº elem
0
∑E I i yzi ∑ E iI yyi
i=1 i=1
donde se observa como ya queda desacoplada la ecuación del axil de las de los momentos
flectores. Resolviendo estas ecuaciones se obtienen los valores de a, b y c.
N
a = n º elem
∑E A
i=1
i i
nº elem n º elem
b= i=1
2
i=1
(V.24)
n º elem nº elem nº elem
∑ ∑ ∑E I
E iI yzi − E iI yyi i zzi
i=1 i=1 i=1
nº elem n º elem
c= i=1
2
i=1
∑ ∑ ∑E I
E iI yzi − E iIyyi i zzi
i=1 i=1 i=1
N
My ∑E I i yzi − Mz ∑E I i yyi
ε x = nº elem + i=1
2
i=1
y
∑E A ∑ nº elem nº elem nº elem
∑ ∑E I
i i E iI yzi − E iIyyi i zzi
i=1 i=1 i=1 i=1
nº elem nº elem
Mz ∑E I i yzi − My ∑E I i zzi
(V.25)
+ i=1
2
i=1
z
n º elem nº elem nº elem
∑ i=1
E iI yzi −
∑E I ∑E I
i=1
i yyi
i=1
i zzi
σ xi = E iε x
El cálculo de la deflexión se puede realizar de la misma forma que se haría para una viga de
material isótropo, pero empleando un módulo elástico equivalente Et para la sección, el cuál
se define como:
nº elem
∑E A i i
Et = i=1
(V.26)
At
Qx
x, u
Qy Mxy Mx
My Mxy
Nx
Nxy
Nxy
Ny
y, v z, w
La definición de los esfuerzos por unidad de longitud es por tanto la misma que se hizo en la
TGL añadiendo las expresiones de los esfuerzos cortantes.
N x σ x
t
N y =
∫ −
2
t σ y dz
N xy σ xy
2
M x σ x (V.27)
t
M y =
∫ −
2
t σ y zdz
M xy σ xy
2
Q x t σ xz
=
Q y
∫ −
2
t
dz
σ yz
2
Para el planteamiento del problema se van a hacer una serie de restricciones e hipótesis que
se describen a continuación.
Restricciones:
• Cada lámina del laminado es ortótropa (pudiendo estar orientados dichos ejes de
ortotropía según cualquier dirección contenida en el plano de la lámina), elástica lineal y
de espesor constante.
• El espesor del laminado es pequeño en comparación a sus dimensiones en el plano de la
placa.
• Las fuerzas por unidad de volumen son nulas o despreciables.
Hipótesis:
• Sólo se consideran las componentes de tensión planas σx, σy, σxy del estado tensional.
• Hipótesis de Kirchhoff (εz = γxz = γyz = 0). Nótese que esta supone una incoherencia con
la hipótesis anterior (que implicaba Tensión Plana), la cual es característica de la Teoría
de Placas delgadas, pero no entra en conflicto con la TGL.
• Pequeños desplazamientos.
• Pequeñas deformaciones.
Una vez establecidas las hipótesis y restricciones consideradas el planteamiento del problema
elástico comprende la formulación de las ecuaciones de equilibrio y compatibilidad, y el
establecimiento de las condiciones de contorno.
Las ecuaciones de equilibrio para placas laminadas en términos de esfuerzos por unidad de
longitud quedan:
N x,x + N xy,y = 0
N xy,x + Ny,y = 0 (V.28)
M x,xx + 2M xy ,xy + M y,yy = −p
siendo p la distribución de carga aplicada sobre la placa. Es de observar que las anteriores
expresiones son válidas para cualquier tipo de placa sea cual sea el material de la misma
(isótropo, ortótropo, una lámina, o un laminado en general anisótropo), ya que para su
deducción sólo se emplean argumentos de equilibrio de fuerzas y momentos.
Tanto las ecuaciones de compatibilidad como la ley de comportamiento serán las mismas
desarrolladas en la TGL.
• Compatibilidad.
∂u ∂2w
o o
ε ox ∂x k ox ∂x 2
o ∂v o o ∂2w o (V.29)
ε y = k y = −
o ∂y o ∂y 2
γxy ∂u ∂v k xy ∂2 w
o + o 2 o
∂y ∂x ∂x∂y
• Ley de comportamiento.
Con estas ecuaciones y las condiciones de contorno del problema tendríamos completado el
planteamiento. Para la resolución del problema puede adoptarse un planteamiento en
desplazamientos, es decir, se sustituirían las relaciones de compatibilidad en la ley de
comportamiento y las expresiones obtenidas así para los esfuerzos se sustituirían en las
ecuaciones de equilibrio, con lo que se obtendrían ecuaciones de equilibrio en
desplazamientos.
A11u,xx +2A16u,xy +A66u,yy + A16v,xx +(A12 + A66 )v,xy + A26v,yy −B11w,xxx −3B16w,xxy
−(B12 + 2B66 )w,xyy −B26w,yyy = 0
A16u,xx +(A12 + A66 )u,xy + A26u,yy +A 66v,xx +2A26 v,xy +A22 v,yy −B16w,xxx −(B12 + 2B66 )w,xxy
−3B26w,xyy −B22w,yyy = 0
D11w,xxxx +4D16w,xxxy +2(D12 + 2D66 )w,xxyy +4D26w,xyyy +D22w,yyyy −B11u,xxx −3B16u,xxy
−(B12 + 2B66 )u,xyy −B26u,yyy −B16v,xxx −(B12 + 2B66 )v,xxy −3B26 v,xyy −B22 v,yyy = p
(V.31)
Las dos primeras ecuaciones representan el equilibrio como laja, mientras que la tercera
expresa el equilibrio como placa. Como se puede observar, en el caso particular de laminados
simétricos (Bij = 0) las ecuaciones se reducen apreciablemente, quedando desacopladas las
ecuaciones de equilibrio como laja de la de equilibrio como placa, con lo que ambos
problemas se pueden resolver de manera independiente.
• Condiciones de contorno.
A continuación se enumeran las diferentes condiciones que se pueden dar en un punto del
contorno de la placa, expresando su formulación matemática, indicándose por n la dirección
normal al contorno en el punto p del mismo, y por t la dirección tangente, como se representa
en la figura V.15.
t n
p
u n = u n ó Nn = Nn
u t = ut ó Nnt = Nnt
(V.32)
w ,n = w ,n ó Mn = Mn
w =w ó Mnt,t + Q n = M nt,t + Q n
Las tres primeras condiciones de V.32 tienen una interpretación física simple, en ellas se
prescriben los desplazamientos y el giro del punto, o bien los esfuerzos axil y cortante y el
momento flector por unidad de longitud aplicados. En la cuarta expresión de V.32 mientras
que el primer tipo de condición tiene un sentido físico obvio, que es la prescripción del
desplazamiento vertical, el segundo tipo de condición tiene una interpretación más compleja.
En esta última expresión se prescribe la suma de la derivada del momento torsor y el cortante
perpendicular al plano de la placa, dicha combinación de esfuerzos se puede considerar como
un cortante efectivo aplicado. Es decir, que cuando aplicamos simultáneamente en el
contorno un torsor y un cortante, la placa no responde a estos esfuerzos de manera
independiente sino a la combinación de los mismos en la forma indicada.
w = 0 M n = 0 un = un ut = u t
w = 0 M n = 0 N n = N n ut = u t
(V.33)
w = 0 M n = 0 u n = u n Nnt = Nnt
w = 0 Mn = 0 Nn = Nn Nnt = Nnt
w = 0 w ,n = 0 u n = u n ut = u t
w = 0 w ,n = 0 N n = N n ut = u t
(V.34)
w = 0 w ,n = 0 u n = u n Nnt = Nnt
w = 0 w ,n = 0 N n = N n Nnt = Nnt
5.2.1.- Aplicación
Se va a considerar un ejemplo simple con objeto de que la resolución del problema sea
abordable. La configuración considerada consiste en una placa rectangular de dimensiones a
x b, simplemente apoyada en su contorno lateral, y sometida a una carga transversal uniforme
de valor po, tal como se describe en la figura V.16.
p(x, y)
x
a
y z
El laminado que constituye la placa es simétrico y ortótropo (es decir constituido sólo por
capas a 0º y a 90º), lo que supone que sólamente son no nulos los términos de la matriz de
comportamiento A11, A12, A22, A66, D11, D12, D22 y D66.
Las ecuaciones de equilibrio en desplazamientos para este caso son las siguientes:
x = 0,a : w = 0 Mx = 0 u = 0 v = 0
(V.36)
y = 0,b : w = 0 M y = 0 u = 0 v = 0
Resulta evidente que el problema de la flexión como placa (3ª ecuación de V.35) queda
desacoplado del comportamiento como laja (1ª y 2ª ecuaciones de V.35), por lo tanto
podemos determinar los desplazamientos w transversales resolviendo la tercera ecuación
sometida a unas condiciones de contorno:
x = 0,a : w = 0 Mx = 0
(V.37)
y = 0,b : w = 0 M y = 0
M x = −D11w,xx −D12w,yy = 0
(V.38)
M y = −D12w,xx −D22w,yy = 0
p(x,y) = ∑ ∑16p 1
π mn
sen
mπx nπy
a
sen
b 2
o
(V.39)
m =1,3,... n =1,3,...
1 mπx nπy
∞ ∞ sen sen
16po
w= 6 ∑∑
π m =1,3,... n =1,3,... m 4
mn a
2
b
m n
2
n
4 (V.40)
D11 + 2(D12 + 2D66 ) + D22
a a b b
En caso de que el laminado fuera antisimétrico las ecuaciones del problema estarían
acopladas, complicándose por tanto la resolución del problema. Es por tanto interesante
conocer que error estaríamos cometiendo si despreciamos los términos de acoplamiento laja-
placa cuando estos no son nulos. En las figuras V.17 (a) y (b) se representa el desplazamiento
máximo w, convenientemente adimensionalizado, en función del número de láminas para
laminados cruzados ("cross-ply") y laminados angulares ("angle-ply").
(a) (b)
Figura V.17.- Desplazamientos w máximos para laminados antisimétricos: (a) “cross-ply”, y (b) “angle-ply”.
BIBLIOGRAFIA
LIBROS
2.- D. Hull
Materiales Compuestos
Ed. Revert 1.987
REFERENCIAS: