Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Sur Tangos
Florida
conocimiento, reflexiones
y miradas sobre la ciudad Pasión
política porteña Casa Curutchet > EDICIONES ANTERIORES
Azulgrana
Buscar
revista digital
aparece el primer lunes de cada mes Todos Autor Sección
> SUMARIO
Buenos Aires y sus cafés como un espacio urbano para la creatividad literaria. I Por Gabriela Yocco De Florida a Boedo, 2007
La opción por el Sur I Por Marcelo Corti
N. de la R: el texto de esta nota es la base de la ponencia presentada por la autora en el En Boedo entre San Juan y la cortada San
Seminario Reforma económica, Integración regional y Democratización en Argentina y Chile, Ignacio, los bares con nombres de escritores
realizado en el mes de junio en Buenos Aires y Santiago por FLACSO. simulaban para nuestro grupo una continuidad
con un pasado que en realidad fue desechado
por décadas hasta que se descubrió su potencial
para el armado de un incipiente circuito
turístico. Fue una buena ocasión de discutir que
tan real y que tan mitológico es el ciclo "arrabal
– barrio obrero – sur profundo" que propone el
tango Sur (del que no se discutió, en cambio, su
calidad poética y musical, bien expresada a
capella por la profesora Yocco). Siguiendo el
recorrido, el Pasaje Totoral se mostró como un
hermano pobre y desconocido de los pasajes de
Palermo Viejo que, 30 o cuarenta cuadras al
norte, hoy se reivindican como un supuesto
SoHo porteño.
La Generación del ’37, a la que se sumaría más tarde Sarmiento, se ve inmersa en un debate Lugares
con lo hispano, con su normativa, que afirmaba fundamentalmente un derecho de autonomía Boedo Universal
cultural que los "distinguiera fuertemente de sus antepasados coloniales". Esta necesidad
implicaba diferenciarse y, también, forjar una lengua futura. Desplazamientos y retornos urbanos de la
pasión azulgrana I Por Mario L. Tercco
En los ’80, el faro cultural se vuelve hacia la Europa francesa. París es el modelo, el centro de
la emanación de los saberes y de los movimientos estéticos. Finalmente, la Ciudad Deportiva y su Estadio
Pedro Bidegain constituyen la avanzada de
Boedo hacia el sur profundo y desangelado, el
Finalmente, en 1927, junto y a raíz del fuerte impacto inmigratorio -lo que los hombres de esta Bajo Flores recuperado a partir del Plan
generación consideran en su mayoría la "horda inmigratoria"- se ven abocados a una tarea Regulador de 1958-62. La posesión de este
que difiere en un todo con la de las generaciones anteriores: reafirmar un pasado nacional- predio, que hasta mediados de siglo XX era
parte de un insalubre bañado, fue pieza de
patricio, una "pureza" que muchas veces anida, paradójicamente, en el pasado hispano. cambio en la extorsión que sufrió el club en la
última dictadura. (con un celebre relator de
Siguiendo las consideraciones de Bordelois, las dos primeras generaciones necesitan marcar fútbol como cómplice y vocero). La zona sigue
distancia con una España sinónimo de dominación y no muy amada ni admirada. En cambio, siendo hoy tan postergada como lo era en los
la generación del ’27 se vuelve "centrípeta", una defensiva frente a los "advenedizos ’60; cercana sin embargo al núcleo original de
Boedo, tanto la Ciudad Deportiva como su
invasores" que amenazan contaminar, entre otras cosas y por sobre todo, el idioma. Esa barrio necesitan que el eterno discurso vacío
"intimidad lingüística", conquistada duramente por las generaciones anteriores (Bordelois, sobre el Sur se lleve a la práctica desde el poder
Ivonne, "Martín Fierro y Boedo", en El país que nos habla, Editorial Sudamericana, Buenos político y que el área se integre realmente a la
Aires, 2005). Ciudad.
La calle Florida, eje del porteñismo aguerrido, de la extraña mezcla de vanguardia, Mensajes al café
cosmopolitismo y xenofobia de estos años, sigue siendo la calle de la elite. Una calle sin Adiós al maestro Vilca, desalojo en Santiago y el
espíritu, como la definiría, palabras más palabras menos, Roberto Arlt. Una calle en la que blog de Susana Fernández Quesada.
todos se reconocen, se saludan, se reafirman en su sensación de pertenencia a esa "clase" de
legítimos portadores de lo porteño puro, de la pura idiosincrasia de una ciudad. Café corto
Semana de Boedo - Ciudad e inmigración, en
Entre tanto, Boedo comienza a crecer desde el loteo de quintas hasta parcelas de bajo costo, Buenos Aires - Muebles Improbables, por Miguel
destinadas a las viviendas de los inmigrantes. Este cambio urbanístico también implicó, por Jurado - Miradas perdidas y corazones solitarios,
supuesto, cambios en la estructura cultural del barrio. La confluencia en esta zona de los muestra fotográfica en Barcelona - Revista OÍDLES
- Inversión, concentración y desindustrialización -
suburbios de la ciudad de diferentes individuos, con sus cargas culturales propias, sus propios Concurso de experiencias exitosas en gestión del
anhelos y su propio bagaje cultural, proporcionó al barrio características distinguibles del resto agua - XXII Jornadas de Investigación Urbe y
de la ciudad. Territorio, en la FADU-UBA - Seminario Hipótesis
de Paisaje, en Santiago - Piacenza Futura:
experimentar la renovación urbana - Laboratorio
Estos inmigrantes, primero ahogados por la añoranza del regreso, pero paulatinamente de la Vivienda del Siglo XXI, en Barcelona - Dott,
insertándose en la vida social y cultural de la ciudad, fueron el germen de una nueva innovación social y diseño - Convención de
Ordenamiento Territorial y Urbanismo, en La
concepción de la literatura y de la política -con su bagaje de ideas anarquistas y de Habana - Seminario Internacional de Ordenamiento
transformación social-. Insertos desde el comienzo en un contexto de pobreza, no tardaron en Territorial, en Mendoza - XII Seminario de
impulsar también desde lo literario y desde el mismísimo idioma un cambio que para unos se Arquitectura Latinoamericana, en Concepción y
Chiloé - Himnos del Ciclón... - El grito de Soriano.
resumía en la palabra "revolución" y para otros implicaba un proyecto de cambio con
diferentes estrategias pero con las mismas finalidades. Este, entre otros, también era el
"peligro" que significaba esta "horda de inmigrantes". Las necesidades de cambio ante
una sociedad cargada de injusticias y desequilibrios, de una sociedad que estaban seguros de
poder cambiar.
El idioma, la palabra, la literatura, en fin, no están ajenos de modo alguno a este instrumento
de cambio que, desde Boedo, estos nuevos actores sociales se proponían encarnar. La
Editorial Claridad (que significa sin duda el antecedente inmediato de Eudeba, Editorial
Universitaria de Buenos Aires, o de CEAL, Centro Editor de América Latina, en los sesenta)
más la publicación en folletos de colección "Los Pensadores", fueron baluartes de un intento
de difusión democrática de las ideas hasta ese momento inédito en el círculo intelectual
argentino.
Florida y Boedo: una dicotomía compleja
Entender la discusión entre dos de los grupos más significativos de la historia literaria
argentina simplemente como estética reduce y minimiza lo que esta oposición significó en su
momento y, de algún modo, sigue significando. Podemos pensar que, a partir de este
"agrupamiento", el mapa cultural literario e ideológico queda trazado de un modo indeleble.
Quién participó de qué grupo, qué implicaba pertenecer a cada uno de ellos y quienes se
"movían libremente" entre uno u otro sigue definiendo hoy una pertenencia que es literaria
pero también mucho más que eso. Si ocultamos o ignoramos la ferocidad del enfrentamiento
entre ambos grupos también estamos ocultando e ignorando todos sus matices político-
sociales y discriminatorios que la tiñeron y caracterizaron. El conflicto entre los grupos de
Boedo y Florida fue mucho más que algunas escaramuzas menores mencionadas, por
ejemplo, por Borges en posteriores publicaciones.
El grupo Florida se aglutinó en torno de, fundamentalmente, una publicación: la revista "Martín
Fierro". Ser "martinfierrista", pertenecer al Grupo de Florida o a la vanguardia son, entonces,
términos intercambiables. ¿Qué significaba, concreta y simbólicamente, aglutinarse en esa
época en torno a una publicación?
En principio, los avances de la llamada "Segunda Revolución Industrial" que afectan, como es
sabido, fundamentalmente a las comunicaciones, permiten un intercambio de ideas jamás
experimentado hasta ese momento. El abaratamiento de los medios de transporte y, en modo
especial, de los medios de impresión, acorta las distancias de un modo que para nosotros
puede parecer casi absurdo, pero que en estas décadas de principios del siglo XIX implicaron
una movilización intelectual sin precedentes.
Entonces fundar una revista formaba parte del necesario mecanismo de identificación: daba la
posibilidad de publicar casi simultáneamente traducciones que formaran un corpus y, por lo
tanto, un canon; abría discusiones, debates, ciclos de artículos que se respondían el uno al
otro; fomentaba las encuestas y proponían -o descartaban- a los "jóvenes escritores". Una
revista se conformaba así en un medio invaluable de construcción de identidad, difusión de
ideas y legitimación de posiciones, tanto literarias como ideológicas.
Las revistas más importantes de estas décadas son la mencionada Martín Fierro -en su tercer
época, que comienza en 1926-, que en principio se erige explícitamente como ruptura con
Nosotros, la publicación que por entonces constituía uno de los modelos a rebatir por lo que
sería la vanguardia propuesta desde Florida. Proa es otra de las publicaciones en la que
podemos ver colaboraciones frecuentes de Borges, del poeta Oliverio Girondo -entre otros-
ambos vinculados fuertemente con Martín Fierro y con el movimiento vanguardista.
Si desde Boedo se apunta con un dedo acusador al Estado como parte fundamental de un
sistema corrupto y socialmente injusto, desde Florida se requiere un nivel de legitimación del
escritor o de las figuras culturales por parte de ese mismo Estado que lo coloca casi en el
lugar de mecenazgo. Esta intervención estatal, llamada desde la dirección de la revista Martín
Fierro a través de una serie periódica de artículos, se manifestaría concretamente en los
premios y concursos organizados institucionalmente, a un nivel de "oficialismo" que marcaría
el prestigio literario y que desplazaría el circuito de legitimación de los artistas jóvenes.
Este conjunto de inclinaciones estético-ideológicas, sumado al gusto por el jazz, por la música
de Stravinsky y otras sofisticaciones, no puede ocultar de modo alguno una tendencia
clasista. Un clasismo determinado por la opción por los lujos de la vida moderna y, desde lo
fonético, por una impecable dicción porteña que los detenta en portadores del "deber ser" del
idioma y que los distingue de los boedistas.
Los integrantes más destacados de este grupo eran Jorge Luis Borges, Oliverio Girondo, Evar
Méndez (director del periódico Martín Fierro), Norah Lange y Leopoldo Marechal. Por otra
parte, en la confluencia entre Florida y Boedo, podemos encontrar figuras como Raúl
González Tuñón o Nicolás Olivari, que responden a las propuestas de ambos grupos.
Para Boedo, desde el punto de vista estético, el predominio estará puesto en la novela de
corte realista-naturalista, en la literatura al servicio de la revolución social y en la
concepción del "arte comprometido", en lugar del "arte por el arte" propuesto por la vanguardia
martinfierrista. Desde el punto de vista político, ya hemos mencionado el aporte que desde la
segunda generación de inmigrantes nos llega de las corrientes socialistas y anarquistas
europeas. La revolución social, o el cambio hacia una sociedad más justa, será entonces el
campo de apoyo en el que se sustentarán todas las actividades culturales, incluso y
fuertemente, la literaria.
Como bien apunta Ivonne Bordelois (ibíd., pág. 59), aparentemente esta "batalla" estético-
ideológica la ha ganado la vanguardia martinfierrista. Entonces, si la historia la narran los
vencedores, no sólo se narra una versión de la historia desde este costado literario (y como
suele constar en más de un manual o de lo legitimado institucionalmente como "historia de la
literatura argentina"), sino que además se suprime la parte de esa historia que resultó
resueltamente enriquecida por el aporte del grupo de Boedo.
Siguiendo a Bordelois: "El tono de la literatura argentina, a partir de esa generación, será más
y más acentuadamente porteño, establecido y dictado por porteños, y será correlativamente
más difícil para los escritores de provincia salir de los rangos del anonimato y brillar
paralelamente a los nombres consagrados en Buenos Aires" (ibíd., pág. 59). Y de esta
centralización cultural son responsables ambos grupos.
Este grupo no sólo logra una toma de conciencia social inexistente hasta el momento: también
y a partir de sus traducciones, introduce en el sistema literario argentino "algunas de las obras
europeas más revolucionarias de principios de siglo". Se publicaron, gracias a su esfuerzo, en
millares de ejemplares, a Dostoievsky, Shopenhauer o Nietzsche. Se trataba de jóvenes
escritores que expresaban la necesidad de cambio, como dijimos, frente a una sociedad
injusta, que veían cargada que desequilibrios; una realidad, en fin, que ellos estaban
convencidos de poder cambiar.
Así es que presentaban desde la literatura los hechos del modo más descarnado posible, los
conflictos humanos en tono de denuncia. Este modo de percibir el arte quizá haya alcanzado
su máxima expresión en las obras teatrales -por las características propias del género- que
crearon. Hablamos de Los Pensadores, una de las publicaciones casi con forma de folletín -
por lo económico de las ediciones y de su manufactura- que dio lugar después a la Editorial
Claridad, en la que la izquierda se manifestaría por escrito durante décadas.
Allí los boedistas expresaron con palabras que dejan de lado cualquier explicación: "La
literatura no es un pasatiempo de barrio, no: es un arte universal cuya misión puede ser
profética o evangélica". También, y en concreta referencia a la literatura nacional, sostenían:
"Hacemos realismo porque tenemos la convicción de que la literatura para el pueblo debe ser
sincera, valiente... Los escritores que hicieron sano realismo enfrentarán a los que viven de la
literatura falsa, romántica y hueca". En estas palabras podemos descubrir un velado o semi-
velado ataque a las vanguardias que les eran contemporáneas.
Los escritores de Boedo recibían las influencias de un perfil de arrabal que del que no
renegaban y que, por el contrario, intentaban reflejar sin freno alguno. También era evidente la
influencia del realismo social que mostraban los escritores rusos. El mencionado Dostoievsky,
pero también Tolstoi y Gorki. Y no sólo los rusos, sino además otros europeos como Román
Rolland, Emilio Sola -el arquetipo por antonomasia de intelectual moderno-, y Enrique
Barbusse. Ellos aportaron su mirada naturalista, muchas veces violenta, en sus enfoques de la
realidad cotidiana.
Si bien se marca a este grupo con el predominio de la prosa, la poesía no fue ajena a estas
manifestaciones. Las obras de Raúl González Tuñón que lo acercan más a Boedo muestran la
misma sensibilidad y modo de impactar sobre la realidad; por ejemplo, en su libro Violín del
Diablo, de 1926 (se toma como referencia lo expresado por Zakim, Néstor, J., en "Boedo, su
historia, su espíritu...", Boedo Un barrio con historias, Edición del Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires, 2006):
Es, entonces en estas décadas fundamentales en las que se forma una nueva identidad
social, la del artista. Y, por consiguiente, nuevas relaciones entre los "hombres de letras".
Estas nuevas relaciones requerirán nuevos espacios. Así, de la mano de la creciente
urbanización de la ciudad, se produce un paso fundamental en la conformación de los lugares
simbólicos de "encuentro". De los salones y los clubes se pasa a los cafés.
La trama del campo intelectual, que podemos rastrear en las revistas, en los manifiestos, en
los famosos "epitafios" con los que los martinfierristas atacaban a sus opositores de Boedo,
tiene su correlato exacto en esos puntos de encuentro que también podemos marcar como
pares opuestos y, además, enfrentados:
Centro Periferia
Dos sistemas literarios, dos sistemas de traducciones, dos formas que se acusan mutuamente
de cosmopolitismo. Y, como consecuencia, dos lugares de encuentro: la confitería Richmond,
en un lugar privilegiado de la calle Florida para los martinfierristas. Y, en Boedo 837/39, en un
local ubicado en el fondo de una construcción que ha llegado hasta nuestros días, "Antonio
Zamora se reunía con jóvenes escritores: Elías Castelonuovo, Álvaro Yunque, Leonidas
Barletta, Roberto Arlt, Nicolás Olivari, Roberto Mariani y otros (...), jóvenes proletarios
representativos de intereses de perfil popular coherente con su formación política y con su
modo de vida" (Zakim, Néstor, J., "Boedo, su historia, su espíritu...", en Boedo Un barrio con
historias, Edición del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 2006, pág., 13). Algo similar
podemos decir acerca del grupo de escritores que se reunía, entre otros lugares y
preferentemente, en la Richmond. No cualquier lugar, sino un lugar que representaba y
ratificaba también una pertenencia social. Un lugar de reconocimiento mutuo y de mutua
aceptación.
GY
Buenos poemas de Oliverio Girondo están publicados en el sitio Web de Daniel Rodríguez, de
donde se obtuvo la imagen de Espantapájaros que se reproduce en esta nota; el sitio El Ortiba
contiene textos de Nicolás Olivari y el tango La Violeta, que compuso junto a Cátulo Castillo,
grabado por Carlos Gardel; el facsímil del poema de Cesar Tiempo se obtuvo del sitio de
Matilde Alba Swan.
La Libertad
La Libertad es feroz.
La Libertad es delicada.
La Libertad es simplemente
la Libertad.
es el armonioso equilibrio.
la Libertad no la tiene,
y no tengamos vergüenza.)
II
la gente retornando,
III
¡Ay! Entonces...
RGT
café de las ciudades es un lugar en la red para el encuentro de conocimientos, reflexiones y miradas sobre la ciudad. No es propiedad de ningún grupo, disciplina o profesión:
cualquiera que tenga algo que decir puede sentarse a sus mesas, y hablar con los parroquianos. Amor por la ciudad (la propia, alguna en particular, o todas, según el gusto de cada uno), y
tolerancia con las opiniones ajenas, son la única condición para entrar. Hay quien desconfía de las charlas de café: trataremos de demostrarle su error. Nuestro café está en cualquier lugar
donde alguien lo quiera disfrutar, pero algunos datos ayudarán a encontrarlo. Estamos en una esquina, porque nos gustan los encuentros, y porque desde allí se mira mejor en todas las
direcciones. Tenemos ventanas muy amplias para ver la vida en las calles, y no nos asustan sus conflictos. Es fácil llegar caminando a nuestro café, y por eso viene gente del centro y de
todos los barrios (sí alguien prefiere un ambiente exclusivo, que se busque otro lugar). No faltaran datos sobre cafés amigos, porque nos gusta andar de bar en bar: ¿cómo pedirle a los
parroquianos que se queden toda la noche en el nuestro? Esa es la única cadena a la que pertenece el café de las ciudades: la de todos los cafés únicos e irrepetibles, en
cualquier esquina de cualquier ciudad.
Marca en trámite
Editor y Director: Marcelo Corti
Diseño: Laura I. Corti
Corresponsal en Buenos Aires: Mario L. Tercco