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En su nombre:
ASUNTO VP01-R-2013-000272
ASUNTO VH02-X-2013-000020
SENTENCIA
El Tribunal Quinto de Primera Instancia de Juicio para el Nuevo Régimen Procesal y Transitorio del
Circuito Judicial del Trabajo del Estado Zulia, con sede en Maracaibo, remitió a los Juzgados
Superiores del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, el expediente contentivo de
la solicitud de medida cautelar de suspensión de efectos de acto administrativo, formulada en el
recuso contencioso administrativo de nulidad de acto administrativo de efectos particulares,
interpuesto por la entidad de trabajo TRANSPORTE RODGHER, C.A., representada judicialmente
por los abogados M.P. y Alba Santelíz; contra el acto administrativo de efectos particulares, de
fecha 18 de febrero de 2013, emanado de la Inspectoría del Trabajo Dr. L.H., con sede en
Maracaibo, Estado Zulia, sin representación judicial acreditada en autos; mediante el cual declaró
con lugar la solicitud de reenganche y pago de salarios caídos, intentada por el ciudadano N.J.S.S.,
venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad No. V-4.145.959, igualmente sin
representación judicial acreditada en autos; contra la nombrada entidad de trabajo.
Con la finalidad de proveer sobre el recurso ejercido, se pasa a decidir en los siguientes términos:
Mediante escrito de fecha 26 de marzo de 2013, fue consignado por ante la Unidad de Recepción y
Distribución de Documentos recuso contencioso administrativo de nulidad, intentado por la
apoderada judicial de la empresa TRANSPORTE RODGHER, C.A.; contra el acto administrativo de
efectos particulares proferido por el Inspector del Trabajo Dr. L.H., con sede en Maracaibo, Estado
Zulia, 18 de febrero de 2013, mediante el cual declaró con lugar la solicitud de reenganche y pago
de salarios caídos intentada por el ciudadano N.J.S.S., titular de la cédula de identidad N° V-
4.145.959, domiciliado en el Municipio Mara del Estado Zulia.
En dicha oportunidad, se delató que con transgresión del principio constitucional de la Primacía de
la Realidad sobre las formas, se violenta una máxima de experiencia referida al Sistema de
Democratización del Empleo (SISDEM) que se constituye como un uso en la zona petrolera que
sustituye o hace las veces del contrato individual de trabajo a tiempo determinado, que no se hace
en forma netamente privada, sino que es también público y notorio, para la asignación de puestos
de empleos temporales en la industria petrolera y petroquímica o sector de los hidrocarburos, con
el fin de garantizar la objetividad, transparencia e igualdad de oportunidades en el proceso de
captación, registro, selección y postulación del personal de las empresas contratistas en el ámbito
petrolero, por lo cual los avisos o anuncios de prensa que ordena publicar PDVSA para al
notificación de algún puesto de trabajo con ocasión al SISDEM, según el uso o costumbre, se tenga
como presunción absoluta que se estaba frente a un contrato individual de trabajo a tiempo
determinado, pues el SISDEM necesariamente implica temporalidad; tratándose de un contrato
individual de trabajo a tiempo determinado, entendido como un contrato de adhesión que se
entiende suscrito inequívocamente por el trabajador, una vez que es cargado al Sistema Integrado
de Control de Contratistas, luego de la aprobación de los exámenes pertinentes.
Que con al búsqueda de la verdad se pudo evitar el perjuicio que se le ha causado, pues restituir al
situación jurídica infringida ha implicado tener que pagar según los beneficios de la Convención
Colectiva Petrolera, un personal ocioso, pues el referido contrato ya culminó.
Por lo antes expuesto, considera la sociedad mercantil accionante que el acto que se pretende
impugnar, se encuentra viciado de nulidad absoluta de conformidad con lo previsto en el artículo
19 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, 12 del Código de Procedimiento Civil,
ordinal tercero del artículo 168 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo y 49 y 89 de la Constitución
Nacional.
En tal sentido, señaló la parte accionante que la ejecución forzosa de dicho acto administrativo le
viene causando grave perjuicio, “toda vez que desde la fecha 14/03/2013 en la que
simbólicamente y solo a los efectos de poder legalmente ejercer la presente acción de nulidad, fue
reenganchado el ex trabajador N.J.S.S. titular de la cedula de identidad No.V-4.145.959 a las
supuestas labores habituales que como personal postulado por el Sistema de Democratización del
Empleo (SIDEM), desempeño TEMPORALMENTE en el CONTRATO No.4600036184, pues
adicionalmente a la cuantiosa suma que se vio obligada a cancelar al momento de la ejecución de
la orden administrativa, por los salarios caídos y demás beneficios como tarjetas alimentarias,
presuntamente causadas durante el procedimiento administrativo, mi representada ha tenido que
cancelarle religiosamente, desde el supuesto reenganche todos los salarios que han transcurrido a
un personal que solo cumple horario en uno de sus depósitos o estacionamiento de unidades de
transporte que le sirve de base de operaciones, sin que hasta la presente fecha haya prestado
servicio alguno…. (… ) … ”.
Señala que en cuanto a la presunción de buen derecho (fumus boni iuris), de la copia certificada
del expediente administrativo impugnado, que se acompañó a la solicitud del recurso de nulidad,
se evidenciaban elementos probatorios suficientes que permitirán, de manera indiciaria en el
proceso, determinar la probabilidad o verosimilitud de la procedencia en derecho de las denuncias
delatadas y por ende la posibilidad de anular el acto administrativo impugnado, en cuanto a que
dicho trabajador laboró a tiempo u obra determinada, ya que fue un personal temporal
adjudicado por el Sistema de Democratización del Empleo que maneja PDVSA PETRÓLEO S.A., en
el Contrato 4600036184, tal como quedó demostrado y se evidenciaba del examen de las pruebas
evacuadas en el procedimiento administrativo, alegando que la funcionaria que dictó el acto
administrativo niega el reconocimiento de la modalidad de contrato a través del S. como una
forma de contratar a tiempo u obra determinada, sino que de la prueba informativa rendida por el
Departamento Jurídico de PDVSA PETRÖLEO; S.A., la misma era incompleta, lo que hacía
erróneamente presumir que el trabajador desde la fecha posterior reconocida por el
Departamento de Contratación de PDVSA, es decir, desde el 06 de julio de 2011, pasó a ser
personal relacionado laboralmente a tiempo indeterminado, error provocado en virtud de que el
Departamento Jurídico de PDVSA no requirió la información solicitada a través de la prueba
informativa evacuada, a los dos departamentos o gerencias involucradas en dicho contrato, lo que
dejó erróneamente entender que el contrato terminó el 5 de julio de 2011 y no el 28 de junio de
2012, y como el trabajador efectivamente laboró hasta el 28 de junio de 2012, hace erróneamente
presumir que pasó a ser trabajador a tiempo indeterminado.
Para demostrar el referido error, acompañó copia certificada de inspección judicial practicada en
fecha 7 de mayo de 2013 por el Juzgado del Municipio Lagunillas del Estado Zulia, en las Oficinas
de la Gerencia de Transporte Terrestre de PDVSA Occidente, encargada de la ejecución del
contrato desde su inicio hasta su terminación, donde se demuestra que el contrato fue extendido
hasta el 28 de junio de 2012.
Igualmente acompañó inspección judicial practicada por el Juzgado Cuarto de los Municipios
Maracaibo, San Francisco y J.E. Losada de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, de la cual se
demuestra que el ciudadano N.J.S.S., desde su reenganche no ha prestado ni presta ningún
servicio, según se desprende de la información voluntariamente rendida por el ciudadano
A.J.G.M., quien es uno de los cinco trabajadores involucrados en los casos de reenganche que
prestaron servicios para el mismo contrato. Así como de las copias fotostáticas de las guías de
servicio, que evidencian que el personal que labora para el nuevo contrato que ejecuta la misma
actividad que se ejecutó con el anterior, pues aún cuando se ganó una nueva licitación, no le es
facultativo contratar el personal, que tiene que serlo a través del Sistema de Democratización del
Empleo, lo que es una costumbre pública y notoria en la zona petrolera, por lo cual existe una
imposibilidad material de reenganchar al trabajador en las labores habituales que desempeñó en
el contrato culminado.
En relación al riesgo de que quede ilusoria la ejecución del fallo (periculum in mora), mencionó
que la empresa ha sido abusada al obligársele a reenganchar en su nómina y cancelar los altos
salarios que contempla el Contrato Colectivo Petrolero a un ciudadano que no presta ningún
servicio, sino que además está siendo asediada por reclamos ante la Sub Inspectoría del Trabajo
de los Municipios Mara, Indígena Bolivariano Guajira e Insular Almirante Padilla del Estado Zulia,
para que además cancele las tarjetas electrónicas alimentarias, lo que implica más pérdidas
económicas de imposible reembolso, ya que las cantidades dinerarias canceladas hasta la presente
fecha a este ciudadano, por si solas ya superan el monto total que le acredita por sus prestaciones
sociales y conceptos de carácter laboral por la relación laboral que culminó por efecto de la
terminación del contrato en fecha 28 de junio de 2012, sumando el hecho de que de no hacerlo
terminará siendo multada con altas sumas dinerarias, lo que implica la negación de su solvencia
laboral y en consecuencia, no participar en su actividad comercial y en consecuencia, pérdidas
económicas de mayores latitudes, sin dejar a un lado los apreciables honorarios profesionales de
representación legal en una zona que dista marcadamente de su sede administrativa, y donde se
concentra casi la totalidad de su operatividad, como lo es el Municipio Lagunillas del Estado Zulia,
en relación a la zona del Moján (sic), jurisdicción del Municipio Mara del Estado Zulia, que es
donde se han procesado los respectivos expedientes administrativos.
DE LA DECISIÓN APELADA
Por su parte, el Tribunal Quinto de Primera Instancia de Juicio para el Nuevo Régimen Procesal y
Transitorio del Circuito Judicial del Trabajo del Estado Zulia, mediante decisión de fecha 12 de
junio de 2013, declaró improcedente la solicitud de suspensión de los efectos del acto
administrativo impugnado, con base a los razonamientos que de seguidas se transcriben:
En este contexto, se tiene que a juicio de este administrador de justicia, en relación al fumus bonis
iuris, éste no se encuentra cubierto, puesto que afirma la parte recurrente que la Providencia
Administrativa objeto de impugnación, más de tratarse de un reenganche y pago de salarios
caídos del ciudadano N.J.S.S., la misma más bien fue dirigida a perjudicar el funcionamiento y
administración de la sociedad mercantil TRANSPORTE RODGHER, C.A., más no observó este
operador de justicia, haciendo un estudio preliminar de los elementos probatorios que a la fecha
constan en actas, y en un análisis de probabilidades que esté acreditado de manera presuntiva el
fomus bonis iuris, por lo menos en este estadio de la pretensión cautelar.
Expresado en otras palabras, en las actas procesales no observa este jurisdicente, y examinado un
examen preliminar sobre las pruebas, que éstas resulten suficientes para verosímilmente concluir
en la necesidad de decretar la medida cautelar bajo las condiciones expresadas en la presente
solicitud.
Establecido que no está presente la apariencia del buen derecho, resulta inoficioso entrar en el
análisis del otro extremo de Ley …. (…) ….
.
En suma, a juicio de este Sentenciador, al no existir elementos de prueba suficientes para llegar a
la convicción de que se encuentran presentes los extremos establecidos por el legislador, resulta
improcedente la petición de decreto de suspensión de los efectos de la Providencia administrativa
número 12/13 de fecha 18/02/2013, dictada por la Inspectoría del Trabajo Dr. Luís Homez del
Municipio Maracaibo del Estado Zulia. Así se decide.” (Sic).
Alega quien recurre en apelación, luego de efectuar una serie de consideraciones doctrinales y
jurisprudenciales en relación a las medidas cautelares en el ámbito contencioso administrativo,
que el fundamento de la pretensión de nulidad lo constituye el presunto falso supuesto de
derecho por falta de aplicación del artículo 49 constitucional y artículo 73 de la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos; y el mismo vicio configurado en la falta de aplicación de los
artículos 25, 26, 49, 137 y 139 constitucionales; el artículo 18 numerales 5º y 7º de la Ley Orgánica
de Procedimientos Administrativos. (Sic).
Expone que el acto administrativo impugnado implicó una obligación de reenganchar y de pagarle
unos supuestos salarios caídos y demás beneficios laborales al ciudadano N.J.S.S., incurriendo en
el vicio del falso supuesto al momento de valorar las pruebas promovidas, toda vez que el
trabajador se limitó a señalar que fue objeto de un despido el 28 de junio de 2013 (sic) sin
establecer la naturaleza de la relación de trabajo, que no es otra sino la de ser un trabajador
asignado por el SISDEM (sic) para la ejecución de la obra que se refirió el contrato 4600036184
para una obra determinada, el cual culminó el 28 de junio de 2012, sucediendo con motivo a ello
la finalización de la relación de trabajo el vencimiento del término previamente acordado y no un
despido injustificado, por lo que el trabajador no se encontraba amparado del decreto de
inamovilidad vigente.
Que con respecto al cumplimiento del requisito relativo al fumus boni iuris, manifestó que en el
acta de fecha 13 de marzo de 2013 que corre inserta al folios 253 al 255 y el acta de fecha 22 de
marzo de 2013, en la cual se hizo el respectivo pago, anexada a la causa principal contentiva de la
decisión de la Inspectoría del Trabajo, se puede observar mediante juicio probabilístico la violación
de los derechos constitucionales al debido proceso y de la defensa, ya que la Inspectoría del
Trabajo los obliga a cumplir con una providencia que a todas luces viola sus derechos
constitucionales, como los ya nombrados y el derecho a ser oído y de haberse valorado conforme
a la ley y ajustado al principio de legalidad administrativa las pruebas promovidas, ya que de
haberlo hecho, la Inspectoría podría por tanto crearse una convicción para decidir; que obviando
ello, el órgano administrativo obtuvo basamentos inexistentes en su decisión, y además violó el
principio de igualdad de las partes a la hora de decidir, ya que condiciona la decisión a favor del
solicitante pasando por encima de las leyes, la jurisprudencia y la Constitución, juzgando a priori
como cierto, un hecho desvirtuable en derecho.
En cuanto al requisito de la procedencia del periculum in mora, advirtió que era necesario
observar que en el acto administrativo impugnado, se establecieron consecuencias muy graves,
irreparables o de difícil reparación como lo es reenganchar y pagar unos supuestos salarios caídos,
lo que implicaría un enriquecimiento sin causa, que además al no reenganchar al trabajador y
pagarle salarios caídos, traería como consecuencia adicional, multas sucesivas y posterior a esto, la
revocación de la solvencia laboral, cerrándole entre otras cosas, el portal de CADIVI (sic), con
consecuencias impensables; y además por cuanto implica una pena corporal, que debe ser el fin
último de toda norma.
Indica la recurrente que el a quo obvió el análisis concienzudo de los elementos esgrimidos y sólo
se limitó a señalar que eventualmente podría emitir un adelanto de decisión sobre el fondo de la
causa cuya nulidad ha sido solicitada (sic), y que está contenida en el artículo 104 de la Ley
Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa.
DE LA COMPETENCIA
Con el propósito de examinar la competencia de este Juzgado Superior para decidir el recurso de
apelación sometido a su conocimiento, se observa que en cuanto al régimen competencial en los
casos de acciones de nulidad ejercidas contra las decisiones administrativas emanadas de las
Inspectorías del Trabajo con ocasión de una relación laboral, se han sucedido en el tiempo
cambios de criterio con motivo de la regulación de dicho régimen competencial.
En este sentido, en el año 2010, la Sala Constitucional, con motivo de la entrada en vigencia de la
Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, dictó la Sentencia N° 955 de fecha 23
de septiembre de ese año, en la que señaló que “aún y cuando las Inspectorías del Trabajo sean
órganos administrativos dependientes –aunque desconcentrados- de la Administración Pública
Nacional, sus decisiones se producen en el contexto de una relación laboral, regida por la Ley
Orgánica del Trabajo, razón por la cual debe atenerse al contenido de la relación, más que a la
naturaleza del órgano que las dicta, para determinar que el juez natural en este caso no es el
contencioso administrativo, sino el laboral. Una relación jurídica denominada relación de trabajo,
expresada y manifestada por la fuerza de trabajo desplegada por los trabajadores, que exige un
juez natural y especial, para proteger la propia persona de los trabajadores. En fin, la parte
humana y social de la relación.”
En efecto, los órganos jurisdiccionales especializados en los conceptos debatidos en las distintas
pretensiones que se planteen en relación con los actos administrativos dictados por los Inspectores
del Trabajo (derecho al trabajo y a la estabilidad en el trabajo), sea que se trate, entre otras, de la
pretensión de nulidad a través del recurso contencioso administrativo, sean las pretensiones
relativas a la inejecución de dichos actos como consecuencia de la inactividad de la Administración
autora o bien del sujeto obligado -el patrono o el trabajador- para su ejecución o, por último, sea
que se trate de pretensiones de amparo constitucional con fundamento en lesiones que sean
causadas por el contenido o por la ausencia de ejecución de dichos actos administrativos; son los
tribunales del trabajo. Así se declara.
Por todo lo anterior, esta Sala Constitucional, actuando como máximo intérprete del Texto
Constitucional, esta Sala deja asentado el siguiente criterio con carácter vinculante para las otras
Salas del Tribunal Supremo de Justicia y demás tribunales de la República:
2) De los tribunales que conforman esta jurisdicción, el conocimiento de las pretensiones antes
especificadas corresponde, en primera instancia, a los Tribunales de Primera Instancia del Trabajo
y en segunda instancia, a los Tribunales Superiores del Trabajo.
Así se declara.(…)
Con posterioridad, la misma Sala Constitucional con ocasión a un conflicto de competencia surgido
en una acción de amparo ejercida en virtud del incumplimiento de una Providencia Administrativa
dictada por una Inspectoría del Trabajo, estableció los efectos temporales del nuevo criterio “con
carácter vinculante para las otras Salas del Tribunal Supremo de Justicia y demás tribunales de la
República”, señalando que “todos los conflictos de competencia que surjan con ocasión a dichos
juicios [los incoados ‘contra las resoluciones administrativas emanadas de las Inspectorías del
Trabajo’, e incluso los que hayan surgido con anterioridad al presente fallo, se resolverán
atendiendo el criterio vinculante contenido en la sentencia N° 955/10, la cual tiene aplicación
efectiva desde su publicación el 23 de septiembre de 2010, como ya antes apuntó esta S. en
sentencia N° 43 del 16 de febrero de 2011”. (Sentencia N° 108 del 25 de febrero de 2011)
(Negrillas y subrayado añadidos).
De acuerdo con esta decisión, todas las demandas de nulidad contra los actos administrativos
emanados de las Inspectorías del Trabajo, incluidas las interpuestas antes del 23 de septiembre de
2010, debían ser conocidas por los juzgados laborales.
En fecha más reciente (18 de marzo de 2011), la Sala Constitucional precisó el anterior criterio,
exponiendo:
Preceptúa el artículo 3 del Código de Procedimiento Civil que la jurisdicción y la competencia se
determinan conforme a la situación de hecho existente para el momento de la presentación de la
demanda y no tienen efecto respecto a ellas los cambios posteriores de dicha situación, salvo que
la ley disponga otra cosa.
Sobre la base de la norma del Código Adjetivo que se citó, esta S., en oportunidades anteriores, ha
determinado el tribunal competente en casos concretos en atención al que lo fuera de
conformidad con la ley -o con la interpretación auténtica que de ésta hubiere hecho esta
juzgadora- para el momento de la interposición de la demanda.
Sin embargo, la Sala ha abandonado el criterio anterior y ha determinado que, con independencia
de la oportunidad en que hubiere sido incoada una demanda de cualquier naturaleza que tenga
por objeto, como la de autos, el incumplimiento de una providencia administrativa dictada por una
Inspectoría del Trabajo, la competencia corresponde a los tribunales laborales.
Así, en su sentencia n.° 108 de 25.02.11, caso L.T., esta S. declaró que ‘es la jurisdicción laboral la
competente para conocer de las acciones de amparo ejercidas contra acciones u omisiones de las
Inspectorías del Trabajo, y siendo este criterio vinculante para todos los conflictos de competencia
en esta materia, incluso los que hayan surgido antes de este fallo’ (Subrayado añadido).
En efecto, como se explicó en el fallo n.° 955, de 23 de septiembre de 2010, caso: B.J.S.T. y otros,
que se citó supra, debe atenderse al contenido de la relación más que a la naturaleza del órgano
que la dicta, para determinar que el juez natural para la decisión de este tipo de pretensiones es el
laboral, que es el especializado en proteger la persona de los trabajadores y, en particular, ‘la
parte humana y social de la relación’.
En este sentido, una vez que se determinó que el laboral es el juez natural, resulta en interés y
beneficio de las partes que las causas a las que se ha hecho referencia sean decididas por éste con
independencia de los criterios atinentes a la competencia que se hayan podido sostener con
anterioridad y, por tanto, de la fecha de la interposición de las demandas, de modo que esta
circunstancia fáctica, que le es ajena, no les impida el acceso al juez que está más calificado para
la cabal composición de la controversia; ventaja que se acentúa en materia de amparo
constitucional, caracterizada como está por la urgencia, que exige la mayor celeridad posible,
celeridad que el juez más especializado está en mayor capacidad de ofrecer (Vid. S.S.C. n.° 108 de
25.02.11).
1. Las causas en las cuales la competencia “ya haya sido asumida o regulada de conformidad
con el principio perpetuatio fori”, en cuyo caso seguirán conociendo los Juzgados de lo
Contencioso Administrativo, de acuerdo al criterio anterior a la Sentencia del 23 de
septiembre de 2010.
2. Las demás causas (aquellas en las que no se haya asumido la competencia, ni efectuado
previamente una regulación de competencia), es decir, donde la competencia aun no se
ha determinado, independientemente del momento de su interposición, supuestos en los
cuales se debe aplicar el criterio establecido en la Sentencia Nº 955 del 23 de septiembre
de 2010 y, por ende, declarar la competencia de los juzgados laborales.
En atención a ello, este Juzgado Superior declara su competencia para conocer del recurso de
apelación incoado en el caso bajo estudio, por la sociedad mercantil Transporte Rodgher, C.A. Así
se declara.
La presente solicitud cautelar fue elevada bajo la vigencia de la Ley Orgánica de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela N° 39.447 de la misma fecha, reimpresa por error material en la Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela N° 39.522 de fecha 1° de octubre de 2010, la cual en su
artículo 104 establece que a petición de las partes, en cualquier estado y grado del procedimiento,
el tribunal podrá acordar las medidas cautelares que estime pertinentes para resguardar la
apariencia del buen derecho invocado y garantizar las resultas del juicio, ponderando los intereses
públicos generales y colectivos concretizados y ciertas gravedades en juego, siempre que dichas
medidas no prejuzguen sobre la decisión definitiva.
Añade la norma que el tribunal contará con los más amplios poderes cautelares para proteger a la
Administración Pública, a los ciudadanos o ciudadanas, a los intereses públicos y para garantizar la
tutela judicial efectiva y el restablecimiento de las situaciones jurídicas infringidas mientras dure el
proceso, pudiendo el Tribunal, en las causas de contenido patrimonial, exigir garantías suficientes
al solicitante.
En consecuencia, por cuanto la vigente legislación (artículos 104 y 105 de la Ley Orgánica de la
Jurisdicción Contencioso Administrativa) prevé el poder cautelar del juez contencioso
administrativo a fin de asegurar las resultas del juicio, en caso de que el solicitante de la medida
preventiva logre demostrar los extremos exigidos; a fin de resguardar el derecho de petición y el
enunciado constitucional de tutela judicial efectiva de la accionante, debe precisarse que la
medida de suspensión de efectos actualmente no está prevista, en la vigente Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia, publicada en la Gaceta Oficial Extraordinaria de la República
Bolivariana de Venezuela N° 5.991 de fecha 29 de julio de 2010, reimpresa por error material en
la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 39.522 de fecha 01 de octubre de
2010, ni en la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, sin embargo, ello no
implica que la medida no pueda ser acordada, al ser una de las medidas preventivas típicas del
contencioso administrativo, siendo además que, en todo caso, la misma debe analizarse en
atención al artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela el cual prevé
que toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de administración de justicia para hacer
valer sus derechos e intereses, incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los mismos y
a obtener con prontitud la decisión correspondiente, y de conformidad con lo previsto en el
Parágrafo Primero del artículo 588 del Código de Procedimiento Civil, aplicable por la remisión
supletoria que hace el artículo 31 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa
al Código de Procedimiento Civil, cuyo texto dispone:
Artículo 588 (…) Parágrafo Primero: Además de las medidas preventivas anteriormente
enumeradas, y con estricta sujeción a los requisitos previstos en el artículo 585, el Tribunal podrá
acordar las providencias cautelares que considere adecuadas, cuando hubiere fundado temor de
que una de las partes pueda causar lesiones graves o de difícil reparación al derecho de la otra. En
estos casos para evitar el daño, el Tribunal podrá autorizar o prohibir la ejecución de determinados
actos, y adoptar las providencias que tengan por objeto hacer cesar la continuidad de la lesión
En este sentido ha sido criterio reiterado del Alto Tribunal de la República, que la suspensión de
efectos de los actos administrativos, constituye una medida preventiva típica del contencioso
administrativo, mediante la cual, haciendo excepción al principio de ejecutoriedad del acto
administrativo, consecuencia de la presunción de legalidad, se procura evitar lesiones irreparables
o de difícil reparación al ejecutarse una eventual decisión anulatoria del auto, porque ello podría
constituir un atentado a la garantía del derecho fundamental de acceso a la justicia y al debido
proceso.
Por tanto, la medida preventiva de suspensión de efectos procede sólo cuando se verifiquen
concurrentemente los supuestos que la justifican, esto es, que la medida sea necesaria a los fines
de evitar perjuicios irreparables o de difícil reparación, o bien para evitar que el fallo quede
ilusorio, y que adicionalmente resulte presumible que la pretensión procesal principal resultará
favorable; significa entonces que deben comprobarse los requisitos de procedencia de toda
medida cautelar: el riesgo manifiesto de que quede ilusoria la ejecución del fallo y la presunción
grave del derecho que se reclama, a lo cual hay que agregar, conforme a lo dispuesto en el antes
citado artículo 104 de la novísima Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, la
adecuada ponderación de los “intereses públicos generales y colectivos concretizados y ciertas
gravedades en juego”.
Con referencia al primero de los requisitos fumus boni iuris, su confirmación consiste en la
existencia de apariencia de buen derecho, pues cuando se acuerda la tutela cautelar no puede
prejuzgarse sobre el fondo del asunto planteado. Puede comprenderse entonces como un cálculo
preventivo o juicio de probabilidad y verosimilitud sobre la pretensión del demandante;
correspondiéndole al Juez analizar los recaudos o elementos presentados junto con el escrito de la
demanda, a fin de indagar sobre la presunta existencia del derecho que se reclama.
En conexión con lo anterior, la jurisprudencia ha dejado sentado que tiene que haber una estricta
sujeción entre la procedencia de la medida cautelar y los alegatos y pruebas que el solicitante
produzca en los autos, a fin de demostrar los requisitos establecidos por la ley para otorgar la
medida, de manera que no basta con invocar el peligro inminente de que quede ilusoria la
ejecución del fallo definitivo, sino que además debe acompañarse un medio de prueba que pueda
hacer surgir en el Juez, al menos una presunción grave de la presencia de dicho peligro
Es por ello que se ha establecido por vía jurisprudencial que la solicitud de suspensión de efectos,
como medida típica del contencioso administrativo de nulidad, tiene una naturaleza análoga a la
de las medidas cautelares contenidas en los artículos 585 y 588 del Código de Procedimiento Civil,
por lo que se hace imprescindible para su procedencia la demostración concurrente de los
requisitos fumus boni iuris (presunción grave del buen derecho que alega la recurrente) y el
periculum in mora (la necesidad de la medida para evitar perjuicios irreparables, de difícil
reparación, o evitar el riesgo manifiesto de que quede ilusoria la ejecución del fallo), con la
particularidad que éstos deben derivarse de la actuación administrativa y de la necesidad de
suspender sus efectos para salvaguardar la situación jurídica infringida.
En sintonía con lo antes expuesto, cabe señalar el criterio reiterado sobre este particular por la
Sala Político Administrativa, entre otras, en sentencia N° 769, de fecha 08 de junio del año 2010,
en la que expuso lo siguiente:
(…) Al respecto, es criterio de este Alto Tribunal que el poder cautelar debe ejercerse con sujeción
estricta a las disposiciones legales que lo confieren, y por ello la providencia cautelar sólo se
concede cuando existan en autos, medios de prueba que constituyan presunción grave de la
existencia del riesgo manifiesto de quedar ilusoria la ejecución del fallo, así como del derecho que
se reclama.
Por tal razón es imperativo examinar los requisitos exigidos en el citado artículo 585 del Código de
Procedimiento Civil, esto es, la presunción grave del derecho que se reclama (fumus boni iuris) y el
peligro grave de que resulte ilusoria la ejecución de la decisión definitiva (periculum in mora).
Con referencia al primero de los requisitos fumus boni iuris, su confirmación consiste en la
existencia de apariencia de buen derecho, pues cuando se acuerda la tutela cautelar no puede
prejuzgarse sobre el fondo del asunto planteado. Puede comprenderse entonces como un cálculo
preventivo o juicio de probabilidad y verosimilitud sobre la pretensión del demandante;
correspondiéndole al Juez analizar los recaudos o elementos presentados junto con el libelo de la
demanda, a los fines de indagar sobre la existencia del derecho que se reclama.
Tal como se constata de todo lo anteriormente expuesto, el tribunal de la causa tiene la potestad
de suspender los efectos del acto administrativo sólo cuando el solicitante compruebe que su
inmediata ejecución comporta perjuicios o gravámenes irreparables o de difícil reparación por la
definitiva.
En el caso bajo estudio, a los efectos de verificar el cumplimiento de los requisitos aludidos, se
observa que la parte actora, para solicitar la suspensión de los efectos del acto impugnado, y en
especial para acreditar la presunción del buen derecho (fumus boni iuris), señala que de la copia
certificada del expediente administrativo impugnado, se evidencian elementos probatorios
suficientes que le permitirán al tribunal, de una manera indiciaria determinar la probabilidad o
verosimilitud de la procedencia en derecho de las denuncias delatadas y por ende la posibilidad de
anular el acto administrativo, en cuanto a que el trabajador laboró a tiempo u obra determinada,
ya que fue personal temporal adjudicado por el Sistema de Democratización del Empleo que
maneja PDVSA Petróleo S.A., en el contrato 4600036184, según lo expone la misma funcionaria
que declaró con lugar la solicitud de reenganche y pago de salarios caídos, y hace referencia
además, a la valoración de la prueba informativa rendida por el Departamento Jurídico de PDVSA
Petróleo S.A., la cual califica de incompleta y que hace erróneamente presumir al trabajador,
desde el 6 de julio de 2011 pasó a ser trabajador a tiempo indeterminado; lo cual debía ser
adminiculado a las inspecciones judiciales promovidas por la solicitante de la medida.
Por su parte, para justificar el periculum in mora, mencionó que ha sido abusada al obligarla a
reenganchar a su nómina y cancelar los altos salarios que contempla el Contrato Colectivo
Petrolero a un ciudadano que no presta ningún servicio, sino que además está, a su decir, siendo
asediada por reclamos ante le Sub Inspectoría del Trabajo para que cancele las Tarjetas
Electrónicas Alimentarias, o cual implica pérdidas económicas de imposible reembolso, que
superan el monto total que acredita por prestaciones sociales y conceptos laborales por al relación
de trabajo culminada el 28 de junio de 2012.
En cuanto a las inspecciones judiciales consignadas, observa el tribunal que su análisis, igualmente
incide en el fondo de la cuestión argumentada en la demanda de nulidad, por lo cual no les
atribuye valor probatorio en esta incidencia. En relación a las facturas acompañadas en copia,
nada aportan a la determinación del requisito analizado.
Como consecuencia de lo expuesto, considera este Juzgado Superior que al no haber dado
cumplimiento la parte recurrente con el requisito del “fumus boni iuris”, necesario para la
procedencia de la suspensión de efectos del acto impugnado, y dado el carácter concurrente de
los requisitos de procedencia de las medidas preventivas, resultaría inoficioso pronunciarse sobre
el “periculum in mora”, respecto al cual, sin embargo, cabe advertir que sólo se ha hecho
referencia a los eventuales perjuicios que pudiera sufrir la accionante y no se alegan hechos
concretos de los cuales nazca la convicción de un perjuicio real y personal, correspondiéndole a la
accionante probar suficientemente la existencia del daño y la imposibilidad o dificultad de su
reparación futura, y no se desprende de autos ni fue acompañado, medio de prueba alguno del
que se evidencie la existencia de un perjuicio irreparable o de difícil reparación por la definitiva, o
en todo caso, que pruebe la inminencia de un perjuicio tal.
Se advierte que no basta con indicar que se vaya a causar un perjuicio sino que deben señalarse
los hechos o circunstancias específicas que considere la parte afectada, le causan un daño o
perjuicio irreparable, aportando al juicio los elementos suficientes que permitan al órgano
jurisdiccional concluir objetivamente sobre la irreparabilidad del mismo por la definitiva,
explicando en el caso concreto, cómo los pagos realizados por salarios o por tarjetas electrónicas
de alimentación, para lo cual dice es asediada por la Sub Inspectoría del Trabajo, afectarían su
capacidad económica o el patrimonio de la empresa, el cual señala asciende a la cantidad de
bolívares diez millones, tal como se evidencia de la copia del Registro de Comercio, y admite que
tiene suficiente solidez económica para responder en el supuesto de una decisión definitiva en su
contra, sin traer a las actas prueba que demuestre que tal situación afectará su balance financiero,
situación que no puede quedar a la simple apreciación o “sana crítica” del juzgador.
En consecuencia, deviene sin lugar el recurso de apelación interpuesto por la entidad de trabajo
Transporte Rodgher C.A., contra el fallo interlocutorio que declaró improcedente la medida de
suspensión de efectos del acto solicitada. Así se declara.
DECISIÓN
Por las razones antes expuestas, en nombre de LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, este
Juzgado Superior Segundo del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, en sede
cautelar contencioso administrativa, administrando justicia por autoridad de la ley, declara SIN
LUGAR el recurso de apelación interpuesto por la representación judicial de la sociedad mercantil
Transporte Rodgher C.A., contra la decisión emitida por el Tribunal Quinto de Primera Instancia de
Juicio para el Nuevo Régimen Procesal y Transitorio del Circuito Judicial del Trabajo del Estado
Zulia, con sede en Maracaibo, en fecha 12 de junio de 2013. En consecuencia, CONFIRMA la
decisión apelada.
Dada en Maracaibo, a treinta de septiembre de dos mil trece. Año: 203º de la Independencia y
154º de la Federación.
El Juez
L.S. (Fdo.)
El Secretario,
(Fdo.)
Publicada en el mismo día de su fecha, siendo las 15:02 horas, quedó registrada bajo el No.
PJ0152013000100
El Secretario,
L.S. (Fdo.)
M.J.N. GUERRERO
ASUNTO VP01-R-2013-000272
ASUNTO VH02-X-2013-000020
CERTIFICACIÓN
Quien suscribe, Secretario del Juzgado Superior Segundo del Trabajo de la Circunscripción Judicial
del Estado Zulia, Abogado M.J.N.G., certifica que: Hecha la confrontación de estas copias con sus
originales, se encuentra que es fiel y exacta, de lo cual doy fe.
M.J.N. GUERRERO
SECRETARIO