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comenzando así, simplemente: «Padre» o «Papá». Y Él nos entiende y nos ama tanto.
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pidieron tantas cosas para que su dios los escuchara. Y oración silenciosa, el «Padre nuestro»: en el fondo
en cambio, Elías estaba callado y el Señor se reveló a basta con ponerse bajo la mirada de Dios, acordarse de
Elías. Los paganos piensan que hablando, hablando, su amor de Padre y esto es suficiente para ser
hablando, hablando, se reza. Y también pienso en realizable.
muchos cristianos que creen que rezar es, —
Es hermoso pensar que nuestro Dios no necesita
disculpadme—, «hablar con Dios como un loro». ¡No!
sacrificios para conquistar su favor. No necesita nada,
La oración se hace desde el corazón, desde dentro. Tú,
nuestro Dios: en la oración pide solo que nosotros
en cambio —dice Jesús— cuando reces, dirígete a Dios
tengamos abierto un canal de comunicación con Él
como un hijo a su padre, que sabe lo que necesita antes
para descubrirnos siempre como hijos suyos amados. Y
de pedírselo (Mateo 6, 8). Podría ser también una
Él nos ama tanto.
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entonces cómo esas palabras cobran vida, se fortalecen. mucho más allá de los nueve meses de la física; es una
Y nos preguntamos: ¿es posible que Tú, oh Dios, gestación que genera un circuito infinito de amor.
conozcas solo amor? ¿Tú no conoces el odio? No,
Para un cristiano, rezar es simplemente decir “Abba”,
contestaría Dios, yo conozco solo amor. ¿Dónde está
decir “papá”, decir “Padre”, pero con la confianza de
en ti la venganza, la demanda de justicia, la rabia por tu
un niño.
honor herido? Y Dios contestaría: Yo conozco solo
amor. Puede ser que a nosotros también nos suceda que
caminemos por sendas alejadas de Dios, como le pasó
El padre de esa parábola tiene, en su forma de hacer,
al hijo pródigo; o que precipitemos en una soledad que
algo que recuerda mucho el alma de una madre. Son
nos haga sentirnos abandonados en el mundo; o,
las madres, sobre todo, las que excusan a sus hijos, las
también, que nos equivoquemos y estemos paralizados
que los cubren, las que no interrumpen la empatía con
por un sentimiento de culpabilidad.. En esos momentos
ellos, las que los siguen queriendo, incluso cuando
difíciles, todavía podemos encontrar la fuerza para
ellos ya no se merezcan nada.
rezar, recomenzando de la palabra “Padre”, pero dicha
Basta con evocar esta sola expresión, Abba, para que se con el sentimiento tierno de un niño:“Abba”, “Papá”.
desarrolle una oración cristiana. Y San Pablo, en sus Él no nos ocultará su rostro. Acordaos: quizás alguno
cartas, sigue este mismo camino, y no podría ser de lleva dentro cosas difíciles, cosas que no sabe cómo
otra manera, porque es el camino que enseñó Jesús: en resolver, tanta amargura por haber hecho esto y esto…
esta invocación hay una fuerza que atrae todo el resto Él no nos ocultará su rostro. Él no se encerrará en el
de la oración. silencio. Tú dile “Padre” y él te contestará. Tú tienes
un Padre. “Sí, pero yo soy un delincuente...” ¡Pero
Dios te busca, aunque tú no lo busques. Dios te ama,
tienes un padre que te ama! Dile, “Padre”, empieza a
aunque tú te hayas olvidado de Él. Dios vislumbra en ti
rezar así y en el silencio nos dirá que nunca nos ha
una belleza, aunque pienses que has desperdiciado
perdido de vista. “Pero, padre, yo he hecho esto...” “No
todos tus talentos en vano. Dios no es solo un padre, es
te he perdido nunca de vista, lo he visto todo. Pero he
como una madre que nunca deja de amar a su criatura.
estado siempre allí, cerca de ti, fiel a mi amor por ti”.
Por otra parte, hay una “gestación” que dura siempre,
Esa será la respuesta. Nunca os olvidéis de decir
“Padre”. Gracias.
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Por eso, cuando hablamos de Dios como «padre», Sin embargo, hay otro amor, el del Padre «que está en
mientras pensamos en la imagen de nuestros padres, los cielos». Nadie debe dudar que es destinatario de
especialmente si nos han querido, al mismo tiempo este amor. Nos ama. «Me ama», podemos decir. Si
tenemos que ir más allá. Porque el amor de Dios es el incluso nuestro padre y nuestra madre no nos hubieran
del Padre «que está en los cielos», según la expresión amado —es una hipótesis histórica—, hay un Dios en
que nos invita a usar a Jesús: es el amor total que en el cielo que nos ama como nadie en la tierra nunca lo
esta vida solo saboreamos de manera imperfecta. Los ha hecho ni lo podrá hacer. El amor de Dios es
hombres y las mujeres son eternamente mendigos del constante. El profeta Isaías dice: «¿Acaso olvida una
amor —nosotros somos mendigos de amor, mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de
necesitamos amor—, buscan un lugar donde ser sus entrañas? Pues aunque esas llegasen a olvidar yo
amados finalmente, pero no lo encuentran. ¡Cuántas no te olvido. Míralo, en las palmas de mis manos te
amistades y cuántos amores defraudados hay en tengo tatuada» (49, 15-16). Hoy están de moda los
nuestro mundo! ¡Cuántos! tatuajes: «En las palmas de mis manos te tengo
tatuada». Me he hecho un tatuaje tuyo en las manos.
El dios griego del amor, en la mitología, es el más
Yo estoy en las manos de Dios, así, y no puedo
trágico de todos: no está claro si es un ser angelical o
borrarlo. El amor de Dios es como el amor de una
un demonio. La mitología dice que es el hijo de Poros
madre que nunca se puede olvidar. ¿Y si una madre se
y de Penia, que es astuto y pobre, destinado a llevar
olvidase? «Yo no me olvidaré», dice el Señor. Este es
algo de la fisonomía de estos padres. Desde aquí
el amor perfecto de Dios, así nos ama. Si todos
podemos pensar en la naturaleza ambivalente del amor
nuestros amores terrenales se desmoronasen, y no
humano: capaz de florecer y de dominar la vida en una
quedase nada más que polvo, siempre queda para todos
hora del día, e inmediatamente después de marchitarse
nosotros, ardiente, el amor único y fiel de Dios.
y morir; lo que atrapa, siempre se le escapa (cf. Platón,
Symposium, 203). Hay una expresión del profeta En el hambre de amor que todos sentimos, no
Oseas que enmarca despiadadamente la debilidad buscamos algo que no existe: es, en cambio, la
congénita de nuestro amor: «Vuestro amor es como invitación a conocer a Dios que es padre. La
nube mañanera, como rocío matinal que pasa» (6, 4). conversión de San Agustín, por ejemplo, pasó por esa
Esto es lo que nuestro amor suele ser: una promesa que cima: el joven y brillante retórico buscaba
es difícil cumplir, un intento que pronto se seca y se sencillamente entre las criaturas algo que ninguna
evapora, un poco como cuando sale el sol por la criatura podría darle, hasta que un día tuvo el coraje de
mañana y se lleva el rocío de la noche. mirar hacia arriba. Y ese día conoció a Dios. A Dios
que ama.
Cuántas veces los hombres hemos amado de esa
manera tan débil e intermitente. Todos hemos pasado La frase «en los cielos» no quiere expresar una
por esta experiencia: hemos amado pero luego ese distancia, sino una diferencia radical de amor, otra
amor ha cesado o se ha vuelto débil. Deseosos de amar, dimensión de amor, un amor incansable, un amor que
nos hemos tenido que enfrentar, en cambio, con permanecerá siempre, todavía más, que está al alcance
nuestros límites, con la pobreza de nuestras fuerzas: de la mano. Solo hace falta decir: «Padre nuestro que
incapaces de mantener una promesa que en los días de estás en los cielos» y ese amor viene. Por lo tanto, ¡no
gracia parecía fácil de lograr. Después de todo, incluso tengáis miedo! Ninguno de nosotros está solo. Si, hasta
el apóstol Pedro tuvo miedo y escapó. El apóstol Pedro por desgracia, tu padre terrenal se hubiera olvidado de
no fue fiel al amor de Jesús. Siempre hay una debilidad ti y tú quizás sintieras rencor por él, no se te niega la
que nos hace caer. Somos mendigos que en el camino experiencia fundamental de la fe cristiana: saber que
corren el peligro de no encontrar nunca por completo el eres un hijo amadísimo de Dios y que no hay nada en
tesoro que buscan desde el primer día de su vida: el la vida que pueda extinguir su apasionado amor por ti.
amor.
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imaginamos patrón y no padre!, ¡cuántas veces lo en cambio, en nuestros Getsemaníes a menudo
consideramos juez severo en vez de Salvador elegimos quedarnos solos en lugar de decir “Padre” y
misericordioso! Pero Dios en la Pascua anula las confiarnos a Él, como Jesús, confiarnos a su voluntad,
distancias, mostrándose en la humildad de un amor que que es nuestro verdadero bien. Pero cuando en la
pide el nuestro. Nosotros, pues, le damos gloria cuando prueba nos encerramos en nosotros mismos,
vivimos todo lo que hacemos con amor, cuando excavamos un túnel interior, un doloroso camino
hacemos todo con el corazón, como para Él (cf. Col introvertido que tiene una sola dirección: cada vez más
3,17). La verdadera gloria es la gloria del amor, porque abajo en nosotros mismos. El mayor problema no es el
es la única que da vida al mundo. Por supuesto, esta dolor, sino cómo se trata. La soledad no ofrece salidas;
gloria es lo contrario de la gloria mundana, que llega la oración, sí, porque es relación, es confianza. Jesús lo
cuando uno es admirado, alabado, aclamado: cuando confía todo y todo se confía al Padre, llevándole lo que
yo soy el centro de la atención. La gloria de Dios, en siente, apoyándose en él en la lucha. Cuando entremos
cambio, es paradójica: no hay aplausos ni audiencia. en nuestros Getsemaníes ―cada uno tiene sus propios
En el centro no está el yo, sino el otro: De hecho, en la Getsemaníes, o los ha tenido, o los tendrá―
Pascua vemos que el Padre glorifica al Hijo, mientras acordémonos de rezar así: “Padre”.
que el Hijo glorifica al Padre. Ninguno se glorifica a sí
Por último, Jesús dirige al Padre una tercera oración
mismo. Hoy nosotros podemos preguntarnos: “¿Para
por nosotros: «Padre, perdónalos, porque no saben lo
qué gloria vivo? ¿La mía o la de Dios? ¿Solo quiero
que hacen» (Lc 23,34). Jesús reza por los que han sido
recibir de otros o también dar a otros?”.
malvados con él, por sus asesinos. El Evangelio
Después de la Última Cena, Jesús entra en el huerto de especifica que reza esta oración en el momento de la
Getsemaní y también aquí reza al Padre. Mientras los crucifixión. Probablemente fue el momento del dolor
discípulos no logran estar despiertos y Judas está más agudo cuando le metían los clavos en las muñecas
llegando con los soldados, Jesús comienza a sentir y en los pies. Aquí, en la cumbre del dolor, el amor
«miedo y angustia». Experimenta toda la angustia por alcanza su cima: llega el amor, es decir, el don a la
lo que le espera: traición, desprecio, sufrimiento, enésima potencia, que rompe el círculo del mal.
fracaso. Está «triste» y allí, en el abismo, en esa
Rezando estos días el Padrenuestro, pidamos una de
desolación, dirige al Padre la palabra más tierna y
estas gracias: vivir nuestros días para la gloria de Dios,
dulce: «Abba», o sea papá (cf. Mc 14, 33-36). En la
es decir, vivir con amor; saber encomendarnos al Padre
prueba, Jesús nos enseña a abrazar al Padre, porque en
en las pruebas y decir “papá” y hallar en el encuentro
la oración a Él está la fuerza para seguir adelante en el
con el Padre el perdón y el coraje de perdonar. Las dos
dolor. En la fatiga, la oración es alivio, confianza,
cosas van juntas. El Padre nos perdona, y nos da el
consuelo. En el abandono de todos, en la desolación
valor para poder perdonar.
interior, Jesús no está solo, está con el Padre. Nosotros,
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15. No nos dejes caer en la tentación (1.5.19)
Continuamos en la catequesis sobre el Padre Nuestro, extremas. Él está con nosotros cuando nos da la vida,
llegando ahora a la penúltima invocación: «No nos está con nosotros durante la vida, está con nosotros en
dejes caer en la tentación» (Mateo 6, 13). Otra versión la alegría, está con nosotros en las pruebas, está con
dice: «No nos abandones a la tentación». El Padre nosotros en las tristeza, está con nosotros en las
Nuestro comienza de una manera serena: nos hace derrotas, cuando pecamos, pero siempre está con
desear que el gran proyecto de Dios se pueda realizar nosotros porque es Padre y no puede abandonarnos.
entre nosotros. Luego mira la vida y nos pregunta qué
Si estamos tentados a hacer el mal, negando la
necesitamos cotidianamente: el «pan de cada día».
fraternidad con los demás y deseando un poder
Luego, la oración se dirige a nuestras relaciones
absoluto sobre todo y sobre todos, Jesús ya ha luchado
interpersonales, a menudo contaminadas por el
contra esta tentación por nosotros: las primeras páginas
egoísmo: pedimos perdón y nos comprometemos a
de los Evangelios lo atestiguan. Inmediatamente
darlo. Pero es con esta penúltima invocación con la que
después de recibir el bautismo de Juan, en medio de la
nuestro diálogo con el Padre celestial entra, por así
multitud de pecadores, Jesús se retira al desierto y es
decirlo, en el corazón del drama, es decir, en el terreno
tentado por Satanás. Así comienza la vida pública de
de la confrontación entre nuestra libertad y las trampas
Jesús, con la tentación que viene de Satanás. Satanás
del maligno.
estaba presente. Mucha gente dice: «¿Pero por qué
Como es bien sabido, la expresión griega original hablar del diablo que es una cosa antigua? El diablo no
contenida en los Evangelios es difícil de representar existe». Pero mira lo que el Evangelio te enseña: Jesús
con exactitud, y todas las traducciones modernas se enfrentó al diablo, fue tentado por Satanás. Pero
resultan un tanto cojas. Sin embargo, en un elemento Jesús rechaza toda tentación y sale victorioso. El
podemos converger unánimemente: de cualquier modo Evangelio de Mateo tiene una nota interesante que
en el que se entienda el texto, debemos excluir que es cierra el duelo entre Jesús y el enemigo: «Entonces el
Dios el protagonista de las tentaciones que se ciernen diablo le deja, y he aquí que se acercan unos ángeles a
sobre el camino del hombre. Como si Dios estuviese al él y le servían» (4, 11).
acecho para poner trampas y escollos sobre sus hijos.
Pero incluso en el momento de la prueba suprema,
Una interpretación de este tipo contrasta sobre todo con
Dios no nos deja solos. Cuando Jesús se retira a orar en
el texto mismo, y está lejos de la imagen de Dios que
Getsemaní, su corazón es invadido por una angustia
Jesús nos reveló. No olvidemos: el Padre Nuestro
indecible —así les dice a sus discípulos— y siente la
comienza con Padre. Y un padre no pone trampas a sus
soledad y el abandono. Solo, con la responsabilidad de
hijos. Los cristianos no tienen nada que ver con un
todos los pecados del mundo sobre sus hombros; solo,
Dios envidioso, en competición con el hombre, o que
con una angustia indecible. La prueba es tan
disfruta poniéndolo a prueba. Esas son las imágenes de
desgarradora que sucede algo inesperado. Jesús no
muchas deidades paganas. Leemos en la Carta del
mendiga nunca amor para sí mismo, pero esa noche
Apóstol Santiago: «Ninguno, cuando sea probado,
siente que su alma está triste hasta la muerte, y
diga: “es Dios quien me prueba”; porque Dios ni es
entonces pide a sus amigos que estén cerca de él:
probado por el mal ni prueba a nadie»» (1, 13). Más
«Quedaos aquí y velad conmigo» (Mateo 26, 38).
bien al contrario: el Padre no es el autor del mal, a
Como sabemos, los discípulos, entorpecidos por un
ningún hijo que pide un pez le da una culebra (cf.
agotamiento causado por el miedo, se quedaron
Lucas 11, 11), como enseña Jesús, y cuando el mal
dormidos. En el momento de la agonía, Dios pide al
aparece en la vida del hombre, lucha contra él, a su
hombre que no lo abandone, y el hombre en cambio
lado, para que pueda ser liberado. Un Dios que siempre
duerme. En el tiempo en que el hombre conoce su
lucha por nosotros, no contra nosotros. ¡Él es el Padre!
prueba, Dios en cambio vela. En los peores momentos
Es en este sentido en el que rezamos el Padre Nuestro.
de nuestras vidas, en los momentos más dolorosos, en
Estos dos momentos —la prueba y la tentación—, han los momentos más angustiosos, Dios vela con nosotros,
estado misteriosamente presentes en la vida del mismo Dios lucha con nosotros, siempre está cerca de
Jesús. En esta experiencia, el Hijo de Dios se hizo nosotros. ¿Por qué? Porque es Padre. Así habíamos
completamente hermano nuestro, de una manera que empezado la oración: Padre nuestro. Y un padre no
casi roza el escándalo. Y son precisamente estos abandona a sus hijos. Aquella noche de dolor de Jesús,
pasajes del Evangelio los que nos muestran que las de lucha, son el último sello de la Encarnación: Dios
invocaciones más difíciles del Padre Nuestro, las que desciende para encontrarnos en nuestros abismos y en
cierran el texto, ya han tenido respuesta: Dios no nos las tribulaciones que constelan la historia.
ha dejado solos, sino que en Jesús se manifiesta como
el «Dios con nosotros» hasta las consecuencias
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Es nuestro consuelo en la hora de la prueba saber que momento, Padre nuestro, muéstranos que no estamos
ese valle, desde que Jesús lo cruzó, ya no está solos. Tú eres el Padre. Muéstranos que Cristo ya ha
desolado, sino que está bendecido por la presencia del tomado sobre sí también el peso de esa cruz.
Hijo de Dios. ¡Él nunca nos abandonará! Muéstranos que Jesús nos llama a llevarla con él,
abandonándonos confiados a tu amor de Padre.
Aleja, pues, de nosotros, oh Dios, el tiempo de la
Gracias.
prueba y de la tentación. Pero cuando llegue ese
17. La oración cristiana: filial, cristiana, inspirada por el Espíritu Santo 22.5.19
Hoy terminamos el ciclo de catequesis sobre el Padre como enseñó Juan —el Bautista— a sus discípulos»
Nuestro. Podemos decir que la oración cristiana nace (11.1). Y entonces el Maestro les enseñó la oración al
de la audacia de llamar a Dios con el nombre de Padre.
«Padre». Esta es la raíz de la oración cristiana: llamar
Considerando el Nuevo Testamento en conjunto,
«Padre» a Dios. ¡Hace falta valor! No se trata tanto de
resalta claramente que el primer protagonista de toda
una fórmula, como de una intimidad filial en la que
oración cristiana es el Espíritu Santo. No lo olvidemos:
somos introducidos por gracia: Jesús es el revelador del
el protagonista de toda oración cristiana es el Espíritu
Padre y nos da familiaridad con Él. «No nos deja una
Santo. Nosotros no podríamos rezar nunca sin la fuerza
fórmula para repetirla de modo mecánico (cf Mt 6, 7; 1
del Espíritu Santo. Es él quien reza en nosotros y nos
R 18, 26-29). Como en toda oración vocal, el Espíritu
mueve a rezar bien. Podemos pedir al Espíritu Santo
Santo, a través de la Palabra de Dios, enseña a los hijos
que nos enseñe a rezar, porque Él es el protagonista, el
de Dios a hablar con su Padre». (Catecismo de la
que hace la verdadera oración en nosotros. Él sopla en
Iglesia Católica, 2766). Jesús mismo usó diferentes
el corazón de cada uno de nosotros que somos
expresiones para rezar al Padre. Si leemos con atención
discípulos de Jesús. El Espíritu nos hace capaces de
los Evangelios descubrimos que estas expresiones de
orar como hijos de Dios, como realmente somos por el
oración que emergen en los labios de Jesús recuerdan
Bautismo. El Espíritu nos hace rezar en el «surco» que
el texto del Padre Nuestro.
Jesús excavó para nosotros. Este es el misterio de la
Por ejemplo, en la noche de Getsemaní, Jesús reza así: oración cristiana: la gracia nos atrae a ese diálogo de
«¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí amor de la Santísima Trinidad. Jesús rezaba así. A
este cáliz; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que veces usaba expresiones que ciertamente están muy
quieras tú» (Marcos 14, 36). Ya hemos recordado este lejos del texto del Padre Nuestro. Pensad en las
texto del Evangelio de Marcos. ¿Cómo podemos dejar palabras iniciales del Salmo 22, que Jesús pronuncia en
de reconocer en esta oración, por muy breve que sea, la cruz: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
un rastro del Padre Nuestro? En medio de las tinieblas, abandonado?» (Mateo 27, 46). ¿Puede el Padre
Jesús invoca a Dios con el nombre de «Abbá», con celestial abandonar a su Hijo? No, desde luego. Y sin
confianza filial y, aunque sienta temor y angustia, pide embargo, el amor por nosotros, los pecadores, llevó a
que se cumpla su voluntad. Jesús a este punto: al punto de experimentar el
abandono de Dios, su lejanía, porque había tomado
En otros pasajes del Evangelio, Jesús insiste con sus
sobre sí todos nuestros pecados. Pero incluso en el
discípulos para que cultiven un espíritu de oración. La
grito de angustia, permanece el «Dios mío, Dios mío».
oración debe ser insistente, y sobre todo, debe recordar
En ese «mío» está el núcleo de la relación con el Padre,
a los hermanos, especialmente cuando vivimos
está el núcleo de la fe y de la oración.
relaciones difíciles con ellos. Jesús dice: «Y cuando os
pongáis de pie para orar, perdonad, si tienes algo Por eso, a partir de este núcleo, un cristiano puede
contra alguno, para que también vuestro Padre, que rezar en cualquier situación. Puede asumir todas las
está en los cielos os perdone vuestras ofensas» (Marcos oraciones de la Biblia, especialmente de los Salmos;
11, 25). ¿Cómo podemos dejar de reconocer la pero puede rezar también con tantas expresiones que en
similitud con el Padre Nuestro en estas expresiones? Y milenios de historia han brotado del corazón de los
los ejemplos podrían ser numerosos, también para hombres. Y nunca dejemos de hablar al Padre de
nosotros. nuestros hermanos y hermanas en humanidad, para que
ninguno de ellos, especialmente los pobres,
En los escritos de San Pablo no encontramos el texto
permanezca sin un consuelo y una porción de amor.
del Padre Nuestro, pero su presencia emerge en esa
estupenda síntesis donde la invocación del cristiano se Al final de esta catequesis, podemos repetir esa oración
condensa en una sola palabra: «Abbá» (cf. Romanos 8, de Jesús: «Te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la
15; Gálatas 4 , 6). En el Evangelio de Lucas, Jesús tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e
satisface plenamente la petición de los discípulos que, inteligentes y se las has revelado a pequeños» (Lucas
al verlo a menudo aislarse y sumergirse en la oración, 10, 21 ). Para rezar tenemos que hacernos pequeños,
un día deciden preguntarle: «Señor, enséñanos a orar,
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para que el Espíritu Santo venga a nosotros y sea Él quien nos guíe en la oración.
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