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En la ponencia del doctor josé félix patiño se concibe a la ciencia como el conocimiento

adquirido por medio de la investigación con una minuciosa organización y que puede ser
replicado de forma práctica (patiño,2018). Al hablar de Medicina la cual “viene del latín
mederi y significa curar” (patiño, 2018) tiene sus cimientos en los postulados de hipócrates
condensados en el juramento hipocrático y hasta 1953 no fue considerada una verdadera
ciencia, esto cambió en dicho año con el descubrimiento de la estructura del ADN y por tanto
el surgimiento de la biología celular y la biomedicina.

Para hablar de la medicina actual y por ende la atención en salud debe hablarse de dos
personaje importante en la historia de esta los cuales fueron Milton Friedman y Abraham
Flexner, el primero fue el creador del neoliberalismo el cual es el modelo económico
predominante en los países desarrollados y subdesarrollados influyendo no solo en la
economía sino también ampliamente en los servicios de salud dando lugar a empresas como
administradores del sistema de salud dejando al estado con una participación mínima, dando
total potestad de decisión a un economista sin conocimiento acerca de salud sobre la salud
misma, dando prioridad a la acumulación y el lucro sobre el bienestar y calidad del servicio
en sí mismo. Flexner quien fue el transformador y potenciador de la educación médica en
estados unidos en contraposición a Friedman afirma que el objetivo del médico es ser
instrumento social el cual esta ligado al estado al brindar un servicio público, por tanto es el
estado quien debe favorecer el bienestar y la calidad de la atención

Por tanto, definiendo profesión como aquella vocación que requiere de un conocimiento
especializado y una amplia y exhaustiva preparación asumimos que la medicina al ser ciencia
cumple con dicho criterio sin embargo nos damos cuenta que la medicina colombiana actual
dadas las políticas desarrolladas con base en la ley 100 de 1993 asfixia el quehacer del
médico reduciendo su trabajo cada vez más a un simple oficio y lentamente desdibujando el
papel del médico al hacer parecer cada vez más que su base en la ética y el bienestar pare ser
cada vez más un eufemismo de días pasados ya que se somete al médico a la voluntad de un
empresario, eliminando la salud como derecho y pasándola a ser un beneficio de pocos.

Dando lugar al neoliberalismo de Friedman en colombia se crea la ley 100 de 1993 la cual
deformó la atención de la salud al acabar con el sistema nacional de salud y el instituto de
seguro social, convirtiéndolos en un mecanismo de aseguramiento comercial,y en remplazo
de estos, fundó el sistema general de seguridad social en salud, trasladando así la oferta de
los servicios en salud del estado a empresas privadas en mayor parte mediante la creación de
EPS, y con una mínima participación del estado quien subsidia dicho servicio a quien no
pudiera costearlo pero con una cobertura mucho menor que quien paga a las empresas
privadas denominadas entidades promotoras de salud (EPS) dando lugar a la crisis actual que
posee la salud en Colombia, ya que la salud pasó a ser una mercancía y la atención en salud
en un negocio. Y por tanto obligando a un juego de poderes entre los médicos y las EPS
poniendo en balanza el juramento hipocrático contra la pasada ética corporativa orientada a la
utilidad económica, complicando la labor médica ya que se trata con personas en lugar de
patologías reconociendo que cada caso es distinto, aunque por lo previamente mencionado
dicho ejercicio es cada vez más difícil al dar prioridad al cliente en lugar del paciente y por
tanto viendo a la persona como número y enfermedad,remarcando constantemente la
prelación que tiene en la actualidad el mandato burocrático sobre el imperativo hipocrático.

Saliendo un poco del ambiente y política laboral en salud, y entrando en el deber del médico,
este debe recordar que se rige tanto por el humanitarismo como por el humanismo ya que el
humanitarismo parte del humanismo y por tanto que dichos principios sean siempre la base
de la posición que se toma frente a la situación y diagnóstico de cada paciente, sumado a ello
debe recordarse que en medicina no hay certidumbre de las cosas, no se puede dar nada por
hecho y por tanto el paciente y el médico aunque diferentes ambos guardan cierta
incertidumbre, el primero sobre qué va a sucederle y el segundo sobre el resultado y
evolución del tratamiento proporcionado, teniendo en cuenta que “el organismo humano es
un sistema caótico, de alta complejidad y autoorganización adaptativa, además de, una
estructura disipativa en estado permanente de equilibrio inestable y con tiempo
unidireccional” (Patiño,2018), esto puede afirmarse ya que no hay ser vivo en el planeta que
tenga una complejidad semejante al ser humano, tanto en estructura como función,,sumado a
ello los seres humanos cambian costumbres, actitudes y habilidades según lo vean necesario,
además de presentar cambios microscópicos dentro del organismo cuya batuta es el
organismo propio ya que no requiere de una acción consciente de este, adicionalmente,
convierte los alimentos en desechos y energía que va a ser utilizada en parte para la ejecución
de sus actividades y por otro lado, será liberada al medio en forma de calor, en conjunto con
lo previamente mencionado, las personas son sensibles a pequeños cambios de las
condiciones iniciales del medio tanto interno como externo de ellos teniendo una alta
labilidad a las lesiones o daños, por tanto con base en ello, el médico siempre debe responder
con actitud humanista y humanitaria frente a la incertidumbre de las personas.

Cada vez que un profesional de la salud entra en contacto con un paciente inmediatamente
esta manejando el riesgo dado que no tiene total certeza del resultado que se obtenga de su
juicio clínico y por consiguiente el tratamiento dado por tanto tienen como soporte de su
decisión la medicina basada en la evidencia la cual posee la ventaja de aclarar el panorama
acerca del posible o posibles manejos pero al mismo tiempo dada la variabilidad entre las
poblaciones estudiadas con la persona a quien se aplica el tratamiento da cabida a
información innecesaria o no aplicable y por ende el no funcionamiento exitoso de un
tratamiento por tal razón la toma de decisiones por parte del personal sanitario debería ser
autónoma, con sus cimientos en el conocimiento propio desde lo que el médico sabe y
apoyado en la ética que profesa.
Por otra parte, debe reconocerse que la entrada de la tecnología a la medicina ha ampliado las
posibilidades de acción del clínico de gran manera al permitirle tener mayor certeza sobre un
diagnóstico debido a la menor probabilidad de error de la máquina respecto al hombre,
además ha permitido acceder a una mayor cantidad de información en menor tiempo
depurando así la información que se requiere. Por tanto, con base en lo anterior puede
concebirse como un instrumento de humanización del quehacer médico ya que mejora
sustancialmente el tratamiento de los pacientes,sin embargo, el panorama real es
completamente ajeno a esta afirmación ya que el contacto médico-paciente debido a la
excesiva dependencia de la tecnología se ve cada vez más reducido y por tanto la empatía del
clínico frente a la persona, su situación y su contexto es reemplazada por un conjunto de
materia prima transformada en máquina que tiene menor probabilidad de error pero al mismo
tiempo una nula capacidad de interacción y verdadera humanidad con el que sufre, la
tecnología ha desplazado y alejado cada vez más al médico de sus pacientes, y por tanto,
haciendo de este una persona cada vez menos humana y más indolente e inconsciente de las
afecciones no solo fisicas sino también emocionales, sociales, contextuales y culturales que
aquejan a quienes les consultan

Referencias
https://www.youtube.com/watch?v=D7XtPs48tD4

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