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En las conversaciones normales cuando se le pregunta a un hombre acerca de quién es, éste
responde generalmente nombrando el trabajo que desempeña: ³soy abogado´ o ³soy
ingeniero´ etc. En la sociedad se puede decir que un hombre es lo que es, por lo que hace.
Por otro lado, también se ha considerado dentro de este pensamiento que algunos trabajos
puedan ser superiores a otros, o que tengan mejor reconocimiento social; por ejemplo,
existen labores típicas que sirven de modelo para muchos, tales como médicos, policías, o
bomberos, entre otras. Los hombres han hecho una división de las labores de tal forma que
han colocado unas arriba de otras.

Dentro del cristianismo, el trabajo también tiene su propia concepción, la que ha vivido
cambios a lo largo de la historia; por ejemplo, en la Edad Media se creía que los monjes
tenían un trabajo superior que los creyentes, pues su labor tenía unos propósitos superiores;
de esa forma se creaban unas diferencias abismales en las labores realizadas, colocando a
ciertas personas como ³especiales´ dentro del Reino de Dios.

Con todo esto en mente surge la pregunta ¿qué es el trabajo para el hombre? Porque de
todas maneras el ser humano no puede estar ajeno a ello, puesto que es un ser laboral, uno
que con sus manos crea y transforma, brindando a la sociedad sus productos para su
beneficio. Además, se debe tener claro lo que la Biblia dice del trabajo para tomarlo desde la
óptica del Creador. De igual forma, si el trabajo es parte importante de la vida del hombre
y por ende de todo el que se dice ser creyente, se debe revisar la cuestión de cómo el
trabajo normal de un cristiano puede ayudar al avance del Reino Se pretende en este
pequeño escrito dilucidar lo que es el trabajo, cómo ha cambiado la concepción del mismo
por el pensamiento cristiano, cómo se ha usado para el ministerio y finalmente, dar algunas
ideas de cómo se podría usar ese trabajo para apoyar el ministerio del Reino.

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El trabajo ha sido denigrado en la sociedad e incluso hace algunos años se coreaba una
canción muy popular que decía ³a mí me llaman el negrito del Batey por que el trabajo para
mí es un enemigo, el trabajar se lo dejó sólo al buey porque el trabajo lo hizo Dios como
castigo´67. Es un hecho que muchos de nosotros hemos crecido con esta concepción, viendo
al trabajo como un castigo colocado por Dios. Otros por su parte, pueden ver el trabajo
como una forma de lograr sus propias metas o de lograr los recursos económicos necesarios
para vivir.

Al mirar el diccionario nos encontramos en primer lugar que trabajar es ocuparse de


cualquier actividad, sea mental o física67; por supuesto puede que eso sea trabajar, pero en
el fondo de la canción del negro del batey, lo que hay es una concepción del trabajo como
una labor que implica algo de remuneración, generalmente poca y con mucho dolor. De esa
forma, el trabajo se ha convertido en una pesada carga para muchos, es ³el único medio
para obtener los recursos ...´6!7. Pero ¿es simplemente el trabajo una labor para
sobrevivir?6$7.
Por supuesto, la mentalidad de esa canción es una sola: el trabajo es un castigo que Dios le
puso al hombre; el trabajo se ha visto también como el medio por el cual puedo obtener
aquellas cosas que me satisfacen o por el cual logró poseer más y más.
Desafortunadamente, debido a las diferencias sociales algunos usan el trabajo con esos fines
y en su afán caen en dañar a los que están en otras condiciones6(7, por eso ³... el afán
desmedido de trabajo por ganar más, por tener más, endurece los corazones y achica las
miras´687.

El trabajo visto desde esas dos ópticas, la del que se siente oprimido y la del que tiene los
medios para tener más, no le causa a ninguno de los dos la satisfacción necesaria; el trabajo
se le convierte a ambos en una carga. Por eso, la realización de sus vidas la encuentran, en
general, fuera del trabajo, en los sencillos campeonatos de tejo o en las lujosas canchas de
golf, en la labor comunitaria en el barrio o en los consejos sociales de apoyo y colaboración;
el hombre trata de encontrar su realización no en su trabajo sino fuera de él697; de hecho,
algunos estudios demuestran como un buen porcentaje considera que el trabajo les interfiere
en sus actividades de tiempo libre y las actividades familiares6:7.

Por supuesto, no se debe olvidar en este escrito aquella concepción moderna del trabajo, en
la cual, los hombres no sólo han perdido la razón de sus vidas y la realización de las mismas
sino que ya no atienden a sus familias, ni se dedican a sus propios deseos sino que se
vuelcan en sus trabajos como una forma de escapismo de la realidad, de manera que el
trabajo pierde toda base y se convierte en un fin en sí mismo6;7. Así como muchos no
encuentran realización en sus trabajos, muchos se enferman por no querer abandonarlo, por
verlo como el único propósito de sus tristes vidas. ³La moderna perspectiva secularista ...
está dispuesta a que el hombre se convierta en un esclavo económico para tener seguridad
para el cuerpo y sus necesidades´6<7 .

Lo único que nos muestran todas estas concepciones del trabajo es que el hombre se ha
permitido tomar sus propios pensamientos y se ha dejado dominar por ellos, olvidando el
propósito del Creador al darle trabajo. Sólo volviendo a la esencia podremos conocer lo que
el trabajo es y el por qué lo hacemos.

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Para tener una idea adecuada del trabajo debemos mirar lo que la Biblia afirma respecto a
este. En primer lugar, en el mismo inicio de las Sagradas Escrituras, se lee en el capítulo
2:1-3, que Dios descansó de toda la obra que había hecho; ¿cuál era esa obra? La creación
Dios inició su labor creando los cielos y la tierra; y posteriormente preparando el lugar para
la habitación del hombre en la tierra; toda una ³divina labor´. En segundo lugar, es
prominente la obra de la cruz dentro de lo que ya deberíamos llamar ³trabajo divino´; la cruz
es el trabajo perfecto de salvación que Dios hace por su pueblo escogido. De manera similar
a la Creación, Cristo al terminar ese trabajo pudo decir ³consumado es´ (Jn 19:30);
obsérvese detenidamente como Cristo cumple una labor ordenada por el Padre, (Jn 19:28,
14:31). Los creyentes tenemos la esperanza que se vea la obra final de la historia de la
humanidad, la consumación o el final de los tiempos (Ap 10:6).

Por supuesto, no quiere decir que Dios sólo actúa o trabaja en esos tres eventos (Jn 5:17),
sino que estas constituyen obras prominentes dentro de la obra divina. En efecto, nuestro
Dios es un Dios trabajador, que se ³ciñe la toalla´ (una alusión a Jn 13:5) que se dispone
para hacer su labor. De ahí que si el hombre es creado a imagen y semejanza de Dios (Gen
1:26), entonces es claro que debe actuar como él actúa porque tiene parte de su esencia
(Ecle 3:11). Si Dios es un Dios de trabajo, el hombre como su fiel representante debe ser un
trabajador; de hecho cuando lo pone en huerto no le dice: ³Adán esto lo he puesto para tu
deleite, siéntate y disfruta esta maravilla´ ¡No!, la Biblia testifica que antes de esta pareja no
había nadie que labrase el huerto; Adán y Eva tenían ya una primera labor, cuidar aquello
que Dios les había dado (Gen 2:5b-7, 2:15)67; por otro lado, en el texto de Gen 1:28, se le
dice al hombre que sojuzgue la tierra; el verbo hebreo que se traduce por sojuzgar:'  ,
lleva implícita la idea de dominio aún bajo la fuerza si es necesario, e implica que la creación
no le hará fácil el trabajo sino que el hombre debe traer a la creación bajo sumisión
principalmente con esfuerzo67 . Obviamente, ese esfuerzo era recompensado pródigamente,
pero la maldición que se da luego del pecado hace que a ese esfuerzo se le sume el dolor,
que la tierra que era apta para que se le dominare ahora produzca más resistencia (espinos
y cardos) y que el hombre debería redoblar sus esfuerzos para obtener lo mismo; además, la
tierra de donde vino se lo tragaría, volvería a ella (Gen 3:17-19).

Por otro lado, la Biblia también menciona que no hay nada mejor que disfrutar del trabajo.
Eclesiastés 3:22 dice: ³Así, pues, he visto que no hay cosa mejor para el hombre que
alegrarse en su trabajo, porque esta es su parte; porque ¿quién lo llevará para que vea lo
que ha de ser después de él?´ el verbo regocijarse (  ) en su raíz designa el ser de
agrado o de gozo en toda disposición (Ex 4:14, Sal 19:8, Sal 86:4, Prov 15:30). Es muy
interesante notar que este verbo aparece en la mayoría de las oportunidades ligado al gozo
de la salvación (2 Cro 20:27, Sal 5:11, etc.)6!7. En este punto es relevante mencionar que
en uno de los sitios en donde se muestra la salvación es precisamente en el trabajo; no hay
un mejor sitio de prueba para el hombre que la forma en que trabaja. El Señor recalca
mucho el valor del trabajo en el argumento de las parábolas, mostrando que no importa el
trabajo que se realice sino la fidelidad con que se hace (Mat 25:14-30)6$7; nuestra labor ya
no es hecha para los hombres, sino que nuestro trabajo es para el Señor, y ello sólo nos
debería llenar de regocijo, porque de él recibiremos la recompensa de la herencia (Col 3:23-
24). Con esto en mente, el cristiano debería ver el trabajo de otra manera; no es una pesada
carga sino una oportunidad para adorar a Dios, tanto para el que esté en la posición de
sencillo obrero como para la del alto ejecutivo.

Ahora bien, debido al avance del liberalismo económico, de las diferencias marcadas entre
las clases sociales ¿cómo debería actuar el cristiano? Algunos han optado por la separación,
de una sociedad corrupta y caída, esto es, no llevan su cristianismo al trabajo ni a los
negocios; por supuesto esta separación es imposible, un hombre no puede hacer nada sin la
sociedad6(7 . Por otro lado, una parte de los creyentes ve con malos ojos a aquellos que
poseen los recursos, olvidándose así que no existe una condena directa en la Biblia en contra
de la abundancia, sino que esa abundancia fuera usada para compartir con aquellos que
estaban en necesidad687. No se puede olvidar que ³las posesiones son material e
instrumentos que sirven para el buen uso a aquellos que conocen el instrumento. Por tanto,
la conclusión y eje del asunto es éste: saber que lo que se posee es más por el bien de los
hermanos que por el de sí mismo´697 .

Finalmente, entendiendo que el trabajo no es meramente una necesidad para que el hombre
pueda comer y vivir, ni es un resultado del pecado, ni un estorbo para el gozo, sino que es
³el gozoso llamado del hombre´, entonces es en su trabajo que éste debe ejercer su servicio
a Dios y a sus semejantes6:7.

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Si bien la Biblia habla con claridad respecto al trabajo, en la era cristiana la concepción del
mismo se ha ido cambiando. Como primera medida, se debe revisar el pensamiento de los
grandes filósofos griegos que dieron una base para la nueva sociedad y observar cómo
concebían el trabajo; por ejemplo, Aristóteles lo consideraba como una actividad de la clase
baja, puesto que esos trabajadores desarrollaban labores manuales, con elfin de permitir
que aquellos que pertenecían a la clase intelectual, pudieran dedicarse a los estudios
filosóficos6;7. Esta idea colocaba los oficios en rangos de poder, de manera que se
encontraban menospreciadas las personas que hacían labores físicas, y supervaloradas las
que se dedicaban a lo intelectual.

Para los iniciadores de la nueva sociedad, los romanos y los griegos, el trabajo estaba
basado en la esclavitud; para Platón ningún artesano podía ser un ciudadano del estado
ideal6<7, él veía la esclavitud como algo legítimo por la misma naturaleza; de hecho,
mencionaba en la República que el trabajo manual era considerado incompatible con los
derechos políticos; su discípulo Aristóteles fue más allá, diciendo que un esclavo era un ser
intermedio entre el bruto y el hombre libre, y que los trabajos manuales iban en contra de la
virtud 67.

Por otro lado en la tierra Palestina durante la época de Cristo, existía la estratificación social
dada por las labores que cada cual realizaba, marcada por diferentes clases: la clase alta o
ricos, correspondía a los mercaderes, banqueros, terratenientes y la élite sacerdotal; la clase
media, era conformada por los artesanos, mercaderes, pequeños latifundistas, sacerdotes
de menor orden y los publicanos; una tercera clase la conformaban los pobres, quienes eran
los jornaleros, los escribas y los mendigos; y en el último lugar del escalafón social figuraban
los esclavos y las mujeres67. Esto era lo típico en esta región, sin embargo el judío
promedio consideraba su trabajo como su vida, aquel que no enseñará a su hijo un arte, le
estaba enseñando a robar6!7.

Con todo esto en mente la llegada del cristianismo a la sociedad debió haber marcado un
cambio radical en la concepción de los puestos de trabajo; no obstante, las menciones de las
labores realizadas por el pueblo en las Escrituras, muestran que las diferencias entre oficios
no fueron abolidas6$7 , lo que sí se pedía era que el trato entre unos y otros fuera mejorado
(Ef 6:9, Col 4:1). Por supuesto, no fue inmediata la terminación de los sistemas esclavistas,
pero sí se sentaron las bases para que la igualdad entre las labores fuera posible6(7; de
hecho, hacia el cuarto siglo con Constantino como emperador, fueron dictadas disposiciones
que disminuyeron los derechos que típicamente los amos tenían sobre sus esclavos687.
Resulta obvio que entre el pensamiento del filósofo romano Cicerón quien decía: ³el salario
es una marca de la esclavitud´ y las palabras de Cristo: ³el obrero es digno de su salario´,
existe un gran abismo697.

Durante la Edad Media, se continuó con el cambio de pensamiento frente al trabajo pero la
influencia escolástica hizo que se le diera más importancia a ciertos oficios. Los monjes eran
aquellos hombres que se dedicaban a la vida contemplativa y el pueblo se dedicaba a las
labores generales; esta división la basaban en Luc 10:38-42 donde se muestra que la actitud
de María, quien se quedó a los pies del Señor para escucharle corresponde a los monjes,
mientras que la de Martha quien realizaba otras labores para poder atender a Jesús,
corresponde al pueblo. Esta partición influyó de alguna forma aún hasta el propio Agustín de
Hipona quien decía que el trabajo, aunque útil, es en sí un castigo, de todas maneras
apuntaba que los monjes debían orar y trabajar6:7.

La vida monástica se prolongó por toda la Edad Media, y con está, la división malsana de los
oficios, que colocaba a unos en una posición inferior por lo que hacían. Esto se logró
subsanar en el tiempo de la Reforma, donde los cambios no sólo fueron dados en la
concepción teológica de la salvación sino también en la vida corriente de los ciudadanos.
Lutero, por ejemplo, dijo que las vocaciones religiosas si no tenían el propósito de servir al
prójimo no deberían considerarse como vocaciones ni aún como llamamientos6;7. Lutero
decía que cada persona tenía un llamado de Dios para ejercer sus propias actividades, y que
esos llamados ejecutados adecuadamente deberían servir a Dios y a la humanidad6!<7.

Sin lugar a dudas, quien habló más del tema del trabajo y los negocios en época de la
Reforma fue Juan Calvino; él anotaba que el monasticismo llevaba al orgullo, la envidia y la
disensión, además de producir pereza generaba un terrible dualismo pues el laicado estaba
encasillado en la mundanalidad6!7. Anotando en sus Instituciones dijo: ³Cada uno, pues,
debe atenerse a su manera de vivir como si fuera una estancia en la que el Señor lo ha
colocado, para que no ande vagando de un lado para otro sin propósito toda su vida ... no
hay obra alguna tan humilde y tan baja, que no resplandezca ante Dios, y sea muy preciosa
en su presencia, con tal que con ella sirvamos a nuestra vocación´6!7.

Un área dentro del trabajo y la economía que merece una explicación mayor es el cobro de
interés sobre el dinero. Durante la Edad Media, el cobro de intereses se consideraba como
usura por parte de los teólogos; no obstante durante el sistema feudal (renta de la tierra
como medio de intercambio) existió un momento en que el capital productivo empezó a
tener una mayor relevancia, por lo que la Iglesia intentó justificar el cobro de intereses como
una forma de diezmo6!!7. Mirando un poco atrás, Aristóteles consideraba que el dinero debía
ser infructífero, es decir se podía usar como intercambio pero no como productor de más
dinero porque ese mecanismo es el más antinatural; en contraste el sistema judío se sentía
en plena libertad de aplicar intereses a los gentiles (Deut 23:20) 6!$7. Para el tiempo de la
Reforma, Calvino trató el tema con amplitud, y aclaró que el prohibir intereses sobre el
dinero bajo toda circunstancia era atar la conciencia más allá de la Palabra de Dios; él toma
los textos usados por los escolásticos católicos y muestra que han sido malinterpretados.
Calvino se levantó contra la usura6!(7, pero no aceptó que el dinero no pudiera tener algo de
productividad, eso sí, al pobre se le debe prestar sin esperar devolución (Ex 22:25, Lev
25:25-28, Deut 23:19, 20)6!87.
Debido a este uso que le dio Calvino al manejo del dinero o el trabajo con el dinero, los
economistas lo alabaron pero Max Weber y posteriormente R. Tawney consideraron que
estas ideas dieron pie para el inicio del capitalismo6!97. No obstante, esto no debería darse
completamente por sentado, pues el concepto ético manejado por Calvino era totalmente
diferente al que mueve ahora a los capitalistas. Algunos eruditos aclaran que Weber y sus
seguidores han simplificado lo que fue un problema complejo, partiendo del hecho ³que los
factores económicos que obraban en los países calvinistas eran el resultado de su
religión´6!:7.

Por supuesto el concepto del trabajo en el capitalismo ha sido cambiado por el concepto que
se desarrolló en la Reforma. Actualmente, la mayoría de la población trabaja fuertemente
para sobrevivir, mientras unos pocos mantienen su nivel de vida con el trabajo de aquellos.
Luego de la revolución industrial, cada trabajador no fue considerado más que como un
simple tornillo en el gran engranaje productivo, el hombre trabajaba mecánicamente y con el
desarrollo tecnológico, poco a poco, se desplazó por una máquina.

Retomando las ideas de este punto, se puede concluir diciendo: el trabajo en todas las áreas
tiene el mismo valor a los ojos de Dios, sea maestro, obrero, artesano, banquero o lo que
sea. Sin embargo, actualmente aún se hacen distinciones y lo lamentable es que ellas
surgen aún dentro de la iglesia; muchos creyentes creen que llevar su religión al trabajo es
contrario a lo que Dios quiere y sin razonar, están creando un dualismo equivocado de la
vida cristiana: son los adoradores e hijos de Dios el domingo en la iglesia y son los
trabajadores que luchan en el mundo por sobrevivir durante la semana. Esta idea debe
cambiarse y volver a la mente de la Reforma. De hecho, debe mostrarse en el trabajo y con
el trabajo lo creyente que se es; Dios creó a los hombres a su imagen y les puso en la tierra
para que la sojuzgasen, pero el creyente tiene una obligación adicional que es el llamado a
hacer discípulos en todas las naciones6!;7, y esto puede ayudar a hacerlo usando lo que gana
sojuzgando la tierra.

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La Biblia menciona a Aquila y Priscila, que junto con el apóstol Pablo fabricaban tiendas
(Hech 18:1-4), y con esa labor apoyaban el ministerio de la iglesia naciente; la Escritura dice
que Pablo trabajaba día y noche para no ser gravoso a los hermanos (1 Tes 2:9). Estos
ejemplos deberían causar la suficiente atención sobre cómo se usó el trabajo para el avance
del Reino. Con ello no se quiere indicar que no puedan existir pastores y maestros que vivan
completamente de su trabajo ministerial (1 Cor 9:14), se quiere mostrar que no deben verse
el trabajo y el ministerio como dos polos opuestos, sino que son formas lícitas que presenta
el evangelio para el apoyo a la expansión del Reino6$<7 .

Desde el inicio del cristianismo, los principales sitios de expansión fueron aquellos que se
encontraban en las rutas comerciales, parece ser que Dios se valió de los negocios para
expandir el mensaje salvador6$7, y ser hombre de negocios y cristiano no era una
contradicción6$7 . Los comerciantes que llegaban a ciudades como Jerusalén, podían escuchar
perfectamente el mensaje de Jesucristo y llevarlo a diferentes lugares del mundo.

Un ejemplo importante de los primeros siglos fue la Ruta de la Seda, que era el camino por
donde se desplazaban los comerciantes de este producto. Esos caminos unían a China con
Occidente, de manera que los antiguos fenicios los usaron para exportar seda al Oriente y los
chinos enviaban las prendas ya manufacturadas6$!7. ³Fueron los misioneros orientales
quienes trajeron el comercio de la seda a Occidente y, junto con los judíos, los cristianos
dominaron el comercio´6$$7 . El inicio del cristianismo fue marcado por el trabajo comercial, en
el que se llevaban los productos junto con el mensaje.

En los siglos del VI y VII, son de resaltar los nestorianos. Suter y Gmür6$(7 se refieren a ellos
como los mejores ejemplos de ³hacedores de tiendas´; este último apelativo merece una
explicación adicional. Los hacedores de tiendas, son aquellos hombres o mujeres que se
dedican a sus negocios, pero en el trasfondo de los mismos, hay un propósito misionero. Los
nestorianos se sostuvieron trabajando como secretarios, médicos o mayordomos, labores
que realizaban por donde viajaban; en esos lugares, principalmente de Asia, establecieron
iglesias6$87.
En los siglos XVIII y XIX, se encuentran los moravos, como otro ejemplo excelente de los
³hacedores de tiendas´, de los que se dice que ponían en práctica el cristianismo y no se
quedaban en la teoría. ³Los moravos, consideraron a las misiones su principal prioridad y
vivir una vida de sacrificio para el Salvador era el llamado más noble´6$97; Suter y Gmür
puntualizan sobre ellos diciendo: ³Como cristianos consideraban el dar testimonio como algo
totalmente natural y lo hacían con gozo, lo que demuestra que generalmente es más fácil
para un hombre de negocios testificar que para un predicador llevar un negocio´6$:7.

Otro ejemplo que se desataca en el uso de los negocios para el ministerio es la misión de
Basilea, donde se inicio en 1815 una escuela de misiones; los fundadores de la escuela
tenían en mente lo siguiente: ³desde el principio ... el misionero aparte de recibir
preparación teológica, debería ser capacitado en el comercio y algún oficio. Su ideal era ser
³teólogo-artesano´, un modelo integral de vida en todos los aspectos´6$;7.

Últimamente se ha utilizado el modelo de ³hacedores de tiendas´ para acceder a países que


no recibirían a un misionero, pero que sí reciben a un hombre de negocios. Por supuesto,
esa información no se publica porque se perdería la posibilidad de seguir evangelizando en
tales países6(<7.

Desafortunadamente una visión histórica completa de cómo los negocios han ayudado a las
misiones no es fácil de conseguir y lo que se ha escrito al respecto es poco, tal vez por el
olvidado papel que muchos creyentes le dan al ambiente secular. No obstante, es
importante recordar que todo cristiano, en donde se desempeñe debe tener en mente
colaborar para la expansión del Reino de Dios.

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En este punto ya debería haber quedado claro que el uso del trabajo en el ministerio no sólo
es legítimo, sino que es un instrumento que Dios coloca en nuestras manos para el avance
del evangelio. Los trabajadores, comerciantes e industriales, deberían redescubrir el valor
que su labor tiene y apoyar al ministerio cristiano, de igual forma se debería abandonar la
idea de que la única manera de iniciar ministerios nuevos es con apoyo de extranjeros, ya
que eso puede crear dependencias malsanas6(7. Esto no quiere decir que no es posible
recibir apoyo para iniciar misiones.

Como en toda acción que se desee implementar siempre hay algunas consideraciones
iniciales para tener en cuenta, si es que un empresario desea involucrarse en el apoyo del
avance del Reino. Suter y Gmür lo expresan en diez puntos que a continuación se
presentan:

1. Una concepción espiritual de los negocios, donde no hay separación entre lo secular y lo
sagrado. (Col 3:23-24)

2. Disciplina y diligencia (Rom 12:11, Prov 22:29, 1 Tes 4:11, 2 Tes 3:7)

3. Honestidad (Prov 10:9)

4. Precios fijos y justos (Prov 3:9-10)

5. La calidad como marca distintiva. (Prov 31:13,19)

6.??????Profesionalismo altamente calificado.

7.??????Evangelismo y discipulado ferviente.

8.??????Solidaridad social.

9.??????Impacto comunitario.
10.??Influencia política6(7.

En estas consideraciones vale la pena explicar un poco las tres últimas: la solidaridad social,
el impacto comunitario y la influencia política. La solidaridad social se refiere a que junto al
mensaje del evangelio se debe apoyar el desarrollo y bienestar de aquellos a quienes se
alcanza y para lograrlo los siervos de Dios deben estar dispuesto a sufrir por un tiempo (Fil
4:12), además los ricos deben compartir con los pobres y no ser egoístas (2 Tim 6:17-19,
Hech 2:45)6(!7. El impacto comunitario está ligado a la solidaridad social, pero se trata de que
las empresas no sólo ayuden a todos los que pueda sino que logren crear una transformación
social, por ejemplo dando un testimonio de ética y transparencia en los negocios y
enseñando a la comunidad a hacer lo mismo6($7. Finalmente, la influencia política se refiere a
crear vínculos con la clase gobernante de los sitios a donde se llega, lo que ayudará a crear
mayor impacto social6((7.

Por otro lado, si un misionero quiere convertirse en un ³hacedor de tiendas´, debe ser un
profesional calificado en su trabajo, lo que le ayudará a abrirse campo dentro de un medio
diferente al suyo; igualmente, debe entregarse por completo a la ocupación comercial,
porque si en su deseo de evangelizar inicia teniendo reuniones bíblicas o realiza contactos en
su tiempo de trabajo, no podrá avanzar en su labor empresarial; por último, es bueno que
cuente con una empresa socia que le apoye en los primeros años hasta que pueda lograr un
sostenimiento satisfactorio6(87.

Así como existen diversas consideraciones tanto para el misionero ³hacedor de tiendas´
como para la empresa que quiera dedicarse al apoyo ministerial, también pueden existir
algunos aspectos que se levantan contra estas iniciativas. Por ejemplo, es importante
considerar que el ambiente de lo económico está dominado por el amor al dinero, por encima
del amor al prójimo; existe la tendencia malsana que el ³pez grande se coma al pequeño´
pasando por encima de lo que sea6(97 . Todos los involucrados en esta labor misionera deben
reconocer que se puede caer en ese mismo juego. También se pueden levantar
inconvenientes netamente eclesiásticos debido a que las empresas de apoyo ministerial6(:7
pueden ser conformadas por personas de la misma congregación, pero el trabajo con la
iglesia puede resultar penoso; debido a esto quizá quieran excluir el programa de la iglesia y
trabajar como una empresa secular; cualquiera de estos dos puntos crea tensiones en el
desarrollo del proyecto de apoyo6(;7. Suter y Gmür, nombran adicionalmente dos posibles
problemas: la corrupción, por lo que quien se involucre en este tema debe tener un alto
estándar ético; y los riesgos diversos que tienen que ver con la situación de gobierno, las
inversiones iniciales y aún los problemas salubres en ciertas zonas del mundo68<7.

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El trabajo, la acción humana de producir algo, sea mental o físicamente es parte del diseño
de Dios; en este escrito se mostró que lo hacemos no sólo por tener lo necesario para vivir,
y se develó cómo cambió la concepción cristiana del trabajo con la historia, además de la
relación trabajo-ministerio. Ahora se presentan algunas conclusiones puntuales al respecto:

1.? Trabajamos porque somos imagen y semejanza de un Dios trabajador,


desafortunadamente el pecado ha dañado nuestra concepción del mismo y
muchos han convertido el trabajo en una carga o en un modo de escape.
2.? El trabajo muestra lo que el hombre es, allí revela su identidad; por eso los
creyentes deben usar sus esfuerzos en ese campo para apoyar el hacer
discípulos a todas las naciones.
3.? El concepto del trabajo ha cambiado debido a la influencia del mundo,
inicialmente las labores manuales se consideraban degradantes y las
mentales como superiores; luego este dualismo pasó al campo espiritual y se
dividió el trabajo entre los religiosos y los seculares. En la Reforma
Protestante se resaltó la importancia de todas las vocaciones, y se igualó
toda labor con tal que sirvieran a Dios y a los hombres.
4.? En el aspecto del manejo económico del dinero, los judíos siempre han tenido
claro que se puede cobrar intereses a los gentiles y extranjeros, la antigua
filosofía griega consideraba que obtener ganancia de esa forma era el medio
más antinatural. Por su parte la iglesia en la época del feudalismo justificó la
aplicación de los intereses como una forma de diezmo. Nuevamente los
reformadores, en especial Calvino enseñó que el cobro de interés es válido
siempre evitando la usura y que a los pobres no se les cobre. Por esto
último, Weber y otros quisieron responsabilizar a los protestantes como los
iniciadores del capitalismo pero esto olvida otros factores que también
influyeron en ese surgimiento.
5.? Históricamente se ha visto como el trabajo tanto personal como de empresa
ha sido usado para llevar el mensaje del evangelio de Jesucristo; desde
Pablo, Aquila y Priscila, pasando por los nestorianos, moravos y otros,
siempre Dios se ha válido de esta poderosa herramienta para mostrar al
mundo las nuevas del Padre.
6.? Sí se puede usar el trabajo para apoyar las misiones; empresarios,
industriales y trabajadores pueden comprometerse en la labor de ser una
empresa misionera. Se necesita actualmente más ³hacedores de tiendas´,
hombres y mujeres que estén dispuestos a abrir una brecha en lugares en
donde el avance del evangelio no es fácil por las marcadas diferencias
religiosas.
7.? Finalmente se aclara que separar el trabajo de un creyente de su vida
espiritual es una gran equivocación, a donde se mueva está llevando a
Cristo, sea en su casa, en la iglesia o en sus acciones laborales.

 3-A,4B=4

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SCHAEFFER, Francis. How Should We then Live? Illinois: Crossway, 2005. 288 p.

SCHIRRMACHER, Thomas. Dios Quiere que tu Aprendas, Trabajes y Ames. Hamburgo: RVB
internacional, 2003. 72 p. [CD ROM]

SENDEK, Elizabeth. Historia de Israel en el Nuevo Testamento: Asignatura de Nivelación


para Maestría en Seminario Bíblico de Colombia (Primer Semestre de 2001: Medellín).

SUTER, Heinz y GMÜR, Marco. Poder Empresarial en Misión Integral. Trad. Samuel
Guerrero. Miami: Unilit, 1997. 112 p.
TAPIADOR, Agapito. Visión Cristiana del Trabajo. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos,
1979. 30 p.

VAN TIL, Henry. El Concepto Calvinista de la Cultura. Trad. Donald Herrera Terán.
Minneapolis: Contra-Mundum, s.f. [CD ROM]

WIGHT, Fred. Costumbres y Maneras de las Tierras Bíblicas. Trad. David Martinez y Samuel
Montoya. Colombia: Compartir, 2002. 347 p.

67
CAMARGO, Toney. El Negrito del Batey.
67
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de la Lengua Española. Tomo II. España: Espasa, 2001. p.
2203.
6!7
JOLING, Tod. El Trabajo ¿Maldición o Vocación? En: Reforma Siglo 21, Marzo 2003, Vol. 5/N. 1. p.
46.
6$7
TAPIADOR, Agapito. Visión Cristiana del Trabajo. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1979 p.
10.
6(7
Pio XII decía: ³el liberalismo económico negó el carácter social y moral del mundo económico y colocó
el interés personal como motor primero de toda la economía´. Ibid., p. 21.
687
Ibid., p. 26.
697
BARCLAY, William. Ethics in a Permisive Society. Glasgow: William Collins sons and company, 1971.
p. 102. Barclay cita el ejemplo de D.L. Dogson quien enseñaba matemáticas y escribió libros sobre el
tema mientras paralelamente escribía ³Alicia en el País de las Maravillas´.
6:7
PAPALIA, Diane y WENDKOS, Sally. Desarrollo Humano. Trad. Elcy Dulcely Ruiz. Colombia:
McGraw-Hill, 1990. p. 470.
6;7
SCHAEFFER, Francis. How Should We then Live? Illinois: Crossway, 2005. p. 206.
6<7
VAN TIL, Henry. El Concepto Calvinista de la Cultura. Trad. Donald Herrera Terán. Minneapolis:
Contra-Mundum, s.f. [CD ROM]
67
Vale la pena notar que el trabajo que Dios le da a Adán de nombrar a todos los animales Gen 2:19-
20; primeramente muestra la increíble capacidad que este tenía para poder crear nuevos nombres, por
otro lado muestra el respeto (si es que así se puede llamar) de Dios por la obra de Adán porque los
nombres de los animales no fueron cambiados. Otros dicen que aún tenían la labor de regar las plantas
y de obtener oro y otras piedras preciosas, pero el texto no lo da por entendido. Para esto último, léase
SCHIRRMACHER, Thomas. Dios Quiere que tu Aprendas, Trabajes y Ames. Hamburgo: RVB
internacional, 2003. 72 p. [CD ROM], también se puede consultar en www.contra-mundum.com.
67
HARRIS, Laird, GLEASON, Archer y WALTKE, Bruce. Theological Wordbook of the Old Testament.
En: BUSHELL, Michael y TAN, Michael. BibleWorks 5.0. Estados Unidos: BibleWorks, 2002. [CD ROM]
6!7
Ibid.
6$7
BARCLAY, Op. Cit., p. 95.
6(7
Ibid., p. 105.
687
VAN TIL, Op. Cit.
697
McLELLAND, Joseph. Trabajo y Justicia. Trad. Arnoldo Canclini. s.l.: Mundo Hispano, 1977. p. 31.
6:7
VAN TIL, Op. Cit.
6;7
McLELLAND, Op. Cit. p. 38.
6<7
BARCLAY, Op. Cit., p. 94.
67
TAPIADOR, Op. Cit., p. 12.
67
SENDEK, Elizabeth. Historia de Israel en el Nuevo Testamento: Asignatura de Nivelación para
Maestría en Seminario Bíblico de Colombia (Primer Semestre de 2001: Medellín).
6!7
BARCLAY, Op. Cit., p. 94.
6$7
Incluso Jesús en una de sus parábolas nombra la profesión de los banqueros de manera positiva (Mat
25:27), quienes ponían interés al dinero, algo que para muchos pudiera ser tomado como malo en
esencia. En: WIGHT, Fred. Costumbres y Maneras de las Tierras Bíblicas. Trad. David Martinez y
Samuel Montoya. Colombia: Compartir, 2002. p. 258.
6(7
TAPIADOR, Op. Cit., p. 12.
687
Ibid., p. 15.
697
Ibid., p. 22.
6:7
VAN TIL, Op. Cit.
6;7
McLELLAND, Op. Cit., p. 45.
6!<7
SUTER, Heinz y GMÜR, Marco. Poder Empresarial en Misión Integral. Trad. Samuel Guerrero.
Miami: Unilit, 1997. p. 63.
6!7
VAN TIL, Op. Cit.
6!7
CALVINO, Juan. Institución de la Religión Cristiana. Tomo I. Trad. Cipriano de Valera. Barcelona:
Felire, 1999. Libro III, Cap. X, p. 556.
6!!7
McLELLAND, Op. Cit., p. 40.
6!$7
Ibid., p. 50.
6!(7
³La usura debe ser juzgada, no por algún pasaje en particular de las Escrituras, sino simplemente
por las reglas de la equidad´. En: McLELLAND, Op. Cit., p. 52.
6!87
VAN TIL, Op. Cit.
6!97
Ibid.
6!:7
McLELLAND, Op. Cit., p. 49.
6!;7
VAN TIL, Op. Cit.
6$<7
SUTER y GMÜR, Op. Cit., p. 16.
6$7
Ibid., p. 14. En especial para los primeros siglos fue la ruta de la seda la que más sirvió con ese
propósito.
6$7
Ibid., p. 60.
6$!7
Ibid., p. 22.
6$$7
Ibid., p. 22.
6$(7
Ibid., p. 22.
6$87
Ibid., p. 23.
6$97
Ibid., p. 26.
6$:7
Ibid., p. 29.
6$;7
Ibid., p. 36.
6(<7
Ibid., p. 108.
6(7
BEFUS, David. Negocios para el Reino. Miami: Misión Latinoamericana, 2003. p. 18.
6(7
SUTER y GMÜR, Op. Cit., p. 78-92.
6(!7
Ibid., p. 19.
6($7
Ibid., p. 93.
6((7
Ibid., p. 95.
6(87
Ibid., p. 54.
6(97
BEFUS, Op. Cit., p. 183.
6(:7
Para ver más sobre modelos empresariales-eclesiásticos ver BEFUS, David. Negocios para el Reino.
Miami: Misión Latinoamericana, 2003.
6(;7
Ibid., p. 186.
68<7
SUTER y GMÜR, Op. Cit., p. 101-108.?

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