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En nuestro planeta las aguas ocupan una alta proporción en relación con las tierras
emergidas, aproximadamente 97% del agua del planeta es agua salina, en mares y
océanos; apenas 3% del agua total es agua dulce (no salina) y de esa cantidad un poco
más de dos terceras partes se encuentra congelada en los glaciares y casquetes helados en
los polos y altas montañas, el resto forma parte de los lagos, pantanos, ríos, embalses,
aguas del subsuelo, la atmósfera y seres vivos.
Este recurso natural, que aunque es renovable escasea cada vez más en el planeta debido
a su utilización desenfrenada, el rápido crecimiento de la población, combinado con la
industrialización, la urbanización, la intensificación de cultivos agrícolas y estilos de vida
que provocan un alto consumo de agua, está dando como resultado una crisis mundial de
abastecimiento, al extremo que se prevé que cuando termine el primer cuarto del presente
siglo, la mitad de la población del orbe, sufrirá escasez de ese vital líquido, tan importante
para la existencia del hombre, en la actualidad; además en algunas regiones el agua está
tan contaminada que ya no puede ser utilizada, ni siquiera con fines industriales.
1. EL AGUA COMO RECURSO NATURAL
El agua, al mismo tiempo que constituye el líquido más abundante en la Tierra, representa
el recurso natural más importante y la base de toda forma de vida.
No es usual encontrar el agua pura en forma natural, aunque en el laboratorio puede llegar
a obtenerse o separe en sus elementos constituyentes, que son el hidrógeno (H) y el
oxígeno (O). Cada molécula de agua está formada por un átomo de oxígeno y dos de
hidrógeno, unidos fuertemente en la forma H-O-H.
En nuestro planeta las aguas ocupan una alta proporción en relación con las tierras
emergidas, y se presentan en diferentes formas:
Aproximadamente 97% del agua del planeta es agua salina, en mares y océanos; apenas
3% del agua total es agua dulce (no salina) y de esa cantidad un poco más de dos terceras
partes se encuentra congelada en los glaciares y casquetes helados en los polos y altas
montañas.
2. USOS DEL AGUA
Las aguas superficiales, ríos, arroyos, lagos..., pueden ser consideradas para su utilización
desde diferentes puntos de vista, entre los cuales destacan los siguientes: como recurso
natural, como fuente de suministro, como medio receptor de otros flujos hídricos, y como
fuente y medio receptor de energía térmica y mecánica.
El agua como recurso natural. El agua se caracteriza por su gran movilidad y por el hecho
de ser uno de los medios naturales con más actividad de la biosfera. Su régimen
hidráulico, torrencial o lento, y la interacción con el territorio que le rodea marcan el
proceso en el tiempo y la evolución física, química y biológica.
Los seres vivos que habitan en el agua se han adaptado a las condiciones naturales de
ésta, de manera que son capaces de soportar las variaciones tanto de calidad como de
cantidad de este medio sin que su presencia produzca habitualmente efectos perniciosos
sobre el mismo recurso hídrico.
Por otro lado, las actividades humanas han sido la causa en algunos casos de
modificaciones más intensas y rápidas que las registradas en el pasado en estos medios
naturales, con consecuencias desfavorables tanto para el recurso en si como para los seres
vivos que dependen de él.
Las aguas superficiales constituyen la fuente de abastecimiento más frecuente, ya sea para
suministro público, riego agrícola, actividades industriales y ganaderas u otros usos.
Desde esta perspectiva, las exigencias de calidad con las posibles utilidades y la
disponibilidad de caudales suficientes constituyen importantes puntos de referencia. La
regulación de este recurso, mediante la utilización de embalses, en mejora de la
disponibilidad cuantitativa, puede modificar sustancialmente su calidad química y
biológica si no se controla el posible deterioro de los atributos estéticos y de conservación
de la vida en el agua o eutrofización.
La disponibilidad de agua para suministro y las posibilidades como medio de transporte
que ofrecen los cursos superficiales de agua han propiciado el desarrollo de asentamientos
urbanos. Asimismo, la obtención de alimentos por medio de la pesca, el riego agrícola y
la ganadería han favorecido históricamente el desarrollo urbano, agrícola e industrial en
el entorno de los cursos superficiales de agua. Aunque el volumen de agua generalmente
aconsejado para el consumo humano directo es de dos litros por habitante y día, el gasto
del elemento por persona no se limita a esa cantidad. La dotación de agua mínima
recomendada por la reglamentación técnica española para el suministro doméstico es de
cien litros por habitante y día, las dotaciones de agua más frecuentes en las grandes
ciudades se sitúan entre ciento cincuenta y doscientos litros por habitante y día. Esta
asignación urbana incluye tanto el consumo doméstico como los industriales, de riego y
las llamadas pérdidas de la red de suministro. Por otro lado, el consumo de agua que hace
la industria es muy variable y depende del tipo de actividad y del grado de modernidad
de las instalaciones.
Dentro de este marco, las aguas superficiales constituyen un medio insustituible a la hora
de generar energía por medio de centrales hidroeléctricas, así como un elemento físico
para el transporte de energía térmica.
La utilización de las aguas superficiales para estos fines puede alterar el equilibrio natural
tanto de forma directa, por la variación del caudal o la temperatura, como de forma
indirecta, por los efectos derivados de la regulación en embalses o el régimen de
circulación forzada a que se pueden ver sometidas. El impacto ambiental de los embalses,
por ejemplo, hace que sus presencias sean causa de controversia.
Un caso similar es el de las centrales térmicas que provocan la subida de las temperaturas
de las aguas superficiales. Estos efectos sobre el medio ambiente hacen que su ubicación
y potencia se vean limitadas, afectando con ello tanto los costes de inversión como de
producción de energía eléctrica. Así también se introduce un elemento diferenciador entre
países que influye en sus posibilidades de desarrollo.
3. DISTRIBUCION DEL AGUA EN EL PERU