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Universidad Autónoma de Universidad Autónoma del

Nuevo León Estado de México Universidad del Bio Bio

La ciudad. Un constructo social antropogénico


The city. A social construct anthropogenic
Eduardo Sousa González, Edel Cadena Vargas y
Alfredo Palacios Barra
Editores

2014
Primera Edición 2014

© Derechos Reservados

Universidad Autónoma de Nuevo León


Universidad Autónoma del Estado de México
Universidad del Bío-Bío
Editores: Eduardo Sousa González (UANL)
Edel Cadena Vargas (UAEM)
Alfredo Palacios Barra (UBB)

ISBN: 978-607-27-0288-2
Contenido
Introducción 9

La ciudad y su transformación espacial


Eduardo Sousa González 21
La gestión de la productividad estratégica en los gobiernos locales:
lineamientos metodológicos generatrices para la construcción de un
modelo de planeación urbana

Edel Cadena Vargas y Brisa Carrasco Gallegos 45


Crecimiento económico y desigualdad social en las metrópolis de México
1989-2010

Alfredo Palacios Barra 77


Un nuevo constructo en la enseñanza del urbanismo

Carlos Leal Iga 93


Eficiencia de grandes proyectos urbanos mediante indicadores de
accesibilidad, centralidad y plus valor

Juan Campos Alanís y Francisco Monroy Gaytan 113


La dimensión espacial de la marginación en ciudades de México

Eduardo Sousa González y Jorge Alberto Álvarez Berrones 137


La estructura cultural de la ciudad como sustrato subyacente de la
tópica urbana

Carlos Lira Vásquez 159


Turismo y Patrimonio: engañosas perversiones del avance de la ciudad
de Oaxaca

Carlos Montero Pantoja 189


La contemporaneidad de la forma urbana en la ciudad de Puebla

Edison Salinas Varela y Leonel Pérez Bustamante 223


¿Baja densidad o baja urbanidad? Tipologías de ocupación en el Área
Metropolitana de Concepción
Nora Livia Rivera Herrera y María Teresa Ledezma Elizondo 243
Monterrey: estrategias para el rescate de la metrópolis

Carlos Estuardo Aparicio Moreno 269


Identidad, representaciones sociales y apropiación del espacio en la
periferia de Monterrey

Mario Alberto Jurado Montelongo 285


Convivencia social primaria y espacios públicos en Río Bravo, Tamaulipas

Alejandro García García 313


Entre crónicas y estadísticas: esbozos de una propuesta metodológica
aplicada al crecimiento reciente de un municipio conurbado del Área
Metropolitana de Monterrey, México: Guadalupe (1970-2010)

La ciudad y sus riesgos antrópicos


Diego Sánchez González y Daniel Salas Limón 333
Envejecimiento demográfico urbano e incertidumbre ante el cambio climático

Alejandro Rodriguez 353


Latin American subnational government reform: A hybrid government
reform model

Iván Cartes Siade 371


El proceso de reconstrucción de Dichato, un modelo de gestión de
riesgos y resiliencia urbana

Luis Inostroza 385


El metabolismo urbano: un sistema de apropiación de excedentes ecológicos.
La transformación de la estepa patagónica en arquitectura burguesa

Sergio Baeriswyl Rada 417


Resiliencia urbana: los desafíos de reconstruir el borde costero

Antonio Tamez Tejeda


La arquitectura regional como referencia didáctica para el taller de 433
proyectos de arquitectura
Introducción

El Consejo Consultivo Internacional de la Facultad de Arquitectura de


la Universidad Autónoma de Nuevo León, firmado el 4 de Octubre del año
2012, en la sede de la Facultad de Arquitectura de la Ciudad Universitaria en
el municipio de San Nicolás de los Garza, Nuevo León, México y el Convenio
Editorial Internacional entre Chile y México, son el marco contextual por el
que hasta el momento, dentro del Cuerpo Académico Consolidado de As-
pectos Urbanos CAC-207, representado por el Dr. Eduardo Sousa González
de la UANL, se han generado dos importantes proyectos editoriales inter-
nacionales; los cuales han permitido superar el desafío del tiempo y el espa-
cio, posibilitado la integración de una red de investigación interdisciplinar
sobre asuntos espaciales, la cual se vincula con académicos investigadores de
reconocido prestigio internacional, pertenecientes a tres instituciones de re-
nombrada influencia académica mundial: la Facultad de Arquitectura Cons-
trucción y Diseño de la Universidad del Bio-Bio, en Concepción Chile, repre-
sentada por el Dr. Alfredo palacios Barra, quién además es Vicepresidente
del Consejo Consultivo Internacional de la Facultad de Arquitectura UANL;
la Facultad de Geografía de la Universidad Autónoma del Estado de México,
representada por el Dr. Edel Cadena Vargas y la Facultad de Arquitectura de
la Universidad Autónoma de Nuevo León, representada por el Dr. Eduardo
Sousa González.
El reto inicial desde los años 2011-2012, consistió no sólo en el abordaje de
investigaciones urbanísticas en Chile y México, las cuales evidencian objetos
de intervención diferenciado, en tanto ciudades con una diversidad cultural,
identitaria y resilente, pero sobre todo con distintos riesgos, vulnerabilidad
y escala territorial, producto de diferentes procesos antropogénicos y cons-
tructos sociales evolutivos del lugar; sino también, el establecimiento de vín-
culos académicos ligados a intercambios de estudiantes y profesores. Ahora
en el año 2014, es posible afirmar que el desafío inicial fue superado gracias
a las gestiones de las autoridades que representan a las instituciones antes
mencionadas, y como productos tangibles de esto, se dieron los primeros
intercambios estudiantiles y se ha generado el libro denominado: “Espacio
urbano, reconstrucción y reconfiguración territorial” que agrupó 16 trabajos
de investigación realizados para ciudades chilenas, americanas, europeas y
mexicanas.
La temática abordada en este segundo esfuerzo editorial internacional,
aunque similar a las líneas de investigación planteadas anteriormente, fue

9
resultante de sendas reuniones de trabajo efectuadas en la Facultad de Arqui-
tectura de la UANL en el mes de octubre del 2013, cede de la segunda reunión
del Consejo Consultivo Internacional, ahí se acordó por los participantes res-
ponsables involucrados directamente en la red de investigación de asuntos
espaciales y de la edición de los trabajos derivados de ésta: el Dr. Alfredo
palacios Barra (U. del Bío-Bío), el Dr. Edel cadena Vargas (UAEM) y el Dr.
Eduardo Sousa González (UANL), la incorporación y el reconocimiento te-
mático de aquellas visiones de la ciudad y de la ciudad metropolitana, que se
interceptan funcionalmente y forman parte de lo urbano construido, recons-
truido y transformado procesalmente en un espacio-tiempo contemporáneo
de evolución dinámica; incluyéndose exploraciones investigativas de diferen-
tes escalas territoriales, que abarcan desde los procesos históricos-espaciales
urbanos, lo paisajístico, lo arquitectónico, lo educativo, hasta las concepciones
que agrupan las líneas de investigación relacionadas con lo geográfico y su
planeamiento territorial vinculado a los usos del suelo, imbricado en las ciu-
dades chilenas como Concepción y las mexicanas como Toluca, Estado de
México y el área metropolitana de Monterrey, Nuevo León.
En esta esfera de investigación que abarca el esfuerzo editorial actual, es
posible referir a mayoría de las ciudades latinoamericanas y quizá a las del
mundo actual, como aquellas que en virtud de su dinámica iterativa cons-
tante, ligada a los procesos de expansividad territorial periférica, seguirán
incrementando su número de pobladores y sobre todo la demanda de suelo
urbano y de sus satisfactores inherentes: de infraestructura, de equipamiento,
asistenciales, de gobernabilidad y otros; aunque éstas sean de diferente escala
territorial (ciudad Vs. metrópoli) y con diferentes procesos evolutivos antro-
pogénicos, de constructo social ó de sus ciclos reproductores; incluso muchas
de ellas, con una proclividad galopante para transitar de ciudades monocén-
tricas, hasta convertirse en metrópolis policéntricas con múltiples problemas
en su control expansivo-territorial adyacente, que da lugar a las características
fases vinculadas con teoría de las etapas de metropolización1.
De ahí que en las siguientes investigaciones que se presentan en esta pu-
blicación espacializada, se aborda una temática muy variada, que está direc-
cionada según las inquietudes que permean las líneas de investigación de
los autores participantes, pero como común denominador sería posible decir
que todas ellas, están vinculada a tratar de avanzar en el conocimiento de
las variables dependientes e independientes y de aquellos cuestionamientos,
que están relacionados con cada uno de los sitios de abordaje que guardan
características espaciales sui generis: ¿Cómo se explican estos procesos de
transformación espacial ciudad-metrópoli? ¿Qué fuerzas impulsan la evolu-

1 Las etapas de metropolización son: Urbanización, Suburbanización, Desurbanización, Reurbanización y


la de Superurbanización.

10
ción de la expansividad periférica? ¿Qué responsabilidad tienen los gobiernos
locales en el proceso de la planeación territorial? ¿Cuál es la relación entre el
crecimiento económico, la desigualdad social y la marginación? ¿Cuál es la
resiliencia urbana y cómo se vincula con los riesgos, la vulnerabilidad y el
cambio climático?
Para esto, la edición actual incluye un total de 19 trabajos de investigación,
los cuales abordan la temática urbana trabajada cotidianamente por sus au-
tores, dicha publicación se ha dividido en dos grandes secciones: la primera
denominada “la ciudad y su transformación espacial” donde se han incorpo-
rado trabajos de investigación que refieren el tema urbano desde la perspec-
tiva de la planeación urbanística con énfasis en lo socio espacial; la segunda
indicada como “La ciudad y sus riesgos antrópicos” incluye trabajos de inves-
tigación relacionados con la ecología la incertidumbre urbana y los riesgos y
vulnerabilidad de la ciudad:
En el primer capítulo a cargo del Dr. Eduardo Sousa González profesor
de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León,
hace una propuesta para abordar como variables intervinientes del proceso
de planeación espacial, a los recursos municipales, su organización adminis-
trativa y la expansión de los usos del suelo, los cuales se interrelacionan con
el crecimiento físico de la metrópoli; proponiéndose que éstos deben ser con-
siderados como factores inherentes al proceso de planeación urbana, e inte-
grados en un modelo que él menciona como “modelo planeación basado en la
gestión de la productividad estratégica GPE”.
El segundo capítulo elaborado por el Dr. Edel Cadena Vargas profesor de
la Facultad de Geografía de la Universidad Autónoma Metropolitana, revisa
el Crecimiento económico y desigualdad social en las metrópolis de México
1989-2010, teniendo como objetivo medir y analizar la evolución de la econo-
mía y la desigualdad social de las 59 zonas metropolitanas de México, durante
el periodo 1989-2010; además de identificar que este tipo de ciudades siguen
siendo un gran foco de atracción de la población, pero sus actividades econó-
micas disminuyen gradualmente, deteriorándose, o dejando de tener el peso
que tradicionalmente tenían en el contexto nacional.
El Dr. Alfredo Palacios Barra profesor de la Facultad de Arquitectura,
Construcción y Diseño de la Universidad del Bio-Bio, Departamento de Pla-
nificación y Diseño Urbano, Concepción, Chile, aporta una contribución muy
interesante en el tercer capítulo, sobre una nueva visión y forma de enseñar
urbanismo en la academia a nivel de pre y post grado, en la que se conside-
ra la realidad y contemporaneidad que experimenta la disciplina, desde una
perspectiva mucho más amplia y abierta y direccionada hacia una interven-
ción crítica en escenarios crecientemente complejos y diversos; menciona el
Dr. Palacios esta postura representa una síntesis de su ponencia presentada
en el Coloquio sobre Enseñanza de la Arquitectura, el Diseño y los Asuntos

11
Urbanos, realizado en Octubre del 2012 en el Campus San Nicolás de los Gar-
za de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en Monterrey, México.
El cuarto capítulo a cargo del Dr. Carlos Leal Iga profesor de la Facultad de
Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León, aborda la temá-
tica relacionada con la eficiencia de los grandes proyectos urbanos mediante
indicadores de accesibilidad, centralidad y plus valor; revisándose el índice
de accesibilidad potencial, el grado de centralidad en los usos de suelo y la
aglomeración, así como valores inmobiliarios relacionados a Grandes Proyec-
tos Urbanos (GPU´s), con la intención de aportar datos sobre la eficiencia en
la gestión de este tipo de intervenciones. Para tal fin se revisan dos GPU´s: la
Macro Plaza, proyecto ubicado en la zona central, y el proyecto Viaducto la
Unidad ubicado en la zona Norponiente, ambos en el área metropolitana de
Monterrey, México.
Los trabajos del Dr. Juan Campos Alanís, Dr. Edel Cadena Vargas y el Dr.
Carlos Garrocho Rangel, profesores de la Facultad de Geografía, Universidad
Autónoma del Estado de México y del El Colegio Mexiquense respectivamen-
te, incorporados en el capítulo quinto, proponen una nueva metodología para
la estimación del indicador de marginación a escala urbana, al que se le agre-
ga el componente espacial estimado a partir de un índice de accesibilidad,
mencionan ellos que es de señalar que ésta dimensión no ha sido considerada
en las metodologías tradicionales para determinar las condiciones relativas
de vida. Según esta postura investigativa los resultados obtenidos, evidencian
la importancia del componente espacial para la determinación de zonas con
mayores desventajas de dotación y oportunidad de acceso a los servicios bá-
sicos. En la investigación se eligió a la quinta ciudad más importante del país,
para contrastar e integrar los resultados del índice de marginación del Conse-
jo Nacional de Población contra los de la metodología propuesta, dando como
resultado una nueva geografía de la marginación.
El sexto capítulo es abordado por el Dr. Eduardo Sousa González y el Dr.
Jorge Alberto Álvarez Berrones de la Facultad de Arquitectura y de la Facul-
tad de Filosofía de la Universidad Autónoma de Nuevo León respectivamen-
te, buscan establecer una síntesis e interconexión de la tópica de Freud con la
estructura sensible e inteligible de la ciudad, pretendiendo en el proceso am-
pliar el concepto fisiológico del hombre a una idea cultural del mismo. Aquí
se entiende que la tópica freudiana formada por conciencia, preconsciencia
e inconsciencia, se proyecta objetivamente en la ciudad mediante la creación
humana, desde la correspondencia natural sensible e inteligible del hombre
con el espacio y tiempo de su vida, siendo el hombre la causa eficiente del ser
psíquico de la ciudad, cuyos elementos contienen características potenciales
y en su forma la estructura psíquica del hombre; entonces, se deduce que la
ciudad posee un tópica urbana derivada y en función del hombre, su creador.

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El séptimo capítulo del Dr. Carlos Lira Vásquez Profesor Investigador del
Área de Estudios Urbanos de la Universidad Autónoma Metropolitana Azca-
potzalco, propone que el vasto patrimonio cultural y monumental del estado
de Oaxaca y el prestigio de su capital como ciudad colonial e indígena, han
sido usados como argumento de su vocación turística y como pretexto para
dejar fuera otras posibles opciones de desarrollo económico y cultural. Según
el Dr. Lira, esta visión ha influido enérgicamente en las decisiones y acciones
políticas emprendidas por los distintos gobiernos en rubros muy variados,
ya sea en la distribución del presupuesto público, en la educación, cultura y
particularmente en su desarrollo urbano y arquitectónico; indicando también
que la revisión de lo sucedido en Oaxaca durante el siglo XX, evidencia las
implicaciones negativas que, tanto el turismo como la sobre explotación patri-
monial, pueden llegar a tener en el desarrollo de ciudades similares.
El octavo capítulo es desarrollado por el Dr. Carlos Montero Pantoja del
Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, de la
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, se explora la contemporanei-
dad de la forma urbana en la ciudad de Puebla, donde el Dr. Montero aborda
como objeto de investigación el estudio de la forma urbana, que configuraron
los proyectos impulsados en cuatro momentos clave de su proceso que trans-
formaron; según el autor son cuatro los momentos de la forma urbana: tres
corresponden al siglo XX y otro a los albores del siglo XXI y en su artículo son
explorados detalladamente.
Al M.G. Edison Salinas Varela y el Dr. Leonel Pérez Bustamante, Profe-
sor colaborador Universidad de Concepción e Investigador CEDEUS Uni-
versidad de Concepción, Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Geografía
y Centro EULA respectivamente, les corresponde el capítulo noveno, ellos
proponen que uno de los elementos que frecuentemente se está utilizando
para describir a grandes rasgos los nuevos territorios urbanos es la baja densi-
dad, indicando que la expansión urbana y el crecimiento de nuevas periferias
residenciales con esta característica ha sido una de las transformaciones más
relevantes de las regiones urbanas europeas en los últimos decenios; mencio-
nan que conocer los recientes procesos de ocupación metropolitanos han ela-
borado una metodología basada en la fotointerpretación de imágenes aéreas
e información censal. Esta metodología se aplica en el Área Metropolitana de
Concepción (AMC), para los años censales 1992 y 2002. Explican que del aná-
lisis se obtienen mapas y tablas estadísticas que sintetizan aspectos relevantes
del proceso de crecimiento de las áreas urbanas, así como, desde una pers-
pectiva morfológica, las tipologías de ocupación de suelo urbano y el impacto
que estas tienen sobre la variación de densidad de población urbana, a escala
metropolitana y comunal.
En el décimo capítulo la Dra. Nora Livia Rivera Herrera y la Dra. María
Teresa Ledezma Elizondo se proponen estudiar en Monterrey algunas estra-

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tegias para el rescate de la metrópoli, donde el objetivo que mencionan es
examinar la situación actual del Centro Metropolitano de Monterrey (CMM);
para esto han identificado los aspectos urbanos que dificultan el desarrollo
urbano y social de la zona metropolitana, para finalmente, proponer las estra-
tegias operativas que coadyuven al reordenamiento de la estructura urbana,
logrando optimizar los usos del espacio, la infraestructura subutilizada y la
motivación para la inversión privada, con el fin de posibilitar la reactivación
económica y social del Centro Metropolitano de Monterrey CMM.
En el capítulo décimo primero el Dr. Carlos Aparicio Moreno, profesor de
la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León, ex-
pone un trabajo que se basa en la apropiación del espacio, dentro del proceso
de identidad social en la periferia metropolitana de Monterrey, y en el que se
valora la identidad del barrio que se genera gracias a conocimientos social-
mente elaborados y transmitidos por medio de la comunicación social, esto es,
de elementos teóricos que sostienen la teoría de las Representaciones Sociales
(RS). El estudio se interesa por los mecanismos de apropiación del espacio
como parte de de un proceso de generación de identidad social, donde las
RS ligadas a la identidad y el arraigo, tienen bases imaginarias y simbólicas
y las RS ligadas a la tranquilidad, están sujetas a las actuales formas de hacer
ciudad en que clases medias y altas se han cerrado por miedo o búsqueda de
distinción.
El Dr. Mario Alberto Jurado Montelongo Profesor Investigador de El Cole-
gio de la Frontera Norte, aborda en el capítulo décimo segundo, el tema de la
“convivencia social primaria y espacios públicos en Río Bravo, Tamaulipas”,
mencionando que en un contexto de inseguridad social como el que se vive
en el noreste de México, donde los eventos criminales relacionados con la de-
lincuencia organizada han mantenido una permanencia de más de ocho años,
se pregunta principal que permea la investigación es ¿Cómo se han visto afec-
tados los espacios de convivencia social y familiar de los habitantes de las
principales ciudades del estado de Tamaulipas?. El estudio del Dr. Jurado se
direcciona a revisar el caso de Río Bravo Tamaulipas, manejando un supuesto
principal que indica que: los vínculos y su relación con los espacios públicos
se han debilitado y por lo tanto es necesario conocer en qué aspectos ha sido
este debilitamiento y que propuestas pueden surgir para fortalecerlos.
En el capítulo décimo tercero el Dr. Alejandro García García profesor de
la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León,
presenta una investigación en donde se realiza la descripción geográfica, de-
mográfica, así como narraciones obtenidas directamente con entrevistados,
que ofrecen una referencia muy precisa que al municipio de Guadalupe en
el marco geopolítico latinoamericano. El Dr. García, en un importante esfuer-
zo teórico-operativo, presenta datos de orden cuantitativo y cualitativo de
manera intercalada, los cuales permiten al lector independientemente de su

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orientación (cualitativa o cuantitativa), visualizar las diferentes formas de re-
configuración urbana reciente, en estas extensiones de las grandes ciudades
como el área metropolitana de Monterrey; ofreciendo un ejercicio metodoló-
gico esbozado a partir de la construcción del denominado “puente Guadalu-
pe en 1970” y las transformaciones urbanas que le siguieron.
La segunda parte de este esfuerzo editorial internacional se denomina la
ciudad y sus riesgos antrópicos, aquí se ha incluido trabajos de investigación
que agrupa una temática direccionada principalmente a la comprensión de
las características físicas y naturales del medio ambiente urbano, donde el
medio natural modificado antropogénicamente sería el escenario de inter-
vención mediática, revistiendo de importancia significativa las experiencias y
las metodologías utilizadas para el desarrollo de modelos de planeación, que
incluyen no sólo el riesgo natural y para los grupos de pobladores de vulne-
rabilidad extrema, sino también investigaciones operativas que reconocen la
sostenibilidad en los modelos arquitectónicos y de ambiente paisajístico.
En el primer capítulo de esta sección, el Dr. Diego Sánchez González pro-
fesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo
León, incorpora una serie de reflexiones fundamentales en el proceso de pla-
neación de una ciudad, dichos razonamientos están vinculados a los retos de
los procesos del envejecimiento demográfico urbano en un contexto de incer-
tidumbre climática, donde el autor enfatiza en los efectos directos e indirec-
tos sobre la población envejecida en zonas afectadas por las inundaciones en
áreas metropolitanas. El Dr. Sánchez propone una metodología basada en una
amplia revisión bibliográfica, donde él trata de desentrañar algunas interro-
gantes asociadas a la comprensión de ¿cómo las personas mayores, que resi-
den en las grandes urbes, responden al cambio climático? Incorporando en la
investigación diferentes acercamientos teóricos y metodológicos, a conceptos
importantes como el riesgo, la vulnerabilidad y los efectos socioeconómicos
directos e indirectos asociados al desastre.
En el segundo capítulo el Dr. Alejandro Rodríguez de la University of
Texas at Arlington, School of Urban and Public Affairs, incluye una investi-
gación puntual sobre la reforma de los gobiernos subnacionales de América
Latina, abonando reflexiones para la construcción de un “modelo de reforma
del gobierno híbrido”, el Dr. Rodríguez insiste en la importancia de buscar
una estructura de administración óptima para los gobiernos locales, que logre
eficientizar los servicios públicos, dentro de las limitantes en los recursos que
todo municipio tiene.
El Dr. Iván Cartes Siade profesor del Departamento de Planificación y Di-
seño Urbano, Facultad de Arquitectura, Construcción y Diseño de la Univer-
sidad del Bio Bio, participa en el segundo capítulo. El Dr. Cartes fue el pro-
fesional responsable del proceso de reconstrucción desarrollado en la zona
central de Chile, luego del Terremoto y Tsunami del 27 de Febrero de 2010

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que afectó la zona central de Chile. Este proceso de reconstrucción, realizado
a partir de un modelo de gestión de riesgos y resiliencia urbana, se presenta
en este trabajo a partir del estudio y gestión de recuperación pos desastre de
la localidad de Dichato, un hermoso balneario que fuera “borrado” del mapa
luego del maremoto. Se induce a partir de una comunidad más resiliente y
consciente de su exposición al riesgo, la gestión a realizar en ese desafío a
partir de los planes, programas y acciones que permiten alcanzar su condición
de normalidad y una real calidad de vida urbana, al punto de que Dichato, se
constituye en forma emblemática, en un referente mundial de reconstrucción
urbana.
En el tercer capítulo, el Dr. Luis Inostroza Pino del Institute of Photogram-
metry and Remote Sensing de la Universidad de Dresden, Alemania, presen-
ta un trabajo sobre el desarrollo humano basado en la acumulación de exce-
dentes ecológicos, del que surgen la división del trabajo, la especialización,
y por ende, las ciudades. A partir de ese esquema, el autor analiza lo urbano
en esa relación de flujo metabólico entre el ecosistema de estepa patagónica
y la arquitectura burguesa, que permite el desarrollo de Punta Arenas como
una de las ciudades más importantes y prósperas del Chile decimonónico. A
partir de esta relación, existe una correspondencia directa entre la capacidad
social de apropiación de excedentes y la prosperidad del desarrollo urbano,
que expresado como principio y fin de la misma cadena productiva, permite
entender el surgimiento y desarrollo de la ciudad más austral del mundo. Es
decir, como flujo metabólico, el excedente es ecológico en su origen y social
en su evolución.
El Dr. Sergio Baeriswyl Rada Coordinador Plan de Reconstrucción Urbana
del Borde Costero. Región del Bio Bio y profesor de la Universidad del Bio
Bio, en el cuarto capítulo, sintetiza a partir del mega terremoto y tsunami del
27 de Febrero de 2010 que tuvo una magnitud de 8,8 º de la Escala Richter,
el 4º sismo más grande en la historia de la humanidad, su propia experiencia
como responsable del desafío de reconstrucción del borde costero de la zona
centro sur de Chile. El enfoque principal del artículo, estriba en el concepto
de resiliencia urbana, entendida ésta como una herramienta central para la
reorganización de las ciudades emplazadas en áreas de riesgo y posibles de
ser afectadas por la amenazada de futuros eventos sísmicos. En el artículo,
subyace la voluntad de profundizar en el concepto de resiliencia, como un
tema basal de planificación y diseño de las ciudades, donde la seguridad de
los habitantes urbanos y la capacidad de sobreponerse a los desastres natura-
les, está en el centro de la atención.
Por último en el quinto capítulo, el Dr. Antonio Tamez Tejeda, profesor de
la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León, se
refiere a los métodos de enseñanza en el Taller de proyectos de Arquitectura.
El Dr. Tamez sostiene, que si bien los métodos de enseñanza difieren según

16
el propósito de la disciplina, el nivel de los estudios, y el lugar y época, el co-
mún denominador es que la práctica de la disciplina resulta indispensable. A
partir de su experiencia profesional, el autor observa que la idea central para
la didáctica del Taller de Arquitectura, se apoya en la concepción de que la
disciplina regional debe basarse en la arquitectura regional que valore y res-
guarde el vocabulario arquitectónico expresivo de los edificios de la tradición
popular y además, poner en valor el proceso formativo a través del cual el
estudiante descubre, reflexiona y asimila sus ideas bajo la forma de propuesta
arquitectónica sensible y razonadamente formuladas.
Este esfuerzo editorial internacional que agrupa los diez y nueve capítulos
que aquí se integran, representa la visión independiente de todos los autores
que en ellos participan, los cuales como académicos de diferentes universida-
des, países, ciudades y disciplinas, y motivados por los hallazgos encontrados
en el trabajo cotidiano de sus líneas de investigación particulares, han encon-
trado en este esfuerzo conjunto de una universidad chilena y dos universi-
dades mexicanas, no sólo un foro de exposición abierto para las propuestas
tendientes a mejorar el interland en que vivimos; sino que ha abierto sendas
posibilidades de construir redes de investigación particulares e intercambios
académicos, que acorten las distancias entre países y tiendan puentes para el
intercambio de métodos, técnicas y estrategias operativas que vinculan a la
planeación territorial y otras disciplinas afines, permitiendo visualizar la po-
sibilidad tender a la construcción de políticas públicas y estrategias reales que
aspiren a la construcción de ciudades con mayor dosis de eficiencia, eficacia
y de efectividad.
Así, esta publicación generada en el marco contextual que se ha expuesto
en los párrafos precedentes, tiene la intención de avanzar en el conocimiento
de la temática vinculada con el espacio urbano, donde las tres instituciones
participantes: la Universidad del Bío-Bío en Concepción ,Chile, la Universi-
dad Autónoma del Estado de México y la Universidad Autónoma de Nuevo
León; lograron discriminar entre múltiples trabajos de investigación, consi-
guiendo conjuntar a partir de arbitrajes especializados, suficientes visiones
interdisciplinares, de diferentes casos de estudio y países latinoamericanos y
europeos, las cuales tienen la particularidad de aportar soluciones precisas a
problemáticas territoriales y de espacialidades urbanas de diferentes latitu-
des, culturas e identidades; pero que tienen el objetivo común de incidir posi-
tivamente en la ciudad y en la ciudad metropolitana, para que estas sean más
amables y vivibles, lo cual finalmente pretende ser una aportación concreta de
este libro a la ciencia urbana.

Eduardo Sousa González


Universidad Autónoma de Nuevo León
Abril del 2014

17
La ciudad y su transformación espacial
La gestión de la productividad estratégica
en los gobiernos locales: lineamientos
metodológicos generatrices para la
construcción de un modelo de planeación
urbana

Eduardo Sousa González1

Resumen
La investigación se relaciona fundamentalmente con dos enfoques dimensionales:
los recursos municipales, su organización administrativa y la expansión de los usos
del suelo; los cuales se interrelacionan con el crecimiento físico de la metrópo-
li, proponiéndose que éstos deben ser considerados como variables inherentes al
proceso de planeación urbana, e integrados en el modelo planeación basado en la
gestión de la productividad estratégica GPE.
Palabras clave: Productividad estratégica; gestión municipal; planeación urbana.

Abstract
The research relates primarily two dimensional approaches: municipal resources,
administrative organization and land use expansion, that interact with the physical
growth of the metropolis, proposing that should be considered as inherent varia-
bles of the urban planning process, and integrated it into a planning model based on
strategic management productivity «GPE».
Key words: Strategic Productivity; municipal management; urban planning.

1 Mexicano; profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León; Doctor en


asuntos urbanos; miembro del Sistema Nacional de Investigadores (CONACYT) reconocido en el Nivel 2
y de la Academia Mexicana de Ciencias AMC; eduardo.sousagn@uanl.edu.mx

21
Eduardo Sousa González

1. Introducción

Hacia una agenda de investigación

L
o que a continuación se presenta se relaciona fundamentalmente con
dos enfoques dimensionales, los cuales ciertamente están interrelacio-
nados con la esfera gubernamental, que atañen al desarrollo urbano de
Monterrey; razón por la que se propone que deben ser considerados como
variables inherentes al proceso de planeación urbana e integrados en el mo-
delo GPE mencionado anteriormente. Además, es claro que dichos enfoques,
que se mostrarán en seguida, se encuentran estrechamente vinculados entre
sí, asociándose directamente: Primero, con la utilización de los recursos eco-
nómicos manejados por los gobiernos locales, que indudablemente influyen
en el proceso de crecimiento y desarrollo de la metrópoli. Segundo, con la
organización administrativa municipal.
Por su indiscutible relación con los procesos urbanos, al análisis de estas
dos dimensiones del metropolización, se le ha considerado como enfoque in-
dispensable e inherente ligado con los lineamientos del modelo planeación
urbana GPE que se deben considerar en la exploración del área metropolitana
de Monterrey. Los temas mencionados se refieren a: la eficiencia metropolita-
na y la gestión municipal (Bozeman, B.:2006:119).
Desde esta óptica de investigación, se considera que estos dos conceptos
de eficiencia y gestión, son elementos operacionales contemplados en algunos
casos, como estructurales; los cuales han estado ligados inseparablemente con
la esfera gubernamental y con los procesos de la planeación urbana de Mon-
terrey, influyendo de tal manera en ésta que los instrumentos, estrategias,
políticas públicas, y otras; generadas por las dependencias gubernamentales
correspondientes, con el mayor interés de beneficio social, pueden resultar
inoperantes, tendenciosas e incluso proclives a la corrupción.
Por esta razón, se asume que es de importancia fundamental el tratamien-
to conceptual de estas variables, desde la teoría; por lo que se reflexionará
sucintamente en torno a estos conceptos, recomendando algunas líneas de
acción, para posteriormente profundizar en la posible adecuación de los ins-
trumentos utilizados en la planeación metropolitana; mediante la integración
de lo que se han llamado lineamientos de planeación urbana. Para la elabora-
ción de lo siguiente, se parte de la premisa que: sería requisito indispensable
que las dependencias gubernamentales relacionadas con el desarrollo urbano
tomen conciencia de la importancia de:
1. Adoptar las estrategias necesarias para incrementar la eficiencia, la eficacia
y la efectividad (EEE) de sus procesos operativos.

22
La gestión de la productividad estratégica en los gobiernos locales:
lineamientos metodológicos

2. Actualizar las formas de gestión (Bozeman, B.:2006:365) estatal y municipal


actualizando los esquemas administrativos basados precisamente en el in-
cremento de la eficiencia, eficacia y efectividad de los recursos humanos,
económicos y otros.
3. Instrumentar las medidas pertinentes de rendición de cuentas para incidir
positivamente en la eliminación de la corrupción de los servidores públi-
cos. Ya que resulta evidente que de no actuar sobre ésta conducta arraiga-
da por tradición; la mayoría de las acciones y estrategias de política públi-
ca implementadas para el desarrollo urbano, se advertirá una importante
disminución en su EEE.
A continuación se analizarán, en el contexto de los lineamientos para la
planeación urbana, los conceptos antes mencionados: eficiencia, eficacia, efec-
tividad y gestión municipal, como marco contextual del modelo de planea-
ción basado en la gestión de la productividad estratégica GPE.

2. La eficiencia de los gobiernos locales


En este orden de ideas, es claro que los gobiernos locales administran con
distintos niveles de eficiencia los recursos disponibles, ya que la evidencia
en la gestión pública demuestra cualidades diferenciadas en la forma de ad-
ministrar y distribuir los recursos, tanto económicos, humanos, como los de
otro tipo. Precisamente es en esta exploración referente a la forma de admi-
nistrar los recursos, que se debe entender el término de eficiencia local, con
el cual se pretende profundizar por lo menos teóricamente, en los conceptos
ligados a éste.
En este sentido, la noción de eficiencia, eficacia y de efectividad EEE y su
aplicación operativa en los gobiernos locales, guardan una relación signifi-
cativa con el crecimiento espacial y con los procesos expansivos periféricos
del lugar (Sousa, E. 2014; 2010; 2010a)2; en tanto indicadores que permitirían
evaluar la gestión gubernamental en cada una de las dependencias públicas
relacionadas en la metropolización, en términos de la aplicación y del rendi-
miento efectivo de los recursos, ya sea: humanos, económicos, infraestructu-
rales de equipamiento edificativo e informático, de sistemas, y otros; incluso
estos indicadores cuantitativos se han integrado a conceptos más amplios
que algunos autores como Eduardo Neira (1996:104) y otros, los definen en

2 Es pertinente aclarar que estos conceptos de EEE no están desligados de la interpretación dada en otros
escritos, donde se refiere al crecimiento expansivo metropolitano a factores exógenos (subdesarrollo y
globalización ), y factores endógenos característicos del lugar (económicos, sociales, espaciales y po-
líticos); incluso se han generado nociones que explican el crecimiento expansivo inicial de una centro
metropolitano generando diversos conceptos que lo interpretan: metrópoli prematura, fuerzas centrífugas
y centrípetas, modernidad líquida, y otros (cfr.: Sousa, E.: 2014; 2013; 2010; 2010a y otros: http://sites.
google.com/site/esousagzz )

23
Eduardo Sousa González

el ámbito de la gobernabilidad o governance y que se refieren básicamente a


la capacidad de gobernar, evaluada mediante indicadores cuantitativos, tales
como la eficiencia, la honestidad, la transparencia, la responsabilidad y la in-
formación, con las que debe operar la administración pública para mejorar la
calidad de vida de los pobladores en las ciudades. O como lo expresa Alicia
Zicardi, A (Neira y Novaes 1996:104), que agrega a esta noción de goberna-
bilidad otros conceptos de orden cualitativo, incorporando todo aquello que
surge del campo de las relaciones sociales como: las formas de participación,
el ejercicio de la democracia y otras.
No obstante estas expresiones asociadas al concepto de la eficiencia en los
gobiernos locales, tradicionalmente se han alejado del proceso operativo que
los imbrica específicamente en un espacio mediático donde se desarrolla la
vida en comunidad, esto es, de la planeación urbana en el sitio; por lo que se
considera no sólo oportuno, sino necesario, incorporarlos al análisis actual e
integrarlos dentro de los lineamientos que los vinculan necesariamente el pro-
ceso de planeación espacial. Sobre todo si se asocian con otros conceptos de
mayor puntualidad, como serían: la productividad, la competitividad, incluso
el de la calidad. Desde este orden de ideas a continuación se intentará profun-
dizar, en la relación conceptual de eficiencia-eficacia-efectividad EEE y sus
conceptos asociados en el ámbito público-privado, los cuales representan de
facto, una dicotomía funcional de objetivos: por un lado, estarían los asocia-
dos a la acumulación primaria de capital, derivada de la inversión económica
que realizan los capitalistas del sector privado en la ciudad: por ejemplo; en
la habilitación de suelo urbano y por el otro, los de servicio, asistencia social y
otros, ofrecidos a los pobladores del lugar y constituidos por: la infraestructu-
ra y el equipamiento urbano; los cuales son otorgados por el sector guberna-
mental, llámese estado o municipalidad.
Ciertamente el primer objetivo dicotómico observado se relaciona con los
empresarios privados, los cuales fundamentan su inversión exclusivamente
en términos de ganancias económicas netas; mediante múltiples formas por
ejemplo: el acceso a nuevos mercados internos y externos que de alguna ma-
nera incrementen su competitividad. Esto con el único propósito de acrecen-
tar su capital privado y la velocidad en el proceso de rotación de su inversión,
ya que nuestro sistema socio-político así lo permite.
El segundo objetivo debiera ser completamente contrario, ya que se rela-
ciona con el sector gubernamental y las inversiones que éste realiza en bien de
la comunidad, específicamente a la sociedad que lo eligió y a la que justamen-
te debe servir; donde en teoría no deberían existir ganancias privadas, ya que
la inversión económica proviene de las aportaciones de los pobladores, vía
impuestos, multas, servicios públicos y otras. En este contexto, se pretende
generar a continuación el esclarecimiento conceptual de estos términos, de

24
La gestión de la productividad estratégica en los gobiernos locales:
lineamientos metodológicos

eficiencia-eficacia-efectividad, para analizar la posibilidad de incorporarlos


en los lineamientos del de la planeación urbana y del modelo GPE.
No obstante es pertinente aclarar que estos conceptos de EEE no están des-
ligados de la interpretación dada en otros escritos, donde refiere el crecimiento
físico-expansivo metropolitano, tomando como objeto de intervención el área
metropolitana de Monterrey, a: i. Factores exógenos como el subdesarrollo
intermedio (Di Filippo: 1998, Sousa, E. 2007a:7-31; 2009) y por los fenómenos
de corte mundialista asociados con procesos comunes de informacionaliza-
ción, difusión urbana generalizada y de globalización (Castells, M. 2002: Vol.
I); los cuales irremediablemente cambian la percepción de amplios grupos
sociales de la ciudad metropolitana (Castells, M.: 2003, 1986, 1976, 1974), y II.
Factores endógenos característicos del lugar (económicos, sociales, espaciales
y políticos); incluso se han propuesto nociones que explican el crecimiento
expansivo inicial de una centro metropolitano generando diversos conceptos
que lo interpretan: metrópoli prematura, fuerzas centrífugas y centrípetas,
sobremodernidad líquida, y otros (cfr.: Sousa, E.: 2014; 2013; 2010; 2010a y
otros: http://sites.google.com/site/esousagzz). Aquí sólo se quisiera volver
a citar el texto donde se interpreta el proceso de expansividad periférica de
una metrópoli (Monterrey) mediante el concepto de fuerzas centrífugas ex-
pansivas, como un asunto de referencia teórica, vinculado con las instancias
gubernamentales encargadas de la planificación de la ciudad y como éstas,
han carecido de eficiencia, eficacia y de efectividad, llevando al lugar al esta-
do de hechos contemporáneo:
El concepto de fuerzas centrífugas expansivas, y sus componentes (espa-
ciales, económicos, sociales, asistenciales y de gobernabilidad) como se re-
presenta en la figura 1 y 2 (cfr.), se refiere a las fuerzas de empuje periférico
derivadas de los factores endógenos particulares del lugar, las cuales van es-
labonándose en una sucesión iterativa enlazada históricamente, para generar
los diversos “contornos urbanos” (Sousa, E.:2007) que se van agregando al
territorio metropolitano y que estarían conformados por la masa humana que
se agrupa en un continuum entorno del centro metropolitano, modificando en
ese transcurso no sólo la estructura morfológica del sitio, la cual se transforma
de una ciudad monocéntrica (escuela de Chicago: E. Burgess, E, McKenzie,
H. Hoyt 1930-1940) a una metrópoli policéntrica (Homer, H. Harris 1939 y
Ullman 1945 y otros); sino también el funcionamiento urbano, el que tiende
a transfigurarse generando diversas ciudades dentro de la ciudad-metropoli-
tana, multiplicando, en muchos de los casos, aquellos espacios considerados
como antípoda de clase social3.

3 El concepto de antípoda de clase social ACS propuesto por el autor de esta investigación se refiere a cada
uno de los habitantes de un lugar específico con respecto a otros pobladores que moren en un lugar de
características diametralmente opuestas. Se aplica a la persona de determinado estrato social o clase
social opuesta o contraria a otra. El concepto de ACS alude los estratos de la sociedad metropolitana

25
Eduardo Sousa González

Entonces, la agrupación de pobladores en torno del centro metropolitano


representado en las figuras 1 y 2, no sucede en la misma proporción a través
del tiempo, esto por las mencionadas fuerzas centrifugas las cuales tienen una
relación de intensidad, inversamente proporcional a los desplazamientos pre-
sentados en el proceso de urbanización del lugar; en efecto, al aislar el com-
portamiento de pobladores en cuanto a la ocupación y traslado procesal en el
territorio metropolitano y ligarlo con el proceso de urbanización y sus etapa
(Unikel, L. 1978, Busquets, 1993:165 y otros), es claro que al inicio de este
proceso cuando se que genera el primer contorno de la metrópoli en el centro
metropolitano, las fuerzas centrifugas que estimulan el traslado de los pobla-
dores hacia la periferia es menor, o también se podría comprobar la existencia
de mayores fuerzas centrípetas las cuales tienden a contener el desplazamien-
to de pobladores hacia otros perímetros periféricos cercanos.
Figura 1 y 2. El dinamismo social como fuerza centrífuga generatriz de los contornos
metropolitanos.

compuestos por grupos de familias que ocupan posiciones diferenciadas, desiguales y muchas de las
veces de características antagónicas, esto sería: la agrupación de personas que se encuentran en una
misma esfera social y económica, con similares grados educativos, posesión de bienes mobiliarios o in-
mobiliarios, actitudes morales, hábitos de consumo y otros, opuestos al otro u otros grupos de la sociedad
con características diametralmente opuestas; debe subrayarse además que otra de las particularidades
fundamentales a destacar de este concepto de ACS es que denota una clara y diferenciada localización
espacial en el territorio del sitio, no sólo de las actividades propias del grupo, sino también del emplaza-
miento de su vivienda, la que se circunscribe en las etapas iniciales y en las más avanzadas del proceso
de metropolización, tradicionalmente en el ámbito de los contornos periféricos del lugar.

26
La gestión de la productividad estratégica en los gobiernos locales:
lineamientos metodológicos

Fuente: Datos generados por el autor de ésta investigación. AMP: Área Municipal Periférica.

Posteriormente la situación cambia drásticamente y los componentes


de las fuerzas centrífugas aumentan la presión de desplazamiento de po-
bladores hacia la periferia, generando otros contornos metropolitanos que
estarían asociados, en la mayoría de los casos, con diferentes cabeceras mu-
nicipales las cuales evidentemente se agregarían al área metropolitana. En
las siguientes etapas de la evolución metropolitana las fuerzas centrífugas
adquieren mayor poder, no sólo en el centro metropolitano, sino que tam-
bién entrarían en el mismo proceso dinámico las demás áreas conurbadas,
ejerciendo presión para los desplazamientos de pobladores hacia otras zo-
nas periféricas, repitiéndose iterativamente lo que se pudiera denominar el
ciclo de deslizamiento de pobladores, como se indica en la figura 2; interpre-
tándose todo esto en el marco contextual que refiere una falta de eficiencia
de eficacia y de efectividad en el control espacial y una carencia de estos
conceptos en la planeación del lugar.
Por último, no se debe de olvidar que los responsables de la planeación
territorial son las instancias gubernamentales y que esta planeación espacial
por su eficiencia, eficacia y efectividad, no sólo es la responsable del ordena-
miento de los usos del suelo en su modalidad de localización y de orienta-
ción espacial de lo privado, sino también de lo público, aquello compuesto
por la denominada triada espacial: primer espacio, segundo espacio y tercer
espacio: lo público que todos utilizamos en la cotidianeidad material, don-
de reconocemos lo simbólico e identitario y donde registramos la identidad
del Otro; esto es, el espacio público… “la triada fundamental, que imbrica al

27
Eduardo Sousa González

mundo social en el mundo construido del espacio territorial de asentamiento


del poblador, lo cual está representado: a. como un espacio real, materializado
y construido ex profeso o primer espacio; b. como una forma de traslación de
significados simbólicos: espacio simbólico e imaginado, ó segundo espacio
y; c. como el espacio de la otredad, el tercer espacio, donde la espacialidad
pública concatena y adquiere su máximo potencial de uso, ya que es en este
tercer espacio donde no sólo, se aprecia su materialidad concreta, simbólica e
imaginaria; sino también, se reconoce la existencia real, o por lo menos, física
del Otro, no como objetos o cosas, sino como personas iguales con identidad,
como humanos y diferentes en esencia de pensamiento, palabra y acción, y
con derecho a la ciudad… (Sousa, E.:2013:55).

3. La eficiencia-eficacia-efectividad EEE interpretación: sector


público Vs. sector privado
Es claro que las nociones de eficiencia, eficacia y efectividad EEE, se con-
ceptualizan en forma diferente según se trate de empresas privadas o de de-
pendencias gubernamentales, en este caso nos referimos a aquellas vincula-
das con la planeación de los usos del suelo, ya sea municipal o estatal; esta
diferenciación conceptual está motivada, por lo menos, por dos razones ca-
racterísticas:
Primero. Las dependencias o agencias asociadas con la planeación urbana
del gobierno estatal o municipal (Bolos, S.:2003), particularmente las relacio-
nadas con el control del desarrollo urbano, que son las involucradas en esta
investigación; no producen mercancías o productos en la forma tradicional
que lo hace la industria de transformación o la de la construcción (Arendt, H:
2002). Más bien su actividad está orientada a otorgar un servicio a la comu-
nidad con la que se relaciona, por ejemplo, con instituir una ciudad segura,
bien infra estructurada, equipada y fácil de vivir, logrado mediante las estra-
tegias de planeación más convenientes, transformadas en políticas públicas
operativas (Vargas, G. 2008: 67). Por esta razón a los recursos humanos que
laboran en estas dependencias se les denomina servidores públicos o funcio-
narios públicos.
Segundo. En su calidad de dependencias públicas, manejadas por servido-
res públicos y sin mercancías aparentes para la venta, el objetivo primario del
gobierno estatal y de los municipios integrados en la conurbación metropoli-
tana, no sería el de acumulación de capital, como lo es con los inversionistas
privados; más bien su propósito y compromiso inmediato, giraría en torno a
implementar una administración eficiente, eficaz y efectiva de los recursos
económicos ajenos, los cuales provienen de una sociedad con la que se com-
prometieron y a la que deben servir; esto es lo que se llamaría en esta investi-
gación una gestión de productividad estratégica (GPE).

28
La gestión de la productividad estratégica en los gobiernos locales:
lineamientos metodológicos

Así, la noción de gestión estratégica (Arellano, D.:19-78; García, R.:2004:407)


vinculada a los conceptos de eficiencia, eficacia y de efectividad, guarda im-
portantes diferencias conceptuales en virtud del sector de aplicación. No obs-
tante, se asume que sería benéfico encontrar paralelismos que contribuyan a
operativizar y eficientizar estratégicamente, el control de la administración
de las dependencias del sector público, asociadas con la planeación del desa-
rrollo urbano:
En el ámbito del sector privado, la eficiencia se relaciona con la cantidad de
producto o mercancía y los insumos utilizados en el proceso de producción;
en la esfera pública sería factible relacionar la eficiencia con dos ítems: i. Con
el producto de trabajo directo efectuado por los recursos humanos que labo-
ren en la dependencia; estableciendo parámetros de productividad o rendi-
miento, vinculados con los avances tecnológico-administrativo (I + D + i) in-
corporados a la dependencia. ii. Con la producción óptima de bienes públicos,
maximizando la cantidad de éstos y minimizando los recursos económicos.
La eficacia se refiere a la calidad; aquí se podría considerar que responde-
ría en forma similar en los dos ámbitos, público y privado, ya que: la calidad,
como actitud del servidor público, la certificación de los procesos adminis-
trativos y el cumplimiento de las normas específicas de los bienes públicos
y para el grupo social de referencia, es una condición indispensable para la
eficacia.
En el ambiente privado el concepto de efectividad se asocia básicamente
con la cuantificación del logro de la meta, no importando que la mercancía se
obtenga en forma eficiente o en forma efectiva. Precisamente este concepto de
efectividad adquiere una connotación más importante en el ámbito de la es-
fera pública, ya que en tanto producción de bienes públicos, llámese equipa-
mientos, infraestructura y otros, su diseño y habilitación se obliga a cumplir
con una meta directamente relacionada con las necesidades y requerimientos
de la sociedad o de un grupo social específico de referencia y no solamente
para cortos períodos de tiempo, como por ejemplo algunas de las ampliacio-
nes en vías públicas implementadas como planeación de contingencia; de-
biéndose obtener éstos mediante una condición procesal de eficiencia, efica-
cia, efectividad y de equidad.
Entonces, se podría suponer que desde la visión del ambiente del sector
público, la eficiencia se relaciona con la cantidad, pero de trabajo de los re-
cursos humanos y la producción de bienes públicos; la eficacia con la calidad
del bien público y la efectividad con la meta operativa del bien público, que
estaría ligada al grupo social dirigido. (ver el diagrama 1)
En este sentido, lo analizado anteriormente llevaría a deducir la existencia
de tres principios básicos relacionados, que atañen directamente a estos con-
ceptos mencionados en la esfera pública vinculada a la planeación espacial
metropolitana, esto, se han mostrado en el diagrama 1 (cfr.):

29
Eduardo Sousa González

El principio de eficiencia. Que se asocia primeramente, con la dosificación


en la inversión de recursos económicos en bienes públicos, manteniendo un
equilibrio dinámico en términos de las necesidades sociales (equidad) y ade-
más, con la inversión prevista en las dependencias gubernamentales, corres-
pondiente a los recursos tecnológicos-administrativos de apoyo a los emplea-
dos que ahí laboran: que se podría llamarle también el principio regulador.
El principio de eficacia. El cual tiene una correspondencia directa con los
resultados de la atención al usuario de la dependencia pública y con la pro-
ducción del bien público; después de la aplicación de la norma, llamándosele
también principio de calidad.
El principio de efectividad. Que se asocia con el balance entre los efectos
positivos y los efectos negativos derivados de los resultados, una vez utiliza-
do el bien público por la sociedad y comprobada la productividad del recurso
humano en la dependencia pública: esto es, el cumplimiento de la meta, A
este bien podría llamársele principio de ajuste-producto.
Es claro que estos conceptos de eficiencia, eficacia y efectividad analiza-
dos, desde la óptica del sector gubernamental, guardan una evidente relación
directa con lo que se ha denominado la gestión de productividad, que cada
dependencia pública debería mantener; además, lo analizado anteriormente
representaría algunas de las principales recomendaciones que en materia de
lineamientos metodológicos de planeación urbana y para el modelo de pla-
neación basado en la gestión de productividad estratégica GPE se presentan
a continuación.
Diagrama 1: Estructura de operación del bien público y del recurso humano en las
dependencias gubernamentales: la gestión de productividad.

Fuente: datos generados en esta investigación.

30
La gestión de la productividad estratégica en los gobiernos locales:
lineamientos metodológicos

Entonces, el término gestión de productividad estratégica (GPE) propuesto


en esta investigación, guarda una relación directa con la denominada produc-
tividad de la empresa privada; sin embargo es claro que estos dos conceptos
(GPE y productividad) evidencian diferencias significativas principalmente
por su ámbito de intervención; ya que el concepto de productividad se ha
utilizado comúnmente en las empresas del sector privado y está asociado bá-
sicamente a la acumulación primaria de capital, razón por lo que al concepto
de gestión de productividad estratégica GPE, se propone definirlo en torno
a agrupar cuatro aspectos fundamentales, los cuales se encuentran ligados
en su utilización operativa en las dependencias gubernamentales vinculadas
a aquellas agencias que se encargan de normar el desarrollo urbano de una
metrópoli, en este caso la referencia sería a la de Monterrey:
El primero se refiere a la administración y disposición de los recursos de la
dependencia, los cuales deben distribuirse con eficiencia, eficacia y efecti-
vidad; lo que se podría denominar como gestión-productiva;
El segundo tiene una relación directa con la participación de los funcionarios
públicos, en el conjunto de acciones estratégicas orientadas a conseguir
que la sociedad a la que sirven, reciban el mejor servicio y atención, ade-
más de orientar las soluciones más adecuadas a los problemas de orden
urbano, y por supuesto que éstas se alineen con procedimientos específi-
cos que logren soluciones para períodos de largo plazo; lo que se llamaría
gestión de calidad (Cabrero, E.:2006:70);
El tercero tiene la particularidad de proponer la incorporación de instrumen-
tos de toma de decisiones públicas, diseñados para operar en condiciones
de restricción de recursos, ya que es claro que en las dependencias muni-
cipales siempre existen recursos escasos, para esto se plantea la incorpora-
ción de métodos de evaluación costo-beneficio en inversiones públicas, a
esto se le llama como gestión de equidad;
El cuarto sería el ingrediente que otorgaría especificidad de ámbito público, al
cual Enrique Cabrero (2000:22) llama legitimidad y en esta investigación se
designa como atención-cumplimiento AC (cfr. la figura 3), concepto que se
asocia directamente con las acciones derivadas de los gobiernos locales o
estatales, como mecanismo permanente de interacción con la ciudadanía:
la consulta pública; la cual también podríamos asociar con el ámbito de la
gestión estratégica (García, R.2004:407; Bozeman, B.: 2007:455).

4. La planeación metropolitana, como parte inherente de la


gestión de productividad estratégica (GPE)
Después del marco explicativo mostrado anteriormente, lo que a conti-
nuación se presenta en la esfera de la planeación espacial-metropolitana, se-

31
Eduardo Sousa González

rán los lineamientos procesales que vinculan a ésta, con el modelo que se ha
denominado gestión de productividad estratégica GPE. Dichos lineamientos
contextualizados en la esfera de los conceptos antes definidos e imbricados en
el territorio metropolitano, mediante la acción directa e interviniente de los
gobiernos locales, son los que se pretenden asociar con la gestión estratégica,
destacando la importancia espacial que vincula todo esto de la gestión y de la
planeación con el espacio físico de intervención, por lo que también se incluye
una propuesta de lineamientos metodológicos, para la construcción de una
zonificación espacial metropolitana, tomando como ejemplo operativo el área
metropolitana de Monterrey.

Conclusiones

Lineamientos metodológicos para la construcción del modelo de gestión de


productividad estratégica GPE.
Es claro observar como durante las últimas décadas, las políticas federales
han girado en torno al fortalecimiento de los gobiernos locales, esto se ha evi-
denciado por las acciones asociadas a procesos de descentralización y con la
adjudicación de mayor autonomía de éstos; claro está en el marco del llamado
nuevo federalismo el cual tiende a modificar la relación entre la federación,
los Estados y los municipios4. Se asume que en México, este asunto de la fe-
deralización debe entenderse como un mecanismo que se circunscribe por lo
menos, a tres objetivos particulares: i. El fortalecimiento de la democracia; ii.
El aumento de la responsabilidad ante la ciudadanía y iii. El logro de una me-
jor asignación y uso de los recursos públicos (Gutiérrez, F., 2003:51).
Precisamente este último objetivo sería el que se intenta abordar ensegui-
da, circunscribiéndolo al ámbito de la planeación del área metropolitana de
Monterrey, a partir del cuestionamiento: ¿las autoridades locales han asigna-
do en términos de la gestión de productividad estratégica los recursos siem-
pre escasos?
En posible afirmar que el ámbito de los gobiernos locales se ha convertido
en un nivel gubernamental estratégico para el desarrollo urbano, no solamen-
te porque representa la posibilidad de que sus recursos que regularmente son
escasos, pudieran aplicarse en el marco de la gestión de productividad GPE,

4 Según Gutiérrez, F. (2003:51) concibe el federalismo en términos de centralización bajo un gobierno


federal de poderes antes dispersos, aceptando que hoy en día se entiende como sinónimo de descentra-
lización. Desde nuestro punto de vista percibiríamos el concepto de federalismo como un sistema político
en el que las funciones de gobierno se reparten entre el poder central y los estados asociados: como un
sistema que une o asocia a organizaciones políticas afines, como pueden ser estados, municipios, pro-
vincias, regiones o repúblicas; para constituir una organización más amplia que los comprenda, aunque
respetando su autonomía.

32
La gestión de la productividad estratégica en los gobiernos locales:
lineamientos metodológicos

que sería ciertamente una obligación; sino porque simboliza una posibilidad
viable de que los pobladores de la metrópoli puedan acceder a suelo urbano
en mejores condiciones de habitabilidad, esto es con mejor infraestructura y
equipamientos. Para esto, es imprescindible que los gobiernos municipales
que componen la conurbación metropolitana, no sólo accedan a procesos de
modernización para fortalecer sus potencialidades reales, sino también cons-
truyan los mecanismos para lograr un diálogo directo con los pobladores, ge-
nerando políticas públicas (Aguilar, L.:2007:97) consensuadas con la visión
del Otro, esto es, la mirada desde la alteridad (Ricoeur, P.: 2008: 365-379; Ha-
bermas, J.: 1999: 11-25; Augé, M.: 1996: 13-59; Lévinas, E: 1975).
Actualmente en las áreas urbanas que integran el área metropolitana de
Monterrey, se ha atestiguado como en aras de la modernización y de mejorar
la prestación de servicios públicos a los ciudadanos, los gobiernos locales han
cedido a la incorporación de agentes privados en las tareas tradicionales que
a ellos corresponden, quizá como un procedimiento que se relacione con el
saneamiento de vicios burocráticos, o por causas proclives a corrupción, o por
aquella idea que: es más eficiente la iniciativa privada que el sector público.
Lo cierto es que aunque en este proceso se mejore el servicio, el gobierno lo-
cal se ve debilitado ante los pobladores, por su evidenciada incapacidad de
articular una administración independiente. Se asume que el camino no es
la privatización de servicios, ni el agrandamiento numérico de los recursos
humanos, o el de conjuntar expertos de toda índole, sino la incorporación de
técnicas y métodos ad hoc para lograr la gestión de productividad estratégica,
ligando ésta con mecanismos operativos de comunicación gobierno-pobla-
dor, logrando lo que en otros escritos se menciona como políticas públicas de
alteridad (Sousa, E.: 2013). Se trataría de modificar la percepción tradicional
actual que gira en torno a considerar la contingencia como algo primordial,
para transitar a un modelo diferente que permita con una visión de futuro,
generar las modificaciones paulatinas del presente, en un marco real de situa-
ciones que evidentemente son sumamente complejas y cambiantes.
Por supuesto que el cometido no es sencillo, ya que justamente el gobierno
local representa hoy en día el acercamiento más inmediato entre gobierno-
ciudadano, correspondiéndole a éste atender problemas de tan diversa índo-
le y asociados directamente a los ciudadanos que van desde: la recolección
oportuna de desechos sólidos, la seguridad pública y social y otros muchos
más; hasta los que interesan en el ámbito de esta investigación que serían los
ligados a la expansión periférica de la metrópoli y el proceso de planeación
para guiar el crecimiento urbano. No obstante, los asuntos que se asocian con
la planeación urbana materia de esta investigación, están directamente rela-
cionados con todo el ámbito de la administración local. En efecto, justamente
los problemas que pudieran existir vinculados con lo que hemos denominado
gestión de productividad estratégica dentro de los gobiernos locales; cierta-

33
Eduardo Sousa González

mente tenderán a repercutir en los planteamientos y en las acciones operati-


vas que éstos decidan implementar, ya que siempre los recursos económicos
de los municipios serán escasos, y deficientemente administrados seguramen-
te serán más escasos y de menor rendimiento para la sociedad.
La idea de generar un concepto como el que se ha denominado gestión de
productividad estratégica e integrarlo a los lineamientos de esta investiga-
ción, como una variable independiente que repercute en la planeación urba-
na, surge del reconocimiento de por lo menos cuatro circunstancias negativas
asociadas con los gobiernos locales y que han quedado evidenciadas en la
contemporaneidad, entre otros por el acceso a la información de las cuentas
públicas, o por la comprobación de diferentes formas de asociación delictiva
entre los funcionarios y los actores sociales:
Primero está lo que se podría denominar como la crisis de eficiencia de las
dependencias, agencias u oficinas, tanto de los gobiernos locales como estata-
les, particularmente en lo referente a los asociados con el desarrollo urbano,
los cuales y en virtud de sus acciones poco eficientes, comprometen su exis-
tencia operativa.
Segundo. La crisis de eficacia que se asocia en el área de la planeación ur-
bana con la solución, ciertamente ineficaz de una gran cantidad de problemas
urbanos, tratados en forma contingencial y, en muchos casos ligados a tiem-
pos electorales y a la corrupción.
Tercero. La crisis de efectividad, la cual justamente estaría ligada al cum-
plimiento de las metas de los pobladores, entre las cuales seguramente no
aparece toda la gama de problemas que enfrentan día con día en la ciudad.
Cuarto. La crisis de atención y cumplimiento generada por la falta de cre-
dibilidad y confianza en las dependencias oficiales que ejercen la planeación
urbana, ya que son percibidas en la mayoría de los casos, como agencias di-
vorciadas de los pobladores y que atienden los problemas urbanos que están
asociados, en muchas de las ocasiones, a sus propios intereses.
Entonces, después de este panorama de sendas crisis, derivamos esta pro-
puesta de circunscribir la acción gubernamental en materia de desarrollo ur-
bano, en cuatro dimensiones y cuatro componentes contextuales5, los cuales
estarían directamente ligados en una correspondencia uno a uno y serían clara-
mente interdependientes. Esto, con el propósito de filtrar todas las acciones de
planeación y operación de las agencias encargadas del desarrollo urbano; así:
• La crisis de eficiencia se convierte en procedimientos analíticos (modelos,
o métodos) que orienten la generación de múltiples programas ligados al
desarrollo urbano, en el marco del uso intensivo de los recursos;

5 Los cuatro componentes del entorno serían: la globalización y el subdesarrollo, el ámbito nacional, estatal
y local; las dimensiones serían las relacionadas con: atención cumplimiento, eficiencia, eficacia y efectivi-
dad, mostrado en la figura 3.

34
La gestión de la productividad estratégica en los gobiernos locales:
lineamientos metodológicos

• La crisis de eficacia, se trasmutaría a procesos de calidad, tanto de atención


al público como los requeridos en términos de monitoreo y seguimiento de
los programas;
• La crisis de efectividad se transformaría en el proceso de asociación entre
los programas y el cumplimiento de la meta ligada a las demandas de la
sociedad: la alteridad;
Finalmente, la crisis de atención-cumplimiento se convertiría en progra-
mas operativos estratégicos y permanentes de consulta ciudadana y de acer-
camiento a los sectores de pobladores, donde se intervendrá con acciones de
políticas públicas de alteridad; ver la figura 3 y 4.
En el ámbito de gestión de productividad estratégica propuesto, la dificul-
tad estaría asociada con la posibilidad de interconectar equitativamente las
cuatro dimensiones, contextualizadas entre los cuatro componentes propues-
tos, para obtener una mezcla estratégica de acciones de política pública inte-
gradas, tanto en la dependencia encargada de éstos, como en los programas
de desarrollo urbano destinados a la sociedad; ya que la posibilidad de las
acciones reales indican que en determinadas ocasiones, en busca de la efi-
ciencia pudiera, por ejemplo: perderse calidad, alejarse de los objetivos de la
efectividad u olvidar las demandas de los ciudadanos; o, incluso, estar des-
contextualizado del ámbito exógeno, como de los factores ligados a la globa-
lización, o del contexto de las políticas nacionales, regionales o municipales.
(ver las figuras 3 y 4)
A continuación y como una forma de vinculación entre la gestión y la pla-
neación con el espacio físico de intervención, se proponen algunos lineamien-
tos metodológicos para la implementación de una zonificación metropolitana:
Figura 3: Interpretación gráfica del Modelo para el análisis de la planeación urbana a
partir de la GPE, basado en 4 componentes contextuales.

Fuente: Datos generados en esta investigación.

35
Eduardo Sousa González

Figura 4: Modelo para el análisis de la planeación urbana a partir de la GPE en 4


Ejes dimensionales.

Fuente: Datos generados en esta investigación.

Lineamientos metodológicos para la zonificación metropolitana: ejemplo


aplicado en Monterrey
El propósito de proponer una zonificación para el área metropolitana de
Monterrey, en el marco del modelo gestión de productividad estratégica GPE,
obedece a la necesidad de vincular las acciones de planeación municipales
con la localización georeferenciada (Ejes cartesianos X e Y) en zonas específi-
cas del sitio a intervenir; para este propósito, se ha tomado como base funda-
mental las exploraciones derivadas de otras investigaciones (Sousa, E. 2009),
específicamente aquellas exploraciones efectuadas sobre el proceso de me-
tropolización en Monterrey. Así, los lineamientos metodológicos que se han
utilizado para perfilar delineamiento de las áreas o sectores que integran la
zonificación propuesta, se relacionan básicamente con cuatro criterios, que en
conjunto muestran formas físicas internas de la metrópoli resultantes (zonas)
y una propuesta muy preliminar para la delimitación de zonas adyacentes
para la periférica. Los criterios mencionados para este propósito son:
Primero. El criterio de base población-empleo: este criterio se relaciona
básicamente con el desplazamiento histórico que han tenido los pobladores
de la ciudad central con dirección periférica, a partir de los años cincuenta,
que es cuando inicia el proceso de metropolización de la ciudad. Este proceso

36
La gestión de la productividad estratégica en los gobiernos locales:
lineamientos metodológicos

generó las dos primeras zonas de esta propuesta: una, que representa el cen-
tro histórico o Distrito Central de Negocios DCN y la otra, que patentiza el
movimiento de pobladores-empleo hacia el suroeste, norte y noreste. En este
sentido los límites prefigurados de la última zona, estarían representados pre-
cisamente por las direcciones mencionadas anteriormente (suroeste, norte y
noreste), las cuales simbolizan justamente, la línea divisoria actual que limita
a las áreas físicas que poseen una diferencia sustantiva entre sus densidades
de pobladores y del número de los empleos del sector secundario y terciario.
Según lo indican los gráficos 1 y 2.
Segundo. El criterio de límite municipal. El límite municipal, como crite-
rio divisorio entre zonas fue utilizado como razonamiento lógico en las áreas
que así lo permitieron; por ejemplo: entre el área que divide la zona N° 3 (Z:
3) denominada sur-poniente San Pedro Garza García y el área N° 4 (Z: 4) re-
presentada por la poniente Santa Catarina, en donde, además del criterio de
densidad de pobladores, la división coincidió claramente con el límite muni-
cipal. Situación similar existe entre las zonas N° 9 (Z: 9) y N° 8 (Z: 8); donde
se intenta coordinar el límite propiamente dicho de la zona, con la división
municipal. (ver gráficos 1 y 2)

Grafico 1: Zonificación interior AMM

Fuente: Datos generados en esta investigación.

37
Eduardo Sousa González

Gráfico 2. Zonificación AMM Contornos

Fuente: Datos generados en esta investigación.

Tercero. El criterio de AGEB´s-vialidad. Después del criterio de densidad,


no cabe la menor duda que el relacionado con las líneas divisorias asociadas
con las Áreas Geoestadísticas Básicas AGEB´s fue el especialmente utilizado.
Esto en virtud de que la coincidencia con éstos límites, representa la factibili-
dad de contar con la información censal específica y la producida por el INE-
GI; además de la posibilidad de agrupación de la misma y la posibilidad de
georeferenciarla. Por lo tanto, en algunos casos se asoció a las arterias viales
importantes con los AGEB´s, privilegiando los límites de éstos, por ejemplo:
entre la zona N° 6 (Z: 6) y N° 7 (Z: 7) el límite interno que parte de la zona
N° 2 (Z: 2) está ubicado sobre un tramo de la Av. Adolfo López Mateos. (ver
gráfico 3)
Cuarto. El criterio de los centroides de georeferencia. Finalmente, este
último criterio se utilizó dentro de la zonificación metropolitana propuesta
derivando nueve zonas, que incluye los sectores destinados a la expansión
de la metrópoli. Dicha expansión se fundamenta solamente en dos factores6:
uno relacionado con el concepto geográfico de punto-centroide, el cual puede
definirse como el punto de equilibrio o centro de proporción de un espacio fí-
sico-territorial, que, además, es factible de relacionar con coordenadas geográficas.

6 Es necesario aclarar que esta propuesta debe de considerarse solamente como una referencia, ya que las
variables incluidas para la zonificación expansiva periférica son insuficientes.

38
La gestión de la productividad estratégica en los gobiernos locales:
lineamientos metodológicos

Para el municipio de Monterrey, el punto-centroide se ubica hacia el sur del


río Santa Catarina, el otro factor se asocia con la noción de distancia, la cual
se ha considerado de 30 Km., a partir del punto-centroide del municipio de
Monterrey. De estos dos criterios han resultado probables zonas de expansión
para el área metropolitana de Monterrey, ver gráficos 4 y 5.
Grafico 3: Zonificación interior: Área metropolitana de Monterrey; AGEB´s.

Fuente: Datos generados en esta investigación.

Con estos criterios, se generaron nueve zonas que agrupan al área metro-
politana de Monterrey en su crecimiento interior y algunas otras áreas más,
indicadas en los gráficos como zonas de periféricas expansión futura. Las
áreas internas de la metrópoli de Monterrey, resultantes del análisis anterior,
son precisamente las que interesarían en la exploración con la que continuare-
mos en este capítulo; así, según se indica en los gráficos mencionados, dichas
zonas son:
1. Zona: 1. Distrito central de negocios DCN.
2. Zona: 2. Transición.
3. Zona: 3. Sur-poniente: San Pedro Garza García.

39
Eduardo Sousa González

4. Zona: 4. Poniente: Santa Catarina.


5. Zona. 5. Nor-poniente: Monterrey.
6. Zona: 6. Norte: G. Escobedo.
7. Zona: 7. Nor-oriente: Apodaca.
8. Zona: 8. Oriente: Guadalupe
9. Zona: 9. Sur: Monterrey.
Las zonas que se proponen para la expansión periférica son:
1. Zonas de expansión con restricciones. La cual se localizan al Poniente en
las proximidades de las zonas N.° 4: Poniente Santa Catarina, N.° 5 Nor-
poniente Monterrey, cuyas restricciones se consideran ligadas, entre otras,
a la altitud en metros sobre el nivel del mar (MSNM), que en promedio
se ubican por encima de los 700 MSNM; dificultando el acceso a la red de
infraestructura.
2. Zonas de expansión con restricciones 1: Ubicadas al oriente, en las proximi-
dades de la zona N° 8 Oriente, Guadalupe; la cual en virtud de la conjun-
ción de cuencas hidrológicas es una zona con posibilidades de inundación.

Grafico 4 y 5: Zonificación exterior AMM: Centroides y expansión 30 Km

40
La gestión de la productividad estratégica en los gobiernos locales:
lineamientos metodológicos

Fuente: Datos generados en esta investigación.

3. Zonas de expansión con restricciones 2: Localizada en la zona Sur, colin-


dando con la zona N.° 9, Sur-Monterrey. Dicha zona corresponde al Cañón
del Huajuco, el cual representa, un área que debería de ser respetada por
sus características ecológicas.
4. Zona restringida al crecimiento: sería la que corresponde al Parque Nacio-
nal Cumbres de Monterrey o La Sierra madre Oriental, localizada junto a
las zonas: N.° 3, 4, y 9.
5. Zonas de expansión: Las cuales se localizan hacia el nor-oriente, próxima a
las zonas N.° 6, 7, y una sección de la N° 8.

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Crecimiento económico y desigualdad social
en las metrópolis de México 1989-2010

Edel Cadena Vargas


Brisa Carrasco Gallegos
Universidad Autónoma del Estado de México

Resumen
El objetivo de este trabajo es medir y analizar la evolución de la economía y la
desigualdad social de las 59 zonas metropolitanas de México, durante el periodo
1989-2010.
Identifica que este tipo de ciudades siguen siendo un gran foco de atracción de la
población, pero sus actividades económicas disminuyen gradualmente, se deterio-
ran, o dejan de tener el peso que tradicionalmente tenían en el contexto nacional.
Encuentra, también, un deterioro gradual de los salarios y la calidad del empleo.
Supone que ello tiene su origen no solo en las políticas de ajuste estructural, que en
México se aplican desde inicio de los años ochenta, sino también en un lento proce-
so de relocalización de actividades económicas hacia municipios no metropolitanos.
Concluye que, de continuar esta tendencia, se acerca un futuro sombrío para las
metrópolis de México del que difícilmente podrán salir.

Introducción
Un primer rasgo identificable del fenómeno metropolitano en México es
su dinamismo y concentración de población. Según Unikel y otros (1976) en
1960 se podían identificar 12 zonas metropolitanas que albergaban 25.6 por
ciento de la población de México. En 1980 Negrete y Salazar (1986) identifica-
ron 26 zonas que concentraban 39.1 por ciento del total de la población. Por su
parte Sobrino (1993) identificó 37 zonas metropolitanas en 1990, con 38.8 por
ciento de la población nacional y 48 zonas en 2000. (Sobrino, 2003a)
Por su lado, la Secretaría de Desarrollo Social SEDESOL, el Consejo Nacio-
nal de Población CONAPO y el Instituto Nacional de Estadística Geografía
e Informática INEGI (2004) identificaron 55 zonas metropolitanas en el año
2000, integradas por 309 municipios que concentraban 52.8% de la población
nacional. En 2007, estas mismas instituciones establecieron que existían 56

45
Edel Cadena Vargas
Brisa Carrasco Gallegos
zonas metropolitanas, integradas por 345 municipios que aglomeraban 56.0%
del total de la población de México. En 2012 el número de ciudades caracte-
rizadas como metrópolis creció a 59, con 367 municipios que albergaban a
56.8% del total nacional de población. (SEDESOL y otros, 2012)
Como podrá observarse, queda de manifiesto la enorme importancia de
las zonas metropolitanas de México, ya que en ellas vive un número inusitado
y creciente de personas, se realiza buena parte de la actividad económica, y
concentran casi tres cuartas partes del empleo formal de este país.
A pesar de ello, no es frecuente encontrar ―descontando los arriba mencio-
nados― estudios a profundidad que aborden los diversos procesos económi-
cos en el conjunto de estas zonas, ni menos aún la evolución de la desigualdad
social.
Si es posible encontrar, en cambio, numerosas reflexiones acerca de zonas
metropolitanas en particular, que van desde análisis del crecimiento económi-
co y el empleo, hasta revisiones de los temas abordados para su estudio, pa-
sando por estrategias de cómo gobernar o planear este tipo de entidades, así
como los procesos de exclusión social que se presentan. (Prévôt, 2000; Carava-
ca y Méndez, 2003; Tomadoni, 2004; Zentella, 2005; Aranda, 2005; Sandoval,
2005; Arteaga, 2005; Lacabana y Cariola, 2005; Pirez, 2005; Llera y otros, 2005;
Blanes, 2006; Valenzuela, 2006 y 2007; Rodríguez, 2006; Garrocho y Campos,
2007; Sousa, 2007, 2008, 2009 y 2010; Ugalde, 2007; Bayón 2008; Escalona y
Climent, 2008; Márquez y Pradilla, 2008; Rivero y Aguilar, 2009)
Otro grupo de trabajos aborda el problema de la integración, suelos, es-
tructura, mercados inmobiliarios o patrones de localización en este tipo de
ciudades (Becerril, 2000; De Mattos, 2000 y 2010; Giglia, 2001; Herce, 2005;
Orozco, 2006; Campolina y Campolina, 2007; Rionda, 2007; Sánchez, 2007; So-
brino, 2007; Link, 2008; Schelotto, 2008; Schiappacasse, 2008; López y Plata,
2009; Damiani, 2010; Iracheta, 2010; Pérez y Santos, 2011;) o sugerencias para
utilizar métodos cuantitativos para delimitar las metrópolis (Martínez de Le-
jarza y Martínez de Lejarza, 2002; y Feria, 2008).
Mención particular merece el trabajo de ONU HABITAT (2011) que abor-
da el llamado Sistema Urbano Nacional, donde se incluyen algunos análisis
de procesos socioeconómicos en zonas metropolitanas, utilizando la delimita-
ción INEGI/CONAPO/SEDESOL. Sin embargo, lo analizado se circunscribe
a 56 zonas metropolitanas, sin desagregar datos, y solo referido a personal
ocupado, producción bruta, pobreza de patrimonio y alimentaria, y delitos.
La metodología utilizada en este trabajo fue, en primer término, desagre-
gar la información estadística y cartográfica en función de los criterios de
delimitación de SEDESOL, CONAPO e INEGI, (2012) a partir de los cuales se
consideraron 59 zonas metropolitanas, compuestas por 367 municipios, defi-
nidos a partir de la siguiente regionalización:

46
Crecimiento económico y desigualdad social en las metrópolis de México 1989-2010

La información estadística utilizada en esta investigación se deriva de los


censos económicos y de población del INEGI. Se extractó lo concerniente a
cada uno de los 367 municipios y se reagrupó por cada zona metropolita-
na. Las cifras relativas a salarios y valor agregado fueron deflactadas a pesos
de 2010 para su comparabilidad. Además de ello, se utilizaron los índices de
marginación del Consejo Nacional de Población.

Población
De 1990 a 2010 las 59 zonas metropolitanas pasaron de tener 43 millones
340 mil 530 habitantes a 63 millones 836 mil 779. De ser 53.3% de la población
nacional en 1990, hoy día al menos 56.8% de los mexicanos vive en este tipo
de lugares.
Entre éstas metrópolis destacan 10 –Valle de México, Guadalajara, Monte-
rrey, Puebla, Toluca, Tijuana, León, Juárez, La Laguna, y Querétaro– ya que
ahí viven 35.9% de la población nacional y 63.2% del total de los pobladores
de las metrópolis. Significa lo anterior que en menos de 170 mil kilómetros
cuadrados habitan casi las dos terceras partes de la población metropolitana,
y poco más de la tercera parte de la población nacional.
No obstante, el crecimiento poblacional de las metrópolis tiende a dismi-
nuir, ya que de 1990 a 1995 su incremento promedio anual fue de 2.5%, de
1995 a 2000 disminuyó a 2.0% anual, de 2000 a 2005 a 1.5% anual y de 2005 a

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Edel Cadena Vargas
Brisa Carrasco Gallegos

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Crecimiento económico y desigualdad social en las metrópolis de México 1989-2010

2010 aumentó marginalmente a 1.5% anual. En conjunto, de 1990 a 2010 las


metrópolis de México crecieron a un ritmo promedio anual de 1.9%, cifra aún
superior a la media nacional que fue 1.6% anual.
Destacan, en este proceso las zonas metropolitanas de Cancún, Puerto Va-
llarta, Tijuana, Reynosa, Querétaro, Tuxtla Gutiérrez, Pachuca y Tehuacán,
que crecen a ritmos superiores a 3% anual de 1990 a 2010 y, en el caso de la
primera, a 6.5% anual
Por otra parte, este crecimiento no ha sido homogéneo, sino que hay me-
trópolis ganadoras y perdedoras en este proceso de concentración de la po-
blación.
En efecto, las zonas metropolitanas del Valle de México, Poza Rica y Mi-
natitlán han disminuido su importancia relativa respecto del total nacional en
-1.2 puntos porcentuales la primera y -0,1 puntos porcentuales las dos últimas.
En cambio, 29 metrópolis han aumentado su peso en el contexto nacional, y
son: Tepic, Tehuacán, Matamoros, Xalapa, Apizaco, Morelia, Nuevo Laredo,
Chihuahua, Mérida, Mexicali, Oaxaca, Cuernavaca, San Luis Potosí, Pachu-
ca, Saltillo, Villahermosa, Tuxtla Gutiérrez, Puerto Vallarta, Aguascalientes,
Reynosa, Juárez, León, Puebla, Guadalajara, Querétaro, Toluca, Monterrey,
Cancún, y Tijuana.
Cabe destacar, entre aquellas que han sido más dinámicas en su crecimien-
to, los casos de Tijuana, Puerto Vallarta y Juárez que han duplicado su po-
blación en tan solo 15 años, y Cancún que la ha triplicado en el mismo lapso.
Sin embargo, visto por regiones, la población tiende a concentrarse más en
las metrópolis de las regiones Norte Noroeste y Occidente Centro Norte, en
tanto que su peso respecto del total nacional aumentó 1.8 y 2.0 puntos porcen-
tuales, respectivamente. La región Sur Sureste aumentó 0.6 puntos porcentua-
les y la Centro permaneció prácticamente igual de 1990 a 2010.

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Edel Cadena Vargas
Brisa Carrasco Gallegos
Unidades Económicas
De 1989 a 2009 el número de unidades económicas en las metrópolis au-
mentó de 855 mil 16 a 1 millón 390 mil 474 establecimientos, lo que supone un
crecimiento promedio anual de 5.1% sostenido durante dos décadas.
A pesar de este crecimiento inusitado, el número de unidades económicas
metropolitanas respecto del total nacional disminuyó de 65.2% a 62.2%. Este
descenso se explica por solo 13 metrópolis, que son: Valle de México, Monte-
rrey, Veracruz, Poza Rica, Tampico, Guadalajara, La Laguna, Celaya, Mérida,
Orizaba, Guaymas, Juárez y Nuevo Laredo.
Entre éstas, resalta sobremanera el caso del Valle de México, metrópoli
que pierde 5.1 puntos porcentuales en su importancia nacional en unidades
económicas.
En cambio, hay 23 metrópolis que aumentaron su importancia nacional de
número de establecimientos, y son: Toluca, Tijuana, Puebla, Cancún, Queré-
taro, Cuernavaca, Puerto Vallarta, León, Morelia, Pachuca, Apizaco, Villaher-
mosa, Cuautla, Tuxtla Gutiérrez, Oaxaca, Aguascalientes, Matamoros, Rey-
nosa, San Francisco del Rincón, Moroleón, Tula, y Colima.
Destaca el caso de Toluca, que aumentó su importancia nacional en 0.6
puntos porcentuales, la cifra más alta, y Tijuana, Puebla Tlaxcala y Cancún,
que aumentaron 0.3 puntos porcentuales su participación en la totalidad de
las unidades económicas del país.
A la par de este proceso de incremento inusitado del número de estable-
cimientos en las metrópolis de México, también se observa la tendencia a la
concentración, ya que en tan solo 12 metrópolis se agrupa más de 40% de los
establecimientos de todo el país. Estas metrópolis son: Valle de México, Gua-
dalajara, Puebla, Monterrey, Toluca, León, Tijuana, San Luis Potosí, Mérida,
Cuernavaca, Querétaro y Morelia. Tan solo en la primera, el Valle de México,
se encuentran 2 de cada 10 establecimientos respecto del total nacional.
Visto por regiones, las regiones que ganaron en importancia nacional fue
la Sur Sureste y la Occidente Centro Norte, ya que la Centro y la Norte No-
roeste disminuyeron su peso relativo.

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Crecimiento económico y desigualdad social en las metrópolis de México 1989-2010

De igual forma, tomando como universo el total de unidades económicas


en las zonas metropolitanas, se observa que en solo nueve metrópolis se con-
centra más de 60% del total de los establecimientos metropolitanos, y son:
Valle de México, Guadalajara, Puebla-Tlaxcala, Monterrey, Toluca, León, Ti-
juana, San Luis Potosí, y Cuernavaca.
A la par de ello, hay zonas ganadoras y perdedoras en importancia respec-
to del total de las metrópolis. Solo 10 de ellas ―Valle de México, Monterrey,
Poza Rica, Veracruz, Tampico, La Laguna, Guaymas, Nuevo Laredo Orizaba
y Nuevo Laredo― disminuyen su importancia relativa, 18 la conservan y 31 la
aumentan. Destaca la pérdida de importancia del Valle de México, zona que
ha disminuido -6.3 puntos porcentuales, y Toluca que la aumentó 1.1 punto
porcentual.
Por regiones, la Centro y la Norte Noroeste pierden importancia, -2.4 y
-0.1 puntos porcentuales, respectivamente, mientras que la Occidente Centro
Norte y la Sur Sureste aumentan su peso relativo.

Visto por sectores en el total de las zonas metropolitanas, la proporción de


establecimientos del sector manufacturero se mantuvo –con un incremento
marginal– a lo largo de veinte años, pero los comercios disminuyeron y los
servicios aumentaron.
De las 59 zonas metropolitanas, 21 de ellas disminuyeron su proporción de
unidades económicas de tipo manufacturero, respecto del total de unidades, y
son: Puerto Vallarta, Cuernavaca, Saltillo, Cancún, Acayucan, León, Morelia,
Mérida, La Laguna, Zamora-Jacona, Ocotlán, Moroleón, Guadalajara, Reyno-
sa, La Pîedad-Pénjamo, Colima-Villa de Álvarez, Tampico, Piedras Negras,
Zacatecas-Guadalupe, Puebla-Tlaxcala, Poza Rica, y Tehuantepec. Las restan-
tes aumentaron la proporción de sus establecimientos manufactureros, sien-
do los casos de Villahermosa, Coatzacoalcos y Veracruz los más llamativos,
ya que aumentaron entre 6 y 11 puntos porcentuales la participación relativa
de este tipo de unidades.
Por regiones, Centro y la Sur Sureste son las que han aumentado el peso de
sus manufacturas, en 0.2 y 1.5 puntos porcentuales, mientras que la Occiden-
te Centro Norte y la Norte Noroeste la han disminuido en -0.2 y -1.0 puntos
porcentuales.

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Edel Cadena Vargas
Brisa Carrasco Gallegos

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Crecimiento económico y desigualdad social en las metrópolis de México 1989-2010

Producción
Para el año de 1989, en las metrópolis de México se generaba más de las
cuatro quintas partes de la producción nacional. Veinte años después, en 2009,
esta proporción se conserva, a pesar de las políticas de ajuste estructural.
Dentro de este proceso, 14 zonas disminuyen su importancia nacional, en-
tre -2.0 y -0.1 puntos porcentuales, 19 la conservan, y 26 metrópolis la aumen-
tan entre 0.1 y 0.9 puntos porcentuales.
Las zonas que disminuyen su importancia nacional en valor agregado cen-
sal bruto, respecto del total nacional, son: Valle de México, Cuernavaca, Salti-
llo, Guadalajara, Tehuantepec, Monclova, Acapulco, Minatitlán, Matamoros,
Orizaba, Tampico, Poza Rica, Tula, Chihuahua, y Zamora.
Por regiones, llama poderosamente la atención que la Región Centro es
la única que desciende, con -1.9 puntos porcentuales, mientras que el resto
de las regiones aumentan su importancia entre 0.5 y 0.6 puntos porcentuales
respecto del total nacional. Significa lo anterior que el valor de lo producido
en las metrópolis del centro del país es lo que explica esta pérdida de impor-
tancia.

Analizado el total de valor agregado censal bruto metropolitano como uni-


verso, destaca que solo en 13 zonas, en 1989, se producía 69.5% del total, y
son, en orden descendente: Valle de México, Guadalajara, Puebla-Tlaxcala,
Monterrey, Toluca, León, Tijuana, San Luis Potosí, Cuernavaca, Mérida, Que-
rétaro, Oaxaca, y Morelia. Tan solo el Valle de México, en ese año, producía
38.5% del total. Es decir, casi dos de cada cinco pesos de valor agregado se
generaba, en 1989, en una sola metrópoli.

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Brisa Carrasco Gallegos

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Crecimiento económico y desigualdad social en las metrópolis de México 1989-2010

Veinte años después en solo tres metrópolis ―Valle de México, Guada-


lajara, y Puebla, se generan casi la mitad del total de valor agregado de las
metrópolis. Para 2009 10 zonas disminuyeron su importancia entre -0.1 y -6.3
puntos porcentuales, 18 la conservan y 31 la aumentan entre 0.1 y 1.1 puntos
porcentuales.
Las metrópolis que disminuyen su importancia en el valor agregado cen-
sal bruto son, en orden descendente: Valle de México, Monterrey, Poza Rica,
Veracruz, Tampico, La Laguna, Guaymas, Celaya, Orizaba y Nuevo Laredo.
Resalta el caso del Valle de México que se abate en -6.3 en el periodo 1989-
2004.
Analizado por regiones, la Centro y la Norte Noroeste disminuyen su im-
portancia en -2.4 y -0.1 puntos porcentuales y el resto de las regiones la au-
mentan en un rango que va de 0.7 a 1.7 puntos porcentuales.

A la par de esta pérdida de importancia, la estructura de la producción


ha cambiado sustancialmente en las zonas metropolitanas en los veinte años
de análisis, ya que el sector manufacturas desciende de manera notable. De
ser 61.3% del valor agregado total de las zonas metropolitanas en 1989, pasó
a representar 40.4% en 2009, lo que implica una pérdida de -20.9 puntos por-
centuales. El sector comercio, por su parte, disminuyó su importancia en -10.0
puntos porcentuales y, en contraste, los servicios aumentaron 30.9 puntos
porcentuales.
Por zonas, en 41 se presenta esta disminución, entre -0.1 y -46.8 puntos
porcentuales, y en 18 metrópolis aumenta entre 1.4 y 42.0 puntos porcentua-
les.
Las metrópolis cuyo descenso en el valor de las manufacturas es mayor
al promedio metropolitano son, en orden descendente: Acayucan, Poza Rica,
Valle de México, Cuernavaca, Tehuacán y Monterrey, y Querétaro.
Las que, por el contrario, aumentan la proporción del valor agregado ma-
nufacturero son, en orden ascendente, son: Nuevo Laredo, Ocotlán, Zamora,
San Francisco del Rincón, Aguascalientes, Zacatecas-Guadalupe, Juárez, Mo-
roleón, La Laguna, Piedras Negras, Tijuana, Coatzacoalcos, Cuautla, Reyno-
sa, Mexicali, Villahermosa, Tecomán, y Guaymas.

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Edel Cadena Vargas
Brisa Carrasco Gallegos
Analizado por regiones, en todas ellas desciende la importancia del valor
agregado censal bruto manufacturero, pero es la región Centro donde se aba-
te casi la tercera parte, -31.7 puntos porcentuales, mientras que en la Norte
Noroeste es -12.3 puntos, la Occidente Centro Norte -6.8 puntos y la Sur Su-
reste -3.6 puntos porcentuales.

Empleo y remuneraciones
El número de empleados promedio en las zonas metropolitanas ha cre-
cido de 6 millones 599 mil 377 en el año de 1989, a 13 millones 814 mil 52 en
2009. Este aumento supone un crecimiento promedio anual de 5.2%, cifra 3.3
puntos porcentuales por arriba del incremento poblacional en estos mismos
lugares.
Visto por zonas metropolitanas, destaca que el empleo en todas ellas crece
por encima de su población, entre 0.9 y 7.0% promedio anual.
A pesar de su crecimiento neto, la importancia nacional del empleo me-
tropolitano tiende a disminuir, toda vez que en 1989 representaba 76.9% del
total del país, y para 2009 descendió -3.5 puntos porcentuales, para ubicarse
en 73.4%.
La casi totalidad de este descenso se explica por 16 metrópolis que dismi-
nuyeron su importancia relativa en número de empleos formales, y son: Valle
de México, Juárez, Monterrey, Monclova-Frontera, Tampico, Veracruz, Mata-
moros, Chihuahua, Orizaba, Minatitlán, La Laguna, Nuevo Laredo, Coatza-
coalcos, Acapulco, Piedras Negras, y Zamora.
Visto por regiones, el descenso se explica por la pérdida de importancia de
las regiones Centro y Norte Noroeste, ya que las otras dos, Occidente Centro
Norte y Sur Sureste, aumentaron su peso relativo.
Tomando como universo las zonas metropolitanas, destaca el hecho que,
de 1989 a 2009, la proporción de empleados tiende a disminuir en 16 zonas,
en 10 se mantiene estable, y en 30 tiende a aumentar su importancia. Destaca
el caso del Valle de México, metrópoli que disminuye su peso relativo en -6.3
puntos porcentuales, mientras que Cancún, Toluca, Tijuana, Puebla-Tlaxcala
y Toluca aumentan su importancia metropolitana entre 0.5 y 1.1 puntos por-
centuales.

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Crecimiento económico y desigualdad social en las metrópolis de México 1989-2010

Analizado el empleo metropolitano por regiones, la Centro perdió -2.4


puntos porcentuales respecto del total de las zonas metropolitanas, mientras
que región Occidente Centro Norte creció 1.7 puntos porcentuales, la Norte
Noroeste -0.1 puntos y la Sur Sureste 0.7 puntos porcentuales.

En relación a la estructura de la ocupación, destaca que el empleo me-


tropolitano tiende a terciarizarse, ya que el sector manufacturero disminuyó
casi -17.1 puntos porcentuales, el sector comercio disminuyó -1.5 puntos y
el sector servicios incrementó 18.6 puntos porcentuales su importancia. No
obstante, analizado por zonas resalta el hecho de que en 50 zonas disminuye
el peso del empleo manufacturero, y solo en 9 aumenta.
Los casos más dramáticos de este proceso de terciarización son los de las
zonas metropolitanas de Ocotlán, Córdoba, Colima y Villahermosa, donde el
peso relativo de los empleos manufactureros descendió entre 25 y 37 puntos
porcentuales respecto del total de empleados. En contraparte, resaltan los ca-
sos de San Francisco del Rincón, La Laguna y Apizaco Tlaxcala, metrópolis
que han aumentado la proporción de empleo manufacturero entre 4 y 11 pun-
tos porcentuales.
Por regiones, el proceso más acelerado de terciarización está en la Centro,
ya que disminuye su empleo manufacturero en -22.3 puntos porcentuales,
seguido por la Sur Sureste, con -14.2 puntos porcentuales, la Occidente Centro
Norte -12.6 puntos y la Norte Noroeste con -11.6 puntos porcentuales.
Por otra parte, las remuneraciones globales de las zonas metropolitanas
pasaron de 360 mil millones de pesos en 1989 a 815 mil millones en 2009. A
pesar de este crecimiento notable, estas remuneraciones globales de las me-

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Crecimiento económico y desigualdad social en las metrópolis de México 1989-2010

trópolis disminuyeron respecto del total nacional -0.9 puntos porcentuales.


Este descenso se explica básicamente por el caso del Valle de México, zona
que desciende -5.2 puntos porcentuales. Por regiones, la Centro y Sur Sureste
disminuyeron su importancia nacional, no así las regiones Norte Noroeste y
Occidente Centro Norte, que sí aumentaron su peso relativo en las remune-
raciones globales.

Aunado a ello, la estructura de las remuneraciones globales muestra una


disparidad notable respecto del tipo de empleo en las zonas metropolitanas,
ya que la mayor parte de ellas en 1989 eran del sector manufacturero, y en
2009 la mayor parte corresponde a los servicios. Los sueldos totales en las
manufacturas disminuyen -23.9 puntos porcentuales respecto del total de re-
muneraciones. La región Centro fue la más afectada en esta pérdida de impor-
tancia, ya que disminuyó -32.4 puntos porcentuales, mientras que en la región
Sur Sureste la caída es menos drástica, -23.6 puntos. En la Norte Noroeste el
desplome es de -13.7 puntos y en la Occidente Centro Norte se redujo -18.0
puntos porcentuales.
En relación a las remuneraciones mensuales promedio por cada emplea-
do metropolitano, resalta el hecho que han disminuido de manera constante
en los veinte años del análisis, pero menos acelerada que el promedio por
empleado a nivel nacional. Mientras que en el salario promedio nacional dis-
minuyó -1 mil 63 pesos mensuales, en las zonas metropolitanas perdió -998
pesos por cada empleado.

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Brisa Carrasco Gallegos

No obstante, visto por zona, hay lugares donde el promedio salarial ha


aumentado, y metrópolis donde ha descendido de manera dramática.
En efecto, en 15 zonas metropolitanas el salario mensual promedio ha su-
bido entre 23 y 1 mil 627 pesos, mientras que en el resto ha bajado entre -17 y
-4 mil 817 pesos mensuales. Destaca el hecho de que en Monclova-Frontera,
Minatitlán, Orizaba, Tula, Cuernavaca, Querétaro, Puebla-Tlaxcala, Cancún,
Toluca, Ocotlán, Apizaco-Tlaxcala, Coatzacoalcos, Matamoros, Tulancingo,
Acapulco, Puerto Vallarta, Guadalajara, Tehuacán y Valle de México, la dis-
minución fue de más de mil pesos mensuales en promedio.
Analizado por regiones, los que más perdieron fueron los trabajadores de
las zonas metropolitanas de la Región Centro, que en promedio disminuye-
ron sus percepciones mensuales en -1 mil 296 pesos, mientras que en la región
Sur Sureste disminuyeron -1 mil 111 pesos, en la Occidente Centro Norte -592
pesos mensuales, y en la Norte Noroeste-461 pesos mensuales.

Otro proceso que destaca en las zonas metropolitanas es el de la pulveriza-


ción y recomposición de las unidades económicas, ya que, conforme avanza
la política neoliberal, se reduce o crece el número de empleados por cada uno
de los establecimientos dependiendo del sector.
Efectivamente, a nivel nacional el promedio de empleados por estableci-
miento, de 1989 a 2009, aumentó de 6.0 a 6.1, y en las zonas metropolitanas
pasó de 5.9 a 6.1 trabajadores.
Visto por zonas y sector, el sector manufacturero fue el más afectado por el
proceso de pulverización, ya que el promedio nacional y metropolitano rondó
los -10 empleados por cada establecimiento. Solo 8 zonas incrementaron su
promedio de empleados por manufactura: La Piedad-Pénjamo, Zacatecas-

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Crecimiento económico y desigualdad social en las metrópolis de México 1989-2010

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Crecimiento económico y desigualdad social en las metrópolis de México 1989-2010

Guadalupe, Teziutlán, Guaymas, Mexicali, Reynosa, Juárez, y Tijuana. El


resto disminuyó su promedio de empleados en manufacturas
Hay reducciones dramáticas, como es el caso de las zonas de Monclova-
Frontera, Minatitlán, Matamoros, Coatzacoalcos, Tula y Toluca, donde el nú-
mero de empleados por establecimiento manufacturero disminuyó entre 22 y
57 trabajadores en promedio. En contraste, en las zonas de La Pîedad-Pénja-
mo, Zacatecas-Guadalupe, Teziutlán, Guaymas, Mexicali, Reynosa, Juárez, y
Tijuana, aumentaron su promedio de empleados manufactureros entre 1 y
16 trabajadores a los ya existentes.
Por región, la que más pierde empleos manufactureros es la Centro, que
desciende su promedio en -13 trabajadores por unidad económica, la Sur Su-
reste en -8, la Occidente Centro Norte y la Norte Noroeste -5 empleados por
establecimiento.

Productividad
Contrario a sus propias predicciones, la economía de mercado abate de
manera consistente la productividad, y con ello reduce las posibilidades de
insertar a México en un esquema de competencia internacional.
Efectivamente, analizado el total de las unidades económicas, resalta que
el valor agregado por cada establecimiento se redujo -26.9% a nivel nacional,
mientras que en las metrópolis descendió -23.2%.
Visto por zona, en solo 15 zonas metropolitanas aumentó la productividad
por establecimiento ―entre 2 y 150%― y son: Zacatecas-Guadalupe, Piedras
Negras, León, Veracruz, Nuevo Laredo, Tijuana, Aguascalientes, Guay-
mas, Mexicali, Tecomán, Coatzacoalcos, Juárez, La Laguna, Villahermosa
y Reynosa. En cambio, las 44 zonas restantes disminuyeron su productividad
por establecimiento entre -6 y -87%, de 1989 a 2009.
Por regiones, en todas ellas la productividad por establecimiento dismi-
nuye. No obstante, la región Centro abate su productividad en -23.2%, la Sur
Sureste en 40.1%, la Norte Noroeste en -30.3%, y la Occidente Centro Norte
en -34.1%.
Sin embargo, este descenso –de por sí drástico– ha sido a costa de las ma-
nufacturas, ya que es este sector el que se ha ido desmantelando conforme
avanza la economía de mercado.

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Crecimiento económico y desigualdad social en las metrópolis de México 1989-2010

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En efecto, tanto a nivel nacional como en el conjunto de las zonas metropo-
litanas, el valor agregado censal bruto por establecimiento se redujo casi a la
mitad, de -49.9 a -55.4%. Solo en 16 zonas aumentó dicho valor, en porcentajes
que oscilan entre 0.1% y 221.3%, mientras que en el resto ―43 zonas― decreció
entre -15.8% a 95.5%.
Las zonas más afectadas en este proceso de desindustrialización son: Aca-
yucan, Cuernavaca, Tehuantepec, Acapulco, Poza Rica, Oaxaca, Puerto Va-
llarta, Tianguistenco, Tula, Minatitlán, Tulancingo, La Piedad-Pénjamo, Can-
cú, Valle de México, Monclova-Frontera, Saltillo, Toluca, Apizaco-Tlaxcala,
Tuxtla Gutiérrez, Matamoros, Tehuacán, Colima-Villa de Álvarez, Moroleón,
Zamora-Jacona, Río Verde-Ciudad Fernández, Orizaba, Tepic, San Francis-
co del Rincón, Tampico, Querétaro, Pachuca, Mérida, Guadalajara, Morelia,
Monterrey, San Luis Potosí -Soledad de G.S., Puebla-Tlaxcala, Xalapa, Chi-
huahua, Celaya, Teziutlán, Córdoba, y Ocotlán.
Por regiones, la Centro abatió -63.7% su productividad por establecimien-
to, Norte Noroeste en -27.1%, Occidente Centro Norte en -34.9% y la Sur Su-
reste en -37.5%.

Bienestar Social
Los indicadores sociales de las zonas metropolitanas de México presentan
una situación paradójica: por un lado hay una tendencia a reducir la margi-
nación, y sus respectivos componentes, a la vez que los salarios pierden su
poder adquisitivo, los sistemas de seguridad social y salud se deterioran, y
los empleos formales no alcanzan para toda la población. En una palabra, la
sociedad metropolitana en México reduce la marginación, pero aumenta su
deterioro social.
En efecto, de 1990 a 2005 la media de analfabetismo en los municipios
metropolitanos pasó de 10.7% a 6.5% en. La media de personas mayores de
15 años o más sin primaria completa se redujo de 34.9 a 19.8%; la media de
ocupantes sin drenaje ni excusado decreció de 20.7 a 3.5%; y el porcentaje de
personas sin energía eléctrica pasó de8.1 a 1.3%.
Por su parte, la media en la ausencia de servicio de agua entubada se re-
dujo de 17.9% a 9.2%; las viviendas con piso de tierra transitaron de 17.0%
a 8.0%, las que tienen algún nivel de hacinamiento disminuyeron de 61.2 a
42.7%, la proporción de habitantes en localidades de menos de 5 mil habitan-
tes de 35.9 a 29.5%; y la población que gana hasta 2 salarios mínimos de 65.1 a
46.1%. salarios mínimos de 65.1 a 46.1%.
En conjunto, la reducción de la marginación en las zonas metropolitanas
permitió avanzar 100 lugares en un ranking nacional de 2 mil 454 lugares en
2005, al pasar la posición media del lugar 1 mil 970 al 2 mil 70.
Por municipios, donde existe la menor marginación es Benito Juárez, Dis-
trito Federal; San Pedro Garza García, Nuevo León; San Nicolás de los Gar-

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Crecimiento económico y desigualdad social en las metrópolis de México 1989-2010

za, Nuevo León; Coyoacán, Distrito Federal; Chihuahua, Chihuahua; Miguel


Hidalgo, Distrito Federal; Coacalco de Berriozábal, Estado de México; Cuau-
htémoc, Distrito Federal; Metepec, Estado de México; Azcapotzalco, Distrito
Federal; Guadalupe, Nuevo León; Cuautitlán Izcalli, Estado de México; Gua-
dalajara, Jalisco; Monterrey, Nuevo León; y Apodaca, Nuevo León.
Por el contrario, los municipios metropolitanos más marginados son: Al-
moloya de Juárez, Estado de México; Villa del Carbón, Estado de México;
Chiapa de Corzo, Chiapas; San Agustín Yatareni, Oaxaca; Ixhuatlancillo, Ve-
racruz; Oteapan, Veracruz; Rafael Delgado, Veracruz; Zaragoza, Veracruz;
Papantla, Veracruz; Tihuatlán, Veracruz; Ucú, Yucatán; Atzacan, Veracruz;
Tlilapan, Veracruz; Coyuca de Benítez, Guerrero; y Ocoyucan, Puebla.
En relación a la concentración del ingreso, el coeficiente de Gini de las
zonas metropolitanas muestra una disparidad notable. Si bien la media de las
metrópolis coincide con el coeficiente nacional, 53, lo cierto es que este coefi-
ciente en sí mismo refleja una concentración brutal del ingreso, en tanto que
los países europeos rondan 30.
Visto por zonas, las metrópolis donde está más concentrado el ingreso son:
León, Quéretaro, Rioverde, La Piedad, Saltillo, Zacatecas, Acapulco, Juárez,
Monclova, y Moroleón. En cambio, las metrópolis donde se concentra menos
el ingreso son: Zamora, Tlaxcala, Apizaco, Tepic, Xalapa, Tecomán, Tulancin-
go, Aguascalientes, Guaymas y Piedras Negras.
Visto por municipios, donde está más concentrado el ingreso son Boca
del Río, Veracruz; Cuajimalpa, Distrito Federal; San Martín de las Pirámides,
Estado de México; Altamira, Tamaulipas; San Gregorio Atzompa, Puebla;
Cosoleacaque, Veracruz; Almoloya de Juárez, Estado de México; Castaños,
Coahuila; Guadalupe, Zacatecas; Pénjamo, Guanajuato; Santo Domingo To-
maltepec, Oaxaca; Toluca, Estado de México; Nextlalpan, Estado de México;
Umán, Yucatán; Coronango, Puebla; Ramos Arizpe, Coahuila; Corregidora,
Querétaro; y Silao, Guanajuato.
Respecto del Desarrollo Humano, las zonas metropolitanas con un ma-
yor IDH promedio son: Zacatecas, Juárez, Colima, Monterrey, Tijuana, Chi-
huahua, Tepic, San Luis Potosí, Piedras Negras, y Veracruz. En contraste, las
metrópolis donde hay un menor IDH promedio son: Tuxtla Gutiérrez, Tulan-
cingo, La Piedad, Poza Rica, Orizaba, Tecomán, Rioverde, Acapulco, Mérida,
Minatitlán, y Acayucan.
En aspectos de género, las metrópolis donde hay un mayor Índice de Po-
tenciación de Género promedio, son: Tepic, Chihuahua, Quéretaro, Juárez,
San Luis Potosí, Colima, Cancún, Tecomán, Piedras Negras, y Matamoros. En
cambio, las metrópolis donde estos valores son menores son: Acapulco, Tlax-
cala, Mérida, Xalapa, Tijuana, Oaxaca, Córdoba, Nuevo Laredo, Acayucan,
Poza Rica, y Coatzacoalcos.

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Brisa Carrasco Gallegos
Por municipios, aquellos donde hay mayores oportunidades para las mu-
jeres son: Benito Juárez, Distrito Federal; San Pedro Garza García, Nuevo
León; Coyoacán, Distrito Federal; Miguel Hidalgo, Distrito Federal; Cuauhté-
moc, Distrito Federal; Santa María del Tule, Oaxaca; Cuernavaca, Morelos;
San Nicolás de los Garza, Nuevo León; Tlalpan, Distrito Federal; Metepec,
Estado de México; y Querétaro, Querétaro.
En contraste, los municipios metropolitanos donde hay menores oportuni-
dades para las mujeres son: Almoloya de Juárez, Estado de México; Chiapa de
Corzo, Chiapas; Rafael Delgado, Veracruz; Tlalnelhuayocan, Veracruz; Coyu-
ca de Benítez, Guerrero; Atzacan, Veracruz; Ucú, Yucatán; Tlilapan, Veracruz;
Ixhuatlancillo, Veracruz; Oteapan, Veracruz; Ocoyucan, Puebla; y Zaragoza,
Veracruz.

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Crecimiento económico y desigualdad social en las metrópolis de México 1989-2010

Conclusiones
Es lugar común ―en países como México― afirmar que hay un proceso de
concentración de población y actividades en las metrópolis, acompañado de
una tendencia a la terciarización de su economía.
Tienen parcialmente la razón quienes así lo piensan para el caso de México,
porque, en efecto, la población tiende a concentrarse de manera consistente
en las metrópolis, pero no de manera paralela con las actividades económicas.
Es decir, hay una paradoja irresoluble en el desarrollo de las metrópolis en
México: la población tiende a trasladarse a las metrópolis, pero las actividades
económicas languidecen en este tipo de lugares.
De ahí que el conjunto de las actividades económicas tiendan a perder im-
portancia en el total de las metrópolis, pero de manera más notoria en las de
la región Centro y Sur Sureste, y en particular el Valle de México.
Es más, lo que se deduce del análisis precedente, es que está en ciernes
un proceso de relocalización de las actividades económicas en municipios no
metropolitanos, toda vez que hay una descenso constante en la proporción de
establecimientos y empleados, así como del valor del producción y producti-
vidad de las metrópolis de este país.
Probablemente, esto tiene que ver con la emergencia de nuevas regiones
donde hay condiciones más favorables para la inversión, la dinámica propia

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Edel Cadena Vargas
Brisa Carrasco Gallegos
de algunas zonas, y, sobre todo, con las políticas de ajuste estructural que se
aplican en México desde 1983, que básicamente están orientadas a la reduc-
ción del empleo y el deterioro de las condiciones laborales de quienes si lo
tienen.
A la par de ello, es posible inferir un proceso, gradual pero consistente, de
descentralización de las actividades económicas, donde el Valle de México, y
en general las metrópolis de la Región Centro y las de mayor tamaño, dejan
de tener el peso específico que por muchos años habían tenido.
Incluso, no es improbable suponer que la terciarización creciente de la es-
tructura económica de las metrópolis ―y del país en general― genera otra
aporía insoluble y riesgosa. Como sociedad estamos sustituyendo empresas
y empleos de mejor calidad ―los manufactureros― por trabajos precarios en
el sector terciario.
Porque, si de algo hay certeza, es que el trabajo en el sector comercial y
de servicios es con salarios ínfimos, sin seguridad social o laboral, carente de
servicio médico, temporal, y donde, para colmo, las organizaciones sindicales
están prácticamente ausentes.
De igual forma, del análisis anterior es posible comprobar que los ajustes
estructurales en México, y por ende en sus metrópolis, no han generado ma-
yor productividad y, con ello, la competitividad se abate.
Por el contrario, conforme avanzan las políticas neoliberales en las metró-
polis, y en el conjunto nacional, el valor agregado que se produce por cada
establecimiento disminuye aceleradamente, en un contexto donde las econo-
mías de otras latitudes lo aumentan.
Y como no va a ser así, si hay una ínfima inversión en ciencia y tecnología,
la industria se pulveriza o desaparece, el costo de los insumos aumenta des-
proporcionalmente, los empleos son cada día más escasos, los establecimien-
tos reducen día a día su número de trabajadores, los salarios pierden el poder
adquisitivo aceleradamente, y la riqueza se concentra brutalmente.
Por ello, el futuro de las metrópolis es sombrío y desalentador. Mientras
sigamos con el mismo modelo de desarrollo para nuestras ciudades, éstas ten-
drá cada vez más habitantes, pero habrá menos empleos y, los que subsistan,
serán de ínfima calidad. Nos convertiremos, a este paso, en un país de vende-
dores y no de productores.

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75
Un nuevo constructo en la enseñanza del
urbanismo

Alfredo Palacios Barra1

Resumen
El presente trabajo, es una re-síntesis de la ponencia planteada por el autor en el
Coloquio sobre Enseñanza de la Arquitectura, el Diseño y los Asuntos Urbanos,
realizado en Octubre del 2012 en el Campus San Nicolás de los Garza de la Uni-
versidad Autónoma de Nuevo León, en Monterrey, México. En la oportunidad, se
postuló una nueva visión y forma de enseñar Urbanismo en la Academia a nivel de
pre y post grado, considerando la realidad y contemporaneidad que experimenta la
disciplina, desde una perspectiva mucho más amplia y abierta y direccionada hacia
una intervención crítica en escenarios crecientemente complejos y diversos.
Sin embargo, más allá del sólo diagnóstico y de los modelos organizativos para la
enseñanza de la disciplina, parece necesaria una reflexión sobre los contenidos y
aspectos básicos a considerar en esa gestión docente, los que han sido difícil de re-
cabar en la mayoría de los informes para la reforma de la enseñanza en este campo
científico. Por ello, el presente trabajo, quisiera complementar aquello y concebir un
nuevo constructo a fin de contribuir a cubrir esa carencia que parece imprescindible
para una adecuada renovación en la enseñanza del Urbanismo.
Palabras Claves: enseñanza del Urbanismo, paradigma, proyecto urbano, territoria-
lidad

Abstract
His paper is a summary of the paper presented by the author at the Symposium
on Teaching of Architecture, Design and Urban Issues, held in October 2012 at the

1 Académico Universidad del Bio Bio, Concepción, Chile; Departamento de Planificación y Diseño Urbano,
Concepción, Chile, Doctorado en Ciencias Ambientales, Universidad de Concepción, Centro Eula-Chile.
Presentación efectuada por el Autor en el “Coloquio sobre la Arquitectura, el Diseño y los Asuntos Urba-
nos”, Facultad de Arquitectura, Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México, Octubre de
2012, correo electrónico: apalacio@ubiobio.cl:

77
Alfredo Palacios Barra

Campus San Nicolas de los Garza of the Universidad autónoma de Nuevo León in
Monterrey, Mexico.
Keywords: Urban teaching paradigm, urban project, territoriality

Introducción

A
unque seguramente con escasa –por no decir nula- probabilidad de
incidencia en el proceso en curso de reforma de mayores recursos
para la educación chilena, una de las más caras del mundo, se señala,
y cuyos episodios de protesta del movimiento estudiantil han concentrado,
lamentablemente, el desarrollo de muchos de los hechos noticiosos en mi país
en los últimos años (quizás demandado por la autoconciencia nacional del
alto nivel de crecimiento que Chile ya alcanza por 40 años), paralelamente se
han producido también muchas reflexiones y reivindicaciones sobre la ense-
ñanza superior de la disciplina urbana en particular, incluidas sus atractivas
aristas territoriales y ambientales que la dominan hoy. Lo anterior, por cierto,
trasciende los postulados ideológicos y cortoplacistas que muchas veces se
les atribuye y por ello, desde la perspectiva académica en Chile, e imagino
que también en muchas de la realidades latinoamericanas, se han planteado
en esa discusión varios elementos para el diagnóstico de la situación que vive
el Urbanismo y los diferentes modelos y alternativas de organización de su
enseñanza hoy, a nivel de pre como de postgrado.
Antes de intentar determinar, muy resumidamente por cierto, el nuevo
enfoque que, en lo personal, estimo es recomendable sea abordado por la en-
señanza actual del Urbanismo de acuerdo a ese escenario, hacer una breve
reflexión sobre la realidad que vive hoy la disciplina y por ende, conocer los
nuevos problemas y paradigmas que le atañen, de los que por cierto, debiera
derivarse una re-formulación del enfoque y contenidos de su enseñanza a fin
de vislumbrarla de un modo realista y contemporáneo.

Visión actual del Urbanismo


Por cierto, la disciplina Urbana y su praxis -el URBANISMO-, cada vez
más distante de sus utópicos orígenes de reformismo social, ha ido con-
figurándose a lo largo del tiempo en torno a la adopción de modalidades
específicas que dicen relación con los problemas que ha debido afrontar. A
lo largo de diferentes períodos históricos, encontraríamos ejemplos para-
digmáticos de formulaciones teóricas y de proyectos que tratan de dar res-
puesta a los significativos problemas urbanos de cada momento, entremez-
clados, lamentablemente, muchas veces con mitificaciones de personajes o
situaciones mal reconocidas.

78
Un nuevo constructo en la enseñanza del urbanismo

Lo anterior, porque es evidente que la historia del Urbanismo ha creado


mitos respecto de los cuales se hacen afirmaciones totalmente novelescas y
llenas de artilugios mitificadores, que alejan el sentido que el Urbanismo per-
sigue. La figura de Hipódamo, al que se le reivindica como “padre del urba-
nismo” e inventor de la retícula, aún sabiéndose de los orígenes de una Babi-
lonia ortogonal y de que su intervención en Mileto tan sólo pudo alcanzar a
una pequeña parte de la ciudad; o del emperador Augusto que si bien pudo
encontrar una Roma de ladrillo, es evidente que no debió dejar una Roma
de mármol más que circunscrita a algunas áreas principales de la capital im-
perial; o de que la desestimación de las ideas de Wren para la reconstrucción
de Londres es “la mayor oportunidad desperdiciada de renovación urbana
en toda la historia del urbanismo”, olvidando que ésas no pudieron jamás
concretarse si se conoce que la City no respondía a las características de ciu-
dad plana que el ingeniero-arquitecto sostenía, son sólo algunos ejemplos
de esas ficciones.
Lo concreto es que si pensamos en la linealidad cronológica del desarrollo
urbano, veríamos, por ejemplo, en la etapa de la ciudad antigua, un tipo ur-
bano definido por sus bajos niveles de desarrollo técnico, de pequeña escala,
limitado en su capacidad de mantener grandes poblaciones urbanas; contras-
tado y a su vez, en los conglomerados de la ciudad industrial y del urbanis-
mo moderno de inicios del siglo XX, con gran número de habitantes, en que
aparece clara una mayor complejidad en la administración urbana, con una
diversidad y relación entre los instrumentos de planificación, Planes Regu-
ladores de dimensión metropolitana y sus planeamientos derivados, junto a
una definición de problemas y demandas de crecimiento urbano y de paisajis-
mo, que decantan en una etapa de la evolución del capitalismo reconocida en
la historia económica como época “fordista”.
A partir de entonces y durante una parte importante del siglo XX, sur-
ge una fuerte interrelación entre las ciencias sociales y el urbanismo de esas
nuevas ideas cuando la realidad económico-social y el mundo occidental en
general, justo había entrado en un período de evolución vertiginosa. Además
de orientarse al diseño de las ciudades y al planteamiento de nuevos métodos,
esos movimientos dirigieron una crítica radical a la situación imperante, plan-
teando nuevos paradigmas sociales y principios der carácter global, radical y
utopista, que rechazaban la situación histórica anterior y proponiendo una
nueva alternativa que impulsará a la humanidad desde la técnica a la organi-
zación social y política. Esos movimientos, contienen una riqueza y diversi-
dad que no se había visto desde el mismo Renacimiento y que impregnará de
manera sustancial la visión de un nuevo Urbanismo.
En la ciudad actual, postindustrial y globalizada, la crisis internacional de
las energías de fines del pasado siglo y que persiste hoy, permite entender los
cambios que ha supuesto en los procesos productivos junto a la incidencia de

79
Alfredo Palacios Barra

los avances tecnológicos en el campo de las comunicaciones y el relevo de la


industria por los servicios como motor del proceso de urbanización, lo cual
han sido, a no dudar, los elementos fundamentales para la “explosión” de la
nueva ciudad en red.
La emergencia de un nuevo modelo de ciudad, muy diferente a la ciudad
compacta tradicional, de crecimiento por contigüidad o de “mancha de acei-
te”, conformadora de periferias dependientes, que ahora se expresa discon-
tinua y dispersa por el territorio e integrada por fragmentos heterogéneos
autónomos e interactivos, tiene consecuencias evidentes al menos en temas
como el consumo del suelo y transformación del paisaje, en la generación de
flujos multidireccionales, en la aparición de modalidades de asentamientos, y
en general, en los comportamientos y estilos de vida de los usuarios.
En este contexto, la progresiva renuncia al Plan regulador tradicional y la
alternativa del “proyecto urbano” que emerge como instrumento más flexi-
ble, dinámico y eficaz para resolver esos problemas más modernos e inme-
diatos, están traduciendo los requerimientos de flexibilidad en el campo del
Urbanismo, también exigida en los procesos productivos, administrativos y
de gobierno, los que invaden también con una nueva nomenclatura del len-
guaje en torno a la “productividad”, la “eficiencia”, el “emprendimiento” y
la “sustentabilidad”.
Como disciplina, el Urbanismo le cabe enfrentar hacia el futuro, dos desa-
fíos y retos claramente diferenciados, como son, 1) dirigir sus esfuerzos hacia
la redefinición del campo disciplinar por el ingreso de diversas disciplinas y
enfoques, en especial, procedentes de la dimensión ecológica y ambiental, que
han decidido abordar la ciudad como objeto de estudio e intervención contri-
buyendo a la construcción de una mirada transversal y holística, pero también
transformadora del campo tradicional de la disciplina; y 2) responder a la
evolución de los esquemas de decisiones de una planeación centralizada ver-
tical a otra descentralizada y participativa, con la presencia creciente del mer-
cado como protagonista en la transformación y construcción de las ciudades.

¿Proyecto Urbano o Proyecto Territorial?


Si bien con momentos de esplendor en el planeamiento urbano chileno
desde la formación de la República hasta pasado mediados del siglo XX y
cuyo extenso período se recoge magistralmente en la obra “Legislación Urba-
nística de Chile (1818-1959)”, escrita por el distinguido Abogado chileno don
Astulfo Tapia Moore, dicha realidad se culmina en el año 1966 con la creación
del MINVU, Ministerio de Vivienda y Urbanismo, como Secretaría de Estado
especializada en la temática de la ciudad. La burocratización del Urbanismo
que supuso la nueva estructura estatal, conllevó una cierta una cierta crisis del
planeamiento racional moderno, que se vió asediado por el neoliberalismo y
progresivamente sustituido por un proyecto urbano cada vez más mercan-

80
Un nuevo constructo en la enseñanza del urbanismo

tilizado (más de alguien, se ha atrevido a aseverar al observar esta realidad,


que dada la volatilidad del capital, “en la condición postmoderna el Urbanismo no
existe, sólo el proyecto, sólo el diseño….”).
Según lo anterior, cabría racionalmente preguntarse de si, ¿se puede seguir
entonces, apostando por el Plan Regulador y por el Proyecto Urbano, visto
la ineficacia de uno y de la mediatización del otro, incluso en sociedades con
cultura de plan y disciplina urbana probada…?
Más aún, ¿se podría seguir apostando en la ciudad compacta y en sus
extensiones por contigüidad, en sus formas de crecimiento tradicionales, en
los modelos de ciudad concentrada y jerárquica en cuanto a sistema viario,
equipamientos, centralidades, densidades y en los instrumentos básicos del
trazado, zonificación, división del suelo y ordenanzas, como suficientes y per-
manentes para afrontar los problemas actuales…?
Lo que no cabe duda, al parecer, es que la nueva realidad territorial, en
vista de un liberalismo que ha llegado para quedarse, parece reclamar la vi-
sión de un nivel distinto, de una planificación diversa, menos fijista y más
flexible, menos cerrada, más abierta, menos idealizada pero más estratégica,
supramunicipal y en red, en definitiva, menos homogénea y mayormente di-
versa. El proyecto urbano, al margen de su concepción y desarrollo genuinos,
claramente se ha ido transformado cada vez más en un instrumento legiti-
mador de las modificaciones justificadas o no, del Plan. Y como hasta ahora,
su localización preferente ha sido el de la ciudad consolidada, compacta y de
sus periferias inmediatas, es posible preguntarse sobre la viabilidad de su na-
turaleza no sólo para una ciudad no compacta, sino también para los nuevos
asentamientos de baja densidad y de periferias urbanas desperdigadas con
calidad urbana por probar.
Surge entonces preguntarse de si ¿es posible pensar en una nueva gene-
ración de proyectos urbanos, coherentes con las nuevas modalidades de cre-
cimiento, conscientes de las redes y nodos de movilidad, de los lugares de
polarización de las actividades en el territorio, de las exigencias respecto a la
sostenibilidad ambiental y el cuidado del paisaje…?
Si ello es posible y una renovada visión urbana se consolida, sostengo que
se produciría definitivamente el tránsito, ¡oh descubrimiento en la nueva en-
señanza en el Urbanismo!, del “proyecto urbano” al “proyecto territorial” ins-
crito en un programa renovado de ordenación del territorio con nuevos con-
tenidos en función de los problemas que plantea la “nueva territorialidad”.

Enseñanza del Urbanismo en la Academia


Es indudable que un evento como este “Coloquio sobre Enseñanza de la
Arquitectura, el Diseño y los Asuntos Urbanos” (2012), marca un hito en el
tiempo y sobretodo ofrece la oportunidad de reflexionar sobre el futuro me-
diante la revisión del pasado y el presente y tantear sobre las oportunidades y

81
Alfredo Palacios Barra

responsabilidades que nos presenta y demanda el devenir. Por ello, el encuen-


tro que se cobija en la Facultad de Arquitectura de la UANL en Monterrey,
es una buena oportunidad para meditar sobre los objetivos educativos que
deberían perseguirse y en lo que, desde la Academia, nos corresponde en la
enseñanza de esta disciplina que es el Urbanismo.
Muchos aspectos de esta presentación, ciertamente ya se han discutido al
interior de la Facultad de Arquitectura, Construcción y Diseño de la Univer-
sidad del Bio Bio, que represento, y que, espero, pronto se encuentren en las
bases del modelo educativo que allí exista y por qué no pretenderlo también,
en las Universidades chilenas y latinoamericanas. Desde este punto de vista,
este Coloquio llega en un momento oportuno y por lo mismo, reflexiono, es
posible valorar y exponer lo que, estimo, son útiles consideraciones para re-
dirigir la enseñanza en la disciplina urbana, a la que ya me encuentro vincu-
lado por más de 20 años de labor académica.
Algunos de esos factores a tener en cuenta para enseñar Urbanismo hoy,
se deducen y vinculan con los cambios físicos detectados en la configuración
de nuestras ciudades y territorios y en los comportamientos y estilos de vida
de sus usuarios, en la emergencia de esa nueva territorialidad que significa
el surgimiento de los nuevos problemas y la agudización de algunos de los
ya existentes, lo que conlleva a la formalización de nuevos paradigmas en el
intento de su explicación o resolución.
Como ejemplo de lo anterior, baste hacer referencia a lo que el Dr. Eduardo
Sousa señala en su obra “El Area Metropolitana de Monterrey: análisis y propues-
ta de lineamientos metodológicos para la planeación de zonas periféricas” (2008) en
una edición de la UANL, en cuanto a que “los efectos del nuevo paradigma en las
ciudades metropolitanas que se traduce en un evidente incremento en el nivel de vida
y los satisfactores, también deviene en mayores costos por los bienes y servicios pres-
tados, en especulación y sobrevaloración por medio de incrementos desproporcionados
en los costos del suelo, en disminución de las oportunidades de empleo, así como en
incremento en los índices de inseguridad social e ineficiencia en los servicios prestados
por los gobiernos locales, además de muchas otras consecuencias derivadas de la vida
en sociedad urbana y metropolizada”.
¿Cuántas aristas de análisis, reflexión e investigación en la enseñanza del
nuevo Urbanismo es posible desmenuzar para alumnos y futuros urbanistas
en la aseveración precedente?....Sin duda, muchas. Mientras, lentamente los
nuevos principios teóricos van calando la práctica urbana y viceversa, y, por
lógica, más lentamente aún, se vierte su conversión en elementos normativos
y reguladores.

Aspectos fundamentales en la Enseñanza del Urbanismo hoy


Resulta conveniente y apropiado resumir provisionalmente y de manera
sintética, el nuevo enfoque que debe abordar la enseñanza del Urbanismo hoy

82
Un nuevo constructo en la enseñanza del urbanismo

en razón de seis (6) aspectos básicos, en los que las instituciones y la acade-
mia, en general, y los docentes, en particular, han de prestar especial énfasis
y consideración:
Enseñanza de un Análisis basado en el diseño de factores determinantes
de la urbanización actual (lo propio y trascendente).
Si bien en lo teórico, desde Hipódamo, Vitrubio, Filarete, Howard, Brun-
ner, Le Corbusier y otros contemporáneos, se ha recalcado al Urbanismo
como “arte mayor” en relación a su interés y acción sobre la ciudad ideal, en
rigor, el Urbanismo no puede re-insistir en partir hoy de modelos ideales. Si
así fuese, el mismo se distanciaría de la realidad contemporánea para conver-
tirse en ejercicio ineficaz o campo fértil para resumir las diversas utopías de
la ciudad y el territorio.
En este sentido, el Urbanismo sólo puede transformar lo que ya existe y
para ello, es necesario entender la racionalidad que se encuentra tras las fuer-
zas que forman el entorno actual. Sin embargo, una investigación bajo ese
prisma, es multidisciplinaria y por lo mismo, sobrepasa las interrogantes del
urbanista y el científico social, pues requiere un análisis exhaustivo de las
morfologías frecuentes, los patrones de asentamiento, los tipos de construc-
ción, de la constitución del material y el significado descriptivo del conjunto
del paisaje.
El hecho de aprender a fijar la mirada para observar estas características
y discernir lo que se debe buscar, parece vinculado inevitablemente a una
visión posible. De esa manera, el análisis y el diseño se convierten en partes
intercambiables de la misma actividad. Ninguna se constituye en un fin en si
misma, pero tampoco puede existir una sin la otra.
Enseñado así, el Urbanismo regresa a su tradición original: integra la con-
figuración de la forma urbana dentro del diseño espacial de la sociedad que
planifica.
Enseñanza de la intervención estratégica como impulso del cambio estruc-
tural (lo central en la intervención del cambio)
Ahora que la postmodernidad de manera indiscutible, deja atrás la época
de la planificación exhaustiva, el control público ya no organiza, financia ni
supervisa el desarrollo centralizado o escogido. Sólo puede actuar indirecta-
mente sobre la transformación del entorno urbano. En el mejor de los casos,
hace acto de presencia y comprueba las sugerencias de los promotores y esta-
blece las reglas y participa activamente en la negociación.
Del mismo modo ocurre con los inversores privados, los políticos desean
ver resultados a corto plazo. Por supuesto, el Urbanismo debe adaptarse a
estas condiciones modificadas y no debe descuidarse la perspectiva a largo
plazo de la iniciación de un proceso de cambio. Pero para conseguirlo, debe
encontrar el punto de equilibrio en el que incluso una inversión moderada
puede lograr que se despegue de la inercia.

83
Alfredo Palacios Barra

Actualmente, la política urbana se basa en intervenciones estratégicas. Es-


tas, se han convertido en el medio favorito e ideal para que los responsables
políticos en sus campañas de representación pública, intenten participar o ser
representados en esas intervenciones y por tanto, dejar huella en la ciudad e
incidir en el desarrollo urbano, tanto público como privado. A pesar de ello,
para realizar una mejora cívica de amplio alcance, estos proyectos urbanos
deben reunir la masa crítica necesaria para una acción de mayor volumen que
su propio cumplimiento. Deben actuar sobre los aspectos económica y políti-
camente factibles, a la vez que ejercer un efecto en tiempo y escala que exceda
su impacto inmediato. La formación en el Urbanismo, en este orden, debe
integrar esta condición esencial. Debe enseñar a pensar en intervenciones que
se basten por sí mismas pero que incorporen una potencialidad superior.

Enseñanza del vínculo sine qua non entre el Diseño y la


Implementación (la viabilidad real como objetivo básico)
El urbanismo no puede ser adecuado sin la premisa de la implementación.
Del mismo modo que los materiales y la construcción contribuyen a que la
Arquitectura trascienda del concepto intelectual al artefacto, el multifacéti-
co proceso de implementación del proyecto concede la plenitud máxima al
diseño urbano. Claramente, un proyecto urbano adquiere significado sólo a
través del impacto que ejerce. Para atraer los recursos, la voluntad política y
el beneficio económico, social y ambiental que hará que la gente se decida por
él, cualquier proyecto viable debe responder a estos argumentos.
Este fundamento, implica que la viabilidad en términos de bienes inmue-
bles, la construcción de consenso entre las partes implicadas, la participación
de los grupos de interés, el control del presupuesto, y la gestión de las incerti-
dumbres, sean componentes intrínsecos de cualquier plan de urbanismo for-
mal. Estos aspectos, no son diferentes del diseño como una actividad u objeto
que puede confiarse a otro especialista en la ejecución, sino que forma parte
integrante y sustantiva del mismo.
Si bien, a menudo se discute que esta actitud considera un punto de vista
demasiado pragmático, el tiempo ha llevado a reconocer que se trata de una
disciplina tecnocrática que no puede seguir adelante sin decisiones difíciles e
inversiones importantes. El intento de incorporar sus numerosas implicacio-
nes como una parte integrante de la actividad del diseño, no es más que un
modo evidente de escapar al tipo de auto realización que el diseño urbano ha
cultivado durante tanto tiempo.
En el Diseño Urbano, que como una actividad intelectual independiente
del mismo modo que la Arquitectura, la introducción de restricciones de via-
bilidad desde el principio impediría la capacidad de liberación y limitaría la
dimensión utópica intelectual que el Urbanismo requiere en su concepción.
No hay duda de que el libre ejercicio del pensamiento, es necesario y recon-

84
Un nuevo constructo en la enseñanza del urbanismo

fortante, por lo que es imprescindible enseñar e intentar llegar a conceptos


que sobrepasen la media diaria, en el mismo sentido en que es posible recono-
cer que la historia del Urbanismo está llena de modelos abordados que tenían
como fin conseguir un mundo mejor.

Enseñar a discernir dentro de la visión holística (diferenciar lo


local de lo global)
La llegada de la ciudad global, ha borrado muchos aspectos de la identidad
que representó a las ciudades en el pasado. Debido a la falta de características
exclusivas, los estudios y análisis recientes han enfatizado principalmente el
carácter universal y la similitud de las últimas intervenciones.
En este contexto de similitud creciente, el significado del Urbanismo sufre
una mutación. Los procesos de urbanización que solían aplicarse únicamente
a ciertos hemisferios, son ahora de carácter general. La distinción inicial entre
“países en desarrollo” y “países desarrollados”, se está quedando, en gran
medida, obsoleta. El tiempo, ha acabado en forma patente con el hábito post-
colonial de instruir a los países en desarrollo en base a experiencias urbanas
habidas de los países desarrollados.
Esta práctica, finalmente, ha resultado ser insostenible. La equivalencia
que ha surgido de esta observación, ha cambiado claramente el alcance del
Urbanismo: todas las ciudades y modos de urbanización han pasado a me-
recer el interés profesional. Esto no significa que deban aplicarse las mismas
consideraciones y teorías, sino que todos los procesos de urbanización gene-
ran un interés por sí mismos y se convierten en fuentes de diferenciación en
un mundo que cada vez parece ser más semejante.
Por este motivo, es que el reto más fascinante de nuestra época, no es acla-
mar lo genérico, sino el de estudiar lo específico en una evolución que sabe-
mos, es genérica. La motivación para hacerlo, no es un anhelo inapropiado de
autenticidad, sino el sentido de que la naturaleza concreta de lo que ocurre en
otras latitudes, es probablemente el mejor incentivo para cuestionarse el ca-
rácter complejo de lo que vemos que ocurre a nuestro alrededor. Enseñar ese
discernimiento de lo específico contra el telón de fondo de lo global, resulta
fundamental a la hora de formar urbanistas contextualizados y conscientes de
los nuevos tiempos.

Enseñar la Importancia de la certidumbre para fomentar una


actitud crítica (la búsqueda incesante del conocimiento)
Hacer énfasis en la importancia de los factores determinantes del entorno
urbano actual o insistir en la ineludible naturaleza reaccionaria del Urbanis-
mo profesional, no debería suponer una falta de actitud crítica hacia los mo-
delos físicos que se producen habitualmente. Cuando la enseñanza de esta

85
Alfredo Palacios Barra

disciplina carece de innovación, lo mejor es dejar de impartirla y por supues-


to, si ello atañe al docente en lo personal. La ciudad cambia con demasiada
frecuencia como para ambicionar cualquier sensación de certeza en lo que se
enseña a los estudiantes.
Lo mejor que se puede esperar de esta situación, es formular las pregun-
tas adecuadas. En lugar de un obstáculo, esta búsqueda incesante por com-
prender los fenómenos actuales de la urbanización y determinar la acción
correcta para mejorarlos, debería contemplarse como signo de identidad. Si
la investigación permanente constituye un aspecto inherente del Urbanismo,
ello significa que la profesión ha alcanzado al fin una etapa de madurez. De
esta manera, la certidumbre de esta búsqueda constituye una bendición, pues
nos obliga a mantenernos alerta y a ser ingeniosos e inventivos por el simple
hecho de que ya no puede pretenderse conocer todas las respuestas.

Enseñar sobre la importancia de la integración de los elementos


urbanos (entender el hecho urbano transversalmente como un todo)
• El estudio de la fenomenología urbana, ha de considerar permanentemen-
te una visión integrada de los problemas, en que los distintos elementos y
circunstancias del urbanismo, deben focalizarse y entenderse no en forma
separada sino en cuanto componentes del todo urbano, que deben ser ma-
nejados y comprendidos simultáneamente.
• Ha de conducirse el proceso enseñanza-aprendizaje, a partir de la com-
prensión de una totalidad constituida por sus partes y no en cuanto a par-
tes aisladas constituyentes del todo. Idea de totalidad y síntesis del todo
sincrético, es decir, del todo percibido hacia las partes, ocurrido lo cual,
se estará en aptitud de proceder analíticamente y comprender cada parte
para la comprensión del todo. En síntesis, partir de lo sincrético hacia lo
analítico y luego a lo sintético que representa la aprehensión consciente
del todo sincrético inicial, aprehensión que se consolida al contrastar la
idea con el referente adecuado, un enfoque didáctico donde los estudian-
tes vean y palpen la conjugación de los elementos del urbanismo, para lograr
comprender esa totalidad consistente en la interdependencia de las partes
en el todo, ese todo sincrético inicial.
• Desde el comienzo mismo de los temas urbanos a resolver, la enseñanza
ha de propiciar la comprensión de aspectos como el propósito, el sitio, la
forma y la relación semántica entre los actores considerados simultánea-
mente, no en cuanto segmentos separados, sino en cuanto miembros de
una totalidad. Todo ello, en referencia a la visualización e imaginación del
conjunto: abstracción-síntesis-concreción para el manejo simultáneo del
urbanismo.
La postura del estudiante ante la realidad urbana, por tanto, ha de ser una
observación, crítica, cuestionadora, intentando comprender esa realidad físi-

86
Un nuevo constructo en la enseñanza del urbanismo

ca, en cuanto referente que le permite entender la totalidad arquitectónica-


urbano-ambiental, relacionada con el sitio y el problema del proyecto que
tiene que resolver.

Enseñar sobre La fusión ineludible de las escalas (relación de


escalas según cada carácter)
La discusión de las escalas y su asociación con competencias específicas,
es un resultado desafortunado de la ciudad en crecimiento. La misma surgió
cuando el objetivo del Urbanismo se amplió de la ciudad aglomerada y las
periferias inmediatas, al concepto de la región urbana o metropolitana.
Tal como el mismo Dr. Sousa González señala en la obra antes citada, en
una cita previa a las circunstancias y problemáticas de la metrópoli de Mon-
terrey en relación a su hinterland, “la evidencia teórica y empírica demues-
tra que el papel de las ciudades se ha modificado con el tiempo, incluso en
su propia definición. Ya con el surgimiento de la metrópolis-megalópolis o
grandes concentraciones urbanas, no sería posible pensar solamente en tér-
minos puramente físicos, sino que su conceptualización debiera involucrar
diferentes variables de corte social, económico, político e incluso contextuales,
como son las relaciones regionales, nacionales e internacionales de carácter
globalístico”.
Es posible observar a partir de esta referencia, la potencia de la sentencia
involucrada respecto del desfase de las escalas desde la ciudad tradicional
hacia las grandes concentraciones urbanas o áreas metropolitanas y la región
urbana en su concepto de megalópolis. De modo similar al planteamiento
clásico, parece invocarse un reconocimiento de los tres campos discernibles
y específicos en función esencialmente de las escalas, como son el lugar, la
ciudad y el territorio, que se analiza brevemente a continuación, como síntesis
de la formación teórica y de los Talleres urbanísticos en la Facultad de Arqui-
tectura de la Universidad del Bio Bio (Chile), a la que pertenezco.
Por motivos evidentes de la falta de contigüidad espacial, la transición de
las escalas pone de relieve la necesidad de otras herramientas de observación
para comprender las características entre esos territorios, claramente más am-
plios en la visión metropolitana. Lamentablemente, el énfasis en la recopila-
ción de datos y el realce de los factores socioeconómicos y tecnológicos como
causa principal del cambio físico, también provocaron un cambio importante
en el concepto del análisis y la investigación urbana. La ciencia social, recla-
maba ahora una competencia desarrollada originalmente a partir de la Arqui-
tectura, hecho que acabó conduciendo a la división entre la planificación y el
diseño.
En un patrón de urbanización, donde se hace cada vez más difícil discernir
entre lo que es ciudad, área metropolitana o región, la fusión de escalas es in-
negablemente inevitable. Por lo anterior, se debe enseñar a que no es posible

87
Alfredo Palacios Barra

dar sentido a la amplia escala territorial si no se comprueban constantemente


las ideas prospectivas y su incidencia en los lugares concretos. Y de forma
inversa, ser capaz de llegar a una solución razonable para un lugar complejo
y difícil, siendo consciente del amplio marco de trabajo que constituye la con-
dición de la macro-escala.

Visión de las Escalas. Una decisión cuestionada en la Enseñanza


Desde hace algún tiempo, en el Departamento de Planificación y Diseño
Urbano que sirve las necesidades docentes que requiere la Escuela de Arqui-
tectura FACD-UBB, se trabaja con una decisión que, desde años ha sido y es
discutible y que ha estado encadenada a tres Programas en el nivel de los
talleres y de Postgrado, a saber, Proyectar el Lugar, Proyectar la Ciudad y
Proyectar el Territorio.
Si se acepta la tradición del trabajo, parecería invocarse con lo anterior, un
reconocimiento de tres campos discernibles en función esencialmente de la
escala, lo cual resultaba discutible antes y lo resulta ahora, en tanto que pueda
interpretarse no tanto como el reconocimiento de una tradición secular y fe-
cunda en la enseñanza del Urbanismo, cuanto a crear confusión respecto a la
escala y a los campos de reflexión e intervención.
Por lo mismo, quisiera argumentar brevemente el porqué de esta decisión
y la razón de defender esta postura a fin de reivindicarla.
Lo primero que conviene aclarar es que cada una de estas denominaciones
(Proyectar el Lugar, Proyectar la Ciudad y Proyectar el Territorio), que orien-
ta esencialmente el contenido y alcance de los Talleres y de las asignaturas
teóricas en cada módulo, no presupone limitación alguna en las escalas de
trabajo. Es más que evidente que la mayor parte de los problemas que hoy
afrontan los arquitectos en su ejercicio profesional en el campo del Urbanis-
mo, reclama de una discusión escalar continua, al igual que reclama de la
consideración simultánea de escenarios diversos, de tiempo, espacio, y estra-
tegias o del carácter absolutamente independiente de análisis y proyecto, de
diseño y gestión.
Desde el punto de vista del análisis de la Ciudad, se asume que en su mo-
mento y también ahora, la premisa de Lugar no presupone de ningún modo
una mirada limitada y profusamente detallada, ni tampoco Territorio una vi-
sión tan amplia, más bien analítica y escasamente concreta. Por tanto, es posi-
ble deducir que en los Talleres la verificación continua a diferentes escalas, así
como la consideración con mayor o menor énfasis de escenarios cambiantes,
tiempo y estrategias como factores claves del proyecto, han estado y seguirán
estando siempre presentes.
Lo segundo a nuestro parecer, es que existe un equívoco en sostener que
los escenarios del Lugar, la Ciudad y el Territorio, cuentan con profesionales
especialistas diferentes, con procesos formativos y conocimientos diversos, así

88
Un nuevo constructo en la enseñanza del urbanismo

con campos de ejercicio claramente delimitados y con profesiones que irían


desde el Diseñador Urbano, al científico social, especializados en la interven-
ción física y la Arquitectura o bien en estudios de economía o geografía regio-
nal. Nada más lejos de lo que defendemos y de aquello en lo que creemos.
Precisamente, el destinatario de nuestra enseñanza era y es un único pro-
fesional, un estudiante de Arquitectura, con una formación claramente orien-
tada a la intervención, que debe ser formado para afrontar situaciones bien
diversas, dese la escala del diseño a la de la proyección territorial, así como
lo han hecho tantos proyectistas en su ejercicio profesional a lo largo de la
historia.
Nuestros objetivos en la formación y enseñanza del Urbanismo, pueden
resumirse por tanto, en 5 aspectos fundamentales:
• Análisis de problemáticas urbanísticas de los espacios urbanos y los espa-
cios territoriales;
• Diseño de propuestas de ordenación, remodelación y urbanización de esos
espacios;
• Integración en la intervención física de las dimensiones sociológicas, eco-
nómicas técnicas y de gestión del Urbanismo;
• Incorporación en los proyectos de la visión escalar propia de la proyecta-
ción urbanística;
• Elaboración de una reflexión personal y fundada de las principales proble-
máticas en distintos campos de acción del Urbanismo.
Estos aspectos esenciales en la enseñanza del Urbanismo en nuestra Es-
cuela, están en definitiva, definidos precisamente para que el destinatario de
nuestra enseñanza sea un único profesional reconocible, un estudiante de Ar-
quitectura. Y lo que más importa, que este profesional, formado transversal-
mente para afrontar situaciones complejas y diversas, tenga una formación
claramente orientada a la intervención desde la escala del diseño a la de la
proyección territorial, como lo han hecho tantos proyectistas y arquitectos
egresados de nuestras aulas y que están a la saga en su ejercicio profesional
en Chile y en muchas otras latitudes.

Conclusiones
Tomando en consideración los procesos históricos que dieron lugar a la ur-
banización de las sociedades latinoamericanas y de Chile en particular, desde
el siglo XIX hasta desembocar en la crisis urbana de los años 70’ y 80’ del siglo
pasado, es fácil comprender cómo los diferentes proyectos de modernización
afectaron, no sólo la configuración de las ciudades sino sobre todo las rela-
ciones sociales interiores subyacentes y las formas de vida que se promovían.
El renacimiento de la planificación física expresada en las prioridades del
ordenamiento territorial, el espacio público, el diseño urbano y la arquitectura
de la ciudad, más la visión medio ambiental y el desarrollo sustentable como

89
Alfredo Palacios Barra

marco de referencia para debatir la ciudad y la globalización como dinámica


subyacente a todos los fenómenos, se vislumbran como los nuevos escenarios
en que deberá orientarse la enseñanza de la disciplina urbana, a fin de sacarla
del enclaustramiento en el que se había sumido a partir del devenir social,
político y económico vigente.
En la nueva enseñanza, una generación de proyectos urbanos coherentes
con las nuevas modalidades de crecimiento, consciente de las redes y nodos
de movilidad, de los lugares de polarización de las actividades en el territorio,
de las exigencias respecto a la sostenibilidad ambiental y el cuidado del pai-
saje, debe permitir sostener con fuerza esa orientación. Si ello es posible y una
renovada visión urbana se consolida, se producirá un tránsito del “proyecto
urbano” al “proyecto territorial” inscrito en un programa renovado de orde-
nación del territorio con nuevos contenidos en función de los problemas que
plantea la “nueva territorialidad”.

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Un nuevo constructo en la enseñanza del urbanismo

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91
Eficiencia de grandes proyectos urbanos
mediante indicadores de accesibilidad,
centralidad y plus valor

Carlos Leal Iga 1

Resumen
En este artículo se revisa el índice de accesibilidad potencial, el grado de centralidad
en los usos de suelo y la aglomeración, así como valores inmobiliarios relacionados
a Grandes Proyectos Urbanos (GPU´s), con la intención de aportar datos sobre la
eficiencia en la gestión de este tipo de intervenciones. Para tal fin se revisan dos
GPU´s; la Macro Plaza, proyecto ubicado en la zona central, y el proyecto Viaducto
la Unidad ubicado en la zona Norponiente, ambos en el área metropolitana de Mon-
terrey, México. El índice de accesibilidad potencial, es un indicador que puede medir
la eficiencia en el servicio de una infraestructura. El grado de centralidad y la aglo-
meración miden como que se concentra el uso del espacio por áreas en las zonas
urbanas. Por último la dinámica de los valores inmobiliarios en la zona de influencia
muestra el plus o minus valor de una zona. Al final se muestran las observaciones
teóricas de los efectos de los GPU´s.

Palabras clave: Grandes proyectos urbanos, índice accesibilidad potencial, valores


inmobiliarios.

Abstract
This article reviews the potential accessibility index, the degree of centrality in the
land uses and agglomeration also the property values related
​​ to large urban projects
(LUP´s), with the intention of providing data on the efficiency is reviewed manage-
ment of this type of intervention. To this purpose we review two LUP’s, the Macro
Plaza project located in the central area, and the Viaduct Unit Project located in the

1 Mexicano. Profesor de la Facultad de Arquitectura, U.A.N.L. Doctor en Asuntos Urbanos: carlos.lealig@


uanl.edu.mx

93
Carlos Leal Iga

northwest, both in the metropolitan area of Monterrey,


​​ Mexico. Potential accessibility
index is an indicator that can measure the efficiency of the service infrastructure.
The degree of agglomeration and centrality measured as concentrating the use of
space in urban areas. Finally the dynamics of real estate values in​​ the area of in-
fluence plus or minus shows the value of an area. The paper ends showing the
theoretical observations the effects of the LUP’s.
Keywords: Large urban projects, potential accessibility index, real estate values.

1- Introducción

1.1.- Grandes proyectos urbanos y los indicadores de accesibilidad, centralidad


y plus valor

L
a definición general de proyecto urbano, según Manuel de Sola- Mora-
les (1) es un proyecto mixto de varias funciones principales, un espacio
acotado pero estratégico, y con unos instrumentos proyectuales tam-
bién intermedios entre la definición arquitectónica y la ordenación urbanís-
tica. Se parte de la geografía de la ciudad dada, de sus solicitaciones y sus
sugerencias, e introduce con la arquitectura elementos del lenguaje que dan
forma al sitio. Para definir a los GPU´s, Corral (2) menciona como caracte-
rística inicial –y a la vez necesaria- de los mismos, su gran tamaño y escala.
Cristian M. Solano (3) indica que un proyecto urbano ha evolucionado de
un objeto arquitectónico grande a un instrumento de gestión estratégica, con
otra apreciación diferente también en su imaginario. Para tal efecto propone
analizar estos grandes proyectos urbanos bajo tres lógicas, la primera tiene
que ver con la localización. Y menciona que un Proyecto Urbano se desarrolla
en paños de ciudad asociados al llamado tercer paisaje, espacios intersticiales
en estado de abandono respecto de las decisiones de planificación o inversión
sobre ellos.
La segunda lógica trata de que estas intervenciones requieren por lo ge-
neral de modificaciones normativas, reformas al instrumento de planificación
para abrir nuevas posibilidades al desarrollo en determinado lugar.
Y la tercera lógica, es la interacción de la inversión pública con la privada.
Esto combina las rentabilidades sociales con privadas.
Para Beatriz Cuenya (4), los GPU´s consisten en operaciones de renovación
urbana de gran escala que producen -al menos-, tres modificaciones claves en
la estructura de la centralidad de las actuales metrópolis: una modificación en
la rentabilidad de los usos del suelo, una modificación funcional y físico es-
pacial de áreas centrales estratégicas, y una modificación de los mecanismos
de gestión pública.
Rodríguez y Abramo (5) indica que las dos diferencias de los nuevos
GPU´s actuales con las grandes intervenciones de gran escala tradicionales de

94
Eficiencia de grandes proyectos urbanos mediante indicadores de accesibilidad,
centralidad y plus valor

la década de los 60´s, estas son; a) El objetivo es transformar y reconvertir los


espacios degradados en áreas de nuevas centralidades adaptadas a los nuevas
formas de producción y consumo del espacio, b) La implementación de técni-
cas de marketing urbano y nuevas fórmulas de gestión empresarial guiadas
por criterios de eficiencia y rentabilidad, técnicas más propias de la adminis-
tración y mercadotecnia, que del urbanismo. Estos cambios en la gestión de
los proyectos urbanos en forma estratégica buscan dar una transformación y
revalorización a las zonas en donde se aplican los GPU´s, y las intervenciones
que los generan.
Desde estas perspectivas, podemos observar como los diferentes autores
mencionan como, los GPU´s afectan a la estructura de la ciudad, en cuanto
a la centralidad de sus funciones o sus usos alrededor de estos proyectos, a
la aglomeración a estos centros tanto de producción como de consumo, y en
consecuencia a la accesibilidad a estos nuevos equipamientos, y como efecto
de estas intervenciones, cambios en los valores inmobiliarios, y por último en
la gestión de la zona.
Con estos supuestos de investigación, se analizan dos casos de estudio en
el área metropolitana de la ciudad de Monterrey, México, con indicadores
urbanos que permitan conocer cuáles son los efectos de las intervenciones
provocadas por estos GPU´s.

1.2.-Casos de estudio
El primer caso es la Macro Plaza, proyecto ubicado en la zona central del
área metropolitana de Monterrey, México, como se muestra en la figura 1, el
proyecto de remodelación urbana del centro de Monterrey correspondiente a
la Macro Plaza, está comprendida por la calle de Washington al norte, Ave.
Constitución al sur, Dr. Coss al oriente y Calle Escobedo al poniente. La zona
de estudio se limitó a 24 AGEB´s (Área Geo-Estadística Básica) según el INE-
GI, como unidades de estudio correspondientes al primer cuadro de la ciu-
dad, suponiendo un efecto radial por el tipo de proyecto en la zona aledaña a
la que da servicio, tomando como centro de atracción la Macro Plaza, con una
superficie de 5,513,163.56 M2. Este GPU fue uno de los primeros megaproyec-
tos que se realizaron en la localidad, cuya intención fue darle una nueva cara
al centro de la ciudad, y evitar el abandono del primer cuadro de la ciudad,
tratando de motivar la inversión y revitalización. Las obras empezaron a rea-
lizarse en 1981 y se dieron por terminadas en 1985.
El segundo caso de estudio es el proyecto Viaducto (Vía) la Unidad, ubi-
cado en la zona Norponiente del área metropolitana de Monterrey, México.
La zona de estudio del proyecto Puente Viaducto de la Unidad Interconexión
Rogelio Cantú-Humberto Lobo, se revisa a 4 años de realizado el proyecto. El
Viaducto está ubicado en un segundo anillo o circuito vial, que se posiciona
entre el centro de la ciudad y la periferia de la mancha urbana metropolitana.

95
Carlos Leal Iga

Este proyecto se generó como una política inductiva, ya que existía infraes-
tructura vial y al realizar el proyecto del puente Viaducto de la Unidad que
pasa por 2 Municipios en la zona Norponiente de la ciudad, se hizo posible
completar el llamado circuito la unidad o anillo vial metropolitano que une a
4 municipios metropolitanos (San Pedro, Monterrey, San Nicolás de los Gar-
za, y Guadalupe).
Figura 1.-Localizacion del área de estudio del proyecto Macro Plaza en centro del
área metropolitana

Fuente: elaboración propia en base a la cartografía catastral de 2005.

Este proyecto nace para aliviar la problemática en la vialidad, y mejorar la


movilidad y la conectividad de la zona Norponiente del municipio de Monte-
rrey, con su interconexión con el municipio de San Pedro, en su flujo norte-sur
y la unión de cuatro municipios metropolitanos. La obra se empezó en 2001 y
se terminó en 2003. Como se observa en la figura 2, La zona de investigación
se limitó a 86 colonias de la base catastral, como unidades de estudio alrede-
dor de la vía, suponiendo un efecto lineal por el tipo de proyecto en la zona
aledaña a la que da servicio, tomando como centro de atracción al proyecto el
eje de la vía, con una superficie de 33, 465,248.13 M2.

96
Eficiencia de grandes proyectos urbanos mediante indicadores de accesibilidad,
centralidad y plus valor

Figura 2.-Localizacion del área de estudio del proyecto Viaducto la Unidad en el área
Norponiente del área metropolitana.

Fuente: elaboración propia en base a la cartografía catastral de 2005.

2 - Metodología

2.1-Materiales y métodos
Se utilizó el indicador de accesibilidad potencial, para evaluar la eficiencia
del GPU como servicio a la población, indicador que ha sido utilizado por
Garrocho y Campos (6) para evaluar la accesibilidad de los servicios médicos
en zonas urbanas.
La información utilizada para el análisis de la accesibilidad en el caso de la
Macro Plaza, se revisó en visita a campo cuantas personas ocupan el espacio
por periodos en un muestreo, con el fin de conocer la demanda de la pobla-
ción del espacio, después se revisó la capacidad de carga, que es el número
máximo de personas que pueden visitar un destino turístico al mismo tiempo,
sin causar destrucción del medio físico, económico, y sociocultural que sopor-
ta un proyecto público, según el tipo de proyecto, el estándar internacional
de espacio público según Palafox, Segrado y Arroyo (7), es de cuatro metros
cuadrados por ciudadano, con lo cual se calculó la capacidad de oferta que
tiene el proyecto de acuerdo a sus m2.

97
Carlos Leal Iga

En el proyecto del Viaducto la Unidad, para estimar la demanda se revisó


las proyecciones del plan parcial del municipio de San Pedro de viajes para
esta zona para el 2020. Y para la oferta se consideró el dato proporcionado por
los gestores del proyecto, en donde indican el flujo vehicular calculado para
este proyecto.
Alegría (8) calcula el grado de centralidad (Cij) de una zona, con una fór-
mula que involucra la utilización del espacio por rama económica, dividido
entre el número de personas que trabajan en esa rama económica, siendo la
suposición si la rama de una zona j contiene un valor de Cij mayor a 1 se con-
sidera que es central, ya que vende más allá de las fronteras de la zona donde
está localizada, lo que podría considerarse como que tiene más variabilidad
en sus usos y logra mayor aglomeración, puesto que puede ofrecer mayor
atractivo y lograr mayor demanda que otras zonas. Si la rama de una zona
contiene un valor de Cij menor o igual a 1 se considera que no es central; por
lo tanto, no vende más allá de las fronteras de la zona en cuestión.
En nuestro caso, para observar la centralidad a estos proyectos, se revisó
los usos de suelo según su índice de variabilidad, y el coeficiente de aglome-
ración en la zona, bajo está suposición, entre más diversidad de usos exista
en la zona y más cantidad de población aglomerada, mayor es la centralidad.
Y por último, para conocer si existe un plus valor en el área, se comparó los
cambios en los valores inmobiliarios antes y después del proyecto, por medio
de la metodología de valores referentes de Quiroga (9) para tomar en cuenta
el tiempo entre el posible cambio en los valores inmobiliarios.
Así como las estadísticas socioeconómicas de la encuesta de empleo INEGI
de 2004 (10), para los AGEBS y la Colonias, y el Archivo del CONTEO INE-
GI 2005 (11), para el total de población por unidad de estudio y el índice de
aglomeración. Para la variabilidad se revisó los usos de suelo en la visita a las
zonas y por medio del Plan de Desarrollo Urbano de los municipios de Mon-
terrey, y San Pedro, Nuevo León. Para los valores inmobiliarios, la informa-
ción es la recolectada por la visita a las zonas de estudio, y en base a datos del
mosaico de valores de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios,
de donde se obtuvieron los valores de mercado para el caso de la Macro Plaza
y valores catastrales para el Viaducto la Unidad.
2.1.1.-Índice de accesibilidad potencial
La accesibilidad potencial es una construcción de dos funciones, una fun-
ción de la actividad en representación de las actividades o las oportunidades
(oferta vs demanda) que deben alcanzarse, y la función de impedancia que re-
presenta el esfuerzo, tiempo, distancia o el coste necesario para llegar a ellos.
Spiekermann y Neubauer (12), definene que la accesibilidad potencial para
las dos funciones son multiplicadas en combinado, es decir, los pesos son el
uno al otro y ambos son elementos necesarios de accesibilidad:

98
Eficiencia de grandes proyectos urbanos mediante indicadores de accesibilidad,
centralidad y plus valor

Dónde:
Ai: es la accesibilidad de la zona i,
Wj: es la actividad W que se había analizado en la zona j (oferta vs demanda,
etc.) (Cuando es oferta vs demanda se simboliza como W=Sj / Otot; donde
Sj es oferta del bien y Otot demanda de la población de ese bien).
Cij: generalización del costo de llegar a la zona j de la zona i (distancia, tiem-
po, dinero, etc.)
Generalmente una función de impedancia exponencial negativa es utili-
zada en la que un gran parámetro β indica que son destinos cercanos dando
mayor peso a más alejadas (como promedio de usuarios, promedio de viajes,
promedio de consultas médicas, etc.).
Ai es la total de las actividades accesibles a j ponderado por la facilidad de
obtener de i para j. La interpretación es que cuanto mayor sea el número de
destinos atractivos j en las zonas y la más accesible j i de la zona, mayor es la
accesibilidad de la zona i.
De vez en cuando, pero no en este estudio, la atracción plazo Wj es ponde-
rado por un exponente α mayor que uno para tener en cuenta los efectos de
aglomeración.
En nuestro caso, el índice de accesibilidad potencial se utilizó para me-
dir en las unidades de estudio (ageb o colonia), el grado de accesibilidad en
cada uno de los proyectos, en base a la demanda y oferta como se explicó en
la parte de materiales y métodos, aplicada a la infraestructura estudiada en
cada caso (Macro plaza, y Viaducto la Unidad) y la distancia de cada una de
las unidades de estudio AGEB´s o Colonia al centro del proyecto en cuestión
como su costo de acceso.
Como se observa en la figura 3, la accesibilidad potencial al proyecto Ma-
cro Plaza se presenta muy concentrada alrededor del GPU, y va decreciendo
a medida que se va alejando del centro, precisamente donde se generaron
más cambios en los usos de suelo y menos vivienda, lo que indica que los
paseantes son los que tienen mayor acceso al GPU, si se lograra densificar
alrededor con usos mixtos se podrá dar un mayor uso a esta infraestructura,
estas estimaciones se desprenden de la revisión en campo de la situación de
los AGEB´s y la revisión de los usos del suelo del Plan Parcial del municipio
de Monterrey.

99
Carlos Leal Iga

Figura 3

Fuente: elaboración propia en base a los datos de campo obtenidos.

La figura 4 muestra el índice de accesibilidad potencial en el área del Via-


ducto la Unidad, aquí también se observa más concentrado en el centro del
proyecto, precisamente donde se realizaron nuevos fraccionamientos vertica-
les, lo que indica que la densificación da una mayor utilización al proyecto.
También es la zona en donde se incrementaron más los valores inmobiliarios,
como se podrá ver en la última sección de este artículo.
2.1.2.-Coeficiente de entropía
Se utiliza para medir el grado de concentración o dispersión de los fenó-
menos en el espacio. Tiene diferentes aplicaciones, es utilizado en análisis re-
gional en la diferencia entre el producto interno bruto (PIB) entre regiones,
y en diferentes años. También se aplica en estudios ambientales, para ver la
diversidad de especies de una región, etc. Su fórmula es:

100
Eficiencia de grandes proyectos urbanos mediante indicadores de accesibilidad,
centralidad y plus valor

En donde xi es la participación de la región “i” en el producto interno bru-


to. Cordera y Tello (13) indican que una disminución en el valor de H(x), mos-
traría una mayor tendencia a la concentración regional; el valor extremo del
coeficiente se observa cuando la concentración es total (es decir, en una sola
región) en cuyo caso toma un valor de cero. En nuestro caso se utilizara para
medir en las unidades de estudio (AGEB o Colonia), el grado de variabilidad
de los usos de suelo en comparación con los demás de la zona de estudio.
Figura 4

Fuente: elaboración propia en base a los datos de campo obtenidos.

En la figura 5 se observa el coeficiente de entropía que indica la variabili-


dad en los usos, y como se explicó en la metodología, cuando la variabilidad
es mayor se considera que hay centralidad que pudiera presentarse hacia el
proyecto o hacia el lado opuesto al proyecto. Si se revisa la figura 5, se puede
comprobar que hay mayor variabilidad en los AGEBS cercanos al GPU, solo
en la zona comercial del lado izquierdo presenta una alta variabilidad, y por
el contrario el AGEB que corresponde totalmente a un conjunto habitacional
llamado “Constitución”, presenta 0 en variabilidad. Este indicador muestra
que existe centralidad hacia el proyecto al haber más demanda en los sectores
cercanos al GPU.

101
Carlos Leal Iga

Figura 5

Fuente: elaboración propia en base a los usos de suelo del plan desarrollo urbano 2005 y la base
datos de catastro de 2005.

Figura 6

Fuente: elaboración propia en base a los usos de suelo del plan desarrollo urbano 2005 y la base
datos de catastro de 2005.

102
Eficiencia de grandes proyectos urbanos mediante indicadores de accesibilidad,
centralidad y plus valor

En la figura 6 se observa que la variabilidad en los usos se concentra en la


zona con mayor nivel socioeconómico, del lado del municipio de San Pedro,
posteriormente a lo largo de la Vía, particularmente en el área del límite de
los dos municipios de San Pedro y Monterrey, y va decreciendo hacia el otro
municipio de San Nicolás de los Garza. Como la gran mayoría de las colonias
a lo largo de la vía muestran variabilidad, también indican centralidad hacia
el eje del GPU.
2.1.3.-Índice de aglomeración
García (14) aplica el índice de aglomeración que relaciona la población del
centro mayor con la totalidad de la población del área. Se calcula al dividir el
total de población de cada sector entre el total de las poblaciones.
En nuestro caso se utilizó para medir en las unidades de estudio (AGEB
o Colonia), el grado de jerarquía de acuerdo a la proporción de población de
cada unidad de estudio, contra el total de toda la población de la zona de
estudio; es decir, cual es la participación de cada unidad de estudio en el sis-
tema de agrupación de la población. Y obtener por este indicador otro punto
relevante para determinar el grado de centralidad. En la figura 7 observamos
que la aglomeración al GPU de la Macro Plaza, se encuentra distribuida ha-
cia la periferia del área de estudio, lo cual señala que en este indicador no se
muestra una alto grado de centralidad hacia el proyecto urbano, sino todo lo
contrario.
Figura 7

Fuente: elaboración propia en base a los datos del INEGI 2004, y 2005.

103
Carlos Leal Iga

En la figura 8 se observa que se va sectorizando desde el área de nivel


socioeconómico más alto del municipio de San Pedro, pero no de todo el mu-
nicipio solo de los fraccionamientos o sectores habitacionales, y va disminu-
yendo la aglomeración conforme se acerca al siguiente municipio, algunos
sectores se ven aglomerados hacia el eje del proyecto. Lo cual tampoco indica
un alto grado de centralidad manifestada por este indicador.

Figura 8.-Indice de aglomeración en el área del Viaducto la Unidad.

Fuente: elaboración propia en base a los datos del INEGI 2004, y 2005.

2.1.4.-Comparación de los valores inmobiliarios referentes


Para conocer si existió un plus valor como efecto de los proyectos anali-
zados, se utilizó la técnica de valores referentes para comparar los valores in-
mobiliarios antes y después de realizada las obras. Se investigaron los valores
inmobiliarios de las zonas y sus características, con la inspección física de al-
gunas de las propiedades que están en renta y venta en la zona, y se consultó
las bases de datos del mosaico de valores para revisar los valores obtenidos

104
Eficiencia de grandes proyectos urbanos mediante indicadores de accesibilidad,
centralidad y plus valor

por M2 de los inmuebles, tanto de terreno y construcciones para el año 2005.


Y para el año de 1983, por medio de un estudio realizado por Darlene Sedas
(15), el cual contiene los valores de ese año en la zona. Para realizar una com-
parativa entre ambos valores se utilizó el método de valores referentes, por
este método se proyectan los valores de un año específico a otro, tomando
en cuenta el efecto de la inflación, calculando un índice de referencia entre
ambos años a comparar, en un punto definido en el tiempo. Se calcularon los
valores de referencia al calcular el mencionado índice, dividiendo el Índice
Nacional de Precios al Consumidor (INPC) de junio de 1992, con valor de
23.517 entre el INPC de junio de 1983 con valor de 0.44282, dando un índice de
referencia de 53.107, aplicado a los valores de 1983 arroja una proyección de
estos valores, tomando en cuenta la inflación acumulada hasta el año de 1992,
con valores en los llamados viejos pesos, posteriormente se dividieron entre
un valor de 1,000 pesos, para convertirlos a nuevos pesos, denominación que
se dio hasta el año de 1995, permitiendo una comparación directa con los va-
lores reales de ese año. Y por último se multiplicaron por el factor resultante
entre dividir el INPC de junio de 2005, con valor de 117.059, contra el INPC
de junio de 1992, con valor de 23.517 dando un índice de referencia de 4.977,
con el cual se pudieron comparar directamente con los valores del 2005.

Figura 9.-Valores Inmobiliarios referentes del año 1983 a 2005 en el área de la


Macro Plaza.

Fuente: elaboración propia en base al estudio de Darlene Sedas (15) 1985 y el INPC.

105
Carlos Leal Iga

En la figura 9 se observa el patrón de los valores inmobiliarios referentes


del año 1983, para compararlos con los obtenidos para el 2005. Como se ve
el patrón es homogéneo, concentrado al centro y disperso hacia la periferia,
aquí no existía el GPU, por lo que no son altos los valores alrededor de su
ubicación, solo un AGEB tiene los valores más altos. En la figura 10 de valores
inmobiliarios del año 2005, se aprecia que en comparación al año 1983, los va-
lores aumentan en general y aumentan la mayoría de los que están alrededor
del GPU, aquí se puede percibir un plusvalor en la zona.
Figura 10.-Valores Inmobiliarios en el año 2005 en el área de la Macro Plaza.

Fuente: elaboración propia en base a la información de campo y el mosaico de valores del AMPI
2005.

Después se realizó un estudio de los valores inmobiliarios de las Colonias


en el área del viaducto la unidad, con la inspección física de algunas de las
propiedades que están en renta y venta en la zona, y se consultó las bases de
datos del mosaico de valores para revisar los valores obtenidos, y aunque el
sector está en transformación por las obras viales nuevas en el Viaducto la
Unidad, con pasos a desnivel en las arterias que cruzan la misma, se pudo ob-
tener los valores, sobre todo con la base de precios por M2 de valores de suelo
de catastro del año 2000 y 2005. Para realizar una comparativa entre ambos
valores se utilizó el método de valores referentes, con el cual se proyectan los
valores de un año específico a otro, tomando en cuenta el efecto de la infla-

106
Eficiencia de grandes proyectos urbanos mediante indicadores de accesibilidad,
centralidad y plus valor

ción, calculando un índice de referencia entre ambos años a comparar en un


punto definido en el tiempo. Se calcularon los valores de referencia al calcular
el mencionado índice, dividiendo el Índice Nacional de Precios al Consumi-
dor (INPC) de junio de 2005, con valor de 113.447 entre el INPC de junio de
2000 con valor de 89.342, dando un índice de referencia de 1.2698, aplicado a
los valores del 2000 arroja una proyección de estos valores tomando en cuenta
la inflación acumulada hasta el año 2005, permitiendo una comparación di-
recta con los valores reales de ese año.
En la figura 11 se observa los valores inmobiliarios referentes del año 2000
al 2005, como vemos los valores son altos en la parte del municipio de San
Pedro, en donde el nivel socioeconómico es elevado, sin embargo en el centro
de la Vía, que coincide con el municipio de Monterrey, es donde ha habido
más cambios, la zona en ese entonces antes de realizado el proyecto urbano,
no presentaba un valor acorde a los valores inmobiliarios que la rodean. Los
valores inmobiliarios no se ven muy homogéneos.

Figura 11

Fuente: elaboración propia elaboración propia en base al mosaico de valores del AMPI de 2000
y el INPC.

107
Carlos Leal Iga

Figura 12

Fuente: elaboración propia en base al mosaico de valores del AMPI 2005 y el estudio valores en
el campo realizado en la zona.

En la figura 12 se muestran los valores inmobiliarios al 2005, aquí obser-


vamos que los valores son más homogéneos que en el 2000, y que la zona
que más cambio, indicada en el centro de la Vía aumento de valor conside-
rablemente, lo que nos indica que hubo un plus valor en el sector., también
se percibe que los valores comparados con los del 2000, se presentan más
sectorizados, es decir, que están más homogéneos por sectores, desde el mu-
nicipio de San Pedro como los más altos, y van descendiendo de la parte del
municipio de San Pedro, pasando por Monterrey hasta el municipio de San
Nicolás de los Garza.

Reflexiones finales
La accesibilidad potencial a los grandes proyectos urbanos resultó centra-
lizada en ambos proyectos, en la Macro Plaza hacia el eje del proyecto y en la
Vía hacia la zona donde se generaron los mayores cambios de uso de suelo, y
desarrollo de nuevos fraccionamientos. La entropía en la variabilidad de los

108
Eficiencia de grandes proyectos urbanos mediante indicadores de accesibilidad,
centralidad y plus valor

usos, resultó relevante en el proyecto de la Macro Plaza, lo que indica que la


centralidad en este indicador hacia el GPU es muy marcada, y no fue muy re-
levante en el caso de la Vía, la variabilidad en la Vía se observa marcadamente
en la zona de San Pedro, la zona de mayor nivel socioeconómico a lo largo de
la Vía. Sin embargo, en la Vía la mayor variabilidad coincide con la zona cen-
tral del municipio de San Pedro, en donde existe gran cantidad de actividades
comerciales, que provocan centralidad.
La aglomeración de población, resultó hacía la periferia en el proyecto de
la Macro Plaza, y en el caso de la Vía, la aglomeración se observa marcada-
mente en la zona de Norte de la Vía, hacía el municipio de Monterrey y San
Nicolás de los Garza, donde el nivel socioeconómico es más bajo. Lo que nos
da a entender que este indicador no refleja centralidad para los GPU´s, es de-
cir, que no generan aglomeración en torno a ellos.
Por último los valores inmobiliarios se perciben homogéneos y centraliza-
dos al GPU, después de realizado el proyecto de la Macro Plaza, y en el caso
de la Vía, los valores se observan también más homogéneos, aunque por sec-
tores en todo lo largo de la Vía, lo que indica que se unificaron respetando el
nivel socioeconómico de los sectores, a diferencia de lo que se percibe antes de
realizado el proyecto. Tanto los AGEB´s en la Macro Plaza, como el centro del
Viaducto la unidad, que fue el sector que más se desarrolló en este proyecto,
mostraron un plus valor comparado a valores referentes.
Las políticas a seguir que se podrían implementar para balancear los efec-
tos observados en los proyectos, en el caso de la Vía; buscar densificar el lado
Sur hacia San Pedro y dar más variabilidad de usos hacia el área Norte de la
Vía en San Nicolás, para generar nuevas centralidades y aprovechar la nueva
infraestructura.
En el caso de la Macro Plaza se puede tratar de lograr que se densifique la
zona central, para que tenga un mejor aprovechamiento la zona de influencia
de este GPU, ya que la infraestructura y servicios creados allí en el pasado han
sido sub-utilizados, por la falta de aglomeración. Los usos de suelo deben se-
guir en su tendencia a la variabilidad, solo que mezclar usos mixtos, que sean
compatibles con el uso habitacional, para que la población nueva de la zona
decida vivir allí, y hacer más sustentable el sector en el tiempo. Con este tipo
de estudios se puede mejorar la gestión de los Grandes Proyectos Urbanos, al
tomar en cuenta sus efectos antes de que se realicen.

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110
Eficiencia de grandes proyectos urbanos mediante indicadores de accesibilidad,
centralidad y plus valor

(15) Sedas Gersey, Darlene, 1985. Trabajo de investigación plan de primer cuadro
de la ciudad de Monterrey. Monterrey (Nuevo León): Instituto de estudios para el
desarrollo U.A.N.L. Monterrey, N.L.

111
La dimensión espacial de la marginación
en ciudades de México

Juan Campos Alanís1


Francisco Monroy Gaytan
Resumen
Este artículo propone una nueva metodología para la estimación del indicador de
marginación a escala urbana al que se le agrega el componente espacial estimado
a partir de un índice de accesibilidad, es de señalar que ésta dimensión no ha sido
considerada en las metodologías tradicionales para determinar las condiciones re-
lativas de vida. Los resultados obtenidos evidencian la importancia del componente
espacial para la determinación de zonas con mayores desventajas de dotación y
oportunidad de acceso a los servicios básicos. Se eligió a la quinta ciudad más im-
portante del país, para contrastar e integrar los resultados del índice de marginación
del Consejo Nacional de Población contra los de la metodología propuesta, dando
como resultado una nueva geografía de la marginación.
Palabras clave: accesibilidad, marginación socioeconómica, dimensión espacial, justi-
cia espacial y marginación socioespacial

Abstract
This article proposes a new methodology for the estimation of the indicator of mar-
ginalization to urban scale to which it adds the spatial component estimated on the
basis of an index of accessibility, it should be noted that this dimension has not
been considered in traditional methodologies to determine the relative conditions of
life. The results show the importance of the spatial component to the identification
of areas with major disadvantages of staffing and opportunity of access to basic
services. Was elected to the fifth most important city of the country, to compare
and integrate the results of the index of marginalization of the National Population
Council against those of the proposed methodology, resulting in a new geography
of marginalization.

1 Profesores investigadores de tiempo completo, miembros del CA Procesos Socioeconómicos y Espacia-


les. Facultad de Geografía, Universidad Autónoma del Estado de México.

113
Juan Campos Alanís
Francisco Monroy Gaytan

Key words: Accessibility, socio-economic marginalization, spatial dimension, spatial


justice and marginalization socio-spatial

Introducción

E
n los años setentas, surge la necesidad de medir en nuestro país el avan-
ce en las condiciones relativas de vida para evaluar el éxito del modelo
desarrollo imperante en ese entonces. Es la Coordinación General del
Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (COPLAMAR,
1982) quien propone con datos del censo de 1980, la metodología del Índice
de Marginación (IM). Posteriormente el Consejo Nacional de Población ac-
tualiza y modifica al IM en la forma en que actualmente se conoce, con una
serie de mejoras en términos de la desagregación territorial e incorporación
de cartografía a nivel entidad, municipio, localidad, Área Geoestadística Bá-
sica (AGEB) y recientemente, secciones electorales y manzana. El IM ha sido
la base para la identificación de los beneficiarios de gran parte de la política
social que se instrumenta en nuestro país a diferentes escalas, sin embargo,
esta metodología tiene una debilidad, se basa en información que en efecto se
recaba de unidades especiales, pero poco considera la distribución espacial y
capacidad2 de las instalaciones que procurar los satisfactores sociales como la
salud, la educación, el abasto, por citar algunas.
Para la demostración de los resultados se eligió al Área Metropolitana de
Toluca (AMT), la quinta metrópoli más poblada de nuestro país (CONAPO,
2007). La estructura del trabajo consta de cinco apartados, en el primero se
postulan los objetivos de la investigación; los enfoques teóricos y conceptua-
les tradicionales y contemporáneos se abordan en el segundo apartado; la
delimitación del área de estudio, la metodología propuesta y las fuentes de
información utilizadas se presentan en la sección tercera, mientras que los
resultados obtenidos se muestran en el apartado cuatro, en el quinto apartado
de muestran las diferencias con el índice de marginación de CONAPO, así
como algunos elementos para integrar ambas metodologías. En la parte final
del artículo se presentan una serie de conclusiones y recomendaciones.

1. Objetivos
Los objetivos del presente artículo son los siguientes:
• Presentar una metodología alternativa para la medición de la marginación
espacial a escala urbana, con un fuerte soporte teórico y conceptual, que

2 Por capacidad al número de usuarios potenciales que puede atender una instalación según el tamaño de
las instalaciones y los turnos de operación, para ello se retoman aspectos de las normas de equipamiento
de la SEDESOL de 1999.

114
La dimensión espacial de la marginación en ciudades de México

por su diseño y utilización de insumos de información, pueda ser utiliza-


do como una alternativa o complemento de los actuales indicadores de
marginación en tareas de planeación e identificación de beneficiarios de
política social.
• Probar el indicador propuesto en una de las principales metrópolis del
país y determinar las zonas con mayor o menor oportunidad de acceso a
los bienes y servicios seleccionados.

2- De la marginación socioeconómica a la marginación


socioespacial
Los estudios sobre la marginalidad socioeconómica corresponden especí-
ficamente a una corriente de pensamiento concebido en América Latina que
toman como base los planteamientos de Marx. Es a finales de los años setenta
que se construye el concepto de marginación socioeconómica en nuestro país,
el cuál fue operativizado con la construcción de una serie de indicadores que
fueron la base para la identificación, en el caso de México, de zonas donde se
asume reside la población con mayores desventajas. Esta construcción con-
ceptual y metodológica ha sido paulatinamente desplazada por otros cuer-
pos de conocimiento como los estudios sobre la pobreza, la vulnerabilidad, el
desarrollo humano, el bienestar social y la exclusión social. Cada postura ha
tenido niveles de desarrollo diferenciado, algunas de ellas tienen ventajas en
el desarrollo teórico y conceptual (desarrollo humano y la pobreza), mientras
que otras como el enfoque de niveles de bienestar, el de vulnerabilidad social
e incluso el de marginación, han dado prioridad a los aspectos relativos con la
medición y la cuantificación. Son estos últimos los que han tenido un mayor
uso en los ámbitos gubernamental y académico por su facilidad de construc-
ción, la disponibilidad de fuentes de información y por su facilidad de estima-
ción a diversas escalas espaciales.
Los enfoques tradicionales de la marginación han tenido su origen en dis-
ciplinas como la economía, la ciencia política y la sociología se han enfocado a
responder algunas preguntas como ¿Cuántos pobres hay?, ¿Cuál es la magni-
tud de su pobreza?, ¿Qué carencias se tienen?, ¿Quiénes son y qué caracterís-
ticas tienen?, ¿Cuáles son las causas de la pobreza?, pero poco se ha profundi-
zado en conocer la influencia de la distribución espacial de los satisfactores y
su capacidad de atención a la población, puesto que la mayoría de los estudios
apuntan solamente a diferenciarlos por ámbitos de residencia al responder
la cuestión de la cuantificación de los pobres urbanos y los rurales (Damián,
2002; SEDESOL, 2003; Damián, 2004: 133-163; CONEVAL, 2009).
Es la geografía la ciencia que puede aportar algunas consideraciones que
le otorguen fortaleza a este tipo de estudios y dar respuestas a preguntas tales
como ¿Dónde están?, ¿Qué limita a la población el acceso a los servicios y los
satisfactores en un determinado territorio?, ¿Cuál es el papel que juegan la

115
Juan Campos Alanís
Francisco Monroy Gaytan

distribución y localización de los servicios y satisfactores en una condición de


ventajas o desventajas a los usuarios?, ¿Se puede hablar de zonas desiguales
por localización? El enfoque que se busca desarrollar en este artículo preten-
de conjuntar ambas visiones, pues a la fecha, la mayoría de los indicadores
utilizados en la medición pueden considerarse a-espaciales pues no toman en
cuenta la distancia que separa los lugares de residencia a estos servicios. En
los hechos la distancia, la disponibilidad de medios y modos de transporte
y la topografía, son factores que ponen al margen a contingentes enteros de
población (Garrocho, 2008). Es en esta dimensión donde esta investigación
pretende analizar el papel que juega el territorio, la distribución espacial de
los servicios y de los demandantes de los mismos, a fin de incorporarlo como
un elemento que debe ser considerado en los estudios sobre la marginación.
En este sentido, el enfoque de la justicia espacial aporta elementos esen-
ciales para incorporar la dimensión espacial en la determinación de la margi-
nación. La idea de justicia espacial parte del supuesto de que la planeación y
la búsqueda de la justicia social son equivalentes, pues en la planeación y en
los estudios del territorio es muy frecuente la denuncia de las “desigualdades
espaciales” demostradas empíricamente, pero poco se ha profundizado en la
construcción de la teoría (Gervais-Lambony, 2007; Bromberg et al, 2007: 1-3).
La discusión sobre la justicia social se ha polarizado en dos orientaciones: la
primera basada en los planteamientos de John Rawls que define la justicia
como igualdad, paradigma que cobró mucha significancia hasta mediados de
los setentas en el contexto de los Estado de bienestar. Sin embargo, ante la
apertura a la economía de mercado y la globalización, se puso en duda su
vigencia (Brand, 2007: 8-9).
En la otra orientación se encuentran aquellos que impulsan el comunita-
rismo y que plantean la supresión de las desigualdades socioeconómicas en
beneficios de la comunidad. De esta discusión surgió una nueva corriente en-
cabezada por Young que elimina la notición de justicia universal a favor de
identificar formas específicas de injusticias que afectan ciertos grupos, ade-
más de que los aspectos socioeconómicos no son suficientes para definir el
sentido de la justicia a partir de políticas que eliminen las inequidades, en
específico, las políticas urbanas. La riqueza material, de oportunidades de sa-
lud, educación, recreación y empleos, no están distribuidos equitativamente
en el espacio, lo cual genera disparidades regionales y urbanas, muchas veces
relacionadas con aspectos de raza y etnicidad que le confieren mayores des-
ventajas (Brand, 2007: 8-9). Esto es lo que Harvey, Lefebvre y Soja (citados
por Bromberg, 2007), denominan el sentido de justicia espacial, pues es en el
territorio donde se plasma la dialéctica de las relaciones entre las condiciones
sociales y económicas de diferentes grupos, así la producción social del espa-
cio generará ventajas para algunos, pero desventajas para otros.

116
La dimensión espacial de la marginación en ciudades de México

Adicionalmente a estos enfoques marxistas, existen otras propuestas ten-


dientes a la operacionalización del concepto de justicia social. En este otro gru-
po se encuentra Bosque (2006: 56; 2002: 91), que entiende a la justicia espacial
como “al grado de igualdad en la distribución de los servicios que presta cada
instalación entre la población…”, por lo que no debe existir concentraciones
excesivas de los bienes y servicios que induzcan el malestar de las personas.
La idea de justicia espacial es fácilmente medible a través de la medición de
las distancias3 que separan la oferta (los bienes y servicios) de la demanda (la
población), a menor diferencia existente entre esas distancias, se puede hablar
de justicia, caso contrario se hace referencia a una injusticia espacial.
Para Garrocho (1995: 16-20) la justicia locacional es aquella donde la locali-
zación más justa de un bien o servicio es aquella que “minimizará la suma de
los recorridos que realizan todos los usuarios, sin importar las diferencias en
la longitud de sus viajes. Es decir, las desigualdades en accesibilidad no serían
relevantes, solo la accesibilidad total”, esto implica que todos los individuos
deben tener la misma oportunidad para acceder a los servicios que se ofrecen
(un tanto en el sentido de igualdad al que hacen referencia los derechos ciu-
dadanos), en esta definición se introduce el concepto de accesibilidad como
medida de justicia espacial.
La accesibilidad es entonces “la facilidad con la que se puede alcanzar
un cierto sitio (destino), desde otros puntos en el territorio (orígenes), por lo
que sintetiza las oportunidades de contacto e interacción entre determinados
orígenes y destinos” (Goodall, 1987). Dos aspectos se deben resaltar de esta
definición, la primera es la parte que habla de las oportunidades (o proba-
bilidades) de contacto e interacción, que es lo que Joseph y Phillips (1984)
llama accesibilidad potencial, para diferenciarla de la utilización efectiva del
servicio, a la que llama accesibilidad real. La otra es el carácter agregado de la
definición: según Goodall, accesibilidad se refiere a las oportunidades de in-
teracción entre orígenes y todos los posibles destinos, más que a la interacción
efectiva entre individuos y destinos.
Para los fines de esta investigación, se recupera el concepto propuesto por
Garrocho y Campos (2006), que considera la accesibilidad como el potencial
de interacción entre un grupo de población determinado que reside en de-
terminada área y los servicios seleccionados, esto desde un punto de vista
de accesibilidad física4. A manera de conclusión del apartado, se puede con-
siderar el enfoque de la justicia espacial como complementario o alternativo

3 Las distancias son referidas a la distancia geográfica (euclidiana y real a partir de la red carretera), de los
tiempos de traslado y de los costos.

4 Es oportuno señalar que el concepto de accesibilidad tiene dos componentes básicos, uno físico y otro
social. El componente físico se relaciona con la distancia geográfica (como quiera que se estime) que
separa al usuario potencial del punto de servicio. El componente social se refiere a la distancia social que
existe entre el usuario potencial y el servicio, e involucra las características de ambos (Garrocho, 1995)

117
Juan Campos Alanís
Francisco Monroy Gaytan

al análisis de las condiciones relativas de vida, pues existen fuertes puntos de


contacto con las teorías de la marginalidad (en sus vertientes marxista y fun-
cionalista), por lo tanto, es posible su inclusión. Como se apuntó anteriormen-
te la determinación de la justicia espacial será a partir de la estimación de la
accesibilidad, cuya forma de cálculo será establecida en el siguiente apartado.

3- Área de estudio, fuentes de información y metodología

3.1 Delimitación del área de estudio


Para la elección del área de trabajo, se optó por manejar una escala de in-
formación territorial lo más homogénea posibles, tal y como lo recomienda la
revisión de la literatura (CONAPO, 2002; INEGI, 2004; Cadena, 2005: 191-193;
Buzai, 2003: 199-204; Buzai y Baxendale, 2006: 223-228), para ello, se eligió la
escala de AGEB, que es una de las escalas mínimas del Marco Geoestadístico
Nacional (MGN). El uso de esta escala permite en el análisis tener dos grandes
ventajas: la primera referida a que se podrán analizar contrastes y desigual-
dades en un ámbito territorial aparentemente homogéneo como lo es un área
urbana, la cual ha sido subdividida para el levantamiento de la información y
facilitar su análisis; y la otra referida a que cada área contiene información de
los eventos censales con las limitaciones propias que esta tiene.
Se eligió al Área Metropolitana de Toluca (AMT) dado que alberga una de
las aglomeraciones urbanas más importantes del país. El AMT forma parte de
la Zona Metropolitana de Toluca la cual según la Secretaría de Desarrollo So-
cial, el CONAPO y el INEGI (2005) se encuentra integrado por 14 municipios5
vinculados funcionalmente y que hasta el año 2005 registró una población de
1.6 millones de habitantes, que la posiciona como la quinta zona metropolita-
na en población dentro del sistema urbano nacional (Garza, 2003: 183). Hasta
el 2005 tenía una superficie de 269.6 kilómetros cuadrados que comprende el
continuo urbano de los municipios de Toluca, Metepec, Lerma, San Mateo
Atenco, Almoloya de Juárez, Otzolotepec y Zinacantepec (figura 1). Toluca
es una de las ciudades más dinámicas del país en términos poblacionales y
económicos y ha enfrentado un crecimiento metropolitano de gran escala.
(Garrocho y Campos, 2009a).

En términos de integración, está compuesta por el área urbana de 39 loca-


lidades de los siete municipios mencionados y 365 AGEB. El municipio de To-

5 Los municipios integrantes son Toluca, Metepec, Zinacantepec, Lerma, Ocoyoacac, Almoloya de Juárez,
Mexicaltzingo, Calimaya, Otzolotepec, Xonacatlán, Chapultepec, Rayón, San Antonio la Isla y San Mateo
Atenco.

118
La dimensión espacial de la marginación en ciudades de México

luca es el que aporta casi 2 de cada 3 habitantes de este conglomerado urbano


y una proporción similar de áreas geoestadísticas básicas (cuadro 1).

119
Juan Campos Alanís
Francisco Monroy Gaytan

3.2 Fuentes de información utilizadas


Para la estimación de la accesibilidad de la población a los servicios (ofer-
ta), se utilizaron por cuestiones de disponibilidad de información, cinco di-
mensiones a saber: la primera relacionada con el empleo6, la segunda con los
servicios médicos de primer nivel destinados a población abierta7, la tercera
está relacionada con la oferta de cadenas de las tres principales farmacias que
operan en el AMT8, la cuarta con la oferta de las sucursales bancarias y la
quinta con las unidades de abasto más representativas localizadas en el área
de estudio. Estas temáticas constituyen la oferta de los servicios básicos9.
En el caso de la demanda, se utilizó primordialmente la información de
población total disponible en el Conteo de Población 200510 a nivel AGEB
(INEGI, 2008) variable a la que se le denominó “usuarios potenciales de los
servicios”.
3.3 Metodología para la estimación de la accesibilidad
Como se indicó en secciones anteriores, será el indicador de accesibilidad
probado por Garrocho y Campos (2006) el que se utilizó en el presente trabajo;
la fórmula para estimar el índice de accesibilidad es la siguiente:

6 La variable empleo la cual fue obtenida de los Censos Económicos 2004 (INEGI, 2006), analizados por
Garrocho y Campos (2007 y 2009) a escala de AGEB.

7 Se retomaron los datos de la localización de las unidades y de su capacidad instalada del trabajo de
Garrocho y Campos (2006), donde se hace una propuesta de construcción del indicador de accesibilidad.
Cabe destacar que se omitieron los datos de las unidades pertenecientes al IMSS, ISSSTE, ISEMYN,
SEDENA, dado que se considera que la población que es derechohabiente a los mismos tiene una ventaja
sobre la seguridad de un servicio sobre aquellos no derechohabientes que tienen que acudir a los servi-
cios destinados a población abierta.

8 El servicio de farmacia es una parte complementaria de los servicios médicos, debido a que de forma cre-
ciente los usuarios de la medicina privada y en muchos casos de los servicios públicos, tienden a realizar
sus compras en estos establecimientos debido a los problemas de desabasto que enfrenta el servicio
público de salud. De acuerdo a Roy Bateman (2009), director de Trifermed Latin America de Trifermed
Group, se estima que en México entre el 80 y el 90% del gasto en productos farmacéuticos sale del bolsillo
del paciente o consumidor.

9 Si bien se analizaron solo cinco dimensiones, con la información de los censos económicos 2009 del
Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE), es posible evaluar más servicios con
la misma metodología.

10 Cabe señalar que a pesar de que se encuentran publicados los resultados del censo 2010, no se retoman
para los cálculos debido a que a la fecha no se ha publicado la nueva delimitación de las zonas metropo-
litanas por parte del CONAPO, además de que la variable de ingresos fue omitida para ese año. Al dato
2005 se le había estimado previamente este indicador a partir delos datos del censo del 2000 (Campos,
2009).

120
La dimensión espacial de la marginación en ciudades de México

Donde:
I= Accesibilidad al sistema de servicios determinado.
Sj =Magnitud de los servicios disponibles. Que puede ser el número de con-
sultas que puede otorgar cada unidad de salud en un cierto periodo, la
superficie de venta de algún negocio, el número de empleos que se ofertan
en una zona, el número de cajas de un banco, el número de aulas y lugares
que tiene una escuela, por citar algunos.
Oi= Demanda total en la zona de estudio, ajustada al servicio que se analiza.
dij=Costo de transporte, distancia entre lugar de residencia y lugar donde se
encuentra el bien o servicio, o bien el tiempo de traslado. En este ejercicio
se utiliza la distancia lineal11 entre los centroides de cada AGEB (zonas de
residencia) y los sitios donde se ofrecen los bienes y servicios.
b=Fricción de la distancia12 (parámetro que se obtiene por calibración a partir
de datos de la conducta espacial de los usuarios).
En la mayoría de las metodologías tradicionales para determinar las condi-
ciones relativas de vida, coinciden en el uso de valores promedio de cobertura
de servicios, nivel de ingreso, un mínimo de escolaridad, o en tener acceso a
algún tipo de servicio médico. Sin embargo, y como se ha señalado anterior-
mente, estas metodologías poco hacen referencia al papel que tiene la propia
localización de los equipamientos donde se prestan los servicios, por ejemplo,
en el servicio educativo necesariamente se requiere un edificio al cual los estu-
diantes, en sus diversas modalidades, se desplacen de sus hogares para reci-
bir su instrucción; o bien, al requerir el servicio médico (independientemente
se publicó o privado) ocurre un desplazamiento de las zonas de residencia a
las zonas donde se recibe la consulta y/o hospitalización.
Otros aspectos como el empleo, el abasto, los servicios administrativos y fi-
nancieros, son igual de importantes en la determinación de las oportunidades
espaciales, al darles ventajas a unas personas sobre otras por el simple hecho
de la residir en la zona donde están localizadas. De acuerdo a la Teoría de la
Interacción Espacial, la distancia geográfica juega un papel relevante en los
niveles de interacción entre dos lugares, es decir, a mayor distancia menor es

11 A pesar de que esta variable puede ser cuestionada por no representar las distancias “reales” entre un ori-
gen y un destino, las limitantes de presupuesto y tiempos justifican su utilización. Existen algunos estudios
en México que han utilizado las distancias estimadas por carretera (Chías, Iturbe y Reyna, 2001; 117-130)
para la estimación de la accesibilidad; en otros como el de Peña (2002) se utilizó una matriz de tiempos
de recorrido entre algunas localidades seleccionadas en una región del sur del Estado de México.

12 Se retoma los valores del valor de fricción de Garrocho y Campos (2006), dado que este ponderador ha
sido probado empíricamente.

121
Juan Campos Alanís
Francisco Monroy Gaytan

la probabilidad de interacción o demanda de un servicio. En otras palabras, se


gesta un proceso de exclusión o desigualdad de oportunidades de interacción
que va en contra de los principios de la justicia espacial, de ahí la utilidad
del indicador de accesibilidad que permite ir identificando las zonas del área
urbana con menores valores de accesibilidad, que posteriormente pueden in-
tegrarse un indicador resumen, donde las zonas con valores más bajos de
accesibilidad, serían entonces aquellas con las mayores desventajas para la
población residente en términos de contacto con los servicios analizados.
En la siguiente sección se muestran los resultados de la estimación de la
accesibilidad por cada uno de los temas elegidos, además de la accesibilidad
agregada y se contrastan con los resultados del índice de marginación que
maneja el CONAPO, para finalmente integrar ambas metodologías en un solo
indicador denominado índice de Marginación Socioespacial (IMS) propuesto
por Campos (2009) que adquiere la siguiente formalización:

Donde:
IMS= Índice de Marginación Socioespacial
Fp= Función ponderada
Mse= Marginación socioeconómica, estimado a partir de la metodología del
CONAPO
Me= Marginación espacial, estimado a partir de la accesibilidad

4- Resultados
En este apartado se presentan los resultados obtenidos al estimar el indi-
cador de accesibilidad para los satisfactores de empleo, servicios de salud,
de farmacias, bancos y abasto elegidos previamente, así como el resultado de
sintetizar en un mapa resumen los cinco indicadores de accesibilidad a partir
del método de componentes principales. Asimismo, se contrastan los resulta-
dos contra aquellos obtenidos a partir de la metodología del CONAPO y se
concluye el apartado con la propuesta de integrar la metodología tradicional
de la marginación con el enfoque de justicia espacial medido a partir de la
accesibilidad.

4.1 Accesibilidad al empleo


El trabajo es por excelencia el medio que permite sostener un cierto nivel
de vida, la reproducción de la familia, las normas de propiedad y de convi-
vencia diaria, es decir, es el punto de partida de donde se organizan y orde-

122
La dimensión espacial de la marginación en ciudades de México

nan otras actividades de la población (Bauman, 2000), de ahí radica la impor-


tancia de esta variable.
En el AMT, la distribución espacial dista de ser homogénea tal y como se
muestra en la figura 2, claramente existe un patrón de concentración en la
parte que corresponde al centro de Toluca, sobre el corredor industrial To-
luca-Lerma, el centro de Lerma y Zinacantepec, así como la zona comercial
Galerías Metepec. Existe una relación inversamente proporcional entre las

123
Juan Campos Alanís
Francisco Monroy Gaytan

zonas con mayor concentración de población con las zonas donde se genera
el empleo, salvo en contadas excepciones como parte del corredor industrial
Toluca – Lerma, Galerías Metepec, Central de Abastos y la zona denominada
La Maquinita (figuras 2 y 3).
La falta de correspondencia entre el lugar donde se “vive” y el lugar donde
“se trabaja” ocasiona problemas debido a la necesidad y oportunidad de tras-
lado entre estos dos puntos, de ahí la utilidad del indicador de accesibilidad
que “mide” la oportunidad de interacción entre dos puntos, considerando la
oferta de un bien o servicio y todos los posibles destinos a los que un indivi-
duo puede acudir para adquirirlo.

Al estimar el indicador de accesibilidad para la variable empleo, nueva-


mente se devela ese patrón centro – periferia, donde las zonas más alejadas
son aquellas que tienen mayores desventajas para competir en este caso por
un empleo (figura 4). En contraste, son las zonas centrales de Toluca y Me-
tepec que por su localización con respecto a las zonas de empleo resultan

ganadoras, al igual que las AGEB ubicadas sobre el corredor industrial Toluca
– Lerma, el centro de Lerma y la central de abastos, que a pesar de su localiza-

124
La dimensión espacial de la marginación en ciudades de México

ción un tanto periférica, compensa su desventaja con el número absoluto de


empleos que en esta zona se ofertan (figuras 2 y 4).

4.2 Accesibilidad a los servicios de salud


Uno de los servicios de gran importancia para asegurar una calidad de
vida adecuada son los servicios de salud, sin embargo la información censal
de contar o no el derecho a este servicio, no refleja los problemas a los que se
enfrenta la población para acceder a ellos13. Para este ejercicio solo se conside-
ró la oferta el servicio de primer nivel del sector público. La distribución de las
unidades de salud en el AMT muestra un patrón más regular en el territorio,
situación que posibilita que las zonas con mayores ventajas (y también des-
ventajas) se presenten en forma de franjas en la parte poniente, norte y centro
– oriente. De lo anterior se puede establecer que las acciones de dotación de
infraestructura y equipamiento que el Estado realiza, son un factor determi-

13 Garrocho y Campos (2006) realizaron un estudio pionero a escala AGEB para evaluar la localización para
evaluar la calidad urbana y desempeño urbano del sistema de salud a población abierta mayor de 65 años
y en condición de pobreza, a fin de diseñar un indicador que permitiera detectar las fallas en el mismo para
fines de planeación.

125
Juan Campos Alanís
Francisco Monroy Gaytan

nante para lograr la denominada justicia espacial. La evidencia apunta a iden-


tificar espacialmente que las diferencias de accesibilidad son menos marcadas
al compararse con otro tipo de servicios donde, las decisiones locacionales
responden más a decisiones económicas que a las sociales (Figura 5).

4.3 Accesibilidad al sistema de farmacias


Para la medición de la accesibilidad hacia este servicio, se consideraron los
establecimientos de las tres principales cadenas comerciales presentes en el
AMT: Farmacias del Ahorro con 28 establecimientos, Farmacias Guadalajara
con 13 establecimientos y Farmacias Similares con 58, que suman 99 puntos
de venta distribuidas en las diferentes localidades y municipios que confor-
man el área metropolitana. El sistema de farmacias demuestra tener un pa-
trón mucho mejor distribuido dentro del AMT ya que hasta en muchas de las
AGEB más alejadas del centro existen puntos de venta de medicamentos, aun

así, se sigue evidenciado un claro patrón concéntrico donde la zona centro de


Toluca tiene las mayores ventajas, en contraste con el anillo exterior de AGEB
con las mayores desventajas, esto porque el indicador considera la accesibili-
dad de la población hacia todas las unidades de servicio (Figura 6).

126
La dimensión espacial de la marginación en ciudades de México

4.4 Accesibilidad al sistema de bancos


A la combinación de las diferentes barreras que impone el sistema finan-
ciero se le ha dado en llamar exclusión financiera (Comisión Europea, 2008;
Connolly y Hajaj, 2001; Bernard et al., 2008; Leyshon y Thrift, 1995). Este fenó-
meno agudiza las diferencias en los niveles de ingreso y en las oportunidades
de desarrollo entre grupos de población, regiones y áreas intraurbanas (Buc-
kland y Gunther, 2005; Solo, 2008), de ahí la importancia de considerar esta
variable en el análisis de la justicia espacial. En nuestro país, el acceso a los
servicios financieros es limitado, costoso y su nivel de penetración bajo: en el
año 2006, en 74% de los municipios -donde vivía 22% de la población nacio-
nal- no había sucursales bancarias (Garrocho y Campos, 2009a).
En el 2009 operaban en el AMT 109 sucursales bancarias pertenecientes a
11 empresas de banca comercial, las cuales se localizaron en plena correspon-
dencia con lo que Garrocho y Campos (2009) definieron como los subcentros
del empleo Toluca – Zona industrial y Galerías Metepec, zonas que corres-
ponden a las AGEB más centrales de estos municipios; asimismo, el patrón de
localización de las sucursales contribuye a que se conforme un claro patrón
de anillos concéntricos, donde la accesibilidad va disminuyendo del centro a
las zonas más alejadas, ocasionando que estas queden nuevamente queden
excluidas en el uso de los servicios bancarios y financieros (Figura 7).

127
Juan Campos Alanís
Francisco Monroy Gaytan

4.5 Accesibilidad al sistema de abasto


El caso del abasto ha sido abordado como un tópico para determinar la
adecuada provisión de alimentos a la población14 y puede ser considerado
como una dimensión de vital importancia cuando se analiza la accesibilidad a
servicios clave. En el AMT se registraron 51 unidades de abasto, de las cuales
23 (45.10%) eran de propiedad pública y 28 ( 54.90%) privada, que en conjunto
sumaron una superficie de venta de casi 46.5 hectáreas, que se encontraban
repartidas en 19.61 hectáreas pertenecientes a mercados públicos y centrales
de abasto, mientras que 26.85 hectáreas representaron la superficie en conjun-
to de las tiendas de autoservicio y su distribución espacial se haya sumamente
concentrada en la parte central de la zona de estudio (Campos, 2009: 185-187).
La distribución del sistema de abasto denota una marcada concentración
en la parte centro – sur y centro – norte, lo que influyó en la estimación del
índice de accesibilidad a este servicio, dejando claramente como las zonas
de menor accesibilidad, a prácticamente la porción poniente del AMT que
corresponde a las localidades del municipio de Zinacantepec, así como casi
todas las AGEB pertenecientes al municipio de San Mateo Atenco y Lerma,
finalmente en Metepec se ven afectadas principalmente sus localidades rura-
les (Figura 8).

14 Wigley (2002) analizó el comportamiento de los sitios de venta en ciudades inglesas identificando sus
cambios de localización en el tiempo, las cuales buscaban localizaciones fuera de las áreas centrales
de las ciudades, dejando en desventaja a los consumidores de bajos ingresos, de ahí acuñó el término
de “desiertos alimentarios (food deserts)”, haciendo referencia a las zonas con pobre acceso relativo a la
provisión de alimentos.

128
La dimensión espacial de la marginación en ciudades de México

5- Hacia la construcción de indicador resumen de marginación


socioespacial (IMS)
Como se ha venido observando a lo largo del trabajo, la localización y dis-
ponibilidad de los servicios analizados tienen patrones muy específicos, que
en el caso del AMT privilegian las zonas centrales, mientras que en el extre-
mo opuesto, son las áreas periféricas las que mayores desventajas presentan
en términos de oportunidad. Al igual que con otros indicadores como el de
marginación, la accesibilidad a los servicios puede agregarse para integrar un
mapa resumen de las zonas con mayores ventajas o desventajas. En este ejer-
cicio, se utilizó el método de componentes principales para determinar cuál
de los servicios tienen un mayor poder de explicación en la condición de baja
o alta accesibilidad. En este sentido, fue posible realizar comparaciones contra
otros índices para evaluar los resultados.
En la figura 9 se representan las AGEB según su grado de marginación
de acuerdo a la metodología tradicional de CONAPO, los resultados deno-
tan que las áreas con mayores carencias se encontrarían principalmente en la
zona norte, poniente y sur del AMT, es decir en las zonas más periféricas. En
contraste las zonas con niveles de marginación más bajas están prácticamente
presentes en buena parte de las zonas centrales de los municipios de Toluca,
Metepec, Zinacantepec y Lerma.

129
Juan Campos Alanís
Francisco Monroy Gaytan

En contraste, al construir el indicador de accesibilidad resumen (o de justi-


cia espacial a partir de los 5 servicios analizados), los resultados contrastan un
tanto contra los del indicador de CONAPO, pues claramente se conforma un
grupo de AGEB que va del centro de Toluca hacia el centro de Metepec, que
tendría las mejores oportunidades de acceso a los servicios, mientras que para
el resto del AMT se observa claramente la conformación de anillos concéntri-
cos que conforme se aleja de este corredor, es decir, se van degradando la ac-
cesibilidad (figura 10). En las figuras 9 y 10 se puede observar lo contrastante
de los resultados, pareciera que se existen dos tipos de marginación urbana
en el AMT, sin embargo, esto no quiere decir que sean excluyentes, sino más
bien, se puede explorar integrar esa dimensión de la accesibilidad a los servi-
cios en la determinación de las condiciones relativas de vida.

Al realizar el ejercicio de integrar ambas metodologías de acuerdo al mo-


delo planteado en el apartado tercero, los resultados resaltan aquellas zonas
menos favorecidas o de alta y muy alta marginación socioespacial y confir-
man la jerarquía de las zonas centrales de Toluca y Metepec, con una zona
de condiciones medias hacía el municipio de Lerma y una franja de AGEBs
sobre la avenida López Portillo en el norte del AMT (figura 11). Este patrón
sin duda refleja la fuerte influencia que tiene la distribución y localización
de los servicios analizados, pues a diferencia del indicador del CONAPO

130
La dimensión espacial de la marginación en ciudades de México

donde las AGEBs con mejores condiciones relativas de vida se encontraban


prácticamente de este a oeste en una gran franja, que coincide en gran parte
con los principales ejes estructuradores, como son Paseo Tollocan – Carretera
México-Toluca, Carretera Toluca – Atlacomulco, Toluca – Zitácuaro y Toluca
– Temascaltepec. Esa estructura radial de ciudad, ha influido en el proceso de
crecimiento del AMT, pero también lo ha hecho en la localización de algunos
servicios (como estrategia de accesibilidad), generando por lo tanto un patrón
de marginación socioespacial muy relacionado con este factor, lo que eviden-
cia su importancia en la construcción de indicadores de nueva generación
para identificar las condiciones relativas de vida y avanzar en el paradigma
de la justicia espacial como parte de la justicia social.

Conclusiones y recomendaciones
Sin duda alguna los resultados de los índices de accesibilidad a los servi-
cios (como medida de oportunidad), abren un nuevo campo de estudio para
el análisis de las condiciones relativas de vida, pues aportan elementos no
considerados en otras metodologías tradicionales, pues presentan en muchos
casos, resultados distintos en términos de la identificación de zonas excluidas
o perdedoras con respecto a los servicios analizados, lo que demuestra feha-

131
Juan Campos Alanís
Francisco Monroy Gaytan

cientemente el papel del territorio en la condición de ventajas o desventajas


para la población. Esto se debe a que muchos de los servicios son consumidos
in situ, pues dependen de la dotación de redes de infraestructura que general-
mente son más fáciles de suministrar si se compara con la construcción de un
hospital, una nueva escuela o cualquier otra unidad de servicios. El Estado o
el mismo capital privado, tiende a localizarse en las zonas que le garanticen
cierta rentabilidad (económica o política), generando como consecuencia lo
que la literatura denominaría como “desiertos de servicios” (Clarke, 2002), o
zonas perdedoras.
Se rescata la importancia de analizar la distribución de los servicios en el
territorio y su oferta diferenciada en cada uno de los elementos que integran
el sistema, pues la accesibilidad está muy relacionada con la magnitud de la
oferta de bienes y servicios disponibles, es decir la atractividad. Queda en la
agenda de investigación la necesidad de aportar una mayor discusión para
integrar la dimensión espacial en la construcción de indicadores de condi-
ciones relativas de vida tales como los de marginación, pobreza y exclusión,
ya que a la fecha son limitados los estudios de esta temática (Campos, 2009)
a fin de brindar mayor fortaleza y efectividad al índice de marginación que
como se comentó al inicio de artículo, es la base para la identificación de los
beneficiarios de la política social de nuestro país, y como un referente para la
planeación en nuestras ciudades.

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135
La estructura cultural de la ciudad como
sustrato subyacente de la tópica urbana

Eduardo Sousa González1


Jorge Alberto Álvarez Berrones2
Resumen
El presente capítulo busca la síntesis e interconexión de la tópica de Freud con la
estructura sensible e inteligible de la ciudad pretendiendo ampliar el concepto fisio-
lógico del hombre a una idea cultural del mismo. En este sentido, la tópica freudiana
formada por conciencia, preconsciencia e inconsciencia se proyecta objetivamente
en la ciudad mediante la creación humana, desde la correspondencia natural sen-
sible e inteligible del hombre con el espacio y tiempo de su vida, siendo el hombre
la cause eficiente del ser psíquico de la ciudad, cuyos elementos contienen carac-
terísticas potenciales y en su forma la estructura psíquica del hombre; entonces, la
ciudad posee un tópica urbana derivada y en función del hombre, su creador.
Palabras Clave: Tópica, estructura, ciudad

Abstract
The present chapter look the synthesis and interconnetion of the Freud’s topography
with the sensible and intelligible structure of the city pretending to extend the phisio-
logy concept of man to a cultural idea of itself. In this sense, the Freud’s topography
formed by awrareness, preconscious and unconscious project objectively in the city
throught the human creation, since the natural correspondence sensible and intelli-
gible of man with the space and time into his life, being the man the efficeint cause
of the psychi being of the city, which elements contain characteristics potential and
in its form the psychi structure of man; then, the city own a urban topography derived
and in function of man, its creator. Keyboards: Topography, structure, city

1 Nacionalidad mexicana, Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Doctor en


filosofía con orientación en arquitectura y asuntos urbanos; miembro del Sistema Nacional de Investiga-
dores reconocido en el nivel 2; miembro de la Academia Mexicana de Ciencia: eduardo.sousagn@uanl.
edu.mx

2 Nacionalidad mexicana, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Doc-
tor en filosofía con orientación en arquitectura y asuntos urbanos, sjorgewsunsky@hotmail.com

137
Eduardo Sousa González
Jorge Alberto Álvarez Berrones

Introducción

E
l presente capítulo parte del siguiente supuesto: La ciudad tiene una
tópica urbana, es decir, la ciudad tiene una estructura natural y cultural
que la identifica como un ente único y singular. Un elemento esencial
del análisis dice que la ciudad, en uno de sus aspectos culturales y en rela-
ción al aspecto psicológico, posee una estructura psíquica que proviene de
la cultura y que es materializada y construida desde el hombre quien es su
causa eficiente. Por ello se observa que la estructura psíquica de la ciudad, su
tópica urbana, depende de los componentes y elementos que configuran el ser
psíquico de la ciudad desde el hombre como ser cultural, un ser que se crea y
recrea a sí mismo dentro de un devenir constante.
Por tanto, las cosas de la ciudad poseen y contienen de modo formal el
componente psíquico del hombre quien ha dotado y construido a las ciuda-
des, mediante la elaboración del diseño y planificación urbanos formales e
informales, ideas urbanas que se han transferido a la ciudad, proyectadas
desde el hombre con sus propios atributos naturales, culturales y humanos.
El objetivo del presente capítulo es, entonces, aportar la descripción y expli-
cación de la estructura de la tópica urbana en relación directa y biunívoca con
la tópica humana, derivada de la tópica freudiana, que muestre y demuestre
que, en las cosas de la ciudad, se hallan implícitas esas estructuras psíquicas
de la ciudad y que deriva de la estructura del hombre y de la cultura, de los
hombres y sus cosmovisiones.
No hay que olvidar y perder de vista que las estructuras y tópicas huma-
nas y urbanas son inteligibles y, por ello, no se captan a simple vista, no se ven
hasta que se las busca mirándolas con la intención de conocerlas; la observa-
ción ha de ser intelectual, ya que la tópica se define como una “aproximación
teórica que representa al aparato psíquico como un espacio organizado en
cierto número de sistemas articulados entre sí. Freud propone dos tópicas: la
primera en 1900 en La interpretación de los sueños, en la que distingue tres
sistemas: inconsciente, preconsciente y consciente; y después una segunda en
1923, en la que distingue tres instancias: el Yo, el Ello y el Superyó” (Vanier,
2001 121).

Algunos esbozos sobre la vida de S. Freud


Sigmund Freud detestaba la ciudad, vivió en Viena (1860-1938) y llegó a
Londres después de ser obligado a irse debido a la AnschluB (conexión, unión
o anexión política) por su condición de judío; sus obras fueron quemadas por
orden de Hitler en 1933 en Berlín. Se puede decir que las privaciones que
Freud tuvo con su familia, bien pudieron ser un motivo para despertar en él
un cierto rencor sobre la ciudad; su padre algunas veces se quedaba sin tra-

138
La estructura cultural de la ciudad como sustrato subyacente de la tópica urbana

bajo en la ciudad por la crisis económica que comenzó en 1859. De aquí que
bien podría ser sujeto de psicoanálisis dicho rencor para descubrir su causa
profunda, debido a que las privaciones en sí mismas son parte de la vida mis-
ma del hombre.
Es sabido que S. Freud estudió medicina en 1873 y tomó cursos de Brenta-
no; más tarde fue a la escuela de París donde conoció al reconocido estudioso
J. M. Charcot en la Salpetriêre con el fin de estudiar hipnosis y sugestión (cf.
Volpi, 2005 747). Freud escribió sobre problemas culturales que bien pueden
llamarse filosofemas, ya que trascendían el ámbito de la medicina, desarro-
llando una metapsicología derivada de la metafísica; por lo que el psicoa-
nálisis es una psicología profunda que llega al inconsciente, mientras que la
psicología trata solamente con la conciencia (cf. Volpi, 2005 747), aunque más
específicamente con la conducta y el comportamiento humano que hacen ser
a la psicología una ciencia empírica, experimental y existen también los cam-
pos de la psicología teórica y filosófica; por ello, ni el psicoanálisis ni tampoco
la psicología estudian el alma; y esta posición gnoseológica se impuso en el
siglo XIX (Dorch, 2008 607); así Freud disfruta de un contexto de una psicolo-
gía sin alma que se impuso en el progreso de las ciencias.
Derivando de la concepción del hombre fisiológico y material, se puede
decir que éste tiene un cuerpo y una mente, de lo cual se infiere una rela-
ción esencial entre el aparto psíquico y su vehículo físico debido a que ambos
componentes forman una misma unidad que físicamente solamente puede
ser dividido en forma abstracta. Todos los hombres concretos poseen estos
elementos básicos, pero su desarrollo en ellos difiere tanto en calidad como en
cantidad en forma muy acentuada y diversificada; es innegable que tanto el
cuerpo y la mente forman parte del hombre dotándolo de existencia natural y
cultural que como bien puede observarse se halla implícito el valor natural de
la desigualdad. De la relación entre los hombres se puede decir que existe una
interacción espacial, según apunta E. Hall, que puede ser entendida como una
división intima, personal, social y pública (Hall, 1973 177-200); lo cual hace
poseer al hombre un carácter social que depende de su naturaleza dual, es de-
cir, las relaciones entre los hombres participan inherentemente de la totalidad
de lo que el hombre es, esto significa, una participación social compuesta de
mente y cuerpo como una unidad.
De lo que se sigue que las creaciones culturales del hombre contiene inhe-
rentemente en su tejido complejo formal esas características esenciales que no
son captadas ni pueden ser juzgadas con los ojos del cuerpo sino con la vista
de la mente, lo inteligible de los objetos culturales creados por el hombre se
percibe por reflexión, desde una segunda circunnavegación de la mente por
los objetos. Así la cuidad se convierte en un ente cultural creado por el hom-
bre, compuesto de materia y forma, tal como dice Abbagnano “como aquello
que es, en cualquiera de los significados existenciales del ser”(Abbagnano,

139
Eduardo Sousa González
Jorge Alberto Álvarez Berrones

2003 408), esto es, materia y forma del ser en la existencia; de este modo, la
ciudad recibe las características de su creador, el hombre, y se hallan esas ca-
racterísticas impresas dentro de su aspecto formal que se encuentra más allá
de su configuración material; son atributos humanos grabados en las cosas,
donde cada una de ellas ha recibido parte de su herencia según la adecuación
entre la naturaleza de la cosa y su heredad.
Esa impresión de lo humano en las cosas y de las cosas en lo humano,
conservada en la memoria del mundo y del hombre, es el problema esencial
de la comparación que hace Freud entre la ciudad y el hombre; efectivamente,
retrotraer al presente lo conservado en la memoria –inconsciente- no sola-
mente las causas de lo negativo del hombre o del mundo –esto es ir más allá
de Freud- para que el hombre sea consciente de esas causas de lo negativo y
se cure mediante la profiláctica y catarsis del encuentro entre lo olvidado y
lo actualizado de la persona, entre lo asentado y sedimentado de las capas
internas del hombre y su devenir actual.
Al entender que la ciudad posee una tópica urbana puede generar un me-
joramiento en la vida de las personas y sus entornos vitales de sus biosferas
planetarias mediante una catarsis de la ciudad promovida a través de la con-
cientización de la tópica urbana en la ciudad contemporánea; una liberación
del hombre. Especificando con más precisión, según explican Jean Laplanche
y J. B. Pontalis que la tópica “(Al.: Topik, topisch; Fr.: Topique –s, f. y adj.-;
Ing.: Topography, topographical; It.: punto di vista tópico; Por.: tópica, tópi-
co) –es una- teoría o punto de vista que supone una diferenciación del aparato
psíquico en cierto número de sistemas dotados de características o funciones
diferentes y dispuestos en un determinado orden entre sí, lo que permite con-
siderarlos metafóricamente como lugares psíquicos de los que es posible dar
una representación espacial figurada. Corrientemente se habla de dos tópicas
freudianas, la primera en la que se establece una distinción fundamental entre
inconsciente, preconsciente y consciente, y la segunda que distingue tres ins-
tancias: el ello, el yo, el superyó” (Laplanche y Pontalis, 2012 430).

La estructura de la ciudad en la obra de Freud


Ahora bien, siguiendo este orden de ideas, la ciudad tiene un cuerpo com-
puesto de materia y forma; posee una configuración propia, sui géneris, que
manifiesta ser un ente complejo, un ser físico compuesto de una cierta infraes-
tructura y una superestructura que tiene una relación directa con el cuerpo
humano; y, también a modo de sistema directriz la ciudad tiene y posee un
cierta estructura psíquica en correspondencia con la estructura de la mente
del hombre propuesta y postulada por S. Freud como una estructura dinámi-
ca (la tópica como estructura dinámica) que anima los sistemas constituyentes
del aparato psíquico del hombre (cf. Chemama y Vandermersch, 2004 235).

140
La estructura cultural de la ciudad como sustrato subyacente de la tópica urbana

Si la tópica ha sido representada bajo un espacio figurado, esto es, de un


modo inteligible que señala y designa un estado de cosas prevaleciente en el
ser humano que refleja al aparato psíquico en interconexión con los órganos
del cuerpo humano mediante la energía de las pulsiones; asimismo, se postu-
la la estructura psíquica de la ciudad desde el hombre como su causa eficiente,
estructura psíquica que es soportada en la forma cultural del ente y entrete-
jida con su materia constitutiva. Por lo que es necesario la realización de una
exploración de algunos textos freudianos para tratar de explicar y comentar
las relaciones, trasferencias y proyecciones entre el hombre y la ciudad en la
medida de lo posible buscando descubrir la estructura dinámica de la ciudad
en algunos textos de Freud.
En el escrito Más allá del principio del placer, Freud dice que ha identifi-
cado más pulsiones –recordando que la pulsión es un concepto límite entre
lo orgánico y lo psíquico, las pulsiones representan psíquicamente las fuerzas
orgánicas (Vanier, 2001 100)- en el hombre que están más allá del principio
del placer; y es necesario otorgar un lugar importante y vital a la biología toda
vez que ésta ciencia obtiene resultados esenciales con respecto al entorno
natural del hombre en su interacción con los otros y consigo mismo –hay que
decir que esto lo realiza el hombre desde su vehículo físico, el cuerpo, el cual
se halla en interconexión con los otros en un espacio cultural, la ciudad-. Así
que la pulsión de vida se hace presente en la pulsión sexual, mientras que la
pulsión del yo empuja hacia la muerte; y esto es así debido a que las pulsiones
del yo provienen de la vivificación de la materia muerta y buscan reivindicar
lo muerto; por lo tanto, las pulsiones tienden a querer volver a un estado an-
terior donde el eros es el conservador de la vida (cf. Volpi, 2005 748).
Es necesario decir que la visión freudiana se ancla en una cosmovisión
mecanicista del mundo cuya concepción de la vida se restringe a la definición
de la misma dentro del contexto darwiniano de evolución, recordando que
Freud está trabajando en un contexto de una psicología sin alma, en la cual ha
de profundizar; a pesar de haber conocido el trabajo de Charcot. Y esto puede
observarse cuando habla Freud sobre “la vivificación de la materia muerta”,
según ha dicho Volpi; por lo que se presenta una visión trágica del yo –sin
alma- que busca volver a retornar a la muerte; añadiendo un estatuto mitoló-
gico de esa vuelta en un eros libertador; pero un eros nominal que bautiza la
idea expresada por Freud, pero sin contenido sustancial mito-poético, ya que
el eros simboliza la vida del amor y no el amor en sí mismo (cf. Platón, 2003
508 y 578).
La realidad pulsional propuesta por Freud se desarrolla en el individuo
junto a otros en un espacio llamado ciudad, la cual incluye los ámbitos rural y
urbano; y esto es así debido a que las pulsiones son resultado de las activida-
des orgánicas del cuerpo humano que se encuentra en interrelación inherente
con el medio que lo rodea. En efecto, la manifestación de la vida del hombre

141
Eduardo Sousa González
Jorge Alberto Álvarez Berrones

incluye tanto el aspecto natural como su aspecto cultural y, por lo tanto, su


vida activa dentro de unas coordenadas geoespaciales de lugar y tiempo es-
pecíficos; sin embargo, se ha de ir en la búsqueda, como aconseja Habermas
en el campo de la hermenéutica, de un contexto real y pragmático sin caer en
el caos de la posmodernidad; y en este caso, entre la relación del hombre y la
ciudad (cf. Beuchot, 2004, 68).
Por lo que la orientación hacia las masas y hacia los grupos humanos pue-
de leerse en sus obras; así que se observa que en el texto de Tótem y tabú, S.
Freud quiere aplicar los resultados y el sistema del psicoanálisis a problemas
no explicados de la psicología de los pueblos. La idea esencial freudiana es
explicar un paralelismo evolutivo del hombre y la humanidad desde un es-
tado primitivo hasta superiores niveles -culturales-, dentro de ese desarrollo
evolutivo se presentan tres cosmovisiones, a saber: la animista (mitos), la reli-
giosa y la científica (cf. Volpi. 2005 749).
Puede observarse con precisión que Freud hace alusión y se refiere al pue-
blo, término derivado del latín pôpûlus como conjunto de los ciudadanos; por
ello, se encuentra implícita la noción de ciudad como soporte de la vida del
pueblo que tiene “valor de congregación numerosa de gente afectada por una
común condición política” (Corominas y Pascual, 2007 673a). Posee, además,
el término pueblo la acepción de “localidad habitada menor que una ciudad y
mayor que una aldea” (Ibíd. 2007 673b).
Es sabido que Freud escribía en alemán usual, pero con el tiempo su vo-
cabulario se hizo complejo por lo que fue traducido, al menos los conceptos
esenciales, mediante tecnicismos (cf. Freud, 2006, 3).No obstante, se puede
observar que la palabra pueblo, en alemán, se dice Volks, Ortschaft, Dorf;
donde Volk significa pueblo, gente nación; Ortschaft, población; y, Dorf, al-
dea, pueblo. De lo que se sigue que la aplicación extensiva del psicoanálisis
más allá del campo de la psicología incluye las relaciones entre la gente y su
espacio físico y cultural en el cual se desarrolla y vive la vida.
El planteamiento de este capítulo va más lejos del campo habitual de la
psicología y, aún, del psicoanálisis mismo; y esto es así debido a que inclu-
ye fenómenos urbanos que trascienden los fenómenos psicológicos y psicoa-
nalíticos. La ampliación de los límites semánticos del psicoanálisis al campo
dialéctico de estudio de este capítulo obedece y ha sido necesaria debido a la
importancia del conocimiento de la relación que existe entre la estructura psí-
quica del hombre y la tópica de la ciudad; además que el discurso dialéctico
sobre la realidad se pueden dar nuevas y múltiples relaciones e interconexio-
nes de sentido (cf. Eco, 2002 50).
Asimismo, las cosmovisiones aludidas implican y complican la realidad,
de tal manera que dentro de esas cosmovisiones se esconde subsumido el con-
cepto de ciudad como parte viva del hombre, como siendo un carácter pro-
yectado del hombre y derivado de su esencia. Por lo que puede que existe una

142
La estructura cultural de la ciudad como sustrato subyacente de la tópica urbana

lucha eterna entre Eros y Tanatos, entre el placer y el desplacer, entre el yo y


los placeres; más el Eros es sutil forma del amor en el sentido platónico que
Freud utilizó, mientras que Tanatos no fue un término que utilizara Freud en
sus obras (cf. Laplanche y Pontalis, 2012 121 y 425). Una lucha humana reali-
zada en el seno mismo de la arena urbana, la ciudad bajo el regazo protector
de las cosmovisiones del multiculturalismo actual en base a sus propios siste-
mas de creencias interconectadas (cf. De Witt, 2010 19).
En este orden de ideas, de la cosmovisión animista, Freud señala que la
naturaleza y el mundo son explicados como entes con vida incluyendo las
cosas; el estadio religioso corresponde a objetos exteriores (los padres) y, en la
etapa científica, el objeto es elegido en el mundo exterior. En consecuencia, la
ciudad y las cosas de la ciudad, como objetos son susceptibles de ser elegidos
(cf. Volpi, 2005 749-50). Y siguiendo esta línea de examen, este razonamiento
puede observarse que los objetos son correcíprocos y están correlacionado
con las emociones, sentimientos y estados afectivos del hombre que son, en
suma, elementos y partes de la estructura psíquica del hombre que son, en
suma, elementos y partes de la estructura psíquica del hombre, cuyas relacio-
nes forman una unidad.
En la obra llamada La interpretación de los sueños, S. Freud explica y de-
talla cuatro procesos en la aparición del sueño, son a saber: 1. Por la conden-
sación de los pensamientos son comprimidos en pocos contenidos; 2. Por el
trabajo del “desplazamiento”, en el sueño los pensamientos reciben un nuevo
centro y sus contenidos parecen más inocentes de lo que en realidad son; 3.
La representatividad que indica pensamientos abstractos cambiados por imá-
genes concretas; y, la 4. “La elaboración secundaria”, en la cual se ordena los
componentes del sueño en una composición coherente, en estado despierto
el hombre realiza un acto de resistencia al sueño que favorece el olvido del
sueño, mientras que el individuo duerme se pasa esa resistencia y el hombre
sueña. Con todos estos elementos y atributos analizados S. Freud diseña y
construye un aparato psíquico con diversos componentes, sistemas e instan-
cias que se ha denominado tópica (cf. supra).
En la obra llamada El malestar en la cultura, Freud trata la explicación
de las condiciones básicas y fundamentales para el posible desarrollo de la
felicidad humana. No obstante, las pulsiones esenciales del hombre, Eros y
Tanatos, le enseñan al hombre que el camino de la felicidad es el sexo y para
conseguirlo se puede hacer cualquier cosa; por ello, de la pulsión de muerte,
Tanatos, se deriva el deseo de existencia, el deseo de sentir, el deseo de vi-
vir; para conseguir esta meta, el hombre usa la agresividad, la violencia y la
destrucción del otro; todo esto el fin sexual que ha de llevar a la felicidad (cf.
Volpi, 2005 752).
No obstante, este camino tiene amenazas que llevan al sufrimiento, las
cuales son, a saber, tres: Primero, el cuerpo destinado a la corrupción y a la

143
Eduardo Sousa González
Jorge Alberto Álvarez Berrones

destrucción, segundo, el mundo exterior y la naturaleza que son superiores y


trascendentes al hombre; y, tercero, las relaciones humanas (Ibíd. 2005 752).
Así que estos tres elementos, cuerpo, mundo natural y la sociedad que bien
pueden enunciarse como mundo natural y cultural amenazan la felicidad hu-
mana fundamental, la pulsión sexual y la pulsión de vida que se trasforman
y sintetizan en el ego, en el yo. El concepto del yo se equipara y se identifica
con la conciencia; el yo, ego, se considera en esta doctrina como el individuo
y como la conciencia que mira hacia el mundo incapaz de introspección, inca-
paz de conocerse a sí misma.
De lo que se sigue que el ego ha de buscar evitar y suprimir el dolor y, por
ello, buscar el placer queda relegado a segundo plano. Para evitar el dolor
corporal y psíquico, el individuo utiliza métodos con los cuales influir en su
cuerpo y en su mente. Por lo que la gente sublima sus pasiones mediante ta-
reas artísticas y culturales; sin embargo, son pocos los individuos que pueden
hacer esta sublimación. Existen otros elementos como la fantasía y el disfrute
del arte, también el alejamiento del mundo en sentido religioso; a todo esto
Freud lo llama ilusión de masas. Así que de las relaciones humanas y sociales
se origina el sufrimiento; es la cultura la causa de dicho sufrimiento (cf. Volpi,
2005 752).
Siguiendo este orden de ideas, si se eleva el nivel cultural crecen las renun-
cias primigenias del placer y de la vida, por consecuencia, existe un malestar
en la cultura. Y esto es así debido a que se busca eliminar el sufrimiento del
cuerpo (desarrollo de la medicina principalmente) y de la mente (desarrollo
intelectual) que protegen al hombre de la naturaleza y regulan las relaciones
sociales. Freud espera un derecho de participación de todos los individuos ca-
paces de comunidad mediante la renuncia a las pulsiones; así que existe una
contraposición entre el eros y la cultura; el deseo sexual frente a la producción
de belleza; el eros frente a la limpieza y el orden, el eros frente a las produc-
ciones culturales (cf. Volpi, 2005 752).
De lo que se sigue que el desarrollo cultural es lucha contra el eros –vida- y
contra la muerte –la destrucción-. La cultura pretende cambiar al yo y logra
producir en esta interacción al superyó quien se convierte en la autoridad que
controla al yo; el superyó convierte en culpable al yo porque en este se hallan
las pulsiones primitivas. El sentimiento de culpa es el problema esencial del
desarrollo cultural; por lo tanto, a mayor desarrollo de la cultura menos felici-
dad existente para el ego (cf. Volpi, 2005 753).
En este estado de la cuestión del hombre como un ser psíquico constituido
de pulsiones básicas, de un Eros primitivo, la pulsión sexual; y de un Tana-
tos primigenio, la pulsión de muerte y destrucción, se ancla y establece la
cultura que detiene y transforma ambas pulsiones. Los individuos, los seres
humanos, no desean y no quieren de manera voluntaria realizar las renuncias

144
La estructura cultural de la ciudad como sustrato subyacente de la tópica urbana

a sus pasiones; a excepción de unos pocos que pueden hacer la sublimación


cultural que Freud la considera como una ilusión.
Esta perspectiva freudiana puede tener una relación analógica con el bu-
dismo respecto al origen del malestar cultural. El Buda, el príncipe de Be-
narés, encuentra la iluminación debajo y en el regazo del árbol Bo, porque
se da cuenta cabalmente, dentro de su alma y de su espíritu, que el deseo
de existencia (deseo físico y cultural) produce dolor, el deseo de sensación
adecuadamente entendido y comprendido es el deseo de vida, es el deseo y la
esperanza de existencia (cf. Pattison, 1972 85-86).
Mientras Freud dice que la cultura es una ilusión y que el hombre actúa
según sus pulsiones de vida, de placer, de muerte o destrucción con el fin de
la propia satisfacción personal y, por ende, la consecución de la felicidad. Para
el Buda esta senda no es el camino humano, el hombre no es el cuerpo sino su
ser interno que se cultiva y desarrolla con la óctuple senda que busca hacer
nacer a un hombre nuevo, de calidad superior; el mundo es una ilusión dice
las doctrinas orientales como lo atestigua el Bhagavad-Gîtâ: “los problemas
de la existencia material –el nacimiento, la vejez, las enfermedades y la muer-
te- no se pueden contrarrestar con la acumulación de riquezas y el desarrollo
económico” (Swami, 1991 83).
Freud, entonces, subsume al hombre en el cuerpo, cuyos órganos proyec-
tan sus pulsiones; y hace al hombre, entonces, depender de sus órganos inter-
nos: en efecto, todos los estados de energía psíquica (pulsiones) se manifiestan
en formas de conducta que hace que la energía se descargue y se disipe. Y si
esta energía es destructiva o dañina el individuo, éste se esfuerza y la reprime
haciendo uso de mecanismos de defensa, dentro de los cuales, el principal es
la represión (cf. Harré y Lamb, 1990 162-63 y 284-85).
En consecuencia, Freud postula la existencia de una estructura psíquica en
el cuerpo del hombre compuesta por el yo (el ego originario); el superyó (eje
cultural) y el ello (el ego potencial de actividad inconsciente). De este plantea-
miento se infiere que el hombre está compuesto de conciencia, preconscien-
cia e inconsciencia; estructura psíquica que se encuentra en el hombre. Freud
hace énfasis en la relación instintiva entre el cuerpo y el ego, donde éste últi-
mo es gobernado por el primero. Efectivamente, para S. Freud el hombre es
el ser instintivo, egoísta e infantil, que solamente busca su propia satisfacción
de sus deseos propios, dicha satisfacción personal es para Freud la felicidad
que es goce, un goce pulsional; y esto es así debido a que Freud considera
solamente un aspecto del ser humano como son sus instintos naturales de los
órganos del cuerpo.
De lo que se sigue que mientras el hombre actúe de esta forma buscan-
do solamente su propia felicidad como goce del cuerpo, el bienestar de las
pulsiones, es decir, la realización del ser instintivo; el hombre será siempre
incapaz de trascenderse a sí mismo. Por lo que puede verse con claridad que

145
Eduardo Sousa González
Jorge Alberto Álvarez Berrones

la mezcla de este tipo de hombres en sociedad y en la cultura ha de conducir


a un sinfín de metas culturales en las cuales se condensan y expresan las pul-
siones originarias definiendo la felicidad de forma parcial, arbitraria y bajo
las intenciones personales del capricho del momento; del eros terrenal y no
del eros divino (cf. Platón, 2003 500-01) ya que hay dos eros y Freud, desco-
nociendo la dualidad del eros (por lo tanto la dualidad del alma que, tal vez,
hubiese llevado a Freud a una tópica de seis sistemas), confunde la felicidad
con el goce ya que dice que enfatiza las pulsiones orgánicas.
En consecuencia, si el verdadero hombre es, según S. Freud, el hombre
físico (fisiológico) e instintivo con una estructura psíquica –subordinada al
cuerpo y, por ello, al deseo de las pulsiones orgánicas –instintos básicos de
vida y muerte- se considera la energía psíquica generada como un producto
del cuerpo, en otras palabras, las pulsiones originarias son el resultado de la
actividad y dinamismo del cuerpo que busca la satisfacción de sus necesida-
des y, con ello, el cuerpo obtiene el goce sensual; y, siendo la parte consciente
del hombre rehén, prisionero víctima y consecuencia del movimiento corpo-
ral, la tópica freudiana sería, entonces, sistema evolutivo emergente de clara
filiación evolucionista darwiniana. Se nota el recurso al epifenómeno de la
conciencia como un producto emergente del cerebro y sistema nervioso que
explica la fatalidad y sujeción freudiana del cuerpo a las pulsiones orgánicas.
Siendo el epifenomenismo una doctrina, según explica B. P. McLaughlin que
afirma que los fenómenos mentales son causados por fenómenos físicos, sin
que lo mental pueda ser causa de nada en lo corporal (cf. Wilson y Keil, 2002
472).
No obstante, el hecho de que el hombre pueda contravenir y oponerse a la
dictadura y tiranía del cuerpo muestra la dualidad del ser psíquico del hom-
bre. En efecto, la elección, aún en Freud, junto a la voluntad, en Buda, señalan
una forma de libertad que es ajena al cuerpo y, por lo tanto, a las pulsiones
orgánicas. Esto quiere decir que puede ser postulado, en consecuencia, un
aspecto superior del hombre quien tiene la prerrogativa del autodominio o de
su propio abandono a sus pasiones, a sus deseos y a sus pulsiones; tal como
ya había dicho Aristóteles “… el extravío de la mayoría se origina, presumi-
blemente, en el placer –felicidad pulsional, goce del cuerpo-, que no siendo
un bien, lo parece; y en consecuencia, eligen lo placentero –el goce que es la
felicidad freudiana- como si fuera un bien y huyen del dolor como si de un
mal se tratara” (cf. Aristóteles, 2006 58).
Siguiendo este desarrollo de ideas, se puede observar que la tópica freu-
diana puede ser reconfigurada en dos aspectos interrelacionados; son a saber:
la estructura de la conciencia del ser instintivo y la estructura de la conciencia
del ser de voluntad; las cuales se hallan en correspondencia natural y en co-
rrelación con la estructura emocional y emotiva del ser. Por lo que el ente lla-
mado hombre tiene una estructura compleja triatómica compuesta y formada

146
La estructura cultural de la ciudad como sustrato subyacente de la tópica urbana

por un ser instintivo, un ser emocional y un ser de voluntad que hacen uso del
cuerpo en una forma auto-poética de auto-creación libre y condicionada. Es
libre en cuanto a los actos del hombre ya que son realizados desde su concien-
cia y, es al mismo tiempo, condicionada su libertad por el contexto cultural, el
hombre es libre aún de su propio cuerpo si se determina axiológicamente (cf.
Gutiérrez, 2009 98).
El descubrimiento de la ampliación de la estructura psíquica freudiana,
mediante el uso de la voluntad, la libertad y el conocimiento, proporciona el
aspecto positivo y de optimismo que trasforma el malestar en la cultura en un
bienestar. Con este rescate de lo positivo de la sublimación de las pulsiones
-desde un nivel más alto como lo es la voluntad-, que para S. Freud se da en
pocos individuos, se muestra que el malestar en la cultura no es absoluto y
que es susceptible de ser transformado. La visión freudiana solamente aten-
dió a una parte de hombre como lo es el ser instintivo; y, no todo su ser que
incluye al ser emotivo y al ser de voluntad; y estos tres aspectos del ser huma-
no usan de las capacidades y facultades del mismo como son la inteligencia,
la memoria y la imaginación.
Puede observarse, entonces, que no ha sido precisamente el hombre instin-
tivo quien ha creado la cultura, sino más bien ha sido el hombre de voluntad
quien la ha creado. No obstante, ambos tipos de hombre, con una misma es-
tructura psíquica, han moldeado la cultura donde el factor y nexo común ha
sido el ser emocional. De este modo, se explica el desarrollo negativo y positi-
vo de la cultura. Es innegable el hecho de la construcción social de la cultura
que contiene ambos elementos bipolares cuya razón de ser es el hombre en su
triple aspecto tópico de base común de conciencia e inconsciencia entretejido
con elemento preconsciente.
No puede negarse la voluntad y sus acciones, tampoco puede suprimirse
la emoción y el sentimiento y sus afecciones, como tampoco puede soslayar-
se y eludirse el instinto y sus pasiones. Todas estas acciones y sus efectos
componen un tejido psíquico que se colorea, si se puede hablar así, según la
preponderancia y dirección dada a la energía psíquica generada y puesta en
acción. La tópica de S. Freud parece enfocarse solamente al aspecto instintivo
del hombre como si dentro de ese aspecto se encontrase todo el hombre y de
aquí la cura psicoanalítica que ha tenido éxito debido al reacondicionamiento
del ser instintivo mediante la facultad de la inteligencia; en efecto, una vez
presentado el problema psíquico a la inteligencia, ésta se hace consciente del
malestar que está entre las sombras y obscuridades de la memoria llevando a
cabo la liberación y emancipación del olvido de las causas del malestar y con
ello la liberación de la angustia psico-somática.
Ahora bien, en este discurso se ha planteado que la construcción de la
cultura ha sido realizada desde el ser del hombre bajo dos direcciones esen-
ciales que han sido el instinto y la voluntad enlazados bajo el factor común

147
Eduardo Sousa González
Jorge Alberto Álvarez Berrones

de la emoción. Las creaciones humanas llevan implícitos estas características


en su ser creado. Las obras y las tareas del espíritu humano tienen naturaleza
cultural y han sido hechas por el hombre como su descubridor, generador y
productor, siendo su causa eficiente; el hombre es su creador.
En consecuencia, las obras culturales poseen un soplo humano, que las
anima, convirtiéndolas en cosas vivientes; siendo el hombre fisiológico cons-
tituido de elementos físico-químicos, se le puede aplicar analógicamente y,
tal vez, literalmente, el principio de Curie que explica diciendo que los ele-
mentos de simetría de las causas tienen efectos que contienen esos elementos
simétricos; y, si los elementos tienen disimetría sus efectos serán disimétricos
(cf. De Gortari, 2000 122); así que siendo el hombre una célula físico-química,
entre muchas otras, de la humanidad, se tiene, entonces, que sus productos
y efectos pulsionales transfieren los elementos del aparato psíquico en forma
disimétrica porque tal es la proporción entre la conciencia, el preconsciente y
el inconsciente.
En consecuencia, la ciudad es susceptible de comparación esencial y analó-
gica con el hombre, su creador. La ciudad posee en su estructura compositiva,
en sus componentes matemáticos-axiológicos, y en su configuración física y
espacial, en sus elementos físico-químicos, una tópica urbana. Cada parte de
la ciudad ha sido construida por el hombre con la misma estructura psíquica,
la cual ha sido trasmitida en diversa proporción de sus componentes estructu-
rales de su ser. En efecto, la ciudad tiene una tópica urbana compleja que pue-
de expresar y manifestar los tipos de hombres que la han creado en un mundo
plural, en función de la diversidad cultural y la heterodoxia intelectual.
La tópica urbana de la ciudad contemporánea se concretiza y se muestra
en sus caracteres, atributos, características y elementos físicos que, en un pri-
mer momento, se muestran al espectador consciente urbano; y, dentro de este
primer momento, se captan intelectivamente aspectos culturales concretos de
la ciudad, se aprehende la idea y las ideas de la ciudad; y el ordenamiento,
clasificación y categorización de esas ideas son los elementos fundamentales
del juicio sobre la metrópoli y las ciudades.
Las características, las propiedades, los atributos y los caracteres deriva-
dos de parte de la esencia de la ciudad –no de toda le esencia, ya que su cap-
tación completa es imposible- son captados y percibidos culturalmente; y. no
solamente de forma sensible, como hace Freud en la figuración sensible que
ha propuesto para la captación del ser psíquico de la ciudad, creyendo el es-
tudioso vienés que el hombre instintivo es todo el hombre, no considera otros
aspectos del mismo y otros niveles que se hallan en la cultura.
Por lo que esto significa que el hombre, como ser instintivo, necesita edu-
cación y estudio de esas características de la ciudad que, en algunos indivi-
duos instintivos ya se hallan de manera asistemática como, por ejemplo, las
ideas de medida, de magnitudes y de proporciones, temas básicos y funda-

148
La estructura cultural de la ciudad como sustrato subyacente de la tópica urbana

mentales de la aritmética; y, por lo tanto, se puede captar esa figuración sen-


sible de la ciudad que está a la mano de cualquier hombre, aún de aquellos
otros hombres que son analfabetos e ignorantes.
La tópica urbana de la ciudad contemporánea, en un segundo momento,
puede ser analizada buscando una síntesis creativa de sus partes constitutivas.
Esto significa que, a partir de las propiedades y características encontradas en
el primer momento intelectivo de aproximación a la ciudad; de la figuración
sensible, por supuesto, se originan propiedades y elementos derivados que
han de ser analizados buscando sus relaciones; donde las ideas de proporcio-
nes se conectan con la geometría, se pasa de cantidades numéricas a figuras
espaciales, conociendo las denominaciones espaciales; no es un momento abs-
tracto, sino intelectivo, de expansión de la visión de la realidad sensible.
En un tercer momento, la tópica urbana es investigada buscando las re-
laciones holistas entre las partes de la ciudad, se busca recomponer el todo
urbano; por ello se hace uso de los nombres y conceptos sintetizados en el
segundo momento y, entonces, las figuras espaciales, sus nombres y sus espa-
cios se estudian y asimilan bajo apreciaciones estéticas y éticas que echan sus
raíces en la división del conocimiento y las cosmovisiones del mundo según
la cultura y civilización de cada lugar y tiempo específicos. Puede, entonces,
observarse como la figuración sensible de Freud se ha quedado y ha perma-
necido en el hombre instintivo; y la comprensión de este aspecto sensible en-
tretejido y entrelazado con su aspecto formal, intelectivo forman juntos otro
nivel más abstruso de realidad; por lo cual, la figuración sensible se ha de
llamar figuración sensible-inteligible-holista.
Por lo tanto, la tópica urbana tiene una correspondencia biunívoca con
la tópica humana, cuyos elementos constitutivos son disimétricos, y que va
más allá de la tópica freudiana tal como ya se ha dicho y explicado en sus lí-
neas principales (véase supra). Ahora bien, siendo el hombre un ser complejo
compuesto por una estructura psíquica, mejor se la puede llamar estructura
humana, la cual se expresa y se manifiesta de manera objetiva en la ciudad,
aunque su modo de ser entre ambas tópicas sea distinto.
¿Cómo puede ser realizada esta transferencia de la estructura humana a la
estructura de la ciudad? La respuesta es función de las formas culturales ma-
terializadas en el espacio de la ciudad (Sousa, E.:2014); si todo está compuesto
de materia y forma, donde la materia es el continente concreto y figurativo
sensible-inteligible de la materia, pues, la consecuencia resultante es que, en
ambos aspectos, es donde se plasma la estructura humana.
Y de esta manera, la ciudad tiene y posee una estructura humanizada que
recibe mediante la cultura que la forma; se origina así la tópica urbana desde
el soplo humano que exhala su tópica a la cosa pública; de este modo la ciu-
dad ha sido un ser viviente cuyo modo de existencia es cultural y su causa
eficiente es el mismo hombre creador. Así que es desde el hombre y a partir de

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Eduardo Sousa González
Jorge Alberto Álvarez Berrones

su vida que la ciudad adquiere sentido, significado y contexto, ya que, siendo


el hombre su causa eficiente, no puede éste ser suprimido de la explicación y
entendimiento propio de la ciudad, la cual adquiere sus formas objetivas, sus
caracteres propios que la hacen ser ciudad de una manera integral y holista.
La tabla siguiente pretende mostrar una síntesis y una comparación entre
la constitución formativa del hombre freudiano, ser instintivo; frente a otros
dos aspectos del hombre mismo que parecen subsumidos en ese ser instin-
tivo, pero que se hallan en otro nivel de realidad; en efecto, mientras el ser
instintivo se encuentra solamente en el nivel sensible; el ser emocional se ha-
lla en el nivel axiológico del ente; y, el ser de voluntad se localiza en el nivel
inteligible. Niveles o dimensiones del hombre que muy bien pueden llamarse
estados o modos de ser y de actuación y comportamiento del hombre en el
mundo.
Tabla 1: Tabla comparativa de la figuración sensible de Freud y ampliación del con-
cepto de hombre freudiano.

Argumento de Freud en contra de la incapacidad de la ciudad para repre-


sentar el ser psíquico del hombre.
Freud expone que la ciudad es incapaz de representar la estructura psí-
quica del hombre, la ciudad no puede ser un organismo psíquico, no es apta
debido a que Freud entiende la ciudad como una ciudad corporal y física, un
“ser de tres dimensiones”, un “ser espacial” en el cual el espacio se entiende
en el sentido euclidiano de distancia –separación entre cosas-; la materia y el
espacio se confunden al igual que el ser y el ente bajo la mirada fisiológica po-
sitiva de una evolución darwinista en una cosmovisión mecanicista del mun-

150
La estructura cultural de la ciudad como sustrato subyacente de la tópica urbana

do, donde la escisión mente-cuerpo se sublima en reacciones físico-químicas


y biológicas.
Para poder desarrollar el pensamiento sintético anterior, es necesario, pri-
mero, examinar el texto freudiano tal como se encuentra lo dicho por Freud;
segundo, se ha de explicar cada parte de la argumentación freudiana y sus
implicaciones textuales al menos en sus principales ideas. Un tercer paso ha
de ser dado buscando comprender el contexto en que se inscriben y contex-
tualizan las nociones freudianas. Así que la conclusión de Freud respecto a
la incapacidad de la ciudad se enuncia como: “la ciudad sería por principio
inapta para compararla con un organismo anímico” (Freud, 2006 72).
Esta conclusión se origina del planteamiento del problema de la conserva-
ción en el interior de lo psíquico; Freud argumenta que el olvido –conscien-
te- no implica la destrucción de la huella mnémica, no hay una destrucción,
pérdida del recuerdo y todo se conserva asimilándose en el ser psíquico de
alguna manera, contenido que puede ser conocido por medios apropiados
como lo es una regresión. De aquí surge y germina la comparación y cotejo
entre la ciudad y el ser psíquico del hombre (cf. Freud, 2006 70).
El ejemplo de ciudad que propone Freud es el de la ciudad eterna: Roma; a
la cual describe en forma de sucesión histórica, aunque en forme sucinta, que
va desde la Roma Quadrata, pasando por el Renacimiento hasta la época en
que vivió Freud. Enseguida explica y formula Freud que la ciudad eterna sea
morada y albergue de un ser psíquico y no hogar de seres humanos; un ser
fantástico, ilusorio, en el que no sea sepultado nada de lo que ese ser produce,
donde todo su ser pervive simultáneamente.
Para la ciudad eterna, Roma, sigue diciendo Freud, las construcciones y
edificaciones de un periodo dado se levantarían unas encima de otras, como
por ejemplo, en el mismo sitio estarían el Palazzo Cafarrelli y el templo de Jú-
piter capitolino más las anteriores formas arquitectónicas de diseños antiguos
con adornos de arcilla y aspecto etrusco. Esta superposición inverosímil de
épocas lleva a decir a Freud que el ser psíquico que produce y conserva todo
en su cuerpo citadino es irrepresentable y aún absurdo (cf. Freud 2006 70-71).
Añade Freud que “si queremos figurarnos espacialmente la sucesión his-
tórica, sólo lo conseguiremos por medio de una contigüidad en el espacio;
un mismo espacio no puede llenarse doblemente” (Freud 2006 71). Pregunta
Freud: “¿Por qué hemos escogido justamente el pasado de una ciudad para
compararlo con el pasado del alma?” (Ibíd. 2006 71). Y el requisito primordial
para la conservación del pasado en el alma depende de que el órgano del alma
sea sano y no este dañado por traumas o inflamaciones.
Por lo que la ciudad al tener cambios de edificios, la convierten en incapaz
de ser comparada con un organismo anímico. De este examen, pasa Freud a
sustituir la ciudad por el cuerpo humano y llega a la misma conclusión de que
como el cuerpo humano no conserva las fases anteriores de su desarrollo no

151
Eduardo Sousa González
Jorge Alberto Álvarez Berrones

se han conservado en ningún sentido así que el cuerpo humano también es


inepto para la comparación con un organismo anímico. La conservación de
estados anteriores junto a la forma última sólo es posible en el ser psíquico y,
según Freud: “no estamos en condiciones de obtener una imagen intuible de
ese hecho” (Freud, 2006 72).
Finalmente, Freud puntualiza que el pasado del hombre puede persistir
en el ser psíquico y que no se destruirá necesariamente, que pueden ser eli-
minados contenidos psíquicos que jamás se recuperen y que la conservación
psíquica dependa de condiciones favorables –en la memoria vivirá el justo-.
Freud expresa que todo esto es posible, pero “nada sabemos sobre ello. Lo
que sí tenemos derecho a sostener es que la conservación del pasado en la
vida anímica es más bien la regla que no una rara excepción” (Freud, 2006 72).

Crítica y conclusiones sobre la estructura cultural de la ciudad y


el argumento freudiano.
Ahora bien, como se ha podido ver la ciudad tiene una tópica urbana, es
decir, la ciudad tiene una estructura natural y cultural que la identifica como
un ente único y singular; por ello, la reconstrucción del pasado del hombre
y de sus ciudades depende de la historia. Y el objetivo del presente capítulo
ha sido, entonces, realizado bajo la descripción y explicación de la estructura
de la tópica urbana en relación directa y biunívoca con la tópica humana,
derivada de la tópica freudiana demostrando que en las cosas de la ciudad,
se hallan implícitas esas estructuras psíquicas de la ciudad y que deriva de la
estructura del hombre y de la cultura.
De lo que se sigue que para conocer el pasado de un individuo particular
se estudia su historia de vida, su biografía, mientras que sus recuerdos ínti-
mos y personales se pueden retrotraer empleando una regresión hipnótica tal
como Freud dice; además, agrega que se puede conocer el pasado con medios
apropiados; para el pasado de un hombre particular, la regresión hipnótica;
para el pasado de una ciudad sería una fantasía y un sinsentido emplear dicho
método. Así que el medio apropiado, equilibrado y justo para conocer el pasa-
do de una ciudad es la historia junto con la filosofía y la poesía, las cuales son
formas trascendentes de todo conocimiento (cf. Adler 1989 122).
La ciudad es un ente cultural y por ello es un ser complejo; y, es un ente
artificial creado por el hombre. La ciudad puede ser vista desde diversas pers-
pectivas debido a que en la ciudad se encuentran implícitos, de manera ate-
mática y sistemática, los factores culturales del conocimiento donde dichos
factores son activados y son dependientes del hombre; por lo que los seres
humanos son la causa eficiente de la energía que hace mover la ciudad. Por
lo que el cambio de los seres humanos por un ser psíquico, único, es por prin-
cipio inadmisible desligado de los seres humanos quienes lo forman. Tal ser
psíquico ha de ser el resultado de la suma de todos los pensamientos que han

152
La estructura cultural de la ciudad como sustrato subyacente de la tópica urbana

moldeado plásticamente la ciudad, pero divididos en dos aspectos, a saber:


primero, los pensamientos que han hecho la ciudad como tal; y, segundo, los
pensamientos tejidos en la trama de la ciudad de quienes han vivido y viven
ahí.
Es necesario recordar que antes de que se materialice una obra de la ciudad,
llámese edificio o espacio privado, calle, espacio público, existen los planes,
formales e informales, sobre aquello que se va a crear. Y esta acción de planear
y diseñar se inicia en la mente, en el pensamiento; el cual se proyecta necesa-
riamente sobre imágenes mentales que contienen, por transferencia, cualida-
des esenciales del hombre. De este modo, el hombre se proyecta a sí mismo en
el mundo artificial, corporal, físico; al cual manipula y del cual extrae y utiliza
los materiales que han de servir para la construcción de la ciudad.
En consecuencia, en este orden de ideas, las imágenes planeadas en la
mente del hombre contienen, al menos puede decirse en potencia y en ger-
men, atributos humanos. Las imágenes contienen no solamente la racionali-
dad del hombre, su inteligencia, tienen, además, sus sueños, sus expectativas,
sus ilusiones, sus emociones, sus sentimientos, sus instintos, asimismo como
sus intenciones conscientes, sus valores y aspectos profundos inconscientes
de su ser. Todo este contenido se encuentra implícito en los pensamientos del
hombre y son trasmitidos y plasmados en sus imágenes y planes mentales
que se exteriorizan y materializan mediante los recursos del mundo natural.
De lo que se sigue que en el mundo cultural, la ciudad posee todas esas
cualidades y características plasmadas en su materia y forma; en cuanto a su
materia se dice de sus materiales, sus figuras y sus colores empleados; mien-
tras que en cuanto su forma, las esencias y sus cualidades y características
culturales. Todo ello se encuentra formando parte del mundo cultural y de la
ciudad. Pero contrario a lo que sucede en el hombre como ser vivo, la ciudad
contiene, en forma sistemática y asistemática, la cultura de un modo potencial
no dinámico a simple vista, se halla la cultura inactiva ya que es un ser la ciu-
dad que no se mueve por sí mismo a la manera o del modo como se concibe el
movimiento de la vida dentro de la definición y el concepto actual de la vida.
Así que el ser psíquico de la ciudad no se encuentra, como cree y plantea
Freud, en su materia, en sus figuras y en sus colores; ciudad material, física,
corporal que hace realizar a Freud una “figuración intuible” que se explica
en términos de figuras de edificios para la figuración; y del uso de sentidos
físicos (vista, audición, olfato, gusto y tacto) para la intuición que es de tipo
sensible; hay que recordar, riesgo de ser repetitivo, que Freud hace énfasis en
que ‘un mismo espacio no puede llenarse doblemente’; por lo que deja claro
que su ‘figuración intuible’ es de orden y función corporal, material y sensible
tocando y hurgando un fondo henchido de positivismo sin positividad.
Asimismo, Freud afirma que la conservación de la huella mnémica sola-
mente se conserva en el ser psíquico y que no existen las condiciones –que

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Eduardo Sousa González
Jorge Alberto Álvarez Berrones

Freud considera como únicamente corporales- para obtener una imagen in-
tuible de ese hecho. Las condiciones a que se refiere Freud son las que ya han
sido nombradas y que son las relativas a la ciudad material y corporal, a la
ciudad figurada enraizada en un mundo natural de átomos y de vacío; por lo
que considera al espacio como distancia; por consiguiente, es imposible para
Freud concebir que dos o más edificios ocupen al mismo tiempo un mismo
espacio. Su posición gnoseológica afirma un intelectualismo evolucionista
pragmático que basa la naturaleza de los hechos únicamente en la imagen
sensible de los mismos con respecto a la ciudad corporal.
Por lo que Freud, en este aspecto de su propia comparación, no es apta
para captar lo formal de la ciudad. En efecto, el aspecto formal constitutivo de
las cosas se ha ido, ha huido de manera fugitiva ante los ojos de Freud. Y esto
es así debido a que la forma se capta con la inteligencia y ese aspecto formal
es de naturaleza diversa a la naturaleza sensible de una misma cosa; en este
sentido Freud ha captado, en su figuración intuible, solamente la imagen sen-
sible de la ciudad y de la cual ha podido o no ha querido abstraer su aspecto
formal, el cual es innegable en la naturaleza constitutiva de cualquier cosa.
Así como las diversas etapas del desarrollo físico evolutivo del hombre
han sido captadas desde el cigoto hasta el hombre adulto en su vejez y su
muerte; el desarrollo físico de las diversas etapas de una ciudad puede ser
captado en el proceso de diseño y construcción de la misma, desde la extrac-
ción de materias primas hasta la consecución del edificio terminado. Estos
desarrollos físicos son de orden natural y biológico; hay un proceso diacróni-
co en el devenir del hombre y de la ciudad; donde estos procesos humanos y
urbanos son omitidos por Freud. En efecto, la comparación freudiana se hace
en un momento del tiempo.
La figuración intuible freudiana es una imagen sincrónica del mundo, del
hombre y de la ciudad, y luego superpone un caudal de imágenes unas enci-
ma de otras hasta incluir la propia época de la vida de Freud; de lo cual Freud
infiere que, mirando a sus contemporáneos y a la ciudad eterna, ni la ciudad
ni el cuerpo del hombre particular pueden ser susceptibles de representar la
estructura psíquica del hombre; aún más, el mismo cuerpo humano es inca-
paz de hacer esa representación intuible, sensible en una imagen compuesta
del mundo.
No obstante, estas objeciones freudianas se basan en un momento del
tiempo; esto es, el cuerpo humano adulto ha sido “congelado” si se puede
hablar así; ha tomado Freud al hombre adulto como plasmado en una foto-
grafía; desde la cual se puede observar una imagen de ese hombre adulto en
un momento del tiempo. Sucede lo mismo con la ciudad vista en un instante.
Pero Freud solamente le da movilidad y energía al ser psíquico que examina
y propone como constitutivo del alma de la ciudad.

154
La estructura cultural de la ciudad como sustrato subyacente de la tópica urbana

Por lo que al parecer, Freud, está vivisectando en carne viva, disecando


al hombre y realizando una autopsia de la ciudad muerta, la cual ha sido
subsumida en la materia. Así que Freud solamente le da movilidad y energía
al ser psíquico que examina, por lo tanto, al parecer, Freud ha desposeído,
separando, escindiendo injustamente tanto al cuerpo del hombre como a la
ciudad, a la metrópoli, de sus propios movimientos naturales, los ha suprimi-
do, eliminado y destruido de su devenir mundano, terrenal.
Si con respecto al devenir mundano del hombre y de la ciudad ha sido
pasado por alto; Freud ha confundido la historia biológica y material con la
historia cultural en su figuración intuible. La figuración sensible se refiere a la
captación ingenua de lo corporal dentro del hombre, por ello mismo, esta pro-
puesta de figuración sensible es dogmática. Lo que lleva al padre del psicoa-
nálisis a buscar una superposición de desarrollo evolutivo, tanto en el hombre
como en la ciudad únicamente mirando las sensaciones del hombre.
No obstante, Freud tiene razón en el aspecto material del cuerpo humano
y de la ciudad, mostrando en forma sincrónica, desde su devenir evolutivo ha
sido congelado, paralizado. Por lo que de esta forma, desde una figuración
intuible sensible sincrónica, ni el cuerpo humano ni la ciudad pueden ofrecer
una historia de su formación y de su configuración como tales cosas. Por lo
que no es justo que solamente se le de movilidad al ser psíquico suprimien-
do el devenir natural del desarrollo del mundo y de las cosas; además, el ser
psíquico también es susceptible de ser congelado, fosilizado, fotografiado; y
esto ha de ser así para que la comparación pueda ser realizada con justicia y
armonía.
Así que poniendo en marcha en el devenir cultural al hombre, a la ciudad
y al ser psíquico se comprende que los tres entes poseen memoria, se entien-
de cada uno a su manera; y, por ello, la conservación de la huella mnémica,
que es un hecho, en el ser psíquico puede ser hallada en forma análoga en la
ciudad y en el cuerpo humano bajo aspecto históricos. La contigüidad de la
memoria es psíquica, mientras que los órganos que la sustentan han de ser
sanos si se pretende obtener los contenidos psíquicos del hombre particular.
Afirma Freud esa continuidad de la memoria en un cuerpo sano que permita
el uso de la regresión hipnótica para conocer los estratos profundos del sujeto
analizado.
Por lo que del mismo modo, la memoria de la ciudad ha de ser vista no
desde una regresión hipnótica de la misma, cosa de por si absurda; pero si
desde una regresión histórica. En efecto, tanto la conservación del contenido
de la memoria como el de la historia dependen y se subordinan de los cuida-
dos puestos en ellos por los hombres; sin embargo, tanto los hombres como
las ciudades son susceptibles, en sus fueros internos y externos, de ser estro-
peados, incapacitados y mutilados por causas naturales y culturales.

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Eduardo Sousa González
Jorge Alberto Álvarez Berrones

El pasado persiste, a su modo, en el hombre en su ser psíquico; mientras


que el pasado de la ciudad persiste, a su manera, en su ser histórico y en su
ser cultural. Si el hombre ha sufrido traumas y lesiones en su cuerpo es muy
posible que no se tenga acceso a los contenidos de su memoria; si la ciudad ha
sufrido pérdidas en sus anales históricos y ha sufrido demoliciones y cambios
en su tejido urbano, también es muy posible que también no se tenga acceso a
esos contenidos históricos de la ciudad.
En lo que se refiere al aspecto formal de la ciudad, se puede decir que la
historia es uno de esos aspectos y junto con la lógica, la filosofía y la poesía
son formas trascendentales que configuran la ciudad como un todo formal
que se reviste de las materias apropiadas para su concreción en un lugar y
tiempo específicos. Esto quiere decir que Freud permaneció en un nivel sensi-
ble solamente y bien o no pudo, o bien no quiso o bien no se atrevió a pasar al
nivel inteligible, al nivel de la forma, del concepto, de la idea.
La forma urbana cargada con los elementos mencionados (ideas, historia,
etc.) se sintetiza en la materia de la ciudad corpórea y da por resultado la
ciudad real, esto es, una ciudad sensible e inteligible al mismo tiempo, pero
cuyos niveles de explicación son diversos. Si la forma trasmite las ideas cul-
turales a las cosas materiales, entonces, la ciudad contiene en sí misma las
categorías del ser psíquico humano como son la conciencia, el preconsciente
y el inconsciente, pero su modo de ser es pasivo, potencial y subordinado al
hombre como causa eficiente que le trasmite su movimiento autónomo, inde-
pendiente. Así que, de esta manera, se llega a la conclusión de la existencia de
una tópica urbana de la ciudad contemporánea enlazada, construida, creada
y dependiente del hombre.

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157
Turismo y Patrimonio: engañosas
perversiones del avance de la ciudad de
Oaxaca

Carlos Lira Vásquez1

Resumen
El vasto patrimonio cultural y monumental del estado de Oaxaca y el prestigio de
su capital como “ciudad colonial e indígena”, han sido usados como argumento de
su vocación turística y como pretexto para dejar fuera otras posibles opciones de
desarrollo económico y cultural. Esta visión ha influido enérgicamente en las deci-
siones y acciones políticas emprendidas por los distintos gobiernos en rubros muy
variados, ya sea en la distribución del presupuesto público, en la educación, cultura
y particularmente en su desarrollo urbano y arquitectónico. Revisar lo sucedido en
Oaxaca durante el siglo XX, evidencia las implicaciones negativas que, tanto el tu-
rismo como la sobre explotación patrimonial, pueden llegar a tener en el desarrollo
de ciudades similares.
Palabras claves: Ciudad y Turismo, Patrimonio Cultural y Monumental, Historia Urba-
na, Política Urbana

Abstract
The wide cultural and monumental heritage of the state of Oaxaca and the percep-
tion of its Capital City as a “Colonial city with an Indigenous population” are percep-
tions that have been used constantly to justify it as a tourist destination, disregarding
other possible avenues for economical and cultural development. The appreciation
of this heritage almost exclusively as the main tourist attraction has definitely in-
fluenced the political actions taken by governing offices over a spectrum of issues;
like allocation of a public budget for education, cultural venues and particularly for

1 Profesor Investigador del Área de Estudios Urbanos de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapot-
zalco, Doctor en Historia Urbana, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (CONACYT) Nivel 2,
yopes@mexis.com

159
Carlos Lira Vásquez

the city development and architectonic regulations. Upon reviewing these facts in
the city of Oaxaca during the 20th Century there is evidence of the negative con-
sequences that tourism and exploitation of their own heritage could have on the
development of similar cities.
Keywords: City and Tourism, Cultural and Monumental Heritage, Urban History, Urban
Politic

Introducción2

D
os imágenes contrapuestas acuden normalmente a la mente de quie-
nes han conocido la ciudad de Oaxaca a partir de las últimas décadas
del siglo XX: los frescos portales que rodean a su zócalo o plaza prin-
cipal, desde los cuales, cómodamente sentados o caminando por el jardín, dis-
frutaron de la vista de los frondosos laureles contrastando con los múltiples
globos coloridos y con la vendimia de artesanías que ofrecen los “indígenas”
o, por el contrario, los mal olientes y sucios portales, llenos de mantas, cuer-
pos tendidos en el suelo, anafres y comales que con tiendas de campaña se
multiplican hasta invadir los prados, fuentes y demás espacios del zócalo y
aún sus calles aledañas, aunado a la violencia social que les impidió disfrutar
de los atractivos patrimoniales y turísticos de la ciudad. Ambas imágenes son
realidades que, dependiendo de las eventualidades políticas, los visitantes de
la ciudad pueden encontrar en el añejo “Jardín de la Constitución” y resul-
ta fascinante descubrir que, una u otra, funcionan de todas formas como un
atractivo más para el turismo3.
Como sucedió desde que fuera Plaza de Armas en el siglo XVI, las dos
imágenes contrastantes del “Zócalo” actual, no son sino un reflejo de las cir-
cunstancias históricas que han incidido en el desarrollo, no sólo de la capital
oaxaqueña, sino de la cultura de su sociedad. Así, este espacio sigue siendo el
“corazón” de la ciudad, pero más todavía, el del estado de Oaxaca; un estado
rico en recursos, pero limitado por el discurso patrimonial que ha sido usa-
do como freno de su desarrollo. Es verdad que la ciudad de Oaxaca, situada
al sureste de la República Mexicana, es internacionalmente conocida por su
nutrido patrimonio: zonas arqueológicas prehispánicas de gran valor en sus
proximidades, arquitectura “colonial” de alta calidad, una imagen urbana ar-
mónica que, aunque no se reconozca, es de herencia porfiriana (Lira 1997,
1999, 2008, 2014) y un sinnúmero de festividades de gran colorido y riqueza
cultural que, junto con sus artesanías y gastronomía, son atribuidas sin cau-
tela a su “población indígena.” Ese patrimonio ha sido ampliamente usufruc-

2 Este trabajo es producto del proyecto de investigación CyAD/UAM-A, N° 307.

3 Aún quienes acuden a Oaxaca como “observadores” de sus condiciones políticas y sociales, para consig-
narlas, denunciarlas o criticarlas, no dejan de ser simples consumidores de los servicios turísticos

160
Turismo y Patrimonio: engañosas perversiones del avance de la ciudad de Oaxaca

tuado por diversas instancias del gobierno federal: Instituto Nacional Indige-
nista, Secretaría de Turismo e Instituto Nacional de Antropología e Historia,
por ejemplo; pero también fue promovido por los distintos gobiernos esta-
tales y municipales del siglo XX y por la iniciativa privada. Ello explica que
el desarrollo urbano, arquitectónico y cultural de la ciudad de Oaxaca haya
sido determinado sobre todo por su patrimonio, y más específicamente por
su “vocación” turística. Ambas condiciones han sido foco de atención de pro-
yectos federales, estatales y municipales por varias décadas, y aunque estos
han transformado la ciudad, su fin principal ha sido incrementar la “industria
sin chimeneas”4.
Propongo que no fueron ni la protección de la riqueza patrimonial, ni la
conservación de la identidad cultural indígena las que motivaron las gestio-
nes de los gobiernos oaxaqueños del siglo XX, sino que ambas fueron usadas
por ellos como argumento para dar prioridad al turismo, y descuidar así una
serie de acciones esenciales para el desarrollo de la ciudad y de su pobla-
ción. Desde que a raíz del movimiento nacionalista posrevolucionario se hizo
hincapié en las diferencias de los distintos recursos naturales, económicos,
culturales y humanos con que contaban sus distintas regiones, los gobiernos
del siglo XX usaron como argumento estas diferencias para promover turísti-
camente al estado de Oaxaca y a su capital, e hicieron a un lado otras posibles
opciones de desarrollo económico y cultural. Así, Oaxaca y los oaxaqueños
quedaron atrapados no sólo por su herencia “colonial”, sino además por el
origen “indígena” de su cultura, sin reflexionar más allá de los argumentos
oficialistas que se les ofrecieron y sin percatarse de las tergiversaciones y con-
tradicciones de dichos argumentos.

La reconstrucción del patrimonio de un Estado Libre y Soberano


El progreso iniciado durante la etapa porfiriana se detuvo bruscamente
por la Revolución y por el posterior movimiento de soberanía que excluyó
al estado de Oaxaca y a su capital de cualquier intervención político-militar
constitucionalista; fue así que el desarrollo político y económico de la entidad
dependió exclusivamente del poder estatal hasta los primeros años de la dé-
cada de 1920 (Ruiz 1986; Arellanes 1990; Martínez 2007). El ayuntamiento -en
bancarrota-, se limitó entonces al arreglo de jardines y calles, ampliación del
suministro de agua y diversas acciones para apoyar a las ex municipalidades
y agencias que, encontrándose ya prácticamente integradas a la ciudad o muy
próximas a ella, no habían podido consolidar su urbanización por la Revo-

4 La atención que se dio entonces al turismo no era privativa de Oaxaca, ya que éste se consideró una
“industria nacional”; en ello se basó la promulgación de la ley para la conservación de Taxco de 1928.

161
Carlos Lira Vásquez

lución.5 Entre 1928 y 1932 una serie de sismos devastadores interrumpieron


el ritmo del desarrollo urbano de Oaxaca, ya que los gobiernos volcaron su
atención a la recuperación del patrimonio destruido, descuidando con ello
otras acciones más urgentes (Vásquez 1931)6. La herencia eclesiástica virreinal
de la ciudad comprendía 26 templos y poco más de 16 edificios ocupados
entonces como oficinas de gobierno, hospitales, escuelas, cárcel, etcétera. La
mayoría se mantuvo en constante reconstrucción desde 1928 hasta 1940, y lo
mismo sucedió con otros inmuebles que, a pesar de haber sido erigidos en el
siglo XIX, también fueron dañados por los sismos. A partir de entonces, el
gobierno mantuvo el “aspecto colonial” de la arquitectura oaxaqueña en las
reparaciones que emprendió y el criterio de usar los edificios de origen virrei-
nal para cubrir funciones que nunca fueron económicamente redituables para
asegurar su posterior mantenimiento.
Figura 1

5 AHMCO. Ernesto Carpy, 1922: Informe, pp. 7, 20-22; Fidel Álvarez, 1925: Informe, pp. 6-7; ibidem, 1927,
p. 23-24; ibidem, 1928, p. 34.

6 AHMCO. Leopoldo Gatica, 1929: Informe, pp. 9-10; AGPEO. Francisco López, 1930: Informe, T. II, p. 64;
Anastasio García, 1935: Informe, pp. 37-39.

162
Turismo y Patrimonio: engañosas perversiones del avance de la ciudad de Oaxaca

Dos fueron las razones principales de ello: la escasez del erario que impi-
dió construir nuevos edificios y obligó al reciclaje de los antiguos; y el interés
por hacer de Oaxaca una ciudad atractiva para el turismo, lo que coincidió
con diversos programas federales7.

Al término de la Segunda Guerra Mundial, el creciente poder económico


de los norteamericanos incrementó su deseo de aventura y debido a la de-
vastación de muchas ciudades europeas, las “exóticas” latinoamericanas y de
otras partes del mundo se convirtieron en sus destinos preferidos. Atento a

7 En 1929 el gobierno central estableció en la ciudad de México la “Comisión Mixta Pro-Turismo” cuya
primera acción fue dirigirse a los gobernadores de los estados para que conformaran a su vez “Comités
locales”, ya que era necesario considerar “los grandes beneficios que el Turismo proporcionará al país”.
AHMCO. Plácido Zárate, 1930: Informe Sintético del Departamento del Estado, T. I, pp. 34-35.

163
Carlos Lira Vásquez

ello, el gobierno federal mexicano concibió al turismo como fuente primordial


de desarrollo económico y así lo promovió a nivel nacional. En consecuencia,
la atención que se dio a la ciudad de Oaxaca se concentró en lo que hoy consti-
tuye su centro histórico, y por ello la mancha urbana que se fue conformando
a sus alrededores, sobre todo a partir de la segunda década del siglo, creció
desorganizadamente y prácticamente sin servicios ni planificación alguna8.
En la actualidad la ciudad y sus habitantes sufren las secuelas de aquello, y
aunque hubo gobiernos que intentaron resolver algunas de las problemáticas
que se derivaron de esas directrices centrohistoricistas, el discurso patrimo-
nial pesó, y sigue pesando más que la realidad económica y social del estado
y su capital.

Aunque la inversión se destinó a diversos rubros, la aplicada a la urbani-


zación, obra pública, educación y edificios, tuvo como eje la reconstrucción y
remodelación del patrimonio monumental, a efecto de conservar la imagen
“colonial” de la ciudad y lograr con ello su desarrollo como centro turístico;
y si bien al terminar la década de 1970 se atendió a la creación de industrias,
hasta hoy el crecimiento en este campo no ha sido exitoso. (Ver cuadro 1).

La explotación del patrimonio como táctica turística


En una reflexión sobre el desarrollo de Oaxaca en el siglo XX, resulta difícil
desligar los argumentos patrimoniales indigenistas y “coloniales” de la visión
política en pro del turismo. Aunque en diversos momentos podemos vislum-
brar otros enfoques, su historia urbana y la arquitectónica evidencian clara-
mente lo anterior (Lira 1997, 2008). Entre 1925 y 1928, el gobierno de Genaro
Vásquez inició una serie de acciones tendientes a promover la identidad oa-
xaqueña. Su administración llevó a cabo numerosos recorridos por el estado
para identificar los recursos y necesidades de cada región, facilitándose con
ello el conocimiento de la riqueza cultural del territorio a partir de la recopila-
ción de música, cantos y danzas regionales, y el registro de tradiciones, zonas
arqueológicas, edificios virreinales, artesanías, gastronomía, etcétera. En los
“Sábados Rojos” efectuados en la capital del estado se difundieron esos estu-
dios y se promovieron concursos sobre temas oaxaqueños. Ese movimiento
cultural, que era parte de la política gubernamental de Vásquez sustentada
en el apoyo a los indígenas y difundida en su lema “hay que darle la razón
al indio aunque no la tenga”, tenía como fin la integración de una “identidad
oaxaqueña” (Vásquez 1928: 12; Lira y Calderón 2009: 386-389).

8 A fines del siglo XX la mancha urbana comprendía 496 asentamientos entre unidades habitacionales,
colonias y fraccionamientos; 89 formaban parte del centro histórico y de la cabecera municipal y el resto
-407- se localizaba en las 8 agencias municipales y 5 de policía conurbadas. (Ver Mapa).

164
Turismo y Patrimonio: engañosas perversiones del avance de la ciudad de Oaxaca

El trabajo realizado durante la gestión del licenciado Vásquez abonó el


camino para que gobiernos posteriores utilizaran los potenciales culturales
del territorio oaxaqueño para fomentar el turismo. Así, en 1930 el gobernador
Plácido Zárate estableció el “Comité Local Pro-Turismo, integrado por ele-
mentos representativos del comercio, industria, agricultura, banca, medios de
transporte y comunicaciones, propietarios de hoteles, etc. [para que] se dedi-
que a fomentar por todos los medios y bajo todas las formas que las circuns-
tancias lo permitan, el desarrollo de esta importante rama de la migración”9.
Dos años después se llevó a cabo el “Homenaje Racial” para conmemorar
los 400 años de la fundación de la ciudad, festejo en el que se representó por
vez primera la “guelaguetza”, espectáculo dancístico en el que se explotaron
las investigaciones realizadas durante la gestión de Vásquez sobre el folclor
oaxaqueño (Lira y Calderón 2009: 387-388). El espectáculo presentado en el
llamado “Lunes del Cerro”, ha dado a Oaxaca la fama internacional de ser
una ciudad que, año tras año, vive una fiesta de origen “prehispánico” esceni-
ficada por representantes de sus comunidades indígenas10.
Años después, el gobernador Constantino Chapital consideró que “sien-
do Oaxaca quizás el primer lugar propio para el turismo de la República”11
era necesario publicitarla por todos los medios posibles para “inyectar vida
al comercio y a la economía del estado y de su capital”. Su visión aportó dos
novedades: la inclusión del patrimonio monumental como posible imán para
el turismo, y la consideración de que era necesario atraer no sólo a viajeros
comunes y corrientes sino también a los “hombres de estudio”. Así, sus argu-
mentos en favor del turismo parecen haberse cimentado más en valores inte-
lectuales y humanísticos que en los meramente empresariales que manejaron
gobiernos posteriores. En 1941 el gobierno incrementó el presupuesto y ex-
tendió la propaganda a nivel internacional a través de folletos y tarjetas para
dar a conocer “los festejos folklóricos de la ciudad y las ferias autóctonas [las]
joyas arqueológicas… y danzas autóctonas… y hacer más ameno el viaje a los
turistas.”12 Para aprovechar la promoción, al año siguiente se llevó a cabo
la Primera Gran Feria Indígena Estatal, que “congregó contingentes de na-
turales de todas las regiones del Estado... en una cantidad no menor de 5000
almas... La ciudad... se convirtió en escenario de todas las familias étnicas del
Estado… luciendo sus típicos atavíos, sus colores pintorescos y sus sones y

9 AGPEO. Zárate, 1930: Informe, T. I, pp. 34-35.

10 Aunque la palabra “guelaguetza” es de origen zapoteco, el espectáculo surgió en el siglo XX y no todos


los bailarines participantes –desde 1932 a la fecha-, han sido “indígenas”. Por ello, publicitarlo como una
manifestación “indígena autóctona” no es más que un artificio para atraer al turismo.

11 AGPEO. Constantino Chapital, 1937: Informe, T. I, pp. 15-16.

12 AGPEO. Vicente González, 1941: Informe, pp. 16-17.

165
Carlos Lira Vásquez

danzas.”13 La Feria atrajo a un importante número de turistas nacionales y


extranjeros que quedaron sorprendidos ante la presencia “indígena”, sin con-
siderar que el objetivo de dicho evento, tal como lo indicaba su nombre, era
mostrar solamente esa faceta de la cultura oaxaqueña.
A partir de entonces la imagen de la ciudad de Oaxaca que comenzó a
difundirse fue la de ser un conservatorio temporal de una cultura indígena
ancestral que a pesar del paso de los siglos mantiene su “pureza” étnica. Esa
“cultura ancestral” se desarrolla en un vistoso escenario urbano y arquitec-
tónico “colonial”, pero habitado por indígenas de “origen prehispánico” que
año con año celebran su “guelaguetza” y que manifiestan su indianidad a tra-
vés de sus costumbres, tradiciones, comida, vestimenta, lengua y producción
artesanal, visibles sobre todo en sus “exuberantes” mercados. Ante el mundo,
Oaxaca resulta ser así una referencia capital de la resistencia que su población
“indígena” ha mostrado a lo largo de la historia por integrarse a los valores
occidentales “impuestos por los conquistadores españoles” en el siglo XVI.
Pocos son los que señalan la otra cara de la moneda y advierten que tal posi-
ción de “aislamiento del indígena, su no incorporación a la época actual y a la
vida moderna”14 no es siempre consecuencia de su propia decisión sino, por el
contrario, puede ser también el resultado de una política estatal que prefiere
segregarlo y usarlo así como atracción turística esencial15.
Los últimos gobiernos del siglo XX, a partir de 1980, reforzaron la argu-
mentación de lo indígena como motor de sus gestiones; por una parte, porque
el discurso indigenista retomó fuerza a nivel nacional, pero también porque
por Decreto del 15 de marzo de 1976, la ciudad fue declarada Zona de Mo-
numentos Históricos16. Resultaba necesario promover lo “autóctono” para así
“consolidar [el] desarrollo turístico a través de una mejor y mayor infraes-
tructura turística que aunados a mejores servicios, proporcionen la posibili-
dad a corto tiempo de constituirse en la mejor opción productiva del estado”

13 Ibidem, 1942: Informe, s.p.

14 BMLT. Am, O, 9e, “Panorámicas de México”, Excélsior (16 abr. 1965)

15 No es posible ahondar en este trabajo en el tema indígena, con todo, señalo algunos indicadores que
pueden cuestionarlo para el caso de Oaxaca: el INEGI afirma que el porcentaje de su población indígena
es uno de los más altos de la República (42.3%), pero advierte que tal cuantificación se basa sólo en
el aspecto lingüístico. Indica además, que “el sentido de identidad [en los censos] fue decidida por un
informante de acuerdo con sus concepciones personales”. Apunta con tino que dicha “autodescripción
indígena”, puede estar sujeta a “una subdeclaración por prejuicios de índole negativa… [o a] una sobre-
declaración, producto de simpatías por la cultura indígena; particularmente en la década pasada en que
hay… una revaloración de la cultura indígena” (INEGI 2004: 119).

16 De los cinco argumentos que se dieron para su declaratoria, uno alude a que la ciudad “está ubicada en el
centro de la región en que floreció una de las más importantes civilizaciones prehispánicas”, y otro a que
“constituye un vigoroso testimonio de la trayectoria humana y cívica de Juárez, ligada… a la defensa del
derecho de autodeterminación de nuestro pueblo”. Registro Público de Monumentos y Zonas Históricos,
Folio Real MH: Z-20-051-99-00, CONACULTA/INAH.

166
Turismo y Patrimonio: engañosas perversiones del avance de la ciudad de Oaxaca

(Ramírez 1992: 1). Por ello el gobernador Heladio Ramírez López incluyó en
la Memoria Estadística 1986-1992 que recopilaba las actividades realizadas
durante su gestión, un rubro titulado “Respeto a las etnias e integración de la
cultura oaxaqueña” (1992: 85-89). Durante el siguiente sexenio, las acciones
emprendidas por Diódoro Carrasco se apoyaron en el mismo discurso, pero
más obstinadamente, ya que manifestó ejercer durante su mandato una políti-
ca de apoyo solidario con los grupos étnicos, la cual descansaría “en el recono-
cimiento y aliento de su cultura y tradiciones profundas… Queremos reforzar
su civilización y preservarla de imposiciones culturales ajenas a nuestras raí-
ces más preciadas, a nuestra identidad y singularidad frente al mundo”17. En
1993 y “En ocasión del natalicio del más ilustre de los oaxaqueños, Don Benito
Juárez, hice pública la decisión de mi gobierno de comprometer un Nuevo
Acuerdo con todos los puebles y comunidades indígenas de Oaxaca. Se trata
de una iniciativa política... inspirada en la dignidad y derechos legítimos de
los pueblos indios.”18 En ese informe anunció la puesta en marcha de un pro-
grama para la promoción del patrimonio cultural de los pueblos indígenas
al cual se destinaron $2,000,465 pesos para financiar 26 proyectos culturales
y 264 actividades comunitarias “en torno a expresiones musicales, de dan-
za, artesanía, medicina tradicional, investigaciones lingüísticas y el rescate de
la memoria y la tradición oral de los pueblos indios, con lo cual se atendió
a 263,000 indígenas oaxaqueños.”19 La propaganda indigenista de la gestión
de Carrasco se difundió por televisión a 3 continentes durante la celebración
de la guelaguetza en 1993, presidida por el presidente de México Salinas, los
reyes de España y Rigoberta Menchú, galardonada en Oaxaca con el Premio
Internacional Benito Juárez.20
Otras iniciativas institucionales se enfocaron más a la preservación del
“patrimonio colonial”, aunque sin dejarlo de asociar con el indígena, pero
ninguna se alejó del interés turístico. En 1942 se promulgó la Ley sobre Pro-
tección de Monumentos Coloniales, Artísticos e Históricos y Poblaciones Tí-
picas del Estado, con el objeto de que sobre todo su capital no perdiera “su
tipo colonial.”21 Algunos nuevos edificios fueron construidos entonces, pero

17 COPLADE Oaxaca, Primer Informe 1993, pp. 64-66

18 Ibidem, Segundo Informe 1994, p. 25. Los “acuerdos” establecidos por la gestión de Carrasco fueron:
“Modernización educativa y fortalecimiento de las identidades culturales”, “Modernización política y de las
funciones de gobierno”, “Ampliación de las comunicaciones, creación de la estructura para el desarrollo
e integración territorial”, “Modernización de la economía, desarrollo regional y generación de empleos”, y
“Bienestar social y reducción de la pobreza”. Los recursos públicos aplicados a tales acuerdos significaron
39%, 17%, 16%, 15% y 13% respectivamente.

19 Ibidem, p. 76. En contraste, se hizo poco por crear en ellas instituciones de salud que disminuyeran las
enfermedades y mortandad con los recursos de la medicina contemporánea.

20 Ibidem, p. 74. La obviedad de estas acciones no requiere mayores explicaciones.

21 AGPEO. Vicente González, 1941: Informe, pp. 16-17.

167
Carlos Lira Vásquez

con excepción del templo de Nuestra Señora de los Pobres y del Estadio de
Beisbol -únicos ejemplos significativos de arquitectura moderna construidos
fuera del casco histórico-, el peso “colonial” del pasado y la escasez del erario
influyeron una vez más en las decisiones y en las obras emprendidas entre
1940 y 1960 (Lira y Calderón 2007 y 2009). Así, los distintos gobiernos se li-
mitaron a reconstruir y adaptar ex conventos y casonas de origen virreinal
para escuelas, hospitales y oficinas, esperando que al no perder la ciudad su
fisonomía “colonial”, ésta sería más atractiva para el turismo. Sin embargo,
era necesario emprender una serie de acciones para mejorar el aspecto y los
servicios de la ciudad en distintos rubros: alumbrado público, abasto de agua
y saneamiento, apertura, prolongación y arreglo de calles, etcétera. Aunque
algunas de esas empresas mejoraron la vida de los oaxaqueños, lo que subya-
cía en el fondo era, una vez más, la preocupación por el turismo “porque el
estado en que se encuentran las calles de nuestra capital y algunos de nuestros
caminos, así como la falta de otros servicios, puede traer como consecuencia
una impresión desagradable a quienes nos visitan, con grave perjuicio para el
futuro de tan importante industria”.22
La línea emprendida por esa gestión para mejorar la imagen urbana y
los servicios como medida de atracción turística fue continuada por Manuel
Cabrera Carrasquedo (1951-1955), quien apoyó diversos trabajos hidráulicos
y de drenaje, junto con la construcción y reparación de numerosos edificios
para la educación prescolar y elemental, cuyo estilo “neocolonial” reforzó la
imagen virreinal de la ciudad. Una de las iniciativas más relevantes de Cabre-
ra fue la conversión del antiguo Instituto de Ciencias y Artes en Universidad
Benito Juárez de Oaxaca, y la construcción de sus escuelas Preparatoria y de
Medicina.23 Se pensó que ello mejoraría la “industria del Turismo”, la cual se
atendió por los siguientes gobiernos a través de numerosas campañas publi-
citarias a nivel nacional e internacional.24
Con todo, tal parece que los atractivos ordinarios de Oaxaca no fueron su-
ficientes para alcanzar las metas de esas administraciones, ya que instrumen-
taron una serie de festejos para captar más visitantes, a la vez que iniciaron
una serie de proyectos para que la ciudad resultara más llamativa para los
turistas. Como ejemplo de lo primero, en 1963 se puso especial atención a la
celebración del Carnaval -prácticamente en desuso-, y se propuso dedicar la

22 AGPEO. Eduardo Vasconcelos, 1947: Informe, pp. 33-34.

23 AGPEO. Manuel Cabrera, 1952: Informe, pp. 44-45; ibidem, 1953: Informe, pp. 11-12; ibidem, 1954: Infor-
me, p. 28, pp. 47-48; ibidem, 1955, pp. 36-43, pp. 45-49.

24 La publicidad que se dio a la ciudad entre 1960 y 2000 abarcó tres líneas fundamentales: participación
en diversas exposiciones turísticas a nivel nacional e internacional con presentaciones de la guelaguetza
y muestras artesanales y gastronómicas; publicación de folletería diversa, documentales y libros sobre
temas oaxaqueños –particularmente prehispánicos y folclóricos-; y la gestión para que fuera sede de
eventos nacionales e internacionales: Nuestra Belleza México y Feria del Mezcal, por ejemplo.

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Turismo y Patrimonio: engañosas perversiones del avance de la ciudad de Oaxaca

última semana del mes de mayo de cada año para llevar a cabo una fiesta en
honor de los oaxaqueños radicados fuera de la entidad. Su objetivo fue que “el
oaxaqueño a quien el destino había alejado, encuentre al volver la misma sen-
cillez, las mismas calles, plazas y edificios, los mismos parques y paseos; pero
todo ello con el remozamiento que resulta del cuidado puntual que todos,
aquí, pusimos por conservar la impar belleza del terruño, con sus herencias
coloniales y el suave sello romántico que le perdura”.25 Establecida como la
“Semana del Oaxaqueño Ausente”, tal festejo se llevó a cabo por varios años
y no sólo congregó a los transterrados sino al turismo en general. En la misma
línea, a partir de 1969 se presentó por vez primera el espectáculo “Bani Stani
Gulal” que se lleva a cabo anualmente y que narra las leyendas que dieron
origen, ya en el siglo XX, a la representación de la “guelaguetza” en los Lunes
del Cerro. Ese mismo año, y como parte del Plan de Desarrollo Turístico cuya
intención era hacer de Oaxaca un “emporio turístico”, se ampliaron y mejo-
raron las antiguas carreteras, se proyectaron nuevas, se crearon instalaciones
hoteleras y de restaurantes, se hicieron mejoras en el campo sanitario y de
abasto de agua potable, etcétera.
Con estas acciones la ciudad mostró cambios significativos, pero una vez
más el principal objetivo fue el turismo y no los oaxaqueños26. Con un sentido
empresarial, las festividades de Oaxaca fueron llevadas fuera del estado y así
se inició en el Distrito Federal, también en 1969, la celebración de la “Semana
de Oaxaca en México” que durante varios años y a través de la presentación
de la guelaguetza, venta de artesanías y exposiciones fotográficas, buscó di-
fundir el “patrimonio oaxaqueño” para atraer al turismo desde la capital de la
República. Este evento sirvió de base a muchos otros similares presentados en
diversas ciudades del país en la década de 1970. En 1982 se conmemoraron
los 450 años del otorgamiento del rango de ciudad a Oaxaca; por ello, de 1980
a 1990, la ciudad fue publicitada en 93 eventos nacionales e internacionales.
Finalmente, durante la última década del siglo XX, Oaxaca estuvo presente
en diversas exposiciones turísticas internacionales efectuadas en Madrid, Mi-
lán, Utrecht, Londres, Berlín y varias ciudades de Norteamérica. Es cierto que
todo aquello promovió a Oaxaca, pero nunca se propusieron en esos eventos
nuevas opciones para su desarrollo que no fueran las tan ya desgastadas que
se han sustentado en el discurso patrimonial indigenista y virreinal. Además,
como lo demuestran las estadísticas, parece ser que la propaganda realizada
incrementó poco el turismo extranjero, e incluso redujo el nacional. (Ver grá-
fica 1).

25 AGPEO. Rodolfo Brena, 1968: Memoria 1962-1968, s/p.

26 El Plan fue apoyado por el Banco Mundial y el Interamericano de Desarrollo.

169
Carlos Lira Vásquez

El costo del proyecto, a pesar de haber sido usadas las esculturas de la


primera, fue de $ 655,829 pesos27. Ese mismo año se concluyeron dos obras
elocuentes: la Oficina de Correos y la Escuela de Artesanías Oaxaqueñas. La
primera, ubicada en una sección de un edificio porfiriano, fue solucionada en
su interior con formas arquitectónicas modernas; fotografías de gran formato
y a color fueron colocadas en sus muros para darle el tinte folclórico, ya que
mostraban a grupos de jóvenes ataviados con trajes típicos y teniendo como
fondo edificios patrimoniales.
Por su parte, la escuela de artesanías, instalada en el ex convento de capu-
chinas indias o Siete Príncipes, significó una inversión de $ 4,846,786 millones
de pesos que incluyó la compra y reconstrucción del inmueble ruinoso y el
equipo para los talleres de tejidos, joyería, cerámica, estampado, fabricación
de tapetes, carpintería y herrería28. Su objetivo fue fomentar el aprendizaje de
las artesanías regionales y brindar al turismo la posibilidad de que pudiera
conocer su manufactura en la capital, sin trasladarse a las distintas regiones
que las producían. A pesar de que la escuela fomentó la producción de una
artesanía menos tradicional y de estar apoyada por la empresa “Distribuidora
de Artesanías”, que además de otorgar créditos a los alumnos para compra de
material y equipo se encargó de distribuir y vender los productos elaborados
en la escuela en un mercado más amplio, la institución fracasó. El edificio, re-
mozado, fue convertido en Casa de la Cultura, función que desempeña hasta
la fecha. No obstante lo anterior, gestiones posteriores continuaron apostando
a la artesanía como un elemento de atracción para el turismo sin considerar
que a pesar de los múltiples intentos por convertirla en una fuente de ingresos
significativa, las estadísticas muestran su escasa solidez (Ramírez 1992: 119)29
Así, después de que el gobierno estatal compró la llamada “Casa de Cortés”,
el presidente Echeverría autorizó un presupuesto para que fuera restaura-
da, con el objeto de instalar en ella un “Museo-Tienda de Artesanías”30. El
proyecto no se realizó y el inmueble permaneció abandonado hasta 1986 en
que se rehabilitó para funcionar como Museo de Oaxaca. Años después fue
remodelado una vez más para usarse, a partir de 1992, como Museo de Arte
Contemporáneo.

27 Para valorar en un contexto más amplio este proyecto, vale la pena comparar su coste con el de otras
obras edificadas por aquellos años, sin duda más significativas a nivel social: la Escuela para Mejoradoras
del Hogar Rural, cuya inversión fue de $536,790 pesos y el Rastro Municipal, con un valor de $317,015
pesos. AGPEO. Rodolfo Brena, 1964: Segundo Informe, p. 27; AHMCO, Horacio Tenorio, 1965: Informe,
p. 15-16

28 AGPEO. Rodolfo Brena, 1964: Segundo Informe, pp. 17, 24-25.

29 De 1987 a 1992 la venta de artesanías efectuada por Aripo (Artesanías e Industrias Populares de Oaxa-
ca), dependiente del Instituto Oaxaqueño de las Artesanías del Gobierno del Estado de Oaxaca fue de
$121,000; $1,237,332; $1,169,883; $534,911; $508,627; $1,008,470; y $4,580,223 respectivamente.

30 AGPEO. Manuel Zárate, 1975: Primer Informe, p. 25. El costo del inmueble fue de $ 1,200,000 pesos

170
Turismo y Patrimonio: engañosas perversiones del avance de la ciudad de Oaxaca

En la obstinación por promover la artesanía, en 1980 el gobierno estatal


restauró el ex convento del Carmen Alto para transformarlo en el Ágora de
FONAPAS. Aunque es cierto que las divisas generadas por el turismo no de-
rivan exclusivamente de la venta de artesanías, sino también del consumo de
alimentos y bebidas, hospedaje y otros servicios, no pueden considerarse sufi-
cientes para solventar la economía de la sociedad oaxaqueña, primero porque
es muy alto el porcentaje de la población económicamente activa dedicada al
sector terciario (comercio, turismo y otros servicios), que osciló entre el 70%
y 77% en la segunda década del siglo XX y, segundo, porque el movimiento
turístico es bastante irregular y por ello las divisas son también fluctuantes y
limitadas. (Ver gráfica 2).
El “Zócalo” de Oaxaca: un espacio público para la escenificación de una
pantomima del patrimonio cultural de la humanidad
Las modificaciones que vivió la Plaza de la Constitución a lo largo del
siglo XX, particularmente a partir de 1950, evidencian claramente cómo los
distintos gobiernos municipales y estatales, apoyados por la Federación, pre-
pararon el camino para que, andando el tiempo, los oaxaqueños asumieran
el discurso oficial y se convirtieran, incluso, en sus principales promotores y
defensores. Desde 1920 y hasta finalizar el siglo XX, tanto el Ayuntamiento
como el gobierno estatal realizaron gran cantidad de obras en el Jardín de
la Constitución. Muchas fueron exclusivamente de ornato y mantenimiento,
pero otras tantas requirieron de mayor inversión y tuvieron como sustento
distintos argumentos cuyo foco de atención fue siempre el turismo. A fines
de la década de 1930, uno de los 4 portales que rodean “al zócalo” -el de
Clavería-, fue incendiado junto con el antiguo edificio del mismo nombre,
ocupado entonces por distintos comercios. En su lugar se levantó el primer
hotel “decente” y moderno ubicado en el centro de la ciudad: el “Marqués

171
Carlos Lira Vásquez

del Valle”, en un estilo “neocolonial”. La construcción fue aprovechada por


el ayuntamiento para emprender en la Plaza una serie de arreglos, además
de colocar unas bancas de granito de estilo neoprehispánico. De esta forma,
ambas presencias -la “colonial” y la “prehispánica”- quedaron asentadas en
un espacio público que hasta ese momento era mayormente frecuentado por
oaxaqueños.
Otras intervenciones hechas a la plaza durante el siglo XX tuvieron tam-
bién un fin eminentemente turístico: la de 1950 que preparó el escenario para
la “Décima Novena Convención Americana de Turismo” cuya sede fue el
mencionado hotel; la efectuada en 1965 a raíz de la promulgación de la Ley de
Protección y Conservación de Zonas Típicas y Monumentos de la Ciudad de
Oaxaca, prolongada hasta 1967 por la expectativa de que al año siguiente el

turismo se incrementaría gracias a los Juegos Olímpicos del 68; y la que se lle-
vó a cabo a partir de 1969 para preparar el primer centenario del fallecimiento
de Benito Juárez en 1972, acontecimiento que desde el punto de vista turístico
se vio como de enorme atracción: “Necesitamos tener la cara limpia para reci-
bir a nuestros huéspedes. De nada sirve que se embellezca este o aquel lugar
si lo principal es el Jardín de la Constitución”31.
Con estas y otras intervenciones el espacio del “Zócalo”, junto con el atrio
de la Catedral y la Alameda de León -todos vecinos-, se unieron en uno
convirtiendo en peatonales las calles que los separaban. Se logró dar así una
imagen más amplia al conjunto, pero se inició también la venta informal y la
colocación de puestos de todo tipo que resultaron atractivos para el turismo,

31 El Imparcial, Año XXI; no. 7,316, Oaxaca, 7 de Febrero de 1972, pp 1-3.

172
Turismo y Patrimonio: engañosas perversiones del avance de la ciudad de Oaxaca

no sólo porque los productos que se vendían eran más baratos, sino porque
dieron al complejo un toque “provinciano”32. El mismo gobierno comenzó a
aprovechar el espacio para representaciones que fomentaron el folclor y la
visión “vernácula” de la cultura oaxaqueña, tales como conciertos de bandas
pueblerinas, guelaguetzas, conciertos de la marimba del Estado y aún mítines
políticos. La Plaza se convirtió entonces en un escenario flagrante del des-
potismo del turista que, desde los portales circundantes, observa, censura,
tolera, o auxilia “caritativamente” a los “indios” oaxaqueños concediéndoles
la oportunidad de hacer uso de ese espacio, y certificar que es gracias a ellos
los forasteros, que la ciudad de Oaxaca y sus pobladores autóctonos han sido
considerados patrimonio de la humanidad. Los “indios”, por su parte, cuen-
tan también con un escenario adecuado para sacar provecho económico de
su “identidad” y disfrazar, bajo los argumentos de la dignidad étnica mani-
pulados por los últimos gobiernos del siglo XX, la servidumbre a la que han
querido sujetarse.
A diferencia de lo sucedido en otras ciudades, ni el comercio ambulante ni
los ciudadanos comunes y corrientes han sido expulsados del centro histórico
de Oaxaca con tal que puedan ser usados para representar el papel que les
corresponde dentro de la temática “indígena”, seres un tanto “ignorantes y
miserables” a la vista del turista, pero orgullosos de sus tradiciones y que se
conforman con ser fotografiados y recibir las migajas de un turismo ávido por
mostrar su “superioridad”. Habitantes o no a los que, por su condición “indí-
gena”, se les permite cometer actos vandálicos: toma y cierre de calles, quema
de camiones, destrucción de edificios históricos y patrimoniales y agresiones
sin fin al propio turismo y a los demás pobladores que por no ser de su “raza”
no tienen ningún derecho a disfrutar la ciudad que les pertenece.
Desde fines del siglo XX han abundado más y más los proyectos cuyo in-
terés exclusivamente económico ha sido camuflado como de beneficio social,
proyectos que comercian con el estereotipo del indígena primigenio que, in-
merso en su hábitat, conserva intocables sus lenguas, sus costumbres, su vi-
vienda, su comida, todo llevado a un nivel escenográfico que pretende recrear
“fielmente” en el presente el pasado del lugar. La condescendencia que el
gobierno muestra para con los “indios” oaxaqueños parece sustentarse, no
en el respeto a su dignidad ni a su cultura, sino debido a que son vistos como
uno de los utensilios más ventajosos para atraer al turismo. El “Zócalo” de la
ciudad de Oaxaca, hoy, es una muestra rotunda de lo anterior.

32 La integración espacial de Catedral, la Alameda y el “Zócalo” se efectuó para conmemorar en 1982 el 450
aniversario la fundación de la ciudad.

173
Carlos Lira Vásquez

El gasto millonario en pro del patrimonio monumental


Como puede verse en la gráfica 3, la inversión federal, estatal y municipal
para mantener la riqueza patrimonial de la ciudad valorada fundamental-
mente como virreinal ha sido pródiga –por no decir dispendiosa-, sobre todo
a partir de la segunda mitad del siglo XX. Dirigida a la restauración, modifi-
cación y adaptación de antiguos edificios para mantenerlos en pie o para rea-
lizar en ellos nuevas actividades, se ha orientado sobre todo al turismo. Dos
proyectos evidencian claramente lo anterior, no sólo a nivel discursivo sino de
inversión: la restauración del ex convento de Santo Domingo y la construcción
del Auditorio Guelaguetza. El primero se sustentó en el rescate patrimonial
virreinal para enmarcar, paradójicamente, lo “indígena”, ya que desde sus
inicios funcionó como museo arqueológico y antropológico y exhibió la “exu-
berancia” de las culturas prehispánicas de Oaxaca, así como las características

de las culturas “indígenas” que pueblan las diversas regiones del estado. Al
ampliarse el museo en la última década del siglo XX, se prometió extender
la muestra museográfica para incluir la historia virreinal y decimonónica. El
resultado fue lamentable no sólo por la pobreza de la exhibición, sino por la
timidez de la información. Así, después de recorrer las distintas salas del mu-
seo, la certeza que tiene cualquiera de sus visitantes es que lo que Oaxaca ha
aportado a la historia de la humanidad ha sido solamente lo que produjeron
sus culturas prehispánicas y las tradiciones que de ellas aún perviven en los
“indios” desperdigados en el agreste estado.

174
Turismo y Patrimonio: engañosas perversiones del avance de la ciudad de Oaxaca

En distintas épocas y con diferentes intereses, prácticamente todos los go-


biernos se han ocupado del atrio, templo y ex convento de Santo Domingo.
Desde 1963, Brena Torres mostró su interés en la reconstrucción de uno de
sus claustros para establecer el Museo Regional, pero aceptando que “por su
magnitud, quedaba fuera de las posibilidades del Gobierno del Estado”, por
lo que había que acudir a la Federación, la cual aprobó y autorizó el proyecto
general que tendría un costo de 18 millones de pesos33. En 1964, la Federación
aplicó una partida de tres y medio millones de pesos, destinados solo a la res-
tauración del templo, emprendida por el organismo descentralizado “Cons-
trucciones de Oaxaca” (Esparza 1996: 99, 385-390)34 En el sexenio 1970-1976, la
Secretaría de Patrimonio Nacional continuó las obras, terminando en 1972 la
reconstrucción del claustro principal y de sus dependencias, que fueron usa-
das como sede del Museo Regional de Oaxaca. En 1974 el gobernador Gómez
Sandoval consignó en su Cuarto Informe de Gobierno que “Las obras urba-
nas y arquitectónicas realizadas en esta ciudad, la atención a las carreteras, a
nuestras zonas arqueológicas y la creación del nuevo Museo de Santo Domin-
go [...], son claro testimonio de nuestro interés por cimentar las bases de la
infraestructura turística, que ya es, actualmente, una permanente corriente de
divisas y una continua demanda y oportunidad de nuevos empleos.” Entre
1974 y 1976 se remodeló su atrio y se llevó a cabo otra “restauración del tem-
plo […] máxima joya arquitectónica, orgullo de Oaxaca y de América, obra
que fue ordenada directamente por el señor licenciado Echeverría con una
inversión de $ 8,000,000.00”35 Por último, en 1994 el resto del conjunto hasta
entonces ocupado por el Ejército fue devuelto a Oaxaca; a partir de entonces
y hasta 1998, se restauraron algunas de sus secciones y se agregaron otras
como la Biblioteca Francisco de Burgoa y el Jardín Etnobotánico, con una in-
versión total de $ 118,000,000 millones de pesos. La obra desató una fuerte
polémica, pues además de los criterios de restauración que se siguieron, no se
tenía claro cuál sería su uso final. El edificio alberga en la actualidad al Centro
Cultural Santo Domingo (SEDETUR1995)36. La inversión hecha a este conjun-
to que puede documentarse a lo largo de 35 años es de $147,500,000 millones
de pesos, es decir el 22% del gasto aplicado a todas las obras incluidas en los
conceptos 7 y 8 del cuadro 1.
En cuanto a la construcción del Auditorio Guelaguetza, su principal ob-
jetivo fue contar con un espacio no solamente digno, sino económicamente
redituable para la representación anual de la guelaguetza. Aunque es cierto
que en ese foro se han llevado a cabo otros espectáculos que han captado

33 BMLT, Am, O, 4p t, “Espectáculo de ensueño”, El Universal, 25 mar. 1964

34 AGPEO. Brena, 1964: Segundo Informe, p. 30.

35 AGPEO. Zárate, 1976: Segundo Informe, pp. 32-33.

36 Las funciones actuales muestran una vez más una atención predominantemente turística.

175
Carlos Lira Vásquez

importantes beneficios económicos y que han congregado sobre todo a la


población oaxaqueña, este proyecto, como tantos otros, tuvo como foco de
atención la celebración de un festival fundamentalmente turístico. Construi-
do sobre una de las laderas del Cerro del Fortín, el foro significó una serie de
transformaciones que tuvieron un alto costo. El proyecto surgió durante el
gobierno de Bravo Ahuja (1968-1970), se formalizó en la gestión de Gómez
Sandoval (1970-1974) y se concluyó en la de Zárate Aquino (1974-1977). En su
primer Informe de Gobierno, Zárate consignó que para llevar a cabo las obras
había sido necesario trasladar a las personas que habitaban la zona destinada
a estacionamiento, a unos terrenos del barrio de Xochimilco en donde se les
construyó un fraccionamiento “de tipo popular”. El costo de lo anterior fue
tan solo de $ 852,338 pesos, debido a que los materiales que se emplearon en
las viviendas fueron lámina de cartón, madera, teja, etcétera. La inversión del
auditorio fue enorme, pero necesaria según el gobierno, ya que su objetivo era
que Oaxaca contara con un espacio para poder llevar a cabo “el más poderoso
instrumento de integración espiritual de los oaxaqueños… la Guelaguetza”.
Por los problemas políticos que se suscitaron en Oaxaca durante el gobierno
de Zárate no es posible tener un dato exacto del costo total de la construcción;
sin embargo, algunas fuentes nos permiten calcular con certeza una inver-
sión de poco más de $17,000,000 millones de pesos, cantidad reveladora si la
comparamos, por ejemplo, con los $17,643,000 millones de pesos que fueron
destinados durante el mismo periodo para la construcción de 200 viviendas
populares por el Fondo de la Vivienda del ISSSTE37.
Un proyecto más, cuyos efectos económicos y sociales han sido más posi-
tivos que los de los anteriores, fue el que transformó al ex convento de Santa
Catarina en parador turístico. Las obras se iniciaron en 1975, con el impulso
del Fondo Nacional para el Fomento Turístico, entablándose una fuerte polé-
mica ya que muchos oaxaqueños no estaban de acuerdo en que se les quitara
uno de sus edificios históricos “para entregárselos a los turistas”. La realidad
es que el edificio estaba en ruinas y si se hubiera destinado a otro uso, -como
sucedió con Santo Domingo por ejemplo-, la inversión para su reconstruc-
ción habría significado una enorme sangría para la economía oaxaqueña y un
gasto extraordinario para su posterior mantenimiento. Desde su apertura en
1977, el tiempo ha comprobado que el hotel no sólo ha creado un sinnúmero
de empleos, sino además que sus ingresos han permitido que el edificio se

37 AGPEO. Zárate, 1975: Primer Informe, pp. 22-23, 29-32; ibidem, 1976: Segundo Informe, pp. 46-47. Su-
mado el costo del auditorio el del resto de las obras citadas construidas o restauradas en la década de los
setentas para fortalecer al turismo, es claro el desequilibrio entre la inversión en este rubro y la destinada
a otros proyectos urbanística y socialmente más urgentes. Un ejemplo es el del anillo periférico, en el cual
se invirtieron tan solo $8,104,572 millones de pesos. AGPEO. Víctor Bravo, 1970: Segundo Informe, pp.
20-21.

176
Turismo y Patrimonio: engañosas perversiones del avance de la ciudad de Oaxaca

conserve en un magnífico estado, sin tener que acudir al presupuesto federal


o estatal.

Entre la crítica desafiante y la aceptación del discurso oficial


patrimonialista
El gasto que significó el mantenimiento del patrimonio arquitectónico vi-
rreinal y la atención que se dio al sector turismo impidió que la ciudad se de-
sarrollara en otros aspectos, y aunque durante la segunda mitad del siglo XX
se llevaron a cabo distintas obras que cambiaron su fisonomía, fueron cons-
tantes las notas periodísticas locales y nacionales que informaron sobre su
descuido y la insalubridad y la pobreza en que vivían muchos de sus habitan-
tes. En 1959, Carlos Franco Sodi la describió como “una ciudad sin pavimento
–sus calles son una ininterrumpida sucesión de baches-, sin agua –a las dos
de la tarde nadie puede tomar un baño- y sin luz, sin alumbrado público, ni
corriente eléctrica en los hogares… es una triste ranchería, un pueblo mezqui-
no… una ciudad con industria y comercio decadentes… [una] ciudad donde
pueden contarse por centenares los muros caídos –de casas que sacudieron
implacables los terremotos y que no han podido reedificar sus empobrecidos
dueños-.”38 Otra noticia de 1967 denunció que la ciudad estaba “cada día más
urgida de cosas que muchas ciudades de la República. Es que hace años que
no se hace una sola obra urbanística aquí, y eso nos deja rezagados en muchos
aspectos... Fuera de lo que se llama el `centro´… apenas a unas calles del pri-
mer cuadro, ya nos encontramos con pura tierra y con lugares más descuida-
dos que cualquier pueblo… Oaxaca es una ciudad muy mal iluminada y eso
le resta atractivo como centro turístico”.39 Entre otras cosas se mencionaban el
descuido y la suciedad del mercado principal y el bloqueo de 24 calles anexas
a él para su funcionamiento, la falta de servicios urbanos como drenaje, agua
potable y alumbrado en muchas colonias -incluido el centro-, y los problemas
de tránsito de todo tipo40.
La escasez de escuelas, de servicios hospitalarios, de mercados, de trans-
porte urbano y en general de obras de infraestructura, fueron demandas que
aparecieron con frecuencia en publicaciones de la siguiente década, en las
que se advertía que “si en otras ciudades de la República, muchas de ellas
sin ser capitales de Estado, se están realizando obras urbanísticas, sobre todo
construcción de viviendas y hasta de centros habitacionales, aquí en la ciudad

38 BMLT, Am, O, 3e, “La provincia miserable” en El Universal (25 jul.1959).

39 HCO, “Urgencias urbanas de Oaxaca” en Dos mil temas de Oaxaca: Carteles del Sur, Diario de Oaxaca
(19 abr. 1967), p. 49.

40 Ibidem, “El asfalto para la ciudad (puntos para un programa)” en Dos mil temas de Oaxaca; Carteles del
Sur, Diario de Oaxaca (12 feb. 1968), p. 333.

177
Carlos Lira Vásquez

de Oaxaca nada vemos que se haga desde hace años. El Instituto Nacional de
la Vivienda no se ha ocupado de nuestra ciudad más, desde hace siete años,
cuando construyeron esa minúscula e incómoda unidad habitacional llamada
Benito Juárez… La población de nuestra ciudad capital ha ido creciendo y, en
tanto, los arrendatarios se han encarecido en lo que es el centro de la misma
y como no hay expansión urbana planificada, la gente pobre se va a vivir en
chocitas allá por las faldas de Monte Albán o a las del Fortín, engrosando el
cinturón de miseria que ya rodea a Oaxaca”.41 Y es que aunque desde fines
de la década de 1960 se oficializaron cerca de 24 colonias que habían crecido
de forma espontánea a los alrededores de la ciudad -las cuales comenzaron
a urbanizarse a partir de entonces y hasta la década de 1990-, muchos otros
asentamientos irregulares se fueron formando en paralelo a esas obras, por
lo que el rezago en infraestructura y servicios nunca se solventó. Conforme el
Centro Histórico fue privilegiando determinados usos destinados al turismo,
sus habitantes comenzaron a abandonarlo para mudarse a la Zona Metropo-
litana; así, en 1998 el 85 % de la población urbana vivía en ella, mientras que
solo un 15% continuó habitando en el Centro Histórico.42
Mucho de lo anotado hasta acá explica la insuficiente y desequilibrada
infraestructura básica que tenía la ciudad al finalizar el siglo XX, la cual, infor-
tunadamente, ha cambiado poco como evidencia la gráfica 4. Es necesario ma-
tizar la información en algunos aspectos: así, en cuanto al número de tiendas,
cerca del 50% están destinadas a las artesanías, mientras que casi un 30% de
los talleres se relacionan también con ellas; de igual manera, el mayor porcen-
taje de restaurantes del centro se especializan en comida regional y otros tan-
tos espacios como museos, galerías y por supuesto los hoteles, forman parte,
más bien de la infraestructura turística.
Los señalamientos de la prensa local y nacional en cuanto a la insuficien-
te educación, la falta de vías de comunicación, la nula industrialización y el
hambre y pobreza en que vivía mucha de su población resultan casi ofensivos
frente a las noticias que, paralelamente, dan esas mismas fuentes respecto de
la restauración de edificios virreinales, de las obras públicas para el adorno
del centro de la ciudad, de la creación de nuevos espacios y servicios desti-
nados a incrementar el turismo y de la formación de organismos destinados
a fortalecer la actividad turística. Así, en 1960 se integró el Patronato Estatal
de Turismo cuya función fue trabajar conjuntamente en “todos los elementos-
que fortalecen la industria turística”43. A lo largo de la década de los setenta,

41 Ibidem, “Oaxaca al margen de muchas cosas” en Dos mil temas de Oaxaca: Carteles del Sur, Diario de
Oaxaca (30 ago. 1976), p. 176.

42 HAOJ. “Memoria Descriptiva” del Plan Parcial de Conservación del Centro Histórico de la Ciudad de Oaxa-
ca de Juárez, Oaxaca, modificada en 1998, p. 8.

43 AGPEO. Alfonso Pérez Gasga, 1961: Informe, p. 23.

178
Turismo y Patrimonio: engañosas perversiones del avance de la ciudad de Oaxaca

apoyado y estimulado por el gobierno federal, el estatal intensificó más y más


la organización y las obras que beneficiaban directamente al turismo: en 1971
se formuló el Manual de Información Turística del Estado,44 y en 1975 “con el
propósito de elevar, vigorizar, dignificar y aprovechar al máximo la indus-
tria turística con representantes de hoteleros, restauranteros, cooperativas de
transportes, taxistas, agentes de viajes, locatarios, etc., quedó constituido el
Consejo de Turismo del Estado de Oaxaca”45.
A partir de que la ciudad fue declarada Zona de Monumentos Históricos
en 1976, los posteriores gobiernos organizaron el desarrollo de la entidad, –y
ya sin reserva alguna-, a partir del turismo, por lo que emprendieron múl-
tiples acciones para escudarlo: en 1978 se formó el Consejo de Fomento Tu-
rístico del Estado; en 1979 se anunció el Proyecto del Plan Parcial del Centro
Histórico de la Ciudad de Oaxaca; y en 1980 se creó el Patronato para la Pre-
servación del Patrimonio Histórico del Estado de Oaxaca46. En 1982 se puso en
marcha la primera etapa de peatonización de algunas calles de la ciudad para
que los visitantes pudieran disfrutar tranquilamente de la imagen “colonial”
del centro histórico, sin distracciones ni peligros vehiculares; las primeras fue-
ron las circundantes al “Zócalo” y tiempo después se inauguró el andador
turístico Macedonio Alcalá, que privilegió al templo y ex convento de Santo
Domingo. Como colofón, en 1987 la UNESCO declaró a la ciudad de Oaxaca
-que contaba entonces con 227 manzanas y 215,000 habitantes, “Patrimonio
Cultural de la Humanidad”. No podía ser de otra forma si se considera la
energía consumida y la cuantiosa inversión que se había hecho en el pasado
para que el maquillado centro histórico de Oaxaca diera una imagen digna.
Al comparar el cuadro 1 con las gráficas 4, 5, 6 y 7, queda claro que de
1950 a 1980 el gasto para convertir a la ciudad de Oaxaca en un centro turís-
tico de primera importancia fue enorme; en casi todos los rubros el foco de
atención fue el “embellecimiento” de la ciudad ($ 1,016,591,467 millones de
pesos), mientras se desatendió la inversión en aspectos tales como vivienda
($ 248,586,410 millones de pesos), educación ($ 41,392,354 millones de pesos),
industria ($ 132,800,000 millones de pesos) y salud47. El gasto para fomentar el
turismo a través de la publicidad, en cambio, fue prácticamente insignificante:
$ 4,173,794 millones de pesos; no era necesario aumentarlo frente a una ciudad
que por los afeites había consolidado ya su aspecto “colonial” e “indígena”, y
porque sus propios habitantes se habían dejado conducir, cómodamente, por

44 AGPEO. Fernando Gómez, 1971: Primer Informe, p. 21-22.

45 AGPEO. Zárate, 1975: Primer Informe, p. 21.

46 AGPEO. Eliseo Jiménez, 1978: Cuarto Informe, p. 41-42; ibidem, 1979: Quinto Informe, p. 8-9; ibidem,
1980: Sexto Informe, p. IV-10.

47 No he podido documentar la inversión para los servicios de salud; sin embargo, no parece haber sido
prioritaria, según lo muestra la infraestructura de Unidades Médicas anotada en la gráfica 4.

179
Carlos Lira Vásquez

el fácil discurso politizado del turismo y del patrimonio, convirtiéndose con


ello en sus principales defensores y propagandistas.
En la evaluación hecha por ICOMOS para recomendar la inscripción de
la zona arqueológica de Monte Albán y la ciudad de Oaxaca en la lista de
Patrimonio Mundial se tomaron en cuenta cuatro criterios. Es revelador que
de ellos, los tres primeros se refieren solo a Monte Albán y el IV, después
de explicar en un primer párrafo que el centro ceremonial precolombino es
una muestra relevante de la zona central del México actual, refiere: “Oaxaca
es un perfecto ejemplo de las villas coloniales del siglo XVI. Su patrimonio
monumental es uno de los más ricos y consistentes de la Nueva España. En
conclusión, el ICOMOS desea destacar que Monte Albán y Oaxaca satisfa-
cen plenamente el carácter de originalidad necesario para ser considerados
Patrimonio Mundial. Estos dos bienes situados en proximidad uno del otro

son históricamente complementarios”48.Lo anterior demuestra que el soporte


para que Oaxaca fuera “honoríficamente” incluida en el largo listado del Pa-
trimonio Mundial, radicó en estar próxima a la zona arqueológica prehispá-
nica de Monte Albán. Con ello, una vez más se consagró –ahora a nivel mun-
dial-, como una ciudad cuyo destino es servir al turismo que, maravillado,
asiste a conocer el patrimonio precolombino.

48 UNESCO United Nations Educational Scientific and Cultural Organization, 1987: Convention Concerning
the Protection of the World Cultural and Natural Heritage, Report of the World Heritage Committee, Ele-
venth session, Unesco Headquarters, 7-11 Dec 1987. Historic Centre of Oaxaca and Archaeological Site
of Monte Alban. Traducción propia.

180
Turismo y Patrimonio: engañosas perversiones del avance de la ciudad de Oaxaca

Muchas otras empresas se llevaron a cabo en la última década del siglo


XX para reafirmar el destino de Oaxaca: su inserción en el Fondo Mixto de
Promoción Turística de Ciudades Coloniales; su declaratoria como Zona de
Desarrollo Turístico Prioritario –que incluyó a los Valles Centrales-; la formu-
lación del Plan de Acción para la Zona de Desarrollo Turístico Prioritario; la
creación del Consejo Consultivo Turístico del Estado de Oaxaca; la fundación
del Instituto Oaxaqueño de las Culturas para “fortalecer las identidades cul-
turales, reconocer nuestra diversidad étnica y lingüística, difundir las mani-
festaciones culturales y promover su intercambio”; la formación de la Red de
Unidades Ecoturísticas en Valles Centrales y la creación de la Organización
Estatal de Productores de Artesanos del Estado de Oaxaca49.

Los exiguos proyectos destinados para los oaxaqueños


Es cierto que durante el siglo XX los distintos gobiernos emprendieron
algunas obras que mejoraron la vida de los habitantes de la ciudad, pero al
compararlas con las que revisamos antes, resultan menores en cantidad, ca-
lidad e inversión, aunque sin duda con mayor trascendencia social que las
destinadas al turismo (Lira y Calderón, 2007, 2014). (Ver gráfica 6). Menciono
a continuación las más relevantes construidas a lo largo de la segunda mitad
de ese siglo: Ciudad Universitaria, cuya primera etapa se inició en la década
de 1970 con una inversión de $ 58,500,000 millones de pesos; la Escuela Se-
cundaria Federal y la Normal Urbana (1964-1965); el Instituto Tecnológico
Regional en la margen del Atoyac (1973); la Escuela Preparatoria N° 2, con
un costo de $ 14,000,000 (1975); la Ciudad Deportiva, en la que se gastaron $

49 COPLADE Oaxaca, 1993: Primer Informe; ibidem, 1994: Segundo Informe; ibidem, 1995: Tercer Informe;
ibidem, 1996: 4° Informe; ibidem, 1997: 5° Informe; ibidem, 1998: 6° Informe.

181
Carlos Lira Vásquez

5,000,000 millones de pesos (1975) y los centros deportivos urbanos de las co-
lonias del Maestro, Piloto y Vicente Suárez, erigidos en 1976, cuyo egreso fue
de $704,000,000 millones de pesos; la Central de abastos, con un presupuesto
de $ 34,500,000 millones de pesos (1974); la Calzada de la República construi-
da sobre el río de Jalatlaco, cuya obra de ornamentación urbana tuvo un gasto
de $ 6,505,053 millones de pesos (1974).
En cuanto al capital invertido en habitación popular, en 1972 alcanzó los
$ 83,542,000 millones de pesos aplicados a la construcción de 850 viviendas
por el INFONAVIT y 534 por FOVISSSTE; este último erigió además 450
viviendas en el conjunto habitacional “Primero de Mayo”, con un costo de
$53,000,000 millones de pesos. Respecto a la construcción de edificios de sa-
lud, en 1965 se inauguró el Hospital civil, en 1970 el del ISSSTE y en 1974
comenzó a funcionar el Hospital Pediátrico que requirió de una inversión de
$ 15,000,000 millones de pesos; en 1976 el hospital del IMSS, fundado en 1951,
fue ampliado con un presupuesto de $12,104,000 millones de pesos50. Entre las
obras construidas entre 1980 y 2000 destacan el Centro Cultural Oaxaca y el
parque La Ciudad de las Canteras, hoy prácticamente en desuso.

Conclusiones
Al terminar el siglo XX la mayor parte del centro histórico de Oaxaca es-
taba conformado por numerosos hoteles, fondas, restaurantes, bares, cafés,

50 AGPEO. Gómez, 1973: Tercer Informe: p. 18-19 y Zárate, 1976, Segundo Informe: p. 46-47; Brena, 1968:
Memoria 1962-1968: s/p; Gómez, 1972: Segundo Informe: p. 21-23; Zárate, 1976: Segundo Informe: p.
46-47; ibidem, 1975, Primer Informe: p. 61; Jiménez, 1977, Tercer Informe: s/p; Gómez, 1974, Cuarto
Informe: p. 61-65; ibidem,1974, Cuarto Informe de Gobierno; p. 61-65; Zárate, 1976, Segundo Informe:
p. 38-41; Brena, 1964, Segundo Informe: p. 32; Gómez, 1974,Cuarto Informe: p. 45-46; Zárate, 1976,
Segundo Informe: p. 37.

182
Turismo y Patrimonio: engañosas perversiones del avance de la ciudad de Oaxaca

cantinas y antros, y por una nutrida cantidad de tiendas de artesanías y “Ga-


lerías de Arte” que publicitaban diversas muestras de la “Escuela Oaxaqueña
de Pintura”. También contaba con un buen número de museos y espacios
culturales cuyos principales consumidores, como en los anteriores casos, eran
también turistas. De una u otra forma, la mayoría de estos negocios han teni-
do como objetivo principal atender a ese sector, por lo que subrayan el origen
“indígena” y “colonial” de los productos que ofrecen, sin importar falsear la
realidad. La mayoría de estos espacios, o están ubicados en edificios construi-
dos durante el virreinato, o en otros nuevos que, escenográficamente, repiten
lo “colonial”51.
La intención de cercenar la historia de Oaxaca y presentar al turismo sólo
aquella parte de la cultura oaxaqueña que está dispuesto a comprar, ha reba-
sado al discurso para reflejarse cada vez más en la imagen física de la ciudad y
tal parece que en la obsesión por ese deseo, son también cada vez más los ha-
bitantes de Oaxaca que están convencidos de pertenecer a esa cultura “oficial”
tan circunscrita y artificiosa. El patrimonio de origen virreinal y la limitada
perspectiva turística de los gobiernos han definido mayormente el desarrollo
de la ciudad de Oaxaca y han influido radicalmente en su arquitectura, sobre
todo a partir de las declaratorias oficiales que estigmatizaron a la ciudad con
el calificativo de “colonial”. Dichos efectos pueden verse en la mayoría de los
edificios construidos en los últimos treinta años del siglo XX engendrados por
el “estilo INAH”, validado e impulsado por la Dirección del Centro Histórico
dependiente del Municipio, por otros organismos y aún por grupos de “in-
telectuales” y “artistas” que se han lanzado en pro de la defensa de lo “colo-
nial”, algunos de los cuales no son oaxaqueños y tras un disfraz de “mecenas”
han aprovechado sus capitales para apropiarse del centro histórico y frenar
el desarrollo urbano de la ciudad en pro de la “conservación patrimonial”52.
Hoteles, edificios de departamentos y de oficinas, casas habitación, restauran-
tes, bancos y edificaciones de todo tipo, remodeladas o nuevas, han tenido
que sujetarse a criterios, reglamentos y recomendaciones de “restauración”
que obligan a seguir el “estilo colonial”. Aunque esto sería explicable –que no
justificable-, para las construcciones del centro histórico, el hecho de que sus
límites estén sujetos al voluntarioso criterio personal de quienes dirigen las
instituciones encargadas de su vigilancia, ha originado que la imposición de
las formas “coloniales” se aplique aún a edificios construidos fuera del perí-
metro histórico (Lira, 1997, 2008; Lira y Calderón, 2007).
Las consecuencias negativas de una política turística mal dirigida son cada
vez más visibles en Oaxaca. El gasto público que significa el mantenimiento

51 Abundan por ejemplo los hoteles que, habiéndose construido en la segunda mitad del siglo XX, pregonan
ocupar un edificio de origen virreinal restaurado.

52 El caso de la reciente “restauración” del ex convento de San Pablo es tal vez el ejemplo más flagrante.

183
Carlos Lira Vásquez

del patrimonio monumental no es comparable a los ingresos generados por el


turismo. La agresión al patrimonio comienza a verse como efecto de lo ante-
rior, ya que la desproporción entre la inversión para la obra pública, infraes-
tructura y servicios para los habitantes que viven fuera del centro histórico
y la que se efectúa a su interior ha dejado de ser una cuestión de estadística
oficial para convertirse en una realidad que se vive día a día.
Quienes trabajan en el centro histórico dando servicio al turismo no pue-
den dejar de ver el enorme desequilibrio que hay entre el centro histórico y
la zona en que habitan fuera de él. Pero de alguna manera están atrapados,
ya que por más de una centuria, los distintos gobiernos no se han preocupa-
do por crear nuevas fuentes de trabajo que resulten más dignas, no solo por
los salarios que puedan proporcionar, sino porque puedan liberar a muchos
oaxaqueños de la servidumbre a la que se les ha obligado. El problema es
mayor cuando se proyecta a nivel estatal; como puede verse en la gráfica 7, la
desproporción entre la inversión en las necesidades sociales y de desarrollo
más urgentes, y la del turismo, es abiertamente injusta; lo mismo sucede con
la inversión en espacios deportivos que resulta un paliativo absurdo.
Grecia, Italia y España evidencian hoy su fracaso económico por apostar
demasiado al turismo como fuente de desarrollo. Este solo puede resultar
provechoso si se sustenta en una sociedad que apoye su economía en otras
actividades financieras sólidas y permanentes. No es posible seguir creyendo
que el turismo del siglo XXI conserva las mismas características del decimo-
nónico, que por circunstancias históricas no solo tenía otros intereses, sino
también vivía un capitalismo diferente al actual. El centro histórico de Oaxaca

184
Turismo y Patrimonio: engañosas perversiones del avance de la ciudad de Oaxaca

se aproxima cada vez más al concepto de “Parque Temático” y los gobiernos


deben ser más sinceros e invertir en él para que llegue a ser uno de calidad,
pero que no signifique renuncias al desarrollo urbano ni a la calidad de vida
de los oaxaqueños, ni que se escude detrás de un discurso indigenista y co-
lonial cuando lo que pretende en realidad es la elemental retribución econó-
mica. (Lira y Calderón, 2012, 2014). El turismo debe ser considerado como
una empresa económica complementaria, no prioritaria, y es urgente dejar de
concebirlo como determinante del desarrollo cultural de los pueblos.

Archivos

AHMCO: Archivo Histórico Municipal de Oaxaca.


AGPEO: Archivo General del Poder Ejecutivo del Estado de Oaxaca.
BMLT: Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada (SHCP, ciudad de México).
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COPLADE Oaxaca Coordinación General de la Comisión de Planeación para el Desa-
rrollo del Estado, 1994: Segundo Informe de Gobierno 1993-1994, Oaxaca.
COPLADE Oaxaca Coordinación General de la Comisión de Planeación para el Desa-
rrollo del Estado, 1995: Tercer Informe de Gobierno 1993-1994, Oaxaca.

185
Carlos Lira Vásquez

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COPLADE Oaxaca Coordinación General de la Comisión de Planeación para el Desa-
rrollo del Estado, 1997: 5° Informe de Gobierno 1996-1997, Oaxaca.
COPLADE Oaxaca Coordinación General de la Comisión de Planeación para el De-
sarrollo del Estado 1998: 6° Informe de Gobierno 1997-1998. Diódoro Carrasco
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Turismo y Patrimonio: engañosas perversiones del avance de la ciudad de Oaxaca

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187
La contemporaneidad de la forma urbana
en la ciudad de Puebla

Carlos Montero Pantoja


Abstract
The goal of this research is the study of the urban structure developed by projects in
different key moments that transformed the city´s structure in four different moments.
There are four moments of the urban structure: three of them belong to the 20th
century and one to the early 21st century.

Introducción

E
l objeto de la presente investigación es el estudio de la forma urbana
que configuraron proyectos impulsados en cuatro momentos clave de
su proceso que transformaron, a su vez, la forma de la ciudad de Puebla
en momentos. Son cuatro los momentos de la forma urbana: tres correspon-
den al siglo XX y otro a los albores del siglo XXI.
El argumento para el primer momento fue en el marco de la celebración
del Centenario de la Batalla del 5 de Mayo de 1862, en la cual salió victorioso
del ejército mexicano comandado por el General Ignacio Zaragoza, sin em-
bargo, a nivel nacional se impulsaba una política de industrialización donde
Puebla formaba parte de ese proyecto de nación, por tanto, en realidad se
ponían las bases de una nueva ciudad industrial (1960-1980); un segundo mo-
mento fueron las acciones preliminares que acompañaron el expediente de
solicitud para inscribir a Puebla en la World Heritage List (WHL), desde una
visión patrimonialista, consecuentemente, el lugar de la actuación fue el cen-
tro histórico (1981-1992); cerró el siglo XX con el Megaproyecto Angelópolis
(1993-2010), que fue concebido con una visión de escala territorial y actuacio-
nes en el centro y la periferia; de origen se concibió un gran proyecto que des-
afortunadamente se ejecutó parcialmente en el momento de su concepción, no
obstante, tuvo un impacto sin precedentes, en la prefiguración de formas in-
completas que trascienden a la primera década del siglo siguiente; finalmente,
el proyecto del siglo XXI que se realiza en el marco de la celebración de los 150
años de aquella victoria contra los franceses. No hay un proyecto definido, las

189
Carlos Montero Pantoja

acciones se justifican en dos frases políticas de imagen y marca: “La ciudad


que queremos” y “acciones que transforman” (2011-2016).
Figura 1: Territorio Municipal de Puebla. Año de 1933

Fuente: Mapoteca del Archivo General del Ayuntamiento de Puebla (AGAP). Digitalización y re-
dibujo elaboración propia.

El estudio fija su atención en la forma urbana de las operaciones que se


realizaron sobre los fragmentos de ciudad ya construidos analizando el tipo
de tendencias, proyectos específicos o zonales. Se analizan las formas urbanas
que dejaron las actuaciones de cada momento clave de la renovación, como
fueron los casos del entubamiento del río de San Francisco (1964) y la cons-
trucción de la autopista México-Puebla.

190
La contemporaneidad de la forma urbana en la ciudad de Puebla

Figura 2: Plano de la ciudad de Puebla. Año del Centenario 1962

Fuente: Mapoteca del Archivo General del Ayuntamiento de Puebla (AGAP). Digitalización y re-
dibujo elaboración propia.

Figura 3: Plan General de Mejoramiento Urbano (Plano Regulador)

Fuente: Archivo personal Enrique Estrada Cuesta, s/f (60s.). Destaca la propuesta de la estruc-
tura de vialidades y propuestas de uso del suelo.

191
Carlos Montero Pantoja

Así también, la aparición del planeamiento oficial desde cuyas políticas y


estrategias se atiende a la ciudad total destacando el potencial económico que
contiene cada componente espacial.
Figura 4: Plan General de Mejoramiento Urbano (Plano Regulador). Proyecto de las
obras de defensa contra avenidas y embovedamiento del río San Francisco y Arroyo
de Xonaca.

Fuente: Archivo personal Enrique Estrada Cuesta, s/f (60s.). Plano Redibujado del original por
el autor.

El método empleado para entender los cambios fue el estudio comparado


de las formas de los planos anteriores a cada intervención, mediante la su-
perposición de los planos posteriores a la misma donde muestran la nueva
forma, estructura y tamaño de los espacios. Unos y otros planos representan
la forma urbana de los modelos espaciales de sus respectivas épocas.

192
La contemporaneidad de la forma urbana en la ciudad de Puebla

La forma determinada por la consolidación de uso del


automóvil (1960-1980)
La sociedad se transforma y la ciudad debe responder espacialmente a
los nuevos requerimientos. Las respuestas trasladadas a la periferia son re-
lativamente fáciles, aunque implican crecimiento sobre territorio agrícola y
poblados tradicionales; en el centro, que está edificado y consolidado, es otra
la situación, en él se produce, irremediablemente, transformación física total
o parcial, porque es sobre lo material que se opera; reconocer el hecho no
significa ningún problema; reinterpretar y valorar lo edificado se agrupa en
dos tendencias: La monumental o del culto por la piedra y La modernidad. La
primera, busca conservar en el inmueble hasta las condiciones de pobreza, ha-
cinamiento e insalubridad, con tal de no tocar lo edificado; la segunda, defini-
tivamente quiere todo nuevo y, si acaso, conservar aquello muy significativo
y representativo. Por supuesto que han surgido algunas posturas intermedias
o, más bien, que quieren serlo, pero, definitivamente se inclinan de uno u otro
lado, es decir, sólo se trata de una máscara utilizada para convencer y una vez
logrado el consenso, se adhieren a lo que a su postura conviene. Este ha sido
el caso de los planes y proyectos oficiales que, en el papel, los discursos y las
negociaciones son lo mejor para la sociedad y, en verdad, así se redactan, sin
embargo, en la práctica siempre resulta una cosa distinta.
La gesta heroica de 1862, el festejo del centenario victorioso es el momen-
to clave de la investigación parte del modelo actual, estructurado con obras
conmemorativas a propósito de la celebración del centenario de la Victoria
contra los franceses (1962). Es la primera gran transformación de la forma de
la ciudad del siglo XX, la forma reestructurada se reconfiguró en dos secto-
res del territorio: en el espacio agrícola y el espacio construido, cuyo mode-
lo esquemático conforma dos ámbitos: el “centro urbano”, en torno al cual
se configuran los crecimientos periféricos que transforman la tierra agrícola
colmándola con proyectos de colonias urbanas para habitantes que salen del
centro; en tanto que el centro urbano se renueva para desempeñar un papel
con usos mixtos en donde los servicios comienzan a ser importantes en este
lugar consolidado.
Las transformaciones del espacio construido corresponden a actuaciones
de “renovación urbana”. Para tal fin, en la periferia convierten suelo rústico
en suelo urbanizable; al mismo tiempo, en el centro, redefinen el papel de
cada parte de la retícula del trazado desde el ámbito de los usos del suelo.

193
Carlos Montero Pantoja

Figura 5: Obras de embovedamiento.

Fuente: Mapoteca del Archivo General del Ayuntamiento de Puebla (AGAP), S.erie Mapas y
Planos.

Figura 6: Plano de la Zona de Monumentos

194
La contemporaneidad de la forma urbana en la ciudad de Puebla

La periferia
En el marco de las políticas de descentralización industrial, acordadas cen-
tralmente, se explica la expansión territorial del municipio de Puebla.
A partir de 1960 el dinamismo industrial fue bastante grande, gracias a la
instalación de empresas con una nueva potencialidad proporcionada por la
Autopista México-Veracruz, carretera cercana a la mancha urbana de Puebla e
indispensable para acelerar el desarrollo industrial en sus inmediaciones, por
consiguiente, la influencia de esta supercarretera fue esencial tanto en lo eco-
nómico como en lo urbano. Con esta política nacional se pretende que Puebla
se desarrolle como un polo industrial regional. Hacia la ciudad se genera una
forma concéntrica con dos sectores: el centro y la periferia.
Para hacer posible el establecimiento de la industria y de las nuevas colo-
nias fue necesario:
• Aumentar la superficie urbanizable (fue aumentada en un 62.2%). Desde
luego, el establecimiento de la industria y el crecimiento de la superficie
urbanizable se realizan ocupando suelo de propiedad ejidal, para conse-
guirlo, el municipio juega un papel fundamental en el ordenamiento ur-
bano, aunque se sale de control pues los pobres encuentran en esas zonas
ejidales un sitio donde vivir. La afectación del suelo ejidal es para usos
urbanos pero, sobre todo, para usos industriales. El gobierno se desem-
peña de manera ambivalente: da prioridad a los intereses de la industria
e inmobiliaria asegurando por vías legales el uso de la tierra ejidal para la
reserva territorial que requiere la expansión urbana; y tolera la ilegalidad
de la pequeña promoción inmobiliaria porque así elude la prestación de
los servicios públicos y porque de alguna manera resuelve, parcialmente,
el déficit de la vivienda.
• Como el suelo municipal no sería suficiente para responder a las necesi-
dades del crecimiento industrial e inmobiliario, fue necesario agregar el
suelo de otros municipios al de la ciudad.
• La construcción de infraestructuras carretera para vincular los corredores
industriales con la ciudad. La construcción de las carreteras tuvo sus efec-
tos en la ciudad porque las conexiones reestructuran la relación y funcio-
namiento entre los componentes urbanos y a la ciudad con el territorio.
• La construcción de la infraestructura vinculada a la creación de los par-
ques industriales y los fraccionamientos industriales.
Esta serie de operaciones fueron de carácter periférico, pues su disposición
se orienta a consolidar un proceso de industrialización regional en el cual la
ciudad de Puebla desempeñará el papel motor.

195
Carlos Montero Pantoja

Figura 7: Foto de presentación del plan

Fuente: Fototeca del Archivo General del Ayuntamiento de Puebla, Sobre 011, Trienio Marco
Antonio Rojas Flores.

En el nuevo modelo hay dos protagonistas principales: el automóvil y la


movilidad privada con escasos alternativas de movilidad pública, la bicicle-
ta, en este modelo, es un medio de trabajo, el panadero, el lechero y algunos
obreros usan este medio como complementó a la actividad que desempeñan.
Los garajes en los proyectos arquitectónicos, los estacionamientos públicos,
las estaciones de servicio al auto: gasolineras, agencias de autos, talleres, re-
faccionarías, reglamento de tránsito, semáforos acción, agentes viales, son ele-
mentos, entre otros, que configuran la nueva forma de la ciudad. Las calles se
llenan con autos y vendedores en el centro.
En el tejido se refinen conceptos de nuevas ciudades como la ciudad uni-
versitaria (bajo al figura de campus se construyeron los de la Universidad

196
La contemporaneidad de la forma urbana en la ciudad de Puebla

Autónoma de Puebla y la Universidad de Las Américas Puebla), la ciudad


de los niños y otros conjuntos arquitectónicos como el Centro Cultural 5 de
Mayo. Con un concepto similar pero, en el ámbito comercial, surgen las pla-
zas como un proyecto de descentralización y descongestión comercial del
centro, no como un proyecto de nuevas centralidades (en la actualidad ya
lo son). Con eso se configura una forma policéntrica que, no obstante, siguió
funcionando como mono céntrica.
Figura 8: Plano de la problemática.

Fuente: Mapoteca del Archivo General del Ayuntamiento de Puebla (AGAP), Serie Mapas y Pla-
nos, Caja 5, plano 211.

El centro urbano
Como resultado del incremento de la población en la ciudad, hubo quienes
pudieron incorporarse a la industria y a los servicios, mientras que un buen
número se integraron a la economía informal, a través de formas comerciales
muy específicas llamadas ambulantes. Para el Estado es un paliativo, por la
incapacidad de responder con la generación de empleos suficientes, mediante
la inversión en obra pública que, al mismo tiempo, edificasen los equipamien-
tos que necesita la ciudad: mercados, rastro, central de abasto y otros que son
sustantivos para cubrir las necesidades de los habitantes. Se crea entonces una
situación urbana bien conocida en Puebla: la concentración de actividades de

197
Carlos Montero Pantoja

abasto y comercialización en el mercado central extendido a sus calles adya-


centes, situación que produjo una excesiva centralización de las actividades
comerciales en el centro urbano, consecuencia que dio lugar a medidas como
la improvisación de la Central Provisional de Abastos en el barrio de Analco
y a la proliferación de tianguis y mercados rodantes. Este tipo de mercados
concentraban el 46% del total de locatarios. Por tal motivo fue necesario ace-
lerar la construcción de estos bienes de consumo colectivo; 1965 es el año de
mayor construcción de pequeños mercados barriales, todos aparentemen-
te periféricos, sin embargo, por la corta extensión de la mancha urbana casi
eran adyacentes al mercado principal Guadalupe Victoria. Las condiciones
cambiaron muy rápido porque un proyecto del pasado inmediato concebido
periférico, por el atraso en su ejecución consiguió que la actividad comercial
de los mercados se extendiera y uniera a través de sus calles; los comerciantes
aprovecharon las ventajas de esa circunstancia y se fueron sobre las calles
apropiándose de las banquetas, en tanto que los ambulantes de los sobrantes
de la banqueta y del arroyo de calle. Ante la imposibilidad de erradicar el
ambulantismo, se dio paso a una forma impositiva, de una cuota por metro
cuadrado de superficie ocupada, en consecuencia, se reconoció la existencia
de esta forma de mercadeo y virtualmente de la inoperatividad de la táctica
del Estado.
Con esa problemática se implementan algunas acciones con objeto de mo-
dificar la imagen de la Plaza Mayor (1961); expresamente, la de sus portales
perimetrales, comerciales por excelencia, eliminando esta actividad desarro-
llado todavía en alacenas tradicionales adosadas a la arquería; para recuperar
la imagen limpia de las arcadas se traslada a todos esos comerciantes a otro
mercado cercano. La obra resultante en la actualidad es orgullo de los pobla-
nos pues con dicha operación se recuperó también el nombre tradicional que
tuvo: El Parián. Hoy es el centro local de artesanías. Aunque en apariencia se
trató de una actuación puntual, lo cierto es que en sentido estricto fue parte
de una actuación zonal porque comprendió las acciones implementadas para
cambiar la imagen de la plaza principal, la regeneración del Parian y la cons-
trucción del Boulevard norte-sur.

El sistema viario componente principal de la nueva forma de la ciudad


El embovedamiento del río San Francisco fue una operación tendiente a
sanear el río pero, al mismo tiempo, aprovechar para transformar el cauce
en una vialidad primaria; por consecuencia, puede considerarse como una
operación higienista demasiado tardía, en cambio, con la construcción de una
vialidad importante significaba incorporarse al desarrollo y a la modernidad
que se buscaba para la ciudad, por tanto, corresponde más a esta segunda
visión por más que los argumentos fueron efectivamente higienistas.

198
La contemporaneidad de la forma urbana en la ciudad de Puebla

Figura 9: Foto de la ampliación de la 11 Norte

Fuente: Fototeca del Archivo General del Ayuntamiento de Puebla, Sobre 011, Trienio Marco
Antonio Rojas Flores.

Esta ha sido la mayor obra del siglo, articuló la red viaria interna con la
autopista y contribuyó, de alguna manera, a potenciar el centro. La acción
consistió, primero, en la realización de obras de ingeniería tendientes a des-
viar las aguas que proveían al río, luego colocar la bóveda para convertir el río
en albañal de la ciudad, algo que ya sucedía, porque las aguas de la ciudad ya
se evacuaban a ese sitio; finalmente, se proyectaba una red viaria que tendría
como base la ocupación del extradós de la bóveda con una amplia avenida
arbolada tipo boulevard. Dicha avenida interceptaría con la Diagonal Defen-
sores de la República, al norte, y con el Decumanus (Calle Juan de Palafox y
Mendoza). Se forma así una especie de “triángulo viario”. La construcción
del boulevard facilita la penetración al corazón de la ciudad, utilizando las
mismas vías de acceso de la estructura tradicional y aprovechando el Cardo

199
Carlos Montero Pantoja

y Decumanus, más la conexión con las nuevas entradas conectadas con la


autopista México-Puebla.
Figura 10: Plano de la Carta Urbana 2003

Fuente: Mapoteca del Archivo General del Ayuntamiento de Puebla (AGAP), Serie Mapas y Pla-
nos.

A propósito de las vialidades, en el plano elaborado para graficar el sis-


tema de obras de defensa y embovedamiento del río, se puede advertir un
proyecto de trazado de vialidades.
Lo anterior, es para advertir que los autores ya tenían una idea visionaria
de cómo debería reordenarse la vialidad de la ciudad. Por tanto, no fue casual
que el Megaproyecto Angelópolis incluyera en su proyecto algunas de estas
vías proyectadas en los 60. Tampoco es improbable que desde entonces se
hubiese especulado con las propiedades de estas partes de la ciudad y que
los especuladores hubieran tenido que esperar 30 años pero, la especulación
es así, parece increíble, pero el especulador, aunque con un gobierno distinto,
asegura la recuperación de las inversiones y las ganancias producto de esa
acción especuladora. En el marco de esta idea “visionaria” fue que, años más
tarde, se construyeron los parques de vivienda más importantes de la ciudad
precisamente en los lugares por donde se proyectaba el sistema de comuni-
caciones.

200
La contemporaneidad de la forma urbana en la ciudad de Puebla

Figura 11: Áreas Comerciales en la Mancha Urbana sobre plano de 2000

Fuente: Elaboración propia

La vivienda
La intervención del Estado durante el periodo 1963-65 marca el comienzo
de la política de fomento a la producción privada de la vivienda. Esta política
tuvo como propósito dinamizar el mercado inmobiliario a partir del subsidio
público, directo e indirecto, al capital inmobiliario. Así comenzaron a otor-
garse subsidios a las empresas fraccionadoras. Asimismo, se apoyó al capital
inmobiliario, a través del subsidio a los adquirientes de lotes de los nuevos
fraccionamientos, a su vez subsidiados.
Los grupos sociales de mejor posición económica tuvieron como su forma
urbana habitable a los fraccionamientos residenciales, exclusivos por su lo-
calización en sitios periféricos, particularmente en cerros, a los que solamente
se podía llegar en automóvil: La Paz, diseñado sobre el cerro de San Juan
(aprovecha perfectamente la topografía para hacer gala de creatividad), Rin-
cón del Bosque en las faldas del cerro de Loreto, inmediato al famoso Hotel
y Restaurante Lastra, de moda en la época y, el Fraccionamiento La Calera,
completamente alejado de Puebla, en las faldas del cerro del Tepoxuchitl.
Después de las grandes obras Puebla intensifica la construcción de la pe-
riferia, a través de los organismos gremiales. Las unidades para obreros se
asentaron completamente periféricas y sin que hubieran tenido resueltas las

201
Carlos Montero Pantoja

vías de comunicación, sin embargo, desde el Plan de 1964 si aparecen en el


plano de la ciudad, porque la comunicación se basaban en la red antigua de
caminos sobre las que estaban proyectadas vialidades. Todas tuvieron por
agentes de promoción inmobiliaria y ejecución directa a las organizaciones
obreras, concretamente a la Central de Trabajadores de México.
Al mismo tiempo hubo asentamientos ilegales establecidos bajo el sistema
de “toma de tierras, es decir, se invadieron terrenos de propiedad privada
en algunos casos y en otros de tenencia ejidal. Quienes realizaban este tipo
de acciones eran agentes sociales encabezados por algún grupo o partido de
izquierda. No todas las tomas de tierra tuvieron éxito, sin embargo, si hubo
casos en donde el gobierno tuvo que ceder a las presiones y legalizar propie-
dades sin ningún servicio, verbi gratia, la Colonia Popular Emiliano Zapa-
ta. La estrategia consistía en detectar algún terreno ligeramente alejado de la
mancha urbana, enseguida, ocuparlo con un grupo numeroso de gente que
llegaba de improviso durante la noche, al día siguiente aparecía “construido”
(por la súbita aparición de estos pobladores se les conoce con el nombre de
“paracaidistas”).

Conclusiones
Las ciudades mexicanas se encontraban en la fase de industrialización.
Puebla apenas iniciaba ese mismo proceso. Para eso sólo tuvo que realizar
adaptaciones mínimas que no le favorecían directamente como tampoco a la
región, pero si a la ciudad de México por su cercanía y localización estratégica.
No es casual que las primeras industrias -las más fuertes- se estableciesen
a la orilla de la autopista; ni los insumos ni los productos ni los beneficios del
capital pasaban por la ciudad, por tanto, la misma no se beneficia más que de
la venta de fuerza de trabajo.
Las migraciones más fuertes se desplegaron a partir de entonces, conse-
cuentemente, agudizando el problema de la vivienda. Puebla lo “resuelve”
colmando el centro urbano a costa de transformaciones interiores en las vi-
viendas históricas. En tanto que la burguesía construye sus espacios para vi-
vienda fuera del centro apropiándose de los sitios de reserva ecológica.
El proyecto higiénico tardío del embovedamiento del río San Francisco
tomó prestados argumentos del siglo anterior, pero, en la práctica, se trató
de un proyecto más ambicioso para reordenar la estructura viaria de Puebla,
pensada en función de las necesidades de la industria y, al mismo tiempo, en
el futuro que le deparaba a la ciudad. Las nuevas vialidades provocaron una
serie de cambios en el funcionamiento de la estructura urbana que aún siguen
vigentes.

202
La contemporaneidad de la forma urbana en la ciudad de Puebla

Figura 12: Plano de la zona de los fuertes

La industrialización es el fenómeno que precede a la masificación de la


periferia y a la renovación intensa de la parte central. Los años sesenta fueron
determinantes para conseguir la reestructuración urbana de Puebla cuyo re-
sultado es el modelo de ciudad del siglo XX. El esquema del modelo es sim-
ple: lugares para la producción y la vivienda en la periferia, gestión y venta
en el centro urbano.
La distribución desigual de la riqueza engendró dos fenómenos espaciales
contradictorios y dos formas de expresión urbana:
• Zonas “urbanas” sin infraestructura y miseria absoluta en las colonias con
“viviendas” provisionales; es una zona de la periferia donde el suelo es
barato. El 46% de la población del municipio de Puebla estaba segregada
de las obras y los servicios públicos por habitar en terrenos de tenencia
ejidal “ilegalmente fraccionados”. Las colonias creadas en asentamientos
irregulares no estaban registradas en el catastro municipal ni ante las auto-
ridades agrarias. Quedan, desde entonces, como el coto cerrado del clien-
telismo político del partido gobernante para la obtención de los servicios
públicos y como mercado cautivo de los pequeños promotores del fraccio-
namiento ilegal de los ejidos.

203
Carlos Montero Pantoja

• La zona urbanizada disfruta de servicios hasta los no imaginables, desde


luego, poseen infraestructura, medios de comunicación y de consumo co-
lectivos.
Desde entonces se distinguen las zonas y viviendas reservadas a los estra-
tos sociales más acomodados y las zonas de viviendas proletarias y popula-
res. Por tanto, en este periodo la segregación social en Puebla marca un rasgo
característico del crecimiento urbano.
Figura 13: Plano de la ciudad con la zona de los fuertes

Fuente: Archivo

La imagen patrimonial de Puebla (1981-1992)


El sitio conocido comúnmente con el nombre de Centro Histórico nació
oficialmente en 1977, a raíz de la declaratoria de Zona de Monumentos. De
los cuatro argumentos que fundamentaron la declaratoria dos corresponden
a acontecimientos históricos importantes para la historia del país. Los otros
dos argumentos refieren, mediante una mezcla, las cualidades urbanas de la
retícula, la precisión de su trazo y la calidad arquitectónica. La valoración
espacial no contempla la enorme riqueza de la estructura urbana organizada,
todavía en barrios, con sus trazados originales y a su gente con sus hábitos
y costumbres; así tampoco se destaca la valía de los diversos géneros y tipos
arquitectónicos que existen en relación con el asentamiento que les dio origen.

204
La contemporaneidad de la forma urbana en la ciudad de Puebla

Figura 14: Plano de la Zona de Monumentos

Fuente: Archivo

La distinción concedida fue importante para los especialistas, los académi-


cos y las autoridades que apoyaron con programas y actuaciones relevantes
que respondían a la responsabilidad adquirida.
Se realiza primero, en 1982, el Plan del Centro Histórico de Puebla, años
después, en 1987, se actualiza para conseguir la declaratoria de “Patrimonio
Cultural de la Humanidad”. Por primera vez se realiza un diagnóstico para
fundamentar el plan y para obtener una visión clara de su situación, con el
propósito de preservar y conservar el centro histórico, “mediante la restaura-
ción y aprovechamiento de su patrimonio urbano-arquitectónico y reglamen-
tando los usos, destinos y aprovechamiento del suelo y los inmuebles”.
En la parte operativa se propuso una red vial para el transporte colectivo,
calles alejadas ligeramente del corazón de la ciudad. Asimismo, se propuso:
control de la entrada de vehículos de los habitantes del centro histórico, la
remodelación de las ex estaciones de los autobuses, aprovechando su carácter
para mantener función de estacionamiento para autobuses de turismo, res-
taurante y venta de artesanías, así como, la instalación de estacionamientos
en las otras terminales desocupadas; en el programa de equipamiento urbano
se propuso, a corto plazo, la remodelación de dos cines para utilizarlos como
centros de convenciones. Las acciones principales fueron:

205
Carlos Montero Pantoja

Figura 15: Foto de la presentación del plan

Fuente: Archivo

Una tendencia de “desconcentración” se ejecutó llevando a la periferia


ciertos usos administrativos y comerciales, fue cuando salieron del centro
mercados, estaciones de autobuses, oficinas de gobierno y comercios a zonas
periféricas, sembrando nuevos elementos potenciales de crecimiento, que a la
postre se convirtieron en centralidades; así sucedió primero, en estafase, con
la central de autobuses, posteriormente con los grandes mercados periféricos
y las nuevas plazas comerciales. No es momento de hacer un balance de todo
lo que provocaron esos movimientos, solo debe saberse que con esas acciones
se modificaron dos de los usos sustantivos del centro: el de la vivienda y el
del comercio.
La creación de un nuevo sistema de abasto que desconcentraba el comer-
cio de perecederos porque había sobrecargado al Mercado central (Guadalu-
pe Victoria) y calles adyacentes pero, también para responder a los requeri-
mientos de las nuevas formas periféricas que aparecían en la ciudad; para ello
se construyen la central de abasto, tres nuevas áreas comerciales populares,
conformadas cada una con un mercado, una zona de tianguis y una plaza
comercial, más cuatro mercados con zona de tianguis denominados “De apo-
yo”. Con estos nuevas sitios para el comercio se fortalecían los subcentros

206
La contemporaneidad de la forma urbana en la ciudad de Puebla

de desarrollo urbano de la mancha urbana, se renueva el uso comercial del


mercado central, se limpian las calles de comercio de perecederos, los estable-
cimientos semifijos y también se reacomoda a los ambulantes (Las acciones se
desarrollaron entre 1986 y 1987).
Figura 16: Plano de la problemática

Fuente: Archivo

En el campo de la movilidad se mejora el funcionamiento de las vialidades


mediante la ampliación de unas, la prolongación de otras y la interconexión
de las más; de manera que con actuaciones menores y de mediana importan-
cia se mejora la comunicación y circulación. Se complementa la acción con la
reestructuración del transporte foráneo y el colectivo.

207
Carlos Montero Pantoja

Figura 17: Foto de la ampliación de la calle 11 norte

Fuente: Archivo

Construcción de equipamientos deportivos y recreativos de carácter público


Nuevas áreas verdes: Parque Cívico Revolución Mexicana o “Parque Eco-
lógico”, en los terrenos de lo que fue la 6a. Base Aérea Militar; Parque Eco-
lógico Alameda Independencia Nacional; Laguna de San Baltazar y Parque
Ecológico de Ferrocarriles. Con el propósito de devolverle el rostro de ciudad
monumental. Se rescata el atrio de Santo Domingo; también la regeneración
de las calles del centro consistente en la demolición de marquesinas, adoqui-
namiento del arroyo vehicular, reparación de banquetas con laja tipo Puebla
y la recuperación de inmuebles de valor histórico y de gran significado para
los poblanos; fuera del centro se construyeron el Museo de Historia Natural
y el Aeropuerto Hermanos Serdán y también se mejoró el zoológico Africam.

Conclusiones
Es una fase importante que recupera el espacio público, en sitios degrada-
dos, por ejemplo, la intervención en el centro histórico asegura ese carácter
público que tienen los monumentos; la laguna, en su estado natural, estaba
sumamente degradada y con posibilidadess de desaparecer, hoy es un parque

208
La contemporaneidad de la forma urbana en la ciudad de Puebla

público importante apropiado por deportistas y aficionados a rutinas cardio-


basculares saludables; se mejoró y aumentó la masa arbórea con el surgimien-
to de nuevos sitios arbolados: la zona de ferrocarriles en su área de maniobras
sembró árboles que hoy forman una masa importante y el gran proyecto fue
el del llamado Parque Ecológico, en el viejo campo aéreo, dedicado a masa
arbórea y áreas deportivas, recreativas y educativas en lugar de conjunto ha-
bitacional como pretendían promotores inmobiliarios; por fortuna se prefirió
la utilidad pública a la utilidad económica. Aunque hubo espacios deportivos
complementarios, en realidad fueron nombres y no verdaderos equipamien-
tos.

La forma cambia de escala (1993-2010)


Tres problemas serios tenía la ciudad: el agua, la basura y el dinero. Los
pozos de provisión se agotaban quedando para su aprovechamiento única-
mente el agua de los deshielos de los volcanes Popocatepetl, Iztaccihuatl y La
Malinche, que desciende por barrancas. Por lo que se refiere a la basura, no
había un sitio para depositarla. Pero quizá el problema más serio de la ciudad
sea el de los recursos económicos, ya que el municipio no cuenta con lo sufi-
ciente para la obra pública.
Las actuaciones se proponía resolver los rezagos en infraestructura y ser-
vicios públicos y, de paso, consolidar a la ciudad de Puebla como un lugar de
competitividad mundial impulsando la industria, aprovechando la vocación
histórica de la ciudad y su excelente ubicación geográfica.
Con el nombre de megaproyecto se arranca la era de la magnificencia, la
escala es definitivamente superior a lo que se había conseguido hasta enton-
ces. Las intervenciones suceden en una región que abarca a varias ciudades y
municipios. Las operaciones ocupan enormes superficies de suelo y las inver-
siones son cuantiosas. La tendencia es a operar en la periferia y en la “media
luna de los barrios”, en el centro histórico.

El megaproyecto Angelópolis
El Programa de Desarrollo Regional Angelópolis es el primer gran proyec-
to de la etapa contemporánea que se vislumbra en una escala mayor: la del te-
rritorio, con todos los componentes de su estructura. Comprendía inversiones
cercanas a mil millones de dólares además de líneas de financiamiento para
construir 15 mil casas y remozar el centro histórico para darle un atractivo
turístico.
La primera medida del nuevo plan fue modificar los límites decretados en
1980. Tambien se menciona y define la Zona Metropolitana de la Ciudad de
Puebla (ZMP), La estrategia de crecimiento propone el modelo de Centros
de Población Independientes, es decir, en centros urbanos con alto grado de

209
Carlos Montero Pantoja

autosuficiencia en servicios, empleo, habitación y recreación, para evitar los


largos traslados metropolitanos y que esta tendencia se continúe en el futuro
aumentando la superficie urbana y, para evitarlo, impulsarían otras localida-
des con objeto de constituirlos como núcleos de desarrollo urbano alternati-
vos para la población; se propusieron también subcentros y centros de barrio
como elementos importantes de la estructura urbana; estos núcleos se imple-
mentarían para consolidar y complementar servicios o para crear nuevos en
las áreas de crecimiento.
Muy pronto aparece el Programa de Ordenamiento Territorial del Área
Metropolitana de la Ciudad de Puebla (1993). En él se propone la consolida-
ción del crecimiento de la ciudad de Puebla como centro metropolitano, im-
pulsando el desarrollo de las localidades periféricas (ya casi conurbadas) para
que se conviertan en centros alternativos para la distribución de la población
del área metropolitana de la ciudad de Puebla. Los programas se elaboraron
en los temas de planeación urbana, vivienda y áreas comerciales, rescate del
centro histórico, agua potable, alcantarillado y saneamiento, tránsito, vialidad
y transporte, anillo periférico ecológico, desechos sólidos, modernización del
catastro, registro público y promoción industrial.
Las acciones consistieron en:
• La extracción de agua potable, mejorar la distribución y reparación de fu-
gas. La provisión de agua a la ciudad que significó perforar diez pozos y
tender 49 kilómetros de tubería para conducirla desde los volcanes hasta la
ciudad de Puebla, además, en zona urbana, la fabricación del acuaférico;
• El tratamiento del agua de los ríos Alseseca, Atoyac y de la Presa de Valse-
quillo donde desembocan. Esta acción implicó el establecimiento de plan-
tas tratadoras de agua en corredores industriales y unidades habitaciona-
les.
• En cuanto a la basura dos fueron los temas a discusión: por un lado la re-
colección y por el otro los depósitos. Para la recolección todo se redujo a
encargar a empresas privadas dicha tarea y para el depósito se construyó
un relleno sanitario.
• La mejora de la movilidad consistió en el diseño de un anillo periférico
bautizado con el nombre de “Periférico Ecológico” (Pero solamente se
construyó la parte sur del anillo: de la prolongación “Papagayo” hasta la
autopista México-Puebla). Fue una vialidad especulativa porque inmedia-
tamente, en la franja de su trayecto, los promotores de vivienda adquirie-
ron el suelo para ofrecer viviendas y terrenos de alto nivel que contrastan
con los conjuntos de multifamiliares que se habían formado en la fase an-
terior y ahora se consolidan poblando sustantivamente la parte sur de la
ciudad. Para conectar este sector se ensanchó la calle 11 Sur sólo en parte
y, no habiendo otra opción, la autopista y la carretera federal a Atlixco han
funcionado como vialidades primarias de conexión regional; con el paso

210
La contemporaneidad de la forma urbana en la ciudad de Puebla

de los años se prolongaron otras calles de conexión con el periférico y los


asentamientos sureños.

El programa parcial de desarrollo urbano, mejoramiento, conservación e


integración del paseo del río san francisco.
El primer plano proyectual del que se tuvo conocimiento apareció en los
periódicos locales, en él se esquematizan: un paseo peatonal a lo largo del río
San Francisco, dos hoteles, un centro de convenciones, un centro cultural, un
centro comercial y un “lago” en el extremo sur. Además, también se ponderó
la posibilidad de construir un teleférico del centro a la zona de los fuertes. Se
esgrimían niveles de intervención: a) regeneración urbana se entendía como
una zona de construcción más libre; b) regeneración e integración; c) integra-
ción arquitectónica en edificaciones deterioradas con “alto valor”; d) integra-
ción y conservación para inmuebles catalogados.
En los argumentos se destaca que se trata de proyectar a la ciudad de Pue-
bla, al ámbito que la identifique como una ciudad pujante, desarrollada, justa,
digna de ser habitada y que utilice con imaginación y creatividad el valioso
acervo histórico, arquitectónico y cultural, porque la ciudad ha quedado re-
zagada en comparación a otras ciudades: “el programa” comprende todas las
acciones necesarias para la apertura, ampliación, prolongación, mejoramien-
to, alineación de plazas, de parques y jardines, la realización de cualquier
obra destinada a prestar servicios de beneficio colectivo o para el embelleci-
miento o saneamiento”. De tal manera que el proyecto pretende: “transformar
la ciudad a partir de la creación de una zona turística internacional de gran
impacto en su desarrollo urbano, que sirva como detonador económico y so-
cial”. El discurso, por supuesto, se elaboró sin ninguna base, no le antecede
ningún diagnóstico real, por ende, no hubo manera de abordar la problemá-
tica y mucho menos detectar las consecuencias futuras. Finalmente sólo se
construyeron el Centro de Convenciones aprovechando el casco de la fábrica
La Violeta; un puente peatonal para unir a este centro con el Barrio del Artista;
el Museo de Arte Contemporáneo en las naves de la fábrica La Pastora, los
demás equipamientos previstos todavía no ven luz.

Efectos del megaproyecto Angelópolis


Ahora podemos afirmar lo que anticipamos en su tiempo, las obras del
Proyecto Angelópolis tuvieron sus efectos en la ciudad y, por supuesto, en el
centro histórico, señalamos las que consideramos centrales:
1- Un crecimiento periférico más allá de sus límites municipales; surgieron
nuevos fraccionamientos privados y exclusivos, más conjuntos habitacio-
nales de nivel medio y popular; para muchos poblanos esto significaba
desarrollo y no motivo de preocupación.

211
Carlos Montero Pantoja

2- Pérdida de superficie agrícola, áreas verdes y arboladas e incremento de la


superficie urbana construida, por consiguiente, la obligada urbanización
de esas partes pero dejando la responsabilidad a los ayuntamientos res-
pectivas para la introducción de agua potable, drenaje, electricidad, pavi-
mentos, teléfono, fibra óptica, etc., que en cada caso implicaba más metros
lineales de tubería del agua, metros cúbicos del escaso líquido, drenaje,
electricidad; además de los equipamientos complementarios: escuelas,
centros comerciales, hospitales, etc. Siguiendo esa tendencia de poten-
ciar el crecimiento periférico, a cualquier gobernante le resulta imposible
cubrir las carencias y deficiencias de los servicios que ofrecen, porque el
poblamiento horizontal es más rápido que la elaboración de programas
y proyectos, máxime si les aplicamos la variable presupuesto, pues de-
penden y se sostienen con los exiguos recursos oficiales. Por tanto, una
cosa es programarse para responder a las tasas normales de crecimiento,
otra distinta, es provocar los crecimientos por intereses y conveniencias
de otra naturaleza. Conurbación de poblados típicos, algunos de ellos con
pequeñas zonas de monumentos no declaradas, pero de evidente valor
patrimonial, quienes por este motivo de integración con Puebla alteraron
su imagen rural típica para adoptar la imagen citadina.
3- Despoblamiento de la zona central y otros sectores, porque, evidentemente,
los crecimientos no son para establecer a nuevos habitantes emigrados,
sino para poblanos que viviendo en puebla no tienen habitación propia.
Es, de alguna manera, un abandono inducido.
4- La construcción de comunicaciones expeditas dentro de la ciudad, para
conectar los nuevos equipamientos focales, particularmente de su centro
con la periferia, situación que implica la prolongación de vialidades, el en-
sanche de otras y la construcción de nuevas, es decir, una renovación del
viario para facilitar el transporte privado y colectivo.
5- Descuido del transporte público (que en Puebla es caro y un verdadero
desastre), no sólo por el mal servicio sino también por el caos que provoca
en las calles por donde circula, principalmente en las del centro porque allí
se concentran todas las rutas.

Conclusiones
La potenciación de sectores de la periferia (Todavía no con el potencial de
las centralidades), produjo una competencia de funciones entre el centro y la
periferia, por ejemplo, en el ámbito comercial se distingue lo siguiente:
En la periferia los equipamientos se agrupan en plazas y corredores co-
merciales que, con el paso de los años, consiguieron convertirse en centrali-
dades especializadas; disponen de estacionamientos amplios, “a la puerta”

212
La contemporaneidad de la forma urbana en la ciudad de Puebla

(Donde es imposible que un usuario no encuentre espacio disponible para su


automóvil), gratuitos (Aunque ya los han convertido en cajones de paga), y
con vigilancia; pero, además de los lugares para el auto, el atractivo son las
tiendas de marca o franquicias que están en el imaginario social como una de
las aspiraciones sociales que se encuentran cerca. El atractivo es la variedad
de mercancías, rebajas de todo tipo y espacios para la diversión y el ocio. Des-
de luego son ambientes agradables en donde el diseño e interiorismo juegan
un papel de atracción. En cambio, quienes van al centro encuentran con una
serie de inconvenientes:
• No se puede circular adecuadamente en automóvil porque las obstruccio-
nes y embotellamientos son ya un padecimiento general.
• No hay plazas de estacionamientos suficientes y gratuitos, por el contrario,
son bastante caros, además no están inmediatos a los equipamientos, los
usuarios eligen el estacionamiento más cercano a su destino pero, en nin-
guna circunstancia tienen la seguridad de encontrar un cajón libre.
• Las calles por donde circula el transporte colectivo son inhóspitas e ineptas
para cualquier uso por la contaminación ambiental, visual y auditiva.
• El tránsito para el peatón también es complicado, con los problemas antes
descritos, no es una ciudad para caminarse.
En esas condiciones la periferia es más competitiva, por cuya causa se ha
desarrollado una tendencia constructora de espacios comerciales grandes y
pequeños, equipamientos diversos y zonas de vivienda de alto nivel. El centro
no tiene más función que ser el contenedor de los servicios para el turismo y
los elementos simbólicos, mientras no se determine una función más equili-
brada corre el riesgo de despresurizarse y degradarse.

La forma del siglo xxi es una visión retro (2011-2014)


El siglo XXI no tiene todavía una visión clara. Las posturas políticas de
quienes toman las decisiones no vislumbran proyectos de gran visión y de
escalas territoriales amplias. Así ha sido en el pasado y, por lo que parece,
continuará la misma tendencia. Lo grave es que se implementan acciones de
gran impacto que no se vinculan a un plan estructurado.

El Centro
El tema de la vivienda en el centro todavía es de interés institucional por-
que es clara la tendencia al abandono del centro urbano; la densidad de ocu-
pación con oficinas y comercios es dominante; la desocupación de la vivienda
es evidente; se extiende desde el Zócalo hasta los antiguos barrios indígenas.
La inhabitabilidad y el abandono sucede en determinadas zonas, sin embar-
go, también por el deterioro a causa de la edad de los inmuebles que los hace
más vulnerables a los eventos naturales; además, para muchos de los propie-

213
Carlos Montero Pantoja

tarios su reparación implica un gasto, pocos advierten que la puesta en valor


es una inversión que eleva la renta, desafortunadamente, el uso de vivienda
no es rentable. Consecuentemente, si los promotores inmobiliarios insisten en
invertir en vivienda, tendrán que realizar ajustes a sus promociones, diseñan-
do nuevos alquileres y mejores oportunidades para la venta, de lo contrario, a
la desocupación seguirá el total abandono.
Desde el año 2008 se ha intervenido en el centro; primero, implementando
el Modelo de Intervención del Centro Histórico (MICH), que consistió en la
revitalización del espacio público fortaleciendo los puntos de encuentro en las
antiguas plazuelas virreinales y vinculando los sitios más emblemáticos de la
ciudad, a través de las Sendas que, coincidentemente, son los puntos de inte-
rés y destinos turísticos. En su ejecución este modelo no se completó, faltó la
intervención arquitectónica y también quedaron pendientes algunos sectores
urbanos que, por fortuna, los años siguientes han continuado las intervencio-
nes aunque con otro nombre, esta vez se llama Corredor Turístico Catedral-
Fuertes de Loreto y Guadalupe y comprende la iluminación de vialidades
y de edificios históricos emblemáticos, mejoramiento de parques y jardines,
arreglo de fachadas, banquetas, arroyo de calle y ciclovías.
De manera especial y para celebrar los 150 años de la victoria contra los
franceses se realizó una gran intervención en la zona cultural de los fuertes
para renovar por completo la imagen del sitio. Visto como espacio público
se ha ganado un lugar de encuentro para el paseo, la recreación y activida-
des culturales en un ambiente de diseño muy grato pero, visto como espacio
histórico, este sitio ha perdido su esencia y el carácter histórico que se testi-
moniaba con los fuertes de Loreto y Guadalupe, hoy subordinados a la ima-
gen del parque público y desapercibidos de su contexto histórico referido no
solamente al lugar (la Zona de Monumentos), sino al imaginario de la batalla
del 5 de Mayo de 1862.

La Periferia
Se han potenciado otras centralidades en la ciudad pero con características
diferentes a las del centro, por ese motivo el núcleo histórico mantiene su
papel monocéntrico. Las ventajas de las centralidades periféricas son, por
ejemplo, el acceso, el parqueo, el arbolado, la seguridad, la contaminación
auditiva, olfativa y ambiental. Por más que en los 60s se trabajó para el auto-
móvil, el centro nunca logró ofrecer todo lo que los hipermercados han alcan-
zado en la periferia. Por esa razón, en el marco de las obras de infraestructura
periféricas, se realiza un proyecto de vialidades que incluye la pavimentación
de un grupo de vialidades primarias entre las que se hallan dos de las entra-
das principales y la construcción de puentes en los cruces principales para
resolver los problemas viales (dirán sus autores), aunque están modificando
los imaginarios de la ciudad con diseño urbano sin carácter. El imaginario de

214
La contemporaneidad de la forma urbana en la ciudad de Puebla

Puebla está caracterizado por la modernidad de los años 60s que testimonia
el conjunto del Centro Cívico 5 de Mayo, dominado por el Auditorio de La
Reforma y el de los años 70s no destruye sino agrega la zona deportiva con
sus estadios. Los años posteriores también suman con nuevos museos y el
Planetario. El imaginario que hoy se construye está dominado por los puentes
y segundos pisos, nada diferente a lo que se construye en la mayoría de las
ciudades mexicanas por tanto, en vez de conservar su carácter local y forta-
lecer sus elementos identitarios tiende a ser como cualquiera de las ciudades
mexicanas.

Conclusiones
En general, renunciaron a las actuaciones globales de los hechos urbanos,
no así a su comprensión, a partir de lo cual se pudieron desarrollar prácticas
especulativas. La razón es evidente, a través de esta medida, se han podi-
do ocultar operaciones de inmobiliarias con las cuales se liberan así mismos
y liberan, a su vez, a los gobiernos del compromiso de confeccionar planes
generales. Por tanto, los conceptos bajo los cuales se elaboraron los planes,
proyectos y la toma de las decisiones (que deberían ser de los ciudadanos
involucrados), más los beneficios que se invocan, tienen su origen en las em-
presas que los apoyan y los trasmiten hacia el gobierno quien produce los
instrumentos correspondientes. Han sido entonces, actuaciones desde el con-
cepto clásico del proyecto arquitectónico aunque aparecen siempre con el ros-
tro maquillado de “Plan General”, “Plan Parcial”, “Plan Especial” o “Proyecto
Urbano”. Esta práctica también se debe, en parte, a que la formación de quie-
nes hacen ciudad son fundamentalmente arquitectos e ingenieros civiles. La
disciplina urbanística ha estado adosada a la de arquitectura y de ingeniería,
a veces, disociada y en ciertos casos hasta encontrada.
No ha existido un proyecto de ciudad que atienda los requerimientos so-
ciales concretos. Los aspectos formales y técnicos, hasta ahora, se han supe-
ditado a las exigencias políticas. Las necesidades que buscan más un voto de
campaña que hacer, ordenar o reproducir ciudad y evidentemente, dichas to-
mas de decisión han escondido intereses económicos. A ello se debe también
que no se haya podido desarrollar y profundizar más sobre los planos, ya que
los operadores se han cuidado muy bien de no dejar huella y testimonio que
los evidencie.
Ha sido en fechas muy recientes cuando por fin, se intenta entender la
ciudad en sentido más totalizador; los planes de desarrollo ya incluyen como
parte fundamental del mismo a los planes generales, los parciales y los espe-
ciales, confiamos en que no queden sólo en los documentos oficiales.

215
Carlos Montero Pantoja

Reflexiones finales
Al estudiar el proceso evolutivo de estos cuatro periodos se pudo descu-
brir que las formas de operar no siempre son las mismas, las tendencias son
idénticas porque se manejan desde quienes toman las decisiones y todavía
responden a un interés político y económico, la diferencia radica en el nivel de
la intervención, es decir, en la categoría, escala y magnitud cuya inclinación la
define el capital financiero.
Puebla, por su cercanía con la ciudad de México ha estado más subordina-
da a ella que a su propio desarrollo, inclusive, algunos proyectos de México
consideran a Puebla como elemento de apoyo, ha sido el caso del aeropuerto
y de la propia industria que comenzó muy tarde a potenciar a la ciudad. Por
ésta razón no la consolidó como ciudad industrial, inclusive hoy, la cercana
Tlaxcala ha resultado mucho más fomentada. Puebla es un estado de los más
pobres del país (tercero en el censo de 1990), por tanto, no es una ciudad de
grandes capitales, más bien, es pobre.
En el siglo XX los argumentos han sido sociales supuestamente buscando
el beneficio y la utilidad pública; sin embargo, los hechos no siempre han
correspondido con los fundamentos. El sistema urbano de relaciones se con-
figuró tomando como elemento de vinculación al automóvil, cuya influencia
llegó también a la arquitectura.
La especulación se desarrolló en todos sentidos, primando la política so-
bre los demás. Han sido también las organizaciones sindicales (CROC, CTM,
etc.), el INFONAVIT y más recientemente operadores inmobiliarios privados,
quienes especulan al poseer reservas territoriales para edificaciones masivas
de vivienda y controlar las asignaciones de acuerdo con la afinidad, partici-
pación y compromiso político, situación que, al final se traduce en control
político y aseguramiento del poder.
Nos propusimos conocer las propiedades más comunes del proceso de
transformación de la forma urbana y arquitectónica de la ciudad de Puebla.
Con base en lo expuesto, la investigación concluye que son ciertos los supues-
tos siguientes:
1- Las ciudades responden a modelos de construcción y funcionamiento simi-
lares y a intereses económicos, políticos e ideológicos también similares.
Son las tendencias, la intensidad y la escala de actuación quienes hacen la
diferencia espacial.
2- Es la presión que ejercen las actividades terciarias sobre los ámbitos inme-
diatos la que produce la renovación de las áreas centrales. Dicha presión
se debe a que la renta que se produce por la centralidad condiciona la
transformación del uso de la ciudad histórica.

216
La contemporaneidad de la forma urbana en la ciudad de Puebla

3- El deterioro desvaloriza completamente al objeto. Es ese desvalor que lo


hace detestable a la sociedad, en cambio, la renovación le proporciona un
nuevo valor, generalmente económico, adicional a los que tenía. Por este
motivo, creemos que la renovación en sí no es negativa, es altamente posi-
tiva, siempre que se lleve a cabo con criterios no extremistas, pero tampoco
con máscaras hipócritas.

Figura 18: Plano Regulador

Fuente: Archivo

4- La renovación de la forma urbana tiene como objetivo, la formación de


estructuras policéntricas (centralidades) capaces de crear cohesión y arti-
culación entre sí y con las distintas partes de la ciudad.
5- El centro es un espacio eminentemente popular, no ha habido proyecto
capaz de cambiar ese carácter, por consiguiente, el valor del suelo no se
incrementará hasta que haya intervenciones que mejoren los servicios, la
infraestructura, los equipamientos, las comunicaciones, el transporte, etcé-
tera desde luego, quien invierta querrá recuperar su capital.
En ese proceso de renovación de la forma urbana los agentes que partici-
pan se simplifican en tres tipos ligados a instrumentos de poder:

217
Carlos Montero Pantoja

• Los políticos, representados por el Estado o cualesquier instancia de go-


bierno.
• Los económicos, expresados en los propietarios del suelo urbano y de las
edificaciones.
• Los sociales que no inciden como sectores de distintos intereses, sino a
través de representaciones y consensos.
• Por lo que corresponde al origen de los recursos invertidos para favorecer
el desarrollo de las formas urbanas provino de tres sectores:
• El industrial que consolidó zonas urbanas y poblados metropolitanos te-
jiendo una red importante de industrias.
• El comercial, favorecido por el papel que en ese terreno ha desempeñado
desde siempre la ciudad.
Hasta este momento, las propuestas y las ejecuciones para potenciar el de-
sarrollo de capital no han podido, o quizá nunca han pretendido detener esa
tendencia y menos han podido resolver los efectos indeseables que provoca,
a saber, entre otros: desigualdad regional; falta de inversión productiva, em-
pleo y vivienda digna; migración intensa y acceso cada vez más difícil de la
población a la salud, la educación, la recreación, la cultura.
Cada día que pasa es mayor la insuficiencia de medios de consumo colecti-
vo, al grado que hoy para los trabajadores de la ciudad y el campo, y aún para
las capas medias urbanas resulta casi un lujo ocupar una vivienda o acceder
a la salud, educación, el vestido o la alimentación adecuada. Asimismo los
servicios urbanos básicos: agua potable, alumbrado, drenaje, alcantarillado,
áreas verdes y de recreo o transporte colectivo, están muy lejos de marchar al
ritmo que crece la ocupación de suelo por esa razón en algunos casos, como
en las colonias “populares” carecen totalmente de ellos.
Mientras se procura tener ciudades modernas a las que se les invierten
millones y millones en bacheo, pavimentos de todo tipo y puentes, además
de centros históricos de “primer mundo”, otros sectores de la mancha urbana,
otras regiones, otras ciudades y poblados siguen viviendo en condiciones de
pobreza, cuando no de pobreza extrema.
Para avanzar en las soluciones, preciso es recordarlo, no bastan las buenas
intenciones, ni disponer sólo de propuestas y recomendaciones; es ineludible
lograr el concurso de la población.
Es necesario promover programas regionales de industrialización rural y
empleo mediante el establecimiento de pequeñas y medianas empresas que,
al tiempo de aprovechar racionalmente los recursos naturales existentes en
su entorno, ofrezcan ocupación permanente y remunerada a los trabajadores
del campo.
Por tanto, es imprescindible diseñar una política que considere la integra-
ción de medidas de protección y conservación del patrimonio y su medio en
las estrategias del urbanismo. Para ello se requiere, además, de un compro-

218
La contemporaneidad de la forma urbana en la ciudad de Puebla

miso serio entre los diversos actores locales: los municipios, los grupos de
interés privado y público en general.
En este contexto, el camino debe ser la incorporación de la conservación
del patrimonio en las estrategias de desarrollo de la ciudad, poniendo énfasis
en la función residencial. Las políticas de han estado enfocadas hacia la cons-
trucción de nuevas viviendas en la periferia pero deben invertir la tendencia
orientando los programas de financiamiento y de préstamo a la restauración,
rehabilitación o renovación de viviendas centrales. Este cambio de política
no es para que los pobres que viven en las vecindades dejen su sitio a clases
sociales altas. Se trata sí, de que el centro histórico permanezca como un ba-
rrio residencial, pero, manteniendo a sus mismos habitantes, es decir, se trata
de dar una solución tomando en cuenta que el hábitat es colectivo y que los
habitantes pertenecen a las clases económicamente más pobres. Los usos de
vivienda deben acompañarse de los servicios complementarios a esta, es de-
cir, pequeños comercios, escuelas, servicios de salud, etcétera. Una medida de
esta naturaleza contribuye a reequilibrar la distribución y la densidad de los
usos entre el centro y la periferia.
Puebla ha sabido mantener su identidad en el centro histórico, debido a
que la mayoría de los usos han sido a la escala del tejido urbano tradicional.
No obstante, esta identidad está en peligro. Por una parte por el deterioro del
hábitat y la congestión vehicular. De otra parte, por la tendencia de la reutili-
zación con menoscabo del patrimonio edificado.
La tendencia de la recuperación del centro histórico ha sido fundamental-
mente para el consumo cultural y turístico, ya que el valor que da el tiempo
y la ventajosa localización ha sido una buena transacción para el mercado
inmobiliario y además da prestigio a quienes se preocupan de la conserva-
ción a través de inversiones y se benefician simbólicamente de su condición
histórica para la localización de actividades terciarias de las cuales si reciben
beneficios tangibles. Sin que sea demasiado notorio, la recuperación en estos
términos ha tenido como consecuencia un éxodo paulatino de los habitantes
y de las actividades tradicionales y cotidianas.
La renovación debe ser: en primer término, benéfica para la sociedad (no a
sus representantes); en segundo, significativa, para que la ciudad se reordene
y cumpla cabalmente con sus funciones sustantivas; en tercero, reactivado-
ra de la economía, regional preferentemente, para que puedan movilizar los
recursos que se invierten, desde el proyecto hasta sus impactos; en cuarto,
conservadora del patrimonio edificado sin menoscabo de las condiciones de
vida de sus habitantes y de la renta que producen a sus propietarios, situación
que implica compatibilizar las ideas modernizadoras con el respeto de los
testimonios históricos y los intereses de los propietarios de inmuebles con los
de la sociedad; en quinto, conservadora de su medio natural, es inconcebible
que los proyectos, lejos de conservar el medio lo depreden, incluso, muchos

219
Carlos Montero Pantoja

de los siniestros se deben, en parte, a que no se han tomado este tipo de con-
sideraciones.
Figura 19: Laguna de San Baltazar

Fuentes consultadas

Fuentes primarias

Archivo General del Ayuntamiento de Puebla (AGAP).


Hemeroteca Juan N. Troncoso.
Trabajo de campo.

Libros

Montero Pantoja, Carlos, La renovación urbana, Puebla y Guadalajara: un estudio


comparado, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, Benemérita Universi-
dad Autónoma de Puebla, ISBN 968 863 479 4, pp. 259; México 2002.
Montero Pantoja, Carlos, Las Colonias de Puebla, Instituto de Ciencias Sociales y Hu-
manidades, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Museo Amparo, ISBN
968 863 640 1, pp 254, México 2003.
Montero Pantoja, Carlos, Lina Marcela Tenorio Téllez, María Elena Galindo Cortés,
María Silvina Mayer Medel, Patrimonio Arquitectónico del siglo XX en Puebla, Go-

220
La contemporaneidad de la forma urbana en la ciudad de Puebla

bierno del Estado de Puebla, Ayuntamiento de la Ciudad de Puebla, Benemérita


Universidad Autónoma de Puebla, FOSIZA-CONACYT, ISBN 968 863 630 4, pp
107, México 2003.

Tesis

Rosas Bárcena, Antonio, Centro Cívico Centenario 5 de Mayo, Tesis Profesional de la


Escuela de Ingeniería Civil, UAP, s/f (1961).

Documentos Institucionales

Comunicado de la Dirección de Comunicación Social, 27 de septiembre de 2012.

221
¿Baja densidad o baja urbanidad?
Tipologías de ocupación en el Área
Metropolitana de Concepción1

Edison Salinas Varela2


Leonel Pérez Bustamante3
Resumen
Uno de los elementos que frecuentemente se está utilizando para describir a gran-
des rasgos los nuevos territorios urbanos es la baja densidad. De hecho, la expan-
sión urbana y el crecimiento de nuevas periferias residenciales con esta caracterís-
tica ha sido una de las transformaciones más relevantes de las regiones urbanas
europeas en los últimos decenios. Para conocer los recientes procesos de ocupa-
ción metropolitanos se ha elaborado una metodología basada en la fotointerpreta-
ción de imágenes aéreas e información censal. Esta metodología se aplica en el
Área Metropolitana de Concepción (AMC), para los años censales 1992 y 2002. Del
análisis se obtienen mapas y tablas estadísticas que sintetizan aspectos relevantes
del proceso de crecimiento de las áreas urbanas, así como, desde una perspectiva
morfológica, las tipologías de ocupación de suelo urbano y el impacto que estas
tienen sobre la variación de densidad de población urbana, a escala metropolitana
y comunal. Los resultados muestran que durante el periodo de estudio el AMC tiene
un proceso de difusión urbana importante, producto principalmente del consumo de
suelo industrial y residencial con una diversidad de tipologías urbanas, que a su vez
impacta en la densidad de población urbana.
Palabras claves: Área Metropolitana de Concepción, ocupación urbana, crecimiento
urbano, baja densidad, consumo de suelo.

1 Agradecimientos al Centro CONICYT/FONDAP 15110020 “Centro de Desarrollo Urbano Sustentable” -


CEDEUS.

2 Arquitecto. Máster en Gestión Urbana UPC. Profesor colaborador Universidad de Concepción. Facultad
de Arquitectura, Urbanismo y Geografía. E-mail: edisonsalinas@gmail.com.

3 Arquitecto. Doctor en Urbanismo UPC. Investigador CEDEUS Universidad de Concepción. Facultad de


Arquitectura, Urbanismo y Geografía y Centro EULA. E-mail: leperez@udec.cl.

223
Edison Salinas Varela
Leonel Pérez Bustamante

Abstract
To understand the recent processes of metropolitan occupation, a methodology ba-
sed on visual interpretation of aerial and satellite images and census data is deve-
loped. This methodology has been applied on the Metropolitan Area of Concepción
(MAC), for the census years 1992 and 2002. This analysis provides maps and sta-
tistical tables that allow synthesizing relevant aspects of the growth processes of
urban areas from a morphological perspective; discover the types of occupation of
urban land and the impact these have on the variation of urban population density on
a metropolitan and municipal scale. The results show that during the study period,
the MAC has a significant urban growth, mainly resulting from the consumption of
industrial and residential land, condition that in turn produce a negative impact on
the urban population density.
Keywords: Metropolitan Area of Concepción, urban land cover, urban growth, urban
sprawl, land consumption

I. Introducción

L
a ciudad latinoamericana está siguiendo un patrón de cambio similar a
lo observado en contextos europeos y norteamericanos. Se trata princi-
palmente de cambios en los dos aspectos base de la ciudad: la forma y
la función. A grandes rasgos, lo que ha caracterizado esta trasformación es la
modificación morfológica en relación con atributos de contigüidad, compaci-
dad y límite del modelo histórico de ciudad, por los de discontinuidad, frag-
mentación o difusión de lo urbano contemporáneo. Junto con esto, la intensifi-
cación de las interacciones entre núcleos urbanos de relativa cercanía expande
la ciudad más allá de los límites administrativos, apareciendo conceptos como
ciudades en red, policentrismo y ciudad región (Portas, 2004: 227).
El análisis de los cambios de ocupación del territorio que se producen como
consecuencia de las diversas actividades humanas sobre el territorio, y por la
dinámica natural de los ecosistemas, constituye un indicador de trascendental
importancia para avanzar en el conocimiento de las potencialidades hacia un
desarrollo más sostenible (OSE, 2006: 23). Para el caso del AMC, ya en 1999,
Azócar y Sanhueza ponían como ejemplos de ello la urbanización progresiva
del sistema de humedales y otros sectores planos, y el confinamiento definiti-
vo de grandes tramos de los ríos Biobío y Andalién, que atraviesan el núcleo
central del AMC, por zonas residenciales e industriales. Más recientemente,
Romero, Moscoso y Smith (2009) desarrollaron una sistemática evaluación
ambiental de los efectos del crecimiento urbano en diversas ciudades y tres
áreas metropolitanas chilenas -entre ellas el AMC- concluyendo sobre el des-
mejoramiento de la calidad ambiental expresado entre otros por: cambios en
el clima urbano y pérdida de calidad del aire; generación de islas de calor

224
¿Baja densidad o baja urbanidad? Tipologías de ocupación en el Área
Metropolitana de Concepción

urbanas y disminución de islas frías; reducción y deterioro de cubiertas vege-


tales como terrenos de cultivo y áreas naturales (como humedales), pérdida
de biodiversidad y reducción de hábitats, etc. La descripción detallada de los
procesos de ocupación del territorio es por tanto un paso esencial para su
entendimiento, posibilitando su explicación, en base a muy diversos tipos de
factores y ayudando a generar elementos de intervención mediante alguna
forma de ordenación del territorio.
En Latinoamérica, pese al significativo aumento de la población urbana y
los evidentes cambios en las ciudades en general, las iniciativas de estudios
sobre la ocupación y urbanización del territorio son todavía escasas y aisla-
das, siendo una tarea pendiente la creación de protocolos y bases de datos
conjuntas que permitan un seguimiento de estos procesos. En Chile este tipo
de estudios son hoy en día indispensables dado el importante proceso urba-
nizador que ha vivido el país en los últimos años, que lo sitúa entre los países
con mayor porcentaje de población urbana del planeta. En ese sentido es im-
portante señalar algunos esfuerzos por recoger y organizar información rela-
cionada con la ocupación urbana en todo el territorio, especialmente los rea-
lizados por el Observatorio Urbano del Ministerio de Vivienda y Urbanismo
(OU, 2007). Sin embargo estas iniciativas siguen siendo aisladas y a diferencia
de los proyectos europeos, no generan protocolos metodológicos y los datos
geográficos resultantes son insuficientes para desarrollar investigaciones de
mayor especificidad.
Desde este contexto el presente trabajo muestra el ensayo de un análisis
espacio temporal para conocer las transformaciones de una ciudad latinoa-
mericana, y observar sus dinámicas y patrones de crecimiento. Se plantea una
metodología para el monitoreo de áreas urbanas basada en métodos y están-
dares internacionales, construyendo una base de datos con información de
fácil acceso y con procesos relativamente simples. Con esta metodología se
espera obtener algunos indicadores básicos que aporten en la discusión acerca
del modelo de ciudad latinoamericana y su semejanza con lo documentado
para las ciudades europeas y norteamericanas: ¿Aumenta el consumo de sue-
lo? ¿Cuáles son los tipos de ocupación predominantes? ¿Aumenta la ocupa-
ción de baja densidad?

II. La ciudad latinoamericana: tipologías de ocupación


Al analizar investigaciones en las áreas urbanas latinoamericanas se evi-
dencian importantes transformaciones a nivel de estructura y fisonomía, con
cambios vinculados a nuevos agentes económicos y culturales impulsados
por la globalización. En el ámbito territorial, la descripción recurrente para
estos cambios habla de una fragmentación de la ciudad, fuerte reflejo de las
transformaciones sociales en proceso (Borsdorf, 2003; Janoschka, 2006; Janos-
chka, 2002). A este respecto, Borsdorf (2003) plantea que el elemento predo-

225
Edison Salinas Varela
Leonel Pérez Bustamante

minante de esta transformación es la masificación de los barrios privados, la


aparición de cercos y muros como imagen recurrente de los nuevos proyectos
inmobiliarios, similares a lo documentado en el caso de la gated communi-
ties norteamericanas. Sin embargo, plantea que estas formas de exclusión y
segregación poseen una larga data en América Latina, que los procesos de
globalización y transformación económica han intensificado.
Las consecuencias urbanas, sociales y ambientales de estos procesos de
crecimiento han sido analizadas en otras ciudades de América Latina y Chile
(Taschner y Bógus, 2001;Cariola y Labacana, 2003; Janoschka, 2006; Hidalgo,
2007; Hidalgo, 2004; Romero et al., 2009); y específicamente en las llamadas
ciudades intermedias de Chile central (Azócar et al., 2007; Azócar et al, 2003),
identificándose una clara relación entre el crecimiento de ciudades con in-
tensificación de los procesos económicos de despliegue de inversiones en las
regiones y procesos sociales de diferenciación según segmentos de población,
exclusión y segregación urbanas, especialmente para los usos residenciales e
industriales (Azócar et al., 2008; Borsdorf, 2000; Rovira, 2000).
Para Janoschka (2006; 2005; 2002;) la globalización y las transformaciones
económicas de las últimas décadas han generado un nuevo modelo de ciudad
latinoamericana cuyos principales rasgos son la fragmentación y privatiza-
ción, reduciendo la polarización social y aumentando la segregación a escala
reducida. El avance de este modelo ha significado la instalación progresiva
de formas típicas de ciudades estadounidenses. Janoschka afirma que se ha
generalizado por Latinoamérica, mostrando rasgos típicos en sus ciudades:
la difusión de complejos habitacionales cerrados, la dispersión de grandes
equipamientos comerciales, la instalación de complejos educativos adosados
los barrios cerrados, la masificación de complejos habitacionales cada vez de
mayor tamaño y autonomía, la modificación de la infraestructura de la líneas
de tren las autopistas, la suburbanización de la producción industrial y el ais-
lamiento y falta de accesibilidad de los barrios de clase baja.
Es importante mencionar que la globalización no es el único agente de
transformación, pues coexiste con factores y agentes locales que operan desde
antes como han planteado Cariola y Lacabana (2003) en su investigación para
la ciudad de Caracas. En Chile, tres décadas atrás, López (1981) señalaba como
factores relevantes que determinan el crecimiento y expansión de las ciuda-
des, entre otros, la preferencia de la áreas urbanas como concentradoras de
oportunidades; el factor socio-económico implícito en el mayor requerimiento
de inversión en el proceso de densificación, frente a la economía presente en
la ocupación periférica; el sistema de avalúos rurales y urbanos; las preferen-
cias de los usuarios por ambientes alejados y con características naturales; y
la falta de políticas espaciales en la agricultura. Confirmando la participación
de factores locales Azócar et al. (2010:87) señalan que en Chile los procesos de
crecimiento urbano han estado caracterizados por una urbanización reciente,

226
¿Baja densidad o baja urbanidad? Tipologías de ocupación en el Área
Metropolitana de Concepción

acelerada por la incorporación de inversiones productivas destinadas princi-


palmente a la extracción de recursos naturales en los territorios de influencia
de las ciudades, y promovida por los mercados inmobiliarios y las políticas
públicas en materia de construcción de viviendas por segmentos socioeconó-
micos.
Estas formas de crecimiento urbano han sido confirmadas para Santiago
de Chile en diversos estudios (Hidalgo, 2004; Borsdorf e Hidalgo, 2005; Ducci,
2002). Ducci (2002) profundizó acerca de las características físico-territoriales
de estos cambios para el Área Metropolitana de Santiago (AMS). A través de
la medición y caracterización de la mancha urbana y los patrones de creci-
miento para los años 1992 y 2000, sintetiza los procesos relevantes del AMS;
la expansión a modo de mancha de aceite del suelo urbanizado, con un im-
portante crecimiento del suelo industrial en patrones distintos a los del Plan
Regulador Metropolitano, así como una persistente segregación espacial de
las áreas residenciales, conformando una nueva estructura urbana que tendrá
fuertes requerimientos en servicios e infraestructuras, así como en vialidad y
transporte, siendo un posible escenario de nuevos conflictos sociales.
Al investigar el fenómeno en ciudades intermedias chilenas, las recientes
transformaciones describen un panorama similar al presentado para Latino-
américa y para el AMS. Los estudios sobre Chillán (Azócar et al., 2003), Los
Ángeles (Azócar et al., 2008), Concepción (Rojas et al., 2009; Pérez y Salinas,
2007) y ciudades menores y alejadas como Coihaique (Azocar et al.2010), son
descritas como ciudades fragmentadas territorial y socialmente, en donde
emprendimientos inmobiliarios y proyectos estatales configuran ciudades a
modo de mosaicos de segregación y dispersión.
Para el Área Metropolitana de Concepción se han desarrollado algunas
aproximaciones en este sentido. Rojas et al. (2009b) han estudiado las dinámi-
cas de crecimiento urbano buscando sus patrones de crecimiento y su adecua-
ción a los tipos de ciudad compacta o dispersa. Para ello cuantifican las super-
ficies urbanizadas en distintos periodos de tiempo, permitiendo entender las
tendencias de las formas urbanas resultantes y determinando la existencia de
complejidad, dispersión y/o fragmentación del territorio. Baeriswyl (2009),
en tanto, ha desarrollado un enfoque destinado a establecer la existencia de
patrones de crecimiento que determinan el desarrollo del sistema urbano del
Gran Concepción, sobre la base de un modelo de consumo de suelo, para de-
terminar los posibles escenarios de crecimiento futuro y las implicancias terri-
toriales de estos en el tiempo. Pérez y Salinas (2007) estudiaron las “nuevas”
formas de crecimiento del AMC, desde un doble punto de vista: los tipos (for-
mas físicas resultantes) y los procesos (su desarrollo en tiempo y localización
territorial), durante el período 1992-2002, surgidas como manifestaciones de
reestructuración y cambio en las lógicas de crecimiento urbano que la afectan
en tanto que ciudad de escala y tamaño intermedio.

227
Edison Salinas Varela
Leonel Pérez Bustamante

A pesar de que en los estudios mencionados ha tenido especial relevancia


metodológica el uso de herramientas y Sistemas de Información Geográfica
(SIG) y de técnicas de modelación de cambio de uso del suelo (Azócar et al.,
2007; Aguayo et al., 2007; Henríquez et al., 2006), la mayor parte de los traba-
jos realizados dan cuenta de aproximaciones enfocadas a los aspectos sociales
y/o ambientales como factores que han orientado los cambios recientes de las
ciudades intermedias chilenas. De ellos se desprende la necesidad de estudiar
los cambios morfológicos en la ocupación de suelo en las áreas metropolita-
nas, para identificar y comprender los patrones de ocupación.

III. Metodología
Se construye una metodología basada en la adaptación de proyectos eu-
ropeos, que a través del establecimiento de protocolos permite a los inves-
tigadores obtener resultados comparables, posibilitando la construcción de
bases de datos más amplias a partir de información de distintas fuentes. Si
bien la idea del trabajo es poder comparar los resultados, existe la necesidad
de revisar y adaptar estas metodologías debido a diferencias en las fuentes de
datos y a los objetivos específicos del presente trabajo enfocados al estudio de
la ocupación urbana y por tanto a una clasificación reducida.
Se genera una base de datos geográfica específica para el área de estudio,
que permite operar a través de un SIG información cartográfica y numérica
proveniente de las diversas fuentes y formatos. Esta base se construye a par-
tir de imágenes aéreas para los dos periodos estudiados 1992 y 2002, siendo
necesario realizar procesos de encaje, corrección y georreferenciación de imá-
genes. Luego, una vez definidas las categorías de clasificación, se realiza la
fotointerpretación y digitalización de las áreas y tipos de ocupación.
Uno de los puntos claves del trabajo consistió en la definición del inven-
tario de clases a utilizar en la clasificación. A la fecha no existe un marco de
referencia para este tipo de investigaciones en Latinoamérica, por lo que se
decide ocupar estándares europeos que permitan comparar los resultados,
como también la posibilidad a futuro de generar una base de mayor amplitud.
Basándose en las categorías propuestas por el proyecto Corine Land Co-
ver4 se elabora una clasificación propia centrada específicamente en las su-
perficies artificiales o construidas (Cuadro Nº 2). De esta se excluyen algunas
ocupaciones difíciles de obtener por medio de la interpretación visual, como
por ejemplo son las áreas verdes urbanas, que además de ser difíciles de iden-
tificar y separar de otro tipo de suelos como pastizales, terrenos húmedos, etc.,
para el área de estudio presentan superficies mínimas de ocupación. También

4 Véase “Land accounts for Europe 1990–2000. Towards integrated land and ecosystem accounting”. EEA,
2006.

228
¿Baja densidad o baja urbanidad? Tipologías de ocupación en el Área
Metropolitana de Concepción

se decide reagrupar algunas categorías y no clasificar aquellas categorías que


son de menor interés para el estudio.
Cuadro Nº 1. Descripción y ejemplos de tipologías de ocupación en el AMC.

Fuente: Elaboración propia a partir de EEA, 2006.

IV. El Área Metropolitana de Concepción como ámbito de estudio


El Área Metropolitana de Concepción se localiza en la región del Biobío,
octava región de Chile, en la Provincia de Concepción. La provincia está con-
formada por trece centros urbanos, tiene una superficie de 3.439 km2 equiva-
lente al 9,27% de la región y una población de aproximadamente un millón de
habitantes, equivalentes al 48,5% de la población regional.
El territorio que ocupa el AMC desde el aspecto físico se caracteriza princi-
palmente por tres elementos: el borde costero, con las bahías de Concepción,
San Vicente y Coronel; el río Biobío; y el complejo montañoso costero deno-
minado Cordillera de la Costa o de Nahuelbuta. Estos elementos y caracte-
rísticas morfológicas han sido influyentes en los procesos de asentamiento,
configuración y crecimiento de sus núcleos urbanos.

229
Edison Salinas Varela
Leonel Pérez Bustamante

Para delimitar el Área Metropolitana de Concepción se utiliza la definición


elaborada por la Dirección de Desarrollo Urbano (DDU) del Ministerio de Vi-
vienda y Urbanismo (MINVU). Esta definición quedó establecida en el censo
del año 2002 por el Instituto Nacional de Estadística (INE, 2001) y en los tra-
bajos del Observatorio Urbano del MINVU (OU, 2007). Según esta definición,
las ocho comunas que constituyen el Área Metropolitana de Concepción son:
Concepción, Coronel, Chiguayante, Lota, Penco, San Pedro de la Paz, Talca-
huano y Tomé (Cuadro Nº1). El área constituida por estas ocho ciudades y sus
respectivos territorios comunales es en total 154.782 ha, la mitad del territorio
provincial y apenas un 4% del total regional. Para el año 2002 concentraba un
42% de la población regional y un 87% de la población provincial.

Figura Nº 1. Localización y datos principales del Área Metropolitana de Concepción

Fuente: Elaboración propia

230
¿Baja densidad o baja urbanidad? Tipologías de ocupación en el Área
Metropolitana de Concepción

Cuadro N° 2: Distribución de Población, viviendas y superficie por comunas en el Amc.

Fuente: Elaboración propia.

V. Resultados

Crecimiento del área urbanizada metropolitana 1992-2002


La primera información obtenida a partir del análisis de las manchas es el
crecimiento de la superficie urbana total del AMC (Figura Nº 4 y Cuadro Nº
3). En el año 1992 el AMC presenta una superficie urbana de 9.013 ha, mien-
tras que en el año 2002 la ocupación urbana es de 10.293 ha, lo que significa un
crecimiento de 1.279 ha, es decir un 14,2% con respecto a 1992. (Ver Figura 2)
Si se compara la superficie urbanizada con el total del territorio metro-
politano - es decir, con la suma de las superficies de las ocho comunas que
componen el AMC - este crecimiento parece ser poco significativo: frente a las
154.872 ha totales, para el año 1992 la ocupación urbana es de un 5,8% y para
el 2002 de un 6,6%. Sin embargo este aumento de la mancha urbana en un pe-
riodo de diez años equivale a una superficie mayor a toda el área urbanizada
de una comuna de tamaño medio como Coronel o San Pedro de la Paz o a
más de dos veces el tamaño de comunas pequeñas como Lota, Tomé o Penco.
La desagregación de los datos a nivel comunal permite identificar una es-
tructura metropolitana: las comunas centrales, prácticamente unidas en una
gran mancha, son las de mayor tamaño: ocupan más de la mitad del territorio
urbanizado sumando casi 5.000 ha en el año 1992. Un segundo grupo com-
puesto por Coronel y San Pedro (con alrededor de 1.000ha) y de tamaño un
poco menor Chiguayante (738ha) suman cerca de 2.500ha. Luego se observa
un tercer grupo de núcleos menores, Tomé Penco y Lota con alrededor de
500ha cada uno.

231
Edison Salinas Varela
Leonel Pérez Bustamante

Figura 2: Sectores de crecimiento urbano años1992-2002.

Fuente: Elaboración propia.

Al analizar la variación de suelo urbanizado para los años de estudio se


observa el fuerte crecimiento que ha tenido Coronel (459ha), equivalente al
crecimiento de las dos comunas mayores: Concepción y Talcahuano. Destaca
también el crecimiento relativo de la comuna de Chiguayante (18,3%) mien-
tras que el resto de las comunas presenta un crecimiento similar, entre un 11%
y un 8%.
Estos resultados muestran que el AMC posee una estructura “tradicional”
con una gran mancha central y asentamientos que van reduciendo su tamaño
hacia la periferia. Durante el periodo de estudio esta estructura tiende a ser
modificada, apareciendo crecimiento importantes en sectores medios del área
metropolitana.
Una vez que se ha obtenido el tamaño alcanzado por la ciudad para ambos
periodos, un segundo indicador clave ha sido establecer la relación entre la
superficie urbanizada y su población.

232
¿Baja densidad o baja urbanidad? Tipologías de ocupación en el Área
Metropolitana de Concepción

Cuadro Nº 3: Distribución y cambio de suelo urbanizado por comuna en el AMC, 1992-

Densidad urbana
Un segundo indicador relevante es conocer el cambio de las densidades de
población urbana. La densidad urbana pone en relación la población de un
determinado territorio con la superficie urbanizada.
En el Cuadro Nº4 se muestra el cambio de la densidad de población urba-
na para los años de estudio, donde se observa que a nivel metropolitano ésta
ha disminuido levemente de 89hab/ha a 85hab/ha. Sin embargo esta pérdi-
da de densidad no es un proceso homogéneo en el territorio; la misma tabla
señala la diferencia que existe entre comunas: mientras las del núcleo central
pierden densidad (Concepción-Talcahuano) las que llamamos “segunda co-
rona” se densifican de forma importante (Chiguayante, Penco y San Pedro) y
finalmente las de la tercera corona pierden densidad (Coronel, Lota y Tomé).
Surge así otra pregunta importante ¿Cuál es la causa del crecimiento urba-
no y la des-densificación a nivel metropolitano? ¿Qué tipo de ocupación es la
que está determinando el consumo de suelo? ¿Es un cambio en las tipologías
de ocupación residencial? ¿O es debido al crecimiento de otros tipos de usos
de suelo, como el industrial y comercial? Para responder a estas cuestiones se
analizan a continuación los distintos tipos de ocupación de suelo según las
categorías elaboradas.

233
Edison Salinas Varela
Leonel Pérez Bustamante

Cuadro Nº 4: Tabla de Superficie urbana, Población y Densidad de población urbana


para el AMC, 1992-2002.

Fuente: Elaboración a partir de datos del INE y propios.

Tipologías de ocupación en el AMC


A partir de la base de datos generada se elabora un mapa de tipologías de
ocupación urbana para cada año de estudio. La información obtenida se sin-
tetiza en una tabla donde se muestra el total de superficie para cada tipología
por año y la variación experimentada en el periodo analizado.
A nivel metropolitano se observa como tipología predominante la ocu-
pación residencial, que para el año 1992 ocupa 7.089 ha, un 78,7% del total
urbanizado y en el 2002 ocupa 7.868 ha y un 76,4% del total. Dentro del grupo
de tipologías residenciales, la ocupación de alta densidad no muestra varia-
ción y mantiene las 228ha, localizadas en la parte central de la comuna de
Concepción. La ocupación de densidad media, junto con la discontinua de
baja densidad, son las que poseen mayor superficie, representando un 66%
del total urbanizado, y suman más de la mitad del crecimiento urbano total.
La tipología discontinua de bloques para el año 1992 ocupa un mínimo de
superficie con 66ha, pero su crecimiento es más del doble de su superficie,
llegando a las 130 ha en el 2002. La ocupación residencial dispersa presenta
en conjunto un receso importante del 2,3%, localizado principalmente en la
comuna de Chiguayante. Este receso se explica principalmente por la susti-
tución de viviendas irregulares (campamentos) por conjuntos de viviendas
públicas, de construcciones adosadas y densidad de ocupación mediana.

234
¿Baja densidad o baja urbanidad? Tipologías de ocupación en el Área
Metropolitana de Concepción

La ocupación industrial en tanto representa el 15,2% y el 16,7% del total


urbanizado en el AMC, creciendo en 357ha, siendo el segundo crecimiento de
mayor superficie en el conjunto metropolitano, confirmando la importancia
que posee para el sector la industria y sus actividades asociadas. El crecimien-
to comercial también presenta un desarrollo importante en el periodo crecien-
do un 71%, localizado principalmente en áreas de nuevas centralidades.
Cuadro Nº 5: Distribución y cambio de suelo urbanizado por tipo de ocupación en el
AMC, 1992-2002.

Fuente: Elaboración propia.

Figura Nº 3. Variación de densidad de población urbana por comuna (Izq.) y varia-


ción de la superficie de tipologías de ocupación en tres grandes grupos (Der.)

Fuente: Elaboración propia.

Otro punto importante de analizar es la relación entre tipologías de ocu-


pación y las densidades de población urbana para cada comuna. Como mues-
tran los gráficos de la Figura Nº 6, existe una relación entre la variación de la
densidad urbana y la variación de las tipologías de ocupación por comuna:
aquellas comunas que muestran un receso importante en las tipologías dis-
continuas o de baja densidad de ocupación (Chiguayante) o bien en la ocupa-
ción industrial (San Pedro) son las que presentan un aumento importante de
densidad de población; aquellas comunas que crecieron en suelo industrial
y de baja densidad (Coronel, Talcahuano y Lota) presentan pérdida de den-
sidad urbana. Una excepción podría ser Penco que pese a su crecimiento in-

235
Edison Salinas Varela
Leonel Pérez Bustamante

dustrial y en baja densidad, tiene un leve aumento en densidad de población,


probablemente debido a que la ocupación previa a 1992 era predominante-
mente de baja densidad.

Conclusiones
Mediante la aplicación de una metodología basada en la fotointerpreta-
ción de imágenes aéreas e información censal se ha podido conocer, desde
una aproximación morfológica, los procesos recientes de ocupación urbana
en una ciudad latinoamericana de tamaño medio, con mayor precisión. En su
elaboración se ha desarrollado una metodología que permite a futuro com-
parar los datos obtenidos con la abundante información existente para ciu-
dades europeas y norteamericanas. Pese a este esfuerzo, es necesario mejorar
y perfeccionar la metodología en cuanto a la calidad de la información y la
extensión del periodo a analizar.
Durante el periodo estudiado, el AMC muestra un importante crecimiento
en términos de superficie urbana. Comparado con lo ya urbanizado, en diez
años aumentó en superficie lo que ocupa una de sus comunas medianas o
dos de sus comunas pequeñas. Sin embargo este crecimiento y la ocupación
urbana total son aún una parte mínima del total de superficie disponible (no
urbanizada) del territorio metropolitano.
Este crecimiento implica modificaciones cualitativas en la estructura y lo-
calización del suelo urbanizado: la ocupación urbana central predominante
(Concepción-Talcahuano) se ha extendido cruzando la barrera hidrográfica
del Biobío, sumando la zona con mayor concentración de suelo urbanizado
de San Pedro. El proceso más importante de localización de nuevo tejido es
en la periferia de este núcleo, en un proceso de expansión y conurbación,
intensificando la conexión con una segunda corona de municipios, Chigua-
yante y Penco, conexión que también tiende a esbozarse en los municipios
alejados como Coronel , Lota y Tomé. El crecimiento de las comunas de la
“segunda corona” apoya la tesis de una transición hacia una “descentrali-
zación” de los tejidos y funciones del sistema metropolitano; más que un
modelo de crecimiento disperso como el descrito para las ciudades latinoa-
mericanas por algunos autores (Rojas, 2009; Janoschka, 2005), se observa una
tendencia a conurbar los núcleos, ocupar intersticios y configurar una gran
mancha metropolitana. Esta tendencia a colmatar los vacíos está presente en
el Plan Regulador Metropolitano, en donde el suelo urbanizable es una gran
mancha continua que cubre gran parte de la zona costera de la provincia, lo
que agravará las externalidades negativas del proceso urbanizador en la ca-
lidad ambiental (Romero et al., 2009). Es importante señalar que la condición
de desarrollo intermedio que actualmente tiene el modelo metropolitano es
una condición propicia para orientar su desarrollo hacia un sistema urbano

236
¿Baja densidad o baja urbanidad? Tipologías de ocupación en el Área
Metropolitana de Concepción

equilibrado, sustentado en la articulación de áreas naturales, de residencia y


de producción.
Otro proceso del AMC es la leve baja de densidad de población urbana a
nivel metropolitano, que puede interpretarse como un proceso de ocupación
del territorio menos eficiente, con un mayor consumo de suelo por habitan-
te. Sin embargo, es necesario detenerse en otras características del proceso
urbanizador. Primero, la des-densificación observada no es un proceso ho-
mogéneo en el territorio: mientras las comunas centrales y periféricas pierden
densidad, las comunas de la zona media del área metropolitana presentan un
alza importante. Segundo, estas variaciones de densidad urbana son resulta-
do directo de la especialización de algunos tipos de ocupación; las comunas
que más crecen en suelo industrial y suelo residencial disperso o de baja den-
sidad tienden a mostrar variaciones de densidad urbana muy por debajo del
resto de las comunas.
El estudio de las tipologías de ocupación del AMC confirma que los prin-
cipales factores de crecimiento urbano son el crecimiento de suelo industrial
y residencial de densidades media-baja. En esto no hay sorpresa: el desarro-
llo metropolitano está íntimamente ligado a la producción industrial, a los
puertos y a los recursos presentes en la región. Este desarrollo es similar al
descrito para las ciudades latinoamericanas que han seguido en su proceso de
crecimiento una tendencia más bien horizontal que espacial, donde ha predo-
minado la informalidad, los barrios cerrados y los parques industriales (Borja,
2001:86). Sin embargo el AMC muestra una diferencia importante a los casos
de estudio presentados, en cuanto a las áreas residenciales en la década estu-
diada: el aumento de tipologías residenciales compactas de densidad media,
la tipología de bloques y el receso de la tipología dispersa, revelan una leve
tendencia metropolitana a una ocupación más densa o, a lo menos, de media-
na densidad.
Estos cambios pueden atribuirse a factores relacionados con la empresa
inmobiliaria: la búsqueda de rentabilidad en la urbanización (minimización
de costes de urbanización) y una estrategia de mercado progresiva (una ofer-
ta desarrollada por etapas, que ofrece primero productos “exclusivos” y de
baja densidad para luego ofrecer densidades más compactas hasta llegar a
edificios de departamentos). Pero también el receso de la baja densidad se
relacionan con políticas estatales que promueven la regularización de vivien-
da informal a través de programas de vivienda, logrando la sustitución de
barrios informales muy deficientes en términos de calidad constructiva, sa-
lubridad y seguridad, por nuevos barrios de vivienda social, esto es, de una
ocupación dispersa y sin urbanización a una ocupación medianamente densa
y con equipamientos básicos.
Si bien estos cambios pueden indicar una tendencia hacia una ciudad más
eficiente en su ocupación de suelo, parecen no ser suficientes para revertir el

237
Edison Salinas Varela
Leonel Pérez Bustamante

proceso de fragmentación urbana que numerosos estudios han venido regis-


trando para nuestras ciudades. Esto debido a que los nuevos crecimientos
poseen mínimos componentes de espacio público, que en cuanto a superficie
y calidad están lejos de poder cumplir con el rol de articuladores de los teji-
dos urbanos, menos aun tratándose de metrópolis emergentes. Es necesario
profundizar en estos nuevos caracteres de la ciudad: a medida que crece, se
conurba y complejiza, en el AMC desaparece la baja densidad pero persiste la
baja urbanidad, impidiendo con esto la recomposición de tejidos fragmenta-
dos espacial y socialmente.

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241
Monterrey: estrategias para el rescate de la
metrópolis

Nora Livia Rivera Herrera1


María Teresa Ledezma Elizondo2
Resumen
Uno de los principales problemas de las Metrópolis es que una gran parte de sus
historias urbanas no fueron planeadas para adaptarse adecuadamente a las cam-
biantes y demandantes necesidades de una población creciente. Tales cambios,
trajeron como resultado una explosión urbana, que dio lugar a problemáticas casi
permanentes como el abandono, la subutilización o la sobresaturación de los espa-
cios citadinos.
Por otra parte, las áreas metropolitanas, suelen depender de un foco urbano que
centraliza el espacio al resguardar los centros de empleo y servicios, resultando ser
las zonas más vulnerables de las ciudades ante problemas como sobrepoblación,
deficientes sistemas de movilidad urbana, pérdida de espacios públicos y contami-
nación.
En vista de lo anterior, el objetivo del presente estudio es examinar la situación
actual del Centro Metropolitano de Monterrey (CMM). Para lógralo, se identificaran
los aspectos urbanos que dificultan el desarrollo urbano y social de la zona metro-
politana y finalmente, se propondrán estrategias que coadyuven al reordenamiento
de la estructura urbana optimizando los usos del espacio, la infraestructura subutili-
zada y la motivación para la inversión privada con el fin de posibilitar la reactivación
económica y social del CMM.
Palabras Claves: Regeneración urbana, Centro Metropolitano, Reordenamiento terri-
torial.

1 Mexicana, Facultad de Arquitectura, UANL, Dra., nora_riverah@uanl.mx

2 Mexicana, Facultad de Arquitectura, UANL, Dra., maria_ledezmae@uanl.mx

243
Nora Livia Rivera Herrera María
Teresa Ledezma Elizondo

Abstract
One of the main problem of the Metropolis is that most of the spaces were not
planned for resolving and settling the changing and demanding needs of the popu-
lation. Although derived from the urban explosion generated by population growth,
abandonment, underutilization or supersaturation of spaces, this problem does not
emerge to adapt to the changing urban context spaces.
Moreover, metropolitan areas are usually specialized zones dependent on a focus
that centralizes the space that protects employment centers and services, proving
to be the most affected areas within cities. The main problems are affecting these
areas include: overcrowding, poor urban mobility systems, loss of public spaces,
and pollution.
Therefore, the objective of this study is to analyze the information that reflects the
current state of Monterrey Metropolitan Downtown (MMD), so, it is required to identi-
fy some of the urban aspects that represent a deeper problematic for the urban and
social development. To finally propose strategies that contribute to the reorganiza-
tion of the urban structure to optimize the new process, the uses of space, underu-
tilized infrastructure and encourage investment and economic and social revival of
the MMD.
Keywords: Urban Regeneration, Metropolitan Downtown, territorial reorganization

I. Introducción

L
as ciudades contemporáneas se formaron gracias a condicionantes del
entorno. Sin embargo, con el desarrollo de las “Metrópolis”, producto
del crecimiento poblacional junto a las necesidades consecuentes de la
urbanización, se han pasado por alto todas las condiciones del entorno hasta
el grado de promover la degradación del contexto para el espacio urbano.
Por ejemplo, más de la mitad de la población mundial actualmente habita
en ciudades, es decir, alrededor de 3,500 millones de personas. Para el año
2050 se espera que casi el 70% de la población mundial aspectada, unos 6,290
millones de personas habite los centros urbanos. Esto exige el crecimiento y
desarrollo de las ciudades, la creación de espacios urbanos que cumplan con
las necesidades de las nuevas demandas poblacionales. Pero ¿Qué sucede con
todos aquellos espacios urbanos que ya existen?
Nos referimos a aquellos espacios urbanos expirados, poco funcionales,
con estructura y usos de suelos incompatibles, marginados en el descuido e
incluso abandonados. Este estado inaceptable es un reflejo de la inadecuada
adaptación urbana. El principal reto para el futuro de las “Metrópolis” es de-
terminar qué sucederá con estos espacios, porque deben convertirse en una
oportunidad de expansión y desarrollo.

244
Monterrey: estrategias para el rescate de la metrópolis

Figura 1: Grandes Metrópolis de Latinoamérica: a) Sao Pablo, Brasil, cuenta con una
población total de 11; 244, 369habitantes (CENSO 2010) b) Ciudad de México tiene
una población conjunta de 15; 175, 862 habitantes (CENSO INEGI 2010) c) Caracas,
Venezuela con 6; 250, 329 habitantes

Fuente: www.google maps (Modificadas para la edición de este texto).

II. Las Metrópolis y la degradación de sus condiciones


El área Metropolitana, es una zona especializada dependiente de un foco
urbano que centraliza el espacio que resguarda los centros de empleo y de
servicios. Por ello son las zonas más afectadas dentro de las ciudades. Los
principales problemas que afectan estas zonas son, entre otros: 1) Sobrepo-
blación: el crecimiento desmedido de las ciudades provoca: hacinamiento,
escasez de vivienda, alta concentración de actividades económicas, compleja
estructura espacial, congestionamiento del tránsito de personas y carga, un
prolongado tiempo de traslado, inseguridad y carencia de servicios públicos,
2) Deficientes Sistemas de Movilidad Urbana: La concentración de activida-
des económicas deriva en el congestionamiento de personas, en los actuales
centros urbanos generando problemas de congestionamiento vehicular, de-
ficiente sistema de aparcamiento, inadecuado sistema de Transporte Público,
incremento en los tiempos de traslado de un lugar a otro, dificultades para
los peatones, entre otros, 3) Perdida de espacios públicos: La mayoría de los
caminos y espacios urbanos son de propiedad pública y de libre acceso. El au-
mento de tráfico vehicular genera un impacto adverso en las actividades pú-
blicas. Por ejemplo espacios como; andadores peatonales parques, mercados,
plazas, etc., han desaparecido para darle lugar a vehículos. En los mejores
casos estas actividades se han reubicado en otros espacios, pero en su mayoría
han sido abandonadas por completo, y, 4)Contaminación: El tamaño, forma y
estructura de la ciudad, las áreas verdes o la carencia de ellas, el volumen de
la población, la movilidad vehicular, así como las actividades comerciales e
industriales de nuestras ciudades son factores entrópicos porque contribuyen
a la contaminación de nuestro entorno, así entre mayor sea la acumulación
vehicular, mayor serán los índices de contaminación. De los cuales los conta-
minantes que más abundan en una área metropolitana son: el Monóxido de

245
Nora Livia Rivera Herrera María
Teresa Ledezma Elizondo

Carbono (CO), el Óxido de Nitrógeno (NO o NO2), Hidrocarburos y Com-


puestos Orgánicos Volátiles (HC / VCO).

III. Experiencias y conceptos en torno a las ciudades


De acuerdo a Coulomb (2009), la intervención en las áreas de más antigua
urbanización y que presentan cierto grado de obsolescencia urbana debe tener
un fuerte carácter de integralidad, pues concierne tanto al espacio construido
como los espacios abiertos, la vivienda, como las actividades económicas, la
vialidad y el transporte, como la imagen urbana.
El “viviendismo” en el centro histórico debe condenarse, tanto como el
de las “ciudades dormitorios” en la periferia urbana. El desafío es grande: se
trata de “re-urbanizar”, cuando todo parece indicar que nuestras sociedades
han olvidado como “hacer ciudad”.
Hacer ciudad, implica una acción integral. Pero se debería utilizar este ca-
lificativo con más conciencia del grado de desafío que significa. En el mejor
de los casos, la integralidad es un objetivo que debe perseguirse y que va en
contra del carácter sectorial característico de la mayoría de las instituciones
públicas y privadas como de las organizaciones sociales, interesadas en reali-
zar alguna acción en el centro histórico.
Además el marco legal es excesivamente sectorizado. No hay puentes,
concurrencia y menos coordinación entre los distintos sectores. ¿Cómo enton-
ces avanzar hacia la integralidad de la acción, tantas veces mencionada y tan
poco practicada? Una estrategia consiste en territorializar el gasto público en
torno a polígonos de actuación.
Los centros urbanos, expone García (2008), en términos del potencial tu-
rístico que constituía el patrimonio edificado que los caracteriza, constituye-
ron un valioso recursos para ser incorporados a una dinámica turística, que
incluso diferenció al interior del sector, aquellos viajeros cuya motivación era
el conocimiento de aspectos culturales más que el esparcimiento y recreación,
bajo el concepto de turismo cultural. La dinámica de los centros históricos
resulta un proceso relativamente nuevo y actual en el contexto nacional, en
donde las experiencias surgidas de las distintas prácticas, aún se encuentran
en proceso y se comienzan a registrar los impactos de éstas. El reto desde
la perspectiva urbana consiste en el equilibrio que deberá obtenerse entre el
centro urbano y los demás subcentros, a fin de evitar que las vinculaciones
interregionales entre centros históricos de varias ciudades, condicione la inte-
rrelación intraurbana.
Por otra parte, Carrion (2005) define el centro histórico como un todo, es
el espacio público por excelencia de la ciudad, y por tanto, el elemento fun-
damental de la integración social y de la estructuración urbana. Como eso no
ocurre en la actualidad, dado que existe una agorafobia, el centro histórico
aparece como objeto de deseo, de proyecto de escala variable de acuerdo a su

246
Monterrey: estrategias para el rescate de la metrópolis

significación patrimonial. De esta conclusión se desprenden otras, entre las


cuales destacan:
1) Con el nuevo patrón de urbanización de introspección cosmopolita en
América Latina, la ciudad construida adquiere una nueva función y un
mayor peso en el conjunto de la urbe. Este hecho determina que las centra-
lidades urbanas e históricas puedan asumir – como proyecto y deseo- roles
de encuentro (simbiótico), representación (simbólico) y disputa (polis) en
términos sociales y urbanos.
2) Los centros históricos son espacios públicos que tienen elementos de in-
tegración social, que deben mejorar su accesibilidad múltiple para con-
trarrestar tanto la foraneidad urbana como la estructuración urbana, de
manera que se recupere la centralidad para proyectar unaciudad donde se
destierre el fraccionamiento urbano.
3) En el contexto histórico actual los centros históricos se convierten en los
lugares privilegiados de producción de memoria, intentando, romper con
la uniformidad que busca imponer la globalización; en ese sentido, el cen-
tro histórico se convierten en un símbolo más de la resistencia identitaria
local, volviéndose una plataforma de innovación de la ciudad, dado que es
el espacio público estructurante que más cambia en la ciudad, y por ende,
el que más tiempo acumula valor de histórico.
4) Los centros históricos son lugares cívicos donde la sociedad invisible se
visibiliza y donde la alteridad se genera. Por lo tanto se requiere un orga-
nismo público que institucionalice el carácter cívico (representativo), im-
pulsando su condición de GPU (legitimidad) y rinda cuentas de sus actos
(transparencia).
5) Así como no hay ciudades sin ciudadanía, no existe ciudadanía sin Esta-
do; por tanto, cualquier propuesta sobre el centro histórico tiene que es-
tar presente esta tríada indisoluble: ciudadanía, ciudad y Estado. En otras
palabras, la importancia de los centros históricos radica en la posibilidad
de preservar y potenciar la memoria, para generar sentidos de identidad
por función y pertenencia para convertirse en plataforma de innovación
del conjunto de la ciudad. Por eso es importante tener un sujeto social con
voluntad consciente es decir, capaz de planear. Por eso es importante tam-
bién la construcción de un gobierno único de carácter público (transparen-
te, legítimo y representativo) que sea capaz de encarar este reto.
Hacia finales del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX las
ciudades se transforman por el aporte de inmigraciones diferentes, con el de-
sarrollo de enclaves industriales y nuevas construcciones y servicios urbanos.
El aumento de población va acompañado de la segregación urbana, las clases
populares afirman su presencia sobre áreas cada vez más extensas pero en

247
Nora Livia Rivera Herrera María
Teresa Ledezma Elizondo

condiciones inferiores a las existentes en los espacios ocupados por las clases
de medias y altas. Paulatinamente la ciudad tradicional se fue transformada
en una “ciudad de masas”. En la mayoría de las ciudades el centro cambia
de función, las familias con mayor nivel económico emigran hacia nuevos
barrios elegantes, producto de la parcelación de propiedades rurales mejor
ubicadas, mientras en los centros se intensifica el uso del suelo a través de la
subdivisión de casonas y palacetes que dan cabida a viviendas combinadas
con comercios y servicios. Los propios dueños o los especuladores urbanos
impulsaron el negocio inquilinario de lo que con distintos nombres significa
lo mismo en nuestro continente: mesones, conventillos, ciudadelas, etcétera.
Paralelamente en los nuevos edificios habitacionales que surgieron en la tra-
ma consolidada o en las zonas de crecimiento popular aparecen, inspiradas en
el referente anterior, tipologías conocidas como casa de vecindad, cuartería,
etcétera, la primera manifestación de hábitat de masas que ofrece el mercado
inmobiliario en nuestro continente; sin embargo, en las aglomeraciones me-
nores la estructura urbana colonial se mantuvo casi sin cambios.
Hacia la mitad del siglo XX los centros urbanos de las grandes ciudades
comienzan a experimentar un proceso de deterioro progresivo, algunos de los
cuales apenas empiezan a recuperarse en fechas recientes. Las áreas centrales
que se habían convertido en espacios receptores de población migrante, por
efecto de re-funcionalización de la ciudad, comienzan a vaciarse de su pobla-
ción residente, siendo algunas áreas periféricas las que pasan a ser los espa-
cios alternativos para recibir a las nuevas masas inmigrantes. Así las expan-
siones metropolitanas son comunes durante la segunda mitad del siglo XX.
De manera que la recuperación de los centros antiguos de las ciudades la-
tinoamericanas como política de desarrollo urbano es un fenómeno reciente,
quizá de las dos últimas décadas del siglo XX donde se busca reconocer el
valor patrimonial de los espacios urbanos antiguos proponiendo alternativas
para su aprovechamiento integral, volviéndose hoy uno de los paradigmas de
la planeación y gestión de casi todas las ciudades de América Latina (Mesías
y Suárez, 2005: 1-14).

IV. Renovaciones en la urbe


El rescate urbano se remonta a los inicios del desarrollo Urbano, su valor
potencial como un proceso fue descubierto por el hacinamiento de grandes
ciudades: Londres, New York y Paris.
Es un programa de reconversión de espacios que en la práctica ha tenido
tanto éxitos como fracasos. Su implementación empezó en el siglo XIX en los
países desarrollados y experimento una de sus fases más importantes a fina-
les de 1940, bajo el rubro de la reconstrucción. Este proceso ha desempeñado
uno de los papeles más importantes en la historia y la demografía de muchas
ciudades.

248
Monterrey: estrategias para el rescate de la metrópolis

El rescate urbano puede implicar la deslocalización de empresas, la de-


molición de estructuras, la reubicación de personas y el cambio en el uso del
dominio del suelo. En algunos casos puede resultar de la expansión urbana y
una menor congestión de los sistemas de movilidad urbana presentes en las
ciudades, o en todo lo contrario. El rescate urbano se ha catalogado por sus
adeptos como un motor económico y un mecanismo de reforma, y por los
críticos como un mecanismo de control.
La creación de nuevas ciudades no es una solución para la creciente expan-
sión territorial. La adaptación de los espacios y centros urbanos ya existentes
acorde a las nuevas necesidades que surgen día a día, es necesaria para el
adecuado desarrollo urbano y social de nuestra sociedad. El Mantenimiento
y Regeneración de los espacios ya existentes es fundamental para que la vida
en ella valga la pena. En la actualidad la vida ciudadana se ha vuelto tan
compleja que el mantenimiento de la ciudad muy difícil. Pero todo lo que
no evoluciona y se adapta, termina por morir. Por ello, ha llegado la hora del
Rescate Urbano de nuestras ciudades.
Entiéndase como rescate, cualquier acción que conlleve a recuperar y uti-
lizar el espacio que se tenía olvidado, estropeado y subutilizado. El rescate
Urbano implica el estudio particular del contexto y los indicadores urbanos
de cada caso, por consiguiente no existe una solución generalizada ni aplica-
ble en todas las ciudades. No obstante toda propuesta de rescate deriva en la
aplicación de alguno del conjunto, de las siguientes acciones: 1) Reactivación:
Implica poner en funcionamiento un espacio que ha caído en desuso, prácti-
camente no genera afectación física al espacio ya existente, 2) Rehabilitación:
Conjunto de acciones que tienen por finalidad recuperar un espacio dañado
para su adecuada utilización. Involucra la Imagen Urbana y muy poca afecta-
ción (20% - 30%) a los espacios ya existentes, 3) Regeneración: Reconstrucción
de las áreas dañadas dentro de un espacio. Involucra una considerable afecta-
ción (50% - 80%) en el espacio, y 4) Reestructuración: Modificar la estructura
y/ o disposición de un espacio. Total afectación en el espacio ya existente.

V. Proyectos urbanos de regeneración exitosos


A continuación se describirán de manera breve 5 casos de regeneraciones
urbanas en el mundo, primeramente el Proyecto Urbano 22@ es un proyecto
de transformación urbana en el sector de Poblenou, Barcelona, mediante el
cual se convirtieron 200 hectáreas de suelo industrial en un distrito producti-
vo, orientado a la concentración estratégica del conocimiento. Otro proyecto
es el Hafen City, realizado en Hamburgo, Alemania, destinado a transformar
la “Speicherstadt” (ciudad almacén) que era antiguamente la zona de descar-
ga y almacenamiento de la ciudad en un nuevo centro urbano. En el caso de
Colombia, es un modelo de intervención social urbana se centra en un obje-
tivo general: construir, re-construir y recuperar espacios públicos, erigiendo

249
Nora Livia Rivera Herrera María
Teresa Ledezma Elizondo

así una convivencia social y  de seguridad en las comunidades intervenidas


en la ciudad de Medellín. En Londres, el proyecto de regeneración urbana
abarca estrategias de crecimiento, infraestructura, vivienda, desarrollo eco-
nómico, seguridad ciudadana, cultura y medioambiente, considerada como
la más grande oportunidad de regeneración dentro de Londres, y es específi-
camente esta área la que se benefició con el Plan de Londres para las pasadas
Olimpiadas del 2012. Finalmente, se aborda el Centro Histórico de la Ciudad
de México, el cual abarca el Primer Cuadro de la capital y se ha convertido en
el principal espacio público del país, es además, uno de los polígonos urbanos
con más museos y centros culturales en el mundo, ya que cuenta con 65, lo
cual lo convierte en uno de los espacios urbanos con más densidad de estos
sitios.

V.1. El Proyecto Urbano 22@ (Barcelona, España)


Este proyecto logró transformar 200 hectáreas de suelo industrial en el sec-
tor de Poblenou, el centro de Barcelona, en un innovador distrito de produc-
ción, con infraestructura estratégicamente dirigida al conocimiento. La reno-
vación de estas áreas industriales permite crear hasta 3;200,000 m² de espacios
productivos; aumentar entre 100,000 y 130,000 los puestos de trabajo en la
zona; construir entre 3,500 y 4,000 nuevas viviendas y obtener unos 220,000
m² de suelo para equipamiento y área verdes.
Contempla una clara mezcla de usos de suelo: Industrial, Oficinas, Vivien-
da (en determinadas condiciones), Comercial, Residencial, Equipamientos y
Equipamientos @. Estos últimos corresponden a los relacionados con activi-
dades vinculadas a la formación, la investigación y la empresa.
La magnitud del proyecto fue de 198,26 hectáreas, afectando 115 manza-
nas con una superficie de 1;159,626 m² de suelo. En vivienda  4.614 viviendas
preexistentes, se crean entre: 3.500 y 4.000 nuevas viviendas, el aumento de
zonas verdes fue de  75.000 m². Además en nuevos equipamientos: 145.000
m², el aumento de puestos de trabajo: 130.000, la inversión del plan de infraes-
tructuras: $2,690 millones, y el potencial inmobiliario: $199,650 millones.

V.2. El Proyecto Urbano Hafen City (Hamburgo, Alemania)


Destinado a transformar la “Speicherstadt” (ciudad almacén) que era an-
tiguamente la zona de descarga y almacenamiento de la ciudad en un nuevo
centro urbano, este proyecto, hará crecer el centro urbano hasta en un 40%.
Oficinas, plazas, locales comerciales y hasta departamentos para adultos ma-
yores cambiarán la imagen de Hamburgo, contribuyendo a mantener su im-
portancia como la segunda ciudad más grande del país; todo ello gracias a
las más de cien obras en ejecución con un costo estimado de $83,050 millones
estará terminado en 2025.

250
Monterrey: estrategias para el rescate de la metrópolis

Este proyecto comenzó a gestarse a finales de 1980, el primer paso fue la


construcción del Hanseatic Trade Center a principios de los años 1990, que
llevó a la remodelación de un sector de la ciudad almacén.
Hafen City ocupará una superficie de 155 hectáreas, sobre las 100 hectá-
reas de superficie firme, las otras 55 del proyecto son de aguas. Se construi-
rán 1,8 millones de metros cuadrados que darán vida a 5.500 departamentos
residenciales (para unas 10 mil a 12 mil personas) y oficinas suficientes para
albergar 40 mil puestos de trabajo. A ello se sumarán 10 kilómetros de paseos
peatonales junto al agua, una línea de metro con dos estaciones, museos, una
filarmónica y sectores abiertos con nombres que evocan epopeyas transoceá-
nicas: la Terraza Magallanes, la Terraza Marco Polo o la Plaza Vasco da Gama.
Figura 2: Ubicación del Proyecto 22 @ en el Área Metropolitana de Barcelona

Fuente: http:// www.22barcelona.com/ (Modificada para la edición de este texto).

V.3. El Caso de Medellín, Colombia


En las ciudades latinoamericanas constituye un problema común el de-
terioro de sus áreas centrales, especialmente de los centros históricos cuya
causa se debe principalmente a la deficiente capacidad de intervención de la
gestión pública.  Esta situación es explicable por tres razones principales: en
primer lugar, el olvido de la importancia del centro de la ciudad en la formu-
lación de las polítcas urbanas al ubicar las prioridades del desarrollo en la
expansión periférica.  En segundo lugar, la fuerza de presión privada que ha
terminado por desbordar la capacidad de respuesta de la gestión pública. Y

251
Nora Livia Rivera Herrera María
Teresa Ledezma Elizondo

en tercer lugar, porque se ha construido una organización institucional alta-


mente compleja para el manejo del centro de la ciudad.
La rehabilitación del patrimonio arquitectónico modesto no es factible fue-
ra del marco de una rehabilitación urbanística que garantice la viabilidad y
sostenibilidad  de este tipo de intervención.  En este sentido, la rehabilitación
debe contemplar no solo la protección del patrimonio construido, sino tam-
bién el mejoramiento de la calidad de vida de quienes habitan los sectores
patrimoniales de la ciudad.  Por lo tanto, resulta fundamental considerar y
hacer parte a los residentes de los procesos de rehabilitación, para generar
consensos y sentido de pertenencia. En este sentido, Bogotá estuvo acorde,
durante la década del 80 y parte de la década del 90, con las tendencias euro-
peas y americanas consistentes en el “regreso a la ciudad construida”.
Se hacen esfuerzos para desestimular la expansión hacia la periferia y re-
habilitar el centro histórico.  No obstante, en los últimos años se ha perdido te-
rreno en la práctica de la rehabilitación, al punto que el Plan de Ordenamiento
Territorial de la ciudad, no considera el tratamiento de rehabilitación y separa
radicalmente los tratamientos de renovación y conservación. En este contexto,
la propuesta del modelo experimental, acierta en su definición en dos temas. 
Por una parte, registra los principales factores y aspectos que intervienen en
la rehabilitación de la vivienda compartida en inmuebles de interés patrimo-
nial y por la otra, incorpora el componente de la gestión urbana de manera
transversal, permitiendo identificar, la viabilidad y sostenibilidad de la inter-
vención a largo plazo.
No obstante, este modelo experimental presenta limitaciones relacionadas
con el reducido número de inmuebles resultantes para su aplicación y con la
falta de información para proponer factores que mejoren la gestión social. De
manera que el modelo debe ser validado por una muestra mayor y comple-
mentado con datos útiles a la gestión social (Ceballos, 2006).
En el caso Medellín, Fajardo (2008) explica que la ciudad enfrentó dos
grandes problemas que están íntimamente ligados. En primer lugar, se vi-
vía en una sociedad con desigualdades sociales profundas que, además, trae
acumulada una gran deuda social. Este hecho se compartía con la mayoría de
las ciudades latinoamericanas, lo cual no resulta sorprendente pues es bien
conocido que América Latina es la región más desigual del planeta. Un par
de ejemplos, sin entrar en detalles, ilustran el tema. El sistema educativo, que
en años ya lejanos servía como factor de integración social, se convirtió en
gran factor de división y discriminación. La diferencia entre la educación pri-
vada y la pública es abismal y las consecuencias, en la era de la información
y el conocimiento, son dramáticas provocando más desigualdad y más injus-
ticia social. Por otro lado, una mirada a las zonas periféricas de la ciudad nos
muestra con crudeza las dificultades de miles de familias, la mayoría llegadas
a la ciudad en busca de un futuro que no podían encontrar en sus lugares de

252
Monterrey: estrategias para el rescate de la metrópolis

origen, desplazadas muchas por la violencia, sin equipaje físico y sin compe-
tencias educativas.
En segundo lugar, a comienzos de los años ochenta llegó a dicha ciudad el
narcotráfico y empezó una era de violencia que nadie jamás imaginó. Hubo
destrucción por toda la ciudad, y para contrarrestarla se trabajó arduamente
con la Policía, se propuso un programa de reinserción, pero sobretodo la pe-
dagogía de la convivencia y la cultura ciudadana, fueron importantes para
la disminución de la violencia. Asimismo, las oportunidades socialesse in-
tegraron en un conjunto de intervenciones que se denominó “Medellín, la
más Educada”, que hacen de la educación, entendida en un sentido amplio,
el motor de la transformación social. Programas como Cultura del Emprendi-
miento (Cultura E), Presupuesto Participativo, Urbanismo Social y Proyectos
Urbanos Integrales, Medellín Incluyente y la intervención de calidad en todas
las componentes del sistema educativo fueron son las bases de la transforma-
ción social de Medellín.
El modelo de Medellín, apunta Garza-Leonard (2001) tiene, entre otras co-
sas, seis ejes de acción: 1) Infraestructura social y mejor urbana, 2) Seguridad
y Convivencia, 3) Salud y Desarrollo familiar, 4) Capacitación y empleo, 5)
Educación, y 6) Deporte social, cultura y recreación. En todos estos ejes de
acción el componente de participación de los diversos actores públicos es alto;
de ahí que se considere trabajar siempre con: Ciudadanos, Agentes de cambio
social, ONG’s y la Empresa Privada. El modelo de Medellín se puede definir
como un proyecto de gran impacto que busca combinar varios proyectos de
pequeña escala, apoyado en un edificio emblemático, con los servicios de ma-
yor calidad y un sistema de transporte para de ahí comenzar las acciones de
mejora urbana y de recuperación de la convivencia social y seguridad en los
barrios (colonias).
Figura 3: Parque Biblioteca España en Medellín.

Fuente: www.sergiofajardo.com

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Nora Livia Rivera Herrera María
Teresa Ledezma Elizondo

V.4. El caso de Londres


En el año 1997, de acuerdo a Roldán (2012), la ciudad de Londres tenía
varios problemas: calidad de la educación, déficit en la inversión de la infraes-
tructura del transporte, desempleo, y un gran desbalance entre las distintas
zonas de la ciudad. Pero en 1998, el primer ministro de la época, encarga al ar-
quitecto Sir Richard Rogers el informe Urban Task Force, para identificar cuá-
les eran las causas del la declinación urbana, y en base a este plan, recomendar
soluciones sustentables. Así, nace el plan estratégico de Londres 1998-2004,
que se proyectaba para el 2020, y que abarcaba estrategias de crecimiento, in-
fraestructura, vivienda, desarrollo económico, seguridad ciudadana, cultura
y medioambiente. Para esto se identificaron las zonas de regeneración urba-
na, de oportunidad, los diferentes centros, las zonas culturales estratégicas,
clusters, suelos café, y hasta los corredores caminables a nivel urbano. Esta
información se puso bajo una estructura de organismos con funciones y me-
tas específicas, que van desde el alcalde de la ciudad, el Mayor, los alcaldes
de las 33 poblaciones, la GLA ( Greater London Authority), la LDA ( London
Development Agency) y la LTGDC (London Thames Gateway Development
Corporation). Estas tres organizaciones, dentro de muchas otras, están direc-
tamente involucradas en el Plan, en su implementación, financiamiento, y
mantenimiento. Específicamente la LTGDC es la agencia para la regeneración
del este de Londres, el East End, que es donde se concentra la mayor cantidad
de pobreza en la ciudad. La regeneración se logra través de nuevos empleos
y viviendas. Dentro de la zona este se encuentra la Lower Lea Valley (LLV),
que ha sido descrita como “la más grande oportunidad de regeneración den-
tro de Londres, y es específicamente esta área la que se benefició con el Plan
de Londres para las pasadas Olimpiadas del 2012. La LLV es una zona post
industrial de suelos café, con viviendas pobres y espacios sub-usados, y mu-
chos canales de agua. Además es una de las zonas con mayores niveles de
de privación y desempleo, y menores niveles de preparación. Pero está a tres
millas del centro de Londres, muy cerca del Canary Wharf, que es el centro
financiero de la capital, ya además de estar bastante bien conectada. Todo
esto, con el plan correcto, se podría transformar en una oportunidad. Efectiva-
mente, los juegos Olímpicos costaron cerca de 9.3 billones de libras esterlinas,
y se invirtieron en un plan progresivo de tres etapas. La primera etapa co-
rrespondió puramente a los Juegos Olímpicos, y sus espacios están pensados
para recibir a multitudes. Se pensó como un gran parque con varios estadios,
los que reducirán su tamaño luego de los juegos. En el norte del parque se
crea un sistema ecológico de paisajismo que permite el uso sustentable de las
aguas del río que lo recorre, manteniendo la biodiversidad, y de esta manera
también se abren vistas a los estadios. En el sur, donde se encuentra la entrada
principal, el plan es más urbano, y se encuentra el Arcelor Mittal Orbit, que
es una gran escultura que funciona como mirador, y el estadio más grande, el

254
Monterrey: estrategias para el rescate de la metrópolis

Estadio Olímpico, diseñado por el arquitecto Populus, el que recibirá 80.000


personas, reduciendo su capacidad a 60.000 luego de los juegos. Todas las
construcciones fueron revisadas en estándares de diseño sustentable. Pero la
segunda etapa es la más importante es lo que viene luego de los juegos. Esta
es la conversión, cuya finalización se proyecta para el 2020, pretende transfor-
mar los espacios para uso comunitario, además de la creación de los espacios
comerciales y calles, y finalmente en la tercera etapa este Plan de Legado, que
es lo que quedará para la comunidad y deberá estar listo para el 2030, involu-
crando principalmente vivienda. (Roldan, 2012).

V.5 El caso de la ciudad de México


A pesar de que en sus inicios el Primer Cuadro fue sede de una gran acti-
vidad, a partir de la segunda mitad del Siglo XX vivió una prolongada crisis
urbana. Debido al proceso de regeneración urbana del Centro Histórico de la
Ciudad de México, el cual ha sido desarrollado por el Gobierno del Distrito
Federal, el Primer Cuadro de la capital se ha convertido en el principal espa-
cio público del país.
El Centro Histórico de la Ciudad de México, considerado como el princi-
pal del Continente Americano y Patrimonio Cultural de la Humanidad, recibe
en promedio 2.5 millones de personas diariamente. Antes de este proceso de
revitalización no recibía a más de un millón de personas en promedio al día.
En solamente los 3.5 kilómetros cuadrados que tiene el Perímetro A, tenemos
una concentración de personas que en algunas horas puede llegar a superar
cinco o seis veces la densidad poblacional de Bombay –que es una de las ciu-
dades más pobladas del mundo–. Además, el Centro Histórico es uno de los
polígonos urbanos con más museos y centros culturales en el mundo, cuenta
con 65, que lo convierte en uno de los espacios urbanos con más densidad de
estos sitios, solamente comparable con París o Manhattan. Es un gran lugar
de encuentro; se ha convertido en ese gran espacio público plural, diverso,
de intensa actividad a todas horas, que ha hecho posible que el corazón de
la ciudad vuelva a latir con fuerza. A pesar de que en sus inicios el Primer
Cuadro fue sede de una gran actividad, a partir de la segunda mitad del Siglo
XX vivió una prolongada crisis urbana. Del 2005 al 2007 se realizó un estu-
dio que arrojó conclusiones como que el 95 por ciento de los habitantes de la
Ciudad de México solamente entendían por Centro Histórico, cuatro o cinco
lugares (la Alameda, el Zócalo, Palacio Nacional, el Palacio de Bellas Artes
y la Catedral). Un 90 por ciento de los habitantes de la Ciudad de México,
no ubicaban o no identificaban bien dónde quedaba, por ejemplo, la Plaza
de Santo Domingo, que es la segunda plaza en importancia histórica en este
Primer Cuadro de la ciudad. En este sentido, que el proceso de rehabilitación
ha significado un esfuerzo, no sólo por conservar el patrimonio, sino porque
se vuelva a poblar; ambas labores tienen que ver con construir mejores con-

255
Nora Livia Rivera Herrera María
Teresa Ledezma Elizondo

diciones de habitabilidad, seguridad, iluminación de calles y reconstrucción


de plazas. El Centro Histórico que con sus mil 800 monumentos y edificios
históricos es además uno de los más importantes del mundo, destaca por estar
en una ciudad que desde sus inicios se convirtió en cosmopolita y sede de una
intensa actividad artística (Martínez, 2012).
Figura 4: Museos del Centro Histórico de la Ciudad de México.

Fuente: http://www.museosdemexico.org

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Monterrey: estrategias para el rescate de la metrópolis

V.6. La ciudad de Monterrey


En el 2010, ante los altos índices delictivos, el Gobierno del Estado de Nue-
vo León, impulsó un plan para crear parques y bibliotecas, con lo que se espe-
ra mejorar la calidad de vida de los vecinos de la colonia Independencia en el
municipio de Monterrey.
Esta colonia tiene aproximadamente 100 años y es considerada como uno
de los sectores más inseguros de la mancha urbana. Debajo de su perfil po-
licromado y de sus tradiciones, la colonia y sus habitantes padecen cada día
ejecuciones, violencia intrafamiliar, narcomenudeo y robos, entre otros pro-
blemas. Para contrarrestar estas adversidades, el Gobierno de Nuevo León
emprendió un plan de regeneración para las colonias comprendidas dentro
del sector de la Independencia. Los proyectos de este tipo fueron los que se
aplicaron en Medellín, la ciudad colombiana, en la administración 2004-2007,
en donde el entonces alcalde, Sergio Fajardo, buscó con ello generar dignidad
en barrios bravos y colonias marginadas a los que por ejemplo dotó de par-
ques y bibliotecas de arquitectura moderna. ¿El resultado? Los índices delic-
tivos se desplomaron y las colonias renacieron. Este proyecto trata de generar
con ayuda de muchos un proyecto integral de intervención física sobre equi-
pamientos y crear nuevos. El objetivo terminal del proyecto fue concretar, en
ese enclave o sector, el núcleo de una ciudad segura y sustentable, partiendo
de una planeación verdaderamente integral.
La idea sería partir de la Independencia y demás colonias situadas en el
espinazo de la Loma Larga, aplicando lo aprendido en Medellín, pero tam-
bién en otras ciudades conflictivas, como Curitiba en Brasil, o Barcelona, en
la costa mediterránea de España. No sólo se trata de erradicar la inseguridad,
sino de generar un lugar de alta calidad de vida. El modelo colombiano impli-
ca edificar obras de calidad en términos de arquitectura, diseño y contenido,
además de la difusión de la cultura (Encinas, 2010).
Bajo esta idea, se transformó la Plaza Cívica Independencia, que desde
hace 80 años era un paseo público y que actualmente se ha logrado rescatar.
En este espacio se podrán realizar actividades al aire libre y de convivencia fa-
miliar y vecinal. Este es un proyecto de Macro Centro Comunitario que busca
promover el crecimiento de las personas mediante programas y actividades
formativas: artísticas, culturales y deportivas. Dentro de los programas y ser-
vicios que se impartirán estarán los talleres de desarrollo humano, educación
para adultos y preparatoria a distancia, biblioteca, consultorio, gimnasio y
una clínica de nutrición. Además. Se impartirán más de 35 cursos, talleres y
diplomados. También se contará con la ampliación y mejora de los planteles
educativos, y se implementarán programas que brinden una educación de
calidad, que motiven y formen a los alumnos, faciliten procesos administra-
tivos y promuevan la participación de los padres de familia. Además, la casa
del ex-boxeador se reconstruyó en su totalidad, contando actualmente con

257
Nora Livia Rivera Herrera María
Teresa Ledezma Elizondo

instalaciones adecuadas. Con la experiencia de la colonia Independencia y


conjuntamente con los gobiernos municipales, se está haciendo el diagnóstico
para extender estos proyectos de transformación urbana a 9 sectores más en
el año 2012 (Olaiz, 2011).

VI. Estrategias para la Rehabilitación urbana en el Centro


Metropolitano de Monterrey (CMM).
El Rescate Urbano del primer Cuadro de la Ciudad de Monterrey, debido
a su complejidad, debe ser abordado de modo sectorial atendiendo de for-
ma particular las problemáticas y necesidades de cada zona; para después
facilitar soluciones integrales que unifiquen el buen funcionamiento de las
circunstancias físicas, urbanas y sociales en su totalidad. El incremento y la
expansión de la población han llevado al abandono de la zona metropolita-
na. Una ausencia que ha provocado deterioro y desaprovechamiento de los
espacios, edificios y equipamientos existentes , Dicho abandono no significa
la ausencia total de personas (visitantes), sin embargo, la gente ha perdido el
interés en vivir zona Metropolitana (ZMM) porque no cumple con las deman-
das necesarias que exige la población.
Figura 5: (a y b). Plaza Cívica Independencia (antes y después).

Fuente: Gobierno del Estado de Nuevo León (2011).

En la ZMM hay mucho movimiento y poca eficiencia. Las fuentes de tra-


bajo y servicios que podemos encontrar: educativo, cultural, recreativo, hos-
pitalario, comercial y administrativo, por mencionar algunos son necesidades
no cubiertas en la zona. No se puede negar que en el centro hay edificios y
espacios urbanos muy bien preservados, en buenas condiciones, pero la ma-
yoría de los predios no se encuentran en estas circunstancias. Actualmente
existen edificios y espacios con mucho potencial muy mal aprovechados, pre-
dios abandonados, e inclusive edificaciones en ruinas que deben ser restau-

258
Monterrey: estrategias para el rescate de la metrópolis

radas, ya que son consideradas patrimonio del Estado. Es importante men-


cionar que no solo es el abandono de edificios, elementos arquitectónicos y
espacios urbanos lo que ha contribuido al deterioro del primer cuadro de la
ciudad. También las actividades que se desarrollan actualmente ahí exigen
otro tipo de espacios e equipamientos, nuevas propuestas de usos de suelo, el
restablecimiento de los métodos y normas administrativas; pero sobre todo la
reestructuración del sistema vial.
La capacidad de carga de la red vial del área metropolitana, en particular
de la ZMM se ha visto sobrecargada por la gran cantidad de parque vehicular
que da pie a una comunicación de millones de usuarios que diariamente se
enfrentan a las severas deficiencias de la red. Estas precarias condiciones del
sistema vial del zona metropolitana han contribuido al deterioro urbano, cul-
tural, económico y medioambiental de la ciudad, pues las calles y avenidas no
están preparadas para dar paso a tantos vehículos particulares y de transporte
público, al mismo tiempo que no están habilitadas para facilitar otro sistema
alterno de transporte. Los estacionamientos son insuficientes y están mal ubi-
cados, complicando aún más la trama vehicular de la ciudad.
Figura 6. El Centro Metropolitano de Monterrey.

Fuente: Plan de Desarrollo Urbano Sustentable de Monterrey 2008 – 2025 (Modificada para la
edición de este texto).

Sumando a esto las pésimas condiciones, cuando existen, de las diferentes


vías peatonales puestas a disposición de los transeúntes de nuestra ciudad.

259
Nora Livia Rivera Herrera María
Teresa Ledezma Elizondo

VI.1. Descripción del caso del Centro Metropolitano de Monterrey.


El CMM está delimitado por al Norte por la Avenida Colon y al Sur por la
Avenida Constitución, en dirección Oriente por la Avenida Félix U. Gómez y
al Poniente con la Avenida Venustiano Carranza; es un ente urbano complejo,
muy complicado, porque en el conviven un gran gama de posibilidades de
uso de suelo; un amplia variedad de redes en su estructura vial y diversas
tipologías de calles, avenidas y andadores peatonales. Además en ésta área, se
concentran todos los estilos arquitectónicos que se han venido desarrollando
en la ciudad a través de las épocas, convirtiéndolo no sólo en un relato urbano
del desarrollo de nuestra sociedad y sus espacios, sino en una gran herencia
cultural que debemos cuidar y conservar. En el primer cuadro de la ciudad
conviven desde el edificio más viejo, aún en pie de la ciudad (La actual casa
del campesino), pasando por el Palacio de Gobierno de estilo neoclásico, hasta
el edificio del Banco de México o el Condominio Acero de tendencia moderna.
En sí misma la Macroplaza, que integra al Teatro de la Ciudad, hasta algunas
muestras de arquitectura contemporánea como el Museo de Historia Mexi-
cana, el paseo Santa Lucía y los nuevos edificios habitacionales que se han
construido en el andador comercial Morelos, hacen del centro metropolitano
un verdadero problema con muchas maneras de analizarse. Todo lo anterior
aunado a la falta de reglamentación y normatividad del Primer Cuadro.
Para este estudio se seleccionó uno de los sectores más emblemáticos y
antiguos del Centro Metropolitano, tanto por su importancia histórica, como
por el acervo cultural, arquitectónico y social que representa, sumado a todos
los servicios, infraestructura y equipamientos con los que cuenta. Delimitado
al Norte por la calle Aramberri y al Sur por la Avenida Constitución, por la
Avenida Félix U. Gómez al Oriente y la Avenida Pino Suarez al poniente.
Delimitado al Norte por la calle Aramberri y al Sur por la Avenida Constitu-
ción, por la Avenida Félix U. Gómez al Oriente y la Avenida Pino Suarez al
poniente. Un total de 176 cuadras, que equivalen aproximadamente a 25 hec-
táreas, Donde encontramos: 47 vialidades, 1 Zona especial de Desarrollo (Pa-
seo Santa Lucia), 3 Museos, 2 Palacios de Gobierno, La Macroplaza, 2 zonas
comerciales de Alto impacto y 1 zona reconocida como patrimonio histórico,
artístico y cultural de nuestra ciudad.

260
Monterrey: estrategias para el rescate de la metrópolis

Figura 7. Lotificación del CMM

Fuente: Imagen facilitada por la Administración del Municipio de Monterrey (Modificada para la
edición de este texto). Plan de Desarrollo Urbano Sustentable de Monterrey 2008 – 2025 (Modi-
ficada para la edición de este texto).

Figura 8. Sector del CMM considerado para el estudio.

Fuente: Imagen facilitada por la Administración del Municipio de Monterrey (Modificada para la
edición de este texto). Plan de Desarrollo Urbano Sustentable de Monterrey 2008 – 2025 (Modi-
ficada para la edición de este texto).

261
Nora Livia Rivera Herrera María
Teresa Ledezma Elizondo

Figura 9. Uso del suelo actual del CMM.

Fuente: Imagen facilitada por la Administración del Municipio de Monterrey (Modificada en esta
edición). Plan de Desarrollo Urbano Sustentable de Monterrey 2008 – 2025 (Modificada para la
edición de este texto).

VI.2 Análisis de la Problemática actual en el CMM


Los elementos que surgen de la revisión son los siguientes: a) Desorden
Urbano.- El Centro Metropolitano de la ciudad ha sido objeto de varias trans-
formaciones, muchos proyectos han intentado inyectarle vida e identidad, al-
gunos de ellos como: la peatonalización de la calle Morelos, la construcción
de la Macroplaza, el desarrollo del Parque fundidora, la declaratoria y conser-
vación del Barrio Antiguo, la modernización de algunos edificios, la reciente
construcción del Paseo Santa Lucía. Todos estos han sido proyectos de gran
importancia que han contribuido al mejoramiento de nuestra ciudad, pero
no cuentan con ningún programa de acción que los integre a largo plazo. La
ciudad y su población padecen de un grave desorden urbano, b).- Ausencia
de Inversión. La iniciativa privada encuentra mucho más atractivo invertir
en la periferia: sin darse cuenta que la transformación de la centro, es una
gran oportunidad para reactivar la vida económica del sector, aprovechando
la infraestructura existente, para generar la oferta de espacios que se adecuen
a las necesidades y condiciones, de los actuales y futuros usuarios, c) Despo-
blamiento Urbano Intenso, d) Subutilización de Espacios.- En este sector la

262
Monterrey: estrategias para el rescate de la metrópolis

mayoría de la infraestructura y los equipamientos están siendo subutilizados,


por lo cual se tiene que replantear su aprovechamiento con el fin de hacerlos
más eficientes, e) Problemática Vial.- En el Centro Metropolitana la afectación
de la movilidad urbana se ve perjudicada por los congestionamientos viales.
El incremento vehicular ha sido decisivo para el desarrollo de este problema.
Actualmente en Monterrey hay un incremento anual de 5% al 7% de par-
que vehicular. Mientras no se lleve a cabo la ampliación, construcción o ha-
bilitación de nuevas ofertas viales, la demanda vehicular seguirá utilizando
indiscriminadamente las principales vialidades de la ciudad, saturando su
capacidad operativa, causando accidentes, incrementando el índice de con-
taminación, etc., f) Ineficiencia del Transporte Urbano: El Consejo Estatal de
Transporte y Vialidad, establece en el Plan Estatal de Transporte y Vialidad
2005, Corredores de transporte Urbano; estos corredores son vialidades con
altas concentraciones de unidades de transporte público, sin embargo este
aglutinamiento de unidades, no siempre se presentan en la totalidad de la vía,
es por ello que estos tramos con altas concentraciones de unidades de trans-
porte, se les considera como longitudes conflictivas. Actualmente la red vial
de Monterrey, opera bajo condiciones de tránsito mixto, a través de una am-
plia e indiscriminada mezcla en los flujos vehiculares, sin considerar las dife-
rencias de operación entre los vehículos ligeros y pesados, generando con ello
problemas como la reducción en las velocidades de operación, los niveles de
servicio y la saturación de las vialidades. Ante la problemática que representa
la mezcla de transito ligero y pesado, la Secretaría de Vialidad y Tránsito del
Municipio de Monterrey, determino diversas vialidades por donde se permite
y encausa el transito pesado con el fin de evitar esta mezcla indiscriminada, y
g) Movilidad Peatonal: La ciudad de Monterrey ha crecido priorizando el uso
del automóvil, los esquemas de movilidad de la ciudad y de toda el Área Me-
tropolitana, promueven principalmente el uso del automóvil, dejando de lado
el transporte público y las zonas peatonales; esto genera una falta de respeto
constante hacia el peatón, ya que en la solución de problemática viales (puen-
tes, pasos a desnivel, cruces, etc.), no se contemplan áreas para el recorrido
del peatón y tampoco se cubre de manera adecuada el mobiliario urbano que
facilite la el traslado y estancia del peatón; adicionalmente muchas calles y
avenidas con importante flujo vehicular en la ciudad no cuentan con los pasos
peatonales correspondientes, todo lo anterior genera una cultura que repercu-
te invariablemente en la imagen y funcionalidad de la ciudad.

VI.3 Propuestas
Las estrategias y propuestas presentadas en este documento son el resulta-
do de un proceso de análisis y diseño, en el cual se tomaron en cuenta los dis-
tintos análisis mencionados en el capítulo anterior y las ideas fundamentales
encontradas en el estudio del caso.

263
Nora Livia Rivera Herrera María
Teresa Ledezma Elizondo

VI.3.1 Objetivos de la propuesta


1. Ordenamiento de los usos de suelo. Se busca ordenar los usos de suelo al
organizar los giros existentes como los propuestos en nuestro caso de estudio.
Al analizar la situación actual es evidente la inexistente planificación de usos
de suelo. Por ejemplo en los planes de Desarrollo Urbano actuales podemos
observar solo levantamientos de los usos existentes, donde no prevalece una
organización, generando desorden en el desarrollo de las actividades y fun-
ciones espaciales, además de la innegable perturbación de la imagen urbana
que esto representa.
2. Creación y delimitación de barrios. Con el propósito de fomentar el de-
sarrollo comunitario y el ordenamiento legislativo de los espacios urbanos,
proponemos la delimitación conceptual y jurídica de los espacios, agrupando
manzanas que se diferencian por las actividades, usos y servicios. De esta ma-
nera buscamos que el mantenimiento de los espacios comunes, áreas verdes
y mobiliario urbano recaigan en la responsabilidad social de sus habitantes.
3. Aumentar la densidad de población. Un factor necesario en la planea-
ción urbana es destinar espacios en un grupo de manzanas determinados con
usos de suelo habitacional mixto con comercios y servicios básicos. De mane-
ra que se tome en cuenta el equipamiento y la infraestructura existentes para
mantener una cantidad controlable del número de personas que vivan dentro
de la zona estudiada.
4. Reactivar los espacios y edificios subutilizados. En los espacios subutili-
zados y/o abandonados es necesario impulsar su regeneración y reactivación
económica. Un espacio que no genera un beneficio jamás será una opción via-
ble para el desarrollo urbano de nuestra comunidad. Estos espacios deben de
servir y cubrir las necesidades tanto de la población que se proyecta para vivir
en el área, como para todas las personas que desarrollan sus actividades en
centro de la ciudad. Comercio, servicios, equipamiento, áreas recreativas, etc.
5. Definir un sistema vial y rutas de transito urbano acorde a las nuevas
necesidades urbanas de la zona. Tomando en cuenta los datos actuales de
los diagnósticos viales, proponemos el establecimiento de pares viales para
dar orden y continuidad al tránsito de vehículos particulares y de transporte
público. Se propone en especial un par vial dirigido a la circulación oriente-
poniente como vialidad colectora, dejando la mayoría de las calles locales solo
para transito local y controlado por horarios. Se hace una propuesta para la
reestructuración de las rutas de transporte urbano que transitan dentro de la
zona de estudiada, creando una regulación que permite la circulación de este
tipo de transporte solo por los carriles establecidos de los pares viales.
6. Establecer estratégicamente lotes de estacionamientos públicos y priva-
dos. Eliminar la permisión de vehículos estacionados en cordón en las calles
colectoras o donde circulen las diferentes rutas de transporte público. Busca-
mos establecer las bases administrativas necesarias para incluir el número de

264
Monterrey: estrategias para el rescate de la metrópolis

estacionamientos requeridos por establecimiento de acuerdo a su actividad y


tamaño. Proponemos la creación y establecimiento estratégico de estaciona-
mientos públicos y privados con una alta capacidad de vehículos a manera de
semisótanos, en los cuales ubicamos en la parte superior (techos) áreas verdes
y equipamiento recreativo.
7. Crear facilidades de conexiones peatonales para el desplazamiento de
las personas dentro del área de estudio y con el resto del centro de la ciudad.
Construir nuevos corredores urbanos internos, para facilitar el desplazamien-
to y movilidad peatonal de la gente que habita y desarrolla sus actividades en
el Centro de la ciudad. Paseos que brinden seguridad y bienestar a las perso-
nas que los recorren, habilitados con comercio y equipamiento que satisfaga
todas las necesidades de sus habitantes y visitantes.
VI.3.2. Propuesta de Zonificación
Considerando que la zonificación permite una mejor administración, un
adecuado control y mantenimiento de los bienes inmuebles proporciona
mayor seguridad y sentido de pertenecía por medio de la cooperación y el
consenso comunal, se propone la agrupación y delimitación conceptual de
manzanas dentro de D1-HECM (Distrito 1 –Habitacional de Equipamiento
Comercial y Usos Mixtos). Estas Zonas se han por las actividades y usos de
suelo que proponemos se desarrollen en cada una de ellas:
Figura 10. Zonificación

Fuente: Camarillo, (2011)

265
Nora Livia Rivera Herrera María
Teresa Ledezma Elizondo

Z1 Manzanas delimitadas entre la Av. José Ma. Pino Suarez y la Av. Cuauhté-
moc. En ella visualizamos un espacio Transitivo que cuente con Equipa-
miento y Servicio.
Z2 Clasificados a su vez en “a”, “b” y “c”, son grupos de 9 manzanas internas
en el Distrito. En ella planteamos el ordenamiento Comercial de alto im-
pacto y los Usos Mixtos.
Z3 Es una agrupación irregular de manzanas que se concentra entre la ca-
lle George Washington, La Av. Juan I. Ramón, la Av. Cuauhtémoc y la
Av. Benito Juárez. Comprende las manzanas de Colegio Civil, el mercado
“Fundadores” y la estación del metro Alameda. En el buscamos potenciar
el equipamiento Comercial, Cultural y Deportivo reestructurando el me-
dio físico construido.
Z4 Comprende 12 manzanas entre la calle Emiliano Carranza al Poniente y
la calle Ignacio Zaragoza al Oriente, la Calle Ruperto Martínez al Norte y
la Av. Juan I. Ramón al Sur. En esta zona buscamos desarrollar el uso de
suelo habitacional multifamiliar, el Comercio Mixto de bajo impacto y los
Servicios.

VII. Discusión y Conclusión


En la mayoría de las ciudades mundiales, Londres, Alemania, Barcelo-
na, Medellín y México, por mencionar algunos, un problema común que se
presenta es el deterioro de sus áreas centrales, especialmente de los centros
urbanos, cuya causa se debe principalmente a la deficiente capacidad de in-
tervención de la gestión pública.  Ceballos (2006) enfatiza que esta situación
es explicable por tres razones principales: en primer lugar, el olvido de la
importancia del centro de la ciudad en la formulación de las políticas urbanas
al ubicar las prioridades del desarrollo en la expansión periférica.  En segun-
do lugar, la fuerza de presión privada que ha terminado por desbordar la
capacidad de respuesta de la gestión pública. Y en tercer lugar, porque se ha
construido una organización institucional altamente compleja para el manejo
del centro de la ciudad.
Es importante retomar lo descrito por García (2008) en relación a que la
dinámica de los centros históricos resulta un proceso relativamente nuevo y
actual en el contexto nacional, en donde las experiencias surgidas de las dis-
tintas prácticas, aún se encuentran en proceso y se comienzan a registrar los
impactos de éstas.
Los mismos problemas de deterioro se observa al analizar la situación del
CMM, en donde es evidente que el centro de la ciudad es un espacio donde
cada vez es más difícil vivir. La expansión de la ciudad, ha provocado su
abandono y este se ha transformado en un espacio dedicado a la actividad

266
Monterrey: estrategias para el rescate de la metrópolis

comercial y de servicios. Aunque el comercio da una aparente ilusión de vida,


estos espacios se ocupan solo en horas laborales, dejando la noche desierta
para la inseguridad y la proliferación de lugares de vicio. La mayoría de los
predios son subutilizados y/o abandonados, hay una gran falta de atención
y mantenimiento en muchos edificios. El equipamiento y la infraestructura
hacen evidente el envejecimiento y el deterioro urbano. Además, el incesan-
te incremento del parque vehicular ha saturado una gran cantidad de calles.
Graves problemas de desplazamiento vehicular y peatonal por no contar con
el equipamiento y las facilidades necesarias para asegurar rutas eficientes y
trayectos seguros a los usuarios, son parte del día a día de una realidad me-
tropolitana que envejece y se deteriora a un ritmo acelerado.
En conclusión, se puede asegurar que si se resuelven y se implementan
acciones adecuadas considerando los temas precedentes, de acuerdo a las ca-
racterísticas de cada uno de los distritos, es completamente fiable el Rescate
Urbano del Primer cuadro de la ciudad, al replantear el contexto urbano del
CMM. Una vez más, el reto desde la perspectiva urbana consiste en el equi-
librio que deberá obtenerse entre el centro urbano y los demás subcentros, a
fin de evitar que las vinculaciones interregionales entre centros históricos de
varias ciudades, condicione la interrelación intraurbana.

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268
Identidad, Representaciones Sociales y
apropiación del espacio en la periferia de
Monterrey

Carlos Estuardo Aparicio Moreno1

Resumen
La antigüedad en el barrio y la fuerza de identificación en el espacio constituyen la
memoria progresiva de lugares y experiencias espaciales, “instituyéndolos como
territorio” y “espacializando el recuerdo” (Baby-Collin, 2002). La identidad del barrio
se genera gracias a conocimientos socialmente elaborados, transmitidos mediante
la comunicación social, es decir, Representaciones Sociales (RS) (Jodelet, 1986).
Igualmente, la Identidad Social se relaciona con niveles de identificación y catego-
rización social, asociados a mecanismos afectivos y motivacionales, además de
tendencias afiliativas y aceptación de normas internas. Este trabajo muestra la iden-
tidad social, a partir de representaciones, donde coexisten dos grupos socialmente
antagónicos, al norte del área metropolitana de Monterrey. Destacan, por una parte,
RS ligadas a la identidad y al arraigo, donde la estructuración urbana tiene bases
imaginarias y simbólicas, y por otra, RS ligadas a la tranquilidad, sujetas a las ac-
tuales formas de hacer ciudad, donde clases medias y altas se han encerrado por
miedo o por búsqueda de distinción (Caldeira, 2007).
Palabras clave: Identidad Social, Representaciones Sociales, área metropolitana de
Monterrey

Abstract
The antiquity in the neighborhood and the identification force in the space constitute
the progressive memory of places and spatial experiences, “instituting them like
territory” and “spatializing the memory” (Baby-Collin, 2002). The neighborhood iden-

1 Mexicano. Profesor de Tiempo Completo en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de


Nuevo León (México). Doctor en Ciencias Sociales con Orientación en Desarrollo Sustentable. Direccio-
nes electrónicas: caparicio55@yahoo.com, carlos.apariciom@uanl.mx

269
Carlos Estuardo Aparicio Moreno

tity is generated by socially elaborated knowledge, transmitted by social commu-


nication, that is, Social Representations (SR) (Jodelet, 1986). Also, Social Identity
is related to social identification and categorization levels, as well as affective and
motivational mechanisms, in addition to filial tendencies and internal norms accep-
tance. This work shows the social identity starting from representations, where two
socially antagonistic groups coexist at the north of the Monterrey Metropolitan Area.
The paper emphasizes, on the one hand, in SR linked to identity and roots, whe-
re the urban structure has imaginary and symbolic bases. By another hand, there
are RS associated to tranquility, related to the present forms of city making, where
middle and upper classes have been decided to enclose themselves by fearing or by
searching distinction (Caldeira, 2007).
Key words: Social Identity, Social Representations, Monterrey Metropolitan Area.

Introducción

E
ste trabajo se interesa por los mecanismos de apropiación del espacio
como parte de un proceso de generación de identidad social, tomando
como punto base elementos teóricos provenientes de la Teoría de las
Representaciones Sociales (RS) y de la Teoría de la Identidad Social (TIS) en
lugares conceptualizados como “de contraste residencial” (Aparicio, Ortega y
Sandoval, 2011: 201) o donde los “ricos” viven al lado de los “pobres”. En este
caso, el sitio de estudio se localiza al Noreste de México, en la periferia norte
metropolitana de Monterrey, el núcleo urbano más importante del Norte del
país.
La sociedad que ha ocupado la ciudad de Monterrey y su zona metropoli-
tana2, se ha caracterizado desde sus comienzos en colocar en capas sociales a
quienes la integran de acuerdo a niveles de estudio, su capacidad emprende-
dora, lugar de procedencia o grupo étnico, entre otras cosas. Pero, esta mis-
ma sociedad, que es reconocida como “regiomontana”, ha sido ejemplo de
solidaridad ante desastres naturales, como huracanes u otro tipo de eventos
(Zavala, 2010: 5). La presente investigación presenta el contexto actual del
área metropolitana de Monterrey (AMM), además de abordar los conceptos
de “representación”, “identidad” y “apropiación del espacio”. Esta investiga-
ción tomará en cuenta las contribuciones de la teoría de las RS y de la TIS para
poder hablar de la apropiación del espacio, tanto física como cognitivamente.
El objetivo de este trabajo es presentar las dinámicas sociales en lugares
de contraste residencial relacionadas con características socio-económicas y
la construcción de significados. En este sentido, reiteramos que los lugares

2 Durante la década de los ochenta, por decreto del entonces gobernador Alfonso Martínez Domínguez,
oficialmente sea considerada la integración del área metropolitana por nueve municipios: Monterrey, San
Pedro Garza García, Guadalupe, San Nicolás de los Garza, Santa Catarina, General Escobedo, Apodaca,
Juárez y García (Aparicio, Ortega y Sandoval, 2011: 192).

270
Identidad, Representaciones Sociales y apropiación del espacio en la periferia de Monterrey

de contraste residencial son aquellos donde grupos socialmente opuestos se


encuentran, aun cuando se mantengan separados por elementos físicos tales
como paredes, ríos o avenidas. Ante este hecho, planteamos las siguientes
preguntas: ¿Cuáles son las características socio-espaciales de la desigualdad
en los lugares de contraste residencial del área metropolitana de Monterrey
(AMM)? ¿Qué revelan las representaciones sociales de los habitantes de estos
lugares sobre la ciudad, su espacio y “otros”? Y ¿cuáles son los mecanismos
identitarios que sobresalen entre los habitantes de estos lugares?
A partir de la presentación del contexto socio-espacial del AMM, este do-
cumento intenta responder a estas preguntas con un marco teórico que abor-
da la desigualdad socio-espacial, las representaciones sociales y la identidad
social. Presentamos la metodología utilizada en este estudio, en cuanto a la
selección del lugar de contraste residencial y su contexto, así como la colec-
ción de datos y el instrumento de investigación. En la sección resultados, dis-
cutimos la construcción de representaciones sociales y significados espaciales,
así como la identidad social como un componente de apropiación del espacio.

Contexto socio-espacial del área metropolitana de Monterrey


El contraste se presenta desde el momento de tratar de contextualizar al
AMM, ya que estudios como los de Schteingart (2001) y los de González y
Villeneuve (2007) concuerdan que dentro de la nación mexicana, la ciudad de
Monterrey y sus municipios conurbados presentan la situación socio-espacial
más favorable en relación a otras áreas metropolitanas, tales como las de la
Ciudad de México, Guadalajara y Puebla. Sin embargo, como consecuencia
de su proceso de crecimiento urbano, el AMM se conforma actualmente por
espacios que evidencian desigualdad y segregación social.
El Estado, en sus diferentes niveles de gobierno, ha promovido la privati-
zación urbana. Dentro del AMM han proliferado los complejos residenciales
cerrados, siendo los desarrolladores inmobiliarios quienes dotan de infraes-
tructura interna a estos fraccionamientos, para que ésta sea conectada poste-
riormente a las redes municipales ya existentes. La existencia de “barrios pri-
vados” acentúa la segregación socio-espacial en la ciudad, ya que los grupos
que pueden acceder a comprar viviendas en estos lugares son minoritarios.
González (2005a: 17) menciona que la calidad de la vivienda sigue sien-
do una de las desigualdades socio-espaciales predominantes en el lugar. En
este sentido, el autor refiere que “el área metropolitana de Monterrey es una
urbe con grandes diferencias socioeconómicas intra-metropolitanas, a pesar
de presentar un promedio muy elevado en cuanto al estatus socio-económico
nacional”.
Tanto en el AMM, como en varios municipios periféricos que están en pro-
ceso de integrarse a la mancha urbana, hay espacios donde junto a un asen-
tamiento humano existente aparece una nueva colonia que al mismo tiempo

271
Carlos Estuardo Aparicio Moreno

está física y socialmente separada del establecimiento original. De la mano de


la expansión urbana y del crecimiento de la desigualdad social, encontramos
que los “barrios periféricos de pobres” se han integrado a la pujante mancha
urbana formada por fraccionamientos cerrados, creando guetos o enclaves en
un espacio intraurbano fuertemente diferenciado y fragmentado.
Estos fenómenos de desigualdad socio-espacial, segregación y fragmenta-
ción han sido estudiados desde el análisis de datos estadísticos hasta el con-
texto de las dinámicas económicas globales. En este sentido, estudios como el
de González y Villeneuve (2007), así como el que Ariza y Solís (2009) se utili-
zan los datos estadísticos generados por el Instituto Nacional de Estadística
Geografía e Informática (INEGI)3. En el caso de González y Villeneuve (2007:
156), el objetivo principal del trabajo fue “identificar las principales dimensio-
nes que estructuran y explican el espacio social y residencial del área metro-
politana de Monterrey entre 1990 y 2000” Entre sus conclusiones, se destaca
la migración como una importante dimensión estructurante y discriminante
en el proceso de diferenciación sociorresidencial; además de que se presentan
una serie de transformaciones que muestran un desarrollo metropolitano del
centro hacia la periferia, un policentrismo de las actividades económicas y
una suburbanización de las familias.
El estudio remarca que centro de Monterrey presenta un éxodo de familias,
acompañado de proletarización de la población, terciarización de la economía
y de un envejecimiento de la población en que se encuentra en condiciones de
precariedad. En la periferia se ve un mejoramiento de las condiciones físicas
de la vivienda, lo que acarrea una ligera disminución en la diferenciación es-
pacial dentro de esta dimensión, siendo el status socioeconómico la principal
dimensión discriminante del espacio social. En cuanto al status familiar, los
hogares con un menor número de hijos y que muestran envejecimiento de la
población se dan de manera concéntrica. El status socioprofesional muestra
una polarización entre población empleada en el sector manufacturero y quie-
nes trabajan en el sector terciario, asociado con bajos y altos ingresos, respec-
tivamente. Dichas condiciones de precariedad generadas por la segregación
tienen consecuencias en las trayectorias de vida de las personas, quienes pre-
sentan diversas rupturas sociales, adversidades vividas por los habitantes de
la ciudad y su área metropolitana que les han impedido lograr un desarrollo,
llevándoles a la exclusión social (Ortega y Moral 2008).
González y Villeneuve (2007: 174) finalizan diciendo que las transforma-
ciones en la situación sociorresidencial de este lugar son, en general, positivas
debido, entre otras cosas, “a su integración a la economía estadounidense y
demostrando un buen nivel competitivo, con fuertes transformaciones en el

3 Para ambos estudios, la información fue obtenida y analizada desde la mínima división geográfica utiliza-
da para fines estadísticos por el INEGI, llamada AGEB o área geo-estadística básica.

272
Identidad, Representaciones Sociales y apropiación del espacio en la periferia de Monterrey

mercado laboral, con su reestructuración económica como polo de desarrollo


económico nacional y con una posición estratégica en el proceso de globaliza-
ción mexicana”.
Ariza y Solís (2009) utilizan estadísticas censales para crear indicadores de
segregación espacial. Su estudio de carácter comparativo entre las áreas me-
tropolitanas de la Ciudad de México, de Guadalajara y de Monterrey, permite
extraer ciertos elementos que permiten conocer la situación actual de esta últi-
ma en materia de lo que los autores llaman “segregación residencial socioeco-
nómica (SRS) como manifestación particular de la desigualdad social”. El ob-
jetivo de su trabajo es “conocer si las profundas transformaciones ocurridas
en el contexto económico nacional han estado acompañadas también de una
profundización de la división social del espacio entre 1990 y 2000”.
Entre los resultados obtenidos por estos autores, se confirma que el AMM,
tanto en 1990 y en el 2000, posee los más altos índices de ingreso laboral del
país. Además, en las tres grandes áreas metropolitanas, los individuos de ba-
jos ingresos interactúan más con personas de su misma condición que con
aquellas de altos ingresos, lo que corrobora el fuerte aislamiento social de
los pobres urbanos; sin embargo, las personas de altos ingresos interactúan
intensamente con los de bajos ingresos, sobre todo por su condición de patro-
nes o dueños de empresas. Además, muestran que los grupos desfavorecidos
están más lejos del centro de la ciudad que los más favorecidos en las tres
metrópolis. Entre las consideraciones finales, se destaca que Monterrey posee
los niveles más altos de SRS, resultando paradójico que la ciudad con los más
altos niveles de ingresos sea al mismo tiempo la que presente mayor segrega-
ción socio-espacial.
Los resultados de los estudios referidos permiten comprender cómo Mon-
terrey se inserta en el juego de la economía mundial. Gustavo Garza (2003:
140) señala que, dentro de territorio mexicano, Monterrey es la última me-
trópoli principal localizada sobre el llamado “corredor del TLCAN4”, ade-
más, que dentro del Sistema Urbano Principal mexicano, genera un subsiste-
ma urbano en el Noreste con Saltillo, Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros.
Asimismo, Monterrey se articula con la red global a través de la Ciudad de
México con Miami y Nueva York, así como con Chicago, a través de Houston.
Al interior del país, pero como parte de esta mundialización, Aguilar (2006:
143-145) subraya que de las 20 empresas más importantes del país, 15 se con-
centran en la Ciudad de México y el resto en el AMM, donde destacan las
empresas manufactureras de productos como vidrio y cemento, junto con la
industria alimentaria.

4 TLCAN: Tratado de libre comercio de América del Norte. NAFTA: North America Free Trade Agreement.
ALÉNA: Accord de libre échange d’Amérique du Nord.

273
Carlos Estuardo Aparicio Moreno

En este sentido, Garza, Filion y Sands (2003: 169-170) señalan que Nuevo
León es el Estado más urbanizado del país, concentrando en el AMM cer-
ca de 3.5 millones de habitantes, poco más del 90 % de la población estatal.
Por su importancia Monterrey ha emprendido una serie de megaproyectos
urbanos que buscan relevancia internacional, como lo son el Parque Fundi-
dora, el Paseo Santa Lucía y el sistema de metro, entre otros. Sin embargo,
se estima un crecimiento de más de 5 millones de habitantes para el 2020.
De mantenerse las tendencias de subdesarrollo mexicano, producto de una
elevada migración, habrá serios problemas sociales y urbanos como conges-
tionamiento vial, inseguridad pública, barrios deteriorados y contaminación
de los ecosistemas, así como déficit en vivienda, infraestructura y servicios ur-
banos (Garza, Filion y Sands 2003, 143), factores que van de la mano de la se-
gregación socio-espacial. Contreras (2007: 187-188) señala que en una ciudad
globalizada como el AMM5, la polarización y la segregación socio-espacial
se han intensificado, por ejemplo, al aparecer centros comerciales propios de
países de primer mundo, a la vez que proliferan vendedores ambulantes que
subsisten con la venta productos usados o copias ilegales.
El contexto socio-espacial actual del AMM se desprende de un Centro ex-
pulsor, a pesar de los grandes proyectos urbanos que ahí se localizan. Ade-
más, de la expansión de una corona periférica al norte del área metropolita-
na, producto de la inexistencia de espacios vacantes en el municipio de San
Nicolás de los Garza y el norte de Monterrey, habitada por clases medias
compuestas por jóvenes con estudios universitarios y por obreros calificados,
cuya superficie urbana abarca parte de los municipios de Santa Catarina, Gar-
cía, Escobedo, Apodaca y Guadalupe. Mientras tanto al sur del municipio de
Monterrey se presenta una tendencia de urbanización de viviendas residen-
ciales de élite en dirección del municipio de Santiago, siguiendo la ruta de la
conocida como Carretera Nacional. En estos escenarios, la expansión urbana
ha facilitado la existencia de lugares de contraste residencial en la periferia del
área metropolitana de Monterrey.
Elementos teóricos provenientes de las Representaciones Sociales y la
Identidad Social que permiten la interpretación social del espacio
El sentido de comunidad está ligado a la apropiación física y cognitiva del
espacio por los distintos grupos entre sí diferenciados. Así, la diferenciación
social del espacio incluye las dimensiones económica, colectiva y territorial
que se asocian con desigualdad socio-espacial, la segregación socio-espacial y
la fragmentación urbana, respectivamente. Desde principios del siglo XX, los
teóricos de la Escuela de Chicago asociaron la desigualdad socio-espacial con

5 El autor hace la diferencia entre una ciudad global y una globalizada, señalando que la primera ofrece
servicios de alta gestión o funciones centrales (financieras, legales, contables, de gestión, ejecutivas o de
planificación), mientras que en la segunda se ofrecen servicios tradicionales, o con cierta especialización,
sin llegar a ser tan avanzados como los de la ciudad global.

274
Identidad, Representaciones Sociales y apropiación del espacio en la periferia de Monterrey

la competencia y la inmigración en un momento en que los Estados Unidos


consolidaban sus ciudades como lugares de integración nacional, pero al mis-
mo tiempo excluyendo a varios grupos sociales y étnicos. González (2005b:
11) señala que la desigualdad social es el resultado de la distribución desigual
de los recursos de una sociedad entre sus miembros, lo que crea un sentimien-
to de injusticia. La principal desigualdad social está vinculada con el ingreso,
fortaleciendo y multiplicando otra serie de desigualdades, como el tipo de
residencia y la marginación urbana.
Autores como Schteingart (2001), Enríquez (2007) y Caldeira (2007) coin-
ciden en que la segregación está relacionada con el establecimiento de una
distancia espacial y social entre los grupos humanos. Ésta puede manifestarse
como segregación activa, como consecuencia del rechazo de las clases privi-
legiadas hacia las clases desfavorecidas, o como autosegregación, en la que el
autoencierro es resultado de la violencia urbana. Igualmente, la fragmenta-
ción territorial puede concebirse como una manifestación de la desconexión
física urbana y como discontinuidades morfológicas que conducen a la ruptu-
ra de las relaciones sociales (Prévot-Schapira, 2001:34).
Asimismo, Deschamps et al. (1999: 14-16) estudiaron la identidad a través
de la psicología social, en relación con los procesos cognitivos y las represen-
taciones sociales. En los procesos cognitivos, «ser parte» de un grupo implica
niveles de identificación social relacionados con tendencias afiliativas, acep-
tación de normas internas, así como la creación de las categorías de «ellos» y
«nosotros». Por otro lado, Todorov (1991: 13-21) enfatiza la relación entre «no-
sotros», en otras palabras, mi grupo social y cultural, y los “otros” o aquellos
que no son parte de dicho grupo. Esta distinción se extiende a cualquier forma
de crear una separación entre grupos, definiendo su identidad.
En cuanto a la identificación socio-espacial, Baby-Collin (2002: 6-7) señala
que “existe una cierta relación, entre la antigüedad en el barrio y la fuerza de
identificación en el espacio”. Esta identidad está fuertemente ligada a propie-
dad de la vivienda y al sentimiento de pertenencia al barrio. Es gracias a este
sentimiento que el sujeto establece vínculos sociales, se apodera de los espa-
cios, genera redes de apoyo material, psicológico y financiero. Los espacios se
convierten en el nodo de relaciones, destacando la escuela y la iglesia, junto
con los deportivos y culturales.
Dentro del campo de la psicología social se destaca el estudio de la relación
entre el individuo y la sociedad a través de las Representaciones Sociales.
Jodelet (1986) señala que la RS es un conocimiento socialmente elaborado y
compartido. La autora remarca que en la memoria colectiva queda la huella
de un ordenamiento urbano y social, estableciendo una segregación humana
y residencial que está presente en imágenes sociales. Para Lynch (1998), estas
imágenes aparecen en los mapas mentales de la gente sobre su ciudad. De
Alba (2007: 297, 317) señala que el imaginario urbano está compuesto de carga

275
Carlos Estuardo Aparicio Moreno

emocional anclada en el inconsciente en forma de mito o fantasía. A través


del dibujo, es posible observar los itinerarios de las personas, así como sus
miedos y sus prejuicios.
Por otra parte, la segregación socio-espacial es una constante a lo largo
del proceso de metropolización de Monterrey (Aparicio, Ortega y Sandoval,
2011). Como ya mencionamos, estudios como los de Schteingart (2001), Gon-
zález y Villeneuve (2007), Ariza y Solís (2009), junto con el de Garza (2003),
concuerdan que Monterrey y sus municipios conurbanos presentan la situa-
ción socio-espacial más favorable en relación a otras áreas metropolitanas
mexicanas, como las de las ciudades de México, Guadalajara y Puebla Sin
embargo, reiteramos que el AMM se conforma actualmente por espacios que
evidencian desigualdad y segregación social, así como fragmentación terri-
torial. El Estado ha promovido la privatización urbana, dejando la dotación
de infraestructura a los desarrolladores inmobiliarios. Con los “barrios pri-
vados” se ha acentuado la segregación socio-espacial en la ciudad, ya que los
grupos que pueden acceder a viviendas en estos lugares son minoritarios. La
calidad de la vivienda es una de las desigualdades socio-espaciales predomi-
nantes en el lugar (González, 2005a: 17)6.
En suma, la distribución socio-espacial implica la apropiación desigual del
territorio, dejando para ciertos grupos privilegiados su ubicación en los lu-
gares estratégicos de la ciudad. Tanto las RS, como la identidad social impli-
can significados socialmente elaborados y compartidos que caracterizan a los
grupos que se han apoderado tanto física como cognitivamente del territorio.
Dichos grupos han organizado su espacio y han establecido vínculos simbóli-
cos entre sus integrantes y el medio construido. Por lo tanto, la participación
consciente de todos los miembros de una comunidad permite sugerir alter-
nativas de mejora de las condiciones en materia de calidad de vida, tanto al
interior del grupo como en su relación con los grupos vecinos, a pesar de las
evidentes diferencias socio-económicas existentes en los lugares de contraste
residencial.

Proceso metodológico para el estudio del contraste residencial


en el área metropolitana de Monterrey
Este documento se inscribe dentro de una investigación doctoral sobre es-
pacios de contraste residencial. Para seleccionar la muestra se utilizaron Sis-
temas de Información Geográfica (SIG) con datos del Instituto Nacional de
Estadística Geografía e Informática (INEGI) de los años 2000 y 2005. Una base

6 González (2005a) refiere que “el área metropolitana de Monterrey es una urbe con grandes diferencias so-
cioeconómicas intra-metropolitanas, a pesar de presentar un promedio muy elevado en cuanto al estatus
socio-económico nacional. La expresión espacial de la diferenciación socio-espacial toma formas distintas
que van de un patrón centro-periferia, a un modelo sectorial o poli-nuclear…”

276
Identidad, Representaciones Sociales y apropiación del espacio en la periferia de Monterrey

de datos cartográfica por AGEB7, permitió detectar espacios de contraste resi-


dencial en el AMM. El lugar seleccionado corresponde a dos colonias vecinas,
que coinciden con un número de AGEB cada una, separadas por una barda
perimetral, presentando fragmentación territorial y segregación social. Dicho
sitio se encuentra en la corona periférica norte del AMM, en el municipio de
General Escobedo, Nuevo León, y corresponde a las colonias Ex-Hacienda El
Canadá y Puerta del Norte (figura 1).
Figura 1

Sobre el origen de estas colonias, podemos decir que las tierras y aguas de
la Hacienda El Canadá fueron, en 1904, concesionados por el gobernador Ber-
nardo Reyes a la compañía Montreal Engineering, para la generación de fuer-
za motriz y energía eléctrica. Después de la Revolución Mexicana, en 1934,
se decretan como ejidales estos terrenos. En 1967, 97 hectáreas pasan a pro-
piedad de la Facultad de Agronomía de la Universidad Autónoma de Nuevo
León. Es en 1977 cuando la “Ex-Hacienda” es urbanizada (Garza, 1986). Por
otra parte, las tierras ejidales en las que se encuentra “Puerta del Norte” son
adquiridas por la constructora Miraloma durante los años 1990, iniciando la
venta de casas en serie en 1994.
Las estadísticas del INEGI permiten ver que entre el 2000 y 2005, Ex-Ha-
cienda El Canadá mantiene casi el mismo número de habitantes (1795 y 1643,
respectivamente), mientras que Puerta del Norte incrementa su población en
casi tres veces (de 811 a 2396). En ambas colonias los grupos mayoritarios de

7 AGEB: Área geo-estadística básica: división geográfica mínima utilizada para fines estadísticos y censa-
les por el INEGI. Los AGEB’s pueden ser urbanos o rurales.

277
Carlos Estuardo Aparicio Moreno

población se encuentran entre 0 y 14 años (cerca del 30%) y entre 25 y 59 años,


correspondiendo al 44% para Ex-Hacienda El Canadá y 58% para Puerta del
Norte. La población de Ex-Hacienda es mayoritariamente nacida en el muni-
cipio de General Escobedo, mientras que en la colonia vecina predominan los
nacidos fuera de éste. En cuanto a escolaridad, la población de la Ex-Hacienda
presenta sólo un 3% con educación superior, con un promedio de 7.92 años
en las aulas, mientras que en Puerta del Norte la población con instrucción
universitaria es del 34%, con un promedio de 13.93 años de formación escolar.
En cuanto al nivel de ingresos, el 55% de la población económicamente acti-
va (PEA) de la primera colonia mencionada gana de 2 a 5 salarios mínimos,
mientras que en la otra 61% gana más de 58.
En Ex-Hacienda, tanto en el 2000 como en el 2005, las 390 viviendas que
existen en el lugar están habitadas, mientras que en Puerta del Norte este nú-
mero se incrementa de 229 a 646 en el lapso señalado. Cabe mencionar que en
la primera de estas colonias hay un promedio de 4.5 habitantes por vivienda,
mientras que en la segunda es de 3.7, presentando, respectivamente 1.03 y
0.92 familias por vivienda. En cuanto a materiales, la primera cuenta con el
75% de los hogares con techo de concreto o similar, mientras que en la zona
residencial todas presentan esta característica. Sin embargo, en Ex-Hacienda
El Canadá el 79% de las viviendas están pagadas, mientras que en Puerta del
Norte sólo 29% cumplen con esta particularidad.
Para el análisis del sitio (Bazant, 1983), una serie de visitas al terreno per-
mitieron determinar que en Ex-Hacienda El Canadá los usos del suelo son
muy variados, destacando una arteria comercial, que corresponde a la Aveni-
da Juárez, con casas-habitación autoconstruidas, escuelas, iglesias, comercios,
usos mixtos, áreas verdes, etc. Por su parte, en Puerta del Norte predomina
el suelo residencial, con un parque, un jardín de niños y, fuera de la barda,
algunos comercios. La primera de estas colonias está edificada sobre lotes que
respetan la parcelación agrícola, presentando diferentes grados de consolida-
ción de las viviendas. Mientras tanto, al interior de las bardas encontramos
viviendas en serie en las que algunas conservan su diseño original y otras han
sido modificadas, sobre todo al techar la cochera y agregar una recámara en
la segunda planta.
Ambas colonias están bien ubicadas y son accesibles por las carreteras a
Laredo, Texas, y a Colombia, Nuevo León. El sector está bien comunicado
con otros puntos de la metrópoli a través de autobuses y metro. Referente al
equipamiento, en Ex-Hacienda El Canadá se encuentran los servicios de cen-
tro de barrio, como iglesias, dispensario médico, parques y plazas públicas,
así como comercios. Igualmente esta colonia cuenta con escuelas públicas de

8 En 2009 el salario mínimo mensual oscilaba alrededor de los $ 1 600.00 pesos mexicanos, equivalente
aproximadamente a $ 125.00 USD.

278
Identidad, Representaciones Sociales y apropiación del espacio en la periferia de Monterrey

diferentes niveles tales como jardín de niños, primaria y secundaria, así como
una preparatoria y el campus agropecuario de la Universidad Autónoma de
Nuevo León.
Mientras tanto, en Puerta del Norte no hay estos equipamientos, sólo algu-
nos servicios privados localizados en el perímetro de esta colonia, tales como
una clínica, un gimnasio y escuelas privadas, que corresponden a un jardín de
niños y a una preparatoria de la Universidad Regiomontana. En general, am-
bas colonias cuentan con la infraestructura adecuada, destacando que Puerta
del Norte cuenta con instalaciones subterráneas y dos casetas de control de
acceso.
Para el trabajo de campo, se elaboró un instrumento cuyas variables inclu-
yeron la desigualdad socio-espacial, las representaciones sociales y la iden-
tidad social. En este instrumento se presentó la matriz de congruencia de la
investigación que incluye el título de la tesis, cuyo nombre es “Desigualdad
socio-espacial y relaciones de sustentabilidad social en lugares de contraste
residencial al norte del área metropolitana de Monterrey”. Dentro de la citada
matriz, se exponen las preguntas de investigación (de donde se desprenden
los objetivos específicos), el objetivo general, la hipótesis de trabajo y las va-
riables.
Para la variable “Desigualdad socio-espacial”, las dimensiones son “Des-
igualdad social”, “Segregación espacial” y “Fragmentación urbana”. Para la
primera de estas dimensiones los indicadores son producto del análisis de
las estadísticas del INEGI (2000; 2005), tales como el AGEB y la colonia, las
características de la población, el origen, la escolaridad, el nivel de ingresos y
el tipo de vivienda. Para la dimensión “Segregación espacial” los indicadores
son la distribución de los grupos en el espacio y el análisis del contexto. La
“Fragmentación urbana” tendrá como indicador los elementos físicos que
rompen la permeabilidad del tejido urbano.
La variable “Representaciones Sociales” presenta dos dimensiones. La pri-
mera, “Imaginarios urbanos”, tiene como indicadores los elementos repre-
sentativos de la ciudad y de ambas colonias, con la elaboración de mapas
mentales (Lynch, 1998). Para la segunda, “Elementos significantes de la re-
presentación”, los indicadores son las representaciones de “su ciudad”, “de
su colonia” y “de la otra colonia”, utilizando las técnicas de asociación libre y
de evocación jerarquizada propuestas por Abric (2003).
Por otra parte, la variable “Identidad social” se presenta en las dimen-
siones “Comparación y categorización social”, cuyos indicadores son la “Re-
presentación «de nosotros»: acentuación de las semejanzas entre los vecinos
de la misma colonia” y la “Representación «de los otros»: acentuación de las
diferencias entre los habitantes de ambas colonias”. La segunda dimensión,
“Identificación y reconocimiento”, tiene como indicadores las tendencias
afiliativas, ligadas al sentimiento de pertenencia a la colonia que habita y al

279
Carlos Estuardo Aparicio Moreno

sentimiento de pertenencia al área compartida con los habitantes de la otra


colonia. Para esta variable se ha utilizado la asociación libre y el análisis del
contenido.
La aplicación del instrumento se llevó a cabo en diciembre del 2009, con
el apoyo de un grupo de estudiantes de la Facultad de Arquitectura de la
UANL. El total de entrevistas fue de 90, siendo 47 en Ex-Hacienda El Canadá
(31 mujeres y 16 hombres) y 43 en Puerta del Norte (23 mujeres y 20 hombres).
Posteriormente, se clasificaron las entrevistas de acuerdo al barrio en el que
fueron aplicadas. Se diseñaron una serie de tablas en formato Excel, asociadas
a cada una de las variables utilizadas, para el vaciado de datos. Además, se
han extraído cada uno de los elementos que aparecen en los mapas mentales,
asociándolos a una base cartográfica, con la ayuda del software Map-Info.
Asimismo, se creó una base de datos en SPSS, lo que ha permitido presentar la
información recopilada a manera de gráficos de frecuencia y hacer un análisis
de evocaciones jerarquizadas con el método propuesto por Abric (2003) para
el estudio de las representaciones sociales.

Discusión de resultados
Este trabajo busca analizar la dinámica social existente en los lugares de
contraste residencial, en relación a la distribución espacial, las características
socio-económicas y la construcción de significados.
Como ya señalamos, el lugar seleccionado está formado por las colonias
Ex-Hacienda El Canadá y Puerta del Norte, y se localiza en la Corona Perifé-
rica Norte del AMM, dentro del municipio de General Escobedo. La primera
de estas colonias es reconocida como la más añeja del municipio, ligada a un
reciente pasado agrícola, mientras que la segunda es un nuevo desarrollo re-
sidencial cerrado. Es aquí donde aparece el contraste más sutil y visualmente
perceptible entre las dos colonias: el tipo de residencia. Ex-Hacienda El Cana-
dá es un barrio autoconstruido con casas de una o dos plantas, en diferentes
etapas de consolidación. Por el contrario, Puerta del Norte presenta casas mo-
dulares de dos plantas construidas en serie.
La dinámica social que se da este lugar, en relación a la distribución espa-
cial, es producto de la expansión periférica del AMM. La saturación del espa-
cio urbano en el municipio de San Nicolás de los Garza provocó que familias
jóvenes de clase media, en busca de una vivienda cercana a este municipio,
encontraran un sitio que les proveyera de cierto status social y de una aparen-
te seguridad. Este espacio se localizaba junto a una tradicional y dinámica co-
lonia popular abierta. Este fenómeno de creación de nuevos fraccionamientos
cerrados a lado de colonias populares se reproduce rápidamente dentro del
municipio de General Escobedo.
En cuanto a las características socio-económicas, se trata de lo que llama-
mos migrantes intra-metropolitanos escolarizados, con salarios que les per-

280
Identidad, Representaciones Sociales y apropiación del espacio en la periferia de Monterrey

miten comprar una casa a plazo máximo de quince años, que llegaron a esta-
blecerse al lado de un barrio compuesto de personas trabajadoras, las cuales
difícilmente pudieron completar la educación secundaria, pero que son pro-
pietarias del inmueble que habitan.
Por otra parte, la dinámica social relativa a la construcción de significa-
dos está en función de las representaciones sociales. De acuerdo con Jodelet
(1986), en la memoria colectiva de los habitantes de ambas colonias existen
rastros de un ordenamiento social, estableciendo una segregación humana y
residencial que está presente en las imágenes sociales. En este sentido, existen
elementos físicos simbólicos que juegan un papel de segregantes y excluyen-
tes, tales como los muros, las casetas de vigilancia y los guardias privados.
A esto, podemos aunar la existencia de un agradable parque “público exclu-
sivo”, además de la impresión de que las casas de Puerta del Norte son más
“bonitas”.
Para dicha autora, la representación social condensa en una imagen la his-
toria, las relaciones sociales y los prejuicios. Históricamente, Ex-Hacienda El
Canadá es un barrio popular, que siguiendo a (Baby-Collin, 2002), “es por
doquier mucho más que una zona habitacional”, que contrasta con un recién
construido enclave cerrado, cuya estrategia de venta incluyó llamarlo Puerta
del Norte. En Ex-Hacienda El Canadá la Identidad Social está fundada en
las fuertes relaciones sociales ancestrales, en oposición a nuevas relaciones
de convivencia basadas en la conveniencia de Puerta del Norte, donde dicha
identidad podemos sugerir que está en proceso de formarse.
La relación más sólida y simbólica entre ambas colonias, se da de patrones
a prestadores de servicios. Existen prejuicio de uno y otro lado de la barda,
al considerar que las colonias tienen “ricos” y “pobres” según del lado que
vivan, la cual se extiende al nivel de la auto-consideración. Sin embargo, este
prejuicio, en la realidad, no es del todo cierto, como lo menciona uno de los
entrevistados de Ex-Hacienda El Canadá:
“Entre las diferencias es que aquí nosotros dueños, ellos están pagando.
Ellos se levantan a las 7:00, tanto el padre como la madre, porque van a traba-
jar y tienen que dejar a los niños a la guardería o a la escuela. Ellos tienen que
pagar por todo, como la vigilancia; es más, creo que les roban más allá que a
los aquí. Aquí todos somos familia, toda esta manzana era de mi abuelito”.

Conclusiones
La expansión urbana de Monterrey ha implicado una marcada división
social del espacio. Actualmente, a pesar de que de varios estudios coincidan
en que el AMM presente la situación socio-espacial más favorable de la Repú-
blica Mexicana, la segregación será producto de esas fuerzas macroeconómi-
cas que permitirán a las clases privilegiadas acceder a las ventajas del consu-
mo global, a los avances tecnológicos, a una educación de calidad y a buenas

281
Carlos Estuardo Aparicio Moreno

oportunidades de trabajo, mientras que existen grupos sociales marginados


de dichas ventajas.
Hoy en día se multiplican los complejos residenciales cerrados, producto
del abandono de los diferentes niveles de gobierno de la gestión de la ciudad,
para cederla a desarrolladores privados. Esto ha traído que muchos barrios
de cierto estrato social, repentinamente se vean “rodeados” por colonias de
estratos opuestos, acentuando a un nivel de “microsegregación” o de “micro-
fragmentación” el espacio urbano (Capron y González, 2006). Es necesario
remarcar que el entorno construido define a cada barrio y que la vivienda
es el aspecto sutil más evidente que diferencia a los grupos sociales y su dis-
tribución en el espacio. Estos sitios donde los ricos viven a un lado de los
pobres, separados por elementos físicos, han sido definidos como “lugares de
contraste residencial”.
En suma, en los lugares de contraste residencial, los espacios públicos tie-
nen una fuerte carga simbólica y son elementos de unión entre habitantes de
colonias social y físicamente segregadas. Además, es innegable que existen
lazos de interdependencia entre gente de colonias como las patrón-empleado.
Se trata de una convivencia armónica que reproduce la desigualdad, pero en
la que existe tolerancia mutua. Tal vez, al buscar sobre relaciones sociales, es
difícil de hablar de igualdad, sin embargo, existen caminos tendidos hacia la
equidad, ya que derechos fundamentales como la educación, la recreación y la
socialización están garantizados en los espacios mencionados. Tanto las redes
sociales tendidas de uno y otro lado de la barda son elementos destacados,
pero son los espacios de acceso común los que pueden ser utilizados para
mejorar las relaciones sociales.
Por tanto, cabe dejar como recomendación que es imperativo que nue-
vas investigaciones en materia de aprehensión y apropiación cognitiva del
espacio se abran dentro de otras disciplinas del saber. Por ejemplo, en Ex-
Hacienda El Canadá existen elementos culturales y simbólicos que pueden
ser considerados parte del patrimonio municipal de General Escobedo, tales
como su gente, sus fiestas, sus iglesias, y por qué no, su arquitectura como un
“saber hacer” tradicional, al que se le podría sumar la recuperación de casas
que fueron traídas desde el país que le dio nombre a la colonia.

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284
Convivencia social primaria y espacios
públicos en Río Bravo, Tamaulipas

Mario Alberto Jurado Montelongo1

Resumen
En un contexto de inseguridad social en el noreste de México, donde los eventos
criminales relacionados con la delincuencia organizada han mantenido una perma-
nencia de más de ocho años, nos preguntamos cómo se han visto afectados los es-
pacios de convivencia social y familiar de los habitantes de las principales ciudades
del estado de Tamaulipas. En este escrito nos abocamos a revisar el caso de Río
Bravo Tamaulipas. Suponemos que estos vínculos y su relación con los espacios
públicos se han debilitado y por lo tanto es necesario conocer en qué aspectos ha
sido este debilitamiento y que propuestas pueden surgir para fortalecerlos.
Palabras clave: grupos primarios; espacios privados y/o públicos e inseguridad

Introducción

E
l siguiente trabajo trata de abordar la situación de los vínculos prima-
rios de un grupo de personas mayores de 15 años que residen en una
ciudad fronteriza como Río Bravo Tamaulipas. El motivo de realizar
este escrito tiene que ver con la necesidad de que se conozca la situación de los
grupos primarios de la población urbana del estado de Tamaulipas con el fin
de observar su papel dentro del fortalecimiento del tejido social y deducir de
ello propuestas que vayan destinadas a mejorar la política social desarrollada
por los municipios y el gobierno estatal de Tamaulipas2.

1 Profesor- Investigador de El Colegio de la Frontera Norte. Correo: Jurado.mario@gmail.com

2 El siguiente escrito tiene como fuente de información al trabajo de campo desarrollado en Río Bravo,
Tamaulipas, dentro del Proyecto “Grupos sociales primarios e inseguridad en las áreas urbanas de Tamau-
lipas” financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) La Clave del proyecto es
TAMPS-2010-C27-151913. El estudio se desarrolló en nueve ciudades de Tamaulipas. Aquí solamente
nos limitamos a describir el caso de Río Bravo. Agradezco a la Maestra Graciela Chávez por su invaluable
ayuda en el trabajo de campo.

285
Mario Alberto Jurado Montelongo

La necesidad de hacer un estudio de esta naturaleza surge en la coyuntura


social actual en este estado, donde se diagnostica un momento histórico carac-
terizado por los altos niveles de inseguridad. La percepción de inseguridad
ha crecido en los últimos 8 años y ha sido detectada mediante los reportes pe-
riodísticos y las denuncias ciudadanas sobre muertes de migrantes, asesina-
tos brutales, secuestros, extorsiones, desapariciones en las zonas urbanas de
Tamaulipas, y por las encuestas nacionales sobre inseguridad que surgieron
en los últimos años3.
La preocupación del gobierno estatal tiene relación con la necesidad de
fortalecer el tejido social con el fin de servir de protección ante las amenazas
de la delincuencia organizada, así como para evitar la fuga de la población,
joven sobre todo, hacia las actividades propias de la delincuencia.
El objetivo de este escrito es conocer la naturaleza de las redes primarias
y sus espacios de convivencia con el fin de presentar propuestas adecuadas
para mejorar y fortalecer la convivencia primaria de los miembros de las fa-
milias que residen en las zonas urbanas del estado. Se considera que siendo
estos vínculos los más importantes para el individuo, ya que tienen que ver
con sus amigos, familiares, vecinos, novios, parejas, esposos, etc., entonces,
es importante conocer cuál es la situación actual de éstos con base en los lu-
gares de convivencia o encuentro y las actividades desarrolladas entre ellos.
Suponemos que estos vínculos y su relación con los espacios públicos se han
debilitado y por lo tanto es necesario conocer en qué aspectos ha sido este de-
bilitamiento y que propuestas pueden surgir para fortalecerlos y así ayudar a
disminuir los espacios de poder de la delincuencia organizada.
El escrito se divide en tres partes. Primero, intentamos contextualizar la
ciudad recurriendo a diferentes bases de datos: del Instituto Nacional de
Geografía y Estadística e Informática (INEGI), fuentes municipales, hemero-
gráficas y producto de las entrevistas realizadas. En una segunda parte, se
busca presentar el resultado del trabajo de campo en esta ciudad analizando
los grupos primarios y los espacios de convivencia de estos grupos y en una
tercera parte, contextualizamos las estrategias de convivencia después de los
cambios presentes en la comunidad a raíz de la agudización de la violencia.
Finalmente presentamos las conclusiones de este escrito.

3 Las encuestas son: la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (EN-
VIPE) desde el año 2011 que sustituyó a la Encuesta Nacional sobre Inseguridad (ENSI); la Encuesta
Continua sobre la Percepción de la Seguridad Pública (ECOSEP) desde el año 2009 que continuó con el
nombre de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) desde el año 2013.

286
Convivencia social primaria y espacios públicos en Río Bravo, Tamaulipas

1.- Contexto económico, sociodemográfico y urbano de Río Bravo


Tamaulipas
Río Bravo es una ciudad fronteriza ubicada en la frontera noreste de Mé-
xico, que junto con Reynosa constituyen la Zona Metropolitana número 43 en
México. A diferencia de Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo, ciudades fron-
terizas del noreste también, la cabecera municipal de Río Bravo se instaló a 20
kilómetros aproximadamente del río que sirve de línea fronteriza con Estados
Unidos. La localidad de Río Bravo que se encuentra en la frontera es Nuevo
Progreso que colinda con la población texana llamada Progreso. También el
municipio comparte frontera con Donna, Texas, con el cual se comunica me-
diante el puente internacional Río Bravo-Donna construido en el año 2010.
Río Bravo es un municipio joven ya que es apenas en Enero de 1962 cuan-
do se decreta su autonomía de Reynosa (http://www.riobravo.gob.mx/go-
bierno.php?id=historia#seccion).
Una época determinante en el proceso de creación del municipio de Río
Bravo fue la de finales de los años cuarenta del siglo XX, cuando “…las bri-
gadas de la Comisión Nacional de Irrigación de la Secretaría de Recursos Hi-
dráulicos… trajo a la comarca, el agua vivificante a través de los canales que
constituyen las arterias por donde fluye el progreso de la región” (García,
2012, págs. 91,92)4
Este sistema de canales potencializó las actividades agrícolas de la región,
y a pesar de que actualmente el municipio tiene más diversificada su econo-
mía, no deja de tener importancia su actividad agrícola y ganadera. Río Bra-
vo cuenta con una extensión ejidal de 16,216 hectáreas de las cuales 78 están
destinadas a uso común; 15,869 son hectáreas parceladas y 269 corresponden
al centro de población. El municipio sigue teniendo una producción agrícola
principalmente en el sorgo y en el maíz, y en menor escala las hortalizas y el
trigo (Plan municipal de desarrollo, 2011-2013).
Pero la ciudad también ha tenido algunas empresas que han dejado su
huella como la termoeléctrica Portes Gil que ha servido como productora de
electricidad para la región. La capacidad de la planta es de 511 MW, pero en
1998 una empresa privada francesa llamada Electricité de France (EDF) ha
conseguido el permiso para producir electricidad. La capacidad de esta em-
presa es de 569 MW (http://www.cre.gob.mx/documento/402.pdf consul-
tado el 25 de febrero de 2013) De esta manera, la termoeléctrica Portes Gil ha
quedado relegada, algunos argumentan porque tiene instalaciones obsoletas
y sale más barato comprar electricidad que producirla. Es así que los 300 em-

4 Este es un extracto pequeño del discurso de Don Virgilio Garza en el 4 de diciembre de 1969, cuando se
conmemoraba el octavo aniversario de la creación del municipio. Éste se recupera en la monografía sobre
Río bravo del cronista actual de la ciudad José María García.

287
Mario Alberto Jurado Montelongo

pleados sindicalizados aparentemente no están trabajando en las actividades


nodales de la empresa, ver (http://www.hoytamaulipas.net/notas/39029/
Obsoleta-planta-termoelectrica-Portes-Gil-de-Rio-Bravo.html).
Últimamente, en las dos últimas décadas, la ciudad ha encontrado en la
industria el sustento para sus trabajadores. Según se ve en el cuadro siguiente,
los porcentajes de trabajadores que están laborando en la industria se aseme-
jan a los de una ciudad como Monterrey, inclusive un poco superiores, pero
guardando las comparaciones porque los obreros industriales en Río Bravo
están trabajando en plantas maquiladoras, principalmente ubicadas en Rey-
nosa, mientras que en Monterrey, tiene más peso en el empleo industrial, la
manufactura.
Cuadro 1

Lo que hace a Río Bravo, hasta cierto punto, dependiente de Reynosa es


el hecho de que se está convirtiendo en un municipio dormitorio. Todavía
no lo es porque tiene sus propias actividades económicas que generan em-
pleos como se nota en el primer cuadro. No obstante, el 20% de la población
trabajadora de Río Bravo5 se tiene que trasladar diariamente para trabajar en

5 Este dato lo obtuvimos de la muestra censal del 2010. Conviene mencionar que ésta es una tendencia que
viene desde los años noventa. Ya para el año 2000, según el muestreo del censo de población y vivienda
del año 2000, el 13 % de la población ocupada de Río Bravo trabajaba en Reynosa. (INEGI, 2000; 2010)

288
Convivencia social primaria y espacios públicos en Río Bravo, Tamaulipas

las maquiladoras (principalmente) a Reynosa6 .Y esta es una tendencia que


ya se observaba en el año 2000. Comparando con la Zona Metropolitana de
Tampico, la dependencia de Río Bravo es mayor que la de Altamira y Madero
(cada uno) con Tampico (en estos municipios el 13% de los ocupados trabajan
en Tampico) Pero en relación a los municipios de la Zona Metropolitana de
Monterrey la dependencia de éstos en relación a la ciudad de Monterrey es
mayor a la expresada entre Río Bravo y Reynosa (Jurado y Pereira, 2010).
El cálculo extraído de la muestra censal casi coincide con un dato que nos
presentan en la monografía de Río Bravo (García, 2012, pág 39), donde se dice
que la industria en Río Bravo da empleo a 3 mil trabajadores y si se le resta
este número de los 11 mil empleos que están dentro del sector, según en el
cuadro 1, entonces, nos quedan 8 mil que es una cifra aproximada a la que se
presenta en el cuadro 2. Estos representan a los llamados “commuters”, los
cuales son trabajadores que se desplazan diariamente de un municipio a otro
a trabajar. Es claro que no todos los trabajadores de Río Bravo que se trasladan
a trabajar a Reynosa lo hacen en la maquiladora.
Cuadro2

6 El Plan de desarrollo municipal 2011-2013, menciona que existen 11 maquiladoras en Río Bravo. Se sabe
que por razones de distinta índole, que algunas personas definen como restrictivas, no se ha logrado ins-
talar un parque industrial en Río Bravo. Pero las autoridades han tomado conciencia de este problema de
falta de inversión y dentro de la ESTRATEGIA 3.2.1.8 del Plan Municipal de Desarrollo, se establece que
es necesario: “ Promover la gestión de proyectos de generación de espacios para el desarrollo industrial
en torno del puente internacional Rio Bravo-Donna” (ayuntamiento de Río Bravo, 2011).

289
Mario Alberto Jurado Montelongo

2.- Características sociodemográficas de Río Bravo, Tamaulipas


Como se comentaba anteriormente la huella histórica rural de la ciudad
se ha visto reflejada en el volumen de población existente, principalmente
antes de los años noventa. Después de los ochenta, el crecimiento no ha sido
particularmente alto: de 82 mil habitantes en 1990 a 118 mil en el 2010. Tal
como se ve en el siguiente cuadro de la Zona Metropolitana Reynosa-Río Bra-
vo, existen 727 150 habitantes, de los cuales 118,257 son parte de Río Bravo.
Comparándolo con Reynosa, Río Bravo ha tenido bajas tasas de crecimiento
poblacional.
Cuadro 3

Esto también refleja la baja tasa migratoria que tiene Río Bravo en compa-
ración con los otros municipios fronterizos.
Históricamente la ciudad se ha expandido, primero, debido a la inmigra-
ción de la población de los vecinos estados, tal como ha sido también en el
caso de Matamoros y Reynosa. También tuvieron su importancia los braceros
después de la posguerra cuando regresaron a nuestro país. Estos inmigrantes
internos y los braceros fueron la mano de obra que se adaptó al gran creci-
miento de la producción agrícola y al mantenimiento del sistema de irrigación
necesario para este tipo de actividades de los años cincuenta en adelante.
Actualmente, la situación es diferente, al parecer Río Bravo no es atractivo
para la población inmigrante tal como se observa en el cuadro 4.
Inclusive, la ciudad no refleja la problemática vinculada con las crisis de
empleo existentes en el año 2000 y en el 2008. Mientras que Reynosa y el esta-
do de Tamaulipas si han resentido estas dos recesiones. Visto desde las tasas
de inmigración, nos damos cuenta, por el cuadro 4, que bajaron drásticamente
las tasas en Reynosa y en el estado, mientras que el comportamiento en Río
Bravo es distinto, existe un aumento del 1.9 al 2.5 %. Suponemos que tiene que
ver con esta conjunción entre las crisis de ocupación de empleo en el sector

290
Convivencia social primaria y espacios públicos en Río Bravo, Tamaulipas

maquilador en el 2008 y el aumento de la importancia de Río Bravo como


lugar de residencia de los nuevos inmigrantes internos que vienen a trabajar
a la industria maquiladora de Reynosa. En este sentido, se fortalece la idea de
Zona Metropolitana ya que Río Bravo está compitiendo con Reynosa con la
tierra disponible para el desarrollo de fraccionamientos populares.
Cuadro 4

En zonas periféricas de Río Bravo en dirección a Reynosa7 ya se han desa-


rrollado, estos fraccionamientos llamados popularmente, “fraccionamientos
infonavit”, con todas las características bien identificadas a nivel nacional,
inclusive por el mismo Instituto del Fomento Nacional de la Vivienda (INFO-
NAVIT): pocas áreas verdes o inexistentes; difícil acceso a las zonas urbanas;
escasos y deficientes servicios, viviendas pequeñas, inseguridad, etc8.
Los datos anteriores nos muestran cómo el crecimiento de la población y
su distribución en la ciudad están dependiendo últimamente en su relación
con las actividades económicas de Reynosa, pero sin menospreciar las activi-
dades locales como la agricultura y los servicios.
En relación a la educación, a pesar de que Río Bravo tiene 207 escuelas de
los niveles primario, secundario y media superior; cuatro universidades pri-
vadas y un campus de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, el promedio
de escolaridad no es de los más altos. Mientras que en el estado de Tamauli-
pas el promedio de escolaridad de las personas mayores de 12 años es de 9.1,
a nivel nacional es de 8.7; mientras que en Río Bravo es de 8.2 años escolares.
Pero la tendencia ha sido al alza, de 1990 al 2010, el aumento ha sido de dos
años promedio de escolaridad. (INEGI, censos de población 1990, 2000, 2010).

7 Las localidades de Río Bravo que formalmente quedan dentro del decreto de zona conurbada con Rey-
nosa y que están en un radio de treinta kilómetros son Nuevo Progreso, Santa Ana, Santo Domingo, La
Reforma y Seis de Mayo (García, 2012)

8 La muestra del censo del 2010 en Río Bravo, ya detecta a cerca de 1000 inmigrantes provenientes del sur
de Tamaulipas y del norte de Veracruz. El municipio con más inmigrantes es Reynosa y es probable que se
deba a esta tendencia, es población inmigrante que estaba pagando renta en Reynosa y que finalmente
un alto porcentaje de esta población cambia de residencia y se instala en Río Bravo.

291
Mario Alberto Jurado Montelongo

3.- Datos sociodemográficos básicos en Río Bravo y en las


colonias de la muestra
Las tasas de desocupación no son altas en Río Bravo, solamente 1800 per-
sonas están desempleadas. Una de los aspectos que si es diferente en Río Bra-
vo es el peso de los divorcios que es de 15 por cada cien matrimonios, mien-
tras que a nivel estatal es del 11 por cien. Esto no significa que el porcentaje de
hogares con jefa de hogar sea más alto que en Tamaulipas. En el estado el 24%
de los hogares es dirigido por una mujer y en Río Bravo es del 22% (Censo de
población y Vivienda, 2010).
Cuadro 5

El 46% de los hogares en Río Bravo tienen menos de tres integrantes, lo que
nos da una idea de que la familia en general en esta ciudad tiene un tamaño
relativamente promedio como es a nivel nacional y estatal. Donde se observa
una tasa superior es en el peso de las familias nucleares. Mientras que en otros
municipios están alrededor del 60% en Río Bravo, el 72 % de los hogares es de
tipo nuclear (García, 2012).
La imagen que tenemos de la familia en Río Bravo es que es tradicional,
con matrimonios donde predominan los enlaces civiles y religiosos, sin me-
nospreciar las parejas en unión libre.
Uno de los aspectos que habrá que llamar la atención en Río Bravo es el
número de vehículos registrados que son aproximadamente 25 mil y que si
comparamos con el número de viviendas nos daremos cuenta que casi existe
un auto por vivienda (INEGI, 2012). Es un hecho que en los municipios fron-
terizos por la facilidad de acceso a autos más baratos, sectores de más bajos
ingresos pueden disponer de un auto y desafortunadamente les resulta cos-
toso su mantenimiento porque son modelos viejos. Por eso en las entrevistas
casi no encontramos referencias al transporte urbano.
Precisamente, al revisar las ocupaciones más importantes en Río Bravo,
notamos que sobresale la ocupación de mecánicos de autos y camiones, sin

292
Convivencia social primaria y espacios públicos en Río Bravo, Tamaulipas

menospreciar tampoco a los mecánicos de maquinaria industrial y agrícola.


Según la base de datos del INEGI (2012) solamente en el 2011 están registra-
dos 162 camiones de pasajeros. Esto significa que por cada 728 habitantes hay
un camión de pasajeros, mientras que por cada 5 habitantes existe un auto
particular.
La imagen en Río Bravo del transporte público es de las llamadas “pe-
seras” que llevan apretados a los pasajeros y que pasan por sus puntos más
importantes de sus circuitos de recorridos, cada media hora según nos co-
mentaron. También lo que prolifera en las horas “pico”, ante las deficiencias
del transporte urbano, es el transporte de empresas. Es difícil que las conce-
sionarias se atrevan a invertir en esta situación para modernizar el transporte
y aumentar el número de autobuses urbanos. El vehículo individual seguirá
predominando a pesar de sus deficiencias.
Cuadro 6

En cuanto a población, su distribución de acuerdo a grupos de edad no es


tan diferente a la existente en el estado. En el cuadro siguiente se detalla por
localidad y colonia. Resalta la colonia Benito Juárez marcando un poco de di-
ferencia, pero es entendible porque es una de las más antiguas de la ciudad.
Los límites al sur de esta colonia dan al centro de la ciudad y a los lugares
más emblemáticos de la ciudad como la plaza Benito Juárez, la avenida Ma-
dero, la estación de ferrocarril.

En esta colonia Benito Juárez existen familias que tienen más de treinta
años viviendo. Es una colonia popular donde predomina la autoconstrucción
y es probable que sea de las más grandes. Los entrevistados de esta colonia
mencionan que viven un buen número de familias que tienen trabajadores en
las maquiladoras. Pero nos tocó entrevistar a personas que tienen diferentes
ocupaciones lo que nos brinda una imagen más heterogénea de esta colonia:
“Son familias así como la mía, todas se dedican al hogar, los padres de familia
que conozco tienen diferentes trabajos, unos son herreros, albañil, fábricas”
(Entrevista a padre de familia, Benito Juárez).
La colonia Infonavit Las Flores es una colonia de clase media, también
con una antigüedad de más de treinta años, cerca relativamente del palacio
municipal y de una de las avenidas más reconocidas en la ciudad la cual es la
avenida Las Américas. Con el crecimiento que ha tenido Río Bravo, los habi-

293
Mario Alberto Jurado Montelongo

tantes la consideran cerca del centro urbano. No obstante si vemos el mapa no


se encuentra muy cerca del centro.
Cuando se le preguntó a los entrevistados de esa colonia a que se dedi-
can, también mencionaron que existe un buen número de trabajadores en la
maquiladora, pero también trabajadores municipales. Las casas no son de au-
toconstrucción sino módulos de Infonavit y según los entrevistados de los
primeros en la ciudad.
La colonia Manuel Ramírez es la más pequeña de las tres y también algu-
nos entrevistados mencionan los trabajadores de la maquila y de otras ocu-
paciones diversas. Está cerca del centro y ha tenido un crecimiento rápido
según los entrevistados que tienen viviendo en esa colonia aproximadamente
15 años.
Figura 1: Ubicación de las colonias del estudio

4.- Los entrevistados, los grupos sociales y los espacios de


convivencia

La siguiente parte se basa en las entrevistas realizadas y en el grupo de foco


que se llevó a cabo en Enero del 2013. Se analizarán la existencia de grupos
primarios y sus espacios de convivencia, tanto en jóvenes como en adultos.

294
Convivencia social primaria y espacios públicos en Río Bravo, Tamaulipas

Y se incluirá un análisis sobre los efectos de la inseguridad en la convivencia


social de acuerdo a los entrevistados y al grupo de foco9.
Cuadro 7

4.1 La convivencia vecinal


Quiénes participaron en el grupo de foco nos platicaron sobre la situación
relacionada con la convivencia. Uno de los participantes mencionó que existe
la convivencia familiar, lo que falta es la convivencia social, aquella que se de-
sarrolla con los vecinos: “… si yo no conozco a alguien, ni la mano, es más, ni
me paro a ayudarle, yo si veo eso, la verdad, es que aquí en la frontera, no sé,
por ser frontera, pero no hacemos eso de convivir con el vecino, puedes tener
5, 10 años con el vecino a lo mejor nunca he ido a platicar con él ” (grupo de
foco, Río Bravo, 2013).
Es curioso que estando en una ciudad como Río Bravo con 100 mil habi-
tantes, donde existe una tasa de inmigración baja, y que por lo tanto sus re-
sidentes tienen más tiempo de residencia en la ciudad, están más arraigados

9 Se realizaron dos grupos de foco. Uno con padres de familia interesados en participar y que pertenecen a
estas colonias y otro con autoridades representantes de uno de los centros comunitarios llamados Tamu-
les .

295
Mario Alberto Jurado Montelongo

porque son originarios de esta ciudad, se tenga esta opinión. Lo que nos dicen
en el grupo de foco es que es parte de la cultura del habitante fronterizo. Muy
individualista, familista y poco sociable con sus vecinos: “no hacemos eso de
andar platicando, como que somos muy cuidadosos…o muchas veces quieres
convivir con ellos, una persona que no conoces y ‘como pérame’…siempre
marcamos esa línea” (grupo de foco, Río Bravo, 2013).
Dos integrantes del grupo de foco que no son originarios de Río Bravo,
sino del D.F y de Michoacán, nos mencionan que en el sur del país la convi-
vencia vecinal es muy natural y que se ve manifestada de diferentes maneras,
en los encuentros en los tianguis, en los juegos, en los apoyos.
En Río Bravo una de las figuras sociales que se asoma cuando existe una
convivencia vecinal es el de “conocido” que se etiqueta así a quien resulta ser
parte de nuestra convivencia, pero al cual no le tenemos confianza, o simple-
mente lo tratamos cordialmente. Regularmente el conocido surge en nuestra
convivencia laboral o educativa, o nuestros compañeros de juego que no son
nuestros amigos. Siempre decimos “…eran conocidos, o sea, creo que tene-
mos más conocidos que amigos”.
Pero, no solamente es un efecto de las costumbres regionales esta falta de
convivencia vecinal. Los entrevistados en el grupo de foco, observan como en
otras ciudades, la existencia del mercado, la de los tianguis, es un elemento
espacial de la convivencia. En Río Bravo no existe el mercado municipal, pero
si un tianguis, el mercadito de “los rieles” que algunos llaman el “Macalito”
en alusión a la ciudad de McAllen, Texas, lugar, este último, donde los habi-
tantes de clase media y alta de Reynosa y Río Bravo van a comprar algunos
productos como la ropa, perfumes, aparatos electrónicos, computadoras, etc.
En el “macalito” se vende ropa de segunda y curiosidades, pero también co-
mida como en los mercados. Es un lugar según los entrevistados muy visitado
por los sectores de bajos ingresos (clase media baja, baja).
En las entrevistas detectamos, en efecto, de que existe poca convivencia
vecinal o con una intensidad débil. Al vecino puede vérsele como a alguien
con quien inevitablemente se tiene que convivir y que, si se mantiene en paz
la relación es positivo, por eso no es raro que alguien diga “ … yo no tengo
amigas, tengo vecinas, pero amigas, yo no tengo… y no he tenido problemas
con ellas (con las vecinas) ni ellas conmigo” (entrevista madre de familia, co-
lonia Manuel Ramírez ).
No obstante, cuando se les pregunta sobre si conviven con los vecinos,
algunos mencionan que si pero, que muy rara vez. Para algunas señoras esta
baja convivencia se debe al escaso tiempo que se tiene para estas relaciones
vecinales: “... si tengo comunicación con ellos, verdad, pero no nos visitamos
porque no hay tiempo, yo no tengo tiempo” (entrevista madre, Manuel Ra-
mírez).

296
Convivencia social primaria y espacios públicos en Río Bravo, Tamaulipas

Algunos consideran que esta falta de intensidad en la relación vecinal es


normal y que también es normal que los vecinos platiquen sobre los proble-
mas de la colonia.
No obstante, en casos donde si existe, resulta que se debe a que algunos
vecinos son parientes entre sí, o existe la amistad entre ellos. Y con los vecinos
con los que no se tiene ningún parentesco o ningún lazo fuerte como la amis-
tad, pero si se convive, es cuando existe una actividad común que los une y
que, si es persistente y existe alguien que la impulsa, entonces, se vuelve una
costumbre que fortalece la convivencia y puede llevarla a otros niveles y no
solamente la de coincidir en un objetivo, sino dejar abierto a otras actividades
no previstas. Varias son las actividades detectadas: el deporte y las fiestas
conmemorativas, la lotería, entre otras. Por ejemplo, a la pregunta sobre si se
convive con los vecinos, una joven de 26 años comenta que “…me llevo bien
(con los vecinos) pero no los frecuento….si hacemos fiestas, o los invitamos”
(hija. Colonia Benito Juárez, entrevista, 2012)
Otro aspecto de la convivencia con los vecinos tiene que ver con el ciclo de
vida de la persona entrevistada, en la niñez es más probable la convivencia
entre los niños vecinos y en ocasiones con los padres de esos niños. Habrá al-
gunas personas que mantienen esa amistad hasta la juventud y adultez, como
nos dice un joven de 22 años, que tiene doce años de conocer a sus amigos “…
Pues todos los días (se reúnen) son aquí vecinos…vamos a los videojuegos,
cines, a entrenar volibol…, aquí en el gimnasio” (hijo, colonia Manuel Ramí-
rez, entrevista, 2012).
Entonces, la figura del vecino está relacionada con una convivencia super-
ficial, respetuosa y cordial. El vecino según la percepción que logramos captar
es aquel con el cual no se debe uno de meter en problemas, al cual podemos
ayudar, pero no podemos incluirlo dentro de nuestras redes más personales,
como los amigos y los familiares.
Lo que sustenta la relación con el vecino es la búsqueda de apoyo para dis-
cutir y solucionar los problemas de la colonia; el apoyo personal para atender
algún problema de la vivienda o del auto, o las actividades colectivas que se
desarrollan en la colonia.
Pero a pesar del predominio de esta visión, en algunos casos la interrela-
ción con los vecinos es alta y tiene que ver con los grupos de pares (como los
jóvenes, los niños, los padres de los niños).

4.2 La convivencia con los amigos


Una de las posibilidades de que los lazos sociales se fortalezcan está rela-
cionado con la existencia de espacios que sean generosos con la creación de
amistades entre sus usuarios. O visto a manera de pregunta ¿dónde se desa-
rrollan las redes personales de amistad y qué papel juegan los espacios públi-
cos existentes? Las entrevistas nos dan una idea sobre los amigos de jóvenes y

297
Mario Alberto Jurado Montelongo

adultos; padres de familia e hijos (mujeres y hombres) y qué actividades están


vinculadas con la red de amistad de los entrevistados.
4.2.1 Los jóvenes
Los jóvenes tienden a utilizar la calle como lugar de convivencia. En Río
Bravo, a pesar de la inseguridad, la costumbre de los jóvenes de “dar el rol”
no ha desaparecido. Tal vez no se quedan hasta la madrugada paseando por
las calles más importantes de la ciudad y el recorrido sea el mismo pero con
un horario recortado a las 10 u once de la noche.
El rol se realiza en carro y es más una costumbre de los jóvenes estudiantes
de clase media, no obstante, siempre y que exista un auto es posible hacerlo
“… pues a lo que es Las Américas (la avenida) y lo que es el centro, que casi
siempre son esos dos lugares, los más concurridos, donde hay más chavos,
y así andamos” Regularmente cuando estás de rol, vas escuchando música
dentro del auto junto con otros amigos. También acostumbran, los hombres,
sobre todo, ir tomando bebidas y platicando.
Se busca mediante “el rol” encontrar algún amigo y detenerse momentá-
neamente en algún lugar y seguir bebiendo y platicando, mientras se ve pasar
a los demás que al igual, están dando el rol. Uno de los posibles objetivos del
rol, es encontrarse, mientras a paso lento se mueve al auto, con la futura pareja
sentimental y buscar establecer contacto para así iniciar una relación personal.
“Dar el rol”, como quiera, no siempre es en auto, en términos genéricos
significa pasear sin ningún propósito en específico, ver y ser visto: “…con mis
amigos pues, vamos…, caminando por las calles ahí, como dicen, sin rumbo,
vamos a veces a dar el rol, vamos así, muy rara vez a comer, entre nosotros,
pero ahí estamos” (entrevista a joven, colonia Manuel Ramírez, 2012).
Los lugares de reunión también son las plazas: dos son las más menciona-
das la de los enamorados y la plaza Benito Juárez, la cual está en el centro de
la ciudad. También las casas de los amigos son los espacios privados de los
más mencionados como lugares de convivencia.
Pero, encontramos en los jóvenes entrevistados un gusto por el deporte, de
tal manera que, la participación en equipos o de manera informal está presen-
te entre ellos. Así que se reúnen en las canchas de futbol, fuera o dentro de la
colonia, según donde sea el torneo o donde más les guste. Uno de los campos
emblemáticos de Río Bravo es el parque municipal Las Liebres, que ha sido
remodelado recientemente.
También uno de los lugares que visitan más es la Casa de la Cultura la cual
está ubicada en el edificio de mayor antigüedad y el que tiene un significado
especial ya que alrededor de él empezó a desarrollarse la ciudad.
Las actividades que se realizan en ese lugar llaman la atención a la gente
de todos los sectores de la ciudad. Pero también es un lugar para sentarse,
caminar y platicar, ver a los niños correr. A pesar de no ser una plaza, por su

298
Convivencia social primaria y espacios públicos en Río Bravo, Tamaulipas

iluminación, amplitud del patio y juegos infantiles que han puesto, ha susti-
tuido en parte a la plaza Benito Juárez como un paseo familiar.
La plaza Benito Juárez es la más antigua de la ciudad y se ha convertido
en el lugar donde se reúnen los jornaleros que van a transportarse hacia los
ejidos o propiedades donde van a trabajar ese día. Tiene ahora diferentes fun-
ciones. Antes había sido el lugar de los mítines políticos, tanto oficiales, como
los de “protesta política”, también fue en un momento dado, el lugar de los
conciertos al aire libre de música regional. Ahora, sigue siendo un paseo fami-
liar, pero también tiene un uso diversificado y ya se ve un poco deteriorado.
También se ha convertido en el lugar preferido de los vagabundos y borra-
chos, como lo comenta una señora que le gusta más La Casa de la Cultura: “…
Pues, que allá hay más gente, acá ya hay mucho borrachín, ya no te puedes
sentar porque ya ‘luego luego’, van y se acercan ahí los borrachillos y ‘luego
luego’, buscando mujer, o no sé, pero ahí a la plaza Benito Juárez ya no me
gusta, está muy feo, me gusta más la cultura (la Casa de la Cultura)” ( Entre-
vista, madre, colonia Benito Juárez, 2012).
Es probable que esta “disputa” o convergencia de intereses en la plaza Be-
nito Juárez tenga que ver con el uso de ella en distintos horarios, ya que algu-
nos de los entrevistados siguen utilizándola como parte de un paseo familiar
o para platicar con los amigos.
4.2.2 Los adultos
Existe una clara relación entre el trabajo como espacio de convivencia y
la creación de lazos de amistad. Claro que al igual que los vecinos, por la
percepción que se tiene sobre la convivencia con los compañeros de trabajo
no siempre puede ésta devenir en la creación de amistades. La frecuencia e
intensidad en el vínculo con los compañeros de trabajo no es sinónimo de
creación de redes de amistad: “Pues hay veces que llegan unos, y hay veces
que llegan otros, o sea, según donde nos toque. Y ¿ha hecho amistades…?....
Somos compañeros pero algunos si somos más allegados, o sea, nos entende-
mos más, nos vemos más”.
No obstante el trabajo es una fuente“…. con 24 años que tengo en la fábri-
ca, tengo muchos amigos de antigüedad ¿Se frecuenta con ellos fuera de su
trabajo?: Con uno que otro, no con todos, porque la mayor parte es de Reyno-
sa…. A veces por semana, a veces cada 15 días….Pues algún cumpleaños de
algún pariente, familiar (se reúnen), o sea, de mi amigo, amiga, nos invitan y,
simplemente así, nada más” (entrevista padre, colonia Benito Juárez, 2012).
Otro lugar donde las personas pueden lograr formar amistades es en la
colonia, tal como nos relata una señora que tiene 17 años de conocer a sus
amigas: “….Convivimos, bailamos, reímos, tratamos de pasarla lo mejor que
se puede, jugamos la lotería, no, no,.. ‘nos la pasamos con ganas’…. porque
son de aquí del mismo sector (sus amigas) (Entrevista madre de familia, Be-
nito de Juárez, 2012).

299
Mario Alberto Jurado Montelongo

Dos padres entrevistados también se dedican en sus tiempos libres a ser


entrenadores de equipos de futbol y coinciden que otro lugar donde se pue-
den hacer amistades es en esta actividad de recreación: “Sí, más convive uno
más en el juego, en fiestas es muy raro, porque cada quien tiene su familia,
nada más cuando se hace una fiesta de un equipo o de una liga…cada sema-
na” (padre de familia, colonia Manuel Ramírez, entrevista, 2012).
Figura 2

Pero no siempre por el tiempo disponible y el significado que tiene la fami-


lia, que relega a un segundo término a los amigos, se puede convivir cotidia-
namente con los amigos: “...Normalmente nos vemos en las juntas de futbol, o
a veces en la calle nos encontramos, pero normalmente en las juntas de futbol”
(Entrevista padre, colonia Manuel Ramírez).
4.2.3.- El grupo social, los espacios y la intensidad de la convivencia
En el siguiente apartado se incluyen tres figuras que representan al núme-
ro y los tipos de vínculos que tienen los entrevistados, los tipos de espacios de
convivencia y las distancias de estos espacios desde el hogar del entrevistado.

300
Convivencia social primaria y espacios públicos en Río Bravo, Tamaulipas

Incluimos a tres tipos de esquemas que observamos en dos madres de familia


y un padre.
Esta figura refleja el comportamiento de cuatro variables en la convivencia
social de un padre de familia. Estas variables son:
1.- Espacio de la convivencia: las áreas dentro de los dos círculos, junto con
el exterior al círculo mayor, representan los lugares de convivencia. Pueden
ser tres lugares de convivencia: a) la colonia (que se representa dentro del
círculo interno); b) fuera de la colonia, pero dentro de la ciudad (lo que se re-
presenta en el área que queda dentro del círculo mayor pero fuera del círculo
menor) y c) fuera de la ciudad (lo que queda fuera del círculo mayor).
En este caso, el entrevistado vive en la colonia Benito Juárez y como nota-
mos convive dentro de la colonia con solamente dos grupos de siete que son
las más importantes para él. Está claro que con la familia nuclear su principal
convivencia es en su casa, mientras que con los vecinos puede ser en la calle,
o en otro espacio público o en casa de ellos.
2.- Tipo de grupos sociales. Esta variable identifica a los grupos sociales
por medio de áreas dentro del círculo en formas de gajos o triángulos don-
de se etiquetan, nombrándolos fuera del círculo. En este caso el entrevistado
convive con siete grupos: equipo de futbol; familia nuclear; amigos que tam-
bién son compañeros de trabajo; compadres; familia extensa; familia política
y vecinos.
3.- Tamaño del grupo. Esta variable refleja con cuántos convive el entrevis-
tado. En la parte inferior derecha del cuadro se ven figuras que representan el
tamaño del grupo: El pequeño círculo representa que el entrevistado convive
con solamente otra persona. Entre él y la otra persona forman una diada. El
cuadrado representa un grupo de 2 a cuatro personas (no incluyéndose); el
triángulo de cinco a 10 personas; el rombo no se sabe el tamaño del grupo.
Como notamos en este caso los grupos son pequeños y no pasan de cuatro
personas y aunque no sabemos el tamaño del grupo de los compadres no es
tampoco superior a cuatro.
4.- Intensidad en la convivencia: Esta variable se construye en base a la
frecuencia de convivencia que menciona el entrevistado, si es cotidiana, en-
tonces, es una alta convivencia que se representa con una línea continua. Si se
desarrolla en forma habitual, por ejemplo una vez a la semana, pero de forma
persistente, como es el caso de la convivencia con la familia extensa, o con
alguien de la familia extensa o política también se considera como alta convi-
vencia; si no existe continuidad, pero a veces es en una semana si y en otra no,
o si es cada mes, entonces representa una mediana convivencia. En este caso
existe una mínima convivencia con los vecinos, a pesar de la proximidad y se
desarrolla una alta convivencia con los amigos del trabajo, a pesar de que se
encuentran fuera de la ciudad, ya que el entrevistado trabaja en una maquila-
dora de Reynosa. Esto significa que sus amigos del trabajo no solamente trata

301
Mario Alberto Jurado Montelongo

con ellos problemas de trabajo, sino que aparte se dan tiempo para platicar o
hacer cosas que no tienen que ver con el trabajo, y lo hacen en forma regular.
Este es un tipo de esquema de convivencia donde existen los suficientes
elementos para pensar en un individuo con una buena red personal de amis-
tades y de grupos primarios, pero con un bajo nivel de convivencia en la co-
lonia y una forma de usar el espacio urbano con desplazamientos diversifica-
dos. Nos queda claro que con quienes tiene altos niveles de convivencia es con
su familia, con los compañeros de juego y con los amigos del trabajo. Con su
familia sus espacios de convivencia son privados. Con sus amigos del trabajo,
es en un espacio semipúblico como es la planta maquiladora; mientras que la
convivencia en los espacios públicos se desarrolla en los campos de futbol de
la ciudad.
Existen otros esquemas que se forman que dependen del tipo de inserción
que tienen los padres en el mercado laboral (ver figuras 3 y 4). No es lo mismo
una mujer trabajadora con un empleo de baja calificación, donde existen sa-
larios bajos y no se tiene un vehículo particular, en comparación a una madre
trabajadora con un empleo administrativo en el sector público, con vehículo
propio.
En la tercera figura tenemos el primer tipo mencionado en el párrafo ante-
rior. Lo que refleja este esquema es una alta convivencia en la colonia en tres
grupos muy importantes: vecinos, familia nuclear y amigas. Casi la conviven-
cia en su colonia es en casas, ya sea la suya o en la de los demás vecinos. Hacia
el exterior de su casa tiene mucha convivencia pero no tan cotidianamente. La
distancia cuenta mucho en la intensidad de su convivencia. Aunque tiene una
diversificada red de convivencia, ésta es válida dentro de su colonia, pero no
hacia el exterior, llama la atención que no convive con su familia fuera de la
colonia.
La cuarta figura está relacionada con el segundo tipo mencionado. Donde
la convivencia fuerte se da fuera de la colonia y fuera de la ciudad, las po-
sibilidades económicas le permiten realizar las compras en Estados Unidos
y visitar a la familia que vive en otra ciudad cada semana. Difiere de la otra
madre en la intensidad de convivencia con los vecinos y además le posibilita
tener una mayor convivencia con sus familiares que no viven en su colonia.
No obstante, estos dos esquemas tienen que ver con mujeres con doble
jornada laboral que afortunadamente para ellas sus hijos ya son jóvenes; en el
caso de la primera sus hijos trabajan, pero no estudian y en el otro caso estu-
dian en universidades privadas y en Reynosa.
Pero existe el esquema de la ama de casa que es diferente porque no tiene
una diversificación en los grupos sociales y su desplazamiento está más redu-
cido a su colonia, pero con una convivencia con los vecinos que puede ser, a
pesar de la proximidad, muy débil.

302
Convivencia social primaria y espacios públicos en Río Bravo, Tamaulipas

En relación a los jóvenes pueden existir esquemas semejantes que la de los


padres con la diferencia de que tienen una mayor diversificación de grupos
primarios y también con tamaños de grupos de todo tipo (diadas; grandes
de más de diez, o de cuatro) Aquí aparecen grupo de jóvenes deportistas, los
novios, compañeros de escuela, compañeros de trabajo, amigos con los cuales
se convive en la colonia y fuera de ella, etc.
Figura 3

303
Mario Alberto Jurado Montelongo

Figura 4

5.- Efectos de la inseguridad en la convivencia social en Río Bravo


En toda la frontera norte del país se ha desarrollado un desplazamiento
de la población, debido a la inseguridad predominante, hacia otras regiones
del país y hacia los Estados Unidos. Esta información exacta es difícil de de-
tectar, existen algunas fuentes de información que nos permiten captar indi-
rectamente el peso de éste desplazamiento: por ejemplo, en los reportes de la
Encuesta Nacional de Inseguridad (ENSI) desarrollada por el INEGI, en el
2009, el 1% de los entrevistados mencionó que se ha cambiado de vivienda
o lugar de residencia para protegerse de la delincuencia (ICESI, 2009; pág 96)

304
Convivencia social primaria y espacios públicos en Río Bravo, Tamaulipas

no obstante esto tiene que revisarse por regiones porque en Ciudad Juárez,
por ejemplo, se cuentan por cientos de miles los desplazados por la violencia.
Otra manera de calcular el desplazamiento debido a la inseguridad es la
revisión de las casas deshabitadas y el peso que podría tener la violencia en la
existencia de estas casas (Durin, 2013) En el caso de Río Bravo tenemos el si-
guiente cuadro donde se nota un cambio en el porcentaje de viviendas desha-
bitadas. Este cambio en la tendencia de las viviendas desocupadas tiene rela-
ción no solamente con la violencia existente, aunque si debe de tener un peso
fuerte, sobre todo en Río Bravo donde mencionábamos que no se nota el peso
de las crisis económicas en el desplazamiento y crecimiento de la población.
Como quiera que sea, no podemos adjudicar una sola causa al abandono
de viviendas, pero si presentar los datos. En el 2005 existían según el conteo
de población 6, 560 viviendas deshabitadas en Río Bravo, mientras que en el
2010 aumentó a 10,260 viviendas, resulta extraño que a pesar del aumento de
población también exista un aumento considerable de las viviendas deshabi-
tadas.
Cuadro 8

En el cuadro se nota que después de Camargo, Río Bravo es la ciudad de


Tamaulipas que presenta una mayor tasa. En lo de Camargo no queda duda
que este desplazamiento se debe a las condiciones de violencia que vivió esa
ciudad, pero en Río Bravo, no sabemos exactamente qué parte del fenómeno
lo puede explicar la inseguridad.
En las entrevistas realizadas fuera de grabación nos comentaban algunas
personas que la ciudad de Mission Texas ha logrado tener dentro de sus ha-
bitantes a un buen número de residentes originarios de Reynosa y Río Bravo.
En las notas periodísticas dan cuenta del fenómeno pero no tienen cifras fide-

305
Mario Alberto Jurado Montelongo

dignas. En una nota el reportero entrevista a un abogado representante de 70


familias que pidieron asilo en Estados Unidos (ver página de internet http://
tiempo.infonews.com/2012/11/19/mundo-91215-mexicanos-piden-asilo-a-
eeuu-en-lugar-de-emigrar.php).
En otro reportaje se menciona el crecimiento de la inversión mexicana en
McAllen y de la instalación de restaurantes mexicanos que antes existían del
lado mexicano y que siguiendo a su clientela (de los antes turistas norteameri-
canos que dejaron de visitar la frontera y de los comensales mexicanos que se
fueron a vivir a esta ciudad de Texas) ver nota en internet: http://www.bbc.
co.uk/mundo/economia/2010/08/100806_eeuu_frontera_mexico_texas_in-
versiones_mf.shtml
En el caso de Río Bravo encontramos una nota que habla sobre Nuevo Pro-
greso, la localidad de Río Bravo que captaba regularmente el turismo médico
de los Winters Texas y que tiene 10 mil habitantes. El reportero resalta que un
número considerable de comerciantes se han establecido del otro lado en Pro-
greso Texas para poder atender a su clientela (http://www.riograndelive.
com/2010/11/empresarios-de-la-villa-de-nuevo.html#.UTjZstYi7nM)
Pero ¿cuáles son los efectos de la inseguridad en la convivencia social de
los que se quedaron en Río Bravo?
El primer cambio en las costumbres de la población vinculada con la con-
vivencia con las personas más cercanas está relacionado con el tiempo. Se
acortan los tiempos de convivencia que impliquen traslados. Regularmente se
recortan los horarios en las escuelas, o el tiempo para “el rol” se recorta para
antes de las once de la noche, inclusive después de que oscurece.
“Yo creo que es lo mismo, no puedes andar ya muy noche por miedo a
eso, yo creo que en cierto tiempo si vivimos con miedo, ahorita estamos hasta
un poco acostumbrados, pero aun así, no ves mucha gente ya a cierta hora,
después de eso que pasó” ( grupo de foco, 2013).
Con este comentario nos damos cuenta que existen estrategias que van
cambiando: primero se da un cambio radical, algunos lo ubican hace siete
años, en ese momento se paralizan actividades personales y se refugia la gen-
te en sus casas; después, poco a poco, van regresando con precauciones a cos-
tumbres que momentáneamente habían abandonado, pero como bien dicen,
siempre con cuidado y por lo visto, el horario sigue recortado.
Un entrevistado menciona que los hijos están aprendiendo nuevos sinó-
nimos: “… y muchas de las veces lo ves el impacto en tus hijos que también
saben que oscuro significa que los malos andan fuera”.
Como se mencionaba al principio, Río Bravo, todavía tiene presencia de la
economía agrícola y por lo tanto de convivencia en el campo. Es común que
personas de clase media busquen tener un terreno en el campo para ir de vi-
sita con su familia y hacer convivios. Otros habitantes que ya no se dedican a
actividades al campo heredan parcelas de sus padres. Así, también, existe un

306
Convivencia social primaria y espacios públicos en Río Bravo, Tamaulipas

buen número de trabajadores en el campo que viven en la ciudad, agricultores


que actualmente han dejado de visitar sus tierras con cotidianidad como dice
un entrevistado: “ A mí me afecta mucho más, más que nada, porque nosotros
tenemos ranchos y como ahorita que hay que regar y que hay que andar en la
parcela en la noche, a las 2, 3 de la mañana hay que cerrar el riego, hay veces
que les digo van y cierran esto y hacen lo otro, porqué, porque ya no voy pa
allá, yo automáticamente después de las 9 de la noche, yo pa allá no voy” (
entrevista grupo de foco, 2013).
Las actividades que antes realizaban en horarios nocturnos o de madru-
gada dejan de hacerse, sobre todo las actividades deportivas porque las res-
ponsabilidades de trabajo, si tienen horarios nocturnos, no las pueden eludir:
“A mí me tocó el tiempo, yo fui atleta, y yo entrenaba en lo que era el libra-
miento y antes pues no estaba, no había pavimento, y era puro monte y era mi
entrenamiento era una brecha, la corría de lado a lado por el entrenamiento
que yo daba y no había ni un problema, podía correr a las 5 de la mañana y no
había ni un problema, y mi papá me dejaba ir sin problemas, era mi entrena-
miento por ahí y ahorita, claro no puedes andar”.
Pero no es una percepción generalizada, todavía algunos habitantes com-
paran a Río Bravo con otros municipios y concluyen que se está mejor en Río
Bravo: “ Pues, la considero tranquila a comparación de las cosas que se escu-
chan otras ciudades... la considero tranquila y no oigo tantas cosas así malas
como se oyen de otras partes” ( entrevista hijo, colonia Benito Juárez) Esto
probablemente se debe también a que los periódicos de las ciudades fronte-
rizas en Tamaulipas no presentan los hechos violentos que acontecen en sus
ciudades y tienden a presentar constantemente sobre lo que pasa en otras
regiones del país. Es claro que los habitantes de estas ciudades se informan
por medio de las páginas de internet que tienen Blogs y cuentas de Facebook
donde pormenorizan las balaceras que oficialmente no se reconocen. Es así
que no todo lo que sucede en el municipio se conoce por sus habitantes direc-
tamente por medios tradicionales.
Otros entrevistados también resaltan los esfuerzos de las autoridades, aho-
ra que tienen más presencia en Río Bravo las fuerzas de seguridad: “...Ahorita
lo considero que estamos viendo una inseguridad dura, pero por lo general
veo que también hay mucha vigilancia y eso es lo que me gusta y espero que
sigamos así para que sigan dándonos apoyo a la ciudadanía de aquí de Río
Bravo” (Entrevista hijo, colonia Manuel Ramírez).
“Siempre ha estado así, incluso ahorita se siente menos porque no vamos
a negar que sí hay inseguridad pero se siente menos gracias al apoyo del
ejército que ahorita está aquí y me gustaría que siguiera así la vigilancia”.
(Entrevista hijo, colonia Benito Juárez).
Parte de esta percepción contradictoria tiene que ver con los dos espacios
que la gente toma en cuenta en su evaluación. Unos consideran que su colonia

307
Mario Alberto Jurado Montelongo

es tranquila y al mismo tiempo que su ciudad es insegura: “La seguridad de


mi colonia la considero buena, hasta ahorita, hasta ahorita no se ha reportado
nada malo fuera de lo común y para mí me gusta, es la colonia más tranquila
que hasta ahorita he oído” (entrevista hijo, colonia Benito Juárez).
“Pues, en mi colonia, a mí no me ha tocado vivir, o ver, nada de mala inse-
guridad, pero pues, yo digo que si ha de haber, pero, mientras que yo no mire,
todo está bien, yo digo” (Entrevista padre de familia).
Parte de esta inseguridad también se puede considerar fomentada por los
oficiales de tránsito o por las autoridades policiacas: “.. Si! a mí nunca me
paraban, nunca, nunca porque siempre he sido precavido,…. pero, el colmo
ver a tus autoridades y sacarles la vuelta porque te van a sonar, o sea, ¿cómo
estamos? ahora nos paran y “a ver coopera para una botana”, “ oye pos no
traigo, es jueves me pagan mañana”, “tu tarjeta de circulación”, “oye me estas
parando para una ‘cooperacha’, mi tarjeta de circulación si la traigo vencida”,
“no pos es una lana”, “Por eso pero me pagaste por eso”, “na pero es que ahí
el artículo”, “no, quieres dinero, es lo que quieres, o sea... le digo bueno traes
feria?”, “Sì”, “bueno te doy 50 y me dejas 50” pos traía 100 pesos, “te doy 50
pa’ ti y 50 pa mi” y los agarra bien contento, no es posible. Y los policías pos
están igual. No haya uno... de veras que, de veras se lo digo bien en serio de
todo corazón, yo veo una patrulla y prefiero sacarle la vuelta” (Entrevista
padre, colonia Benito Juárez).
Uno de los últimos aspectos que tiene que ver con la seguridad es el rela-
cionado con evaluar lo que acontece como algo normal y que inevitablemente
existe y con algo que tenemos que convivir, es por eso que las personas, al
momento de hacer la evaluación de la inseguridad, suavizan el discurso y
utilizan pronombres para todas los aspectos vinculados con la delincuencia:
“Pues es una buena colonia, a pesar de todo, a pesar de toda la inseguridad
que vivimos, hay tranquilidad. Si hay grupitos de muchachos rebeldes pero
eso pasa en toda la ciudad, no es exclusivo de la colonia, no es privativo de
aquí. A cualquier colonia que usted vaya ahorita va a ver esos grupitos de
muchachitos que andan en otros asuntos menos divirtiéndose. E incluso aquí
vienen al área verde, ahí los vemos, pero pues, en cierto modo, respetan, no se
meten con las familias. Yo no he visto que hagan desordenes, ahí se reúnen,
andan en sus asuntos ellos, pero yo no veo que anden haciendo desmanes, o
que se metan con la gente pacífica, ellos andan en lo suyo” (Entrevista a padre
de familia).

6.- Conclusiones
En Río Bravo existen suficientes áreas verdes para desarrollar espacios de
convivencia familiar. Pero es menester mencionar que el INEGI no contempla
todos los espacios en su información disponible sobre áreas verdes. Según el
Censo del 2010, en Río Bravo existen 14 áreas verdes que suman 110,594.42

308
Convivencia social primaria y espacios públicos en Río Bravo, Tamaulipas

m2, mientras que la población total de la localidad de Río Bravo es de: 95,647,
lo que da como resultado 1.15 m2 por habitante, muy por debajo del estándar
internacional sobre áreas urbanas. Pero uno de los faltantes a este cálculo son
los campos deportivos que no están contemplados en las áreas verdes del
INEGI.
Además, estos espacios verdes no están distribuidos de acuerdo a la con-
formación de las colonias en la ciudad. Las nuevas colonias en las periferias
no tienen espacios de convivencia, mientras que en algunas zonas se concen-
tran sobre todo cerca del centro de la ciudad donde existen los más visitados.
Otro aspecto que habrá que resaltar es la necesidad de tener un inventa-
rio de los campos posibles de intervenir para mejorarlos y adecuarlos para
la convivencia deportiva y familiar. En algunos solamente se han limitado a
poner las porterías pero no han acondicionado para que los juegos puedan
ser observados sin peligro por los aficionados que regularmente se tienen que
arrimar a los pocos lugares del campo donde no sufren las inclemencias del
tiempo.
Otros de los aspectos muy comentado por la opinión de los entrevista-
dos es que el mantenimiento de los espacios no existe salvo para los más re-
nombrados. Por ejemplo, el Tamul10 de la colonia Manuel Ramírez ya observa
claros signos de deterioro en los juegos y en la malla. La crítica en el grupo
de foco del Tamul es que es muy pequeño y que no siempre se piensa en la
población que vive alrededor de donde se están instalando. En realidad este
centro de encuentro está diseñado igual en todas las ciudades de Tamaulipas.
Pero, una de las ventajas que tiene el Tamul en la colonia Manuel Ramírez es
que está contiguo a un gimnasio municipal, lo que potencializa su uso, por-
que complementa actividades de los deportistas.
Tal vez una de las principales conclusiones que tenemos en este caso es
que los esquemas de convivencia y la opinión del grupo de foco nos demues-
tran que la convivencia familiar es intensa, sobre todo en espacios privados,
pero la convivencia social no está muy desarrollada. Se necesita impulsar la
convivencia vecinal como una forma de fortalecer este tipo de convivencia.
Es necesario transformar el tipo de convivencia vecinal pasar del trato su-

10 Los tamules son centros comunitarios creados en formar estándar en las principales ciudades de Tamau-
lipas. Están compuestos por una biblioteca y dos salones que sirven para actividades educativas y de
capacitación. En ellos se desarrollan cursos y pláticas sobre distintos temas. El Tamul también cuenta con
una cancha de deportiva donde se juega basquetbol y futbol. Incluye juegos infantiles. En todos los muni-
cipios, los tamules tienen las mismas dimensiones y la misma distribución de sus partes. Se construyeron
para que las autoridades municipales se hicieran cargo de ellos. Desde antes del año 2010 se concibieron
y algunos de ellos nunca funcionaron; otros estuvieron trabajando durante una administración municipal y
después fueron abandonados; a otros les han dado destinado otras funciones a las originalmente conce-
bidas. Muchos de ellos han sido semiabandonados porque se han transformado en espacios amenazados
por la delincuencia o están a un lado de los lugares donde se vende droga. El resultado de su funciona-
miento ha sido muy desigual en los diferentes municipios del estado.

309
Mario Alberto Jurado Montelongo

perficial, basado solamente en intereses comunes, a algo más espontáneo y


cotidiano.
Lo que también se observa en Río Bravo es el alto peso del centro de la
ciudad como espacio de convivencia y traslado y que discrimina en forma
natural a habitantes de la periferia de bajos ingresos a los cuales se les dificul-
ta trasladarse. En términos sencillos significa para ellos un mayor gasto y un
nivel de intensidad de convivencia menor que los habitantes que viven cerca
del centro de la ciudad.
Con ello se nos plantea la necesidad de concebir la convivencia junto con
otras variables que ayudarían a su desarrollo como la necesidad de mejorar la
movilidad dentro de la ciudad fortaleciendo el transporte público. Otra estra-
tegia importante es revisar el sistema de parques de cercanía en las colonias
del municipio y considerar la necesidad de construir parques de barrio donde
no existen y que se tomen en cuenta las necesidades específicas de la pobla-
ción potencialmente beneficiada.
Otro de los aspectos, no necesariamente negativo, que se observa en Río
Bravo es la existencia de pocos centros comerciales que se constituyen en cen-
tros de convivencia con un uso intensivo, como si lo encontramos en ciudades
más grandes como Reynosa y la Zona Metropolitana de Tampico.

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Ayuntamiento de Río Bravo, [Documento digital, 2011], Plan Municipal de Desarrollo,
2011-2013.
González, Guadalupe (2012) “Obsoleta planta termoeléctrica Portes Gil de Río Bravo”
en: Hoy Tamaulipas. Río Bravo.

311
Entre crónicas y estadísticas: esbozos de
una propuesta metodológica aplicada
al crecimiento reciente de un municipio
conurbado del Área Metropolitana de
Monterrey, México: Guadalupe (1970-2010)

Alejandro García García1

Resumen
En este ensayo, pretendemos acercarnos a un caso que puede ser comparado con
otros en el países, especialmente en las formas de las relaciones que se mantienen
entre el centro y su periferia en las áreas metropolitanas con vocación industrial.. Se
realiza la descripción geográfica, demográfica, así como narraciones obtenidas di-
rectamente con entrevistados, tratando de ofrecer una breve referencia que permita
la ubicación de Guadalupe en este marco geopolítico latinoamericano. Se ofrecen
datos cuantitativos y cualitativos de manera intercalada, que permiten -desde nues-
tro punto de vista-, conocer sus formas de reconfiguración urbana reciente en estas
extensiones de las grandes ciudades- La intención es ofrecer un breve ejercicio de
la propuesta metodológica esbozada a partir de un hecho: la construcción del puen-
te Guadalupe en 1970 y las transformaciones urbanas que le siguieron.

Abstract
In this essay it is pretended to approach to a study case that can be compared to
similar papers in the country. This is specifically in the way they have or share  the
same structure regarding the centre-periphery model focused on the metropolitan
area in the industrial field. It was necessary to make geographic and  demographic 
description, likewise to grant interviews to collect data, to have a better view and a
brief reference about the location of Guadalupe city inside the Latinamerican geopo-

1 Mexicano. Universidad Autónoma de Nuevo León. Doctor en Antropología Social. alejgarc@far.uanl.mx

313
Alejandro García García

litcal framework. The  quantitative and qualitative data are provided among them
to know the forms, the setting or  recent urban configuration in the metropolis. The
construction of the Puente Guadalupe in 1970, and other urban changes are  the
main fact of the intention of this paper  to provide a methodological proposal.

Introducción

E
l Área Metropolitana de Monterrey (AMM) es considerado el espacio
urbano más importante del norte de México, debido a su desarrollo
económico y su crecimiento como urbe de escala mundial, además de
su contacto cercano con la frontera sureste con los Estados Unidos, lo cual lo
vuelve un punto estratégico para el flujo de mercancías y de personas. Entre
los nueve municipios que conforman el AMM se encuentra Guadalupe, lugar
que sirve al presente trabajo como referente específico.
Aunque en el trabajo se aborda sobre un período determinado, no tiene
un carácter histórico. Se recupera un elemento coyuntural: la construcción del
puente Guadalupe como un hito en la evolución del municipio, que ha sido
considerado por muchos una “ciudad dormitorio”, frente a Monterrey y a
otros municipios.
Se retoman algunos elementos que permiten deducir el progreso desde
la vida cotidiana, además de contemplar algunos datos relevantes para una
caracterización cualitativa de los cambios y sus repercusiones en las formas
de vida, de una “villa a una ciudad”.
Se reconoce que la mayoría de las ciudades en el mundo tienden al creci-
miento demográfico y territorial. Tal vez, la gran pregunta es si tenemos los
instrumentos metodológicos para acercarnos a las diferentes formas de re-
composición de los territorios – en relación con el cambio en el uso del suelo-,
y de las oleadas en cuanto a crecimiento migratorio y local, que parecen pre-
sentar una serie de problemas que no están planteadas en un plan urbanístico.
El cómo llegar a compaginar las técnicas y los métodos de investigación
sobre la problemática urbana es el quid de este proyecto. Se buscan vetas para
trazar modos de acceder a la información y los datos aspirando a una inter-
pretación más amplia, que otorgue prioridad al objeto de estudio y no a los
métodos.
Finalmente este esbozo de corte metodológico, enfatiza las relaciones entre
los índices estadísticos, pero no en sí mismos, sino como punto de salida para
comprender las transformaciones psicosociales de la población: la alteración
de sus costumbres, por ellos narradas, el efectivo cambio en aquello que eran,
en resumen, en sus formas de vida. (Certeau, 2007).
La antesala de esta propuesta no es sino una serie de debates metodológi-
cos con posturas aparentemente discordes, que aspira a combinar la visión
cuantitativa y la postura cualitativa de arribar a los fenómenos sociales, como

314
Entre crónicas y estadísticas: esbozos de una propuesta metodológica

resultado de ello se expone un esbozo de lo que sería una propuesta episte-


mológica.
Las conjeturas metodológicas que se presentan tienen como objetivo tra-
tar de evitar toda carga de “relativismo”; término que aplica siempre si una
posición teórica acepta como únicos sus métodos y técnicas de investigación;
una posición holística, en cambio, acepta datos cualitativos de toda índole,
mientras permitan un acercamiento fenomenológico y con posibilidades de
reacción en consecuencia.
En este ensayo los datos cuantitativos tienen una finalidad “dialógica” con
la crónica de la vida cotidiana, es este ensayo de “entramado” de datos lo que
permitirá, desde nuestro punto de vista, una mejor comprensión sobre las for-
mas de transformación de nuestras sociedades, de las zonas metropolitanas
y las formas de interrelación entre sus entidades municipales, sus territorios.
Los datos cuantitativos son una más de las cualidades de un fenómeno
social, como el crecimiento de lo urbano en un territorio, que son asuntos
complejos, requieren de la realización de investigaciones con diversos cortes
disciplinarios, efectivamente complementarias y no separadas en forma y fon-
do, unidas desde la redacción del proyecto, fuentes relevantes, la obtención
del dato, las formas de análisis y su presentación en términos estructurales.
En el mismo orden de ideas, es preciso entreverar las aportaciones en el
tema desde el punto de vista estadístico, pero no sólo eso, sino que se propone
insertar pasajes que “amparen” las descripciones.
Así pues, que la brevedad de un número fortalece el discurso de la histo-
riografía. “La historiografía francesa de los últimos quince años, resulta in-
teresante el nuevo modelo de historia cultural que esta cuarta generación de
los Annales han promovido, y que es el modelo de una historia social de las
prácticas culturales, también caracterizado como una nueva historia cultural
de lo social.” (Aguirre, 2011, 124) Así pues, que la adscripción a este modelo
es la base metodológica para esbozar el siguiente trabajo.
Sensiblemente la presentación del tema no es algo novedoso, pero, acaso
su abordaje metodológico si lo es. Es por eso que, se da seguimiento a los
pasos de Ariés y Dubby (1992), en su Historia de la vida privada, en donde
hacen un recorrido por la historia de las personas comunes, no las grandes
inversiones, los cambios de gobiernos, como eje generador de “La historia”,
sino como una forma de transformar la vida de las personas, esas, con nombre
y apellido. Esa vida cotidiana se quiere destacar, esos cambios lentos o brus-
cos, atinados o no para los habitantes.
Como sabemos, la teoría de la dependencia, encabezada por Vania Bambi-
rra, acaba con la versión “desarrollista” (Sunkel y Paz) y propone una relación
metropolí-satelites que sigue vigente estructuralmente hablando.
Las expresiones numéricas dejan escapar la esencia de las formas de vida,
mismas que, desde sus múltiples manifestaciones en la vida cotidiana o ex-

315
Alejandro García García

traordinaria, hacen gala de su testimonio que abarca lo festivo, enlutado, des-


confiado, aunque finalmente heterogéneo, con tendencias, pero con modas,
sobresaltos, espontaneidad.
Este pequeño trabajo trata es de articular dos líneas de análisis que tienden
a mantenerse separados por diversas razones. El problema actual en cual-
quier propuesta de “medición” del crecimiento es que hay factores imposi-
bles de asegurar o garantizar como “variables”, estos eventualmente aparecen
de forma tal que toda planificación se viene abajo. Si las interferencias y las
carencias propias de cada método son desplazadas y se analiza desde un for-
mato que acredite la sincronización, esto será una aproximación al objeto de
estudio con una comprensión más vasta obtenida desde diversas filiaciones.

Breve panorama del Área Metropolitana de Monterrey


Se establece la posibilidad de presentar a la ciudad de Guadalupe desde
las cifras oficiales da sustento a los argumentos y sumando las narraciones,
las crónicas la tornan más vívida. Guadalupe es uno de los municipios más
poblados a nivel nacional: se encuentra entre los primeros diez municipios
que sin ser la capital de estado cuentan con una mayor población que el resto.
(INEGI, 2012) 2 Su territorio es de 117.79 kilómetros cuadrados. De los cuales
el 75% es considerado área urbana. Su densidad urbana es de 107.1, los datos
anteriores corresponde al censo de 2010. (INEGI) Como apunte al margen de
este dato se resalta que el porcentaje que no pertenece a este rubro es por la
orografía de la zona donde se ubica el representativo “cerro de la Silla”, sím-
bolo natural del AMM. El municipio está experimentando su punto mayor
de urbanización, los datos muestran que ya no hay espacio adecuado para
nuevos fraccionamientos.
En relación con los municipios del AMM, en el rubro de ingresos, se ubica
en el rango medio del Ingreso Per Capita. Lo anterior reafirma lo mencionado
en la entrevista con el ex Secretario del Ayuntamiento que menciona la falta
de empleos que ofrezcan mejores condiciones de seguridad social para los
trabajadores.
Existe, desde nuestro punto de vista, el municipio se mantiene bajo la in-
fluencia directa de los gobiernos estatal y federal, manteniendo un bajo cre-
cimiento autónomo. En su proceso de desarrollo, el ayuntamiento muestra
síntomas de auto suficiencia para abasto alimenticio y muchas otras mercan-
cías, existe un pequeño sector laboral creciente en pequeños negocios y micro
industrias de la localidad. Y luego una participación en la vida comercial, con-
vertido ahora en lugar de paso para llegar a la antigua Villa de Juárez, donde
el crecimiento de viviendas ha sido exponencial en las últimas dos décadas.

2 Todos los datos estadísticos utilizados en este trabajo son referencias tomadas de cifras oficiales.

316
Entre crónicas y estadísticas: esbozos de una propuesta metodológica

Tabla 1

“Durante la década 1950-1960 el fenómeno de metropolización se acentúa


en el acelerado crecimiento poblacional y urbano, haciéndose necesarias fuer-
tes inversiones públicas para ampliar infraestructuras, servicios y vialidad.
Se realiza la canalización del río Santa Catarina para preservar a la ciudad de
inundaciones, y se aprovecha sus márgenes para el trazo de vías vehiculares
rápidas. (...) Los territorios municipales de Santa Catarina, Guadalupe y San
Nicolás más cercanos al centro de Monterrey empiezan a recibir un número
creciente de población e industrias, aunque estas últimas escasas en Guadalu-
pe: inician así su conurbanización con Monterrey, formando un desordenado
“continuum” urbano de nuevos barrios habitacionales, preponderadamente
proletarios, zonas industriales y grandes baldíos intermedios.” (García Orte-
ga, 1988, 102).

317
Alejandro García García

Tabla 2

-Población de 1950- 1965.- Tomado del Plan exápolis 2000. Gobierno del Esta-
do de Nuevo León, 1967.
-Censo General de Población, 1970.
-Población 1985. Plan Director de Desarrollo Urbano en Área Metropolitana
de Monterrey 1988-2010 del Estado de Nuevo León. 1985.
-Población 1995.- Plan Estratégico del Área Metropolitana de Monterrey 2020.
SEDUOP. Gobierno del Estado de Nuevo León, 1995.
-XII Censo General de Población y Vivienda 2000.
-Plan Metropolitano 2021. Desarrollo Urbano de la Zona Conurbada de Mon-
terrey.
Durante el decenio de 1970 a 1980, el municipio recibió oleadas de emi-
grantes, que buscaban obtener la propiedad de la tierra a costos más baratos,
en lo que era considerado un pueblo cercano a Monterrey. Principalmente de
los estados que circundan a Nuevo León, arribaron cientos de familias a bus-
car un remedio a las presiones que la pobreza generaba en el campo.
Después del auge y desarrollo económico que presentó el país, pasada la
primera mitad del siglo XX, el denominado “milagro mexicano” impulsó la
urbanización y, por ende, el aumento de la población en la zonas urbanas
consolidadas.
Existe el cambio pero también permanencia. Asumimos, de antemano, que
el llamado crecimiento urbano, puede significar un mayor empobrecimiento
en algunas zonas de la ciudad, esta evolución socio espacial es heterogénea,
contradictoria, con movimientos de grupos numerosos de personas.
Un ejemplo es la década de los 70, el municipio de Guadalupe con familias
recientes, “allegadas” al gran Monterrey, colonias como la Tolteca eran sitios
muy lejos del centro, con calles sin pavimentar. El reto no es sólo mostrar da-

318
Entre crónicas y estadísticas: esbozos de una propuesta metodológica

tos sino narrar el cómo y el por qué sobrevivieron y lograron instalarse en esta
reciente “ciudad”. Don Enrique comenta: “en el año 1970 aproximadamente,
empezaron a construir el puente, cuando lo terminaron fue una gran ventaja,
ya que se ahorraba tiempo y gasolina, fue entonces cuando se empezaron a
construir muchas colonias....”.
Un ejercicio en esta línea de trabajo metodológico, atendemos a la relación
de Guadalupe y Monterrey, a partir de un hecho específico que parece de-
marcar un antes y un después en la vida de los habitantes de Guadalupe: la
construcción del puente que comunica hasta hoy a Guadalupe con Monterrey.
Ese puente genera una extensión del territorio, se adopta una nueva fisio-
nomía, con respecto al centro de Monterrey, ya no es más la Villa de Guada-
lupe.
¿De dónde venía tanta gente que se anido en este pequeño gran rincón
del AMM? Entre otras formas y versiones de cómo encaminarse a Monterrey,
-según nos dicen nuestros informantes-, existían, cercano a la estación del fe-
rrocarril, unas oficinas para reclutar a “braceros”, es decir, mano de obra para
laborar en Estados Unidos, esto generó una migración y al paso del tiempo las
restricciones para trabajar en el extranjero fueron mayores, así pues que esa
población de emigrantes laborales, esos nómadas que habían visto caer a las
mineras transnacionales, la pauperización de las condiciones en el campo y la
repercusión de un crecimiento acelerado sin control, pues, sin más remedio
fincaron su porvenir en Monterrey y lo que es hoy su AM.
Muchos de estos emigrantes se incorporaron a la vida cotidiana de la en-
tonces villa de Guadalupe. Principalmente llegaban a buscar trabajo como
obreros de la rama de la siderurgia en la fábrica más grande de América La-
tina la Fundidora de Fierro y Acero, (creada en 1903), así como en los talleres
derivados de esta gran empresa, otros tantos fueron parte de la mano de obra
de la construcción como peones albañiles. (Cerutti, Ortega y Palacios, 2000).
Fueron estos emigrantes que poblaron la ciudad, fueron además, la mano de
obra que generó un despegue económico y urbano del AMM. Tal como nos
relató la mayoría de los entrevistados y los que de forma “involuntaria” for-
man parte de este cuestionamiento, pues, nos confirmaron el motivo de llega-
da a la ciudad, y a su vez a Guadalupe, por parte de sus antecesores lo cual es
una migración ligado a lo laboral. En la breve crónica de nuestra entrevistada
nos explica el cómo y porqué llegó su familia a Monterrey, y su traslado a
Guadalupe:
“Ya para finales de los (años) cincuentas (...) ya no había minas, veníamos
siguiendo la mina, se acabó el trabajo. Estaba la promesa de venir a la Fundi-
dora a trabajar. No se pudo. Pero ya mis hijos más crecidos pues trabajaron en
otras cosas (sic). (...) Vivimos un tiempo en Monterrey, rentábamos un tejaban
en la Colonia Independencia y luego por el centro (de la ciudad) un cuartito.
Pero ya eramos muchos. Así anduvimos dando vueltas por la ciudad, pero,

319
Alejandro García García

luego todo cambió. Nos fuimos a comprar un terreno en la (colonia) Azteca


(de Guadalupe, en 1974), allí crecieron la mitad de mis hijos. A›i tan› nues-
tros sueños. Cuando llegamos aquí no había nada, era como una orilla, pocos
camiones; antes esto era como lo último de la ciudad, lo demás eran como
ranchitos, pueblitos.”
La relación entre un crecimiento vertiginoso en Monterrey y el crecimiento
de los municipios aledaños, estuvo en el caso del área metropolitana, vincu-
lada estrechamente con San Nicolás de los Garza y Guadalupe. El primero
como asentamiento de una industria pesada de segunda generación con res-
pecto a Fundidora de Monterrey, en cambio, Guadalupe convocó a ser un
sitio alternativo para vivir.
Retomando el panorama metropolitano. la ciudad de Monterrey para el el
año de 1980 se había convertido en la segunda ciudad fabril más importante
de México. (Cerutti, Ortega y Palacios, 2000) La crisis mundial y las reformas
económicas de corte neoliberal habrían de representar un viraje en las condi-
ciones de vida del AMM.
Guadalupe cuenta con vías de comunicación que además de dar paso a su
vialidad conecta con otros municipios emergentes en el crecimiento del AMM
(Apodaca, Juárez, San Nicolás, Cadereyta). En los años 80 la pugna por la pro-
piedad de la tierra propició asentamientos irregulares, zonas de marginación
y alto riesgo. Ante esa situación, el ayuntamiento de Guadalupe requirió una
atención adecuada por parte de las autoridades, así fue entonces que con pro-
gramas sociales se regularizó la tenencia de la tierra para nuevos habitantes.
(Pozas, 1990).
La intersección de calles fue creando, de manera casi automática, un am-
biente de comercios menores: paleterías, hierberías, farmacias, panaderías,
mercerías y giros que hoy han pasado de funerarias a salones de fiestas “pom-
posas”, de abarrotes antiguos a ópticas, de molinos de maíz a bardas graffi-
teadas que no significan en lo absoluto, lo que fue ese sitio. Es una guerrilla
semiótica (eco), que por desgracia no diferencia entre lo que la sustenta y lo
que la amenaza.
Existen muchos asentamientos semejantes en América Latina, Imposible
explorar las percepciones individuales, igual que lo es explicar las cosas a
través de comportamientos numéricos que, básicamente no atienden los “por-
qués” grupales y menos individuales.
Los municipios conurbados a una ciudad son cada vez más en México y
son N.L. es nuestro deber observar sus formas de configuración territorial,
especialmente urbana, tratan de planear en base a criterios que atiendan a
necesidades que efectivamente transforma la calidad de vida de las personas
todas, que nadie sea separado del llamado progreso.
El número de habitantes que se encuentran en semejantes circunstancias
al municipio mexicano elegido, es tan grande, que abordar el tema desde este

320
Entre crónicas y estadísticas: esbozos de una propuesta metodológica

breve artículo, no es si no colaborar con los esfuerzos, por entender a los asen-
tamientos humanos, urbanos con una característica forma de “hacer vida”, de
lograr enfrentar los cotidianos retos del desempleo, el hambre, la violencia,
entre otros.
Los datos numéricos y los recuerdos parecieran tener una vocación distin-
ta sin embargo, la planeación urbana y la participación de la población en ella
exigen esta estrategia de trabajo e información, para el mejor estar de estas
personas.
Otros de los conflictos que aluden los entrevistados es acerca de los me-
dios de transporte público. Contar con los diferentes medios de transporte
que conectan al AMM es una ventaja, pues en Guadalupe se encuentra, desde
iniciada la década de los 90, la terminal de la línea 1 del sistema de transpor-
te Metro, así como dos estaciones más que se ubican en el municipio. Este
mismo sistema cuenta con una red de transporte que enlaza a gran parte del
municipio.
En palabras de uno de sus servidores públicos se resalta la relación del
trabajo y su ubicación con el municipio: “El trabajo es “afuera”, pues, existe
poca industria en Guadalupe.” Esa relación causa y efecto, al parecer obvia,
implica contener un relato que describe y un dato de explique la dimensión
del problema social de movilidad.
A pesar de lo anterior, no resulta suficiente el abasto del servicio de trans-
porte público, pues al 2010 según el INEGI, el porcentaje de población ocu-
pada que trabaja en otro municipio de la zona metropolitana es de 46.5%, sin
descartar que el resto aunque sea intermunicipal su traslado requiere uso de
transporte. Las quejas más recurrentes de los pobladores en general, y de
nuestros entrevistados en particular, son: el alto costo del pasaje, (cercano a
un dólar3 por viaje), el tiempo de espera entre una unidad y otra, el mal ser-
vicio, camiones en malas condiciones, y el tránsito complicado. Al caracteri-
zarse por ser una ciudad que casi la mitad deja su lugar de procedencia para
laborar en otro espacio se esperaría que contase con un servicio de transporte
público de mayor calidad.
Con dato anterior, de 46.5% de población ocupada que trabaja en otro
municipio de la zona metropolitana, es inevitable señalar que a Guadalupe se
le acuñó el mote de Ciudad dormitorio, este hecho ha marcado el devenir de
sus habitantes y la ejecución de políticas públicas.
La relación que muestra el municipio frente al total de todo el estado en
viviendas particulares habitadas (2010) es de 15.37%. En correspondencia con
el AMM, Guadalupe representa el 17.05% de las Viviendas particulares habi-
tadas; siendo así, de forma condensada, el municipio con mayor porcentaje

3 Se tomará el tipo de cambio promedio en el transcurso del 2013: $13.20 pesos mexicanos por un dólar
norteamericano.

321
Alejandro García García

de viviendas por kilómetro cuadrado en la zona conurbada de Monterrey.


(INEGI, 2010) Estas cifras distan de ejemplificar las dinámicas populares en
los barrios, pues, hay una historia que destacar, aunque los cambios sociales
han sido vertiginosos, existe una herencia, en el acuerdo en itinerarios que
“vuelven sobre sus pasos”, buscando los rostros del pasado que siguen ahí,
anclados en el paisaje cambiante, pero que ha olvidado ese grupo de casas, la
barda de sillar, el sonido de los pasos al interior de la ancestral parroquia. Es-
tán en un mismo sitio los que llegaron, los que se de algún otro lado se fueron,
aquellos que al parecer “siempre” han estado, todos ellos conviviendo.
Así entonces el posterior desarrollo de la zona, estuvo directamente vin-
culada con los cambios en el uso del suelo, que transformaron huertas en
fraccionamientos, huajucos en zonas de un desarrollo comercial de baja esca-
la, así como veredas en carreteras y laderas en zonas residenciales de estrato
medio- alto.
Se presenta una tasa de alfabetización en la población mayor de 15 años
de 97%. Pero, la mayoría de su población no logra acceder a la educación su-
perior. Se cuenta con un promedio de 10.1 años de escolaridad. Es Guadalupe
un recinto histórico de la clase obrera pobre. Según datos estatales, al 2010, en
Guadalupe se localizan 12 polígonos de pobreza4 (SEDESOL, 2013) (Ver nota
para definición y metodología del término)1. Revisando estos índices, pare-
cería que se ofrecen soluciones a medias: Se registró el mayor presupuesto en
la historia del municipio; 1’ 500 000 000 de pesos (cercano a 114 millones de
dólares) en 2012 y una deuda de $ 1 000 000 000 m/n. Según argumentos del
Ex secretario del municipio, este presupuesto histórico en el erario del ayun-
tamiento “No se reflejó en grandes obras públicas. La problemática de las
vías de comunicación son un lastre. Faltan nuevas avenidas para dar flujo al
tránsito. Vivir más lejos del centro de Guadalupe es un problema mayor.” Él
mismo nos menciona la transformación de Guadalupe en el siglo XXI, resulta
que: “El metro enlazó a los habitantes del municipio. Fue un remedio, pero no
una solución, pues, el crecimiento de la población llevó a poblar el municipio
contiguo, Juárez NL.”
Pues, con el proceso de urbanización acelerada que vive el AMM, en los úl-
timos veinte años se amplió considerablemente el extremo de la parte oriente
de la mancha urbana. La ciudad dormitorio es ahora una ciudad de paso, los
habitantes de la otrora Villa de Juárez y de Cadereyta, hacen suyo el sendero
que atraviesa el municipio de Guadalupe para conseguir conectarse con el
centro de la metrópoli y su AM. Es inevitable señalar que estos crecimien-
tos demográficos y territorial estuvo demarcado por los grupos políticos que
ocupaban cargos en los tres niveles de gobierno. “Dada la heterogeneidad del

4 De los 12 Polígonos de pobreza 2 son ubicados en predios irregulares y 4 en relación fronteriza con otros
municipios.

322
Entre crónicas y estadísticas: esbozos de una propuesta metodológica

municipio mexicano, según rasgos demográficos, de actividad económica, o


simplemente de pobreza o marginación social, los gobiernos locales mantie-
nen perfiles de actuación igual heterogénea. En muchos de ellos la alternancia
política sigue siendo un mito” (Bassols y Arzaluz, 1996, 107).
La alternancia política en Guadalupe es un fenómeno reciente, de los fina-
les de los años noventas, que incluye solamente al PRI y el PAN, la izquierda
juega un papel marginal en procesos electorales tradicionales y actuales.

Guadalupe y la construcción del puente hacia Monterrey


Los datos estadísticos -a veces nombrados “datos duros”- presentan al ob-
jeto de estudio, así pues, los relatos y las crónicas, - acuñadas como “historia
oral”- ofrecen el rostro expresivo de los acontecimientos sociales. La revisión
en tiempo y espacio también incluye el desmontaje de la intención totaliza-
dora de respuestas. Desde la interdisciplinariedad se perfilan las preguntas.
De 1970 a la fecha, el incremento demográfico exponencial caracteriza a
Guadalupe como una zona de crecimiento singular. (Ver mapa 1 y 2). Cier-
tamente, aunque el término sea o parezca ofensivo, Guadalupe, fue y es una
ciudad dormitorio. Lo anterior representa la esencia del presente trabajo,
demostrar con datos cuantitativos y cualitativos, no sólo el crecimientos de-
mográfico sino el desarrollo particular de una ciudad. El municipio en 1980,
presentó un aumento de casi treinta veces su población en relación a 1950.
¿Cuál fue el detonante? Su vínculo con la industriosa Ciudad de Monterrey
es un factor ineludible. ¿Pero, qué otros acontecimientos desencadenaron tal
explosión demográfica?
Mapa 1: Ubicación de Nuevo León

Fuente: INEGI

323
Alejandro García García

En los anales de la historia del municipio de Guadalupe se encuentra un


hecho, al parecer asilado, pero que da luz a nuestra conjetura. La construcción
del Puente Guadalupe, en junio de 1970, proporciona un medio de comu-
nicación más segura para acceder al centro de la ciudad de Monterrey. Eso
alentó a “formar una casa, una vida de´este lado” (sic) -es decir del “lado” de
Guadalupe-. Antes de la existencia de ese puente, había que pasar el cauce del
río Santa Catarina, lo cual era toda una odisea, pues en ese trecho se conecta
el noreste del primer cuadro ciudad de Monterrey con el centro histórico de la
-en ese entonces- Villa de Guadalupe.
Mapa 2. Región y Nuevo León.

Fuente: INEGI

Antes de la realización de esta obra, el cruzar el vado significaba no pocos


problemas y riesgos, Los problemas de pasar el río en carro cuando no existía
el puente, no eran menores, al respecto comenta el señor Enrique: “...una vez,
íbamos pasando en el carro para Monterrey, un Chevrolet 1950. De repente
viene un trailer en sentido contrario, formando una ola, cuando llegó al frente
del carro se apagó el motor. Me quité los zapatos y con el agua hasta las rodi-
llas pedí raid. Iba un jeep doble tracción, me dijo << súbete, te voy a aventar
hasta arriba>>, con el aventón logré encender el motor del carro... manejando
descalzo fui repartiendo a los cuñados, que llevaba a sus trabajos todos los
días”.

324
Entre crónicas y estadísticas: esbozos de una propuesta metodológica

La mención de llevar a sus cuñados cerca o a sus trabajos, muestra la im-


portancia de un vehículo particular, en este caso el señor Enrique es mecánico,
lo que presentaba una ventaja aun frente a esas condiciones Esa solidaridad
“natural”, vistas las condiciones de transporte; hacen parte de una época, de
un entendido colectivo, donde nadie cuestionaba lo que parecía obvio, esto
claro no sucede ya o en parte porque existe ya una buena cantidad de trans-
porte vehicular e incluso el metro en su línea uno, con tres estaciones.
Tradicionalmente se le reconoció como lugar de paso, pues, el municipio
es un espacio necesario de cruce, para salir de Monterrey hacia Reynosa y
Miguel Alemán, para llegar a la frontera de Tamaulipas, para arribar al país
vecino, a los Estados Unidos de Norteamérica. Poco más de 230 kilómetros,
en una vía directa, separan a Guadalupe, N.L. de McAllen, Texas.
Tabla 3

La cantidad de población que se allegó al municipio desbordó las posibi-


lidades financieras de éste, por ejemplo, muchas calles cercanas al centro his-
tórico permanecieron sin pavimentar casi hasta la década de los 90. Servicios
como drenaje, agua potable, llegaron tarde al crecimiento comentado. Poste-
riormente este crecimiento urbano hacia Guadalupe propició la configuración
de una política partidista más relevante, especialmente la alternancia política
de la que carecía el municipio, la cual se presentó a inicio de la década de los
90.
Como otro rubro de estas reconfiguraciones del municipio en sus diná-
micas se encuentra el aspecto comercial, industrial y de servicios, esto como
fenómeno de transformación urbana allegada a la metrópoli.
Entre la nostalgia y la anécdota, aún quedan casas antiguas que poco a
poco han sido demolidas para instalar ahí locales de todo corte, del 2000 a la
fecha ha existido una alta variación de los uso de suelo, respondiendo estos,
desde nuestro punto de vista, con una influencia “moderna” que convirtió
peluquerías en “estéticas”, papelerías en “ciber cafés”; conveniencia en des-
confianza. Aunque en los relatos de los habitantes, en esta “historia desde
abajo”, prevalecen no sólo los recuerdos sino testimonios de una comunidad
que se forma a orillas de un río, en las faldas del cerro de la Silla, cercanos a
un bosque, con distancia entre la modernidad y su pasado.

325
Alejandro García García

El lugar de la crónica
En ocasiones hay fechas y acontecimientos históricos que no reclaman efe-
mérides pero que sin duda alguna, representan cambios importantes en la
vida cotidiana de los habitantes de la ciudad. Tal es el caso de la construcción
del Puente Guadalupe, podría vista como una más de las obras públicas que
conformaron la construcción de una urbe, pero, no sólo en términos medibles
cuantitativamente, sino en las formas simbólicas de apropiarse del lugar, el
puente proporcionó el anclaje a una ciudad sin negar su identidad.
Aunque no se considere a la crónica como un material de validez cientí-
fica, según los cánones positivistas, muestra sin embargo, su capacidad para
hablar de formas de vida y transformaciones que los datos cuantitativos no
revelan.
Dice Don José P. Saldaña, cronista de Monterrey, “Las situaciones que im-
plican cambios urbanos se multiplican: ampliación de calles, demolición de
edificios antiguos, creación de parques, de centros recreativos, de bibliote-
cas... En todos los casos el cronista debe intervenir públicamente, previo estu-
dio, extendiendo su criterio sin cortapisa alguna, no importa que contradigan
la opinión oficial.” (1986, 17).
La cita anterior es tomada de la presentación de una obra acerca de la his-
toria de Monterrey, en ese prefacio se defiende el trabajo del cronista pues al
parecer fue un texto que en su momento provocó grandes críticas en el plano
académico y político.
El lugar de la crónica en este trabajo es el de dar consistencia a diversos
fenómenos que debido a su amplitud en términos de cobertura en ocasiones
se limita al dato numérico. La crónica, por más escueta o excéntrica que pa-
rezca, parte de un hecho dado, es una mirada particular sobre ciertos sucesos
y por tanto tiene aún en su carácter anecdótico, una relevancia plena como
“atributo” de ciertas formas de vivir la permanencia y el cambio en un lugar
determinado.
En este mismo orden, los relatos acerca de la ciudad distan de ser apolo-
gías de la visión hegemónica. El ejercicio de la literatura se entrevera con la
crónica, tal es el caso de Joaquín Hurtado (2008), un escritor de lo marginal,
un cronista del underground , que desde su pluma relata el drama, la tragedia
de esta ciudad que en los números oculta sus debilidades.
Hurtado (2008, 87) utilizando argumentos que desde el discurso oficial
han permeado a la sociedad y se ejerce la discriminación como un elemento
de incorporación a la gran urbe. Por eso es quizá que “esta ciudad cautiva y
asusta”; resulta que “aquí no tenemos colonias italianas, ni barrios chinos, in-
migrantes irlandeses o guetos africanos. Somos expulsores de gente, no recep-
tores. Los mixtecos, otomíes y nahuas no cuentan porque ni siquiera tienen
alma. Pero igual nos damos ínfulas de primer mundo.” (Hurtado, 2008, 79).

326
Entre crónicas y estadísticas: esbozos de una propuesta metodológica

En puntos encontrados, designamos un espacio para reconocer a uno de


los historiadores más importantes de Nuevo León y México, Israel Cavazos
Garza, ha logrado que se tengan trabajos escritos para mostrarnos una serie
de datos fundamental para comprender las transformaciones en la vida co-
tidiana de los habitantes, sus costumbres, tradiciones, etcétera, que fueron
literalmente “rescatadas” por él entre los archivos existentes.
“La ciudad es una radical paradoja. Los valores de pertenencia e identidad
que ésta nos brinda con sus certezas fundadas en el anonimato se vuelven
contra nosotros a cada quiebre de calle. El cronista observa. No transige nada.
Se tira a fondo en el abismo urbano: lo decodifica, lo singulariza, lo convierte
en literatura (la identidad es una construcción que se relata).” (Hurtado, 2008,
79).
Para encontrarnos nuevamente con información sobre el antes y el des-
pués de la construcción del puente Guadalupe, se nos narra y ofrece matices
nuevos a una lectura “rígida” de los datos que requieren su inserción en un
texto académico, por ejemplo, respecto a los problemas para pasar el río Santa
Catarina antes de la construcción del puente, una de nuestras informantes
comenta: “... una vez que llevaba mucha agua el río en el vado, mi hermana
Cristina y muchas mujeres más, hicieron una cadena humana para que se las
llevara el río. Viendo que las mujeres pasaron, los chóferes de los camiones se
animaron a pasar también... en 1957 aproximadamente... Hasta salieron en el
periódico al día siguiente”.
Nunca un dato cuantitativo, por sí sólo, podrá acceder a las cotidianas y
extraordinarias vivencias de las personas con nombre y apellidos, esas que
supuestamente están tras los datos cuantitativos.

El dato cuantitativo
Aunque el tema no es la crónica ni el dato cuantitativo, en sí mismos, tra-
tamos de aplicar en el estudio del municipio de una metodología que pueda
combinar ambos tipos de información. La historia oral y los estudios cuantita-
tivos han recorrido caminos diferentes e incluso opuestos, nuestra propuesta
es que se pueda plantear una combinación pertinente. Es por eso que se
concatenan los datos con las versiones de los pobladores y sus autoridades.
Generalmente los estudios de corte cuantitativo o cualitativo de manera
aislada no establecen formas de conexión efectivamente productoras de un
mejor acercamiento a un objeto de estudio como el crecimiento urbano. Se di-
viden las posturas y los problemas derivado en planes de desarrollo urbano,
estatales, metropolitanos, que no están cerca de la vivencia de las personas.
También ha sucedido que la alternancia política (deseable para toda demo-
cracia que se digne de serlo), en este momento, representa un bloqueo en el
desarrollo de lo planeado y supuestamente necesario y deseable.

327
Alejandro García García

El establecimiento de estos criterios cualitativos está basado en modelos


originalmente cuantitativos o lo que significa, básicamente un traslado de los
métodos de las ciencias naturales y exactas a las ciencias sociales, lo que hasta
hace muy poco se reconoce como un error de base y propone una metodolo-
gía cualitativa para atender y entender los problemas sociales y psicosociales.
(Taylor y Bogdan, 1987).
Es necesario aceptar la importancia de los datos estadísticos en la búsque-
da de los objetivos de investigaciones que acepten la envergadura de los pro-
blemas con los que se enfrentan. Es por esto que he interrelacionado datos de
una u otra perspectiva metodológicas.
El hacer intervenir datos estadísticos en una narración general transcrita, o
a la inversa, no ha sido atendido desde sus bondades en el acercamiento a un
objeto de estudio con la complejidad que requiere.
Es importante comentar, que el dato estadístico debe ser sensible a na-
rraciones como la siguiente: la señora Argelia que se trasladó de la colonia
Independencia a calles aledañas al centro del aquel entonces Villa de Guada-
lupe: “¡huy!, cuántas veces al terminar el vado, viniendo para Guadalupe, los
familiares esperaban a sus hijas...que esperaban, con un poco de ropa seca,
consuelo y tal vez café, caliente para sus hijos que acababan de cruzar.”
Es en estos pasajes donde la estadística adquiere un sentido interpretativo
nuevo, que no niega las aportaciones del dato cualitativo, de la tradición oral,
de la crónica periodística, de la fotografía, las cartas, su manera de vestir y di-
vertirse, lo que permite asumir un sentido de la planeación urbana que no esté
sólo asentada en la numeralia, sino en las expresiones de los grupos sociales
que viven, literalmente, los procesos de cambio que se realizarán en la vida
cotidiana de las personas con nombre y apellidos, que estarán ahí para vivir
los efectos de una mala planeación.
Si pudiéramos dar cierre a esta trabajo, sería insistiendo en esta combi-
nación planteada entre datos cuantitativos y cualitativos. Los tiempos de las
confrontaciones académicas, en este sentido, han dejado de ser importantes,
para construir nuevas formas de acercamiento al objeto de estudio, de hecho
es éste, el que determinará en su momento la tansdisciplinariedad de la in-
vestigación que pretenda acercarse en un afán de conocer para transformar,
para generar alternativas (no copias), producciones originales, desde una
comprensión del mundo mejor, ahora que tanto lo necesitamos.
Los orígenes de las decisiones fundamentales en torno a la reconfiguración
de los entornos, deberán pasar por este saber que no está sólo en un sitio, que
es complejo (Morán), que no tiene sólo respuestas verticalistas, sino cercanas
a las vivencias del otro, realmente.
Se presenta aquí una especie radiografía del municipio, el análisis es pro-
pio de una visión amplia desde el poder. En particular se puede argumentar
la posición que el crecimiento en el municipio de un modo desordenado, es

328
Entre crónicas y estadísticas: esbozos de una propuesta metodológica

decir, sin planificación alguna, en sus primeras décadas con la categoría de


ciudad, aunque existe un Plan de Desarrollo Urbano con miras al 2025, el cual
propone, entre otras cuestiones, como meta a corto plazo, llegar a un máximo
de densidad poblacional.
En un futuro próximo se concluirá la construcción del nuevo estadio es de
suponer que creará derrama económica, pero, eso no se refleja en beneficios
para las arcas del gobierno municipal. Existirán problemas futuros de via-
lidad que no se resolverán rápidamente, habría que elaborar una propuesta
con datos cuantitativos y cualitativos, que nos ofrezca un panorama de los
escenarios futuros y trabajar en ellos hoy.

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330
La ciudad y sus riesgos antrópicos
Envejecimiento demográfico urbano e
incertidumbre ante el cambio climático

Diego Sánchez González1


Daniel Salas Limón2
Resumen
En el siglo XXI en regiones en desarrollo, como América Latina y el Caribe, convergen
dos procesos complejos, como el envejecimiento demográfico urbano y el Cambio
Climático. El objetivo de la investigación es reflexionar sobre los retos de los procesos
del envejecimiento demográfico urbano en un contexto de incertidumbre climática,
prestando especial atención a los efectos directos e indirectos sobre la población en-
vejecida en zonas afectadas por las inundaciones en áreas metropolitanas. Mediante
una metodología basada en una amplia revisión bibliográfica, se trata de desentrañar
algunas interrogantes asociadas a la comprensión de cómo las personas mayores,
que residen en las grandes urbes, responden al Cambio Climático. Asimismo, se
realizan diferentes acercamientos teóricos y metodológicos a conceptos importantes
como el riesgo, la vulnerabilidad y los efectos socioeconómicos directos e indirectos
asociados al desastre. Consideramos que las aproximaciones pueden contribuir a
favorecer la discusión entre los planificadores, gestores y académicos en la prepa-
ración de acciones efectivas en materia de prevención y mitigación de la población
envejecida vulnerable en zonas urbanas ante el Cambio Climático.
Palabras clave: Efectos directos e indirectos, envejecimiento demográfico, incertidum-
bre, inundaciones, urbanización, cambio climático

Abstract
In the XXI century in developing regions such as Latin America and the Caribbean,
converge three complex processes such as urbanization, population aging and Cli-

1 Doctor en Análisis Geográfico en la Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, y Master Universitario en
Gerontología Social por la Universidad de Granada, España. Profesor-Investigador Titular de la Facultad
de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León y Miembro del Sistema Nacional de Investi-
gadores (CONACYT), México. E-mail: diego.sanchezgn@uanl.edu.mx

2 Profesor de Tiempo Completo de la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Autónoma de Nuevo


León, Monterrey, México. E-mail: salas.daniel@gmail.com

333
Diego Sánchez González
Daniel Salas Limón

mate Change. The research objective is to reflect on the challenges of urbanization


and population aging in the context of climate uncertainty, with particular attention
to the direct and indirect effects on the aging population in areas affected by floo-
ding in metropolitan areas. Using a methodology based on an extensive literature
review, tries to unravel some questions related to understanding how large Mexican
cities, demographic aging, respond to Climate Change. Also, several important theo-
retical and methodological concepts like risk, vulnerability and direct and indirect
socio-economic effects associated with the disaster approaches are performed. We
believe that the approaches can contribute to foster discussion among planners,
managers and academics in the preparation of effective actions in prevention and
mitigation of vulnerable aging population in urban areas to Climate Change.
Keywords: Direct and indirect effects, ageing, uncertainty, flooding, urbanization, Cli-
mate Change

I. Introducción3

L
a génesis de los problemas de la ciudad moderna son anteriores a la
industria, y paradójicamente sus urbes se enfrentan a los efectos de la
globalización y deslocalización de la economía, la desindustrialización
y la urbanización acelerada en un contexto de cambio climático.
Diferentes expertos (Fernández-García, 2009) advierten que las grandes
urbes modifican el clima regional, contribuyendo de forma notable al calenta-
miento global (son responsables del 80% de las emisiones de gases de efecto
invernadero y consumen el 75% de la energía), sin embargo, son las áreas más
vulnerables a los impactos del cambio climático, como olas de calor, inunda-
ciones y procesos de remoción en masa (Sánchez-González, 2011ab).
En la literatura científica encontramos numerosos testimonios que asocian
a las ciudades mexicanas y, en general, latinoamericanas, con un continuo
proceso migratorio desde las regiones rurales, dando como resultado un in-
cesante proceso de concentración de la población y una urbanización caótica,
caracterizada por la precariedad de sus formas de vida, y el aumento de los
riesgos socio-ambientales y de la población que envejece vulnerable (Salas y
Sánchez-González, 2012; Chávez y Sánchez-González, 2012).
El creciente envejecimiento demográfico urbano en un contexto de vul-
nerabilidad, y el sentimiento de catástrofe han sido escasamente analizados
desde la perspectiva del cambio climático en México y, en general, América
Latina. En este sentido, es necesario desentrañar las interrogantes asociadas
a los retos que plantean los futuros escenarios catastróficos sobre las grandes

3 La investigación se inscribe en el proyecto de investigación “Gerontología ambiental del envejecimiento


vulnerable en áreas de riesgo a inundaciones. Retos de la gestión de los riesgos y la planificación geron-
tológica ante el Cambio Climático” (N° 155757), Ciencia Básica CONACYT (México).

334
Envejecimiento demográfico urbano e incertidumbre ante el cambio climático

urbes y sus poblaciones que envejecen, favoreciendo la toma de ciencia sobre


la importancia de la prevención, así como esclareciendo los efectos menos
visibles del riesgo.
En el presente estudio se pretende contribuir a la toma de conciencia y a
denunciar, al igual que otros investigadores a nivel mundial (Fernández-Bil-
bao, 2011), una mayor sensibilidad de la comunidad científica internacional,
especialmente en regiones en desarrollo, como América Latina, sobre los retos
del envejecimiento de la población en un contexto de cambio climático, no
solo en zonas costeras, sino también en entornos urbanos no costeros.
El objetivo de la investigación es reflexionar sobre los retos de los proce-
sos del envejecimiento demográfico urbano en un contexto de incertidum-
bre climática, prestando especial atención a los efectos directos e indirectos
sobre la población envejecida en zonas afectadas por las inundaciones en
áreas metropolitanas. Mediante una metodología basada en una amplia re-
visión bibliográfica, se trata de desentrañar algunas interrogantes asociadas
a la comprensión de cómo las personas mayores, que residen en las grandes
urbes, responden al Cambio Climático. Asimismo, se realizan diferentes acer-
camientos teóricos y metodológicos a conceptos importantes como el riesgo,
la vulnerabilidad y los efectos socioeconómicos directos e indirectos asocia-
dos al desastre. Consideramos que las aproximaciones pueden contribuir a
favorecer la discusión entre los planificadores, gestores y académicos en la
preparación de acciones efectivas en materia de prevención y mitigación de la
población envejecida vulnerable en zonas urbanas ante el Cambio Climático.

II. Envejecimiento demográfico urbano vulnerable


A mediados del siglo XXI se prevé que el 70% de la población vivirá en
ciudades, es decir, 5.500 millones de urbanitas, principalmente en regiones en
desarrollo, como América Latina, donde el proceso de urbanización es caótico
y sin un modelo planificación urbana sostenible, dominado por la globali-
zación económica, y caracterizado por el auge de la desigualdad social, el
incremento de la precariedad laboral, del desempleo, de la pobreza y de la
inseguridad ciudadana, así como de la privatización de los servicios básicos y
el aumento de la fragmentación socioespacial (Sánchez-González, 2012).
La caída de la fecundad, el descenso de la mortalidad y el aumento de la
esperanza de vida más allá de los 60 años, así como los movimientos migra-
torios, explican el envejecimiento demográfico urbano mundial. En la actuali-
dad se estima que en el mundo viven más de 810 millones de personas mayo-
res, es decir, el 11% de la población total, y que en algo más de tres décadas,
para el año 2050 este grupo de edad llegará a los dos mil millones de personas,
representando el 22% del total (ONU, 2013). Este hecho sin precedentes, su-
pone un logro y un desafío en un contexto de creciente urbanización en crisis
y de cambio climático. Sin embargo, el tema del envejecimiento sigue siendo

335
Diego Sánchez González
Daniel Salas Limón

excluido de las agendas nacionales y locales, así como de la planificación ur-


bana y la gestión del riesgo en las regiones en desarrollo.
Diferentes estudios estiman que en las ciudades se concentrará la pobla-
ción de 60 y más años en un contexto de discapacidad, dependencia y exclu-
sión social, por lo que urge una adecuada planificación urbana gerontológica
(Sánchez-González, 2007 y 2009ab). Recientes investigaciones advierten sobre
la necesidad de abordar el cambio climático pensando en las organizaciones
del Estado del Bienestar enfocadas a la atención y cuidados de las personas
mayores, a través de evaluar los cambios y medidas necesarias para prevenir
los riesgos socioambientales (Roces, 2008).
En un reciente estudio (HelpAge International, 2013) se advierte que los
países industrializados y emergentes del G-20, que presentan más rápido en-
vejecimiento, como India, Indonesia, México4, Rusia y Turquía, presentan una
situación desfavorable para las personas mayores. Esta realidad confirma que
el PIB per cápita de un país no se traduce en más calidad de vida para las per-
sonas mayores. Al respecto, las débiles políticas y estrategias nacionales de
estos países en materia de seguridad de ingreso, empleo y educación, estado
de salud y entorno propicio, como seguridad física, libertad, accesibilidad a
los transportes públicos y relaciones sociales, enfocadas a este colectivo, no
son favorables para el bienestar de los ciudadanos más longevos.
Los efectos del cambio climático, a través de los cambios en los patrones
climáticos y el incremento de las catástrofes de gran magnitud, como las inun-
daciones y las olas de calor, tienen graves consecuencias sobre las personas
mayores y sus hogares en las áreas urbanas. Al respecto, en algunos países
(Estados Unidos, Francia) los registros indican que en las ciudades se produ-
cen más muertes asociadas a olas de calor que por otros factores naturales,
como las inundaciones (Wong, Paddon y Jimenez, 2013); sin embargo, en las
ciudades de países, como México, las estadísticas de morbilidad y mortalidad
son menos precisas para abordar su estudio, lo que plantea un serio problema
de falta de prevención ante los retos del cambio climático.
Se prevé que el incremento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos
hidrometeorológicos extremos (ciclones tropicales, precipitaciones extremas)
provocará el aumento de la pérdida de vidas, bienes y daños al medio am-
biente; lo que se traducirá en el crecimiento de la migración y los refugiados
ambientales o climáticos, que generará una disminución de las opciones de
subsistencia de las personas mayores, sobre todo, discapacitadas, dependien-
tes y excluidas sociales, que se verán obligadas a desplazarse o a ser aban-
donadas (dejadas a su suerte), así como el empeoramiento de su seguridad

4 De los 91 países analizados en el informe (HelpAge International, 2013), México se ubica en el puesto 56,
y en el contexto de América Latina y el Caribe ocupa el puesto 12.

336
Envejecimiento demográfico urbano e incertidumbre ante el cambio climático

alimentaria y de la atención de su salud, lo que agravará su vulnerabilidad


(Figura 1).
Figura 1: Efectos del Cambio Climático sobre las personas mayores.

Fuente: De Toma, C. (2009): Climate change and ageing. London: HelpAge International.

En la literatura existe un creciente interés por el estudio de la vulnera-


bilidad social de las personas mayores, principalmente asociado a factores
socioeconómicos, como la pobreza, la marginación, la sociedad y la violen-
cia (Sánchez-González y Egea, 2011). Sin embargo, es necesario comprender
los efectos del cambio climático sobre las personas mayores que residen en
áreas urbanas, atendiendo a factores como las disminución de las capacida-
des frente al aumento de las presiones ambientales; la precaria económica del
grupo, que agudiza su vulnerabilidad para prevenir y mitigar los efectos de
los desastres; y la amenaza del entorno físico-social del adulto mayor, que va
a condicionar el envejecimiento en el lugar; entre otros. Aquí, es prioritario
implementar estrategias para favorecer la resilencia de las personas mayores
y sus familias, a través de procesos de adaptación y mitigación ante los efectos
del cambio climático.

337
Diego Sánchez González
Daniel Salas Limón

La realidad obliga a favorecer políticas enfocadas a promover un envejeci-


miento en el lugar, activo y exitoso del entorno físico-social cotidiano, desde
el enfoque de la prevención ante los retos climáticos. En este sentido, será
prioritario profundizar sobre los factores explicativos de la vulnerabilidad y
de la resilencia de este colectivo, así como conocer sus contextos ambientales
y experiencias espaciales, a través de modificar las actuales metodologías de
análisis de los espacios urbanos, e incluir nuevos factores para definir y dis-
minuir la vulnerabilidad de las personas ancianas ante los crecientes peligros
sociales y ambientales (Sánchez-González, 2011c y 2013a).

III. Cambio climático


Desde principios de los años 1970, el aumento de los riesgos naturales
(olas de calor, inundaciones, sequías, incendios forestales, aumento del nivel
del mar), asociados al cambio climático, constituye una gran preocupación
mundial, y previsiblemente lo seguirá siendo en las próximas décadas, con re-
percusiones en los sistemas naturales, económicos, sociales y políticos, sobre
todo en zonas costeras y en las grandes áreas metropolitanas.
Hoy el cambio climático sigue siendo un tema controvertido, con defenso-
res y detractores, muchas veces asociado únicamente a los peligros naturales
y sus impactos en actividades socioeconómicas y los daños sobre la pobla-
ción (Magaña y Gay, 2002). Desde el año 1995 el Grupo Intergubernamental
de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, 2007) reconoce que los seres
humanos influyen de modo apreciable sobre el clima global y el riesgo de de-
sastres. También, se advierte que auge de la vulnerabilidad, entendida como
el grado en que se deteriora la capacidad de poblaciones, grupos e individuos
para hacer frente a los factores de estrés climático, está en función de la peli-
grosidad, la exposición, la sensibilidad y la capacidad de adaptación (Gamble
et alii, 2013).
Las previsiones advierten de un aumento rápido de la temperatura del
planeta, que lo acontecido en los últimos 10 mil años, lo que se traducirá en
olas de calor con alto riesgo de mortalidad entre las personas mayores. En
esta línea, se estima que el incremento global de la temperatura en más de 2ºC
provocaría 4 mil millones de personas afectadas por la sequía y los problemas
de escasez de agua; 375 millones de personas se verían afectadas por desastres
asociados a riesgos naturales, y se ocasionarían 200 millones de refugiados
medioambientales (IPCC, 2011).
Las estimaciones advierten una elevación del nivel del mar de las zonas
costeras del Golfo de México, afectando por igual a ecosistemas urbanos y
rurales. Entre las zonas que requerirían una especial atención, se encuentran
las desembocaduras de los ríos Bravo, Pánuco y Grijalva, y las planicies inun-
dables de Tamaulipas y Veracruz, donde el nivel del mar podría ingresar a
tierra firme más de 4 kilómetros (Juárez, Iñiguez y Sánchez, 2006).

338
Envejecimiento demográfico urbano e incertidumbre ante el cambio climático

En las próximas décadas las inundaciones serán más frecuentes en las cos-
tas y el volumen de agua en los ríos aumentará por la fusión de la nieve en
las zonas alpinas. Así, los efectos más significativos se experimentarán en las
regiones dependientes de la utilización de los recursos naturales, influyendo
en las actividades de desarrollo agrícola, forestal, regeneración de humedales
y de manejo de cuencas. Además, estos cambios impactará a las regiones y
ciudades que tienen poco presupuesto para la adaptación y mitigación ante el
cambio climático (Smith, 2004).
Dados los cambios en el clima, es correcto relacionar el incremento del
riesgo de inundaciones con el cambio climático, ratificando que los desastres
de tipo inundación han ido en aumento, no sólo por el daño registrado, sino
también por la frecuencia y la intensidad (Munich Re Group, 2005). Aunque
existen modelos climáticos globales que predicen el comportamiento de las
variables climáticas, como las precipitaciones extremas, en la actualidad tie-
nen un modelado y análisis estadístico impreciso dada su variabilidad en el
espacio y en el tiempo. En este sentido, los nuevos métodos, así como nuevas
combinaciones de ellos, están obligados a hacer frente a los retos climáticos
relacionados con los riesgos de inundación en el ámbito regional y local (Ber-
nhofer et alii, 2006).
Prueba reciente de estos fenómenos del cambio climático son los desastres
ocurridos en la mayoría de los estados de la República Mexicana, como: los
huracanes Gilberto (1988) y Erika (2009), entre muchos otros, que han afecta-
do a las áreas metropolitanas del país, sobre todo, a las colonias marginadas.
Aquí, cabe señalar que en el Golfo de México dos de las áreas metropolitanas
con mayor tasa de envejecimiento demográfico, como Veracruz y Tampico,
son escenario de inundaciones periódicas, y se prevé que se verán afectadas
por ciclones tropicales destructivos (Sánchez-González, 2008 y 2011a). Des-
afortunamente, en el país la gestión del riesgo se supedita en muchas ocasio-
nes a una visión política cortoplacista de los ayuntamientos, basada en la mi-
tigación, y a los intereses del mercado inmobiliario, que impone sus intereses
a través de la especulación; mientras eso ocurre, se incrementa el gasto anual
destinado a cubrir las crecientes pérdidas materiales y humanas, y crece la
vulnerabilidad de la población, sobre todo, de las personas mayores y disca-
pacitados.

IV. Vulnerabilidad y efectos directos e indirectos


El riesgo se puede expresar como una situación susceptible de causar
daños, resultado de un suceso que ocurre en un medio vulnerable (Ribera,
2004). Aunque, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) define
el riesgo, como una función independiente de la amenaza y la vulnerabilidad.
Otros autores establecen diferentes definiciones del concepto, por un lado,
los economistas se centran en cuantificar el riesgo a través de la evaluación

339
Diego Sánchez González
Daniel Salas Limón

de la cantidad económica asociada a la pérdida patrimonial resultado de un


desastre; se trata de un cálculo independiente de los individuos, y determina-
do por los geógrafos e hidrometeorologos (Magaña y Gay, 2002). Asimismo,
los psicólogos sociales, sociólogos y geógrafos se interesan por una concep-
ción social del riesgo, vinculada con la percepción social e individual del peli-
gro, así como con el contexto ambiental de las comunidades y grupo sociales,
como las personas mayores. Una visión alternativa del riesgo es asumir que la
naturaleza no crea los desastres, sino que son producidos por la sociedad, por
lo que se debe hacer un análisis de los procesos sociales de la zona en estudio
(Olcina, 2004).
Según la Organización de Estados Americanos (OEA), la caracterización y
definición de los riesgos se establece a partir de tres factores o componentes:
peligro, exposición y vulnerabilidad, y requiere de una gran cantidad de in-
formación espacial y expresión cartográfica. Esta última se sustenta mediante
la elaboración de mapas de riesgo, siendo una herramienta indispensable en
la valoración y gestión de los riesgos, tales como inventarios de puntos de
peligros, extensión y descripción de exposición, análisis de vulnerabilidad,
simulación de escenarios de riesgo, visualización y comunicación de riesgos
al público general (Díaz, 2002).
En muchos casos, los desastres son previsibles, ya que, es posible definir
a priori cuáles son los espacios urbanos y rurales expuestos a mayor peligro.
Para ello, se debe calcular la probabilidad de ocurrencia de un fenómeno na-
tural peligroso, la exposición, y la vulnerabilidad del ser humano, frente a
dicho peligro. Esta necesidad de conocer la distribución espacial del riesgo
obliga a contar con mapas de riesgo, herramientas imprescindibles en la pla-
nificación urbana y ordenación del territorio, así como en la gestión del riesgo
(Etxeberria, et al 2005).
La existencia de obras de ingeniería, cada vez más sofisticadas, invita al
aumento de los asentamientos humanos en zonas vulnerables a las inundacio-
nes, iniciando un círculo vicioso (a medida que se construyen infraestructuras
más importantes y costosas, se suele generar, como consecuencia, asentamien-
tos humanos de mayor magnitud). Como resultado, la sociedad va generando
escenarios de riesgo, transformando el medio natural, incrementando la de-
manda de construcción de vivienda, aumentando la densidad de población
marginada y favoreciendo la desigualdad social. Es necesario comprender la
vulnerabilidad social de la población adulta mayor al riesgo de inundaciones
en espacios urbanos, que crece en mayor medida que la adaptación al mismo
(Roset 2000; Rodríguez 2007).
El concepto de vulnerabilidad es la predisposición o susceptibilidad in-
trínseca de los componentes naturales y antrópicos del sistema territorial para
ser dañados total o parcialmente, debido al impacto de una amenaza. Des-
de la perspectiva social, la vulnerabilidad aumenta en relación directa con

340
Envejecimiento demográfico urbano e incertidumbre ante el cambio climático

la incapacidad el grupo humano para adaptarse al cambio, y determina la


intensidad de los daños que puede producir (Calvo, et al 1997). Asimismo,
Cutter (1996) y Mitchell (1989), definen vulnerabilidad como la cantidad y
potencialidad de daños en un evento de inundación específico sobre sistemas
socio-económicos y ecológicos al ser perjudicados por un suceso peligroso.
La vulnerabilidad por los desastres está estrechamente relacionada con
la brecha económica entre ricos y pobres. A nivel mundial, se ha estimado
que aproximadamente el 20% de la población controla el 80% de la rique-
za. Estas desigualdades siguen aumentando, lo que agrava la vulnerabilidad
(IFRCRCS, 1994). En México existen 18 millones de habitantes asentados en
lugares de alto riesgo antes los eventos de inundación. También, el 25 % de
la población total tiene por lo menos un grado de vulnerabilidad (Magaña y
Gay, 2002). Así, los estudios de la vulnerabilidad sustentan que los desastres
por peligros naturales son causa importante en el déficit de los niveles de
desarrollo o manifestación de inadecuados estilos de desarrollo que pueden
expresarse en términos ambientales, sociales, económicos e incluso políticos
(Mansilla, 2006).
Dado que la importancia de identificar y cuantificar los daños por inunda-
ción, se procede a definir y clasificar el término daño. De manera cuantitativa,
el daño es la cantidad económica necesaria para restaurar una zona urbana
o rural a su estado original antes del desastre (Grigg, et al 1974). También, la
estimación de los daños por incertidumbre implica realizar estudios sociales
y psicológicos (Breaden, 1973). Así, el daño es el cambio perjudicial. De la
misma forma, el daño incluye el subgrupo de “fracaso” que es un cambio
catastrófico, es decir, al restaurar el estado original es imposible o indeseable,
tal vez, debido a la cantidad de recursos que serían necesarios. En la misma
línea, la atención del daño implica invertir los recursos económicos necesarios
para la restauración a su estado original, que se considera aceptable (Kelman,
2002).
La falta de consenso en la definición de la vulnerabilidad social de la po-
blación adulta mayor ha repercutido en análisis más descriptivos que analíti-
cos (Sánchez-González y egea, 2011), implicando el empleo de diferentes indi-
cadores socioeconómicos, como el nivel de renta, niveles de instrucción, tasas
de desempleo, eventualidad en el trabajo, etc. (Díaz-Muñoz y Díaz-Castillo,
2002).
La perversidad de los efectos por desastre, combinado con una problemá-
tica socioeconómica, favorece que la población de 60 y más años con menos
recursos económicos (ingresos, pensión), se vea más afectada y sufra los efec-
tos más drásticos. Según el Banco Mundial el 25% de las crisis económicas que
afectan al 40% de la población pobre de un país, especialmente, las personas
mayores, proviene de contingencias monetarias inesperadas ocasionadas por
los efectos de los desastres naturales (BID, 2007). Este es un monto difícil de

341
Diego Sánchez González
Daniel Salas Limón

considerar en las estimaciones normales de los impactos, pues en un gran


porcentaje, estas personas de edad y sus familias viven y operan en la eco-
nomía informal, en áreas urbanas marginadas. Así, muchos efectos no son
medidos, subestimando así, la cuantía social y económica que ocasiona un
desastre (Montoya et alii, 2008).
En las metodologías de valoración de las pérdidas por inundación existen
amplias variaciones en América latina. Al respecto, diferentes autores (Boyle,
Tsanis and Kanaroglou, 1998) utilizan cuatro tipos de análisis para la estima-
ción de daños por el desastre, como: el primero, el análisis de frecuencias, el
cual está en relación a el pronóstico de eventos extremos, simulación de escu-
rrimientos y modelos lluvia escurrimiento; el segundo, el análisis de peligros,
enfocado a los peligros asociados a las inundaciones; el tercero, el análisis de
vulnerabilidad, que estima la extensión y severidad de los daños, así como
la magnitud de las perdidas, las cuales dependen de los factores antrópicos
y ambientales; y el cuarto, el análisis de los daños, que implica el costo de
remplazar o restaurar las áreas afectadas, siendo utilizado el método de corre-
lación entre el daño estimado y las características hidrológicas y económicas
en la planicie de inundación. Este último tipo de análisis, implica el cálculo
de los efectos directos de los daños tangibles, referentes a las pérdidas pro-
ducidas por el contacto físico del agua, como: menaje, viviendas, infraestruc-
turas y equipamientos, vehículos, enfermedades por contaminación del agua
potable, enfermedades de la piel, costos por la implementación de operativos
de rescate de damnificados, costos por asistencia social para dar ayuda a los
damnificados, etc. (Ollero, 1997). Aquí, es especialmente importante conocer
los principales efectos directos de los daños tangibles sobre la población adul-
ta mayor en las zonas urbanas expuestas, como la pérdida o deterioro de la
vivienda y la colonia, los problemas de funcionamiento de los servicios de sa-
lud, y las dificultades en el transporte público, entre otros (Sánchez-González,
2008).
Los efectos indirectos de los daños tangibles están relacionados con las
afectaciones en las actividades laborales y productivas, que indirectamente se
ven perjudicadas. Como principales beneficios indirectos tangibles que una
obra hidráulica pluvial puede ofrecer, se pueden mencionar: disminución del
ausentismo laboral, reducción en los tiempos de recorrido de los automovilis-
tas, reducción en los costos de operación y mantenimiento por el menor con-
gestionamiento. Por su naturaleza, muchos daños intangibles son difíciles de
cuantificar (FONDEN, 2004; CENAPRED, 2005); sin embargo, son relevantes
en la toma de decisiones. Asimismo, muchos otros efectos intangibles no se
toman en cuenta en la evaluación de proyectos, y que tiene una repercusión
en las actividades humanas y en la población adulta mayor, como: la paraliza-
ción de actividades, cortes de comunicación ó energía, pérdidas económicas
en el sector privado y público, afectación al comercio de diferentes escalas,

342
Envejecimiento demográfico urbano e incertidumbre ante el cambio climático

gastos económicos en reparaciones, limpieza general y ayudas de emergencia,


incremento del desempleo y retroceso de la prosperidad general, conflictos de
propiedad, efectos psicológicos y sociológicos, abandono y soledad, migra-
ción forzada, epidemias y problemas de salud pública por expansión de con-
taminantes, corte del agua potable, falta de abastecimiento, aguas estancadas,
pérdidas de vidas humanas, sobre todo entre las personas de avanzada edad,
discapacitadas y dependientes, tanto directas como indirectas, etc. (Ollero,
1997).
Los daños de las inundaciones se pueden clasificar en dos categorías: da-
ños tangibles y daños intangibles. Los daños de inundación tangibles se pue-
den expresar en valores monetarios y, a la vez, se pueden subdividir en dos ti-
pos: efectos directos y efectos indirectos, los cuales, se pueden subdividir más
a fondo en daños primarios y secundarios. También, los daños intangibles,
poco considerados, son principalmente los que no tienen contacto directo con
el agua y su valor monetario es difícil de asignarlo. (Booij, 2004).
Los daños y las pérdidas por inundaciones se clasifican como directos,
resultado del contacto físico del agua en una inundación con los bienes en
riesgo, o indirecto, consecuencia de la interrupción o perturbación de las acti-
vidades sociales y económicas (CNA, 2007).
Se pueden describir los tipos de daños de las personas mayores en cuatro
categorías (Lekuthai & Vongvisessomjai, 2001): directos tangibles, daños en
alimentos, vivienda y estructuras; directos intangibles, daños en fotografías,
negativos, recuerdos familias (reliquias), sitios arqueológicos y perdida de
vida por ahogamiento; indirectos-tangibles, daños por ausencia de trabajo,
cambios de patrones de gasto y por último, indirectos- intangibles, son los
daños al afectar la calidad de vida de las personas mayores a causa del estrés
y la interrupción de los servicios básicos y en la ayuda formal a la salud y la
dependencia.
Un aspecto complejo es la estimación de los daños, circunstancia que de-
termina la cuantía de la ayuda que reciben las comunidades afectadas por
los desastres. Algunos autores (Baro et alii, 2007) estiman que el 15% de los
costos directos son daños tangibles indirectos. Así, la valoración de daños
más común es la pérdida por unidad de superficie, pero muy pocos países
utilizan metodologías estandarizadas (Booij, 2004), y en ellos se suele obviar
los daños que afectan principalmente a las personas de edad y sus entornos
cotidianos.
La valoración de daños de tipo intangible es difícil de cuantificar debido a
su subjetividad. Sin embargo, es muy importante desarrollar un nuevo proce-
dimiento para cuantificar el daño intangible en términos monetarios, ya que,
no existe investigación sobre este procedimiento (Lekuthai & Vongvisessom-
jai, 2001). Así, se requiere la creación de una aproximación interdisciplinaria

343
Diego Sánchez González
Daniel Salas Limón

para obtener un cuadro más completo del daño de inundación total integran-
do teorías y metodologías de diversas ciencias.
Un concepto de la pérdida de la unidad fue adoptado en la formulación de
modelos matemáticos para diversas categorías de pérdidas por la inundación
(Dutta, Herath y Musiake, 2006). En la consideración de la necesidad de un
acoplamiento dinámico entre el modelo de la simulación de la inundación y
el modelo de la valoración de la pérdida, éste último fue desarrollado como
modelo de la trama con una red uniforme de rejillas cuadradas y es idéntico
al modelo hidrológico.
Otros casos de daños indirectos son la pérdida de tiempo y ganancias de-
bido a las interrupciones del tráfico, perturbación de los mercados después
de las inundaciones (por ejemplo, precios más altos para los alimentos o dis-
minución de los precios de los bienes raíces cerca de las llanuras de inunda-
ción), reducción de la productividad con la consecuencia de la disminución
de la competitividad de determinados sectores económicos o regiones y los
inconvenientes relacionados con la reducción de su mercado y los servicios
públicos (Green et alii, 1994).
En México en las evaluaciones socioeconómicas los beneficios más conside-
rados son los daños a la estructura de las viviendas y la pérdida de menaje en
las viviendas (CENAPRED, 2005). A pesar de ello, las evaluaciones socioeco-
nómicas subestiman los daños posteriores al evento de inundación, como los
efectos indirectos y, sobre todo, los intangibles, que son escasamente conside-
rados, limitados y mal sustentados (FONDEN, 2004; CNA, 2007). En este sen-
tido, los organismos nacionales, como el Sistema de Prevención de Desastres,
solo considera el daño de la vivienda de tipo habitacional, sin embargo, se
omiten los daños producidos a otro tipo de edificaciones, como residencias de
ancianos, comercios y farmacias. En otros países, como el Reino Unido, la eva-
luación de daños por inundación en edificaciones se clasifican según su uso
en 6 sectores económicos (Merz et alii, 2004): edificios de hogares privados; de
infraestructura pública (estación del metro, escuelas, edificios de bomberos
etc.); sector de los servicios (supermercados, restaurantes etc.), de explotación
minera ó sector de la construcción (carpintería, taller mecánico, herrería etc.);
fábricas (industria metálica, proceso de bebidas, proceso de madera etc.) y
edificios para la agricultura, la silvicultura y la horticultura. Al respecto, sería
recomendable proponer una evaluación de daños por inundación según el
contexto ambiental de las personas mayores, estableciendo una clasificación
según tipologías de hogares, servicios y características sociodemográficas de
la población de 60 y más años vulnerable. En la misma línea, algunos autores
(Cutter, Boruff & Shirley, 2003) proponen desarrollar investigaciones longitu-
dinales a escala local y regional ante los efectos del cambio climático y confec-
cionar indicadores de la vulnerabilidad de las personas mayores, como sexo,
edad, educación, ingresos, estructura familiar, estado de salud, discapacidad,

344
Envejecimiento demográfico urbano e incertidumbre ante el cambio climático

dependencia, tipo de residencia (urbana, rural), propiedad de la vivienda, y


accesibilidad a los servicios sanitarios, sociales y asistenciales. En la misma lí-
nea, consideramos que se deben incluir indicadores más precisos de los daños
tangibles e intangibles vinculados con los distintos entornos físico-sociales y
las heterogéneas tipologías de adultos mayores expuestos a un peligro, con
objeto de reducir la incertidumbre climática.
Llegados a este punto, defendemos la vigencia e importancia del enveje-
cimiento en el hogar, que debe ser una máxima de la planificación urbana,
la cual, se debe enfocar desde la gerontología ambiental (Sánchez-González,
2011), primando la seguridad, a través de estrategias de resilencia frente a la
vulnerabilidad, y su compatibilidad con el mantenimiento de la vida cotidia-
na ante los retos tangibles e intangibles del cambio climático.

V. Discusión y conclusiones
Un reto incuestionable supone superar las limitaciones de los estudios
descriptivos y favorecer investigaciones analíticas sobre la vulnerabilidad
del adulto mayor en un entorno urbano de crecientes peligros naturales. A
la fecha, los gobiernos se han centrado en la generación de datos climáticos y
socioeconómicos, sin embargo, la literatura ha prestado escasa atención a la
producción de datos sobre los adultos mayores vulnerables a peligros natu-
rales potenciales.
La estadística oficial pone de manifiesto una realidad incuestionable, que
más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, y que las previsio-
nes apuntan hacia un envejecimiento demográfico urbano, factor sociodemo-
gráfico que debe ser mejor comprendido por los profesionales de la planifica-
ción urbana y la gestión del riesgo ante los retos del cambio climático. A pesar
de ello, este factor sigue siendo excluido de los debates políticos sobre cambio
climático (Sánchez-González, 2009ab).
La discusión teórica plantea que los adultos mayores son la población más
vulnerable a los factores climáticos. En la última década se ha podido consta-
tar (Jiang y Hardee, 2011) la relación entre los cambios en la composición de
la población urbana (edad, género, estructura de los hogares) y sus efectos
climáticos a distintas escalas (salud, dependencia, prevención).
La justificación radica en las previsiones sobre el aumento del envejeci-
miento de la población urbana asociado a factores demográficos, como la caí-
da de la fecundidad, el descenso de la mortalidad y los movimientos migra-
torios, los cuales, explican un aumento absoluto y relativo del grupo de 60 y
más años, así como su proceso de concentración en áreas metropolitanas ex-
puestas al estrés climático, como Tampico y Veracruz, en el Golfo de México.
Entre los retos del cambio climático se prevé un aumento significativo de
los fenómenos hidrometeorológicos extremos (ciclones tropicales, precipita-
ciones extremas), que provocarán inundaciones catastróficas, así como olas

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Diego Sánchez González
Daniel Salas Limón

de calor, sequías y tornados, entre otros, que afectarán, sobre todo, a las per-
sonas mayores en zonas urbanas. Precisamente, el cambio climático puede
aumentar la frecuencia y gravedad de determinados factores ambientales (vi-
vienda, barreras arquitectónicas, contaminación), fisiológicos (discapacidad,
dependencia) y socioeconómicos (ingresos, cobertura sanitaria), que hacen a
los adultos mayores especialmente vulnerables a los peligros naturales, como
las olas de calor y las inundaciones (Gamble et alii, 2013; Tillett, 2013). Tam-
bién, se señala que las inundaciones afecten de forma negativa a la población
de 60 y más años de las grandes ciudades, donde se concentran masivamente
este grupo, por la falta de estrategias de adaptación y políticas de gestión del
riesgo. Así, este heterogéneo grupo de población vulnerable se verá afecta-
do en mayor medida por sus características biológicas, sociodemográficas y
ambientales vulnerables, como altas tasas de morbilidad, discapacidad, de-
pendencia, exclusión social, soledad y maltrato, así como entornos cotidianos
(vivienda y barrio) complejos, inaccesibles y expuestos a peligros antrópicos
y naturales.
En las regiones en desarrollo con climas tropicales y subtropicales, como
México, el crecimiento de las áreas metropolitanas plantea serios retos socia-
les y medioambientales para los gobiernos y planificadores urbanos, como
las preocupantes cuestiones climáticas urbanas asociadas a las islas de calor,
la humedad, la falta de luz, la exposición solar, y la ventilación urbana, entre
otros. Al respecto algunos estudios (Ng, 2012) recomiendan que la planifica-
ción urbana y el uso del suelo debe tener más presente la variabilidad climá-
tica en el espacio urbano. Asimismo, se recomienda la realización de estudios
longitudinales más detallados, con información socio-espacial y climática
precisa (sistemas de información geográfica) que permita a los planificado-
res anticiparse y poder tomar decisiones equilibradas y ajustadas a los retos
del cambio climático a nivel intraurbano, urbano y regional. Un importante
reto de la planificación urbana y la gestión del riesgo será conocer mejor los
diferentes entornos físico-sociales expuestos de los adultos mayores, como la
calidad y adecuación de sus vivienda y barrios, la accesibilidad a los servicios
de salud, sociales y asistenciales, la disponibilidad de redes de apoyo formal e
informal, y el acceso a sistemas de prevención. Aquí, conviene subrayar la im-
portancia de favorecer espacios urbanos seguros y amigables con el envejeci-
miento en el lugar, donde las personas de edad desarrollan su vida cotidiana,
generan sentimientos de apego al lugar y favorecen sus relaciones sociales.
En el mismo sentido, el diseño de los espacios públicos creativos (Sánchez-
González, 2013b) deberá cumplir una función esencial en la disminución de
la vulnerabilidad y la generación de estrategias de resilencia de este colectivo.
Uno de los principales problemas de adaptación de las personas mayores
vulnerables ante los efectos previsibles del cambio climático, es su capacidad
de generar estrategias de resilencia a corto plazo ante los crecientes peligros

346
Envejecimiento demográfico urbano e incertidumbre ante el cambio climático

naturales (Aubrecht et alii, 2013; Gamble et alii, 2013). Por ello, es necesario
favorecer investigaciones sobre la vulnerabilidad de los adultos mayores, la
construcción de estrategias de resiliencia, y las respuestas de adaptación a
los factores de estrés climáticos proyectados. Entre las medidas que se su-
gieren para reducir la vulnerabilidad y favorecer estrategias de resilencia de
las personas mayores frente a los efectos del cambio climático, se recalca la
importancia de la cultura de la prevención y de la participación ciudadana
en la planificación urbana y la gestión del riesgo, así como apoyar a las co-
munidades de vecinos, a través de sistemas de alerta temprana, el acceso a
la tecnológica y a los recursos para enfrentar con garantías las fases de eva-
cuación y mitigación ante desastres. También, una de las preocupaciones de
los expertos (Oven et alii, 2012) se centra en el incremento de las necesidades
asistenciales de salud y sociales de las personas mayores dependientes, que
pueden verse seriamente afectadas por los efectos de los peligros naturales.
Por ello, se advierte de la importancia de proteger la salud y bienestar de las
personas mayores vulnerables, estimando la población de 60 y más años que
residirá en áreas urbanas expuestas a los riesgos naturales; así como la necesi-
dad de contar con información estadística más detallada de las heterogéneas
características sociodemográficas de este grupo, como tipo y nivel de discapa-
cidad y dependencia. También, se precisa de un exhaustivo conocimiento de
los entornos cotidianos desde la perspectiva de la planificación urbana enfo-
cada a la adaptación de estos grupos vulnerables, con objeto de favorecer su
resilencia a través de la educación, concienciación y comunicación sobre los
riesgos naturales y sus futuros efectos en materia de seguridad y protección.
Al respecto, en los últimos años se está proponiendo un diseño urbano sos-
tenible e inclusivo, a través de proyectos urbanos sostenibles centrados en el
paisaje natural y la movilidad de las personas mayores (Graeme, 2013). Tam-
bién, desde el enfoque conceptual del diseño científico-tecnológico, se está
explorando la integración del medio ambiente y la sociedad que envejece, me-
diante el desarrollo de estudios integrales (en lugar de diseños fragmentados)
ante los crecientes problemas medioambientales de las metrópolis.
Coincidimos en que es urgente apoyar las investigaciones sobre enveje-
cimiento demográfico urbano y cambio climático, contemplando los efectos
directos y, sobre todo, indirectos sobre las personas mayores y sus ambientes
urbanos (vivienda y barrio). Para lo cual, es necesario una mayor conciencia-
ción por parte de los políticos y gestores, expertos de la planificación urbana
y gestión del riesgo, profesionales de la salud y la seguridad pública, y, sobre
todo, una mayor participación de los gerontológicos ambientales en el diseño
ciudades amigables y seguras para todos. Asimismo, el reto de atender a una
población que envejece en un contexto de estrés climático obligará a la incor-
poración de las organizaciones no gubernamentales y la participación activa

347
Diego Sánchez González
Daniel Salas Limón

de las personas mayores en la gestión del riesgo y el desarrollo de estrategias


de adaptación.
Hoy asistimos a dos fenómenos sin precedentes, el envejecimiento de la
población y el cambio climático en un contexto de urbanización en crisis, do-
minada por la cultura de la globalización económica. La cruda realidad nos
muestra que la ciudad es un espacio de conflicto y riesgo, de apego y des-
apego al lugar, y donde confluyen múltiples identidades; pero también, un
espacio de oportunidades para la necesaria construcción de sociedades más
longevas, forzadas a ser más ingeniosas, dialogantes, sostenibles y seguras.
Así llegamos ante un hecho que se desliza en nuestro vivir cotidiano y en el
transcurrir del tiempo, que se critica y, a veces, se ignora, pero que no nos deja
impasibles: el cambio climático; que jugará un papel central en el modelo de
planificación urbana de los próximos años, y que demanda una sociedad que
envejece en un contexto creciente de emergencia climática.

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352
Latin American subnational government
reform: A hybrid government reform
model

Alejandro Rodriguez

Abstract
The search for the optimal local government structure to efficiently deliver public
services within the constraints of democratic governance continues to engage the
attention of researchers (Ostrom and Bish, 1977; DeSantis and Renner, 1996). Lar-
ge, consolidated government models are contrasted to polycentric, multi-unit, de-
centralized government models. At issue are the structure, the size, and administra-
tive capacity of local government units. Motivating the debate are assumptions and
values regarding efficiency, equity, and responsiveness.
The ongoing debate on the consolidation versus fragmentation model of government
is partly the result of a dualist conceptualization of governance reform by two com-
peting theories—public choice and traditional reform. Advocates for both theories
argue for reform, but their definitions of reform are diametrically opposed. I argue
in this study that an alignment of the traditional reform and public choice theoretical
underpinnings comes closer to a reformed model of governance for Latin American
subnational governments. The alignment of the two theoretical premises is suppor-
ted by five governance components, which were chosen to capture the structural,
administrative and fiscal autonomy, political representation, and professional capa-
city elements of reformed governments. For the purpose of this study, I propose that
a fully reformed subnational unit of government would have 1) a form of government
that elects or appoints a professional administrator; 2) a demonstrable measure of
administrative and fiscal autonomy; 3) a representative number of elected officials
relative to the jurisdiction’s total population; 4) a representative number of sub-local
government units relative to the jurisdiction’s total population; and 5) a method of
elections that maximizes representation of all segments of a community, especially
traditionally marginalized members of society.
Key words: government reform, local government, Latin America, Reforma de gobier-
no, gobierno local, Latinoamérica

353
Alejandro Rodriguez

Reformed model of governance for subnational government in Latin America:


Realigning the public choice and orthodox government reform perspectives

Introduction

T
he search for the optimal local government structure to efficiently de-
liver public services within the constraints of democratic governance
continues to engage the attention of researchers (Ostrom and Bish,
1977; DeSantis and Renner, 1996). Large, consolidated government models
are contrasted to polycentric, multi-unit, decentralized government models.
At issue are the structure, the size, and administrative capacity of local gover-
nment units. Motivating the debate are assumptions and values regarding
efficiency, equity, and responsiveness.

The Orthodox Government Reform Perspective


The orthodox or traditional reform perspective rejected the notion of a le-
gitimate concern with ethnic cleavages and their particular interest. Refor-
mers believed that such particularistic ethnic interests were vulnerable to be
exploited by corrupt local machine politics. They showed a strong preference
for a governance model driven by the notion of the public interest, by a con-
cern for the community as a whole. In terms of goals, the traditional reform
perspective sought to advance a democratic government that served the en-
tire community in an efficient, transparent, accountable, and honest fashion.
Banfield and Wilson (1963, 139) have argued, “…these goals are part of the
larger whole that we have described as the Anglo-Saxon Protestant middle-
class ethos—a view of the world which sees politics as a means of moralizing
life and which attaches great importance to the individuals’ obligation to ‘ser-
ve’ the public.” These ‘public regarding’ individuals, according to Banfield
and Wilson (1963), selflessly promote policies benefiting the community as a
whole even at their own expense. What type of government structure would
then best promote the reformer’s goals? To traditional reformers, the bureau-
cratic, gargantuan, consolidated form of government was second to none in
better achieving all their goals. A large, consolidated government would be
best positioned to provide goods and services to the entire community. Its lar-
ge size would promote efficiency through economies of scale. A consolidated
government, they believe, would be better able to coordinate the delivery of
public services and promote further efficiencies by reducing waste that could
result from multiple layers of government within a jurisdiction. By contrast,
many government units in a given jurisdiction would result in fragmentation,
waste of resources, multiple taxing units, lack of transparency, lack of accoun-
tability, and declining levels of responsiveness. Multiple government units

354
Latin American subnational government reform: A hybrid government reform model

would also have the negative effect of increasing the number of appointed
and elected officials creating opportunities to be exploited by ethnic cleava-
ges, local government machine politics, and thereby increasing corruption.

The Tiebout Model


Charles Tiebout (1956) advanced a diametrically opposite alternative to
the consolidation government model preferred by traditional reform advo-
cates. The Tiebout model is based on the claim that multiple units of gover-
nment within a metropolitan region lead to competition among government
jurisdictions resulting in more efficient governance. Multiple units of gover-
nment of various sizes competing for a market of consumer-citizens are more
likely to serve the particular interests of the jurisdiction’s residents because
consumer-citizens are offered cheaper and greater choices of services for their
tax dollars. Thus, “the greater the number of communities and the greater
the variance among them, the closer the consumer will come to realizing his
preference position” (Tiebout 1956, 418).
The Tiebout ‘quasi-market’ model works best when several assumptions
are satisfied. Among them are: a) Citizens are fully mobile and informed
about differences among various service/tax bundles offered; b) there are
many communities; c) public services provided do not impact negatively on
other communities (no externalities); and d) communities compete to attract
new residents to reach optimal size. This last assumption warrants further
elaboration. Jurisdictions have theoretical and practical optimal sizes. Elected
officials, as other self-interested, utility-maximizing bureaucrats, would seek
to attract as many taxpayers as possible to their jurisdictions (not interested in
the non-taxpayers). However, the number of taxpayers or consumer-citizens
may not grow so fast or so large that it would negatively impact the quality of
life of the community in the form of traffic congestion, littered streets, overu-
sed public facilities, and other unwelcomed overcrowding issues. If that were
the case, some consumer-citizens would move to other communities where
the size and quality of life seems more attractive. The fundamental difference
between traditional reformers and Tiebout model advocates centers on their
conception of who is being served. As opposed to the traditional reform pers-
pective that arguably sought community-wide solutions or public-regarding
policies, Tiebout’s ‘quasi-market’ model is more aligned with the satisfaction
of rational, self-interested individual consumers—a ‘private regarding’ ethos.
Empirical evidence on the consolidation-public choice debate is mixed.
Early work by Lineberry and Fowler (1967) supported the consolidation re-
form framework. Liebert (1974) found that functional responsibility rather
than institutional arrangement per se was the primary determinant of service
efficiency. Stumm and Corrigan (1998) found that reformed municipalities
had lower service delivery cost. In essence, the jury is out as to whether the

355
Alejandro Rodriguez

public choice or the reformed worldview of urban service delivery has a clear-
cut advantage in service cost or quality, with the very real possibility that
the ‘truth’ lies in a hybrid approach that assigns certain functions to metro-
politan-wide service delivery and others to the local--or neighborhood--level
(Bish and Ostrom, 1979).
In fact, a hybrid institutional arrangement has some early advocates. For
instance, Elinor Ostrom (1972, 493), while contrasting propositions from the
reform and public choice, argued, “it is to be expected that a warrantable ex-
planation may be a far more complex structure than the alternative structures
posed in this essay.” Hybrid models take into account that “not all public
goods are of the same scale,” (Ostrom, Tiebout, and Warren, 1961, 833) as
well as public choice propositions that argue area-wide public goods and ser-
vices would be better provided by a metropolitan form of government and
that neighborhood level problems would be better attended by municipa-
lities (Ostrom 1972; Ostrom, 1983). In this sense consider Ostrom, Tiebout,
and Warren’s 1961 (p. 837) argument that, “gargantuan [consolidated go-
vernment] unquestionably provides an appropriate scale of organization for
many huge public services;” however, the sheer size and hierarchical nature
of gargantuan government may prevent it from recognizing localized needs
and “as a result, may become insensitive and clumsy in meeting the demands
of local citizens for the public goods required in their daily life” (p. 837).
In its most refined alignment of traditional reform with public choice,
hybrid institutional arrangements resemble reformed governance models.
Although reformed governance models lack a common definition, there is
agreement that governance depends on inter- and intra-local agreements for
the provision of public goods to coterminous areas, development of entrepre-
neurial arrangements with private sector vendors, nonprofit organizations,
or other units of government for the production of public goods or services,
a decentralizing tendency to provide services at the lowest and smallest go-
vernment jurisdictions, and a concern with legitimate and appropriate levels
of authority.
For present purposes I propose that the development of a reformed go-
vernance model is the logical middle-ground ‘solution’ in the traditional re-
form-public choice debate. A reformed governance model, I argue, integrates
propositions from both the traditional reform movement and public choice
theory. In this sense, the work of Ostrom, Tiebout, and Warren (1961) refi-
ned the model implicit in the Tiebout thesis—which called for multiple units
of government to promote competition and increase efficiency—and argued
that “the performance of a polycentric political system can only be unders-
tood and evaluated by reference to the patterns of cooperation, competition
and conflict that exist among its various units” (p. 838). Such evaluation can
only be possible by understanding the effects of externalities and internali-

356
Latin American subnational government reform: A hybrid government reform model

zing practices (rules, laws, adjudication, and inter-local agreements) as condi-


tions to promote competition and conflict resolution. Furthermore, contrary
to the idea of a fragmented collection of independent government units acting
without regard for coterminous jurisdictions, Ostrom, Tiebout, and Warren
(1961) argued that a polycentric political system is coordinated governance
taking place at different levels of authority and size within an urban region.
Describing a theoretically richer governance model that seems to more
appropriately resemble urban reality does not fully address the question of
why there is such a lack of consensus on the question of what constitutes the
most suitable model of reformed governance. I believe the lack of conclusi-
ve evidence on the urban governance debate is due—among several other
factors—to two related issues. The first is mainstream public administration
researchers continue to conceptualize reformed local government in terms of
their own theoretical grounds at the exclusion of the other. In this dualistic
view theorists seek to advance their ideas in a winner-takes-all approach. No
effort is made by either theoretical camp to conceptualize a middle ground.
Unsurprisingly, some traditional reformers still argue that consolidation
and, supposedly, the advantages of economies of scale are undoubtedly more
cost efficient providers of public services than the multiple units of govern-
ment arrangement advocated by public choice scholars. At the same time, ad-
herents to a simplified version of public choice argue that market economics
apply directly to public governance and that the public interest plays no role
in collective decision-making. The other—and perhaps the more important
issue—is the lack of a conceptual definition of reformed local government.
The purpose of this paper is to propose a Weberian ‘ideal type’ reformed go-
vernance model by a realignment of the public choice and traditional reform
theories. That is, the ‘ideal type’ reformed governance model will be a hybrid
comprised of propositions from both theories. I contend that the concept of
reformed government has changed over time. It has changed from the early
notion of a top-down, monolithic institutional arrangement as a condition for
improved economies-of-scale and efficiency—what I call traditional reform—
to a ‘contemporary’ reform tradition based on urban governance propositions:
decentralization and privatization to augment efficiency, and negotiation of
authority and legitimacy to enhance political representation and government
responsiveness. This changing meaning of reform was apparent earlier on as
political economists argued that the public choice view of service delivery
was a better solution to the reform movement goals. For instance, Elinor Os-
trom argued in 1972 that metropolitan reform could be best approached from
the public choice tradition. Bish and Ostrom (1979) wrote of a ‘new’ reform
tradition based on public choice principles. Terry (1998) commented on the
linkages between managerialism (i.e. public management and urban gover-
nance) and public choice. Cutler and Waine (2000) also connected urban go-

357
Alejandro Rodriguez

vernance ideas with reformed government to develop the idea of what they
called ‘reformed managerialism.’
The hybrid reformed governance model will be further defined in the
sections that follow. The Weberian ‘ideal type’ reformed governance model
would better fit a federal system of government, but it could also be applica-
ble to a unitary form of government. For the purpose of developing this defi-
nition, examples of a local government unit include cities, townships, villages,
and any other form of municipal-level form of government. Furthermore, a
local government proper is created and is under the legal jurisdiction of a
subnational government unit. Examples of subnational governments include
states, provinces, regions, departments, and any other form of government
that is one layer removed from the national government.
I will use the Latin American experience of devolution, decentralization,
and resulting subnational and local government restructuring to further con-
textualize the reformed governance model definition. The decentralization
process in Latin America is a relative recent event and one that continues to
evolve. Ironically, in some countries, the decentralization has further centra-
lized functional scope, administrative competences, and revenue sharing into
the existing large metropolitan cities. These cities were already, because of
their size, the foci of demographic centralization in their respective countries.
By the mid-1990s, mayors for all small and large cities in Latin America were
directly elected. This broke away from the historical political culture whe-
reby national governments appointed all city mayors. The municipalities of
Sao Paulo, Brazil, Mexico City, Mexico, Buenos Aires, Argentina, and Lima,
Peru, to name a few, have further decentralized into smaller local government
jurisdictions. For example, community councils and districts are part of Sao
Paulo and all other large cities in Brazil; localidades are part of municipalities
that cover more than one city in Mexico or delegaciones (boroughs) as is the
case of the Federal District; district municipalities are under the jurisdiction of
provincial municipalities in Peru. The number of sub-municipal jurisdictions
tends to grow as these primate cities continue to increase their populations.
Buenos Aires went from 19 municipalities in the mid-1990s to 24 a few years
later, but the Province of Buenos Aires, in addition to the municipalities in
the autonomous city of Buenos Aires, comprises 32 municipalities (Nickson,
2011). Lima has remained stable at 43 district municipalities. But Sao Paulo,
Brazil continues to grow not only demographically but also in the number of
local government units. The Sao Paulo metropolitan area is legally divided
into 19 municipalities and the city of Sao Paulo is divided into 31 subprefec-
tures and each of these is divided into multiple districts. Some of the subdivi-
sion goes beyond a State, province, or region. Such is the case of the metropo-
litan area of Mexico City, which in addition to the Federal District and its own

358
Latin American subnational government reform: A hybrid government reform model

subdivisions, is subdivided into 41 municipalities across two states (Nickson,


2011).
One would argue that corresponding to the increasing number of local go-
vernment units, the number of elected officials would have increased as well.
One would be wrong. National constitutions, regional and even local gover-
nment statutes place legal limits on the number of municipal elected officials.
In Latin America the number of councilmembers or other municipal elected
officials range from a minimum of five in most countries to “a maximum of
only sixty in the case of the Municipality of Buenos Aires (Nickson, 2011, p.
13). Given the large populations for many cities in the region, the ratio of citi-
zens to elected officers is one of the highest in the world and patently deficient
in local representative democracy. This deficit of representative democracy is
especially acute in metropolitan areas “where the ratio of citizens per coun-
cillor ranges from 100,000 – 500,000.” (Nickson, 2011 p. 13). I will come back
to Latin America’s governmental structure and size as I further develop the
‘ideal type’ reformed governance model.
A Reformed Governance Model Defined: A Local Government Example
The proposed governance definition is comprised of five major compo-
nents: 1) a local form of government that elects or appoints a professional ad-
ministrator; 2) a demonstrable measure of administrative and fiscal autonomy;
3) a representative number of elected officials relative to the jurisdiction’s to-
tal population; 4) a representative number of local government units relative
to the jurisdiction’s total population; and 5) a method of elections that maxi-
mizes representation of all segments of a community, especially traditiona-
lly marginalized members of society. Why five components? The criteria fo-
llowed focused on identifying only those structural and political components
deemed absolutely necessary to comprehensively define reformed governan-
ce and excluded any other components that could be partly or wholly accoun-
ted by any of the five components already included. The sections below will
elaborate on this fundamental question: Why these particular components?

Local Form of Government


Predictably public choice and the traditional perspective take opposite
views with regard to principles of local government organization. On clo-
ser inspection, public choice and reform advocates share common grounds
on what might constitute the appropriate form of local government. Conse-
quently, even though reformers favor a hierarchical, centralized organiza-
tion form and public choice advocates encourage a decentralized organiza-
tion, both theoretical camps seem to agree that local governments that either
appoint an administrator or elect an executive are administratively superior
than the traditional commission form of government (Cigler, 1995). Refor-
mers have convincingly argued that the commission form of government is

359
Alejandro Rodriguez

unable to meet the urban governance challenges facing modern local gover-
nment jurisdictions because it lacks centralized authority and a single indi-
vidual with final decision-making responsibility for policy implementation
(DeSantis and Renner, 1996). Thus, the argument goes, commissions still go-
vern by plurality, which creates structural fragmentation or fragmentation of
executive authority contributing to inefficient, ineffective and unresponsive
government (Cigler, 1995).
According to Jeffery, Salant, and Boroshok (1989), structural reforms are
more important to local government survival than fiscal or functional re-
forms, and “current difficulties deriving from inefficiency, rigidity, unrespon-
siveness and lack of accountability are attributed to an ‘antiquated’ [organiza-
tional] design,” p. 126. The superiority of the elected executive or appointed
administrator forms of government over the commission form is one of those
rare instances of almost total agreement among urban academics, planners,
and practitioners (DeSantis and Renner, 1996). In constructing an ‘ideal type’
reformed governance model, a local government unit fits the model to the ex-
tent that policy makers either appoint a professional administrator or elect an
executive charged with a clear mandate to manage all day-to-day operations
of the local government unit.

Administrative and Fiscal Autonomy


In the United States, the majority of states grant home-rule to their local
governments. Home-rule allows local governments the capacity for self-
governance including administrative and fiscal autonomy or the ability to
restructure their forms of government, pass their own laws, and to become
self-sufficient by allowing them to develop their own sources of revenue. Ho-
me-rule is considered a major component of a reformed governance model
and is used in defining reformed governance as an indicator of the functional,
organizational, and fiscal autonomy of local governments. Autonomy is in-
creasingly important with the continuous expansion of the scope and com-
plexity of service demands. Historically, the ultimate purpose of home-rule
initiatives has been to reduce corruption and incompetence and to modernize
government (Jeffery, Salant and Boroshok, 1989). To modernize government
structure is to reform organizational structure. The values that inform orga-
nizational reform are efficiency, accountability, and responsiveness. By defi-
nition, home-rule promotes the reform of local governments in three related
dimensions: structural, functional, and fiscal capacity. In addition to restruc-
turing the form of government, merit personnel systems and clearly defined
job descriptions have been advanced by the home-rule movement (Jeffery,
Salant, and Boroshok, 1989).
Functional capacity is linked to the phenomenon of urbanization and the
added demands for services that urbanization has created. Fast growing sub-

360
Latin American subnational government reform: A hybrid government reform model

national regions require local governments with functional flexibility and the
ability to adapt alternative service delivery systems (Jeffery, Salant, and Bo-
roshok, 1989). Home rule empowers local governments to strengthen fiscal
capacity primarily through (1) the power to levy local taxes; (2) the ability to
create special taxing districts and alternative revenue sources, such as fran-
chise and utility fees; (3) the authority to determine the level of debt most
appropriate to its particular needs; and, (4) the control on elected government
officials’ salaries to fit local needs and in accordance with available resources.
In constructing an ‘ideal type’ reformed governance model, a local go-
vernment fits the model if subnational policy makers have legally granted
home-rule status to the local government to allow it to self-govern. Self-go-
vernance includes having the legal capacity to pass their own laws, levy taxes
and develop other sources of own revenue, choosing their preferred form of
government, and other institutional and administrative changes as necessary
without contradicting or usurping the laws of the granting government unit
(state, province, region, department, national government, etc.).

A Representative Number of Local Government Units Relative to the


Jurisdiction’s Total Population
Traditional reformers advocated for fewer number of government units
to increase regional governance efficiency. The assumption is that less frag-
mented governments are more likely to efficiently coordinate, produce, and
provide needed urban services (Boyne, 1992). Tiebout (1956) proposed a com-
petitive governance model based on the assumption that citizens would shop
around for the jurisdiction that would provide more and better services for
their tax dollars. Boyne (1992, p. 318) argues “fragmented local government
systems are preferable because interagency competition restrains the expen-
diture urges of bureaucrats and that small and single-purpose agencies faci-
litate public scrutiny and promote accountability. Thus the duplication and
overlapping that is condemned as chaotic and pathological in conventional
models is regarded as ordered and healthy in public-choice models.”
Neither the public-choice arguments nor the traditional reform assertions
are exclusively applicable to the theoretical underpinnings of the reformed
governance model proposed in this paper. Furthermore, neither theory
should be interpreted to represent their logical extremes, despite the fact that
in practice both are more likely to be defined in terms of absolute values and
not on relative terms. Thus, the traditional reform theory brings to mind a
single highly centralized and consolidated large unit of government, and the
public-choice model evokes a fragmented myriad of local government units
overlapping functions and boundaries (Rodriguez and Brown, 2012). Neither
is a true picture. However, these mental constructs are too often the source of
definitions used by researchers. In fairness to public-choice advocates, they

361
Alejandro Rodriguez

argue that the type and nature of public goods or services provided should
determine the size or number of government units (Ostrom, 1983). Public-
choice, at least with regards to number or size of government units, makes a
better attempt to explain variations in service delivery performance in relative
terms than does the traditional reform theory.
The optimal solution is perhaps somewhere between the two extremes.
An area government that provides both local and regional services may be a
viable alternative. It may depend more on the type of services provided than
the unit of local government (Rodriguez and Brown, 2012; Rodriguez 2007).
However, for the purpose of defining a reformed governance model, and in
the absence of conclusive empirical evidence supporting the reform or public-
choice perspectives, local governments with a ‘relatively small’ number of ju-
risdictions within their boundaries would better fit the reformed governance
model definition. For illustration purposes, I define ‘relatively small’ number
of jurisdictions within a local government as follows:
1- Add the number of districts, community council, policy boards, villages,
townships, and any other municipal-level or sub-municipal units of go-
vernment within a local government. This is the number of jurisdictions in
a local government.
2- Divide the number of jurisdictions in 1 above by the total number of cities
and other local governments within the legal jurisdiction of the subnatio-
nal government (region, state, province, department, and any other unit
of government that is one layer removed from the national government).
This is the jurisdiction ratio.
3- Divide the local government population in 1 above by the total population
in its respective subnational government. This is the population ratio.
4- If a local government’s population ratio is greater than its jurisdiction ratio,
the local government fits the reformed governance model.
A population ratio is used because it has been shown that population
growth increases demand for services, and as local governments strive to
meet this demand, specialization and overlapping jurisdictions are created
(Cigler, 1995). This argument justifies the relative numerous municipalities
and districts operating within large urbanized local governments. However,
if the number of these jurisdictions exceeds the local government’s percenta-
ge of population relative to its respective subnational government, the extra
jurisdictions cannot be readily justified based on increased service demand.
In sum, functional fragmentation is justified based on urbanization but not
because of political or territorial reasons.

362
Latin American subnational government reform: A hybrid government reform model

A Representative Number of Elected Officials Relative to the Jurisdiction’s


Total Population
Reformers have early identified the importance of a small number of elec-
ted officials for efficient and accountable governance (Wolfinger and Field,
1966). Public choice theorists address that issue indirectly. They contend that
smaller government units foster citizen participation and responsiveness,
which should result in more satisfied customers and thus efficiency. Accor-
ding to Fox and Gurley (2006), this argument is based on the public choice
view that elected officials prefer a long life cycle of public service and bureau-
crats have high aspirations and desires to increase benefits, prestige and to
maximize the budgets they are responsible for managing—all factors leading
to government growth.
Again, I am using the methodological convenience of the Weberian ‘ideal
type’ to define reformed governance. In general, however, the decision on the
appropriate number of elected officials is based on: a) the constitutional or
statutory mandate of the particular subnational entity or even the country; b)
the national mean number of elected officials for the local government juris-
diction in question; and c) a population factor to be explained below.
As mentioned above, the number of elected officers in Latin America local
governments ranges from five for most countries to a maximum of 60 for the
municipality of Buenos Aires. The number of elected officers per se is not a
problem as long as the ratio of elected officers to citizens is not so large that
affects representation. I use the term ‘relative number’ of elected officials to
account for population differences. That is, a local government is deemed re-
presentative (and thus reformed) or fragmented (not reformed) in terms of
its number of local officers only in relation to its population. A small local
government—population of 50,000 or less—that elects a maximum of five
officers fits the reformed governance model. One additional elected official
is permitted for every 50,000 population. This population factor controls for
population size differences, but a large metropolitan local government might
still be deemed nonconforming to the reformed governance model—functio-
nally fragmented— if its number of elected officials exceeds its respective po-
pulation factor.

Method of Elections
Rooted in the argument about the representativeness of electoral rules are
the views of public choice theorists and how they are aligned with those of
traditional reformists. Public choice theorists believe that policy outcomes in a
democracy depend on which election rules are used (Gilligan and Matsusaka
2005). Thus, according to Gilligan and Matsusaka (2005), the rules include
many aspects of who can vote and, more importantly, the electoral system

363
Alejandro Rodriguez

under which voters are apportioned into districts. That is, are voters assigned
to vote for candidates representing submunicipal districts (also called wards),
or do they vote for candidates running on a platform seeking to represent the
entire municipal jurisdiction (at large and in most cases multi-member). The
debate focused on whether at-large, multi-member election methods nega-
tively impacted the election of marginalized members of the community to
city council seats. The preponderance of empirical and theoretical research
supports the notion that the single-member district election system is more
representative than the at-large method (Taebel, 1978).
Public choice scholars joined the debate on electoral inequities recogni-
zing that the characteristics of electoral systems in local government are not
all the same (Gilligan and Matsusaka, 2005). As a result, policy choices and
outcomes are not representative and elected officials do not always represent
the interest of all its constituents. According to Kawaura (2003), the public
choice literature suggests that the responsibility of municipalities is to serve
as the facilitators of services for citizens to choose from in order to improve
their well-being. For this reason, the legislators’ decision-making behavior
does not always consider the priorities of the entire city because legislators
are quick to represent special interests that yield maximum personal payoffs
of votes (Kawaura 2003).
I propose an alignment between the public choice and ‘contemporary’
reformist views on methods of elections. I believe that aligning these views
enhances the utility of public choice and ‘contemporary’ reformist ideas for
studying the issue of representativeness of electoral systems. Public choice
advocates argue that, at a minimum, citizens have the right to vote for the
representatives of their choice (Gilligan and Matsusaka, 2005). According to
Gilligan and Matsusaka, 2005), public choice principles focus on the achieve-
ments of policy outcomes rather than a citizen’s ability to elect a representati-
ve. What this suggests, from a public choice perspective, is that the represen-
tative is a means to an end (Gilligan and Matsukada, 2005). The interests of
citizens are not served if their rights to choose a representative are devalued
by that representative’s inability to influence the government’s choices (Gilli-
gan and Matsukada, 2005).
If public choice theorists are only concerned with policy outcomes and
reformists with the policy process, then what is a possible alignment of the
two ideas? The proposed alignment of both views can be found under the
single-member district method of elections. The political motives of emplo-
ying single-member district methods, such as responsiveness and represen-
tativeness, may not be congruent with public choice propositions; however,
the officials elected by the single-member district method are more likely to
deliver resources to their constituency because they are more focused on how
policy outcomes can benefit their electorate (Gilligan and Matsukada, 2005). It

364
Latin American subnational government reform: A hybrid government reform model

has been convincingly argued that single-member district elections promote


accountability as voters more easily identify elected officials responsible for
government policies in their districts.
This component of the ‘ideal type’ reformed governance model should
help to account for the decision-making competence and legislative auto-
nomy of local government. Local governments that use the at-large election
method to elect their officers are less likely to fit the reformed governance
model. In contrast, local governments that use the single-member district
election method are a better fit for the model. However, jurisdictions that use
a mixed method of election (single-member district and at-large) also fit the
reformed governance model.
Where is Latin America with respect to this component? Except for Pana-
ma and Venezuela, local government officers in Latin America are prepon-
derantly elected following the multi-member proportional method—this is a
further development of the generic at-large method. It allows for multi candi-
dates to proportionally represent a local jurisdiction based on the number of
votes cast for their respective political parties. Panama is the only country to
elect officers to represent submunicipal districts using the ‘first past the post’
(election is won by the candidate with the most votes) election method of
representation. The ‘first past the post’ submunicipal district method is simi-
lar to the single-member district system of election. Venezuela uses a mixed
method that elects two-thirds of local officers to represent submunicipal dis-
tricts and the remaining one-third follows the party list system. Representa-
tion, accountability, and democratization are furthered compromised by the
use of closed and blocked party lists by virtually all countries in the region
(Nickson, 2011). Latin America process of decentralization with regard to this
component is far from over. A municipal election system designed around the
multi-member proportional method coupled with closed and blocked party
lists of candidates benefit the political parties and mayors—it promotes the
creation of single-party systems. Citizens are not well served by such arran-
gement. They are not represented; there is neither transparency nor accounta-
bility. According to Perez (2008), this electoral system can be linked to admi-
nistrative and governance problems experienced by municipal governments
in Mexico.

Conclusions
The purpose of this paper was to offer a conceptual definition of a Webe-
rian ‘ideal type’ reformed governance model taking into consideration pro-
positions from the reform tradition and public choice theory. Beyond sup-
porting assertions from the reform or public choice perspectives, implicit in
the construction of the reformed governance model proposed is the argument
that the theoretical debate concerning the impact of structural arrangements

365
Alejandro Rodriguez

on policy output has to be reformulated. This reformulation, I propose, needs


to happen at different levels. As a point of departure, I proposed a theoretical
alignment of public choice and reform propositions. The research evidence
on governance failure points to contradicting results precisely because va-
riables’ definitions and methodology have not aligned propositions from the
two competing theories and, in fact, seem to espouse diametrically opposite
views.
This idea of alignment carries into methodology and involves the actual
selection of the five reform components and their particular conceptualiza-
tions. The five components used in the construction of the model were chosen
to capture the political, structural, fiscal autonomy, and professional capacity
elements of reformed government. Hence, while the form of government and
method of elections are important to strengthen administrative capacity and
legislative decision-making, fiscal autonomy gained by home-rule, and im-
proved responsiveness and accountability resulting from an optimal number
of elected officials and government jurisdictions is just as important.
More importantly, I argued for a relative measure of number of elected
officials and number of government units as a function of the population of
the government jurisdiction. This ‘relative small number’, I believe, addresses
concerns by the reform perspective that argues for fewer government units
and the public choice tradition that calls for more. Tying the number of offi-
cials or government units to a population factor or ratio recognizes that more
urbanized jurisdictions (larger populations) require greater functional scope
and more services resulting in more elected officials and government units to
better address their service needs. In sum, a relative functional and adminis-
trative fragmentation--added government units and elected officials--is justi-
fied based on urbanization and not on political or territorial reasons.
On the question of representativeness and accountability, I have proposed
aligning the public choice’s concern with policy outcome as a result of voting
rules and contemporary reformers’ view that single-member district elections
improve representation of all members of the community. Hence, I proposed
that government units that use the single-member district method of elections
are more reformed than those that use the at-large method. However, despite
the empirical support for the single-member district over the at-large method
I recognize that the evidence is not conclusive and therefore I propose that
those units that use a mixed method of elections be considered reformed as
well. To summarize, based on the Weberian ‘ideal type’ proposed by this stu-
dy a fully developed model of reformed governance would be characterized
by: a) a form of government that is managed by an appointed professional
administrator or an elected executive; b) home-rule or self-governance status;
c); a ‘relative small number’ of government units based on a population factor
d) a ‘relative small number’ of elected officials based on a population ratio;

366
Latin American subnational government reform: A hybrid government reform model

and e) electoral systems where candidates are elected by the ‘first past the
post’ rule without the use of closed or blocked party lists to represent single-
member districts or a mixed system that concurrently uses the single member
district and multi member proportional elections.
Where we go from here?
One can safely argue that form of government is the most important struc-
tural characteristic in determining governance performance. Political struc-
ture, however, does not work by itself. At least, administrative and fiscal
autonomy is also needed. So, one could also argue that home-rule charters
are important to governance performance. What about legislative decision-
making, representation, responsiveness, and accountability? I have identi-
fied the importance of a representative and transparent voting system, the
‘relative’ number of elected officials, and ‘relative’ number of government
units. Surely, there is the possibility that I have not accounted for all rele-
vant components. Reformed governance research would be well served by
rigorous analysis concerning the full conceptual and operational definition
of the model grounded on the two dominant competing theoretical camps—
‘contemporary’ reform and public choice.
One limitation of this study is the fact that this is an attempt to conceptually
define through the convenient Weberian ‘ideal type’ methodology a model of
reformed governance. Although I have attempted to methodically construct
the model aligning as carefully as possible theoretical assertions from public
choice and ‘contemporary’ reform perspectives, I have made no attempt to
operationalize the reformed governance model. That is partly the result of
the limited space allocated. The operationalization of the model would have
taken up a completely new paper. I can only hope and recommend that the
conceptual model be used in further research to measure the extent of gover-
nance reform for a set of Latin American local government units. More im-
portantly, I would recommend that the model be used to test whether refor-
med governance makes a significance difference in local government service
delivery performance. Some specific recommendations include: Is reformed
governance related to efficient financial management? Do reformed govern-
ments spend less than unreformed units? Are reformed governments associa-
ted with higher bond ratings? Are reformed governments more responsive,
accountable, transparent, and democratic?

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Alejandro Rodriguez

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369
El proceso de reconstrucción de Dichato,
un modelo de gestión de riesgos y
resiliencia urbana

Iván Cartes Siade


Resumen
La vulnerabilidad urbana ante los cada vez más frecuentes fenómenos climáticos, y
la intensidad de sus efectos, asociada también a los riesgos naturales, ha cambiado
el panorama y directrices de desarrollo y expansión en las ciudades contempo-
ráneas. Las cifras de daños y pérdidas, esencialmente del capital humano, son
representativas de una magnitud y efecto descomunal, ya que un promedio de 254
millones de personas son afectados por este tipo de fenómeno por año, registrán-
dose también alrededor de 250 desastres anuales a nivel mundial.
Este artículo propone como un caso de estudio y gestión de recuperación pos de-
sastre la localidad de Dichato, en la comuna de Tomé, en la región del Biobío, Chile,
concluyendo en los planes, programas y acciones que han posibilitado cimentar las
bases de una comunidad consciente de su exposición al riesgo, más resiliente y
con una mayor índice de calidad de vida, y que se ha regenerado adecuadamente
después del maremoto que devastó su centro urbano, el 27 de febrero de 2010,
dejando una huella profunda en sus residentes.
Palabras Claves: Vulnerabilidad, riesgo, resiliencia, recuperación pos desastre

Abstract
Urban vulnerability related to risks, natural disasters and global weather change had
readdressed the development and sprawl of our cities. The records of impacts and
loses, particularly related to human lives, are evidences of magnitude and effects on
human population, and some 254 million of inhabitants are affected per year by an
average of 250 disasters on the world every year.
This article is particularly focused on Dichato, in the municipality of Tomé, Biobío
region, Chile; and is taken as case study to analyze the plans, programs and actions
that made possible the community actions that also made the people more aware
of the tsunami effects. This locality is more resilient today and has a better quality

371
Iván Cartes Siade

of life after the earthquake and tsunami that devastated its urban area in February
27th 2010.
Keywords: Vulnerability, risk, resilience, disaster reconstruction and recovery

I. Introducción

T
odas las ciudades del orbe se ven enfrentadas, en menor o mayor grado
de exposición, a riesgos climáticos, ambientales y antrópicos, cuya ame-
naza y tasa de retorno ha venido aumentando debido al cambio global
climático, sobre todo si consideramos la expansión urbana, y fundamental-
mente la ampliación de los límites urbanos en los países en vías de desarrollo,
cuyo avance ocupa terrenos cada vez más vulnerables. Todo parece indicar
que se debe entonces asumir estos impactos detrimentales en los ecosistemas
del hinterland urbano y sus efectos sobre en la población que habita y altera
estas áreas, y que por ende termina por afectar su propia conducta y modifi-
car su hábitat.
A modo de ejemplo, en agosto de 2005 la acción destructiva del Huracán
Katrina puso en duda el mantenimiento de las esclusas que regulaban el flujo
del río Misisipi y también en jaque la aplicabilidad a gran escala de las políti-
cas de asistencia técnica y social para los damnificados, en áreas extensas de
barrios residentes en las áreas inundadas en Nueva Orleans. Aquella fecha
remota, se personifica una vez más en la magnitud que puede alcanzar un
desastre en el presente, cuando el martes 2 de abril de 2013 una precipitación
de lluvia inusual sobre La Plata (63 km al sur de Buenos Aires) afectó a unas
350.000 personas, dejando además 51 muertos y pérdidas por 5.000 millones
de dólares, según informó el gobierno comunal. La inundación alcanzó un
promedio de 60.000 viviendas, un 25% del total de La Plata, de 900.000 habi-
tantes. Las estaciones meteorológicas señalaron y ratificaron la marca histó-
rica de 400 milímetros de agua caída en seis horas, denominando el evento
como “diluvio”. A nivel local se organizó un operativo de ayuda a los dam-
nificados con el abastecimiento básico de agua, alimentos, medicinas, y ropa.
En ambos casos, la reconstrucción y reposición de infraestructura son in-
mediatas, pero con un efecto dilatado para los damnificados, prolongándose
negativamente su estatus en el tiempo. No obstante el estrés pos trauma y
el daño al capital humano es más profundo y toma mucho más tiempo su
recuperación y recomposición o, al menos la verdadera reinserción, en las ac-
tividades sociales, económicas y de desarrollo, que ocupaban a sus residentes
antes del desastre.
En el llamado “anillo de fuego del Asia Pacifico” y en el cual se ubican las
naciones latinoamericanas de Ecuador, Perú y Chile, cuya triada comparte
el programa de prevención de tsunamis de la UNESCO. Para determinar su
vulnerabilidad se han elaborado mapas de riesgo, particularmente donde el

372
El proceso de reconstrucción de Dichato

peligro de terremotos y tsunamis se combina con riesgos meteorológicos, por


ejemplo, y se adiciona las
áreas en que se registran inundaciones fluviales, presentándose un pano-
rama complejo para quienes residen sobre este tipo de territorio.
Como resultado de esta crítica situación, el año 2011 fue declarado el más
costoso en términos de desastres naturales a nivel mundial, con un impacto
en pólizas de seguros estimado en US$380.000 millones. La cifra récord se
debió al terremoto y tsunami de Japón en marzo de 2011, que tuvo un costo
estimado de US$210.000 millones.
En la región del Biobío, con epicentro del terremoto 8,8 en Cobquecura y
cuyo posterior maremoto que azotó el litoral, la pérdida de infraestructura
pública alcanza la cifra de 990 millones de dólares, resultan afectadas 2,320
hectáreas urbanas y se registraron 46 víctimas fatales. En la actualidad exis-
ten 28,400 hectáreas urbanas costeras localizadas en áreas de inundación por
tsunami, según las cartas de riesgo elaboradas después del evento.

II. Dichato Zona Cero


Un lugar marcado por la fuerza destructiva de un desastre, registrado por
causas antrópicas o naturales, es denominado como “zona cero”. Esta deno-
minación define el lugar donde se desarrollan los hechos, y reconoce el im-
pacto del desastre que prácticamente “borra” toda huella de lo que existía
anteriormente, con una transformación violenta del lugar. En la Región del
Biobío solo Dichato alcanzaba esta denominación, aunque luego el puerto de
Talcahuano se agrega bajo la misma categoría dada la magnitud de sus áreas
siniestradas.
La localidad costera de Dichato está emplazada en el costado Sur de la
Bahía de Coliumo, posee 3.878 habitantes, se ubica al 9 km al norte de Tomé y
pertenece a la comuna del mismo nombre.
El 27 de febrero de 2010 Dichato pierde el 80% de su masa edificada y re-
gistra este daño debido a dos factores sustanciales frente al tsunami. Primero,
es un área urbana vulnerable y de alta exposición dada la baja altimetría de
su centro histórico, cuyo estero facilita el ingreso de la energía hidrodinámica
del maremoto aguas arriba; y segundo, porque la estructura de la edificación
no fue lo suficientemente resistente al impacto del agua.
Su bahía de forma embolsada, conforma geográficamente un receptáculo
natural que contiene la energía de un maremoto afectando con golpes sucesi-
vos sus costas. Testigo de ello fue un lanchón pesquero, que se varó por varios
meses en el cruce vial del acceso a Dichato con Coliumo, impulsado la nave
1,8 Km. tierra adentro, por sobre la Vegas de Coliumo y cuya presencia se
convirtió rápidamente en un símbolo del arrastre de la inundación y conse-
cuentemente en un hito de la dificultad de su reingreso al mar.

373
Iván Cartes Siade

Figura 1 y 2: Calles de Dichato después del impacto de maremoto y arrastre


por presión hidrodinámica

La combinación de la localización del poblado de Dichato, en el fondo Sur


de la bahía y la conjunción con el delta del estero, con altimetrías mínimas,
permitieron que la inundación por maremoto se propagara rápidamente ha-
cia el interior del sector habitado, facilitando el ingreso aguas arriba a través
del cauce del estero y por una extensión de 1.200 metros desde la costa. La
inundación causó un daño sistemático, en los terrenos de menor altimetría,
en el sector habitacional y comercial de Dichato, determinando aceleraciones
hidrodinámicas de un promedio de 2,34 m/s (metros/segundo) - consideran-
do 1,5 m/s el valor máximo de resistencia de la edificación - lo que causó la
casi total destrucción de la masa construida, con una columna de agua de 2,43
metros promedio, vale decir inundación hasta el segundo piso de habitación
y consecuentemente destrucción del segundo nivel habitacional en la mayoría
de los casos, sobre todo cuando se trataba de construcción ligera o estructuras
menores de madera.
El número de unidades destruidas total o parcialmente por la fuerza del
maremoto alcanzó la cifra de 1.343 edificaciones, con la pérdida sustancial de
alrededor de 543 unidades de primera vivienda, generando también la des-
trucción de un número aproximado y similar de viviendas de veraneo por
tratarse de un balneario estacional y que concentraba su actividad princi-
palmente en verano. La inundación afectó también a carabineros, bomberos,
educación y delegación municipal, revelando la importancia de localizar los
equipamientos críticos en área sensibles y sobre la cota de inundación. Al mis-
mo tiempo, se vieron destruidas las instalaciones deportivas y gran parte del
comercio, en conjunto con la pérdida de un puente vehicular y dos peatona-
les que dejaron prácticamente inconexa el área norte en los primeros meses,
limitando la ayuda y su cobertura. La magnitud del daño en pérdidas econó-
micas, fuentes de trabajo, e invaluablemente el daño al capital social, fueron
los grandes desafío del plan de reconstrucción. Como medidas inmediatas se
implementaron cuatro campamentos de emergencia, lo cual dio también paso
a la aldea más grande del país con 430 mediaguas de emergencia, e infraes-

374
El proceso de reconstrucción de Dichato

tructura sanitaria colectiva. La medida un tanto radical en un principio, es


aceptada por la población cuando al cabo de un año y debido al fenómeno de
campo remoto originado en Japón, el plano del centro de Dichato se vuelve
a inundar por el Tsunami originado en las costas Niponas y se ven afectadas
nuevamente en 24,3 hectáreas de las 80,1 hectáreas originales que se habían
afectado el 27 de febrero de 2010.
Figura 3: Foto aérea de Dichato que demuestra el impacto y destrucción del mare-
moto aguas arriba del estero.

En los meses iniciales del desastre el Ministerio de Vivienda y Urbanismo


elabora los fundamentos de un “Plan de Acción y Criterios de Reconstruc-
ción”, declarando que el borde costero responde a priorizar la protección de
la vida y la seguridad de las personas, promoviendo un uso racional del suelo
para uso público-privado y para ello se elaboran los siguientes fundamentos:
“La proyección de la vida es el rol primordial del Estado, por lo que es
obligación conocer, informar y dar oportuno aviso a los habitantes de las Zo-
nas sujetas a riesgo de tsunami respecto a las condiciones de riesgo a los
cuales está expuesta su propiedad.
El borde costero constituye una fuente natural de recursos y trabajo de
nuestro país, por lo que el Gobierno reconoce la prioridad de apoyar a las
comunidades cuyo sustento depende del desarrollo económico, cultural, tu-
rístico y social de la franja costera.
El uso del borde costero debe considerar todo tipo de actividades, debien-
do regularse en función del riesgo a través de los Instrumentos de Planifi-
cación Territorial (IPT) y las condiciones de construcciones y ubicación, en

375
Iván Cartes Siade

conformidad a la normativa vigente y a los criterios de reconstrucción com-


plementarios”.
Estos criterios son prioritarios y cruzan transversalmente todos los planes
maestros de reconstrucción del país que se arman y ejecutan en tiempo re-
cord, entendiendo la urgencia y el sufrimiento de los afectados viviendo en
aldeas de emergencia en las áreas siniestradas.

III. Estrategias de Diseño Urbano


Considerando los criterios prioritarios elaborados por el Ministerio de Vi-
vienda y Urbanismo, y cuya base se integra al Plan de Reconstrucción del Bor-
de Costero del Biobío, se elaboran en su conjunto cuatro estrategias base para
la reconstrucción de Dichato: Resiliencia, sustentabilidad, calidad de vida y
plataformas de futuro.

III.1 Estrategia de Resiliencia


Una vez establecida la línea base de inundación, se realizó un diagnóstico
de componentes susceptibles de mejorar en escenarios prospectivos de miti-
gación. Se modelaron cuatro alternativas, resultando la más efectiva aquella
cuyas componentes fueron una franja arbórea de 20 metros de ancho, concebi-
da como parque costero, en conjunto con un muro de costanera con una altura
de coronamiento de 5,4 mts msnm, que incluye un paseo y ciclovía, agregan-
do el relleno del delta del estero hasta la cota 4 msnm, que se refuerza con un
bosque de mitigación denso y robusto, y se suma un parque de ribera con 10
metros de ancho por ambas márgenes del estero Dichato. Las componentes
antes descritas logran mitigar en 57 % la fuerza de un impacto similar al 27 F,
con una disminución de la columna de agua en las áreas centrales de 0,62 mts.
Se propuso también vías de escape con señalética e iluminación de emer-
gencia, conducente a zonas segura sobre cota de inundación. Finalmente una
vía de pié de monte permite circunvalar la localidad y conectarse con el plano
en varios puntos a través de las vías de emergencia y vialidad existente, al
mismo tiempo de poder ser utilizada como un bypass en época de mayor
demanda del balneario.

III.2 Estrategia de sustentabilidad


Si bien la OMS propuso un mínimo de 9 metros cuadrados de áreas verdes
urbanas/ habitante (m2av/h) y un óptimo de 15 m2av/h . Con la adición de
las áreas de mitigación y parques urbanos propuestos para Dichato el prome-
dio sube a 21,2 m2av/h. Complementariamente, estas áreas se suman como
elementos estructurantes a los sistemas paisajísticos e hídricos, con su conse-
cuente conectividad con los sistemas verdes pre-existentes y geográficos, que
garantizan la permanencia de las especies de flora y fauna, que generalmente

376
El proceso de reconstrucción de Dichato

quedan aisladas y fagocitadas por el crecimiento urbano. Por otra parte, el es-
tero contempla parques ribereños de mitigación y dos lagunas de regulación,
y permitirá restaurar también las áreas naturales de humedales que existie-
ron previos a la urbanización e introducir elementos de amortiguación a las
inundaciones recurrentes de invierno, así como también la recuperación de
avifauna urbana.
Desde la óptica de reorganización y restructuración tanto física como so-
cial, se enfatizó la habitabilidad de la localidad de una manera sustentable, y
en cuyo eje se planteó la participación como un factor clave. En la encuesta
aplicada un 49,7 % manifestó querer vivir en el mismo lugar anterior con me-
didas de mitigación y seguridad, lo que re-afirmo los criterios de seguridad
del Plan Maestro. Al mismo tiempo, un 44,9 % manifestó querer vivir en un
lugar elevado sobre la cota de inundación, esto impulsó la idea de ocupar
a futuro las áreas ubicadas sobre los cerros, abriendo una nueva dimensión
de habitación y urbanización en áreas seguras, pero con la oportunidad de
planificar desde cero barrios y comunidades sustentables, mucho más que
reacomodar lo existente o reconstruir viviendas aisladas en sitios residentes,
sin efecto de comunidad y barrio.
Figura 4 y 5: Corte típico en área de parque de mitigación, MINVU, e Imagen de
la futura costanera y parque de mitigación según modelación Dirección de Obras
Portuarias, Ministerio de Obras Públicas.

377
Iván Cartes Siade

III.3 Estrategia de Calidad de vida


Las áreas de mitigación generadas en función de las estrategias de seguri-
dad y protección de la población urbana, son planteadas como bienes nacio-
nales de uso público, destinados a equipamiento y esparcimiento, y que han
sido vistas como un factor clave en el mejoramiento de estándares de calidad
para sus residentes.
El proceso de participación social fue uno de los mejores garantes de que
las iniciativas se convertirían en elementos multiplicadores de desarrollo y de
que sus residentes valorarían los proyectos. Como parte de una metodología
genérica, se realizaron reuniones con actores claves, luego “focus group” don-
de se decantaron temas relevantes, para concluir en un sistema de encuestas
cuyos resultados estaban orientados a enfatizar proyectos detonantes que pu-
diesen mejorar escenarios de futuro. Finalmente se propuso una versión de
iniciativas consolidada en un Plan Maestro validado por la comunidad.
Figura 6 y 7: Imagen del parque de mitigación en la costanera de Dichato y plaza de
la localidad sobre el mismo parque.

Como antecedente complementario, en el diseño y ejecución de los pro-


yectos detonantes se realiza una segunda fase de participación, cuyas mesas
de trabajo buscan validar, consensuar y aprobar iniciativas específicas. Estos
talleres y mesas técnicas, son realizados por el municipio quien es el deposi-
tario del instrumento de planificación territorial y administra el uso del suelo
urbano, completando en esta segunda etapa contribuciones esenciales, sobre
un diseño más ajustado y fino, con características materiales y rasgos identi-
tarios, para proyectos tales como centros comunitarios, colegios, bentotecas.

III.4 Estrategia de generación y establecimiento de plataformas de futuro


La principal actividad económica de Dichato se centraba en el turismo es-
tacional y estival, con demanda de alojamiento, gastronomía y entretención.
El Plan consideró precisamente el reposicionamiento del carácter comercial-
turístico definitivo, pero también rehabilitar la actividad económica inme-

378
El proceso de reconstrucción de Dichato

diatamente después de la destrucción, ya que los manuales internacionales


recomiendan que una vez recuperado el proceso de vivienda, es necesario re-
cuperar la pro actividad para disminuir el impacto sicológico en la población.
En todas estas iniciativas fueron determinantes la generación de proyec-
tos e instrumentos de incentivo a través de fondos sectoriales, y que fueron
impulsadas por el Gobierno Regional, el Municipio, la Cámara de Comercio
de Dichato y la Corporación de Turismo de Tomé, en una combinación de
esfuerzos y subvenciones.
En conjunto con la planificación de sectores donde se localizaría el futuro
equipamiento turístico y gastronómico, se habilitó equipamiento y comercio
de emergencia en contenedores portuarios reconvertidos para reactivación
comercial inmediata. Luego se consideró también un muelle, donde se com-
parten los roles científicos, turísticos y pequeros, con un área para un pequeño
mercado marino.

IV. Plan Maestro de Reconstrucción


Ante el proceso urgente y contingente de reconstrucción el Plan Maestro se
consideró como un instrumento de planificación de rápida ejecución, indicati-
vo, flexible y que aceptaba otras iniciativas y acciones de interés complemen-
tarias, y multidimensional porque involucra los ámbitos sociales, económicos
y ambientales. Se incorporó también en su ejecución proyectos detonantes
que son capaces de generar y cualificar áreas de desarrollo y que son traspa-
sadas al sector público y privado.
En su síntesis de diseño, el Plan se desarrolla buscando establecer una es-
trategia de mitigación y aminorar los efectos de un fenómeno de igual o ma-
yor magnitud al 27F, para garantizar la seguridad de los habitantes viviendo
en un área propensa de impacto de tsunami.
Con la finalidad de proteger a los residentes y planificar la reposición de
viviendas – cuya precariedad original fue uno de los factores que facilitó la
destrucción - su provisión se clasificó en “anti-tsunami” y “tsunami resisten-
te”, dependiendo de su localización y emplazamiento. “La primera categoría
supone viviendas levantadas sobre pilares, en donde el nivel de suelo no tiene
uso habitacional, de manera que la energía hidrodinámica puede pasar y es-
currir por debajo, sin dañar el patrimonio humano ni material. La segunda ti-
pología se localiza en áreas inundables, en las cuales la energía hidrodinámica
es de menor impacto, pero a su vez no se puede evitar la inmersión de agua,
permitiendo que el primer nivel construido en hormigón armado o albañi-
lería reforzada, pueda resistir impactos menores y permita ser recuperado
rápidamente después del fenómeno de maremoto”. Para ambas tipologías
se generaron subsidios adicionales de reconstrucción del Fondo Solidario de
Vivienda (FSV) son subsidios SERVIU.

379
Iván Cartes Siade

V. Recuperación pos desastre


Para poder entender la reconstrucción de una localidad también en un sen-
tido más integral, y dada la crisis de trabajo impulsada por la pérdida de la
mayoría de construcciones que daban servicios al turismo y cuyo rol era su
motor económico, se determinó una serie de acciones, subsidios, y mecanis-
mos de soporte a nuevos emprendimientos. Una combinación entre la Cor-
poración de Fomento de la Producción (CORFO) y Servicio de Cooperación
Técnica (SERCOTEC), generaron varios programas para apalancar iniciati-
vas de resurgimiento económico que permitieran a la población recuperar sus
ingresos y atraer al turista a una zona devastada.
En primera Instancia, SERCOTEC invirtió US$ 1,1 millones, seleccionando
a 111 micro y pequeños empresarios, cuyo comercio activo ofreció oportu-
nidades de fomento y empleo a 200 personas, basándose en la Ley 20.494
para agilizar la constitución de empresas de la agenda pro-emprendimiento.
Por otro lado, CORFO impulsó una inversión US$ 0,5 millones generando 74
empleos en restaurantes y locales gastronómicos asociados a productos marí-
timos. En tercer lugar, también el Gobierno Regional invirtió US$ 0,5 millones
e impulso la iniciativa de un centro gastronómico y de negocios albergados
en una carpa provisional, cuyos locales comerciales se localizaron en conte-
nedores, con módulos especiales para baños públicos, abasteciendo espacio
para 10 pequeños restaurantes, 10 locales comerciales y 16 kioscos de artículos
diversos, generando empleo para unas 50 personas hasta que el proceso de
reconstrucción haya concluido y puedan volver a sus instalaciones definitivas
en sitio residente.
En la actualidad es posible ver turistas y consumidores de servicios gas-
tronómicos los fines de semana, revirtiendo la tendencia estacional y estival
que llevaba concentrada la mayor cantidad de visitas en un corto periodo de
tiempo.
Como el parque de mitigación propuso la necesidad de ocupación de pre-
dios que estaban previamente habitados, o utilizados con servicios al borde
de playa, se impulsó un plan especial de adquisiciones de retazos de expro-
piaciones para aquellos que tenían actividad comercial junto a la costanera, y
que debieron ser expropiados para la construcción de barreras de mitigación,
pudiendo acceder de esta forma a la compra de retazos de terrenos útiles para
desarrollar una actividad asociada al turismo. Estos antecedentes comprue-
ban que cuando el urbanismo tiene como propósito el desarrollo de una co-
munidad, se puede proyectar una serie de acciones e instrumentos colectivos,
en cuyo centro de sitúa el afectado, para así lograr resultados mejorados, y
que darán pie a otros emprendimientos, catapultando así un desarrollo arti-
culado y coherente.

380
El proceso de reconstrucción de Dichato

Un proyecto que ha trascendido al proceso de reconstrucción de esta loca-


lidad, y que es reconocido como un agente clave en la acción de recuperación
post desastre, ha sido el proyecto “Recupera Chile”, impulsado por la Univer-
sidad de Harvard, en conjunto con el Gobierno Regional, la Universidad del
Biobío y la Universidad Concepción, y que ha involucrado tres áreas: empren-
dimiento socioeconómico, salud post-trauma y diseño urbano. Se ha identifi-
cado en la franja Cobquecura, Perales y Dichato (el área norte más afectada
por el maremoto), más de 200 iniciativas de emprendimiento que han acarrea-
do productividad y han instalado nuevas cadenas de despegue económico en
familias que habían perdido sus fuentes laborales y oportunidades de inte-
gración al desarrollo que atrajo, por ejemplo, el mismo proceso de reconstruc-
ción con la reposición física de infraestructura. Por otro lado, evaluar el efecto
psicológico del fenómeno y como éste ha afectado conductualmente a las fu-
turas generaciones, ha sido también un desafío que ha tenido como respues-
ta establecer planes y programas de evaluación, terapia e integración a los
procesos actuales de desarrollo, para quienes fueron severamente afectados
por el impacto del maremoto. Finalmente, el diseño urbano y la experiencia
acumulada por Harvard, en otras localidades como el área del Huracán Katri-
na, Indonesia y Haití, han permitido adaptar modelos y establecer propuestas
conjuntas con la comunidad, para el mejoramiento de su hábitat y espacios
públicos. Todo ello de una forma global y holística, integrando siempre a los
usuarios, quienes pasan de actores a autores de su desarrollo, con apalan-
camientos claves, para dar paso a sus propias fuentes desarrollo, y mejorar
la autoestima y sentido de pertenencia, sobre todo en aquellos lugares que
fueron prácticamente borrados por la acción del tsunami.
Figura 8: Dichato Bulevar Central Daniel Vera, eje de articulación peatonal en el centro histórico

VI. Conclusiones
En un principio, se criticó la gestión de reconstrucción, por ser un proceso
poco inclusivo, no obstante en Dichato ha habido más de 200 eventos par-
ticipativos que de una forma u otra amalgamaron opiniones, primando el
criterio comunitario por sobre el interés individual, y logrando un consenso
sobre las estrategias de seguridad y mitigación del Plan Maestro, las cuales
fueron aprobadas por la comunidad en octubre y por el consejo municipal en
noviembre de 2010.
Toda la gestión de reconstrucción se hizo sobre la base de un sistema pú-
blico establecido y no se dictaron leyes de excepcionalidad, excepto el decreto
de áreas de desastre que permitió inmovilizar los permisos de construcción en
áreas de riesgo, hasta que las modelaciones de impacto fueron determinadas.
Al principio el aparato público reaccionó lentamente, pero luego logro hacer

381
Iván Cartes Siade

funcionar en paralelo sus labores habituales, en conjunto con operativizar las


emergencias y proyectos complementarios, que permitieron satisfacer, has-
ta cierto punto, las necesidades de la población. Un modelo concentrado en
el estado puede tener sus críticas y lentitud en el momento del impacto, no
obstante el sistema nacional demostró estar preparado para este tipo de emer-
gencias, sin necesidad de crear una nueva institucionalidad. No obstante los
afectados hubiesen preferido mayor velocidad en la provisión de soluciones,
esta alternativa aunque de lenta partida, demostró resultados y calidad en el
mediano plazo.
Dichato es hoy un referente nacional y mundial de reconstrucción. Las
acciones de reconstrucción y recuperación pos desastre han sido claramente
demostrativas y positivas. Hoy sus habitantes se encuentran satisfechos con
los planes y programas que se han implementado. Este enclave paso de ser
un balneario de uso estival breve, entre enero a mediados de marzo, a un
uso continuo todo el año. Existen hoy más patentes municipales de comer-
cio y servicios al turista que antes del desastre, por lo cual existe verdaderas
oportunidades para emprendedores e innovadores que se quieran sumar a
su espiral de desarrollo, por tanto las plataformas de futuro contenidas en las
acciones del plan maestro sí han logrado generar una arena amplia de inicia-
tivas y que se han sumado al establecimiento de proyectos emblemáticos o de
regeneración urbana.
La participación ciudadana fue y sigue siendo el mejor garante de que los
habitantes se sumaron a un plan de desarrollo y entendieron las oportunida-
des que acarreaban las estrategias de seguridad, mitigación y resiliencia, y
por otro lado co-ayudaron en la definición de proyectos detonantes y equi-
pamientos críticos, que articularon convenientemente polos de desarrollo. Al
mismo tiempo ha jugado un rol clave saber y estar informado en qué tipo de
área de riesgo se encuentra ubicada su propiedad y cuáles son los usos per-
mitidos de acuerdo al grado de exposición en el lugar que se encuentran. Ello
conjugado con la señalización y definición de vías de evacuación hacia zonas
seguras, sobre cota de inundación, ha permitido recuperar la confianza en el
uso del área afectada.
El bulevar central, las áreas de parques de mitigación y parque de ribera
han aportado grandemente a los circuitos turísticos y a la atracción de eco-
logías sensibles y preexistentes en el lugar, antes de su urbanización. Estas
infraestructuras y corredores verdes son bienes nacionales de uso público y
pueden localizar actividades menores de venta al paso y quioscos de servicios
al turista, atrayendo mayor actividad urbana, seguridad al espacio público, y
desarrollo social y económico.
Esta localidad, hoy emblemática, con incluso un festival musical que se
ha posicionado en el medio nacional en el verano, se ha convertido desde
la connotación negativa del desastre, en un hito de la reconstrucción y en

382
El proceso de reconstrucción de Dichato

un enclave en cuyo lugar aún hay mayores oportunidades de desarrollo. Sin


lugar a dudas, habrá pronto mejores indicadores de calidad de vida para sus
habitantes, cuya organización y ambición de emprendimiento se ha visto de-
mostrada cuando en marzo de 2013, se conformó por primera vez el tricel
para emprender su probable denominación de comuna, entendiendo que su
recursos locales y su capital humano son la mejor apuesta de futuro.

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384
El metabolismo urbano: un sistema de
apropiación de excedentes ecológicos. La
transformación de la estepa patagónica en
arquitectura burguesa

Luis Inostroza1
Resumen
Este trabajo, analiza la ciudad como un sistema de apropiación y acumulación de
excedentes ecológicos, estableciendo una relación entre el ecosistema de estepas
patagónicas, esa enorme pampa que se extiende desde la cordillera de los Andes
hasta el océano Atlántico en el extremo sur de América, y la espléndida arquitectura
burguesa de una de las ciudades más prósperas del Chile decimonónico: Punta
Arenas.
Esta relación entre sociedad y naturaleza, dejó profundas huellas de organización
y complejidad en Punta Arenas, conectada metabólicamente con las formas de ex-
plotación territorial y apropiación de la estepa. El coirón patagónico y la arquitectura
burguesa, principio y fin de la misma cadena productiva, corresponden a las fases
inicial y terminal de un proceso de apropiación social de los excedentes ecológicos.
Como flujo metabólico, el excedente es ecológico en su origen y social en su evo-
lución.
Palabras claves: Metabolismo urbano, arquitectura burguesa, flujo metábolico, exce-
dentes ecológicos

Abstract
This paper analyzes the city as an appropriation system of ecological surpluses, es-
tablishing a relationship between the Patagonian steppe ecosystem and the beauti-
ful bourgeois architecture of the most prosperous Chilean city of nineteenth-century:
Punta Arenas.

1 Institute of Photogrammetry and Remote Sensing, Technische Universitat Dresden, Germany. inostroza@
urbansprawlproject.com

385
Luis Inostroza

This special relationship between society and nature, leave deep traces of com-
plexity in Punta Arenas, and it was metabolically connected with territorial forms
of exploitation and appropriation of the steppe ecosystem, the huge pampa which
extends from the Andes to the Atlantic Ocean at the southern extreme of America.
The Patagonian “coirón” and the bourgeois architecture, are beginning and end of
the same production chain, corresponding to the initial and terminal stages of a so-
cial process of appropriation of ecological surpluses. As metabolic flux, the surplus
is ecologic in its origin, then social in its evolution.
Keywords: urban metabolism, bourgeois architecture, metabolic flux, ecological sur-
pluses

I. Introducción. El Metabolismo de la Sociedad sobre la Naturaleza

E
l metabolismo es un concepto biológico que se refiere a los procesos
internos de un organismo vivo, donde el intercambio continuo de ma-
teria y energía con su medio ambiente permite su funcionamiento, cre-
cimiento y reproducción. De manera análoga, los sistemas sociales convierten
las materias primas en productos manufacturados, en servicios y, finalmente,
en desechos (Fischer-Kowalski 1998).
Las relaciones fundamentales para toda sociedad son las relaciones con
la naturaleza. Para el hombre su relación con la naturaleza es importante no
porque siga siendo un ser que pertenezca a ella sino porque lucha contra ella.
En el curso de esta relación arranca a la naturaleza lo que necesita para man-
tener su vida y superar la vida simplemente natural. Sin embargo los hombres
superan a la naturaleza solo dentro de ciertos límites y en las condiciones de-
terminadas por la naturaleza misma (clima, fertilidad del suelo, flora y fauna,
etc.) (Lefebvre 1948).
El metabolismo se realiza a través del proceso social del trabajo, que im-
plica el conjunto de acciones a través de las cuales independientemente de su
situación en el espacio (formación social) y en el tiempo (momento histórico),
los seres humanos, se apropian, producen, circulan, transforman, consumen
y excretan, productos, materiales, energía y agua, provenientes de la natura-
leza. Al realizar estas actividades, los seres humanos “socializan” fracciones
o partes de la naturaleza. Durante el proceso metabólico se genera una deter-
minación recíproca entre sociedad y naturaleza: las formas de organización
social determinan las formas de transformación de la naturaleza, la cual a
su vez afecta la configuración de las sociedades (principio eco-sociológico)
(Toledo 2002).
Los efectos sociales en la naturaleza vienen por dos vectores: la utilización
de recursos naturales y servicios ambientales y la excreción de insumos ya so-
cializados (desechos), producto de la producción, circulación, transformación

386
El metabolismo urbano: un sistema de apropiación de excedentes ecológicos

y consumo. De esta forma la naturaleza cobra sentido social al realizar dos


funciones fundamentales (Toledo 2002):
Input: proveer a los seres humanos (energía endosomática) y a sus estructuras
externas (ciudades, medios de transporte y de comunicación, máquinas,
vestimentas, utensilios: energía exosomática) de materiales, energías y ser-
vicios.
Output: reciclar y finalmente absorber los materiales desechados por las so-
ciedades.

Figura 1: Metabolismo socioeconómico.

Fuente: elaboración propia en base a Toledo 2002:23.

El enfoque metabólico concibe a la sociedad en íntima relación con la natu-


raleza a través de los flujos de materia y energía, donde apropiación y excre-
ción constituyen los actos inicial y final del metabolismo entre la sociedad y la
naturaleza (Toledo 2002) (fig. 1).
De esta forma las actividades económicas y la sociedad misma son un
componente dinámico que actúa desde dentro de los ecosistemas y no una
perturbación exógena, lo que se explica por la enorme imbricación que han
adquirido las interacciones humanas con la naturaleza.
El metabolismo en términos de roles en las funciones metabólicas se refleja
en el arreglo social: en las sociedades industriales contemporáneas, altamente
jerarquizadas y diferenciadas, determinadas fracciones sociales llevan a cabo

387
Luis Inostroza

los intercambios con la naturaleza mientras en sociedades con menores nive-


les de organización social y política dicho metabolismo es realizado por todos
los miembros del conglomerado (Toledo 2002).
Los materiales y energía extraídos de la naturaleza por las sociedades son
utilizados de dos formas: como materias primas, las que serán transformadas
para su posterior consumo, o bien como productos (alimentos y otros bienes)
para ser consumidos directamente (Toledo 2002). En ambos casos los exce-
dentes pueden ser intercambiados mediante el comercio.
Como en todo sistema existe una cierta convergencia en el comportamien-
to de los diferentes elementos, donde la actividad de cada componente de-
pende de sus relaciones con los componentes que lo rodean, estando guiada
o bajo el control de mecanismos de retroalimentación o regulación y control
mutuo de unas partes sobre otras. De esta forma surge un grado de autoorga-
nización con complejidad específica, donde las relaciones entre los elementos
presentan diferentes intensidades, lo que facilita la percepción de la jerarquía
interior del sistema (Antequera 2005).
Para mantener su metabolismo las sociedades transforman los sistemas
naturales a fin de incrementar su utilidad social. Así los ecosistemas agrícolas
y pecuarios que sustituyen a los naturales antes existentes, tienen por objeto
producir la mayor cantidad posible de biomasa utilizable. En otros casos son
destinados a construcción (Fischer-Kowalski 1998).
En términos auto-organizativos el sistema acopla un dispositivo generati-
vo, que controla la información y un dispositivo fenoménico que realiza los
intercambios metabólicos interactuando directamente con el entorno. El pri-
mero maneja las variables informativas mientras el otro mantiene las compo-
nentes estructurales del sistema (Antequera 2005).
La organización del sistema es en gradientes, donde varia la entrada de
energía e información y por tanto los niveles de indeterminación de los com-
ponentes, estando unos más abiertos y otros más cerrados y estables. Los
componentes más complejos poseen mayores grados de libertad que los más
simples, donde cada parte se especializa funcionalmente para integrarse a la
totalidad, surgiendo un arreglo de componentes estructurales jerarquizados
y diferenciados, ejerciendo uno o varios de ellos como sistemas de control
(Antequera 2005).
El metabolismo entre la sociedad y naturaleza establece diferencias entre
el intercambio ecológico y el intercambio económico. Las unidades de pro-
ducción rural realizan la apropiación/producción, actos metabólicos que in-
corporan en forma de materia, energía, bienes y servicios, insumos ecosisté-
micos. La distancia que el insumo recorre durante su circulación, desde su
apropiación hasta su consumo, permite reconocer un arreglo espacial de dife-
rentes sectores sociales y actividades económicas (Toledo 2002).

388
El metabolismo urbano: un sistema de apropiación de excedentes ecológicos

Los procesos (apropiación, excreción, etc.) que en conjunto conforman el


metabolismo de la sociedad con la naturaleza, encuentran cierta represen-
tación espacial cuyos límites se van haciendo menos nítidos conforme nos
aproximamos a las sociedades contemporáneas, donde nuevos fenómenos
alteran e incluso disuelven la antigua relación, altamente correlativa, entre
unidad espacial y función eco-social (Toledo 2002). De manera similar al des-
vanecimiento espacio-temporal de los límites de la ciudad.

I.1 El Proceso de Metabolización del Espacio


La sociedad en su relación metabólica con la naturaleza es un organismo
que se extiende sobre el medio natural en gradientes, siendo posible diferen-
ciar dos ámbitos metabólicos: una parte interna cuyo rol consiste en transfor-
mar los insumos que la porción exterior proporciona, nucleada a partir de las
ciudades como centros metabólicos de transformación circulación y una pe-
riferia constituida por “membranas rurales” encargadas de extraer elementos
de la porción externa a dicho organismo (Toledo 2002).
Todos los ecosistemas, incluidos los ecosistemas antrópicos, tienden al au-
mento de la complejidad y a estadios más maduros de la sucesión, entendien-
do ésta como el fenómeno de ocupación progresiva del espacio que conduce
a cambios entre ambiente y comunidad, con acomodo reciproco de ambos,
es decir una secuencia temporal en la organización de un ecosistema (Rueda
1997). Todos los ecosistemas presentan partes diferenciadas con diferentes rit-
mos de acumulación de materia y energía.
Las modificaciones del ecosistema antrópico no se circunscriben única-
mente espacio urbano, su impacto se desplaza hacia los ecosistemas exterio-
res, expandiendo su actividad en varios niveles, manejando diferentes con-
juntos ecosistémicos de diversas formas, reorganizándolos en función de sus
necesidades de subsistencia y desarrollo (Antequera 2005).
Los ecosistemas antrópicos también manifiestan procesos de sucesión, que
implican modificaciones del ambiente. La intensidad espacial de esas inter-
venciones, su manifestación fenoménica, es similar a la gradiente sucesional
de los ecosistemas naturales y permite establecer ámbitos o esferas de meta-
bolización del territorio. En términos fenoménicos estas gradientes han sido
medidas como grados de naturalidad (Gilg 2005) y de su opuesto antropiza-
ción. La naturalidad es una gradiente desde lo menos natural hasta lo más na-
tural y viceversa y no como un par binario donde natural se opone a artificial
(Gilg 2005).
Las sociedades en su intento por optimizar los sistemas naturales produ-
cen cambios profundos, tanto intencionados como efectos secundarios. Todos
los parámetros relevantes de los sistemas naturales se ven afectados por las
intervenciones de la antropización. Se puede entender la colonización como
una estrategia para garantizar la disponibilidad futura de recursos naturales

389
Luis Inostroza

(Fischer-Kowalski 1998). Los primeros colonizadores del suelo, en cualquier


ecosistema, son oportunistas. Estos abren el territorio y en general dan paso a
posteriores colonizaciones por actividades de mayor especialización y calidad
(Rueda 1997). De manera similar la sucesión antrópica manifiesta una pro-
gresión espacial, una estructura en la distribución espacial de las actividades
sociales en el territorio, donde unas actúan como colonizadoras de nuevos
territorios incorporándolos al metabolismo socioeconómico.
El patrón de explotación del territorio y de sus recursos estará determina-
do por su fácil descubrimiento, extracción, procesamiento, distribución y uso.
Esto genera una progresión espacio-temporal, donde los recursos mejor loca-
lizados se utilizan primero y sólo cuando no sean suficientes serán empleados
los recursos secundarios (Ricardo 1985).
El proceso de metabolización del espacio es una transformación territorial
antropogénica que en términos fenoménicos consiste en una alteración de los
componentes espaciales del territorio. Desde este punto de vista las activida-
des y usos son susceptibles de clasificar metabólicamente en una gradiente
con distintas intensidades y características (Figura 2).
Figura 2. Gradiente de metabolización del espacio.

Fuente: elaboración propia.

Este proceso temporal de transformación del espacio se origina en las carac-


terísticas propias del hombre como ser técnico, transformador de la naturaleza
(Ortega y Gasset 1939). En términos generales depende del aprovechamiento
de los recursos, el que será posible proporcionalmente a su accesibilidad y/o

390
El metabolismo urbano: un sistema de apropiación de excedentes ecológicos

viabilidad económica, la que fluctuará como factor determinante de acuerdo a


la técnica disponible para superar a su opuesto: el obstáculo natural. A su vez
también estará condicionado por el valor del atributo para la sociedad, el que
a su vez depende del nivel técnico, del sistema económico y de las finalidades
que se persigan (Ricardo 1985). El proceso de metabolización del espacio tiene
un carácter ecosistémico que opera sobre los mismos mecanismos sociales de
valoración del territorio.
En términos espaciales la ciudad es un sistema que depende de la existen-
cia de ciertos flujos que le permiten mantener una estructura determinada, la
cual va sufriendo transformaciones que vuelven a incidir sobre estas corrien-
tes de entrada y salida. Este proceso de transformación y especialización es
iterativo y materialmente significa que producto de tales inputs naturales la
ciudad aumenta sus niveles de organización y complejidad (Rueda 1997).
El ecosistema urbano o antrópico incluye elementos constitutivos del me-
dio natural: clima, atmósfera, subsuelo, vegetales, animales, etc. También se
nutre energéticamente de insumos extraídos de los ecosistemas naturales:
carbón, gas, agua, etc. Estos insumos son absolutamente vitales para el man-
tenimiento de su metabolismo y confirman su dependencia irrenunciable de
la naturaleza, hacen crecer su complejidad mientras reducen la complejidad
ecosistémica del entorno (Fariña 2006). La ciudad asimila estructuras de or-
den de su entorno para generar su propio orden interno. Como sistema es
auto-eco-organizador al participar el entorno en su organización (Antequera
2005).

I.2 Metabolismo y Uso del Territorio


El territorio es un insumo fundamental para el metabolismo de las socie-
dades. No sólo como soporte espacial donde ocurrirán las interacciones eco-
nómicas, sino como insumo mismo capaz de explicar - según el estadio de
desarrollo de esa sociedad y las características geográficas de ese contexto – el
modelo de crecimiento y expansión económica.
Es generalmente aceptado entre los economistas ecológicos que, junto a los
flujos de materia y energía, el uso del territorio es el tercer recurso natural en
importancia como input para las actividades económicas (Giljum 2003).
El uso y cobertura del suelo son también el núcleo de la contabilidad de
recursos naturales en el Sistema de Contabilidad Integrada Ambiental y Eco-
nómica (SEEA por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas. Por otra parte
los cambios en el uso y cobertura del suelo están siendo incrementalmente re-
conocidos como aspectos claves de la política ambiental en la Unión Europea
(Giljum 2003).
Metabolización es la incorporación de territorio - o parte – al metabolismo
social. Este proceso lleva asociado un cambio antropogénico del espacio, que
puede ser intencionado, como la tala de bosques y la urbanización, o no inten-

391
Luis Inostroza

cionado como la erosión o la pérdida de biodiversidad. Con todo significa la


incorporación de territorio al ecosistema antrópico (Figura 3). El metabolismo
social se expande sobre el territorio en una lógica sucesional, que nucleada
en la ciudad, responde tanto a los atributos territoriales circundantes y su
valoración social como a las condicionantes propiamente económicas que los
harán más o menos viables.
La línea temporal marcará la sucesión del ecosistema como evolución
espacio-temporal. Los subsistemas menos organizados y menos productivos
suelen ser puntiformes, los sistemas más organizados forman retículos que
envuelven manchas productivas y explotadas (Rueda 1997). Esta configura-
ción espacial morfológica permite la caracterización de los estados sucesiona-
les del ecosistema antrópico.
En la gradiente de transformación antrópica del territorio es posible distin-
guir fenoménicamente cuatro estadios de incorporación de territorio al meta-
bolismo social:
• Urbanización: que corresponde al ámbito urbano propiamente tal, ciuda-
des y sus hinterlands inmediatos que manifiestan los grados más altos de
modificación antrópica. El grado de sustitución de elementos naturales
por elementos de origen antrópico es casi absoluto, son ambientes comple-
tamente artificiales:
Figura 3. Gradiente espacial de transformación territorial

Fuente: elaboración propia.

• Ruralización: corresponde a las aureolas agrícolas y agropecuarias de las


ciudades, con grados de antropización menores, pero con alto control de
los parámetros ecosistémicos. Se trata de ecosistemas antrópicamente do-
minados, con modificaciones importantes de los componentes espaciales

392
El metabolismo urbano: un sistema de apropiación de excedentes ecológicos

los que son sustituidos por otros de aspecto natural (cultivos, pastizales,
etc.) pero de dependencia metabólica antrópica.
• Apropiación: ocurre con la disminución de los grados de control del medio
natural por el ecosistema antrópico. Se trata de ecosistemas de interfase
antrópicamente dominados-con influencia antrópica. El grado de susti-
tución de elementos naturales es menor en magnitud y más concentrado
espacialmente, mientras el control-influencia ocurre por sustracción: se to-
man elementos del ecosistema los que son incorporados como insumos al
metabolismo social.
• Colonización: tal como las colonizaciones en la gradiente de sucesión eco-
lógica se trata de ambientes con manifestaciones antrópicas puntuales,
generalmente actividades de tipo extractivas fuertemente concentradas.
Dada la baja magnitud de la presencia antrópica se perciben como terri-
torios naturales.
Estos estadios metabólicos generan una transición entre los ecosistemas
antrópicos, nucleados en las ciudades y los ecosistemas naturales, donde el
grado de antropización y naturalidad, como funciones inversas, se manifies-
tan como gradiente a lo largo de esta sucesión ecológica.

II. Un Sistema de Apropiación de Excedentes Ecológicos


El metabolismo urbano, como proceso que permite a la ciudad apropiarse
de insumos ecosistémicos desde su hinterland, he incluso, desde territorios
remotos, tiene efectos espaciales concretos, los que dependerán por una parte
de las características del territorio en que el sistema urbano se inserte y por
otra parte, del nivel de complejidad social que el asentamiento haya alcanza-
do, en términos de su estructuración vertical y horizontal.

II.1. Contexto Geográfico de la Patagonia Chilena: El Ecosistema de Estepas


La Patagonia es una unidad territorial a escala continental, una enorme
porción del extremo sur de América. Este cono geográfico-climático comien-
za en el paralelo 41º S con el desmembramiento continental de la vertiente
Pacífica, el umbral norte2, e incluye la cordillera de los Andes y el extenso
territorio trasandino que se extiende hasta el océano Atlántico, y desde allí en
un embudo que termina en el cabo de Hornos. Dentro de esta enorme unidad
geográfica se inscribe la región de Magallanes, territorio político administra-
tivo que limita al norte con los Campos de Hielo Patagónico3 y al oeste con

2 Que corresponde a la región de los Lagos en Chile y a la Provincia de Neuquén en Argentina.

3 Una de las reservas de agua dulce más grandes del planeta.

393
Luis Inostroza

las más altas cumbres de la cordillera de los Andes que separan las aguas4 y
extendiendo esta soberanía sobre el Estrecho de Magallanes y la isla de Tierra
del Fuego alcanzando el cabo de Hornos por el extremo sur (Figura 4).
Figura 4: La región de Magallanes en la Patagonia

Fuente: elaboración propia

4 Divortium aquarium, el criterio de división limítrofe entre Chile y Argentina.

394
El metabolismo urbano: un sistema de apropiación de excedentes ecológicos

Es un espacio geográfico de enormes contrastes que se manifiestan cla-


ramente en los diferentes ecosistemas, determinados por un clima extremo
y asimétrico, como por una geomorfología compleja, un paisaje abrupto y
fragmentado, un rompecabezas de islas, fiordos, canales y montañas, estepas,
tundras, bosques y nieves eternas. El principal factor morfoconfigurante es
la cordillera de los Andes que divide la Patagonia en dos espacios distintos,
geográfica y ecosistémicamente: la vertiente pacífica y la atlántica.
En la región de Magallanes la cordillera se desvía hacia el occidente de-
jando el grueso del territorio nacional en su vertiente oriental – atlántica - y
expuesto a la influencia del clima de las estepas patagónicas, secas y ventosas.
La gran cadena andina actúa como una barrera que retiene en las secciones
occidentales la carga de humedad que traen los vientos del ámbito oceánico
austral y antártico, dejándolos pasar hacia el este y el norte prácticamente
desprovistos de humedad (IGM 1983, MOP 1994). Esta vertiente Atlántica es
una enorme pampa que se extiende desde la cordillera de los Andes hasta el
océano Atlántico (Figura 5). Presenta un clima más seco, dado que las gran-
des masas de aire han dejado parte importante de su humedad en su paso
por las cumbres de los Andes. No obstante las precipitaciones se presentan
todo el año; el agua nieve, y la nieve propiamente tal aparecen en los meses
fríos, desde abril hasta septiembre. Esto, propio del clima de estepa, origina
una cubierta vegetal homogénea, básicamente constituida por formaciones
arbustivas bajas (praderas) característica territorial que determina el potencial
ganadero de esta parte del continente (Pisano 1990, IGM 1983, MOP 1994).
Figura 5. Pampa magallánica al norte de Punta Arenas

Fuente: archivo personal autor

395
Luis Inostroza

La continuidad geográfica de la vertiente oriental es de origen geomor-


fológico: producto del arco que hacen los Andes hacia el océano Pacífico, la
parte continental de la región se desarrolla trasandinamente, en la vertiente
atlántica de los Andes. El ecosistema de estepa presente en el continente y
en parte de la isla de Tierra del Fuego (Figura 6) se extiende en un continum
hasta Neuquén en Argentina más de 2.000 km al norte. Esta llanura casi plana
fue creada por ventisqueros que, en épocas remotas, bajaban de la cordillera
depositando sedimentos y aplanando la superficie hasta la costa Atlántica.
Durante el cuaternario esta zona estuvo bajo condiciones de englaciamiento
siendo dominantes las formaciones morrénicas. La topografía presenta valo-
res bajos por lo que el paisaje se encuentra dominado por las formas planas y
onduladas típicas del modelado fluvio-glacial (MOP 1994).
Esta parte de la región se ubica en el extremo árido-frío de la gradiente
climática oeste este que rige la distribución de la vegetación en el extremo
austral de Sudamérica (Gajardo 1994).
Figura 6: Ecosistema de estepa

396
El metabolismo urbano: un sistema de apropiación de excedentes ecológicos

Las precipitaciones son en general inferiores a los 500 mm. (IGM 1983).
Fisonómicamente homogéneo, corresponde a una estepa con gramíneas en
mechón (coirones), hierbas cespitosas y arbustos bajos (Gajardo 1994), predo-
minando extensas superficies, un paisaje vegetal de praderas y arbustos. Esta
fuertemente afectado por el pastoreo, que provoca regresión del coirón a fa-
vor de los arbustos. (MOP 1994). Presenta un importante número de lagunas,
humedales y vegas de variados tamaños donde es frecuente la presencia de
una alta biodiversidad de aves (Figura 7).
Figura 7. Caiquenes en la estepa

Fuente: archivo personal autor.

II.2 La Evolución Espacial de la Actividad Ganadera


El proceso de ocupación económico-ganadera de la estepa patagónica fue
total, alcanzando la totalidad del ecosistema, su única frontera fue la cordille-
ra de los Andes.
El proceso de expansión territorial fue lento en un comienzo pero vertigi-
noso una vez instalado. Hacia 1905 la ocupación ganadera se había extendido
sobre parte importante del ecosistema de estepa (Figura 8). Este proceso de
ocupación sigue un patrón concéntrico – modelo ricardiano - donde primero
se ocupan las tierras más aptas y así en anillos sucesivos cuyo núcleo es la
ciudad matriz, centro de acumulación que se especializa y aumenta su com-
plejidad en virtud de la expansión territorial de la actividad.
Un segundo alveolo de ocupación aparece tempranamente hacia el norte
en el seno de Última Esperanza dando origen en 1904 a la ciudad de Puerto

397
Luis Inostroza

Natales como centro de servicios ganaderos5 (Martinic 1992). Este patrón de


aperturas y ocupación territorial será determinante en la configuración de la
conectividad territorial: la ruta 9, principal eje de la accesibilidad terrestre
regional, es un camino ganadero que surge como conector natural entre las
diferentes áreas de explotación. Esta columna vertebral ganadera es el patrón
espacial que estructura el sistema de asentamientos humanos de la región de
Magallanes.
Figura 8. Proceso de ocupación territorial 1881-1905

Fuente: Inostroza 2012.

5 Fundada oficialmente en 1911.

398
El metabolismo urbano: un sistema de apropiación de excedentes ecológicos

El umbral de ocupación de la ganadería tuvo como límite las faldas de la cor-


dillera de los Andes donde termina el ecosistema de estepa y comienza el de
bosque andino patagónico (Figura 9). En su afán expansionista la presión de
la ganadería sobre este límite se manifestó mediante la quema de bosques a
fin de incorporar nuevos territorios.

Figura 9.Ocupación territorial, estructura urbana y bosque andino.

Fuente: Inostroza 2012.

399
Luis Inostroza

II.2.1 El Patrón de Poblamiento Ganadero


El poblamiento de la Patagonia comienza en 1843 con la instalación del
fuerte Bulnes en la Punta Santa Ana, decisión geopolítica del gobierno de tur-
no a fin de tener el control del tráfico marítimo en el Estrecho de Magallanes.
Tres años después se trasladaría 60 km hacia el norte dando origen al primer
asentamiento humano permanente: la ciudad de Punta Arenas, capital del
futuro desarrollo de la Patagonia.
Figura 10: Crecimiento demográfico de Magallanes 1875-2002

Fuente: Inostroza 2012.

Si bien la población rural aumentó de manera considerable durante este


periodo, nueva mano de obra para la floreciente actividad ganadera, el cre-
cimiento demográfico de Punta Arenas fue siempre mayor (Figura 10). Se
asentaba una forma de utilización del territorio. Así la revolución ganadera
fue además de un proceso de ocupación antrópica del territorio un proceso
de especialización y aumento de complejidad de su centro de comando: la
ciudad de Punta Arenas.
El comportamiento demográfico fue un sin precedentes, tanto por el no-
table incremento poblacional como por la inmigración extranjera, principal-
mente de Europa. Las tasas de crecimiento poblacional del periodo son las
más altas registradas desde la fundación de la ciudad y jamás se volvieron a
repetir (Figura 10). Este crecimiento poblacional es directamente proporcional
a la expansión territorial de la actividad (Figuras 8 y 9) y al crecimiento del
ganado (Figura 11). Ovejas y personas se incrementaron a ritmo similar: las

400
El metabolismo urbano: un sistema de apropiación de excedentes ecológicos

primeras ocuparon la totalidad de la estepa mientras las segundas compleji-


zaron el centro de comando.
Figura 11

Fuente: Inostroza 2012.

La atomización de la propiedad fue escasa, predominando el latifundio


en grandes predios de arrendamiento, dejando la pequeña propiedad rural
restringida a los terrenos ubicados en las inmediaciones de la ciudad matriz,
entre el río Tres Brazos y Chabunco.
Este patrón de poblamiento fue determinado por la actividad ganadera.
La alta primacía de la capital regional sobre el resto de la estructura urbana
ejerciendo como centro de control sobre un amplio territorio escasamente ato-
mizado constituye un patrón de ocupación territorial determinado por el fun-
cionamiento ganadero. El sistema de asentamientos humanos de Magallanes
no sólo se origina en la ganadería sino también es funcional a ella.
Una especial característica geográfica distingue a Punta Arenas del resto
de las ciudades del país: es la única que además de estar a orillas del mar mira
hacia el oriente. Esta singularidad de la ciudad del estrecho no sólo produce
notables amaneceres sino también expresa la vocación espacial trasandina del
centro ganadero.

401
Luis Inostroza

Más allá de la influencia de la accesibilidad marítima en el patrón de po-


blamiento, donde los principales centros urbanos: Punta Arenas, Porvenir,
Puerto Natales y Puerto Williams se originan y vinculan por mar, es la uti-
lización y explotación de la estepa el rasgo que ha sido determinante de la
configuración actual de la estructura territorial.
Figura 12. Amanecer en Punta Arenas

Fuente: archivo personal autor.

II.3. La Metabolización de la Estepa


Al analizar la base económica de las ciudades es posible ver que en el ori-
gen, como localización, esta se sustenta en unos pocos tipos de explotaciones
sobre las cuales se construye el círculo virtuoso de la división del trabajo, el
crecimiento y la prosperidad que culmina en la terciarización: ciudades ca-
paces de apropiar insumos materiales y energéticos de lejanas latitudes. Sin
embargo el alcance espacial del uso antrópico del medio natural, sus efectos
e influencias presenta dificultades metodológicas para su establecimiento. El
grado de antropización del territorio, la intensidad de su utilización por la
sociedad no siempre manifiesta rasgos fenoménicos evidentes. Las clasifica-
ciones cartográficas del territorio recurren a la cubierta vegetal, criterio que
no refleja el grado de apropiación humana que significan. De esta forma en la
práctica se clasifican como naturales territorios sólo en consideración de esas
manifestaciones fenoménicas – como fenosistema – soslayando los procesos

402
El metabolismo urbano: un sistema de apropiación de excedentes ecológicos

que subyacen y las a veces imperceptibles transformaciones humanas – como


criptosistema6.
En esta percepción la región de Magallanes aparece todavía como un terri-
torio virgen y natural. Sus habitantes lo consideran un territorio prístino que
se extiende en un continum más allá del reducido ámbito de las ciudades. Un
territorio ganadero que parece natural, de relativa belleza7 y muy bajo grado
de intervención donde las transformaciones antrópicas existentes: construc-
ciones, caminos, asentamientos ganaderos, incluso ciudades, etc., parecen
insignificantes frente a la inmensidad del territorio. Sin embargo las altera-
ciones antrópicas existen a pesar de permanecer soslayadas en la inmensa
vastedad Patagónica: casi la totalidad del ecosistema de estepa esta sufriendo
un proceso de erosión (Figuras 14 y 16) de origen antropogénico, mismo que
deriva de esas formas de explotación. Esta relación aparece con claridad al
analizar las relaciones metabólicas entre estepa y sociedad.
En el metabolismo de la sociedad sobre el territorio existe una cadena o
flujo metabólico que conecta un stock ecológico preexistente, el coirón de la
estepa patagónica inicio de la cadena productiva, con el stock final como exce-
dente en el sistema urbano, como acumulación de capital fijo: la arquitectura
(Figura 13). En su recorrido el flujo ecológico (flechas negras) que se origina
en un capital biótico acumulado por el medio natural es apropiado e incorpo-
rado al ecosistema urbano por la ganadería, actividad que lo transforma en
flujo económico (flechas rojas). El excedente de la actividad solventa la apa-
rición de la arquitectura como expresión de riqueza8. A su vez el crecimien-
to demográfico y el aumento de los niveles de organización, como procesos
sociales, presionan a la actividad ganadera (línea roja segmentada). En todo
el proceso la actividad está produciendo efectos antrópicos que se acumulan
en el medio ambiente (flechas azules), aun cuando no sean evidentes, los que
se incrementan proporcionalmente a los aumentos en la presión que ejerce la
sociedad sobre la actividad.
Desde el punto de vista metabólico, sin restar importancia a las transfor-
maciones intermedias, la relación fundamental entre sociedad y naturaleza
aparece con claridad en el inicio y término de la cadena: el excedente ecológi-
co explica el excedente urbano. La espléndida arquitectura de Punta Arenas,
que como expresión de prosperidad social sorprende, esta metabólicamente

6 Siguiendo la definición de González-Bernáldez, 1981, Ecología y Paisaje, Madrid, Editorial Blume.

7 De acuerdo con la definición del convenio europeo de paisaje la estepa es un paisaje cultural (Consejo de
Europa 2000). La valoración explicita de este territorio como paisaje cultural también aparece en algunos
trabajos como Garcés 2009.

8 La arquitectura como epifenómeno social habitualmente se asocia a los niveles de desarrollo de las cultu-
ras y por ende a la importancia y magnitud de sus excedentes (Tainter 1988).

403
Luis Inostroza

conectada con el coirón9, son principio y fin de la misma cadena productiva.


Como flujo metabólico el excedente es ecológico en su origen y social en su
evolución.
Figura 13. Proceso de metabolización del coirón

Fuente: elaboración propia.

A pesar de la gran concentración poblacional el patrón de utilización del


territorio es extensivo. La primera apropiación ocurre sobre la estepa a través
de la ganadería. La generación de pequeñas unidades espaciales autosuficien-
tes, las estancias ganaderas, permitió la explotación extensiva de un territorio
que permaneció aparentemente en estado natural por más de cien años. Sin
embargo el ecosistema de estepas esta antrópicamente dominado, se trata de
una apropiación antrópica del medio natural, como función de comando, que
con base en la ciudad matriz –Punta Arenas – explota un enorme territorio.
La explotación ganadera estuvo determinada por su fácil descubrimiento
y utilización en una oleada expansionista que originó la época de oro. Fueron
utilizados primero los recursos mejor localizados y cuando éstos no fueron

9 Coirón es la especie arbustiva más común de la estepa magallánica (Gajardo 1994).

404
El metabolismo urbano: un sistema de apropiación de excedentes ecológicos

suficientes se incluyeron territorios secundarios. Una vez incorporada la to-


talidad de la estepa al metabolismo socioeconómico regional la única alterna-
tiva de sobrevivencia de la actividad era intensificar las tasas de explotación.
Esto ocurrió mediante dos procesos: la atomización de la propiedad, la que
comenzaría con el término de los arrendamientos y también a través del au-
mento de la carga animal (animales/hectárea).

III. Efectos Territoriales: La Erosión de la Pampa


La ganadería extensiva cimentada sobre los atributos de la estepa tendría
graves consecuencias en el territorio producto de la utilización intensiva de
las praderas naturales. Estos efectos constituyen la esencia misma que explica
el explosivo desarrollo de la actividad en sus primeras etapas y el vertiginoso
desarrollo urbano de Punta Arenas. Los procesos de alteración ecológica pro-
ducidos por las primeras ocupaciones humanas, de los colonizadores, liberan
la energía almacenada, lo que da lugar a una engañosa exuberancia de vida
vegetal y animal tanto silvestre como doméstica. Tales liberaciones de capital
biótico enmascaran o posponen las consecuencias negativas de tal violencia
(Leopold 1966).
Según este alcance ecológico el ciclo de inicial de abundancia de la gana-
dería extensiva en la región, sería la liberación y consumo acelerado de stocks
ecológicos acumulados por centurias y cuyo agotamiento se manifestaría en
términos de erosión. Este consumo acelerado de ahorros ecológicos es el caldo
de cultivo para otras alteraciones y degradaciones como el sobrepastoreo, que
aparece como un efecto inercial de la pérdida de importancia relativa de la
actividad, sumada al agotamiento del recurso pastoril.
Probablemente el pastizal original se veía como un pastizal alto y cerrado.
Por efecto del sobrepastoreo selectivo fueron perdiendo vigor y capacidad de
recuperación año tras año cediendo el espacio a especies consideradas male-
zas de hoja ancha y crecimiento en roseta pegada al suelo, o a arbustos rastre-
ros y en casos extremos suelo desprovisto de vegetación.10
El sobrepastoreo se produce cuando la cubierta vegetal es consumida con
demasiada intensidad, alta frecuencia o en época equivocada (inicio del cre-
cimiento). Al disminuir la cubierta vegetal los suelos quedan expuestos a la
acción erosiva del viento. Esto ha producido que el ecosistema de estepas ma-
nifieste niveles de homeostasis muy bajos, con incrementos en los procesos
erosivos cerrando un círculo vicioso (SAG 2004).
En la época de oro ganadera la carga animal promedio no superaba 0,4
animales por hectárea (Martinic 1992). La recomendación del Servicio agrí-
cola ganadero en orden a evitar la erosión es clarificadora: La decisión más

10 SAG 2004, página 23.

405
Luis Inostroza

importante, en este tipo de ecosistemas frágiles, es la determinación de la car-


ga animal (SAG 2004). Las cargas animales existentes indican la crisis de la
actividad la que está siendo traspasada al territorio, sobre el cual aumentan
las presiones. El recurso ecológico es sobre explotado como estrategia de so-
brevivencia que permita enfrentar la pérdida de rendimientos de la actividad.
Ganadería y erosión, su efecto territorial, se han expandido a la totalidad de
la estepa. Los postrimeros efectos de una actividad en decadencia, que acaba
no sólo el atributo que le dio origen sino un ecosistema completo.
El auge de la actividad ganadera, la época de oro, se manifiesta durante el
periodo de mayor crecimiento de la masa ovina (Figura 15), cuando la pen-
diente de la curva es positiva en su fase exponencial desde 1886 hasta 1920,
es decir durante el período de expansión caracterizado por la constante incor-
poración de nuevos territorios a la explotación. Es también en este periodo
cuando la ciudad matriz experimenta su mayor y más importante desarrollo
urbano.
En el éxito inicial de la actividad hay tres factores jugando un rol funda-
mental: disponibilidad de nuevos territorios, stocks ecológicos disponibles en
esos nuevos territorios y aumento de la masan ovina, justificada en los dos
factores anteriores. Sin embargo territorio y stocks tienen un límite que final-
mente afecta la curva de crecimiento de la masa ovina. A partir de ese punto
la masa ganadera entra en fase de fluctuaciones que indican el comienzo del
ciclo de rendimientos decrecientes, donde se ha alcanzado la saturación. La
curva de crecimiento poblacional de la masa ovina es logística con fases de
cambio (Figura 15). Para sobrevivir, mantener la competitividad del sector, la
alternativa ha sido la sobreexplotación de la estepa.
Hacia 1920 la ganadería concentraba el 50% de la mano de obra y hacia
1923 el 94% de las exportaciones correspondió a derivados de dicha actividad.
Dos décadas después las exportaciones ganaderas habían caído a niveles mar-
ginales y la actividad ganadera en conjunto con la agrícola, no empleaban más
del 17% de la población (Martinic 1992).

406
El metabolismo urbano: un sistema de apropiación de excedentes ecológicos

Figura 14. Evolución histórica de la masa ovina

Fuente: Inostroza 2012.

407
Luis Inostroza

Figura 15. Grado y origen de la erosión a nivel regional

Fuente: Inostroza 2012

Figura 16. Palacio Sara Braun

Fuente: archivo personal autor

IV. El Efecto Metabólico en la Ciudad Matriz


La categoría, el despliegue arquitectónico, la relevancia de la arquitectura
decimonónica chilena es un reflejo de la pujanza económica de los comienzos
de la república, originada en el reciente acceso a numerosos, nuevos y abun-
dantes recursos naturales y que también se inscribe en las dinámicas propias
de las ciudades que las originaron.

408
El metabolismo urbano: un sistema de apropiación de excedentes ecológicos

Sin embargo en el imaginario del país, Punta Arenas es sólo una peque-
ña ciudad al sur de Puerto Montt. No tiene ningún rol en la historia oficial
de Chile. En ese contexto sorprende el primer encuentro con la ciudad más
austral del mundo. Básicamente por la calidad de la arquitectura del centro
histórico, la plaza principal, el cementerio y la gran cantidad de edificios pa-
trimoniales. En algunos casos se trata de edificios de categoría sólo compara-
ble con la arquitectura mayor de lejanas metrópolis como Santiago o Buenos
Aires, a más de 3.000 km de distancia. Edificios que por su ubicación en los
rigores climáticos de la Patagonia sorprenden a quienes los encuentran por
primera vez.
Figura 17: Palacio Sara Braun

Fuente: Inostroza 2012

La época de oro ganadera tuvo efectos sociales y económicos persistentes


en el tiempo. La prosperidad de Punta Arenas está indexada al éxito econó-
mico de la ganadería extensiva. Este esplendor ganadero se materializa física-
mente en el espacio urbano. La burguesía magallánica, inspirada en su cuna
natal Europa construye una ciudad para perdurar, un halago a sí misma, para
validarse, para ostentar, a través de obras de carácter privado y valor indivi-
dual. La sociedad ganadera se caracteriza por ser un colectivo social que fue
capaz – mucho más que otras del resto de país - de dejar plasmada con vehe-

409
Luis Inostroza

mencia toda su impronta en la ciudad, en una pléyade de magnificas obras


arquitectónicas que en su gran mayoría se han conservado.
La Aristocracia no necesita del pasado… Quien más estima los pergami-
nos y las ejecutorias es quien no los tiene. El eclecticismo arquitectónico fue
un despliegue, muchas veces empalagoso, de títulos de nobleza recién adqui-
ridos, demasiado frescos. La nueva y poderosa burguesía los exhibió con esa
falta de pudor y de medida propia de los nuevos ricos.11
El pequeño poblado se transformó en ciudad al amparo de la clase bur-
guesa, la elite magallánica fuertemente ligada a Europa que gustaba de la
elegancia, el lujo y la buena vida y que pronto comenzó a imprimir este sello
en los principales espacios urbanos.
La ciudad burguesa en sus centros representativos, en sus zonas residen-
ciales de alto nivel social, expone estos valores en estructuras estables y cohe-
rentes, en arquitecturas que, por encima de otro designio, quieren hacer valer
y afirmar su dignidad.12
Punta Arenas pese a su excentricidad geográfica posee uno de los patri-
monios arquitectónicos más concentrados y mejor conservados de Chile. El
80% de las 45 manzanas del centro histórico posee al menos un edificio de ca-
racterísticas patrimoniales. El 30% de la superficie neta del casco histórico, 12
de las 39 ha totales, posee algún valor patrimonial. Toda esa relevancia arqui-
tectónica obedece a fuerzas sociales en una época de incomparable esplendor
económico, una época de oro que imprime su sello distintivo en el centro de
la ciudad, un despliegue arquitectónico burgués que manifiesta una enorme
transformación social, la hegemonía de esta ciudad sobre toda la Patagonia, la
impresionante riqueza que se acumuló, el revuelo social, la sociedad pujante.
La sorpresa viene de la contradicción: ¿Cómo es posible esta ciudad aquí, al
sur del sur del mundo, alejada de todo y de todos?
Entre 1891 y 1895 se construyeron las edificaciones de los acaudalados pio-
neros, Sara Braun, Mauricio Braun, José Menéndez y otros. Se trajeron arqui-
tectos, planos y materiales de la mejor calidad, muestra típica de la maestría
industrial y artesanal de la Belle époque europea. El resto de la ciudad actúa
por imitación y se construyen una serie de edificaciones de similares caracte-
rísticas (Figura 19).
Un legado físico y material de la época de oro ganadera, toneladas de se-
dimento arquitectónico originados en stocks ecológicos acumulados durante
centurias en la pampa, apropiados y transferidos al metabolismo social en un
par de décadas.

11 Chueca, página 184.

12 op. Cit. página 183.

410
El metabolismo urbano: un sistema de apropiación de excedentes ecológicos

Figura 18. Edificaciones patrimoniales centro Punta Arenas

Fuente: Inostroza 2012.

Figura 19. Superficies patrimoniales centro Punta Arenas

Fuente: Inostroza 2012

V. Conclusión
Las localizaciones urbanas obedecen en la gran mayoría de los casos a
criterios de explotación de la naturaleza claros y explícitos, donde la mayor
abundancia de recursos naturales explica los niveles de prosperidad de los
asentamientos humanos. Los campamentos mineros que desaparecen una

411
Luis Inostroza

vez agotado el mineral que los originó son un excelente ejemplo. El metabo-
lismo urbano permite entender los asentamientos humanos en términos de su
base económica, su existencia, volumen, características y capacidad de gene-
rar excedentes y las formas en que esos excedentes se acumulan.
La Patagonia es un territorio cuyas características ecológicas, sumadas a la
capacidad social de apropiación de naturaleza, explican la prosperidad urba-
na y social de su principal centro urbano, expresada en una de característica
epifenoménica primordial del desarrollo: la arquitectura.
Los usos antrópicos tienen innumerables efectos, muchos de los cuales
pasan desapercibidos o permanecen en estados latentes hasta que una vez
desencadenados evolucionan incrementalmente en curvas difícilmente con-
trolables (Myers 1995). El caso de la ganadería extensiva es un buen ejemplo:
aún hoy en día el territorio ganadero parece natural, de relativa belleza y muy
bajo grado de intervención. Las transformaciones antrópicas existentes: cons-
trucciones, caminos, asentamientos ganaderos, incluso ciudades, etc., parecen
insignificantes frente a la inmensidad territorial. Sin embargo casi la totalidad
del ecosistema de estepa esta sufriendo un proceso de erosión de origen an-
tropogénico, mismo que deriva de esas formas de explotación. Esta relación
aparece con claridad al analizar las relaciones metabólicas entre estepa y so-
ciedad.
El metabolismo de la sociedad sobre el territorio se puede entender como
una cadena o flujo que conecta el stock ecológico preexistente, el coirón de la
estepa patagónica inicio de la cadena productiva y el stock final como exce-
dente en el sistema urbano, como acumulación de capital fijo: la arquitectura.
En su recorrido el flujo ecológico que se origina en un capital biótico acumu-
lado por el medio natural es apropiado e incorporado al ecosistema urbano
por la ganadería, que lo transforma en flujo económico. El excedente de la
actividad solventa la aparición de la arquitectura como expresión de riqueza.
A su vez los procesos sociales de crecimiento demográfico y aumento de los
niveles de organización, presionan a la actividad ganadera. En todo el ciclo la
actividad está produciendo efectos antrópicos que se acumulan en el medio
ambiente, aun cuando no sean evidentes, los que se incrementan proporcio-
nalmente a su crecimiento.
Desde el punto de vista metabólico, sin restar importancia a las transfor-
maciones intermedias, la relación fundamental entre sociedad y naturaleza
aparece con claridad en el inicio y término de la cadena: el excedente ecológi-
co origina el excedente urbano. La espléndida arquitectura de Punta Arenas
esta metabólicamente conectada con el coirón, son principio y fin de la misma
cadena productiva. Como flujo metabólico el excedente es ecológico en su
origen y social en su evolución.

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416
Resiliencia urbana: los desafíos de
reconstruir el borde costero

Sergio Baeriswyl Rada1


Resumen
El presente artículo sintetiza la experiencia de reconstrucción urbana de las locali-
dades del borde costero de la zona centro sur de Chile, que fueran afectadas por el
terremoto y tsunami del 27 de febrero de 2010. El enfoque principal de este artículo
estriba en el concepto de resiliencia urbana, como una herramienta central para la
reorganización de las ciudades, emplazadas en áreas de riesgo y posibles de ser
afectadas por la amenaza de futuros tsunamis. Si bien se trata de un proceso de
reconstrucción urbana que nos muestra una experiencia límite, que pudiera llevar
a pensar a muchos, que se trata de una situación excepcional, debemos tener pre-
sente que, difícilmente alguna ciudad del planeta, pueda ser invulnerable a los efec-
tos devastadores de catástrofes naturales. Esta incómoda realidad es una prueba
a la responsabilidad de los urbanistas, a las políticas públicas y especialmente para
los gobiernos de las ciudades, quienes deben responder antes estos desafíos y
asumir los cambios necesarios para asegurar una mayor resiliencia de las ciudades.
En este artículo subyace la voluntad de profundizar en el concepto de resiliencia
urbana, como un tema basal de la planificación y diseño de las ciudades, donde la
seguridad de sus habitantes y la capacidad de sobreponerse a los desastres natu-
rales, está en el centro de la discusión.
Palabras claves: Desastre natural, proceso de reconstrucción, borde costero, resilien-
cia

Abstract
This paper is focused on the process of reconstruction on the coastline of the cen-
tral-south area in Chile, that was wiped out by the tsunami and earthquake of 27th
February 2011. It particularly calls attention on the concept of urban resilience as
a key tool for re-organizing the cities that were devastated and still are under risk
of tsunami. This inconvenient reality proves that the process of reconstruction is a

1 Arquitecto, Dr. en Urbanismo. Coordinador Plan de Reconstrucción Urbana del Borde Costero. Región del
Bio Bio.

417
Sergio Baeriswyl Rada

limitated experience, that could call attention on the exceptional event, however,
it is necessary to say that nearly non city is invulnerable to natural disasters. This
situation takes into a higher step the responsibility of urban planners, public policies
and specially local governments, that all together must assume the challenges to
secure inhabitants and promote urban resilience. This is a key factor for planning
and urban design, where life safety is a key issue to develop better strategies to deal
with natural disaster in the future.
Keywords: Natural disaster, reconstruction process, coastline, resilience

I. Introducción

L
a planificación urbana ha sido siempre un ejercicio muy complejo, in-
cluso cuando se ejerce en las mejores condiciones sociales, políticas y
económicas de una ciudad. Sin duda este ejercicio resulta mucho más
complejo todavía cuando se desarrolla en condiciones extremas, como las pro-
ducidas por emergencias o catástrofes naturales como el terremoto y tsunami
que afectó el 27 de febrero de 2010, las ciudades costeras en la zona centro sur
de Chile. En efecto, lo ocurrido en estas ciudades marca un antes y un des-
pués en la historia de la planificación urbana de Chile, y es una experiencia
sin precedentes que revela grandes falencias y desafíos de nuestras ciudades
frente a los fenómenos naturales adversos. En este contexto existe una discu-
sión profusa sobre las causas que pueden explicar el aumento en la ocurrencia
de estos fenómenos en las últimas décadas y que afectan especialmente a las
ciudades. Sin necesidad de asumir un compromiso con alguna de las hipóte-
sis que explicarían estos fenómenos, es un hecho indiscutible que el proceso
creciente de concentración de la población en las ciudades, está aumentando
significativamente su vulnerabilidad y la de sus habitantes. En efecto, desde
hace bastante tiempo que los procesos acelerados de crecimiento urbano están
transformando los territorios y el equilibrio de los ecosistemas. Pareciera ser
que en muchos casos, se está sobrepasando la tolerancia de los sistemas na-
turales, para adaptarse a la enorme energía transformadora de las ciudades.
Esto queda en evidencia en las cifras creciente de población que ocupa áreas
urbanas susceptibles de ser afectadas por riesgos naturales y el aumento en la
magnitud de los daños, que eventos catastróficos recientes han demostrado.
Como veremos en este artículo, en el caso de las ciudades del borde costero
afectadas por el tsunami del año 2010, esta problemática es el principal desa-
fío para la planificación urbana y su futuro desarrollo

II. Antecedentes del terremoto y tsunami de 2010 en Chile


Chile es un país con una larga historia de devastadores sismos. Por cier-
to, el sismo más grande registrado en la historia de la humanidad, con una

418
Resiliencia urbana: los desafíos de reconstruir el borde costero

magnitud de 9,5 Mw2, ocurrió el 22 de mayo de 1960 en la ciudad chilena de


Valdivia, emplazada a 334 km al sur de la ciudad de Concepción, donde el
27 de febrero de 2010 a las 3:34 hrs de la madrugada se produjo un sismo de
magnitud 8,8 Mw, afectando una extensión de 800 km del país. Este sistema
dejó 222.000 mil viviendas destruidas3, más de 250.000 mil con daños severos,
a más de 2 millones de damnificados, 1.500 puntos e conectividad interrum-
pidos y 525 personas fallecidas. Las pérdidas económicas derivadas de esta
catástrofe, fueron oficialmente estimadas en 30.000 millones de dólares, y re-
gistró ser el sexto sismo más grande en la historia de la humanidad.
Figura 1: Localidades afectas por el terremoto y tsunami de 2010, Región del Bio Bio Chile

Fuente: Elaboración propia.

La región más afectada por el devastador sismo fue la región del Bio Bio,
en particular porque gran parte de la población regional se concentra en las
ciudades costeras, las cuales luego de sobrellevar el devastador sismo, en-

2 Richter

3 Número total de nuevas viviendas a reconstruir según información Oficial del Ministerio de la Vivienda y
Urbanismo: www.minvu.cl

419
Sergio Baeriswyl Rada

frentaron los efectos de un tsunami, con daños sin precedentes en algunas


ciudades. En 18 localidades se registraron daños de diversa magnitud, más
de 11.600 edificaciones destruidas, y puso en riesgo la vida de más de 270 mil
personas que habitaban en las áreas afectadas. Las pérdidas afectaron todo el
espectro funcional de las ciudades, con la destrucción de más de 1.500 estable-
cimientos comerciales, 570 instalaciones productivas, 5 centros de salud, 72
equipamientos públicos y gran parte de la infraestructura urbana destinada a
las comunicaciones y el transporte, interrumpiendo puentes, carreteras, pasos
sobre nivel, puertos y ramales ferroviarios. Pero sin duda, el saldo más des-
garrador fue la angustia e incertidumbre de miles de personas que, junto con
perderlo todo, debieron sumarse a un proceso muy complejo de reconstruc-
ción de sus vidas y también de sus ciudades.

III. Catástrofes naturales y planificación urbana


El terremoto y posterior tsunami del 27 de febrero de 2010 en Chile no
destruyó sólo inmuebles e infraestructura, ante todo destruyó ciudades, es
decir, ese complejo sistema social, económico y funcional en que vivían miles
de las personas que fueron afectadas. Este evento, como pocos ocurridos en
el pasado, parece haber dejado en absoluta evidencia la vulnerabilidad de las
ciudades costeras y, en consecuencia también, el ineludible rol del Estado en
la planificación urbana especialmente de las zonas con amenaza de riesgos
naturales, las cuales suelen ser ocupadas por la informalidad urbana, agra-
vando el estado de vulnerabilidad de sus habitantes. La experiencia de esta
catástrofe obligó a los planificadores a discutir sobre la forma responsable
de reconstruir y encontrar soluciones para habitar zonas vulnerables. Esto
implicó en una primera instancia, responder asertivamente la necesidad de
reconstruir, pero en una segunda instancia, hacerse cargo de una realidad
histórica e incomprensiblemente disociada, entre el desarrollo urbano y los
riesgos naturales del territorio, conflicto que está presente en la mayoría de las
ciudades costeras, no sólo de Chile, también en todo el litoral pacífico.
En esta discusión participaron profesionales de la planificación urbana,
políticos y autoridades en general, quienes reaccionaron de diversas maneras.
Muchos de ellos afirmaron la necesidad de impulsar un proceso de relocali-
zación masiva de la población en todas las ciudades costeras, sin importar los
costos que esta decisión representara y, en un primer momento, recibieron el
apoyo de gran parte de la comunidad. Es evidente que esta temprana reac-
ción no estaba considerando, entre otras cosas, la estrecha dependencia de la
economía local con el litoral. En efecto, gran parte de la dinámica económica
de la región del Bio Bio está apalancada por las instalaciones costeras, entre
muchas otras: la industria pesquera, el turismo, la logística portuaria y casi
todas las actividades de apoyo a la cadena productiva regional, que a lo largo
de muchos años han forjado una fuerte cultura residencial del litoral. Con

420
Resiliencia urbana: los desafíos de reconstruir el borde costero

todo lo anterior, no sería viable emprender esta erradicación urbana, sin des-
truir más de los que se desea construir y, de paso, asumir altos costos sociales,
políticos y económicos que probablemente ningún país esté en condiciones de
resistir.
Figura 2a: Localidad de Dichato antes del terremoto y tsunami de año 2010

Fuente: PRBC18

Figura 2b: Localidad de Dichato después del terremoto y tsunami del año 2010

Fuente: PRBC18

421
Sergio Baeriswyl Rada

Si observamos la historia de las ciudades chilenas afectadas por catástrofes


de similar magnitud, constatamos que la inercia de la cultura litoral es tan o
más fuerte que las determinaciones gubernamentales. Un caso interesante es
la ciudad de Penco, fundada por la colonia española en 1550 a 13 kilómetros
al norte de la actual ciudad de Concepción. Este fue en su momento un impor-
tante enclave colonial que el año 1751 fue destruido por un terremoto y tsuna-
mi. La devastación de esta catástrofe fue de tal magnitud, que las autoridades
de la época decretaron oficialmente su traslado, el cual se hizo efectivo en un
valle más protegido de nombre La Mocha, donde actualmente se encuentra
emplazada la ciudad de Concepción. Aun cuando el decreto de traslado in-
cluyó expresamente la prohibición de todo tipo de ocupación del antiguo sitio
de Penco, no pasó mucho tiempo para que esta localidad fuera nuevamente
repoblada y en el transcurso de los años se transformara en una ciudad, que
hoy cuenta con más de 45.000 habitantes. Es natural preguntarse ¿qué habrá
sucedido, para que una catástrofe tan grande como la ocurrida en 1751 y una
prohibición expresa de ocupación de las autoridades de la época, no fueran
suficientes para evitar que este sitio volviera a transformarse en ciudad con
el transcurso de los años? Sin duda este hecho no es un caso aislado, tampo-
co una singularidad de la ciudad de Penco. Existen numerosos casos en la
historia urbana de la civilización que han reproducido este mismo patrón de
comportamiento, llevándonos a la convicción que la cultura urbana de habitar
los territorios será siempre más persistente que su adversidad.

IV. La resiliencia urbana


La catástrofe de 2010 en Chile emplazó a los planificadores urbanos a dis-
cutir sobre la forma de reconstruir ciudades, asumiendo que las condiciones
de riesgo del sitio urbano persistirían. Como se ha señalado anteriormente,
la necesidad de reconstruir en zonas de riesgo no resulta una opción, sino
más bien, la única forma de conciliar la dependencia de las economías locales
con el territorio, sumado a una voluntad persistente de las comunidad por
habitar las zonas costeras, aun cuando para ello deban asumir un alto riesgo.
Este contexto conlleva a internalizar en el diseño de la ciudad el concepto de
resiliencia4, que no es otra cosa que mejorar la capacidad de una estructura
urbana para recuperarse, luego de una perturbación, como en este caso la de
un terremoto y tsunami. En efecto, asumiendo que el riesgo cero no existirá
jamás, es absolutamente razonable internalizar la ocurrencia de éste, pero es-
tableciendo medidas que permitan atenuar su impacto en la estructura urba-
na, mejorando la capacidad de recuperación posterior al siniestro.

4 Existen muchas definiciones de resiliencia urbana, se sugiere la realizada por WALKER, B.H. y L. PEAR-
SON. 2007. A resilience perspective of the SEEA. Ecological Economics

422
Resiliencia urbana: los desafíos de reconstruir el borde costero

Esto que llamamos resiliencia urbana parece ser una respuesta mucho más
coherente con las formas y la cultura de habitar el territorio. Ella permite im-
pulsar procesos de transformación progresivos, de más bajo impacto social
y económico y a escala de las diferentes realidades locales. En el caso de
la experiencia de reconstrucción del borde costero en Chile, este concepto se
expresó en el diseño de planes y medidas conducentes a recuperar la habitabi-
lidad de las ciudades, pero también a mejorar las condiciones para sobrellevar
los efectos de futuros eventos catastróficos y por sobre todo ayudando a una
recuperación temprana. Dicho de otro modo, ante la imposibilidad de elimi-
nar el riesgo del sitio urbano, se intenta por medio de medidas estructurales
y no estructurales5, minimizar los efectos destructivos sobre la ciudad, pero
ante todo mejorar la capacidad de recuperación y protección de las vidas hu-
manas.
Es preciso señalar que con posterioridad a la catástrofe de 2010, ciudades
como Talcahuano, con un protagonismo significativo en la economía regional
por su rol portuario y logístico, presentó un nivel de daños sin precedentes,
producto de la inundación del tsunami. El impacto de este evento fue de tal
magnitud, que dejó a la ciudad sin posibilidades de funcionar con norma-
lidad, hasta pasado 10 meses de ocurrida la catástrofe. Los costos sociales,
económicos y humanos detrás de éste episodio fueron tan o más altos que
las pérdidas materiales provocadas por el siniestro, y sustentan la tesis de
focalizar los esfuerzos en diseñar ciudades con capacidad de respuesta y recu-
peración temprana posdesatre. En este contexto resulta pertinente hacer refe-
rencia a muchas ciudades emplazadas en la ribera del río Rin en Alemania, las
cuales año a año son objeto de inundaciones que afectan grandes extensiones
urbanas, pero han aprendido a convivir con este riesgo adaptándose para mi-
nimizar los impactos y facilitar la recuperación temprana. Casos como éstos
encontramos muchos y son una validación del concepto de resiliencia urbana.

V. Planes Maestros para la Resiliencia


Para lograr respuestas tempranas al problema de reorganización de las
ciudades luego del devastador tsunami de 2010, se diseñaron planes maes-
tros para cada una de las 18 localidades afectadas. La necesidad de contar con
diagnósticos en cada localidad, fue posible gracias a la participación volunta-
ria de 5 facultades de arquitectura, quienes con sus estudiantes y profesores
llevaron esta tarea con mucho profesionalimo. Estos diagnósticos fueron vali-
dados con la aplicación de encuestas a la comunidad y la realización de taller
comunitarios, todo lo cual permitió reconstruir la realidad urbana posdesas-

5 Medidas estructurales: Corresponde a la infraestructura tangible de la ciudad dispuesta para atenuar o


evitar los efectos de un evento catastrófico. Medidas no estructurales: Corresponde a las medidas enfoca-
das a mejorar la capacidad de respuesta de la comunidad frente a un evento catastrófico.

423
Sergio Baeriswyl Rada

tre de cada localidad y definir los lineamientos y prioridades de los planes


de reconstrucción. Los planes se transformaron en herramientas sencillas,
claras y de rápida elaboración. Si bien ellos no tienen valides legal en Chile,
constituyeron la principal plataforma de trabajo para identificar los objetivos
de intervención en cada ciudad y los proyectos de reconstrucción prioritarios.
En el contexto se identificaron 240 proyectos estratégicos de reconstrucción
para las 18 localidades afectadas, que en lo medular dieron forma a los planes
maestros. Estos planes fueron fundamentales para disponer oportunamente
de una herramienta que ordenó las intervenciones y los diferentes actores e
instituciones involucradas en el proceso de reconstrucción. Este no es un ob-
jetivo menor, la experiencia nos ha enseñado que uno de los principales pro-
blemas para atender una situación de catástrofe urbana y su reconstrucción,
no es la falta de recursos económicos o técnicos, sino el exceso de actores que
simultáneamente intentan resolver un mismo problema. Esta realidad obliga
a contar con instrumentos capaces de hacer gravitar a todos los actores sobre
un mismo objetivo.

VI. Medidas estructurales de resiliencia


Pero el principal desafío de los planes maestros fue articular la incorpo-
ración de medidas de mitigación que permitieran atenuar los efectos des-
tructivos de futuros tsunamis, asumiendo que esta amenaza estará siempre
presente en las costas chilenas por su tectónica de placas. Como se ha dicho
anteriormente, el objetivo de estas medidas de mitigación no ha sido eliminar
el riesgo, sino atenuar los efectos que estos eventos pueden producir sobre las
ciudades y mejorar de este modo su resiliencia.
Las medidas estructurales de mitigación para tsunamis corresponden
habitualmente a la construcción de muros, lomajes y bosques de protección,
emplazados a lo largo del frente costero y que constituye la primera línea de
impacto frente a un posible maremoto. Estas medidas han mostrado lograr
importantes atenuaciones hidrodinámicas en eventos resientes como el tsuna-
mi de de Sendai en Japón el 11 de marzo de 2011. No obstante estas medidas
no buscan eliminar el riesgo, su único objetivo es lograr atenuar las velocida-
des devastadoras de desplazamiento de un tsunami por debajo de 2m/seg y
reducir su columna de agua6 a menos de 2 m, estándares que se consideran
internacionalmente aceptados para la resiliencia de las estructuras urbanas.
Para definir el diseño de la mejor solución de mitigación en cada una de
las localidades afectadas, se emplearon diversos criterios, entre otros, la dis-
ponibilidad de espacio para desarrollar algún tipo de medida estructural de

6 Columna de agua: Corresponde la profundidad del agua medida entre el suelo natural hasta la superficie
del agua.

424
Resiliencia urbana: los desafíos de reconstruir el borde costero

protección, la efectividad de la medida y su factibilidad técnica, social y eco-


nómica. Pero sin duda alguna, el principal criterio lo constituyó la efectivi-
dad de cada solución para atenuar los impactos adversos sobre la ciudad,
para lo cual cada solución fue sometida a una verificación hidrodinámica.
Los resultados de estas modelaciones numéricas permitieron optimizar los
diseños y en algunos casos descartar medidas estructurales por sus costos,
o bien, por sus complejidades técnicas. En algunos casos como en la locali-
dad de Dichato, fue necesario diseñar una defensa costera y un bosques de
mitigación a todo lo largo del frente de mar. Si bien esta solución demostró
atenuar significativamente los indicadores de impacto, esto no significa que
esta localidad sea invulnerable. Como se ha dicho anteriormente, el éxito de
esta medida es atenuar los efectos destructivos y permitir que las edificacio-
nes y la infraestructura pública, afectada por nuevo evento, pueda recuperase
más tempranamente. Esto último constituye un factor central del concepto de
resiliencia, el cual podría evitar los altísimos costos sociales y económicos que
implican los desastres naturales, cuando sus habitantes no pueden retornar a
sus hogares destruidos, debiendo permanecer por años en campamentos de
emergencia a la espera de obtener una nueva vivienda. Esta realidad significó
en el caso chileno acoger a más de 4.100 familias en aldeas de emergencia,
muchas de las cuales a la fecha de publicación de este libro permanecen en
estas condiciones, a la espera de sus nuevas viviendas.
La implementación de las medidas de mitigación estructurales suelen te-
ner un costo alto en todos los sentidos. En lo económico, porque estas obras
representan grandes costos de inversión para las arcas fiscales. En lo urbano,
porque cambian la fisonomía tradicional de las ciudades costeras, habituadas
a valorar las vistas y el contacto directo con el paisaje. Pero en lo social tam-
bién, ya que en muchos de estos casos, para lograr la implementación de las
obras fue necesario realizar procesos de expropiación de suelo, el cual fue
resistido por los afectados y la comunidad en general, transformándose rápi-
damente en un factor de presión política de difícil manejo.
Sin embargo, en muchos casos los costos de las medidas de mitigación
fueron muy elevados y desbordaron la ecuación de rentabilidad social. Esto
llevó a la implementación de medidas excepcionales como la erradicación de
las familias afectadas. Esta medida en la mayoría de los casos se aplicó con
voluntad de los afectados, quienes no estaban dispuestos a permanecer en
las zonas de peligro. Pero en muchas otras zonas potencialmente inundables
por tsunamis, fue necesario implementar soluciones desde la arquitectura,
como la construcción masiva de tipologías resilientes o comúnmente llama-
das palafitos. Estas viviendas fueron calculadas teniendo como referencia
las recomendaciones de FEMA7 y son un ejemplo elocuente de adaptación de

7 FEMA:Federal Emergency Management Agenc

425
Sergio Baeriswyl Rada

una vivienda para condiciones de riesgo. Si bien estas viviendas nunca serán
invulnerables a los efectos de tsunamis, y obligarán a sus habitantes a buscar
siempre un lugar seguro ante una amenaza, su arquitectura y diseño estructu-
ral elevan significativamente las posibilidades de recuperación, luego de ser
afectadas por un evento catastrófico de este tipo.
Figura 3: Viviendas unifamiliares tipo Palafito en la localidad de Dichato.

Fotografía: Ignacio Bisbal

Figura 4: Viviendas unifamiliares tipo palafito en la localidad de Coliumo

Fotografía: Sergio Baeriswyl

426
Resiliencia urbana: los desafíos de reconstruir el borde costero

VII. Medidas no estructurales de resiliencia


Pero no todas las medidas que contribuyen a mejorar la resiliencia urba-
na se limitan a cambios en el diseño, la estructura o la constructibilidad del
espacio urbano. En efecto, existen otras medidas, las no estructurales, que
dicen relación con la capacidad de la comunidad para responder en forma
adecuada y oportuna ante eventos adversos. Esto constituye un capital de
incalculable valor y su desarrollo e implementación en la comunidad, puede
ser significativamente más racional que las medidas estructurales. Existe un
amplio espectro de medidas en este ámbito, que van desde el fortalecimiento
de la cultura local del riesgo, la información a la comunidad, las estrategias
de organización local frente a eventos catastróficos, la identificación de los
lugares y vías de evacuación hacia los lugares seguros, hasta los sistemas de
información y alerta oportuna.
Aun cuando los periodos de retorno de estos eventos catastróficos como
un tsunami, son muy prolongados y dificultan el desarrollo de una concien-
cia activa sobre este peligro, la experiencia del en Chile el año 2010, mostró
que el principal activo de la resiliencia es la cultura sísmica, que en el borde
costero está asociada directamente al riesgo de tsunamis. Gracias a esta cultu-
ra, heredada por la tradición de generación en generación, los habitantes del
borde costero reaccionaron oportunamente luego del sismo y buscar lugares
seguros, aun cuando los comunicados oficiales eran muy confusos respecto
de la ocurrencia efectiva de un tsunami, que finalmente ocurrió. Esta actitud
decidida de la comunidad, permitió salvar miles de personas y reducir la pér-
dida de vidas humanas, que igualmente registraron un trágico saldo de 156
personas fallecidas. No hay duda alguna que, la no existencia de una cultura
del riesgo costero, habría provocado un número de muertes significativamen-
te mayor.

VIII. Los instrumentos de la planificación territorial y la resiliencia


urbana
Una pieza fundamental en la composición del concepto de resiliencia ur-
bana son instrumentos de planificación territorial. Como consecuencia de lo
ocurrido el año 2010 se incorporó por primera vez en la historia de la plani-
ficación urbana en Chile, el riesgo de tsunami en los Planes Reguladores8. En
muchos casos la identificación de las áreas de riesgo implicó la modificación
de los usos de suelo, redefiniendo también la relocalización de la infraestrucura

8 Plan Regulador: Principal instrumento legal en Chile que regulan los uso de suelo urbano y las normas de
edificación en el área urbana metropolitana y comunal.

427
Sergio Baeriswyl Rada

crítica9, coherente con el nivel de peligrosidad de suelo urbano. Pero si bien


la planificación urbana, puede llegar a ser la principal herramienta para ase-
gurar la resiliencia de la ciudad, es preciso destacar que muchas localidades
devastadas por el tsunami de 2010, no surgieron como el resultado de un ejer-
cicio regular de planificación. Por el contrario, muchas de estas localidades
fueron el resultado de ocupaciones espontáneas, que el tiempo y el propio
Estado se encargaron de regularizar y consolidar, descuidando en este pro-
ceso la vulnerabilidad del sitio urbano. Sin embargo y como lo demuestra el
registro de daños, las localidades planificadas fueron proporcionalmente tan
o más afectas por el tsunami que, aquellas localidades sin un origen planifica-
do. Consecuente con ello se puede afirmar que la planificación urbana reali-
zada en los últimos 100 años en el borde costero chileno, en nada contribuyó a
mejorar la resiliencia de las ciudades frente a la catástrofe de 2010.
El proceso de reorganización de una ciudad para mejorar su resiliencia no
es sencillo. Aun cuando los instrumentos de planificación territorial sean mo-
dificados para atenuar la vulnerabilidad de ellas, deberá transcurrir mucho
tiempo hasta que esto sea efectivo. Si analizamos nuestras ciudades, encon-
traremos incontables equipamientos críticos emplazados en zonas de riesgo;
colegios, centros de salud, establecimientos de seguridad, servicios públicos
y de abastecimiento, en la mayoría de los casos en estado muy consolidado.
Esta realidad debería cambiar tarde o temprano, implicando en la mayoría
de los casos la relocalización de estos servicios en áreas más seguras, o bien
rediseñando sus instalaciones, para que de este modo puedan enfrentar even-
tos catastróficos y estar en condiciones operativas de asistir los procesos de
recuperación de la ciudad. De igual modo, si contabilizamos la población
expuesta a riesgos naturales en nuestras ciudades nos sorprenderemos. En
efecto, según datos del Observatorio Metropolitano del Gran Concepción del
año 201210 el 32 % de la población urbana del Gran Concepción, es decir, más
de 320.000 habitantes, viven en zonas expuestas a riesgos naturales. Sin duda
que encontrar las soluciones a este problema de vulnerabilidad es un proceso
a largo plazo y de altos costos, factores que suelen no ser visto con interés por
los gobiernos de turno, responsables de diseñar y poner en marcha las trans-
formaciones urbanas.

9 Se entiende por infraestructura crítica, aquellas cuya función no debiera verse interrumpida durante o
después de un evento catastrófico, tales como: equipamientos de seguridad (bombero, policía, etc) equi-
pamientos de educación, salud y servicios públicos, entre otros.

10 Primer Informe de Calidad de Vida Urbana 2011-2012, Observatorio Metropolitano del Gran Concepción,
2012, Chile

428
Resiliencia urbana: los desafíos de reconstruir el borde costero

IX. La descentralización, factor clave del modelo de gestión:


Todos sabemos que la planificación urbana debe ser, por definición, un
proceso sostenido en el tiempo y coherente con las características del terri-
torio. Pero esto, que resulta tan obvio, suele no ser la realidad sobre la cual
se han construido la mayoría de nuestras ciudades. Desde la perspectiva de
la resiliencia urbana, esto resulta ser muy grave y trae como consecuencia la
inevitable improvisación ante las contingencias de una catástrofe. En efecto,
para construir ciudades resilientes no es suficiente la instrumentalización de
los riesgos, tan poco es suficiente la voluntad política y los recursos econó-
micos, aunque estos dos últimos sean piezas fundamentales. Por sobre todo,
es necesario tener sensibilidad con la cultura residencial, las estructuras pro-
ductivas locales y la composición del tejido social, que representan realidades
siempre muy distintas y singulares, que deben ser parte de un modelo local
de gestión.
Figura 5: Clasificación de los usos de suelo según rango de peligrosidad del suelo costero

Fuente: Minvu 2010

429
Sergio Baeriswyl Rada

El proceso de reconstrucción urbana impulsado posterior al terremoto y


tsunami de 2010 en Chile implicó crear un modelo de gestión para impulsar
la reconstrucción de las ciudades afectadas. En el caso de la región del Bio Bio
se creó el Plan de Reconstrucción Urbana del Borde Costero, conocido por
sus siglas PRBC18. Este plan fue sustentado por en un equipo profesional
instalado en el Gobierno Regional, que actuó como coordinador de la estra-
tegia de reconstrucción urbana. Una de las singularidades de este modelo
fue su concepción regional. En efecto, habitualmente la institucionalidad en
Chile responde ante las necesidades y urgencias con una impronta de trabajo
centralizado, con la finalidad de asegurar consistencia y efectividad en la ca-
dena de decisiones. El PRBC18 actuó como una plataforma regional con cierta
autonomía en las decisiones locales, especialmente en el ámbito técnico, pero
alineado a nivel central con las políticas nacionales. El caso del PRBC18 es sin
duda una excepción a la regla, y ha marcado un hito importante en el proceso
de reconstrucción, al validar la efectividad de la planificación regional como
modelo de respuesta a los problemas y emergencias urbanas.

X. Conceptos convergentes en la resiliencia urbana


La resiliencia puede ser un concepto débil y superficial si su empleo es
genérico. En efecto, este concepto es ante todo un objetivo general, el cual
se construye en cada caso y según las condiciones y escenarios locales. Esto
es especialmente importante cuando hablamos de la resiliencia de la ciudad,
donde la diversidad de componentes que están en juego, representan un
verdadero desafío al momento de proponer cambios. En otras palabras, la
transformación de la ciudad hacia la resiliencia no debiera afectar otras di-
mensiones del desarrollo, tan o más importante que la seguridad, aun cuando
nos parezca que esta última esté por sobre todas las cosas. De este modo
debemos hablar de conceptos complejos e integrados, que reconocen singu-
laridades y sensibilidades locales, y por sobre todo, que entienden los pilares
de su desarrollo local.
En el caso del Plan de Reconstrucción Urbana del Borde Costero de la re-
gión del Bio Bio, este concepto se sustentó en cuatro pilares, a saber:
a) La mitigación: como el conjunto de medidas estructurales y no estructura-
les para reducir los impactos catastróficos de un futuro tsunami sobre el
suelo urbano.
b) La Sustentabilidad: como el conjunto de medidas ambientales a escala ur-
bana, tomando como referencia las acciones descritas por la Agenda 2111,
incluida las de participación ciudadana.

11 Agenda 21: Programa de medidas ambientales para las ciudades, desarrollado en la Conferencia Mundial
sobre el Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible organizada por Naciones Unidas en Río de Janeiro (Bra-

430
Resiliencia urbana: los desafíos de reconstruir el borde costero

c) La Calidad de Vida: como el conjunto de medidas conducentes a restablecer


las condiciones de vida urbana, con el propósito de mejorar los indicado-
res existentes antes de la catástrofe.
d) La Plataforma de Futuro, como el conjunto de medidas estratégicas orien-
tadas a restablecer y proyectar las actividades de sustento económico de
la comunidad.
Para la implementación de estos objetivos se definieron ocho líneas de ac-
ción. Estas determinaron roles, funciones y plazos de las principales acciones
de los actores públicos. Esta estructura tenía como único fin asegurar la clari-
dad en los campos de trabajo, optimizar los recursos humanos y económicos,
pero por sobre todo, hacer más eficiente el diseño y producción de respuestas
a las necesidades de reconstrucción urbana. Si bien las acciones se ordenan en
carriles lineales, en la práctica éstas nunca dejan de ser un ejercicio marcado
por la transversalidad, necesaria para un trabajo colaborativo.

XI. La resiliencia urbana y sus múltiples desafíos:


Cada experiencia de reconstrucción será siempre un ejercicio único en sí
mismo, y cada sociedad deberá encontrar la forma más adecuada de respon-
der a las necesidades y urgencias que enfrentará, ante eventos adversos. Ya
hemos visto que la resiliencia de las ciudades es posible, aun cuando ésta a
veces sea un objetivo en respuesta a una catástrofe. Sin embargo, más allá de
los aspectos relevantes para la resiliencia que hemos identificado en la expe-
riencia vivida en Chile el año 2010, es fundamental destacar el capital social,
como el principal sustento de todo proceso de cambio. Esta dimensión intan-
gible de la resiliencia, se expresa en la capacidad de una sociedad para actuar
colectivamente, antes, durante y después de un evento perturbador, y debiera
constituir siempre el principal foco de atención de toda política pública para
la resiliencia urbana. En este contexto hablamos de la capacidad de las per-
sonas para actuar solidaria y colectivamente ante las emergencias, haciendo
del sentido comunitario su principal motor de acción. Una sociedad dotada
de este capital podrá enfrentar siempre y de la mejor forma todo tipo de ame-
nazas que afectan su hábitat urbano.
Finalmente, y aun cuando la resiliencia de las ciudades nos parezca un de-
safío imposible de alcanzar en algunos casos, ella representa una gran opor-
tunidad para las ciudades y para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Es de esperar que los procesos de transformación urbana necesarios para ello,
se detonen como el resultado de políticas públicas inteligentes y oportunas, y
no en respuesta a catástrofes naturales, que ponga en riesgo la vida de miles

sil) el año 1992, también conocida como Cumbre de la Tierra.

431
Sergio Baeriswyl Rada

de personas y signifique la pérdida de cuantiosos bienes urbanos. Sin duda


alguna, los planificadores urbanos tenemos una oportunidad muy grande en
este proceso, tan grande como la responsabilidad frente al futuro de ciudades
más resilientes.

XII. Referencias Bibliográficas

BAERISWYL, S. (2010). “Plan de Reconstrucción del Borde Costero – Región del Bío
Bío” en: Revista CA, Nº 145.
Plan de Reconstrucción Urbana del Borde Costero del Bio Bio. PRBC18, http://www.
gorebiobio.cl/index.php?menu=1&item=prbc18
Plan de Reconstrucción Urbana del Borde Costero del Bio Bio, www.minvu.cl
WALKER, B.H. AND L. PEARSON. 2007. A resilience perspective of the SEEA.
Ecological Economics, 61 (4).

432
La arquitectura regional como referencia
didáctica para el taller de proyectos de
arquitectura

Antonio Tamez Tejeda1


Resumen
Los métodos de enseñanza son diversos. Difieren según el propósito de la disciplina
que atienden, nivel de los estudios, al igual que el lugar y tiempo en que se practi-
can. Sin embargo, tienen como común denominador el que en algún momento de
los estudios la práctica de la disciplina resulte indispensable. Viene al caso aquello
de que se aprende haciendo y que la práctica hace al maestro. Ese es el punto de
partida que anima a este artículo en lo que a la enseñanza del taller de proyectos de
arquitectura se refiere, a partir de aquel referente tangible que permita al estudiante
entender al todo que habrá de resolver en su práctica del taller, porque igual parti-
mos de que tal entendimiento a su vez discurre de la aprensión previa del problema
en cuanto totalidad, que para nuestro caso, tomaremos como referente a la arqui-
tectura regional noresteña bajo la idea de totalidad arquitectónica.
Palabras claves: arquitectura regional, estudiantes, enseñanza de la arquitectura,
taller de proyectos

Abastract
The teaching methods are diverse, They differ according to their disciplinary focus,
level of studies, and depending on the site and time where they are used in practice.
However, they have a common pattern, when the practice itself becomes unavoida-
ble. This is to say, learning by doing and the practice makes the master. This is the
starting point for this paper and is referred to teaching methods in the architectural
studios, to enable the students to understand tangible referents for solving real pro-
blems in the studio work. As an example one could understand better from previous
experiences and global focus and in this particular case we will take the northern and
regional architecture as a referent and global architectural idea. Keywords: regional
architecture, students, teaching methods in architecture, scheme studios

1 Arquitecto, Docente Facultad de Arquitectura, UANL, atamez@uanl.mx

433
Antonio Tamez Tejeda

I. Introducción

D
urante mi ejercicio profesional y como profesor de arquitectura, he
observado que a los estudiantes de arquitectura de los primeros se-
mestres se les dificulta imaginar o integrar los diferentes elementos
que se conjuntan para configurar la entidad arquitectónica, encontrando que
gran parte de esa dificultad estriba en la ausencia de algún modelo o referente
contra del cual contrastar o comparar aquello que se pretende que visualicen
en cuanto idea de proyecto arquitectónico que se les encargue, en el aula o
en la oficina. Además, generalmente las asignaturas del nivel se encuentran
inconexas sin permitir mayor relación entre los contenidos que integran a la
totalidad arquitectónica generando confusión en el alumno, a lo cual se añade
la inclusión de materias ajenas al currículo de la arquitectura. Y así, el estu-
diante se inicia desconociendo la idea de totalidad arquitectónica hasta llegar
a los últimos semestres de sus estudios, o cuando han podido colocarse como
aprendices en algún despacho de arquitectos para contactar al taller de pro-
yectos en el marco de la práctica real.
Igual encuentro la ausencia de un proceder metodológico comenzando
por el entendimiento del problema y las posibilidades para su solución a par-
tir de visualizar el todo en relación a su propia realidad. Ha faltado la explo-
ración de premisas y requisitos que generen al programa arquitectónico. Al
estudiante suele iniciársele en la generación inmediata de trazos explorando
formas muchas veces sin haber comprendido el problema. Iniciar median-
te una exploración de esa naturaleza es una manera de empezar siempre y
cuando se domine el problema, asunto que no siempre ocurre. Por lo general
y ante la falta de una guía integradora de los elementos de la arquitectura,
el estudiante considera separadamente al asunto de la forma arquitectónica
respecto de la forma estructural y confunde la relación entre los miembros
estructurales y el arreglo de los locales bajo un mismo modulo estructural
para las diferentes plantas del edificio. Pasando a la relación del edificio con
su medio natural y urbano, suelen desestimar al emplazamiento del edificio
respecto de la vialidad, su orientación o la topografía. Igual ocurre al intentar
resolver operativamente la planta como si solo se tratara de relacionar fun-
cionalmente sus componentes dejando al margen los asuntos del ambiente
interior y su configuración exterior. Eventualmente asumen, o así les enseñan,
que las fachadas suelen ser el producto de haber resuelto la planta sin pensar
que la arquitectura no se hace mediante la simple suma de plantas, secciones
y alzados2).
Pareciera que estoy haciendo la exposición de algo que todos sabemos. En
efecto, quienes se tomen el tiempo de leer este artículo y practiquen la docen-

2 Rassmussen Oteen Elie. La experiencia de la arquitectura, Celeste Ediciones, Madrid. 2000: 29.

434
La arquitectura regional como referencia didáctica para el taller de proyectos

cia del taller de proyectos o en su oficina tengan a su cargo a estudiantes de


arquitectura en calidad de aprendices, difícilmente, en mayor o menor grado,
negarán lo que me he permitido exponer. Me parece entonces que enfrentamos
un problema de naturaleza didáctica a partir de la relación aprendiz – maes-
tro que desarrollan un problema en conjunto dentro del marco de la realidad
tratando de comprender su totalidad asociándolo al referente adecuado. Pro-
blema que puede solucionarse al conjuntar los elementos de la arquitectura
para visualizar aquella totalidad por resolver. Proceder que implica al ingenio
y la inventiva del estudiante al igual que una guía clara y objetiva por parte de
su maestro, siempre y cuando exista claridad y comprensión de aquello que
se intenta resolver y componentes que la integran. La solución al problema
es entonces un asunto de metodología de proyecto arquitectónico que implica
razonamiento a la par de una buena dosis de inspiración creativa.
Añado que el propósito de los profesores consiste en enseñar su materia
fincado en una sólida formación docente y demostrada experiencia profesio-
nal en el campo de la arquitectura, y que el alumno, dispuesto y responsable
como estudiante, aprenda los asuntos del oficio de arquitecto centrados, pro-
fesor y alumno, en el dominio del taller de proyectos dentro del marco de la
realidad, más que en el eventual propósito docente orientado a practicar la
teoría del aprendizaje como objetivo por sí mismo. Profesores arquitectos con
probado éxito profesional. Profesores que saben de Arquitectura. Entonces, el
proceso de enseñanza aprendizaje ocurrirá como si del aprendiz y el maestro
se tratase, partiendo de que la responsabilidad mutua entre profesor y estu-
diante es la que rendirá resultados favorables en el alumno. Eso si el alumno
se dedicó a estudiar y si su profesor, arquitecto al fin, domina la materia y
sabe exponerla. Desde luego que son imprescindibles otras disciplinas vincu-
ladas con la arquitectura y que necesariamente serán enseñadas por expertos
en las mismas, siempre y cuando dominen tal vínculo, topografía, diseño es-
tructural, historia del arte, por ejemplo, bajo la idea de que se entiendan como
incorporadas a la arquitectura y no solo en cuanto explicaciones del caso en sí
mismo, por ejemplo, estudiar el transporte de cargas en cuanto cuerpo libre,
asociando tal dinámica mediante el caso de arbotantes y contrafuertes.

II. Idea
Cuando he intervenido con los estudiantes en el aula o los aprendices en
la oficina, trato de que se entienda que el arquitecto ha de aprender su ofi-
cio bajo la idea de pensar los componentes de la arquitectura no en cuanto
elementos separados sino previa comprensión del todo arquitectónico al que
pertenecen, y que no es otra cosa más que la reunión de sus elementos y com-
ponentes bajo una cierta idea y propósito del todo percibido hacia las partes,
ocurrido lo cual, estaremos en aptitud de proceder analíticamente entendien-

435
Antonio Tamez Tejeda

do cada parte para la comprensión del todo3) e integrar nuestra propuesta en


el aula al igual que en nuestra oficina. Un proceder ordenado, una metodo-
logía de proyecto para transformar una situación en la que se experimenta
oscuridad, duda o conflicto, en una situación clara, estable y armoniosa4). Así,
además de la emotiva inducción de ideas asociadas con la visualización del
edificio bajo un carácter preliminar, tenemos al metódico proceder de proyec-
to para generar su desarrollo apoyados en el estudio del referente que facilite
su comprensión, asunto central de nuestra propuesta en cuanto método para
la enseñanza del taller de proyectos de arquitectura.
El artículo que ofrezco inicia haciendo hincapié en que el estudiante desde
su primer día en la facultad de arquitectura habrá de iniciarse en el tópico
de la arquitectura y dominar su concepto general bajo diferentes puntos de
vista. Le resultará útil el conocer algunas definiciones acerca de la misma ex-
presadas por expertos con el fin de ubicarse y le sirvan como introducción
acerca de aquello que la arquitectura representa. Igual habrá que introducirlo
al ambiente de los alcances y asuntos a resolver por el taller de proyectos en
cuanto punto de partida para su incursión en la solución de proyectos ar-
quitectónicos. Logrado tal preámbulo pasaremos a su desarrollo conforme a
la didáctica y enfoque que proponemos bajo la forma de un todo equilibra-
do y que bien expone Christian Norberg-Schulz, al decir que “El estudiante
debe ejercitarse, exclusivamente, en la comprensión y creación de totalidades
arquitectónicas”5). Idea que implica una cierta forma de pensar y aprender,
bajo la cual, Edgar Morin estudia la relación recíproca de todas las partes en
un todo o hecho en lo que él identifica como pensamiento complejo, diciendo
que de lo que se trata es “de pensar las cosas no en pedacitos separados, sino
que se pueda hacer una ligación”6), puesto que la arquitectura no se piensa
en pedacitos separados sino como un todo constituido por elementos armó-
nicamente integrados, previo dominio de aquello en lo que la arquitectura
consiste, su misión y sus elementos fundamentales.
Propongo entonces que en cuanto método para la enseñanza del taller de
proyectos conforme expongo en este artículo, habrá que inducir en el estu-
diante la idea de que producir arquitectura es un asunto de interpretación de
las necesidades del habitar que se resuelven en razón de su ambiente, cultu-
ra y recursos, apoyados en el razonamiento y sensibilidad conjugados para
concretar totalidades arquitectónicas, visualizando al todo por resolver dados

3 Nerici Imideo G. Metodología de la Enseñanza, Ed. Kapeluz Mexicana, México. 1985:154.

4 Dewey Jhon Como pensamos, nueva exposición de la realción entre pensamiento reflexivo y proceso
educativo, Ed. Paidòs, Barcelona. 1989: 96-99.

5 Norberg-Schulz Christian, Intenciones en arquitectura, Editorial Gustavo Gili, Barcelona. 1998:

6 Edgar Morin: “La Universidad debe enseñar para ayudar a vivir”. Por: Edmundo Derbez García en: Vida
Universitaria, UANL, Año 10, número 175, 15 de Septiembre de 2006, Monterrey.

436
La arquitectura regional como referencia didáctica para el taller de proyectos

ciertos requisitos previamente comprendidos para hacer concurrir simultá-


neamente sus componentes. Así por ejemplo, “Cuando un arquitecto juzga
un edificio, su apariencia exterior es sólo uno de los factores que le interesan.
Estudia las plantas, las secciones y los alzados, y considera que todos deben
armonizar entre sí para que el edificio sea bueno”7). Orden, euritmia y propor-
ción. Es así que, acerca de la forma arquitectónica, Mies van der Rohe afirmó
que: “Entonces vi claramente que no era misión de la arquitectura inventar
formas, traté de comprender cual era esa misión”8). Misión que dependerá de
la claridad que se tenga acerca del problema por resolver y de su razona-
miento y método para resolverlo. Sin embargo, cuando el estudiante carece
de información tangible bajo la forma del referente adecuado que lo oriente,
difícilmente se ejercitará en la generación de totalidades arquitectónicas.
Expuesta la idea conforme propongo y una vez comentado el proceso por
desarrollar, pasaré a exponer la metodología a seguir para el caso a resolver
en el taller de proyectos tomando como referente didáctico a la arquitectura
regional, que para este artículo se referirá a la arquitectura regional del nores-
te mexicano.

III. Proceso
Para efecto de entrar en la didáctica a seguir, continuaré mediante un bo-
ceto del proceso que propongo. Proceso que ustedes conocen. Entonces, una
vez que el estudiante supere la comprensión de la arquitectura y su propósito
en el marco de su ambiente y su cultura, continuaremos con el abordaje del
proyecto iniciando con los asuntos que identifican al problema por resolver
así como los elementos de la arquitectura de cuya integración, bajo la forma
de totalidad, resultará el proyecto arquitectónico que el estudiante genere fi-
nalmente. Asuntos como son los géneros de edificio, el programa de necesida-
des, los relativos al sitio, análisis funcional, análisis constructivo y estructural
y factibilidad de proyecto, incluyendo la consideración de sus etapas como
son las etapas conceptual, preliminar, proyecto arquitectónico y proyecto eje-
cutivo, bajo la idea de que el estudiante se familiarice desde el inicio de sus
estudios con la realidad de su profesión, además del referente adecuado que
permita contrastar sus ideas.
Comenzaremos por lograr que el estudiante entienda que el primer paso
para desarrollar su proyecto arquitectónico consiste en identificar y compren-
der el problema que se le presenta, por ejemplo: una casa, sí, pero ¿qué es una
casa? Entonces, nuestro primer paso como profesores del taller de proyectos

7 Rasmussen Steen Elie, La experiencia en arquitectura, Celeste Ediciones, Madrid. 2000: 15.

8 Siegel Curt, Formas estructurales en la arquitectura moderna, Compañía Editorial Continental. México.
1966:306.

437
Antonio Tamez Tejeda

consistirá en inducir al estudiante hacia su propia reflexión de la realidad


del problema por resolver, que entienda que “el arquitecto ha de aprender
su oficio que es mucho más que la capacidad de diseñar”9). Demos lugar a la
sencillez al pensar el concepto guardando reciprocidad con la complejidad de
los requisitos a resolver, por ejemplo, acerca de la casa Bachelard se explica
de manera genial, al decir que “La vida empieza bien, empieza encerrada,
protegida, toda tibia en el regazo de una casa”10), en efecto, si comprendemos
tal decir, estaremos en aptitud de generar una propuesta bajo la idea de una
casa, que de lo contrario, habremos generado un edificio o refugio con un
domicilio, y no una casa.
Igual induciremos al estudiante a que construya su idea de arquitectu-
ra sobre de base firme fincado en referentes desprendidos de los tratadistas
clásicos con el fin de que tal idea se refleje en el contenido de sus futuras
propuestas, por ejemplo Viollet Le Duc, quién dijera que “....quiero escribir
sobre arquitectura, buscando la razón de todas las formas, porque cada forma
tiene su razón....”, porque es frecuente encontrar estudiantes o aprendices, e
incluso recién egresados de la facultad, para quiénes “menos es mas” les pare-
ciera ser una especie de acertijo divertido o remotamente habrán oído aquello
de que “la arquitectura esta más allá de las cosas utilitarias” ignorando igual
en que consiste el “motivo de Palladio”. Superado este asunto el estudiante
estará en aptitud de iniciarse en el oficio de aprendiz de arquitecto. Lo mismo
vale para los profesores del taller de proyectos al igual que para cualquiera
de nosotros en nuestra oficina.
Dominado el concepto de arquitectura y la idea del edificio aquel por re-
solver, introduciremos al estudiante al ambiente de los asuntos operativos
que promueven la solución de proyecto, sin dejar de enfatizar al binomio que
la sensibilidad y la razón representan para lograr su solución. Para el asunto
pragmático de la arquitectura, el estudiante habrá de considerar el beneficio
generado por su proyecto. Pero por otra parte intentará suscitar una cierta
impresión emotiva con su obra así como el arquitecto, o ustedes o yo nos con-
movemos bucólicamente con aquel lienzo identificado como El Ángelus de
Jean Mollet, o desatamos el drama en nuestra mente al escuchar Una noche
en la árida montaña de Mussorgsky. Es así que el estudiante habrá logrado
penetrar en la conjugación de lo sublime y de lo estético en aras de lo práctico
que la utilidad y la firmeza conllevan para producir arquitectura, fincando así
la plataforma sobre de la cual despegar sus ideas.
No pretendo ir más allá de lo que ustedes conocen como profesores del
taller de proyectos para iniciar el proceso de proyecto arquitectónico, así que
limitaré enunciativamente el proceso para seguir con el método que propon-

9 Norberg-Schulz Christian. Intenciones en Arquitectura, Ed. Gustavo Gili, Barcelona.

10 Bachelard Gastón, La poética del espacio, Fondo de Cultura Económica, México. 1986: 37.

438
La arquitectura regional como referencia didáctica para el taller de proyectos

go a partir del referente que la arquitectura regional representa. Entonces, los


asuntos a dominar por el estudiante consisten inicialmente en desarrollar su
investigación arquitectónica y generar las bases de diseño sobre de las cuales
elaborar el proyecto conforme al nivel y complejidad que se pretenda. Asun-
tos que habrá que explicarles en apego a la realidad y en previsión a iniciar
su idea de proyecto arquitectónico. En seguida explicaremos el proceso de
análisis de la información y su integración para generar las ideas prelimina-
res de carácter formal, operativo, ambiental y constructivo bajo la forma de
una totalidad arquitectónica, en ciernes aún pero claramente integrada. Este
asunto nos lleva a explicar conceptos tales como el programa de necesidades,
el análisis del sitio, análisis funcional, análisis constructivo y estructural, fac-
tibilidad de proyecto y partido, explicándolas si bien por separado más sin
embargo asociadas unas con las otras en razón de la interacción que implican
para la configuración integrada de la idea de proyecto.
El proyecto inicia en el momento en que el estudiante se ocupa de iden-
tificarlo y conocerlo, comenzando por ordenar la información del proyecto,
estudiando el análisis del sitio y funcional para agrupar los componentes
del edificio bajo la forma de partido. Continuará con la firmeza del edifi-
cio que garantice su estabilidad y seguridad material, estudiando los crite-
rios estructurales a seguir y técnicas constructivas por aplicar y definir así
la forma estructural11) influyente en la forma arquitectónica del proyecto. Se
trata de un proceso flexible y discrecional, probando o ensayando resultados
preliminares producto de estudiar cada componente no por separado, sino en
interacción porque pretendemos resolver una totalidad arquitectónica. Igual
estudiará la cultura y el contexto asociadamente al partido y la forma es-
tructural para derivar una forma arquitectónica preliminar, fincada en la idea
integradora del todo bajo la forma de concepto arquitectónico12). Finalmente
estudiarán la factibilidad de proyecto consistente en los recursos disponibles
para el proyecto, el estudiante aprenderá que tiempo y dinero en el marco de
la realidad son los soportes del proyecto. Proceso aparentemente obvio, mas
sin embargo con cierto grado de dificultad dependiendo de la capacidad ima-
ginativa del estudiante para integrar visualmente una serie de componentes
ajenos entre sí. Seguiré entonces con la metodología que propongo tomando
como referente didáctico a la arquitectura regional del noreste mexicano.

11 Siegel Curt, Formas estructurales en la Arquitectura Moderna. Ed. CECSA, México. 1966: 13.

12 Marston Fitch James, Experential Contexto of Aesthetic Process, en: Classic Readings in Architecture, Ed.
McGraw Hill, New York. 1999: 135.

439
Antonio Tamez Tejeda

Arquitectura noresteña

IV. Metodología
Habiendo dejado en claro la idea central de nuestra propuesta para la di-
dáctica del taller de proyectos de arquitectura apoyados en el referente que
la arquitectura regional del noreste mexicano representa, continuaré con la
mecánica que para el efecto propongo. Es así que abordaré en términos com-
plementarios para efecto de la dicha didáctica a la arquitectura regional con
todo su vocabulario arquitectónico expresivo de los edificios de la tradición
popular, y por la otra, al proceso formativo a través del cual el estudiante
descubre, reflexiona y asimila para proponer sus ideas bajo la forma de pro-
puesta arquitectónica sensible y razonadamente formulada. Los dos asuntos
han concurrido satisfactoriamente en mi práctica docente de otro tiempo con
los estudiantes del primer taller de proyectos de arquitectura denominado
“Elementos de la Arquitectura” en la Universidad de Monterrey. Los hici-
mos concurrir a propósito siguiendo ese inmejorable principio de Norberg-
Schulz: El estudiante debe ejercitarse, exclusivamente, en la comprensión y en
la creación de totalidades arquitectónicas al cual ya aludí en el planteo que
previamente hice, y partiendo de que el estudiante aprende viendo-cuestio-
nando-haciendo con relación a un cierto todo comprensible consistente en el
referente adecuado al problema por resolver, acompañado desde luego por su
profesor-facilitador y previo sustento teórico de la cuestión, y acoto esto ulti-
mo, porque sin teoría e historia de la arquitectura al igual que sin topografía,
estática o análisis del sitio no vamos a ningún lado.
Por lo general, el estudiante del taller de proyectos de arquitectura recibe
información en cursos aislados entre sí, siendo común que los primeros se-
mestres procedan en cuanto conjunto de cursos no relacionados en razón de
áreas de conocimiento disímiles, y así hasta casi terminar la carrera. A esto
habrá que añadir algunos métodos seguidos para la práctica del taller de pro-
yectos, en donde se induce al estudiante a seguir un proceso lineal iniciando
por una cierta investigación, pasando por una aproximación al concepto que
hipotéticamente desembocará en un proyecto. Todo esto es indispensable,
más no en cuanto proceso porque el estudiante no ha sido adiestrado para
sintetizar la totalidad arquitectónica del asunto, no obstante aquellos cursos y
ejercicios precedentes de composición formal. El método a nuestro entender
consiste en un proceso que Nerici explica al decir que los asuntos a estudiar
deben presentarse como un todo y no repartidos en disciplinas, “partiendo
de lo sincrético, es decir, del todo percibido hacia las partes, ocurrido lo cual,

440
La arquitectura regional como referencia didáctica para el taller de proyectos

estaremos ahora en aptitud de proceder analíticamente, es decir, comprender


cada parte para la comprensión del todo”13) coincidiendo con la idea de pen-
samiento complejo que expone Morin. En síntesis, partimos de lo sincrético
hacia lo analítico y luego a lo sintético que representa la aprehensión cons-
ciente del todo sincrético inicial, aprehensión que se consolida al contrastar la
idea con el referente adecuado, un enfoque didáctico en donde el estudiante
vea y palpe la conjugación de los “elementos de la arquitectura” para lograr
comprender esa totalidad consistente en la interdependencia de las partes en
el todo, ese todo sincrético inicial.
Schulz agrega que desde el comienzo mismo de los temas a resolver los
estudiantes han de comprender todos los aspectos como son el propósito, el
sitio, la forma y la relación semántica entre estos factores considerados simul-
táneamente, no en cuanto segmentos separados sino en cuanto miembros de
una totalidad. Cuestión que nos lleva a que el estudiante visualice o imagine
el conjunto: Abstracción-Síntesis-Concreción para el manejo simultáneo de
los elementos de la arquitectura. Así, el arquitecto ha de aprender su oficio
que es mucho más que la capacidad de diseñar; su oficio incluye la compren-
sión del asunto, sensibilidad ante el paisaje y el carácter de la gente, prepa-
ración técnica y matemática, sentido práctico de la realidad y emoción ante
las obras de la naturaleza y de los hombres. Igual incluye la integración de
distintos enfoques para proveer los espacios para el habitar humano en un
contexto dado, que entienda al todo, su razón de ser y sus partes pero no
por pedacitos separados, sino en cuanto miembros componentes del todo que
su propuesta arquitectónica representa porque la arquitectura consiste en un
ente total integrado.
Normalmente, a falta de mayores antecedentes acerca de un objeto dado,
lo exploramos para comprender su todo en cuanto integración de las partes,
estudiando cada una de éstas y su correspondencia. Llegamos así en nuestra
exploración a un punto en el que no podemos describir nuestra impresión
acerca de un objeto sin que lo tratemos con una descripción muy precisa que
enumere todas las características visibles, no nos hacemos a la idea de que lo
que sentimos es la propia esencia del objeto. Al igual que no somos conscien-
tes de cada letra que forma una palabra, sino que percibimos la idea completa
que ésta expresa, no nos damos cuenta de qué es lo que percibimos, sino del
concepto que se crea en nuestra mente cuando lo percibimos14).El estudiante
del primer taller de proyectos de arquitectura pasa por una situación similar.
Dotado de información disímil se encuentra ajeno a la totalidad sintética de
las partes, es decir, ajeno a la totalidad arquitectónica. Entonces, la explora-
ción de casos provocará que observe, interrogue y autocuestione acerca de

13 Nerici Imideo G, Metodología de la Enseñanza, Ed. Kapeluz Mexicana, México 1985:154

14 Rasmussen Steen Elie, La experiencia de la arquitectura, Celeste Ediciones, Madrid 2000: 29.

441
Antonio Tamez Tejeda

la causalidad y agentes constituyentes del fenómeno y por extensión a los


edificios en cuanto todo comprensible, a la vez que identifica los elementos de
la arquitectura en el referente adecuado, que a su vez le orientará en cuanto
similar al caso que tiene por resolver.
Para el efecto, el estudiante iniciará por explorar-experimentar para cues-
tionar-responder acerca de la naturaleza del problema por resolver. Pero,
ajeno a la idea de totalidad arquitectónica y sin la exploración de casos o re-
ferente alguno, se le inicia linealmente en el arte de proyectar y termina resol-
viendo plantas en cuanto organización funcional de los locales. Ya después se
inferirán las fachadas, si no es que se le hubiese incitado a proponer formas
para después de un proceso de re-estudio, encontrar la manera de mejorar
aquella solución. Desde luego que este proceso de re-estudio y re-visión es
lo atinado para depurar la idea, mas no en cuanto correctivo sino más bien
en términos de decantación de la idea primigenia del todo en tránsito hacia
su propia expresión formal, cuando existió inicialmente la visualización de
aquella totalidad y comprensión de su contenido. Sin embargo, al proceder li-
nealmente, algo ha faltado. Faltó visualizar la totalidad arquitectónica. Visua-
lizar implica transformar las ideas en imágenes, significa pensar gráficamente
el concepto y para nuestro caso los diferentes conceptos concurrentes en la
totalidad arquitectónica, y eso es mucho pedir cuando nuestra información es
todavía dudosa, disímil o incompleta, o falta de adiestramiento, particular-
mente cuando aun no dominamos la integración de las partes en un todo en
el plano de nuestra mente. Faltó la concreción de la idea, que en cuanto sínte-
sis, se desarrolla y depura en aquel proceso de re-estudio del todo sincrético-
sintético obediente a premisas específicas. Sin embargo, podemos tomar otro
camino distinto a ese proceder lineal. El camino de vivir la experiencia, el de
ver-comprender y después del cuestionar-asimilar pasar al hacer-proponer,
en un proceso que considere simultáneamente a los distintos y diversos ele-
mentos de la arquitectura concurrentes-integrantes de la totalidad arquitectó-
nica mediante el referente adecuado.
Y es que seguramente les ha pasado a ustedes profesores del taller de pro-
yectos, o a ustedes colegas en su oficina al igual que a mí, cuando al tener
cierto proyecto por desarrollar, iniciamos ubicando la información pertinente,
o intercambiando opinión con otros colegas, o consultando a determinado
consultor, o dándole vueltas al asunto, además de las consabidas visitas al
sitio y entrevistas con el cliente, pero algo que igual practicamos en ese mo-
mento de inicio, especialmente cuando existe un cierto halo de incertidumbre,
es que vamos y visitamos diferentes instalaciones similares existentes para
efecto de clarificar dudas en el plano de la realidad, y sacar ventaja de aquello
atinadamente resuelto o evitar los yerros que a nuestro juicio encontremos
en aquellas instalaciones que hubiésemos visitado. Igual, el estudiante y su

442
La arquitectura regional como referencia didáctica para el taller de proyectos

profesor disfrutaran del beneficio derivado de tal proceder, que por lo general
se encuentra ajeno de manera sistemática a la práctica del taller de proyectos.
Entonces, Dewey dice que el pensamiento pasa de una situación dudosa
a una situación estable, producto a su vez, de una situación directamente vi-
vida, es decir, la experiencia, en donde la reflexión incluye necesariamente la
observación. “La función del pensamiento reflexivo, por tanto, es la de trans-
formar una situación en la que se experimenta oscuridad, duda, conflicto o
algún tipo de perturbación, en una situación clara, estable y armoniosa” y
continúa diciendo: “en el momento en que empieza a reflexionar, empieza
necesariamente a observar, a fin de tomar nota de las condiciones”15). Para
nuestro caso del primer taller de proyectos nada mejor que la experiencia de
explorar en objetos sencillos, con un vocabulario claro, estereotomía com-
prensible a la vez que evidentemente contextualizados con su medio físico
y social, extendiendo la exploración hasta la plática con la gente y su manera
de hacer las cosas que se refleja en sus edificios. Ejemplos en cuantos casos
aplicables a la didáctica del taller de proyectos arquitectónicos no son difí-
ciles de encontrar. Otra historia será la coincidencia, pertinencia o paralaje
entre los casos-ejemplo y el programa-objetivos de la materia a la par de la
información-conocimientos del estudiante en ese momento. Como mencioné,
a mí me ha resultado ser eficiente modelo la arquitectura regional noresteña
en razón de la exhibición que hace de los elementos de la arquitectura en un
todo integrado bajo la forma de totalidad arquitectónica.
Para abordar el taller de proyectos bajo la idea que propongo, lo he prac-
ticado iniciando bajo la manera usual consistente en un caso hipotético que el
estudiante ha de resolver, pero enfatizando que el asunto por solucionar con-
siste en una totalidad que responde a ciertas premisas y requisitos a resolver-
se mediante la integración de los elementos de la arquitectura, considerados
no separadamente sino en cuanto componentes del todo, y que se manejarán
simultáneamente a partir del referente que propicie la generación de ideas
tendientes a solucionar el problema aquel. Tal premisa de trabajo deberá ser
explicada al estudiante en cuanto procedimiento que habrá de seguir para
el desarrollo de su proyecto, de manera que se involucre a título personal
visualizándose a sí mismo como si de su oficio en el plano de la realidad se
tratara. Para este propósito, el profesor del taller de proyectos asumirá un rol
adicional al de asesor y facilitador de su alumno que le consulta sus dudas o
comparte puntos de vista, rol que consiste en constituirse en el motivador y
guía de los esfuerzos de su alumno de manera tal que este responda sus pro-
pios impulsos bajo un amplio sentido de responsabilidad.

15 Dewey Jhon, Como pensamos, nueva exposición de la realción entre pensamiento reflexivo y proceso
educativo, Ediciones Paidòs, Barcelona 1989:96-99.

443
Antonio Tamez Tejeda

Conduciremos entonces el proceso a partir de la comprensión de una to-


talidad constituida por sus partes y no en cuanto las partes aisladas constitu-
yentes del todo. Idea de totalidad. Síntesis del todo sincrética. Es de esperar
que el estudiante se confunda en un principio ante su natural falta de visuali-
zación-concreción porque aun no ha sido adiestrado para sintetizar. El primer
paso para iniciar el proceso consiste en que el profesor del taller de proyectos
proponga a los estudiantes el caso a resolver en cuanto proyecto arquitectó-
nico, a la par que seleccione el referente adecuado. A continuación discutirá
con los estudiantes los lineamientos del proyecto a la vez que les instruye en
cuanto a la investigación arquitectónica indispensable como son la identifica-
ción del problema, el programa de necesidades y todo aquello inherente a los
elementos componentes de la arquitectura, al igual que la plataforma teórica e
ideológica sobre de la cual se genere la idea y expresión del edificio. Dejamos
el aula una vez definido el problema de proyecto por resolver y nos dirigir-
nos al campo con el propósito de estudiar el escenario asiento del proyecto a
la vez que estudiar el o los referentes adecuados a nuestro propósito. En mí
caso y para mis alumnos, y considerando como referente a la arquitectura
regional del noreste, nos trasladamos entonces al lugar que permita estudiar
los elementos de la arquitectura bajo tal considerando, generalmente vamos
a villa de García o el poblado de Icamole localizados en un ambiente semide-
sértico, arcilloso y adobero. Así que, a observar entonces el ambiente urbano
y natural al igual que los edificios de adobe con su cubierta plana de terrado
y chimenea para dar lugar al verlos-cuestionarlos-comprenderlos en cuanto
referentes para que ayuden al estudiante a entender la totalidad arquitectó-
nica relacionada con el sitio y el problema de proyecto que tiene por resolver.
Llegamos a Icamole entre ladridos de perros y remolinos de tierra, al igual
que saludando a la gente del lugar que ya conocemos. Recorremos el poblado
y sus inmediaciones indicando a los estudiantes que generen un inventario de
lo que observen, sea la estructura urbana del pueblo y su única calle, la agru-
pación de los edificios y su rectilíneo perfil, la amplísima plaza desprovista
de todo pero que aglutina al pueblo, las chimeneas, los pórticos y zaguanes,
las estrechas ventanas, los materiales de construcción, los patios y traspatios,
el ambiente natural y la vegetación, la topografía y los accidentes cercanos en
relación al todo urbano, el arroyo, el cerro próximo, en tanto que a la par es-
tudiamos los edificios en lo individual, su forma, su agrupación y desarrollo
en planta en torno al patio central, el hogar y la chimenea, sus materiales y
técnicas constructivas, el pórtico de carrizo que rústicamente se ajardina con
las cartulinas y buganvilias en flor, mientras observamos el tránsito solar con-
forme discurre el día a la vez que tomamos nota de los vientos dominantes,
las vistas y el flujo de las acequias. Los estudiantes se compenetran de todos
estos aspectos que después habrán de considerar para configurar su idea de
proyecto. Mucho me simpatizó en una ocasión en que un grupo de alumnas

444
La arquitectura regional como referencia didáctica para el taller de proyectos

metidísimas en el estudio del sitio, se dijeron para sí a manera de conclusión


que: “vamos a localizar el edificio en esta posición para así no estar viendo el
pueblucho”.
Después del análisis físico del lugar pasamos a la exploración del ambiente
social y platicamos con la gente del lugar que nos da santo y seña de lo que
pasa o de la última novedad en el pueblo: ”tráigase a sus muchachos profesor,
a ver el arroyo, porque orita va crecido” Y empezamos a entender el asunto
en cuanto respuesta total que va más allá de la mera respuesta formal-es-
pacial-ambiental para ciertas premisas, porque “Hacer arquitectura significa,
antes que nada, organizar el espacio físico para resolver determinadas funcio-
nes socio-biológicas; pero significa también representar el modo en que esas
funciones se llevan a cabo en un determinado contexto cultural”16). Dejamos
entonces que la exploración de los estudiantes se de en forma espontánea y
natural, atendiéndolos desde luego, que curioseen y conjeturen, “¿cómo se
hacen los adobes profe?” “¿cuánto mide un morillo?” “¿cómo cocinan?”; al-
gunos de ellos se dan cuenta hasta ahora de la incidencia de la luz solar inver-
nal, y el grupo en general toma conciencia de la topografía y del orden urbano
existente. Ha comenzado a tomar forma nuestro propósito. Los estudiantes
se han sensibilizado observando las cosas desde el doble enfoque de va de
lo práctico-utilitario a lo sincrético-emotivo. Van descubriendo esa doble re-
lación del todo con sus partes y de las partes en el todo formal- espacial. Ese
todo es el asunto por resolver bajo la forma de propuesta arquitectónica, para
lo cual, el estudiante ensayará fincando en la abstracción de la información y
en la visualización de la idea. Su idea de la totalidad arquitectónica. “El estu-
diante descubre que la arquitectura es la primera manifestación del hombre
que crea su universo, que lo crea a imagen de la naturaleza, sometiéndose a
las leyes de la naturaleza, a las leyes que rigen nuestra naturaleza, nuestro
universo, las leyes de la gravedad, de la estática, de la dinámica se imponen
por reducción al absurdo: sostener o derrumbarse”17).
Y la reflexión de los estudiantes continúa. Igual llama su atención la uni-
dad de estilo y la conformidad del tejido urbano con el contexto físico. Y digo
unidad, no uniformidad, porque los edificios son diferentes entre sí, no obs-
tante su igualdad fisonómica que expresa su propia individualidad dentro de
un marco cultural homogéneo. El estudiante lo detecta después de caminar y
de observar,... “Todas las casas son iguales arqui”; pero no lo son, habrá que
guiarlo para que descubra que son distintas entre sí dentro de un cierto patrón

16 Coppola Pignatelli Paola, Análisis y diseño de los espacios que habitamos, Editorial Concepto, México
1980: 61.

17 Le Corbusier, Hacia una arquitectura, Editorial Poseidón, Barcelona 1978: 56.

445
Antonio Tamez Tejeda

generador de la unidad de estilo18), asunto al que también habrá que introdu-


cirlo para que vaya formando su idea-conclusión al tenor del binomio cultura-
arquitectura. A los estudiantes igual les llama la atención la estereotomía de
las estructuras ruinosas que nos muestran su estatuto constructivo así como
su adecuación a la topografía del lugar. Algunos toman apuntes y hacen foto-
grafías del patio aquel que se refresca con la sombra de los pirules y se adorna
con unas sufridas bugambilias que contrastan con lo reseco de los adobes, o
les ha llamado la atención el cerco vivo de las albardas que han retoñado. Los
más pragmáticos hacen otras preguntas, “..y el agua arqui, ¿cómo le hacen”?;
así que a ver los papalotes girando a todo lo que dan porque hoy hace buen
viento. En fin, ellos son los que van descubriendo-concluyendo. En cuanto a
los asuntos sociales y funcionales, van y se involucran con la gente y hacen
preguntas,: “¿y si se acaba la leña?” y doña Bucha desde su fogón responde:
“no hijo, en el monte hay mucha, lo difícil es ir por ella con este sol, pero ni
modo, sino qué hacemos”. Y los muchachos comienzan a entender la misión
social del arquitecto. Comienzan a entender también que no todo es cuestión
de resolver plantas, sino entender la convergencia de asuntos aparentemen-
te disímbolos pero que, como un sistema de fuerzas concurren finalmente
apuntando hacia una dirección: la de la totalidad arquitectónica, porque nues-
tro oficio es mucho más que la capacidad de diseñar.
Broadbent al fincar sus tipos de diseño, dice que en el campo de lo ver-
náculo, “el diseñador empieza con una figura mental mixta de alguna forma
constructiva familiar”19). Para nuestro caso, pretendemos familiarizar al estu-
diante con esos elementos y totalidades ofrecidos de manera sencilla y clara
por la arquitectura regional. Entonces, después de la experiencia y explora-
ción del sitio el estudiante se habrá iniciado en el camino de su auto-forma-
ción fincada en la observación y curiosidad constructivas. Se habrá iniciado
en la comprensión del problema dimensionando la magnitud y cualidades del
asunto que tiene por resolver, al igual que en la habilidad de visualizar el todo
en cuanto síntesis y en el arte de entender la integración de los elementos de la
arquitectura para de lo cual derivar sus respuestas a futuro. Ahora visualizar
ya no será un problema para imaginar totalidades arquitectónicas indepen-
dientemente de su propósito y contexto. Está formando el criterio que le per-
mita concretar objetivamente para llegar a conclusiones que contrastará con
sus amigos del grupo y su profesor-guía de la expedición. Así que ahora, para
consolidar tal propósito y del taller de proyectos, generamos un ronda de ex-
posición colectiva en la cual los estudiantes exponen lo que han observado, lo
que han desprendido y particularmente la visión que de la totalidad arquitec-

18 Del Moral Enrique, El estilo y la integración plástica, Edición del Seminario de Cultura Mexicana, México
1966: 11.

19 Broadbent, Bunt, Jencks, El lenguaje de la arquitectura, Editorial Limusa, México 1984: 321.

446
La arquitectura regional como referencia didáctica para el taller de proyectos

tónica han construido producto de entender la integración de los elementos


de la arquitectura y comprender su misión. Discuten y debaten el asunto en
el marco del ambiente natural ejemplificando sus argumentos mediante la
referencia que les proveen los edificios recién visitados. Al final del día, los
estudiantes se encontrarán en aptitud de comenzar a imaginar sus ideas por
que al fin y al cabo su visión del asunto es la de la totalidad arquitectónica.
Han pasado de una situación dudosa a una situación estable, producto a su
vez, de una situación directamente vivida, es decir, la experiencia, en donde
la reflexión incluye necesariamente la observación, tomando como referente
didáctico a la arquitectura regional noresteña.
Como sabemos, la arquitectura de la tradición popular se resuelve por vía
de la autoconstrucción de quienes, poniendo en práctica tradiciones y sincre-
tismos, solucionan sus problemas funcionales del habitar mediante técnicas
artesanales y los materiales del lugar en consonancia y respeto con el contexto
físico del lugar. La arquitectura regional del noreste mexicano además de so-
bria y de recio carácter, permite observar su razón de ser a resultas de sus con-
figuración operativa, técnicas constructivas y adecuación al lugar y materiales
de la región. Arquitectura que responde a la lógica de lo obvio como dice
Bonet Correa20). Tan evidente es la exhibición que hace de sus constituyentes,
que por sí misma representa una referencia didáctica, clara y comprensible
para entender los elementos de la arquitectura. Ahí está la disposición de las
piezas próximas al patio que permite asoleamiento y ventilación, además de
actuar como proveedor de un microclima producto de sus arbustos y las ma-
cetas, a veces un nogal o un naranjo. Ahí esta el fogón o brasero que ha ahu-
mado techo y paredes a lo alto sin que la gente se ahogue con el humo. Igual
está el techo plano de terrado siguiendo a la estática y resistencia de materia-
les con los morillos trabajando a flexo-compresión y los adobes resistiendo y
transportando las cargas al suelo. Igual encontramos al rodapié y los pretiles
acompañados por las bajadas pluviales, cada uno con una función mecánica
o útil específicas actuando como agentes compositivos de la fachada, a lo cual
se agrega el orden y la euritmia de los vanos de puertas, ventanas y zaguanes
en alternancia con los macizos de los muros. No podemos pasar por alto a los
pórticos y corredores distribuidores o como lugares para pasar la tarde plati-
cando en la sombra. Lo mismo ocurre con la chimenea destacando por sobre
de la línea de pretiles y que con su penacho de humos demuestra aquello que
identificamos como integración funcional-estética-constructiva. Una vez ob-
servados-estudiados-comprendidos los elementos de la arquitectura regional,
permitirán al estudiante tener un punto de partida para generar nuevas ideas.
Sus ideas. Ideas al margen de la arquitectura regional, que por otra parte le

20 García Mercadal, La casa popular en España, Prólogo de Antonio Bonet Correa, Ed. Gustavo Gil, Barce-
lona 1981: XVI.

447
Antonio Tamez Tejeda

habrá sido útil en cuanto referente al igual que a su profesor bajo la forma de
herramienta didáctica explicativa de los elementos de la arquitectura y de la
totalidad arquitectónica. Así que ahora, a poner en práctica el producto de la
exploración en la concreción de ideas y generación de proyectos.
Iniciamos como ya dijimos, proponiendo al estudiante que resuelva un
caso hipotético bajo ciertas premisas. Proponemos para esta ocasión una casa-
taller para un geólogo-investigador ubicada en Icamole, como también puede
ser en Paredón o en Amargos. El asunto es que el estudiante resolverá el
caso mediante materiales y procedimientos constructivos regionales, sólo que
ahora el asunto no será producto de las necesidades generadoras de la auto-
construcción popular fincada en sincretismos locales, sino de un caso cuyas
características lo convierten en un problema específico que el estudiante ten-
drá que comprender. Conocer el problema y el sitio, entender a la gente y su
propósito, entender su tiempo y contexto para entonces comprender al pro-
blema. El estudiante investigará qué es y qué hace un geólogo. Estudiará el
sitio y su ambiente. Reflexionará acerca de la realidad de su lugar y su tiempo.
Desprenderá conclusiones para fincar proposiciones formales. Así que, como
espejo de lo aprendió en su experiencia-exploración en el campo, resolverá
este problema encuadrado en la realidad de su momento y cultura, hacien-
do concurrir los componentes simultáneamente, porque la arquitectura es un
algo indivisible que se piensa en cuanto un todo integrado, asunto que el estu-
diante ha comprendido e intenta ahora practicar en términos de composición
arquitectónica dadas ciertas premisas que empieza a dominar.
El proyecto inicia en el momento en que el estudiante se ocupa de identi-
ficarlo y conocerlo, así que de regreso en el taller de proyectos, enunciamos
al estudiante los pormenores que debe conocer acerca del problema para que
dé inicio al proceso de proyecto, comenzando por generar el programa de
necesidades y ordenar la información sobre de la cual desarrollará sus ideas
de carácter formal, operativo, ambiental y constructivo bajo la forma de una
totalidad. Para tal propósito, el estudiante seleccionará el predio preciso que
le satisface o motiva para desarrollar su idea, sea que disponga de la informa-
ción que hubiese levantado en su exploración del lugar, o bien que la suponga
precisando sus características físicas, topográficas y de orientación en concor-
dancia con la realidad observada en su visita al sitio. Explorará las bondades
y limitaciones del predio, auxiliado por su profesor que opinará acerca de las
posibilidades y restricciones, más sin interferirle o sugerirle con carácter im-
perativo aquello que pudiera o debiera de procurar en ese predio. Igual el es-
tudiante pormenorizará todo cuanto operativamente practica aquel geólogo
en su trabajo de campo y de gabinete para de lo cual desprender el programa
arquitectónico a seguir. Estudiará conjuntamente el análisis del sitio y funcio-
nal para agrupar los componentes del edificio, a la par que lo relaciona con su
estabilidad y seguridad material fincado en las técnicas constructivas locales,

448
La arquitectura regional como referencia didáctica para el taller de proyectos

a la vez que visualiza formalmente ese todo en ciernes desplantado tentati-


vamente en el sitio y sujeto del medio físico que lo condicionan en términos
de organización tridimensional de los locales, todo aderezado por el impulso
natural del estudiante por lograr una idea original, útil y personal.

IV.1. Producción de los estudiantes


La experiencia en el sitio hizo comprender al estudiante que en el campo
de lo pragmático, la forma arquitectónica responde a un propósito, unos ma-
teriales y cierto medio físico, encuadrada en su realidad cultural y temporal,
es decir, las premisas de proyecto. Ahora le toca llamar a su propia inventiva
para imaginar su respuesta a la totalidad arquitectónica de acuerdo a las pre-
misas que su caso en el taller de proyectos supone. Su cometido será visuali-
zar el todo compuesto por los espacios útiles, el sitio, y la técnica constructiva,
conducidos en cuanto totalidad orientada por su intención-motivación dentro
de un proceso simultáneo y ordenado conforme a las relaciones que guardan
entre sí los componentes para su integración en aquel todo. Planos del sitio,
estudio de los vientos y la orientación, cortes topográficos, fotografías del si-
tio y edificios próximos, gráficos de todo, cuadros de áreas, cualidades de los
materiales, ideas, perfil del geólogo que nos ocupa y de su oficio, bocetos, re-
lación entre los locales, el mobiliario, volúmenes e intentos de axonométricos
asociados al lugar aún sin tener una planta definida. Porque partimos de no
resolver únicamente el gráfico de una planta de la cual desprender forma y
fachadas. El estudiante genera bocetos del fogón y la chimenea sin importar
que la cocina esté aún indefinida, igual cuida los puntos focales interiores
y el carácter de los ambientes al interior y exterior, nos ubicamos en ellos
percibiendo imaginariamente el estar ahí, cortes para posicionar cimientos,
adobes, morillos y pretiles cuando la planta aún no cuaja, atiende a la planta
todavía imprecisa y considera su relación con los volúmenes exteriores que
genera y éstos respecto al contexto físico del lugar, de manera que el estudian-
te va entonces modelando la forma deseada en cuanto a un todo previamente
comprendido y visualizado, no en pedacitos separados sino bajo la idea de
totalidad arquitectónica.
La planta toma forma simultáneamente a la solución constructiva, en tanto
que el estudio de los ambientes interiores y los volúmenes exteriores se conec-
tan con el ambiente natural y urbano, todo en cuanto proceso de visualización
del todo resuelto de conformidad con el sitio y el perfil del geólogo aquel que
se ensimisma y trabaja, solo o acompañado, en este paisaje del semidesierto
norteño que penetra en los límites de Coahuila y Nuevo León. El estudiante
elabora un cierto número de partidos sobre los cuales estudiar y decantar la
mejor solución. Partidos visualizados bajo la idea del todo, tridimensional-
mente, porque en su proceso de observación y comprensión de referentes en
campo se ha adiestrado para visualizar a la vez que concretar la idea del todo

449
Antonio Tamez Tejeda

arquitectónico. Sus partidos no serán uniplanares sino espaciales-formales al


dejar de considerar las partes por separado sin más relación que la funcional.
Sus partidos no serán solamente diagramáticos o funcionalistas sino que aho-
ra consideran simultáneamente a los diversos componentes formales en la
totalidad arquitectónica. Así, el estudiante se habrá iniciando en el espectro
total de su oficio y sus procesos, generando una forma arquitectónica ajena
a la forma por sí misma. Habrá comprendido entonces que “....la arquitectu-
ra es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes reunidos bajo la
luz...”21), asunto que va mucho más allá de su capacidad de diseñar. Veamos
ahora los productos que los estudiantes han generado.
Viene la entrega de proyecto. Los estudiantes presentan entonces el com-
pendio de láminas, modelos y memoria de su proyecto. Presentación que
consiste en lo usual compuesta por la descripción del caso y su programa de
necesidades al igual que premisas de proyecto, planta de análisis del sitio,
planta de conjunto e inserción en su contexto inmediato, plantas arquitectó-
nicas mostrando mobiliario, niveles y criterio estructural, cortes y elevaciones
mostrando los miembros constructivos, el ambiente interior y exterior, una
perspectiva de conjunto y maqueta incluyendo particiones interiores al igual
que las curvas de nivel del terreno. Una presentación usual. Sin embargo, lo
que atrae nuestra atención es la atinada interpretación que el estudiante ha
logrado respecto del caso y sus premisas. Igual atrae nuestra atención la cali-
dad espacial y formal de su propuesta en términos de ambientes prácticos y
confortables al interior, a la vez que interesantes, estéticos y equilibrados por
el exterior e integrados con el medio de su emplazamiento. Problema resuel-
to mediante las técnicas constructivas locales. Pero además, y esto es lo más
interesante del asunto, una propuesta de proyecto arquitectónico dotada de
una forma y expresión, que si bien asociamos con los referentes que visitó en
su exploración de campo, se percibe generada por la inventiva y motivación
del estudiante ofreciendo un producto racional de gran unicidad ubicado en
el marco de su actualidad asociado a la realidad de su lugar y tiempo. Incluyo
algunos gráficos de tres casos que demuestran lo anterior, solo tomémonos
el tiempo para revisarlos y confirmar su calidad, no obstante pertenecer a
estudiantes del tercer semestre y primer taller de proyectos de arquitectura.
El resultado conforme demuestran los proyectos generados por los estu-
diantes, me lleva a reconsiderar a su vez el oficio de profesor de arquitectu-
ra. El oficio de enseñar el arte de proyectar en arquitectura va más allá de
enseñar a resolver el cómo solucionar un problema arquitectónico. Va más
allá de la didáctica plana fincada en la idea de emisor-receptor para lograr el
proceso de enseñanza-aprendizaje. El oficio de profesor penetra en el campo
de la autogestión, el autoaprendizaje y la realización personal del estudiante,

21 Le Corbusier, Hacia una arquitectura, Editorial Poseidón. Barcelona.1978:25.

450
La arquitectura regional como referencia didáctica para el taller de proyectos

que descubre-comprende-visualiza con la ayuda que oriente su tino todavía


impreciso, y facilite entonces el auto-descubrimiento de su propia capacidad
para resolver problemas dentro de la realidad que encuadra su propuesta
arquitectónica. Entonces, el profesor de arquitectura promoverá-facilitará-
orientará la autogestión del estudiante en cuanto motivo personal que Vi-
llagrán resume en tres momentos sucesivos a saber: “El primero, la vivencia
artística que impresiona al artista afectivamente ante una situación determi-
nada; el segundo, la incitación expresiva, o exigencia que surge de expresar
su vivencia y el tercero, de la necesidad de dar forma de arte perdurable a su
expresión”22). En síntesis: vivencia, expresión y constitución de la forma, que,
sensible y racionalmente para el cometido de ciertas premisas habrá surgido
del estudiante, de su idea y su visualización de aquella totalidad por resolver.
Entonces, el profesor de arquitectura del primer taller de proyectos, aban-
donará la mecánica tradicional de enseñar el qué y el cómo específicos para
resolver el caso como si se tratara de la manera en que él hubiera resuelto el
asunto para sí mismo, para entonces dar lugar a un proceso de facilitación
para que el estudiante lo explore y lo resuelva en cuanto motivo personal que
nos explica Villagrán.

IV.2. Autogestión del estudiante


En términos de direccionar la conducta a seguir como profesor del taller
de proyectos, propongo entonces seguir, dentro de ciertos límites, la idea de
aquella melodía Let it be, de los Beatles, “déjalo ser”. Dejar que el estudian-
te encause su motivo personal dentro de las premisas del problema guiado
por su profesor-facilitador que promueve su capacidad propositiva e inven-
tiva, a la par que estimula y refuerza el nivel de comprensión y desarrollo de
su alumno, apartándolo a su vez de la eventual propensión del estudiante
a conducirse voluntariosamente, ajeno a la razón y premisas del proyecto.
Considero entonces que aplicar el método tutorial23) resulta adecuado a las
circunstancias del taller de proyectos, en donde la principal preocupación del
profesor consistirá en cuidar que las propuestas del estudiante correspondan
a la realidad del proyecto en cuanto premisas del todo arquitectónico por re-
solver, y que al atenderlas concurran bajo la forma de componentes de aquella
totalidad visualizada previamente. La relación estudiante-profesor será en-
tonces más estrecha y colaboradora, será la relación de aprendiz-maestro fun-
dada en el mutuo hacer y en la mutua participación para visualizar-resolver
problemas en un proceso total que considera y maneja simultáneamente a los
“elementos de la arquitectura” generadores de forma arquitectónica.

22 Villagran García José, Teoría de la Arquitectura, Edición INBA-SEP, México 1986: 134.

23 Highet Gilberb, El arte de enseñar, Ediciones Paidos, Barcelona 1982: 110.

451
Antonio Tamez Tejeda

Resumiendo, podemos observar que la didáctica del taller de proyectos


conforme propuse inicialmente, se sustenta en la idea de que el estudiante
observe-cuestione-proponga apoyado en el referente adecuado, porque al
igual que no somos conscientes de cada letra que forma una palabra, sino que
percibimos la idea completa que ésta expresa, no nos damos cuenta de qué
es lo que percibimos, sino del concepto que se crea en nuestra mente cuan-
do lo percibimos. Cuando no hemos sido adiestrados requerimos el apoyo
que un referente representa. Eso es un árbol, eso es una casa. El proceso que
practicamos consistió primeramente en dominar el problema y su cometido
consistente en generar una casa para un geólogo investigador para de lo cual
generar su programa arquitectónico. En seguida pasamos a la experiencia
para observar el medio y el referente que los edificios regionales represen-
tan y visualizar así la idea del problema por resolver. Explorar-experimentar
para cuestionar-responder, a resultas de la observación-reflexión que condujo
a la abstracción-síntesis-concreción de la idea de arquitectura para la casa de
aquel geólogo investigador a construirse con los materiales del lugar. Visua-
lizamos preliminarmente la totalidad arquitectónica del aquel edificio pro-
ducto de estudiar el referente adecuado, a la vez que dominar el programa
arquitectónico y ubicarlo en el sitio en donde los materiales del lugar regirán
su configuración material, a excepción de la innovación derivada del motivo
que anima al estudiante, su incitación o exigencia que surge de expresar su
vivencia. Quizás aún antes del primer trazo, el problema ha sido resuelto en
el plano de nuestra mente en cuanto idea de la totalidad arquitectónica inclu-
yendo su posición, forma y expresión. El asunto consistirá ahora en estudiarlo
mediante trazos que confirmen gráficamente aquella idea, y resolverlo al con-
jugar las plantas con apuntes de volumen de conformidad con el programa
y visión de aquella totalidad, para de ahí pasar a la solución de los asuntos
funcionales, constructivos y adecuación al sitio, conforme visualizamos en la
idea preliminar de origen.

Trazos que confirman la idea

V. Conclusión
El caso para el taller de proyectos conforme describí, fue resuelto de acuer-
do a la didáctica que propuse abordando un problema adecuado al primer
taller de proyectos de arquitectura. Un problema sencillo más sin embargo
complicado para quién no ha sido adiestrado en la comprensión de totalida-
des arquitectónicas y su visualización bajo el manejo simultáneo de los ele-
mentos de la arquitectura, a lo cual se añade el problema que representa la
composición de los volúmenes que conforman al todo. Logrado tal propósito,
el estudiante se encontrará en aptitud de continuar por ese camino o método

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La arquitectura regional como referencia didáctica para el taller de proyectos

para enfrentar problemas de mayor complejidad, por que aquello que apren-
dió al solucionar la casa del geólogo aquel, fue un asunto de metodología de
proyecto, aplicable por igual a cualquier proyecto que se le presente habida
cuenta de las diferencias que la magnitud y complejidad representan. Apren-
dió a pasar de un estado o una situación en la que se experimenta oscuridad,
duda o, a una situación clara, estable y armoniosa, producto de identificar y
observar al problema en su contexto, observación que necesariamente lo con-
duce a reflexionar acerca de su naturaleza y posibles vías de solución, toda
vez que lo contrastó respecto del referente adecuado.
El estudiante encontró el camino. Ahora, generar ideas para resolver la to-
talidad arquitectónica para otros proyectos no será problema, porque apren-
dió a dominar la integración de los elementos de la arquitectura bajo la for-
ma de una totalidad que le es posible visualizar a partir de la comprensión
del todo por resolver. Como mencioné, se trata de un asunto metodología de
proyecto y a este asunto quería llegar finalmente. En la actualidad es tal el
número de tipos de edificios al igual que variada su complejidad, que es im-
posible abordarlos en el taller de proyectos para su solución. Por lo menos de
noventa a cien tipos distribuidos en quince géneros de edificio. Sin embargo,
generalmente en el taller de proyectos se aborda el caso por resolver ajeno a
tal universo de casos posibles, centrando la atención del alumno en el caso
que resuelve y no precisamente bajo el proceder de solucionar totalidades
arquitectónicas, sino en pedacitos, primero la planta, ya después se despren-
derá lo demás. Aprende a solucionar una casa, un edificio de oficinas, o un
supermercado siguiendo directrices para ese caso, atendiendo casi exclusiva-
mente los asuntos funcionales centrados en la planta del edificio, más no en
términos de una totalidad siguiendo una declarada metodología de proyecto.
Me parece entonces que la atención del taller de proyectos habrá que centrarla
primeramente en la metodología de proyecto más que en resolver tal o cual
caso aislado, de suerte que aprenda el proceso a seguir indistintamente del
caso por resolver, además de ejercitarse exclusivamente en la comprensión
y creación de totalidades arquitectónicas24) que conjugan los elementos de la
arquitectura, incluidos aquellos edificios de gran magnitud y complejidad
operativa, técnica y de adecuación al sitio y su ambiente, bajo un cierto orden
en el desarrollo de proyecto bajo un proceder metodológico.

La totalidad arquitectónica
Cualquier disciplina de gabinete o de campo que se practique sin método
alguno, acabará por ser una práctica penosa y quizás en un tiempo excesivo,
amén de yerros constantes. El estudiar mismo implica una metodología a se-
guir, porque primeramente hacemos conciente la necesidad de estudio y la

24 Norberg-Schulz Christian, Intenciones en arquitectura, Editorial Gustavo Gili, Barcelona. 1998: 142.

453
Antonio Tamez Tejeda

determinación de iniciarlo, para en seguida centrar nuestra atención en lo que


se lee, observe o se desarrolle para efecto de su estudio, asunto que requiere
voluntad y disciplina además del declarado interés por comprender aquello
que se estudia, concientes del beneficio que nos reportará. Debo añadir que la
metodología sin aplicación sale sobrando, pero nada que se emprenda ajeno
a una cierta metodología logrará sus expectativas en forma económica y or-
denada. Igual, la enseñanza del taller de proyectos implica orden y disciplina
que excede a la teoría de la enseñanza, retórica y horizontal, sustituyéndola
con creces mediante el simple dialogo entre el que sabe y el que quiere apren-
der en torno a un problema, cuya visualización se facilita mediante el estudio
del referente adecuado. El taller de proyectos implica apego a la realidad,
porque eventualmente “también las universidades producen tecnócratas de
pizarrón, que tienen ideas muy teóricas sobre como funciona la realidad”25), y
si algo se espera de un arquitecto es que sea realista en sus propuestas en tér-
minos de formación cultural de su profesión. Como mencioné inicialmente, la
arquitectura regional del noreste me ha resultado ser una eficaz herramienta
didáctica, en cuanto referente para los estudiantes al conjugar los elementos
de la arquitectura y visualizar sus ideas bajo la forma de totalidad arquitec-
tónica, partiendo de que es el alumno quién está generando su propuesta de
proyecto y su profesor es la guía orientadora, como si de aprendiz-maestro se
tratara.

V.1. Epílogo para el estudiante de arquitectura


Aprender y superarse es un asunto personal. Cuando la disciplina que
se aprende rebasa a nuestro espíritu de autoformación, requeriremos de la
facultad de arquitectura y sus profesores, pero el asunto sigue siendo perso-
nal. Depende de la voluntad y empeño del estudiante por aprender aquello
que le motiva. Para tal propósito, “Mira dentro de ti mismo -es decir, en tu
propia mente- y descubrirás el logos, que es la verdad y es común a todas las
cosas”26), en tu caso, la verdad de lo que es ser arquitecto, asunto que implica
estudio y esfuerzo, porque “No serás eficaz si no tomas el trabajo de aprender
tu tarea”27). A su vez, el conocimiento y dominio de una disciplina difícilmen-
te será finito una vez terminados los estudios superiores. Por el contrario, lo
cierto es que al obtener su título de Arquitecto, las cosas apenas si comienzan
en el plano del adiestramiento profesional, de no haber existido práctica pre-
via. La realidad les enseñará o aclarará en su caso, un sinfín de dudas una
vez que entren en contacto con la práctica profesional, por lo cual no dudo

25 Zaid Gabriel, Hechos a mano, Periódico El Norte, Noviembre 27 de 2011, 1a sección, p/9.

26 Guthrie William K. Los filósofos griegos, Fondo de Cultura Económica, México. 1995: 54.

27 Ibid 16.

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La arquitectura regional como referencia didáctica para el taller de proyectos

en recomendarles que en cuanto se sientan capacitados y sin descuidar sus


estudios, se coloquen en algún despacho de arquitectos, ingenieros o empresa
constructora, con el fin de comenzar a entrar en esa realidad en donde aquello
que mayormente se les va a demandar es la habilidad para identificar y resol-
ver oportuna y acertadamente los problemas inherentes a su disciplina bajo
determinadas premisas.
Descubrirán la importancia que tiene la disposición, el espíritu de iniciati-
va, la capacidad de comunicación y la urbanidad en sus relaciones de trabajo.
Igualmente, la realidad demuestra que quién se actualiza, mayores posibi-
lidades tiene de prosperar en su práctica profesional, por lo mismo les re-
comiendo se inscriban en aquellos cursos o participen en aquellos foros que
reporten un valor agregado a su formación profesional. Asistan a congresos,
diplomados y seminarios, igual no están por demás los estudios de postgrado
siempre y cuando les reporten una preparación suplementaria que mejore su
desempeño profesional. Finalmente, mantengan firme su determinación para
desarrollar sus cometidos y proyectos dentro del ámbito de la ética, la moral y
seriedad profesional, practicantes de una conducta aderezada por la simpatía
y el buen humor que incrementará su capacidad de conectarse y mantener las
relaciones en su contexto social y en el mundo de los proyectos. Disfruten el
servir a Dios y sus semejantes a través de su cotidiana labor. Verán como tal
determinación y obrar los conducirá por el camino del éxito en la práctica de
su realidad profesional. Más sin embargo, como mencioné, aprender y supe-
rarse es un asunto personal.

V.2. Epílogo para el profesor del taller de proyectos


Así como el asunto de aprender y superarse es un asunto personal para
el estudiante, igual es un asunto personal la práctica docente al servicio del
estudiante. Practica en donde el profesor, para nuestro caso del taller de pro-
yectos, viene a ser el actor principal para lograr el cometido académico de
formar futuros arquitectos. Actor en el que necesariamente concurrirán dos
cualidades que redundarán en el progreso de su alumno. La primera es su
dominio de la arquitectura, tanto en su práctica y desempeño en el medio de
los proyectos como en términos de crítico o consultor en base a una plata-
forma intelectual que lo faculta. La segunda consiste en generar una efectiva
relación de aprendiz-maestro con sus alumnos, provocando en ellos el afán
por descubrir y resolver el problema que se les presente bajo el equilibrado
proceder que conjuga a la razón con cierta dosis de emoción e intuición, a la
vez que permitir al estudiante el generar su idea libre de ataduras como no
sea su motivación debidamente fundamentada. Ataduras entre las que no es
remoto encontrar los prejuicios o preferencias personales del profesor, que li-
mitan la motivación del estudiante en cuanto a los caminos e ideas para resol-
ver el problema de proyecto. Cualidades que de practicarse, permitirán lograr

455
Antonio Tamez Tejeda

aquellos resultados que deseamos en la mayoría de nuestros alumnos, y no


solo en aquellos cuyo talento personal los lleva a destacar como estudiantes
en la facultad al igual que en su futura práctica profesional.
Pero lo anterior supone un estudiante que al ingresar a la facultad cuenta
con una sólida preparación para entrar al campo de los estudios superiores.
Sin embargo, esto no ocurre del todo, lo cual representa un problema para el
profesor, cuando se percata de ello. Pidan a sus alumnos del primer semestre
que determinen la superficie de un isósceles conociendo la longitud de sus
lados, y verán que ni el cinco por ciento lo resuelve. De lógica mejor ni pre-
guntarles. Lo grave es que pareciera que el estudiante no se da cuenta de ello
o no hace el intento por superarse, y comienzan a reaccionar hasta el tercer
o cuarto semestre de sus estudios en la facultad, o más tarde aún. En adición
a lo anterior, y desde un punto de vista asociado con la metodología del ta-
ller de proyectos, pareciera que otro asunto nos ha desbordado en el seno
de escuelas y facultades de arquitectura. Suele ocurrir, que además de una
enseñaza fragmentaria, en pedacitos separados como dice Morin, los dichos
pedacitos permanecen sin relación unos con otros, particularmente en lo que
se refiere a teoría e historia de la arquitectura considerándolos además como
bichos inútiles en el conocer del arquitecto. Igual agrego que eventualmente y
sin generalizar, las asignaturas de estructuras, de construcción o instalaciones
remotamente se reflejan en los casos que se atienden en el taller de proyectos.
Por otra parte y en aras de remediar la necesidad de especialización en deter-
minados campos del conocimiento coincidentes en una misma disciplina, se
termina por dispersar finalmente la tal disciplina en parcialidades que por sí
mismas pertenecen a un solo cuerpo del saber, en nuestro caso la arquitectura
y el taller de proyectos, y es así que encontramos currículos dirigidos a formar
arquitectos orientados supuestamente al diseño, o bien a la administración, o
la construcción, agravando de esa suerte la visión de lo que por sí misma es
la arquitectura en cuanto integradora de la firmeza, la utilidad y la belleza en
términos de misión y práctica profesional.
Asunto que amerita atención, porque podemos resbalar y terminar enton-
ces formando solamente administradores, organizadores de espacios, o bien
supervisores de obra, y quizás sean buenos administradores, organizadores o
supervisores, pero no arquitectos, y menos para quienes el motivo de Palladio
o el menos es mas son asuntos lejanos o ajenos a su entender de arquitec-
tura. Entonces, el taller de proyectos de arquitectura, además de centro del
aprendizaje del estudiante en materia de proyectos y consolidar los asuntos
tributarios del mismo como son la utilidad y la firmeza de los edificios en su
contexto, igual integra aquellas otras asignaturas como son la teoría y la his-
toria del arte y la cultura en cuanto plataforma ideológica e intelectual sobre
de la cual el estudiante finque su idea de arquitectura. Como ya mencioné,
en el profesor del taller de proyectos concurre el caudal de conocimientos que

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La arquitectura regional como referencia didáctica para el taller de proyectos

finalmente habrá de generar en el estudiante una actitud crítica, reflexiva e


innovadora acorde a su contexto y tiempo para generar su proyecto arquitec-
tónico. Termino entonces con el decir de Vittorio Gregotti, citado por Oriol
Bohigas, quien afirma que: es en la unión entre ideología y lenguaje dentro
de la obra…donde reside nuestro poder de acción en tanto que arquitectos y
nuestra posibilidad de transformar el mundo que nos envuelve28).

VI. Referencias Bibliográficas

Arquitectura vernácula mexicana del Noreste, AntonioTámez Tejeda, FArq Universi-


dad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México, 1993.
Cultura y contexto, Antonio Támez Tejeda, FArq Universidad Autónoma de Nuevo
León, Monterrey, México, 2006.
“La arquitectura del centro de Monterrey en relación al crecimiento metropolitano”,
Antonio Támez Tejeda en: Análisis Espacial y Políticas Públicas en Estudios de
casos seleccionados, Edit. Eduardo Sousa González., Universidad Autónoma de
Nuevo León, 1a. edición, Monterrey, México, 2010.

28 Bohigas Oriol, Contra una arquitectura adjetivada, Ed. Seix Barral, Barcelona. 1969: 62.

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