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CAPÍTULO II

MARCO TEÓRICO

En una investigación, el Marco Teórico se orienta a esclarecer y sentar


aquellos elementos conceptuales que fundamentan el estudio, del cual afirma
Sabino (2008): “Se trata de integrar al problema dentro de un ámbito donde
éste cobre sentido, incorporando los conocimientos previos relativos al mismo
y ordenándolos de modo tal que resulten útil a nuestra tarea" (p. 46), de donde
se infiere la necesidad de seleccionar adecuadamente el material que servirá a
tales fines por la incidencia que tendrá en los resultados.
De ahí que este capítulo se inicie con los antecedentes, consistentes en otras
investigaciones, artículos, o ponencias que se relacionan con las variables del
estudio que se realiza y aportan información valiosa en ello, seguidos por las
bases teóricas, dadas por las diferentes teorías, enfoques y puntos de vista que
permiten sustentar el estudio, finalizando con las bases legales que
desempeñan igual rol pero con relación a la legislación vigente.

Antecedentes

Con relación a los antecedentes, éstos se clasifican en internacionales,


nacionales y regionales, y se refieren tanto a las variables estudiadas, en cuanto
al tipo de investigación o de la población de referencia como se expondrá a
continuación:
En el campo internacional, se cita primeramente a Mateo y Lara (2010),
quienes presentaron ante la Universidad Veracruzana en México, su trabajo de
grado titulado “Percepción de la imagen corporal y obesidad en mujeres

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indígenas popolucas”, determinando como objetivo, conocer la percepción de
la imagen corporal y obesidad en la población antes citada de San Pedro
Soteapan del Estado de Veracruz.
Como metodología se aplicó la correspondiente a un estudio de tipo
descriptivo, y transversal, en el cual la población estuvo conformada por el
total de mujeres indígenas popolucas del Sur del Estado de Veracruz y la
muestra se seleccionó como la integrada por setenta mujeres entre 16-67 años
de edad, las cuales se seleccionaron según el método de muestreo no
probabilístico por conveniencia, aplicándose como instrumento uno
estandarizado nombrado “Percepción de la imagen corporal (PIC)” de Osuna,
Hernández, Campuzano y Salmeron (2006); el cual consta de dos apartados, el
primer apartado refiere datos socio demográficos y antecedentes hereditarios y
el segundo, integrado por una detallada estimación de la imagen corporal.
Como principales resultados se plantean las características socio
demográficas de la muestra estudiada y la clasificación de la percepción que
tienen de su imagen corporal, concluyendo que la mayoría de las mujeres
popolucas se percibieron como obesas, resultado que al compararlo con la
realidad de acuerdo al índice de masa corporal (IMC) fue diferente, ya que,
considerando los parámetros del IMC para la clasificación, la mayoría resulto
con sobrepeso y normalidad respectivamente, recomendándose Realizar una
réplica del estudio en población urbana en la zona sur de Veracruz, así como
un seguimiento más cercano en el factor psicocultural, entre otros elementos.
De este modo, esta investigación resultó de utilidad para la presente, sobre
todo en cuanto al enfoque metodológico de la variable imagen corporal y su
percepción, ya que el instrumento utilizado pudiera resultar acorde con la
características del estudio que se desarrolla, así como también algunos
elementos del sustento conceptual realizado permitieron esclarecer el tema.
Asimismo, se cita a Miguez, Montana González y González (2011), quienes
en la Revista española Nutrición Hospitalaria, presentaron un artículo titulado
"Concordancia entre la autopercepción de la imagen corporal y el estado

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nutricional en universitarios de Orense”, planteando como objetivo detectar
posibles alteraciones de la conducta alimentaria en universitarios del Campus
de Orense mediante la autopercepción de su imagen corporal.
La metodología de la investigación que sirve de base al artículo fue un
estudio transversal descriptivo, en el cual participaron ciento cuarenta y cinco
(145) universitarios, utilizándose como técnica la encuesta y aplicando dos
subescalas del Eating Disorders Inventory: la subescala de insatisfacción
corporal (EDI-IC) y la de obsesión por la delgadez (EDI-OD).
Así, los resultados muestran que la mayoría de la población es normopeso,
no existen casos de obesidad en la población femenina y en la población
masculina no se encontraron casos de bajo peso, destacándose que más de la
mitad de la población tiene un juicio valorativo distorsionado de su cuerpo
respecto a los valores del IMC, observándose que los hombres subestiman su
peso y en las mujeres aparecen casos de subestimación y de sobrestimación,
concluyéndose que las mujeres más insatisfechas con su figura son las que
presentan sobrepeso o bajo peso y las más obsesionadas por adelgazar son las
que se encuentran en el límite superior del normopeso.
De esa manera, este artículo representativo de un estudio investigativo
significó para el estudio que se realiza un aporte importante, en tanto su
enfoque acerca de cómo analizar la autopercepción de la imagen corporal en
individuos que pudieran presentar algunas distorsiones en la misma, resultó de
utilidad además que el sustento teórico expuesto fue valioso para el desarrollo
de las bases teóricas de este proyecto, así como también resultó interesante la
revisión de algunas referencias bibliográficas citadas en el artículo.
Por otra parte, se cita a Pintado (2012), quien ante la Universidad de
Valencia, España, presentó su tesis doctoral titulada “Bienestar emocional,
imagen corporal, autoestima y sexualidad en mujeres con cáncer de mama”,
siendo su objetivo general, estudiar el bienestar emocional, la imagen corporal,
la sexualidad y la autoestima de las pacientes con cáncer de mama, sometidas a
cirugía radical o conservadora, así como la relación de los posibles factores

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protectores con el bienestar emocional, tales como el sentido del humor y la
resiliencia.
Como metodología se refiere un estudio de campo descriptivo, no
experimental en el cual la población y muestra estuvo integrada por ciento
treinta y un mujeres diagnosticadas de cáncer de mama hace más de un año y
sometidas a cirugía, ya sea mastectomía radical o conservadora con al menos
un año tras el tratamiento de quimioterapia o radioterapia y en su desarrollo se
aplicaron diferentes instrumentos estándar, tales como la escala HADS para el
bienestar emocional y la BSI (Body Scale Inventory, de Hopwood et al 2001).
para la evaluación de la Imagen Corporal.
En los resultados se utilizan cuadros y gráficos, así como diferentes
estadísticos que permiten una mayor comprensión de los mismos, destacándose
que en el caso de la imagen corporal los valores obtenidos presentan una
confiabilidad de 0.955 en la escala BIS, así como los coeficientes de
correlación de Pearson obtuvieron valores que demuestra la relación entre la
percepción de la imagen corporal y otros elementos tales como el nivel de
depresión y autoestima, con el deterioro físico causado por la quimioterapia
De este modo, en las conclusiones se señala que el tipo de cirugía, en
concreto la mastectomía radical se asocia a un mayor nivel de depresión, peor
imagen corporal y baja autoestima y además con relación a la información
médica respecto al diagnóstico, se destaca que el tratamiento y el pronóstico de
la enfermedad influyen en el bienestar emocional de las pacientes, donde dicho
bienestar se relaciona con la imagen corporal, la autoestima y el
funcionamiento sexual, demostrándose numéricamente que las pacientes que
presentan alteraciones en su imagen corporal, una baja autoestima y un
funcionamiento sexual inadecuado, tienen niveles elevados de ansiedad y
depresión.
En este sentido, esta investigación aportó a la presente tanto el enfoque
metodológico acerca de qué instrumentos pueden ser aplicados y cómo se
interpretan los resultados, además de un nivel de profundidad interesante en

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cuanto a cómo debe estudiarse lo relativo a la imagen corporal en pacientes
femeninas con cáncer.
También, se cita el trabajo de grado realizado por Rossano (2012), el que
fue presentado ante la Universidad Autónoma del estado de México, y tuvo por
título “Insatisfacción corporal”, siendo su objetivo comparar el nivel de
insatisfacción corporal en hombres y mujeres estudiantes de preparatoria del
municipio de Luvianos, Estado de México.
Así, la metodología consistió en un estudio comparativo con nivel de
constructo de la Insatisfacción Corporal, y diseño no experimental y de campo,
en el cual la población estuvo integrada por adolescentes con un rango de edad
de los catorce (14) a los diecinueve (19) años, para un total de mil ciento
catorce (1114) hombres y mujeres estudiantes de preparatoria de todos los
semestres, en el municipio de Luvianos, Estado de México, siendo la muestra
probabilística de tipo estratificada con un total de cuatrocientos (400) sujetos,
pertenecientes a la comunidad rural o semi rural de Luvianos, a quienes se les
aplicó un cuestionario con veinte (20) ítems.
En tal sentido, los resultados mostraron que existe diferencia significativa
en la insatisfacción corporal entre hombres y mujeres estudiados,
determinándose en las conclusiones que la mayor preocupación para los
hombres y mujeres es realizar ejercicio físico en pro de mejorar su figura más
no por mejorar su estado de salud, siendo el miedo a engordar una
preocupación constante entre las mujeres, mientras que una de las principales
situaciones psicosociales manifiestas en hombres y mujeres fueron la
comparación y la auto comparación, lo que produce efectos aversivos en
quienes lo padecen que van desde las burlas hasta el aislamiento social o en su
defecto evitación de conductas comunes como evitar que sea evidente su
gordura a través de las prendas que utiliza.
Por consiguiente como principales recomendaciones se planteó promover
dinámicas de convivencia sanas entre pares, los cuales contemplen las
reuniones deportivas, artísticas o de esparcimiento como un elemento

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cotidiano, dado que la falta de estas actividades promueve el aislamiento social
y por ende el acercamiento a los medios de comunicación, así como hacer del
conocimiento de la población en general que existen conductas de riesgo
específicas, como el ayuno, la modificación de hábitos alimenticios, el uso
exclusivo de algunas prendas de vestir, que dan indicios de que algo está
pasando, especialmente en los grupos de edad precedentes a la adolescencia
De este modo, a pesar que la población en estudio no necesariamente se
corresponde con la considerada en la presente investigación, la misma aportó
como antecedente relacionado un conjunto de conceptos importantes acerca de
la autopercepción de la imagen corporal y los elementos presentes en la
población dada en cuanto a la autoaceptación de la misma, por lo cual su
contenido resultó de utilidad en el desarrollo del tema.
Por su parte, en el contexto nacional, se cita primeramente a Méndez (2010);
quien en el Blog Ciencias Médicas, publicó un artículo titulado “La alopecia y
la calvicie”, siendo su objetivo profundizar en ambos conceptos y su relación
así como posibles causas.
En el desarrollo del artículo, el autor sigue una metodología descriptiva, ya
que se establecen definiciones que describen cada uno de los términos, sus
puntos de contacto y el origen, destacándose la clasificación y causas de origen
en cada una de las mismas así como su prevalencia por sexo y edades,
dedicándole también un punto aparte a aquellas alopecias que generan calvicie
o pérdida del cabello en el cráneo por causas terapéuticas.
Como resumen o a modo de conclusión del artículo presentado, se destaca
que la alopecia genética se refiere a la calvicie y en cambio la que se produce
por medicamentos, tiene que ver con que la célula del pelo se multiplica muy
rápido en el folículo, tanto y más rápido que las células cancerosas y por lo
tanto su vida es corta, recuperándose el cabello perdido una vez finalizado el
tratamiento, recomendándose la divulgación de esta información así como la
necesidad de que en cualquier caso debe acudirse al consultorio médico en
etapas tempranas de producirse la caída del cabello o vello corporal.

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En tal sentido, este artículo resultó útil a la presente investigación, ya que
aportó un conjunto de definiciones, enfoques y elementos conceptuales que
permitirán profundizar en la alopecia, en este caso, la causada por
quimioterapia en mujeres que sufren de cáncer.
También de cita el artículo realizado por Gauchin y Aular (2010) publicado
en la Revista en línea Dermatología Ibero-Americana Online el que fue titulado
“Tratamiento Quirúrgico de las Alopecias”, y su propósito fue realizar un
análisis de las diferentes manifestaciones de esta dolencia así como su solución
mediante cirugía.
De esta manera, se sigue una metodología descriptiva, explicativa en el
desarrollo del artículo, el cual los autores lo inician con el significado del
término alopecia y su origen del griego, así como un análisis detallado de la
fisiología del vello y el cabello lo que es ilustrado de forma interesante,
presentando las posibilidades terapéuticas en las alopecias y concluyendo con
las ventajas de la cirugía en aquellos tipos permanentes.
Así, este artículo resultó de utilidad para el presente por cuanto aportó una
serie de conceptos incluso históricos y de lenguaje que sirvieron de forma
adecuada para sustentar el tema y además, permitió conocer algunos elementos
acerca del mismo que anteriormente eran desconocidos, por lo cual se
considera también un aporte importante como antecedente del estudio que se
realiza.
En este orden de ideas, se hace referencia a Villasmil (2010), quien ante la
Universidad de Los Andes, ubicada en el estado Mérida, presentó su trabajo de
doctorado titulado “El autoconcepto académico en estudiantes universitarios
resilientes de alto rendimiento: Un estudio de caso”, del cual fue su objetivo,
describir el proceso de construcción del autoconcepto académico en estudiantes
universitarios resilientes de alto rendimiento.
La investigación pertenece al paradigma cualitativo, descriptiva, partiendo
del análisis cuali-cuantitativo del estudio de 4 casos de sujetos resilientes,
utilizándose como técnicas e instrumentos para la recolección de datos: la

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autobiografía y entrevista no estructurada, además del Inventario de
Autoestima de Coopersmith, el MLP para evaluar la motivación al logro, el
MAFI para la motivación de afiliación y el MPS para la motivación al poder y
también se utilizó un autorreporte denominado Escala Universitaria de Auto
Expresión para la asertividad.
De este modo, se refiere que los sujetos evaluados presentaron la mayor
cantidad de indicios en la macro categoría del Autoconcepto Académico,
siendo las de mayor frecuencia la “Relación con Otros”, “Enfrentamiento de
Situaciones Académicas”, el “Compromiso con la Tarea y la Responsabilidad”
y la “Asertividad”. En los factores Psicológicos de Prevención, las mayores
frecuencias fueron la “Voluntad”, la “Iniciativa”, el “Sentido del humor”, la
“Autoestima Positiva” y la “Moralidad”, concluyéndose que todos alcanzaron
un puntaje alto en autoestima, al igual que en la motivación al logro,
demostrando un escaso interés en ejercer influencia sobre otros para ser
percibidos como una persona poderosa, recomendándose la divulgación y
seguimiento de los resultados.
Así, esta investigación aportó a la presente el enfoque metodológico así
como la manera de interpretar los resultados de los instrumentos en función de
la formación del autoconcepto, lo cual resultó interesante a los efectos del
desarrollo del estudio que se realiza, aun cuando se refiere a otro aspecto del
autoconcepto como es el relativo a la imagen corporal.
Por otra parte, se cita el artículo realizado por Orbis (2012), y publicado en
la “Guía de contacto médico en línea”, la que físicamente tiene sucursales en
Valencia y Maracay, Venezuela y fue titulado “El frío frena la calvicie de la
quimioterapia”, el cual se refiere como propósito central a un tratamiento a
base de frío para disminuir los efectos de la quimioterapia como causante de
alopecia.
En tal sentido, el autor resume de manera descriptiva los resultados de la
aplicación del tratamiento indicado, destacando que la acción del frio sobre el
cuero cabelludo constriñe la irrigación sanguínea al folículo piloso y evita que

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el cabello entre en contacto con los componentes de la quimioterapia, por lo
que en dicho enfoque el paciente es conectado, media hora antes de recibir el
tratamiento, a un equipo similar a un aire acondicionado portátil. Se le coloca
un gorro de silicona y neopreno conectado a un tubo a través del cual le llega
el fluido refrigerante, bombeado desde el dispositivo automatizado. Una vez
que ha recibido la quimio debe permanecer una hora más conectado a la
máquina.
Como conclusión se destaca que el tratamiento ha resultado efectivo el cual
se aplica en Venezuela desde hace un año en Maracay y Valencia, mediante un
dispositivo importado denominado Dignicap, el cual tiene la ventaja de que
puede ser utilizado simultáneamente por dos personas y existe experiencia en
el mundo en su utilización en diferentes variantes desde 1997.
Así, este artículo resultó interesante y aportó algunos conceptos para la
presente investigación, sobre todo teniendo en cuenta que algunas de las
pacientes con las que se conversó en etapas iniciales del estudio manifestaron
su temor de que no les volviera a salir el cabello, y así se puede divulgar
mediante la investigación, los efectos de este novedoso tratamiento.
Como antecedente regional, se cita primeramente a Pacchiano (2010) con el
trabajo de grado presentado ante la Universidad Yacambú en Barquisimeto que
fue titulado: “Relación entre la percepción de la imagen corporal y la
autoestima en mujeres que asisten a tratamiento psicológico”, del cual fue su
objetivo, determinar la relación entre la percepción de la imagen corporal y la
autoestima en las mujeres antes referidas.
La metodología estuvo enmarcada en el paradigma cuantitativo, de tipo
descriptivo, correlacional y diseño de campo, considerándose como población
todas las adultas que asisten al Taller de la mujer en Proyecto Creces y
Asociados, para un total de cien (100); y la muestra se seleccionó igual a la
misma, siendo entonces del tipo censal a quienes se les aplicaron instrumentos
de recolección de datos que permitieron obtener resultados y arribar a
conclusiones entre las que se destacan, que un alto porcentaje de las

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encuestadas posee alta autoestima no existiendo una correlación entre las dos
variables estudiadas.
No obstante, se destaca en las conclusiones, que al relacionar las
dimensiones de los instrumentos se encontraron correlaciones negativas o
inversas significativas en cuanto a la autoestima positiva e insatisfacción
corporal y entre preocupación corporal y autoestima positiva, todo lo cual
resultó de utilidad para el desarrollo de la presente investigación, ya que este
antecedente aportó el enfoque metodológico para el análisis de los resultados y
el planteamiento y cálculo de la correlación entre las variables estudiadas.
Por otra parte, se cita a Toring (2012), quien ante la Universidad
Centrooccidental "Lisandro Alvarado", (UCLA) de Barquisimeto, presentó su
trabajo de ascenso titulado “Nivel de conocimiento sobre las formas
farmacéuticas”, siendo su objetivo, determinar el nivel de conocimiento sobre
las formas farmacéuticas de los estudiantes del Postgrado de Medicina Interna.
La metodología fue un estudio descriptivo transversal, en el cual la
población estuvo conformada por veinte y tres (23) estudiantes, a quienes se
les aplicó un instrumento tipo cuestionario el cual se estructuró en dos grandes
partes. En la parte A se solicitaron los datos generales de los participantes y la
parte B contenía quince (15) preguntas de selección simple, las cuales se
agruparon en cuatro bloques o partes de preguntas, según el contenido que
exploraban, en lo cual se consideró, entre otras formas la quimioterapia y sus
efectos sobre los pacientes con cáncer.
Así, en los resultados, se destaca que las Formas Farmacéuticas (FF) pueden
definirse como un producto farmacéutico, que contiene el principio activo de
un fármaco y mediante procedimientos tecnológicos adecuados, se le modifican
los caracteres físicos y químicos para facilitar su administración e influir de
manera positiva en la absorción y posterior establecimiento de unas
concentraciones plasmáticas que aseguren el efecto farmacológico, lo cual no
siempre era dominado por la población encuestada, destacándose que los
mayores errores estuvieron precisamente en cuanto a los efectos temporales de

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la quimioterapia como FF utilizada en pacientes con cáncer, recomendándose
la mayor difusión y profundización en tales conceptos.
De este modo, esta investigación se relaciona con la presente ya que por una
parte se aborda entre otros elementos, lo relativo a la quimioterapia y por otra
el estudio se asemeja en cuanto al tipo de investigación y metodología aplicada
para la interpretación de la información obtenida del instrumento aplicado, por
lo que resultó de utilidad en el sustento metodológico de la misma.
Así, como resultado de la revisión de los antecedentes anteriores, se destaca
el aporte que éstos dieron al desarrollo del presente estudio, particularmente en
lo que se refiere a las bases teóricas y metodológicas del mismo, resultando de
utilidad en la mayor comprensión de la percepción de la imagen corporal, así
como la formación del autoconcepto y como éstos elementos influyen en las
mujeres que presentan alopecia producto de la quimioterapia como tratamiento
terapéutico en el cáncer.

Bases Teóricas

Las bases teóricas constituyen el soporte conceptual de la investigación, las cuales


sirven de base para el desarrollo de la misma y el cumplimiento de los objetivos
determinados, es por ello que en el presente estudio se han estructurado de lo general
a lo particular de la forma siguiente: Alopecia, Percepción de la imagen corporal y
autoconcepto, considerándose también algunos otros puntos dentro de éstos que
contribuyen al esclarecimiento y soporte del tema como se expone a continuación:

Alopecia

De forma general la alopecia es la caída anormal del cabello, por lo que el


término se considera según explica Méndez (2010), un sinónimo de calvicie,
aunque puede afectar no solamente el cuero cabelludo, sino también otras áreas
de la piel, ocasionando pérdida del vello corporal Puede afectar al cuero

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cabelludo o a otras zonas de la piel, como las pestañas, axilas, y otros.
Existen diferentes clasificaciones para la alopecia, y una de ellas es como
resultado de tratamientos médicos, como puede ser la quimioterapia utilizada
en los enfermo de cáncer, la cual no tiene necesariamente que presentarse,
como plantea el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos (ob. cit.),
institución que manifiesta: “Muchas personas no presentan problemas a largo
plazo causados por la quimioterapia” (p. 13), aunque la propia institución
reconoce que existe alopecia total en la mayoría de los pacientes sometidos a
este tratamiento de índole química.
En tal sentido, es importante destacar que la alopecia causada por la
quimioterapia no es permanente sino que sus efectos cesan luego de finalizada
la administración le medicamento, por lo cual la persona afectada vuelve a la
normalidad creciéndoles el cabello y el vello corporal de la forma que lo tenía
anteriormente.
Sin embargo, es indudable y la práctica así lo confirma que en las pacientes
que sufren de alopecia temporal, producto de la quimioterapia u otro
tratamiento invasivo, se producen serias afectaciones emocionales,
considerando que al hecho de tener que enfrentar una enfermedad que puede
incluso ser mortal como es el cáncer, se suma la pérdida del cabello, lo cual
incide negativamente en la percepción que tienen de su imagen y disminuye su
autoestima, expresándose en alteraciones en el concepto que poseen de sí
mismas..
En tal sentido, no basta que se les explique que es una etapa temporal,
puesto que mientras que la misma transcurre, se producen consecuencias no
sólo en el orden físico sino también emocional, sobre todo en el sexo
femenino, por todo lo cual es importante profundizar en lo relativo a la
percepción de la imagen corporal y auto concepto en las personas y
especialmente las mujeres que sufren de este tipo de alopecia.

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Percepción de la Imagen Corporal

El concepto de imagen corporal se refiere a la percepción que cada


individuo tiene de su propio cuerpo, incluyéndose en ello de acuerdo con Raich
(2000): “…la manera en que uno percibe, imagina, siente y actúa respecto a su
propio cuerpo” (p. 440), lo que indica que incluso la persona puede percibir
dicha imagen en forma distorsionada, al incluirse en la definición anterior la
imaginación.
Por otra parte, en psicología, el concepto de percepción se encuentra
asociado con la interacción que cada ser humano establece con su entorno,
enfocándose desde diferentes puntos de vista, según expresa Guardiola (2007),
entre los cuales se citan, el ecologista, que lo contempla como un proceso
simple, y destacando el planteamiento clásico de Neisser, conceptualizándose
como:

…un proceso activo-constructivo en el que el perceptor, antes de


procesar la nueva información y con los datos archivados en su
conciencia, construye un esquema informativo anticipatorio, que le
permite contrastar el estímulo y aceptarlo o rechazarlo según se
adecue o no a lo propuesto por el esquema. Se apoya en la
existencia del aprendizaje. (p. 1)

De este modo, en el proceso perceptivo, el individuo no solamente utiliza


sus sentidos para captar la imagen que le rodea, incluido él mismo, sino que
además, incorpora sus propias experiencias anteriores para seleccionar,
organizar e interpreta estos estímulos, y así le da un determinado significado y
crea su propia imagen.
En este orden de ideas, existen en la literatura especializada diferentes
teorías acerca de la percepción, las cuales se resumirán a continuación sobre la
base de lo expuesto por Guardiola (ob. cit.) y Miranda (2006), quienes se
refieren al desarrollo del concepto de percepción a través de los años y su
vinculación más reciente con el de imagen corporal en las posiciones que

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diferentes teóricos de la Psicología, la Sociología y las Ciencias del
Comportamiento en general han asumido.-
Así, Guardiola (ob. cit.) y Miranda (ob. cit.), hacen referencia primero al
Estructuralismo de Wundt, Tichener y Müller, el cual enfoca la percepción a
partir de nuevos conceptos que superan a las teorías asociacionistas seculares,
contemplando la percepción a partir de una sucesión de estímulos y respuestas,
en lo cual desempeña un papel primordial el condicionamiento y aprendizaje
verbal.
Por otra parte, el enfoque funcionalista de William James, explicado por
Guardiola (ob. cit.), adquirió en su momento relevancia a partir de darle
importancia a la forma en que el ser humano estructura sus preceptos
reflejando la estructura de los estímulos correspondientes, y profundiza en las
razones que motivan a que algunos elementos quedan fuera del proceso
perceptivo concluyendo que el factor motivacional ejerce su influencia en ello.
Asimismo, la teoría de las Hipótesis Perceptivas, parte de la función
selectiva de la atención y en su desarrollo se dejó de tratar a la percepción
como fenómeno independiente, señalándose la importancia que en ella ejercen
las expectativas preceptivas, a las cuales denominaron hipótesis, las que fueron
definidas como la intención de percibir una configuración estimular de una
determinada manera, con una cierta significación y para un propósito dado.
En este orden de ideas, se destaca que en la psicología contemporánea o
moderna, parafraseando a Guardiola (ob. cit.), la percepción se enfoca a partir
del flujo informativo constante que recibe cada individuo en su interacción con
el entorno, definiéndose entonces por este autor según: “El conjunto de
procesos y actividades relacionados con la estimulación que alcanza a los
sentidos, mediante los cuales obtenemos información respecto a nuestro
hábitat, las acciones que efectuamos en él y nuestros propios estados internos.“
(p. 1).
Así, en este concepto, se aprecia que ya la percepción no se concibe como
exclusivamente un producto de los sentidos, o de la mente en forma aislada,

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sino que ambos elementos se conjugan de forma tal de llegar a trazarse una
imagen el fenómeno o proceso percibido y en particular, cuando se refiere a la
propia imagen corporal, las experiencias y aprendizajes anteriores influyen de
manera determinante contribuyendo junto al tipo de información recibida y la
forma que llega a cada cual, a formar la misma.
En ese sentido, se distinguen tres dimensiones que definen el proceso de
percepción de la imagen corporal y así, Pérez y Martín (2007), señalan los
aspectos y su fundamentación que deberán tenerse en cuenta para considerar
“…la representación mental del cuerpo… los pensamientos y valoraciones …y
las conductas o comportamientos (p. 440), lo que lleva a enunciar estas
dimensiones de acuerdo a lo físico, lo emocional y lo social, considerando que
en el primer caso, el individuo representa su cuerpo desde el punto de vista de
la imagen física, mientras que en el plano emocional incorpora el elemento
cognitivo afectivo y en lo social manifiesta su conducta de acuerdo con sus
propios pensamientos y valoraciones.
En este orden de ideas, el estudio de la imagen y su percepción puede
enfocarse a través delas dimensiones que representan los elementos anteriores:
cognitiva, conductual y emocional, tal y como establecen Sepúlveda y León
(2004), quienes explican que: “La imagen corporal es un concepto de compleja
definición, integrado por distintas dimensiones o componentes referidos a
aspectos perceptivos, afectivos, cognitivos y conductuales” (p.5), lo que se
desarrollará a continuación para cada una de las dimensiones antes definidas:

Dimensión Cognitiva

Primeramente, con relación a la dimensión cognitiva, analiza Reich (2010),


como los seres humanos elaboran una imagen de sí mismos, la cual desde el
punto de vista de sus visiones reales o imaginarias y en un plano cognitivo del
autoconocimiento que creen tener de su cuerpo puede incluso estar
distorsionado, argumentando al respecto:

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Es mucho más importante lo que uno ve, siente, piensa y cómo actúa
debido a su imagen corporal. Por ello:
La imagen corporal no es aquello que ven los demás de nosotros.
La imagen corporal no es sólo la fotografía interna que tenemos de
nosotros mismos.
La imagen corporal no es sólo lo que pensamos de nuestro aspecto.
La imagen corporal no es sólo lo que sentimos de nuestro cuerpo.
La imagen corporal no es sólo cómo nos comportamos en función de
nuestro propio cuerpo.
El cómo nos sentimos con nosotros mismos determinará la manera en
cómo nos relacionamos con los demás. (p. 4)

En tal sentido, desde el punto de vista cognitivo, la persona que presenta algún tipo
de problema que de acuerdo con su conocimiento y certeza pudiera estar afectando su
imagen corporal proyecta sus temores y con ello se traza una imagen que se basa en
lo que piensa asume internamente se comporta o se siente, aun cuando según el autor
citado nada de eso es exactamente la imagen, aun cuando sus pensamientos lo
orientan en tal sentido, creando inquietudes y angustias acerca de cómo los demás lo
estarán percibiendo de acuerdo con la propia autoimagen que se ha formado.
En este orden de ideas, con relación a los pensamientos, se definen como la forma
en que cada cual piensa acerca de sí mismo, y en particular cómo concibe su imagen
corporal, puede llevar a la persona a distorsiones” de lo cual plantean Sepúlveda y
León (ob. cit.):

La distorsión perceptiva es una medida válida de la imagen corporal en


cuanto lo relaciones con una proyección subjetiva de insatisfacción
corporal. Aunque habría que descartar una explicación sobre un déficit
sensorial de este fenómeno. La mayoría de los datos encontrados
obtienen una percepción por parte de los sujetos más precisa sobre
objetos, maniquíes u otros cuerpos femeninos que la percepción realizada
sobre su propio cuerpo. Por lo tanto, la explicación más plausible es de
tipo cognitivo, como el temor a aumentar de peso o la propia negación de
la enfermedad puede matizar los aspectos perceptivos de la imagen
corporal. (p. 5)

De aquí se comprende que los pensamientos llevan a la persona a asumir una


imagen ideal desde un punto de vista cognitivo, y todo lo que aparentemente se aleje

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de ello será un elemento negativo en su propia imagen, y de ahí la calificación de
distorsión perceptiva, ya que el sujeto percibe su imagen de una manera distorsionada
y en cierta medida exagera los elementos negativos presentes en la misma, pensando
que es así como lo ven los demás.

Dimensión Conductual

Esta dimensión puede enfocarse tanto desde el punto de vista corporal, esto es,
físico, así como también social y verbal y así, como parte de los elementos físicos de
la percepción de la imagen corporal, se citan por Vera (2007), la competencia
percibida, el atractivo físico, la fuerza física y la autoconfianza, todos los cuales
pueden ser utilizados en cuanto al enfoque de la dimensión referida a la conducta
como se explicará a continuación:-
Así, para el elemento corporal o físico, éste se encuentra lo relacionado con las
posibilidades de ejercitar, mediante el ejercicio físico, definiéndose por tanto según
expresan Gómez, Moreno y García (2007):

La competencia percibida es una realidad dinámica que evoluciona


paralelamente a la maduración de los sujetos y las experiencias de éxito o
fracaso en los entornos de logro. Las investigaciones sobre la evolución de
los dominios que conforman el autoconcepto físico muestran el llamado
efecto U, es decir, un declive que se inicia en la niñez, con un marcado
descenso en la pubertad e iniciando una recuperación en la adolescencia
hacia la juventud y adultez temprana (p. 2)

De esta manera, la competencia percibida de acuerdo con el enfoque de


estos autores, se orienta al plano físico de las posibilidades que cada persona
ve en sí misma y constituye un concepto dinámico que se encuentra en
constante evolución durante toda la vida del ser humano, ascendiendo y
declinando de acuerdo al tránsito por diferentes edades.
Por otra parte, con relación al atractivo físico, se destaca que aunque los
estímulos externos pueden ser iguales para cada persona que los percibe, cada

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cual formará su propia imagen tanto de los demás como de sí mismo, y ahí el
factor psicológico desempeña un papel fundamental, así como la preparación
que pueda tener el individuo para enfrentar cambios en su imagen corporal que
no siempre serán recibidos de manera agradable, recibiéndose por tanto, dos
visiones de un mismo problema según actúe de una u otra forma el estímulo
recibido y desde esa perspectiva, Guardiola (ob. cit.), analiza como dichas
situaciones que se dan en la práctica llevan a:

…concebir la percepción como resultado de dos tipos de inputs:


1- Las sensaciones o el estímulo físico que proviene del medio externo,
en forma de imágenes, sonidos, aromas, etc.
2- Los inputs internos que provienen del individuo, como son las
necesidades, motivaciones y experiencia previa, y que proporcionarán
una elaboración psicológica distinta de cada uno de los estímulos
externos (p. 2)

De ese modo, al percibir la imagen corporal el ser humano combina los


elementos internos y externos que capta a partir de los estímulos provenientes
tanto del entorno como de su propia experiencia y motivación hacia la imagen
que realmente se quiere formar de sí mismo, y es por ello que la percepción de la
imagen corporal debe ser analizada desde el punto de vista físico, emocional y
social, de forma tal de que en la interrelación de éstos tres elementos cada
personallega a formarse el concepto de sí mismo o autoconcepto, incluyéndose
en los aspectos físicos lo relativos a forma, tamaño y otros atributos como
pudiera ser la presencia o no de cabello.
Asimismo, como elementos emocionales se citan resumiendo a Salaberría,
Gómez y Cruz (2008), lo relacionado con las creencias y preocupaciones,
sentimientos, y consecuentemente la autoconfianza en sus propias percepciones,
mientras que lo social se relaciona con el comportamiento entre otros, esto es las
habilidades sociales, la adaptación al medio y evitación entre otros y finalmente
lo social se refiere al complejo sistema de relaciones que los individuos
establecen con otros en el plano familiar, laboral y de amistad, lo que le permite

31
establecer una interrelación entre sus habilidades, su comportamiento y los
niveles de adaptación que sea capaz globalmente de asumir.
También, se refiere en esta dimensión la fuerza física, de la cual analiza
Moreno, Cervelló y Moreno (2009), que las mujeres parecen asociar más el
atractivo corporal con el conjunto de su percepción de la imagen, mientras que
“los hombres se basan más en el deporte y aspectos de fuerza física en relación
con el ego personal” (p. 173), destacándose así al diferencia de género, aunque
este autor posteriormente plantea de forma general, “las personas sufren cambios
físicos que afectan al cuerpo en ambos géneros y, por consiguiente, al proceso
de construcción de su identidad personal y social” (p. 173), de lo cual se puede
inferir como el enfoque de la percepción de la imagen corporal debe ser
analizado de manera integral, teniendo en cuenta también el aspecto relativo a la
fuerza que en el orden físico puede desarrollarse por la persona.

Social: Por otra parte, desde el punto de vista social, se analiza también lo
relacionado con la autoconfianza definiéndose ésta por Bussenius (2006), según:

El convencimiento íntimo de que uno es capaz de realizar con éxito una


determinada tarea o misión, o bien elegir la mejor alternativa cuando se
presenta un problema, es decir tomar la mejor decisión. Es confiar en que
en general uno va a salir airoso de una situación, por difícil que parezca.
Desde luego, esto se refiere a situaciones que caen dentro de la
normalidad, y no a situaciones excepcionales en las cuales no se tiene
ningún manejo, lo cual sería en realidad imprudencia o temeridad. (p. 1)

De esta manera, la autoconfianza constituye un elemento fundamental en la


percepción de la imagen corporal considerando que es la base sobre la cual el ser
humano puede asumir determinadas posiciones y tomar decisiones, concepto
éste que es dinámico por cuanto siempre se puede desarrollar y fortalecer a partir
del momento en que empieza a conformarse, que de acuerdo con el autor citado
es desde la propia infancia y así cuando la persona trata de hacer algo para lo
cual está preparada según el juicio de los demás, pero no posee la necesaria

32
autoconfianza su propia inseguridad no se lo permite y no lo realiza.
En consonancia con lo anterior, la persona segura es capaz de expresar sus
puntos de vista y opiniones, aún en ambientes adversos y por ello resumiendo al
autor citado, confía en que lo que dice es por lo menos tan valioso como los
puntos de vista que tienen de ella los demás y en tal sentido cuando se enfrenta a
entornos complejos, es capaz de aventurar su propio juicio, pero acepta también
que puede haber otros puntos de vista valiosos o que complementan lo que está
expresando y ello contribuye a una mejor interacción en su medio social.
Verbal: Con relación al componente verbal, éste se relaciona con la capacidad
o inclinación para expresar oralmente los pensamientos y sentimientos acerca de
la propia imagen corporal que poseen los individuos, lo cual en casos de
distorsión de ésta pasa a ser el centro de la atención en toda la existencia de
algunas personas y por tanto, continuamente se expresa acerca de ello,
resaltando lo que a su entender es más negativo.
Al respecto, plantea Quitana (2012):

El hombre nace libre, atendiendo a las leyes de la naturaleza, pero la


sociedad atenta contra esa libertad y lo enmarca en determinadas reglas y
normas que coartan la autonomía e independencia queposee.Muchas de
nuestras expresiones verbales tienen un doble sentido: yo y mi cuerpo y
yo soy mi cuerpo. De esta manera se evidencian dos formas en el
tratamiento del cuerpo humano: nuestro cuerpo forma parte de nosotros
mismos, o bien, nuestro cuerpo es algo casi ajeno a nosotros mismos
(p.2)

En ese sentido, algunas personas se sienten obligadas a referir sus opiniones


acerca de su cuerpo por la propia presión social que reciben del entorno
inmediato, y ello se sobredimensiona, además que como ya ha sido analizado
antes, en la mayoría de las ocasiones, cuando existe un determinado problema,
como puede ser una enfermedad que altera la presencia física, la imagen
corporal se distorsiona, exagerándose los elementos presentes en ello y las
posibles consecuencias de las situaciones que se enfrentan.

33
Dimensión Emocional

Es conocido que en los seres humanos las emociones desempeñan un papel


fundamental, por lo que también en cuanto a la conformación de la imagen
corporal que cada quien tiene de sí mismo, un elemento influyente son las
emociones del individuo respecto a sus cualidades y aspectos negativos que
asume se encuentran presentes en su figura. Así, Medina (2010), define a tales
efectos que una emoción es “un estado afectivo que experimentamos, una
reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos
(fisiológicos y endocrinos) de origen innato, influidos por la experiencia…,
tienen una función adaptativa de nuestro organismo a lo que nos rodea.” (p. 3).
En tal sentido, todos los individuos experimentan en mayor o menor medida
emociones sobre sí y en relación con los demás, con personas hechos y cosas,
pudiendo provocarle cambios orgánicos y con el objetivo fisiológico de lograr
cierto nivel de adaptación al entorno que rodea a cada cual, estando también
por tanto, directamente vinculadas a los estados que se experimentan con
respecto a uno mismo, tal como el tema que se desarrolla en cuanto a la imagen
corporal.
Asimismo, Nieves (2009), analiza las emociones y se pregunta con relación
a la imagen, si su alteración se manifiesta por la presencia de emociones o
pensamientos negativos o preocupaciones acerca de la apariencia física,
definiendo la imagen corporal en relación con las emociones, cuando plantea:
“La imagen corporal es un constructo psicológico complejo, que se refiere a
cómo la autopercepción del cuerpo genera una representación mental que
incluye emociones” (p. 3), destacando así por una parte, la complejidad de este
concepto, y, por otra la presencia de las emociones en la conformación de la
misma.
En este orden de ideas, las emociones influyen en dos sentidos, por una
parte en la imagen que la persona se forma de sí misma y en como asume ésta,
esto es, desde el punto de vista intrapersonal, mientras que por otra también se

34
producen emociones en el propio individuo acerca de cómo los demás le
perciben, además que esas otras personas también imprimirán sus emociones, y
ello desarrolla el concepto interpersonal. En tal sentido, desde el punto de vista
interpersonal, afirma Varó (2011):

Las relaciones interpersonales se desarrollan con la presencia de


emociones. Para que nuestra interacción con los y las demás sea
satisfactoria, es necesaria distinguirlas y educarla. Más para poder
realizar la tarea de identificarlas y orientarlas, previamente hay que
familiarizarse con el mundo emocional. Por ello, proponemos actividades
didácticas para aprender qué son las emociones, los sentimientos, la
empatía y la inteligencia emocional.Los seres humanos nacemos con la
capacidad de relacionarnos con otras personas. Esta capacidad la
denominamos "relaciones interpersonales" y nos sirve, entre otras cosas,
para construirnos nuestra identidad, nuestra manera de ser. (p. 6)

Así, como parte de la conformación de la imagen corporal, cada persona


piensa y siente no solamente en cómo se ve a sí misma, sino también y de
forma especial cómo la ven los demás y ello influye finalmente en la
conformación de su autoimagen, por lo cual también las relaciones
interpersonales influirán de forma decisiva en sus emociones y en cómo se
percibe en el orden individual.

Autoconcepto

De manera general, el autoconcepto es la imagen que tiene cada persona de


sí misma, de forma de desarrollar la capacidad de auto reconocerse, lo cual al
decir de Ortiz (2006) incluye “…valoraciones de todos los parámetros que son
relevantes para la persona: desde la apariencia física hasta las habilidades para
su desempeño sexual, pasando por nuestras capacidades sociales, intelectuales”
(p. 2), lo que expresa su amplitud para el individuo, ya que incluye elementos
relacionados no solamente con lo físico, sino también emocional e intelectual.
Desde esa perspectiva, en el autoconcepto, se destacan de acuerdo a lo

35
expuesto por Martínez (2008), tres características esenciales, las que se
resumen a continuación: primeramente, el autoconcepto no es algo innato que
posea el ser humano, sino que va formándose con la experiencia y la imagen
proyectada o percibida en los otros, dependiendo en tal sentido del lenguaje
simbólico.
Asimismo, argumenta el autor antes citado, el autoconcepto es dinámico y
por tanto se modifica con nueva información, donde cada persona tiende a
ignorar aquellas señales percibidas que no se ajustan al todo a partir de su
propia jerarquía de atributos a valorar y tener en cuenta en un proceso continuo
de realimentación tanto positiva como negativa según recibe de su entorno
social, por lo cual las opiniones o valoraciones de las personas que le rodean
son determinantes.

Autoconcepto de la imagen corporal

En particular, dentro del concepto que cada quien tiene de sí mismo, lo


relativo a la imagen corporal es uno de los aspectos básicos, ya que las
percepciones que se reciben son más directas en cuanto a ésta y así, en los
diferentes trastornos que afectan a los individuos, uno de los aspectos a tener
en cuenta con relación al autoconcepto es precisamente el relativo a su propia
imagen física. Así, según expresa Sarabia (2012):

La imagen corporal está constituida por tres componentes que se


integran en cada individuo: Imagen perceptual: es la que brinda
información acerca del tamaño y forma del cuerpo y sus distintos
componentes. Imagen cognoscitiva: es la que comprende las
creencias relacionadas con el cuerpo, los pensamientos automáticos,
las inferencias, interpretaciones, comparaciones, los diálogos
internos en relación con el escrutinio social, etc. Imagen emocional:
es la que corresponde a los sentimientos acerca del grado de
satisfacción o insatisfacción que experimentamos con nuestro
cuerpo. (p. 17)

36
De esta manera, en la formación del autoconcepto de la imagen corporal, los
tres componentes interactúan en cada persona de forma tal que la imagen final
que cada cual posee de sí mimo, en el orden físico, está influida por cada una
de estas percepciones, y es por ello, que los diferentes autores consultados
distinguen precisamente estas dimensiones en cuanto al análisis del
autoconcepto, relacionándose las imágenes perceptual y cognoscitiva con el
nivel cognitivo y la imagen emocional con los niveles emocional afectivo y
conductual como se desarrollará a continuación:

Nivel intelectual

Como es conocido, lo referido al nivel intelectual en los seres humanos se


relaciona con aquello que pertenece o está relacionado al conocimiento, no
significando inteligencia de ningún modo, sino más bien una forma de
enfrentar las nuevas situaciones y conceptos en forma relacionada con la
personalidad y así Piaget (1976), lo enfoca en el desarrollo desde niño y
destaca que:

En cada etapa del desarrollo, la persona tiene una representación


personal del mundo basada en esquemas cognitivos, que constituyen
patrones organizados de comportamiento que las personas utilizan
para pensar y actuar en situaciones específicas, por ejemplo, son
esquemas: succionar, morder, agitar. Conforme el niño va
experimentando y se va desarrollando intelectualmente, sus esquemas
se vuelven patrones de pensamiento cada vez más complejos .Éste, a
su vez, es el cúmulo de información que se dispone gracias a un
proceso de aprendizaje o a la experiencia. (p. 45)

Desde esta perspectiva, el autoconcepto se forma desde la niñez, cambia en


forma dinámica según sean las experiencias que va viviendo en su interrelación
con el mundo y es precisamente a nivel cognitivo que se producen tales
cambios acerca de los conceptos que adquiere de sí mismo, por lo que en este
nivel se encuentran las ideas, creencias, opiniones, percepciones,

37
considerándose por tanto por numerosos autores, entre los que se cita a
Martínez (2008), como una dimensión importante del autoconcepto,
destacándose además por este autor que los seres humanos: “Basamos nuestro
autoconcepto en experiencias pasadas, creencias y convencimiento sobre
nuestra persona” (p. 3), significando así la influencia del conocimiento y
experiencia en dicha formación, lo que se manifiesta tanto en lo académico
como en lo laboral.
En tal sentido, en esta dimensión se utiliza precisamente el Indicador
académico laboral, significando así el área de acción o del conocimiento
aplicado desde un punto de vista cognitivo, intelectual en el cual se desarrolla
la persona, lo que indudablemente tiene una influencia significativa en su
autoconcepto y así, Saavedra (2010), destaca la importancia de “…la
personalidad, autoconcepto y percepción del compromiso sobre el rendimiento
académico y laboral” (p. 3), de donde uno de los elementos que deben tenerse en
cuenta en la formación del concepto que cada persona tiene de sí misma es
precisamente cómo lo enfoca desde el punto de vista de su posición en cuanto al
entorno escolar o laboral donde se desarrolla.
En este orden de ideas, es conveniente señalar la conceptualización que de esta
dimensión e indicador hacen García y Musitú (2014), quienes formulan un modelo e
instrumento para medir el autoconcepto y analizan para la dimensión intelectual en el
orden académico laboral:

Se refiere a la percepción que el individuo tiene dela calidad del


desempeño de su rol, como estudiante y como trabajador. La dimensión
hace referencia a dos ámbitos o escenarios: el académico y el laboral, que
en realidad, en este caso específico, es más una diferenciación de
períodos cronológicos que de desempeño de roles, puesto que ambos
contextos –laboral y académico– son dos contextos de trabajo. (p.17)

Desde este punto de vista, se hace referencia al sentimiento que el estudiante


o el trabajador tiene del desempeño de su rol a partir de sus profesores o
superiores (“buen trabajador, buen estudiante…”), así como también, se enfoca

38
sobre la base de aquellas cualidades específicasque son valoradas en dicho
contexto, las cuales son tomadas en cuenta por los demás pero influyen
poderosamente en uno mismo.

Nivel afectivo

Por otra parte, el nivel afectivo, según considera Martínez (ob. cit.); “…es
un juicio de valor sobre nuestras cualidades personales. Implica un sentimiento
de lo agradable o desagradable que vemos en nosotros” (p. 8), lo que indica
que en este nivel es en el cual deben lograrse transformaciones ya que puede
ser la causa de los trastornos que se experimentan, y así se plantea la necesidad
de cada cual de aprender a aceptarse tal y como es, en lo positivo pero también
en lo negativo.
Por su parte, Rey (2010), profundiza ese enfoque y plantea que: “Una
percepción positiva del autoconcepto facilita el desarrollo emocional, creativo
y espiritual” (p. 2); indicándose así, no que todo deba ser positivo en el
autoconcepto que uno se forma, sino más bien la necesidad de recibir a su vez
éste como positivo independiente de que al individuo no le gusten algunas de
las cosas que percibe y por tanto forman parte del concepto que se hace de sí
mismo.
De ese modo, resumiendo a García y Musitú (ob cit.), estos autores definen
como elementos a considerar en el nivel afectivo: el factor emocional y la
influencia de la familia, planteando a tales efectos que el factor familiar, se
refiere a la percepción que tiene la persona de su implicación, participación e
integración en el medio familiar y por tanto, su significados e articula en torno
a dos ejes:

El primero se refiere específicamente a los padres en dos dominios


importantes de las relaciones familiares como son la confianza y el
afecto. El segundo eje hace referencia a la familia y al hogar con cuatro
variables, dos de ellas formuladas positivamente –me siento feliz y mi

39
familia me ayudaría– aluden al sentimiento de felicidad y de apoyo, y las
otras dos, formuladas negativamente –mi familia está decepcionada y soy
muy criticado, hacen referencia al sentimiento de no estar implicado y de
no ser aceptado por los otros miembros familiares. (p. 18)

En este sentido, este factor, es uno de los más importantes del autoconcepto,
y correlaciona positivamente con el rendimiento escolar y laboral, con el ajuste
psicosocial, con el sentimiento del bienestar con la integración escolar y
laboral, con la conducta prosocial,con valores universalistas y con la
percepción de salud física y mental.
Asimismo, en este nivel del autoconcepto debe considerarse la presión
social que afecta el plano afectivo, ya que si los demás demandan que cada
cual sea perfecto, el individuo tiende a rechazar los elementos negativos que
percibe de sí mismo y ello como plantea Ortiz (ob. cit.) “…choca frontalmente
con nuestra vivencia” (p. 2), explicándose así la parte negativa de los aspectos
que se rechazan en el autoconcepto, añadiendo el autor antes citado que lo
adecuado es sentir una parte de cada cual como maravillosa, y centrarse en las
capacidades en aquello para lo cual se es bueno, los triunfos todo lo que se ha
conseguido, de forma tal de aceptarse como un todo, con lo bueno y con lo
malo, con los propios límites y las capacidades.
Por otra parte, con relación a la estabilidad emocional, se refiere Saavedra
(ob, cit.) quien argumenta que esta dimensión: “...está ligada a la excitabilidad
del Sistema Nervioso Autónomo (drive o aurosal automático), el cual moviliza
trastornos cardiovasculares, taquicardias, incremento de la presión sanguínea,
vasoconstricciones y vaso dilataciones, trastornos respiratorios, secreciones gástricas,
hipermotilidad intestinal, sudoración, etc.” (p. 8), de donde se comprende que se
producen reacciones físicas cuando se altera este estado de estabilidad desde el punto
de vista afectivo.

40
Nivel del comportamiento

Por último el nivel del comportamiento se refiere a la decisión de actuar, de


llevar a la práctica una conducta consecuente y así Ortiz (ob. cit.), analiza
cómo influye en ello la actitud o motivación, lo que determina la tendencia a
reaccionar frente a una situación tras evaluar la misma como positiva o
negativa, y en lo cual es importante “…plantearse los porqués de nuestras
acciones, para no dejarnos llevar simplemente por la inercia o la ansiedad” (p.
4), lo cual significaría controlar el comportamiento a partir de los elementos
presentes en los otros dos niveles y determinando la actuación según el
autoconcepto.
En este sentido, la dimensión del comportamiento se relaciona además con
las habilidades sociales, ya que se centra en el campo dela conducta del
individuo en su relación con otros, y así Ortego, López y Álvarez (2011),
analizan al respecto que “el desarrollo de las habilidades sociales depende
principalmente de la maduración y de las experiencias del aprendizaje” (p. 2),
lo que explicaría el comportamiento en relación con el autoconcepto ya que
precisamente las experiencias anteriores y el propio conocimiento de lo que se
espera de cada cual por quienes lo rodean determina la conducta de los
individuos.
Por otra parte, la decisión de actuar ante determinadas situaciones que se
relacionen con la imagen corporal y el autoconcepto que tenga cada cual de la
misma según sus propias percepciones, es determinada de manera especial por
el resultado de las dos dimensiones anteriores, dentro de lo cual en la práctica
de las habilidades sociales para la interacción influyen muchasconductasy así
este comportamiento estará determinado también por el contexto social y la
presión que el medio pueda estar ejerciendo o la persona piense que ejercerá
sobre su expresión hacia el mismo, relacionándose por tanto en el nivel
individual y social.
Finalmente, el elemento físico, se ha considerado también como indicador en esta

41
dimensión, ya que en las posiciones que manifiestan García y Musitú (ob. cit.) se
amplía acerca del mismo como elemento que también influye en la formación del
autoconcepto desde el punto de vista de la dimensión afectiva, planteándose por estos
autores que el mismo “…hace referencia a la percepción que tiene la persona de su
aspecto físico y de su condición física.” (p. 19).
Desde este punto de vista, el factor físico, se relaciona o manifiesta con dos ejes
que son complementarios en su significado. El primero, resumiendo a los autores
antes citados, se refiere a la vertiente social: “–me buscan…, física y de habilidad –
soy bueno…. “(p.18) mientras que el segundo hace referencia al aspecto físico, desde
la perspectiva de atracción, gustarse, ser elegante, argumentándose que “un
autoconcepto físico alto significa que se percibe físicamente agradable, que se cuida
físicamente y que puede practicar algún deporte adecuadamente y con éxito” (p.19),
mientras que lo contrario se podría decir de un autoconceptofísico bajo.
Es por ello, que el autoconcepto físico correlaciona positivamente con la
percepción de salud, con el autocontrol, con la percepción de bienestar, con el
rendimiento deportivo, la motivación de logro y la integración social y escolar,
mientras que el negativo se relaciona, con el desajuste escolar y laboral, la ansiedad y,
en menor grado, con la presencia de problemas de interacción con los demás.

Bases Legales

En toda investigación, es necesario sustentar su desarrollo con los elementos


legales que corresponden de acuerdo con el tema que se aborda. En este caso,
como bases legales que sustentan la investigación, se citan la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela (1999) y la Ley Orgánica de Salud
(1998), en la primero de los cuales se declara en su artículo 83: “La salud es un
derecho social fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como
parte del derecho a la vida”, estableciéndose así una línea que regula el acceso
a la salud desde todo punto de vista para los ciudadanos y ciudadanas que así
lo requieran.

42
Por su parte, en la Ley Orgánica de Salud (1998), se establece en su artículo
1, que la misma “…regirá todo lo relacionado con la salud en el territorio de la
República. Establecerá las directrices y bases de salud como proceso integral,
determinará la organización, funcionamiento, financiamiento y control de la
prestación de los servicios de salud…”, lo cual fundamenta la necesidad de que
los pacientes sean orientados y apoyados desde todo punto de vista, no sólo
físico sino también emocional, y por tanto este artículo constituye una base
legal importante para el presente estudio, así como también lo expuesto en el
apartado correspondiente a los Servicios para la Salud, Capítulo I: De la
Promoción y Conservación de la Salud, artículo 25:

La promoción y conservación de la salud tendrá por objeto crear


una cultura sanitaria que sirva de base para el logro de la salud de
las personas, la familia y de la comunidad, como instrumento
primordial para su evolución y desarrollo.
El Ministerio de la Salud actuará coordinadamente con los
organismos que integran el Consejo Nacional de la Salud, a los
fines de garantizar la elevación del nivel socioeconómico y el
bienestar de la población; el logro de un estilo de vida tendente a la
prevención de riesgos contra la salud, la superación de la pobreza y
la ignorancia, la creación y conservación de un ambiente y
condiciones de vida saludables, la prevención y preservación de la
salud física y mental de las personas, familias y comunidades, la
formación de patrones culturales que determinen costumbres y
actitudes favorables a la salud, la planificación de riesgos laborales
y la preservación del medio ambiente de trabajo y la organización
de la población a todos sus niveles.

Como se observa en el artículo antes citado, la protección de la salud


también comprende lo relativo a la salud mental y se realiza además especial
énfasis en cuanto al bienestar de la población y el logro de estilos de vida
acordes a lo que se requiere, previniendo los riesgos de todo tipo que puedan
afectar al individuo en el proceso de preservación de su salud y en tal sentido,
se considera una base legal del presente estudio, por tanto es precepto
constitucional el logro de una cultura sanitaria que proteja a los ciudadanos y

43
ciudadanas de todo lo que pueda afectar física o mentalmente su salud y así, el
hecho de apoyar al paciente a que cambie su percepción de la propia imagen
corporal cuando se presentan dificultades físicas en ello, es un elemento
fundamental para la preservación de su salud mental..

Sistema de Hipótesis

Hipótesis de Investigación: Existe relación entre las variables Percepción de la


Imagen Corporal y Autoconcepto
Hipótesis Nula: No existe relación entre las variables Percepción de la Imagen
Corporal y Autoconcepto

Sistema de Variables

Definición Conceptual

Con relación a las variables en una investigación, Tamayo (2006), señala


que son “un aspecto o dimensión de un fenómeno que tiene como
características la capacidad de asumir distintos valores, ya sea cuantitativa o
cualitativamente” (p. 86), destacándose en esta definición la medición que se
realiza en todo estudio científico a partir de la definición de las mismas, por lo
cual en la presente investigación, se definieron como variables Percepción de
la imagen corporal y Autoconcepto, estableciéndose como definición
conceptual para la primera, la aportada por Reich (2000), quien plantea: “la
manera en que uno percibe, imagina, siente y actúa respecto a su propio
cuerpo” (p. 440), lo cual se aplicó de esa manera en el desarrollo de la
investigación.
Por otra parte, la variable definida nominalmente como Autoconceptose
conceptualiza fundamentado en Ortiz (2006), quien establece que son
“valoraciones de todos los parámetros relevantes para la persona: desde la

44
apariencia física hasta las habilidades para su desempeño sexual, pasando por
nuestras capacidades sociales, intelectuales” (p. 2), a y partir de este concepto,
fue posible definir operacionalmente esta variable y utilizarlo en el desarrollo
del estudio.

Definición Operacional

Para la variable Imagen Corporal la definición operacional, se realizó a


partir de las dimensiones Cognitiva, Conductual y Emocional, estableciéndose
como indicadores de la primera, Pensamiento, en la Conductual, Corporal,
Social y Verbal y finalmente para la Dimensión Emocional, los Indicadores
Intrapersonal e Interpersonal, de acuerdo con los conceptos desarrollados en
las bases teóricas.
Por su parte, la variable autoconcepto fue definida operacionalmente en sus
dimensiones componentes, que son: Nivel cognitivo – intelectual, Nivel
Afectivo y Nivel del Comportamiento, los que también se expresaron en sus
indicadores componentes, de forma tal que al nivel cognitivo conductual le
corresponde lo relativo a Académico/laboral, a la dimensión nivel afectivo,
los indicadores Familiar y Emocional y a la dimensión nivel el comportamiento
losindicadores Social y Físico.
Estas variables responden en todos los casos a los objetivos previstos en el
estudio, y han sido definidas teniendo en cuenta tanto los mismos, como las
bases teóricas que han sido desarrolladas, y para las dos primeras, fueron
operacionalizadas en sus dimensiones e indicadores componentes de la forma
que se expondrá a continuación:

45
46
Cuadro 1
Sistema de Variables
CONCEPTUAL OPERACIONAL
Variables Definición de las Dimensiones Indicadores Técnicas/ Ítems
Variables Instrumentos
Cognitiva Pensamiento 1-2-3-4
La manera en que uno
Corporal 5-6-7-8
Percepción de percibe, imagina, siente Conductual
y actúa respecto a su Social 9-10-11-12-13
la imagen
propio cuerpo” (Reich Verbal 14-15-16
corporal 2000,p. 440)
Emocional Intrapersonal 17-18-19-20-21
Interpersonal Encuesta / 22-23-24
Valoraciones de todos Nivel intelectual Académico Cuestionario 1,6,11,16,21,26
los parámetros /laboral
Autoconcepto relevantes para la
persona: desde la Nivel afectivo Emocional 3,8,13,18,23,28
apariencia física hasta Familiar 4-9-14-19-24-29
las habilidades para su
desempeño sexual, Nivel del Social 2-7-12-17-22-27
pasando por nuestras comportamiento
capacidades sociales, Físico 5-10-1520- 25- 30
intelectuales” (Ortiz
2006, p. 2),
Fuente:Ramírez, E. (2014)

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