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EL PELIGRO DE LA ADORACIÓN (Eclesiastés 5: 1-7)

Esta mañana has venido de tu casa. Es posible que hayas peleado con tu familia en el
camino. Puede que hayas llegado a tiempo; puede que hayas llegado tarde. Puedes estar
pensando en lo que harás para el almuerzo. Pero lo que muchos de ustedes no se han dado
cuenta es que han venido a un lugar peligroso esta mañana. No se lo digas a tu compañía
de seguros, pero este es un lugar peligroso. El pastor y autor Eugene Peterson lo expresó
así:

“A veces pienso que todos los sitios religiosos deben publicarse con carteles que digan:
“Cuidado con Dios”. Los lugares y las ocasiones en que las personas se reúnen para
atender a Dios son peligrosos. Son lugares y ocasiones gloriosos, cierto, pero también son
peligrosos. Las señales de peligro deben colocarse de manera visible, como se encuentran
en las centrales nucleares”.

Cuidado con Dios. Has venido a un lugar peligroso esta mañana. En el libro de Éxodo,
Moisés subió la montaña para encontrarse con Dios. Piense en el privilegio que hubiera sido
encontrarse con el Dios santo. En los preparativos para esta reunión, se advirtió a la gente
que no se acercara a la montaña debido al peligro. Leemos en Éxodo 19 que la montaña
estaba envuelta en humo, y que Dios descendió en fuego , y que la montaña entera tembló.
El sonido fue abrumador. Dios advirtió a la gente que se mantuviera alejada de la montaña
para que Él no estallara contra ellos. Incluso un animal que se acercase a la montaña
tendría que ser apedreado hasta la muerte ¡CUIDADO CON DIOS!

Déjame decirlo de nuevo: vienes a un lugar peligroso esta mañana. Es peligroso adorar a
Dios, de forma descuidada, así que ten cuidado. Estamos especialmente en peligro porque
muchos de nosotros hemos tenido mañanas un poco tumultuosas. Puede que te hayas
quedado despierto demasiado tarde anoche. Es posible que hayas luchado en el camino
aquí ¿Quién sabe lo que pasó? Es fácil entrar aquí sin prepararse adecuadamente para lo
que va a suceder.

El pasaje de esta mañana nos ayuda a comprender el peligro al que nos enfrentamos
cuando adoramos a Dios juntos, y cómo debemos actuar como resultado.

¿Hacia dónde vamos para encontrar sabiduría, significado y propósito? ¿Cuál es el punto de
todos nuestros logros? ¿Dónde está nuestra esperanza cuando la vida se topa con el fracaso,
las dificultades e incluso con el fastidio ? En la vida “debajo del sol” todo parece ser vacío,
mientras luchamos para encontrar nuestro propósito y significado aparte de Dios. El
mensaje de Eclesiastés no es que todo en la vida carece de significado y que nada importa;
el mensaje es que debido a que Dios es la fuente de todo significado, de todo lo bueno,
entonces en la vida que tenemos TODO importa.

A través de los primeros cuatro capítulos, la vanidad de la vida “debajo del sol” aparte de
Dios, ha sido explorada y luego reconsiderada a la luz de Dios, el dador de toda vida. Dios
ha sido resaltado como el Soberano Rey sobre este mundo quebrantado, plagado con
injusticias y soledad. Vimos el diseño de Dios de estar en comunidad genuina. Una
comunidad centrada en Dios y sostenida por Dios. Nosotros, típicamente, estamos centrados
en nosotros mismos, a expensas de los demás. Aquí, en este capítulo, Salomón quiere que
nuestra atención se enfoque en la relación que tenemos con Dios. Específicamente, nos da 4
advertencias de cómo nos aproximamos a Dios, de que la forma importa, porque Dios es el
Creador, Rey y Juez de todas las cosas.

1.- ¡ESCUCHA! (V. 1) “Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate
más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que
hacen mal”

Esta sección comienza con “Guarda tu pie” y termina con “Teme a Dios”, así que la cosa
es seria. Mientras mucho del inicio de Eclesiastés ha sido sobre la vanidad de la vida aparte
de Dios; el capítulo 5 comienza una transición de la vanidad de la vida, en el mundo, a
reverenciar al Dios que lo hizo. Mientras Dios no es mencionado en las secciones previas,
aquí Dios es mencionado 6 veces en 7 versículos. Es claro que nuestras vidas “debajo del
sol” tienen una drástica necesidad de cómo debemos acercarnos a Dios.

Salomón ha dado mucha atención a la naturaleza del mundo , del cómo vivimos y lo que
perseguimos en la vida. Ha arrojado luz sobre la búsqueda de significado en el trabajo, el
placer, los logros. Ahora, nos muestra cuan inadecuada es la religión; no solo para proveer
significado real a nuestras vidas, sino para acercarnos a Dios mismo.

El Predicador está hablando sobre la religión en el contexto de adoración corporativa,


rituales y sacrificios, como medios para acercarse a Dios. En este caso, al referirse a la
“Casa de Dios”, literalmente, era el templo en Jerusalén que Salomón construyó cerca de
1.000 años antes del tiempo de Jesús. Fue el centro del mundo religioso para todos quienes
habían leído Eclesiastés, porque el templo contenía “El Lugar Santísimo”, donde la presencia
de Dios habitaba en la tierra. Los sacerdotes traían los sacrificios por los pecados del pueblo,
se predicaban sermones, se hacían ofrendas y oraciones, con la esperanza de estar cerca de
Dios. Esta era la única forma en que le pueblo era capaz de relacionarse con Dios.

Salomón vio la adoración del pueblo, en el templo, comparada con sus vidas diarias y no vio
reflejada una verdadera devoción a Dios. Ellos creyeron que su participación regular en los
rituales del templo, era todo lo que Dios requería, ignorando sus corazones. Para ellos, la
“Casa de Dios” era el templo. Nosotros no fuimos hechos PARA el templo, fuimos hechos
para SER el templo. Esto significa que Dios es más presente de lo que nos gustaría admitir y
que estamos siempre en Su presencia.

1 Cor 3:16 “¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios mora en
vosotros?”
Dios NO se impresiona con sacrificios, rituales y liturgia. Puedes tener la adoración más
solemne, seria, sacra y aun así ser una adoración más pecaminosa que provechosa. Se
suponía que aquellos rituales nos acercaran a Dios, pero de hecho, lograban lo opuesto.

Nos separan de Dios en el sentido de que limitamos a Dios a solo un compartimiento de


nuestras vidas, eso es el templo, pero el resto del mundo es nuestro dominio. Dios es solo
una forma de adoración, en un lugar y momento, y no es el Todopoderoso que debo
reverenciar siempre.

Dios NO se impresiona con nuestra asistencia regular a los cultos, nuestro servicio fiel
(aunque no es honrado cuando descuidamos cualquiera de esas dos cosas). Cuando los
rituales y la rutina de nuestra adoración no nos inspiran un sentido más grande de asombro
y devoción a Dios, entonces nos llevan a un acercamiento más casual a Él.

¿POR QUÉ ESTAS AQUÍ? ¿CUÁL ES TU ACTITUD O TU DISPOSICIÓN HACIA DIOS? ¿QUÉ
ESTAMOS HACIENDO HOY AQUÍ?

 ¿Existe un profundo deseo en ti de acercarse a Dios que te hizo y te salvó?

 ¿O es una esfuerzo de poner el sello de una “buena persona” sobre tu vida con la
esperanza de cubrir el resto de lo que haces?

 La respuesta a los problemas en el mundo no es por tener una forma de culto correcta,
sino adorar correctamente a Quien creó al mundo.

Quiero decir que la adoración que Dios busca no es solo calmarlo para que podamos irnos y
hacer lo que queramos con el resto de nuestras vidas. Sino que la adoración que Dios busca
es acercarnos hacia donde Él está porque reconocemos que Él es la fuente de la vida. Nace
de un deseo de estar cerca de Él.

EL PROPÓSITO DE ESTAR CERCA DE DIOS NOS DA UN ENTENDIMIENTO MÁS GRANDE DE


SUS MANDAMIENTOS, UNA GRATITUD MAYOR POR SUS BENDICIONES, Y UN DESCANSO
MÁS PROFUNDO EN SUS PROMESAS.

Esto significa que no nos acercamos a Dios listos con un ritual, sino más bien venimos con
una postura lista para escuchar.

Esto es difícil para nosotros porque no nos gusta escuchar, nos gusta ser escuchados. Dios
nos dice que conocer Su Palabra, escuchar Su Palabra es mejor que tener un sistema
segmentado donde hago todas mis cosas religiosas y, ahora, el resto de mi vida no importa
lo que haga. “Oír”, en este sentido, es una palabra fuerte, porque está relacionada con
“presta atención” y “obedece”. Es escuchar que conduce al hacer. Eso es lo que Dios desea.

1 Samuel 15:22 “Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios y el prestar


atención que la grosura de los carneros”
Es una tontería creer que algunos sacrificios u observancias que ejecutas cancelarán tus
pecados y que no necesitas arrepentimiento ¿CUÁNDO Y DÓNDE ESTARÁS QUIETO Y LISTO
PARA ESCUCHAR A DIOS?

2.- ¡CUIDA TUS PALABRAS Y CONOCE CON QUIEN ESTÁS HABLANDO! (vv. 2-3) “No
te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de
Dios; porque Dios está en el cielo, y tu sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus
palabras. Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las
palabras la voz del necio”.

¡Ten cuidado! ... ¡Piensa en lo que estás a punto de hacer! No estás visitando a un vecino
para una conversación amistosa. No solo estás pasando el tiempo con un amigo. Vas a “la
casa de Dios”. Vas al lugar donde el Todopoderoso Creador se inclina para reunirse contigo
“¡Guarda tus pasos!” Piensa en Moisés conociendo a Dios en la zarza ardiente. Dios le dijo:
“Quítate las sandalias de los pies, porque el lugar en el que estás parado es tierra santa”
¡CUIDA TUS PASOS!

¿Por qué deberíamos ser cuidadosos con lo que decimos “delante de Dios”? Eclesiastés es
claro que ser rápido para hablar (no ser considerado) es tonto. Usualmente hablamos sin
considerar lo que decimos cuando nos dejamos llevar por las emociones o por el dolor o por
el pecado (resentimiento). Cuando somos descuidados con nuestras palabras estamos
siendo descuidados con nuestros corazones. Las palabras le importan a Dios, porque
nuestros corazones le importan a Dios.

Santiago 1:19 “…todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar…”

Si vamos a cuidar nuestras palabras con las otras personas, es más necesario e, incluso,
más grande, en cómo nos acercamos y relacionamos con Dios. “Dios está en el cielo y tú
sobre la tierra”.

Esto no significa que Dios está ausente de la tierra o que esta desentendido con lo que pasa
en el mundo. Decir que “Dios está en el cielo” es un recordatorio de Su gloria. Que,
aunque nos podemos acercar a Dios, existe una distinció n infinita entre nosotros y Él. Su
grandeza contrasta con nuestra pequeñez. Su perfección es contrastada con nuestra
imperfección y pecado. Es nuestro pecado que hace necesario nuestra separación de Dios.
Deseamos acercarnos a Dios porque fuimos hechos para ello. Antes del pecado, Dios estaba
regularmente con Adán y Eva en el Edén. Cuando leemos, en la Palabra de Dios, que se
señala un tiempo de restauración de la relación, donde el abismo de separación que existe
entre Dios y nosotros será cerrado, entonces entendemos que Dios estará con nosotros.

Ap. 21:3 “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y Él morará con ellos; y
ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como Su Dios”

Necesitamos tener nuestra geografía teológica correcta, no estamos tan cerca de Dios como
pensamos. Este versículo nos coloca justo donde pertenecemos y eso es muy bueno.
Juan Calvino dijo: “Conocer a Dios y conocernos a nosotros es la suma de toda sabiduría”.

Esta es la forma de como hablamos de la Santidad de Dios, Su diferencia. Necesitamos


respetar el hecho que existe una distancia entre Dios y nosotros. Eso requiere un temor
reverente; no un balbuceo insolente, sino un silencio inspirador que reconozca la diferencia
entre Dios (Creador) y nosotros (criaturas).

Isaías 55:8-9 “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni


vuestros caminos mis caminos, dice Jehová. Como son más altos los cielos que la
tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos
más que vuestros pensamientos”

La pregunta es ¿Creemos que es así como interactuamos con Dios? O ¿Creemos que son
más altos nuestros caminos y pensamientos? ¿Traemos esa actitud delante de Dios y somos
rápidos para hablar de como creemos que deberían ser las cosas?

Cuando tenemos un entendimiento mayor de la santidad de Dios, conociendo Su gracia


seremos llevados a una gratitud más grande. La verdadera gratitud inspira el asombro y por
naturaleza no puede ser casual. “Ok, gracias” es diferente a un “¡Guao gracias!”

3.- DIOS ES ASOMBROSO, NO HAY EXCUSAS. NO SEAS PATÉTICO (vv. 4-6)


“Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque Él no se complace
en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que
prometas y no cumplas. No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del
ángel, que fue ignorancia ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y
que destruya la obra de tus manos?”

¿Qué está pasando aquí? Esto es cuando la “adoración” a Dios se vuelve práctica. Cuando
probamos la gloria de Dios y Su grandeza comparada con nuestra pequeñez, somos
animados a hacer votos o promesas de como viviremos en respuesta a esta revelación. Los
votos eran promesas voluntarias a Dios, algunas veces como medios para pedir bendiciones
de Dios, prometer fidelidad a Él, o por gratitud por lo que Dios hizo o esperas que haga.

Hay quienes dicen: “Dios tengo un buen negocio aquí, si me ayudas iré a la iglesia cada
semana por toda la semana.” Es tonto creer que, de alguna manera, puedes hacerle trampa
a Dios para que te bendiga o si haces una promesa a Dios, no importa si la cumples.

A Dios le importa lo que dices y lo que prometes, porque cuando Él habla y promete siempre
lo cumple. Si le dices a Dios que vas a hacer algo ¡HAZLO! No retardes tu respuesta a Dios
fallando en cumplir lo que ya sabes Dios te ha llamado a hacer. No te engañes a ti mismo,
diciendo que obedecerás a Dios más tarde. Obedecer a Dios tarde es desobedecer a Dios
ahora.
Esta es una advertencia para no comprometerse y hacer promesas a Dios o a otros que no
tienes intención o la capacidad de cumplir. Dios no se emociona por lo que dices por un
breve momento, pero no te importa si lo cumples. Las buenas intenciones sin acción son
insignificantes. Dios toma seriamente las promesas incumplidas; esa es la razón del porque
odia el divorcio. Regularmente le recuerda a Israel su infidelidad, y nos recuerda a nosotros
las promesas que le hemos hecho.

Dios lo toma muy en serio cuando le hacemos promesas y luego fallamos en cumplirlas. Es
peligroso entrar en adoración y hacer promesas a Dios y luego no cumplirlas “¿Por qué
harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?”

Es peligroso estar delante de Dios y prometer vivir juntos como marido y mujer “hasta que
la muerte nos separe”.

Es peligroso presentar a nuestros hijos ante el Señor y jurar instruirlos en la fe cristiana y


conducirlos al discipulado cristiano.

Es peligroso leer un pacto en la iglesia y hacer votos ante el Señor sobre cómo nos
relacionaremos entre nosotros.

Es peligroso orar y hacer compromisos con Dios.

Es peligroso cantar: “Jesús, Yo he prometido servirte hasta el final”. “He decidido seguir a
Cristo”.

Es peligroso ofrecer dar una cierta cantidad a Dios y luego renegar.

ADVERTENCIA: No aplique mal el v.5, como una excusa para nunca comprometerte con
nada.

Los trabajadores del templo tenían una política de seguimiento: “Epa, ¿recuerdas que en la
ceremonia del cordero prometiste delante de Dios dar aquellos corderitos mensualmente?
Todavía no lo hemos recibido”… “Bueno, yo fui agarrado por el momento, fue un error” Y así
regateamos con Dios en nuestras oraciones y en nuestras vidas. Dios no regatea con
nosotros. Él no dice “si me das un poco de tu vida, Yo bendeciré esa parte”. Él no negocia
con nosotros. Dios pagó por toda nuestra vida.

Dios odia las excusas patéticas. Él conoce nuestro corazón, no podemos engañar a Dios. Los
hijos de Dios, los que adoramos a Dios no somos llamados a ser fluctuantes sino fieles. Yo
no me alegro mucho cuando alguien dice que ha aceptado a Cristo, no porque no quiero
celebrar una nueva vida en Cristo, sino porque conozco que las personas pueden, con
frecuencia, ser movidas emocionalmente por el momento; pero cuando se trata de tiempo,
nueva vida y negarse a sí mismo y seguir a Jesús ellos dicen con sus acciones que fue “un
error”, apresurarse. La vida con Cristo no es rapidez, es obediencia permanente.

Gloria al Señor que Él nunca se retracta de Sus promesas hacia nosotros. Dios es fiel, a
pesar de nosotros, eso debería causar gran reverencia y adoració n.

LA RELIGIÓN DICE: “Si adoro a Dios de la forma correcta Él tendrá que aceptarme”.

EL EVANGELIO DICE: “Soy perfectamente aceptado por Dios debido a la crucifixión y


resurrección de Cristo y ahora soy libre para adorar a Dios en la forma que Él desea”

4.- TEME A DIOS Y CONFÍA EN JESUCRISTO “Donde abundan los sueños, también
abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú, teme a Dios” (v. 7)

Si vas a adorar a Dios debes temerle. Existe seguridad en temer a Dios con asombro por Su
grandeza, esplendor, poder, justicia, santidad. También, debemos saber que el pecado
conduce a la destrucción. La santidad de Dios significa que la pena de muerte por nuestros
pecados es justa. La misericordia y la gracia de Dios significan que Él ha preparado una
forma para pagar por el castigo para que la relación con Él sea restaurada.

Mateo 10:28 “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar;
temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”

Por nosotros mismos, no podemos adorar a Dios correctamente. Jesús tuvo que ayudarnos.
Cristo nos salvó y nos convirtió en verdaderos adoradores.

 En Jesús, tenemos un hablar perfecto y puro, porque cada palabra que Jesús habla es
verdad. Incluso en el más grande dolor y agonía de la cruz, cada palabra que Él dijo
fue cuidadosamente escogida.

 En Jesús, como nuestro mediador, el abismo que nos separaba de Dios ha sido cubierto.
Él es el Puente.

 En Jesús, tenemos perfecta adoración delante de Dios porque Jesús es el perfecto


adorador y, por nuestra fe en Él, Dios recibe nuestra adoración. Ahora, Dios Padre
acepta nuestra imperfecta adoración porque Él ya ha aceptado la perfecta adoración
de Jesús. Cristo dijo: “El que me ve a Mi ha visto al Padre”. Cuando Dios Padre nos
mira a nosotros, ve a Jesús.

Esa es la razón del porque la vida sin pecado de Jesús es tan importante. Es la vida perfecta
de adoración de Jesús en nuestro lugar, para que cuando fallemos en adorar a Dios
perfectamente, la santidad de Dios no nos destruya, porque en la cruz Dios derramó Su ira
justa sobre Jesús, en nuestro lugar. Eso nos da libertad para adorar a Dios sin miedo.
Hebreos 4:14-16 “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspaso los
cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un
sumos sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno
que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos,
pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar
gracia para el oportuno socorro”

A la luz de la majestad y gloria de Dios respondemos con una adoración lista para escuchar,
cuidadosa en hablar, limitando lo que decimos delante de Diosa lo que es verdadero,
correcto y bueno. Le damos a Dios lo que merece, incluyendo nuestro tiempo, talentos y
recursos que ya hemos resuelto darle. Porque Dios es digno de nuestra adoración que le
ofrecemos cuando confiamos en Jesucristo.

Alguien parafraseó este pasaje:

“Cuán descaradas y deshonestas son las personas con Dios. Irán tan lejos con Él según
cubra sus necesidades; entonces asisten a los servicios y cantan los himnos, y cuando
tienen que hacerlo, dan un poco de dinero a El Señor ¿Pero viven como deberían vivir
alguien quién hizo una promesa a Dios?

No te engañes a ti mismo. Entre sus amigos su fe está escondida... Recuerda, Dios lo sabe
todo. Él conoce nuestros corazones cuando nosotros ante Él traemos nuestra adoración, y no
puedes engañarlo.

Mírate bien antes de hacer tu próxima aparición ante el Señor. Y asiste para escuchar, no
para hablar, porque Él sabrá justo lo que necesitas. Porque, cualquier tonto puede vomitar
una hermosa oración o cantar un himno sobre su fe. Sus palabras son sin sentido, como un
sueño, aunque a las personas que lo miran les parece impresionante. No a Dios...

Porque las palabras son baratas, como los sueños que tienes mientras duermes Dios quiere
tu corazón, hijo mío, no solo un espectáculo. Haz lo correcto con Él antes de que te vayas”.

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