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meral del bíceps. (En colaboración con el mismo autor). Clínica y La¬
boratorio, año II, núm. 6, Junio 1900; Boletín del Cuerpo de Internos de
la Facultad de Medicina de Valladolid, año X, núm. 2, Diciembre 1906.
Sobre la división de la arteria renal, relaciones de sus ramas al nivel
del hilio y algunas anonialías. (En colaboración con el mismo autor).
año I, núm. 9 y 10, Mayo 1906.
El Eco Médico- Quirúry ico,
ESTADO ACTUAL DE NUESTRAS CONOCIMIENTOS
TRADUCCIONES.
SOBRE

Prof. A. FLOREELE: Determinación de las manchas de sangre vi¬


sibles ó invisibles sobre las armas. (Con 3 láminas y 12 microfotogra-

fías). lievista Ibero-Americana de Ciencias Médicas, tomo XVIII, nú¬ Policía judicial científica
mero 38. 1907.
E. DI MATTEI: Las alteraciones cadavéricas del retículo fibrilar
por
y endocelular de las fibrillas largas en las células de la médula espi¬
y
nal. (Con 7 fotograbados). El Confidente de las Ciencias Médicas, año II,
núm. 30. 1907.
ANTONIO LECHA-MARZO
E. DI MATTEI: Las alteraciones cadavéricas del retículo neurofi-
brilár de la célula nerviosa en las muertes por asfixia rápida mecánica. Interno de la Facultad de Medicina de Valladolid
(Con 5 fotograbados). El Confidente de las Ciencias Médicas, año II, nú¬
mero 31. 1907.
con una carta abierta del

Publicaciones de otros autores sobre nuestros métodos


para el diagnóstico de las manchas de sangre.
PROFESOR S. OTTGLENGHI
MM. SARDA y CAFFORT: Sur un nouveau procédé d'obtention des
cristaux d'hémine dans le diagnostic médico-legal des taches de sang.
Director del Instituto de Medicina
Comunicación á la Academia de Ciencias de Paris, presentada por el legal de la Universidad de Roma.

Director de la Escuela de Policía


profesor BOUCHARD. Comptes rendus hebdom. t. CXL1II, pág. 251, Científica de dicha ciudad.
23 Julio 1906.
J. C. CAFFORT: Sur un nouveau procédé d'obtention des cristaux
d'hémine. Travail du laboratoire de Méd. leg. de la Faculte de Mont- (< fió
pellier, 31 pág. 1906.
Sobre el método para la obtención de los cristales de yodohematiaa. \ i y» ' /

"Hemos consultado con este motivo la tesis de Bonnel (París* 1903),


donde se encuentra descripto á indicado como medio de diagnóstico el
procedimiento de Strzsowski para la obtención de los cristales do yodo¬
hematina. Este procedimiento, que consiste en tratar la sangre por un
reactivo especial á base de ác. yodhídrico, nos ha parecido muy infe¬
rior, desde el punto de vista práctico, al procedimiento de Lecha-Mar¬
zo, que es de una técnica mucho más sencilla)) (Dr. Caffort).
Sobre el método para la obtención de los cristales de clóro-hematina.

constituye un excelente procedimiento de diagnóstico,


«... muy su¬ granada
perior al procedimiento práctico». (Prof. Sarda y Dr. Caffort). TIP. DE LÓPEZ GUEVARA

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TRABAJOS DEL AUTOR.

Un nuovo processo per ottenere i cristalli di emocromogeno e di


iodo-ematina. Archivio di Psichiatria, Medicina legale et Antropología
Crimínale, repr. y trad. por Clínica y Laboratorio, año II, núm. 2. Za¬
ragoza, 1906.
Un nuevo procedimiento para el diagnóstico médico-legal de las
manchas de sangre. Revista de Medicina y Cirugía prácticas, año XXX,
núm. 923. Madrid, Marzo 1906.—Vierteljalirschrift für gerichtliche Me-
dizin u. dfféVitl. Sanitatswesen. (Nota del profesor F. Fraenkel), Julio

1906, pág. 120.—Revista de Cliimica pura e applicada, año II, núm. 7.—
Les Causeries Médicales, año YI, núm. 5; año VII. núm. 3.—El Eco

Médico-Quirúrgico, año 1, núms. 14 y 15.


Sobre nuestros procedimientos para el diagnóstico médico-legal de
las manchas de sangre. Trabajos realizados por los Dres. SARDA,

CAFFORT, DERRIEN y DUSSER, en la Facultad de Medicina de


Montpellier. Revista Ibero-Americana de Ciencias Médicas, t. XVI,
núm. 34. Madrid, Diciembre de 1906.
Cbimie legale: Note expérimentale sur les cristaux de bromo-héma-
tine. (Travail du laboratoire dé médecine lógale de la Faculté de Va-
lladolidj. Le Courrier Médical, año LVII. núm. 26. Paris. l.° julio
1907.—El Eco Médico-Quirúrgico, año II, núm. 36. 15 Junio 1907.
Influencia de la edad y la putrefacción en la obtención de los crista¬
les de sales de hematina. La Tribuna Médica, año II, núm. 17. Barce¬

lona, Agosto de 1907; Protocolo Médico-Forense. Septiembre de 1907.


Influencia de las temperaturas elevadas y de la luz solar en la ob¬
tención de los cristales de sales de hematina. Clínica y Laboratorio,
año III, núms. 7 y 8. 1907.
Influencia de los agentes químicos en la obtención de los cristales
de hematina. Gaceta Farmacéutica Española, año X, núms. 112 y
113. 1907.
La identificación del esperma. Medios propuestos hasta el día y una
nueva, rápida y segura prueba microquímica. (Trabajo del Laboratorio
de Medicina legal de la Facultad de Valladolid). Revista de Medicina y

Cirugía prácticas, año XXXI, núms. 965, 966, 967, 968, 969 y 970.
Madrid, Febrero-Marzo de 1907.—Estos artículos han sido tirados apar¬
te, con una extensa bibliografía, formando un fascículo de 86 páginas,
con láminas en colores. Precio: 2'50 pesetas.
La prueba de Barberio en el reconocimiento de las manchas de es¬
perma. Revista de Cliimica pura e applicada, año III,' núms. 9 y 10
Oporto, 1907.
La biología universal y los cristales de Barberio obtenidos con el es-
ESTADO ACTUAL DE NUESTROS CONOCIMIENTOS
SOBRE

Policía judicial científica


POR

ANTONIO LECHA-MARZO

Interno de la Facultad de Medicina de Valladolid

con una carta abierta del

SAU Vi
■j#, v
PROFESOR S. OTTOLENGHI VATtJOS
ü'MAT.i j<
v KA /
tes? o*;
Director del Instituto de Medicina legal de la Universidad de Roma.
Director de la Escuela de Policía Científica de dioha ciudad.

GRANADA
tip. de lópez guevara

IQ07
Al profesor F. OLÓRIZ AGUILERA,
Catedrático de la Universidad Central
y profesor de la Escuela de Polioía"

Homenaje respetuoso del

Autor.
Egregio Sr. A. LECHA-MARZO.—-Valladolid.

Deseáis que presente á los lectores de vuestro hermoso país el estu¬


dio que habéis hecho sobre Policía Científica y accedo á vuestro deseo,
puesto que habéis sintetizado en pocas páginas el estado actual de la
Policía Científica.

No debe limitarse por completo á obtener la filiación y las contrase¬


ñas personales de individuo, sino tender al conocimiento del hom¬
un

bre, para llegar, partiendo del organismo, á su psiquis y tratar al


delincuente como hombre y no como fiera y garantir á la Sociedad,
con
leyes humanas basadas en el progreso científico, contra los peli¬
gros de los malvados.
Es este un fin humanitario y social al cual debe prepararse la Poli¬
cía en España, que tiene el mérito de haber sido una de las primeras
en instituir la ficha antropométrica: y es este, vuestro estudio, el pri¬
mer paso en la nueva vía.
Prof. SALVATORE OTTOLENGHI.

Roma, 12 Ootubre 1907.


T yAS ciencias modernas y especialmente la Antropología crimi¬
nal no-sólo han conseguido transformar el concepto de la crimi¬
nalidad, la pena y el hombre criminal, sino que conseguirán
substituir á los antiguos é imperfectos procedimientos de investi¬

gación judicial por otros más exactos, de base esencialmente


científica. Los personajes creados por la mente de Gaboriau y
Conan-Dojle tendrán existencia real, no sólo en funcionarios de
intuición especial, sino en todos los que, interesados por estos
estudios, traten de poseerlos, empresa relativamente fácil.
Contamos desde hace poco tiempo, una veintena de años, con
una ciencia nueva,
casi ya constituida y con entusiastas proséli¬
tos: «la policía judicial científica» ó «investigación judicial científi¬
ca». Puede ser definida como «la
aplicación de los conocimientos
científicos á los reconocimientos del proceso criminal, destinados á
establecer la identidad de un sujeto ó determinar la parte que ha
tomado un individuo ó un objeto en un hecho criminal». (1).

(1) A. Niceforo: La Pólice Scientiíique. Avec des nombreux documents photographiques de


service d' identitójudiciaire de París, de Berlín, de Dresde et de Lausanne. Líbrairie Univer-
selle, París. 1006.—Idem: La Pólice judiciaire seientifique. VI." Congres International <T An~
thropologie Criminelle, Turín, 1906.
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8 -

Reiss (1) agrega á esta definición que trata también «del cono¬
cimiento, del modo de trabajo de las diferentes categorías de cri¬
minales, conocimiento obtenido por el estudio sobre el vivo del
mundo de los malhechores».
Nos parece más sencilla esta otra definición de Policía cientí¬
fica: consiste enla aplicación de los conocimientos científicos á las

investigaciones judiciales. Al decir investigaciones judiciales se


comprende que estas no deberán contentarse con la identifica¬
ción de un individuo, sino determinar también la parte que ha
tomado en un hecho criminal.
La Policía científica persigue fantasmas, sino criminales
no

verdaderos, perseguir éstos es preciso conocerlos y este


v para
conocimiento se posee acudiendo al mundo de los malhechores.
No veo la necesidad de incluir esta parte en la definición; sin

embargo, será uno de los mejores medios con que podemos con¬
tar en la lucha contra el crimen y debe
ser utilizado por toda
Policía sabiamente organizada.
La Policía científica es una rama de la Antropología criminal.
Ha tomado también una buena parte de la Medicina legal.
La nueva ciencia interesa á los médicos peritos, pues en mu¬
chas ocasiones no es sino pura Medicina legal; interesa tanto ó
más á los jurados, criminalistas, magistrados, oficiales de policía,

etc.; á todos los que no conformándose su espíritu con el texto de


las lejes penales quieran penetrarse de los más recientes descu¬
brimientos biológicos, antropológicos y psicológicos, que no es¬
tudiando sólo la criminalidad como una entidad abstracta, creada

por la mente de los legisladores, se aprestan, siguiendo la ruta


establecida por las modernas investigaciones, á estudiar el crimi¬

nal, su individualidad, sus costumbres y el medio que lo rodea;


y en fin, á todos los que en las investigaciones judiciales, guiados
por nociones científicas tratan de demostrar la intervención de tal
ó cual individuo, estudiando los indicios visibles, revelando por
la fotografía ó una reacción los invisibles; todos testigos mudos,
dice Lacassagne, que se vuelven elocuentes y demostrativos cuan-
(1) R. A. Reiss: Les móthodes scientiíiques dans les enquétes judiciaires et policieres,
Le^on inaugúrale de la chaire de photographie scientifique avee ses applications aux enquétes
judiciaires et policieres á 1' Universitó de Lausanue. Archives di Anthropologie Criminelle.
año XXI, núm. 156. Lyón, 1906.
do se les sabe hacer hablar. La Policía científica—es este uno de
sus
mejores fines—ayudará de una manera sabia y ordenada la
lucha contra el crimen.

¿Cuál será el lugar que el porvenir reserva á esta ciencia?


Oigamos la voz elocuente y autorizada del profesor Niceforo:
«Nosotros somos de los que creen que todo el sistema penal ac¬
tual y el actual sistema penitenciario
deben cambiar; nosotros
somos de los
que afirman que la pena debe ser despojada de todo
lo que tiene aun de bárbaro y de salvaje; no puede y no debe,
como sucede
todavía, conservar un agrio sabor de venganza; no
debe tener por misión más que la defensa social y el hombre cri¬
minal debe ser considerado sin odio y sin pasión, precisamente
como se considera al hombre enfermo, aun cuando sea víctima
de la más horrible y peligrosa de las enfermedades. Nosotros
estamos convencidos,
por consiguiente, que los sistemas actuales
de penas y de prisiones se substituirán algún día por un sistema
científico de defensa social, de tratamiento ó de aislamiento, for¬
mado sin ningún espíritu de venganza ó de sufrimiento. Es, por

consiguiente, el sistema penal todo entero el que se transformará,


así como nuestras escuelas de
Antropología criminal lo han pre¬
visto; pero de toda esta obra larga y profunda de renovación, será
la investigación judicial científica de hoy la que sobrevivirá por

entero, porque aun cuando la pena se haya transformado en tra¬


tamiento ó aislamiento, aun cuando la opinión pública, las leyes,
la sociedad, se hayan habituado á mirar seriamente al criminal,
será siempre necesario designar al autor de un crimen, demostrar
su identidad, establecer la
parte que ha tomado en el crimen, y
es
precisamente la investigación judicial científica, tal como hoy
se elabora,
la que realizará esta labor».
La policía científica no se limitará sólo á descubrir los crimina¬

les, la parte que un individuo ú objeto tomo en un acto delictuo¬


so, otro papel aún más elevado le corresponde: prevenir el crimen,

y dar á los procesos judiciales una dirección completamente cientí¬


fica. Corresponde al profesor Ottolenghi el mérito de haber puesto
claramente de manifiesto esta misión (véase su comunicación La

antropología criminal y la organización científica de la policía, pre¬


sentada en el congreso celebrado últimamente en Turín, 1906).
Se impone hoy como obligación ineludible á médicos, magis¬
trados, oficiales de policía, etc., el conocimiento del hombre cri¬
minal: la escuela italiana con el refuerzo de los sabios franceses,
alemanes, etc., ha demostrado que el criminal no es el hombre
común: hay que conocer sus caracteres somáticos, sus costum¬

bres, su manera de pensar, odiar, amar, obrar, y este conoci¬


miento no puede adquirirse sino en el mundo de los criminales y
en las penitenciarías, que transformadas en verdaderas clínicas
del crimen, irradiarán sus enseñanzas á todos los que pretendan
iniciarse en las nuevas ideas y su aplicación á la lucha sabia y
ordenada contra el crimen.
En una oficina de
policía, no debe haber v. gr. solamente un
agente que, porla lucha constante y desigual contra el crimen,
haya envejecido en ella y conozca á los delincuentes; no, dando
una nueva dirección, verdaderamente científica, el poder de un
servicio de seguridad no dependerá de uno de sus miembros, sino
de todos, que no son más que resultantes de aquella. Los servi¬
cios do identificación se extenderán y completarán cada vez más;

pero una ficha nos servirá para identificar un individuo, demos¬


trar una falsa personalidad, y esto es muy poco: una medida se

impone, la creación de las cartillas biográficas. Se deben también


al profesor Ottolenghi (1); no sólo comprenden la identificación
somática sino las impresiones psíquicas y sociales, como las fichas

antropométricas de ahora llevan las impresiones de los dedos.


Una cartilla biográfica llevará los caracteres físicos (señala¬
miento y signos particulares), persiguiendo con esto no sólo la
identificación sino revelar también anomalías psíquicas, pues al¬

gunos trazos de la fisonomía, las cicatrices, los tatuajes no repre¬


sentan otra cosa sino el pasado del individuo; las impresiones psí¬

quicas, que se manifiestan por el aspecto del individuo, sus res¬


puestas, su conducta, el delito por el cual es procesado, los delitos
anteriores, el medio en que ha vivido y demás circunstancias de
la vida. Se anotarán también sus alteraciones mentales y demás
enfermedades pasadas; de esta mauera no se dará el caso de que
los magistrados ignoren que el individuo juzgado, por ejemplo,

(1) S. Ottolenghi: La nuova Cartella biográfica dei pregiudicati, adottata nell' Amministra
zíone dolía P. S., Acias de la Sociedad romana de Antropología, 1905.
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11 -

había estado en una casa de dementes, por habérsele declarado


una
epilepsia. De este modo «las informaciones suministradas por
la autoridad de la seguridad pública podrán constituir la base de

granito sobre la cual se elevará el edificio de la instrucción judi¬


cial, y el proceso en vía de instrucción podrá caminar hacia el
ideal de individualización judicial, reclamada desde hace mucho

tiempo, á fin de que la instrucción no establezca solamente la


certidumbre del delito, sino haga también conocer toda la perso¬
nalidad del culpable (hecho
muj importante sobre todo para los
menores»). (Ottolenghi).
La cartilla biográfica es la historia completa de un delincuente,

pero no se obtiene en unos momentos como la ficha antropomé¬


trica; es la labor de muchos días, de varios funcionarios de segu¬
ridad, que se encuentran con el delincuente en varias épocas de
su vida. «Las cartillas así establecidas formarán archivos que
constituirán la verdadera fuerza viva estratégica del servicio de
policía». Las cartillas biográficas ó historias clínicas de los crimi¬
nales, agregamos nosotros, serán una fuente perenne de enseñan¬
zas en el estudio de estos transcendentales
problemas.
Muchas reformas se imponen, muchas modificaciones en la po¬
licía actual; sabiamente organizada será la defensa más poderosa
contra los actos delictuosos.
Las adquisiciones científicas no sólo tienen aplicación
nuevas

á los reconocimentos citados; Niceforo ha dedicado un capítulo


entero de su obra para poner en evidencia las numerosas aplica¬

ciones que se pueden hacer del «retrato hablado» á la Antropolo¬

gía pura y multitud de problemas artísticos y morales.


La historia de la Policía científica es breve; al resumirla rendi¬
mos un justo tributo de gratitud y justicia á los que han traba¬
jado en ella.
Todos conocen la labor de Alfonso Bertillon (1) en antropome¬

tría, fotografía métrica, retrato hablado, etc.


(1)A. Bertillon: Identification anthropometrique. Melun, 1893.—Idem: La photograpliie judi-
oiaire. París, 1890.—Lombroso: Los descubrimientos y aplicaciones más recientes de 1a antro¬
pología criminal. Biblioteca An tropologico-giuridica. Turin, 1893.—Guianolli y Pardo: I siste-
mi di segnnlazione antropométrica. Iiivista Carceraria. Octubre 1898.—S. Ottolenghi: Istruzione

publica e servizio antropométrico in Francia. Scuola Positiva, Abril, 1897.—Idem: II segna-


lamento del dolinquente in servizio della polioia giudiziaria. Rivista di Polizia Sciontifica,

Junio, 1888.
-
12 -

El señalamiento antropométrico, fundado en la fijeza casi ab¬


soluta del esqueleto humano á partir de los 20 años (1), en la
variabilidad de las dimensiones óseas, pues no hay dos individuos

que las tengan iguales, y en su fácil medición por instrumentos


de sencillo manejo y fácil construcción, permite la identificación
de un individuo. Las fichas antropométricas contienen también,
además de todas las dimensiones susceptibles de obtener, los ca¬
racteres del iris
y de los cabellos, las impresiones digitales, y las
fotografías, de perfil y de frente. En un gabinete antropométrico,
donde se poseen miles de fichas, es fácil encontrar por elimina¬
ción la que se busca en un momento dado, pues están todas cla¬

sificadas, utilizando para esto las medidas. Se dividen estas en


tres
grupos: grande, medio y pequeño, y se procura que cada
grupo contenga un número aproximadamente igual de fichas an¬
tropométricas. Se hacen tantas agrupaciones como sea preciso.
Puede considerársele, pues, á Bertillon como uno de los princi¬

pales fundadores de la Policía científica; en la dirección del Ser¬


vicio de Identidad de ParÍ3, da cursos científicos para la educación
de los oficiales de policía judicial y de los magistrados. El berti-

llonaje (palabra creada por Lacassagne) es hoy aceptado y puesto


en práctica en casi todos los países civilizados, entre ellos Es¬
paña (2).
El valor de la dactiloscopia fué ya demostrado en 1888 por

Galton; los estudios de Henry, Vucetich, E Locard, Olóriz, Ot-


tolenghi, Gasti, Windt, Roscher, etc., han aumentado nuestros
conocimientos sobre este particular. Es un buen sistema de iden¬
tificación, que se usa, con muy buen acuerdo, en unión de las
mediciones; no hay dos individuos, sostienen los autores más au-

(1) Aunque el fémur crece algo, este crecimiento está compensado por la inourvaoión de la
columna vertebral.

(2) Taladriz: Manual de Antropometría Judicial. Biblioteca española de Ciencias Antropo¬


lógicas, Madrid, 1899.—García Plaza: Manual del señalamiento antropométrico, Madrid, Bailly-
Bailliére é hijos.
"La Antigua Chanoillería de Valladolid ha sido el primer tribunal español que practicó
pruebas de carácter antropológico, desarrollándose esta parte interesantísima y trascendental
del juicio entre el desdén y las sonrisas de muchos que cuando el ministro de Gracia y Justioia
estableoió oficialmente el servicio antropométrico, convirtieron sus burlas y epigramas en ala¬
banzas que demuestran la independencia de oriterio de algunas gentes,,. (Taladriz).
En la oároel de la Audiencia de Valladolid y en el Manioomio provincial de dicha oiudad se
han construido los primeros instrumentos de fabricaoión española.
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13 -

torizados en
materias, que puedan tener impresiones digita¬
estas

les análogas. Nosotros que hemos estudiado con especial interés,


en el laboratorio de medicina
legal de la Universidad de Vallado-
lid, las impresiones digitales de varios centenares de estudiantes,
no tenemos inconveniente en hacer también tal afirmación.
No creemos necesario insistir mucho sobre la
importancia que
en un
proceso judicial pueden tener varias fotografías del lugar
en
que se cometió el crimen, y obtenidas momentos después. La
reconstitución de un lugar, tal como estaba al descubrir el hecho
criminoso expone á errores, y á veces es imposible. Es entonces
cuando se nota la necesidad de una fotografía de los lugares en

que se llevó á cabo el hecho, que es una reconstitución perma¬


nente del mismo, que ilustra á los jurados
que no les visitaron,
que á veces acusa ó disculpa al supuesto delincuente, que nos
ofrece detalles, que el magistrado, á pesar de su sagacidad no

supo recoger, pues nuestros ojos no ven más que lo que quieren
ver. Ciertos detalles como
impresiones de pasos, las dejadas por
los pulpejos digitales embebidos en sudor, grasa, sangre, etcéte¬
ra, revelados por la fotografía pueden servir para el hallazgo del
delincuente. Bertillon, con su aparato métrico nos ha dado un
medio excelente para determinar con una fotografía las distancias

y tamaño de los objetos representados, pudiendo obtener así con


estos datos un plano exacto de los lugares.
El «portrait parlé», segundo sistema de identificación y señala¬

miento, se debe también, como hemos indicado ya, á Bertillon.


Este autor ha ideado un vocabulario especial para designar los
términos medios, que con el lenguaje corriente eran difíciles de

precisar. Un policía, vista una fotografía, la aprende de memoria


y se dedica después á buscar al delincuente. Es un hecho cierto
que un carácter de la fisonomía se olvida, ó pasa desapercibido
si no sabemos darle un nombre particular: no pensamos más que
lo que sabemos expresar; no pensamos más que lo que sabemos
describir. Con el retrato hablado ni aun las fotografías son necesa¬

rias; los retratos de individuos filiados se clasifican en albums;


para dicha clasificación se toma como base la forma y dirección
de ciertos elementos de la figura humana.
Corresponde á Niceforo el honor de haber colocado por primera
-
14 -

vez la Policía científica el


plan general de la Criminología en
en

una de sus lecciones de apertura


en la Facultad de Derecho de
Lausana: Ligues genérales dCun programme nouveau pour Letude
et l'enseignement de la criminologie (Roma 1903 j Madrid 1903);

concepción que ha sido aprobada por Lombroso, Ferri, Sergi,


etcétera.
Gross (1) Lausana, han
en Graz, y Reiss (2) y Niceforo en
dado cursos de Policía científica. Es á Ninovici y
principalmente
á Reiss á quienes debemos la aplicación de la fotografía á las in¬

vestigaciones judiciales; han estudiado la propiedad que tiene la


placa fotográfica de revelar detalles de un objeto, que nosotros no
podemos percibir; la aplicación de la fotografía y del microscopio
al reconocimiento de documentos falsificados (cartas, testamentos,
billetes de banco, reconstitución de escrituras, etc.), problemas
interesantísimos,en cuja resolución el profesor de Lausana ha
sabido demostrar la fineza con
que sabe conducir sus investiga¬
ciones. Si el criminal es activo, y se ajuda en sus actos de las
modernas adquisiciones científicas, el hombre de ciencia le sale
al encuentro y con ellas logra vencerle. No habrá ja una lucha

desigual, como ha sucedido hasta ahora, desde el día en que los


métodos científicos sean adoptados en las indagaciones judi¬
ciales.
No deben tampoco olvidarse los nombres de Ottolenghi (3), ja
citado, Lombroso (4) (el primero que invocó la organización cien¬
tífica de la policía), Alongi (5) j Conti (6) en Italia; F. Strass-

mann, Deunstedt, F. Paul y Popp en Alemania; Corin j Stockis

(1) Gross: Manuel pratique d'instruotion judiciaire. París, Marchal y Billard, 1899.
(2) Eeiss: Contribution á l'etude de la Pólice scientifique. Arch. d'Anthrop criminello, nú¬
meros 151,152 y 153.—Comunicación al IV Congreso Intern. de Antrop. criminal oelabrado en

Turín, 1906.—Un Code telégrapliique du Portrait parlé. Archiv. d'Anthrop. crim., número 158'
Archivio di Psiahiatria, vol. XXVIII, fase. 1, 2 y 3, 1907.

—Reiss; La Photographie Judiciaire. París, 1904.


(3) S. Ottolenghi: L'insegnamento universitario della polizia giudiziaria soientifíea. Turin,
Bocea, 1907.—Idem: L' anthropologie oriminelle et l'organisation scientifique de la pólice. VI
Congreso internacional de Antrop. crimi., Turin, 1906.
(4) C. Lombroso: Polizia soientífioa, en la segunda edición de Pazzi ed anomali. Cittá di
Castello, 1899; y vol. III del Uomo delinquente. 5.a edición.
(5) Alongi: Polizia e delinquenza in Italia. 2.a edición, 1887.—Idem: Manuale di polizia soien-
tifioa. Milán, 1889.
(6) Conti: Della polizia gindiziaria. La giustiziu Pénalo, VI, fase. 5. 1900.
-
15 -

en
Bélgica; Olóriz, Alvarez Taladriz, Salillas, Simancas, etc., en
España.
Ottolenghi (Profesor de Medicina legal en la Universidad de
Roma) debe ser considerado como uno de los principales funda¬
dores de la Policía científica y en su última obra (1) (publicada
con la colaboración de Gasti) ha demostrado suficientemente su

personalidad en esta ciencia, á la que ha dedicado como dice


M. Carrara tanta actividad y tan férvido entusiasmo. Ottolenghi
en 1896 dió á conocer el
primer programa completo de policía
científica, y un año después daba el primer curso universitario;
finalmente, con el concurso del ministro Giolitti fundó una es¬
cuela de policía científica obligatoria, la única completa hasta
ahora y que constituye una verdadera clínica criminal.
En España «la escuela de Policía» es de fundación reciente;

figura en ella como profesor de fotografía y antropometría el doc¬


tor Olóriz; su nombre es una
garantía.
Finalmente para demostrar el valor creciente de las nuevas
ideas, citaremos algunos casos que por su importancia merecen
figurar en la historia de la Policía científica.
Lombroso cuenta que un individuo procesado por sospechas de
hurto de objetos de oro, mientras estudiado con el esfigmógrafo
no demostraba emoción
alguna cuando se le hablaba de este hur¬
to, del cual resultó inocente, se agitaba por el contrario al hablar¬
le de otro hurto, del cual apenas se le sospechaba como autor;
los reconocimientos posteriores demostraron la realidad de este
último.—Voisin (2) utiliza el esfigmógrafo para revelar simula¬
ción de accesos epilépticos.

Ottolenghi (3) excluía la capacidad de delinquir en un indivi- ,

dúo detenido por sospechas de homicidio de una mujer, por la


falta de todos los caracteres antropológicos de criminalidad; juicio

que fué plenamente confirmado por la instrucción que absolvió


al imputado.

(1) Ottolenghi: Polizia scientifioa. Identificazione física e psiohica. Investigazioni giudiziai-


re.Roma, Societá Poligrafico-Editrice, 1907.
(2) Voisin: De l'epilepsie simuleé et de son diagnostic par les caraoteres sphy mografi-
qnes du pouls. Aun. d' Iiyg. publ., abril, 1869.
(3) Ottolenghi y Bruni: Applicazione dell' Antropología crimínale nell istrutorie penali.
La Scuola positiva, IV, 2-6-7; 31 marzo y 15 de abril, 1894.

16 —

El profesor Corin j mi amigo el doctor Stockis (1), en 1904,


consiguieron revelar en un papel impresiones digitales dejadas
por dedos embebidos en ferricianuro de potasio: aparecieron tra¬
tando con percloruro de hierro, de esta manera pudieron demos¬
trar que cierto sujeto era el autor de esta firma involuntaria.

También por estos procedimientos se puede encontrar al culpable


en una clasificación
dactiloscópica. El Dr. Bertillon en los casos
Scheffer y Le Gall, sólo con las impresiones pudo determinar la
identidad de los asesinos; sin embargo en la majoría de los casos,
cuando por estos procedimientos se consigue encontrar al delin¬
cuente, recaían ja sospechas en él y ellos vienen á aportar una
nueva
prueba. Es este uno de los capítulos más completos de la
Policía científica: las impresiones á veces son tan netas (las pro¬
ducidas con dedos manchados de sangre, lodo, tinta y sobre un

soporte duro, ó las imprimidas en una materia plástica) que sin


tratamiento alguno es posible obtener buenas fotografías; el alien¬
to las hace más netas; cuando son invisibles ó conviene hacerlas

más netas las que son ja algo visibles se han recomendado diver¬
sos tratamientos, como las soluciones de nitrato de plata al 8 °/0,
consiguiente exposición al sol j sumersión en un revelador foto¬
gráfico; ó la coloración con los vapores de ácido ósmico ó de jodo
(Aubert j Coulier); ó el tratamiento con el ácido fluorhídrico que
ataca las partes del vidrio puestas al descubierto; ó la coloración

por la eosina, la fuschina caliente (Reiss) ó el rojo Sudán (Corin


j Stockis).
Con estos procedimientos son sólo revelables las impresiones

digitales de pocos días de antigüedad, es decir las que son para


el investigador más importantes; de aquí se deduce la necesidad
de que el oficial de policía, nada más acudir al lugar del delito,
á la vez que procede á obtener las fotografías del mismo, de la

posición del cadáver, etc., se apresure á recoger j tratar todas

(1) Corin y Stockis: Un cas d' identification par les empreintes digitales. Annales de la
Societé de Médecine Legale do Belgique, 1904, pág. 44.
Véase también E. Stockis: Quelques procédés nouveaux pour revéler et fixer les empreintes

digitales sur le papier. Annales do la Societé de Medecine Legale de Belgique, 1906.—Corin


y Stckis: Sur un nouveau procédé pour réveler et colorer les empreintes digitales sur le verre.
Anales de la misma Sociedad, 1907.—E. Stockis: La recliercke et 1' identification des emprein¬
tes digitales. Revista di Polizia giudiziaria scientiñca, num. 2. 1907.
las impresioues ó huellas recientes. Se ha dicho muchas veces, j
cou razón, que de las primeras investigaciones realizadas en los
lugares de un crimen ó de un delito depende frecuentemente el
éxito de una indagación judicial.
Hemos dicho al principio de este trabajo que la Medicina legal
ha prestado á la Policía científica una buena parte, todo el capí¬
tulo de la identidad, el más completo de la Medicina legal. A los
módicos se debe el estudio de los tatuajes, cicatrices, signos pro¬
fesionales, talla y mensuración de los huesos largos, manchas
diversas é impresiones. No sería pues impropio afirmar que la
Policía científica,t rama de la Criminalogía, ha derivado de la
Medicina legal. ¿Y aún la Policía científica no es obra, casi por

completo, de médicos?
A continuación vamos á estudiar una cuestión que
lo mismo
interesa al médico perito que al oficial de policía; y aprovechamos
esta ocasión para hacer su estudio porque á ella podemos aportar
nuestra humilde contribución personal.

Un nuevo, sencillo y seguro procedimiento para determinar la edad


de las manchas de sangre.

La sangre ja en coágulos, ja en manchas, á medida que trans¬


curre el tiempo cambiando de coloraciones, desde el rojo ruti¬
va
lante de la sangre fresca, recién salida de los vasos, hasta el gris
moreno de las manchas antiguas.

El tiempo que tardan en verificarse estos cambios de coloración

depende de circunstancias externas, como la temperatura, luz,


etc., j si aceptamos las ideas de Magnamani (1) aún de circuns¬
tancias individuales. Por consiguiente, no podían ser utilizados
en Medicina
legal j Policía científica para determinar la edad de
las manchas, j los investigadores que se han ocupado de esta

importante cuestión siguieron para resolverla otros derroteros.


La importancia práctica de la determinación de la edad de las
manchas es innegable, j como veremos más adelante, citando

(1) Magnamani: Sulle macoliie di sangne e sulla possibilitadi difenziare ilsanguo umanoda
quello degli animali domestici e il sangue mestruale da quello di nna qualsiasi fevita. Bollotti-
ao dolía Societa Lancisiuua
dogli Ospodali di liorna, 1897, XVII.
-
18 —

algún casopráctico, de diclia determinación puede depender


únicamente el hallazgo del criminal (1).
La hemoglobina se transforma á medida que aumenta la an¬

tigüedad de la sangre en metahemoglobina, que representa un


compuesto oxigenado de aquella, más estable que la oxihemoglo-
bina. Es soluble en el agua y tiene su característica espectrosco¬
pia especial. Ulteriormente la hemoglobina y metahemoglobina
se transforman en hematina, insoluble en el
agua pero soluble en
los ácidos; estas soluciones presentan el espectro de la hematina
ácida. ,

Alo-unos
D
autores,7 fundados en el conocimiento de estas variacio-
nes de la materia colorante de la sangre, las han propuesto para
determinar su antigüedad. Han olvidado que dichas transforma¬
ciones son más ó menos rápidas según las variaciones externas.
El prof. A. Tamassia (2), examinando al espectroscopio manchas
de edad superior á tres años y otras datantes de 1877 y de 1881,
obtuvo constantemente (en 1884) las bandas de la oxihemoglobina
como si se tratase de sangre reciente.

Corona (3), con sangre vieja de cinco á nueve años, no pudo


obtener en algunos casos la reacción espectroscópica, mientras

que, por el contrario, en otros pudo reconocer las bandas de la


oxihemoglobina.
No más afortunado estuvo Pfaff (4), que proponía calcular la
edad de las manchas de sangre por el tiempo que tardan en disol¬
verse en el arsénico! Tamassia, como no podía
menos de suceder,
demostró la infidelidad de este prcedimiento.
El procedimiento propuesto á su vez por Tamassia, adolece
también del mismo defecto, por lo cual no ha prosperado. Se fun¬
da en el comportamiento de la sangre con el ácido sulfhídrico, con
el cual da el fenómeno del dicroismo: se obtiene, según Tamassia,
solamente con soluciones acuosas de sangre reciente, faltando
casi siempre cuando la mancha data de mucho tiempo.

(1) Véase sobre este particular, Hoffmann: Eulenberg's Vierteljahrs., 1873, t. II, pág. 89.
(2) A. Tamassia: Sulla determinazione cronológica delle maocliie di sangue. Atti del R. Is-
tituto Veneto, II, 4a serie. Venecia, 1884.

(3) Corona: Contributo alio studio legale del sangue. Giornale della R. Accademia di
Torino, 1891.
(4) Pfaff: Gerichtsarztliohe Blutuntersucbungen. 23 edición, Dresde, 1863.
-
19 -

Este procedimiento tampoco sirve para determinar si una man¬


cha tiene dos, tres ó cuatro días de antigüedad; creo que ni su
mismo autor ka pretendido conseguir esto.
Los cristales de hemina obtenidos con sangre fresca, son formas

perfectas; si es muy antigua y putrefacta, las formas cristalinas


son más ó menos
irregulares (1). Como se ve, tampoco esta otra
vía resuelve el problema, pues para decir si una mancha es re¬
ciente ó antigua, en términos generales, basta sólo mirar su as¬

pecto y coloración.
La forma de los cristales de hemoglobina, tampoco resuelve de
una manera satisfactoria el
problema.
Los caracteres de una maucha antigua fueron ja descriptos en
1885, por nuestro ilustre amigo el doctor Florenc.e (catedrático de
la Universidad de Lyon) (2): presencia de polvo y de hongos,

aspecto de vejez del mismo soporte, aspecto más mate de la man¬


cha, disolución y disgregación más lenta; con el líquido de Vir-
chow no se obtienen, ó se obtienen difícilmente, glóbulos; irre¬

gularidad en la forma de los cristales de hemina (fusiformes, con


escotaduras y presentan como botones y retoños; formas amorfas
de hemina); espectros mal caracterizados.
En resumen, se podía decir si una mancha era fresca ó antigua

pero con la laxitud que tienen estos términos, sin poder preci¬
sarlos.
Modernamente y muy recientemente la cuestión de la determi¬
nación de las manchas ha sido estudiada por el Dr. Luis Tome-

llini, ayudanteen el laboratorio de Medicina legal de la Univer¬


sidad de Génova (3). Este autor ha publicado una tabla cromáti¬
ca tipo, de figuras hay que referir el color de la
á una cuyas
mancha encontrada; dispensa pues una larga descripción del co¬
lor encontrado por una simple comparación con las figuras de
dicha tabla.

(1) Véase A. Montalti: Osservazioni sperimentali intorno alia grandezza dei oristalli di
emina in rapporto all' antiohitá del sangue. La Sicilia Medica, año III, fas. 11-12-1891.
A. Lecha-Marzo: Influencia de la edad y la putrefacción en la obtención de los oristales de
sales de hematina. La Tribuna Médica, año II, núm. 17. Barcelona, Agosto de 1907; Protocolo

Médico-Forense, año IX, núm. 9. Septiembre de 1907.


(2) A. Florenoe: Les taohes de sang, leur signifloatíon, leur importance en medecine judi-
ciaire. Lyon, Stork, 1885.

(3) L. Tomellini: De l'emploi d'une table ohromatique pour les taches du sang. Archivos
<fanthropologie criminelle, t. XXII, núms. 164-165. Agosto y Septiembre de 1907.

20

Tomellini dejaba caer gota á gota sangre humana mixta, de


una herida que interesaba vasos arteriales y venosos, y desde
una altura de 10 centímetros sobre una tela blanca usada, tenien¬
do el cuidado de que todas las gotas tuvieran casi el mismo volu¬
men. Tomaba el color de estas manchas nada más obtenidas y
después de 1 minuto, 1 hora, 2 h., 4 h., 12 h., 4 días, 6 d., 8
d., 10 d., 1 mes, 1 año. La luz solar no caia directamente sobre
las manchas.

Hay quetener presente varias causas de error: si la mancha


está muy embebida en sangre, tiene más espesor y la coloración
es más
obscura; el grosor de la tela y, además, si es granulosa
puede hacer variar los resultados.
De todos modos, creo que Tomellini ha resuelto muy satisfac¬
toriamente lo que se proponía: referir la coloración de una mancha
á uno de los 12 tipos de su tabla.

«La primera cuestión que me había propuesto,—escribe Tome¬


llini—si por el color se podía determinar la época en que fué pro¬
ducida una mancha de sangre, no ha podido ser resuelta. Esto es
debido á las ínfimas diferencias de color, como se puede ver con¬
sultando la tabla. Se podrá obtener una afirmación suficiente
cuando se trate de diferenciar las manchas recientes ó muy viejas.
Se podrá decir, por ejemplo, que si una mancha es reciente ó vieja
de un mes, pero no se podrá decir si data de 4 ó de 8 días. Es
esto una seria dificultad y
origen de numerosos errores».
Estamos conformes con nuestro buen amigo: comparando la
coloración de unas manchas con una de las figuras de su tabla,
no se
puede determinar su antigüedad con exactitud. Una obser¬
vación nuestra, nos lo demostrará claramente.
Manchas de sangre de pájaro expuestas 10 horas al sol sufrie¬
ron tales modificaciones de color que
correspondían pasado este
tiempo al número 8 de la tabla de Tomellini, coloración que pre¬
sentan las manchas de
sangre á los 6 días y expuestas á una luz
difusa.
Pero yo no he dudado, cuando comencé á estudiar esta cuestión,
que con paciencia podría encontrarse un método seguro para la
determinación cronológica. Y lo he encontrado, es seguro y fácil;
sin embargo noblemente he de reconocer que todo nuevo procedi-

21 —

miento de investigación científica tiene su período de germina¬


ción é incubación y que esto no se realiza si no le rodean el am¬
biente, los medios necesarios. He de agradecer, pues, al doctor
Tomellini haber llamado mi atención sobre esta cuestión con sus

hermosos estudios.
Para determinar la antigüedad de unas manchas de sangre
sobre un
trapo, camisa, pañuelo, etc., ó maderas, mármol, vidrio
ó paredes blancas, procedo de la manera siguiente:
En el mismo momento de la entrega, que debe ser lo antes
posible,pues la determinación de la antigüedad se hace más difí¬
cil á medida que transcurre el tiempo, anoto la figura de la tabla
de Tomellini á que corresponde su coloración. Y en el mismo

lienzo, ó sobre el mismo objeto, pero en lugar diferente para evi¬


tar toda confusión, produzco con sangre recién obtenida por pun¬
tura del dedo manchas que procuro sean muj parecidas á
las
anteriores, y especialmente del mismo espesor.
Se trasladan al mismo lugar del suceso, donde se recogieron,

y se observan de cuando en cuando hasta el momento en que su


coloración es análoga á la de la figura anotada anteriormente. El

tiempo transcurrido es aproximadamente la antigüedad de las


manchas primitivas.
Tanto las manchas primitivas como las secundarias al ser refe¬
ridas-á una figura de la tabla de Tomellini, si presentan varias
tonalidades, se tiene sólo en cuenta la coloración predominante.
En este método ningún aparato ni reactivo es necesario; basta

simplemente poseer la tabla cromática tipo.


Mediante este procedimiento he diagnosticado la antigüedad
de las manchas de sangre humana situadas en tela blanca, vieja
y sucia: 48 horas. Luz media, difusa.
Otras en las mismas condiciones de cuatro días. Mis observa¬
ciones son
muj numerosas; me relevo por ahora de la obligación
de escribirlas.
Claro está que no se puede afirmar de una manera muj mate¬
mática: conviene decir por ejemplo que la antigüedad de tales
manchas oscila al rededor de un tiempo dado, dos días v. gr., pu-
diendo contar algunas horas más ó menos.
El procedimiento es muj sencillo y seguro; pero la segundad
-
22 -

de los resultados estriba principalmente en que el perito ó el ofi¬


cial de policía, con sagacidad, sepa colocar las manchas que han
de servir para el diagnóstico en las mismas condiciones en que
estuvieron las que le hau sido entregadas. Para esto si la camisa,
el trapo, etc., fué encontrado en la misma habitación en que se
cometió el crimen, recorta una parte no manchada, la mancilla
con
sangre humana fresca, procurando como hemos dicho que las
manchas tengan la mayor semejanza posible con las que son ob¬

jeto de estudio, y las lleva al lugar del suceso, á la misma hora


en
que se cree realizado éste.
Si las manchas primeras, las entregadas al perito para deter¬
minar su naturaleza y antigüedad, fueron producidas en el
momento en que se cree, las originadas experimentalmente pre¬
sentarán la coloración de aquellas (y que
fué anotada por el perito
á las 24, 48 horas, etc.), cuando haya pasado el mismo tiempo

que el transcurrido entre el momento del crimen y la entrega de


las manchas.
Si las manchas se encuentran en prenda, que llevaba el
una

supuesto criminal (la camisa ó camiseta por ejemplo), se hace la


experiencia en un individuo cualquiera y se anota cuando las
manchas producidas experimentalmente presentan la coloración
anotada en un principio.
Nuestro procedimiento tiene aplicación y un valor indiscutible
en muchos casos
pero jo no voy, exagerando la nota, á admitir
que servirá siempre. Si nosotros no sabemos si el crimen se come¬
tió de día ó de noche, no podremos realizar la experiencia, en

análogas condiciones, con las manchas secundarias. Si las coloca¬


mos
por la noche los cambios de coloración son más lentos; si de
día, y especialmente si sufren la acción directa del sol, muy
rápidos. Estas consideraciones no niegan importancia al método;
sirven al contrario para precisarlo y darle su justo valor.

Finalmente, nos contentaremos con exponer un caso práctico,


en
que por ejemplo este nuevo procedimiento puede ser aplicado
con éxito. Un
anarquista eu un acto público, una fiesta, etcétera,
hunde su puñal en el pecho de un político ó de un soberano. En
el primer momento la cosa pasa desapercibida para él y para los

que le rodean, y el asesino se confunde entre la multitud (esto



23 -

pudo hacer Casserio cuando asesinó al presidente Carnot). Nadie


le ha visto; sólo tiene su puñal manchado en sangre, y guardado
precipitadamente entre sus ropas, para acusarle; para evitar sos¬
pechas se desembaraza también de él. Como anarquista recaen
sospechas en él y la policía al registrarle no encuentra como
prueba más que unas manchas de sangre en su camisa y sus ves¬
tidos. Han pasado, por ejemplo, desde el suceso y este hallazgo
48 horas; el criminal, para explicar la presencia de estas manchas,
urde una artimaña y asegura que se las produjo hace cuatro
días. El oficial de policía demuestra experimentalmente que di¬
chas manchas de sangre tienen, aproximadamente, 48 horas de

antigüedad, y no cuatro días. Nuestro método ha servido por lo


tanto no sólo para demostrar la inexactitud en que
incurre el
delincuente, sino también que dicha sangre data muy probable¬
mente del momento en
que se cometió el atentado. He aquí, pues,
demostrado que una sencilla experiencia puede ser el punto de

partida para la demostración completa de un delito.


perma. (Estudios de Galbo y von Schron y contribución del autor).
Clínica y Laboratorio, año III, núm. 6. Junio 1907.
La prueba de la fluoresceina y la reacción sulfhídrica de Icard. El

signo módico y el signo vulgar de la muerte real. Él Confidente de las


Ciencias Médicas, año II, núms. 19 y 20. Enero 1907.
Nuevas observaciones sobre la reacción sulfhídrica. Presencia de los

gases sulfurados en las emanaciones fétidas de las lesiones cancerosas.


El Confidente de las Ciencias Médicas, año II, núm. 21, Febrero 1907;
Protocolo Médico-Forense, año IX, núm. 4, Abril 1907.
Los gases del tubo digestivo y la reacción sulfhídrica. El Confidente
de las Ciencias Médicas, año II, núm. 26, mayo 1907.
La muerte se acusa á sí misma. El
signo vulgar de la muerte real.
El Progreso Médico, año IV, núm. 32. Barcelona, Enero 1907; La Hi¬

giene, Habana, 15 Febrero 1907; Protocolo Médico-Forense, año IX, nú¬


mero 3, Marzo 1907.
Revista de Medicina legal. El Eco Médico-Quirúrgico, año I, números
11 y 17; año II, núm. 38. — El Confidente de las Ciencias Médicas, año II,
núm. 28, Julio 1907.— Clínica y Laboratorio, año III, números 7, 8
y 9 1907.
El reactivo "Ferreira da Silva» para el reconocimiento genérico de
los alcaloides. El
Progreso Médico, año III, núm. 26, Julio 1906.—El
Eco Médico-Quirúrgico, año I, núm. 20, Octubre 1906.
Antropología criminal. Las anomalías de Mateo Morral. Revista de
Medicina y Cirugía prácticas, año XXX, núm. 939, 1906; repr. y tra¬
ducido por el Magdeburger Anzeiger. Magdeburgo, 19 Octubre 1906.

Equivalencia del delito y de las psicopatías sexuales en los animales.


Clínica y laboratorio, año II, núm. 4, Abril 1906.
La obra de Lombroso. La Tribuna Médica, año II, núm. 18. Sep¬
tiembre 1907.
Contribución al estudio de la anatomía de los arcos palmares. Su
formación, distribución y anomalías. Folleto de 26 páginas, con 4 fo¬
tograbados. Valladolid, 1906.
Descripción de las circunvoluciones cerebrales. Memoria premiada
y publicada por la Revista Clínica y Laboratorio, año II, núms. 10, 11
y 12. 1906.
Nuevos estudios sobre la corteza del cerebelo (con un fotograbado

original del profesor Cajal). Revista de Medicina y Cirugía prácticas,


Agosto 1907.
Sobre las arterias del
pie, Nuevas observaciones. (En colaboración
con Gimeno-Sainz). Boletín del Cuerpo de internos de la Facultad Médica
de Valladolid, año IX, núm. 7. 1906.—Este trabajo ha sido publicado
con un fotograbado y nuevos casos en Clínica y Laboratorio, año III,
nrimero 4. Abril 1907.
Dos anomalías musculares. Músculo coraco-ciavicular. Cabeza hu-

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