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Acoso escolar, Violencia Escolar y en la Escuela

Módulo 1. Los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes: conceptos, principios,


perspectiva y su relación con el acoso escolar, la violencia escolar y en la escuela

Tema 4. La violencia contra niñas, niños y adolescentes

(s. a.) (2017). Violencia contra niñas, niños y adolescentes [fotografía]. Tomada de https: //pxhere.
com/es/photo/1239612

La violencia contra niñas, niños y adolescentes es un fenómeno que afecta gravemente su


dignidad, frena su desarrollo integral y constituye una violación a sus derechos humanos.

La violencia está presente en casi todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana, incluso, a decir
del psicólogo social Sergio Alejandro Martínez Vázquez (2017, p. 10):

“Vivimos en un mundo en el que ser violento, bajo


cualquiera de sus formas, es un valor social”.

Eliminar la violencia de las vidas de niñas, niños y adolescentes requiere contar con información
para identificarla, comprender sus consecuencias, implementar medidas para su atención, y
avanzar hacia formas positivas de relacionarse con ellas/os.

Determinar las causas que la generan es una tarea de gran complejidad; sin embargo, es
necesario reconocer que un número significativo de casos tienen por común denominador
la acción u omisión de una persona adulta que no reconoce o niega el carácter de sujetos
plenos de derechos de las personas menores de edad e incurre en abuso de poder.

1
Ejemplo: superar la visión adultocéntrica

(s. a.) (2012). Regaño. [ilustración]. Tomada de https://flic.kr/


p/cYp6UG

En el material Superando el adultocentrismo publicado por UNICEF


(2013), el psicólogo Sergio Rodríguez Tramolao explica el proceso
por el que las personas adultas se autoconsideran “superiores”
respecto a niñas, niños y adolescentes, aduciendo que éste inicia
en las propias relaciones sociales donde comúnmente se adoptan
posiciones de dominancia y subordinación que se ven reforzadas
por las creencias y prácticas sociales, lo cual eventualmente,
deriva en que la desigualdad en el trato a las personas menores
de edad se convierta en una realidad incuestionable; así por
ejemplo, el autor expone que “la educación hace 40 años permitía
educar a los alumnos[as] con golpes, por tanto, un profesor[a]
sabía que ese era el método más eficaz para enseñar, la familia
lo avalaba y permitía, los alumnos[as] lo aceptaban como una
realidad incuestionable… Desarrollamos un aprendizaje social
sobre cómo entender y tratar a un niño, niña, adolescente y
joven, porque incorporamos valores, actitudes y conductas
inspiradas en la superioridad del adulto sobre los grupos
jóvenes. Este proceso surge como producto del vivir… en una
sociedad adultocéntrica” (p. 14).

2
Aún en pleno siglo XXI, en muchas sociedades (incluyendo la nuestra) persiste la tendencia
a legitimar el ejercicio de poder de las personas adultas sobre niñas, niños y adolescentes, e
incluso se justifican conductas que atentan contra su integridad. En muchos países, sobre todo
de América Latina, la violencia contra la niñez y adolescencia ha sido una práctica recurrente que
ha llegado a normalizarse en los ámbitos familiar, comunitario y estatal, dificultando su denuncia
y visibilización como un problema de salud pública.

También es un hecho que factores como la pobreza, la inequidad, la discriminación, la falta


de oportunidades y de habilidades para la convivencia pacífica en las familias, escuelas o
instituciones en general, inciden negativamente en las posibilidades de madres, padres, tutores
o cuidadores/as para ofrecer a las personas menores de edad a su cargo, condiciones adecuadas
para su desarrollo integral; lo cual, eventualmente, puede generar contextos que los/las coloquen
en situaciones de vulneración de sus derechos. Sin embargo, debe quedar claro que ninguna
forma de violencia contra niñas, niños y adolescentes es justificable ni debe ser tolerada.

Dato interesante

El Comité de los Derechos del Niño (2011, p. 7) ha señalado que:

“La crianza del niño en un entorno respetuoso y propicio, exento de violencia, contribuye
a la realización de su personalidad y fomenta el desarrollo de ciudadanos sociales y
responsables que participan activamente en la comunidad local y en la sociedad en
general. Las investigaciones muestran que los niños[as] que no han sufrido violencia y
crecen en forma saludable son menos propensos a actuar de manera violenta, tanto en su
infancia como al llegar a la edad adulta”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) (2002, p. 5) define la violencia como:

“uso intencional de la fuerza o el poder físico,


de hecho, o como amenaza, contra uno mismo,
otra persona, un grupo o comunidad, que cause
—o tenga muchas probabilidades de causar—
lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos
del desarrollo o privaciones”. Si bien esta
definición nos habla de intencionalidad como
una de las características de la violencia, existen
situaciones en que las personas adultas tienen
dificultades para percibir que su conducta
genera un daño a las niñas, niños o adolescentes,
pues muchas de ellas están convencidas de que
el trato que les proporcionan es adecuado o bien,
Reytan. (2015). OMS [ilustración]. Tomada de https: //
“que no hay otras opciones”. commons. wikimedia. org/wiki/File:WHO.png

3
El artículo 19 de la Convención sobre los Derechos del Niño se refiere a la violencia como
“Toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o
explotación, incluido el abuso sexual, contra niñas, niños y adolescentes”. Sobre el alcance de este
concepto, el Comité de los Derechos del Niño (2006) ha señalado que la expresión toda forma de
perjuicio o abuso físico o mental “no deja espacio para ningún grado de violencia legalizada
contra los niños. La frecuencia, la gravedad del daño y la intención de causar daño no son
requisitos previos de las definiciones de violencia”.

La Convención deja fuera el elemento de “intención” de la persona que causa el daño, creando
un concepto más amplio de violencia en aras de extender la protección hacia niñas, niños y
adolescentes, y así evitar dejar margen para que determinadas prácticas sociales sean toleradas o
no se denuncien en virtud de la creencia generalizada de que no causan afectación alguna a las
personas menores de edad.

Ejemplo. El castigo corporal como método disciplinario

En nuestro país, es común que las personas adultas


“crean” que las nalgadas, pellizcos o jalones de
pelo no son manifestaciones de violencia, sino
que consideran que son “necesarias” para lograr
que las niñas, niños y adolescentes “aprendan
a comportarse” u “obedezcan”, de ahí frases
populares como “más vale una nalgada a
tiempo…”, “la letra con sangre entra”, “los niños/
niñas necesitan de vez en cuando un jaloncito”.

Por ejemplo, en una de sus recomendaciones,


la Comisión de Derechos Humanos del Estado
de México (1996, p. 99) recabó el siguiente
testimonio de un director de escuela primaria Jordán, F. (2001). Castigo corporal [fotografía].
que refleja claramente esta postura: Tomada de https ://flic. kr/p/8Sg5hJ

Estamos conscientes que los castigos físicos


están prohibidos y que si se han dado es con la intención de recuperar [a los niños].
El Consejo Técnico ha aprobado dejarlos sin recreo, los niños se quedan trabajando
hasta las 13:00… En forma esporádica, han existido jalones y pellizcos, si [se]
les da un jaloncito, se mide el jalón y es con consentimiento de los padres.
Cuando esto ocurre, [al maestro] nunca se le quedan los cabellos en la mano
ni se les ha torcido el cuello.

4
Siguiendo a Moreno (2013), las creencias o ideas de las personas adultas respecto a la violencia
son un factor que propicia su práctica, por ejemplo, castigar y pegarles a los hijos o las hijas
porque a nosotros o nosotras nos castigaban y pegaban nuestros padres o madres y “no nos pasó
nada malo”; creer que el castigo físico se aplica porque niños y niñas “deben aprender a respetar
a sus mayores”, o que si no se les enseña con golpes serán “indisciplinados o indisciplinadas” e
“irresponsables” cuando crezcan.

Barudy (s. f.) considera que las familias que recurren a la violencia para “educar” a sus hijos e hijas,
suelen presentar algunas de las siguientes actitudes y conductas:

Ponen poca Hacen notar


No respetan
No los escuchan atención a siempre sus
su opinión
sus logros errores

Utilizan el
Desconocen
No conocen castigo corporal
cómo es su No respetan
sus intereses ni (golpes)
desempeño sus decisiones
preferencias como medida
en la escuela
disciplinaria

Creen que si hablan


Piensan que ser “duros”
con afecto a sus
y recurrir a la violencia
hijos o hijas, éstos les
es ser buenos padres
“perderán el respeto”

A decir de ese autor (Barudy, s. f., p. 2):

Lo que todas las violencias tienen en común es que emergen en sistemas humanos
(familias, escuelas, instituciones administrativas) dónde no solo existen relaciones y
comportamientos violentos, sino, además, un sistema de creencias particulares... En su
sistema de creencias, el abuso no es abuso, sino un acto justificable y/o necesario; así, el
padre o la madre maltratadores o el profesor (a) que maltrata... están convencidos de que
lo que hacen es legítimo, útil e incluso beneficioso para las víctimas... A partir de esto, sus
comportamientos de abuso le resultan normales.

5
Dato interesante

Ninguna persona nace violenta, sino que


aprende a serlo a través de las relaciones que se
establecen en las familias y entorno cercano, por
ejemplo, reproducimos la manera de convivir
y relacionarnos con las demás personas; cómo
tratar a las mujeres, hermanos/as padre/madre,
y los métodos para enfrentar adversidades y
resolver problemas. La doctora Feggy Ostrosky
(Guerrero, 2010, p. 11) sostiene que si bien
“nacemos con una predisposición a la agresión,
posteriormente aprende[mos] cuándo podemos Gemahcastro. (2013). Ninguna persona nace violenta
y debemos expresar o inhibir esas tendencias”. [fotografía]. Tomada de https: //commons. wikimedia.
org/wiki/File:Los_diferentes_tipos_de_violencia_hoy_
en_d%C3%ADa.jpg

Con frecuencia, las personas que fueron educadas a través de la violencia y el castigo corporal, al
llegar a la edad adulta suelen repetir el mismo patrón de comportamiento con sus propios hijos/
as, sin embargo, éste no es una regla pues quienes reciben atención profesional a la salud
mental, logran rehabilitarse, desarrollarse plenamente y aprender formas de convivencia
familiar basadas en el respeto, la comunicación y el diálogo.

Manifestaciones

La OMS ha establecido la siguiente clasificación de las diversas manifestaciones de violencia


contra niñas, niños y adolescentes:

6
Física
Golpes en cualquier parte del cuerpo con las manos o cualquier
objeto, sin importar la intensidad o duración de éstos, quemaduras,
rasguños, pellizcos, nalgadas, mutilaciones, fracturas, síndrome del
niño sacudido, ahogamiento, asfixia, envenenamiento y privación de
la vida.

Psicológica o emocional
Rechazar, aislar, aterrorizar, ignorar, corromper, descalificar, humillar,
burlarse, minimizar, presenciar episodios de violencia familiar.

Trato negligente
Falta de provisión de los estándares mínimos de alimentación,
vestido, atención médica, educación, seguridad y satisfacción de sus
necesidades físicas y emocionales.

Sexual
Cualquier tipo de actividad sexual a la que sean sometidas y
sometidos niñas, niños y adolescentes, perpetradas por familiares,
personas que habitan en el mismo domicilio o terceros ajenos a
la familia sin ánimo de obtener un beneficio económico por su
comisión.

Explotación
Utilizar niñas, niños y adolescentes en trabajos o actividades ilícitas con
el objeto de obtener un beneficio económico, por ejemplo, explotación
laboral, comercio sexual, pornografía infantil, entre otras.

Manifestaciones de violencia contra niñas, niños y adolescentes

7
Además de las anteriores, el Comité de los Derechos del Niño considera como formas de violencia:

Violencia en los medios de comunicación

Se refiere a la publicación y difusión de sucesos


relacionados con niños, niñas y adolescentes que crean
una imagen tendenciosa o esteriotipada de ellos/
ellas, por ejemplo, equiparar a quienes se encuentran
en situación de calle con "delincuentes"; calificar a las o
los adolescentes como naturalmente "irresponsables",
"conflictivos" o "violentos".

También encuadran en esta categoría la difusión de


(s. a.) (2017). Violencia en contenido violento, inadecuado o que incite a la
los medios de comunicación
[fotografía]. Tomada de https: // intolerancia, los prejuicios o a la violencia contra otras
pxhere. com/es/photo/614877 personas o el entorno, y los contenidos que hagan
apología del delito.

Violencia a través de las tecnologías de


la información y la comunicación

Conductas que vulneran su integridad y derechos a


través de la difusión por medio de televisión, radio,
Internet, discos compactos, archivos electrónicos, o
cualquier otro tipo; pornografía infantil; contenido en
el que se humilla a una niña, niño o adolescente o un
grupo de ellos o ellas, que incite a la violencia, al odio,
al racismo o que sea un engaño para obtener datos
(s. a.) (2017). Violencia en las TIC
[ilustración]. Tomada de https: //
personales; hostigamiento, acoso o intimidación con
pixabay. com/photo-2049639/ fines sexuales, de explotación o extorsión.

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Prácticas perjudiciales

Los castigos corporales y otras formas


de castigo crueles o degradantes.
Mutilación genital femenina.
Amputaciones, ataduras, arañazos,
quemaduras y marcas.
Ritos iniciáticos violentos y degradantes.
Alimentación forzada.
Pruebas de virginidad (inspección
de genitales de las niñas).
(s. a.) (2012). Prácticas perjudiciales El matrimonio forzado y el matrimonio precoz.
[fotografía]. Tomada de https: //pixabay. Las acusaciones de "brujería" y prácticas
com/photo-20255/
nocivas afines como el "exorcismo".
La uvulectomía y la extracción de los dientes.

Violencia entre niñas, niños y adolescentes

Se trata de violencia física, emocional, sexual,


intimidación o cualquier otra ejercida entre personas
menores de edad. Aunque el Comité no lo señale
expresamente, en esta categoría podemos encuadrar
el acoso escolar propiamente dicho y el realizado
a través de las tecnologías de la información y
comunicación, conocido como cyberbullying.
(s. a.) (2014). Violencia entre niñas,
niños y adolescentes [ilustración].
Tomada de https: //flic.kr/p/pU672A

Formas de violencia contra niñas, niños y adolescentes.

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Consecuencias

El Comité de los Derechos del Niño (2011), en su Observación General No. 13, indica que todas
las formas de violencia ponen en grave peligro la supervivencia y el desarrollo integral de niñas,
niños y adolescentes, pues genera consecuencias a corto y largo plazo, entre ellas, las siguientes:

Lesiones mortales o que provocan discapacidad

Retraso en el desarrollo físico

Presencia de enfremedades cardiacas, hepáticas, pulmonares


y de transmisión sexual

Dificultades en el aprendizaje

Sensación de rechazo, abandono, transtornos afectivos, trauma,


frustración, inseguridad y destrucción de la autoestima

Ausentismo escolar, comportamiento agresivo, antisocial y


destructivo hacía sí mismo o misma, o los y las demás

Ansiedad, transtornos depresivos o de la memoria, intentos


de suicidio

Consecuencias de la violencia contra niñas, niños y adolescentes.

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En 2006, el Informe del Experto independiente para el Estudio de la Violencia contra los Niños, de las
Naciones Unidas (Pinheiro, 2016) condensó algunas de las consecuencias documentadas de la
violencia contra las niñas, niños y adolescentes en el cuadro que se muestra a continuación:

Consecuencias para la salud física


Lesiones abdominales o torácicas
Fracturas
Lesiones cerebrales
Desgarros y abrasiones
Moretones e hinchazón
Lesiones oculares
Quemaduras y escaldaduras
Discapacidad
Lesiones del sistema nervioso central
Consecuencias sexuales y reproductivas
Enfermedades de transmisión sexual,
Problemas de salud reproductiva
como la infección por el VIH y el SIDA
Disfunción sexual
Embarazos no deseados
Consecuencias psicológicas
Abuso de alcohol y otras drogas
Hiperactividad
Disminución de la capacidad cognoscitiva
Incapacidad para relacionarse
Comportamientos delictivos, violentos
Desempeño escolar deficiente
y de otros tipos que implican riesgos
Falta de autoestima
Depresión y ansiedad
Trastorno postraumático por estrés
Retraso del desarrollo
Trastornos psicosomáticos
Trastornos de la alimentación y el sueño
Comportamiento suicida y daño autoinfligido
Sentimientos de vergüenza y culpa
Otras consecuencias de salud a largo plazo
Cáncer Cardiopatía isquémica
Enfermedad pulmonar crónica Enfermedad hepática
Síndrome de colon irritable Problemas de salud reproductiva,
como la esterilidad
Consecuencias económicas
Tratamiento, visitas al médico de hospital y otros
servicios de salud.
Costos directos:
Productividad perdida, discapacidad, menor
calidad de vida y muerte prematura.

Costos indirectos: Gastos relacionados con detener y procesar a infractores.

Costos para el
Costos para organizaciones de bienestar social, costos asociados con
sistema de
hogares sustitutos, para el sistema educativo y costos para el sector
justicia penal y
de empleo que resultan del ausentismo y la baja productividad.
otras instituciones:

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Toda expresión de violencia contra niñas, niños y
adolescentes genera consecuencias en sus vidas

Los efectos de la violencia en la vida de las personas


menores de edad varían según su edad, grado de
desarrollo cognitivo y emocional; la gravedad del
daño producido, los factores resilientes1 que posee,
el contexto cultural en que viven, el tipo de vínculo
con la persona generadora de violencia, el lapso
y tipo de agresión, la utilización de amenazas o
manipulación, la detección temprana, la reacción
y actuación de la persona que se percata o conoce
los hechos, y el tratamiento que se proporcione a las
víctimas. El sexo y edad de la persona que ejerce la
Graczyk, A. (2016). Consecuencias de la violencia
violencia o los medios utilizados no hacen diferencia [fotografía]. Tomada de https ://pixabay. com/photo-
alguna en las consecuencias que sufren niños, niñas 1604004/
o adolescentes (CNDH y SEP, 2016).

Dato interesante

El impacto de la violencia es, a menudo


irreversible, especialmente si ocurre durante
la primera infancia, cuando niñas y niños no
cuentan aún con plena capacidad para solicitar
ayuda y tienen una mayor probabilidad de sufrir
daño emocional y de salud, lo que compromete
el desarrollo del cerebro y puede causar
dificultades para relacionarse, inseguridad y, más
adelante, riesgo de comportamiento agresivo y
(s. a.) (2015). Impacto de la violencia en niñas, niños y de autolesiones.
adolescentes [fotografía]. Tomada de https: //pixabay.
com/photo-1006102/

Además de los efectos negativos para el desarrollo, la violencia contra las niñas, niños y
adolescentes genera altos costos sociales que obstaculizan el progreso del país. Durante el
Foro "Los Derechos de la Infancia y la Adolescencia en México y la Agenda 2030 de Desarrollo
Sostenible", organizado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y la organización
internacional ChildFund México (CNDH, 2017) se adoptó un posicionamiento conjunto sobre
los retos del Estado mexicano para la realización de los derechos de ese grupo poblacional,

1 Las herramientas, capacidades y destrezas que permiten superar eventos traumáticos.

12
destacando que su atención es impostergable y que requiere de los esfuerzos de todos los
sectores sociales, pues de ser omisos, las consecuencias se extenderán a toda la población: “No
hacerlo significa hipotecar el futuro de la humanidad”.

Asimismo, respecto al tema de violencia, el Lic. Ismael Eslava Pérez, Primer Visitador General de la
CNDH, señaló que (CNDH, 2017, p. 3):

“todas las formas de expresión de la violencia son inaceptables y que en


materia de niñez no hay nivel alguno que pueda ser autorizado. Debemos
erradicar cualquier disposición normativa, interpretación, práctica o tradición
que posibilite su maltrato; los castigos corporales como forma de educación
o corrección; los matrimonios forzados o adolescentes; la violencia sexual o la
psicológica y, en general, las acciones u omisiones que interrumpan su salud
física, emocional o su desarrollo psicológico”.

“leyes y políticas integrales para prevenir y sancionar toda forma


de violencia—contra niñas, niños y adolescentes—, y asegurar
que el castigo corporal sea explícitamente prohibido, y así crear
consciencia sobre formas positivas, no violentas y participativas en
la crianza de niñas y niños”.

En el mes de junio de 2015, el Comité de los Derechos del Niño en sus Observaciones a los
informes 4.º y 5.º Consolidados de México sobre el Cumplimiento de la CDN (CNDH, 2016, p. 2),
apremió al Estado para que adopte:

Incidencia

En México, la dimensión real de la violencia contra la población menor de edad es desconocida.


Si bien se cuenta con múltiples fuentes estadísticas, existe una “cifra negra” integrada por los
hechos que no llegan al conocimiento de las autoridades por razones como la dificultad de las
niñas y los niños (sobre todo en los primeros años de vida) para solicitar ayuda, la naturalización
de prácticas de crianza que implican el uso de castigos corporales, el hecho de que el padre o
madre sea a su vez víctima de violencia por parte de algún integrante de su familia, la falta de
confianza en la actuación de las autoridades e, incluso, mitos y creencias sociales que tienden a
justificar ciertos niveles e intensidad de malos tratos contra ellos y ellas.

La Comisión de los Derechos de la Niñez y Adolescencia de la Cámara de Senadores de nuestro


país (2016) refiere que en 2015 México ocupó el primer lugar —entre los países de la Organización
para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE)2 — en abuso sexual, violencia física y
2 La OCDE es un organismo internacional integrado por 35 de los países con mejor desarrollo económico del mundo, su misión
es promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas. Para un listado completo de los países parte,
véase http://www.oecd.org/centrodemexico/laocde/

13
homicidios de niñas, niños y adolescentes menores de 14 años. Es ese mismo año, el Instituto
Nacional Electoral organizó la Consulta Infantil y Juvenil, encuesta en que participaron 2 916 686
niñas, niños y adolescentes, cuyos resultados sobre el tema de la violencia, se muestran en la
tabla siguiente (INE, 2017):

Categoría de 6 a • 11.9 % dijo ser golpeado/a por su familia.


9 años (1 140 516 • 10.9 % indicó haber sufrido ofensas por parte de
participantes). maestras/os.
• 75.4 % manifestó no sentirse seguro/a en la calle.

Categoría de 10 a
• 14.9 % externó haber sufrido violencia física.
13 años (1 049 709
• 19.5 % afirmó haber sufrido violencia sexual.
participantes).
• 59.7 % dijo no sentirse segura/o en la calle.

• 31.3 % indicó haber recibido ofrecimientos de drogas.


Categoría de 14 a
• 4.0 % señaló haber sido obligado/a a formar parte
17 años (487 600
de grupos delictivos.
participantes).
• 70.3 % manifestó no sentirse segura/o en la calle.

Dibujos
(238,861 participantes)

Resultados de la Consulta Infantil y Juvenil 2015 del INE sobre violencia contra personas menores de edad.

La violencia contra niñas, niños y adolescentes ocurre en prácticamente todos los entornos
sociales, en algunos de manera más visible que en otros, y derivada de factores que suelen
estar interconectados. En la secuencia de estudio, referiremos algunos datos estadísticos sobre
la violencia en el entorno familiar, comunitario y escolar que permitirán dimensionar de mejor
manera este grave problema.

14
Fuentes de información
Bibliografía

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OMS.

Rodríguez, S. (2013). Superando el adultocentrismo. Santiago de Chile: Unicef.

Documentos electrónicos

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de http://appweb.cndh.org.mx/biblioteca/archivos/pdfs/Protocolo-Violencia-Sexual-Escuelas-
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Comisión de los Derechos de la Niñez y de la Adolescencia de la Cámara de Senadores. (2016).


Dictamen en sentido positivo de las Comisiones Unidas de Derechos de la Niñez y de la
Adolescencia y Estudios Legislativos que se formula en relación con la minuta con proyecto
de decreto por el que se declara el 19 de noviembre de cada año, “Día Nacional contra el Abuso
Sexual Infantil", 5. Consultado el 5 de septiembre de 2017 de http://infosen.senado.gob.mx/sgsp/
gaceta/63/1/2016-03-29-1/assets/documentos/Dic_Ninez_Dia_contra_abuso_sexual_infantil.pdf

Comité de los Derechos del Niño. (2006). Observación General número 8 El derecho del niño a la
protección contra los castigos corporales y otras formas de castigo crueles o degradantes (artículo 19,
párrafo 2 del artículo 28 y artículo 37, entre otros), CRC/C/GC/8. Consultado el 10 de noviembre de
2017 de https://www.unicef.org/ecuador/UNICEF-ObservacionesGeneralesDelComiteDeLosDere
chosDelNino-WEB.pdf

15
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a no ser objeto de ninguna forma de violencia, CRC/C/GC/13. Consultado el 21 de octubre de 2017
de https://www.unicef.org/ecuador/UNICEF-ObservacionesGeneralesDelComiteDeLosDerechos
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Violencia.pdf

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