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Introducción
El Santo Rosario es muy completo, encierra misterios de
contemplación Gozosos (en donde aparece el anuncio y nacimiento
de Cristo, y también aspectos de su infancia), Dolorosos (donde
contemplamos y meditamos su pasión y muerte), Gloriosos (donde
contemplamos la resurrección del Señor, y los gozos celestiales) y,
desde el año 2002 en que San Juan Pablo II añadió los Misterios
Luminosos, se contemplan cinco misterios concernientes a aspectos
que tienen que ver con la revelación del Reino de Dios y con el
sacramento eucarístico.
Por supuesto su oración es libre, y no debería sustituir al Rosario con los Misterios
tradicionales, pero sí nos vendría bien meditar sobre él al menos una vez a la
semana. El sábado sería un día perfecto para hacerlo, no solo porque es el día que
tradicionalmente está dedicado a Nuestra Señora del Monte Carmelo, sino porque es,
además, el día anterior al Domingo, que es el día del Señor y en el cual
conmemoramos o recordamos más atentamente nuestro gozo de seguir a Jesucristo y
nuestro anhelo por su venida. Por ello, que el día anterior repasemos sobre nuestra
necesidad de perseverancia y sobre el estado actual de nuestra alma y de nuestra
vida cristiana es una práctica muy provechosa.
No obstante, y dicho lo anterior, podemos elegir cualquier otro día para rezar estos
Misterios. Ocurre a veces que tras rezar los Misterios del día del Santo Rosario, nos
encontramos con un hueco a lo largo del resto del día en donde nos apetece rezar el
Rosario pero quizá no los mismos misterios, por lo tanto estos Misterios pueden
servirnos perfectamente para esas ocasiones.
Como es obvio, estos Misterios del Santo Rosario Carmelitano se rezan como el resto
del Rosario, es decir: tras cada misterio se reza 1 Padrenuestro, 10 Avemarías, 1
Gloria, y la oración aconsejada por la Santísima Virgen María en Fátima.
24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "Si alguno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 25 Porque el que quiera salvar su vida,
la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 26 Pues ¿qué
provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué
dará un hombre a cambio de su alma? 27 Porque el Hijo del Hombre ha de venir en la
gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno según su
conducta".
Padre nuestro:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal.
Ave María:
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo, bendita tu eres entre
todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria:
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Oración:
María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y
ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Oración de Fátima:
Oh Jesús mío, perdónanos nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al
cielo todas las almas, especialmente las más necesitadas de tu misericordia.
(en latín):
Pater noster:
Pater noster, qui es in Cælis, sanctificétur nomen tuum. Advéniat Regnum tuum.
Fiat volúntas tua, sicut in Cælo et in terra.
Panem nostrum quotidiánum da nobis hódie. Et dimítte nobis débita nostra, sicut et
nos dimíttimus debitóribus nostris. Et ne nos indúcas in tentatiónem, sed líbera nos a
malo. Amen.
Ave Maria:
Ave María, gratia plena; Dóminus tecum. Benedícta tu in muliéribus, et benedíctus
fructus ventris tui, Iesus.
Sancta María, Mater Dei, ora pro nobis peccatóribus, nunc, et in hóra mortis nostræ.
Amen.
Gloria:
Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen.
Oratio:
Maria, Mater gratiæ, Mater misericordiæ, tu me ab hoste protege et hora mortis
suscipe. Amen.
Oratio Fatima:
O mi Iesu, dimítte nobis débita nostra, líbera nos ab ígne Inférni, conduc in cælum
omnes ánimas, alléva ánimas Purgatórii, præsértim illas quæ maxime indigent
misericordia tua.
"24 Por tanto, cualquiera que oye estas palabras Mías y las pone en práctica, será
semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca; 25 y cayó la lluvia,
vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; pero no se cayó,
porque había sido fundada sobre la roca. 26 Todo el que oye estas palabras Mías y no
las pone en práctica, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre
la arena; 27y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron
aquella casa; y cayó, y grande fue su destrucción".
"42 Por tanto, velad, porque no sabéis en qué día vuestro Señor viene. 43 Pero
comprended esto: si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora de la noche iba a
venir el ladrón, hubiera estado alerta y no hubiera permitido que entrara en su casa.
44 Por eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis
vendrá el Hijo del Hombre".
"33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis
tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo".
Cofradía Carmelitana