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Las habilidades necesarias para participar exitosamente y obtener beneficios de una

comunidad virtual profesional (educación a distancia por medio de herramientas telemáticas)


es la capacidad de adaptación a nuevas metodologías y parámetros educativos, capacidad de
análisis y asimilación de contenidos por medio de la lectura, disciplina personal (organizar el
tiempo dedicado al estudio) y habilidades en el manejo de las herramientas tecnológicas
(computadoras).

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s de Aprendizaje

Artículo publicado en el Especial de


Software Educativo de Comunicación y Pedagogía
En este artículo, este profesor de la Universidad de las Islas Baleares nos
introduce en el mundo de las comunidades virtuales enfocadas al ámbito
del aprendizaje.

¿Qué es una comunidad virtual?


Una comunidad virtual aparece cuando un grupo de personas, una
comunidad real, sean profesionales, estudiantes o un grupo con aficiones
comunes, usa la telemática para mantener y ampliar la comunicación. El
hecho de que la interacción se pueda realizar entre personas físicas pero
enlazadas mediante redes telemáticas es lo que lleva a hablar de
comunidades virtuales. Así pues en una comunidad virtual:
 Se reúnen personas para intercomunicar mediante ordenadores y
redes, interactuando de forma continuada y siguiendo reglas
preestablecidas.
 El intercambio de información (formal e informal) y el flujo de
información dentro de una comunidad virtual constituyen
elementos fundamentales.
 La existencia de comunidades virtuales entre profesionales para el
intercambio de ideas y experiencias y el desarrollo profesional y
personal de sus miembros, tiene su origen en las grandes
posibilidades de socialización y de intercambio personal que
proporcionan las redes.

Podemos encontrar multitud de definiciones


(Rheingold, 1993), algunas de ellas limitadas a tipos concretos de
comunidades. Para lo que aquí nos interesa, podemos considerar las
“comunidades virtuales” como entornos basados en Web que agrupan
personas relacionadas con una temática específica y que además de las
listas de distribución (primer nodo de la comunidad virtual) comparten
documentos, recursos… (Salinas, 2003). Es decir, explotan las
posibilidades de las herramientas de comunicación en Internet.

Desde la generalización de Internet, se han configurado comunidades de


este tipo, formando primero grupos de discusión en torno a News o
Servicios de distribución y de discusión de temáticas diversas o IRC,
MOO’s, etc.; cuyo objetivo siempre ha sido unir a las personas en torno a
un tema de interés común.

Obviamente, estas comunidades virtuales serán tanto más exitosas,


cuanto más estén ligadas a tareas, objetivos o a perseguir intereses
comunes juntos.
Entre los aspectos claves a la hora de analizar las comunidades virtuales,
el disponer de una red de intercambio de información (formal e informal)
y el flujo de la información dentro de una comunidad virtual constituyen
elementos fundamentales, y éstos dependen de las siguientes
características (Pazos, Pérez i Garcías y Salinas, 2001):

 Accesibilidad, que viene a definir las posibilidades de


intercomunicación, y donde no es suficiente con la mera
disponibilidad tecnológica.
 Cultura de participación, colaboración, aceptación de la diversidad
y voluntad de compartir, que condicionan la calidad de la vida de
comunidad, ya que son elementos clave para el flujo de
información. Si la diversidad y la colaboración no son bien
recibidas y son vistas más como una amenaza que como una
oportunidad, las condiciones de la comunidad serán débiles.
 Destrezas disponibles entre los miembros. El tipo de destrezas
necesarias pueden ser destrezas comunicativas, gestión de la
información y destrezas de procesamiento.
 Contenido relevante. La relevancia del contenido, al depender
fundamentalmente de las aportaciones de miembros de la
comunidad, está muy relacionada con los aspectos que hemos
indicado como factores de calidad de las comunidades.
Las comunidades virtuales de aprendizaje
Cuando en nuestro ámbito hablamos de comunidades virtuales, solemos
referirnos a las que surgen en los distintos ámbitos profesionales para el
intercambio de ideas y experiencias y el desarrollo profesional y personal
de sus miembros. La posibilidad y el desafío de compartir miradas
diferentes acerca de problemáticas comunes, constituye un espacio
privilegiado de aprendizaje de relaciones que suelen configurarse como
exigencias más o menos habituales en las prácticas profesionales.

Puede comprenderse que los distintos tipos de comunidades no existen


en estado puro y que las comunidades virtuales de aprendizaje
incorporan muchas de las características de las comunidades de
discurso, de las de práctica o de construcción de conocimiento (Salinas,
2003).

Como se ha dicho, sean comunidades de profesionales, sean los grupos


de alumnos que siguen actividades académicas en un entorno virtual
configurando comunidades virtuales, lo que requieren es disponer de
una red de intercambio de información y el adecuado flujo de la
información. Obviamente, muchos de los elementos de análisis que se
aplican a las comunidades virtuales de tipo profesional como las que nos
hemos referido, pueden aplicarse a las comunidades virtuales de
aprendizaje, ya que éstas pueden ser consideradas como un caso
específico de comunidades virtuales: Así como en una clase donde
profesor y alumno están físicamente presentes se evoluciona de un
“conglomerado” a una “comunidad”, aunque temporal durante ese
curso, las clases vía Internet se convierten en comunidades virtuales de
aprendizaje, comunidades no limitadas por el espacio físico. En este
contexto, hay que subrayar la importancia de la colaboración: el objetivo
es crear una “experiencia compartida” en lugar de “una experiencia que
es compartida”.

En cualquier caso y en el contexto de la formación superior y continua, a


veces resulta difícil  trazar la línea divisoria entre los distintos tipos de
comunidades. También resulta difícil determinar cuando una comunidad
virtual (creada para otro tipo de funciones) desarrolla actividades de
aprendizaje, de aquellas que son creadas ex profeso para desarrollar y
albergar actividades de aprendizaje donde el énfasis se hace en el
intercambio, en la creación y en la colaboración.

Este tipo de trabajo, aprendizaje y comunicación simultáneos se define


en términos tanto de práctica como de comunidad, o de creación de
conocimiento. Aprender una práctica implica convertirse en miembro de
una “comunidad de práctica” y así se entiende su trabajo y el hablar
desde dentro de la misma.

Al mismo tiempo, las características específicas de las comunidades de


profesionales hacen que en determinadas circunstancias éstas generen
conexiones más fuertes ligadas a objetivos concretos y que pueden dar
lugar a verdaderas comunidades virtuales de aprendizaje donde el
motivo principal de la existencia de dicha comunidad pasa de ser el
intercambio y la intercomunicación a ser el aprendizaje y el desarrollo
profesional.

Por otra parte, los procesos de enseñanza-aprendizaje desarrollados en


entornos digitales pueden plantearse desde perspectivas colaborativas y
de construcción del conocimiento, dando lugar, entonces a comunidades
virtuales de aprendizaje. Las comunidades virtuales de aprendizaje
difieren, de esta forma, de la interpretación común de comunidades
porque no están limitadas por la geografía, la industria, la  profesión, el
sexo, la raza, religión o edad. Las comunidades virtuales de aprendizaje
tienen el poder de transcender estas fronteras artificiales,
interrelacionándonos junto con nuestra humanidad, curiosidad y
creatividad compartida.

En este caso, las comunidades virtuales de aprendizaje constituirían una


alternativa al modelo experto (Ryan, 1995). Desde esta perspectiva, los
cursos y actividades académicas desarrolladas en los campus virtuales y
otros entornos digitales, requieren de nuevos enfoques más centrados
en el alumno y apoyados en la interacción, para poder ser consideradas
comunidades virtuales de aprendizaje. Existe mayor probabilidad de
lograr comunidades virtuales de aprendizaje  cuando se dan una serie de
ingredientes críticos, como por ejemplo: curiosidad, indagación;
compromiso; deseo de trabajar en colaboración; atención a la
experimentación; superación de las fronteras; sentimiento de
pertenencia.

¿Podemos considerar los proyectos y cursos


desarrollados en entornos virtuales, comunidades virtuales? Podemos
encontrar ejemplos que entran dentro de las concepciones de
comunidad virtual asumidas aquí, pero también encontraremos con
frecuencia ejemplos de lo contrario.

Independientemente de si se trata de comunidades de profesionales o


de un curso diseñado y desarrollado dentro de un entorno digital, las
comunidades virtuales de aprendizaje son lugares donde: se construye
una red invisible de relaciones que procura por la comunidad y cuidan de
ella; se valora la vulnerabilidad y la diversidad; reina la curiosidad; la
experimentación y la indagación son las normas; las cuestiones pueden
quedar sin resolver.

En otras palabras, las personas que participan en comunidades virtuales


de aprendizaje tal como las estamos definiendo en este trabajo, deben
comunicar con cada uno de los otros honesta y abiertamente; ofrecer
para ellos mismos y para los otros respeto; valorar y buscar feed-back de
la comunidad; verse a ellos mismos y a los otros con nuevos ojos; animar
a los otros a sentir, ver, escuchar, y hablar de todo el sistema; y ser
libres para ser completamente ellos mismos, sin máscaras.

Estructura y función de las comunidades virtuales de


aprendizaje
Hemos podido comprobar que cuando nos referimos a comunidades
virtuales de aprendizaje nos movemos en un terreno ambiguo. A la hora
de analizar la estructura de una comunidad virtual de aprendizaje,
encontraremos diferencias tanto si abordamos el tema desde la
evolución de las comunidades de usuarios y comunidades de práctica en
comunidades de aprendizaje, como si lo abordamos desde la tendencia
que incorpora mayor flexibilidad a las instituciones educativas mediante
entornos virtuales de formación, proporcionando mayor autonomía y
responsabilidad sobre el proceso de aprendizaje al alumno. Se trata, en
definitiva, de diferenciar entre comunidades virtuales de aprendizaje
orientadas a grupos u orientadas a objetivos. Ambas tienen origen,
estructura y función diferentes, diferenciándose las surgidas por
asociación de profesionales de las que aparecen en instituciones que
despliegan entornos virtuales de formación.
Comunidades orientadas a grupos
En este caso, las comunidades van surgiendo por la iniciativa de
personas con intereses comunes que paulatinamente van promoviendo
un crecimiento de los servicios comunes de intercambio y trabajo
colaborativo. Desde esta perspectiva vamos a encontrar dos tipos
dominantes:

 Comunidades que se basan en una lista de distribución, a través


de la cual los usuarios comparten experiencias e información
sobre una temática de interés común. Además de esto los usuarios
pueden acceder al archivo de estos mensajes, siempre y cuando
estén suscritos a la lista. Algunas de estas comunidades también
ofrecen enlaces a sitios web de interés y a documentos
relacionados. Sin embargo, este grupo de comunidades no es
exactamente lo que nosotros hemos definido como comunidad
virtual.
 Comunidades virtuales propiamente dichas. Son aquellos entornos
basados en web que agrupan personas relacionadas con una
temática común, pero que además de utilizar listas de distribución
ofrecen otro tipo de servicios. Estos servicios se van creando en
función de las necesidades de cada comunidad y varían de unas a
otras.
Un ejemplo en pleno desarrollo es la Comunidad Virtual de Tecnología
Educativa (Ordinas, Pérez i Garcias y Salinas, 1999), la cual pretende
servir de plataforma para potenciar el conocimiento y el uso de las
nuevas tecnologías en el ámbito educativo mediante la distribución de
materiales periódicos relacionados con la temática, proporcionar un
canal de difusión de actividades, experiencias relacionadas y la puesta a
disposición del colectivo de recursos educativos.

Concretamente pretende ser un espacio donde los profesionales de este


ámbito compartan, intercambien y promuevan proyectos relacionados
con la explotación de las posibilidades educativas de las tecnologías de
la comunicación.

Comunidades orientadas a objetivos


Lo mismo ocurre cuando un grupo de personas
participa en actividades de aprendizaje en un entorno digital. En este
caso, podemos encontrar desde experiencias que fortalecen la
autonomía y la independencia del alumno, hasta experiencias que
priman la comunicación en el grupo, la interacción y la colaboración.
Aunque indudablemente no es fácil establecer una frontera entre ambos,
es en este segundo caso cuando hablamos de comunidades virtuales de
aprendizaje.

En este caso, como señalan Palloff y Pratt (1999), la comunidad surge


desde una institución educativa y comienza por crear un sitio web donde
se registrarán los mensajes intercambiados por los alumnos entre sí y
con el profesor, los documentos que servirán de base al curso y enlaces
con otros sitios web que sean relevantes para el tema de discusión del
grupo. De esta forma, el sitio web define y configura el espacio virtual de
la comunidad: Estamos ante lo que denominamos un entorno virtual de
formación. Igualmente, surge una forma de gobierno al establecerse las
reglas de participación en el grupo y las normas referentes al proceso de
aprendizaje. Estas reglas son establecidas en primer lugar por el
profesor, pero para que se desarrolle el carácter comunitario de ese
agrupamiento es deseable que sean negociadas entre profesores y
estudiantes, de acuerdo a un modelo flexible (Salinas, 1997), en
consonancia con las comunidades virtuales y su carácter participativo.

En la misma línea, Pérez i Garcias (2002) considera que, como mínimo,


una comunidad de aprendizaje de este tipo, debería contar con los
siguientes espacios:

 Distribución de contenidos y recursos educativos: Materiales


hipermedia, bases de datos, tutoriales, demostraciones,
simulaciones, ejercicios de evaluación, guías de estudio, índices,
glosarios…
 Espacios de comunicación para llevar a cabo las actividades de
aprendizaje basadas en la interacción: seminarios o grupos de
discusión; actividades por parejas, estudios de casos en grupo,
proyectos de trabajo…
 Espacios de comunicación social, para el intercambio de mensajes
de tipo personal, lúdico… entre los participantes, tanto a nivel
individual como grupal.
 Tutoría: Comunicación personal y grupal con el profesor para
realizar tareas de orientación, asesoramiento, seguimiento de las
actividades de los alumnos, evaluación, etc.
 Ayuda técnica: Comunicación de urgencia para solucionar los
problemas técnicos u organizativos que puedan suceder y dejen al
alumno “aislado”.
La flexibilización de las estructuras docentes implica nuevas
concepciones del proceso de enseñanza y aprendizaje en las que se
acentúa la implicación activa del alumno en el proceso de aprendizaje.
Se trata de lograr que los actuales alumnos se transformen en nuevos
usuarios de la formación participantes de un proceso de enseñanza-
aprendizaje donde el énfasis se traslada de la enseñanza al aprendizaje
y que se caracterizan por una nueva relación con el saber, por nuevas
prácticas de aprendizaje y adaptables a situaciones educativas en
permanente cambio (Salinas, 2000). Esta nueva concepción del proceso
de enseñanza-aprendizaje incorpora características, elementos y
prácticas que han ido desarrollando comunidades virtuales orientadas a
grupos.

Procesos de aprendizaje y comunidades virtuales


Puede comprenderse que al abordar el aprendizaje en las comunidades
virtuales, forzosamente tenemos que atender al aprendizaje
colaborativo. Si nos centramos en los procesos de enseñanza-
aprendizaje que pueden desarrollarse en las comunidades virtuales de
aprendizaje, sean éstas orientadas a grupos (aprendizaje colaborativo
entre profesionales, comunidades de práctica, creación colaborativa de
materiales y proyectos de investigación,etc.), sean orientadas a
objetivos (aprendizaje en entornos virtuales de formación desde
perspectivas constructivistas, potenciando la interacción, la
participación, la colaboración, etc.), el énfasis se encuentra en la
actualidad en:

 La importancia de la interactividad en el proceso de aprendizaje.


 El cambio de roles de los profesores.
 Necesidad de destrezas para el conocimiento.
 Gestión y habilidades para el trabajo cooperativo.
 Cambio hacia un aprendizaje basado en recursos más que en
paquetes.
Es decir, las mismas características de la comunicación mediada por
ordenador que sustentan las comunidades virtuales, posibilitan procesos
de aprendizaje más interactivos y, al mismo tiempo, permiten que se
puedan crear –de modo similar a las orientadas a grupos, o mejor,
confundiéndose con ellas– comunidades virtuales suprainstitucionales,
donde los alumnos de distintas instituciones comparten profesores,
experiencias, ideas y proyectos, conformando, así, las verdaderas “redes
de aprendizaje” definidas por Harasim.

El modelo didáctico de las comunidades


virtuales de aprendizaje es el aprendizaje colaborativo, que se centra en
el alumno mejor que en el profesor y donde el conocimiento es
concebido como un constructo social, facilitado por la interacción, la
evaluación y la cooperación entre iguales. Por consiguiente, el rol del
profesor cambia de la transmisión del conocimiento a los alumnos a ser
facilitador en la construcción del propio conocimiento por parte de éstos.
Se trata de una visión de la enseñanza en la que el alumno es el centro o
foco de atención y en el que el profesor juega, paradójicamente, un
papel decisivo. Adoptar un enfoque de enseñanza centrada en el alumno
significa atender cuidadosamente a aquellas actitudes, políticas y
prácticas que pueden ampliar o disminuir la “distancia” de los alumnos
distantes. El profesor actúa primero como persona y después como
experto en contenido. Promueve en el alumno el crecimiento personal y
enfatiza la facilitación del aprendizaje antes que la transmisión de
información (Salinas, 2003).

Las estrategias desplegadas en las situaciones convencionales de


enseñanza, no sirven para esta nueva situación, llevando consigo
cambios en los profesionales de la enseñanza, y entre ellos, el cambio
del rol del profesor es uno de los más importantes. En otros trabajos
(Salinas 1997, 1998), nos hemos ocupado de los requerimientos a los
profesores en este ámbito.

Al igual que el profesor, el alumno ya se encuentra en el contexto de la


sociedad de la información y no se ajusta al papel que tradicionalmente
se le ha adjudicado. Los modelos educativos establecidos se adaptan con
dificultad a los procesos de aprendizaje que se desarrollan mediante la
comunicación mediada por ordenador.

La creación y gestión de comunidades virtuales de aprendizaje,


entendidas como espacios interactivos donde profesores y alumnos
acceden a la información y desarrollan actividades basadas en la
participación y la colaboración, presentan distintas facetas de análisis y
reflexión.

Queda remarcar la importancia del sistema de intercomunicación: la


interacción social, la participación, la colaboración y el intercambio
mantienen la comunidad de aprendizaje. Las comunidades virtuales se
mantienen por el compromiso continuado de compartir este viaje de
exploración con otros.

Los procesos de aprendizaje en estos entornos ofrecen nuevas


perspectivas sobre la comunicación educativa. Como señalan Palloff y
Pratt (1999), es necesario reflexionar sobre aspectos tales como:
contacto y conexión virtuales versus los “humanos”; responsabilidad
compartida, roles, reglas, normas y participación; temas espirituales y
psicológicos; y aspectos relacionados con la vulnerabilidad, privacidad y
éticos ya señalados. Todos ellos presentan nuevas perspectivas en las
comunidades virtuales adquiriendo más importancia que los procesos
cara a cara.

El docente adquiere una nueva fisonomía, desarrollando estrategias de


moderación y dinamización de grupos virtuales. Es decir, desarrolla un
perfil de tutor que gestiona el proceso, diseñando espacios de
comunicación, y facilita los aprendizajes de los alumnos. Aquí, el
verdadero experto será experto en guiar, en la interacción, en la gestión
del conocimiento más que experto en contenido.

Los nuevos entornos virtuales de formación se enriquecerán de la


trayectoria de los distintos tipos de comunidades virtuales que hemos
tratado, desde el momento en que sean considerados desde una
perspectiva flexible, donde los elementos comunicativos  toman un lugar
central y donde profesores y alumnos se comportan como miembros de
una verdadera comunidad virtual.

Bibliografía
 Ordinas, C.; Pérez I GarcÍas, A. y Salinas, J. (1999). “Comunidad
virtual de Tecnología Educativa”. Edutec. En CABERO,J. et altri.
“Nuevas Tecnologías en la formación flexible y a distancia”.
Sevilla: Universidad de Sevilla.
 Palloff, R. y Pratt, K. (1999). “Building learning communities in
cyberspace”. San Francisco: Jossey- Bass.
 Pazos,M.; PÉrez I GarcÍas, A. y Salinas,J. (2001). “Comunidades
virtuales: de las listas de discusión a las comunidades de
aprendizaje. Comunicación. Edutec 01. “V Congreso Internacional
de Tecnología, Educación y Desarrollo sostenible”.  Murcia, 17-19
de septiembre.
 Pérez i GarcÍas, A. (2002). “Elementos para el análisis de la
interacción educativa en los nuevos entronos de aprendizaje”. En
Píxel BIT. Revista de medios y educación”, nº 19, pp. 49-61.
 Rheingold,H. (1993). “The Virtual Community”. Reading: Addison-
Wesley.
 Ryan, S. (1995). “Learning Communities: An Alternative to the
`Expert´ Model”. En CHAWLA, S. y RENESCH,J. (Eds.) “Learning
organizations. Developing Cultures for Tomorrow,s Worplace”.
Portland: Productivity Press.
 Salinas, J. (1997). “Enseñanza flexible, aprendizaje abierto. Las
redes como herramientas para la formación”. En CEBRIÁN, M. et
altri (Coord.) “Recursos Tecnológicos para los procesos de
Enseñanza y Aprendizaje”. Málaga: ICE/Universidad de Málaga.
 Salinas,J. (1998). “Redes y desarrollo profesional del docente:
Entre el dato serendipiti y el foro de trabajo colaborativo”. En
Revista Profesorado (Universidad de Granada), nº
2. http://www.uib.es/depart/gte/docente.html.
 Salinas, J. (2000). “El aprendizaje colaborativo con los nuevos
canales de comunicación”. En CABERO, J.; SALINAS, J.; DUARTE, A.
y DOMINGO, J. “Nuevas Tecnologías aplicadas a la Educación”.
Madrid: Ed. Síntesis. Pp. 199-228.
 Salinas, J. (2003). “Comunidades Virtuales y Aprendizaje digital”.
Ponencia en Edutec 03. “VI Congreso Internacional de Tecnología
Educativa y Nuevas Tecnologías aplicadas a la educación: Gestión
de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en los
diferentes ámbitos educativos”. Universidad Central de Venezuela,
24 al 27 de Noviembre.

Autor: Jesús Salinas


Jesús Salinas es Investigador principal del Grupo de Tecnología Educativa de la Universitat de

les Illes Balears (UIB, España), Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Es Director del

Institut de Recerca i Innovació Educativa de la UIB.


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181 Comentarios en "Comunidades Virtuales de


Aprendizaje"

1. DIANA GRICELA GALVIS dice:


25/10/2016 a las 4:05 am

Basandome en los conceptos antes vistos de las comunidades virtuales puedo aportar
que:
COMUNIDADES VIRTUALES

¿Qué es una comunidad?


El término comunidad tiene su origen en la reflexión antropológica y fundamentalmente
aludía
a núcleos sociales cuyas características son por demás conocidas, a saber: ubicación
geográfica,
rituales y vínculos culturales intensos, lazos de identidad y formas de relación que
constituyen
la argamasa de dichos núcleos. En los orígenes de la investigación antropológica se
describían
comunidades cuyos niveles de desarrollo tecnológico eran incipientes.
El término comunidad cobra nueva presencia en el periodo de la posguerra, al plantearse
toda
una línea de argumentación y de análisis sobre las causas del progreso económico y los
factores
asociados a dicho progreso, lo cual ocasionaría que varios organismos internacionales
centraran
su atención en esta problemática abriéndose un nuevo campo: el del “Desarrollo de la
Comunidad” aplicando y profundizando en los “métodos” que habían sido utilizados
por los
imperios en sus diversa colonias, lo cual, a su parecer, permitiría a las naciones
“tropicales”
pasar a nuevos estadios de desarrollo (Batten, 1974). En este contexto, el Desarrollo de
la
Comunidad recupera el concepto antropológico conocido entonces.
La reflexión sociológica de los años sesenta que realizó estudios sobre el
comportamiento social
en zonas urbanas, abarcando desde el análisis de las dinámicas laborales hasta la
organización
de jóvenes en los barrios, contribuyó a ampliar nuestra idea de la comunidad. Sin
embargo fue
con la aparición de los llamados “medios masivos” y la emergencia de fenómenos
culturales
mediáticos (el caso de la organización de clubes de seguidores de cantantes, músicos,
etc.), que
el término cobrará una nueva acepción, es decir, comprenderá a lo que se denomina
comunidad
de interés, dado que sus vínculos se establecen en función de un exclusivo interés
compartido y
que sirve de lazo de identidad.

¿Qué es, pues, una comunidad virtual?

Una comunidad virtual presenta como atributos o rasgos principales:


sólo es factible en el ciberespacio
su modelo de organización es típicamente horizontal
se constituye en tanto es un “espacio” a construir.
Expliquémonos, las comunidades virtuales son factibles en la medida en que sus
miembros,
independientemente de sus zonas geográficas de residencia, de su nacionalidad y cultura
o edad,
comparten un espacio creado con recursos electrónicos que, si bien carece de un espacio
físico,
hace posible la experiencia (asincrónica o sincrónica) de comunicación entre ellos.
Como se señala en la bibliografía existente sobre el tema de la “sociedad de la
información”, la
“sociedad del conocimiento”, la “sociedad red”, etc., estas experiencias son cada vez
más
comunes e incluso encontramos concepciones que plantean al ciberespacio y la
virtualidad
como elementos constitutivos del mundo contemporáneo.
Por otra parte, las comunidades virtuales se distinguen por contar con una organización
“plana”,
sin estructuras verticales y con menos jerarquías, más propias del trato entre iguales que
se
asemejan más a las comunidades de maestros y aprendices medievales. Esto se debe
especialmente al lugar central que ocupa la información y el proceso de construcción
social del
conocimiento que requiere de la reflexión conjunta.
Como tercer atributo tenemos que una comunidad virtual requiere como condición
indispensable de la aceptación de los miembros interesados en ella, es decir, no hay
comunidad
sin la adscripción libre y voluntaria de los participantes, en donde tolerancia y confianza
son
elementos constitutivos de la misma. Así mismo, son esos participantes, sus intereses
compartidos, metas y tareas, los que les dan sentido de comunidad en permanente
construcción.
Ahora bien, nos interesa analizar la existencia de las comunidades virtuales en relación
al
ámbito educativo ya que, por definición, la escuela ha representado una comunidad para
aprender. Baste aquí recordar algunas de sus características: la circunscripción a un
espacio
determinado, la delimitación del tiempo propio para el aprendizaje, la organización,
jerarquización y preselección de los contenidos considerados válidos y necesarios, la
preponderancia de la figura y el papel del maestro frente a las actividades del aprendiz,
la
estructuración de las relaciones en forma vertical (Trilla, 1985; Rockwell, 1995; Freire,
1969).

Comunidades virtuales: hacia una tipología

Como puede apreciarse, las comunidades virtuales en el campo de la educación resultan


entidades tan complejas como puede serlo cualquier otro proceso o práctica de
formación, en la
medida en que están orientadas a desarrollar o producir aprendizajes, a contribuir a la
formación
de un grupo, pretenden alcanzar determinados propósitos, requieren de una estrategia de
intervención organizada y sistemática, etc.. Con la particularidad de los recursos
tecnológicos
con que operan, su carácter virtual y las habilidades-conocimientos de uso de la
tecnología que
demandan a sus participantes.
De la misma manera que podemos identificar distintos modelos pedagógicos en el
quehacer
educativo, es factible desarrollar una tipología de las comunidades virtuales en función
de los
niveles de participación de los miembros. El nivel de participación es un elemento
sustancial en
la medida en que las formas y espacios de accionar establecidos, determinarán las
posibilidades
de comunicación entre los participantes, la diversidad de experiencias con el contenido,
el tipo
de relaciones entre la propia comunidad e incluso abrirán en mayor o menor grado el
paso a una
construcción compartida de conocimientos y alternativas para solucionar problemas.
Por ejemplo, una comunidad en donde el participante se inscribe y tiene acceso a
consultar
información, será muy diferente a aquella en donde puede no sólo consultar, sino
participar en
un debate y emitir sus opiniones; o aquella otra en donde el participante se comunica
con otros
miembros para proponer alternativas, desarrollar proyectos y compartir información de
manera
mutua. Así pues las formas y niveles de participación van aparejadas de las formas y
niveles de
comunicación, siendo estos dos aspectos fundamentales para caracterizar a las
comunidades.
En un ejercicio de elaboración de una tipología, se pueden reconocer a las siguientes:

Subscripción
El rasgo distintivo es la recepción de información y la actividad demandada a los
participantes
es la subscripción. Se corresponde a una lista de distribución y/o de interés; pretenden
“facilitar
el intercambio e información, experiencias…”.De acuerdo a las posibilidades de acceso
las
mismas pueden ser: públicas, privadas o “estáticas”.

Subscripción con participación


Incorpora el nivel anterior, pero el rasgo distintivo lo es la participación en las
discusiones de la
comunidad y/o el hecho de constituir un espacio informal, personal, que permite
organizar
cierto tipo de conocimiento y a la vez compartir información con otros.

Foro
Se consideran comunidades en línea como un esfuerzo de colaboración de todos los
participantes, la característica fundamental es la adscripción a una temática y/o asunto
específico. La intención de la misma es conversar, intercambiar ideas, compartir
opiniones, es
decir, se plantea el establecimiento de diálogos expresos, se propicia y alienta el debate
y la
reflexión sobre la temática elegida.
Pueden ser públicos o moderados.

Colaboración
Desarrolla proyectos de intercambio de información, revisión y estructuración de
documentos,
pero su actividad presenta, por lo general, rasgos propios de una actividad académica,
dado que
pretenden sugerir modelos de uso, “…que estimulen el trabajo de alumnos y maestros a
través
de actividades creativas mediante el uso interactivo de correo electrónico, cd-rom,
internet…”

Proyectos de colaboración-social
Corresponde a aquellas comunidades virtuales con acciones de impacto social, es decir,
si bien
su organización fundamental se realiza a través de la red, hay un momento de que se
refleja en
productos concretos y/o acciones sociales, la intencionalidad de las mismas no es la
simple
comunicación, sino realizar acciones que tengan efecto sobre los procesos de vida de la
sociedad, existen una gran cantidad de ejemplos de este tipo de comunidades virtuales,
desde
aquellas que buscan convocar a una acción concreta hasta aquellas que ofrecen
productos
comerciales pidiendo a cambio el pago de un “precio justo”.
Evidentemente esta tipología está sometida a modificaciones, en la medida en que la
experiencia
de trabajo se amplíe, tendremos más elementos y criterios para definirlas.
Sin embargo, es importante destacar que nuestro interés esta en la posibilidad de crear
comunidades virtuales que estén al servicio del aprendizaje, de la formación, del
intercambio
creativo que contribuya al desarrollo pleno de la vida. El reto es lograr que los avances
tecnológicos que hacen posible la virtualidad, la comunicación multidireccional, los
intercambios oportunos, el enriquecimiento de la experiencia local; puedan integrarse a
la
generación de nuevos ambientes y experiencias en el ámbito de la educación y de la
acción
social que estén al servicio y sustentados en la comunidad.

Comunidades de aprendizaje
Con lo que hemos señalado hasta el momento, se puede afirmar que la construcción de
comunidades de aprendizaje implica considerar, por lo menos, tres elementos:
• El modelo de intervención educativa elegido.
• El tipo de comunidad virtual de “aprendizaje” en la que se inscribe nuestra propuesta
• Las características del ambiente de aprendizaje
En el siguiente cuadro se expresa con mayor claridad
Modelo de intervención
educativa
Comunidad virtual de
“aprendizaje”
Ambiente de aprendizaje
Interacción social – abierto Proyectos de
colaboración-social
Comunidad social
El contenido de este cuadro representa lo que a nuestro parecer tendría que ser la
comunidad de
aprendizaje en su versión más completa, es decir, una comunidad que se construye
sobre la base
de proyectos de colaboración con impacto social, en ambientes de aprendizaje que
rebasan el
ámbito de la institución escolar y que utilizan como paradigmas de aprendizaje los
propios de
los modelos de intervención de interacción social o abiertos, holísticos.
No es gratuito, que este tipo de experiencias sean factibles en ambientes “informales”,
“noformales”
y con organizaciones cuyo accionar se desarrolla en la comunidad barrial, la colonia o
el pueblo, en las que lo educativo tiene una visión amplia y el aprendizaje es entendido
como
generador de cambios y de acciones con repercusión social.

La comunidad de aprendizaje antes descrita, aspira a superar la disociación entre


procesos de
aprendizaje y vida real, entre espacios educativos y comunidad, las temáticas y
contenidos son
acordes a las necesidades de la población y el trabajo de colaboración es un ingrediente
sustancial del proceso de las comunidades de aprendizaje.
Evidentemente los participantes de estas comunidades deben desarrollar nuevas
habilidades de
intercambio y comunicación, lo cual implica un proceso de transferencia tecnológica y
de
apropiación de nuevos recursos; sin embargo, la experiencia muestra que, habiendo una
infraestructura en tecnología aún incipiente, las comunidades son las que otorgan su
verdadero
alcance y significado.

BIBLIOGRÁFIA

1974. Las comunidades y su desarrollo. México, FCE.


De la Orden, Arturo
1983. Hacia un modelo de intervención educativa, en: III Congreso Latinoamericano de
Educación. Buenos Aires.

Freire, Paulo
1969. La educación como práctica de la libertad. México, Siglo XXI editores.
Rockwell, Elsie (coord).
1995. La escuela cotidiana. México, FCE.
Trilla, Jaume.
1985. Ensayos sobre la escuela. Barcelona, Laertes.

1. Yarla María Ruiz Chaves dice:


04/04/2017 a las 4:59 am

Hola. Creo que todos estamos viendo muchos cambios en la forma de enseñar y
también en la forma en la cual los estudiantes absorben el conocimiento.
Debemos estar en la disposición de utilizar nuevas opciones atractivas y lúdicas
para lograr mejores estudiantes en este mundo globalizado y que ellos puedan
enfrentar sin miedos las situaciones en su futuro próximo.

2. Xinia Bonilla Mora dice:


05/04/2017 a las 1:14 am
Hola! En un mundo tan inmerso en la tecnología,con los cambios que se dan día
con día en nuestro sistema de enseñanza , es de suma importancia que nosotros
como formadores de nuestros estudiantes, estemos involucrados y dispuestos a
entender y utilizar estas nuevas herramientas en pro de nuestros alumnos, de tal
manera que el aprendizaje sea atractivo para ellos, viéndose reflejado en sus
conocimientos adquiridos.

3. Cindy Patricia Sánchez Díaz dice:


07/04/2017 a las 12:20 am

Buenas, la globalización viene a enriquecer el conocimiento del ser humano y es


un verdadero éxito poder intercambiar ese conocimiento y al mismo tiempo
conocer otras técnicas de enseñanza- aprendizaje, como lo menciona la lectura
anterior en todo momento uno como docente esta en contacto con los estudiantes,
ahora en este caso el poder adquirir un mayor conocimiento por medio de la
tecnología es muy gratificar ya que en un mundo globalizado como en el que
estamos es importante capacitarse y estar siempre informado porque hay que ser
realista y estos cursos ahorran tiempo, ya que es pueden desarrollar incluso en la
comodidad del hogar.

1. Rebeca dice:
25/07/2017 a las 7:56 pm

La tecnología se convierte en un aliado del aprendizaje, el docente debe ser


capaz de ver esto como una oportunidad y no una amenaza.
El compartir experiencias, ideas, información en general cada vez es más
fácil gracias a la tecnología, solo se necesita disposición y actitud positiva
al cambio.
En nuestras manos está la posibilidad de ser modelos para nuestros
estudiantes y romper «miedos» a la tecnología en nuestra comunidad
educativa.

4. ale dice:
17/04/2017 a las 4:36 pm

En la actualidad, existen muchos cambios en la enseñanza que son importantes


implementar en el salón de clase y el uso de tecnologías, redes sociales e internet
son algunos recursos válidos para alternar en las clases.

No obstante, considero a veces que dichos procesos se ven limitados por muchos
factores y éstos no se tratan de erradicar de manera adecuada y el docente que no
se actualiza; vé como la brecha digital se hace cada vez más grande.

Considero, que el docente debe ser un agente de cambio y estar a la vanguardia de


los procesos tecnológicos y educativos y ponerlos a disposición de los estudiantes
para en conjunto, eliminar las brechas digitales y poner el conocimiento a
disposición de todos.

1. Sindy dice:
19/09/2017 a las 2:48 am

Buenas noches! Compañeros y compañeras, es para mí un placer poder


compartir en este entorno de aprendizaje junto con ustedes, espero mi
aporte sea valioso y por su puesto espero enriquecer mi labor con los
aportes de cada uno de ustedes que sé de antemano que son sumamente
valiosos.

Considero que el mundo ha cambiado a pasos agigantados, con el cambio


surgieron las tecnologías que cada vez manejan de una manera más fácil y
ágil nuestros estudiantes.

En nuestra labor, nosotros debemos adaptarnos a ese cambio con el fin de


dar una mejor posibilidad a los estudiantes y a la vez incrementar el interés
por el aprendizaje, atendiendo de forma acertada a las demandas de ellos.
Nuestra labor amerita abrir las posibilidades al cambio y aunado a esto la
necesidad de actualizar nuestros conocimientos constantemente con el fin
de favorecer el aprendizaje de nuestros alumnos.

5. Ana Rosa Marín Chacón dice:


19/04/2017 a las 5:05 am

El concepto de comunidad como tal ha venido sufriendo cambios a lo largo de los


últimos años gracias la incursión de las nuevas tecnologías que además cambian
rápidamente día con día, a su haber: celulares, computadoras, tabletas y otros
dispositivos portátiles que hacen que en tiempo real podamos mantener
comunicación tanto con personas que cercanas como lejanas físicamente
hablando.
Considerando esta premisa y por tanto, el tener al alcance de la mano un acceso
ilimitado a información es que es de suma importancia que como educadores
consideremos que los niños que tenemos en nuestras aulas, pertenecen más a
comunidades virtuales (retomando el concepto explotado en el texto) que a
comunidades físicas, lo que nos obliga a nosotros como docentes a actualizarnos
y tratar de comprender esos nuevos entornos sociales a los que nos enfrentamos y
como valor agregado tenemos el que es urgente que nos actualizamos en cuanto al
manejo de las herramientas tecnológicas que permiten esta convivencia virtual.
Desarrollo personal y
profesional, ¿cómo lograrlo?
Redacción de Educaweb

16/04/2018

Puntuar

Albert Einstein dijo que si continúas haciendo las cosas como siempre las has hecho,
obtendrás los mismos resultados. Por eso si queremos lograr el desarrollo personal
tenemos que abandonar nuestra zona de confort y seguir evolucionando, ya que nuestra
actitud y lo que hacemos marcarán nuestro crecimiento como personas. Esa madurez que
vamos a conseguir se extenderá a todos los ámbitos de nuestra vida, haciendo que
seamos los profesionales con los que desean contar todas las empresas. De ahí que el
desarrollo personal y profesional, estén íntimamente relacionados. Te mostramos de
qué forma.

Desarrollo personal y profesional:


características personales que te ayudan a ser
mejor profesional
 
 Los valores: ser una persona íntegra y honesta que se comporte de forma
consecuente es, sin duda, uno de los valores principales que alguien puede aportar
desde un punto de vista personal a su vida laboral. Son aspectos que están unidos
y que deben reflejarse en la manera de actuar en el puesto de trabajo.

 La humildad: la humildad es una virtud que se aprende y se ejercita a lo largo de


la vida. Consiste en reconocer las propias limitaciones y reconocer la valía de los
demás.

 El optimismo: ver las cosas desde un punto de vista positivo se trasladará al


ámbito laboral. Nada hay más descorazonador que trabajar junto a alguien que
siempre piensa que todo va ir mal. En cambio,que la persona optimista contagia su
actitud.
 La constancia: ser persistente y trabajar duro es fundamental para lograr los
objetivos profesionales.  Quien no se rinde en ningún aspecto de su vida al final
acaba conquistando la mayoría de sus metas y lo que es fundamental en el mundo
laboral, contagia su actitud al resto del equipo.
 Compromiso: la mayoría de las empresas exigen hoy un compromiso que va más
allá de fichar al entrar y al salir. Se requiere considerar a la compañía como tuya y
vivir sus éxitos y fracasos como si fueran personales. Si eres una persona
comprometida, te será más fácil establecer vínculos con la empresa.
 La organización: ser organizado resulta muy útil en el ámbito laboral y en el
personal. Todas las empresas valoran muy positivamente a una persona que sea
capaz de planificar una serie de acciones y cumplir con lo pautado.

Competencias profesionales que nos llevan a


mejorar el desarrollo personal
 
 Iniciativa: ser capaz de tomar decisiones, de iniciar proyectos y de impulsar
acciones. Esta competencia está muy bien valorada por las empresas y además,
facilita el logro de proyectos personales.

 Liderazgo: quien desea ser líder en el ámbito laboral tiene que desarrollar una
serie de cualidades que incorporará al mismo tiempo a su vida privada, como por
ejemplo a capacidad para tomar decisiones, identificar los objetivos o el gestionar
equipos.

 Gestión del trabajo: quienes saben gestionar bien sus ocupaciones laborales


serán también capaces de hacer lo propio en el ámbito personal. Una persona que
aprenda a ser organizada en su trabajo extrapolará ese conocimiento a su vida
privada.
 Capacidad para las relaciones interpersonales: la comunicación y la buena
disposición contribuyen a generar un buen clima laboral. Tener una actitud
tolerante y abierta facilita la interacción con otras personas a nivel personal y
profesional.
 Flexibilidad: nadie quiere un trabajador que se enroque en su postura y no se
capaz de dar su brazo a torcer. La flexibilidad es vital y permite adaptarse, no solo
a las condiciones de trabajo, sino también a quienes se encuentran alrededor.
 Trabajo en equipo: trabajar en equipo es fundamental y aprender hacerlo no tan
sencillo como podemos pensar. Requiere ser humildes, saber escuchar y si es
nuestro papel, mandar.

Consejos para mejorar el desarrollo personal y


profesional
 
 Autoconocimiento: cuando te conoces como profesional te conoces como
persona. Sabrás tus puntos fuertes, pero también los débiles, lo que te hará un
mejor trabajador, ya que sabrás como explotar los primeros y minimizar los
segundos.

 Formación: si queremos crecer en el mercado laboral la formación tiene que ser


constante. En un mundo que evoluciona a un ritmo vertiginoso es fundamental la
formación continua y el reciclaje formativo; estar creciendo a través del
aprendizaje. Eso sí, debes procurar que enriquezca tu profesión y evitar
dispersarte.

 Definición de los objetivos: ¿qué metas quieres lograr a corto y largo plazo?


¿Estos objetivos implican cambios a nivel personal? Verbaliza tus objetivos,
analiza cómo lograrlos y replantéatelos si crees que no son realistas.

Todos queremos mejorar como profesionales. Si pones en práctica todos los consejos que
has visto seguro consigues un desarrollo personal y profesional pleno.
 
 

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