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LIBERTAD DE OPINIÓN NUMERO: 19 AÑO: I SEMANA:II DICIEMBRE 2010

LOS ANGULOS OSCUROS DE LA


INSEGURIDAD

José Bolívar Castillo V.

Por cierto, es una verdad incontrovertible y por ello no


hace falta descubrir el agua tibia, que la inseguridad y
la delincuencia tiene una estrecha relación con la
exclusión social que produce la desocupación y la
pobreza.

Se ha dicho también que faltan más policías, armas,


vehículos, visores “ojos de águila” y por último que el
Ejército salga a las calles y opere en la seguridad
interna a falta de la Policía Nacional que como bien
conocemos tiene ya alrededor de 50.000 efectivos.

Últimamente le escuché a un ciudadano guayaquileño


que dijo haber votado simultáneamente por Correa
para Presidente y por Nebot para Alcalde y que
lamentaba que estas dos autoridades por las que en
realidad votó la generalidad del electorado porteño,
no puedan actuar en forma articulada cada cual en el
ámbito de sus atribuciones. Otro ciudadano
guayaquileño lamentaba en forma pública que
mientras decenas de miles guardias privados andan
armados, la Policía Municipal o los “Metro” como les
dicen no puedan ni siquiera coordinar con la Policía
Nacional sus tareas fundamentales en función de
atribuciones que hasta el mismísimo COOTAD, como
resaca del centralismo, las reconoce como exclusivas
de los municipios. Alguien de Quito o de Cuenca
también diría lo mismo, frente a los altos niveles de
caos, insalubridad e inseguridad que asfixian a estas
y a tantas ciudades del país. Y esto no es solo de
ahora, yo tengo que recordar cuantas veces como
Alcalde de Loja tuve que ir a sacar policías
municipales que habían sido detenidos por la Policia
Nacional, en el estricto cumplimiento de su deber.
Cuando denuncié este hecho ante el Presidente de la
República este, con gran sentido del humor, supo
decirme que el está obligado a nombrar de
Gobernador a alguien abiertamente opuesto al poder
del Alcalde, porque de otra manera los diputados de
Loja se suman a la oposición. Y esto para no decir
nada de lo que sucedía y ahora sucede en materia de
tránsito y transporte.

Otros, están empeñados en subir las penas y acabar


con la impunidad y el desequilibrio entre los derechos
humanos del delincuente, frente a los derechos
humanos del ciudadano agredido. Esto es así, pues a
lo largo de tanta demagogia y novelería legislativa se
han introducido toda una gama de procedimientos,
instancias y trámites dilatorios que se han convertido
en el escudo eficiente de la impunidad. En realidad la
gente no cree en la justicia, ni aun en caso de delitos
atroces como asesinatos.

Que es necesario reformar el Código Penal y de


Procedimiento Penal para limpiar todas estas
novelerías importadas, como los plazos de caducidad
de la prisión preventiva, como las dilatorias por
inasistencia de las partes a las audiencias señaladas,
como el excesivo tiempo que tienen los fiscales para
investigar y entregar a los jueces su pronunciamiento
etc, todo esto es cierto, pero creo sinceramente que
al país le hace falta fijarse también en otros ángulos
oscuros de la inseguridad que le paraliza y que
seguramente no es tan político ni popular tocarlos.

Si analizamos con un poquito de detenimiento, lo


sucedido con el joven fallecido últimamente en
Cuenca y el fallecido en Guayaquil, veremos que en
ambos casos se encontraban libando en horas de la
madrugada en las calles. Acordémonos aquí de toda
la campaña peyorativa que se lanzó contra la hora
zanahoria o contra la prohibición de publicidad de
bebidas alcohólicas entre ellas la inocente y
refrescante “bielita” que financia el deporte y qué
intereses estaban detrás. En el caso del joven
cuencano recibe una orden policial de detener su
vehículo y este con sus amigos emprende la fuga en
claro desacato a la autoridad policial. Acuérdense
Ustedes de todo lo que se dijo en la Asamblea
respecto de la figura penal del desacato. Pensaban
algunos señores y señoras de Madera de Guerrero
que el desacato era una figura destinada a proteger a
las altas autoridades, contra las señas despectivas de
los forajidos en sus recorridos con sirenas por la vía
pública, cuando en la realidad la figura del desacato
es para garantizar la acción policial tanto municipal
como nacional. En cualquier país civilizado del mundo
la ciudadanía desde la niñez sabe muy bien que
cuando un policía requiere la atención de un
ciudadano, este por importante o influyente que sea,
debe ponerse a disposición del policía y acatar sus
disposiciones, no importa que estas puedan ser
tenidas como desacertadas. El Policia ya sea
Municipal o Nacional representa a la Ley y el Estado y
por analfabeto o humilde que sea un policía, sus
disposiciones en el marco de la Ley tienen que ser
acatadas, sin perjuicio de que después haya lugar a
juzgamiento cuando se trata de abusos. Esto por
ejemplo no sabe nuestra juventud que considera que
es casi un acto de heroísmo y hombría desafiar o
hasta humillar a un agente del orden. Acordémonos
entonces, esta prohibido olvidar, quienes rechazaron
la figura del desacato.
Acordémonos también de aquellos que a título de
unicidad jurisdiccional arrebataron a los comisarios
municipales la posibilidad de sancionar
contravenciones. Recordemos bien quienes son los
que creen que no deberían haber policías municipales
o que estas por ser municipales no deben ser
consideradas parte de la fuerza pública y que por
tanto solo servirían en términos decorativos o de
estibaje. Ellos quieren que la Policía Nacional atienda
hasta las pequeñas transgresiones en los barrios, con
unidades comunitarias que luego no pueden ser ni
siquiera supervisadas.
Tal como en educación, la educación superior
depende de la secundaria y esta de la primaria y
parvularia. En materia de seguridad, la seguridad
nacional, esta depende de la seguridad interna y
obviamente el combate del gran delito depende de la
capacidad de acción descentralizada de los
municipios para juzgar y sancionar las
contravenciones y pequeñas transgresiones de
carácter y nivel municipal que son las que crean el
caldo de cultivo para el gran delito. Tenemos la
experiencia de lo sucedido en Loja, donde el órden, la
higiene, la organización y ornato de la ciudad
dependieron en alto grado de la excelente acción que
cumplía la Policia Municipal o Local. Claro, no
olvidemos que la politiquería hasta la famosa
Comisión de la Verdad, con embustes que les
sirvieron para una campaña denigratoria en el pasado
proceso electoral, pero ahora están viendo de cerca
las consecuencias.

La descentralización , el respeto de la autonomía y


las competencias exclusivas de los gobiernos locales,
también en materia de seguridad pública se requiere
de reformas constitucionales y legales sin las cuales
no se podrán lograr los objetivos de seguridad que se
buscan con tanto apremio. El QUIEN hace QUÉ y
CON QUÉ, son también claves en materia de
seguridad y lo lamentable es que, por lo visto hasta
aquí , esto no está en las percepciones de nuestros
expertos en seguridad.

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