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Opinión

COLUMNISTAS 31/07/2016 - 12:03 a.m. domingo 31 de julio de 2016

El colonialismo del siglo


XXI y el Tratado de
Neutralidad del Canal
La firma de los Tratados Torrijos-Carter en 1977 significó para muchos
panameños el fin del antiguo colonialismo rooseveltiano

Adolfo E. Linares Franco


opinion@laestrella.com.pa

La firma de los Tratados Torrijos-Carter en 1977 significó para muchos


panameños el fin del antiguo colonialismo rooseveltiano, pero sobre todo el
perfeccionamiento de nuestra soberanía, al devolvérsele la administración, el
funcionamiento y el mantenimiento del Canal, así como la reversión de los
bienes raíces y mejoras inamovibles que estuvieren usando los americanos para
los fines de dicho Tratado, al igual que los equipos que quedaren por razón del
manejo, funcionamiento y mantenimiento del Canal.
Para otros, dentro de los cuales me incluyo, nuestra soberanía quedó
mediatizada en el Tratado Concerniente a la Neutralidad Permanente y al
Funcionamiento del Canal de Panamá producto de las enmiendas, condiciones,
reservas y entendimientos introducidos por el Senado estadounidense al
aprobar dicho Tratado. En especial la Condición Uno (1), mejor conocida como
la Reserva DeConcini que le otorga, a perpetuidad, a los Estados Unidos de
América, en caso de que el Canal fuere cerrado o se interfiriera con su
funcionamiento, el derecho de tomar ‘las medidas que cada uno considere
necesarias, de conformidad con sus procedimientos constitucionales,
incluyendo el uso de la fuerza militar en la República de Panamá, para reabrir
el Canal... '.
Quiero dejar claro que mi intención no es criticar los Tratados Torrijos-Carter
ni mucho menos a sus negociadores, pues la capacidad de análisis que dan los
años me ha hecho entender que dichas enmiendas, condiciones, reservas y
entendimientos introducidos por el Senado americano fue, a lo mejor, el precio
que se tuvo que pagar para que Panamá recuperara su Canal y el tiempo ha
demostrado, por lo menos ese es mi criterio, que firmar los Tratados fue la
decisión correcta, pues de no haber sido así lo más seguro es que hubiera sido
muy difícil sino imposible tener otra oportunidad igual. Nada más miren cómo
los infiernos fiscales manipulan el Derecho Internacional en el foro global para
imponer sus intereses sobre las naciones pequeñas.
Y si sumamos a lo anterior la forma en que la imagen de Panamá ha sido
vilipendiada por los principales infiernos fiscales de la OCDE, entiéndase
Alemania, Francia y los Estados Unidos de América con la trama de las listas
negras, los panapapers y la Lista Clinton, justo en vísperas de la ceremonia de
inauguración del tercer juego de esclusas, con todo y fiesta del 4 de Julio hecha
por la Embajada de los Estados Unidos de América 15 días antes de la fecha y
en un portaviones anclado frente al Canal, he quedado convencido de que ya
llegó el momento en que los panameños asumamos nuestra responsabilidad
histórica de, si queremos ser un país verdaderamente independiente y
soberano, solicitar la subrogación del Tratado de Neutralidad del Canal de
Panamá que, como su nombre lo dice solo declara la neutralidad del Canal, por
un nuevo tratado de neutralidad que declare a Panama, incluyendo el Canal y
todo su territorio, como país neutral en todo su territorio.
Dicho tratado debe igualmente determinar que el garante de la neutralidad de
Panamá lo será única y exclusivamente la República de Panamá, y no los
Estados Unidos de América como lo establece el actual tratado, pues ese mismo
hecho hace que el Canal se convierta en blanco ‘ideal ' para cualquier nación o
grupo terrorista que esté en abierta confrontación con el Gobierno americano y
estando el Canal en las riberas de las ciudades de Panamá y Colón, las más
pobladas del país, y ser su cuenca el reservorio de agua más importante de
nuestra cuenta hidrográfica, es obvio y notorio el grave riesgo y peligro que el
actual régimen de neutralidad está representando no solo para la seguridad de
la operación del Canal sino también se está poniendo en peligro la vida de gran
parte de nuestra población por estar en riesgo la fuente de agua potable más
importante de todo el país.
Culmino diciendo que dicho tratado también deberá contener las reservas
pertinentes que permitan que Panamá, como dueño del Canal y garante de su
neutralidad, pueda impedirle el paso a los barcos de aquellos países que nos
impongan medidas discriminatorias, como es el caso de Colombia, o insistan en
meternos en listas negras, pues, si bien es cierto Panamá debe comprometerse
a garantizar la neutralidad del Canal y el libre paso a todas las naciones del
mundo, también debemos dejar claro que el poder utilizar nuestro activo más
importante como herramienta de retorsión cada vez que nos pretendan bulear.
Como los gringos hacen con su sistema financiero, vía la Lista Clinton, y los
infiernos fiscales de la OCDE, vía sus listas negras. Ya dirán algunos que no se
puede y que estoy loco, pues ‘el mundo cambió '. Como cacarean los resignados
a vivir en el subdesarrollo y colonialismo eterno. Yo digo que sí se puede, solo
es cuestión de desprendernos de nuestros complejos de país bananero. De lo
contrario nos seguirán congueando.

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