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El ser humano es una comunidad interna, teniendo en cuenta que su personalidad

se encuentra estructurada por diversos aspectos como son la educación en


familia, la cual se transmite por imitación y por influencia de los integrantes del
núcleo familiar; otro aspecto es el medio donde se desenvuelve el individuo y en
esta misma línea el aspecto cultural, estos y muchos más factores permiten que
dentro de cada quien se vayan creando valores y formas de vida que se reflejan
en el desarrollo de la sociedad.
El problema de la inequidad existente en las labores domesticas tiene
necesariamente un componente cultural que se relaciona al mismo tiempo con el
sistema educativo y de formación integral del ser. Es por esta razón que se
considera pertinente hacer un análisis sobre el desarrollo de los modelos de
crianza frente a las responsabilidades en las labores del hogar de acuerdo a cada
género en particular y de este modo demostrar la hipótesis que la inequidad de
géneros en las labores del hogar se desprende del concepto cultural que señala
que el género femenino es el más apto para realizar las labores domesticas y que
los hombres deben dedicarse a otro tipo de trabajos.
Pero como bien se manifiesta en el lenguaje común es posible que las mujeres,
dotadas de ese don precioso que Dios les concedió solo a ellas, la maternidad,
sean quienes brinden cuchillo para su propio cuello, debido a que la mayoría de
estas se encuentran encargadas de la mayor parte de la educación de sus hijos
por el espacio y tiempo compartido en el hogar y de una u otra forma imparten en
las niñas y niños educaciones diferentes y responsabilidades clasificadas de
acuerdo al género de cada uno originando desde este momento las primeras luces
de discriminación.
Son muchos los avances por cuales se ha permitido que la mujer se desarrolle en
la esfera pública sin embargo, a pesar de los cambios en aspectos como el
laboral, culturalmente el panorama sigue estancado pues hoy se plantea una
nueva problemática, estas bellas damas con instinto maternal se enfrentan a una
doble jornada y una sobrecarga de responsabilidades. Como si los hombres no
pudieran también desarrollar un “instinto paternal” y detenerse a estudiar las
ventajas que trae para ellos inmiscuirse más en la esfera privada del hogar. Un
hombre no se hace menos hombre por colocarse un delantal, por el contario se
hace un superhombre por alcanzar un espacio en donde es más fácil que se
respire amor.
Por otro lado, en muchas ocasiones en las familias todo el peso de esta
responsabilidad recae en el padre más que todo en las familias tradicionales,
aunque poco a poco la familia tradicional ha sido reemplazada por los modelos
que se han formado hoy en día, las obligaciones que normalmente eran
responsabilidad del hombre, hoy en día, tanto el esposo como la esposa asumen
los deberes del hogar, ya sea equitativamente o uno posee más responsabilidades
que el otro.
Actualmente las actividades que normalmente se veía realizadas por el hombre
(como lo eran el trabajo, el sustento de la familia) y la mujer (quedarse en casa
encargándose de la limpieza, la cocina y el cuidado de los hijos) han sido
cambiadas en ocasiones, hay padres solteros al igual que madres que les toca
asumir solos su rol de papá-mamá ya sea por abandono de su cónyuge o muerte
de este.
Es así como que por mucho tiempo las diferencias identificadas entre hombre y
mujer enmarcaron los espacios en los que cada uno de ellos y ellas se
desenvolvían. Estos cánones establecidos desde el origen de la historia
determinaron que la mujer debía mantenerse en la esfera privada y el hombre
desarrollara la esfera pública, poco a poco esta concepción ha venido cambiando,
dejando claro que ha sido una lucha constante sobre todo por parte del género
femenino, a quien le ha costado sudor y sangre. Hay que aceptar con tristeza que
muchas de ellas murieron en el intento.
Afortunadamente el mundo abrió sus ojos y reacciono sobre las inequidades a que
se veían sometidas las mujeres y quiso contrarrestar este flagelo mediante la
Declaración sobre la eliminación de la discriminación contra la mujer proclamada
por la Asamblea General el 7 de noviembre de 1967. En esta se trata de
sensibilizar a todos los seres humanos para que la Declaración Universal de
Derechos Humanos no sea letra muerta por cuanto a que esta “establece el
principio de la no discriminación y proclama que todos los seres humanos nacen
libres e iguales en dignidad y derechos y que toda persona tiene todos los
derechos y libertades proclamados en dicha Declaración, sin distinción alguna,
incluida la distinción por razón de sexo”. 1(Declaración sobre la eliminación de la discriminación contra la
mujer) Esta declaración manifestó que: “a pesar de los progresos realizados en
materia de igualdad de derechos, continúa existiendo considerable discriminación
en contra de la mujer”.

Luego de una lucha histórica por conseguir que se cumplieran los cometidos de la
Declaración Universal de Derechos Humanos y de la Declaración sobre la
eliminación de la discriminación contra la mujer, ésta ha logrado penetrar en la
esfera pública y desarrollar actividades que antes estaban limitadas para ella.
Esto permite analizar que se han dado grandes pasos hacia el desarrollo de la
igualdad de géneros, aunque la discriminación no se encuentra totalmente
eliminada del panorama.
Consecuentemente con lo anterior, se hace necesario que se empiecen a generar
cambios en la estructura social y en el sistema educativo, permita incidir en la
educación que reciben los hijos, ya que desde edades tempranas en los hogares
se comienzan a delegar responsabilidades de acuerdo al género y se genera la
inequidad en el hogar si la falta de colaboración o el equilibrio en las cargas.

Cabe resaltar que estamos en el principio del cambio y esperamos más adelante
que padres e hijos compartan con madres y hermanas el desarrollo de las labores
domesticas y exista un verdadero equilibrio en los hogares, fomentando entre los
más pequeños la imitación de estas actitudes, para que más adelante cuando
formen familia reconozcan el verdadero sentido y valor de la colaboración.
EQUIDAD Y GENERO EN LAS LABORES DOMESTICAS
Por: Valentina Lara Martínez 9°C

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