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Lengua y Cultura Griegas I

Teórico Nº 9

Materia: Lengua y Cultura Griegas I


Cátedra: Cavallero
Teórico: N° 9 – 21 de Abril de 2015
Tema: Sistema verbal: Verbos contractos en –αω.
Reglas de contracción. Infinitivos de presente de verbos vocálicos. Coordinantes.
Cultura: Quaestio Homerica
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Profesor Cavallero: Buenas tardes. ¿Cómo andan? ¿Leyendo la Ilíada? ¿Alguna
duda de lo que vimos hasta ahora? ¿Ninguna? La oración que habíamos hecho la vez
pasada era

Μηδέποτε πειρῶ δύο φίλων εἶναι κριτής

Y ahí había aparecido que, como el circunstancial decía Μη-δέποτε el verbo no podía

estar en indicativo y que, además, el circunflejo de πειρῶ indicaba…

AL: Una contracción.

PR: Muy bien. Entonces lo que tenemos que ver para reconstruir de qué forma
viene esto son las reglas de contracción. ¿Se acuerdan de que había una clasificación de
los “verbos contractos”? ¿Recuerdan cuáles eran? Son verbos vocálicos contractos los
verbos cuyo tema termina en

alfa

epsilón

omicrón

Se llaman ‘contractos’ porque se produce una contracción de esa vocal final del tema o
raíz verbal con la vocal temática o con la terminación de la persona verbal. Por ahora
vamos a ver los verbos en -αω, que llamamos así para reflejar la vocal en que termina el
tema verbal y la terminación de la primera persona, es decir, alfa y omega. Y la regla de
contracción es muy simple. Cuando la alfa se encuentra con un timbre [e], da alfa; si se
encuentra con un timbre [o] (que puede ser omicrón, omega o el diptongo –ου) da
omega; y si hay alguna iota junto a esos timbres (y cuando digo “alguna iota” me refiero
a cualquiera de ellas, puede ser iota suscripta o puede ser iota de un diptongo propio),
en esos casos se va a transformar coherentemente: si es con [e] la presencia de esa iota,

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se transforma en una alfa con iota suscripta; y si es con [o], se transforma en una omega
con iota suscripta.

α + [E] = α

α + [O] = ω

α + [E / Ο]ι = ᾳ / ῳ

Esto lo tienen reproducido en la ficha, cosa que vamos a ver dentro de un rato, y
lo pueden controlar ahí. Lo que tenemos que ver como regla general para todos los
verbos contractos es qué pasa con los acentos.

Hagamos de cuenta que en estos dos espacios tendremos la vocal del tema y la
de la desinencia que se contraerán:

__ __

como por ejemplo la alfa y la omega de

πειρά-ω.

Ahora oigan con atención. Si el acento cae en el primer elemento que se contrae, el
resultado es un circunflejo:

_´ _ = ^

Ahora bien, si el acento caía en el segundo elemento de la contracción, supongamos la


primera persona del plural πειραόμεθα, que tiene el acento en la vocal temática, el
resultado va a ser agudo.

_ _´ = ´

Y eso va a pasar en TODOS LOS VERBOS CONTRACTOS, en los verbos en -αω,

los verbos en -εω y los verbos en -οω. Esta regla de acentuación rige para todo el
sistema de los verbos vocálicos contractos. ¿Alguna duda?

AL: Tiene entonces un aumento temporal…

PR: No, ¿qué era el aumento temporal?

AL: El prefijo vocálico que se le coloca a los verbos para indicar los tiempos
históricos, como el pretérito imperfecto.

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PR: Muy bien. Entonces nada que ver con esto. Esto son las contracciones que
difícilmente se producen en el ámbito del aumento. Supongamos entonces que estamos
conjugando el verbo πειράω y que lo está escribiendo un autor jónico por la sencilla
razón de que el dialecto jónico no hace las contracciones. Y entonces lo conjugan sin
contraer. Presente activo de πειράω…

AL:

πειράω

πειράεις

πειράει

πειράομεν

πειράετε

πειράουσι

PR: Muy bien. Ese es el primer paso. Si en cambio ahora estuviera leyendo a un
autor ático, el ático si hace la contracción. Entonces, ¿qué da πειράω?

AL: πειρῶ.

PR: Muy bien. Porque alfa más timbre [o] da omega, con acento circunflejo
porque tenemos el acento ‘original’ en el primer elemento de la contracción. ¿Segunda
persona? Si la forma original es πειράεις, alfa más diptongo ει va a dar…

AL: Alfa con iota suscripta: πειρᾷς.

PR: Exactamente. Y la sigma final, que es la desinencia, obviamente queda don-


de está. La tilde es circunfleja por la misma razón que en el caso anterior, la tilde estaba
en el primer elemento de la contracción. En la tercera persona tenemos un timbre alfa
con un diptongo -ει, es decir, lo mismo que en el caso anterior sin la sigma final, por lo
cual quedará alfa con la iota del diptongo suscrita:

πειρᾷ

Es por eso que lleva también acento circunflejo (el acento estaba en el primer elemento
a contraer). Vamos a la primera del plural, tengo allí el tema verbal, terminado en alfa,

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en contacto con un timbre [o]. Me quedará una omega y el acento seguirá siendo
circunflejo. Con lo cual, por otra parte, respetamos el “circunflejo obligatorio”:

πειρῶμεν

Dijimos luego que la segunda del plural era πειράετε. Alfa más timbre [e] sabemos
que da como resultado alfa, por lo tanto

πειρᾶτε

y como la tilde estaba en el primer elemento el resultado es acento circunflejo. Y final-


mente, la tercera del plural tiene una alfa con un timbre [o]. Entonces tendremos resulta-
do omega y acento circunflejo:

πειρῶσι

con o sin ny eufónica, eso es según el contexto, puesto que solo afecta a la pronuncia-
ción y no a la forma. ¿Estamos de acuerdo con esto? Ahora bien, ¿todos tienen la ficha o
alguien no la trajo? Bien, si la tienen verán que a partir de la página quince tienen un
verbo modelo de los verbos en -αω que es el verbo τιμάω. ¿Se acuerdan de que había-

mos dicho que la τιμή era la “honra”? Por lo tanto τιμάω significa “honrar”.

Arriba, a la izquierda de ese modelo, tienen las reglas de contracción que acaba-
mos de mencionar y explicar. Las repito:

α + [E] = α

α + [O] = ω

α + [E / Ο]ι = ᾳ / ῳ

Bueno, la voz activa del presente acabamos de verla. Veamos ahora la voz me-
dio-pasiva tomando el modelo de la ficha pero haciendo de cuenta que en lugar de τι-

μάω tenemos πειράω. Partimos de πειράομαι en la columna de la derecha entonces:

πειρῶμαι

Porque alfa más timbre [o] da omega, con acento circunflejo porque tenemos el acento
‘original’ en el primer elemento de la contracción. ¿Segunda persona? Si la forma origi-
nal es πειράῃ, alfa más diptongo ῃ, que sigue siendo un timbre [e], va a dar…

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AL: Alfa con iota suscripta: πειρᾷ.

PR: Exactamente. La tilde es circunfleja por la misma razón que en el caso ante-
rior: la tilde estaba en el primer elemento de la contracción. En la tercera persona tene-
mos un timbre alfa con una -ε-, por lo cual quedará alfa:

πειρᾶται

de modo que lleva también acento circunflejo. Vamos a la primera del plural, tengo allí
el tema verbal, terminado en alfa, en contacto con un timbre [o]. Me quedará una omega
pero el acento no seguirá siendo circunflejo. Primero porque el acento original no estaba
en el primer elemento de la contracción sino en el segundo; y por otro lado porque, al
estar en la posición en la que está, no podría ser circunflejo, ya que, saben que ese acen-
to no puede pasar más allá de la penúltima sílaba.

πειρώμεθα

Dijimos luego que la segunda del plural era πειράεσθε. Alfa más timbre [e] sabemos
que da como resultado alfa, por lo tanto

πειρᾶσθε

y como la tilde estaba en el primer elemento el resultado es acento circunflejo. Y final-


mente, la tercera del plural tiene una alfa con un timbre [o]. Entonces tendremos resulta-
do omega y acento circunflejo:

πειρῶνται

AL: ¿Pero no era que los acentos en los verbos tendían a ir cuanto pudieran ha-
cia atrás en la palabra?

PR: Exactamente. Pero, por ejemplo, en ese πειρῶνται, el acento no puede pa-
sar de allí porque hay un doble sonido actuando en esa omega. Todo eso es producto de
la contracción. En la primera del singular pasa lo mismo. Si quisieran decir *τίμωμαι
con proparoxítono porque termina en diptongo -αι en sílaba final abierta, en realidad
para el oído de ellos se estaría oyendo una cuarta sílaba, porque el circunflejo implica
dos tiempos. Los fonetistas hablan de morae para representar los tiempos que marcan
las tildes, los acentos. El circunflejo en realidad implica dos morae. Entonces si yo
tengo la forma

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πειρῶμαι

tengo una mora en el diptongo, que funciona como breve y dos en el circunflejo. No lo
puedo llevar más allá porque no puede haber más de tres morae. ¿Está? Es decir, dicho
de otra manera: esa regla que citaron, que por lo demás es correctísima, “en los verbos
la tilde tiende a alejarse del final de la palabra tanto cuanto las reglas de acentuación se
lo permitan” está limitada aquí por las reglas de acentuación de las contracciones.

El problema, en fin, lo tenemos nosotros, que tenemos acento de intensidad y no


musical, entonces nos cuesta darnos cuenta. Pero ellos, cuyo acento era musical, es de-
cir que lo “cantaban”, como en el circunflejo ya tenían un elemento alto que luego
bajaba y después el otro tiempo, ya tenían los tres tiempos musicales que marcaba como
máximo la acentuación; no lo podían llevar más allá. Lo mismo pasa en formas como
τιμῶ en la que ya tenés dos tiempos musicales y no podés ir más allá porque la última
es larga.

AL: Ah, como aquella comparación que hizo una vez con el cordobés actual…

PR: Sí, pero esa fue una comparación didáctica. No estamos seguros de que los
griegos hablaran así como lo hacen hoy día los cordobeses. Más allá de esto, ¿se enten-
dió globalmente? ¿Cuál es el problema de esto? Es decir, ¿qué es lo que tienen que ha-
cer ustedes? Descomponer la forma contracta que hallen en el texto. Entonces si yo me
encuentro en un texto con

πειρᾷς

me es muy sencillo saber de qué verbo es la forma porque, seguro, comienza con πει-

ρα-. Pero en otros casos no, porque la forma

πειρῶμεν

puede confundirme y entonces tengo que saber que esa omega viene de la contracción
de alfa y omicrón. Así como en el texto teníamos la forma πειρῶ y para identificarla
teníamos que saber que esa forma podía venir de alfa más omicrón, de alfa más omega o
de alfa más diptongo -ου. El subjuntivo, por ejemplo, tendrá las mismas formas que el
presente de indicativo. Iguales, porque las vocales largas tienen el mismo timbre que las
breves. ¿Y cómo me doy cuenta de que son formas de subjuntivo? Porque algo en el
contexto indicará que están en ese modo. Por ejemplo la partícula ἵνα, que era la partí-

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cula que junto al modo subjuntivo indicaba finalidad. Entonces ahí tendrías que traducir
“para qué intentemos”.

En la misma página luego tienen las formas de imperfecto, con la forma no con-
tracta en la columna derecha y, en la izquierda, el resultado de la contracción. El imper-
fecto partía de la forma ἐτίμαον y, como la última sílaba era breve, el acento podía
retroceder hasta la iota. ¿Y qué era la epsilón inicial?

AL: El aumento.

PR: Muy bien, como es una epsilón entonces lo llamamos aumento ‘silábico’
porque agrega una sílaba a diferencia del otro que llamamos ‘temporal’ porque lo que
hace es alargar la vocal inicial cambiando el tiempo pero no la cantidad de sílabas de la
palabra. Si vamos a nuestro verbo πειράω, con el que estábamos trabajando, ¿qué for-

ma sería la contracta de la desarrollada ἐπείραον?

AL: ἐπείρων.

PR: Muy bien. ¿Y por qué se queda ahí el acento? Porque si no estaba en ningu-
no de los dos elementos que se contraían tampoco va a estar en la contracción. Si no ha-
bía tilde en ninguna de las dos vocales que se contraen, en este caso [a] y [o], la tilde
tampoco va a estar en la contracción sino que se va a quedar donde estaba, por eso da
ἐπείρων, respetando las reglas de contracción puesto que la última se hizo larga y por
ello el acento sólo puede retrotraerse hasta la penúltima. Como en la forma no contracta
la última era breve, se podía retroceder hasta la antepenúltima.

AL: ¿Pero, cambia el significado?

PR: No, esto es un problema fonético. No cambia el significado de nada. Es co-


mo si en castellano dijéramos, en lugar de “bajo del barco”

*bajo de el barco

Conforma en sí mismo un error fonético pero no cambia en nada el significado. Si el


texto que están leyendo es de un autor ático se va a contraer, si el texto que leen es de un
autor jónico no lo va a contraer. ¿Por qué? Porque en dialecto jónico no existen las con-
tracciones o están muy limitadas. Segunda persona ἐτίμαες va a dar

ἐτίμας

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la alfa esa es larga porque proviene de una contracción de vocales, por lo tanto el acento
se queda donde está. Tercera persona ἐτίμαε (o ἐπείραε dependiendo si seguimos o no
con nuestro modelo), resultado

ἐτίμα

con la alfa larga nuevamente, es por eso que el acento no se mueve. En la primera per-
sona del plural tenemos la forma ἐτιμάομεν, por lo que volvemos a ver que el acento
está en el primer elemento de la contracción, por lo tanto lleva acento circunflejo:

ἐτιμῶμεν

En la segunda persona ἐτιμάετε, pasa lo mismo: tenemos el acento en el primer ele-


mento de la contracción entonces dará como resultado:

ἐτιμᾶτε

y finalmente la tercera del plural, ἐτίμαον sabemos que es igual a la primera persona,
así que va a dar el mismo resultado en la contracción también:

ἐτίμων

Bien. Si quedó claro pasaremos a otras cosas, porque ver esto forma por forma
es sumamente tedioso y pesado… Si quieren, no obstante, lo hacemos, pero voy a repe-
tir hasta el cansancio las reglas de contracción y que [a] más [e] da [a] y que [a] más [o]
da [o], que si aparece un circunflejo es porque el primer elemento de la contracción
estaba acentuado, si aparece un agudo es que lo estaba el segundo y si no aparece es
porque no lo había: lo cual didácticamente está bárbaro, porque creo que se lo van a
acordar, pero bueno, no da para que repitamos esto tanto como son las formas que allí
aparecen.

AL: ¿Y se reconoce la diferencia de dialectos en los textos?

PR: Sí, por supuesto. En jónico aparecen los verbos sin contraer y en ático, con-
tractos. Pasemos de todos modos un instante al optativo. Fíjense las formas:

τιμαοίην

τιμαοίης

τιμαοίη

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τιμάοιμεν

τιμάοιτε

τιμάοιεν

Yo les dije la clase pasada, y si no fue la pasada fue la anterior, cuando vimos el optati-
vo de εἰμι que esa variante del formante en grado largo, formante en grado cero y

formante en grado breve que tiene el optativo de εἰμι se daba también en todos los ver-

bos contractos. Bueno, ahí lo tienen. Se acuerdan de que el de παιδεύω era:

παιδεύοιμι

παιδεύοις

παιδεύοι

παιδεύοιμεν

παιδεύοιτε

παιδεύοιεν

donde aparecía siempre la iota menos en la tercera persona plural que tenían un grado
breve. Ahora tenemos el grado largo en las tres personas singulares. ¿Por qué? Porque
es contracto. Entonces, cuando toca contraer, alfa más diptongo -οι- es [a] más timbre
[O], entonces resultado: omega. Pero como tengo además una iota, la iota se suscribe.

τιμῷην

Por suerte esa iota suscripta (que fíjense que permanece a lo largo de la conjuga-
ción), es la que nos indica que estamos en presencia de un optativo. ¿Se ve bien? ¿Se
entiende? Fíjense ahora, en el mismo optativo, la segunda persona singular medio pasi-
va, cuya forma contracta es

τιμῷο

porque venía de τιμάοιο. ¿Qué había caído ahí?

AL: Una sigma intervocálica, de la desinencia -σο

PR: Muy bien. Entonces:

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τιμῴμην

τιμῷο

τιμῷτο

τιμῴμεθα

τιμῷσθε

τιμῷντο

y si pasamos al imperativo tenemos como segunda persona singular la forma contracta

τίμα

porque en esta persona este modo no tiene desinencia. Y luego:

τιμάτω

τιμᾶτε

con variante de acento por lo que ya vimos, porque lo acentuado en la tercera singular
es el segundo elemento y en cambio es el primero en la segunda plural; y finalmente

τιμώντων

Y la segunda medio-pasiva es la que les había aparecido aquella vez en la ora-


ción:

πειρῶ

Ahí en la ficha tienen τιμῶ que viene de τιμά-ου. Siguientes:

τιμαέσθω > τιμάσθω

τιμάεσθε > τιμᾶσθε

τιμαέσθων > τιμάσθων

Una vez que se aprendan las reglas de contracción es todo más sencillo. Recuerden que
esto aparecerá siempre que ustedes lean un autor ático, que es el dialecto que contrae.
En el diccionario, dependiendo del que ustedes usen, generalmente va a aparecer la con-
tracción πειρῶ después de la forma plena πειράω. Eso aparece para que ustedes se den

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cuenta de que esa forma es contracta en ático pero no será así en jónico. Generalmente,
la forma contracta suele aparecer entre paréntesis. Dependerá del diccionario cómo da la
forma contracta, pero en general da las dos formas. Lo que pasa es que sucede eso
porque la forma que les aparezca en el texto puede ser cualquiera. Como en este caso.
Pero si yo no sé de dónde puede venir la forma contracta, por más que lo encuentre en el
diccionario efectivamente enunciado contracto, no voy a saber cómo está funcionando
ahí. Puedo pensar que πειρῶ es una primera persona del presente, una primera persona
del subjuntivo y no es ninguna de las dos. Tengo que acordarme de que también puede
venir de πειράου y entonces veré que es una forma de imperativo.

La verdad es que es solo un cambio fonético, porque no hay cambio de significa-


do ni sintáctico, es solo una cuestión de pronunciación. Digamos que en la escritura hay
un grafema menos, pero no es que “se quita” algo. Digamos, de todos modos, que todo
lo que pasa en estos casos responde a la primera ley de las lenguas, que es la del menor
esfuerzo. El hablante tiende a hacer el menor esfuerzo posible. Para qué decir

Una vez que hubo sonado el timbre yo me levanté

si puedo decir

Cuando sonó el timbre me levanté.

Eso a nivel sintaxis, léxico si quieren. A nivel fonético pasa lo mismo y en lo morfo-
lógico también: los niños dicen

*escribido

*rompido

porque tienen que hacer un esfuerzo para aprender “escrito” y “roto”. Hay que estar di-
ciéndoles la norma para que la aprendan.

Bien. La otra cosa que había surgido de la oración de la vez pasada era la forma

εἶναι

...Pero antes de abandonar el tema, fíjense luego de la conjugación de τιμάω las notas
que aparecen al final. Allí, como primera cosa, tienen una lista de ejemplos, de los que
pueden agarrar cualquiera de ellos y conjugarlos. El primer verbo, que quizás no se ve,
es

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ἀγαπάω

ἀγάπη, que dio en castellano “ágape”, una comida, un agasajo, originalmente es una
muestra de amor hacia alguien. El segundo párrafo dice:

“En general los verbos en -αω eran originariamente raíces terminadas en vocal
más un sufijo yod…”. ¿Alguien se acuerda de qué era la yod? Una semiconsonante o
semivocal arcaica que dejó de pronunciarse pero que dejó rastros, provocó cambios en
la lengua. Cuando vean a Homero en el griego original van a ver varios de esos cambios
provocados por la yod. La otra letra que hace eso es la wau [w]. Estas raíces entonces
originalmente tenían una yod, por ejemplo ὁράω, ἐάω y τιμάω. Pero algunos, en vez

de tener alfa-yod tenían alfa más -s: σπάω era *σπάσω y γελάω era *γελάσω para
tomar esos ejemplos. Y sigue: “…algunos verbos en -αω contraen el encuentro de [a]
más [e] en eta”. En vez de dar alfa dan eta. A eso le sigue la explicación histórica de
eso, que no pretendo que recuerden ahora, pero que deben tener en cuenta. Si se encuen-
tran con el verbo ζάω, que significa “vivir”, la primera persona es ζῶ, la segunda es

ζῇς… ¿y por qué da eso? Porque aunque no se acuerden ni aparezca, la raíz de eso
terminaba en una schwa, es decir, otra semiconsonante / semivocal arcaica que le provo-
ca un alargamiento del timbre [e], entonces cuando se le añade la yod contraen en eta.
Es decir que este cambio de timbre de alfa a eta es un problema histórico fonético. Por
ahora no les importa, no tienen que acordarse ni de la yod ni de la schwa. Lo importante
de todo esto es que sepan que hay ciertos verbos en -αω que en vez de tener alfa como
resultado de su contracción ante el timbre [e], dan eta. Son muy pocos, pero la adverten-
cia está por si llegan a encontrarse con ellos y no saben lo que sucedió.

AL: Una pregunta, ¿las formas originales son una conjetura?

PR: En lingüística histórica todo es conjetura. Generalmente se conjetura usando


algún testimonio intermedio que existe. Pero la certeza absoluta no está. Cada estudioso
tiene distintas teorías para los fenómenos que aparecen.

AL: Y dan testimonio de esto las lenguas vecinas que tomaron cosas de las gran-
des lenguas indoeuropeas.

PR: Claro, por eso la lingüística comparada es tan importante. Si ustedes consul-
tan un diccionario de lingüística histórica o de etimologías, como el Beekes o el Chan-
traine, verán que siempre, cuando comentan el origen de la palabra, harán referencia a

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las lenguas con las que ese vocablo tiene parentesco dentro de las lenguas indoeuropeas.
De ahí toman los datos para hacer sus hipótesis. Pero siguen siendo hipótesis. Y la ma-
yor parte de las veces el artículo final remite a una etimología desconocida. Es decir que
el significado original de la palabra no es seguro.

Todo esto viene, en cierto punto, de lo que hablábamos la otra vez acerca del Li-
neal A y el Lineal B, que no son necesariamente uno una evolución del otro pero que
están emparentados entre sí. De ellos sí hay algunas listas y cosas breves que ayudan a
interpretar que si pasaban determinadas cosas debían ocurrir por ciertos fenómenos lin-
güísticos. Lo mismo pasa en castellano. En la palabra “copa” podemos ver que esa [p]
debería haber sido [b] porque toda [p] latina intervocálica sufrió ese cambio. Pero como
la palabra latina coppa tiene una doble [p], la hipótesis es que la sonorización tiene que
haberse producido antes de la simplificación de las dobles consonantes. Todas esas co-
sas se hacen por comparación. Cuando cursen Historia de la Lengua lo van a ver.

Volvamos a la oración de la vez pasada en la que dijimos que había aparecido la


forma

εἶναι

de la que alguien con mucho olfato afirmó que eso tiene que ser un infinitivo y cierta-
mente dijimos que -ναι era una de las desinencias de infinitivo, que se usa más en la

segunda conjugación. Entonces ese es el infinitivo del verbo εἰμι. Lo que no vimos son

los infinitivos del verbo modelo de ustedes, que es παιδεύω. Ese es un verbo de pri-
mera conjugación, en omega, vocálico, no contracto.

El infinitivo presente activo de infectivo de ese verbo se forma con el tema ver-
bal, vocal temática epsilón y desinencia de infinitivo -εν. Esto era antes. ¿Antes de qué?
Antes de la contracción, porque al haber dos vocales juntas de timbre muy parecido es
probable que eso se contraiga: [e] más [e] da diptongo -ει-, por lo que el infinitivo de
infectivo activo del verbo modelo es

παιδεύειν

¿Y qué pasa en πειράω? Tengo el tema verbal, la vocal temática y la desinencia. Y va a


haber una contracción. El asunto es en qué orden suceden, porque seguro habrá más de
una.

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AL: Primero debería contraer la vocal temática con la desinencia, que da -ει- y
luego la alfa con ese diptongo, lo que daría alfa con iota suscripta:

τιμᾷν

PR: Exactamente así. Muy bien. ¿Y si fuera al revés? Si la primera contracción


no fuera la de la vocal temática con la desinencia sino la del tema verbal con la vocal
temática…

AL: Daría alfa, primero y luego esa alfa, al contraerse con [e] daría otra alfa,
pero sin iota suscripta.

PR: Exactamente. Eso es lo que testimonian los textos.

πειρά-ε-εν > πειρά-εν > πειρᾶν

De allí es que se deduce el orden de las contracciones. Entonces el infinitivo del verbo
con el que venimos trabajando es πειρᾶν, sin iota, pero con circunflejo porque el
acento original estaba en el primer elemento de la contracción. ¿Alguna duda hasta ahi?

Pasemos al infinitivo de infectivo medio-pasivo. Eso porque si el infectivo tiene


dos voces va a haber un infinitivo para cada voz. Es decir, tres voces, pero formalmente
dos.

En castellano parece que hay un infinitivo solo, que es el que nombramos


cuando decimos las conjugaciones (amar, temer, partir), pero hay seis:

Presente activo: Amar

Presente pasivo: Ser amado

Pretérito activo: Haber amado

Pretérito pasivo: Haber sido amado

Futuro activo: Haber de amar

Futuro pasivo: Haber de ser amado

Les hago esto para que no se asombren tanto cuando les digo que en griego hay diez
infinitivos, porque nosotros tenemos seis. Y no se confundan, recuerden que estamos
viendo los infinitivos no contractos por un lado y los contractos por el otro. Son dos
ejemplos de lo mismo, lo que sucede es que la desinencia sigue siendo -εν.

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Volviendo a los infinitivos del griego, tenemos primero el tema verbal, luego la
vocal temática y la desinencia de infinitivo mediopasivo, con tilde en la ypsilón porque
la desinencia de infinitivo medio pasivo termina en -αι, es decir, en sílaba final abierta:

παιδεύεσθαι

¿Todos de acuerdo? Esto no se contrae porque es un verbo no-contracto. En el verbo


πειράω en cambio tendríamos

πειράεσθαι

y entonces [a] más [e] da alfa, y como había tilde en el primer elemento, por lo tanto da

πειρᾶσθαι

con circunflejo. Esa forma puedo traducirla de tres maneras, dos para la voz media y
una para la pasiva:

“intentarse / tentarse”

“tentar / intentar en propio interés”

“ser tentado”

Y de

παιδεύεσθαι

“educarse”

“educar en propio interés”

“ser educado”

El griego usa muchísimo los verboides (infinitivos y participios). Les encanta. ¿Alguna
duda? Para terminar esta primera etapa de hoy, ¿se acuerdan de que habíamos visto las
preposiciones? Si ustedes tienen un sintagma de ἐν más dativo, ese sintagma constituye

un τόπος. Así llamamos a los circunstanciales de lugar porque τόπος significa “lugar”:
“topología”, “toponimia”... Ese circunstancial se llama

ποῦ

que significa “dónde” si tiene tilde y si no la tiene “en algún lugar”. Por lo tanto marca
‘el lugar en donde’, sin movimiento. Para los que saben latín es equivalente al ubi.

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Εἰς o ἐς más acusativo, siendo el acusativo el caso que por sí mismo indica
movimiento, se llama

ποῖ

que significa “adónde” porque la preposición indicaba “lugar hacia”.

ἔρχομαι ἐς οἶκον

es “voy hacia la casa”. Διά más genitivo se llama

πῇ

y significa “por dónde”, “a través de dónde”, como el qua latino:

ἔρχομαι διὰ πλατείας

es “voy a través de la plaza”. Recuerden que la preposición siempre lleva un término, no


puede funcionar por sí sola. Y finalmente ἐκ y sus variantes y también ἀπό más geni-
tivo forman un

πόθεν

en latín unde, “de dónde, desde dónde”. Por supuesto que ustedes pueden analizar, cuan-
do lo hagan, circunstancial de lugar y ya está. Pero esta es la nomenclatura gramatical
tradicional que ayuda a ver los matices semánticos con los circunstanciales. Si usan las
preposiciones con otros casos darán otros circunstanciales que no llamaremos necesaria-
mente así. Pasemos al intervalo.

[INTERVALO]

Vamos a empezar ahora con los temas culturales que rodean y acompañan a la Ilíada
más que con el análisis del texto en sí. Y antes, quiero que vayan a la página treinta de
la ficha porque en un momento había aparecido καί, que es un nexo coordinante. En
castellano tenemos nexos

Copulativos

Adversativos

Disyuntivos

Ilativos

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Los primeros unen para sumar, los segundos para marcar una contrariedad “pero, más”,
los terceros para señalar una opción (como en la oración ἀδίκοις φίλοισιν ἢ κακοῖς

μὴ συμπλέκου) y el ilativo es el que marca una inferencia respecto del discurso ante-

rior. Esta clasificación la tienen aquí pero de donde hay que partir es de la particula δέ
que es la más usual y que ustedes ya vieron en

Μηδέποτε

palabra en la que, les dije, tienen el adverbio de negación μή; ποτε, un adverbio
temporal que significa “alguna vez” y si tiene tilde es el nombre del circunstancial de
tiempo “cuándo”; y -δε- era la particula de unión. Y esto lo van a ver hasta el cansancio.

Δέ es una partícula pospositiva. Esa es una partícula que se pone después del primer

elemento de la oración. Nunca una oración puede empezar con δὲ: πειρῶ δὲ… ἔρχο-

μαι δὲ..., siempre después de la primera palabra o primer sintagma de la oración. Esa
partícula indica “que en la palabra o giro precedente empieza una nueva idea”. Nos apa-
recía metido en la palabra μηδέποτε porque ella era un adverbio. Cuando la partícula
está suelta, nunca comienza la oración. Sin embargo, según el contexto precedente pue-
de tener valor copulativo o adversativo, es decir, valer por “y” o por “mas”. Es decir que
muchas veces la partícula δέ, que simplemente marca que en el discurso comienza una
nueva idea, muchas veces no vamos a traducirla porque a veces en castellano sería
redundante o pesado.

Y si δέ entra en correlación (es decir, que no está solo sino que sigue el discurso

y aparece dentro del mismo) con μέν, pasa a actuar como un coordinante distributivo
indicando una distinción o contraposición. Si digo:

πειρῶ μέν… πειρῶ δέ

es como si dijera

‘por una parte intento que les guste el griego y por la otra intento que no les resulte
demasiado difícil’.

¿Entienden? En esos casos podemos traducir “por una parte… por otra”. Los griegos lo
usan mucho esto porque como son terriblemente lógicos también lo son en su manera de
presentar el discurso o de argumentar. Y finalmente si estos μέν… δέ… están precedi-

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dos por artículos, el giro que conforman actúa como un pronombre distributivo. ὁ

μέν…, ὁ δέ… “el uno… el otro”. Pero tienen que estar precedidos de artículos. Es co-
mo si el artículo sustantivara a la partícula.

Con la lista que sigue pasa lo mismo que con las preposiciones: no hace falta que
se la sepan de memoria pero sí que se familiaricen con las partículas, porque aparecen a
cada momento. Tienen por ejemplo

Καί, que ya lo vieron, significa “y” pero también puede ser un adverbio de
afirmación “también”. Me doy cuenta por el contexto.

Τε es un coordinante enclítico y expresa una unión más estrecha entre los térmi-
nos. Es decir,

Σωκράτης Πλάτων τε

es lo mismo que decir

Σωκράτης καὶ Πλάτων

Pero si digo la primera opción, ese τε enclítico es como si estuviera entre los términos y
semánticamente marca una unión más estrecha. Tienen además las partículas

ἠδέ / ἰδέ

que significan “y” pero son de uso poético así que los verán poco por ahora. Καὶ…

καί… son coordinantes correlativos que se traducen por “no solo... sino también”. Pasa

lo mismo con τε… τε… Y οὐδέ y μηδέ son los negativos, ‘ni, y no’. Vean que estos

vienen de la unión de los adverbios negativos con la particula δέ, así que la diferencia

entre ellos estará dada por el modo verbal al que acompañen. Y finalmente οὔτε y μήτε
correlativos se traducen como “ni… ni…”.

Por el lado de los disyuntivos tendremos varios casos de correlativos como

ἤ… ἤ

ἤτοι… ἤ

εἴτε… εἴτε

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que es como decir: “Quiero o sidra o champagne”. Y la partícula ἤ significa “que” cuan-
do acompaña a comparativos. Eso ya lo van a ver cuando vean comparativos.

Pasando a los adversativos tenemos nuevamente la partícula δέ, que significa


“mas” en determinados casos. En castellano es un adversativo suave: “Hablo mucho,
mas incorrectamente”. ἀλλά significa “pero”. Y recuerden que, como el but inglés o el
sed latino, si la primera parte está negada debo traducirlo por “sino”: “No quiero esto
sino aquello”.

Y finalmente tenemos los ilativos, que son pospositivos: no encabezan oración


en el discurso. Γάρ por ejemplo es igual que δέ: van a encontrarlo a cada rato, tanto que
a veces no lo podrán traducir porque sería muy insistente.

ἄρα, ἄρ’ o ‘ῥά, que son las tres lo mismo pero con aféresis, elisión y a veces
ambas simultáneamente, por eso también puede aparecer la rho sola (‘ρ’). Esta partícula
puede significar “entonces, por consiguiente” o “ciertamente” en algunos casos.

Οὖν y ὦν significan “en efecto, efectivamente”.

Νυν significa “entonces” y cuando tiene tilde significa “ahora” como adverbio
de tiempo. En fin, cuando estén aburridos y no sepan qué hacer, vayan familiarizándose
con esto. De todos modos, como van a ir apareciendo en los textos, a medida que apa-
rezcan se va a ir afianzando el recuerdo.

Vamos ahora a ver un poco de cultura. Todavía hoy, a casi tres mil años de Ho-
mero sigue hablándose de la quaestio o cuestión (quaestio significa “pregunta / debate”)
homérica. Esta quaestio, en realidad, no es una pregunta sino un montón de preguntas
juntas que tienen que ver con Homero, con su obra, con su tiempo y demás. Una de las
cosas que primero se discutió y aún se sigue discutiendo es si Homero existió realmente
o si es solo un nombre. Hay quienes siguen diciendo que es un nombre que se le dio a
una figura tradicional y hay quienes sostienen que no, que es una persona.

AL: En mi Ilíada tengo una nota que dice que ya ni los antiguos griegos sabían
quién era Homero.

AL: En la isla de Quíos sus habitantes solían tener todos los sitios por los que
decían “había pasado Homero”.

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PR: Muy bien. En todas estas cuestiones ustedes pondrán tomar sus propias deci-
siones. Se dice además y se discute acerca de si fue la misma persona o no la que es-
cribió todas las obras que se le atribuyen a Homero, y demás. En general la idea, hasta
1935, era que Homero sí era una persona, que sí había existido. Y por lo tanto se preo-
cuparon en decir cuándo podía ser que hubiese vivido. Los antiguos, por ejemplo Aris-
tarco, uno de los sabios de Alejandría, y Zenón y un tratado anónimo que se llama
Περὶ ὕψους, en latín De sublime, es decir que habla de lo más elevado en cuestiones
literarias; todos ellos dicen que Homero existió. Y Aristarco dice que la Ilíada es su obra
de juventud y la Odisea su obra de ancianidad. Es decir que los antiguos no negaban la
existencia de Homero. Ya en la Antigüedad se proponían siete lugares como terruño na-
tivo de Homero. En el siglo XVII D’Aubignac dijo que la Ilíada es un conglomerado de
cantos. En 1744 Giambattista Vico habló de ‘poligénesis’. No habría habido un autor
que compiló en determinado momento sino que hubo varios autores y vaya a saber
quién y cómo, cuándo, dónde y por qué reunió las obras dispersas. En 1795 Friedrich
Wolf, que cuando se anotó en la Universidad dijo que lo hacía para estudiar Filología y
fue el primero que usó esa palabra, propuso que la obra de Homero había sido de trans-
misión oral hasta el año 950 a.C. y que, luego de eso, tuvo diversas modificaciones has-
ta que la filología alejandrina (la de Aristarco, Zenón, Aristófanes de Bizancio) lo fijó.
Muy recientemente, en 1996, Gregory Nagý propuso una periodización en la que dice
que hay una etapa de gestación de los poemas, desde el año 2000 a.C. hasta el 800 a.C.,
una etapa de difusión panhelénica (πᾶς, πᾶσα, πᾶν significa “todo”) entre los años
800 y 500 a.C. Entre el 500 y el 200, una etapa de transcripción. Lo hizo así porque
cada πόλις (unidad política) transcribió su propia versión de los poemas haciendo mo-
dificaciones adecuadas a sus necesidades. Entonces hubo mayores diferencias. Incluso
hubo versiones personales: los que tenían mucho dinero se hacían transcribir su propia
versión de los poemas. Esto fue desde la época de los Pisistrátidas hasta los alejan-
drinos. Entre el 250 y el 100 a.C. es la época que Nagy llama de la “estandarización”.
Esto significa que los filólogos, comparando ciertas versiones, trataron de buscar qué
era lo filológicamente aceptable y qué lo que no. Finalmente se hicieron las primeras
ediciones “correctas” desde el 100 en adelante, etapa que llama de la “cristalización”.
Por eso es muy difícil que un manuscrito posterior a estas fechas tenga muchas va-
riantes. Eso es porque ya era tal la fuerza de cristalización y era tan importante en la cul-

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tura y en la educación la obra de Homero, que esas versiones no tienen demasiada dife-
rencia.

De hecho hay un editor moderno, Bérard, que tiene la idea de que todo lo que se
repite no puede ser original; modifica además el orden de los pasajes. Todos los pasajes
que cuestiona los pone a pie de página o entre corchetes. Y ya que salió el tema… ¿se
imaginan cómo se transmite una obra? Primero se pone por escrito y, luego de ser
puesta por escrito, alguien la lee en voz alta, cosa que puede interpretarse de diferentes
maneras porque el receptor puede oír mal; o puede ver mal si el escriba está copiando
mientras él mismo lee; puede saltearse de un lugar a otro o entender mal la letra y de-
más. Toda esa transmisión genera errores. Encima, se escribía en papiros y en pergami-
no, cosas que no son –sobre todo el papiro– un sostén resistente. Entonces se perdió
infinidad de obras. Entonces, cuando se encuentran papiros se hallan en lugares muy se-
cos; se han preservado de diversos modos gracias a esa sequedad. Encima, por ejemplo,
la Biblioteca de Alejandría se quemó. Después viene la época medieval y los textos se
usan para la educación, pero como no se pueden estudiar las noventa tragedias de És-
quilo se seleccionan las más “útiles”, “mejores” o el criterio que quieran y se quedan
con solo siete. Nadie quiere destruir las otras, pero como se copia en mayor cantidad
solo esa selección, estas piezas son las que más existen en cuanto a cantidad de copias.
Y para todo esto ya estamos en el siglo IX. Pasaron 1500 años copiándose y cada uno
que copia corrige al otro y comete nuevos errores. Y en estas épocas los bizantinos deci-
dieron transcribir lo que estaba escrito en mayúscula en los manuscritos a manuscritos
escritos en minúscula (el proceso se llama metakharakterismós). Y lo que estaba en ma-
yúscula se perdió. Asombrosamente, porque era carísimo... En síntesis, es muy difícil
encontrar testimonios de lo que leen ahora traducido que sean anteriores al siglo IX,
salvo algún papiro como los de Oxirrinco, el de Timoteo de Mileto, el de Menandro que
se descubrió recientemente. Por lo tanto, cuando leemos estos textos hay muy poca cer-
teza de que estemos leyendo el original. Además hay una ciencia llamada ecdótica, la
ciencia de la edición, cuyo método más aceptado es el neo-Lachmanniano, que compara
diversos testimonios para intentar reconstruir lo más cercanamente posible al del autor
sabiendo que nunca se va a llegar a lo escrito por la mano del autor.

Volvamos. A raíz de los puntos de vista acerca de Homero se formaron varias


escuelas que se llaman “analítica” y “unitaria”. La primera era la que se pasó un tiempo
buscando en los poemas a ver dónde podía haber errores o incoherencias, a ver si con

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eso se podía demostrar que los diversos pasajes no eran del mismo autor. Hay listas de
cosas para demostrar que no eran de un mismo autor. Se llaman “analíticos” porque des-
menuzan los poemas. Los segundos reconocen los errores, pero al mismo tiempo reco-
nocen la unidad general. Entonces si era un cantor oral que recitaba durante tres días, es
lógico que se equivocara en algo. Se basan sobre eso que la tradición rearmó. Después
aparecieron los neo-unitarios, que dicen que hay una unidad literaria buscada por
alguien, pero que reconocen interpolaciones posteriores en esa unidad. Hay cosas que
sin hacer demasiado análisis son plausibles de entenderse como agregados. Hay otras
escuelas, variantes de lo mismo. Uno de los pasajes que se consideró una interpolación
es el Catálogo de las naves del canto II, que supongo que ya todos leyeron. Eso se con-
sideró que es un agregado hecho por cada πόλις para agregar a sus parientes lejanos
entre los guerreros. Es cierto que pudo haber agregados posteriores, pero hace poco se
descubrió en Anatolia unos textos de la cultura hitita, una cultura de Anatolia que esta-
bleció un imperio cuya capital era Hattusa. Y ese imperio sometió a los países de alre-
dedor y fundó una especie de confederación a la cual pertenecía el reino de Wilusa. Ese
era un reino que estaba en el noroeste del Asia Menor, junto al estrecho del Bósforo.
Estos hititas sometieron a Wilusa a tributo. Para hacerla breve, entre los documentos que
se descubrieron se hallaron enormes listas. Entonces se dio un paso atrás y se admitió
que la composición del Católogo puede ser bien antigua, con algún que otro añadido,
pero que estaba incluida desde el principio en el poema. Siempre se halla algo que
permite matizar las afirmaciones que se daban por ciertas. La idea general aceptada es
que hubo cantos orales repetidos de generación en generación de boca en boca. Alguien
en algún momento pudo unir eso de una manera coherente y darle un tema que lo uni-
fica. Ese habría sido Homero. Y ese es el nombre convencional para el que tuvo esa
idea. En griego se decía ῥαψῳδός al que “cosía cantos”, al “rapsoda”, y ἀοιδός,
‘aedo’, al que “cantaba”. Una vez que Homero cosió cantos hubo gente, los homéridas,
que se dedicaron a repetirlo. Y en esa repetición podía haber diferencias.

Mañana seguiremos.

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