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Subgéneros
dramáticos
Teatro mayor: Se compone por aquellas obras de larga
extensión con un entramado en sus historias completo y en su
mayoría de una intensidad profunda. Dentro del teatro mayor se
destacan tres importantes subgéneros:
1. La tragedia
Dentro de la tragedia se encuentran aquellas obras que tienen un final
desafortunado. Es un estilo literario muy antiguo y se caracteriza
principalmente porque sus personajes luchan contra el destino y la fatalidad,
intentan a toda costa buscar una realidad que no les sea cruel, sin embargo
no lo consiguen.
En la tragedia el dolor aparece de una forma adversa e irrevocable y el héroe
es siempre derrotado por el mal, en muchos casos el protagonista enloquece
y comete locuras poco propias de él, las cuales suelen ser brutales y fatídicas,
como matar a un ser querido o quitarse la vida.
2. La comedia
Pertenecen a la comedia aquellas obras de características completamente
opuestas a la tragedia. Son historias escritas en un tono amable y cuya
temática es ligera y divertida; contienen, además, elementos humorísticos y
situaciones de enredo. Sin embargo, lo que no puede faltarle a una obra para
incluirse dentro de la comedia, es un final feliz.
Los personajes de una obra cómica suelen encarnar defectos humanos y
mofarse de actitudes propias de esta especie; además estas historias suelen
mostrar conflictos cotidianos y mofarse de las decisiones tomadas por el ser
humano al límite. En la comedia cuanto más exagerados y ridículos son los
personajes, más éxito suelen tener.
3. El drama
El drama o la tragicomedia se halla conformado por aquellas obras que
presentan aspectos de la tragedia y de la comedia fusionados. Este tipo de
obras son más comunes en esta época y tienen gran éxito en el público en
general. Un ejemplo de tragicomedia podría ser «La Celestina» de Fernando
de Rojas.
En este tipo de obras puede percibirse una intensidad bastante menor en las
pasiones, podría describirse que es el estilo más cuerdo, donde sus
personajes no enloquecen, sino que intentan resolver las situaciones sin
llegar al fatalismo.
Teatro menor
Como lo hemos dicho antes, así como existe el teatro mayor representado
por las principales obras del género dramático, existe también el menor, en
el cual entran aquellas obras cuya extensión e intensidad de sus historias
es bastante inferior a la de las obras pertenecientes a los subgéneros antes
descritos. Entre los subgéneros que pertenecen al teatro menor se
encuentran:
1. El entremés y el sainete
El entremés, también denominado paso, se trata de una pieza breve cuyos
protagonistas son personajes populares y tiene un carácter cómico. Este tipo
de obras data del siglo XV y en la antigüedad eran representadas en los
descansos que se hacían en la representación de una comedia. Cabe destacar
entre los autores de entremeses a Miguel de Cervantes de Saavedra.
Otro tipo de obra corta es el sainete, una obra cómica bastante similar al
entremés pero que generalmente se encuentra acompañada por música y se
presenta de forma independiente. En la mayoría de los casos, además,
contiene una crítica social con aire humorístico. El origen de este tipo de
obras data del Siglo de Oro español y está relacionado con los estremeces.
Este tipo de obras servía para plasmar las costumbres de un pueblo, el habla
vulgar y mofarse de los defectos de una sociedad.
2. El autosacramental y la zarzuela
El autosacramental consiste en una pequeña pieza teatral cuyo carácter es
alegórico. Suelen simbolizarse a través de determinadas figuras conceptos
bíblicos, proféticos o filosóficos. El objetivo principal de este subgénero es la
exaltación de la Eucaristía y el autor que más lo ha cultivado ha sido
Calderón de la Barca. Cabe destacar que este subgénero ha caído en desuso
hace un par de siglos.
La Zarzuela sería el subgénero dramático menor de la ópera. Es originaria de
España y se caracteriza por ser una obra literario-musical, donde existen
diálogos hablados combinados con otros cantados.
Generalmente las situaciones representadas en la zarzuela son cómicas, y
suelen representarse vivos cuadros de costumbres, preocupaciones
populares y sátiras a la política de un determinado momento.
En el género dramático quienes tienen la palabra son los personajes, y son
obras que han sido escritas para ser representada en público, cuyo elemento
fundamental de su estructura es el diálogo.
Es necesario declarar que a diferencia de lo que se cree las obras que
pertenecen al teatro menor no entran dentro de él por ser de inferior calidad
a las del teatro mayor, sino porque son más breves.
Elementos del
teatro
1. Actores: Los actores prestan sus cuerpos para dar vida a otras vidas,
sufren y viven con el personaje al que, por medio de su trabajo,
representarán en la obra. El actor debe darse la tarea de crear un
personaje, desde la forma de hablar y caminar hasta su color favorito.
Todo esto requiere de un entrenamiento que vuelva al actor capaz de
manipular su cuerpo y de volverlo una verdadera herramienta de trabajo.
2. Público: Se considera espectador a todo aquel que ve una obra de teatro
o acude a un espectáculo. Aparentemente la audiencia no interfiere en el
desarrollo de la obra de teatro, sin embargo, el propósito de ésta es
entretener al público. Son los espectadores la razón de ser del teatro.
A lo largo de una obra teatral se construye una relación entre la audiencia
y los actores; y gracias a ellos no solo se completa el ciclo de creación-
comunicación sino también se recibe retroalimentación inmediata a los
actores, pues no hay audiencia pasiva sino que todos son observadores
críticos que desarrollan una percepción positiva o negativa del arte visual
que contemplaron.
Máximos
representantes
Del teatro
Desde tiempos remotos, las artes escénicas han sido la forma de expresión y
rebelión social más popular e ilustre. Los primeros dramaturgos en la
historia de la humanidad fueron los griegos, específicamente Sófocles,
Esquilo, Aristófanes y Eurípides, cuyas creaciones se consideran hoy parte de
los grandes clásicos y una fuente de inspiración para el mundo de las artes.
Luego en el siglo XVII fue que se alzó una de las figuras más destacadas y
alabadas hasta la fecha, el inglés William Shakespeare. Con el auge de las
tragedias y comedias, el poeta, actor y dramaturgo se consolidó como un
referente del teatro y muchas de sus expresiones se han incorporado a los
coloquialismos de muchos idiomas.